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Antilha es una revista dictaminada por pares cados de licitud de título y de contenido, Co-
secretos. El sistema de arbitraje recurre a eva- misión Certificadora de Publicaciones y Re-
luadores externos al Centro de Estudios Socia-
vistas Ilustradas, Secretaría de Goberna-
les y Universitarios Americanos S.C.
ción, números ( en trámite ) , ISSN ( e n
trámite ) .
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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
Comité Editorial
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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
CONTENIDO
Editorial P. 7
Demasiado tarde
Ricardo Alberto Díaz Quintana P. 80
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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
EDITORIAL
E l año pasado celebramos los diez años de la revista y para ninguna pu-
blicación se trata de un número menor. Mucho menos es llegar al nú-
mero 22 del año 11, mientras seguimos tratando de recuperar algo de la tranqui-
lidad personal y académica que perdimos en los últimos dos años y buscamos la
forma de rearmarnos.
Hace más de una década cuando la idea de Antilha empezó a tomar forma la
intención fue generar un necesario espacio para publicar trabajos de temáticas
variadas. Necesario no porque faltaran revistas (de hecho son tantas las que se
publican sobre casi cualquier tema que resulta imposible mantenerse al día con
la lectura) sino porque la mayor parte de ellas responde a una estructura bien
definida de temas e intereses. Y notamos entonces que, con cierta frecuencia,
algunos de nuestros trabajos y los de colegas con interesantes propuestas no
eran publicados porque no terminaban de encajar dentro de esos límites, porque
las problemáticas que abordaban no eran estrictamente centrales para la discipli-
na o porque el formato elegido para la presentación no cumplía con la idea de
canon académico establecido.
Once años y 22 números después, resulta asombrosa la cantidad y variedad de
temas que han pasado por nuestras páginas. Como editores que, regularmente,
ejercemos también en el rol de autores, esa diversidad nos enorgullece porque
significa haber generado un espacio para cosas diferentes. Por cierto que eso no
implica que no cometimos errores o que todo lo publicado pueda ser colocado en
un mismo nivel, pero sí que el objetivo inicial quedó ampliamente cumplido. En
las últimas ediciones la revista subió la apuesta y sumó textos directamente vin-
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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
Los editores
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Antilha CESUA
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS DE UN EPISODIO DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA EN ESCUINAPA, SINALOA
Resumen Abstract
Se interpretan las evidencias arqueológicas The archaeological evidence explored in
exploradas en «La Loma de Toño Toledo», «La Loma de Toño Toledo», near Escuina-
en las cercanías de Escuinapa, Sinaloa, a pa, Sinaloa, is interpreted through the con-
través de la confrontación con los topónimos frontation with place names and some
y algunos sucesos ocurridos durante la Re- events that occurred during the Revolution
volución en la zona. Para ello resulta de es- In- in the area. For this, the narration of one of
pecial importancia la narración de uno de these episodes in two issues of the Mazat-
estos episodios en dos números del periódi- lan newspaper El Correo de la Tarde, cor-
co mazatleco El Correo de la Tarde, corres- responding to May 7 and 8, 1912, in which
pondientes al 7 y 8 de mayo de 1912, en los they have a leading role, a seller of fresh
cuales tienen un papel protagónico un agua- water, of nickname «El Gacho» and his
fresquero de apodo «El Gacho» y sus dos two children.
hijos.
Keywords: Archaeological evidence, Mexi-
Palabras clave: Evidencias arqueológicas, can Revolution, Escuinapa, «El Gacho».
Revolución, Escuinapa, «El Gacho».
1 Arqueólogo por la ENAH, maestro y doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Investigador
del INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán.
2 Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Coordinador de
Organización en el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa.
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Grave Tirado y Hernández Ruiz
P
mo, es que en el ya lejano 2005 lleva-
oco menos de 10 kilómetros al mos a cabo trabajos arqueológicos de
sur de Escuinapa, Sinaloa la salvamento en esa zona (Grave, 2006).
serranía parece despeñarse directamen- Dejando de lado en esta ocasión los
te sobre la marisma, de tal modo que vestigios pertenecientes a la época
sus salobres aguas lamen las estribacio- prehispánica, uno de los hallazgos más
nes de las lomas y cerros, por lo que, sobresalientes de la breve investigación
entre el terreno pedregoso y el cubierto ocurrió durante el reconocimiento de la
por el lodo, apenas queda espacio tran- loma conocida indistintamente como «La
sitable. Por tanto, es ahí donde se han Loma de Toño Toledo», «Los Fortines»
construido, muy cercanas entre sí, la o «La Loma del Gacho». Independiente-
Carretera Federal 15, la vía del ferroca- mente del nombre que se le asigne, la
rril y, recientemente, la nueva carretera loma se destaca en el paisaje, pues
San Blas-Mazatlán. marca claramente la transición entre la
sierra y la marisma (Fig. 1). Además, y
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Los parapetos
En efecto, luego de recorrer toda la lo- Fig. 2. Croquis con la ubicación de los para-
ma, en su parte más alta y cargados li- petos. Dibujo de Elías Nava.
geramente hacia el noreste, es decir,
puestos de rodillas, tal y cómo se pone
«viendo» hacia Escuinapa, encontramos
de manifiesto en la mejor conservada.
tres pequeños parapetos (Fig. 2). Estos
Los tres parapetos están casi alineados
fueron elaborados apresuradamente con
en dirección Norte-Sur sobre la parte
sólo unas cuantas piedras apenas su-
este de la loma. El Parapeto 1 (Fig. 3),
perpuestas una sobre otra, muchas de
se encuentra hacia el norte y está medio
las cuales yacen desparramadas a los
conservado, pues tiene todavía tres hila-
lados, pero que en su origen debieron
das superpuestas, pero el resto de las
tener la altura y dimensiones suficientes
piedras están diseminadas en los alre-
para proteger al menos a dos hombres
dedores, particularmente hacia el este,
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dejaron huella en los parapetos descri- gión, por lo que el apelativo debido a
tos aquí, y por ahí hubieron de pasar for- sus características intrínsecas tendría
zosamente los villistas cuando venían que compartirlo con muchos otros. Sin
huyendo de Villa Unión pues, como ya embargo, el apodo de un jefe revolucio-
vimos, no hay otra forma de pasar por nario originario de Escuinapa fue perpe-
esa zona lejos de la loma, sobre todo si tuado en la memoria popular, justo a la
se trata de un contingente como era el hora de dispendiar honores, pues bauti-
caso. Es probable entonces que, o fue zó con él uno de los accidentes topográ-
aquí la batalla del 22 de enero de 1915 ficos más visibles del escenario de una
en la Piedra Bola, o, más probablemen- de sus hazañas más notables. Estamos
te, aquí se pudo haber emboscado un hablando del coronel Francisco Pérez,
grupo destinado a detener los avances originario de Escuinapa y apodado «El
de los carrancistas en su acometida so- Gacho».
bre las huestes de R. Buelna. Aunque, en realidad, hay un episodio
Si así fuera, ¿quién fue el encargado de anterior a la confrontación entre Carra-
defender la loma? Y ¿quién comandaba quistas y Buelnistas, donde el principal
a los atacantes? No Buelna. No Carras- protagonista es precisamente «El Ga-
co. Los topónimos de la zona nos pue- cho». En el periódico mazatleco El Co-
den ayudar a encontrar la respuesta a rreo de la Tarde, en sus ediciones del 7
una de estas preguntas. El arroyo, un y 8 de mayo de 1912 se narran unos he-
pequeño rancho y a veces la propia lo- chos de armas ocurridos en Escuinapa.
ma reciben el epíteto de «gacho». Si Las notas, de autor anónimo, llevan por
bien, es cierto, no podemos negar lo evi-
dente, tanto el arroyo como el propio
3. Para un análisis más exhaustivo de estas
rancho son feos y sin chiste, no lo son noticias véase el artículo de Jorge Iván Hernán-
más que los de la mayor parte de la re- dez Ruiz de 2003 “Vueltas y Revueltas. Un epi-
sodio de la Revolución en Escuinapa”.
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Finaliza la descripción de la refriega en- la derrota que les infringieron «El Ga-
tre los matorrales señalando: «Acciones cho» y sus hijos, se excedieron en sus
como esta se repitieron por aquellos exigencias.
chicuelos que salieron ilesos» (Ídem). Los hijos de Escuinapa, viendo las
Siguiendo siempre al redactor de la no- depredaciones que habían comenza-
ta periodística, fueron 22 los muertos do, se pusieron todos de acuerdo y
entre la tropa de Pedro Martínez, mien- armados de filosos machetes y
tras que entre la gente de «El Gacho» coahuayanas, uniéronse a varios
sólo hubo dos heridos: un rozón en la pescadores armados de arpones y
tetilla izquierda de uno y apenas un ara- comenzaron la lucha contra enemi-
ñazo en el talón de otro. Pero las muni- gos del orden a pura arma blanca
ciones se agotaron, por lo que empren-
dieron la retirada hacia Escuinapa. Ahí
Cisneros ordenó que se replegaran aún 4 ¿La Casa Municipal? Así, con todas sus letras
se lee en la página amarillenta de El Correo de
más, hacia el rancho La Jarretadera, la Tarde, pero, ¿no se supone que harían falta
todavía tres años para el decreto que ordena la
donde esperarían la llegada de los re- erección del municipio de Escuinapa? Debe ser
efecto de la costumbre. En la constitución sina-
fuerzos pedidos al Prefecto de El Rosa- loense de 1870 se señala que se establecería
una municipalidad por cada 3,000 habitantes, en
rio. cuya cabecera se situaría un Ayuntamiento
Escuinapa quedó pues sin defensores. (Olea, 1985). Hacia 1872, en el territorio de Es-
cuinapa había alrededor de 3,300 habitantes,
En cuestión de minutos los zapatistas por lo que fue instalado un Ayuntamiento bajo la
autoridad del Prefecto de El Rosario (Buelna,
tomaron la plaza pública. Mientras los 1877). Con toda seguridad, el inmueble que alo-
jó estos poderes fue identificado popularmente
cabecillas se instalaban en la Casa Mu- como la “Casa Municipal” y aun cuando pocos
años después desaparecería la municipalidad y
nicipal4, sus hombres se dedicaron a el ayuntamiento para dar lugar exclusivo a la
pedir «prestamos» a los vecinos más Directoría Política de Escuinapa, por mera cos-
tumbre los habitantes le seguirían llamando
ricos y a saquear las casas de los de- “Casa Municipal” al edificio donde despachaban
las autoridades. ¿Manías cotidianas del lengua-
más; pero, al parecer, quizá dolidos por je, referencias coloquiales perennes o anhelo de
autonomía?
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(para no hacer mucho ruido) y divi- pelear con arma blanca, que como
diéndose en patrullas sorprendían a rayo caían sobre los grupos zapatis-
los grupos zapatistas, acribillándolos tas, dejándolos tendidos en tierra en
a machetazos, puñaladas y fisgazos, menos de tres minutos. También
hasta exterminarlos completamente, dicen que varios de los vecinos de-
y así lo fueron haciendo con todos fensores portaban fisgas de pescar
los que se iban encontrando: se em- y que desde larga distancia las arro-
bozaban en sus cobertores y sor- jaban sobre los revolucionarios, que
prendían grupos y grupos de revolto- caían heridos mortalmente (Ibid.).
sos, cayendo sobre ellos y aniquilán-
dolos (Anónimo, 1912a: s.p.). Fueron más de 60 los muertos zapatis-
tas; en cuanto a los defensores, si acaso
A la medianoche, al fin, llegaron las tro- tuvieron un herido. Los cuerpos de los
pas de Cisneros y las que venían de El caídos fueron apilados y rociados con
Rosario al mando del general Ojeda y petróleo. La tarde del 4 de mayo les
del Prefecto Rivas, con lo que se agudi- prendieron fuego para evitar la pestilen-
zó la matanza. «No son para describirse cia.
las escenas que se desarrollaron en la Así concluyó uno de los episodios más
obscuridad de la noche», escribió, pudo- sonados de los acontecidos en Escuina-
roso, el redactor de El Correo de la Tar- pa durante la Revolución y en el que ju-
de, pero en lo que señaló a continuación garon un papel protagónico «El Gacho»
se pueden vislumbrar con claridad los y sus hijos.
hechos, quizá más que si los hubiera
descrito con detalle. Conclusión
Algunos soldados refieren que los ¿Dónde fue a encontrar «El Gacho» a
escuinapenses son tan listos para las tropas zapatistas para enfrentarse a
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ellos entre los matorrales? Es probable do esto, haya sido como haya sido,
que el encuentro haya sucedido en la véase como se vea, gacho no es.
Loma de Toño Toledo, ya que está a
unos 8 kilómetros de Escuinapa, distan- Bibliografía
cia que menciona la nota periodística Anónimo
1912a «Como rayo caían sobre los zapatis-
del 8 de mayo de 1912 que se habían tas… un pueblo que sabe defender-
acuartelado los zapatistas. se» en El Correo de la Tarde, núm.
8764, Mazatlán, Sinaloa, 7 de mayo
Así entonces, podemos considerar a los de 1912.
tres parapetos que todavía se conser- 1912b «Los sucesos de Escuinapa», en El
van como la evidencia arqueológica de Correo de la Tarde, núm. 8765, Ma-
zatlán, Sinaloa, 8 de mayo de 1912.
que ahí se libró una batalla entre dos
Anónimo
huestes de revolucionarios, una de ellas 1980 «Tercera relación anónima de la jor-
comandadas por el coronel Francisco nada que hizo Nuño de Guzmán a la
Nueva Galicia», en Colección de do-
Pérez, alias «El Gacho». Es posible, cumentos para la historia de México.
incluso, que el casquillo de «Mauser» Tomo segundo, publicada por J. Gar-
cía Icazbalceta, segunda edición fac-
recuperado durante la exploración ar- similar, México, Editorial Porrúa, Bi-
blioteca Porrúa 48, pp. 440-460.
queológica proviniera de aquella carabi-
na que «El Gacho» arrebató a un zapa- Buelna, Eustaquio
1997 Compendio histórico, geográfico y
tista. Aunque, dado que se encontró en estadístico. Sinaloa 1877. Segunda
Edición, Culiacán, Sinaloa, México,
la parte interior del parapeto y que éste Ediciones Centenario Noroeste.
haya estado defendiendo la loma de los
Grave Tirado, Luis Alfonso
que venían de Escuinapa, debió ser dis- 2006 Informe de los trabajos realizados en
el Proyecto Arqueológico de Salva-
parado por algún integrante de la tropa mento Las Lomitas. Carretera San
zapatista sobre «El Gacho» y sus hijos, Blas-Mazatlán, México, Archivo téc-
nico de la Coordinación Nacional de
pero como ya vimos, éstos salieron ile- Arqueología del Instituto Nacional de
sos del ataque. De cualquier modo, to- Antropología e Historia.
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LOS IMPRESOS CATÓLICOS EN EL SALVADOR.
1944-1945
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Para ello, se ha hecho imprescindible
ace poco, se conmemoraba consultar dos de las publicaciones más
en diversos lugares de Amé- fuertes del catolicismo urbano de esta
rica Latina el bicentenario de las inde- época. Estas eran Criterio y Chaparrasti-
pendencias. Dicha conmemoración pro- que. Aquí se verá que, según los grupos
movió la reflexión y el análisis de múlti- católicos, la única manera de hacer una
ples temáticas referidas a las naciones fuerte unidad nacional en El Salvador
de esta región. Sin duda, un tema rela- era por medio de la fe católica, ya que
cionado con la independencia es la uni- esta era la fe fundadora de la Nación,
dad de una nación, o bien, la forma en que nos habían heredado los próceres
cómo las elites e intelectuales concibie- de la independencia. Cualquier otro cre-
ron la unidad nacional. Aunque la gesta do o postura disidente era visto no solo
independentista se realizó en el siglo como un peligro para la fe, sino que se-
XIX (1821), lo cierto es que el proceso ría una clara amenaza a la unidad y la
para la formación del Estado-Nación sal- estabilidad al país. Lógicamente, lo deri-
vadoreño fue prolongado. No obstante, vado de esta forma de pensar era que
el tema de la unidad nacional continua- todo proyecto de nación que se promo-
ría presentándose en el siglo XX, siendo viera en El Salvador debía de tener en
este un objeto de reflexión por parte de cuenta la fe católica, so pena de fraca-
ciertos sectores. Uno de estos grupos sar. Así, aunque el Estado salvadoreño
fue el de los ambientes ligados a la Igle- era de tendencia laica, ya que no poseía
sia Católica. En ese sentido, el presente una religión oficial, los sectores católicos
texto será una aproximación a la forma pretendieron que su religión fuese fuen-
en que se concibió la unidad nacional en te de unidad como lo había sido en tiem-
los impresos católicos, especialmente en pos pasados coloniales. De hecho, en
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Guerra Mundial (Rodríguez, 1939: 11). pesar de la buena voluntad del nuevo
Es conveniente recordar que El Salvador gobernante, el fugaz gobierno tuvo que
bajo el gobierno de Maximiliano Hernán- enfrentar dos situaciones muy serias. La
dez Martínez, siguiendo la línea de una primera era conducir a la unidad a un
buena parte de países latinoamericanos, pueblo que había quedado dividido y
le declaró la guerra a los países del eje confundido luego de la renuncia de Ma-
en diciembre de 1941 (Castellanos, ximiliano Hernández Martínez (El Diario
2001: 137). de Hoy, 1944:1). Y la otra dificultad, fue
A nivel local fue una época donde hubo solucionar la polémica del vacío consti-
mucha convulsión política debido a los
diversos cambios de gobierno. El primer
cambio fuerte para el país en 1944 fue,
sin duda, la dimisión del General Maxi-
miliano Hernández Martínez en el mes
de mayo, producto de una huelga que
tuvo el apoyo de la mayoría de sectores
del país (Diario oficial, 1944). El sucesor
de Maximiliano Hernández Martínez fue
el general Andrés Ignacio Menéndez
quién rápidamente anunciaría su volun-
tad de convocar a elecciones (Pinto,
1944:1). Incluso, Ignacio Menéndez tam-
bién pensó en reformar la Constitución
de la República y pidió que se empezara
a redactar un anteproyecto (Ávila,
1944:1) (Fig. 1) Fig. 1. Primera plana de El Diario de Hoy,
jueves 18 de mayo de 1944.
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dez sufriría un golpe de Estado que lle- Como puede observarse, el contexto a
varía al poder al coronel Osmín Aguirre nivel nacional e internacional era bas-
y Salinas (Castellanos, óp. cit.:165). El tante convulsionado. A nivel sociopolíti-
gobierno de Osmín Aguirre y Salinas fue co también en varios países se estaban
también bastante problemático y tuvo realizado cambios que llevarían a trans-
que enfrentar sublevaciones, e incluso formaciones y reformas que impactarían
se llegó a instaurar un gobierno salvado- los años sucesivos. En el caso de Gua-
reño paralelo en el exilio en Guatemala, temala se dará la revolución de 1944, en
siendo sus figuras representativas To- la cual se derrocaría al presidente Fede-
más Molina y el doctor Arturo Romero rico Ponce Vaides y pretendía crear una
(Rey Prendes: 2009: 45-47). En efecto, serie de reformas y cambios estructura-
también se llevaría a cabo una rebelión les que llevaría a diez años de revolu-
con la finalidad de derrocar al gobernan- ción democrática (Rosada-Granados,
te en la zona de Ahuachapán, la cual 2011:59-60). Entre esos cambios se in-
sería prontamente repelida por el ejérci- volucraba el derecho a huelga, modifica-
to nacional, lo que provocó que muchos ciones en los derechos laborales, el voto
insurrectos huyeran hacia Guatemala de la mujer y la creación del Instituto
(Ibid.: 46). Aunque Osmín Aguirre y Sa- Guatemalteco de Seguridad Social. En
linas salió bien librado de dicha rebelión, El Salvador iba a ocurrir algo similar ya
pasado un tiempo, finalmente tuvo que que también se dio lo que a criterio de
convocar a elecciones en la República. Luis Gerardo Monterrosa llama «la aspi-
En ellas resultó ganador Salvador Cas- ración democrática aborta-
taneda Castro que asumiría el gobierno da» (Monterrosa, 2020: 131) ya que an-
en marzo de 1945 (Castellanos, óp. te la caída de Maximiliano Hernández
cit.:163). Martínez se pensó en volver a tener
elecciones democráticas y se esperaba
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un cambio, pero todo eso se truncó con to inició en 1871 y llegó a su culmen en
el golpe de Estado de Osmín Aguirre y la Carta Magna de 1886. Aquí jugaron
Salinas en octubre de 1944 (Ibid.: 131- un papel muy importante los grupos libe-
215). rales, algunos de ellos identificados co-
mo masones (Valdés, 2010: 299). Pasa-
El discurso católico de 1944 en El ron más de cincuenta años para que en
Salvador: una visión altamente nega- 1939 se redactara otra Constitución de
tiva de lo disidente
la República. Juan Mario Castellanos
La Iglesia Católica salvadoreña había
(Castellanos, óp. cit:148) afirma que el
sufrido un duro revés en el siglo XIX, ya
propósito de convocar a una nueva
que El Salvador se iba a constituir como
Asamblea Constituyente se debió a que
un Estado de tendencia laica al afirmar
el General Maximiliano Hernández Mar-
en la Constitución la libertad de cultos, la
tínez deseaba prolongarse en el poder
educación laica nacional y manifestar
por cinco años más. Sin embargo, en
que los actos religiosos no iban a hacer
dicha Carta Magna no se realizaron
variar el estado civil de las personas
cambios en el tema de la laicidad del
(Valdés, 2010:265). A la vez, el texto
Estado y, en líneas generales, práctica-
constitucional dijo que las personas ele-
mente los artículos de tendencia laica de
gidas por el voto popular debían ser del
1886 se terminaron confirmando en
estado seglar (Gallardo: 1961:445). A
1939 (Gallardo, 1945:280).
esto se iba a sumar un conjunto de nor-
Con todo eso presente, en el catolicismo
mativas como la secularización de los
de esta época pueden identificarse va-
cementerios y el matrimonio civil
rios temores que en definitiva desenca-
(Cardenal, 2001:163). Todo ello iba a ir
denaron en una visión negativa hacia lo
menguando el poder y la influencia de la
disidente. Desde esa perspectiva, los
Iglesia Católica en el aparato estatal. Es-
impresos católicos urbanos crearon una
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visión negativa hacia los siguientes gru- prosperar. De hecho, los continuos cam-
pos: los comunistas, los protestantes, la bios presidenciales de estos años junto
teosofía y la masonería. Podríamos afir- a los golpes de Estado y el no saber
mar que dentro de los sectores católicos cuál era la Constitución vigente en el
a estos grupos se les veía no solo como país, no eran buenos signos para una
un peligro para la fe, sino que también estabilidad política. Más adelante, en el
eran vistos como amenazas reales a la mismo editorial se escribía:
nación salvadoreña. Veamos a continua- No nos dejemos engañar. El comu-
ción una de las críticas hacia el comu- nismo tiene abonado el terreno entre
nismo, aparecida en Chaparrastique. La nosotros. Un año de odios políticos,
página editorial de este impreso mani- medio siglo de enseñanza laica, la
festaba lo siguiente: destrucción del hogar por el divorcio,
Pero lo que ya no es un misterio para el expendio incesante de aguardien-
nosotros, es que el comunismo ande te que hoy día ha colmado la medi-
de por medio de estos motines de da; los crímenes que quedan impu-
hambre. La mano de Stalin se está nes han preparado ya el combustible
alargando hasta nosotros […] y en El para las rojas llamaradas que ame-
Salvador se ha sabido esconder en el nazan consumir a nuestra patria.
maíz (Valladares, 1945:1). Sálvanos, Señor, que perecemos
(Ídem).
Como puede observarse, para el edito-
rialista de Chaparrastique el comunismo Textos como estos siguieron aparecien-
estaba penetrando en el territorio nacio- do en las diversas ediciones de Chapa-
nal y la coyuntura política por la que rrastique mostrando los errores que es-
atravesaba el país era una tierra fértil taba cometiendo el comunismo a nivel
para que naciera, creciera y pudiera internacional y, con ello, crearon temor y
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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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Por otra parte, unos años antes, en Cri- El imaginario católico de la unidad
terio apareció un texto intitulado «La pro- nacional: Ser salvadoreño es consus-
tancial a ser católico
paganda protestante es antinacio-
En 1944, ante la renuncia de Maximili-
nal» (Criterio, 1941:1). Ahí se afirma que
ano Hernández Martínez, varios secto-
la fe auténtica es la católica y se dice
res de la sociedad manifestaron sus de-
que los próceres apoyaban a dicha igle-
seos y esperanzas de un cambio para el
sia y prohibían a las sectas protestantes
país luego de un largo mandato. Los
por ser contrarias a los intereses nacio-
sectores católicos, ante dicho aconteci-
nales. De esa manera, la propaganda
miento, vieron la posibilidad de que se
que continuamente realizaban las Igle-
podía dar fin al Estado de tendencia lai-
sias protestantes en El Salvador era
ca y hacer constitucionalmente una na-
contraria a la nación y por tanto antina-
ción que tendiera a lo confesional. Esto
cional.
puede comprobarse al hacer la revisión
Estos ejemplos nos muestran que el dis-
de diversos impresos católicos. Pero
curso católico era proclive a condenar
también, un dato relevante al respecto
las posturas disidentes al verlas como
es un discurso que pronunció Monseñor
un peligro para la fe y una amenaza pa-
Castro y Ramírez en una misa en el
ra la nación. A continuación, veremos
Campo Marte un día de junio de 1944.
que la Iglesia Católica en su discurso se
Dicha misa fue convocada por el mismo
autoconcebía como la fe verdadera y la
presidente Andrés Ignacio Menéndez y
protectora a la nación al ser esta la que
su gabinete como una acción de gracias
se había instaurado en el territorio nacio-
ante el nuevo gobierno, luego de la caí-
nal desde su fundación por medio de los
da de Maximiliano Hernández Martínez
próceres.
y, probablemente, se hizo con el fin de
crear un sentimiento de unidad ante la
división que reinaba en el país. A la vez,
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serviría para rendir homenaje a los caí- gión nuestra, la de nuestros próceres,
dos el 2 de abril cuando se intentó, in- la que nos enseñaron desde niños
fructuosamente, darle un golpe de Esta- entre caricias y besos nuestras ma-
do a Martínez. Este tipo de celebracio- dres (Castro y Ramírez, 1944:1).
nes con misas fueron replicadas poste-
riormente en varias partes del país. Si nos fijamos en la cita anterior, aunque
La celebración de la misa transcurriría no se menciona directamente a la Igle-
tranquilamente sin grandes sobresaltos. sia Católica sí puede entenderse fácil-
No obstante, en la homilía, Monseñor mente que se estaba haciendo referen-
Castro y Ramírez abordaría diferentes cia a ella. Sin duda, al decir la religión
puntos de la religiosidad y haría un lla- de «nuestros próceres» y de la religión
mado a la unidad nacional. A criterio de que nos «enseñaron desde niños» se
este, para la unidad era necesaria la reli- aludía a la Iglesia Católica. A su vez, al
gión y, concretamente, la religión católi- manifestar que había religiones que
ca por ser ella, desde los inicios de la eran como «plantas exóticas no aclima-
República, una entidad fuerte e impres- tadas en nuestra fértil rica tierra» se re-
cindible que había ayudado a la configu- fería a las otras religiones y en específi-
ración nacional. Decía Castro y Ramí- co a los credos protestantes. De esta
rez: forma, en esa pequeña cita queda evi-
Pues, repito y recalco, para mantener denciado que la fe original de la nación
inalterable esta unión hermosa, vivida era la católica, que la llegan incluso a
en estos días, para conservar inviola- identificar como lo autóctono, lo verda-
ble esta libertad reconquistada, es ne- dero, lo que viene desde la raíz funda-
cesaria la religión. Pero no cualquier cional del país, desde los próceres. Los
religión, planta exótica no aclimatada otros credos serían extranjeros y, por
en nuestra fértil rica tierra, sino la reli- tanto, no representarían lo propio del
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Rodríguez, José
1939 «La guerra de 1939 nos parece menos
guerra que la de 1914» en La Prensa
Gráfica. 5 de octubre, San Salvador,
p.11.
Rosada-Granados, Héctor
2011 Soldados en el poder. Proyecto militar en
Guatemala (1944-1990). Edición patroci-
nada por el gobierno de Taiwán, Ciudad
de Guatemala.
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Antilha CESUA
BREVE PANORAMA HISTÓRICO DE LOS ESTUDIOS SOBRE
GRÁFICA RUPESTRE EN MÉXICO. SIGLOS XVI AL XX
Primera parte
Resumen Abstract
Desde sus inicios, los estudios sobre la grá- Since its inception, studies on rock art in
fica rupestre en México han tenido un desa- Mexico have had a slow but steady develop-
rrollo lento pero constante. Las primeras re- ment. The first references made during the
ferencias efectuadas durante el periodo no- Novohispanic period, show the importance
vohispano, dan cuenta de la importancia que of this type of cultural expression for the
tenía este tipo de expresión cultural para los original groups of the time of contact with
grupos originarios de la época del contacto Europeans and the negative vision that the
con los europeos y de la visión negativa que latter had of them. During the 19th century,
estos últimos tenían de las mismas. Durante the beginning of archaeological and anthro-
el siglo XIX, el inicio de los estudios arqueo- pological studies in our country, approached
lógicos y antropológicos en nuestro país, se this type of remains with a more academic
acercan ya con un enfoque más académico and scientific approach. We will examine
y científico a este tipo de vestigios. Exami- these early stages here.
naremos aquí estas primeras etapas.
Keywords: Rock art, Mexico, Novohispanic
Palabras clave: Gráfica rupestre, México, period, 19th century.
Periodo novohispano, Siglo XIX.
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C
y significación de este tipo de vestigios
onocido desde siempre, no es que aún hoy, a más de ciento cuarenta
sino hasta hace un siglo y me- años de distancia, siguen generando
dio que el fenómeno de la gráfica rupes- asombro, interés y acaloradas discusio-
tre empezó a ser tomado en cuenta por nes académicas.
la comunidad científica como expresión Menos conocida, en cambio, es la histo-
cultural y documento de la antigüedad ria paralela y contemporánea de los es-
de los seres humanos, de su pericia co- tudios del fenómeno rupestre en México.
mo artífices y de su complejidad simbóli- Esto se debe, en parte, a que en este
ca y cognitiva tanto sicológica como so- país ha prevalecido la visión nacionalista
cial. A escala internacional, se reconoce sobre el pasado, dando preferencia a la
a la región franco-cantábrica europea arquitectura monumental prehispánica
como el punto de origen y desarrollo de de la Cuenca de México y del sureste,
los estudios modernos sobre el ámbito de adscripción cultural maya. Otra razón
rupestre, especialmente desde un enfo- de peso, es que el mayor porcentaje de
que donde priman la gráfica y la estética los sitios rupestres registrados en el te-
(Cf. Giedion, 1985; Clothes, 2010). Aun- rritorio nacional se ubican en el norte,
que no es el primero, el descubrimiento fuera de la región mesoamericana, moti-
de las pinturas de la cueva de Altamira, vo suficiente para que la agenda institu-
en 1879, por María Faustina Sanz Riva- cional no los considere prioritarios (Cf.
rola y su padre Marcelino Sanz de Ortega León, 2020). No obstante, resul-
Sautuola (Cf. Sanz de Sautuola, 1880), ta imposible negar la importancia que
en la Cantabria española, es considera- revisten estos vestigios culturales para
do como el detonador histórico de una el estudio y la comprensión tanto de los
sucesión de discusiones y descubrimien- grupos humanos como de las etapas
tos en torno a la naturaleza, autenticidad históricas de las que son producto,
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Y aun fué tal la avilantez y orgullo de de las figuras treinta años después de
los Zuaques victoriosos, que en los haber sido elaboradas. Lamentablemen-
troncos de los árboles de aquel para- te, la gráfica arbórea ha sido poco estu-
je, donde cercaron a los españoles, diada y no podemos extendernos mucho
por triunfo gravaron en las cortezas al respecto.
de los árboles los cuerpos, troncos y Volviendo a la gráfica rupestre, encon-
sin cabeza de los que mataron, de tramos numerosas menciones y regis-
que fui testigo de vista: porque pasa- tros en otras obras posteriores del siglo
do este tiempo y disponiéndolo Dios, XVIII, como la de Miguel del Barco
por medio de la santa obediencia, (1988), Historia natural y crónica de la
entré a doctrinar y bautizar esta na- Antigua California, escrita hacia 1757,
ción, cuando ella pidió (como adelan- donde se incluyen los interesantes testi-
te se dirá) la doctrina del Evangelio: y monios de los también jesuitas Sigis-
ví muchas veces las dichas figuras, mundo Taraval, Francisco Escalante y
que permanecían en los árboles, to- José Mariano Rotea2 a este respecto.
davía esculpidas (Ibid.:155). En ellas, se hacen descripciones más
detalladas de pinturas y petrograbados
Se echa de ver que la representación encontrados en el Desierto de Sonora y,
gráfica podía expresar diversos aspec- muy en particular, de las famosas pintu-
tos importantes de la comunidad, no ex- ras de la sierra de San Francisco en la
clusivamente los religiosos, y que los península de Baja California:
árboles constituían un soporte tan válido
como las superficies rocosas, si no tan
2 Tal vez el primero en realizar una excavación
permanente al menos de una duración arqueológica en el norte de México. Clavijero
describe así la excavación: «Entre otros el pa-
suficiente para la memoria colectiva ya dre José Rotea, misionero de Kadakaamang,
hombre curioso, exacto y sincero, habiendo
que Pérez de Ribas constata la vigencia sabido que en un lugar de su misión llamado
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ni del aire ni del agua (Clavijero, Los hombres tenian los brazos abier-
1852:21). tos y algo levantados, y una de las
mujeres estaba con el pelo suelto
El autor acepta la interpretación de sus sobre la espalda y un penacho en la
descubridores de que fueron hechas por cabeza. Habia también varias espe-
una raza de gigantes llegados desde el cies de animales, tanto de los nati-
norte, a los que se atribuyó una superio- vos del país como de los extranjeros
ridad cultural con respecto a los habitan- (Ídem).
tes de la península con los que ellos
mismos trataban. Refiere la descripción No queda claro a qué se refería Clavije-
que hiciera en su momento el padre Jo- ro con las especies de animales
sé Rotea de una de esas cuevas: «nativos» y «extranjeros», aunque cabe
El mismo misionero reconoció algu- suponer que fue una distinción hecha
nas de las cuevas mencionadas, de por el propio padre Rotea según lo que
las cuales describe una. Tenia de él mismo había visto en la región. La-
largo unos 50 piés, de ancho quince mentablemente, no sabemos a qué sitio
y otro tanto de alto y estaba formada se aludía exactamente como para poder
á manera de bóveda apoyada sobre hilar más fino.
el pavimento. Como por la parte de Este interés por la gráfica rupestre indí-
su entrada estaba toda abierta, reci- gena fue compartido por muchos otros
bía bastante luz para, poder obser- cronistas durante todo el periodo no-
varse las pinturas de su parte interna vohispano en diversas regiones del con-
y mas alta. En ella estaban represen- tinente, por lo que sería prolijo citarlos a
tados hombres y mujeres con vesti- todos. No obstante, podemos reconocer
dos semejantes á los de los mejica- que casi por regla general la mayoría
nos, pero absolutamente descalzos. condenaba dichas representaciones por
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desarrollo cultural por parte de grupos do el tiempo. Para esto levanta mo-
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caso pues las pinturas y grabados ru- estos datos se encuentran, por supues-
pestres siempre se asociaron con los to, muchos sitios con gráfica rupestre
grupos indígenas. (Fig. 4), siendo el primero de ellos «Cara
Esa misma década, en el otro extremo Pintada», en las cercanías de Granados,
del país, Teobert Maler, Henry Mercer y
en el Estado de Sonora. Otra mención
Edward H. Thompson, cada uno por su de interés, es la de petrograbados y pin-
cuenta, registraban varias cuevas yuca- turas en el Valle de las Cuevas (Cave
tecas con elementos rupestres, pero di- Valley), sobre el río Piedras Verdes, y
chos estudios quedarían sin continuidad en las cercanías de San Diego y Casas
durante casi un siglo debido al interés de Grandes, ambos al noroeste del Estado
estos investigadores y sus continuado- de Chihuahua. Algunas de estas pintu-
res en elementos culturales mayas más ras, estaban asociadas con contextos
ostentosos, como la arquitectura, los ce- funerarios en cuevas mortuorias (Cf.
notes y la epigrafía, entre otros (Cf. Ca- Lumholtz, 1904), lo que nos recuerda lo
sado López, López de la Rosa y Veláz- escrito por Pérez de Ribas sobre los te-
quez Morlet, 1990). pehuanes (vid supra). En 1891, reporta
Más significativo por su trascendencia, el grabado de una serpiente de 16 pies
es el caso del noruego Carl Sofus de largo en las cercanías de Urique, al
Lumholtz quien, desde finales de 1890, suroeste de Chihuahua.
entraría al territorio mexicano recorrien- Hablando específicamente de los ta-
do amplias regiones y consignando in- rahumaras, dice:
formación etnográfica, histórica y ar- Á veces, dibujan toscamente con
queológica sobre un sinnúmero de luga- ocre en las cuevas figuras de anima-
res a lo largo de toda la sierra Madre les y mujeres, y pueden verse en al-
Occidental y regiones aledañas. Entre gunas rocas contornos de pies escul-
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pidos con piedra «para dejar su huella Giedion, óp. cit.; Daniel, 1987). Algunos
en este mundo cuando mue- de estos descubrimientos fueron publi-
ran» (Lumholtz, 1904:166). cados en la revista L’Anthropologie, es-
pacio donde León Diguet presentó tam-
Con ello, alude a la continuidad histórica bién, en 1895, su artículo Note sur la
de la expresión rupestre en contextos pictographie de la Basse-Californie, tra-
etnográficos. dicionalmente considerado por algunos
En este periodo decimonónico terminal, como el primer artículo científico sobre
se manifiesta ya un enfoque más acadé- sitios rupestres en México dedicado ex-
mico y científico sobre este tipo de yaci- clusivamente al tema.
mientos arqueológicos en México y la En este artículo, Diguet describe e ilus-
necesidad de estudiarlos con el fin de tra varios sitios rupestres, como Cañada
aumentar el conocimiento sobre las so- del Muerto, Laguna de San Pedro, Ca-
ciedades que los produjeron. Cabe re- ñada de Panami, Los Pescaditos, San
cordar, que es también en las postrime- Juan y San Mitillita, entre otros, de los
rías del siglo XIX cuando se descubren y cuales dice:
dan a conocer algunos de los grandes A falta de otra clasificación más cien-
yacimientos del arte parietal y mobiliar tífica, la pictografía californiana pue-
europeo como Chabot, Brassempouy, de dividirse en dos categorías que
La Mouthe, Pair-non-Pair, Marsoulas, son: 1. Los simples petroglifos; 2.
Combarelles y Font-de-Gaume, mismos Las pinturas que consisten bien en
que contribuyeron a disipar el halo de simples manchas de tinta plana, bien
desconfianza que se había formado a su en trazos lineares, bien en asocia-
alrededor tras la controversia suscitada ción de los dos. La naturaleza de los
en torno a la autenticidad de los vesti- temas representados consiste en ca-
gios de Altamira (Cf. Clothes, óp. cit.; racteres ideográficos, en personajes,
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en animales, estos dos últimos con gunos de gran formato (Fig. 5). El autor
frecuencia están asociados a mane- termina su artículo proporcionando una
ra de formar escenas de la vida, ta- lista de 30 lugares donde, en ese enton-
les como la caza, batallas, etcétera. ces, podían encontrarse este tipo de
Los colores empleados son el rojo, el vestigios.
amarillo, el negro, y el blanco, prove- Un año antes, en 1894, O. H, Howarth
nientes de rocas volcánicas finamen- había publicado On the rock inscriptions
te porfirizadas y diluidas en un bar- of Sinaloa (West Coast of Mexico), en
niz. Journal of the Royal Anthropological In-
Los lugares donde estas pinturas stitute of Great Britain and Ireland. En
han sido realizadas están, con algu- este trabajo, dio cuenta de los petrogra-
na excepción, situados en las cerca- bados del sitio Las Labradas, en Sina-
nías del agua de una fuente, de una loa, mismo que reporta como «Los Lab-
charca, de un torrente o al menos de rados». Propone una clasificación en
una de las numerosas excavaciones tres clases: 1.- Tipos iconográficos, en
que se encuentran frecuentemente los que la forma humana o animal es la
en esta árida región donde el agua base, con o sin apéndices de carácter
se estanca por algún tiempo des- simbólico. 2.- Figuras sueltas de orden
pués de las tormentas diluvianas que puramente ornamental, a menudo per-
constituyen el régimen pluvial de los fectamente simétricas, y también con o
países desérticos (Diguet, sin similares apéndices. 3.- Figuras posi-
1990:132). blemente simbólicas, pero tan conven-
cionalizadas que sugieren fuertemente
Sus registros incluyen, como vemos, la idea de letras o palabras escritas, y
tanto pinturas como petrograbados, al- en uno o dos casos, de una leyenda
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Fig. 5. Algunos de los registros hechos por Diguet en Sierra de las Cacachillas (izquierda) y Arroyo San
Pedro (derecha). Tomado de Diguet, 1895:163 y 168.
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México (Cf. Howarth, 1894). Lamenta- pecto. Mallery proporciona algunos da-
blemente, el autor no incluye reproduc- tos de interés y menciona también algu-
ciones en su publicación. No queda cla- nos registros hechos por Adolphe Ban-
ro si estos sitios y los mencionados por delier, pero no publicados:
Chavero para Sinaloa (vid supra) son los The distinguished explorer, Mr. A.
mismos. Bandelier, in a conversation men-
Mención especial merece aquí la monu- tioned that he had sketched but not
mental obra Picture-writing of the Ameri- published two petroglyphs in Sonora.
can Indians: extract from the tenth annu- One, very large and interesting, was
al report of the Bureau of Ethnology, del at Cara Pintada, 3 miles southwest of
etnólogo estadounidense Garrick Mal- Huassavas, and a smaller one was at
lery, publicada igualmente en 1894. En Las Flechas, 1 mile west of Huassa-
este trabajo, producto de varios años de vas. He also sketched one in Chihua-
estudio, el autor realiza una tarea compi- hua on the trail from Casas Grandes
latoria de las expresiones rupestres en to the Cerro de Montezuma. From the
los Estados Unidos y muchas otras par- accounts of persons met in his Mexi-
tes del mundo desde un enfoque escritu- can travels he gave it as his opinion
ral, es decir, considerando este tipo de that a large number of petroglyphs
manifestaciones culturales como un es- still remained in the region of the Si-
tadio previo a la escritura. Destaca, para erra Madre (Mallery, 1894:131).
nuestro interés, el breve capítulo que
dedica a México y a la necesidad de em- En el capítulo XX, «Special compari-
prender un estudio similar en nuestro sons», incluye reproducciones de algu-
territorio del cual, dice, hay muy poca nos sitios (Fig. 6), como los de la sierra
información accesible y confiable al res- de «Santa Inez» al oeste de Santa Bár-
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bara, en la Baja California, que, como rencias evidentes entre los «petroglifos»
vimos anteriormente, también fueron re- del sur y del noroeste mexicano, especí-
portados por ten Kate: ficamente entre los de la cultura mexica
Las reproducciones, empero, presentan y los de los estados de Sonora y Baja
sutiles diferencias, aunque Mallery afir- California (Cf. Ibid.:131-136), lo cual
ma que las tomó del antropólogo ale- contrasta con otros enfoques contempo-
mán. ráneos que consideraban evidencias si-
A despecho de la poca información de milares como producto de la peregrina-
que dispone, reconoce que existen dife- ción nahoa desde Aztlán hacia la Cuen-
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Poco después, en 1905, Nicolás León norte y noroeste de México, se han atri-
hace también un señalamiento al res- buído á los otomíes y tribus análo-
pecto de la gráfica rupestre durante su gas» (Ídem), lo que nos remite al trabajo
participación en la undécima Reunión de Chavero del que hablamos arriba.
del Congreso Internacional de America- Más adelante, advierte con preocupa-
nistas, celebrada en Nueva York, donde ción lo siguiente:
presentó su memoria titulada Datos refe- Nadie, que yo sepa, se ha dedicado á
rentes a una especie nueva de escritura la descifración de los petroglifos mexi-
jeroglífica en México. Menciona el autor, canos; y sería de desearse que á la
que existe una importante disparidad en- vez que se hiciese de ellos una com-
tre los registros prehispánicos y aquellos pleta colección por medio de la foto-
otros derivados de la conquista españo- grafía y del moldeado, se procediera
la, razón por la cual conocemos muy po- a su estudio (León, 1905:402).
co la primera y, dada la abundancia de
registro, muy confusamente la segunda. El resto del trabajo, sin embargo, trata
«Mnemónicos» es el término bajo el cual solo de inscripciones edilicias y de esta-
engloba el autor tanto a los códices pic- tuaria, principalmente oaxaqueñas; no
tográficos y los relatos manuscritos de obstante, resulta notable este pronuncia-
los conquistadores como a las inscrip- miento temprano en dicho foro interna-
ciones que se encuentran «en suntuo- cional y la sugerencia de que tales ex-
sos edificios ó en grandes é inaccesibles presiones gráficas tuvieran un carácter
rocas [que] se encuentran diseminadas mnemotécnico.
en todo el territorio mexicano» (León, Tres años antes, 1902, en su obra Com-
1905:401). De estas últimas, añade: pendio de la historia general de México
«Los petroglifos, esparcidos en número desde los tiempos prehistóricos hasta la
considerable, sobre todo en las regiones época actual, el propio Nicolás León lla-
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head, and there are still other de- ate» (Ibid.:396), y otros en Cerro del Co-
signs. These carvings, although lotlán, a los que considera similares,
deeply made in hard trachyte, are so aunque inferiores, a aquellos de Totoate
greatly weather-worn as in some in- (Íbid.:399-400). Por otro lado, al tratar de
stances to be barely traceable los «tlaxcaltecos» de la región, mencio-
(Hrdlička, 1903:393). na gráfica rupestre en Ruin Orcon.
Curiosamente, al tratar del sitio arqueo-
De igual forma, reporta otros petrograba- lógico La Quemada, enfatiza el hecho
dos en el sitio Banco de Las Casas, a de que ni en el sitio ni en sus alrededo-
los que se refiere únicamente como res pudo encontrar petrograbados, en
«several larger stones with petroglyphs, alusión a los reportes sobre los mismos
somewhat similar to those of Toto- efectuados previamente por Berghe, Ta-
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rayre y Batres (vid supra): «Tarayre (and ciones culturales. Un buen ejemplo de
also Batres, plate 24) mentions and pic- ello, lo constituye la publicación de
tures the face of a rock in the neighbor- 1908, en el Periódico Oficial de Nuevo
hood with several upright serpent figu- León, sobre el Frontón de Piedras Pin-
res, and by other authors a slab with car- tas, sitio rupestre ubicado en el munici-
ved hand and foot is spoken» (Ibid.:439, pio de Parás, efectuada por la Junta Ar-
nota 2). Mencionamos arriba las diferen- queófila de Nuevo León (Cf. Encinas
cias de registro entre Guillemin-Tarayre Garza, 2018; Junta Arqueófila de Nuevo
y Batres con respecto a la roca de las León, 1908), institución fundada por
serpientes, a lo que hay que sumar este Amador Fernández en 1906. Sobre el
testimonio de Hrdlička que pondría en mismo sitio, Protasio Cadena publicaría
duda su permanencia en el lugar o, in- después, en 1944, un pequeño libro titu-
cluso, su misma existencia. lado El Frontón de Piedras Pintas (Cf.
El autor no ofrece interpretaciones ni Cadena, 1944). De igual forma, Arthur
abunda mucho sobre la gráfica rupestre, Walbridge North publicaba entre 1908 y
lo cual se entiende pues su principal in- 1910 un par de obras sobre la península
terés eran las características físicas de de Baja California en las cuales daba
los habitantes de la región, vivos y muer- cuenta de varios sitios con pinturas ru-
tos. Por lo demás, no deja de lamentar pestres que despertaron el interés de no
la situación de saqueo y vandalismo im- pocos lectores (Cf. Walbridge North,
perante en todo el territorio nacional, 1908 y 1910). La presencia constante y
principalmente llevada a cabo por los creciente de entusiastas de lo rupestre
buscadores de tesoros. no formados académicamente en las
A la sazón, existe también un interés pa- disciplinas antropológicas constituye,
ralelo y permanente por parte de aficio- hasta la fecha, una importante fuente de
nados en torno a este tipo de manifesta- información regional que es necesario
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Fig. 11. Algunos de los petrograbados y pinturas registrados por Engerrand en la península de
Baja California. Tomado de Engerrand, 1912:200-201.
También en 1912, entre los meses de «Petroglifos de Pueblo Viejo» (Fig. 12),
mayo y junio, Paul Henning, realizó una pero no indica más detalles al respecto
inspección a un sitio llamado «Pueblo ni si estos se encontraban en la cueva o
Viejo», en el distrito de Tuxtepec, Oaxa- en las cercanías del edificio.
ca. Aquí localizó los restos de un basa- El resto del informe trata de las caracte-
mento piramidal y una cueva con ente- rísticas de la pirámide y de los restos
rramientos humanos, al parecer contem- humanos de la cueva.
poráneos, de los que dio cuenta en el La segunda década del siglo XX, será
Informe del Colector de documentos et- testigo del fin del Porfiriato y de una con-
nológicos, etc., sobre su excursión á vulsa guerra interna en nuestro país,
Tuxtepec, Oaxaca (Henning, 1912). In- misma que dificultará tanto el desarrollo
cluye la reproducción de unos de nuevos proyectos de investigación
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como el de los ya existentes, como los otomíes, los chichimecas o con alguna
de la Escuela Internacional de Arqueolo- cultura de índole «primitiva»; no obstan-
gía y Etnología Americanas, por ejem- te, varios de los autores que revisamos
plo, con la que colaboraba el mismo En- en este artículo se inclinan por conside-
gerrand, entre otros. rar dichos registros como formas de pro-
Podemos ver que buena parte de los re- toescritura, no ocultando su admiración
gistros rupestres de la época tratada en por algunos diseños de acabado nota-
esta primera parte se encuentran en el ble. Como veremos en la segunda parte
norte mexicano, y son relacionados, casi de este trabajo, algunas de estas ideas
invariablemente, con las culturas de la continuarán teniendo partidarios, pero
Cuenca de México, con los tarascos, los nuevos enfoques y descubrimientos am-
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L’Ecole de Langues Orientales Vovantes, 1910 Camp and camino in Lower California. a
París, pp. 321-326. record of the adventures of the author
while exploring peninsular California,
1885 Reizen en onderzoekingen in Noord- Mexico. The Baker & Taylor Company,
Amerika. Ed. E. J. Brill, Leiden. New York.
Torquemada, Juan de
1975 Monarquía Indiana, Volumen III, Libro
sexto, Capítulo XXIV. Universidad Na-
cional autónoma de México, México.
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DEMASIADO TARDE
—Dígame ¿En qué le puedo ayudar? — el médico tomaba asiento tras su escritorio.
—Me duele el pecho— dijo un señor de edad avanzada.
—¿Dónde exactamente?
—Justo aquí— señalaba su corazón.
—¿Cargó algo pesado?
—No.
—¿Está estresado?
—No.
—¿Se dio un golpe?
—No.
—¿Es hipertenso?
—No.
—¿Ha sufrido de infartos?
—No.
—Desabróchese la camisa, lo voy a revisar— el médico se levantó rascándose la ca-
beza.
El señor obedeció tomándose su tiempo; uno a uno fue separando los botones de los
1 A pesar de ser Ingeniero industrial, fui llamado por las letras desde temprana edad. Publiqué mi primer
cuento (Un camino que recorrer) con la editorial Porrúa, salió en agosto del 2017 y cuento con algunas
otras en revistas digitales. Actualmente soy escritor de tiempo completo y creo, firmemente, que el mejor
mundo, es el que creamos con cada historia que leemos y escribimos.
UNITEC, ricardo_diaz_pan188@live.com.mx
Antilha 11 (31) 2022:80-82
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Díaz Quintana
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Demasiado tarde
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LA REPRESENTACIÓN DE GUAXTEPEQUE EN LA
RELACIÓN GEOGRÁFICA DEL SIGLO XVI
Resumen Abstract
Como parte de la Colección Latinoamericana As part of the Nettie Lee Benson Latin Amer-
Nettie Lee Benson, de la Universidad de Te- ican Collection, from the University of Texas
xas en Austin, se encuentra un mapa del at Austin, there is a map of the Marquesado
Marquesado del Valle, fechado el 24 de sep- del Valle, dated September 24, 1580. This
tiembre de 1580. Esta pintura, que combina painting, which combines Mesoamerican and
elementos estilísticos mesoamericanos y European stylistic elements, corresponds to
europeos, corresponde a la actual región de the current Oaxaca region. The article pro-
Oaxtepec. Este artículo proporciona un bre- vides a brief overview of the collection and
ve panorama sobre la colección y presenta presents an iconographic breakdown of the
un desglose iconográfico del mapa. map.
Palabras clave: Colonia, tlacuilos, geogra- Keywords: Colonial Mexico, tlacuilos, geog-
fía, Nueva España raphy, New Spain
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Malbrán Porto
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La representación de Guaxtepeque en la Relación Geográfica del siglo XVI
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nuscritos de dichas relaciones se disper- cia JGI, XXIII-8, mapa N°11; y el que
só. Como hemos visto, el manuscrito de nos ocupa, de Huaxtepec, conformado
Yautepeque, que resguardaba León Pi- por catorce planas e identificado como
nelo, está extraviado; la Relación de Te- JGI,XXIV-3, mapa N°10 (Ibid.:179-180).
puztlan, que consta de once planas, se La Relación de Guaxtepeque indica en
encuentra en el Archivo General de In- la parte superior, al margen izquierdo,
dias, en Sevilla; mientras que los ma- en el folio 1r, «La villa de Guaxtepeque y
nuscritos que conforman las otras dos sus estancias, con la pintura» (Fig.2), y
relaciones se localizan en la Colección ha sido fechada para el 24 de septiem-
Latinoamericana Nettie Lee Benson de bre de 1580 por «Juan Gutiérrez de Lié-
la Universidad de Texas, ambos con sus bana, alcalde mayor de Las Cuatro Vi-
respectivas pinturas: el de Acapistla, de llas del dicho Marquesado, y corregidor
diez planas, identificado con la referen-
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del pueblo de Ocuituco y su jurisdic- alrededor del cual se dispuso otra serie
ción» (Ibid.:196). de edificios importantes del mismo pue-
blo, aunque se los trazó con dimensio-
El mapa de Oaxtepec nes menores (Fig.3).
La pintura que acompaña a la Relación También se aprecia la geografía propia
mide 85 X 62 cm, resaltando el uso de de la región, como los ríos y borbollones
colores entre los que destacan los rojos, u ojos de agua que tanta fama han dado
rosas y verdes. En ella, se combinan al lugar como balneario. Las corrientes
elementos estilísticos tanto mesoameri- de agua se realizaron a la manera indí-
canos como europeos, lo que nos habla gena con ondulaciones y remolinos,
del momento temprano de su elabora- dando la idea de movimiento.
ción. Se han representado gran cantidad de
Es notoria la ausencia de un horizonte y árboles (Fig.4) y las características pe-
perspectiva, por lo que el tlacuilo o dibu- ñas de las montañas que conforman el
jante jugó con las dimensiones y propor- paisaje de esta zona de Morelos.
ciones de los lugares señalados, para El borbollón de mayores dimensiones se
así poder jerarquizar la importancia de encuentra dentro de un espacio cerrado,
cada uno. Es así, que la Villa de Guaxte- iluminado en color rosa y almenado, del
pec, que abarca la parte central de la que surge el cauce del río. En la parte
pintura, se representa de mayor tamaño inferior se lee «ojo de agua del tianguez
que el resto de los pueblos que han sido grande». El ojo de agua está rodeado de
señalados con sus respectivas iglesias, árboles, algunos de los cuales surgen
todas ellas con una espadaña a manera del mismo borbollón; probablemente,
de campanario. éste pudiera corresponder al actual bal-
En el mapa sobresale el convento de neario El Bosque en Oaxtepec (Fig.5).
Oaxtepec, sin duda el de mayor tamaño,
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Fig.6. Detalle del glifo toponímico de Oaxtepec, en el que destacan los guajes,
tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.
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Fig. 10. Fachada del monasterio de Oaxte- Fig. 11. Fachada del monasterio de Oaxte-
pec. Se aprecian ambos vitrales, el de ma- pec, se observan las diferencias entre la
yor tamaño, a manera de rosetón, y el de la pintura y la fachada actual. Podemos ver la
ventana coral. ventana coral sin ningún tipo de decoración,
Foto: América Malbrán Porto, 2014. sobre la que se dispuso un rectángulo a
manera de hornacina o templete, donde
probablemente debía ir la representación
del santo o de algún pasaje relacionado con
la advocación del templo.
Foto tomada de Kubler, 1990:278.
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tico alfiz que enmarca la puerta principal plausible. De cualquier forma, las fa-
que, a diferencia de la del mapa, es de chadas de Oaxtepec tienen aparien-
doble hoja, tachonada de clavos. cia provisional, tanto las del muro es-
De acuerdo con Kubler, esta fachada te como las del norte… (Kubler,
bien pudo ser provisional; sin embargo, 1990: 288).
nunca fue sustituida. Sobre este punto
refiere: Resalta en el dibujo la presencia de un
Hay ejemplos en que la fachada origi- remate triangular almenado, similar al de
nal parece no haber sido nunca re- otros monasterios de la región de More-
emplazada por las pretendidas for- los, como el de Yecapixtla (Fig. 12). En
mas de composición más elaborada. la pintura de Oaxtepec, la imagen se
Este es el caso de Oaxtepec, cuyos asemeja más a un frontón ya que la for-
cimientos se trazaron en 1561. La ma triangular está bien demarcada; en
sencilla fachada de este templo, con el interior, se dibujó un querubín, que no
detalles de gran acabado en la planta podemos saber si realmente existía
y bóveda, puede tener dos interpreta- cuando fue realizado el mapa ya que no
ciones: a) El templo se concluyó, pe- queda ningún tipo de pintura mural en la
ro la fachada quedó pintada o en un fachada.
estado provisional en espera de una Otros de los elementos iconográficos
nueva etapa de construcción; b) La importantes ilustrados en el mapa, que
suspensión de las construcciones corresponden a Oaxtepec son el Tian-
suntuosas de los mendicantes (1560- guis de la Villa Nueva dispuesto en una
1580) hizo imposible que se levanta- plaza, al centro de la cual se encuentra
ran fachadas ricamente decoradas, la horca (Fig.13). En la parte inferior,
adecuadas a las exigencias del inte- destacan dos edificios que sobreviven
rior. Esta interpretación resulta más hasta nuestros días, sobre la carretera
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Fig. 12. Izquierda, detalle del mapa de Oaxtepec en el que se observa un querubín dentro
de un frontón. Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C. Derecha iglesia de Yecapixtla
con el remate triangular almenado. En ambas, se puede apreciar y comparar la ventana
coral que asemeja un rosetón. Foto: América Malbrán Porto, 2013.
Fig. 13. Plaza del «tianguis de la Villa, Nuevo» en la que se encuentra la horca.
Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.
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criptura á veinte días del mes de Ju- Álvarez, que asimismo fundó otro
lio de mil quinientos sesenta, y nue- hospital para convalecientes en la
ve años, ante Gaspar de Peralta, ciudad de México (Acuña, 1985:211-
Theniente de la dicha Villa, y de su 212).
Escribano Bartholome de Alaras.
Empezóse luego la Fabrica (que es Fue este uno de los primeros hospitales
una cosa grande) por los dichos Her- de la América española, y al que, por su
manos. La dicha donación hecha á fama, acudían enfermos desde lejanas
Bernardino Alvarez por el amor de tierras como Guatemala e, inclusive, el
Dios, y para el socorro, y cura de sus virreinato del Perú.
pobres la revalidó la dicha Villa su En el mapa, el Hospital está representa-
Governador, y Principales (Díaz de do como una iglesia más, con un gran
Arce, 1762: 248-249). acceso lateral y una espadaña con su
campana, sobre la que se observa la
Sobre el hospital, Gutiérrez de Liévana, cruz. En la parte inferior de lo que pare-
en su Relación de Oaxtepec, refiere: ce ser una plataforma o basamento, se
Dicen que en esta villa se ha funda- lee: «Hospital de españoles».
do un hospital de españoles, donde Junto al hospital y probablemente en el
está hecha una sala muy buena, y se mismo espacio en que se encontraba el
va acabando otra en diferentes pie- jardín botánico de Moctezuma II, se lo-
zas y atajos para sudores y otras en- calizaba el famoso jardín botánico don-
fermedades. Llámase Hospital de de se cultivaban las plantas para hacer
Convalecientes, y se intituló de la los medicamentos y ungüentos necesa-
Cruz. Halo fundado, con licencia del rios en el Hospital.
señor visorrey Don Martín Enríquez, Este jardín ha sido representado en la
un buen viejo que llaman Bernaldino parte inferior derecha del mapa con una
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1985 Relaciones Geográficas del siglo XVI: 1577 Observación de Eclipses: Instrucciones.
México. Tomo Primero. Vol. 6. Etnohisto- Real Cédula a Martín Enríquez, virrey de
ria. Serie Antropológica N°63, Instituto Nueva España y presidente de la Au-
de Investigaciones Antropológicas, Uni- diencia de México, mandándole que ha-
versidad Autónoma de México, México. ga observar en dicha ciudad según las
instrucciones del cosmógrafo
Baudot, Georges y cronista mayor de In-
1968 «La memoria de Antonio de León Pinelo: dias, Juan López de Velasco, que se le
unos títulos de historiografía mexicana» envían, los eclipses lunares que se pro-
en Historia Mexicana, Vol. 18, N°2, octu- ducirán las noches del jueves 26 de sep-
bre-diciembre, Centro de Estudios Histó- tiembre de 1577 y del lunes 15 de sep-
ricos, El Colegio de México, México, pp. tiembre de 1578, y ordene lo mismo a
227-243. los gobernadores, corregidores y alcal-
des mayores de su distrito, y que reúna
Biblioteca Digital Mexicana A. C. dichas observaciones y los remita al
1580 «Mapa de la relación de la Villa de Guax- Consejo de Indias… 25 de mayo de
tepeque», en Tres mapas de las Relacio- 1577, El Escorial, Archivo General de
nes geográficas del actual estado de Indias, Sevilla, Signatura: Indiferen-
Morelos, Benson Latin American Collec- te,427,L.30,F.278R-279R.
tion, disponible en: http://bdmx.mx/
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