Materiales de La Crucifixion
Materiales de La Crucifixion
Materiales de La Crucifixion
De acuerdo a los antiguos escritos, se conoce que, cuando bajaron el cuerpo de Jesús, luego de que fue
crucificado, sus restos fueron limpiados y envueltos en un manto lo suficientemente largo para envolverlo por
completo. Para evitar que se generen rumores sobre su resurrección, que ya sonaba entre los creyentes y
críticos del hijo de Dios, las autoridades romanas a cargo de Pilatos decidieron que sea guardado en una
tumba, espacio similar a la una cueva que fue sellado con una roca pesada y de gran tamaño que no podía ser
movida por una sola persona.
Este hecho da pase a uno de los acontecimientos religiosos más valorados por los creyentes, porque cuando
los romanos se enteraron que habían destruido sus mecanismos de seguridad artesanales, se acercaron al
sepulcro y se dieron con la sorpresa de que no había un cuerpo, solo un manto que tenía rastros de sangre, que
revelaban la forma del rostro y lesiones que sufrió Jesús.
Ya que ninguno creía que había vuelto a la vida, estos asumieron que se trató de un robo planificado por las
discípulos, quienes se convirtieron en custodios de esa tumba para que nadie intente hacer algún tipo de daño
al cuerpo
2- Azote de Flagelacion:
Según la región y cultura, tenía como objetivo primario humillar y escarnecer al condenado, para
que no reincidera. En el caso de los romanos, la utilizaban para castigar ofensas contra el Estado,
que regularmente terminaban en crucifixión.
Jesucristo soportó este castigo, con lo cual perdió mucha sangre. La flagelación ha sido
usada en todas las épocas y culturas, aunque especialmente por los judíos. El reo recibía 13
azotes con un látigo armado por tres correas.
En Grecia y Roma, la flagelación era más infamante que la fustigación. Solo se aplicaba a
esclavos y criminales condenados a morir en la cruz. A veces, el reo moría por los azotes.
Los judíos castigaban para escarnio, y los romanos como forma disuasiva y terminal para
un delito. A Jesús se le dio un castigo más severo.
¿Castigo o advertencia?
El castigo por azotes, que variaba entre 50 y 200, servía como escarmiento. La cantidad de
golpes estaba relacionada con la gravedad del delito. Los romanos lo utilizaban como
disuasivo, pero reservaban la cruz para ofensas mayores como traición al imperio.
Uno a tres soldados de infantería romana, entrenados para castigar a los condenados. Eran
especialistas en técnicas de tortura que solo llevaban al borde de la muerte a sus víctimas.
El lugar del castigo regularmente tenía una columna. Las manos eran atadas a argollas de
metal. De ese modo, quedaba descubierta la espalda, y aunque el sentenciado desfalleciera,
siempre había lugar y tiempo para más golpes.
Efectos de la flagelación
Piel
3- CLAVOS DE CRUCIFIXION
corresponde a uno de los sucesos más emotivos de toda la Biblia, pues en principio son la
representación de los objetos que atravesaron la sagrada piel de Cristo.
Tenían un extremo filoso y era utilizado para fijar objetos como puertas o mesa. El sentido
más primario al que se le atribuye su uso es al aseguramiento de las tiendas en la
antigüedad.
El material con el que se elaboraban los clavos correspondía al bronce o hierro, por lo
general cualquier tipo de material resistente. Esto por el mismo fin por el que se usaban, lo
bueno es que en esos lugares conseguirlos no era una tarea muy complicada.
Su origen dentro de la Biblia proviene del lenguaje hebreo, que en su momento se refería a
las estacas que empleaban para mantener las paredes en la casa. Pero este sentido se le
otorgaba en principio dentro del Antiguo Testamento, pues en el Nuevo Testamento ya se
emplea la palabra clavos.
4- CORONA DE CRUCIFIXION
Después de los azotes que fueron posteriores a los falsos juicios, y antes de que Él fuera
crucificado, los soldados romanos "pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una
caña en su mano derecha, e hincando la rodilla delante de Él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, rey
de los judíos!" (Mateo 27:29; ver también Juan 19:2-5). Mientras que una corona de espinas sería
sumamente dolorosa, la corona de espinas tuvo que ver más con una burla que con el dolor. Aquí
estaba el "rey de los judíos" siendo golpeado, escupido e insultado supuestamente por soldados
romanos de bajo rango. La corona de espinas fue la culminación de su burla, tomando una corona
como símbolo de realeza y de majestad, y convirtiéndola en algo doloroso y degradante.
Para los cristianos, la corona de espinas es un recordatorio de dos cosas: (1) Jesús fue y
efectivamente es un rey. Un día, todo el universo se inclinará a Jesús como el "Rey de reyes y
Señor de señores" (Apocalipsis 19:16). Lo que los soldados romanos pensaron como una burla, fue
en realidad la imagen de dos funciones de Cristo. Primera: la del siervo sufrido (Isaías 53), y
segunda, la del rey mesías conquistador (Apocalipsis 19). (2) Jesús estaba dispuesto a soportar el
dolor, los insultos y la vergüenza, todo por culpa nuestra. La corona de espinas y el sufrimiento
que padeció ya se han ido, y ahora Jesús ha recibido la corona que solo Él es digno de recibir.
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y
de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte
por todos” (Hebreos 2:9, énfasis añadido).
Hay además un simbolismo plasmado en la corona de espinas. Cuando Adán y Eva pecaron,
trayendo el mal y la maldición al mundo, parte de la maldición que recayó sobre la humanidad fue
“…maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y
cardos te producirá…” (Génesis 3:17-18, énfasis añadido). Los soldados romanos, sin saberlo
tomaron un objeto de la maldición y lo ajustaron como una corona para aquel que nos liberaría de
esa maldición. "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero" (Gálatas 3:13). Cristo, en su perfecto
sacrificio de expiación, nos liberó de la maldición del pecado, la cual se simboliza con una espina.
Destinada para ser una burla, la corona de espinas en efecto fue un excelente símbolo para
manifestar quién es Jesús y lo que Él vino a cumplir.