Anécdota, Cuentos, Adivinanzas

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Anécdota

El caballo en el pozo
Un campesino, que luchaba con muchas dificultades,
poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los
trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le
trajo la noticia de que uno de los caballos había caído
en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy
profundo y sería extremadamente difícil sacar el
caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose
que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo
del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil
decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo,
allí mismo.
Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a
medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo,
posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se
dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir.
Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo
de esta historia. Sacude la tierra y sube sobre ella.

LAS DOS RANITAS


Resulta que había dos ranitas que aprovechando su día libre
salieron a pasear por una hermosa mansión. Cuando
llegaron a la cocina en busca de algo de comer, se
resbalaron en unas gotas de aceite para caer en una gran
olla de crema. Ambas desesperadas comenzaron a
defenderse de la masa movediza que las iba devorando,
hasta que una de ella dijo:-Querida amiga ha llegado mi
hora, por más que me esfuerce nunca podré salir con vida
de esta situación, no tengo opción yo me entrego, mi vida
ha terminado... Y dejando de patalear, lentamente fue
desapareciendo de la superficie.
La amiga, por su parte pensó: Yo no sé si hoy es mi día, así que no me entregaré, en todo caso
seguiré luchando hasta que Dios me llamé, pero que antes observé que hice todo lo imposible
para conservar mi vida. La ranita siguió sin descanso moviendo sus patas, y lo hizo con tanta
decisión y con tanta voluntad, que sin darse cuenta la crema se convirtió en manteca, pudiendo
pisar firme y escapar tranquilamente.
Cuentos
El papel y la tinta
Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas
iguales a ella, cuando una pluma, bañada en negrísima tinta,
la manchó completa y la llenó de palabras.
– “¿No podrías haberme ahorrado esta humillación?”, dijo
enojada la hoja de papel a la tinta. “Tu negro infernal me ha
arruinado para siempre”.
– “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te he vestido de
palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel sino un mensaje. Custodias el pensamiento
del hombre. Te has convertido en algo precioso”.
En ese momento, alguien que estaba ordenando el despacho, vio aquellas hojas esparcidas y las
juntó para arrojarlas al fuego. Sin embargo, reparó en la hoja “sucia” de tinta y la devolvió a su
lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.

La aventura del agua


Un día que el agua se encontraba en el soberbio mar sintió el
caprichoso deseo de subir al cielo. Entonces se dirigió al
fuego y le dijo:
– “¿Podrías ayudarme a subir más alto?”.
El fuego aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el
aire, transformándola en un sutil vapor. El vapor subió más y
más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más ligeros
y fríos del aire, donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces
las partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron obligadas a
juntarse, se volvieron más pesadas que el aire y cayeron en forma de lluvia. Habían subido al
cielo invadidas de soberbia y recibieron su merecido. La tierra sedienta absorbió la lluvia y, de
esta forma, el agua estuvo durante mucho tiempo prisionera en el suelo, purgando su pecado con
una larga penitencia.
Uga, la tortuga
¡Caramba, todo me sale mal!, se lamentaba constantemente Uga, la tortuga. Y no era para
menos: siempre llegaba tarde, era la última en terminar sus tareas, casi nunca ganaba premios por
su rapidez y, para colmo era una dormilona. ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día,
harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo. Y optó por no
hacer nada, ni siquiera tareas tan sencillas como amontonar las hojitas secas caídas de los árboles
en otoño o quitar las piedrecitas del camino a la charca.
– “¿Para qué preocuparme en hacerlo si luego mis compañeros lo terminarán más rápido? Mejor
me dedico a jugar y a descansar”.
– “No es una gran idea”, dijo una hormiguita. “Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el
trabajo en tiempo récord, lo importante es hacerlo lo mejor que sepas, pues siempre te quedarás
con la satisfacción de haberlo conseguido. No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos.
Hay labores que requieren más tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas, nunca sabrás lo que eres
capaz de hacer y siempre te quedarás con la duda de qué hubiera sucedido si lo hubieras
intentado alguna vez. Es mejor intentarlo y no conseguirlo, que no hacerlo y vivir siempre con la
espina clavada. La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos
proponemos, por eso te aconsejo que lo intentes. Podrías sorprenderte de lo que eres capaz”.
– “¡Hormiguita, tienes razón! Esas palabras son lo que necesitaba: alguien que me ayudara a
comprender el valor del esfuerzo, prometo que lo intentaré.»
Así, Uga, la tortuga, empezó a esforzarse en sus quehaceres. Se sentía feliz consigo misma pues
cada día lograba lo que se proponía, aunque fuera poco, ya que era consciente de que había
hecho todo lo posible por conseguirlo.
– “He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse metas grandes e imposibles, sino
acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a objetivos mayores”.
Adivinanzas

Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas
veces se equivoca.
Respuesta: El teléfono

Tengo agujas y no sé coser, tengo números y no sé leer.


Respuesta: El reloj

Soy bonito por delante y algo feo por detrás, me transformo a cada instante
ya que imito a los demás. ¿Sabes quién soy?
Respuesta: El espejo

Cuando llueve y sale el sol, todos los colores los tengo yo.
Respuesta: El arcoíris.

Buenas y sonoras cuerdas tengo; cuando me rasgan, a la gente entretengo.


Respuesta: La guitarra
Trabalenguas

Tres tristes tigres,


tragaban trigo en un trigal,
en tres tristes trastos,
tragaban trigo tres tristes tigres.

El rey de Constantinopla
Se quiere descontantinopolizar
el que lo descontantinopolice
buen descontantinopolizador será.

Cuando cuentes cuentos,


cuenta cuantos cuentos cuentas,
porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas
nunca sabrás cuantos cuentos cuentas.

Me han dicho un dicho,


que dicen que he dicho yo.
Ese dicho está mal dicho,
pues si yo lo hubiera dicho
estaría mejor dicho,
que ese dicho que dicen que dije yo.

Pepe Pecas pica papas con un pico,


con un pico pica papas Pepe Pecas.
Si Pepe Pecas pica papas con un pico,
¿dónde está el pico con que Pepe Pecas pica papas?
Rondas
Jugemos en el Bosque

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy bañando.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy poniendo los pantalones.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy poniendo un saco.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy poniendo un sombrero.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy poniendo las medias.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
Me estoy poniendo los zapatos.

Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.


Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está.
¿Lobo estás?
¡Aquí voy para fuera a jugar con ustedes no se vayan!

Arroz con leche

Arróz con leche, me quiero casar


con una señorita de San Nicolás
que sepa coser, que sepa bordar
que sepa abrir la puerta para ir a jugar.

Yo soy la viudita del barrio del rey


me quiero casar y no sé con quién
Con ésta sí, con ésta no, con esta señorita me caso yo.
Víbora a la mar

A la víbora, víbora, de la mar, de la mar,


por aquí pueden pasar.
Los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán,
tras, tras, tras, traaas.
Una mexicana que frutos vendía,
ciruela, chabacano, melón o sandía.
Una mexicana que frutos vendía,
Ciruela, chabacano, melón o sandia.

Verbena, verbena, jardín de Matatena.


Verbena, verbena, jardín de Matatena.

Campanita de oro, déjame pasar,


con todos mis hijos, menos el de atrás,
tras, tras, tras, tras.
Será melón, será sandia, será la vieja del otro día,
día, día, día, día.

Cantos de cuna

A dormir
A dormir, a dormir
A dormir, mi bebito.

Que tus sueños sean siempre


De amor, cariño y paz.

A dormir mí bebé
Que los ángeles van
A cantarte y cuidarte
Para que duermas en paz.

A dormir, a dormir
A dormir, mi bebito.
Que tus sueños sean siempre
De amor, cariño y paz.

A dormir mí bebé
Que los ángeles van
A cantarte y cuidarte
Para que duermas en paz.
Estrellita dónde estás
Estrellita dónde estás
Me pregunto quién serás,
En el cielo o en el mar
Un diamante de verdad.

Estrellita dónde estás


Me pregunto quién serás.

Cuando el sol se ha ido ya


Cuando nada brilla más
Tu nos muestras tu brillar
Brillas, brillas sin parar.

Estrellita dónde estás


Me pregunto quién serás.

Estrellita dónde estás


Me pregunto quién serás,
En el cielo o en el mar
Un diamante de verdad.

Estrellita dónde estás


Me pregunto quién serás.

Calla pequeño
Duerme pequeño, no tengas temor
Mamá te va a buscar un ruiseñor
Si su canto no te suena placentero
Mamá te comprará un sonajero.

Y si el sonajero no suena bien


Mamá te mecerá en un vaivén
Y si te cansas del achuchón
Mamá te va a buscar un acordeón.

Cuando el acordeón ya no se escuche


Papá te traerá un perrito de peluche
Y si el perrito no sabe ladrar
Un carro y chupete, papá te va a comprar.

Y si no quieres el carro ni el chupete


Papá te va a traer un lindo juguete.

Duerme pequeño, no tengas temor


Que mamá te canta una nana con amor.

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