2S - Sesión #08
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2S - Sesión #08
SESIÓN N° 08
“YO SÉ EXPLICAR”
Las encuestas dicen que la inseguridad ciudadana es el tema que más preocupa a los peruanos (un problema tan
agudo que incluso ha generado una campaña ligada con el fujimorismo y que consiste, para variar, en naturalizar la
violencia como antídoto contra la violencia como si Vladimiro Montesinos no hubiese sido suficiente para nuestro
país). Cuando esas encuestas hablan de inseguridad ciudadana, se refieren a la multiplicación de los asaltos
callejeros, los atracos en establecimientos públicos, las modalidades de robo en domicilios y locales comerciales, y al
hecho de que incluso los delitos más anodinos se cometen hoy a mano armada.
Ese concepto de inseguridad ciudadana está asociado con nuestra idea de que ciudadanos son quienes viven en las
ciudades, sujetos a su violencia. El problema, entonces, es el crecimiento de la criminalidad en Lima, donde vive un
tercio de los peruanos, y cinco o seis otras ciudades populosas, y la aparición de bandas criminales en urbes
medianas donde hasta hace poco la delincuencia no era organizada o era menos violenta. Eso significa que, como lo
entendemos, el problema de la inseguridad ciudadana es el más preocupante en un universo que agrupa a la mitad
de los peruanos.
No es el que más angustia a la otra mitad, que vive en ciudades pequeñas o en pueblos o en caseríos, incluyendo al
23 % que vive en zonas rurales.
Por tanto, además de combatir el problema, que es real, tenemos dos tareas más por delante. La primera es dejar de
usar el término inseguridad ciudadana, que parece implicar que los únicos ciudadanos son los de las urbes mayores.
La segunda es enterarnos de cuáles son los problemas más angustiantes para la otra mitad de los peruanos, esos
a quienes la prensa llama “pobladores” o “habitantes”, como si pertenecieran a otra categoría, una tan secundaria
que ni siquiera sabemos, los demás, qué cosas entienden ellos como sus peores problemas. Por cierto, algo más que
ignoramos es cómo perciben esos peruanos su propia seguridad, porque no solo en las urbes se tiene derecho a vivir
seguro.
II. REALIZA LA SEGUNDA LECTURA y utiliza una estrategia de comprensión lectora para identificar
Información relevante y comprender el texto.
TEXTO N° 02
Me gusta Twitter
NERDS PUEDEN Adoro el Twitter porque adoro las paradojas: no hay forma
SER CELEBRIDADES Y LÍDERES
de explicarle brevemente a nadie qué demonios es esta
red social donde todos están publicando mensajes
DE OPINIÓN brevísimos. Defiendo el Twitter porque no es humilde en
absoluto. Nació como un sistema para satisfacer el
exhibicionismo de los nerds que, gracias a Internet, ahora
son cuasicelebridades que necesitan comunicarle al
mundo qué están haciendo.
A cada minuto. Baño y sexo incluidos. Me gusta el Twitter porque al final resultó que no era tan inocente y que, en
ciertos casos, hasta puede ser peligroso. Ahora es la Quinta Espada de la Revolución Digital, la manera más rápida y
efectiva para informarte de las protestas durante las elecciones en Irán, cuando el gobierno suprimió los satélites
para que los corresponsales extranjeros no pudieran transmitir al resto del mundo lo que ocurría y, entonces, los
iraníes se volcaron a sus celulares para tuitear sus protestas. Soy feliz con el Twitter porque todos lo usan y la
cantidad de información que circula en sus venas es espeluznante.
Agrega en tus contactos a los tuiteros correctos y listo. Desde la BBC hasta el tipo que no puede dejar de comentar
ningún escándalo de la prensa de espectáculos, todos ellos terminan trabajando para ti y te cuentan en ciento
cuarenta caracteres lo que está ocurriendo allá afuera. Ya no tienes que salir a buscar la información, ella te busca,
ansiosa. Hay quienes, como los periodistas, nos pasamos la mitad de nuestros días esperando algo o a alguien. Y si
no te acompaña un libro durante la espera, nada mejor que un Blackberry o un iPhone para entrar al Twitter y matar
el tiempo. Me gusta el Twitter porque es cuestión de lanzar una pregunta al aire para salir de cualquier duda.
¿Por qué debería gustarme el Twitter? Porque gracias a él @franco626 es el más cool e informado de su oficina;
porque es la única distracción online que no han podido bloquear en el trabajo de @aledu7; porque @breno ahora
tiene la ilusión de que a la gente realmente le importa saber si desayunó; […] porque el galán de telenovelas
Christian Meier tuitea desde su smartphone cada link extraño que encuentra, cada chiste tonto que le envían y cada
minuto de su vida, y entonces quizá yo no sea ni tan nerd ni tan exhibicionista después de todo. Me fascina el Twitter
porque no he visto jamás a las personas que acabo de mencionar, pero siento una inquietante empatía con ellos. […]
Defiendo el Twitter porque pronto se volverá algo cotidiano, se esfumarán los debates a su alrededor y habrá pasado
de moda. […] Al final, me gusta el Twitter porque esta red social pronto es superior a la competencia, si no fuera así
como se explicaría el gran éxito que tiene.
Tras las huellas de Francisco, rumbo a la acreditación.
Odio el Twitter
su recuento en “tiempo real”, o bien es a tal punto absorbente que no tiene cabida en el Twitter. Los cuernos del
dilema de esta nueva interfaz conducen inevitablemente hacia lo inane, hacia un simple encabezado que no tiene
texto debajo. Lo demás es alarde, minificción o necesidad desesperada de reconocimiento. ¿Qué estás haciendo? La
pregunta que plantea esta red social puede parecer inocente, incluso trivial. Pero la avalancha de respuestas que ha
provocado, con millones de personas describiendo en pocas palabras sus actividades cada segundo, casi se diría
compulsivamente, habla de una época dominada por la simplificación, lo mismo que por el morbo. Descreo del
Twitter porque quien desde su teléfono móvil o desde sus horas de hastío frente a la computadora ha creído urgente
propagar por el ciberespacio —esa versión high-tech de los cuatro vientos— el curso de su vida, no hace sino aportar
su granito de arena a la construcción del gran castillo de la banalidad.
Desapruebo el Twitter porque allí la existencia no tiene la menor entidad sino hasta que es contada
telegráficamente; porque cualquier acción carece de sustancia hasta que deja una estela escrita. Aborrezco el
Twitter porque, al igual que esos turistas que nunca están plenamente en el lugar que visitan, tan preocupados se
encuentran por tomar la foto que dé fe de que estuvieron allí, los acólitos del Twitter no hacen plenamente lo que
dicen que están haciendo a causa de su mismo afán por informarlo. […]
No me gusta el Twitter porque, aunque se presente como una ocasión para el encuentro, ofrece un nuevo pretexto
para el aislamiento. Como otras redes sociales (Facebook, Hi5, chat), promete la sociabilidad espectral de lo
inalámbrico, la gélida camaradería de las pantallas electrónicas. Se ha hablado de las repercusiones de esta bitácora
en miniatura en lo que ya con cierta superstición denominamos “la realidad”: su potencial para cambiar las cosas,
para organizar revueltas en una sola tarde. Pero las revueltas se gestan con o sin mensajes SMS, y al final lo que
circula en el Twitter tiene tan poca incidencia que nadie le presta demasiada atención. […]
Antes de escribir estas líneas desdeñaba la moda del Twitter, pero ahora la detesto. […] el Twitter condensa el signo
trágico de la impudicia de la sociedad contemporánea: canales de comunicación siempre abiertos para personas que
no tienen nada que decir, para individuos aislados paradójicamente por la tecnología a los que, ay, solo les queda el
consuelo del gorjeo. Porque lo que allí abunda son gritos de auxilio de solitarios que no saben cómo desenchufarse
de la Internet.
II. REALIZA LA SEGUNDA LECTURA y utiliza una estrategia de comprensión lectora para identificar
Información relevante y comprender el texto.