Resumen Administración General: Capítulo 5: Estructura de Las Organizaciones. Elementos, Tipos, Niveles, Formalización
Resumen Administración General: Capítulo 5: Estructura de Las Organizaciones. Elementos, Tipos, Niveles, Formalización
Resumen Administración General: Capítulo 5: Estructura de Las Organizaciones. Elementos, Tipos, Niveles, Formalización
En tanto, el término “recurso” se define como los elementos necesarios con que debe contar
la organización para el desarrollo eficiente de sus actividades.
o Recursos materiales: son los insumos y materias primas que utiliza la organización para
la realización de sus actividades.
o Recursos financieros: están representados por el capital (dinero) con el que cuenta la
organización.
o Recursos humanos: comprenden a las personas que realizan las diferentes actividades
que son requeridas por la organización.
o Recursos físicos: son los bienes muebles e inmuebles que la misma posee. Se aclara
que dentro de los bienes muebles incluiremos a los tecnológicos.
Esta expresión hace referencia a los diferentes estadios o grados en que las tareas dentro de la
organización están divididas en los distintos puestos de trabajo. Por lo tanto, la división del
trabajo consiste en descomponer una tarea o actividad compleja en pequeñas tareas simples,
pero no es llevada a cabo por una sola persona, sino que se divide en etapas en las que cada
una de ellas es realizada por distintos trabajadores.
Departamentalización:
Luego de establecer la división del trabajo, la segunda etapa consiste en agrupar las tareas
para lograr una coordinación entre las actividades más comunes y frecuentes que desarrollan
las organizaciones. A este proceso se lo denomina “departamentalización”.
Agrupamiento de mercado:
Este tipo de agrupamiento tiene en cuenta los fines, es decir, las características de los
mercados esenciales servidos por la organización. Las bases que se utilizan para el
agrupamiento de mercado son las siguientes:
Base producto o servicio: se utiliza en aquellas organizaciones que agrupan sus actividades
según los productos que confeccionan o los servicios que brindan.
Su desventaja es que la comunicación se dificulta entre los especialistas, ya que prestan sus
servicios en diferentes unidades.
Base zona geográfica: esta base es utilizada cuando las organizaciones tienen distribuidos a sus
clientes:
Su ventaja es que la organización puede detectar más fácilmente y adaptarse a las necesidades
de cada zona en particular.
Su ventaja es la mayor especialización por parte del sector respecto de la manera en que se
comportan sus clientes.
Agrupamiento funcional:
Este tipo de agrupamiento tiene en cuenta los medios que usa la organización para producir
sus bienes y/o servicios. Una organización cuyo agrupamiento es funcional separa el trabajo en
procesos o actividades que se llevan a cabo para lograr un determinado resultado final.
Agrupamiento por tiempo: se utiliza cuando se agrupan las actividades según períodos de
tiempo en que los empleados deberán realizar sus actividades.
Cadena de mando:
Se podría definir como una línea de autoridad cuyo origen surge en la parte superior de la
organización y se extiende hasta la base de la misma, y que sirve para aclarar a quién se le
debe reportar.
Autoridad: Fayol la define como el derecho a mandar y poder hacerse obedecer; por lo
tanto, los niveles gerenciales, para lograr la coordinación, se ubican en una cadena de
mando y se les brinda un grado de autoridad para que puedan cumplir con sus
responsabilidades.
Unidad de mando: el mismo autor define el principio de unidad de mando de la
siguiente manera: “Para la ejecución de un acto cualquiera, un solo agente debe
recibir órdenes de un solo jefe”.
Hoy en día, las organizaciones cuentan con la ayuda de nuevas tecnologías, por lo que la
importancia de la cadena de mando es relativa. Un empleado de nivel inferior hoy puede
acceder a la información desde su computadora; si nos retrotraemos algunos años atrás, esta
misma información indefectiblemente se la tenía que solicitar a su superior inmediato.
Delegación:
Delegar es un proceso por el cual una persona cede u otorga una o más tareas o funciones en
otras personas o en una unidad organizativa, asignándoles la responsabilidad del cumplimiento
en los niveles de eficacia y eficiencia encomendados, así como también otorgando la autoridad
y los elementos necesarios para que se puedan cumplir las tareas o funciones establecidas.
Predisposición para delegar: si la persona que tiene el poder para delegar no está
predispuesta para hacerlo, seguramente la delegación fracasará
Especificar qué es lo que se va a delegar: el delegado deberá tener muy claro el
objetivo que se desea que se alcance.
Realizar un análisis de los posibles candidatos para la delegación: la elección del
candidato es de suma importancia y habrá que evaluar sus capacidades, su
predisposición y los conocimientos.
Proceso de comunicación: una vez elegido el candidato, se le tendrá que comunicar la
tarea a realizar y, dentro de ésta, cuáles serán sus límites y alcances.
Proceso de colaboración: el delegante debe acompañar y ayudar al delegado cuando
éste se inicia en la nueva tarea.
Evaluación de la delegación: luego de realizada, se tendrá que evaluar cuáles fueron
los resultados y cómo fue el desarrollo del proceso.
Poca confianza en el personal: se puede dar por dos razones; la primera de ellas
depende directamente de la persona que debería delegar, pero que, por sus rasgos de
personalidad, que pueden ser autoritarios o paternalistas, no confía en el personal. La
segunda razón es la falta de conocimientos necesarios de las personas a delegar.
Miedo a perder el poder: la persona considera que, si delega, perderá poder; esto
puede estar relacionado con una cuestión de inseguridad, como también con que el
individuo se considere imprescindible.
No hay tiempo para capacitación: la persona que debería delegar no puede hacerlo
porque no tiene tiempo para capacitar a quienes deberían realizar las tareas; en
consecuencia, como éstos no están capacitados, no se puede delegar ninguna
actividad.
Descentralización:
En la descentralización, una persona otorga una o más tareas a otra persona o unidad con los
medios necesarios para poder cumplirlas, pero, a diferencia de la delegación, en la
descentralización también se otorga el poder para la toma de decisiones sobre la realización
de dichas tareas.
Centralización:
AMBIENTE:
Siempre que se analiza una estructura organizacional se debe tener en cuenta el contexto o
ambiente en el cual se desarrolla.
Existen diferentes maneras de clasificar al ambiente, pero nos quedaremos con la clasificación
de Mintzberg, que propone cuatro variables que lo caracterizan:
Por otro lado, encontramos las variables no controlables con bajo o nulo grado de influencia,
que se caracterizan porque las organizaciones no pueden influir directamente y su poder de
decisión es casi nulo para establecer ellas mismas alguna modificación. De este último tipo, las
principales variables a tener en cuenta son las económicas, políticas, legales, tecnológicas e
internacionales.
CLIENTES:
Las organizaciones actualmente se preocupan por conocer más profundamente cuáles son las
necesidades de sus clientes, para poder satisfacerlas. Como herramienta común se utiliza la
investigación de mercado, en la cual se procura conocer sus gustos, preferencias y necesidades
insatisfechas. Son aquellos que generan los ingresos en las organizaciones.
COMPETIDORES:
Los mismos se clasifican en competidores directos, que son aquellos que compiten con el
mismo producto o servicio –por ejemplo, Coca-Cola y Pepsi por las gaseosas colas–, y en
competidores indirectos, que son quienes no lo hacen a través de un mismo producto o
servicio; sería el caso de las tiendas de electrodomésticos que brindan sistemas de financiación
para la compra de sus productos y los bancos que otorgan créditos para lo mismo.
PROVEEDORES:
Las organizaciones pueden optar por tener un solo proveedor que les brinda los insumos
necesarios. Como ventaja, la empresa sabe que todos los productos o servicios poseen la
misma calidad, que no va a haber variaciones. Ahora, si los mismos sufrieran una contingencia
y no se pudiera entregar lo solicitado, la desventaja sería que la empresa no podría producir y
eso se trasladaría directamente a los clientes que, al no encontrar dichos productos o servicios,
podrían optar por elegir a la competencia. Son los que brindan los insumos necesarios para
producir los bienes.
En cuanto a las variables no controlables con bajo o nulo grado de influencia, encontramos las
económicas, políticas, legales, tecnológicas e internacionales.
Mecanismos de coordinación:
1. Ajuste mutuo: “El ajuste mutuo logra la coordinación de trabajo por el simple proceso
de comunicación informal. En el ajuste mutuo, el control del trabajo descansa en las
manos de los que lo efectúan.”
2. Supervisión directa: “Se logra la coordinación al tener una persona que toma la
responsabilidad por el trabajo de otras, emitiendo instrucciones para ellas y
supervisando sus acciones.”
3. Estandarización de procesos de trabajo: “Los procesos de trabajo son estandarizados
cuando los contenidos del trabajo están especificados o programados”.
4. Estandarización de las producciones: “Cuando el resultado del trabajo, como pueden
ser las dimensiones del producto o del desempeño, está especificado”.
5. Estandarización de destreza de trabajadores: “La destreza y los conocimientos son
estandarizados cuando está especificado el tipo de capacitación que se requiere para
efectuar el trabajo”.
6. Estandarización por reglas: este tipo de estandarización ocurre cuando los
trabajadores dentro de una organización comparten un conjunto de valores y
creencias que están ampliamente desarrollados y arraigados, y que se traducen en una
marcada diferencia con otras organizaciones y se coordinan a través de este hecho.
El núcleo de la estructura:
EL NÚCLEO OPERATIVO:
Este sector de la organización está compuesto por los “operarios”, que son aquellos
empleados que realizan el trabajo básico relacionado directamente con la producción de
bienes o la prestación de servicios.
Los operarios tienen a su cargo cuatro funciones especiales: Aseguran los insumos para la
producción, Transforman los insumos en producción, Distribuyen las producciones, Proveen
apoyo directo a las funciones de entrada, transformación y producción.
LA CUMBRE ESTRATÉGICA:
LA LÍNEA MEDIA:
La cumbre estratégica está unida por la cadena de gerentes que poseen autoridad formal con
respecto al núcleo operativo. No obstante, las organizaciones pequeñas pueden trabajar con
un solo gerente general en la cumbre estratégica, prescindiendo de la línea media.
Existen ocho factores que determinan la cantidad y la frecuencia de los contactos con los
subordinados y, por lo tanto, el ámbito de control.
LA TECNOESTRUCTURA:
Dentro de los diferentes analistas de control, podemos encontrar tres tipos y cada uno de ellos
está relacionado con las tres maneras de estandarización descriptas con anterioridad:
EL STAFF DE APOYO:
El staff de apoyo está conformado por una serie de unidades especializadas, que son las
encargadas de suministrar apoyo a la organización y que están fuera de la corriente de trabajo
operacional.
Configuraciones estructurales:
ESTRUCTURA SIMPLE:
BUROCRACIA MECÁNICA:
BUROCRACIA PROFESIONAL:
FORMA DIVISIONAL:
ADHOCRACIA:
Se conserva la estructura básica funcional, pero con la diferencia de que en este tipo de
configuración se incluirá a personas expertas que trabajan en forma multidisciplinaria para
realizar un proyecto de innovación específico que requiere la organización. El mecanismo de
coordinación que se destaca es el ajuste mutuo entre las distintas jerarquías de la
organización, y el staff de apoyo toma mayor relevancia, ya que los gerentes actúan
coordinando lateralmente su trabajo.
ORGANIZACIÓN MISIONERA:
ORGANIZACIÓN POLÍTICA:
ESTRUCTURA MECANICISTA:
Este tipo de estructuras posee una performance predictible en que las tareas son rutinarias y
donde la cadena de mando está estrechamente establecida, los empleados cumplen
específicamente sus roles y tienen detallada y especificada la división del trabajo.
ESTRUCTURA ORGÁNICA:
Las tareas tienden a ser menos especializadas, no se caracterizan porque los empleados
posean reglas bien definidas y estrictas ni tampoco porque cumplan obligatoriamente con la
cadena de mando.
Una importante característica es que permite el desarrollo de la creatividad por parte de los
empleados, ya que no se sienten atados a la formalización del comportamiento.
Una organización grande posee una mayor especialización del trabajo, un mayor grado o
niveles jerárquicos, y una determinada formalización. Estas características se dan
principalmente por el número de empleados, ya que sería difícil administrar a dicha dotación.
Cuando hablamos de una organización mediana, nos referimos a aquella en que el directivo
necesitará de otras personas para conocer en su totalidad las actividades organizacionales. En
este tipo de empresas, la línea media comienza a crecer y a tomar mayor relevancia.
Una organización pequeña es aquella en que una persona cumple las funciones directivas y, a
su vez, comprende o conoce todas las actividades que se desarrollan dentro de la organización,
que cuenta con pocas personas y cuyo dueño o representante máximo puede conducir las
tareas operativas.
En los últimos años, las organizaciones se han encargado de buscar nuevos esquemas en lo
que hace al diseño estructural. En este apartado, enunciaremos y explicaremos algunos.
ORGANIZACIÓN VIRTUAL:
Se caracteriza por poseer una organización central pequeña que subcontrata las principales
funciones administrativas.
En lo que hace a la estructura, se encuentran muy centralizadas y casi no poseen
departamentalización alguna. Actualmente, en la Argentina hay una cierta tendencia hacia
este tipo de estructura. Si nos remontamos algunas décadas atrás en la industria televisiva, los
canales de televisión generalmente se encargaban en su totalidad de la realización de los
programas de ficción que emitían, poseían estudios de grabación, empleaban escenógrafos,
editores, vestuaristas, etcétera.
Cuando hablamos de equipos autodirigidos, éstos tienen como característica principal que son
equipos de alto rendimiento y que todos sus integrantes participan activamente en la toma de
decisiones. Las organizaciones utilizan esta modalidad para mejorar la productividad en el nivel
operativo. También recurren a conformar equipos multidisciplinarios, que son empleados de la
organización con un nivel jerárquico similar, pero de diferentes áreas, que se reúnen para
cumplir con un objetivo.
Formalización:
Pfiffner y Sherwood definen a la formalización como “lo que ha sido puesto por escrito y
confirmado por los que establecen la política de la organización”.
Según Mintzberg, las organizaciones pueden llevar este proceso de diferentes maneras, y una
de las formas es mediante la publicación de distintos manuales internos de la organización y
diagramas.
Los manuales:
Los manuales son herramientas que utilizan las organizaciones para facilitar el desarrollo de
sus funciones administrativas y operativas. Principalmente, son una fuente de comunicación
dentro de la organización. Pueden caracterizarse como un cuerpo sistemático en el que están
descriptas las actividades que deben desarrollar los integrantes, así como también los
procedimientos necesarios a través de los cuales esas actividades son cumplidas.
TIPOS DE MANUALES:
Manual de organización: describe para cada puesto de trabajo los objetivos del mismo,
las funciones, la autoridad y la responsabilidad.
Manual de políticas: es la descripción detallada de los lineamientos básicos a ser
seguidos por los ejecutivos de la organización en la toma de decisiones para el logro de
los objetivos.
Manual de normas y procedimientos: describe en detalle los procedimientos
administrativos de la organización en un orden secuencial de ejecución y las normas
que deberán cumplir los integrantes.
Manual de funciones: describe específicamente las funciones que deben desarrollar
los integrantes de la organización en los distintos sectores, a quien deben reportarse o
quiénes son sus subordinados.
1. Capacitación definida por Mintzberg como: “El proceso por el cual se enseñan los
conocimientos y las destrezas relacionadas con el cargo” (1991).
2. Adoctrinamiento, también definido por Mintzberg como: “El proceso por el que se
obtienen las normas organizacionales” (1998).
3. Entrenamiento, que es el proceso por el cual se prepara al empleado para la práctica
de una actividad específica.
SISTEMAS CIRCULARES:
o De círculo completo
o Semicircular
En un sistema de control de gestión, vamos a encontrarnos con objetivos y metas que define la
organización al comienzo del período de gestión, de acuerdo con los estándares de
desempeño y los escenarios estimados para el entorno.
Un objetivo no es más que una situación determinada que las organizaciones tratan de
alcanzar. Tanto los objetivos como las metas representan el fin hacia el que deben tender las
acciones de la organización, el rumbo de la organización.
Primero, la gerencia de cada área realiza un plan, generalmente anual, siempre alineado con la
misión y con la estrategia organizacionales. Es muy importante que el plan esté orientado a la
visión, la que siempre tiene que actuar como guía para las acciones de la entidad. A este
proceso se lo denomina “planeamiento”.
El planeamiento requiere una presentación cuantitativa formal de los recursos asignados para
llevar a cabo el plan; aquí surge el presupuesto. El presupuesto expresa el plan en números; es
una de las herramientas de gestión y control que ayudan a la organización a alcanzar los
objetivos propuestos.
De los objetivos y las metas planteados se desprende un plan de acción que incluirá los pasos a
seguir o los lineamientos que deberá tener el negocio.
La organización define planes de acción. Los planes de acción se ven traducidos en acciones y
esas acciones generan resultados. Los resultados muestran la performance real del negocio y
se plasman en la contabilidad. La contabilidad reflejará toda la actividad real de la compañía,
más allá de lo que se haya presupuestado.
Podríamos decir que el control consiste en la comparación de lo que fue presupuestado con lo
real. Incluye la observación de las diferencias y su posterior explicación.
Presupuesto:
PROCESO PRESUPUESTARIO:
Previa confección del presupuesto, deben analizarse una serie de variables controlables y no
controlables por la organización, también conocidas como “pautas”. Estas variables
condicionarán la proyección y deben definirse para poder confeccionar el presupuesto, para lo
cual se requerirá la intervención de distintos especialistas o de las distintas áreas de la
empresa.
PRESUPUESTO ECONOMICO:
PRESUPUESTO FINANCIERO:
BALANCE PROYECTADO:
Surge como consecuencia de los presupuestos mencionados. Esta herramienta refleja la futura
situación patrimonial de la empresa, luego de haberse llevado a cabo todas las acciones que
fueron presupuestadas. Se exponen la estructura de inversión, representada por el activo, y la
estructura de financiamiento de terceros o propia, representada por el pasivo y el patrimonio
neto, respectivamente.
El balance proyectado muestra sucesivos estados del capital de trabajo y permite la evaluación
de la empresa a partir de diferentes índices o indicadores, para hacerla comparable con otras
del mercado.
El working capital es una medida del dinero inmovilizado dentro de la organización y las
necesidades de financiamiento.
Plantea que para eliminar ineficiencias se debe desterrar el pasado. Es decir que, para que sea
eficaz, no se debe partir de presupuestos pasados, porque de esta manera se “perpetuarían”
las deficiencias que éstos pueden contener.
CONTABILIDAD:
Tiene como funciones básicas proveer información a terceras partes ajenas a la conducción de
la empresa y generar información adicional necesaria para el correcto manejo del negocio.
Es decir que la contabilidad refleja los actos económicos que ocurren en una empresa en
cuatro breves estados.
TABLERO DE CONTROL:
Una de las ventajas que tiene este sistema de control es que abarca distintos aspectos de la
dinámica operativa del negocio.
El balanced scorecard es un sistema integrado de gestión que agrega aún más valor que la
dirección por objetivos.
El cuadro de mando integral debe desarrollarse desde cuatro perspectivas (que terminarán
englobando a toda la organización):
Según las necesidades del negocio, se debe determinar qué información es necesario
conseguir. A partir de los objetivos que tenga la organización, de sus habilidades estratégicas,
de aquellas que la diferencian de sus competidores y de sus aspectos clave del negocio, se
define todo lo que debe ser controlado y validado para tender hacia la visión. Sin tener bien en
claro el objetivo, es imposible llevar a cabo la definición de los indicadores.
Determinación de indicadores:
En esta etapa se determinan los indicadores o índices que medirán de la mejor manera el
desempeño de aquellas actividades o acciones que se consideraron fundamentales. A través
de estos indicadores, la información primaria y recolectada en la primera etapa se transforma
en información secundaria a través de comparaciones o cruzamiento de datos.
Cuando se determinan los indicadores, deben definirse el período del indicador, su apertura
(por productos, por zona geográfica), la frecuencia de actualización, su referencia (base sobre
la cual se desea mensurar a las diferencias), su representación gráfica y su parámetro de
alarma.
Análisis:
Control:
Si hablamos de control presupuestario, podría ser definido como un proceso mediante el cual
se busca que las actividades reales de la entidad coincidan con las anticipadas a través del
proceso de presupuestación.
Se pretende a través del control buscar información para mejorar el negocio y, a su vez,
presupuestos posteriores. Incluso puede servir a las distintas áreas a la hora de estimar sus
actividades del año siguiente.
Según Robert J. Mockler: El control administrativo es un esfuerzo sistemático para fijar niveles
de desempeño con objetivos de planeación, para diseñar los sistemas de retroalimentación de
la información, para comparar el desempeño real con esos niveles predeterminados, para
establecer si hay desviaciones y medir su importancia, y para tomar las medidas tendientes a
garantizar que todos los recursos de la empresa se utilicen de forma eficiente en la obtención
de los objetivos organizacionales.
Tomaremos de este libro cuatro etapas del control según la definición de Mockler:
El control forma parte del proceso de conocer el negocio, de la observación y el análisis de los
resultados, que muestran aciertos y errores de los gerentes y que conllevan al crecimiento
profesional.
Además, genera una ventaja competitiva al diferenciar a la compañía de otras que no utilicen
estratégicamente el control, ya que permite que la cúpula del management sea consciente del
rumbo que está tomando el negocio.
Nunca ni en ningún proceso organizacional debe olvidarse el foco del negocio. Siempre hay
que tener presente que tanto el presupuesto y el tablero de comando como el proceso de
control son herramientas que poseemos para gestionar a la organización. De ninguna manera
deben ser tratados como un fin en sí mismos.
Capítulo 8: comunicación.
Conceptos básicos:
La comunicación es un fenómeno inherente a la relación grupal de los seres vivos, por medio
del cual éstos son capaces de compartir información haciendo a otros partícipes de la misma.
Al desarrollar nexos comunicativos, requerimos, por un lado, una interacción de todos los
participantes para hallar el significado del mensaje, cosa vital para el desarrollo del vínculo. Por
otro lado, la comunicación también posee un talante instructivo y transformador, pues cuando
recibo un mensaje, lo adecuo por medio de mi estructura racional y sensitivo-emocional
particular, de modo que despliego herramientas interpretativas; interactúo, no sólo reacciono.
La información se diferencia de la comunicación en la incapacidad del receptor para emitir una
respuesta. En el caso de la información, el receptor se limita a recibir y a comprender el
mensaje, sin que quede plasmado en este último ningún pensamiento propio que el receptor
pueda llegar a tener. Por eso es frecuente llamar a los medios de información “medios de
comunicación”.
Citando a Peter Senge, para que un equipo de trabajo funcione de manera óptima, requiere
que sus miembros creen, transfieran e integren conocimiento; un conocimiento que en origen
pertenece a la esfera privada, pero que voluntariamente es puesto al servicio común, pasando
a formar parte de la esfera organizativa.
Funciones de la comunicación:
La comunicación presenta cuatro funciones básicas en el interior de un grupo u organización:
control, motivación, expresión emocional e información.
Tipos de comunicación:
Comunicación verbal: es aquella en la que se usa alguna lengua, que tiene estructura
sintáctica y gramatical completa.
Comunicación directa oral: cuando el lenguaje se expresa mediante una lengua natural
oral.
Comunicación directa gestual: cuando el lenguaje se expresa mediante una lengua
natural signada
Comunicación escrita: cuando el lenguaje se expresa de manera escrita.
Comunicación no verbal: en ella no se usa el lenguaje, sino un sistema especial de
signos o señales.
Comunicación virtual. Son las tendencias comunicativas que adoptan los usuarios que
interactúan hoy mediante las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC).
Elementos de la comunicación:
Recordemos que la comunicación no sólo transmite información, sino que al mismo tiempo
impone conductas. Estas operaciones se conocen como “los aspectos de la comunicación”. Los
elementos del proceso de comunicación no se pueden aislar, pues son interactuantes e
interdependientes.
Contexto: relación que se establece entre las palabras de un mensaje y que nos aclara
y facilita la comprensión de lo que se quiere expresar.
Emisor: persona que transmite algo a los demás.
Mensaje: información que el emisor envía al receptor.
Canal: elemento físico que establece la conexión entre el emisor y el receptor.
Receptor: persona que recibe el mensaje a través del canal y lo interpreta.
Código: es un conjunto de signos sistematizado junto con las reglas que permiten
utilizarlos.
Hay dos tipos de relaciones que se establecen en el intercambio comunicacional, según estén
basadas en la igualdad o en la diferencia:
El proceso de comunicación:
EMISOR O FUENTE:
Es quien tiene el propósito de comunicar, quien elige el código, selecciona el canal y arma el
mensaje.
PROPÓSITO:
MENSAJE:
CÓDIGO:
o Son los símbolos o grupo de símbolos (verbales) o (no verbales) empleados de forma
tal que tengan significado para el receptor.
o Cuando el emisor elige el código para su mensaje, éste tiene que ser conocido por el
receptor, facilitar su interpretación y llamar la atención.
CANAL:
o Son los elementos psicofísicos, sensoriales y materiales que emplean la fuente para
emitir su mensaje y el receptor para captarlo.
o Es lo que une al emisor con el receptor.
RECEPTOR:
DECODIFICACIÓN:
RETROCOMUNICACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN:
1. Credibilidad de la fuente.
2. Contexto, ya que la comunicación tiene que adaptarse a las realidades del ambiente en
el cual se produce.
3. Contenido, ya que debe tener significado para el receptor.
4. Claridad, porque el significado tiene que ser similar para emisor y receptor.
5. Continuidad, porque es necesario repetir los mensajes para lograr penetración y
recordación.
6. Canales, porque es necesario emplear los que el receptor utiliza y respeta.
Mensaje:
VERBALES:
Son los que tienen que ver con la palabra. El uso de la palabra adecuada, clara y oportuna
asegura, en gran medida, la interpretación del mensaje. Dentro de los componentes del
proceso, la palabra es uno de los códigos que empleamos para comunicarnos.
VOCALES:
Son los estímulos producidos por la oralidad. El empleo correcto de la voz hará más efectivos
nuestros mensajes. El tono, la velocidad, el volumen y la entonación adecuados lograrán
“vestir” al mensaje para que sea decodificado por el receptor e impacte en su
comportamiento.
SITUACIONALES:
Son los elementos físicos que pueden ayudarnos a lograr el efecto buscado. Tienen que ver
con:
GESTUALES:
Son los mensajes encodificados por medio de símbolos corporales. Nuestro cuerpo
permanentemente emite mensajes. Éstos son transparentes (es muy difícil ocultar, desfigurar
o enmascarar nuestras emociones) y universales.
Barreras de la comunicación:
Las direcciones que acabamos de describir pueden combinarse en varias redes. Podemos
hablar de siete tipos de redes:
“El liderazgo se caracteriza por concebir una visión de lo que debe ser la organización y
generar estrategias necesarias para llevar a cabo la visión” (Kotter, 1998).
“El liderazgo es un proceso en el cual influyen líderes sobre seguidores y viceversa, para lograr
los objetivos de una organización a través del cambio” (Lussier y Achua, 1992).
“El liderazgo gerencial es el proceso de dirigir e influir en las actividades de los miembros del
grupo relacionadas con las tareas” (Stoner y Wankel, 1989).
De las diferentes definiciones extraemos algunas conclusiones y palabras comunes que nos
llevan a determinar los componentes del liderazgo.
El grupo:
El líder es un sujeto que desarrolla un papel, un rol, en la vida intergrupal. Existen otros
papeles como los seguidores, que son aquellas personas integrantes del grupo que comparten
las ideas del líder y son influenciadas por éste. los seguidores activos son los que sugieren y
brindan aportes sinceros, son los que ejercen el proceso de influencia en doble sentido.
El poder:
“El poder porta distintas armas, y se sienta a esperar a quien haga libre uso de él conforme a
su intención”.
La influencia:
Influir es el proceso en el que el líder comunica sus ideas, los seguidores las aceptan y se
sienten motivados para respaldarlas y efectuar el cambio (Lussier y Achua, 2002). Y es algo
central en el liderazgo, dado que la relación entre el líder y sus seguidores está sustentada en
la influencia recíproca, es decir, en esa capacidad de que los otros hagan, o de que los otros no
hagan.
El grado y el tipo de influencia del líder sobre sus seguidores dependen de varios factores,
como pueden ser:
El poder que tenga el líder sobre sus seguidores y el uso que haga del mismo.
Las personalidades de los integrantes del grupo.
Las expectativas de los individuos con respecto al líder.
El sentido de independencia en la toma de decisiones.
LA CULTURA DE LA ORGANIZACIÓN:
EL CONTEXTO Y LA ORGANIZACIÓN:
Las empresas mantienen una relación dinámica con su medio ambiente, intercambiando
permanentemente insumos, información y productos finales. Esta relación dual es casi siempre
asimétrica, dado que el contexto es una variable independiente de los designios de la
organización, pero la influye de tal manera que afecta su capacidad de supervivencia y
crecimiento.
LA SITUACIÓN:
La coyuntura, el momento, también puede ser una de las variables fundamentales para
determinar el tipo de liderazgo. Así como los líderes pueden cambiar sus circunstancias, éstas
pueden cambiar al líder o el estilo de liderazgo.
El líder simbólico: es el hombre que ocupa ese lugar inscripto en un orden grupal. Ese
lugar vacío, que fue instaurado por la cultura, lo precede y será apropiado conforme a
sus méritos. Es decir que la cultura es la que funda el lugar, inscribe un orden
simbólico y les otorga significación a los seguidores.
El líder imaginario: proviene de la necesidad de sublimación hacia otro sujeto que
refiere a la trama compleja de la fantasía y el miedo. Los rasgos provenientes de la
cultura, de la publicidad, de la literatura o de algún otro sujeto sustentan a la figura
admirada.
El líder real: es el sujeto que se presenta, el que afirma, el que se hace responsable.
Podemos decir que es el que pone el cuerpo, el que dirige, el que conduce, el que está.
El líder no surge solamente porque hay un lugar vacío que fue inscripto con anterioridad a su
aparición; tampoco por los rasgos impactantes con que fue revestido. Es necesario que se den
las tres dimensiones para acceder al liderazgo.
El líder tiene autoridad informal, y el grupo le adjudica este papel dentro de los diferentes
papeles de la vida intergrupal. No es una autoridad formal; una persona no se convierte en
líder por el acto formal de designación como jefe.
El primer paradigma o teoría partió del supuesto de que los líderes nacen, no se hacen. “En
una época se creía que las condiciones del líder eran innatas. Era el iluminado. Esta teoría es la
llamada “del gran hombre” (Ayala, 2006). Este paradigma existió y todavía existe para explicar
ciertos procesos fundamentalistas. Se considera que una persona tiene poderes superiores al
resto de los seres humanos de acuerdo con una virtud conferida por una autoridad divina o
por herencia.
En 1947, el sociólogo alemán Max Weber empleó el término “carisma” y realizó los primeros
aportes a la teoría del líder carismático. La palabra “carisma” proviene de la voz griega
“charisma”, que significa “gracia, don abundante”. En lo referente al liderazgo, se toma el
término para explicar esa influencia mayor que tiene una persona con respecto a sus
seguidores y que no se relaciona con sus conocimientos, méritos, y/o características
personales.
En 1951, F. E. Fiedler comenzó a promover la primera teoría de contingencia, que tuvo su auge
en los años sesenta. Luego, tuvo muchos seguidores que continuaron desarrollando y
mejorando la idea. Por ejemplo, Robert House, en 1971, con su teoría de liderazgo camino-
meta; Victor Vroom y Philip Yetton, en 1973, con la teoría del liderazgo normativo, o el mismo
Vroom y Arthur Jago, en 1988, con la teoría de los cuatro modelos.
En estos días, en los que estamos inmersos en un cambio frenético, inundados de datos y
carentes de información, donde hay que tomar decisiones constantemente, con un entorno
complejo y cambiante, se hace necesario un nuevo tipo de liderazgo que llamamos
“transformacional”.
Este liderazgo tiene como atributos: ser visionarios e instalar una visión; modificar el statu quo;
estar propensos a los riesgos, pero sin llegar a acciones irresponsables; ser flexibles y estar
dispuestos a aceptar cosas nuevas; creer en las personas. Está ligado tanto al rendimiento
como a la consideración de los seres humanos. Toma riesgos, expresa sus sentimientos e invita
a otros a expresarlos, enfrenta los conflictos y crea un clima de responsabilidad alejando la
búsqueda de culpables.
La persona que esté a la cabeza de un grupo debe asumir riesgos. Esto quiere decir que tendrá
que decidir desde su subjetividad, con información que casi siempre será incompleta, con una
comprensión de la realidad exterior o interior de su empresa que será limitada, y más de una
vez, dentro de los condicionamientos que le imponen los criterios de otros y de la lucha por el
poder.
Es fundamental que establezca la visión. El líder debe haber desarrollado primero una imagen
mental del futuro posible y deseable de la organización. Esa imagen es lo que se llama “visión”.
A los integrantes del grupo no hay que ordenarles, no hay que manejarlos, hay que
conducirlos. Para ello es necesario que los seguidores tengan confianza en su líder. Éste es un
aglutinante emocional básico en el ejercicio del liderazgo.
Teniendo en claro que hay que asumir riesgos, con una misión sólida, una visión rectora y la
confianza de la gente, el líder debe diseñar la estrategia. Es decir que debe formular el plan de
acción general que tenga en cuenta el entorno y los recursos asignados para alcanzar las
metas, generando valor para la organización y definiendo la competencia central para
desempeñarse en forma superior con respecto a los competidores.
El líder debe saber cómo dirigir el cambio. Por lo tanto, debe detectar la necesidad de cambio
por reacción ante un hecho consumado o por anticipación, conforme a su capacidad de
previsión o intuición
Una competencia fundamental que debe poseer el líder es equilibrio emocional. Por su rol de
centro focal del grupo, referente y máximo influyente, es una condición necesaria que no sea
una persona que tenga manifestaciones de desorden en sus conductas, cuyos
comportamientos sean incoherentes y que produzca desbordes emocionales.
Introducción:
Peter Senge, en su libro La quinta disciplina (1992), dice: “Las organizaciones tienden hacia la
organización del conocimiento, los puestos son ocupados por personas que conocen su tarea;
hablamos de aprender, y también de aprender a aprender. Para ello hay que abandonar los
viejos paradigmas de liderazgo y de poder, para acercarnos a un pensamiento capaz de
manejarse con sistemas complejos”.
Por otra parte, las personas tenemos conocimientos cada vez más especializados, por lo cual
necesitamos relacionarnos con otras para tener mayores posibilidades de éxito y obtener
resultados. Necesitamos complementarnos con personas que tengan otras especialidades para
ser eficaces y eficientes en nuestro trabajo.
Lo expuesto, unido al sentimiento de pertenencia que aflora cuando se es parte de algo más
grande que uno, nos permite aproximarnos al concepto de trabajo en equipo. Es necesario
diferenciar un grupo de un equipo:
Para que un equipo de trabajo funcione con eficacia y eficiencia, se requieren las siguientes
características:
Finalmente, para que un equipo funcione en forma eficaz, el modelo de trabajo requiere lo
que desarrollaremos a continuación.
Dimensiones de un equipo:
TAREA:
La naturaleza de los objetivos perseguidos es lo que determina la tarea del grupo, es decir, las
metas por lograr, el problema por resolver o lo que hay que hacer.
PROCEDIMIENTO:
Los procedimientos son las operaciones ordenadas en la secuencia cronológica que requiere la
forma sistemática de hacer un determinado trabajo.
Para diseñar los procedimientos, los equipos deben realizar ciertas actividades como las que se
mencionan a continuación:
PROCESO SOCIOAFECTIVO:
Al mismo tiempo que se realiza una tarea, de acuerdo con un determinado procedimiento, se
producen intercambios entre las personas en el nivel de acciones y reacciones afectivas o
emocionales. A esta tercera dimensión de la dinámica de un equipo se la denomina “proceso
socioafectivo”.
Algunos de los elementos más importantes que inciden en el proceso socioafectivo de los
grupos son los siguientes:
Visión compartida:
Como dice Senge, el punto de partida para la existencia del trabajo en equipo es contar con
una visión compartida. Una visión compartida es mucho más que una simple idea.
Las actitudes posibles ante una visión grupal son las siguientes:
Disfunciones:
Los equipos de trabajo están formados por personas que no siempre están ciento por ciento
interiorizadas con lo que significa trabajar con otros y depender de lo que hagan otros; por
ello, hasta que alcanzan la eficacia y la eficiencia, deben atravesar por diversas etapas de
“maduración”:
a) Formación
b) Tormenta
c) Normalización
d) Realización
Se caracterizan por:
Según los aspectos que se tengan en cuenta para el análisis, los equipos de trabajo pueden ser
clasificados de diversas maneras: según la interacción, según la naturaleza, según la estructura
y según el propósito o modo de actuar.
Teniendo en cuenta el grado de interacción entre sus miembros, podemos dividir a los equipos
en:
a) Funcional.
b) Interactivo.
c) Sincrónico.
FUNCIONAL:
Como aspectos positivos podemos resaltar la posibilidad de evaluar a cada uno de sus
miembros en forma individual, lo que permite su desarrollo y su formación según las fortalezas
y necesidades personales. Se desarrollan objetivos y controles específicos.
INTERACTIVO:
En este tipo de equipo, las posiciones también son fijas pero interdependientes. Se trabaja
como un equipo, a diferencia del anterior, en el que la actuación es en equipo.
SINCRÓNICO:
Se requiere un tamaño reducido de miembros. Este tipo de equipo puede ser el más
productivo, innovador y adaptable, pero es el más complejo de manejar. Los participantes
actúan juntos sincronizando sus acciones y adaptándose constantemente al accionar de sus
compañeros.
Según la estructura, de acuerdo con el nivel que ocupen los equipos en la pirámide
organizacional, pueden clasificarse como:
Alta gerencia: tiene a cargo los aspectos estratégicos y de liderazgo, y las decisiones
administrativas a nivel general.
Gerencia media: se caracteriza por un alto contenido administrativo, dotes de
liderazgo, pero menos manejo estratégico y operativo.
Nivel operativo: desarrolla la ejecución de las tareas basándose en los lineamientos de
sus superiores, con poca posibilidad de participar en la toma de decisiones.
Algunas actitudes positivas que contribuyen al crecimiento del equipo pueden ser:
o Aliento y apoyo
o Mediación y armonización
o Síntesis
o Observar y comentar la marcha del equipo
o Confrontación
o Favorecer los compromisos
o Formular normas grupales
Pero también hay actitudes negativas, que habrá que manejar y buscar la forma de evitar que
se vuelvan en contra de una persona o del equipo, para que puedan ser un factor constructivo
y no destructivo de la labor del equipo. Podemos mencionar las siguientes:
o Hacer callar
o Analizar o etiquetar
o Dominar
o Enfatizar lo negativo
o Agresividad
o Detención
Los altercados no son cuestiones personales, ya que cuando se trabaja en equipo se vuelven
grupales y afectan el rendimiento general del equipo. Es todo el equipo quien debe actuar en
pos de la solución.
Podemos concluir diciendo…:
El equipo responde del resultado final y no cada uno de sus miembros de forma
independiente.
Cada miembro del equipo es responsable de un cometido y sólo si todos ellos cumplen su
función, será posible sacar el proyecto adelante.
El equipo responde de los resultados obtenidos, pero goza de libertad para organizarse como
considere más conveniente. Dentro de ciertos márgenes, el equipo tomará sus propias
decisiones sin tener que estar permanentemente solicitando autorización a los estamentos
superiores.
Hay que entender que el conflicto es inherente a la conducta humana y que su aparición es un
síntoma que nos da la posibilidad de poder tratarlo.
Es importante, entonces, conocer la mejor manera de enfrentar estas situaciones con la mayor
efectividad posible. La resolución de conflictos es una técnica, y su conocimiento puede
beneficiar a ambas partes.
Cuando uno habla de resolver conflictos, inevitablemente lo asocia con ideas tales como:
o Competición.
o Hostilidad.
o Combate.
o Agresividad.
Esta creencia desnaturaliza la idea que debe tenerse de un conflicto. Las partes se aferran a su
postura sin ceder ni darse cuenta de que de esta forma lo único que consiguen es demorar
procesos de solución, ya que asocian esta “solución” a una “victoria personal” y no a la
desaparición del conflicto en sí.
EFECTOS:
Niveles de conflictos:
Surge del interior del individuo como resultado de roles contradictorios, cuando se depositan
en una persona expectativas contradictorias. Dentro de la persona existen intereses
contrapuestos que debe resolver para que no interfieran en sus relaciones interpersonales.
Surge cuando dos o más personas son incompatibles y sus personalidades chocan como
consecuencia de la oposición de intereses. La consecuencia de un inapropiado tratamiento en
este caso es el deterioro de la relación.
Esto puede ocurrir entre diferentes grupos de personas en los que cada uno tiene una definida
identidad propia.
Deberíamos aclarar que, como todo comportamiento, la conducta asertiva se aprende a través
de la ejercitación. El comportamiento asertivo debe integrarse como un hábito de manera que
sea natural y espontáneo dentro de las organizaciones, dejando de lado cualquier
susceptibilidad que pueda llegar a despertar.
Resolución de conflictos:
ETAPA DE PREVENCIÓN:
un marco normativo que permita hacer predecibles nuestros movimientos y conocidas sus
consecuencias. A este marco lo llamaremos “área de influencia legítima”. Esto significa
delimitar hasta qué punto la organización (el líder) puede y debe inmiscuirse en las tareas y los
deberes de los empleados.
Pero si la organización y los trabajadores definen de manera diferente estos límites, cuando el
conflicto aflora, su falta de tratamiento adecuado implicaría una situación ingobernable, sin un
procedimiento adecuado para abordarlo y resolverlo instantáneamente. Este tipo de
situaciones generan una inoperancia para la organización que se verá reflejada al final en
mayores costos
ETAPA DE DIAGNÓSTICO:
Como todo “gestor”, el líder debe aprender también a gestionar este tipo de situaciones con
eficacia. Forma parte de su tarea de todos los días. Deberá conocer y comprender las
eventuales diferencias que puedan surgir, para lo cual será necesario entonces que tenga una
capacidad de “ver más allá”.
De acuerdo con lo que plantean Schmidt y Tannenbaum (2004), cualquier líder debería
plantearse tres preguntas para llegar a obtener un diagnóstico ajustado a la realidad:
Pueden existir factores relacionados con la información. Este aspecto tiene influencia cuando
aparecen diferentes puntos de vista. Cuando dos personas manejan limitada información
sobre un problema complejo, y si además esta información es distinta una de otra, es muy
probable que no exista un acuerdo acerca de la naturaleza del conflicto.
También pueden existir factores relacionados con la percepción. Frente a los mismos
estímulos, evocamos imágenes diferentes. Esto es lo que denominamos anteriormente
“modelos mentales”. Esa percepción delimitará visiones, dimensiones, urgencias, gravedades,
quizá totalmente opuestas a nuestro interlocutor. El resultado será, sin duda, un choque con la
otra parte.
Por último, pueden existir factores relacionados con la función. Las deformaciones
profesionales pueden ilustrar este punto. Las posiciones, los estatus, los entornos pueden
influir en la percepción de los hechos limitando la imagen de los acontecimientos.
Otro elemento más a la hora de diagnosticar una disputa es identificando en qué fase de su
evolución se encuentra. Puede haber tantas fases como se me ocurran y dependiendo,
además, de los hechos que estoy analizando. Pero, a título de ejemplo, distinguiremos cinco
dentro de una misma situación y mostrando las consecuencias de un tardío tratamiento en
cada fase.
1) Fase de anticipación: el hecho no ocurrió, pero está por ocurrir. Tengo conocimiento
de la situación y de su factible desenlace futuro.
2) Fase de la diferencia consciente pero no expresada: se aceleran los tiempos y el hecho
trasciende. Las partes se enteran; saben algo, pero no tienen aún información certera.
3) Fase de la discusión: se ofrece la información oficial sobre el tema, pero no llega con la
intensidad deseada. Esta información es “desteñida” por los trascendidos que tienen
más fuerza y credibilidad.
4) Fase de la polémica: la situación se ha ido de los cursos preestablecidos. La
planificación ya no sirve y los esfuerzos son cada vez mayores.
5) Fase del conflicto abierto: la disputa ha quedado claramente definida, pero fuera de
tiempo y con un alto grado de intransigencia por ambas partes.
Hay que tratar de evitar que el conflicto llegue a su fase de urgente, y además tenemos que
poder distinguir la diferencia entre conflictos graves versus urgentes… porque “Cuando todo es
urgente, ya nada en urgente”.
ETAPA DE TRATAMIENTO:
RESULTADOS ESPERADOS:
Básicamente, uno puede querer ganar o querer perder, y, combinando la voluntad de ambas
partes que intervienen en el conflicto, los resultados pueden ser cuatro:
A. Ambos ganan: las dos partes están en mejor situación que antes. Es lo que se intenta
buscar para que la relación sea duradera.
B. Ambos pierden: las dos partes están peor que antes. Es totalmente improductivo para
ambas.
C. Gana A y pierde B: A sale victoriosa y B es derrotada. La relación no es fácil de
reconstruir.
D. Gana B y pierde A: B sale victoriosa y A es derrotada. La relación no es fácil de
reconstruir.
Técnicas:
En un primer análisis, la estrategia dependerá de un enfoque de cooperación o competencia,
pero un análisis más avanzado permite distinguir cinco estrategias bien diferenciadas:
1. Evitación: podríamos encuadrar esta estrategia dentro del dicho: “Dos no pelean si
uno no quiere”. Es decir, implica un distanciamiento mental y físico del conflicto cuya
estrategia refleja poco interés en los resultados de cualquiera de las partes. Suele
desembocar en una situación perder-perder.
2. Suavización: constituye la adaptación a los intereses de la otra parte en detrimento del
propio y desemboca inevitablemente en el resultado perder-ganar.
3. Forzamiento: consiste en el uso del poder para obtener beneficios. La estrategia está
apoyada en la agresividad para conseguir las metas personales a expensas de la otra
parte. El resultado probable es ganar-perder.
4. Negociación: contrariamente a lo que se cree, es la búsqueda de un punto medio de
equilibrio. Su resultado no sería demasiado definido y no podríamos hablar de ganar-
ganar.
5. Confrontación: implica un enfrentamiento directo del conflicto en busca de una
solución mutuamente satisfactoria. Conocida como “resolución de problemas e
integración”, esta táctica busca optimizar el cumplimiento de las metas y los intereses
de ambas partes, por lo que logra un auténtico resultado ganar-ganar.
Consideraciones generales:
Como primera medida, debemos tener en cuenta que no existe un método único de resolución
de conflictos. Esto dependerá de los diferentes grupos intervinientes, de las diferentes
personas, de sus diferentes culturas.
En segunda instancia, hay que considerar que cada parte de un conflicto tiende a imitar el
estilo de la otra: forzamiento induce forzamiento; adaptación induce adaptación.
Como tercer punto, hay que entender que la gente tiende a optar por diferentes estilos,
dependiendo del asunto.
Por último, deberíamos agregar que los entornos y las estructuras organizacionales suelen
reforzar el estilo utilizado.
Consejos útiles:
En vez de estar centrada sobre las partes, focalizara el problema que ambos necesitan
resolver, con la finalidad de poder generar la sensación de que han conseguido algo de lo que
pretendían. Esto implica un clima de colaboración, donde las partes trabajan juntas en la
resolución del problema, y no una atmósfera de competición, como ocurrió durante mucho
tiempo en la teoría de la negociación tradicional. Esta postura es la que finalmente traerá de
manera auténtica el sentimiento del resultado ganar-ganar para ambas partes.
La buena preparación es una de las claves para una exitosa negociación. Familiarizarse con el
caso y saber qué se espera de la otra parte garantiza poder reaccionar rápidamente y de
manera efectiva. La desinformación es fatal.
Focalizar en los resultados finales. Esto implica tener en claro los objetivos para armar
el proceso y no llevarse sorpresas tales como que lo conseguido no nos interesa, haber
hecho demasiadas consideraciones a la otra parte, obtener cosas de muy poco valor,
etc.
Conocer mis prioridades y mis límites me ayudará a conseguir más eficazmente lo que
estoy buscando.
Armar un paquete de puntos con los cuales voy a negociar, en vez de negociar punto
por punto a la vez, preparándome para negociar “un todo” en el que se ganan algunas
áreas y se conceden otras.
Tener una serie de “mezclas óptimas” de alternativas de posiciones para negociar en
vez de girar alrededor de una sola combinación de resultados.
En este análisis, usted tendría que tratar de pensar qué puntos o soluciones pedirá la otra
parte; pensar en cuáles serán sus objetivos, sus necesidades y demandas. Para esto hay que
ponerse en el papel del otro, incluso para conocer sus límites. Eso traerá menos sorpresas al
momento de negociar.
Una estrategia podría ser (aunque muchas veces es difícil) desvincular a la persona del entorno
del cual proviene su poder y darnos cuenta del entorno donde no lo tiene; otras veces,
despojarla de los símbolos en los que sustenta su poder. Es decir, de manera metafórica,
“cortarle la melena a Sansón”. Pero nunca desestimemos el poder propio: si la otra persona
tiene poder por la posición, yo tengo poder por la experiencia.
PREGUNTAR Y ESCUCHAR:
Una de las claves de una buena negociación es escuchar, escuchar, escuchar… y luego hablar.
Es decir, el proceso de escuchar comprende un 75% del proceso total de la negociación. La
mente del que negocia está llena de lo que quiere decir, lo que quiere esconder y lo que quiere
encontrar.
Esto significa estar atentos a lo que escuchamos que nos dicen, a lo que pensamos mientras
escuchamos y a lo que pensamos que estamos por decir.
Dar y recibir señales del deseo de moverse, de avanzar en la búsqueda de una solución. Crear
posibilidades de seguir generando cursos de acción dentro de la negociación. Esto ayuda a
seguir el proceso de negociación en la búsqueda de una solución favorable. Armar un paquete
de propuestas con una visión sistémica preocupándonos del resultado final más que del
resultado de cada punto en sí mismo, lo que significa solamente tener en cuenta los resultados
individuales a la luz del resultado final.
Conclusión:
Estudios cuantitativos acerca de las conductas de los negociadores exitosos revelan que éstos
tienen en cuenta una serie de aspectos, más del triple de las veces, que las personas comunes
que se sientan a resolver conflictos sin demasiada experiencia.
Finalmente, deberíamos decir que hay que mirar todo este proceso como una situación a
resolver y no como un problema sin solución o como un juego en donde sólo sirve ganar. Las
alternativas encontradas fácilmente sin compromiso de ambas partes tienen alta probabilidad
de fracasar por malos entendidos o fallas en la búsqueda de soluciones. Hay que focalizar en el
largo plazo, aunque implique utilizar más tiempo de preparación. Esto no sólo traerá más
probabilidades de éxito en los resultados, sino que nos convertirá en las personas con las
cuales no se tendrá problemas en volver a sentarse a conversar.
Introducción:
El simple hablar del poder es ya un acto de poder, porque se tiene la capacidad de omitir
significaciones, de simplificar, de resaltar. La temática no carece de dificultades: los abordajes
acerca del poder son múltiples.
Morgan plantea que no hay una definición única y consistente de “poder”, al que algunos ven
como:
Un recurso.
Una relación social caracterizada por alguna dependencia o influencia sobre algo o
alguien. Morgan rescata al respecto la definición de Robert Dahl -derivada de la
definición que Max Weber da de “autoridad”: “Habilidad de hacer que alguien haga
algo que de otra manera no haría”.
Henry Mintzberg (1992), como G. Morgan y otros, propone el análisis del poder a través de los
intereses de los actores que se ponen en relación dentro de las organizaciones. Éstas pueden,
así, ser vistas como sistemas de juegos de intereses, sistemas políticos y sistemas de gobierno
o estructuras de poder.
El poder es una relación, un fenómeno relacional. Las formas en que el poder se nos presenta
reflejan los matices de esa relación de influencia que va desde una influencia propiamente
dicha –pasando por aquella otra que logra el consenso sobre la base de algún tipo de
legitimidad– hasta el extremo de obtener obediencia del otro por medio de la coerción o la
violencia física, al margen de cualquier legitimidad y del grado de resistencia.
Weber distingue entre dominación y poder:
Definido esto, acotaremos que para Weber el concepto de poder es sociológicamente amorfo,
porque hay una enorme variedad de situaciones que pueden relacionarse con esta definición:
una persona puede encontrarse en dicha situación de poder de manera efímera, fugaz o
permanente, sin que la definición de por sí permita ahondar en las formas específicas a través
de las cuales dicho poder se ejerce. El poder impregna todas las relaciones sociales, pero no
genera por sí mismo estructuras sociales, como sí lo hace la autoridad.
El poder económico configura clases (concepto relacionado con el nivel de ingreso y las
posibilidades de intercambio en el mercado). El poder social, en tanto, se relaciona con el
prestigio, con los grupos de status; cuando cristaliza, se conforman estamentos
(agrupamientos cerrados de actores que comparten un status y mantienen vínculos de
comensalidad, nupcialidad y condiciones educativas similares; el concepto clave es “honor
social”). Finalmente, el poder político se compone de partidos, que son los agrupamientos en
los que este tipo de poder se organiza en función de la procuración y la defensa de intereses
comunes.
Max Weber formula tres tipos de fuente de legitimidad que dan por resultado tres tipos puros
de dominación legítima.
La dominación da origen a una estructura social (se institucionaliza). Sea cual fuere el tipo de
dominación, posee la siguiente configuración interna:
Pero puede ocurrir que a esto se le sume la obediencia a la tradición (“Siempre ha sido así”;
“Es lo lógico”). En ocasiones, se obedece también porque el directivo inspira el deseo de
obedecer, despierta confianza, se le entrega la voluntad de hacer. Aquí, Weber recurre al
“carisma” (la percepción de que el que manda posee un signo especial que lo distingue del
resto, una marca trascendente que lo convierte en un “elegido”).
Lo que se juega en el concepto de carisma es que se trata del elegido por parte de un poder
trascendente, algo que va “más allá” de lo cotidiano, de lo común. El carisma se vincula a lo
extraordinario.
Poder como derecho y poder como capacidad. Bases de poder en las organizaciones:
clasificación:
Tener una base de poder significa poseer una divisa de negociación (algo que los demás
necesitan o valoran). Tener una base de poder es una razón por la cual ser obedecido. Del
mismo modo, tener una base de poder implica estar en condiciones de generar algún tipo de
dependencia en los demás. La base de poder genera poder potencial (capacidad de ejercer
poder), pero no implica necesariamente que dicho poder llegue a ejercerse
Los elementos relativos al “derecho” son los que implican la legitimidad del que manda, la
legitimidad de la función, que está, por supuesto, encadenada a la legitimidad de la estructura
completa de dominación.
French y Raven (1959) proporcionan una clasificación de las bases de poder en las
organizaciones definiéndolas como aquellos recursos organizacionales que otorgan tanto el
“derecho” a actuar como la “capacidad” para hacerlo.
French y Raven (1959), y Raven (en J. Guiot, 1965) presentaron estas seis bases de poder:
1) Poder para premiar (o poder de recompensa): esta fuente de poder deriva del control
de la persona sobre los recursos, por ejemplo, para controlar la mano de obra
2) Poder de coacción: el poder para sancionar, para amenazar. Deriva de la posibilidad de
usar la propia posición para obligar a otros a actuar según la propia voluntad, aunque
eso no sea legítimo
3) Poder legítimo: el poder que se ejerce de acuerdo con las reglas organizacionales. Éste
es el poder que se ejerce con la autoridad de la empresa, es el poder de la función.
4) Poder referente: éste depende del carisma o del atractivo personal del individuo.
Involucra las relaciones de apoyo emocional con que cuenta la persona y su capacidad
de influencia.
5) Poder experto: el poder que se deriva del conocimiento. Se basa en el reconocimiento
de la pericia y la experiencia de quien lo posee.
6) Poder de información: la información dentro de su contexto, sobre personas, hechos y
demás circunstancias ayuda a predecir el comportamiento organizacional o los hechos
futuros reduciendo la incertidumbre en la toma de decisiones.
Siguiendo a Tyson (1996), el poder que esas fuentes otorgan está en función de la percepción
que tienen los demás respecto de la personalidad y de la efectividad de quien posee dichas
bases. Esa percepción estará mediada por:
La asimetría de las relaciones de poder entre los dos actores, la cual deriva en el
control (March, 1955).
La aceptación de la legitimidad de la fuente movilizada.
Lo deseable del resultado, es decir, la capacidad de un interés determinado o
particular de articular los intereses de otros actores y grupos que se presenta como un
interés mayor o general.
Las nociones básicas del análisis estratégico de Crozier son: actor (que sustenta un recurso,
una apuesta y objetivos), sistema de acción concreto (que es el conjunto de relaciones
establecidas por los miembros de una organización para resolver los problemas cotidianos) y
zona de incertidumbre (área de disposiciones y decisiones en manos de quien controla un
recurso clave para la organización).
Para estos autores, es posible distinguir cuatro grandes fuentes de poder correspondientes a
los diferentes tipos de fuentes de incertidumbre especialmente pertinentes para una
organización:
1) Las que provienen del control de una competencia particular (lo que generalmente la
teoría sociológica llama “pericia”) y de la especialización funcional.
2) Las que están ligadas a las relaciones entre una organización y su entorno.
3) Las que nacen del control de la comunicación y de la información.
4) Las que provienen de la existencia de reglas organizacionales generales.
La segunda fuente de poder se vincula con las incertidumbres que se desarrollan en las
relaciones entre la organización y su medio. Esta fuente es bastante cercana a la primera, pues
el control del medio se puede considerar una forma de “pericia”.
Algunos autores, como Richard Sennet, consideran que las formas de la autoridad son una
interpretación de las condiciones y formas del poder (Sennet, 1982, p. 27). A partir de aquí,
como hemos ido viendo, surgen dos posturas diferentes: la representada por Weber, que
identifica autoridad con legitimidad (la cual tiene sus tres fuentes, a las cuales se asocia la
obediencia voluntaria o “anuencia”), y la representada por Freud –según Sennet–, donde se
hace hincapié en que en la autoridad se da “un proceso por el cual la gente percibe la fuerza
de otros, aparte del contenido de lo que percibe”. Tendríamos entonces aquí el elemento
emocional en el discurso político. Parte de este proceso emocional involucra la idealización, la
proyección, la identificación, conduciendo a un depósito de la voluntad en el otro, en la
autoridad. Se trata de una entrega o, como dice Freud, “se trata de la pasión de regresar, de
rendirse”.
Por “disciplina”, Weber define: “La probabilidad de encontrar obediencia a un mandato por
parte de un conjunto de personas, que, en virtud de actitudes arraigadas, sea pronta, simple y
automática”.
Pues bien, el “cómo se logra” es una cuestión que vemos abordada en profundidad por Michel
Foucault en el concepto de “dispositivos de poder”, así como en el concepto de Bourdieu de
“habitus”
Para Sennet, al analizar dominación y disciplina, Weber estaría sosteniendo que las
condiciones de poder determinan lo que verá y sentirá el subordinado (por esto hablábamos al
principio de que la configuración del poder es la matriz de la cultura de una organización)
Siguiendo a Sennet, lejos de todo mecanicismo, puede afirmarse que la gente piensa de varios
modos acerca del poder, pero no hay más que ciertos tipos de pensamiento que llevan a
concebir a los poderosos como autoridades y que están determinados por el tipo de controles
que ejercen esos poderosos.
Así, más que en decirle a la gente exactamente lo que tiene que hacer, la eficacia del poder
estaría en controlar las formas en que la gente razona: los insumos de su pensamiento, de
modo tal que el resultado de este pensamiento sea justamente el pretendido. Para ello, el
poder se ejerce traduciéndose en estructuras legítimas (de autoridad) y viabilizándose a través
de dispositivos disciplinarios.
Los dispositivos de poder, para operar sobre los cuerpos de las personas, necesitaron reunir a
la gente bajo un formato organizacional específico, que nos es familiar: los espacios cerrados,
o espacios de clausura (los claustros: aulas, conventos, talleres, cárceles, etc.).
Veamos, por ejemplo, cómo opera el dispositivo en la institución trabajo, organización fabril: el
“buen ciudadano-trabajador” será ejemplar en tanto haya aprendido a obedecer a la autoridad
sin más ni más (automáticamente); adaptarse a las órdenes sin cuestionarlas; disciplinar su
cuerpo y su energía en dirección hacia lo que se le ordena hacer, en los tiempos que se le
requieren y dentro del espacio del taller. La jornada laboral será “natural” para él, tanto como
la existencia de la autoridad y la necesidad de obedecer. Todo esto ya lo aprendió, por
vivencia, en la familia, y tal aprendizaje continuó en la escuela. Así, precisamente, se le
presenta el mundo.
Cambio en el flujo del poder social: de las sociedades disciplinarias a las sociedades de
control:
En la medida en que el contexto social ha puesto a los miembros de las organizaciones en una
situación cada vez más vulnerable, la caída del pleno empleo como ordenador económico-
social, la caída de los contratos colectivos de trabajo y la flexibilización laboral (como
modificaciones del contexto normativo social y organizacional), unidos a un aumento sin
precedentes de los índices del desempleo, han configurado una fuerte asimetría en la manera
en que se vinculan las personas respecto de la propiedad de los recursos en el interior de las
organizaciones.
Los modelos de trabajo adoptados por las organizaciones responden a la cultura organizacional
y están, como ya vimos, íntimamente relacionados con una batería de dispositivos de poder,
dispositivos disciplinarios orientados a formatear las prácticas de las personas y que generan,
al mismo tiempo, un tipo determinado de subjetividad propia de esa organización.
Introducción:
Todas las organizaciones tienen cultura, pero sus miembros no saben muy bien cuáles son sus
componentes y sus características, y cuál sería la utilidad de estudiar la y conocerla.
En el lenguaje cotidiano se usa la palabra “cultura” de muchos modos diferentes: a veces, para
significar raza, nacionalidad o etnia (culturas china y africana); otras, para reflejar tendencias o
modas en la música, el arte, la ropa, la comida, etcétera.
La cultura integra los intangibles de las organizaciones. Cuando uno se acerca a las culturas
internas, debe asistir y comprender los silencios, y leer entre líneas lo que se comente en las
organizaciones, ya que forma parte de lo no explicitado.
La cultura opera generalmente en dos niveles del individuo, el social y el personal. Llevamos
esa cultura a la escuela, al trabajo, a las reuniones con amigos y con la familia. Es parte
esencial de nosotros y tiene un papel central en modelar nuestro sentido del yo y la identidad.
Concepto de cultura:
Desde el punto de vista organizacional, Geert Hofstede (1999) analiza los modelos mentales
vinculados a la cultura organizacional. Ésta se manifiesta por medio de símbolos, héroes y
rituales, como prácticas y valores a diferentes niveles de profundidad, que no se pueden
observar a simple vista.
Tal vez sea Schein (1985) el autor más citado cuando se hace referencia a la conceptualización
de cultura organizacional. Para él, “cultura” es: “Un modelo de presunciones básicas
inventadas, descubiertas o desarrolladas por un grupo dado al ir aprendiendo a enfrentarse
con sus problemas de adaptación externa e integración interna, que haya ejercido la suficiente
influencia como para ser considerado válido y, en consecuencia, ser enseñado a los nuevos
miembros como el modo correcto de percibir, pensar y sentir esos problemas”.
La socialización es el proceso por el cual aprendemos e internalizamos las reglas y los patrones
de conducta modificados por la cultura, y esto ocurre desde el nacimiento. La culturización, en
tanto, es el proceso por el cual los jóvenes adoptan los modos y maneras de su cultura. Un
pariente cercano de la culturización es un término que actualmente oímos bastante,
“aculturación”, que se refiere al proceso de adaptación a una cultura diferente de la propia. La
distancia cultural es el grado de diferencia entre dos sistemas sociales (“Estamos a un día de
distancia geográficamente, pero a un siglo culturalmente hablando” es un caso de gran
distancia). Esta distancia afecta a las respuestas, y el etnocentrismo se magnifica si la distancia
es grande.
La cultura organizacional es una de las áreas más controvertidas, pues se caracteriza por lo
siguiente (De Val Pardo, 1997):
Tal vez sea interesante considerar como eje de esta diferenciación la clasificación que plantean
Martin y otros (2004), quienes expresan tres perspectivas diferentes sobre lo que es cultura: el
enfoque de la integración (cultura fuerte); el enfoque de la diferenciación (subculturas); y el
enfoque de la fragmentación o ambigüedad.
Son bien conocidos en la literatura del management los dos primeros enfoques, pero no así el
tercero, el enfoque de la fragmentación o ambigüedad, que “plantea la preponderancia de la
complejidad cultural en las organizaciones como consecuencia de la ambigüedad generada por
los constantes flujos de información, cambios en el ambiente y condiciones de trabajo, lo que
genera incertidumbre en los miembros. Este paradigma visualiza a la cultura como poseedora
de un solo significado compartido: la conciencia misma de la ambigüedad bajo el entendido de
que el consenso se reconceptualiza en una forma que reconoce que los miembros culturales
algunas veces cambian sus visiones de momento a momento.
Enfoque de la integración:
Esta perspectiva plantea la necesidad de que las culturas organizacionales muestren cohesión,
uniformidad, alto grado de acuerdo general, consistencia y homogeneidad de pensamiento y
comportamiento. Se considera que esta cultura es deseable y lograble, que es una cultura a
imitar y que su implantación conlleva el éxito empresarial. A los directivos les gustaría creer
que la cultura es una herramienta que permite unificar los valores y normas de
comportamiento y que puede ser útil para generar lealtad, compromiso, productividad y
eficacia financiera.
Los estudios de integración son los más conocidos y son los que dieron pie al renacimiento de
la cultura organizacional.
Dentro de este enfoque, que fue cultivado por varios autores, se realizaron innumerables
definiciones y se crearon numerosas tipologías que, en general, señalaban que había una
cultura que era más exitosa que el resto; en el caso de Deal y Kennedy (1983), se denominaba
“fuerte”, “dura” o “macho”. Entonces, lo que se creía era que todo empresario que quisiera ser
exitoso tenía que copiar o imitar esa cultura.
La cultura fuerte que se recomendaba marcaba que había un compromiso alto, que esto
generaba una mayor productividad y, por lo tanto, daba más rentabilidad. Podría decirse que
este esquema era un nuevo “one best way” tayloriano, trasladado a la cultura; éste es el mejor
camino para tener éxito.
El uso de tipologías tiene ventajas y desventajas. Entre las primeras, está el atractivo de
disponer de una clasificación de las culturas organizacionales, y entre las segundas, que el tipo
ideal de cultura organizacional es un concepto teórico que muy difícilmente se refleje en la
realidad. En el fondo, el problema es que en la organización no se presentan tipos puros, sino
que las culturas son híbridas, una mezcla entre varios tipos, lo cual se aprecia cuando uno
“escarba” en cualquier organización y, en cierta manera, lo que tenemos son
heterogeneidades. El problema es que, al plantear tan atractivamente la cultura, como
hicieron los autores mencionados, ésta se convirtió en un tema de moda. Desde el momento
en que se empieza a demostrar que eso no es cierto, puede ser que la moda tienda a
desaparecer.
1) Teoría 1: habitualmente, está relacionada con la cultura fuerte. En las culturas fuertes,
casi todos los directivos comparten un conjunto relativamente coherente de valores y
métodos para la conducción de los negocios. Los nuevos empleados adoptan esos
valores con rapidez. En esas culturas, es muy posible que un nuevo directivo sea
corregido por sus subordinados, al igual que por sus superiores, si viola alguna de las
normas de la organización.
2) Teoría 2: esta teoría establece abiertamente las directrices que debe seguir la cultura
de una empresa (y sus empleados) para que sea capaz de potenciar la rentabilidad de
la organización. El concepto clave utilizado es el de “ajuste”. Se afirma que el
contenido de una cultura, en términos de los valores y comportamientos compartidos,
es más importante que su nivel de fortaleza.
3) Teoría 3: el fundamento lógico de esta teoría señala que únicamente las culturas que
ayudan a las organizaciones a anticiparse y a adaptarse a los cambios del entorno
pueden asociarse con altos niveles de rentabilidad a largo plazo.
Algunas de las conclusiones a las que llegaron Kotter y Heskett (1995) fueron las siguientes:
Una cultura transaccional enfoca todo en términos de relación contractual, tanto explícita
como implícitamente. En esta cultura, todo tiene fijado su precio y cada acción tiene asignado
su valor. Predomina una cultura del individualismo y priman los intereses personales por sobre
la organización.
Por cultura transformacional se entiende aquella que se caracteriza por promover y apoyar
innovaciones, así como por discutir temas e ideas que abren nuevas oportunidades en vez de
inhibirlas.
El liderazgo es ejercido de tal suerte que los objetivos organizacionales y los propósitos son
asumidos como propios por todos los actores de la comunidad como aspectos fundamentales
de la visión.
El control por la cultura intenta inducir que la conducta de las personas esté de acuerdo con
los preceptos culturales. Puede que los controles externos provoquen reactancia psicológica;
esto significa que a los individuos no les gusta perder libertades y la imposición de
restricciones externa es una intención relativamente molesta que puede suscitar sentimientos
del constricción o comportamiento rebelde. El control cultural supera este problema porque
los controles provienen de la internalización de los valores y son los compañeros quienes se
encargan de ponerlos en práctica, manipulando potencialmente lo más profundo de los
valores personales de los empleados.
Enfoque de la diferenciación:
La claridad de las culturas sólo existe dentro de las subculturas, y las ambigüedades aparecen
en las intersecciones entre las subculturas. Hay algunos que sostienen que tal vez no haya que
hablar de cultura de la organización, sino de una sumatoria de sus subculturas. Entonces, la
subcultura es la “isla” que da claridad a esa ambigüedad que genera la organización.
Hay subculturas horizontales y otras que son verticales. Las subculturas horizontales se
relacionan con la diferenciación clásica de ocupaciones y de lugares de trabajo. En cambio, las
subculturas verticales se relacionan con diferenciaciones que tienen que ver con grupos de
empleados, con subculturas profesionales, con grupos integrados por distintos orígenes
étnicos, gremiales o políticos, donde los actores intentan la preservación de sus usos y
costumbres.
Además de las subculturas se presta atención a las contraculturas, que reflejan un conjunto de
ideas, creencias y valores que se oponen a la cultura dominante.
El tercer enfoque es el de la fragmentación. Está representado por autores como Weick (1982),
o March y Olsen (1976), que dicen que el tratamiento del estudio de las culturas
organizacionales es inconsistente. La interpretación de la cultura es múltiple y compleja, ni
claramente inconsistente ni claramente incoherente; la relación entre las interpretaciones es
compleja y contiene elementos que llevan a la contradicción y a la confusión. Hay falta de
acuerdo general, incertidumbre y contradicción.
Lo que aquí se plantea es que el poder se difunde por distintos niveles a lo largo de la
organización, produciéndose un flujo constante de intercambios. Esto lleva a expresiones
como “flujo constante”, “alienación y apatía”, “confusión y satisfacción”. Se señala que hay
pocas pautas para controlar el proceso de cambio, que es contradictorio: a veces se avanza, a
veces se retrocede, otras se genera conflicto y otras se destruyen las organizaciones en ese
proceso.
El autor que mejor refleja este enfoque de la fragmentación es posiblemente Weick (1982),
que intenta resumir la caracterización de su orientación del siguiente modo, al mencionar
ciertas sugerencias a tener en cuenta:
o Tener información ambigua e iniciar la tarea de organizar.
o Trabajar para establecer significados de exposiciones confusas que requiere el
esfuerzo de dos o más personas.
o Las interdependencias personales son la esencia de las organizaciones, pero sólo
fluidas y cambiantes.
o Las organizaciones tienen una importante participación en la creación de realidades
que luego consideran “hechos” a los que deben ajustarse.
o Los eslabones causales independientes forman redes mediante conductos coordinados
entre dos o más personas.
o Las organizaciones son ambivalentes en cuanto a su franqueza o su hermetismo y en
cuanto a la confianza y la desconfianza.
Por otra parte, el concepto de ambigüedad asociado a la cultura presenta otro dilema
importante, ya que la definición de prácticas culturales es difícil, por cuanto tanto el concepto
de cultura como las prácticas asociadas a éste son muy ambiguas, sobre todo si consideramos
que son guiadas por patrones normativos de interacción social que no se clarifican obteniendo
más datos, como en el caso de la incertidumbre, sino que se asocian a interpretaciones poco
claras de un fenómeno o conjunto de eventos.
Esta perspectiva plantea básicamente que las organizaciones no son islas y que, para
comprender su cultura, hay que tener muy presente la cultura del contexto donde actúan.
Agregaríamos que muchas veces una organización, por su tamaño o por las relaciones de
dependencia que genera, también impacta en el contexto con el que se relaciona.
Ahora bien, la cultura se construye socialmente, es creada y conservada por un grupo. Los
miembros que ingresan a una organización aprenden su cultura. La cultura se diferencia de la
naturaleza humana en que no es heredada, sino aprendida y, en gran parte, en la primera
infancia. Por otro lado, se diferencia de la personalidad, que es aprendida y heredada, pero
que se refiere al nivel individual. Cada persona lleva dentro de sí modelos de pensamiento,
sentimientos y actuación potencial que ha aprendido a lo largo de su vida. Esto se denomina
“programas mentales” o “software mental” que conforman la cultura.
Entre la personalidad y la naturaleza humana está la cultura, que es específica de cada grupo
humano. El estudio de las diferencias culturales entre distintos grupos sociales presupone una
postura de relativismo cultural.
Claude Lévi-Strauss citado por Hofstede (1999) indicó lo siguiente: “El relativismo cultural
afirma que una cultura no tiene criterio absoluto para juzgar las actividades de otras culturas
como ‘bajas’ o ‘elevadas’. Sin embargo, cada cultura puede y debe aplicar dicho juicio a sus
propias actividades, porque sus miembros son tanto actores como observadores”.
o Nivel nacional.
o Nivel regional, ético, religioso, lingüístico.
o Nivel de género.
o Nivel de generación.
o Nivel de clase social.
o Nivel organizacional.
Hofstede también marca cuatro dimensiones que hacen diferencia en las culturas
organizacionales:
Posteriormente, Hofstede agregó un nuevo par, que distingue entre una orientación hacia el
corto plazo y una orientación hacia el largo plazo:
La primera, tercera, quinta y sexta dimensiones están relacionadas con el tipo de trabajo que
realiza la organización y con el tipo de mercado en el que actúan. Reflejan en parte la cultura
del sector o de la industria con que comparten la cultura entidades similares y que, a menudo,
se olvida en la literatura organizacional.
La segunda y la cuarta están basadas en factores históricos, como la filosofía del fundador y las
crisis recientes.
Palabras finales:
Marco contextual:
La pobreza no es una situación coyuntural, sino que se ha instalado como una cuestión
estructural a nivel continental. A lo largo de nuestro continente, vastos grupos humanos se
encuentran sumidos en la exclusión, la marginalidad, la falta de acceso a los bienes y servicios
que la sociedad contemporánea ofrece; el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha llegado a
niveles tales de expansión, que es absolutamente injustificado el estatus alcanzado por la
situación social.
Por su parte, los modelos económicos contemporáneos se diseñan sobre la base del
paradigma de la globalización, un mundo único, planetario, donde la libertad –en el sentido
más amplio– es el disparador central, con cierta insistencia en la libertad comercial y el libre
flujo de los sistemas financieros.
Crecimiento y desarrollo:
Del mismo modo en que una economía puede crecer, puede estar estancada o decrecer. Éstas
son instancias que hacen al desenvolvimiento de diferentes sectores empresariales, pues un
índice sintetiza a todos los sectores con variantes intersectoriales y no todos crecen al mismo
ritmo, sino que su crecimiento depende de cómo aprovechan las oportunidades de negocios o
se defienden de las amenazas.
Joseph E. Stiglitz (2006) lo explica de esta forma: “El desarrollo consiste en transformar la vida
de las personas y no sólo la economía. Por eso hay que considerar las políticas de educación o
empleo a través de la doble óptica de cómo promueven el crecimiento y cómo afectan de
manera directa a los individuos. Los economistas se refieren a la educación como capital
humano: invertir en la población reporta beneficios, del mismo modo que hacerlo en
maquinaria. Pero la educación tiene otros efectos. Abre la mente a la idea de que es posible el
cambio, que existen otros modos de organizar la producción, pues enseña los principios
básicos de la ciencia moderna y los elementos del razonamiento analítico, y potencia la
capacidad de aprender”.
El desarrollo humano no puede ser medido en función del aumento o el descenso del ingreso
nacional, o del PBI, sino de acuerdo con la capacidad de cada país para crear un contexto
cultural y social en el que las personas de diferentes niveles estén en condiciones de
desenvolver su potencial creativo y de acceder a experiencias de vida acordes con sus
necesidades e intereses vitales.
Anticipamos, por lo tanto, que el rol de las empresas (no sólo ellas, también el Estado, las
universidades, la sociedad civil, en fin, todos los actores) en este aspecto pasa a ser central, en
términos de preocupación por armonizar las concepciones disciplinarias teóricas con el análisis
concreto de la realidad social, para comenzar a atender prioritariamente la deuda social con el
concepto de desarrollo humano, inscripto en el campo más amplio de lo que hoy se conoce
como “ética del desarrollo”.
En este ámbito, el índice de desarrollo humano pasó a ser una preocupación, y su elaboración
constante permite medir la evolución de la calidad de vida, es decir, cómo vive la gente; está
formado por tres indicadores sustantivos, que luego se desagregan en analíticos comparativos:
El Estado y el Mercado:
Algo para tener en cuenta es la importancia de la dicotomía entre Estado y mercado que, bajo
el paradigma exaltado de este último, ha dejado al libre juego de la oferta y la demanda la
asignación de recursos, entre ellos, los recursos laborales; es decir, la capacidad de las
personas, sus conocimientos, sus habilidades y las posibilidades de desarrollo personal e
inclusión en la sociedad.
Pero con el libre juego del mercado y el debilitamiento del Estado se produjo un encuentro
explosivo. El Estado se desentendió de la cuestión social, de las consecuencias del
funcionamiento del mercado, y dejó hacer. Era aquello de la “mano invisible” de Adam Smith.
Por lo tanto, dada la situación social que este modelo trajo como resultado, se trata de
recuperar las capacidades no sólo del Estado, sino también de las empresas, en un nuevo rol
para los inicios del siglo XXI.
El caso de la Argentina:
La Argentina creció aceleradamente en los primeros años de ese gobierno (que se mantuvo
por dos períodos consecutivos) aplicando el modelo neoliberal a ultranza. Todas las recetas del
Consenso de Washington formaron parte de la política económica, ninguna se dejó de lado, y a
partir de 1996-1997, se inició un período de recesión que se extendió hasta el año 2003,
constituyendo la recesión más larga conocida de la historia argentina, que incluye el colapso a
fines de 2001, identificado como la crisis perfecta: es decir, no le faltaba nada.
Fue, simultáneamente, una crisis política en gran escala (“Que se vayan todos” fue la frase de
esos tiempos); una crisis económica profunda, pues se había destruido el aparato productivo,
se había desindustrializado el país y concentrado la riqueza; una crisis social de magnitud (en
2002, la medición de la pobreza alcanzaba el 54,8% de la población y el desempleo llegaba al
25%); y una crisis moral y de valores que se extendía a lo largo y a lo ancho del país.
Conscientes de esto, se suceden varias iniciativas, como el mencionado Pacto Global de las
Naciones Unidas, el Libro Verde de la Unión Europea y numerosas empresas de punta que han
ingresado activamente en esta nueva área del conocimiento. Se pueden citar algunos otros
ejemplos:
Es una nueva cosmovisión de los negocios, otra forma de sentirlos y pensarlos, que tiene en
cuenta la interacción con los distintos grupos de interés que rodean la actividad de la empresa.
Los proveedores, por su parte, constituyen otro de los casos especiales en la nueva economía
de empresas desintegradas que actúan en red utilizando las ventajas comparativas, con
empresas pequeñas y medianas que hacen mucho de poco, a través de la especialización.
La informalidad laboral es otro de los desafíos en términos de RSE, vinculado a la inclusión del
trabajo formal no sólo en la empresa, sino también en la cadena de valor, agregando una
perspectiva de largo plazo para el capital humano.
La empresa es una creadora de conocimiento permanente y sería muy egoísta que lo utilizara
solamente para su enriquecimiento, desaprovechando su potencialidad, así como también los
valores de su gente en términos de la vocación solidaria, impulsada desde la empresa.
Baltazar Ojea, Daniel Stolar y Daniel Berenblum (2006) expresan dimensiones de la RSE
vinculadas a las áreas funcionales de la empresa:
Recursos humanos
Producción
Marketing, comercialización, ventas
Compras, abastecimiento, suministros
Finanzas y contabilidad
Distribución
Para este tipo de problemas sociales es necesaria la ejecución de estrategias organizativas que
articulan distintas instituciones, como por ejemplo el Programa Súper Sopa, diseñado en el año
2003 por la Universidad Nacional de Quilmes para producir un alimento enlatado, sobre la
base de hortalizas varias, carne, arroz y arvejas. En marzo de 2006, se hicieron 2.750.000
platos de sopa para ser consumidos en más de 300 comedores comunitarios.
El rol que tienen las empresas en este nuevo siglo las impulsa a desarrollar sus actividades de
manera socialmente responsable, con compromiso y transparencia ante sus interlocutores, y a
actuar como verdaderos ciudadanos corporativos, que tienen derechos, pero también deberes
y obligaciones que se reflejan en acciones tendientes a mejorar la calidad de vida de la
población.
El rol de la universidad:
La universidad juega un rol relevante incorporando este dinámico campo del conocimiento,
produciendo tecnologías en sus programas de estudio y formación, sus investigaciones y sus
aportes a la comunidad.
La sociedad civil ha ido creando ONG que participan activamente en diversos órdenes de
actividades. En conjunto, conforman el tercer sector, que incluye una gran diversidad de
fenómenos vinculados a causas reivindicatorias, de ayuda, las cuales han tomado sustantiva
relevancia y cuyo accionar se articula con empresas y gobiernos para vigorizar el tejido social.
Estas organizaciones sin fines de lucro –basadas en la promoción de los valores solidarios y
cooperativos, la ayuda mutua y la participación social– juegan un papel fundamental en la RSE,
pues en muchos casos son las viabilizadores de los proyectos de las empresas y los diferentes
modos de implementación de la RSE, y a veces se constituyen en la extensión de la empresa
misma.
El segundo aspecto es la filantropía. La actitud filantrópica está relacionada con las donaciones,
la vocación de la empresa para donar, contribuir con alguna causa, ayudar a satisfacer alguna
necesidad, en forma ocasional o permanente, por oferta de la empresa o por demanda
institucional (colegios, iglesias, ONG, municipios, etc.), en dinero o en especie.
Otro estilo, en este sentido, lo constituyen las donaciones empresariales a sus propias
fundaciones o a entidades de bien público para determinados fines. Esta modalidad es
reconocible como una actitud y un comportamiento bienvenido y difundido en el espacio
empresarial. Sin embargo, si bien es la manera tradicional y tiene larga data, no alcanza,
resulta insuficiente para el nuevo paradigma y cosmovisión de la RSE.
En RSE, se trata, entonces, de involucrarse, término clave en RSE, de formar parte, insertarse
en la realidad social y procurar contribuir bajo un modelo de ganar-ganar: gana la empresa
porque se fortalece en el reconocimiento de sus stakeholders y gana la sociedad como
receptora de sus actividades.
1. Proyectos:
“Una escuela para todos” (Mar del Plata, provincia de Buenos Aires)
Congregación Hermanas de la Caridad (Mar del Plata, provincia de Buenos Aires)
“Yo sí puedo” (Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego)
Asociación Marplatense de Ayuda al Diabético (Mar del Plata, provincia de Buenos
Aires)
Asociación Sólo al Comienzo (Gowland, provincia de Buenos Aires)
2. Programas con mayor grado de involucramiento en la gestión estratégica:
Autoproducción de Alimentos en Sectores Carenciados Urbanos (Ushuaia, provincia de
Tierra del Fuego)
Fundación Grameen Mendoza (en la provincia homónima)
Laboratorio de Construcción, Capacitación y Producción Familiar para el Mejoramiento
del Hábitat con Riesgo en Grupos Sociales Vulnerables, y Programa de Asistencia y
Prevención de la Salud en Barrios Periféricos (modalidad itinerante) (Mar del Plata,
provincia de Buenos Aires)
Si ambas proposiciones pueden ser aceptadas, la tesis que se tornó dominante en la teoría
económica de la posguerra –la noción de que el autointerés dentro de la ley basta, y las reglas
de juego del mercado significan “vacaciones morales” para los jugadores– debe ser
descartada.
La “mano invisible” de Adam Smith continúa vigente, pero la base de comportamiento
adecuada para que ella pueda funcionar satisfactoriamente debe ser mejor comprendida. Se
abandona así la paradoja del egoísmo ético –“Vicios privados, beneficios públicos”– y retorna
el sentido común: “Virtudes privadas, beneficios públicos”.
Irresponsabilidad empresarial:
Estos se denominan “delitos de cuello blanco” y en ellos se reconocen, entre otros, tres
elementos generales que siempre están presentes: motivo, oportunidad y racionalización:
Presiones para cumplir con los presupuestos de ganancias y así poder mantener y
aumentar el valor de las acciones, compensaciones a los ejecutivos asociados a los
resultados contables y al valor de la acción.
Reglas contables inefectivas, limitaciones en la independencia de los auditores y
asesores legales.
Inexperiencia de los gerentes, directorios débiles que no ejercen sus
responsabilidades, con escasos valores éticos, desprejuiciados, donde los fines están
por encima de los medios utilizados; se argumenta “la razón de mercado”, la
competencia.
Al margen de estos elementos, lo que ha prevalecido fueron los intereses personales de una
ambición desmedida.
El comportamiento corrupto:
La estafa no es un fenómeno nuevo y la corrupción en los negocios tampoco. A continuación,
se ofrece un breve repaso de algunos casos emblemáticos en la historia de las empresas y de
sus protagonistas principales:
Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía, identifica como “creativas” las formas contables
fraudulentas y, acerca de las remuneraciones, comenta: “Las opciones son una de las
principales razones por las cuales los directivos y gerentes que en 2002 ganan 400 veces más
que los empleados medios, en la década del ochenta ganaban 40 veces más”.
La irresponsabilidad por el cuidado del medio ambiente y la conservación del planeta (del cual
somos inquilinos y al que debemos proteger para las generaciones futuras) son otra de las
demandas fundamentales al comportamiento de la empresa y su rol contemporáneo.
El caso Nike:
Nike es una corporación mundialmente conocida, caracterizada por ser una empresa virtual.
Mientras los consumidores la piensan como una fábrica de calzado deportivo, de hecho, la
empresa es un estudio de investigación y diseño con una fórmula de marketing y distribución
sumamente elaborada.
Nike vende conceptos; la empresa establece contactos con fabricantes anónimos del sudeste
asiático para que fabriquen la forma física de esos conceptos. Esta nueva forma de hacer los
negocios en el estilo red, enfatizando el hecho de que proveedores sin nombre son quienes
elaboran los productos físicos, en determinadas ocasiones puede suponer la explotación de los
trabajadores.
Por este motivo, Nike ha estado implicada en litigios, boicots y condenas públicas por prácticas
laborales injustas. Las protestas de los trabajadores de las plantas de producción contratadas
en el extranjero han tenido reflejos en informes de prensa que señalan la amplitud de los
abusos físicos y sexuales a que se ven sometidos esos trabajadores, las inhumanas condiciones
de trabajo, en entornos con altos riesgos de accidentes laborales, bajos salarios y sistemas de
cuotas en la contratación del personal.
Como toda capacidad fáctica, la gerencial no es una capacidad estática que se pueda modelizar
de una vez para siempre, en el sentido de la adquisición de un saber que se cristaliza y se
transforma en perdurable. Es más bien un saber contextualizado, cambiante, dinámico, con
resultado probable, más aún cuando los procesos de cambio son muy acelerados, y la “teoría”
no alcanza en el tiempo a desarrollar y transmitir los saberes explorados para ser aplicados en
los fenómenos concretos.
Para el primer caso se enfrentan los saberes con los comportamientos, la organización de los
estudios y carreras, los modos sistemáticos del aprendizaje, el desarrollo de la
“profesionalización”, que forma la aptitud.
La especialización ha llevado a saber cada vez más de menos; lo que hoy se denomina la
“hiperespecialización”. Este tipo de sesgo produce inconvenientes para interpretar el todo,
dificultando la interacción, en el sentido de que el todo es un “algo” diferente de las partes y,
cuando se parcializa, puede perder su esencia. Se debe procurar, entonces, la articulación de
conocimientos de distintos campos del saber.
La gerencia social:
La idea central de la gerencia social consiste en explorar la naturaleza y los alcances que
significan gerenciar proyectos de gran escala para poblaciones carenciadas, en campos como la
nutrición, la educación, la salud, el empleo y la vivienda, que permitan revertir situaciones
estructurales a través de la inclusión y la sustentabilidad de la dignidad humana.
Se trata, pues, de formular una “socioeconomía”, no de aislar estas dos disciplinas, sino
integrarlas; esto se ha dado en llamar una “economía con rostro humano”, un Estado que
prevea las consecuencias de las políticas económicas, a quién afectan y cómo.
Un tema a destacar en este marco es el concepto de capital social, como uno de los
instrumentos relevantes para el desarrollo, concepto contemporáneo que se agrega a las ideas
tradicionales. Está considerado un insumo capaz de producir resultados. En este sentido se
destacan cuatro formas de capital:
El grado de confianza entre las personas, entre personas e instituciones, y entre las
instituciones (gobierno, empresas, Iglesia, clubes, etc.).
La conciencia cívica de la sociedad.
La capacidad de asociatividad.
Los valores éticos dominantes en una sociedad, que hacen a la postura de las personas
para guiar sus acciones.
En gerencia social se destacan algunos atributos que la instituyen como una gerencia
diferenciada; entre otros, es una gerencia participativa, desjerarquizada, heurística e
interorganizacional.
Gacetillas vinculantes:
Por “gacetillas vinculantes” exponemos las versiones más actuales que, no teniendo aún forma
de libro, conforman el perfil del pensamiento que surge desde distintas dimensiones de la
sociedad.
Gerard Zandstra:
Zandstra considera que la expresión “responsabilidad social empresarial” hoy está de moda y
que sería más útil que, en lugar de abrir departamentos de RSE dentro de las empresas, cada
empresario en forma individual reflexionara sobre la moralidad de sus actos. Esto sería una
verdadera revolución, ya que el énfasis en la ética de las conductas tiene que estar puesto en
la persona y no en la empresa
Además, Zandstra señala que cada hombre es responsable de su destino y, si está en apuros,
las personas más cercanas a él son quienes deben colaborar. En primera instancia, la familia,
luego, la comunidad, por último, el gobierno local. Éste es, para Zandstra, el principio de
subsidiariedad.
La frenética expansión de China ha llevado a los líderes a tratar de gestionar mejor los
desequilibrios de su economía y asegurarse de que los beneficios del crecimiento se
distribuyan de manera más equitativa.
Sin embargo, hay mucha asimetría en términos nominales. Medido en dólares, el ingreso per
cápita es el siguiente: 2.000 en China, 4.800 en la Argentina, 7.300 en México, 34 mil en
Alemania y 42 mil en los Estados Unidos. De esta forma, China está lejos de ser una nación rica,
en especial, porque su población rural, que representa el 75% en todo el país, está muy
atrasada frente a las ciudades más prósperas.
Bancos de alimentos:
En la década de 1970, John van Hengel –un jubilado norteamericano– tuvo una idea: conectó
cadenas de supermercados que desechaban alimentos porque no podían venderlos antes de la
fecha de vencimiento con personas que necesitaban comerlos y no podían comprarlos. Éste es
el origen del banco de alimentos en el mundo.
Los bancos de alimentos fueron (y siguen siendo) un aporte fundamental, y desde que
comenzó la crisis en 2001, las demandas se multiplicaron. La población que concurre a los
comedores se duplicó; los 12 bancos de alimentos que funcionan en la Argentina abastecen a
830 comedores, que asisten a 120 mil personas, pero quedan aún 500 comedores en lista de
espera, que no se incorporan porque aguardan que más empresas se transformen en
donantes.
Solidaridad:
La Argentina, a través de varios indicadores, se revela día a día como un país que tiene una
sociedad muy solidaria y ésa ha sido una de las razones por las cuales la crisis social y
económica tan cruel, soportada en los últimos años, no fue aún más desgarradora del tejido
social.
No se trató, además, de desarrollar sólo una cultura del dar como hecho cotidiano y como una
respuesta concreta a situaciones de emergencia social coyunturales, sino también valores
esenciales del ser humano como el respeto a la dignidad de las personas y a la diversidad, la
aptitud para el diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas a las controversias.
El economista Muhammad Yunus (reciente Premio Nobel de la Paz) nos acerca la oportunidad
de pensar sobre la relación que debe establecerse entre los factores económicos y los sociales.
Algunos modelos neoliberales implementados en América Latina durante la década de 1990
colocaron a la economía en una esfera totalmente separada de los problemas de la pobreza y
del bienestar de las mayorías. La búsqueda de un supuesto equilibrio económico aparecía
alejada por completo del equilibrio social; se presentaba una racionalidad técnica divorciada
de toda racionalidad ética. En países como la Argentina, el resultado fue especialmente
devastador para los sectores más desprotegidos.
Enfrentar esta realidad plantea la necesidad de llevar adelante estrategias económicas que
combatan la problemática de la desigualdad, así como de promover proyectos de desarrollo
local que contemplen las demandas específicas de los sectores más afectados por la exclusión
social.
Los sectores más pobres carecen totalmente de acceso al crédito. Es la población más
pudiente la que recibe la mayor parte de los préstamos bancarios; de allí la importancia de los
proyectos de microcréditos, implementados inicialmente por Yunus, orientados al desarrollo
de microemprendimientos. Estos proyectos pueden jugar un rol fundamental para elevar los
niveles de empleo y de calidad de vida de las personas excluidas del proceso productivo.
En este contexto, es primordial analizar cuáles son los requerimientos para que los programas
de microcréditos sean potenciados en la lucha contra la exclusión. La experiencia realizada
hasta la presente muestra que, para que las microempresas que inicialmente son de
subsistencia puedan moverse hacia actividades de mayor calidad, se precisan créditos cada vez
mayores y asociados a actividades de capacitación.
Empresas recuperadas:
Ahora bien, las empresas recuperadas recuperaron más que la empresa: recuperaron la
dignidad, la autoestima, la revalorización del trabajo como ejemplo en la formación de valores,
el efecto potencial en las familias, así como también “tener algo que decir en la mesa
hogareña”; tener expectativas acerca del futuro, esperanza y desarrollo personal.
Hambre Cero es un conjunto de políticas públicas creadas para luchar contra el hambre y sus
causas estructurales, que generan exclusión social; su objetivo es garantizar la seguridad
alimentaria y, a través del alimento, garantizar la salud física y mental. Involucra a los tres
niveles del gobierno: federal, estatal y municipal, y, dentro del federal, todos los ministerios.
Sin embargo, se destaca que la gran protagonista es la sociedad brasileña y de su movilización
depende el éxito de las políticas públicas.
Cuestión de género:
La diferencia:
Desde los inicios, hombres y mujeres han sido educados bajo diferentes paradigmas: ellos,
para la “caza”; ellas, para la “casa”. Cuando el hombre se iba de “caza” y de la “casa”, o a la
guerra, tenía una ocupación específica, con principio y fin, trabajaba literalmente “de sol a
sol”. En cambio, la mujer –sembrando, cosechando, alimentando y cuidando de sus hijos–
estaba ocupada todo el tiempo, llevando a cabo tareas repetitivas, cíclicas e interminables; ella
sabía que su trabajo no concluía nunca, que no tenía límites de tiempo, y por eso se
concentraba en la realización del quehacer más que en haberlo logrado.
Las mujeres tienen personalidades multifacéticas porque son variados los roles que deben
cumplir en la vida; por ello, tienden a la dispersión y no a la concentración, no separan sus
responsabilidades de madre, amiga, directiva o esposa, las llevan siempre consigo.
Como son seres integrales que no separan la vida privada y laboral, transpolan al mundo
exterior los valores con los que se identifican como personas: protección, solicitud, intuición,
solidaridad, compromiso, apoyo, responsabilidad, contención, comprensión, docencia,
concesión, tolerancia, diversidad, integración, interacción, inclusión; principios que se
relacionan más con el género que con el sexo, pues existen hombres que en mayor o en menor
medida los comparten, pero se los define como femeninos, porque se han generado en el
ámbito privado y doméstico, asignado exclusivamente a la mujer.
La historia:
Allá por los años setenta, como consecuencia de la necesidad económica, la generalización de
los divorcios y el acceso a la educación, la mujer, enfundada en un trajecito sastre y portando
maletín, irrumpe en el mundo exterior, un espacio reservado para el hombre hasta ese
momento, asumiendo para sí los principios masculinos imperantes y enmascarando los
propios, porque era lo que había aprendido y porque creía que era la única manera de acceder
al universo varonil. Esta forma de masculinización seguramente confirió a empresarias,
dirigentes y funcionarias las fuerzas necesarias para lograrlo, pero, en cierto modo y
paradójicamente, también las desnaturalizó, las aisló, las endureció y, en algunos casos, hasta
las resintió, profundizando aún más el rechazo del hombre reaccionario y temeroso por la
pérdida de su terreno, y descolocado frente a esta lucha de “iguales”, acostumbrado al rol de
héroe y “príncipe azul”.
Habiendo analizado la heterogeneidad del género, podemos comprender más fácilmente por
qué este tipo de organizaciones prósperas y favorables para los hombres pueden llegar a ser
indeseables para las mujeres; y entender más cabalmente el proceso contradictorio y
“desnaturalizante” que ellas deben afrontar para formar parte de este tipo de sistemas de
trabajo, ya sea por necesidad o “para cambiar las cosas”.
La organización:
Si las mujeres fueran las que planificaran ciudades, seguramente no existirían esas imponentes
torres fálicas que asoman para mostrar su poderío. Si diseñaran aulas, los alumnos estarían
ubicados en forma de “U” para estimular su interrelación y sentirse más próximos entre sí. Si
construyeran la mesa para un comedor ideal, tendría forma redonda, porque la igualdad y la
equidistancia de las posiciones favorecería la integración entre los comensales, destacándose
el de mayor predominio natural y no el designado con ese propósito.
Con el mismo sentido, modelan su propia organización. Para definir cómo es “la organización
femenina”, me voy a referir a la idea de Sally Helgesen, una periodista que ha desarrollado en
la década de 1990 una valiosa tarea de investigación en organizaciones estadounidenses
conducidas por mujeres. A través de entrevistas y de un minucioso seguimiento de sus
ocupaciones diarias, comparó su trabajo con uno similar efectuados años atrás por Henry
Mintzberg, basado en organizaciones dirigidas por hombres y de donde surgieron sus
renombrados mandamientos para el diseño de organizaciones eficientes.
Helgesen concluye con gran acierto que la mejor manera de representar gráficamente las
organizaciones diseñadas por mujeres que se animan a crear libremente, apoyadas en su
propia naturaleza, instinto y percepción, despojadas de preconceptos masculinos, es con un
círculo.
A simple vista, se podría deducir que se está describiendo un nuevo tipo de organización ideal
que viene a reemplazar a la tradicional pirámide jerárquica. Si llegáramos a esta conclusión,
estaríamos repitiendo la historia, no habría evolución. Esta configuración no es mejor en sí
misma, es la alternativa que mejor se adecua a quienes se identifiquen con lo femenino;
porque lo que para unos puede ser ejemplar, para otros puede ser alienable. Así, para las
mujeres, llegar a la cima, escalar hasta el más alto nivel no es sinónimo de éxito, es una
posición incómoda en la que se sentirían aisladas y lejos de los acontecimientos; lo óptimo
sería estar en el centro, en el corazón, un lugar que para los hombres podría resultar agobiante
porque implicaría quedar inmovilizado, atrapado en medio del sistema.
El cambio:
Es indudable que la situación en el mundo exterior no es la misma que en los años setenta.
Pero el cambio que se produjo es falaz y superficial porque fue aceptado por la sociedad por
necesidad más que por convicción. Sinceramente, no creo que el hombre se sienta pleno y feliz
formando parte de organizaciones piramidales, y pienso que las mujeres tampoco se sienten
completas y satisfechas con la soledad en la que se han sumergido.
Si la administración cumpliera con su sentido más primario, que es poner las organizaciones al
servicio del “ser” humano, estructurándolas y dirigiéndolas como espacios cobijadores, no
excluyentes, estimulando el desarrollo, respetando los valores y resguardando la identidad de
hombres y mujeres, desde su integración, no desde su competencia, entonces, recién
entonces, se establecería una realidad más humana.
Introducción:
Gestionar el capital humano significa diseñar el ambiente propicio para permitir que la visión
gerencial sea traducida en acciones articuladas, orientadas a potenciar el desempeño de las
personas en la organización. En otras palabras, extender el horizonte empresarial hacia la
implementación de estrategias que fomenten capacidades, entusiasmo y compromiso con los
objetivos, creatividad, ansias de aprendizaje y progreso, entre otras condiciones, para obtener
con la gente no solamente el cumplimiento de los objetivos trazados, sino su concreción,
además, en un marco de satisfacción de todos los actores involucrados.
Organización y planeamiento:
Todo individuo en la organización tiene una asignación de tareas, desarrolla una función o
cumple un rol predeterminado, operativo o de conducción, manual o intelectual, con mayor o
menor protagonismo o poder de decisión, pero, en todo caso, de especial importancia para los
propósitos generales. La combinación de tareas, funciones o roles, responsabilidades y
condiciones para cumplirlas eficientemente se configura en un espacio funcional denominado
“puesto de trabajo”.
Dependiendo del grado de formalización de la estructura, podrán definirse todas y cada una de
las tareas y los puestos de trabajo, que harán parte de una compilación conocida como
“catálogo de puestos” o “manual descriptivo de funciones y requisitos de cargos de la
empresa”.
Como lo hace la organización con otros aspectos vitales, también es preciso planificar los
recursos humanos, que consiste en “el proceso de anticipar y prevenir el movimiento de
personas hacia el interior de la organización, dentro de ésta y hacia afuera. Su propósito es
utilizar estos recursos con tanta eficacia como sea posible, donde y cuando se necesiten, a fin
de alcanzar las metas de la organización”.
Búsqueda y selección:
Cuando se da una posición vacante –se trate tanto de un nuevo puesto de trabajo como de
uno ya existente, no ocupado, porque su titular se ha alejado temporal o definitivamente de su
desempeño–, la organización se ve obligada a satisfacer su cubrimiento; éste tendrá mayor o
menor urgencia en la medida en que el puesto sea considerado crítico, en razón de que posea
mayores o especiales responsabilidades, la índole de la tarea en sí, y hasta de su ubicación, si
está relacionado con el núcleo de producción/servicio, o de contacto y atención al cliente.
En principio, la búsqueda se lleva a cabo con los medios más cercanos; seguramente, los
registros de las bases de datos podrán señalar candidatos potenciales dentro de la misma
organización, caso que, por supuesto abaratará el proceso, lo hará mucho más simple y, de
paso, hará que se obtenga un valor adicional, que aportará un trabajador que, por sus méritos,
tiene la oportunidad de promover y mostrar sus habilidades y su entusiasmo desempeñando
un nuevo rol.
El proceso de selección comienza entonces y alcanza, entre otras, las actividades relacionadas
con:
Análisis de antecedentes.
Pruebas de conocimientos, capacidad, aptitud o psicométricas.
Entrevistas.
La primera fase –eliminatoria en la generalidad de los casos– controla que el perfil del
aspirante que ha acudido al llamado coincida con el descripto para el cargo; por otra parte, el
perfil se refleja en el currículum vitae de la persona, donde se exponen su edad, su formación,
su experiencia, sus gustos y sus vinculaciones. La fase siguiente indaga acerca de la aptitud del
aspirante sobre la base de su capacidad física, los conocimientos generales o específicos
requeridos para el cargo, su experiencia y las habilidades motrices e intelectuales que posee
para ser vertidos en el ejercicio de la tarea a cubrir.
El estudio se complementa, por último, con entrevistas durante las que se intentará conocer
con más detalle y profundidad aspectos de la personalidad, actitudes y comportamientos que
escapan a las informaciones producidas en las fases previas. El proceso culmina en el
momento en que la unidad de personal o la institución contratada a tal efecto propone a la
gerencia la elección del candidato, generalmente, dentro de dos o más alternativas de aquellos
con las mejores ponderaciones; la gerencia, finalmente, decide sobre el particular,
disponiendo el inicio de los mecanismos de vinculación.
Desarrollo de la carrera:
La inducción supera la mera presentación del trabajador a las autoridades; es tan prolongada y
abarcadora como resulten las estrategias diseñadas sobre el particular. En algunas empresas
se acostumbra fusionarla con el entrenamiento, pero dadas sus distintas finalidades, es preciso
recorrerlas en forma separada. Siendo así, dicho proceso arranca con una cálida recepción,
seguida de un corto instructivo o presentación institucional para que la persona conozca la
organización, las cosas que produce o los servicios que presta, y, sintéticamente, el modo en
que los realiza.
Con esto se podrá familiarizar al nuevo miembro de la empresa con estándares y metodologías
de trabajo, políticas de calidad, manejo de equipos y maquinarias, y modelos de atención al
cliente, para lo cual habrá instrucción pertinente y tutoría regular durante el tiempo que se
estime prudencial. Como se observa, esto pone el foco en aspectos diferenciados de la
inducción, aunque puedan desarrollarse simultáneamente.
Remuneraciones:
Esfuerzos iguales implican retribuciones iguales o, como lo menciona Stoner al citar el principio
de valor equiparable: “Los trabajos diferentes, los cuales requieren capacidad y conocimientos
comparables, merecen una retribución comparable”.
Las remuneraciones se estipulan sobre la valuación de los cargos –escala que señala la
jerarquía o la importancia relativa de los puestos de trabajo–, que se refleja en el escalafón,
denominación que se da al documento o tabla ordenada de cargos, remuneraciones y líneas de
promoción periódica, si las hubiere.
Rotación de puestos.
Ampliación o enriquecimiento del puesto.
La rotación implica un cambio de tareas, con responsabilidades y ejercicio de capacidades
similares. Es necesario prever en este caso un entrenamiento que pueda ser requerido y
sopesar también el impacto del cambio en el trabajador.
Capacitación:
Teniendo en cuenta que se trata de una actividad integral, se puede afirmar que alcanza las
siguientes fases:
Las personas iniciaron una relación laboral y, a lo largo del tiempo, seguramente tuvieron la
oportunidad de desarrollar su carrera en la organización; se prepararon y actualizaron en
conocimientos y habilidades; en general, desempeñaron variados puestos de trabajo o fueron
promovidas a mayores responsabilidades; finalmente, por diversas razones, se desvincularon
de las organizaciones para las que trabajaron.
Todas las anteriores son situaciones comprensibles y atendibles, y no deben ser pasadas por
alto por la administración, pues podrían estar alertando sobre circunstancias distintas o
deficiencias que habría que estudiar y corregir. Algunos de estos alejamientos pueden denotar
problemas relacionados con la autoridad o la interrelación de las personas, las tareas y los
procesos de trabajo, remuneraciones no atrayentes o trabajos de riesgo, los que, analizados,
deben aportar las correspondientes acciones de corrección.