Sentencia T 511 16
Sentencia T 511 16
Sentencia T 511 16
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Magistrado Ponente:
ALEJANDRO LINARES CANTILLO
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
A. LA DEMANDA DE TUTELA
1
El numeral 5º del artículo 3º de la Resolución 0-5101 de 2008 señala: “Reserva de la información. Por su
naturaleza, los documentos y el conocimiento sobre las actividades desarrolladas por el Programa de Protección
de la Fiscalía para la evaluación de riesgo y la protección de los testigos, víctimas e intervinientes en el proceso
penal se mantendrán bajo estricta reserva. La violación de la reserva o secreto, acarreará para el responsable las
sanciones disciplinarias y penales del caso”.
2
La Corte Constitucional ha dispuesto este tipo de medidas de protección cuando se busca salvaguardar
derechos fundamentales como la vida, la integridad física, la seguridad personal y la intimidad, entre otros, en
las providencias T-976/03, T-234/12, T 184/13 y T-355/16.
3
2. Por lo anterior, el accionante solicitó al juez de tutela que ordene a la
entidad accionada: (i) otorgar la reubicación social definitiva de su familia; (ii)
remitir al despacho del respectivo juez de tutela las copias del acta de renuncia
voluntaria No. 5661 del 30 de diciembre de 2013, planillas de revista diaria del
6, 7 y 8 de noviembre de 2013 y del 29 de diciembre del mismo año; (iii) “que
estudie la posibilidad de dirigirse a la Corte Constitucional, para que se
pronuncie de manera exacta respecto de la Sentencia T-242 de 1996, en cuanto
a las restricciones de los derechos fundamentales de los protegidos (…)”; y
(iv) pronunciarse sobre todas las pretensiones, así como de aquellas que a juicio
del juez sean necesarias para salvaguardar los derechos vulnerados.
B. HECHOS RELEVANTES
3
De acuerdo con la copia de la cedula de ciudadanía, el señor “A" nació el 18 de agosto de 1969, por lo que a
la fecha de interposición de la acción de tutela tenía 46 años de edad. Folio 54 del cuaderno No.2.
4
Copia simple del oficio con la referencia “solicitud del vinculado al programa de protección”, caso 210065,
del 26 de diciembre de 2013, en la cual el señor “A” manifestó que presentaba renuncia voluntaria al Programa
de Protección y Asistencia de la Fiscalía General de la Nación. Según consta a folio 49 del cuaderno No. 2.
4
o iniciar el proceso de reubicación social definitiva, concepto que estará
supeditado al estado actual del proceso”5.
5
Copia del oficio F-35 suscrito por el Director Nacional de Protección y Asistencia, expedido el 24 de marzo
de 2015. Según consta a folio 7 del cuaderno No. 2 Afirma el accionante que el 6 de julio de 2015, el Fiscal de
conocimiento manifestó que la reubicación social definitiva, solicitada por la familia protegida, es un proceso
interno del Programa de Protección, sin embargo, no emitió una nueva misión de trabajo de seguimiento
procesal, ni entrevistó al funcionario judicial de conocimiento para dicho fin. Dicha actuación, a juicio del
actor, vulnera el derecho al debido proceso por desconocer las normas que reglamentan la materia.
6
Según consta a folios 18 a 20 del cuaderno No. 2.
7
Según consta a folio 8 del cuaderno No. 2
8
Al respecto, señaló: “mi comportamiento en el programa hasta hoy tuve cero informes. Desde el 26 de agosto
de 2014, cuando llegamos a esta regional siempre he firmado la planilla de revista diaria, no me he evadido, no
he incumplido los horarios, no hay reportes de violencia o conflictos intrafamiliares…no he tenido peleas ni
conflictos con los vecinos…No he presentado comportamientos delictivos, ni conflictivos, ni indicios de
enfermedad mental asociados al consumo de sustancias psicoactivas”. Según consta a folio 46 del cuaderno No.
2.
5
conocimiento con relación a su participación para con la administración de
justicia”9.
9
Cabe aclarar que la petición del 18 de agosto de 2015, reiterada mediante petición del 24 del mismo mes y
año, no fue contestada por la accionada, razón por la que el señor “A” interpuso acción de tutela contra la
Dirección Nacional de Protección y Asistencia de la Fiscalía General de la Nación, solicitando la protección del
derecho fundamental de petición. La demanda correspondió por reparto al Tribunal Superior de Distrito
Judicial, Sala Laboral, de “H”, el cual en sentencia del 19 de octubre de 2015, tuteló el derecho de petición y,
en consecuencia, ordenó a la accionada resolver las peticiones respectivas (18 y 24 de agosto de 2015), según
consta a folios 20 a 23 del cuaderno No.2. Mediante providencia del 6 de noviembre de 2015, el Tribunal se
pronunció sobre el incidente de desacato promovido por el accionante contra la entidad accionada, en el sentido
de requerir al Vice Fiscal General de la Nación para que inste al cumplimiento de la orden y, al Director
General de Protección y Asistencia de la entidad referida, para que se pronuncie al respecto. Según consta a
folio 25 del cuaderno No. 2.
10
Según consta a folios 32 a 36 del cuaderno No.2.
11
El 28 de septiembre de 2015, el actor elevó petición ante la Procuraduría General de la Nación a fin de que
“se tutele nuestro legítimo derecho a la reubicación social definitiva…”. Para ello, el peticionario señaló que
aunque la accionada les solicitó la prueba de sustancias psicoactivas aduciendo que se trataba de un examen
aleatorio y de rutina, lo cierto es que el titular de las medidas de protección en las dos ocasiones que ingresó al
Programa (marzo 7 de 2012 y 25 de agosto de 2014), confesó haber consumido marihuana, sin que durante tres
años y medio le pidieran prueba alguna. Folios 50 a 52 del cuaderno No.2. Así mismo, frente a la situación del
actor y su familia, la Defensoría del Pueblo, regional Santander, mediante oficio remitido el 7 de octubre de
2015, solicitó al Director Nacional de Protección y Asistencia una nueva revisión de las circunstancias que
dieron origen a la exclusión de la misma, con el fin de que se adopten las medidas administrativas pertinentes
que propendan por la revocatoria de los actos administrativos de exclusión y se proceda de inmediato con la
reubicación social a que tienen derecho. Además, solicitó copia de las actas, actos administrativos y demás
documentos que guarden relación con el caso, a fin de brindar un acompañamiento y asesoría integral a la
familia. Según consta a folios 27 y 28 del cuaderno No. 2
6
C. RESPUESTA DE LA ENTIDAD ACCIONADA
15. Por otro lado, manifestó que, si en gracia de discusión, el joven “B”
hubiese admitido en la inducción del Programa que consumía drogas, la entidad
obligatoriamente tenía que haber dado aplicación a lo dispuesto en el numeral
13 del artículo 4º de la Resolución 05101 de 2008, en el que se indican los
medios de asistencia para el protegido, tales como el apoyo psicológico,
médico y demás acciones encaminadas a satisfacer sus necesidades.
16. Aunque el actor aseveró que la entidad ejerció control sobre la vida de su
hijo “B”, con visitas diarias de inspección a cualquier hora, sin anunciarse,
reportando diariamente la salida y llegada, informando a donde se dirige, no
teniendo privacidad, lo cierto es que simplemente la entidad dio aplicación a lo
previsto en el artículo 6º de la Resolución 05101 de 2008, respecto a la
incorporación del vinculado, esto es, “…Siendo ubicado en un lugar definido
por el Programa y quedando sometido a los esquemas de seguridad que este
dispone”12.
12
Al respecto, citó lo dispuesto en el artículo 22 de la Resolución 05101 de 2008, referente a los niveles de
seguridad, donde en su numeral 1º se define que el Nivel Máximo, donde se indica que: “(…) Es la especial
sujeción del protegido al control del programa absoluto, en consecuencia, sus actividades las debe realizar
dentro de un espacio intramural y sujeto a los procedimientos de seguridad desarrollados en su caso
particular (…)”. Según consta a folio 80 del cuaderno No. 2
13
Resolución 05101 de 2008, artículo 20.
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riesgo el Programa”14. En ese sentido, agregó que el debate no se concentra
únicamente en que “B” consumiera droga, sino que, se debía considerar que en
repetidas ocasiones el actor y su hijo incumplieron los compromisos asumidos,
al haberse negado a realizar las pruebas toxicológicas y al haber renunciado a la
protección que les brindaban; actuaciones que comprometieron la seguridad de
la estructura del Programa.
Señaló que el actor está legitimado en la causa por activa, por el interés directo
que tiene al haber sido beneficiario, aunque fuera por extensión, de las medidas
de protección condicionadas. De ahí que, el demandante puede cuestionar la
negativa a la reubicación social definitiva y las decisiones adoptadas por la
accionada respecto del Programa que lo involucra a él y a su familia.
Adicionalmente, consideró que no se configura la temeridad, por cuanto, la
acción de tutela que conoció este Tribunal en octubre de 2015, trataba sobre la
protección del derecho de petición, mientras que la presente solicitud de
amparo persigue la adopción de medidas de protección, previa revocatoria de
los actos administrativos que excluyeron al protegido y a su familia del
Programa, con base en información irregular y no fidedigna suministrada por
un funcionario de la entidad accionada.
Finalmente, el Tribunal señaló que los señalamientos que hizo el actor contra
las actuaciones de los funcionarios de la entidad accionada deben ser
estudiados en un proceso penal. De igual modo, adujo que no tiene ni los
elementos de juicio ni la competencia para revocar los actos administrativos de
14
Según consta a folio 80 del cuaderno No. 2
15
La entidad accionada agregó que no es cierto que se haya dejado desprotegido a “B” después de tres años de
controlar su vida y cuando el proceso terminó, por cuanto, a pesar de que la norma indica que cuando se
vincula al programa de forma condicionada la protección no puede superar 3 meses, en el caso del titular del
caso, que fue vinculado de manera condicionada, la protección se extendió durante tres años, que pudieron
haberse prologando si no se hubieran incumplido las obligaciones adquiridas con el Programa.
8
exclusión, en razón a que, es un asunto que se debe tramitar a través de los
medios ordinarios de defensa judicial.
Impugnación
16
El actor aportó con el escrito de impugnación: (i) copia de la noticia criminal –FPJ-2-, del 11 de noviembre
de 2015, en la cual consta que el accionante denunció al Director Nacional de Protección y Asistencia, y a otros
funcionarios de dicha entidad, por el delito de falsedad en documento público, entre otros. Folios 97 a 102 del
cuaderno No.2, (ii) copia de los oficios mediante los cuales la Procuraduría General de la Nación, regional de
“I”, informó al actor que dio inició a la acción preventiva No.IUS-2015-344703, y la Procuraduría Primera
Distrital de Bogotá comunicó al accionante que remitió a la Fiscalía General de la Nación el oficio que fue
radicado en sus instalaciones. Folios 104 y 105 del cuaderno No.2., (iii) copia de la noticia criminal del 8 de
enero de 2016, en la cual se registra que el actor denunció la tentativa de homicidio de la cual fue víctima su
compañera permanente “C” y su hijo “B”, el 1º de enero de 2016, supuestamente, por parte de una banda
criminal que tiene relación con el sujeto que fue condenado en el proceso penal en el que colaboró su hijo.
Folios 105 a 107 del cuaderno No.2, (iv) copia de la historia clínica del adolescente “B”, expedida el 7 de
febrero de 2016, en la que se registra que tiene múltiples heridas por agresión con arma corto punzante, así
mismo, fotos de la víctima que demuestran las lesiones que le causó el supuesto ataque. Folios 12 a 16 del
cuaderno No.3
17
Copia del escrito del 12 de febrero de 2012, mediante el que la Defensora de Familia solicitó al Sub-gerente
Científico del Hospital Psiquiátrico Universitario del “F”, que se sirva brindarle atención inmediata al
adolescente “B”. Según consta a folio 7 del cuaderno No. 3
18
Copia del escrito del 7 de septiembre de 2015, en el que el accionante solicitó al Defensor del Pueblo,
regional “I”, colaboración para que se aplique la medida de la reubicación social definitiva. Así mismo,
manifestó que aceptó hacerse la prueba de sustancias psicoactivas que fue solicitada el 5 de septiembre de
2015, contrario a lo ocurrido con su hijo “B”, que se negó hacerse la prueba en tres ocasiones. Según consta a
folio 8 del cuaderno No. 3
19
En ese sentido, afirmó que el 14 de agosto de 2015, la entidad solicitó una prueba de consumo de sustancias
psicoactivas exclusivamente para “B”, la cual fue reiterada el 24 de agosto del mismo año, mediante oficio
No.638-502BUC, cuya copia le fue negada al accionante. Folio 5 del cuaderno No.3. Además, el tutelante
aportó copia de la solicitud presentada al Programa de Protección el 26 de agosto de 2015, en la cual manifiesta
que acepta que se le realice la prueba toxicológica, y copia de la solicitud del 18 de noviembre de 2013, en la
9
Por último, el accionante anexó copias de los oficios en los que la señora “C” y
el adolescente “D” manifestaron ante el juez de tutela de primera instancia, que
autorizaban al señor “A” para que “represente mi reclamo de mis derechos
fundamentales, ya que por motivos económicos no puedo trasladarme a la
ciudad de Bucaramanga”20.
Solicitud de Insistencia
23. La Defensoría del Pueblo, a través del Vicedefensor, insistió ante la Sala
de Selección Número Cinco de esta Corte en la selección para revisión del
expediente de la referencia21, por las siguientes razones:
que pide al director del Programa de Protección y Asistencia que le conceda una reunión a fin de discutir las
condiciones de seguridad y garantías de su proceso de protección. Según consta a folios 9 a 11 del cuaderno
No. 2.
20
Folios 110 y 111 del cuaderno No.2. De igual modo, anexó copias de la cedulas de ciudadanía de la señora
“C”, “B” y de la tarjeta de identidad de la niña “D”, de 6 años de edad. Según consta a folios 112 a 114 del
cuaderno No. 2.
21
Según consta a folios 2 a 9 del cuaderno principal.
10
(a) El caso permite pronunciarse sobre la definición del alcance del derecho
a la vida frente al Programa de Protección y Asistencia a Testigos,
Víctimas e Intervinientes en el proceso penal de la Fiscalía General de la
Nación y la causal de exclusión de dicho Programa relativa al consumo
de elementos o sustancias embriagantes o que generen
psicodependencia, y su relación con los derechos a la libre
determinación y autonomía de la persona.
(b) A partir de este caso es posible analizar los alcances de una nueva
política contra las drogas y avanzar del paradigma represivo que ha
aparejado daños colaterales y propiciar un nuevo enfoque en objetivos
de salud y de derechos humanos frente a la situación de la
psicodependencia para determinar si es aceptable que se excluya a una
persona de un programa de protección estatal por su condición de salud
frente a sustancias embriagantes, o si por el contrario, el Estado se
encuentra en la obligación de propiciar los tratamientos terapéuticos
requeridos y la protección al colaborador de la justicia, no obstante su
condición de consumidor de sustancias psicoactivas en desarrollo de su
libertad y autonomía (art. 16 C.P.)
(c) Dado que uno de los principios rectores del Programa es la igualdad,
cabe analizar si resultan afectados los derechos fundamentales al libre
desarrollo de la personalidad y la autonomía personal, cuando se excluye
de protección a una persona del programa por una situación de libre
determinación, como lo es el consumo de sustancias embriagantes o
psicoactivas.
11
fueron atacados por personas con presuntos nexos con el condenado en
el proceso penal.
12
Asistencia de la Fiscalía General de la Nación que informe y
certifique:
13
(i) Informe ¿Cuáles medidas han sido adoptadas por la
entidad accionada, con el fin de proceder con la reubicación social
definitiva del señor “A” y de su familia?
14
no ha emitido el concepto requerido, para la reubicación social
definitiva del señor “A” y de su familia?
15
de mayo del año en curso dicha petición fue negada, indicándole que
adelantarían una evaluación de amenaza o riesgo para “B”, la cual fue
realizada el 6 de julio de este año.
22
La entidad adjuntó con el informe de respuesta: (i) copia del formato de valoración psicológica; (ii) copia del
formato de valoración de consumo de SPA; (iii) copia del registro de asistencia psicológica; (iv) copia del
estudio técnico de revaluación de amenaza y riesgo, del 5 de julio de 2016; (v) copia del formato de entrevista
para la evaluación técnica de amenaza y riesgo; (vi) copia de la Resolución 05101 de 2008; (vii) copia de la
Resolución 0-1006 de 2016; (viii) copia del acta de exclusión unilateral del actor y su hijo, expedida el 16 de
septiembre de 2015. En cuanto al expediente del proceso de protección del actor y su grupo familiar que se
solicitó, la entidad accionada refirió que toda la documentación se encuentra en sus instalaciones a disposición
del Magistrado sustanciador, por si este considera pertinente efectuar diligencia de inspección judicial.
16
hubiera lugar”, ello de conformidad con el acta del 16 de septiembre de
2015.
23
En este punto hace referencia a los Formatos de Valoración Psicológica que utiliza el Programa de
Protección y Asistencia.
17
no tanto por el efecto orgánico directo de la sustancia sobre la persona,
sino por lo que tiene que hacer para conseguirla.
(h) Con relación al tercer interrogante, indica que las medidas que
ofrece el Programa de Protección pueden variar dependiendo de la
hipótesis en la que se encuentre la persona con problema de consumo de
SPA. La primera, cuando desde el inicio del procedimiento de inducción
24
Continúa señalando que en cuanto a enfermedad el programa asume al consumidor como alguien que
necesita ayuda para minimizar los riesgos contra su vida derivados de dicho comportamiento y de los asociados
a este. Para ello, aportó copia del Formato de Valoración de Consumo SPA. Por otro lado, en lo que refiere al
consumo de drogas como problema de seguridad, el programa lo asume como fuente adicional y exponencial
de riesgo, que atenta de manera directa e inequívoca contra la misión de mantener a la persona con vida, así
como de quienes la protegen o deben interactuar con ella.
18
se advierte por parte de los psicólogos del Programa o el beneficiario de
medidas informa voluntariamente el consumo de tales sustancias, y la
segunda, cuando luego de la vinculación del beneficiario a este
Programa, se advierte en las personas, comportamientos y actitudes que
reflejan el posible consumo de dichas sustancias25.
25
Indica que en el primer evento, de manera inmediata se procede en entrevista con el candidato a la
protección, indicándole pródigamente que para incorporarse al Programa, este presenta dado el caso de
consumo de elementos o sustancias embriagantes o que generen psicodependencia, la posibilidad de brindar el
tratamiento de desintoxicación, para lo cual se adelantan y diligencian los formatos establecidos, donde es
fundamental el otorgamiento del consentimiento para implementar dichas medidas. Mientras que en el segundo
evento, una vez se detecten actitudes o comportamientos por parte del personal de servidores, psicólogos en las
diferentes revistas y entrevistas de control, se procede a dialogar con el protegido en aras de que narre y si es
del caso, acepte llevar a cabo los exámenes de rigor como obligación y compromisos, derivados de su
condición de persona protegida; so pena de ser excluido del mismo, no por la posible situación de consumo,
sino por faltar a sus deberes. Aquí pueden presentarse dos situaciones: (i) el protegido no acepta la realización
de exámenes y (ii) reconoce, su condición de consumidor y accede (otorga el consentimiento) para implementar
medidas protectivas acordes con su situación, en centro de rehabilitación. En resumen, el programa tiene como
medida para las personas que se encuentra en Protección y que consumen sustancias psicoactivas su remisión a
tratamiento en centro especializado, con la totalidad de los costos a cargo del Programa y bajo el monitoreo y
supervisión del mismo. Anotando que no pierde su calidad de protegido en ninguno de sus aspectos con los
derechos y deberes que esto implica. En el caso de niños, niñas y adolescentes se ponen a disposición del ICBF
para que tome las medidas protectivas que correspondan reintegrándolos después de ellas al Programa de
Protección.
26
La entidad refiere que este principio se encuentra contenido en el literal C del artículo 3º de la normativa
interna del Programa, que establece: “la aceptación del ingreso y la decisión del retiro del Programa de
Protección y Asistencia, sin perjuicio de las causales de exclusión señaladas en esta misma disposición, la
tomarán los destinatarios de manera voluntaria”.
27
Sobre el particular cita el artículo 69 de la Ley 418 de 1997, prorrogada y modificada por las leyes 1106 de
2006, 1421 de 2010 y 1738 de 2014, que dispone: “(…) las personas que se acojan al programa de protección
se sujetaran a las condiciones que establezca la Fiscalía General de la Nación”. Así mismo, el artículo 73 del
mismo cuerpo normativo, establece: “(…) La Fiscalía General de la Nación, sólo tendrá las obligaciones y
responsabilidades frente a las personas vinculadas al programa en los términos que éste o los acuerdos suscritos
lo indique”.
19
siempre con aquiescencia del protegido, quien conoce las limitaciones28
y extiende su consentimiento en señal de aceptación de los compromisos
protectivos y asistenciales.
(k) Por otro lado, señala que esta evidenciado la correlación entre
el consumo de SPA (incluido el alcohol) y el ser víctima de violencia, en
tanto, constituye un factor predictor para la violencia dirigida hacia el
consumidor, bien por sí mismo o por acción de terceros. En ese sentido,
indica que las estadísticas muestran que entre el 15% y hasta el 50% de
las muertes violentas, involucraron presencia de sustancias en las
víctimas. En relación con esto, pone como ejemplo un caso en el cual
una mujer, al parecer bajo la tutela del programa, fue agredida por una
banda de expendedores de droga casi hasta causarle la muerte.
(n) En lo que tiene que ver con el interrogante número seis, informa que el
accionante y su hijo, refirieron algunos episodios de consumo, en la
valoración psicológica realizada al día siguiente de su reincorporación,
según consta en los Informes de Evaluación Psicológica de fechas 25 de
agosto de 2014. Sin embargo, los protegidos posteriormente negaron de
28
La entidad señala que las obligaciones, prohibiciones y causales de exclusión le son informadas al protegido
a la firma del Acta de Incorporación, en la inducción al Programa y en las sesiones de asistencia psicológica o
de verificación de seguridad de los agentes a cargo.
20
manera sistemática haber tenido comportamientos de consumo dentro del
proceso protectivo.
29
Refiere la entidad que las obligaciones y deberes generales del protegido se encuentran en el Acta de
Incorporación del 15 de agosto de 2014, entre los cuales cabe desatacar: “…(h) Abstenerse de consumir
elementos o sustancias embriagantes o que generen psicodependencia; (i) no retornar a la zona de riesgo
localizada concretament en los departamentos del Valle del Cauca, Risaralda y Quindío; (j) someterse a los
tratamientos médicos y psicológicos que los hechos aconsejen como parte, desarrollo y fines del esquema de
protección diseñado para su caso, incluida la internación en el centro de rehabilitación si así lo recomiendan
los profesionales del área;…”
21
Protección y Asistencia de la Fiscalía General de la Nación (artículo 99,
Resolución 1006 de 2016), quien decidirá sobre la misma, cuando se
acredite la ocurrencia de una causal de desvinculación del beneficiario,
así como de sus familiares. En todo caso, no habrá lugar a la reubicación
definitiva cuando se acredite una causal de exclusión (art.100 Resolución
0-1006 de 2016)30.31
30
Por su parte, el artículo 135 de la Resolución 0-1006 de 2016, dispone el trámite correspondiente a la
reubicación definitiva al momento de la desvinculación.
31
Cabe anotar que, mediante oficio del 12 de septiembre de 2016, vencido el término de traslado, el accionante
se pronunció en contra de cada una de las preguntas y respuestas suministradas por la entidad accionada,
reiterando que fueron vulnerados sus derechos fundamentales y los de su familia, como consecuencia de la
determinación de la accionada de excluirlos del Programa de Protección a testigos, por el incumplimiento de
los deberes pactados.
32
El programa fue creado mediante el artículo 67 de la Ley 418 de 1997, prorrogada y modificada por la Ley
1106 de 2006.
22
que una persona pueda o no ser protegida por el Estado; situación que, a su
juicio, puede afectar, entre otros derechos, el libre desarrollo de la
personalidad, al tiempo que desconoce la no penalización de la autonomía de la
persona para decidir sobre el consumo de sustancias adictivas (C-221 de 1994).
II. CONSIDERACIONES
A. COMPETENCIA
33
La Defensoría del Pueblo aportó copia del formato de entrevista del 9 de agosto de 2016 y copia del informe
que remitió el accionante a la Corte Constitucional, en respuesta al auto de pruebas.
34
El Fiscal Seccional 40 aportó copia simple del acta de la audiencia de lectura de sentencia del 16 de junio de
2015, y copia simple de los oficios del Programa en donde se le informa de la desvinculación del protegido y su
grupo familiar.
35
Ver, entre otras, sentencias T-119 de 2015, T-250 de 2015, T-446 de 2015, T-548 de 2015, y T-317 de 2015.
23
residual y subsidiario, razón por la cual, sólo procede excepcionalmente como
mecanismo de protección definitivo: (i) cuando el presunto afectado no
disponga de otro medio de defensa judicial, (ii) cuando existiendo, ese medio
carece de idoneidad o eficacia para proteger de forma adecuada, oportuna e
integral los derechos fundamentales, en las circunstancias del caso concreto; así
mismo, procederá como mecanismo transitorio cuando se interponga para
evitar la consumación de un perjuicio irremediable a un derecho fundamental.
En el evento de proceder como mecanismo transitorio, la protección se
extenderá hasta tanto se produzca una decisión definitiva por parte del juez
ordinario.36
Por su parte, el juez de tutela de primera instancia determinó que el señor “A”
estaba legitimado para solicitar la revocatoria del acto administrativo de
exclusión, para cuestionar la negativa a la reubicación social definitiva y para
cuestionar las decisiones adoptadas por la accionada respecto del Programa de
Protección que involucran al demandante y a su familia.
24
en derecho, además, que generan confianza en el ciudadano para que
cumpla con su deber de colaborar con la administración de justicia. Tan
loable propósito no se puede conseguir sino a través de la
implementación de medidas que salvaguarden los derechos de quien
colabora en el proceso judicial y de su grupo familiar. Es por esta razón
que, una vez verificado el cumplimiento de los requisitos previstos para
la vinculación al programa de protección, la entidad mencionada
procede a implementar las medidas de protección, de acuerdo con la
evaluación del riesgo, a favor del titular de las medidas y, por extensión,
a su grupo familiar.
(c) Conforme a lo expuesto, resulta evidente que las decisiones que adopta la
entidad accionada, ya sean de vinculación, reincorporación o exclusión,
impacta no solo los derechos del titular del caso (testigo), sino también
los de su grupo familiar protegido. Por este motivo, y teniendo en cuenta
la especial protección que debe garantizar el Estado a la institución de la
familia, considera la Sala que se configura la legitimación en la causa
por activa, cuando la persona que solicita la tutela de los derechos de su
familia, es un integrante del grupo familiar afectado por las decisiones
de la entidad encargada de su seguridad37.
(e) Incluso, la legitimidad del señor “A” para solicitar la protección de los
derechos de su grupo familiar, se puede colegir que fue ratificada por su
esposa e hijo (titular de las medidas de protección), en tanto, aportaron
al trámite de la impugnación un oficio manifestando que autorizaban al
actor para que los representara en la reclamación de sus derechos38. La
Sala estima que, en virtud del principio de informalidad que rige las
actuaciones en el proceso de tutela, la autorización suministrada debe
37
En la sentencia T-184 de 2013, la Sala Sexta de Revisión de esta Corte estudió un caso en el que un señor
interpuso acción de tutela en contra de la Oficina de Protección y Asistencia de la Fiscalía General de la
Nación, solicitando la protección de su derecho a la vida, como consecuencia del acto administrativo mediante
el cual la accionada excluyó al actor y a su grupo familiar del programa de protección. Pese a que el accionante
no manifestó de manera expresa actuar en representación de su familia, la Corte resolvió tutelar los derechos a
la vida, a la seguridad e integridad personal del actor, su progenitora, su compañera permanente y su bebé. En
consecuencia, dictó las órdenes correspondientes de amparo a favor del tutelante y su familia. Aunque en esta
ocasión la Corte no se ocupó de analizar la legitimación por activa, a partir de lo resuelto se advierte que, de
manera implícita, se avaló que un integrante del grupo familiar afectado por las decisiones de la accionada,
promoviera la acción de tutela que culminó con un fallo favorable a favor de todo el grupo familiar.
38
Según consta a folios 110 y 111 del cuaderno No. 2
25
considerarse como otro elemento probatorio que ratifica la legitimidad
por activa en el caso concreto.
39
Cfr. Sentencia SU-961/99.
40
Según consta a folios 27, 28 y 31 del cuaderno No. 2
26
administrativo, no garantiza la protección oportuna de los derechos
fundamentales a la vida y a la seguridad personal de las personas que, por
colaborar con la administración de justicia, se encuentran sometidas a graves
amenazas o atentados que ponen en riesgo su vida o la de su familia. En estos
casos, el procedimiento preferente y sumario que caracteriza a la acción de
tutela, así como el principio de informalidad que la rige, desplaza de manera
excepcional al medio judicial ordinario, a fin de garantizar la protección
inmediata o cesar la amenaza de los derechos fundamentales que se ven
comprometidos en esta clase de situaciones.
41
En la sentencia T-184 de 2013 la Sala Sexta de Revisión de esta Corte estudió una acción de tutela que
interpuso un señor en contra de la entidad mencionada, argumentando que fue vulnerado su derecho
fundamental a la vida, como consecuencia del acto administrativo que lo excluyó a él y a su familia del
programa de protección y asistencia, a pesar de que colaboró con la administración de justicia y que subsistían
los factores de riesgo que dieron lugar a la vinculación al programa. La Corte resolvió que la acción de tutela
era procedente, como mecanismo definitivo, para proteger los derechos fundamentales que fueron vulnerados
al actor y a su grupo familiar. En igual sentido, se puede consultar la sentencia T-355 de 2016.
27
protección, brinda la solución definitiva que requiere esta problemática
iusfundamental. Vale resaltar que, en razón a la situación que atraviesa el actor
y su familia, adquiere una mayor relevancia para la solución del caso, la
diferencia que existe entre el amparo suministrado por la acción de tutela, que
en general se ha estructurado como un mecanismo definitivo de protección de
derechos fundamentales, y el alcance de la protección que otorga la medida
cautelar, que por su naturaleza es en esencia transitoria y busca conjurar
situaciones urgentes, sin que necesariamente la controversia de fondo sea
resuelta.
Por las anteriores razones, concluye la Sala que, en el caso concreto, la acción
de tutela satisface el requisito de subsidiariedad y, por consiguiente, supera el
análisis de procedibilidad formal.
42
Ver entre otras las sentencias T-923 de 2010, T-718 de 2011, T-084 de 2012, T-151 de 2012 y T-181 de
2012. Reiteradas en sentencia T-349 de 2013.
28
A partir de lo anterior, la Sala concluye que, contrario a lo sostenido por la
entidad demandada, el actor no incurrió en una actuación temeraria, toda vez
que, a pesar de que existe identidad de partes entre la presente demanda de
tutela y la que fue resuelta mediante sentencia del 19 de octubre de 2015, es
evidente que no existe identidad de hechos o pretensiones entre las actuaciones
mencionadas.
29
estupefacientes y psicotrópicas; (v) reiterar la especial protección y atención
reconocida a las personas con problemas de farmacodependencia y
drogadicción. Finalmente; procederá a (vi) resolver el caso concreto sometido a
estudio.
43
En la Sentencia T-125 de 1994, la Corte señaló: “Con la evolución del Estado liberal y su tránsito al Estado
Social de Derecho, el valor jurídico de los deberes ha variado de manera radical. Su incorporación a los
textos constitucionales modernos, paralelamente a la idea de la Constitución como norma jurídica, son
transformaciones políticas que otorgan una significación diferente a los deberes de la persona”.
44
En lo que respecta al grado de vinculación de los ciudadanos a los deberes constitucionales, se puede
consultar las sentencias T-125 de 1994, C-657 de 1997, SU-259 de 1999, T-142 de 2002, C-249 de 2002, T-
976 de 2003, C-511 de 2004, entre otras.
45
Cfr. Sentencia T-976 de 2003.
46
Ver, sentencia T-976 de 2003, reiterada por la sentencia T-683 de 2005.
30
recta administración de justicia, por ejemplo, mediante la denuncia de la
posible comisión de hechos punibles. En todo caso, la exigibilidad de este
deber no releva al Estado de la obligación que tiene de velar por la protección
de los derechos a la vida y a la integridad personal (seguridad personal),
cuando los mismos resulten vulnerados o amenazados con ocasión de la
intervención de la persona en el proceso judicial.
47
En cuanto a la seguridad como valor y fin del Estado, la Corte en la sentencia T-683 de 2005 señaló que se
trata de un “valor genérico que permea toda la Constitución, en tanto que garantía de las condiciones
necesarias para el ejercicio de todos los derechos y libertades fundamentales por parte de las personas que
habitan el territorio nacional. Así, la seguridad constituiría una de las metas de la Carta Política de 1991, tal
y como lo muestran el Preámbulo y el artículo 2º, en tanto el Constituyente buscó asegurar a los integrantes de
la nación la vida, la convivencia y la paz, entre otros. Por ello, en el sistema constitucional instaurado en
Colombia desde 1991, todas las instituciones que velan por crear condiciones de seguridad, tienen como
finalidad primordial la de proteger las libertades y derechos de las personas”.
48
En la sentencia T-719 de 2003 se dijo, por ejemplo, que “la seguridad aparece en nuestra Constitución bajo
la forma de un derecho colectivo, es decir, un derecho que asiste en forma general a todos los miembros de la
sociedad, quienes se pueden ver afectados por circunstancias que pongan en riesgo bienes jurídicos colectivos
tan importantes para el conglomerado social como el patrimonio público, el espacio público, la seguridad y
salubridad públicas, la moral administrativa, el medio ambiente o la libre competencia económica (art. 88,
C.P.)”.
49
Ver, sentencia T-039 de 2016.
50
Ver, sentencia T-719 de 2003.
51
Ver, sentencia T-039 de 2016.
31
jurídico de tolerar, por rebasar éstos los niveles soportables de peligro
implícitos en la vida en sociedad”.52
50. Por mandato del artículo 250 de la Carta Política55, modificado por el
Acto Legislativo 03 de 2002, y el artículo 116 numeral 6 de la Ley 906 de
200456, la Fiscalía General de la Nación tiene la importante función de velar
por la seguridad y protección de víctimas, testigos e intervinientes en el proceso
penal.
52
Ver, sentencia T-719 de 2003.
53
El Preámbulo y los artículos 2, 12, 17, 18, 28, 34 44, 46 y 73 superiores.
54
Así, lo ha señalado la Corte, por lo menos, en las sentencias T-234 de 2012, T- 078 de 2013 y T-224 de 2014.
55
El numeral 7 del artículo 250 de la Constitución Política, modificado por el Acto Legislativo 03 de 2002,
estipula: “En ejercicio de sus funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá: … 7. Velar por la protección
de las víctimas, los jurados, los testigos y demás intervinientes en el proceso penal, la ley fijará los términos en
que podrán intervenir las víctimas en el proceso penal y los mecanismos de justicia restaurativa”.
56
“Atribuciones. La Fiscalía General de la Nación, para el cumplimiento de sus funciones constitucionales y
legales, tiene las siguientes atribuciones: (…) 6. Velar por la protección de las víctimas, testigos y peritos que
la Fiscalía pretenda presentar.”
57
Artículo 67, la Ley 418 de 1997, prorrogada y modificada por las leyes 548 de 1999, 782 del 2002, 1106 de
2006, 1421 de 2010 y 1738 de 2014.
32
Nación58. Esta entidad en observancia de sus deberes legales, expidió la
Resolución 0-5101 del 15 de agosto de 2008 (en adelante, la “Resolución 0-
5101”), a fin de reglamentar el Programa mencionado. Aunque en el trámite
surtido en sede de revisión, la entidad accionada indicó que la resolución citada
fue recientemente derogada por la Resolución 0-1006 de 2016 (en adelante, la
“Resolución 0-1006”), la Sala desarrollará el contenido de la Resolución 0-
5101, por cuanto era la norma que estaba vigente en el momento en que
ocurrieron los hechos relatados por el accionante y, en efecto, la que regulaba
la relación entre el protegido y el Programa. Ello, sin perjuicio de que, cuando
resulte pertinente para el análisis del caso concreto, se haga referencia a las
reglas contenidas en la Resolución 0-1006.
58
El Estatuto Orgánico de la Fiscalía General de la Nación (Ley 938 de 2004), establece en su artículo 19 que
corresponde a la Oficina de Protección y Asistencia organizar la protección de víctimas, testigos, jurados,
servidores e intervinientes en las investigaciones y procesos que sean de conocimiento de la Fiscalía, en
coordinación con las Direcciones Nacionales de Fiscalías y Cuerpo Técnico de Investigación, con el apoyo de
los organismos de seguridad del Estado. Con la Resolución 0-0405 de febrero de 2007, el Fiscal General de la
Nación, dispuso: “Corresponde a la Oficina de Protección y Asistencia de la Fiscalía General de la Nación,
coordinar el programa de protección y asistencia a las víctimas, testigos, fiscales, funcionarios de la entidad y
demás intervinientes en el proceso penal, en los términos establecidos por la ley y de acuerdo con lo señalado
por la presente resolución”.
59
Conforme el parágrafo del artículo 2° de la Resolución 0-5101, esto tendrá lugar cuando su relación con el
titular genere situaciones de riesgo o amenaza, determinadas previa evaluación técnica realizada por la Oficina
de Protección y Asistencia. En ese sentido, la Resolución 0-1006, que derogó la Resolución 0-5101, en su
artículo 21 dispone. “Deberes del Programa de Protección. Son deberes del programa los siguientes: a)
Otorgar protección y asistencia integral a los beneficiarios -así como a sus familiares cuando las
circunstancias debidamente acreditadas por la Dirección Nacional de Protección y Asistencia así lo
determinen. b) Proteger la identidad de los beneficiarios”.
60
Resolución 0-5101, artículos 14 a 16. En relación con el proceso de vinculación, la Resolución 0-1006, en su
artículo 30 establece las condiciones procesales de la protección.
61
Al respecto, en la sentencia T-719 de 2003, la Corte manifestó: “[e]l Programa de Protección de la Fiscalía
General de la Nación vinculará a las personas sobre las que recae un riesgo extraordinario o extremo para
sus vidas e integridad personal, definidos como aquellos que ameritan la intervención excepcional del Estado
para preservar el derecho afectado”.
33
54. El cumplimiento del objeto de Programa –salvaguardar la vida e
integridad personal del protegido- requiere que la Dirección Nacional de
Protección y Asistencia goce de autonomía para resolver sobre el ingreso, la
desvinculación o la exclusión del interesado62, lo que no significa que tales
determinaciones puedan adoptarse de manera arbitraria, sino que deben
motivarse a partir del análisis que se haga de la situación particular del
individuo o grupo familiar sometido al Programa y de la verificación de
criterios objetivos.
55. Así, por ejemplo, la Corte en la sentencia T-355 de 2016, precisó los
criterios que rigen la vinculación al Programa, a saber: (i) que exista un riesgo
extraordinario que amenace la seguridad personal, al punto que éste sea
específico e individualizable, concreto, presente, importante, serio, claro y
discernible, y desproporcionado; (ii) que se evidencie un nexo causal directo
entre participación procesal eficaz para la administración de justicia y los
factores de amenaza y riesgo derivados de esa colaboración; (iii) que se
compruebe que la solicitud de vinculación al programa no está motivada por
interés distinto que el de colaborar oportuna y espontáneamente con la
Administración de Justicia; (iv) que las medidas de seguridad necesarias
correspondan a las que prevé el Programa; (v) que la protección del
peticionario no constituya un factor que afecte en forma insuperable la
seguridad de la estructura del Programa o de la Fiscalía General de la Nación;
y, (vi) que los beneficiarios hayan manifestado su voluntad de ingresar al
Programa63.
62
Ver, sentencia T-532 de 1995.
63
Estos supuestos fueron sintetizados en la sentencia T-585A de 2011.
34
sicológicos y de rehabilitación a que hubiere lugar; h) Mantener
comunicación por escrito con la Dirección del Programa, a través
del agente que haya sido asignado, salvo situaciones de extrema
gravedad o urgencia; i) Observar un comportamiento ético, moral,
personal y social ejemplar.” (Negrita fuera del texto original)
64
Estas pueden consistir en cambio de domicilio, incorporación y reubicación de domicilio, protección
inmediata o protección condicionada. Ver Resolución 5-0101 de 2008, artículos 6 a 10. Actualmente, aplican
los artículos 37 a 47 de la Resolución 0-1006 de 2016.
65
Ver, sentencia T-242 de 1996.
66
Resolución 0-5101 de 2008, artículo 8, parágrafo.
67
Resolución 0-5101 de 2008, artículo 19, numeral 1°.
35
procede la exclusión unlilateral del Programa68. Esta medida de exclusión
deberá estar soportada en un informe en el que el funcionario competente
advierta la falta cometida por el protegido, haciendo relación detallada y
concreta de las razones de violación de dichas obligaciones.
61. No obstante lo anterior, debido al impacto que causa sobre los bienes
jurídicos de los protegidos el retiro de las medidas de protección, la Dirección
Nacional de Protección y Asistencia, a juicio de esta Corte, no está facultada
para disponer la exclusión del Programa como primera respuesta al
incumplimiento de las obligaciones adquiridas por el protegido y su familia,
por el contrario, le corresponde en ejercicio de su posición de garante, adoptar
las medidas necesarias para remediar y prevenir nuevas infracciones y como
último recurso disponer el retiro69; esto, con mayor razón, cuando las
condiciones de riesgo no han variado.
68
De conformidad con el artículo 27, son causales de terminación de compromisos: la renuncia voluntaria del
beneficiario, la exclusión unilateral por incumplimiento de las obligaciones adquiridas con el Programa, la
reubicación definitiva, el cumplimiento por parte del Programa de las obligaciones y compromisos suscritos y
cuando el protegido es cobijado por una medida de aseguramiento privativa de la libertad. Tal disposición fue
derogada por la Resolución 0-1006, que en su capítulo V establece el procedimiento en materia de la renuncia y
las causales de exclusión del Programa.
69
Artículo 28 de la Resolución 5121 de 2008. “(…) cuando la falta del protegido no afecte el esquema de
seguridad implementado en su caso particular, previo a la decisión de exclusión, la Dirección del Programa
deberá estudiar la gravedad de la falta y ponderar las implicaciones que ella tenga para el Programa y la
investigación, debiendo determinar si es procedente encauzar la conducta del protegido al cumplimiento de las
obligaciones señaladas en el acta de compromisos o su exclusión (…)”.
70
La Corte en la sentencia T-184 de 2013, estudió una acción de tutela presentada por un señor en contra de la
Dirección Nacional de Protección y Asistencia de la Fiscalía General. En esa ocasión, a pesar de que estaba
demostrado el incumplimiento de los deberes por parte del protegido, este Tribunal ordenó a la entidad
accionada reintegrar al actor y a su núcleo familiar al Programa. De igual modo, ordenó al actor y a los
integrantes de su núcleo familiar que lleguen a ser beneficiados con dicha protección, acatar todas y cada una
de las normas, obligaciones y recomendaciones de seguridad que le imponga el Programa, y abstenerse de
asumir conductas que pongan en peligro su vida y la de los integrantes de su núcleo familiar. En ese mismo
sentido se puede consultar la sentencia T-355 de 2016.
36
Una vez ingrese al Programa, con base en el resultado de evaluación del riesgo
del interesado, la Fiscalía en ejercicio de su autonomía deberá adoptar las
medidas de protección que considere más pertinentes para salvaguardar sus
derechos. Aunque el ingreso al Programa comporta una serie de restricciones
que limitan de manera justificada el goce de los derechos del protegido
(Resolución 0-5101 de 2008, derogada por la Resolución 0-1006 de 2016), en
tanto, persiguen la protección de su derecho a la vida, los deberes que se le
imponen y la posible sanción por su incumplimiento, deben atender a los
principios de razonabilidad y proporcionalidad, de tal manera que se preserve
el núcleo esencial de los derechos involucrados.
65. En sentencia C-221 de 1994, la Sala Plena de esta Corte conoció de una
acción pública de inconstitucionalidad, en la que se solicitó declarar
inexequibles el literal j) del artículo 2o y el artículo 51 de la ley 30 de 1986,
“Estatuto Nacional de Estupefacientes”. Mediante estas disposiciones el
legislador definió la dosis para uso personal y estableció sanciones penales a
quienes llevaran consigo, conservaran para su propio uso o consumo, cocaína,
marihuana o cualquier otra droga que produzca dependencia, en la cantidad
considerada como dosis de uso personal71.
71
El artículo 2º de la Ley 30 de 1986, o “Estatuto Nacional de Estupefacientes”, definió en su literal j), que se
considera dosis para uso personal “la cantidad de estupefaciente que una persona porta o conserva para su
propio consumo”. En tal sentido prescribió como “dosis para uso personal la cantidad de marihuana que no
exceda de veinte (20) gramos; la de marihuana hachís que no exceda de cinco (5) gramos; de cocaína o de
cualquier sustancia a base de cocaína que no exceda de un (1) gramo, y de metacualona que no exceda de dos
(2) gramos”. Aclaró el legislador en la misma disposición que “no es dosis para uso personal, el estupefaciente
que la persona lleve consigo, cuando tenga como fin su distribución o venta, cualquiera que sea su cantidad”.
37
67. Y en segundo lugar, resolvió declarar inexequibles los artículos 51 y 87
de la ley precitada, por ser contrarios a los principios de dignidad humana y de
autonomía individual. La Corte arribó a dicha conclusión a partir de una
confrontación de la sanción por el consumo de drogas con el derecho al libre
desarrollo de la personalidad (art. 16 de la Carta), de acuerdo con el cual
“Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin
más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden
jurídico”.
68. Del análisis realizado por la Corte, vale resaltar lo señalado en relación
con el comportamiento de las personas con problemas de drogadicción. Sobre
la particular, precisó:
38
70. Con todo, para la Corte la expulsión de la norma demandada del
ordenamiento jurídico, planteaba el siguiente interrogante: ¿qué puede hacer el
Estado, si encuentra indeseable el consumo de narcóticos y estupefacientes y
juzga deseable evitarlo, sin vulnerar la libertad de las personas? Al respecto,
este Tribunal estimó que la única vía adecuada y compatible con los principios
que el Estado está obligado a respetar, consiste en la posibilidad de educar a la
población sobre la problemática del consumo de drogas, de tal manera, que se
remueva la barrera de la ignorancia y, en consecuencia, se cumpla con el
objetivo de que cada persona elija su forma de vida responsablemente. En ese
sentido, precisó que la dignidad humana, la autonomía personal y el libre
desarrollo de la personalidad, impiden que el Estado desista de su obligación de
educar y, con mayor razón, que utilice la represión como forma de controlar el
consumo de sustancias que se consideren nocivas para la persona y,
eventualmente, para la comunidad a la que necesariamente se halla integrada.
72
Constitución Política, artículo 49, establece: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son
servicios públicos a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de
promoción, protección y recuperación de la salud. Corresponde al Estado organizar, dirigir y reglamentar la
prestación de servicios de salud a los habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad. También, establecer las políticas para la prestación de servicios de
salud por entidades privadas, y ejercer su vigilancia y control. Así mismo, establecer las competencias de la
Nación, las entidades territoriales y los particulares, y determinar los aportes a su cargo en los términos y
condiciones señalados en la ley. Los servicios de salud se organizarán en forma descentralizada, por niveles
de atención y con participación de la comunidad. La ley señalará los términos en los cuales la atención básica
para todos los habitantes será gratuita y obligatoria. Toda persona tiene el deber de procurar el cuidado
integral de su salud y la de su comunidad.”
73
Respecto a la expresión subrayada, la Corte Constitucional se declara INHIBIDA mediante Sentencia C-574
de 2011.
39
preventivos y rehabilitadores la ley establecerá medidas y
tratamientos administrativos de orden pedagógico, profiláctico o
terapéutico para las personas que consuman dichas sustancias. El
sometimiento a esas medidas y tratamientos requiere el
consentimiento informado del adicto. Así mismo el Estado dedicará
especial atención al enfermo dependiente o adicto y a su familia para
fortalecerla en valores y principios que contribuyan a prevenir
comportamientos que afecten el cuidado integral de la salud de las
personas y, por consiguiente, de la comunidad, y desarrollará en
forma permanente campañas de prevención contra el consumo de
drogas o sustancias estupefacientes y en favor de la recuperación de
los adictos.”
74
De igual modo, en la sentencia C-882 de 2011 la Corte se pronunció sobre una demanda de
inconstitucionalidad en contra de los dos incisos finales del artículo 1º del Acto Legislativo 02 de 2009, que
reformó el artículo 49 de la Constitución, por supuesto desconocimiento del derecho a la consulta previa de las
comunidades indígenas. Al respecto, la Corte declaró exequible la norma demandada, únicamente frente al
cargo examinado.
40
H. LA ATENCIÓN ESPECIAL RESPECTO DE PERSONAS QUE
PRESENTAN PROBLEMAS DE FARMACODEPENDENCIA O
DROGADICCIÓN. REITERACIÓN DE JURISPRUDENCIA
75
Ver, entre otras, las sentencias T-684 de 2002, T-438 de 2009, T-094 de 2011, T-566 de 2010 y T-355 de
2012.
76
Con relación a los problemas de salud derivados del consumo de drogas, la OMS ha señalado que la
farmacodependencia consiste en “el estado psíquico y a veces físico causado por la interacción entre un
organismo vivo y un fármaco, caracterizado por modificaciones del comportamiento y por otras reacciones
que comprenden siempre un impulso irreprimible por tomar el fármaco en forma continua o periódica a fin de
experimentar sus efectos psíquicos y, a veces, para evitar el malestar producido por la privación” 76; mientras
que la adicción a sustancias psicoactivas o estupefacientes la ha definido como una enfermedad de tipo mental,
que además de ser una causa importante de discapacidad, exige una respuesta coordinada del sector de la salud
y el sector social. 65ª Asamblea Mundial de la salud. Resolución 65.4. Punto 13.2.
77
Cfr. Sentencia T-814 de 2008.
78
Constitución Política, artículo 47, establece: “El Estado adelantará una política de previsión, rehabilitación
e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a quienes se prestará la atención
especializada que requieran”.
79
Ver, sentencia T-684 de 2002.
41
drogadicción crónica deban ser atendidas mediante los programas que el
Estado, en la medida de lo posible y razonable, disponga para su rehabilitación
e integración80.
80
Ver, sentencia T-634 de 2002. En ese sentido, se puede consultar la Ley 30 de 1986, la cual consagra que las
medidas para el tratamiento y rehabilitación de una persona fármaco dependiente deberán procurar la
reincorporación del individuo como persona útil a la comunidad. La ley mencionada también dispone que el
Ministerio de Salud tendrá la obligación de incluir dentro de sus programas la prestación de estos servicios para
la recuperación de los adictos a sustancias psicoactivas.
81
Ley 1566 de 2012, “Por la cual se dictan normas para garantizar la atención integral a personas que
consumen sustancias psicoactivas y se crea el premio nacional "entidad comprometida con la prevención del
consumo, abuso y adicción a sustancias" psicoactivas”.
82
Ley 1566 de 2012, artículo 2º.
83
Ver, sentencia T-010 de 2016.
42
petición referida y la fecha en que respondió la entidad accionada, el 3 de
septiembre de 2015, la madre y hermana menor del titular de las medidas de
protección fueron excluidas del Programa, bajo el fundamento de que
incumplieron sus deberes, por haberse trasladado a una ciudad diferente a la
asignada, sin dar previo aviso a los funcionarios encargados de su protección.
Tan solo unos días después, el 16 de septiembre del mismo año, el actor y su
hijo, también fueron excluidos por la entidad accionada, por considerar que
desobedecieron los compromisos con el Programa al no someterse a los
tratamientos médicos y de rehabilitación para enfrentar el consumo de drogas,
así como, por haberse negado a realizar el examen toxicológico. Las anteriores
decisiones fueron adoptadas bajo la vigencia de la Resolución 0-5101.
82. De acuerdo con las pruebas aportadas en sede de revisión, se tiene que
actualmente el actor y su familia no son beneficiarios de medida de protección
alguna, ni reciben asistencia por parte del Programa. El actor reside en la
ciudad de “H”, mientras que su compañera permanente y sus dos hijos, se
encuentran domiciliados en la ciudad de “G”. De igual forma, se encuentra
demostrado que este grupo familiar atraviesa una difícil situación económica,
en razón a que el actor es el único que, gracias a su trabajo informal, aporta los
recursos necesarios para solventar los gastos básicos de todos los miembros de
la familia.
84. Debido a las circunstancias de tiempo en que ocurrieron los hechos y los
efectos que se derivan de la autorización de la reubicación social definitiva
(terminación del proceso de protección), advierte la Sala que la respuesta al
anterior interrogante es un elemento de juicio necesario para determinar, en
segundo término, si la entidad accionada vulneró los derechos fundamentales a
la seguridad personal y al libre desarrollo de la personalidad del actor y su
grupo familiar, al excluirlos del Programa, bajo el fundamento de que
incumplieron con los deberes acordados en el acta de incorporación.
(a) En primer lugar, el Fiscal 40 seccional de “G” certificó a esta Corte, que
el proceso penal seguido en contra de “E”, en el cual participó como
testigo “B”, finalizó y fue archivado por haberse emitido sentencia
condenatoria, el 16 de junio de 2015.
43
(b) En segundo lugar, el 18 de agosto de 2015, el accionante y su hijo, titular
de las medidas de protección, solicitaron al Director Nacional de
Protección y Asistencia, entre otras cosas, la reubicación social
definitiva, indicando que el proceso penal había finalizado.
84
Según consta a folio 57 del cuaderno No. 2.
85
La desaparición de motivos que justificaron la vinculación, el cumplimiento por parte del Programa de las
obligaciones contraídas en los compromisos suscritos por el protegido y cuando el protegido es cobijado por
una medida de aseguramiento privativa de la libertad.
86
Artículo 33 Resolución No.0-1006 de 2016, que derogó la Resolución No.0-5101 de 2008. “Control del caso.
El Director Nacional de Protección y Asistencia delegará a un servidor para que realice una inspección
trimestral a la investigación o proceso penal donde intervenga el beneficiario y verifique si se ha cumplido
alguna causal de desvinculación o exclusión del programa…”
44
88. Cabe resaltar que el concepto que expide el Fiscal de conocimiento es un
requisito esencial no solo para resolver sobre el ingreso de un testigo al
Programa87, sino también para definir la procedencia de la solicitud de la
reubicación social definitiva. Al respecto, el artículo 99 de la Resolución 0-
1006 de 2016, la cual derogó la Resolución No. 0-5101 de 2008, establece que
la autoridad facultada para decidir, entre otros temas, sobre la reubicación
mencionada es el Director Nacional de Protección y Asistencia o el Fiscal
General de la Nación.
87
Artículo 53 de la Resolución No.0-1006 de 2016, que derogó la Resolución No.0-5101 de 2008.
88
Artículo 26 de la Resolución No.0-1006 de 2016, la cual derogó la Resolución No.0-5101 de 2008.
45
incumplieron las obligaciones adquiridas con el Programa 89, consistentes en (i)
acatar las recomendaciones que le sean formuladas en materia de seguridad, (ii)
abstenerse de asumir conductas que pongan en peligro su seguridad y la del
Programa mismo, (iii) observar un comportamiento ético, moral, personal y
social ejemplar90, por haber abandonado la sede asignada y regresar a la ciudad
de “G”, de donde fueron inicialmente removidos por las amenazas en su contra,
sin dar previo aviso a la entidad91.
94. Así mismo, la Sala advierte que la decisión de exclusión se adoptó con
fundamento en hechos ocurridos antes de que la entidad accionada definiera la
terminación de las medidas de protección por la reubicación social definitiva
(11 de septiembre de 2015), lo que implica que el error en el que incurrió la
entidad al negar la reubicación no pudo afectarlas en tanto habían sido
excluidas previamente. En efecto, el hecho de haber solicitado la reubicación
que daba lugar a la terminación del procedimiento de protección, no exonera a
los protegidos de cumplir con los deberes que asumieron al momento de la
incorporación, pues continúan vinculados al Programa y en consecuencia,
siguen bajo el ámbito de su protección.
95. Ahora bien, cuando se han presentado este tipo de conflictos entre el
protegido y el Programa por la inobservancia de los deberes acordados, la
jurisprudencia constitucional ha determinado que no todo incumplimiento de
las obligaciones de quien colaboró con la justicia o del grupo familiar protegido
por extensión, puede conducir necesariamente a su expulsión del Programa
cuando el riesgo que esto causó persiste (sentencia T-184 de 2013). Sin
embargo, en el presente caso, específicamente, en la situación de la madre e
hija menor excluidas del Programa, la Sala estima que no es factible aplicar la
sub regla anotada, en razón a que, con todo el material probatorio recaudado en
el proceso de tutela, no se logró demostrar que aquellas se encuentren
expuestas a un riesgo que se derive de la participación de su hijo/hermano en el
juicio penal.
89
Resolución 0-5101 de 2008, artículo 27, numeral 1º.
90
Resolución 0-5101 de 2008, artículo 20, literales b, d, i.
91
Según consta a folios 32 a 36 del cuaderno No. 2.
92
Copia de la “solicitud del vinculado al Programa de Protección”, código FGN-25-F-27, caso número 210065,
del 26 de agosto de 2015, suscrito por el accionante.
46
96. Esto, es así, por cuanto de las pruebas aportadas al proceso de tutela, se
tiene que la madre y su hija menor, aunque residen en la ciudad de “G”, viven
en una casa diferente a la de “B”93. Por lo demás, en cuanto a los hechos
relatados por el accionante, de acuerdo con los cuales el primero de enero de
2016, fueron agredidos su hijo y la madre del mismo, supuestamente, por ser
cómplices del sujeto condenado en el proceso penal, la Dirección Nacional de
Protección y Asistencia, en oficio del 26 de mayo de 2016, evaluó esta
situación conforme a lo establecido en el inciso del numeral 4° del artículo 4 de
la Resolución 0-5101, determinando que no se reunían los requisitos allí
señalados para autorizar la reincorporación al Programa. Señala la Dirección en
el mencionado oficio que para esas fechas del año es común que se presenten
ese tipo de riñas; y que objetivamente los agresores no fueron individualizados,
para poder establecer un nexo causal directo, con relación a la colaboración a la
justicia prestada por “B”. Además, señaló la Dirección que al momento de
valorar los hechos, no se contaba con información veraz y concreta sobre la
adecuación típica que se haya dado a los hechos referidos94.
98. Con todo lo hasta aquí expuesto, considera la Sala que la exclusión de la
señora “C” y la menor “D” del Programa, lejos de considerarse arbitraria o
irrazonable, encuentra fundamento en la normatividad aplicable y atiende el
precedente constitucional fijado en la materia. En consecuencia, no es posible
que la Corte acceda a la pretensión del accionante consistente a la reubicación
social definitiva de su compañera permanente e hija; y por consiguiente, la Sala
revocará el fallo de tutela de segunda instancia que declaró improcedente la
acción de tutela, y procederá en su lugar, a negar la protección de los derechos
invocados por el actor en nombre de su compañera permanente e hija.
93
Según consta en el folio 39 y 147 del cuaderno principal.
94
Según consta en el folio 76 del cuaderno principal.
95
Según consta a folios 143 a 157 del cuaderno principal.
47
materia de la reubicación social definitiva y, posterior, exclusión del Programa,
desconocieron su derecho fundamental al debido proceso administrativo, por
las siguientes razones:
100. Del recuento de las actuaciones surtidas por la entidad accionada, la Sala
no encuentra razón que justifique el por qué si la negativa de realizar la prueba
toxicológica -14, 24 agosto y 7 septiembre de 2015- ocurrió antes de que se
resolviera la solicitud de la reubicación -11 de septiembre de 2015-, ese hecho
tan solo fue invocado como fundamento para determinar la exclusión del
Programa del actor y su hijo, hasta el 16 de septiembre de 2015.
48
102. En este punto, es preciso anotar que si bien la Dirección goza de
autonomía para resolver sobre la exclusión de un protegido96, ello no es óbice
para disminuir la rigurosidad y diligencia que demandan las gestiones propias
del Programa, máxime, si se tiene en cuenta la relación de especial sujeción en
la que está el protegido respecto del ente estatal. Actuar en contravía de este
precepto, significaría no solo desconocer el contenido del derecho al debido
proceso administrativo, sino también comprometer la efectividad de derechos
fundamentales como la seguridad personal y el mínimo vital, que pueden
vulnerarse con ocasión de la exclusión del Programa.
104. Por lo anterior, considera la Sala que en el caso del señor “A” y su hijo
“B”, procede el amparo del derecho fundamental al debido proceso
administrativo. En consecuencia, se ordenará que, una vez se realice la
reincorporación al Programa, la entidad accionada proceda a analizar de
manera rigurosa y diligente la procedencia de la reubicación social definitiva,
para lo cual deberá tener en cuenta, además de las normas aplicables 97, las
consideraciones expuestas en esta sentencia.
96
Ver, sentencia T-532 de 1995.
97
En lo que respecta al trámite de la desvinculación, es importante mencionar que la Resolución 0-1006
establece que esta medida comprende la terminación normal de las obligaciones del Programa, y hace acreedor
al protegido a una reubicación social definitiva, en caso de considerarse procedente (art. 127). Dispone la
resolución precitada que la medida de reubicación definitiva y apoyo para la reincorporación en la sociedad se
decidirá cuándo se acredite la ocurrencia de una causal de desvinculación del beneficiario, así como de sus
familiares. En todo caso, advierte que no habrá reubicación definitiva cuando se acredite causal de exclusión
(art. 100). Además, prescribe que en aquellos casos en los que sea procedente la reubicación, el Programa
iniciará y desarrollará una evaluación socioeconómica a fin de ejecutar un plan de acción, dirigido a facilitar la
reinserción social y educativa del beneficiario, de acuerdo con la disponibilidad presupuestal del Programa (art.
135).
98
Ver sentencias T-278 de 1994. Sentencia T-572 de 2009, entre otras.
99
Cfr. Sentencia T-213 de 2015.
49
un lado el análisis de un asunto de notable relevancia constitucional, tal como
lo son las restricciones que impone el Programa, al momento de la
incorporación, a los interesados o protegidos en relación con el consumo de
elementos o sustancias embriagantes o que generan psicodependencia.
50
salvaguardar un bien superior, cual es el de proteger la vida del propio testigo,
su grupo familiar y los funcionarios encargados de su protección.
100
Resolución 0-1006 de 2016, el artículo 2° establece: “…Libertad en el consentimiento. Nadie será obligado
a vincularse o a permanecer en el Programa de Protección a Testigos, Víctimas, Intervinientes en el Proceso
Penal y Funcionarios de la Fiscalía General de la Nación. La decisión de incorporarse o retirarse del
programa es voluntad del ciudadano o servidor, quien será informado de las condiciones y consecuencias de
su determinación. El ingreso al Programa de Protección a Testigos, Víctimas, Intervinientes en el Proceso
Penal y Funcionarios de la Fiscalía General de la Nación implica una serie de limitaciones y deberes para el
protegido, las cuales se justifican en el interés superior de proteger su vida e integridad personal. El individuo
que ingresa al Programa de Protección a Testigos, Víctimas, Intervinientes en el Proceso Penal y
Funcionarios de la Fiscalía General de la Nación debe considerar que se encuentra en una situación de
especial sujeción ante el organismo estatal encargado de su amparo. Justamente ello implica que el
beneficiario puede verse sometido a restricciones en el ejercicio de algunos de sus derechos fundamentales y
libertades en general. Aun así de aclararse que dichas restricciones no afectan el núcleo esencial de los
derechos y libertades, y se mantienen dentro de los cauces de lo razonable y lo proporcional. Cualquier
restricción o limitación tendrá la finalidad de proteger la vida e integridad personal” (negrillas incluidas en el
texto).
101
Ver, sentencia C-574 de 2011.
51
cumplimiento del objeto o finalidad de proteger y salvaguardar la vida de las
personas vinculadas al Programa.
113. Ahora bien, la problemática del consumo de drogas por parte de personas
bajo el ámbito de protección del Programa se agudiza en el evento de que sea el
protegido quien no acepta el tratamiento de rehabilitación u omite información
respecto de su estado o condición de farmacodependencia. Esto, por cuanto, la
falta de disposición del adicto para contribuir con el cuidado de su salud y
seguridad personal, por negarse a recibir ayuda para tratar su enfermedad, de
acuerdo con la norma aplicable, conduce a la exclusión del Programa. Al
respecto, la entidad accionada manifestó que la exclusión por ocultar el
problema de consumo de sustancias psicoactivas o embriagantes, o no aceptar
el tratamiento, “no es una sanción, sino una consecuencia inevitable de no
contar con la disposición que necesita el interesado para materializar el
proceso protectivo”.
115. Por lo anterior, la Sala ordenará que, una vez reintegrado el actor y su
hijo al Programa, en el evento que llegase a determinar que no procede la
reubicación social definitiva, y que no se configura ninguna de las otras
causales de terminación del proceso protectivo, adelante las gestiones
pertinentes a fin de obtener el consentimiento informado del actor y su hijo
para someterse al tratamiento de rehabilitación correspondiente. De no ser
posible, analice de acuerdo a la normatividad aplicable la situación particular
de ambos a fin de adoptar la medida que mejor garantice sus derechos
fundamentales.
52
renuncia voluntaria No.5661 de diciembre 30 de 2013, planillas de revista
diaria de noviembre 6,7 y 8, y diciembre 29 de 2013”. La Sala se abstendrá de
emitir un pronunciamiento al respecto, en razón a que los elementos de prueba
recaudados en sede de revisión fueron suficientes para aclarar los hechos
relatados y, en efecto, resolver sobre la protección de los derechos
fundamentales invocados.
I. SÍNTESIS DE LA DECISIÓN
117. Conforme con los supuestos fácticos y los medios probatorios visibles en
el expediente de la referencia, el señor “A” y su hijo “B” fueron excluidos del
Programa a testigos, producto de dos actos que carecen de una debida
motivación, por falta de coherencia. Por lo tanto, la entidad accionada vulneró
el derecho fundamental al debido proceso administrativo del actor y su hijo. En
el caso de su compañera permanente “C” y su hija menor “D”, no existe
vulneración de los derechos invocados, en razón a que fueron excluidas
justificadamente del Programa por el incumplimiento de los deberes pactados,
además, que no procede su reintegro porque no se probó que exista un riesgo en
su contra.
102
Ver, sentencia T-532 de 1995.
53
se tiene en cuenta la relación de especial sujeción en la que está el
protegido respecto del ente estatal. Actuar en contravía de este precepto
significa, no solo desconocer el contenido del derecho al debido proceso
administrativo, sino también comprometer la efectividad de derechos
fundamentales como la seguridad personal y el mínimo vital, que pueden
vulnerarse con ocasión de la exclusión del Programa.
III. DECISIÓN
54
En mérito de lo expuesto, la Sala Tercera de Revisión de la Corte
Constitucional de la República de Colombia, administrando justicia en nombre
del pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE
55
Cuarto.- INSTAR a la Defensoría del Pueblo, a través del Defensor Regional
de Santander, para que en ejercicio de sus funciones constitucionales y legales
verifique el cumplimiento de esta providencia en el asunto objeto de revisión.
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