Alcance y Contenido
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Alcance y Contenido
Con el objeto de proteger de manera especial a las personas que con ocasión
del ejercicio de su cargo, actividades o funciones políticas, públicas, sociales
o humanitarias, que se encuentran en circunstancia de riesgo extraordinario o
extremo de sufrir daños a su vida, integridad personal o libertad, el Estado
creó la Unidad Nacional de Protección, dentro del cual se dispuso que dicha
entidad especializada debía asumir las funciones que ejercía el Ministerio del
Interior y el Departamento Administrativo de Seguridad -DAS-.
Magistrado Ponente:
JORGE IVÁN PALACIO PALACIO.
SENTENCIA
Dentro del proceso de revisión del fallo dictado por la Sección Cuarta de la
Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, que negó el
amparo invocado por el ciudadano Orlando Fierro Perdomo y revocó la
sentencia de primera instancia proferida por la Subsección “C” de la Sección
Segunda del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.
I. ANTECEDENTES
1. Hechos relevantes.
Señala que durante esos periodos conoció del proceso que se surtía contra el
Coronel Luis Alfonso Plazas Vega y de la medida de aseguramiento dictada en
contra del señor Andrés Felipe Arias Leiva ex Ministro de Agricultura y
Crédito Público, alega que a partir de estos se generaron fuertes
pronunciamientos en los medios de comunicación, lo cual aumentó el grado de
intimidación.
10. Añade que ese mismo mes presentó nuevamente una petición ante el
Presidente del entonces Consejo Superior de la Judicatura, solicitando el
refuerzo de las medidas de seguridad para él y para su familia. No obstante,
1 Entre los cuales destaca el relacionado con los secuestros del Senador Jorge Eduardo Gechen Turbay y de
los Representantes a la Cámara Consuelo González de Perdomo y Orlando Beltrán Cuellar.
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11. Adiciona que además de haber sido objeto de seguimiento por parte de
personas extrañas, mientras se encontraba en la ciudad de Bogotá, le
comentaron que un allegado de uno de los milicianos que murió el día en que
se llevaron su ganado (agosto de 2007) se encontraba trabajando como
jardinero en el conjunto residencial donde vivía su esposa e hijos,
circunstancia que puso en conocimiento de las autoridades.
Sostiene que ese dato le fue ratificado luego de manera presencial por el
mismo sargento, quien en esa ocasión le mencionó que había noticia de que
las FARC habían realizado un pago para su secuestro. Estos hechos fueron
narrados por el sargento y su escolta en testimonio recepcionado por la
Fiscalía Seccional de Neiva.
15. De igual forma, dice que mediante oficios del 12 de marzo de 2013, el
Presidente de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá solicitó a la
Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Rama Judicial y a la
Policía que, de manera inmediata, tomaran medidas de seguridad para
salvaguardar la vida del accionante. Al respecto, señala que las entidades
competentes le informaron que debía someterse a un nuevo estudio de
seguridad.
2. Trámite procesal.
3.1. Mediante escrito del 27 de mayo de 2013, el Ministerio del Interior alegó
carecer de legitimación por pasiva dentro del proceso de tutela. Esto al señalar
que en virtud del artículo 16 del Decreto Ley 4065 de 2011, “por el cual se
crea la Unidad Nacional de Protección (UNP), se establecen su objetivo y
estructura”, correspondía a esa entidad “desarrollar la valoración del riesgo,
con el fin de identificar de forma oportuna y con enfoque diferencial los
niveles de riesgo de personas, grupos y comunidades de acuerdo a las
poblaciones objeto de los programas de protección a cargo de la Entidad”.
En tal sentido, solicitó al juez de conocimiento denegar las pretensiones en lo
que respecta a ese ministerio.
En cuanto al caso concreto del señor Fierro Perdomo, señaló que mediante
oficio del 14 de marzo de 2013 se le había informado que su caso había sido
estudiado por el Grupo de Valoración Preliminar, el día 13 de ese mismo mes,
y que se encontraba pendiente de ser analizado por el Comité de Evaluación
del Riesgo y Recomendaciones de medidas (en adelante CERREM).
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En tal sentido, concluyó que el actor tiene otros medios a través de los cuales
pueden hacer efectivos sus derechos.
Finalmente, afirmó que dada la información que existía acerca del posible
secuestro del actor, este se encontraba en una situación especial de riesgo que
permitía al juez constitucional examinar el contenido de su pretensión y dar
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2. Impugnación.
Consideró que conforme con las pruebas allegadas se había demostrado tanto
su situación de riesgo excepcional como la de su familia.
2.3. Luego, mediante escrito del 25 de junio de 2013, el actor consideró que la
evaluación de riesgo donde fue calificado como “ordinario” presentaba las
siguientes falencias: (i) no estaba acorde con la situación real en la que se
encuentra; (ii) no tuvo en cuenta que el solo ejercicio de la función judicial de
juez en el área penal genera riesgo; y (iii) tampoco valoró que las amenazas de
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III. PRUEBAS.
Asimismo, el Sub oficial señaló que “Diego” le había avisado que daba esa
información porque no quería que le pasara nada al señor Fierro Perdomo y
luego tener cargo de conciencia. Por último, dijo que luego del encuentro con
“Diego” se había comunicado con el accionante para advertirle la situación y
que lo había conocido personalmente en una visita que este hizo al Batallón
donde reside. (Cuaderno original, folio 64)
1. Competencia.
2. Problema jurídico.
Para ello esta Sala comenzará por reiterar su jurisprudencia en relación con (i)
el alcance del derecho a la seguridad personal; (ii) el derecho a la seguridad de
algunas personas dentro del marco del conflicto armado interno; (iii) la escala
de riesgos y amenazas para brindar protección especial por parte del Estado; y
(iv) la UNP, entidad encargada de adoptar las medidas de protección. Con base
en ello (v) resolverá el caso concreto.
3 Cfr. sentencia T-719 de 2003. La Corte analizó el caso de una ciudadana quien, a nombre propio y de su
hijo menor de edad, presentó acción de tutela en contra del Ministerio del Interior y de Justicia y la Dirección
General para la Reinserción, con el fin de que se les salvaguardara sus derechos fundamentales a la vida, a la
igualdad y a la protección integral de la familia, tras el atentado mortal que sufrió su compañero permenante
(desmovilizado voluntario del grupo guerrillero las FARC). Este tribunal protegió sus derechos y ordenó a la
Directora del Programa de Reincorporación a la Sociedad Civil de Personas y Grupos Alzados en Armas del
mencionado ministerio que: valorara la situación de la peticionaria y la de su hijo, así como las características
de riesgo que se cernía sobre ellos, y en el evento de detectarse la existencia de un riesgo extraordinario,
adoptara las respectivas medidas de protección para evitar que dicho riesgo se materializara sobre la vida e
integridad tanto de la accionante como la de su hijo, entre otras.
4 Ídem.
5 Sentencia T-719 de 2003.
6 El Preámbulo y los artículos 2, 12, 17, 18, 28, 34 44, 46 y 73 superiores.
7 Sentencias T- 078 de 2013 y T-234 de 2012.
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(i) Los miembros de partidos políticos que por su orientación han sido objeto
de acciones violentas9; (ii) los testigos de casos de homicidios relacionados
con alteraciones al orden público10; (iii) los defensores de los derechos
8 Cfr. Sentencia T-078 de 2013. La Corte estudió el caso del gobernador de la comunidad indígena Chenche
Buenavista, que presentó acción de tutela contra la UNP con el fin de obtener el amparo de sus derechos
fundamentales a la vida y a la seguridad personal, presuntamente transgredidos por dicha entidad al
suspenderle las medidas de protección. La Corte amparó sus derechos y ordenó a la entidad accionada que
dispusiera de manera ininterrumpida la continuidad del esquema de seguridad, amparo que de ser necesario
debía extenderse a su núcleo familiar. Lo anterior, mientras subsistieran los factores que dieron lugar a su
otorgamiento.
9 La sentencia T-439 de 1992 estudió el caso de un integrante del Partido Comunista y de la Unión Patriótica,
quien fue víctima de ataques contra su vida por parte de organismos de seguridad del Estado. La Corte
determinó la necesidad de proteger la seguridad de los grupos, partidos o movimientos minoritarios, “en
especial a aquellos que por su carácter contestatario pueden estar en la mira de otros grupos que, gozando
de los beneficios institucionales y patrimoniales, pueden ver amenazadas sus prerrogativas”.
10 Sentencia T-532 de 1995. En este asunto el actor, quien testificó en el caso del homicidio cometido contra
una jueza de la República, presentó acción de tutela contra la Fiscalía General de la Nación por la vulneración
de sus derechos fundamentales a la vida y a la integridad personal, al no recibir la protección debida. La Corte
señaló que los testigos, por su condición de informantes o declarantes, ponen en peligro su vida, su integridad
personal y la de su familia, por lo que surge para el Estado la obligación de otorgar la protección que merece
el colaborador ante el riesgo al que puede quedar expuesto como consecuencia de su testimonio.
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humanos11; (iv) los reinsertados de grupos al margen de la ley 12; (v) las
Comunidades de Paz13; (vi) desplazados por la violencia14; y (vii) los
funcionarios públicos, como el caso de los jueces de la República 15, entre
otros.
Respecto de este último grupo, se tiene que, dentro del marco institucional del
Estado algunos funcionarios pueden ser objeto de protección en el ámbito del
amparo del derecho a la seguridad personal cuando se trata de autoridades
públicas, en el evento que se llegue a acreditar directa o indiciariamente
condiciones que extralimiten la normalidad de los peligros o riesgos a que
están expuestos, (bien sea por la ubicación del lugar en donde realiza sus
actividades, por las circunstancias del conflicto interno, o por la naturaleza de
11 La sentencia T-590 de 1998 analizó el caso de un defensor de derechos humanos que estaba recluido en la
Cárcel Modelo por presuntos nexos con el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, y donde compartía su
detención con miembros de los grupos paramilitares y narcotraficantes a quienes había denunciado por
genocidio y otros delitos de lesa humanidad. Este tribunal amparó los derechos incoados y ordenó al INPEC
que procediera a trasladar al actor a una de las casas fiscales de la institución carcelaria. Igualmente, declaró
que hay un estado de cosas inconstitucional en la falta de protección a los defensores de derechos humanos y,
en consecuencia, hizo un llamado de atención a todas las autoridades de la República para que cesara tal
situación; solicitó además al Procurador General de la Nación y al Defensor del Pueblo que, dentro de la
obligación constitucional de guardar, proteger y promover los derechos humanos, se le diera un especial
favorecimiento a la protección de la vida de los defensores de los derechos humanos.
12 Sentencia T-719 de 2003. En este caso la accionante, una excompañera permanente de un reinsertado de
la guerrilla de las FARC, asesinado después de haber abandonado voluntariamente el Frente 47 de dicho
grupo armado y haber obtenido un indulto, solicitó amparo constitucional para que le fueran protegidos sus
derechos fundamentales y los de su hijo. La Corte sostuvo que al Estado le asiste el deber especial de
proporcionar protección a estas personas, ya que “el derecho a la seguridad personal de los individuos
reinsertados no puede tomarse a la ligera por parte de las autoridades: dado su especial nivel de riesgo,
consustancial a su condición en el marco del conflicto interno, son merecedores de una especial protección
por parte del Estado, tendiente a garantizar las condiciones básicas de su seguridad personal.”
13 Sentencia T-327 de 2004. En este asunto el representante de algunos miembros de la Comunidad de Paz
de San José de Apartadó interpuso acción de tutela contra la XVII Brigada del Ejército Nacional, con el fin de
obtener la protección de sus derechos fundamentales a la vida, a la integridad personal, a la seguridad
personal, a la libertad de locomoción, a la dignidad personal, a la privacidad del domicilio salvo orden
judicial, y a la intimidad de sus integrantes, al considerar que estaban amenazados por la demandada, toda vez
que tenía un plan de exterminio contra los miembros de dicha comunidad. Este tribunal tuteló los derechos
incoados al considerar que los accionantes eran sujetos de especial protección en cuanto a su seguridad por
parte del Estado, y ordenó al comandante de la brigada en mención que cumpliera con los requerimientos
impuestos al Estado colombiano por la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre
“Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Colombia -Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó”.
14 Sentencia T-025 de 2004. Correspondió a la Corte estudiar la acción de tutela interpuesta por un grupo de
personas desplazadas por la violencia, reiteró que el derecho a la seguridad personal de quienes se encuentran
afectados por el desplazamiento se encuentra en permanente amenaza, ya que dicho fenómeno “conlleva
riesgos específicos, individualizables, concretos, presentes, importantes, serios, claros y discernibles,
excepcionales y desproporcionados para varios derechos fundamentales de los afectados.”
15 Sentencia T-1619 de 2000. En este caso una ciudadana, quien fue amenazada en ejercicio de su cargo
como juez de la República, solicitó la protección de sus derechos a la vida y a la integridad de su familia. Con
ocasión de dicha petición, el Estado la nombró en el servicio diplomático en el exterior, siendo desvinculada
posteriormente. Por esto motivos interpuso acción de tutela contra el Presidente de la República y el Ministro
de Relaciones Exteriores, con el objeto de obtener el amparo de los derechos en mención. La Corte denegó la
protección solicitada, toda vez que “[dependía] de la valoración fáctica que deben adelantar las autoridades
de inteligencia y de seguridad, en orden a determinar si tales factores de riesgo, en el presente subsisten o
no”. Explicó que esta corporación “ha descartado, asimismo, que la tutela pueda aducirse como mecanismo
transitorio, ante la eventual probabilidad de sufrir vulneración a causa de hechos o amenazas futuras e
inciertas. Situación ésta que no se presentaba”. Sin embargo, previno al Ministro de Relaciones Exteriores y
a la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, para que antes del regreso al país de la accionada y
su familia, y según su situación, coordinaran con el DAS, el Director de la Policía Nacional y el Ministro de
Defensa Nacional la adopción e implementación de las medidas encaminadas a la protección de los derechos
en mención, y que estas fueran informadas suficientemente y con la debida antelación a la peticionaria.
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A este último aspecto se refiere el deber que les asiste a las autoridades
públicas de asegurar el respeto del derecho a la vida. Es así como se le asigna
una obligación positiva al Estado, consistente en actuar con eficiencia y
celeridad en su tarea de defensa y cuidado de ese derecho fundamental. Este
tribunal, en sentencia T-981 de 2001, sostuvo al respecto:
escala de riesgos sino de escala de riesgos y amenazas pues los dos primeros
niveles de la escala se refieren al concepto de riesgo en la medida en la que,
en estos niveles, existe una posibilidad abstracta y aleatoria de que el daño se
produzca. En cambio, en los dos últimos niveles de la escala, ya no existe un
riesgo únicamente sino que existe una amenaza en la medida en la que existen
hechos reales que, por su sola existencia, implican la alteración del uso
pacífico del derecho atacado y hacen suponer que la integridad de la persona
corre peligro”.
Cuando una persona pertenece a este nivel, no está facultada para exigir
del Estado medidas de protección especial, pues su derecho a la seguridad
personal no está siendo afectado, en la medida en la que el riesgo de daño
no es una lesión pero sí, en el mejor de los casos, un riesgo de lesión.
(iv) tiene que ser excepcional, pues no debe ser un riesgo que deba ser
tolerado por la generalidad de las personas y finalmente,
(iv) deber ser desproporcionado frente a los beneficios que deriva la
persona de la situación por la cual se genera el riesgo.
Asimismo, señala cuales son los órganos competentes para el desarrollo del
programa en mención: el Ministerio del Interior y de Justicia (hoy Ministerio
del Interior), quien lidera el programa y el Comité de Reglamentación y
Evaluación de Riesgos -CRER-, quien recomienda y determina la duración de
las medidas de protección. Agrega que la responsabilidad de protección y
seguridad personal se llevará a cabo de manera conjunta con la Policía
Nacional o el Departamento Administrativo de Seguridad (suprimido por el
Decreto Ley 4057 de 201136), así como los demás organismos del orden
nacional y territorial que se consideraran necesarios37.
33 “Por el cual se diseña y reglamenta el Programa de Protección de Derechos Humanos del Ministerio del
Interior y de Justicia y se adoptan otras disposiciones”.
34 “Artículo 1º. Objeto. El Programa de Protección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y de
Justicia tiene por objeto apoyar al Gobierno Nacional en la salvaguarda de la vida, integridad, libertad y
seguridad de la población objeto del Programa que se encuentre en situación de riesgo cierto, inminente y
excepcional, como consecuencia directa y en razón del ejercicio de sus actividades o funciones políticas,
públicas, sociales o humanitarias”.
35 “Artículo 2°. Población objeto. El Programa prestará protección a personas comprendidas dentro de los
siguientes grupos:
(1) Dirigentes o activistas de grupos políticos y especialmente de grupos de oposición. (2) Dirigentes o
activistas de organizaciones sociales, cívicas y comunales, gremiales, sindicales, campesinas y de grupos
étnicos. (3) Dirigentes o activistas de organizaciones de Derechos Humanos y miembros de la misión médica.
(4) Testigos de casos de violación a los Derechos Humanos y de infracción al Derecho Internacional
Humanitario, independientemente de que no se hayan iniciado los respectivos procesos disciplinarios,
penales y administrativos, en concordancia con la normatividad vigente. (5) Periodistas y comunicadores
sociales. (6) Alcaldes, Diputados, Concejales y Personeros. (7) Dirigentes de organizaciones de población en
situación de desplazamiento. (8) Funcionarios responsables del diseño, coordinación o ejecución de la
Política de Derechos Humanos o de Paz del Gobierno Nacional. (9) Ex funcionarios que hayan tenido bajo
su responsabilidad el diseño, coordinación o ejecución de la Política de Derechos Humanos o de Paz del
Gobierno Nacional.
Parágrafo. En el caso de servidores públicos de elección popular objeto del programa, las medidas de
protección se otorgarán únicamente cuando los organismos de seguridad del Estado o las corporaciones
públicas a las que pertenecen, no cuenten con los recursos o los medios para asumir su protección. Estas
medidas en todo caso serán de carácter temporal”.
36 “Por el cual se suprime el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), se reasignan unas
funciones y se dictan otras disposiciones”.
37 “Artículo 3°. Competencia. Son órganos competentes para el desarrollo del Programa de Protección de
Derechos Humanos, los siguientes:
1. La Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y de Justicia, que lo liderará.
2. El Comité de Reglamentación y Evaluación de Riesgos, CRER, que recomendará las medidas de
protección que considere pertinentes para cada caso concreto y determinará la duración de las mismas.
Parágrafo 1º. El Programa de Protección llevará a cabo sus responsabilidades en materia de protección y
seguridad personal de manera conjunta con la Policía Nacional o el Departamento Administrativo de
Seguridad, DAS, así como con los demás organismos del orden nacional y territorial que se consideren
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Con el objeto de proteger de manera especial a las personas que con ocasión
del ejercicio de su cargo, actividades o funciones políticas, públicas, sociales o
humanitarias, que se encuentran en circunstancia de riesgo extraordinario o
extremo de sufrir daños a su vida, integridad personal o libertad, el Estado
creó la Unidad Nacional de Protección38, dentro del cual se dispuso que dicha
entidad especializada debía asumir las funciones que ejercía el Ministerio del
Interior y el Departamento Administrativo de Seguridad -DAS-.
42 El artículo 8 del Decreto 1225 de 2012 adicionó al artículo 40 del Decreto 4912 de 2011.
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En esta fase es importante resaltar que las autoridades tienen la obligación de:
realizar actuaciones idóneas para verificar los hechos que alega el solicitante,
su condición dentro de un contexto determinado, evaluar la pertinencia o
necesidad o urgencia de las medidas, emitir una decisión en un tiempo
razonable, identificar e individualizar ágil y expedita, las medidas de
prevención y protección específicas y adecuadas para evitar la materialización
del riesgo o mitigar los efectos de su eventual consumación, cuando a ello
hubiere lugar.
Siendo esto así, resulta claro que la entidad encargada de efectuar el estudio de
seguridad tiene la obligación de notificar al interesado por escrito, quien
además debe conocer los fundamentos de la valoración del nivel de riesgo en
que este se encuentra y las bases sobre las cuales fue calificado su nivel de
riesgo. De manera concordante, las personas que ya han sido objeto de
medidas de seguridad no pueden ser despojadas de ellas sin que previamente
se les den a conocer las razones por las cuales su nivel de riesgo y amenaza ha
disminuido, porque en tal caso se puede atentar su vida e integridad personal.
43 “Artículo 28. Responsabilidades de la Unidad Nacional de Protección. Serán las siguientes: (…) –
Informar al peticionario la decisión tomada y los motivos que la sustentaron respecto de la solicitud de
medidas de protección”.
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8. Caso concreto.
(i) En este caso el señor Orlando Fierro Perdomo, como juez de la República,
desde el año de 2006 ha visto amenazada en repetidas ocasiones su seguridad
y la de su núcleo familiar por parte del Frente 17 de la Columna Móvil
“Teófilo Forero” de las FARC. Motivo por el cual, el 9 de junio del mismo
año, el DAS calificó el nivel de riesgo como “extraordinario” y dispuso que
se adoptaran las medidas necesarias.
Los hechos descritos y los soportes que allegó permiten hacer algunas
injerencias:
(a) El demandante ha sufrido una serie de amenazas; algunas de ellas han sido
concretas e inclusive implicaron la consumación del riesgo, como ocurrió con
el hurto de ganado; también aparecen informaciones rendidas ante la fiscalía
por lo menos por dos servidores públicos, quienes manifestaron que el actor se
encontraba amenazado de secuestro por la organización guerrillera de las
FARC.
(c) En el tiempo comprendido entre los años 2006 y 2013 el señor Fierro
Perdomo, en su condición de funcionario judicial ha sido objeto de
intimidaciones que ameritaron en un comienzo la implementación de un
esquema de seguridad que posteriormente fue suprimido sin justificación
alguna, riesgo este que aparentemente ha variado en su intensidad, pero sobre
el cual el estudio elaborado no da cuenta de las razones en que se fundó la
entidad demandada para considerar que la variación del nivel de riesgo era
ordinario y que por ello el actor ya no era titular del derecho de protección
que antes detentaba.
Sobre este último punto, debe recordarse que, conforme con el numeral 8º del
artículo 40 del Decreto 4912 de 2011, modificado por el artículo 7º del
Decreto 1225 de 2012, la notificación escrita de que tratan esas normas exige
contener las razones que consagraron la fijación del nivel de riesgo de la
persona que las autoridades competentes determinaron.
V. DECISIÓN
RESUELVE