Casi Ángeles La Resistencia
Casi Ángeles La Resistencia
Casi Ángeles La Resistencia
"La Resistencia"
Published: 2021
Source: https://t.me/CasiAngelesTG
Bitácora personal de Bruno
Bedoya Agüero
Fecha Eudamónica: aquí y ahora
¡Ajáááá! No me tenían fe, ¿no? Pensaron que me iba a
distraer con algún menester exótico y fascinante de los que
nutren mi vida exótica y fascinante, y que iba a tardar otros
diez años humanos en continuar este relato. Bueno, no. Soy,
sobre todo, un ser de palabra y, por ende -me fascina la
expresión "por ende", "por ennnddde"-, cumplo mis
promesas. Les prometí que nos volveríamos a ver pronto y
henos aquí, listos para el desenlace de esta historia
fantástica en todas las acepciones de la palabra
"fantástica".
Cuántas intrigas, cuántos misterios por resolver. Les
anticipo que esta narración estará repleta de giros y
revelaciones inesperadas, así que pónganse cómodos en su
cama o sillón, hagan una rotación de cuello para aflojar
tensiones y arrójense conmigo en este tobogán hacia el fin
de los misterios, directo al corazón de la Resistencia.
Como recordarán, nuestros héroes estaban en el futuro,
en el año 2030. Habían realizado la epopeya de salvar a
Paz, egresaron del Colegio Mandalay y asistieron al
casamiento de Paz y Camilo. Cuando estaban a punto de
emprender el regreso a su tiempo, la historia y la Historia
dieron un vuelco sorpresivo: la Corporación de Gobierno
atacó a la población civil con misiles que esparcieron una
nube de humo blanco por todo el territorio. Quien ordenó el
ataque fue la jefa de Ministros, que resultó ser Luz, la
hermana menor de Cielo, a la que todos creían muerta.
Cuando los misiles impactaron en Bahía del Príncipe, todo
se volvió una confusión demencial, y la mayoría de los que
sobrevivieron fueron capturados por la Corporación. Los
soldados rastrillaron todo el predio buscando sobrevivientes,
especialmente a los señalados por la jefa de Ministros como
"targets prioritarios". Pero no eran tan buenos sabuesos
como la jefa hubiera esperado, por que pasaron junto a
Valeria, que estaba tendida en la playa, y no notaron que
estaba viva. Cuando los soldados se fueron, Vale se
incorporó y deambuló por el lugar, horrorizada por lo que
veía. Buscó sin éxito a alguno de sus amigos hasta que
encontró la cámara de video con la que pocos minutos
antes había estado filmando la boda de Paz y Camilo.
Esa filmación que Vale había hecho se subía
automáticamente a una web que otrora -me fascina esa
palabra.... ¡OTRORA!- había pertenecido a Cielo Abierto,
pero como esta agrupación se había desmantelado, la
usaron los chicos a modo de nube para guardar los videos y
que todos tuvieran acceso a ese recuerdo. A pesar del
aturdimiento que tenía, Valeria comprendió que la cámara
seguía subiendo imágenes, y que sería una buena manera
de comunicarse con sus amigos, si es que alguno había
sobrevivido, como ella. Dejó un mensaje desesperado, con
la ilusión de que alguien lo encontrara. Sin saberlo, Valeria
acababa de inaugurar un movimiento que haría historia y
que sería mundialmente conocido: la Resistencia.
Valeria no se equivocó. Luca, que también había logrado
escapar de los soldados, se había escondido en una casa
vacía. Desde allí entró a la web para ver si alguien había
dejado algún mensaje, y se encontró con el de Valeria. Luca
también grabó uno, en el que les reveló dónde estaba
escondido. Simón vio ambos mensajes, fue a buscarlos y los
llevó a un lugar seguro en el que se estaba escondiendo.
Les presentó a Jony, un alumno de otra residencia del
Mandalay que también había logrado escapar.
Thiago estaba en el lago cuando ocurrieron los ataques.
Desde allí tuvo una imagen panorámica del horror. Logró
huir de toda esa locura nadando y regresó a las pocas
horas, pero no pudo encontrar a Mar ni a ninguno de sus
amigos. Tuvo la misma idea que el resto y se encontró
virtualmente con sus amigos en la web de Cielo Abierto.
También Tefi y Melody habían dejado un mensaje, se las veía
aterradas y desorientadas. Se pasaron coordenadas para
encontrarse y así fue como se reunieron los siete, y ya no se
separaron más. Fue la primera célula de la Resistencia.
Perdieron la noción del tiempo -si tal cosa existe-, y
pasaron los días moviéndose de un lugar a otro, huyendo de
los soldados de la Corporación que los perseguían, y
buscando al resto de sus amigos. No sabían nada de Mar, ni
de Jazmín, ni de Rama, Tacho, Lleca, Nacho, Hope, Kika ni de
Teo. Tampoco sabían qué había ocurrido con Paz y Camilo.
Temían lo peor, pero los mantenía vivos y fuertes la
esperanza de volverlos a encontrar.
Bien, ahora que hemos recapitulado, estamos listos para
continuar el relato. Prepárense un té, háganse pochoclos o
el snack que prefieran. Lustren los cristales quienes usan
lentes y agárrense fuerte, porque esta última entrega viene
movida.
El desenlace se acerca, las líneas temporales se
entrelazan y se enredan cada vez más, y el mundo se volvió
un lugar peligroso y hostil donde lo único que queda es
resistir. Pero no se preocupen, porque ustedes tienen un
guía de lujo que los conducirá sabiamente para que puedan
desentrañar todos los misterios.
(Por si no captaron la metáfora, el guía de lujo soy yo).
Esta bitácora continuará...
El muro
-¿De qué hablás? ¿De qué habla? -le preguntó Mar a León
que venía con Ito.
-¡¡DESPIÉRTENSE!!
Resiste. Resiste.
Resiste...
Resiste.
A alguien del otro lado del muro una de las cosas que más
le llamaría la atención en una primera visita a la urbe,
posiblemente, fuera la ausencia de animales. Salvajes y
domésticos. No había ni perros ni gatos ni canarios. No
había ninguna razón en particular, era un capricho del
diseño del mundo feliz del señor Jay. Por eso, cuando Rama
y Hope vieron aparecer a un perro que corrió directo hacia
ellos en la calle, se sorprendieron. Pero la más sorprendida
de los dos fue Esperanza, al reconocer que era Mina, la
perra de Rama. Varias veces Hope se había preguntado qué
habría sido de ella, que el día de las explosiones había huido
despavorida. Luego, cuando vio que en esa burbuja no
había mascotas, temió que hubiera tenido un destino fatal.
Pero ahí estaba, no cabía duda, por la forma en la que le
saltaba besaba a Rama, quien, si bien no la reconoció, se
puso a jugar fascinado con ella.
Por supuesto que Mina los siguió hasta el NE, y una vez
allí Rama se preguntó si podría conservarla. La respuesta de
René fue inmediata: NO. Pero Esperanza no dejaría que
René mandara a Mina a la perrera, así que decidió
esconderla en los sótanos, en el pequeño búnker que había
armado allí abajo, junto al boquete que estaba haciendo.
-No puedo creer que el Tronco esté tan turro, ¿cómo nos
va a hacer esto?
-Ya te expliqué, bólida, es él, pero no es el que era cuando
era él.
-Lo que no me entra en la cabeza es que no le quede nada
del Tronco que yo conocí.
-Alguna que otra astillita le queda.
-Les lavan la cabeza, OK, ¿pero el alma también? ¿No siente
nada cuando me ve?
-Tengo a la salvaje.
René lo miró seria, entró al spa y él cerró la puerta. Ella
relojeó el lugar vacío.
-¿Y la salvaje?
-Ahora la vamos a ver-dijo Rama-. Ella va a decir que no es
salvaje, pero es, y muy salvaje-agregó y le tendió la mano a
René.
René se ruborizó, ya que, como cada vez que Rama quería
conseguir algo se hacía el seductor, ella malinterpretó sus
palabras y, algo atrevida, dijo:
-¿Decís que me suelte y me deje llevar?
-Sí, sí querés -dijo Rama confundido, y amagó a llevarla
hacia el ducto de ventilación.
-Quiero, ¡quiero todo! -dijo René, ya desinhibida, y se acercó
como para besarlo.
-¿Qué hacés?-dijo él sorprendido, y se echó para atrás.
-Cierto, nos pueden ver -dijo ella, malinterpretando otra vez.
Corrió hacia donde estaban colocadas las cámaras ocultas y
las tapó-. Listo, relajá, ya no nos ven más.
Rama se quedó pensativo, porque ese día Hope le había
dicho que allí había cámaras con las que los espiaban y él
no le había creído. Ahora René decía lo mismo, y eso le
resultó raro.
-Ya estoy lista para liberar a la salvaje que hay en mí -
anunció René desatada, y se sacó las gafas, pero Rama la
tomó por los hombros y la empujó hacia la salida.
-No, tenés razón, acá no da. Después buscamos otro lugar.
La sacó del spa y cerró. Miró hacia las cámaras, confundido,
y luego regresó al sótano donde Esperanza y Valeria
seguían semiparalizadas.
-¡Sabía que no nos ibas a entregar, Tronco!-se alegró
Valeria.
-¡No me digas así! Y si no las entregué fue porque vi que
René sabe lo de las cámaras.
-Ah, ¿viste? ¿Ahora me creés que nos controlan y vigilan?
-¡No, loca! Lo que quiero saber es cuántos más además de
René son sus cómplices.
-¿Qué? -dijo Hope, desconcertada.
-Está claro que esa camarita la pusieron ustedes, los
salvajes y René es otra de ustedes.
-Ah, no, estás más tarado de lo que pensaba -dijo Hope, ya
superada.
Rama se agachó para volver a salir por el ducto, decidido a
buscar directamente a la Guardia Civil. Entonces Hope,
harta, se abalanzó sobre él como pudo, y Valeria la secundó.
Entre las dos lograron reducirlo y atarlo.
-Es horrible todo esto-dijo Valeria, espantada al ver a Rama
retorciéndose para soltarse y gritándoles «salvajes».
-Decímelo a mí que vivo con ellos y sus personalidades
todas bolidizadas, tía. ¡Tía! Ay, cómo extrañaba poder decir
«tía» tranquila. Tenemos que encontrar ya el celu de Lleca.
-Yo no puedo salir. Mi caripela debe estar plastificada por
todo el Mandalay.
-Vos quedate acá y vigilalo, yo voy a buscar ese teléfono.
Hope se fue y Valeria y Rama se quedaron mirándose. Él,
con desprecio.
-Rama, ¿de verdad no sabés quién soy? -dijo Vale, dolida-.
¿Te olvidaste del pelotero? Vos disfrazado de He-Man y yo
de She-Ra. ¿No te acordás?
-Flaca, no intentes manipularme como hacen ustedes, no te
va a resultar.
-Yo no puedo creer; pero es verdad, les lavaron el cerebro.
Ojalá puedas volver a recodar el día en el que nos
conocimos, cuando hice explotar el auto, nuestro primer
beso, cuando hicimos el amor y vos estabas ciego.
-¿Eh? Yo no hice nada con vos. Y jamás estuve ciego.
-Estás ciego-dijo ella, mirándolo con compasión, y de
pronto, recordó-: ¿Por qué cantaste mi tema?
-¿Qué tema?
-Ese día, en el show. Cantaste Abre tus ojos. Ese tema lo
grabé yo y lo mandé en un pendrive. ¿Cómo llegó a vos? ¿Te
acordás de qué tema digo?
Valeria le cantó suavemente el comienzo de la canción, y él
se estremeció. Era la misma voz que cantaba en esa
grabación que había encontrado. Era ella, sin dudas. Como
el Profesor le había explicado a Thiago, había lugares a los
que solo la música podía llegar. Algo ocurrió en Rama, como
si se le hubiera descorrido un velo: de pronto le pareció
verla por primera vez.
-Tronco, ¿me reconocés? ¿Empezaste a recordar?-dijo ella,
que algo advirtió.
Rama atinó a hablar, pero cayó boleado, de costado. Valeria
se alarmó e intentó hacerlo reaccionar, y justo en ese
momento regresó Esperanza.
-¡Hope! No sé qué le pasa, se desmayó.
-Ah, sí, le pasa seguido. Le da por desmayarse ahora-
minimizó Hope.
-Pero creo que me reconoció. Como que me miró distinto,
gata, no fue un desmayo así nomás, ¡recordó!
-No te ilusiones, después se despierta y es como si nada.
Vamos, tengo un plan para que salgas a la luz sin que te
descubran.
-¡Ahora!
Valeria corrió hasta la alambrada y comenzó a treparla.
-No sabés lo que tengo para contarte, Tacho. Jaz... -comenzó
a decir Vale mientras trepaba, pero Tacho la apuró, atento al
entorno.
-Después me contás todo, ahora trepá.
-No quiero ser un clavo que saque a otro clavo. Vos estás
mirando para atrás todavía. Cuando mires para adelante,
ahí voy a estar-le aseguró ella.
Thiago no respondió, volvió a observar el eclipse, pero
pensando en cómo se hace para mirar adelante cuando tu
vida quedó atrás. Nina tenía razón: aún le dolía Mar,
recordarla, pensar momento a momento en qué estaría
haciendo ella. Le dolía tener que arrancársela a la fuerza
cuando hasta hace unos meses eran inseparables. ¿Cómo
hacer para olvidarla si atardecer, fogón, chocolate, DVD,
perfume, medialunas... todo significaba Mar. ¿Cómo hacer
para arrancarla de cada cosa, de cada pensamiento?
-Es verdad que sigo mirando para atrás, pero quiero mirar
para adelante. Y adelante estás vos, Nina.
-Hablás como un galán de telenovela -bromeó ella. Pero yo
no soy la chica del galán. Yo soy la tercera, con la que te
consolás. Vos te aprovechás de lo que siento por vos, y yo
me aprovecho de que estás despechado con tu ex.
-Y bueno, aprovechémonos entonces-dijo Thiago- Mar es el
pasado y no va a volver. Yo quiero avanzar. Quiero seguir
adelante.
Nina no objetó nada más. Y Thiago, decidido a aferrarse a
ese futuro, la besó.
Una vez fuera, se toparon con Hope, que había salido otra
vez por la al cantarilla, en un nuevo intento de encontrar a
sus tíos. Hope dio una excusa muy endeble de por qué
estaba ahí afuera, y con la ayuda de Rama salió del paso. La
subieron a la camioneta y se encaminaron hacia el estadio.
Por otra parte, cumpliendo su promesa, Teo volvió a
comunicarse para llevarles un médico. Les dijo que fueran
en su camioneta, aquella en la que habían huido Tacho y
Melody con Amado recién nacido, y además les indicó cómo
desactivar el GPS de esta para que no fueran rastreados.
Tacho exigió que el médico no fuera Gonzalo, y Teo debió
buscar otro.
-¿Vino Pipi?-preguntó.
-No, vino papi -dijo Tacho, señalándose-. Sos un bardo, me
cansé de barrer migas, sacarle la grasa a los platos, aspirar
pelusas. Y lavate las manos antes de sentarte a la mesa-dijo
Tacho-. Cociné goulash, es mi manera de agradecerte. Teo lo
miró extrañado, no recordaba, claro, que el goulash era su
plato preferido en su vida anterior. De pronto, se oyó el
sonido del handy de Tacho, era la voz de Thiago.
-Tachito, ¿me copiás?
-Te dije que apagaras eso-le dijo Teo-. Pueden rastrear tu
handy.
-Sí, ya lo apago, pará, a ver qué pasa. Te copio, Thiago.
Thiago y el resto estaban en ese momento en los ductos de
ventilación por los que Hope accedía a su búnker. Ya
estaban vestidos al estilo NE y apenas lograron tener señal
Thiago quiso comunicarse con él de alguna manera para
avisarle que Jazmín estaba yendo hacia allí.
-Tachito, ¡entramos! -le dijo Thiago.
-¿Qué dijo? -preguntó Teo, que algo alcanzó a escuchar.
-Nada, nada-evadió Tacho. Ya les corto. ¿Estás con Mel,
Thiago?
-Sí, acá estoy -dijo ella tomando el handy-.¿Y Amado?
¿Cómo está?
-Amadito está mucho mejor, mi amor. Lleva unas horas en
la incubadora y ya está recuperando el color. Mañana le
hacemos los análisis.
-Cortá, Tacho, los van a rastrear, no es joda esto -ordenó
Teo.
-Tacho, tengo que decirte algo-intentó hablar Melody.
-Esperá, Mel, yo te quiero decir algo vos: te extraño y cada
vez te amo más, ¿sabes? A vos y a Amadito los amo, y
vamos a estar siempre juntos, vamos a ser una familia.
Amado va a tener un mundo mejor porque nosotros se lo
vamos a dar, te lo prometo.
Melody, muy emocionada, no pudo responder porque se
largó a llorar, entonces Thiago retomó el handy.
-Tachito, escuchame, tengo que decirte algo... Pero en ese
momento sonó el timbre en casa de Teo, y este obligó a
Tacho a cortar y a apagar el handy, temía que los hubieran
rastreado ya. Tacho lo hizo. Teo le pidió que se escondiera
en el cuarto con el bebé y no saliera por nada del mundo.
Tacho arrastró la incubadora con Amado y se encerró en la
habitación. Teo fue a abrir, y ahí estaba Jazmín,
hermosamente vestida y con una botella de champagne en
la mano.
Thiago se dio cuenta de que el handy de Tacho estaba
apagado y se desesperó.
-Hay que decirle ya que Jaz está viva, no podemos esperar. -
Y comenzó a reptar hacia la salida.
-¿Hola?
Thiago percibió que su handy vibraba y se alejó un poco del
grupo, se internó por los pasillos de los túneles y le
respondió, feliz.
-Hola. Te dije que me iba a comunicar.
-¿Por qué hacés esta locura?-dijo ella. -
-Porque el amor que siento por vos me saca todos los
miedos y la cordura.
-No, eso no es amor, no puede ser amor.
-Es. Y es un amor muy real, Mar.
-¿Y cómo sabés cuándo un amor es real?
-Simplemente lo sabés. Decime, cuando nos besamos, ¿Qué
sentís?
-Se me acelera el corazón, es como que mi sangre se
enloquece-reconoció ella. ¿Cómo se frena esta locura?
-No se puede, porque el amor es revolución.
-¿Esto es la revolución para ustedes? ¿Por qué lo hacen?
-Por amor.
-Sos vos la que tiene que despertar. ¿Te acordás del día
que saliste de ese sótano? De esa burbuja que te habían
armado. ¿Te acordás de quién estaba ahí? Nosotros. Y
ahora, cuando se pinche esta otra burbuja, también vamos
a estar nosotros, rescatándote.
Luz convocó de urgencia a Teo y a Simón en el altillo.
-Es grave y vergonzoso lo que pasó, ya va a haber tiempo
de buscar culpables. Ahora lo importante es sobreponerse a
esta imagen de debilidad que dimos. Así que encuentren a
alguno de los salvajes y, menos a Tacho y Thiago, que son
clasificados, mátenlo.
-Thiago es nuestro principal problema-dijo Simón.
-Vos vas a hacer lo que se te ordena, ¿está claro?
Encuentran a un salvaje que no sea ninguno de ellos, y lo
matan.
El Profesor no lograba comunicarse con los chicos y
conocía perfectamente el peligro que significaba tirar tanto
de esa cuerda. Por suerte, apareció Luca, lo dejó al cuidado
de Amadito y salió urgido hacia la urbe, para tratar de evitar
la tragedia que le había prometido Luz. El Profesor no se
equivocaba, los chicos estaban cada vez más
envalentonados con la revolución. Como Kika, que luego de
la clase, quiso ir por más.