Tema 3 Los Reinados de Carlos I y Felipe II
Tema 3 Los Reinados de Carlos I y Felipe II
Tema 3 Los Reinados de Carlos I y Felipe II
La Europa
del siglo XVI: Reforma y Contrarreforma
Sumario: 1.Contextualización. 2.Los reinados de Carlos I
y Felipe II. 3.La Europa del siglo XVI: Reforma y
Contrarreforma.
1.Contextualización.
El siglo XVI fue el periodo de hegemonía de la Monarquía
Hispánica con la llegada de la dinastía Habsburgo. Una
privilegiada situación mundial que suscitó la rivalidad de
otros reinos europeos, provocando enfrentamientos en los
mares y en tierra, especialmente con Francia, a la que
luego se sumarán Holanda e Inglaterra.
El siglo XVI vivio ́ también un periodo de convulsiones
religiosas de extraordinaria magnitud, que fragmentó la
unidad del cristianismo al aparecer los movimientos
protestantes englobados genéricamente con el nombre de
la Reforma, y la Contrarreforma.
2. Los reinados de Carlos I y Felipe II
La temprana muerte de su abuelo Maximiliano I y el
fallecimiento de sus abuelos, los Reyes Católicos, hicieron
recaer en Carlos una herencia prodigiosa. Del primero
recibio ́ el archiducado de Austria, es decir, Austria
propiamente dicha y los estados patrimoniales de Estiria,
Carintia y Carniola, además de El Tirol y los territorios
dependientes de los derechos del Sacro Imperio Romano
Germánico vinculados por tradición desde el siglo XIII.
De su abuela paterna, María de Borgoña, recibio ́ los
Países Bajos, Flandes, Artois, Luxemburgo, Franco
Condado y otros territorios de esa zona. De su abuelo
materno, Fernando el Católico, heredó Aragón con su
proyección mediterránea en Italia y el norte de África. Y
de su abuela materna, Isabel la Católica, Castilla y su
proyección atlántica.
Nacido en Gante en 1500, al ser declarado mayor de edad,
Carlos llegó a España en 1517, acompañado de un séquito
de personajes flamencos que ocuparon los principales
cargos y sin conocer su lengua materna ni las costumbres
del país del que se iba a convertir en soberano,
provocando un general descontento. A principios de
febrero de 1518 fue jurado rey de Castilla en Valladolid y
meses después, en Zaragoza, rey de Aragón. A comienzos
de 1519 lo hizo en Barcelona y alli ́ recibio ́ la noticia de
su elección como emperador del Imperio (Alemania) al
morir su abuelo Maximiliano. Fue entonces cuando Carlos
solicitó subsidios a las Cortes castellanas reunidas en
Santiago y La Coruña para tomar posesión de su nueva
herencia. No obstante, el descontento por su proceder se
había generalizado provocando un desencuentro entre el
rey y sus súbditos, manifestado en la sublevación de las
ciudades castellanas en la llamada Guerra de las
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:
permanecio ́ en España, dirigiéndolo todo, en una fase que
se considera de optimismo y buenos resultados, primando
los problemas franceses; una etapa mediterránea (1530-
1544) en la que la oposición internacional dio paso al
realismo, en la necesidad de convocar un Concilio para
detener la amenaza luterana y en campañas para contener
a los turcos. Por último, la etapa germano-flamenca3
(1544-1556) en la que la cuestión de la fe fue el centro y
no pudo impedir la fragmentación del Imperio en diversas
confesiones religiosas.
La rivalidad franco-imperial fue una constante en su
reinado, pues los motivos de hostilidad de Carlos y
Francisco I se vieron facilitados por una enemistad
personal (provocada por la elección imperial) y tres
cuestiones territoriales pendientes: la posesión de la
herencia de María de Borgoña, la incorporación de
Navarra a Castilla y la rivalidad franco-aragonesa en
Italia. La guerra con Francia tuvo dos épocas diferentes.
Hasta la Paz de Cambray (1529) el conflicto fue casi
continuo, con una dinámica en la que Carlos aspiraba a
:
recuperar la herencia borgoñona y Francisco I quería
liquidar la rivalidad con Aragón. El enfrentamiento tuvo
como escenario preferentemente Italia, donde acabó
afirmándose el poderío español. La segunda etapa se
desarrolló desde Cambray hasta Vaucelles (1556) con una
lucha intermitente en la que las motivaciones tuvieron más
que ver con la ayuda francesa a los luteranos y los asuntos
alemanes. 1556
Para aquel entonces, Carlos ya había abdicado en
Bruselas, dejando a su hijo los Países Bajos, las
posesiones españolas en Italia y las Coronas de Castilla y
Aragón con todos sus territorios. A su hermano Fernando,
legaba el Imperio que ya venía administrando como rey de
romanos y los patrimoniales de los Habsburgo. Se retiraba
al Monasterio de Yuste donde murio ́ en 1558.
Con Felipe II, el Imperio alcanzó su mayor definición y
extensión, consolidándose la colonización y
administración tras la conquista de los imperios azteca e
inca, asentándose también el dominio español al otro lado
del océano Pacífico con la conquista de Filipinas y el
establecimiento del Galeón de Manila como actividad
comercial con Asia, además del sistema de flotas con
América que le garantizaba el monopolio. La
incorporación de Portugal y su Imperio a la Monarquía
Hispánica (1580) le dio a ésta unas dimensiones
extraordinarias repartidas por todo el globo. Mantener y
defender esas colosales dimensiones suscitó las
rivalidades y los enfrentamientos, obligando a un
despliegue militar y a un esfuerzo bélico extraordinario
que resultó agotador, puesto de manifiesto en las tres
bancarrotas (1557, 1575 y 1596) que se declararon durante
su reinado.
Al llegar al trono tenía ya experiencia como gobernante
(fue regente en 1543 y en 1544 recibio ́ de su padre las
Instrucciones de Palamós sobre el ejercicio del poder). A
fin de dar enseguida un heredero a la Corona, casó en
primeras nupcias con su prima María Manuela de
Portugal, de la que enviudó, dejándole un hijo
desequilibrado, el príncipe Carlos, que moriría en 1568.
Su segundo matrimonio fue con María Tudor, su tía
abuela, de la que no tuvo descendencia, abandonando
Inglaterra para estar presente en las abdicaciones de su
padre celebradas en Bruselas, iniciando asi ́ un propio
reinado, en el que se distinguieron dos etapas: la primera,
de 1556 a 1560, periodo de la política heredada en la que
hubo de afrontar los problemas no resueltos por su padre;
la segunda, la de su política personal, que abarcó el resto
de su reinado, hasta 1598, en la que se centró en las
dificultades heredadas de la posición internacional de la
Monarquía Hispánica.
1 En la primera etapa se produjo el momento final de las
guerras en territorio italiano con Francia y la tensión
religiosa en el interior peninsular. El cambio de reinado no
supuso alteración alguna en la pugna franco-española por
Italia y continuó la guerra contra Francia y el Pontificado
en medio del agotamiento económico de ambas
monarquías: España invadio ́ los Estados Pontificios y se
produjeron las dos derrotas francesas consecutivas de San
Quintín y Gravelinas que condujeron a la Paz de Cateau-
Cambresis (1559) en la que Enrique II de Francia
reconocía la supremacía española en Italia (posesiones de
Nápoles y Sicilia, el llamado Reino de las Dos Sicilias, y
Milán) y se acordaba la boda del rey español, viudo de su
segunda esposa, con Isabel de Valois (hija de Enrique II).
Francia se vería envuelta en ocho guerras de religión
sangrientas (calvinistas u hugonotes y católicos) durante la
segunda mitad del siglo XVI y España intervendría
ocasionalmente en la defensa del bando católico hasta la
paz definitiva entre ambos reinos en Vervins, en 1598.
En el terreno religioso, la Península Ibérica,
particularmente Castilla, padecio ́ al igual que el resto de
Europa una efervescencia marcada por el pietismo
flamenco, el apocaliptismo de Savonarola, el misticismo
pasivo y el erasmismo. En este ambiente se descubrieron
los focos luteranos de Valladolid (dos) y Sevilla (dos),
eliminados por la Inquisición en cuatro autos de fe como
actos públicos ejemplarizantes para los feligreses. El
propio Felipe II asistio ́ a uno de los vallisoletanos. El
monarca aun tendría también que enfrentarse a otros serios
problemas, la traición de su secretario Antonio Pérez y la
cuestión del fallecimiento de su primer hijo, el príncipe de
Don Carlos. Distintas versiones atribuyen su implicación
en las intrigas de los rebeldes flamencos, lo que motivó su
arresto, muriendo en sus aposentos, víctima de su
desequilibrio y sus excesos, levantando toda clase de
rumores y sospechas nunca probadas sobre la conducta de
su padre.
Respecto de la política exterior, se ha destacado que sus
objetivos fundamentales fueron la defensa de la fe católica
y el mantenimiento de sus estados, una actuación que se
gestó en la década de 1560 en dos escenarios claramente
definidos: el Mediterráneo y el Atlántico. En el primero la
acción fue discontinua y como acciones significativas
destacaron el asalto turco a Malta en 1565, la rebelión de
las Alpujarras (1568-1571) y la victoria de Lepanto (1571)
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