Resumen 150

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Escuela Normal No.

1 de Toluca

Ciudadanía e Interculturalidad

Resumen

Docente en formación: Ian Axel Miraflores Cleto

Docente: Mtra. María de Lourdes Marínez Sánchez

2 grado grupo II

Ciclo escolar 2022-2023


El sentido de educar. Argentina: Miño y Dávila.

Rigal, L. (2004)

El quiebre de nuestra sociedad se muestra por la exclusión social de una parte


importante de ella, la falta de la regulación social ejercida por las instituciones, la apatía
y falta de protagonismo por la que transitan las experiencias de ciudadanía en general.
Todo esto genera nuevos retos en diversos ámbitos, sobre todo en la educación.

Una de las manifestaciones de esta crisis es la incertidumbre, sobre todo en el futuro


de las personas. Se transforma así una certidumbre que provoca un gran vacío, una
imaginación de un futuro inexistente. Es una temporalidad congelada, en la que
aparece como inconcebible un mundo diferente, una esperanza que no se consigue.

En nuestro caso hoy, la visión de la sociedad fragmentada muestra, además, sujetos


profundamente diferentes y en situaciones de extrema desigualdad, relacionados entre
sí en un mismo entorno que se domina por un modelo que aún asigna a la escuela un
relevante papel, como vehículo de una solución.

La crisis, la incertidumbre y la fragmentación también se presentan en el campo de la


educación. Entonces, nuestra educación presenta retos que debemos entender y
comprender en su totalidad para analizar qué significa que la escuela eduque. Esto se
trata no de un desafío solo teórico, sino profundamente ético y social.

Lo sustantivo de la educación y de la escuela

Durante la década de los 90, la educación adquirió un papel relevante para la


transformación de la sociedad. Fue el tiempo de las reformas educativas, diseñadas
como estrategias para este cambio, para la búsqueda de un mejoramiento de los
sistemas educativos.

Lo principal es llegar a la siguiente pregunta: ¿para qué la educación?

Al analizar la pregunta anteriormente planteada se debe colocar en el centro del tema


el sujeto. Hablar sólo de lo instrumental en educación es considerar una educación sin
sujeto, ausente de una perspectiva humanista.
Una reforma educativa debe ser comprendida como un programa ideológico. Avanzar
en la superación de este cambio exige repensar, deconstruir y reconstruir dispositivos
normativos e institucionales que regulan y configuran la educación y desde allí buscar
un nuevo sentido de la escuela en la actualidad.

Nuestras preocupaciones

Tres preocupaciones guían la reflexión sobre la educación y la escuela para el siglo


XXI:

- Preocupación ética:

Reflexionar sobre la clase de persona que uno quiere llegar a ser y de sociedad en
que quiere vivir, y la clase de vida que quiere que se dé en ella.

- Preocupación política:

Vincular permanentemente la cuestión de la educación con la cuestión de la


construcción, apropiación, legitimación y distribución del poder.

- Preocupación epistemológica:

Generar pensamiento crítico, preocupado por comprender a la realidad para poder


encarar su transformación y adaptación.

Se pretende la constitución de un nuevo orden abarcado por la razón y progreso: la


razón humana como actor principal en la búsqueda de la verdad y la creencia en el
progreso continuo, individual y social, con ayuda de la evolución de la ciencia y de la
tecnología.

La escuela debe quedan en el centro de las ideas de justicia, igualdad y distribución de


saberes para la creación de un sujeto histórico racional, autónomo y libre socialmente
responsable y activo. Existe la necesidad de constituir sujetos que aporten a la vida
pública, haciendo uso de la razón y así transformar a la comunidad en ciudadanos
libres.

América latina es un conjunto de tradiciones y modernidades (diversas, desiguales), un


continente heterogéneo formado por países donde, en cada uno, coexisten múltiples
lógicas de desarrollo, así como diferente cultura. La conformación de la estructura
económica, social y cultural es sinónimo de un desarrollo desigual, que permite
entender al conjunto social como compuesto por fragmentos dispersos que sólo
pueden ser recompuestos por la hegemonía e inclusión, así como la igualdad.

Resultante de esta situación histórica y estructural, la modernidad latinoamericana ha


sido descentrada y fragmentada desde su origen y no ha podido proveer una identidad
societal integrada, esto se puede comparar metafóricamente como un espejo roto en
trozos, pero unido con pegamento.

El proyecto de Nación de la generación dominante entre 1850 y 1900 definió


finalidades para la escuela moderna latinoamericana: la formación de una ciudadanía
capaz de sumarse al progreso social del momento. Se aspiraba a producir un tipo de
sujeto capaz para adaptarse a los requerimientos políticos y sociales que perseguía la
clase dominante.

La crisis de nuestra escuela de la modernidad

La época presente está marcada por una profunda reestructuración cultural en medio
de la cual la escuela ha perdido esta centralidad como un sistema nacional de
enseñanza. El mundo de la cultura actual ha opacado de una manera importante a los
tradicionales factores de socialización (las cuales eran la familia y escuela) en el papel
protagónico. Ambos se encuentran desafiados por la multimedia ya que no solo es un
nuevo actor, sino también un nuevo vehículo de transmisión cultural: la imagen.

La multimedia descoloca y de cierta manera afecta a la escuela; además, la imagen


pone en cuestión el sentido y el valor mismo de la escritura como un medio para
transmitir de conocimientos. La escuela actual, lamentablemente, no ha encontrado
aún la vía institucional para articular palabra e imagen en las propuestas pedagógicas.

La velocidad del cambio científico y tecnológico y la enorme cantidad de información a


procesar cuestionan el énfasis que la escuela de la modernidad ponía en los procesos
de instrucción y transmisión.
El escenario social, político, económico y cultural mundial actual está abarcado por el
modelo neoliberal y neoconservador.

El modelo neo-neo "expresa la fusión del neoliberalismo, con su acento en la libertad


económica de la economía de mercado como prerrequisito para la libertad política, con
un neoconservadurismo que a través de su preocupación por el mantenimiento del
orden social propone severas limitaciones a la democratización de la sociedad".

Este modelo trata de un proyecto político formulado, lanzado y sostenido por los
Estados del capitalismo avanzado. Sus fuentes principales son las grandes
instituciones económicas y monetarias y proclama al capitalismo como el estado
natural y último de la sociedad, y al mercado como la institución de estatuto superior no
sólo económico sino también político y social.

La globalización

La globalización es uno de los principales organizadores de la actual etapa de


desarrollo capitalista dentro del modelo neo-neo, que ha hecho desaparecer las
fronteras nacionales, no sólo a nivel físico sino también en la idea de los proyectos
nacionales en términos económicos, políticos y culturales.

Esta concepción de la globalización abandona la idea de que el proceso hacia el


progreso social no es producto del destino, y que la humanidad, puede guiarlo e influir
sobre él.

Perfiles del modelo

Perfil económico

En este contexto, la globalización de los mercados genera una acentuación de la


dependencia latinoamericana: ajustes económico-financieros del gasto público a fin de
asegurar el pago de la deuda externa, rezago tecnológico y brechas cada vez mayores
con los países centrales, dependencia de sus estrategias financieras y comerciales, por
ende, la educación se ve afectada de manera positiva o negativa.

Perfil social
La desigualdad creciente acompañada de pobreza y polarización expresan el resultado
de los mecanismos de exclusión del mundo del trabajo y del alto crecimiento del sector
informal precarizado, generados por el modelo neo-neo en América Latina, que se ha
caracterizado desde siempre por la desigual distribución de los ingresos.

Perfil político

a) Una democracia restringida

b) Desaparición del Estado Benefactor

c) Transnacionalización de las decisiones

Perfil cultural

a) Globalización del conocimiento

b) Consumo cultural

c) Cultura ciudadana

Supuestos éticos

a) Utilitarismo

b) Neodarwinismo

c) Estética del consumo

En la base ética de la propuesta de la actual reforma educativa existe una fuerte


deshumanización de los propósitos de la educación y de la escuela.

En los documentos de la reforma educativa latinoamericana, la moderna ciudadanía


sólo aparece referida a actitudes adaptativas a las propuestas económicas, y no a la
construcción de un pensamiento autónomo y crítico como base de la ciudadanía.
Obviamente, esto tiene importantes consecuencias al pensar el papel de la educación.
La educación debe contribuir a formar sujetos-ciudadanos con pensamiento autónomo
y crítico el cual es un requisito para que puedan contribuir a la transformación y
mejoramiento de la sociedad en la que se desarrollan humanamente.

La educación debe ayudar al sujeto a fortalecerlo en autonomía y capacidad crítica.


Esta educación humanista para nuestra postmodernidad requiere la búsqueda de una
ética no individual conformada por:

- la ética de la autonomía del sujeto: formar pensamiento autónomo;


- la ética de la solidaridad: plasmada en reales formas democráticas en el
cotidiano; la búsqueda del sentido del lugar en la historia.

La reconstrucción del sentido de la educación para una mejor sociedad tiene que
hacerse partiendo de los valores de igualdad, libertad y diferencia.

Siguiendo a Paulo Freire, la concepción de la educación como lucha se formula como


concreción político-pedagógica de la dialéctica. Éste también es el papel de la
educación en una sociedad democrática, en la medida en que se considera que la
lucha es una categoría histórica que no niega la posibilidad de acuerdos entre las
partes antagónicas. Los acuerdos forman parte, igualmente, de la lucha.

Así puede surgir una definición más completa de educación:

Pensarla, como decían los clásicos griegos, para cultivar la formación de un carácter
virtuoso en la búsqueda constante de libertad y autonomía.

La educación genera una triple lucha:

- Por la producción de sentido crítico.


- Por el desarrollo de relaciones de dominación.
- Por la constitución de ciudadanía en una sociedad democrática.

Está instalada en la noción dialéctica de praxis.

Está basada en un modelo pedagógico que entiende al hecho educativo como una
creación colectiva de una multiplicidad de actores a partir del reconocimiento de su
propia singularidad.
Las instituciones educativas son para educar. En ocasiones se llega a confundir en la
identificación de educación con escolarización. Y no siempre una escuela educa. El
fenómeno de la educación no se resuelve por la simple asistencias a las instituciones
educativas o por el tiempo de permanencia en ellas por parte de alumnos o maestros.

La pregunta central para nuestra escuela es profundamente cualitativa: qué educación


para quiénes; cual es el papel de la educación en el modelo de la sociedad.

Finalmente, la pregunta se debe responder contextualizando históricamente la escuela.


Pensándola desde América Latina y para América Latina y para toda la sociedad que la
forma.

Las tareas de la escuela.

a) La escuela crítica de la injusticia

Si bien la escuela no puede por sí sola modificar los factores y las situaciones que
determinan la desigualdad. Si tiene la capacidad de generar una reflexión de la
desigualdad y desarrollar experiencias institucionales donde se fomente la igualdad, la
justicia y la democracia. Puede expresar un malestar por la injusticia, no aceptarla
como si fuera producto del orden natural de las cosas y del mundo en general.

Sólo desde el reconocimiento de las desigualdades, se pueden abordar


pedagógicamente las diferencias. La sociedad no sólo muestra diversidades sino
también desigualdades, y a menudo los diversos también son desiguales.

b) La escuela formadora para un trabajo digno

Históricamente, la escuela de la modernidad educaba para la inclusión social,


fundamentalmente formando sujetos para su inserción en el mundo del trabajo. El
modelo neo-neo con su componente de exclusión social crea una tensión insuperable.
Sólo en el marco de otro modelo económico será posible recuperar este papel
integrador de la escuela, dejando a un lado las diferencias y la exclusión.

Educar para el trabajo significa formar para el proceso de una labor.


c) La escuela formadora de ciudadanos para una democracia real: protagonistas y
activos.

Una escuela formadora de ciudadanía queda abarcada por dos objetivos


fundamentales:

- Contribuir en el plano público al desarrollo de una cultura del discurso crítico


sobre la realidad concreta.
- Socializar en los valores y las prácticas de la democracia en los ámbitos
institucionales cotidianos que faciliten la participación activa y crítica y las
experiencias de organización.

Recuperarla como espacio supone también luchar para que su papel sea democrático:
que priorice una pedagogía de la producción dialógica colectiva y la negociación
cultural.

Se deben fortalecer los espacios y las prácticas democráticas institucionales,


incluyendo la participación de los diversos actores en la toma de decisiones, y
fortalecer la autonomía protagónica de la relación entre maestro-alumno.

Sus funciones

En coincidencia con Pérez Gómez, se rescatan dos funciones de la escuela:

a) La función compensatoria

Para compensar las consecuencias de la desigualdad social, se propone sustituir la


lógica de la homogeneidad pedagógica, imperante en la escuela desde su
conformación en la modernidad, por la lógica de la diversidad pedagógica.

La intervención compensatoria de la escuela debe arroparse con un modelo didáctico


flexible y plural, que permita atender las diferencias de origen, de modo que el acceso a
la cultura pública se acomode a las exigencias de intereses, ritmos, motivaciones,
capacidades iniciales de quienes más distantes se encuentran de los códigos y
características en que se expresa

b) La función reconstructora
Más que transmitir información, la función educativa de la escuela contemporánea debe
orientarse a provocar la organización racional de la información fragmentada recibida y
la reconstrucción crítica de las preconcepciones acríticas formadas por la presión
reproductora del contexto social, a través de mecanismos y medios de comunicación.

La escuela debe ser reconstructora crítica de la información: ayudar a los sujetos a


darle sentido, contribuir a que piensen, a que reflexionen.

Su finalidad

Esta escuela se origina en una concepción distinta sobre el papel del Estado. Pretender
una escuela crítica, democrática y de calidad exige imaginarla para una sociedad más
justa, con un importante papel del Estado en la búsqueda de una mayor igualdad en la
distribución de los bienes económicos, sociales y culturales y con una activa e
interesada participación ciudadana en la vida pública.

Este papel que se le asigna al Estado requiere la reconstitución de una tercera


dimensión. Esa dimensión ausente es lo público, entendido como un “espacio que
pueda asegurar en los más extendidos ámbitos de la vida colectiva una mayor
información, participación y descentralización de las decisiones”.

Lo público debe ser pensado como heterogéneo, multisocial y multicultural.

La escuela debe contribuir al fortalecimiento de lo público como espacio democrático:


para ello debe facilitar el encuentro y la articulación de actores sociales para el ejercicio
de prácticas democráticas y de formación de protagonistas activos; así se podrá
constituir en un espacio que brinde una oportunidad real de participación.

Con el cumplimiento de la función reconstructora culmina el papel educativo de esta


escuela crítica democrática para nuestra época. Se refuerza su condición de
productora de sentido al facilitar que cada individuo:

- Reconstruya su pensamiento, su experiencia y su actuación a través de un


proceso colectivo de descentración y reflexión crítica sobre la propia experiencia
y la de los demás.
- Tenga autonomía intelectual para analizar críticamente los procesos y
contenidos socializadores.
- Posea claves significativas y relevantes para un debate abierto y racional que
permita opciones autónomas sobre cualquier aspecto de la vida económica,
política y social.

El fin de la escuela del siglo XXI, pensada como Otra Escuela, es construir una cultura
orientada hacia el pensamiento crítico, que pretende otorgar al sujeto individual un
sentido más profundo de su lugar en el sistema global y de su potencial papel
protagónico en la construcción de la historia.

Calidad

Se entiende por calidad de la educación el grado en que las propuestas y acciones que
formula un sistema educativo están destinadas a formar actores que puedan
desempeñar el conjunto de tareas sociales, culturales, económicas y políticas
necesarias y relevantes para la conducción y gestión de una sociedad democrática.

La escuela debe fomentar desde lo pedagógico el pensamiento crítico, desde lo


curricular la relevancia y la pertinencia de los saberes que transmite, desde lo
institucional una organización que conjugue eficiencia y democracia.

Se distinguen dentro del concepto de calidad de la educación cuatro dimensiones:

- Relevancia de los saberes que se transmiten: se distinguen los saberes


científicos (que permiten comprender la naturaleza y la sociedad en su
complejidad) y los saberes políticos (referidos a la organización política de la
sociedad y sus miembros).
- Pertinencia de los procesos de enseñanza aprendizaje en la generación de
pensamiento crítico sobre la realidad concreta y de autonomía de acción.
- Distribución igualitaria de los saberes al conjunto de los actores, respetando su
singularidad.
- Protagonismo de los actores en la toma de decisiones institucionales, tanto en la
formulación como en la ejecución y la evaluación de la tarea educativa.
Propuesta pedagógica

La propuesta pedagógica para la Otra Escuela debe ser cooperativa, de trabajo y


producción grupal, antes que individual, que reemplace a la pedagogía propia de la
ética neo-neo, estimuladora de la competencia individual entre los alumnos.

Se debe rescatar la importancia de los procesos de enseñanza-aprendizaje como


instancias de producción colectiva y de negociación cultural, con énfasis en la
necesidad de establecer una relación educador-educando dialógica y circular, en la que
ambos, mediados por el contenido, sean sujetos de aprendizaje.

Currículum

El currículum debe ser considerado un producto cultural, núcleo de relaciones entre


educación, poder, identidad social y construcción de la subjetividad; una forma
institucionalizada para la constitución de sujetos, para la producción de identidades
individuales y sociales.

El currículum es entendido como: “síntesis de elementos culturales (conocimientos,


valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman una propuesta político-
educativa destinada a generar significado y sentido a la vida social impulsada por
diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios,
aunque algunos tiendan a ser dominantes o hegemónicos y otros tiendan a oponerse a
tal dominación o hegemonía; a esta síntesis se arriba a través de diversos mecanismos
de negociación e imposición social”.

Se debe proponer una estrategia real y efectivamente participativa para el diseño del
currículum, que reconozca el papel activo que cumplen maestros y alumnos.

La institución

Dos temas resultan centrales al proponer la construcción institucional de la Otra


Escuela:
a) Sustituir la visión empresarial de la gestión como gerenciamiento y del educando
como cliente.

Significa recuperar la singularidad institucional de la escuela y de sus actores


aceptando que el producto pedagógico no es equivalente a un producto
manufacturado.

b) Democratizar la institución

La escuela es prácticamente la única institución pública que enseña formas de


convivencia, construcción de lazos sociales, pautas de relación, aprendizajes,
conciencia, poder.

La escuela puede representar una alternativa de experimentación de mundos posibles;


sigue siendo el dispositivo pedagógico público estatal más específico y extendido para
la transmisión de la cultura y la apuesta a su transformación a través de la
transformación de la conciencia individual

El sujeto

En este apartado se habla de un sujeto más complejo.

Una pedagogía para la diversidad y contra la desigualdad debe:

- Promover un diálogo intercultural en la base de la propuesta pedagógica que


incorpore y articule las diferencias.
- Aceptar que igualdad supone también el derecho de todas las personas a elegir
ser diversos y a educarse en el reconocimiento de sus propias diferencias (de
este modo se supera la discriminación), pero articulado con la búsqueda de
superación de las situaciones de subordinación (o sea, igualitaria).

Esta concepción la escuela acepta:

- La existencia de demandas individuales y colectivas que le preexisten, decir, que


son parte de una socialización de los alumnos que no ocurre en las escuelas.
- La diversidad, tanto histórica como cultural, y el reconocimiento del otro.
- La voluntad de corregir la desigualdad de situaciones y de oportunidades.
El docente

a) La autonomía docente

Es necesario revalorizar el lugar del educador, ante todo como trabajador de la cultura,
y propiciar su protagonismo en ámbitos institucionales democráticos. Para ello, se debe
restaurar y fortalecer la autonomía docente. La noción de autonomía docente se refiere
al proceso de adquisición de control y asignación de sentido al propio trabajo.

Este concepto de autonomía aplicado al docente como trabajador supone:

- Una concepción que no escinda concepción e implementación en la práctica


docente.
- Una mirada puesta en el protagonismo del docente (pensado este protagonismo
en términos de acciones colectivas).
- Un docente autónomo y crítico para formar ciudadanos autónomos y críticos.
- La recualificación del docente como intelectual y como protagonista:
modificación racional de la formación docente.

No puede surgir Otra Escuela con un docente proletarizado.

b) El sentido de la tarea docente

La Otra Escuela requiere recuperar para el docente la condición de trabajador


intelectual crítico, autónomo y transformador y fortalecer su conciencia emancipatoria.

Desde esta conciencia emancipatoria el docente puede:

- Desarrollar en forma autónoma una reflexión crítica sobre la práctica cotidiana,


para comprender tanto las características específicas de los procesos de
enseñanza-aprendizaje como los del contexto en que la enseñanza tiene lugar.
- Contribuir a la producción de aprendizajes relevantes: proceso de adquisición de
materiales con sentido que puedan establecer una relación lógica y no arbitraria
con los contenidos ya poseídos por el individuo, y que por su importancia y por
su utilidad provocan la reconstrucción de los esquemas habituales de
conocimiento del sujeto.
- Superar su papel de polea de transmisión, pasivo e instrumental; ni volver a la
concepción del positivismo pedagógico y su papel como mediador coercitivo,
moralizador y normalizador; más bien acercarlo al intelectual transformador,
crítico y emancipador.

Esto constituye un desafío para la formación y el acompañamiento de los docentes que


permita la reflexión sobre sus propias prácticas y el cuestionamiento de las
tradicionales estructuras institucionales en las que trabajan.

c) La capacitación del docente

Es necesario diseñar acciones de capacitación y perfeccionamiento del docente con un


propósito claramente pedagógico, como pedagogía del cambio con sentido, como
pedagogía del hacer con otros, como pedagogía que recupere y revalorice las propias
prácticas de los docentes, como pedagogía de la pregunta y de la ruptura.

El cambio institucional de la escuela no es sólo un cambio pedagógico: requiere un


cambio político, y una articulación de la lucha por la educación con las otras luchas por
la transformación societal.

Esta tarea intelectual y política convoca a muchos y diversos, del mundo de la escuela,
del mundo de la universidad y de la academia, del mundo de las organizaciones
sindicales, del mundo de las organizaciones no gubernamentales, del mundo de las
organizaciones políticas. Y esta convocatoria debe resolverse en sólidos acuerdos y no
en mezquinas competencias individuales.
Mi comentario acerca de la lectura es que se debe reconocer el papel de la educación
en la actual sociedad, así como su ayuda para combatir la desigualdad que existe en el
mundo. Se debe plantear estrategias, así como modelos en los que el alumno sea el
centro de todo, es decir, el de vital importancia en el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Además, considero que las instituciones deben de aplicar un cambio para
que la educación se adapte a las necesidades del presente y tener la posibilidad de
generar herramientas en los estudiantes para combatir los retos que surgen día con
día.

Este cambio no solo se limita a los diferentes planteles educativos. Considero que
tienen que intervenir otros agentes en esta gran labor que se tiene: políticos, sociales,
culturales y sobre todo de la misma sociedad. Se debe modificar ese sentido de ruptura
de las comunidades y empezar a practicar la igualdad en todo momento ya que, a
pesar de que somos diferentes, debemos aceptarnos mutuamente y así lograr un
fortalecimiento en todo el país y posteriormente en el mundo entero.

Nosotros como docentes en formación debemos comenzar a generar pequeñas


acciones que motiven al cambio en nuestros alumnos, así podemos iniciar con una
transformación positiva de toda la realidad que hoy en día predomina en la mayoría de
los lugares. Podemos formar un mundo sin fragmentaciones de cualquier tipo.

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