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3.3.

LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVI: POLÍTICA INTERIOR Y EXTERIOR

CARLOS I, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, recibió una gran herencia
territorial:
a) Por parte de Maximiliano de Austria, su abuelo paterno, los territorios
patrimoniales de Austria, pertenecientes al Sacro Imperio Romano Germánico.
b) Por parte de María de Borgoña, su abuela paterna, los Países Bajos,
Luxemburgo y el Franco Condado.
c) Por parte de Fernando el Católico, su abuelo materno, la Corona de Aragón,
(Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Cerdeña, Sicilia y Nápoles).
d) Por parte de Isabel la Católica, su abuela materna, la corona de Castilla,
Canarias, plazas en el norte de África, Navarra y América.

Además en 1519, obtuvo también la corona imperial de Alemania, que aunque era
electiva, por tradición solía recaer en la dinastía de los Habsburgo, previa compra de la
voluntad de los electores. Desde entonces será Carlos V.
Se trataba de un extenso y heterogéneo imperio, con diferentes lenguas, culturas e
instituciones, en el que no había unidad y cuyos territorios podían ser atacados por
distintos frentes. Carecía de capitalidad y de instituciones comunes.
Castilla se convirtió en el reino más importante de todos y de donde obtendrá la
mayor parte de la recaudación. Delegará funciones en familiares y amigos.

POLÍTICA INTERIOR

El problema de las Comunidades

A pesar de que Castilla era el corazón principal del imperio, la presencia de


extranjeros en los altos cargos políticos y la aparente mayor preocupación del
monarca por sus posesiones en Europa, provocaron un movimiento de
animadversión contra el emperador, que no sabía castellano ni las costumbres
españolas.

Las principales ciudades castellanas se sublevaron en 1520 y sustituyeron el poder


municipal por comunas, integradas por artesanos, baja nobleza, comerciantes y
representantes del clero, donde cada grupo tenía sus reivindicaciones. Entre las
principales destacan:

- La exigencia del regreso de Carlos V a España.


- La exclusión de extranjeros de los cargos políticos, (en aquel momento era
Adriano de Utrecht el regente en ausencia del rey).
- Mayor protagonismo político de las Cortes.
- Reducción de los impuestos y gastos de la Corte, que iban a sufragar los
gastos imperiales.
- Limitar la exportación de lana que privaba a Castilla de materia prima.
- Evitar las desconsideraciones hacia su madre Juana, recluida en Tordesillas.

La radicalización del conflicto acabó incorporando a los campesinos, que convirtieron


la revuelta comunera en rebelión anti señorial ante los abusos de la nobleza, por lo
que ésta, que hasta entonces había permanecido al margen del conflicto, unió sus
fuerzas a las del rey, que fueron derrotados en Villalar en 1521. Sus líderes, Bravo,
Padilla y Maldonado, fueron asimismo ajusticiados.
Las consecuencias de esta derrota fueron muy graves para Castilla, ya que se
frustraron los objetivos de la burguesía, al tiempo que se consolidó la alianza entre la
monarquía, (poder político), y la alta nobleza, (poder económico y social).

El problema de las Germanías

La sublevación de las Germanías fue más un enfrentamiento social, (entre los gremios
de las ciudades y las oligarquías, que dirigían la política de las mismas), al que se unió
el enfrentamiento con la población morisca.
Se dio casi simultáneamente al problema de las Comunidades, y aunque el escenario
inicial fue Valencia, luego acabó extendiéndose por Mallorca.
En 1519 los gremios de artesanos de Valencia solicitaron al rey permiso para reclutar
una milicia o hermandad para proteger la costa. Tras su concesión, se reunieron en
Junta y propusieron la reducción de los privilegios de la nobleza.
El conflicto se radicalizó cuando los poderosos abandonaron la ciudad como
consecuencia de un brote de peste, quedando desocupados los principales puestos.
Adriano de Utrecht entró en el reino de Valencia y sofocó la rebelión, prolongándose
hasta 1523 en Baleares.

Sin embargo, las consecuencias fueron parecidas a las de las Comunidades, dado que
se selló la alianza entre monarquía y nobleza en detrimento de la burguesía y se
fortalecieron tanto las oligarquías como a la realeza.

POLÍTICA EXTERIOR

Los conflictos exteriores en tan vasto imperio fueron constantes.

Con FRANCIA, y su rey Francisco I por una rivalidad que venía de lejos, a lo que se
unirá el intento de hegemonía en Europa y el abrirse camino hacia el Mediterráneo.
Francia ocupó el Milanesado, que fue después recuperado en 1525 tras la batalla de
Pavía. Sin embargo, el conflicto siguió porque Francia se había aliado con el Papado, lo
que provocó el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V en 1527 y la firma de la Paz
de Cambrai (1529).

El IMPERIO OTOMANO amenazaba las posesiones imperiales y las costas


occidentales del Mediterráneo apoyando a los piratas berberiscos.
La conquista de Túnez en 1535 no solucionó sin embargo el problema.

En ALEMANIA se dio la expansión del protestantismo a partir de 1517, por lo que


Carlos V vio peligrar la idea de unidad religiosa del imperio, derivando después en un
problema político, pues muchos príncipes alemanes apoyaron el protestantismo,
fundando la Liga Esmalcalda (1531). El emperador les derrotó en la batalla de
Mühlberg (1547), pero el acuerdo no llegó hasta la Paz de Augsburgo en 1555 en la
que se concedía la libertad religiosa a los príncipes, a sus súbditos a profesar la de su
príncipe, y se abandonaba la idea de unidad religiosa.

El fracaso ante los protestantes llevó a Carlos en 1556 a abandonar el trono y retirarse
al monasterio de Yuste, dividiendo las posesiones entre su hermano Fernando, al que
cedió las posesiones de Austria y el título de emperador como Fernando I, mientras
que a su hijo Felipe le traspasó la monarquía hispánica, y los territorios borgoñones
del norte y centro de Europa.
FELIPE II es hijo de Carlos V. En 1556 le cedió los reinos hispanos*, el Milanesado, los
territorios italianos y americanos, los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado.

Sus objetivos políticos fueron:


• Mantener la herencia territorial recibida de su padre, Carlos V.
• Mantener la hegemonía en Europa y en el mundo. (“Bajo su imperio nunca se
ponía el sol.”)
• Luchar contra la herejía y defender el catolicismo.
• Tratar de imponer una Monarquía Absoluta en todo su patrimonio.

Se dice que es una “Monarquía hispánica” porque Felipe II, nacido en Valladolid,
abandona la idea de imperio universal de su padre por la de un imperio hispánico.
Su política es centralizadora y Castilla se convierte en el reino más importante,
(motor financiero y militar), estableciendo en Madrid la capital de su imperio en 1561.
Procura elegir consejeros de la Península, y bajo su gobierno se consiguió la anexión
de Portugal.

Entre los hechos más importantes de su reinado destacan:

POLÍTICA INTERIOR

*LA REBELIÓN MORISCA EN LAS ALPUJARRAS EN 1568-1570, tras la publicación de un


decreto real en 1567, por el que se prohibía el uso de lengua, costumbres, e
indumentaria morisca. La revuelta duró dos años y fue sangrientamente sofocada,
repartiendo después a más de 100.000 moriscos granadinos por Castilla con la idea
que se integraran. Sus tierras fueron confiscadas y el problema no se resolvió, pues
se proyectará en el reinado de Felipe III, quien acabará por expulsarles
definitivamente.

*PROBLEMAS EN ARAGÓN ante la protesta del nombramiento de un virrey que no


era aragonés para este reino. El problema se agudizó cuando en 1591 su secretario
Antonio Pérez fue acusado de asesinar al secretario de D. Juan de Austria, y se
refugió en Zaragoza tras huir de la cárcel, amparándose en el Justicia Mayor de aquel
reino.
Zaragoza se levantó y Felipe II mandó un ejército con el que se acabó las
alteraciones, ejecutando al Justicia Mayor, Juan Lanuza, que se había puesto al frente
de la sublevación. Sin embargo, Antonio Pérez consiguió huir a Francia.
Felipe II prometió respetar los fueros e instituciones de Aragón, pero se reservó la
posibilidad de nombrar al Justicia Mayor y virreyes que no fueran aragoneses.

Ambos problemas son reflejo de la intolerancia religiosa y el autoritarismo


monárquico.

POLÍTICA EXTERIOR

Fue de enfrentamientos continuos por toda Europa para mantener la hegemonía

Hubo victorias, como la de San Quintín (1557) contra FRANCIA, (que apoyaba a los
rebeldes holandeses), o la de Lepanto en 1571 contra los TURCOS, tras unirse al
Papado y a Venecia en la Liga Santa para recuperar Chipre. Con ello, se frenaba de
momento el paso a Occidente de los turcos, pero no se resolvió el problema.

También hubo desastres, como el de la Armada Invencible frente a INGLATERRA en


1588.
La reina Isabel I, anglicana, apoyaba a los protestantes holandeses en contra de
España, así como a corsarios ingleses para que destruyeran la flota española de las
Indias. También influyó en la muerte de la reina católica María Estuardo.
Con todo ello, Felipe II preparó una potente armada, que partió desde Lisboa al Canal
de la Mancha, pero que debido a la falta de coordinación de quiénes la mandaban y las
inclemencias meteorológicas, sufrió una enorme derrota.

En los PAÍSES BAJOS fueron continuas las tensiones como consecuencia del
autoritarismo real, la instauración del protestantismo-calvinismo y la exigencia de
una mayor independencia.
Tras miles de muertes y grandes tensiones, al final se tuvo que reconocer la división
en dos zonas: al Norte, Las Provincias Unidas, calvinistas, y al Sur, Flandes y
Luxemburgo, católicas, que continuarán bajo el poder de Felipe II.

*LA UNIÓN CON PORTUGAL EN 1580, supuso la Unidad Ibérica, al hacer valer sus
derechos al trono al morir su tío, el anciano rey D. Enrique.
A pesar de haber más candidatos, tras invadir Portugal y enfrentarse en una pequeña
guerra, fue aceptado en las Cortes de Tomar, tras ser apoyado por la nobleza y el
clero.
Felipe II tuvo que jurar las leyes de Portugal, y aceptar instituciones y autonomía del
reino. A cambio, el imperio de Felipe II alcanzaba su máxima extensión.

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