El Siglo XVI: La España de Carlos I y Felipe II
El Siglo XVI: La España de Carlos I y Felipe II
El Siglo XVI: La España de Carlos I y Felipe II
Carlos I (1500-1558) era hijo de Juana la Loca, hija a su vez de los Reyes
Católicos, y de Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano y la duquesa
María de Borgoña. Su herencia configuró un gran imperio formado por los
territorios en los que fueron soberanos sus cuatro abuelos, tras la temprana
muerte de su padre (1506) y la incapacidad de su madre.
Nacido en Gante y criado en Flandes, cuando Carlos llega a Castilla en 1517 era
un extranjero: apenas conocía la lengua, se vestía a la moda flamenca y venía
rodeado de sus amigos y consejeros de los Países Bajos. Esto provocó recelos
entre la nobleza castellana. Tras ser jurado rey conoce la muerte de su abuelo, por
lo que decide emprender viaje a Alemania para ser proclamado emperador.
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La revuelta de las Germanías (1519-1523) destaca por su carácter
antiseñorial. Los habitantes de las ciudades del reino de Valencia, descontentos
por los abusos señoriales, se sublevan contra la nobleza, que huyó de la ciudad de
Valencia. La rebelión fue dominada por las tropas reales. En 1521 se extiende a
Mallorca, que durante un año fue controlada por los agermanados hasta que
fueron sofocados.
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protestantes (Dieta de Worms), pero ante la imposibilidad de acuerdo reclamó
del papa la convocatoria de un concilio, que no se produciría hasta veinticinco
años después (Concilio de Trento, 1545). Durante este tiempo la posición del
protestantismo se afianzó en Alemania, pues muchos príncipes y nobles se
hicieron protestantes. A pesar de las victorias iniciales (batalla de Mühlberg),
Carlos tuvo que reconocer (Paz de Augsburgo, 1555) el derecho de los príncipes
alemanes a elegir la religión de sus súbditos: cuius regio, eius religio.
El problema más grave fue la rebelión de los Países Bajos, donde se había
extendido el calvinismo; pedían autonomía política y tolerancia religiosa. La dura
intervención del duque de Alba empeoró la situación, pasando la insurrección a
ser una verdadera guerra. El conflicto se resolvió cuando Alejandro Farnesio
consiguió retener bajo dominio español las provincias con mayoría católica
(Unión de Arrás, 1578), mientras que las provincias protestantes del norte se
organizaban (Unión de Utrecht) y declaraban su independencia.