Ser Indescifrable
Ser Indescifrable
Ser Indescifrable
El hombre como
ser indescifrable
Indudablemente que referirse a la esencia del hombre es hacer alusión al problema funda-
vista que hace del hombre un ente que realiza su esencia a través de la historia. Luego,
de esencial: el espíritu. Por otro lado, como ser dotado de voluntad hay en él el deseo de
realizarse a sí mismo, en suma de llegar a ser más hombre. Cuando Píndaro expresaba
aquello de “hazte lo que eres” daba a entender la imperiosa necesidad que tenemos cada
relación con el animal no es sino una especie animal más; pero a diferencia del animal
el ser humano presenta ciertos rasgos peculiares y privativos que lo hacen ser distinto,
Asimismo, algo esencialmente humano y que lo hace ser distinto del animal es el espí-
ritu, si por espíritu entendemos la capacidad que el hombre tiene de convertirse a sí mismo
Por otra parte, cada hombre como ser espiritual, además de ser consciente de sí mismo
es un ente único, singular y diferente al resto de los entes. De aquí se concluye que por
El hombre, según Ortega y Gasset, no es sino que se hace, no es cosa o sustancia, sino
sino un drama” su vida, un puro y universal acontecimiento que acontece a cada cual y
en que cada cual no es, a su vez, sino acontecimiento... El existir mismo no nos es dado
“hecho” y regalado como ala piedra, sino que al encontrarse con que existe, al acontecerle
existir, lo único que encuentra o le acontece es no tener más remedio que hacer algo para
no dejar de existir...
En tanto que la sustancia o cosa no necesita de otro para su propia subsistencia y desa-
rrollo, sino que se basta a sí misma, la vida, por el contrario siendo la realidad radical en
donde hunden sus raíces todas las demás realidades, es, sin embargo, menesterosa y nece-
sitada.
Todavía más, la vida humana no sólo tiene que hacerse a sí misma, sino que siendo un
proyecto necesita decidir e inventar lo que va a ser, esto es su futuro. No siendo el hombre
esto o lo otro puesto que no es una cosa, es decir, no estando adscrito a ningún determi-
nado, es por lo tanto un ser libre, es decir un “poder ser otro del que se era”.
El hombre pues, no es sino que se hace, o lo que es lo mismo, según la expresión del
pensador español, que el ser humano no tiene naturaleza, sino lo que tiene es historia
movilidad y cambio”.
Ahora bien, todo acto psíquico, según Franz Brentano, es un acto intencional referido
al objeto. Pensar es pensar algo; querer es querer algo, odiar es odiar algo. Significa pues
que toda vivencia es vivencia de algo, que la conciencia es fundamentalmente conciencia
al objeto, a aquello que ella misma la trasciende, El acto intencional de la conciencia nos
lleva ineludiblemente al objeto, que como tal como o llena la intencionalidad del acto de
conciencia.
de dicha corriente filosófica fue Max Scheler (1874-1928), cuyas aportaciones a la ética
y la filosofía de los valores o axiología encuentran sus bases en la filosofía del primero.
Partiendo de la base intencional de la conciencia según el cual todo acto psíquico está diri-
gido hacia un objeto, la fenomenología postula a su vez ir a las cosas mismas, decir, pro-
pone la necesidad de aplicar el entendimiento alo dado, concebido éste como unarealidad
que trasciende a nuestra conciencia. En el caso particular de Max Scheler, éste piensa que
lo dado, tiene una objetividad que nos rebasa, está constituido por el mundo a priori de
El mundo en que nos desenvolvemos está formado por hechos u objetos creados por
Sin embargo, un hecho presenta dos facetas. Basta con recurrir al famoso ejemplo del dis-
paro de una pistola que como tal constituye un hecho fisicoquímico, pero si el disparo le
quita la vida a una persona adquiere una connotación axiológica en cuanto es objeto de
Para Scheler, autor de la obrá El formalismo en la ética y la Ética material de los valo-
res, no es en la experiencia donde tienen su origen los valores, sino que estos son anterio-
O Editoria! El Frañual fhoderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
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por el otro ciertos pensadores alemanes sustentan que los valores carecen de realidad. En-
tre éstos, Lotze justificaba esta apreciación diciendo que los valores no son sino que valen.
Las cosas se hacen valiosas en cuanto son depositarias de valores. Cuando una cosa
participa de un valor se transforma en una cosa valiosa, esto es en un bien; pero los valores
son independientes de los bienes, aun cuando hagan que estos existan. Además, el aprio-
los haga depender ya sea de la aprobación de la sociedad o de las preferencias del hombre
individual.
Los valores son. absolutos: ni la sociedad ni el individuo le conceden a una cosa valor
estético o moral. Los valores son, pues, independientes, absolutos, pero además intempo-
rales. Los valores no son reductibles al ámbito de la lógica y del pensamiento, ni al ámbito
de la psicología. De allí el repudio de Scheler por tratar de identificar los valores con los
Si los valores no son no significa que carezcan de realidad; por el contrario tienen una
objetividad ideal parecida a la de los objetos lógicos, pero sin que se identifiquen con
estos. Los valores en su opinión, son-cualidades-a priori, anteriores alas cosas valiosas”
Los valores más que ser extraídos de los bienes, preceden a estos. Es más, tenemos un
conocimiento a priori de los valores. Aun cuando aprendamos los valores en los bienes
Respecto del conocimiento de los valores, Scheler considera que así como el oído es
ciego para los colores, de la misma manera la razón está impedida para aprender los valo-
res. La razón es incapaz de tener acceso al conocimiento de los valores. Éstos no pueden
captarse con los instrumentos lógicos de la razón, sino con la lógica del corazón como
diría Pascal.
Frente al racionalismo cartesiano que convertía al hombre en pura razón, la cual hacía
posible tener la visión geométrica y matemática del universo infinito, para Pascal el hom-
bre es además corazón y sentimiento, esto es, una Paradoja viviente, un ente de carne y
«hueso que por.el pecado es una criatura alejada de Dios y, por lo tanto, desamparada de
todas las asistencias divinas; pero el hombre quiere reconciliarse.con Dios y volver a él. .
Por otro lado, frente a la suficiencia y soberbia de la razón y de las matemáticas, nosotros
El hombre, según Pascal, es una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña
que piensa. Su dignidad reside en el pensamiento. No hace falta que el universo entero
se arme para matarlo: un vapor, una gota de agua, bastan para matarlo. Pero aun cuando
el universo le aplastara, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe
que muere, mientras que el universo no sabe nada de esto. Llevado esto a otro plano, para
que se es miserable”.
Considera Pascal que el primer acto de la razón debe consistir en reconocer que hay
muchas cosas que están encima de ella; necesita por consiguiente admitir que la verdad
Ó »* Bioética general ' (Capítulo 1)
o sea Dios, siendo el valor supremo, rebasa los límites, las capacidades y los alcances de
la razón humana.
En suma, que de acuerdo con la concepción pascaliana existe una vía de conocimiento
noracional que conoce lo que la razón desconoce: la razón del corazón, es decir el espíritu
de fineza opuesto al espíritu de geometría, plenamente racional. Así pues, esta forma de
de Dios, es una vía emocional de conocimiento. “El corazón —dice Pascal — tiene sus
Si nos remontamos todavía más hasta Agustín de Hipona, encontramos que también
para él Dios es no sólo el centro de la realidad sino el más elevado de los valores. El princi-
pio en que se sustenta la antropología de San Agustín establece que la verdad es Dios; pero
interior del hombre —dice San Agustín— habla la verdad; y si hallas que tu naturaleza
Así como la verdad se manifiesta al que se afana en encontrarla como una realidad que
creado a imagen y semejanza de Dios, basta con que vuelva a sí mismo y se encierre en
a la verdad.
Una vez que San Agustín ha superado la primera etapa de su vida y ha encontrado la
verdad en el cristianismo se percata no solo de que la verdad es Dios, sino que Dios se
Ésta fue la vida de San Agustín, una vida entregada a la búsqueda de la verdad. Condi-
ción fundamental para encontrar a Dios parece decirnos es que él se busque a sí mismo.
Es evidente que sólo buscando la trascendencia el hombre puede reconocerla, pero tam-
bién es cierto que toda búsqueda resulta infructuosa si no se siente llamado por ella.
Por lo tanto, Dios además de verdad, Dios es amor. Amor y verdad están indisoluble-
mente unidos por la sencilla razón de que no puede haber amor si no es por la verdad; pero
fica ubicar en un lugar privilegiado de la actividad intelectual del hombre el amor y la cari-
dad. Ambos constituyen una vía no racional de acceso a la divinidad. Es más, llega a
expresar San Agustín con absoluta transparencia: “No se entra en la verdad sino por la
el exterior, como una cosa más entre las cosas, su propósito es más bien valorarlo desde
su propia intimidad. Así llega a expresar: “veremos ahora dónde están los confines, por
decirlo así, del hombre exterior y del interior. Pues todo lo que tenemos en el alma común
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con el bruto, se dice aun con razón que pertenece al hombre exterior... Con lo cual nos
advierte que el que nos ha hecho que no seamos semejantes por la parte mejor de noso-
tros, es decir, por el alma, a los brutos, de los que nos distinguimos por la erección del
cuerpo; no sea que rebajemos el alma a lo más elevado que hay en los cuerpos... pero así
como el cuerpo está erguido naturalmente hacia aquellas cosas que son más altas entre
los cuerpos, es decir, a las celestes, del mismo modo hay que elevar el alma, que es una
sustancia espiritual, hacia las cosas que son más altas entre las espirituales, no con la
labras; ¿Cuál es la esencia del hombre? En otros términos; ¿Qué es lo que es esencial al
ser humano? El] hombretiene Enmcomún con. el animallos. instintos, los impulsos: y. los ape-
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Pero ¿qué es el espíritu? Según Max Scheler, si el espíritu constituye la esencia del
hombre, el espíritu es la capacidad que tiene el hombre de hacer objeto de. conocimiento
todo lo que está fuera de su conciencia. Asimismo, el hombre se distingue d del animal por-
está a su alrededor. De esta manera el hombre hace suyo ese mundo de esencias, por lo
que las cosas son lo que son, a través de la intuición intelectual, en tanto que los valores,
según Scheler, siendo cualidad a priori se captan únicamente por vía de la intuición emo-
cional. Los valores no se captan ni por la vía sensible ni por la vía racional, sino por vía
emocional. La belleza, por ejemplo, no se capta por la vía racional, sino por la emotiva.
des. Por un lado,.sus impulsos le ponen en contacto. con el mundo natural que es común
.al hombre y.al animal por el otro el espíritu lo vincula con el mundo de los valores que
le es propio...
El hombre se convierte así en campo de una pugna entre el espíritu y los impulsos, tra-
tando ambos llevarlo hacia los dominios que cada uno representa. El hombre al ser lle-
vado hacia el ámbito que le es propio, hacia los valores, se percata de que puede realizar-
los. Cuando el hombre realiza un valor en una cosa haciéndola depositaria de un valor la
lores, los cuales constituyen el dominio que le es privativo y peculiar. La historia es, por
lo tanto, según Scheler, el proceso a través del cual el hombre realiza su esencia, aquello á
que lo.hace ser.distinto.del animal, el espíritu! Si como ser biológico el hombre es *...un
en el animal además de darse las anteriores que tiene en común con el reino vegetal se
Los impulsos y el espíritu entablan en el hombre una pelea en la que los primeros se
afanan por llevarlo hacia el animal, mientras que el segundo trata de llevarlo hacia Dios.
No hay, sin embargo, negociación alguna entre el espíritu y los impulsos, sino que según
la opinión de Martin Buber en el libro ¿Qué es el hombre ? “Los impulsos escuchan al es-
píritu para no perder el enlace con las ideas, y el espíritu escucha a los impulsos para no
perder el contacto con las potencias primeras”. Ambos colaboran es cierto, pero contra
lo que suele creerse y de acuerdo con Parenti “no es el espíritu el que rige, no es el poder
de la razón que domina las fuerzas inferiores, sino que, por el contrario, lo inferior tiene
Si bien es cierto que a Scheler le interesa ocuparse de lo que separa y distingue al hom-
los valores para realizarse, así como-la potencialidad, no obstante su ceguera, delos
impulsos vitales.
Aun cuando los valores son vistos como superiores, su debilidad se trasluce porque
pararealizarse necesitan de larealidad, en tanto que los impulsos considerados como infe-
somática que es lo que tiene en común con los demás seres vivos. Algo que podemos con-
siderar como peculiar del espíritu es la conciencia. de-sé-Mientras que las plantas poseen
una vida puramente vegetativa, el animal tiene conciencia, pero le falta conciencia de sí,
de dos mundos”; “el mundo.de la realidad y del valor”. El primero se le impone de manera
imperiosa, el-otro le atrae por-su- valor. El-mundoreal-es más fuerte pero más bajo; el
mundo ideal es más valioso pero más débil; por consiguiente, “un acto moral o de contem-
plación estética, una idea científica o filosófica continuarán siendo, a pesar de su debili-
dad, más valiosas que la fuerza bruta”. En otro sentido, “el mundo de valores — insiste
Ramos— es, pues, una proyección ideal de cómo deben ser las cosas. Los valores consti-
tuyen la meta de toda acción humana”, De esto colige que el ser humano no solo tenga
“conciencia del ser”, sino también “del deberser”, que es.como puente que lleva al hom- .
Igualmente es propio del espíritu la ideación que consiste en la capacidad que tiene
aquel de captar las esencias. Éstas se aprenden por dos vías; una intelectual como es el
caso de las matemáticas y otra por la intuición emocional por la que captamos los valores.
rida a un objeto, que es el valor. El valor tiene, por esta razón, la misma relación intencio-
nal que una representación tiene con su objeto. De allí que el mundo de los valores sea
independiente del acto por el que lo captamos; pero además es objetivo en cuanto se rige
por sus propias leyes a priori. Los valores están, según Scheler, ordenados jerárquica-
mente: se parte de los valores vitales (salud, enfermedad, vejés y muerte), se Sigue con
los valores espirituales (estéticos y jurídicos) y finalmente se culmina con los valores reli-
giosos de los sagrado y lo profano. Lo que Scheler está haciendo es retornar a un monismo
axiológico que predominó en la Edad Media al colocar a Dios, valor eminentemente reli-
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inmutable de los valores y de las esencias. Cada hombre es un ente singular distinto de
los otros hombres; sin embargo, únicamente podrá alcanzar la categoría de persona
mediante la realización de los valores. La idea de persona implica sobre todo el concepto
de ser singular e irrepetible. Los seres naturales, en tanto que individuos pertenecientes
auna especie, quedan comprendidos por las peculiaridades de la especie; por el contrario
el hombre es individuo por formar parte de la especie, pero es persona en tanto que “toda
persona es una individualidad singular, diversa y distinta de las otras. Toda persona se
.Por lo que toca al ámbito axiológico los valores existen solamente en el ser humano.
El valor se ha dicho es. aquello que hace auna persona o-aunacosa:capaz de ser apreciada,
como una relación entre personas, es decir, como una relación de trascendencia en la que
Pero además la simpatía significa una comprensión recíproca en la que por una especie
de experiencia inmediata y primaria la mirada del otro es captada antes que sus ojos.
Piensa Max Scheler que el hombre como ser espiritual capaz de realizar valores es una
persona, pero se distingue del individuo por ser el centro activo “... en que el espíritu se
manifiesta dentro de las esferas del ser finito”. Es en el interior del mundo de cada persona
donde tiene lugar la formación del ser de la persona singular. Por tanto, las vivencias, las
Solo através de la simpatía y el amor es posible la aprehensión de los otros como perso-
nas. Nuestro autor entiende que la verdadera función de la simpatía consiste en salir de
nosotros mismos “y en revelarnos como dotada de un valor igual a nuestra realidad del
cualidad, la cual sería idéntica en todos los hombres. Mientras que para el pensamiento
cristiano el otro es nuestro semejante, nuestro prójimo, y en cuanto que los hombres son
hijos de Dios tienen una paternidad común, para la cultura grieta el otro es también pró-
jimo, es decir el habitante de la polis, en cambio los demás son los bárbaros, los que viven
El hombre es ontológicamente un ser abierto al mundo. Esto quiere decir que podría
haber cosas sin hombres, pero jamás hombres sin otros hombres y sin cosas. Mi relación
con el otro es una relación inmediata, es una relación de reciprocidad donde lo que
Por este motivo para Scheler la simpatía significa comprender los vínculos que nos
Pero el amor va más allá de la simpatía; sobrepasa los límites de lo que nos relaciona
con los otros. A diferencia de la simpatía, el amor tiene un carácter más profundo, radical
10 + Bioética general (Capítulo 1)
y duradero..El amor de ninguna manera ve al otro como.su fuera idéntico al propio yo;
más bien se introduce en su persona, en aquello que el ser amado tiene de privativo y sin- Ri
gular. “El amor consiste —señala Max Scheler— en comprender suficientemente otra in- para:
dividualidad modalmente diferente a la mía, en poderme poner en su lugar, aun conside- tan ci
rándola como distinta y diferente de mí incluso mientras afirmo... su propia realidad, a se r64
Para él el amor es un principio que humaniza, que nos hace más hombres, por cuanto . M
coadyuva a la realización del valor del ser amado. Kant se anticipa en su Antropología ción
a Scheler respecto del concepto de persona. Así expresa: “El hecho de que el hombre Dios
pueda representarse su propio yo lo eleva infinitamente sobre todos los seres vivientes de uns
tener conciencia de sí mismo le confiere al ser humano la categoría de persona. Más tarde 2n1po
- Husserl en sus Meditaciones cartesianas concibe el yo como el “polo de toda vida inten- Sche
cional activa y pasiva y de todos los hábitos que ella crea”, insistiendo en que la vida inten- el im,
Mas el que define a la persona como “relación con el mundo” es Max Scheler. El yo, son,
asegura, se define por la relación con el mundo exterior, el individuo por la relación con más «
la sociedad y finalmente el cuerpo por la relación con el ambiente. Así mismo, puntualiza el mé
esclavo pudiendo ser todas estas cosas, sin embargo, no es persona porque carece de la de ur
Por último, entiende a la persona como soporte del valor, más no como creadora del sigue
valor. Por cuanto las personas son el soporte de los valores, el amor es preciso entenderlo Es
como amor por nuestros semejantes, es decir, por las personas. Siendo los valores autóno- cado
mos, trascendentes y objetivos, necesitan para existir de las personas. al rea
de Dj
Las personas ideales, que nos sirven de modelo y son ejemplo a seguir para los hom-
bres, no hacen sino encarnar y realizar ciertos valores perdurables; pero a la postre su con- salva
ducta se convierte en pauta a seguir para el género humano. El que ciertas personas desta- £ idént
quen por la santidad o la heroicidad de sus acciones, ese solo hecho, las convierte en _ cie de
soportes vivientes de los valores. Podríamos decir que las personas son valiosas porque g solid
De suma trascendencia es la relación del valor moral con la persona como sujeto de E de Di
acción. “Cada tipo de valor descansa en un denominado portador. Unos en las cosas, otros G Er
en los organismos y los valores morales de las personas. Sólo ellas son capaces de com- a el Dic
Por esta razón, solamente la conducta humana puede ser objeto de calificación moral, é se va
no así las cosas de las que no es posible decir que son moralmente buenas o malas. En todo 2 Di
y caso sin duda un problema de libertad porlo que únicamente de los actos humanos es posi- 3
defen
Y cuerpo, carente de libertad, está gobernado por las leyes físico-químicas de la materia. 5 suste:
y En fin, el hombre es unión de tiempo y de eternidad, .es como diría Pascal una paradoja E del lu
2 Defir
wpítulo 1)
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Respecto del mundo axiológico, resulta incomprensible afirmar que un valor necesita
para existir de su respectivo portador. La belleza es un valor que no depende de que exis-
tan cosas bellas; por el contrario existen cosas bellas porque existe la belleza que en ellas
se realiza. Los valores, en suma, tienen su ser en sí; subsisten de un modo autónomo res-
pecto de la conciencia.
Max Scheler habla del hombre plenario, del hombre en el que cooperan para surealiza-
ción los hombres de todas las culturas. Pues bien, ese hombre plenario es Dios: Mas el
Dios a que aquí se está aludiendo no es el Dios traído por el cristianismo. Para la concep-
ción cristiana hay un Dios omnipotente que lo puede todo, incluso haber creado el mundo
Scheler por el contrario tiene un concepto muy diferente de Dios. El suyo es un Dios
impotente que nada puede. Pero, ¿de dónde proviene esta concepción sustentada por
el impulso vital es impulso fatal, ciego eirracional pero dotado de potencia de realización; *
el espíritu en cambio es concebido por Scheler como la absoluta impotencia. Los valores
son, según él, más importantes cuanto más superiores y perfectos sean. Un valor es tanto
más alto cuanto más débil e impotente sea. Por consiguiente, siendo Dios el más alto es
Dice Scheler que ante su tesis de la impotencia original del espíritu se disipa la idea
de una “creación de la nada”. Dios por lo tanto no siendo creador ni todo poderoso, no
es sino que deviene. Requiere de la realidad para irse haciendo, pero la realidad como tal
Es el hombre lo que Dios necesita para realizarse, en cuanto que el hombre está ubi-
cado entre lo real y lo ideal, entre la realidad y el mundo de los valores. El hombre, pues,
de Dios como de sí mismo. De este modo realizando a Dios el hombre obtiene su propia
salvación. De aquí que Dios y el hombre tengan una esencia común; en suma que sean
idénticos. Lo que significa que la filosofía de la historia de Max Scheler habla de una espe-
cie de solidaridad entre todos los seres vivos que llegue a alcanzar las proporciones de una.
solidaridad universal que abarque a Dios y al mundo. Luego, la historia de la humanidad
lejos de ser el gran espectáculo para ser contemplado por Dios, sería más bien el devenir
En conclusión, frente al Dios creador del cristianismo, hacedor de todo cuanto existe,
sófica Dios no es anterior sino posterior a la existencia de la realidad. Dios más que hacer
Durante el largo periodo en que Scheler abrazó la religión católica fue un ferviente
defensor del teísmo, el cual sostiene que la historia humana más que un devenir o desarro-
llo de la esencia divina, es una manifestación de ella. Sin embargo al darse la separación
del catolicismo y de su original postura teísta, Scheler cae en un pantemismo que lo hace
sustentar que Dios más que ser se va haciendo; esto es que Dios se va haciendo a través
Definiciones se han dado muchas, sin embargo siendo un ser tan complejo resulta imposi-
12 » Bioética general (Capítulo 1)
ble poder apresarlo en una sola. En una cosa podríamos estar de acuerdo: que aun cuando
han sido múltiples las respuestas al problema sobre la esencia del hombre, ésta es y sigue
“El hombre —en el decir de Pascal — sobrepasa infinitamente al hombre”. Lo cual sig-
cia. El filósofo existencialista alemán Karl Jaspers, considera como cuestión propia de
la filosofía la investigación sobre “lo que es el hombre”. Pero insisto, tan el hombre es
trascendencia que bastaría con decir que no es solo cuerpo para estar ciertos de que hay
entraña más íntima. Mas para tener acceso a ese sustrato interior del hombre es preciso
Escuchemos sobre este asunto la opinión que Jaspers expone en su obre La Filosofía:
“De hecho es el hombre accesible (cognoscible) para sí mismo de un doble modo: como
En un caso hablemos del hombre como objeto; en el otro caso, de ese algo no objetivo
mismo. Lo que es el hombre no podemos agotarlo en un saber de él, sino solo experimen-
Pareciera como si el hombre fuese una entidad con captable para la indagación cientí-
fica y que se le escapa al propio filósofo, que su esencia no es susceptible de ser definida
por los conceptos humanos. En suma, que por ser el hombre un ente insondable y miste-
Entre las consecuencias que ha traído consigo el desarrollo del conocimiento científico
miento racional y científico del universo tratando de descubrifle a los hechos las leyes que
arrancó sus creencias tradicionales para después abandonarlo a vivir huérfano de todo
mientos sobre la tierra así como el advenimiento de una plena felicidad, el hombre sin
embargo quedó sumido por ella en una incertidumbre total acerca de sí mismo, al mismo
tiempo que pretendía inútilmente encontrar una certeza científica en que apoyarse nave-
La ciencia por otro lado es considerada como la última etapa en la evolución espiritual
del ser humano a la vez que el producto más acabado de la cultura. Si desde el siglo XVI
la fe en la ciencia era algo vigente dentro de las “creencias” aceptadas por la sociedad,
para el hombre actual, no obstante los grandes logros obtenidos por aquella cumpliendo
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hguibre como ser indescifrable o 13
Las razones por las que esa fe en la ciencia ha perdido vigor y ha entrado en un proceso
de decadencia son analizadas por Ortega y Gasset en su Historia como sistema. Tratando
siglos. Pero la cuestión es que “... todos los estudios naturalistas sobre el cuerpo y el alma
del hombre —dice el filósofo español— no han servido para aclararnos nada de lo que
sentimos como más estrictamente humano, eso que llamamos cada cual su vida... El pro-
digio que la ciencia natural representa como conocimiento de cosas contrasta brutalmente
con el fracaso de esa ciencia natural ante lo propiamente humano. Lo humano se escapa
ala razón físico-matemática como el agua por una canastilla”. Es ridículo, diría Cassirer,
hablar del hombre como si se tratara de una proposición geométrica... Todas las llamadas
definiciones del hombre no pasan de ser especulaciones en el aire mientras no estén fun-
al punto que solo a él le preocupa si es libre o no. En el caso de afirmar que es libre tendrá
deliberaciones no dependen de su albedrío sino que están determinadas por los aconteci-
¿Será cierto que el hombre está en el mundo actual determinado por patrones culturales
deparado con anterioridad? Tal parece que lo que se vislumbra es el advenimiento del
hombre máquina, del nuevo humanismo traído por la ciencia y la técnica donde el domi-
industrial, el hombre dejará de ser una unidad individual para transformarse en un con-
Por lo demás, existe una relación indisoluble entre la ciencia y la técnica. La primera
aplicar con fines prácticos las verdades de la ciencia a la solución de las necesidades de
la vida humana. Lo que significa que la ciencia termina donde comienza la técnica. Pero
la técnica y, a la vez, los avances de la técnica traen consigo el desarrollo de las ciencias
físicas.
y bienes de consumo. Vivimos en un mundo dominado por las máquinas, creaciones emi-
técnica ni del artefacto, sino el hombre. El que el hombre moderno viva para la máquina
no significa que sea su enemiga. De lo que debe cuidarse el hombre actual no es tanto de
Existe, en nuestros días, una señalada tendencia a tecnificar los diversos aspectos de
otras épocas desempeñaba el médico. “En el transcurso de unos cuantos años —expresa
Los médicos, al hacerse cada vez más tecnócratas se distancian de la ciencia. Aprender
a manejar máquinas y apretar botones, poco tiene que ver con el conocimiento científico...
El médico de antes era menos técnico pero tenía una idea mejor de la ciencia biológica
de su época”.
El problema del futuro del hombre como especie biológica y como ente específica-
mente espiritual reside en que no solamente constituye un ser natural sino también un ser
que no es otra que la creación de valores. El mal radical del hombre de nuestro tiempo
estriba en vivir alejado de sí mismo, volcado hacia el exterior, cuando en realidad debe
Ante un objeto que se ha hecho tan problemático como es el del hombre Max Scheler
fue el primero en el siglo XX que dio la.voz de alerta sobre el estado en que se encuentra .
cho problemático, de manera completa y sin resquicio, ya que, además de no saberlo que-
-es, sabe, también que no sabe”.
Nuestro espíritu humanista nos impide depositar en la ciencia una confianza total cre-
yendo que ella constituye de por sí el valor absoluto. Hay algo en el hombre que es suscep-
tible de ser cuantificado, como son sus reacciones orgánicas; sin embargo, su aspecto es-
que a través de las distintas etapas de la historia se hace cada vez más hombre. El huma-
nismo significa volver los ojos sobre los valores de la cultura, percatándose de que si hay
algo que para el hombre merezca ser utilizado y comprendido, ese algo es el hombre.
BIBLIOGRAFÍA
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