Desafios de La Educacion Costarricense en El Siglo Xxi
Desafios de La Educacion Costarricense en El Siglo Xxi
Desafios de La Educacion Costarricense en El Siglo Xxi
Marta Vargas Venegas1
1
Escuela de Planificación y Promoción Social, Universidad Nacional, Costa
Rica. [email protected]
INTRODUCCIÓN
En la Constitución Política de Costa Rica (1949a; 1949b), se hace referencia, en sus artículos 77
(inciso a) y 78 (incisos: b, c y d), a que la educación debe ser un proceso
integral correlacionado en sus diversos ciclos, desde la preescolar hasta la
universitaria. También, se dice que la educación preescolar, general básica y
diversificada es obligatoria y, en el sistema público, gratuita y costeada por la
Nación (p. 17).
La educación ha sido, y sigue siendo, la vía que permite a los países mejorar
sus indicadores socioeconómicos, así como contar con sociedades
comprometidas social y ecológicamente. Para las personas, se trata de una
opción para transformar y mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias,
especialmente las que provienen de poblaciones que, de acuerdo con Fanon
(2010, citado en Grosfoguel, 2011), se ubican en la “zona del no ser1”.
Según Avilés (2012) la educación permite a las personas
Una vez más, desde una mirada educativa, nuestro reto es cómo podemos
garantizar que, llegado el momento, las personas (todas ellas) puedan vivir una
vida de aprendizaje, porque solo la capacidad para el aprendizaje nos capacita
para afrontar la complejidad e incertidumbre del mundo por venir (p. 36).
En ese sentido, si bien han sido reconocidas las debilidades estructurales del
modelo educativo en Costa Rica, en los últimos cuatro años se han enfrentado
situaciones particulares que han marcado hitos importantes en el sector de la
educación y han intensificado los índices de exclusión y repitencia, como lo
fueron las huelgas dadas en el 2018 y 2019, que según Chaves (2020) han generado
serios problemas en el sistema educativo nacional; donde las personas
aprendientes vieron interrumpido su proceso formativo y se afectó el
cumplimiento de los objetivos de aprendizaje.
Lo anterior sin mencionar las afectaciones que provocaron estos cierres dentro
de los hogares más empobrecidos, pues los centros educativos representan un
sitio de cuido de personas menores de edad (PME) mientras asisten a clases, y
que le permite a sus padres y madres, especialmente a las jefas de hogar y de
zonas rurales, asistir a sus trabajos. Otro aspecto importante es que los centros
educativos fungen como lugar de alimentación, conocido en CR como
“comedor estudiantil”. Según el Estado de la Educación ( PEN, 2021), en el 2020
fueron 430 000 personas estudiantes en condición de pobreza y pobreza
extrema las que recibieron este servicio complementario (p. 114). Lo anterior
sin dejar de lado que los centros educativos son uno de los principales
espacios de socialización entre pares.
Con ese precedente, y justo a inicios del 2020, cuando se estaba ejecutando el
plan remedial para lograr cubrir contenidos pendientes de cada nivel educativo,
tocó a la puerta de la educación una visita inesperada y no grata: el Covid-19.
Esta situación de salud pública ha afectado a todas las dimensiones y áreas
humanas, donde la educación no fue excepción, sino que ha sido golpeada con
fuerza, afectando su funcionamiento, procesos y haciendo emerger debilidades
y desigualdades conocidas pero vistas por muchas personas, como ajenas y
distantes.
Por su parte, permanece y amplía la brecha entre las personas que asisten a
centros educativos privados y las que asisten a centros públicos,
especialmente en las zonas rurales y en los niveles de preescolar, primaria y
secundaria.
Las brechas digitales por nivel socioeconómico, áreas geográficas y por niveles
de vulnerabilidad limitaron el acceso de cientos de millones de estudiantes a la
educación, uno de los temas más acuciantes que han dificultado la efectiva
respuesta de los sistemas educativos ante el shock pandémico (p. 33).
Como consecuencia de ello, sujetos excluidos del sistema educativo donde son
marginados y marcados por grandes brechas entre educación rural y urbana,
condiciones paupérrimas para estudiantes socialmente desfavorecidos,
sistemas educativos desarticulados, violencia en centros educativos, falta de
cobertura, falta de presupuesto, repitencia y desmotivación estudiantil (p. 114).
Lo mencionado por Áviles hace casi diez años permanece hoy sin resolver, de
manera que se pone en evidencia que quizá las decisiones tomadas y las
acciones realizadas no fueron las adecuadas o al menos no suficientes.
Todos los seres humanos tienen necesidades básicas e inmediatas que toman,
en el día a día, una posición prioritaria por atender, como la alimentación, el
techo, la salud y el trabajo, por mencionar algunas. Es común encontrar en
territorios rurales familias que no logran cubrirlas y que, ante el carácter de
urgencia, se encuentran en la encrucijada de decidir si sus hijos e hijas
asistirán a los centros educativos o si se sumarán a la tarea familiar de cubrir
las necesidades no atendidas. Es, entonces, donde encuentran en el trabajo
infantil una alternativa a la situación apremiante.
En Costa Rica, y en la mayoría de los países del mundo, el trabajo infantil está
prohibido (no así las actividades de aprendizaje que sí son consideradas como
parte de la formación dentro del núcleo familiar) y es catalogado como un delito
para quienes contratan a PME; sin embargo, no deja de tratarse de un tema
complejo, precisamente porque en muchos casos se da como la forma que
encuentra la familia de atender sus necesidades biológicas. En otros casos se
presenta, además, como una práctica cultural-familiar aceptada al considerar
más beneficioso el trabajo, que el estudio.
¿Qué pasa con las personas de zonas rurales cuando finalizan estudios de
secundaria y deben elegir una carrera profesional?, ¿la oferta universitaria,
pública y privada, es pertinente a las prácticas y actividades que se realizan en
sus comunidades, distritos y cantones?, ¿o están obligadas a ser migrantes de
las zonas urbanas mientras estudian y casi condenadas a no regresar, pues lo
que estudiaron no es pertinente en sus sitios de origen?, ¿será que las
personas jóvenes consideran como una alternativa de vida dar continuidad a
las actividades económicas que han realizado sus familias, como agricultura,
en la zona norte; lechería en zonas como Santa Cruz de Turrialba; artesanía
chorotega en Nicoya, Guanacaste, por mencionar algunas? Y si no lo hacen,
¿cuál es la razón detrás de preferir dejar a sus familias y entorno conocido?
Claro que, como parte de la libertad que se debe tener, es válido decidir buscar
otras actividades por preferencia, pero solo si existe oportunidad real de
elección, cuando existe más de una alternativa, ambas con ofrecimiento de
oportunidades concretas.
Por último, con respecto a la calidad, que es muy mencionada cuando se lee
sobre educación y casi sobre cualquier tema, no se pretende profundizar, pues
es un término tan polisémico que implicaría mucho trabajo abordarlo como
corresponde; pero, tampoco quiero dejar de mencionarla. Para ello, se acude a
lo mencionado por Avilés (2012) al respecto:
Conclusiones
Todo buen proyecto y proceso nace de una idea que se ha configurado singular
y colectivamente en el inconsciente y la práctica cotidiana. Según Gutiérrez y Prado
(2014
), “para ver las cosas de otra manera, es preciso imaginarlas primero” (p.
34); por lo que, a pesar de que la labor pendiente en la educación costarricense
en pleno siglo XXI sea considerada casi interminable y hasta imposible; yo me
uno, y le motivo a unirse, a la invitación de retomar lo que Paulo Freire llama
“inéditos viables” como aspecto inspirador en la faena educativa, lo cual es
apoyado por la propuesta de Briggs, y Peat, (1999) respecto a la influencia sutil4.
Cada persona docente puede, entonces, aportar desde su propio quehacer
educativo y pedagógico a la transformación hacia sociedades inclusivas, en las
que tal como sugiere Assmann (2002) “tengan cabida todos los seres humanos, sin
distinciones ni exclusiones” (p. 20).
Referencias
Briggs, J., & Peat, F. D. (1999). Las siete leyes del caos. Grijalbo Mondadori, S.
A. [ Links ]