Antilha N32

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA

Año 11 N°32 Mayo-Agosto 2022


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Antilha
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

Antilha publica artículos originales e inéditos.


El contenido de los artículos y opiniones ex-
Editores presadas en Antilha son responsabilidad
América Malbrán Porto exclusiva de sus autores.
Ana Igareta
Antilha, Revista Latinoamericana de Historia,
Víctor Ortega León
Arte y Literatura es una publicación cuatri-
mestral editada y publicada por el Centro de
Diseño editorial Estudios Sociales y Universitarios America-
América Malbrán Porto nos S.C.

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exclusivo del título, Dirección General de
Derechos de Autor, Secretaría de Educa-
ción Pública, número ( en trámite ) . Certifi-

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secretos. El sistema de arbitraje recurre a eva- misión Certificadora de Publicaciones y Re-
luadores externos al Centro de Estudios Socia-
vistas Ilustradas, Secretaría de Goberna-
les y Universitarios Americanos S.C.
ción, números ( en trámite ) , ISSN ( e n
trámite ) .

Portada, cenefa y viñeta: Calle del centro histórico de Quito, Ecuador.


Foto América Malbrán 2012

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Antilha
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

Comité Editorial

Dr. Jorge Angulo Villaseñor DEA-INAH, México.


Dr. Daniel Schávelzon CAU-UBA, Argentina
Dra. Ana Igareta UNLP, Argentina.
Dr. Víctor Ortega León Centro INAH Chihuahua, México.
Mtra. América Malbrán Porto Centro INAH Chihuahua, México.
Mtro. Alfredo Feria Cuevas Centro INAH Baja California Sur, México.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

CONTENIDO
Editorial P. 7

Evidencias arqueológicas de un episodio de la


Revolución Mexicana en Escuinapa, Sinaloa
Luis Alfonso Grave Tirado y Jorge Iván Hernández Ruiz P. 9

El imaginario de la unidad nacional en los impresos


católicos en El Salvador. 1944-1945
René Antonio Chanta Martínez P. 26

Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica


rupestre en México. Siglos XVI al XX (Primera parte)
Víctor Ortega León P. 44

Demasiado tarde
Ricardo Alberto Díaz Quintana P. 80

La representación de Guaxtepeque en la Relación


Geográfica del siglo XVI
América Malbrán Porto P. 83

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

EDITORIAL

E l año pasado celebramos los diez años de la revista y para ninguna pu-
blicación se trata de un número menor. Mucho menos es llegar al nú-
mero 22 del año 11, mientras seguimos tratando de recuperar algo de la tranqui-
lidad personal y académica que perdimos en los últimos dos años y buscamos la
forma de rearmarnos.
Hace más de una década cuando la idea de Antilha empezó a tomar forma la
intención fue generar un necesario espacio para publicar trabajos de temáticas
variadas. Necesario no porque faltaran revistas (de hecho son tantas las que se
publican sobre casi cualquier tema que resulta imposible mantenerse al día con
la lectura) sino porque la mayor parte de ellas responde a una estructura bien
definida de temas e intereses. Y notamos entonces que, con cierta frecuencia,
algunos de nuestros trabajos y los de colegas con interesantes propuestas no
eran publicados porque no terminaban de encajar dentro de esos límites, porque
las problemáticas que abordaban no eran estrictamente centrales para la discipli-
na o porque el formato elegido para la presentación no cumplía con la idea de
canon académico establecido.
Once años y 22 números después, resulta asombrosa la cantidad y variedad de
temas que han pasado por nuestras páginas. Como editores que, regularmente,
ejercemos también en el rol de autores, esa diversidad nos enorgullece porque
significa haber generado un espacio para cosas diferentes. Por cierto que eso no
implica que no cometimos errores o que todo lo publicado pueda ser colocado en
un mismo nivel, pero sí que el objetivo inicial quedó ampliamente cumplido. En
las últimas ediciones la revista subió la apuesta y sumó textos directamente vin-

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REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA

culados al campo de la literatura y lo artístico, que se integraron sin conflictos a


lo que hasta entonces eran artículos científicos en variados formatos. Y la res-
puesta de los lectores indicó que estábamos en el buen camino, que combinar
en una misma publicación un cuento romántico con, por ejemplo, un análisis de
evidencia arqueológica vinculada a un episodio de la Revolución Mexicana, era
una opción válida y permitía que cada uno fuera evaluado en función de sus pro-
pios méritos.
Llegados a este punto el desafío es mantener la convocatoria de la publi-
cación, seguir conectando con nuevos autores interesados en presentar sus tra-
bajos y con viejos amigos que nos deleiten con sus escritos. Seguir colaborando
con quienes recién se inician para ayudarlos a mejorar sus presentaciones e in-
corporar colegas cuyos aportes sumen y potencien al crecimiento de nuestra re-
vista. Los esperamos y, mientras tanto, confiamos en que disfruten el contenido
de este número.

Los editores

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Antilha CESUA
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS DE UN EPISODIO DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA EN ESCUINAPA, SINALOA

Luis Alfonso Grave Tirado1 y Jorge Iván Hernández Ruiz2

Artículo recibido 29/04/22


Artículo aceptado 16/07/2022

Resumen Abstract
Se interpretan las evidencias arqueológicas The archaeological evidence explored in
exploradas en «La Loma de Toño Toledo», «La Loma de Toño Toledo», near Escuina-
en las cercanías de Escuinapa, Sinaloa, a pa, Sinaloa, is interpreted through the con-
través de la confrontación con los topónimos frontation with place names and some
y algunos sucesos ocurridos durante la Re- events that occurred during the Revolution
volución en la zona. Para ello resulta de es- In- in the area. For this, the narration of one of
pecial importancia la narración de uno de these episodes in two issues of the Mazat-
estos episodios en dos números del periódi- lan newspaper El Correo de la Tarde, cor-
co mazatleco El Correo de la Tarde, corres- responding to May 7 and 8, 1912, in which
pondientes al 7 y 8 de mayo de 1912, en los they have a leading role, a seller of fresh
cuales tienen un papel protagónico un agua- water, of nickname «El Gacho» and his
fresquero de apodo «El Gacho» y sus dos two children.
hijos.
Keywords: Archaeological evidence, Mexi-
Palabras clave: Evidencias arqueológicas, can Revolution, Escuinapa, «El Gacho».
Revolución, Escuinapa, «El Gacho».

1 Arqueólogo por la ENAH, maestro y doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Investigador
del INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán.
2 Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Coordinador de
Organización en el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa.

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Grave Tirado y Hernández Ruiz

troducción Precisamente, con motivo de esto últi-

P
mo, es que en el ya lejano 2005 lleva-
oco menos de 10 kilómetros al mos a cabo trabajos arqueológicos de
sur de Escuinapa, Sinaloa la salvamento en esa zona (Grave, 2006).
serranía parece despeñarse directamen- Dejando de lado en esta ocasión los
te sobre la marisma, de tal modo que vestigios pertenecientes a la época
sus salobres aguas lamen las estribacio- prehispánica, uno de los hallazgos más
nes de las lomas y cerros, por lo que, sobresalientes de la breve investigación
entre el terreno pedregoso y el cubierto ocurrió durante el reconocimiento de la
por el lodo, apenas queda espacio tran- loma conocida indistintamente como «La
sitable. Por tanto, es ahí donde se han Loma de Toño Toledo», «Los Fortines»
construido, muy cercanas entre sí, la o «La Loma del Gacho». Independiente-
Carretera Federal 15, la vía del ferroca- mente del nombre que se le asigne, la
rril y, recientemente, la nueva carretera loma se destaca en el paisaje, pues
San Blas-Mazatlán. marca claramente la transición entre la
sierra y la marisma (Fig. 1). Además, y

Fig. 1. Ubicación de «La Loma de Toño Toledo».


Modificada de GoogleEarth. Digitalización de Gibrán de la Torre.

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Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
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es lo que nos interesa destacar, es fa-


mosa localmente porque en ella, nos dijo
Don Toño Toledo, su propietario: «hay
unos fortines de la Revolución y antes
había muchos casquillos de bala tirados,
pero la gente se los ha ido llevando».
Esta información nos llevó a hacer un
reconocimiento exhaustivo de ella, en el
que, aunque los hallazgos no fueron tan
ricos como lo dicho prometía, sin duda sí
nos indican que en ella hubo al menos
un enfrentamiento armado.

Los parapetos
En efecto, luego de recorrer toda la lo- Fig. 2. Croquis con la ubicación de los para-
ma, en su parte más alta y cargados li- petos. Dibujo de Elías Nava.
geramente hacia el noreste, es decir,
puestos de rodillas, tal y cómo se pone
«viendo» hacia Escuinapa, encontramos
de manifiesto en la mejor conservada.
tres pequeños parapetos (Fig. 2). Estos
Los tres parapetos están casi alineados
fueron elaborados apresuradamente con
en dirección Norte-Sur sobre la parte
sólo unas cuantas piedras apenas su-
este de la loma. El Parapeto 1 (Fig. 3),
perpuestas una sobre otra, muchas de
se encuentra hacia el norte y está medio
las cuales yacen desparramadas a los
conservado, pues tiene todavía tres hila-
lados, pero que en su origen debieron
das superpuestas, pero el resto de las
tener la altura y dimensiones suficientes
piedras están diseminadas en los alre-
para proteger al menos a dos hombres
dedores, particularmente hacia el este,

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presumiblemente la parte «exterior» del


parapeto. Aunque su altura actual es de
sólo 45 centímetros debió alcanzar por
lo menos el metro, dada la cantidad de
piedras acumuladas a su lado.
El Parapeto 2 es el del medio y es el
más destruido, de hecho, pareciera que
fue tirado a propósito y las piedras se
Fig. 3. Dibujo del parapeto 1.
Dibujo de Elías Nava.
encuentran diseminadas por doquier; no
obstante, es fácil averiguar, por el núme-

Fig. 4. El parapeto 2. Nótense las piedras diseminadas.


Foto de A. Grave.

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Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
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puntas o asteriscos: ***, lo que nos indi-


ca que probablemente fue fabricado en
la Fabrique Nationale de Herstal, en Bél-
gica, la cual, era y es conocida como FN
y así marcan sus productos
(fnehesrstal.com). Las estrellas señalan
cuando había un cambio en los materia-
les empleados en su fabricación.

Fig. 5. El parapeto 3, a un lado de un El Camino Real


afloramiento rocoso. Foto de A. Grave.
«El Camino Real pasaba por aquí al la-
do, yo no lo vi en uso, pero los viejos
ro de piedras asociadas que también al- decían». Nos informó enfático Don Toño
canzó el metro de altura (Fig. 4). Toledo. Efectivamente, paralelos a la vía
El Parapeto 3 se ubica hacia el sur, fren- del tren, a veces junto a ella, a veces un
te a un afloramiento rocoso, por lo que,
entre este y la barda apenas hay el es-
pacio suficiente para dos hombres, pero
de esa forma quedaban protegidos tanto
al frente como por detrás (Fig. 5).
Se practicaron excavaciones al pie de
los tres parapetos, pero sólo en el regis-
trado con el número 1 obtuvimos resulta-
dos: se recuperó un cartucho de bala
percutido de un rifle (Fig. 6), probable-
mente un Máuser, el cual tiene inscritas Fig. 6. Casquillo de Mauser.
las letras FN y tres estrellas de cinco Foto de A. Grave.

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Grave Tirado y Hernández Ruiz

mencionar algunos. Se localiza entre la


loma de Toño Toledo y las estribaciones
de la sierra; es decir, está en la zona
más adecuada para su construcción, da-
do que ahí está libre de las previsibles
inundaciones de la marisma durante la
temporada lluviosa y no se requirió mu-
cho trabajo porque es la parte más llana
del área. No obstante, esta última virtud
Fig. 7. Restos del camino.
Foto de A. Grave. es también un defecto puesto que está
que ni mandada a hacer para planear
una emboscada, y justo hacia ahí
tanto alejado y otras prácticamente bajo «apuntan» los parapetos descritos en el
los rieles, están los restos de un camino apartado anterior.
de cerca de 10 metros de ancho (Fig. Hasta aquí lo que respecta a las eviden-
7). En algunas zonas sólo se adivinan cias arqueológicas. Pasemos ahora a
los límites del mismo; en otras, se ob- revisar los documentos históricos que
servan incluso las piedras que fueron nos permitan contextualizar los pocos
colocadas para hacer más fácil el paso datos obtenidos en la loma.
de las carretas y, en ciertos puntos, son
visibles hasta la impronta de las ruedas. El camino. Una larga historia
El camino sigue la dirección norte-sur y La existencia de un camino justo en la
comunicaría a la ciudad de Escuinapa, zona se remonta hasta la época prehis-
Sinaloa, con la de Acaponeta, Nayarit, pánica, pues de acuerdo con los relatos
pasando por los pequeños poblados de de los soldados-cronistas que acompa-
La Tarjea, Palmillas y La Concha, por ñaban a Nuño de Guzmán durante la

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conquista de estos rumbos, ya desde indios se alzaron, y cesó el limpiar


entonces el camino atravesaba por aquí de los caminos, aunque habia lim-
(Cf. Ortega y Grave, 2019). Dice el sol- pios, mucho parte dellos (López,
dado-cronista Juan de Sámano, que 1870: 439).
desde el poblado de Aztatlán a Chame-
tla: «…todo el camino por donde fué, Los caminos «iban por los lados de las
hasta llegar a esta Chametla que arriba poblaciones, arrimados a la sierra»,
digo, es poblado á una parte é á otra de agrega el Tercer Relator Anónimo
muchas estancias…» (Sámano, 1980: (Anónimo, 1980: 449). Es entonces más
281). que probable que, desde entonces, el
La mención del «camino» puede parecer Camino Real pasase por aquí.
un eufemismo para señalar únicamente Más interesante, sin embargo, nos resul-
por donde pasaban pero, en realidad, sí ta en este momento la asociación entre
había caminos que comunicaban las ca- el Camino Real y los parapetos, pues
beceras de las distintas provincias de la estos fueron construidos de tal manera
región y hasta más allá. Gonzalo López que desde ahí se dominara con claridad
es explícito a este respecto cuando co- la ruta y, por consiguiente, a cualquiera
menta, refiriéndose a la localidad de que circulase por ella, haya sido éste un
Chametla: viajero solitario o todo un contingente de
...les mandaron el alcalde é Verdugo soldados como quiere la leyenda.
á los señores del, hiciesen limpiar ¿Se trata entonces de las evidencias
los caminos, para adelante hasta arqueológicas de una batalla durante la
Culnacan; porque ellos daban noti- Revolución? Un escéptico podría alegar
cia de todo hasta allí, qués mucha que son los restos de una guarida de
tierra, los cuales lo hacían hasta maleantes, tan numerosos como los re-
tanto, que no sé por qué causas los volucionarios de cepa, y que desde ahí

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asolaban a quien se atreviera a ponerse esto, podemos aducir el descubrimiento


a su alcance al atravesar el Camino del casquillo de bala percutido de un ri-
Real, primero, y más tarde a través del fle, probablemente de un «Mauser».
tren. De hecho, Teodoso Navidad en su El casquillo se encontraba frente a una
libro Toponimia, Geografía e Historia de de las trincheras, por lo que podemos
Sinaloa, nos cuenta que en la estación inferir que la bala fue disparada por en-
de tren El Gacho, «el 9 de agosto de cima de ésta, y quien lo hizo estaba co-
1922, Jesús Durán, alias El Gallo, cabe- locado detrás de ella, respondiendo a
cilla rebelde que había secundado el los ataques de algún grupo que viniera
alzamiento revolucionario encabezado desde los rumbos de Escuinapa. ¿Por
por Juan Carrasco, asaltó el tren del qué un grupo? Porque el levantamiento
ferrocarril Sud Pacífico de Méxi- apresurado de las trincheras nos indica
co» (Navidad, 2007: 184). que tanto los atacantes como los ataca-
Sin embargo, la presencia de los para- dos eran varios.
petos nos apunta hacia otra dirección,
pues si se tratase de maleantes comu-
nes y corrientes no tendrían que que- Algunos sucesos de la Revolución en
darse a esperar el ataque de la autori- Escuinapa
Hemos podido rastrear algunos hechos
dad y, luego de cometer el desaguisa-
de armas que sucedieron en las cerca-
do, pondrían rápidamente los pies en
nías de Escuinapa durante la época re-
polvorosa.
volucionaria. Estos corresponden a la
Asumamos pues, que se trata de los
época en que se habían escindido en
vestigios de una batalla entre tropas re-
distintos bandos los revolucionarios si-
volucionarias y su contraparte, el ejérci-
naloenses, básicamente en aquellos que
to federal, o bien entre dos bandos re-
seguían a Pancho Villa y en los que
volucionarios opuestos. En apoyo de

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Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
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eran fieles a las ideas constitucionalistas de Escuinapa y no al sur como el hecho


de Venustiano Carranza. que nos ocupa. Lo que impresiona es
En el sur de Sinaloa, los villistas eran que se le haya dado el mando tan rápido
dirigidos por Rafael Buelna y los carran- a Buelna. ¿Clara muestra de su enorme
cistas estaban comandados por Juan capacidad o de la leyenda que se man-
Carrasco. Aunque hay un antecedente tuvo también entre los estudiosos de la
en que participó también el «Grano de historia?
oro», apenas unos días después de ha- El caso es que, luego de la Convención
ber tomado las armas. Dice Héctor R. de Aguascalientes que se celebró del 10
Olea: al 31 de octubre de 1914, Buelna se
En los primeros días de agosto [de unió al bando de Villa y Carrasco perma-
1913], el estudiante Rosalino Rafael neció al lado de Carranza. En enero de
Buelna, abandonó sus estudios y se 1915, Buelna ya estaba al mando de los
dirigió a Santa Lucía donde se había villistas en el sur de Sinaloa y Nayarit y,
levantado en armas, Rafael Garay y en su afán de tomar el estratégico puer-
Vidal Soto, y el día 11, por asalto, to de Mazatlán, había avanzado hasta
tomaron éstos, bajo la dirección de Villa Unión, pero fueron obligados a re-
Buelna, la población de San Ignacio, troceder hasta Escuinapa. El 22 de
haciendo huir a los federales, que enero se escenificó la batalla de «Piedra
fueron perseguidos hasta las cerca- Bola», donde los villistas llevaron la peor
nías de Escuinapa (Olea, 1964: 54). parte (Nakayama, 1987).
Después de ello fueron obligados a reti-
No específica Olea los parajes en que rarse más hacia el sur, pero se refugia-
se llevaron a cabo las escaramuzas, ron en La Muralla, donde permanecieron
aunque suponemos, por la dirección en tres meses aguantando el asalto hasta
que venían, que éstas se dieron al norte que fueron derrotados una vez más. El 9

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de abril Carrasco los persiguió hasta el norte de Nayarit, es el nombre del


Acaponeta y sólo los salvó «el arrojo y paraje ubicado entre Palmillas y La
la serenidad del general Rafael Buelna Concha, donde la serranía se une a las
y el coronel José A. Miramontes» quie- aguas de la marisma y apenas queda
nes llevaron a sus hombres a Tepic, espacio para pasar de un lugar a otro;
nos comenta Héctor Olea (ídem). es sin duda un lugar estratégico para
El «Cerro Bola», como le llama Olea, o defender una posición, así es que es
«Piedra Bola», como la refiere Antonio muy probable que ahí se haya llevado a
Nakayama (1987), es también conocido cabo el combate más célebre de la re-
como la Piedra Nalga y se encuentra al volución en Escuinapa (Fig. 8).
sur de Escuinapa entre las poblaciones Ambas zonas están relativamente cerca
de La Campana y Palmillas; mientras de La Loma de Toño Toledo, que es
que La Muralla, aunque Olea la sitúa en donde se desarrollaron los eventos que

Fig. 8. La ubicación de la Loma de Toño Toledo, la Piedra Nalga y la Muralla.


Modificado de Google Earth. Digitalización de A. Grave.

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dejaron huella en los parapetos descri- gión, por lo que el apelativo debido a
tos aquí, y por ahí hubieron de pasar for- sus características intrínsecas tendría
zosamente los villistas cuando venían que compartirlo con muchos otros. Sin
huyendo de Villa Unión pues, como ya embargo, el apodo de un jefe revolucio-
vimos, no hay otra forma de pasar por nario originario de Escuinapa fue perpe-
esa zona lejos de la loma, sobre todo si tuado en la memoria popular, justo a la
se trata de un contingente como era el hora de dispendiar honores, pues bauti-
caso. Es probable entonces que, o fue zó con él uno de los accidentes topográ-
aquí la batalla del 22 de enero de 1915 ficos más visibles del escenario de una
en la Piedra Bola, o, más probablemen- de sus hazañas más notables. Estamos
te, aquí se pudo haber emboscado un hablando del coronel Francisco Pérez,
grupo destinado a detener los avances originario de Escuinapa y apodado «El
de los carrancistas en su acometida so- Gacho».
bre las huestes de R. Buelna. Aunque, en realidad, hay un episodio
Si así fuera, ¿quién fue el encargado de anterior a la confrontación entre Carra-
defender la loma? Y ¿quién comandaba quistas y Buelnistas, donde el principal
a los atacantes? No Buelna. No Carras- protagonista es precisamente «El Ga-
co. Los topónimos de la zona nos pue- cho». En el periódico mazatleco El Co-
den ayudar a encontrar la respuesta a rreo de la Tarde, en sus ediciones del 7
una de estas preguntas. El arroyo, un y 8 de mayo de 1912 se narran unos he-
pequeño rancho y a veces la propia lo- chos de armas ocurridos en Escuinapa.
ma reciben el epíteto de «gacho». Si Las notas, de autor anónimo, llevan por
bien, es cierto, no podemos negar lo evi-
dente, tanto el arroyo como el propio
3. Para un análisis más exhaustivo de estas
rancho son feos y sin chiste, no lo son noticias véase el artículo de Jorge Iván Hernán-
más que los de la mayor parte de la re- dez Ruiz de 2003 “Vueltas y Revueltas. Un epi-
sodio de la Revolución en Escuinapa”.

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Los eventos ahí narrados ocurrieron el za caso de no recibir refuerzos. Fir-


3 de mayo de 1912, cuando la pobla- ma: Jesús Cisneros (Anónimo,
ción de Escuinapa se vio amenazada 1912a: s.p.).
por tropas zapatistas tanto desde el
rumbo de Chametla como por el camino Al día siguiente, en la otra nota del pro-
a Acaponeta. El ataque desde el norte pio periódico se dan algunos detalles del
fue repelido rápidamente por la guardia enfrentamiento entre Cisneros y los re-
de Escuinapa al mando de Jesús Cis- beldes de la Columna Guerrero quienes,
neros, quien lo reporta en un mensaje al parecer, eran encabezados por Doro-
dirigido a Mariano Rivas, originario de teo Moreno, alias «El Panocho». Entre
Escuinapa, pero que por ese entonces otras cosas, se puntualiza que, además
estaba a cargo de la Prefectura de El de los tres prisioneros tomados, otros
Rosario. De manera breve, Jesús Cis- tres de los atacantes resultaron muertos,
neros le informa: entre los que «se cree que figura el ca-
Hace unos cuantos minutos derroté becilla Alfredo Ibarra, miembro de muy
a una avanzada de 40 revoluciona- buena familia de Chametla» (Anónimo,
rios de la Columna Guerrero, a la 1912b: s.p.). También se da cuenta de
que le hice tres prisioneros; avancé un hecho chusco: «Fermín Salazar, el
cuatro caballos, recogí rifles, mache- secretario del Juzgado de Primera Ins-
tes y pistolas. Urgentemente remíta- tancia [de Mazatlán], huyó en precipita-
me parque y refuerzo, pues las fuer- da fuga, llegando a Las Cabras en cal-
zas de Guerrero encuéntranse en cetines (pues perdió los zapatos), cal-
Guatamote (4 leguas de esta villa), y zoncillos, camiseta y en sombre-
siendo el número abrumador, será ro» (Ídem). Por su parte, «La fuerza de
imposible resistirlos, evacuando pla- Cisneros nada sufrió, recogiendo dos

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Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
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caballos y una bandera con caracteres El redactor de la nota periodística del 8


en que se leían vivas a Orozco, a Zapa- de mayo de 1912, se explaya al descri-
ta y a Vázquez Gómez» (Ídem). bir la participación de «El Gacho» y sus
Sin embargo, se sigue diciendo en la no- hijos: «“El Gacho” tuvo que matar a pu-
ta referida, al regresar triunfante Cisne- ñaladas a un rebelde que le disparó un
ros a Escuinapa, pronto se enteró que tiro a quemarropa sin herirlo, y le quitó la
otra amenaza se cernía por el sur. En el carabina que portaba, con la que se si-
camino de Acaponeta, a ocho kilómetros guió batiendo» (Ídem). Luego agrega:
de distancia, se encontraban más de En lo más duro de la refriega, los hi-
trescientos rebeldes dirigidos por Pedro jos de «El Gacho» no lo abandona-
Martínez. Apenas le dio tiempo a Cisne- ron, siendo su única misión arrojar
ros de garabatear las líneas dirigidas a bombas sobre el enemigo. Habiéndo-
Mariano Rivas antes de preparar de se ocultado unos rebeldes en unos
nuevo la defensa de la población. A la matorrales, para no ser vistos por «El
guardia de Escuinapa se sumaron algu- Gacho», uno de los hijos de este le
nos civiles. En total eran 28, 10 conta- gritó: —Les voy a echar una bomba a
ban con caballos, los restantes 18 iban a los matorros, padre, para que sal-
pie. ¿Qué podían hacer contra trescien- gan—, y diciéndolo y ejecutándolo.
tos? Sin embargo, lo intentaron. Antes de que la bomba estallara, los
Los de a pie tomaron de inmediato el que se ocultaban salieron en fuga
camino a Acaponeta. El mando se le precipitada, logrando «El Gacho» ca-
asignó a un vendedor de aguas frescas zar a uno con un tiro de su carabina
apodado «El Gacho», a quien además (Ídem).
acompañaban dos de sus hijos, de ape-
nas 13 y 12 años de edad.

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Antilha CESUA
Grave Tirado y Hernández Ruiz

Finaliza la descripción de la refriega en- la derrota que les infringieron «El Ga-
tre los matorrales señalando: «Acciones cho» y sus hijos, se excedieron en sus
como esta se repitieron por aquellos exigencias.
chicuelos que salieron ilesos» (Ídem). Los hijos de Escuinapa, viendo las
Siguiendo siempre al redactor de la no- depredaciones que habían comenza-
ta periodística, fueron 22 los muertos do, se pusieron todos de acuerdo y
entre la tropa de Pedro Martínez, mien- armados de filosos machetes y
tras que entre la gente de «El Gacho» coahuayanas, uniéronse a varios
sólo hubo dos heridos: un rozón en la pescadores armados de arpones y
tetilla izquierda de uno y apenas un ara- comenzaron la lucha contra enemi-
ñazo en el talón de otro. Pero las muni- gos del orden a pura arma blanca
ciones se agotaron, por lo que empren-
dieron la retirada hacia Escuinapa. Ahí
Cisneros ordenó que se replegaran aún 4 ¿La Casa Municipal? Así, con todas sus letras
se lee en la página amarillenta de El Correo de
más, hacia el rancho La Jarretadera, la Tarde, pero, ¿no se supone que harían falta
todavía tres años para el decreto que ordena la
donde esperarían la llegada de los re- erección del municipio de Escuinapa? Debe ser
efecto de la costumbre. En la constitución sina-
fuerzos pedidos al Prefecto de El Rosa- loense de 1870 se señala que se establecería
una municipalidad por cada 3,000 habitantes, en
rio. cuya cabecera se situaría un Ayuntamiento
Escuinapa quedó pues sin defensores. (Olea, 1985). Hacia 1872, en el territorio de Es-
cuinapa había alrededor de 3,300 habitantes,
En cuestión de minutos los zapatistas por lo que fue instalado un Ayuntamiento bajo la
autoridad del Prefecto de El Rosario (Buelna,
tomaron la plaza pública. Mientras los 1877). Con toda seguridad, el inmueble que alo-
jó estos poderes fue identificado popularmente
cabecillas se instalaban en la Casa Mu- como la “Casa Municipal” y aun cuando pocos
años después desaparecería la municipalidad y
nicipal4, sus hombres se dedicaron a el ayuntamiento para dar lugar exclusivo a la
pedir «prestamos» a los vecinos más Directoría Política de Escuinapa, por mera cos-
tumbre los habitantes le seguirían llamando
ricos y a saquear las casas de los de- “Casa Municipal” al edificio donde despachaban
las autoridades. ¿Manías cotidianas del lengua-
más; pero, al parecer, quizá dolidos por je, referencias coloquiales perennes o anhelo de
autonomía?

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Antilha
Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
CESUA

(para no hacer mucho ruido) y divi- pelear con arma blanca, que como
diéndose en patrullas sorprendían a rayo caían sobre los grupos zapatis-
los grupos zapatistas, acribillándolos tas, dejándolos tendidos en tierra en
a machetazos, puñaladas y fisgazos, menos de tres minutos. También
hasta exterminarlos completamente, dicen que varios de los vecinos de-
y así lo fueron haciendo con todos fensores portaban fisgas de pescar
los que se iban encontrando: se em- y que desde larga distancia las arro-
bozaban en sus cobertores y sor- jaban sobre los revolucionarios, que
prendían grupos y grupos de revolto- caían heridos mortalmente (Ibid.).
sos, cayendo sobre ellos y aniquilán-
dolos (Anónimo, 1912a: s.p.). Fueron más de 60 los muertos zapatis-
tas; en cuanto a los defensores, si acaso
A la medianoche, al fin, llegaron las tro- tuvieron un herido. Los cuerpos de los
pas de Cisneros y las que venían de El caídos fueron apilados y rociados con
Rosario al mando del general Ojeda y petróleo. La tarde del 4 de mayo les
del Prefecto Rivas, con lo que se agudi- prendieron fuego para evitar la pestilen-
zó la matanza. «No son para describirse cia.
las escenas que se desarrollaron en la Así concluyó uno de los episodios más
obscuridad de la noche», escribió, pudo- sonados de los acontecidos en Escuina-
roso, el redactor de El Correo de la Tar- pa durante la Revolución y en el que ju-
de, pero en lo que señaló a continuación garon un papel protagónico «El Gacho»
se pueden vislumbrar con claridad los y sus hijos.
hechos, quizá más que si los hubiera
descrito con detalle. Conclusión
Algunos soldados refieren que los ¿Dónde fue a encontrar «El Gacho» a
escuinapenses son tan listos para las tropas zapatistas para enfrentarse a

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Antilha CESUA
Grave Tirado y Hernández Ruiz

ellos entre los matorrales? Es probable do esto, haya sido como haya sido,
que el encuentro haya sucedido en la véase como se vea, gacho no es.
Loma de Toño Toledo, ya que está a
unos 8 kilómetros de Escuinapa, distan- Bibliografía
cia que menciona la nota periodística Anónimo
1912a «Como rayo caían sobre los zapatis-
del 8 de mayo de 1912 que se habían tas… un pueblo que sabe defender-
acuartelado los zapatistas. se» en El Correo de la Tarde, núm.
8764, Mazatlán, Sinaloa, 7 de mayo
Así entonces, podemos considerar a los de 1912.
tres parapetos que todavía se conser- 1912b «Los sucesos de Escuinapa», en El
van como la evidencia arqueológica de Correo de la Tarde, núm. 8765, Ma-
zatlán, Sinaloa, 8 de mayo de 1912.
que ahí se libró una batalla entre dos
Anónimo
huestes de revolucionarios, una de ellas 1980 «Tercera relación anónima de la jor-
comandadas por el coronel Francisco nada que hizo Nuño de Guzmán a la
Nueva Galicia», en Colección de do-
Pérez, alias «El Gacho». Es posible, cumentos para la historia de México.
incluso, que el casquillo de «Mauser» Tomo segundo, publicada por J. Gar-
cía Icazbalceta, segunda edición fac-
recuperado durante la exploración ar- similar, México, Editorial Porrúa, Bi-
blioteca Porrúa 48, pp. 440-460.
queológica proviniera de aquella carabi-
na que «El Gacho» arrebató a un zapa- Buelna, Eustaquio
1997 Compendio histórico, geográfico y
tista. Aunque, dado que se encontró en estadístico. Sinaloa 1877. Segunda
Edición, Culiacán, Sinaloa, México,
la parte interior del parapeto y que éste Ediciones Centenario Noroeste.
haya estado defendiendo la loma de los
Grave Tirado, Luis Alfonso
que venían de Escuinapa, debió ser dis- 2006 Informe de los trabajos realizados en
el Proyecto Arqueológico de Salva-
parado por algún integrante de la tropa mento Las Lomitas. Carretera San
zapatista sobre «El Gacho» y sus hijos, Blas-Mazatlán, México, Archivo téc-
nico de la Coordinación Nacional de
pero como ya vimos, éstos salieron ile- Arqueología del Instituto Nacional de
sos del ataque. De cualquier modo, to- Antropología e Historia.

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Antilha
Evidencias arqueológicas de un episodio de la Revolución Mexicana
CESUA

Hernández Ruiz, Jorge Iván ra Regional, Instituto de Investigacio-


2003 «Vueltas y Revueltas. Un episodio nes Dr. José María Luis Mora, pp.
de la Revolución en Escuinapa», en 400-405.
José María Figueroa y Gilberto Ló-
pez Alanís (Coords.), Escuinapa I, Navidad Salazar, Teodoso
Encuentros con la Historia 18, Culia- 2007 Toponimia, Geografía e Historia de
cán, Sinaloa, México, Editorial Pre- Sinaloa, Tomo 2 (Mazatlán, Concor-
sagio, pp. 65-70. dia, Rosario, Escuinapa), Segunda
Edición Corregida y Aumentada, Cu-
López, Gonzalo liacán, Sinaloa, Edición del Autor.
1870 [1532] «Relación del descubri-
miento y conquista que se hizo por el Olea, Héctor R.
gobernador Nuño de Guzmán y su 1964 Breve historia de la revolución en
ejército en las provincias de la Nueva Sinaloa (1910-1917), México, Biblio-
Galicia. Autorizada por Alonso de teca del Instituto Nacional de Estu-
Mata escribano de S. M. (Año de dios Históricos de la Revolución Me-
1530)», en Colección de documentos xicana, 36.
inéditos relativos al descubrimiento,
conquista y colonización de las pose- 1985 Sinaloa a través de sus Constitucio-
siones españolas en América y nes, México, Editorial Electrocomp.
Oceanía, sacados en su mayor parte
del Real Archivo de Indias, Tomo III, Ortega León, Víctor y Luis Alfonso Grave
bajo la dirección de Joaquín F. Pa- Tirado
checo, Francisco de Cárdenas y Luis 2019 «Por tierras no sabidas y tan estra-
Torres de Mendoza, pp. 411-463. ñas». Geografía protohistórica de la
costa noroccidental del Pacífico. La
Nakayama, Antonio ruta de Nuño de Guzmán.
1987a «Juan Carrasco, caballero de la leal- Chihuahua: Instituto Nacional de An-
tad», en Sergio Ortega y Edgardo tropología e Historia, Escuela de An-
López Mañón (compiladores), Sina- tropología e Historia de Norte de Mé-
loa, textos de su historia 2, México, xico.
Gobierno del Estado de Sinaloa, Di-
rección de Investigación y Fomento Sámano, Juan de
de la Cultura Regional, Instituto de 1980 «Relación de la conquista de los
Investigaciones Dr. José María Luis Teules Chichimecas que dió Juan de
Mora, 1987a, pp. 348-362. Sámano», en Colección de docu-
mentos para la historia de México.
1987b «Rafael Buelna, ¡Grano de Oro!», en Tomo segundo, publicada por J. Gar-
Sergio Ortega y Edgardo López Ma- cía Icazbalceta, segunda edición fac-
ñón (compiladores), Sinaloa, textos similar, México, Editorial Porrúa, Bi-
de su historia 2, México, Gobierno blioteca Porrúa 48, pp. 262-287.
del Estado de Sinaloa, Dirección de
Investigación y Fomento de la Cultu-

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Antilha CESUA
EL IMAGINARIO DE LA UNIDAD NACIONAL EN
LOS IMPRESOS CATÓLICOS EN EL SALVADOR.
1944-1945

René Antonio Chanta Martínez1


Artículo recibido 01/04/2022
Artículo aceptado 29/04/2022

Resumen positivas sobre lo católico y negativas hacia


El presente texto es un breve análisis del lo que se consideraba disidente.
discurso que promovieron en ambientes ur-
banos ciertos sectores católicos durante los Palabras clave: catolicismo, El Salvador,
años de 1944 y 1945. No se pretende reali- unidad nacional, periódicos católicos.
zar un estudio extenso y exhaustivo sobre
esta temática, sino que, más bien, esto sería Abstract
un avance de investigación. Se centrará es- In this paper I analyze the ecclesiastic dis-
te escrito en algunas posturas que fueron course that catholic sectors promoted in
diseminadas en las publicaciones impresas Salvadorian urban environments during the
católicas sobre lo que debería ser la unidad years of 1944 and 1945. It will show some
de los salvadoreños. De hecho, para la je- positions that were spread in the printed
rarquía eclesiástica y los redactores de los catholic publications on what it should be
periódicos católicos habría una especie de the unit of the Salvadoran. For the ecclesi-
identidad entre ser salvadoreño y ser católi- astics and the editors of the catholic news-
co puesto que ésta sería la fe heredada por papers there would be an identity between-
los próceres. A la vez, en dichas publicacio- be a Salvadoran and be a Catholic. Simulta-
nes se realizaba una valoración negativa neously, a negative valuation was done be-
ante las otras religiones ya que éstas se fore
veían como una amenaza que podían poner
fisuras a la unidad nacional. De esta mane- Key words: Catholicism, El Salvador, na-
ra, en el discurso católico se fue creando un tional unit, catholic newspapers.
imaginario en donde se hacían calificaciones

1 Doctor en filosofía Iberoamericana de la Universidad Centroamericana José Simeón Canas. Actual-


mente se desempeña como docente por carga en la Universidad Don Bosco a distancia y en la Universi-
dad Tecnológica de El Salvador. rene.chanta@aol.com

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Antilha CESUA
Chanta Martínez

Introducción la prensa escrita.

H
Para ello, se ha hecho imprescindible
ace poco, se conmemoraba consultar dos de las publicaciones más
en diversos lugares de Amé- fuertes del catolicismo urbano de esta
rica Latina el bicentenario de las inde- época. Estas eran Criterio y Chaparrasti-
pendencias. Dicha conmemoración pro- que. Aquí se verá que, según los grupos
movió la reflexión y el análisis de múlti- católicos, la única manera de hacer una
ples temáticas referidas a las naciones fuerte unidad nacional en El Salvador
de esta región. Sin duda, un tema rela- era por medio de la fe católica, ya que
cionado con la independencia es la uni- esta era la fe fundadora de la Nación,
dad de una nación, o bien, la forma en que nos habían heredado los próceres
cómo las elites e intelectuales concibie- de la independencia. Cualquier otro cre-
ron la unidad nacional. Aunque la gesta do o postura disidente era visto no solo
independentista se realizó en el siglo como un peligro para la fe, sino que se-
XIX (1821), lo cierto es que el proceso ría una clara amenaza a la unidad y la
para la formación del Estado-Nación sal- estabilidad al país. Lógicamente, lo deri-
vadoreño fue prolongado. No obstante, vado de esta forma de pensar era que
el tema de la unidad nacional continua- todo proyecto de nación que se promo-
ría presentándose en el siglo XX, siendo viera en El Salvador debía de tener en
este un objeto de reflexión por parte de cuenta la fe católica, so pena de fraca-
ciertos sectores. Uno de estos grupos sar. Así, aunque el Estado salvadoreño
fue el de los ambientes ligados a la Igle- era de tendencia laica, ya que no poseía
sia Católica. En ese sentido, el presente una religión oficial, los sectores católicos
texto será una aproximación a la forma pretendieron que su religión fuese fuen-
en que se concibió la unidad nacional en te de unidad como lo había sido en tiem-
los impresos católicos, especialmente en pos pasados coloniales. De hecho, en

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
CESUA

los primeros años de vida independien- y huyendo o desprestigiando lo que fa-


te, a nivel Constitucional en El Salvador vorezca la división. Se ha enfatizado a
se enfatizaba una unidad entre el Estado lo largo de la historia que los regímenes
y la Iglesia Así, los primeros textos cons- y gobiernos políticos se han servido de
titucionales manifestaban claramente diferentes teorías, prácticas y posturas
que la religión del Estado salvadoreño para garantizar la unidad o la cohesión
era la católica, apostólica y romana. De de un territorio (González, 1994: 65-66).
esa manera, había una alianza entre No es extraño, por ejemplo, recordar el
ambas esferas que se esperaba fomen- caso al que han aludido algunas histo-
tara orden, unidad y estabilidad a la na- rias eclesiásticas en relación a que el
ción. Ya a finales del siglo XIX e inicios Imperio Romano en la antigüedad utilizó
del XX, aunque la religión católica no era al cristianismo para darle estabilidad a
la oficial del Estado, producto de la se- un imperio que ya había comenzado a
cularización de las constituciones, cier- entrar en crisis (Patiño, 2015:130-131).
tos sectores católicos siguieron difun- De esta forma, se declaró que la religión
diendo estas ideas a tal punto que bien oficial del imperio era el cristianismo y,
podríamos hablar de un imaginario de la con ello, se terminarían las persecucio-
unidad nacional que se promovía desde nes hacia los cristianos abriendo la posi-
los escritos y prédicas urbanas de las bilidad de darle un poco de estabilidad y
personas católicas de la época. orden al imperio (González, óp. cit.: 157-
En tiempos turbulentos o de crisis, es 160).
común que en el discurso de diversos También, en algunas publicaciones
sectores se enfaticen temas que logren (Dussel, 1992:86) se ha hecho alusión al
cohesionar a la sociedad en un territorio vínculo entre la Corona Española y la
determinado, promoviendo aquello que Iglesia Católica en tiempos de la con-
logre apuntar hacia una unidad nacional quista y colonización del Nuevo Mundo.

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Más recientemente, se podría mencionar blicaciones católicas en donde se hace


el caso de la España de Franco en don- referencia a la relación entre la fe de los
de la Iglesia Católica tuvo un papel pri- próceres y la nación. Finalmente, quisie-
mordial en dicho gobierno a tal punto ra expresar que esta investigación tiene
que hoy en día algunos intelectuales co- como finalidad abrir una vía de investi-
nocen dicha unión como «Nacional- gación para que otros interesados pue-
Catolicismo» (Burrieza, 2019:57). En es- dan continuarla y enriquecerla.
te caso, la Iglesia Católica fue fuente de
cohesión y unidad para el gobierno de El contexto salvadoreño de 1944-1945
Francisco Franco (Ascunte Arrieta, El año de 1944 fue inquietante para la
2014). En definitiva, situaciones simila- sociedad salvadoreña. Durante este
res se pueden rastrear a lo largo de la tiempo ocurrieron muchos acontecimien-
historia en donde hay un vínculo, unidad tos fuertes tanto a nivel nacional como
o, al menos, acercamientos entre los internacional. A nivel internacional, el
sectores del gobierno y alguna religión. mundo miraba con asombro el horror de
Desde esa línea, en este trabajo se la Segunda Guerra Mundial en las na-
quiere presentar cómo se comprendía a ciones europeas. En El Salvador, a tra-
nivel teórico la unidad de la nación sal- vés de los principales periódicos de cir-
vadoreña desde algunas publicaciones culación nacional, diariamente se podía
impresas católicas en los años de 1944 leer el desarrollo y avance de ese con-
y 1945. Para ello, el presente texto esta- flicto. En efecto, había en los rotativos
rá dividido en dos partes. En un primer noticias y fotografías que retrataban tan-
momento se hará referencia al contexto to a los del bando aliado como a los paí-
salvadoreño en el periodo de tiempo de ses del Eje. También es posible rastrear
1944 y 1945. Posteriormente se pondrán muchos artículos que hacían referencias
en evidencia ciertos fragmentos de pu- o recordaban sucesos de la Primera

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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Guerra Mundial (Rodríguez, 1939: 11). pesar de la buena voluntad del nuevo
Es conveniente recordar que El Salvador gobernante, el fugaz gobierno tuvo que
bajo el gobierno de Maximiliano Hernán- enfrentar dos situaciones muy serias. La
dez Martínez, siguiendo la línea de una primera era conducir a la unidad a un
buena parte de países latinoamericanos, pueblo que había quedado dividido y
le declaró la guerra a los países del eje confundido luego de la renuncia de Ma-
en diciembre de 1941 (Castellanos, ximiliano Hernández Martínez (El Diario
2001: 137). de Hoy, 1944:1). Y la otra dificultad, fue
A nivel local fue una época donde hubo solucionar la polémica del vacío consti-
mucha convulsión política debido a los
diversos cambios de gobierno. El primer
cambio fuerte para el país en 1944 fue,
sin duda, la dimisión del General Maxi-
miliano Hernández Martínez en el mes
de mayo, producto de una huelga que
tuvo el apoyo de la mayoría de sectores
del país (Diario oficial, 1944). El sucesor
de Maximiliano Hernández Martínez fue
el general Andrés Ignacio Menéndez
quién rápidamente anunciaría su volun-
tad de convocar a elecciones (Pinto,
1944:1). Incluso, Ignacio Menéndez tam-
bién pensó en reformar la Constitución
de la República y pidió que se empezara
a redactar un anteproyecto (Ávila,
1944:1) (Fig. 1) Fig. 1. Primera plana de El Diario de Hoy,
jueves 18 de mayo de 1944.

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tucional, ya que no se sabía cuál era la algunas personas se pronunciaban por


Constitución Política vigente en el país. llamar a una nueva Asamblea Constitu-
A criterio de Juan Mario Castellanos, la yente para poder hacer una nueva Carta
polémica sobre el orden constitucional Magna de la República (Castellanos, óp.
fue favorecido con la dispersión política cit:164). La solución que se encontró a
y en ella entraron una amplia gama de lo anterior fue un acuerdo entre los tres
actores que van desde políticos hasta poderes del Estado (ejecutivo, legislativo
periodistas y diversos profesionistas del y judicial) en donde se reestablecía nue-
país (Castellanos, óp. cit.:162-165). En vamente la Constitución de 1886 en el
ese debate, algunos afirmarían que la país. Lo anterior se conoció como «El
Constitución de la Republica vigente era pacto de los Tres poderes» (Ibid.:162).
la de 1939 con sus reformas de 1944, lo Para darle énfasis a lo anterior, se reali-
cual no era bien visto por muchos ya zó una Jura de la Constitución por parte
que todo aquel que se considerara de- de los poderes del Estado en el Estadio
fensor de la Carta Magna de 1939 era Nacional Flor Blanca ante la presencia
acusado de ser aliado de Maximiliano de un numeroso público (Martínez,
Hernández Martínez2. Otros, por su par- 1944:1).
te, decían que el mandato de Maximili- Todo este proceso se truncaría ya que
ano Hernández Martínez había ocurrido el gobierno de Andrés Ignacio Menén-
bajo la ilegalidad y, por tanto, la Consti-
tución vigente siempre había sido la de
1886 (Cañas, 1944:1)3. Al respecto, en 2 En efecto, el General Maximiliano Hernández
un rotativo se puntualizaba que la última Martínez había reformado en dos ocasiones la
Constitución salvadoreña para prolongarse en
monstruosidad de Martínez habían sido el poder (1939 y1944).
3 Como es sabido en el mundo jurídico, la
las reformas constitucionales de 1944 Constitución es la norma suprema de un país.
Así, hacer decretos o leyes contrarias a la
(La Prensa Gráfica, 1944:7). Por último, Constitución sería inválido y anticonstitucional.

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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dez sufriría un golpe de Estado que lle- Como puede observarse, el contexto a
varía al poder al coronel Osmín Aguirre nivel nacional e internacional era bas-
y Salinas (Castellanos, óp. cit.:165). El tante convulsionado. A nivel sociopolíti-
gobierno de Osmín Aguirre y Salinas fue co también en varios países se estaban
también bastante problemático y tuvo realizado cambios que llevarían a trans-
que enfrentar sublevaciones, e incluso formaciones y reformas que impactarían
se llegó a instaurar un gobierno salvado- los años sucesivos. En el caso de Gua-
reño paralelo en el exilio en Guatemala, temala se dará la revolución de 1944, en
siendo sus figuras representativas To- la cual se derrocaría al presidente Fede-
más Molina y el doctor Arturo Romero rico Ponce Vaides y pretendía crear una
(Rey Prendes: 2009: 45-47). En efecto, serie de reformas y cambios estructura-
también se llevaría a cabo una rebelión les que llevaría a diez años de revolu-
con la finalidad de derrocar al gobernan- ción democrática (Rosada-Granados,
te en la zona de Ahuachapán, la cual 2011:59-60). Entre esos cambios se in-
sería prontamente repelida por el ejérci- volucraba el derecho a huelga, modifica-
to nacional, lo que provocó que muchos ciones en los derechos laborales, el voto
insurrectos huyeran hacia Guatemala de la mujer y la creación del Instituto
(Ibid.: 46). Aunque Osmín Aguirre y Sa- Guatemalteco de Seguridad Social. En
linas salió bien librado de dicha rebelión, El Salvador iba a ocurrir algo similar ya
pasado un tiempo, finalmente tuvo que que también se dio lo que a criterio de
convocar a elecciones en la República. Luis Gerardo Monterrosa llama «la aspi-
En ellas resultó ganador Salvador Cas- ración democrática aborta-
taneda Castro que asumiría el gobierno da» (Monterrosa, 2020: 131) ya que an-
en marzo de 1945 (Castellanos, óp. te la caída de Maximiliano Hernández
cit.:163). Martínez se pensó en volver a tener
elecciones democráticas y se esperaba

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un cambio, pero todo eso se truncó con to inició en 1871 y llegó a su culmen en
el golpe de Estado de Osmín Aguirre y la Carta Magna de 1886. Aquí jugaron
Salinas en octubre de 1944 (Ibid.: 131- un papel muy importante los grupos libe-
215). rales, algunos de ellos identificados co-
mo masones (Valdés, 2010: 299). Pasa-
El discurso católico de 1944 en El ron más de cincuenta años para que en
Salvador: una visión altamente nega- 1939 se redactara otra Constitución de
tiva de lo disidente
la República. Juan Mario Castellanos
La Iglesia Católica salvadoreña había
(Castellanos, óp. cit:148) afirma que el
sufrido un duro revés en el siglo XIX, ya
propósito de convocar a una nueva
que El Salvador se iba a constituir como
Asamblea Constituyente se debió a que
un Estado de tendencia laica al afirmar
el General Maximiliano Hernández Mar-
en la Constitución la libertad de cultos, la
tínez deseaba prolongarse en el poder
educación laica nacional y manifestar
por cinco años más. Sin embargo, en
que los actos religiosos no iban a hacer
dicha Carta Magna no se realizaron
variar el estado civil de las personas
cambios en el tema de la laicidad del
(Valdés, 2010:265). A la vez, el texto
Estado y, en líneas generales, práctica-
constitucional dijo que las personas ele-
mente los artículos de tendencia laica de
gidas por el voto popular debían ser del
1886 se terminaron confirmando en
estado seglar (Gallardo: 1961:445). A
1939 (Gallardo, 1945:280).
esto se iba a sumar un conjunto de nor-
Con todo eso presente, en el catolicismo
mativas como la secularización de los
de esta época pueden identificarse va-
cementerios y el matrimonio civil
rios temores que en definitiva desenca-
(Cardenal, 2001:163). Todo ello iba a ir
denaron en una visión negativa hacia lo
menguando el poder y la influencia de la
disidente. Desde esa perspectiva, los
Iglesia Católica en el aparato estatal. Es-
impresos católicos urbanos crearon una

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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visión negativa hacia los siguientes gru- prosperar. De hecho, los continuos cam-
pos: los comunistas, los protestantes, la bios presidenciales de estos años junto
teosofía y la masonería. Podríamos afir- a los golpes de Estado y el no saber
mar que dentro de los sectores católicos cuál era la Constitución vigente en el
a estos grupos se les veía no solo como país, no eran buenos signos para una
un peligro para la fe, sino que también estabilidad política. Más adelante, en el
eran vistos como amenazas reales a la mismo editorial se escribía:
nación salvadoreña. Veamos a continua- No nos dejemos engañar. El comu-
ción una de las críticas hacia el comu- nismo tiene abonado el terreno entre
nismo, aparecida en Chaparrastique. La nosotros. Un año de odios políticos,
página editorial de este impreso mani- medio siglo de enseñanza laica, la
festaba lo siguiente: destrucción del hogar por el divorcio,
Pero lo que ya no es un misterio para el expendio incesante de aguardien-
nosotros, es que el comunismo ande te que hoy día ha colmado la medi-
de por medio de estos motines de da; los crímenes que quedan impu-
hambre. La mano de Stalin se está nes han preparado ya el combustible
alargando hasta nosotros […] y en El para las rojas llamaradas que ame-
Salvador se ha sabido esconder en el nazan consumir a nuestra patria.
maíz (Valladares, 1945:1). Sálvanos, Señor, que perecemos
(Ídem).
Como puede observarse, para el edito-
rialista de Chaparrastique el comunismo Textos como estos siguieron aparecien-
estaba penetrando en el territorio nacio- do en las diversas ediciones de Chapa-
nal y la coyuntura política por la que rrastique mostrando los errores que es-
atravesaba el país era una tierra fértil taba cometiendo el comunismo a nivel
para que naciera, creciera y pudiera internacional y, con ello, crearon temor y

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pánico de lo que pudiera pasar en el De esta forma, para el escrito anterior,


país si llegaba a instaurarse un régimen el liberalismo era una especie de causa
comunista. No obstante, también se hi- de todos los males que afectaban al
cieron críticas hacia el liberalismo y ha- país. Estas críticas y visiones negativas
cia la masonería. Incluso, se llegó a acu- hacia el liberalismo se iban a seguir pro-
sar que la causa de la división en el país pagando a lo largo de los escritos perio-
había sido el liberalismo. En un editorial dísticos y, sobre todo, se criticaba la
de Chaparrastique se hacía alusión a Constitución de 1886 por considerarla la
que El Salvador debía hacerle honor a más liberal de la historia en El Salvador.
su lema nacional «Dios, Unión, Liber- En efecto, hay un artículo titulado
tad» (Valladares, 1944:1). Sin embargo, «Refutando los disparates de la Consti-
para algunos escritores católicos, el libe- tución del 86» (Lemus, 1944:3), en don-
ralismo había sembrado la cizaña y, con de se manifiestan este tipo de ideas ne-
ello, llegó la división a la fe y a la nación. gativas hacia el liberalismo.
Nos dice el Rafael Valladares en Chapa- Las críticas hacia el protestantismo no
rrastique: se iban a quedar atrás y a lo largo de las
Éramos UNO, nos unía la fe […] Pe- ediciones de Chaparrastique y Criterio
ro vino el hombre enemigo y sembró aparecerían continuos señalamientos
la cizaña […] Nuestra historia, nues- hacia lo negativo de esos grupos. Así,
tra verdadera historia es bien clara. en un texto llamado «El protestantismo y
Fue el liberalismo el que no supo sus azotes» (Chaparrastique, 1944:1),
comprender al alma nacional; y con- se achaca que los protestantes eran un
tra su propia fe y contra su propia grupo sectario obra de Satanás y perju-
idiosincrasia, desató esas guerras, y dicial para la fe. En dicho texto, se afir-
esas divisiones interminables (Ídem). ma que la obra de Lutero se hizo para
apoderarse de los bienes de la Iglesia.

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
CESUA

Por otra parte, unos años antes, en Cri- El imaginario católico de la unidad
terio apareció un texto intitulado «La pro- nacional: Ser salvadoreño es consus-
tancial a ser católico
paganda protestante es antinacio-
En 1944, ante la renuncia de Maximili-
nal» (Criterio, 1941:1). Ahí se afirma que
ano Hernández Martínez, varios secto-
la fe auténtica es la católica y se dice
res de la sociedad manifestaron sus de-
que los próceres apoyaban a dicha igle-
seos y esperanzas de un cambio para el
sia y prohibían a las sectas protestantes
país luego de un largo mandato. Los
por ser contrarias a los intereses nacio-
sectores católicos, ante dicho aconteci-
nales. De esa manera, la propaganda
miento, vieron la posibilidad de que se
que continuamente realizaban las Igle-
podía dar fin al Estado de tendencia lai-
sias protestantes en El Salvador era
ca y hacer constitucionalmente una na-
contraria a la nación y por tanto antina-
ción que tendiera a lo confesional. Esto
cional.
puede comprobarse al hacer la revisión
Estos ejemplos nos muestran que el dis-
de diversos impresos católicos. Pero
curso católico era proclive a condenar
también, un dato relevante al respecto
las posturas disidentes al verlas como
es un discurso que pronunció Monseñor
un peligro para la fe y una amenaza pa-
Castro y Ramírez en una misa en el
ra la nación. A continuación, veremos
Campo Marte un día de junio de 1944.
que la Iglesia Católica en su discurso se
Dicha misa fue convocada por el mismo
autoconcebía como la fe verdadera y la
presidente Andrés Ignacio Menéndez y
protectora a la nación al ser esta la que
su gabinete como una acción de gracias
se había instaurado en el territorio nacio-
ante el nuevo gobierno, luego de la caí-
nal desde su fundación por medio de los
da de Maximiliano Hernández Martínez
próceres.
y, probablemente, se hizo con el fin de
crear un sentimiento de unidad ante la
división que reinaba en el país. A la vez,

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Chanta Martínez

serviría para rendir homenaje a los caí- gión nuestra, la de nuestros próceres,
dos el 2 de abril cuando se intentó, in- la que nos enseñaron desde niños
fructuosamente, darle un golpe de Esta- entre caricias y besos nuestras ma-
do a Martínez. Este tipo de celebracio- dres (Castro y Ramírez, 1944:1).
nes con misas fueron replicadas poste-
riormente en varias partes del país. Si nos fijamos en la cita anterior, aunque
La celebración de la misa transcurriría no se menciona directamente a la Igle-
tranquilamente sin grandes sobresaltos. sia Católica sí puede entenderse fácil-
No obstante, en la homilía, Monseñor mente que se estaba haciendo referen-
Castro y Ramírez abordaría diferentes cia a ella. Sin duda, al decir la religión
puntos de la religiosidad y haría un lla- de «nuestros próceres» y de la religión
mado a la unidad nacional. A criterio de que nos «enseñaron desde niños» se
este, para la unidad era necesaria la reli- aludía a la Iglesia Católica. A su vez, al
gión y, concretamente, la religión católi- manifestar que había religiones que
ca por ser ella, desde los inicios de la eran como «plantas exóticas no aclima-
República, una entidad fuerte e impres- tadas en nuestra fértil rica tierra» se re-
cindible que había ayudado a la configu- fería a las otras religiones y en específi-
ración nacional. Decía Castro y Ramí- co a los credos protestantes. De esta
rez: forma, en esa pequeña cita queda evi-
Pues, repito y recalco, para mantener denciado que la fe original de la nación
inalterable esta unión hermosa, vivida era la católica, que la llegan incluso a
en estos días, para conservar inviola- identificar como lo autóctono, lo verda-
ble esta libertad reconquistada, es ne- dero, lo que viene desde la raíz funda-
cesaria la religión. Pero no cualquier cional del país, desde los próceres. Los
religión, planta exótica no aclimatada otros credos serían extranjeros y, por
en nuestra fértil rica tierra, sino la reli- tanto, no representarían lo propio del

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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país. A su vez, lo interesante de esto es otros y nos prohíbe terminantemente


que, para Monseñor Castro y Ramírez, destrozarnos. No nos dañemos
el sentimiento de unidad y libertad que (Chávez y González, 1944: 1).
había experimentado el país para derro-
car a Maximiliano Hernández Martínez Como puede verse, para el arzobispo de
había que conservarlo y, para ello, el San Salvador, Monseñor Luis Chávez y
medio imprescindible para fortalecerla González, El Salvador era un país casi
era la Iglesia Católica. en su totalidad católico y, por tanto, el
Unos días más tarde, en la misma línea, catolicismo debía ser una fuente de uni-
sería el mismo arzobispo de San Salva- dad en este tiempo de crisis y desunión.
dor Luis Chávez y González el que lla- Este tipo de ideas seguirían dándose a
maría a una unidad de todo el pueblo. conocer en las publicaciones impresas
Nuevamente aparecería la identidad en- católicas. Es significativo un artículo
tre ser salvadoreño y ser católico. A la aparecido en Chaparrastique titulado
vez, se alude a que la religión católica «Circular de Mons. Chávez» (Chávez,
es la única verdadera. Nos decía el ar- 1944: 4), en donde se afirmaba que El
zobispo: Salvador era un país en el cual su alma
Nuestra patria nació católica; sus ín- nacional tenía un fondo católico. Poste-
clitos próceres le imprimieron ese se- riormente, este mismo arzobispo el día
llo en su primitiva Constitución. Sus de la independencia patria dio un Te
habitantes, en su casi totalidad son Deum en la catedral metropolitana ante
católicos, pues han recibido desde su la presencia del presidente, ministros y
infancia las sublimes enseñanzas de parte del miembro diplomático acredita-
la única y verdadera religión, hijos del do en el país. En dicho acto, Monseñor
mismo Dios y Padre. El Divino Salva- Chávez y González recordaba que la
dor nos urge amarnos los unos a los Iglesia Católica siempre había estado al

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lado de la nación salvadoreña y que ha- a continuación un texto aparecido en


bía sido fundamental en su configura- Criterio firmado por Rafael Valladares.
ción. Manifestaba que de la cuna del ca- No exijamos para El Salvador pueblo
tolicismo nacieron los próceres y que la latino y no sajón, católico y no protes-
independencia fue un tributo sazonado tante, todas aquellas libertades y to-
de la protección grandiosa de la Iglesia. dos aquellos sistemas que si bien en
A la vez, pide a los gobernantes que Estados Unidos pueden ser efectivos,
sean hábiles defensores de la soberanía entre nosotros dada nuestra idiosin-
nacional y que no se dejen engañar ni crasia, han sido, por lo menos en par-
sucumbir por ideas exóticas. Al final afir- te, causa funesta de muchos males.
maba lo siguiente: Nuestro liberalismo fue un liberalismo
¡Que el divino Salvador del Mundo, mal digerido […] la familia se desqui-
ínclito patrono de la República: sal- ció con el matrimonio civil y el divor-
ve la Patria, ampare a las autorida- cio; y la enseñanza laica en un país
des constituidas y conceda a los sal- católico embrutó la inteligencia y la
vadoreños, nobles y dingos ideales voluntad (Valladares, óp. cit.:1).
para conservar la NACION: Libre,
Próspera y Católica (Ídem). Como podemos ver, las ideas que apa-
recen en la cita anterior, muestran que
Por poner un último ejemplo de lo ante- los grupos católicos se sentían herede-
rior, hay que decir que en las ediciones ros de la tradición latina y por eso se
de los periódicos católicos se concebía a manifestaba que El Salvador al ser un
la Iglesia católica como la más adecua- pueblo latino era católico. Por su parte,
da para el país y nuevamente sale a re- lo disidente era el ser protestante ya que
lucir la idea de que ser salvadoreño es esa no era una fe nacional, sino que
consustancial a ser católico. Revisemos eran credos foráneos pertenecientes a

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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pueblos de origen y tradiciones sajonas. munismo era perjudicial para la fe y para


Junto a esto, nótese que nuevamente la nación. El Salvador por estas fechas
hay críticas hacia las posturas del libera- era un Estado no confesional y manifies-
lismo y a la enseñanza laica tema que ta una tendencia hacia la laicidad. Esto
fue debatido fuertemente a finales del era evidente a nivel constitucional ya
siglo XIX. que la Carta Magna afirmaba la libertad
de cultos, la educación laica y la obliga-
A modo de conclusión toriedad establecida de que para ser
Tal como se ha podido observar en las electo popularmente había que ser del
líneas anteriores, el discurso católico estado seglar. No obstante, un año des-
que se propagó en ambientes urbanos pués sí puede decirse que hubo ciertos
en El Salvador durante los años de 1944 acercamientos entre el gobierno y la
y 1945, es un pensamiento anclado en Iglesia Católica, lo cual ha quedado pal-
una visión que deseaba una unidad en- pable en el año de 1945, cuando gober-
tre el gobierno y la Iglesia tal como se naba el coronel Salvador Castaneda
había hecho en el pasado. Desde esa Castro, ya que las enmiendas hechas a
perspectiva se crearon una serie de la Constitución en ese año, se eliminó la
ideas que apuntarían a considerar que educación laica (Constitución El Salva-
ser salvadoreño era consustancial a ser dor, 1945: artículo 33). Esto causó extra-
católico a tal punto que en la mentalidad ñeza en una buena parte de la intelec-
eclesiástica decir que alguien era de El tualidad salvadoreña al ver esto como
Salvador era equivalente a señalar que un retroceso (Diario Latino, 1945: 1). No
era una persona católica. El profesar obstante, con ese acercamiento el go-
credos diferentes a la religión católica o bierno podía tener en la Iglesia una ali-
ser seguidor de posturas como la teoso- dada para consolidar la unidad nacional
fía, el liberalismo, la masonería o el co- en una época difícil y de mucha división

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luego de la caída de Maximiliano Her- del cargo de Presidente de la República


y Comandante General del Ejército» en
nández Martínez. A la vez, la Iglesia Ca- Diario oficial, 10 de mayo, Imprenta Na-
cional. San Salvador, p. 1361.
tólica pensó que podía revertir al menos
Ascunte Arrieta, Ángel
parcialmente el Estado laico de la nación 2014 Sociología cultural del franquismo, (1936
o, al menos, presionar a las autoridades -1975): la cultura del nacional catolicis-
mo, Memoria para optar al grado de
hacia ese fin. Sin embargo, la Constitu- Doctor en Filosofía, Universidad Com-
plutense, Madrid.
ción de 1950 volvería a instaurar la edu-
Ávila Julio
cación laica y el Estado no confesional. 1944 «Elaborarán el ante-proyecto de Consti-
tución» en Diario Latino, 18 de mayo,
Sin embargo, lo mostrado por este ar- San Salvador, p 1.
tículo pone en evidencia lo fuerte e insis-
Burrieza Sánchez, Javier.
tente de los grupos católicos por crear 2019 El nacional catolicismo. Discurso y prác-
tica. Ediciones Cátedra. Madrid.
un imaginario que enfatizaba que para
Cañas, Alfonso
ser salvadoreño pleno había que ser ca- 1944 «Volvamos a la Constitución de 1886»
en Diario de occidente, 29 de mayo,
tólico, lo cual, en el fondo, era una forma Santa Ana, p1.
de excluir otros pensamientos y creen- Cardenal, Rodolfo
2001 El poder Eclesiástico en El Salvador.
cias que circulaban entre los salvadore- Dirección de Publicaciones e impresos,
San Salvador.
ños.
Castellanos, Juan Mario
2001 El Salvador 1930-1960, Antecedentes
históricos de la guerra civil, Dirección de
Bibliografía publicaciones e impresos, San Salvador.
Altamirano, Napoleón.
1945 «Espero que durante mi permanencia Castro, Francisco
transitoria en el poder, toda la gestión 1944 «Alocución patriótica de Monseñor Fran-
administrativa se resuelva en beneficio cisco Castro Ramírez» en Chaparrasti-
del pueblo. Terminantes declaraciones que, 20 de mayo, Tipografía El Progre-
del actual Pdte., Gral. Andrés I. Menén- so, San Miguel, p.3.
dez» en El Diario de Hoy, 16 de mayo,
San Salvador, p1. Constitución política de El Salvador y leyes
constitutivas.
Asamblea Legislativa, Decreto 34. 1945 Imprenta Nacional, San Salvador.
1944 «Se acepta la renuncia del Señor Gene-
ral don Maximiliano Hernández Martínez,

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El imaginario de la unidad nacional en los impresos católicos en El Salvador
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Chaparrastique El Diario de Hoy


1944 «El protestantismo y sus azotes». 26 de 1944 «El presidente tiene fe en la cordura del
febrero, Tipografía El Progreso. San Mi- pueblo», 20 de mayo, San Salvador, p1.
guel, p.2.
Gallardo, Ricardo
Chávez y González, Luis. 1961 Las Constituciones de El Salvador. To-
1944 «Monseñor le hace un llamamiento al mo I. Ediciones Cultura Hispánica, Ma-
pueblo salvadoreño» 4 de julio en La drid.
Prensa Gráfica, San Salvador, p. 1.
Gallardo, Miguel
Chávez y González, Luis. 1945 Cuatro constituciones federales de Cen-
1944 «En la fecha gloriosa de nuestra patria. tro América y las Constituciones políticas
Vibrante discurso del Excmo. Sr. Arzo- de El Salvador, Tipografía La Unión, San
bispo en el solemne Te Deum cantado Salvador.
en la santa Iglesia Catedral» en Criterio,
17 de septiembre, San Salvador, p. 4. González, Justo
1994 Historia del Cristianismo. Primera edi-
Chávez y González, Luis ción electrónica, Editorial Unilit, Miami,
1941 «La propaganda protestante es anti- Florida.
nacional» en Criterio, 17 de agosto, San
Salvador, p. 1.
La Prensa Gráfica.
Chávez y González, Luis 1944 «Una monstruosidad del Martinismo: la
1945 «Circular de Mons. Chávez» en Chapa- última reforma constitucional», 26 de ma-
rrastique, 24 de febrero, Tipografía El yo, San Salvador, p. 7.
Progreso, San Miguel, p. 3. 1945

Diario Latino. Lemus, Vicente


1945 «Retrocedemos 62 años al reformarse el 1944 «Refutando los disparates de la Consti-
artículo 33 de la Constitución. La educa- tución del 86» en Chaparrastique, 24 de
ción deja de ser laica», 3 de diciembre, junio, San Miguel, El Salvador. P. 3.
San Salvador, P. 1.
Martínez, Héctor
Dussell, Enrique 1944 «El pueblo ratifica sus aspiraciones
1992 Historia de la Iglesia en América Latina: democráticas al juramentar solemne-
medio milenio de coloniaje y liberación. mente la Constitución de 1886» en
(1492-1992), Mundo negro-Esquila Mi-
sional, Madrid.
Revista Ahora, julio, Editorial Ahora,
San Salvador.
El Diario de Hoy
1944 «Un sermón encendido de fe patriótica Monterrosa, Luis
pronunció Monseñor Castro Ramírez 2020 La sombra del martinato. Autoritaris-
durante la misa de campaña celebrada mo y lucha opositora en El Salvador
el domingo último», en noticias naciona- 1931-1945. CIM-Sur, UNAM, Chia-
les, 17 de mayo, San Salvador. pas.

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Antilha CESUA
Chanta Martínez

Patiño, José Valladares Rafael


2015 Historia de la Iglesia. La Iglesia, comuni- 1944 Dios, Unión, Libertad, en Chaparrasti-
dad e institución: protagonista de la his- que, 15 de septiembre. Tipografía El
toria Siglos I-VII, Tomo Uno, San Pablo, progreso, San Miguel, p.1
Bogotá.
1945 «Nuestra patria camina hacia el abismo»
Pinto, Miguel en Chaparrastique, 28 de julio, Tipogra-
1944 «Elecciones libres. El General Menéndez fía El Progreso, San Miguel, p. 1.
declaró su inquebrantable voluntad que
se verifiquen elecciones libres para de-
signar al ciudadano que debe sustituirlo
en la presidencia» en Diario Latino, 10
de mayo, San Salvador, p.1.

Rey Prendes, Julio


2009 De la dictadura militar a la democracia.
Memorias de un político salvadoreño,
INVERPRINT, San Salvador.

Rodríguez, José
1939 «La guerra de 1939 nos parece menos
guerra que la de 1914» en La Prensa
Gráfica. 5 de octubre, San Salvador,
p.11.

Rosada-Granados, Héctor
2011 Soldados en el poder. Proyecto militar en
Guatemala (1944-1990). Edición patroci-
nada por el gobierno de Taiwán, Ciudad
de Guatemala.

Valdés Valle, Roberto


2010 Masones, liberales y ultramontanos salva-
doreños: Debate político constitucional en
algunas publicaciones impresas, durante
la etapa final del proceso de seculariza-
ción del Estado salvadoreño (1885-1886),
San Salvador, Tesis para optar al grado
de Doctor en Filosofía Iberoamericana,
Universidad Centroamericana José Si-
meón Cañas.

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Antilha CESUA
BREVE PANORAMA HISTÓRICO DE LOS ESTUDIOS SOBRE
GRÁFICA RUPESTRE EN MÉXICO. SIGLOS XVI AL XX
Primera parte

Víctor Ortega León1


Artículo recibido 14/07/2022
Artículo aceptado 1/08/2022

Resumen Abstract
Desde sus inicios, los estudios sobre la grá- Since its inception, studies on rock art in
fica rupestre en México han tenido un desa- Mexico have had a slow but steady develop-
rrollo lento pero constante. Las primeras re- ment. The first references made during the
ferencias efectuadas durante el periodo no- Novohispanic period, show the importance
vohispano, dan cuenta de la importancia que of this type of cultural expression for the
tenía este tipo de expresión cultural para los original groups of the time of contact with
grupos originarios de la época del contacto Europeans and the negative vision that the
con los europeos y de la visión negativa que latter had of them. During the 19th century,
estos últimos tenían de las mismas. Durante the beginning of archaeological and anthro-
el siglo XIX, el inicio de los estudios arqueo- pological studies in our country, approached
lógicos y antropológicos en nuestro país, se this type of remains with a more academic
acercan ya con un enfoque más académico and scientific approach. We will examine
y científico a este tipo de vestigios. Exami- these early stages here.
naremos aquí estas primeras etapas.
Keywords: Rock art, Mexico, Novohispanic
Palabras clave: Gráfica rupestre, México, period, 19th century.
Periodo novohispano, Siglo XIX.

1 Arqueólogo, profesor investigador del Centro INAH Chihuahua

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Antilha CESUA
Ortega León

C
y significación de este tipo de vestigios
onocido desde siempre, no es que aún hoy, a más de ciento cuarenta
sino hasta hace un siglo y me- años de distancia, siguen generando
dio que el fenómeno de la gráfica rupes- asombro, interés y acaloradas discusio-
tre empezó a ser tomado en cuenta por nes académicas.
la comunidad científica como expresión Menos conocida, en cambio, es la histo-
cultural y documento de la antigüedad ria paralela y contemporánea de los es-
de los seres humanos, de su pericia co- tudios del fenómeno rupestre en México.
mo artífices y de su complejidad simbóli- Esto se debe, en parte, a que en este
ca y cognitiva tanto sicológica como so- país ha prevalecido la visión nacionalista
cial. A escala internacional, se reconoce sobre el pasado, dando preferencia a la
a la región franco-cantábrica europea arquitectura monumental prehispánica
como el punto de origen y desarrollo de de la Cuenca de México y del sureste,
los estudios modernos sobre el ámbito de adscripción cultural maya. Otra razón
rupestre, especialmente desde un enfo- de peso, es que el mayor porcentaje de
que donde priman la gráfica y la estética los sitios rupestres registrados en el te-
(Cf. Giedion, 1985; Clothes, 2010). Aun- rritorio nacional se ubican en el norte,
que no es el primero, el descubrimiento fuera de la región mesoamericana, moti-
de las pinturas de la cueva de Altamira, vo suficiente para que la agenda institu-
en 1879, por María Faustina Sanz Riva- cional no los considere prioritarios (Cf.
rola y su padre Marcelino Sanz de Ortega León, 2020). No obstante, resul-
Sautuola (Cf. Sanz de Sautuola, 1880), ta imposible negar la importancia que
en la Cantabria española, es considera- revisten estos vestigios culturales para
do como el detonador histórico de una el estudio y la comprensión tanto de los
sucesión de discusiones y descubrimien- grupos humanos como de las etapas
tos en torno a la naturaleza, autenticidad históricas de las que son producto,

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Antilha
Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

amén del interés que despiertan en la Pedro Castañeda de Nájera, quien en su


opinión pública debido a sus notables relación sobre la exploración de Francis-
características visuales, independiente- co Vázquez de Coronado en busca de
mente de que podamos o no acceder al las míticas ciudades Cíbola y Quivira
régimen escópico del que derivan (Cf. (1540-41), menciona que los Pacaxes
Jay, 2003). colindantes con la provincia de Culiacán
Por lo anterior, sin afán de ser exhausti- «adoran en piedras pintadas de entalla-
vos, expondremos aquí un panorama dura», en clara alusión a la presencia de
general de los estudios relacionados con petrograbados y su uso ceremonial
la gráfica rupestre que se han llevado a (Montané, 2002:220).
cabo en el territorio nacional, tratando de Iniciando el siglo XVII, fray Juan de Tor-
reconocer el lugar que estos han ocupa- quemada, en su obra Monarquía India-
do dentro del conjunto de investigacio- na, da cuenta de varios aspectos refe-
nes históricas, arqueológicas y estéticas rentes a Quetzalcóatl, entre ellos, el si-
que se han desarrollado en nuestro país. guiente:
Llegó a otro [cerro], que es un cerro
junto del pueblo de Tlalnepantla, dos
Las primeras miradas leguas de esta ciudad de Mexico,
Es de sobra sabido el hecho de que, donde se sentó en una piedra y puso
desde muy pronto, los exploradores y las manos en ella y las dejó estampa-
colonizadores europeos se encontraron das, que hasta el día de hoy se ven
con vestigios del pasado indígena, entre las señales de todo en ella; y tienen
los que se cuenta, por supuesto, la gráfi- por cosa muy averiguada los mora-
ca rupestre (Cf. Laylander, 2014; Valen- dores convecinos de este lugar ha-
cia Cruz, 1992; Martínez González, berlas hecho Quetzalcohuatl, y yo lo
2020). Entre los primeros, tenemos a he preguntado, con particular inquisi-

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ción, y así me lo han certificado, de- do algunas demostraciones de reve-


más de tenerlo escrito con mucha rencia (Pérez de Ribas, 1944: 187).
puntualidad de muy fidedignos auto-
res; y así se llamó entonces aquel Al parecer, se trataba de alguna especie
lugar, y se llama de presente Te- de betilo. El mismo autor, refiere otro
macpalco, que quiere decir en la pal- caso relacionado con la gráfica rupestre.
ma de la mano (Torquemada, Con respecto a unas cuevas mortuorias
1975:83-84). cercanas a las localidades de Laguna y
Parras, en el actual Estado de Coahuila,
En el noroeste mexicano, otro de los tes- dice:
timonios tempranos lo encontramos en Halló más, que las peñas de aquel
la obra Historia de los Triunfos de nues- cerro y cavernas, estaban señaladas
tra santa fe entre gentes las más bárba- con caracteres y modo de letras, for-
ras y fieras del nuevo orbe, del jesuita madas con sangre y en partes tan
Andrés Pérez de Ribas, publicada por altas, que no podía otro que el demo-
primera vez en 1645. En esta, menciona nio haberlos allí formado, y tan fijas y
la experiencia ocurrida a un misionero perseverantes, que ni aguas, ni vien-
durante el camino hacia la villa de Culia- tos las habían borrado, ni disminuido
cán, en cierto momento del cual: (Ibid.:263. Tomo III).
…reparó que un indio que caminaba
delante dejando el camino, se entró No podemos dejar de mencionar, si-
por una senda del monte: siguiole el guiendo con el mismo autor, lo asentado
Padre y vió que iba a parar a una por éste en relación a la manera en que
piedra a modo de pirámide, con cier- la Nación Zuaque, en el río Fuerte, hoy
tas figuras, aunque toscas, esculpi- al norte del estado de Sinaloa, celebra-
das en ella, y que les estaba hacien- ba un triunfo sobre los españoles:

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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Y aun fué tal la avilantez y orgullo de de las figuras treinta años después de
los Zuaques victoriosos, que en los haber sido elaboradas. Lamentablemen-
troncos de los árboles de aquel para- te, la gráfica arbórea ha sido poco estu-
je, donde cercaron a los españoles, diada y no podemos extendernos mucho
por triunfo gravaron en las cortezas al respecto.
de los árboles los cuerpos, troncos y Volviendo a la gráfica rupestre, encon-
sin cabeza de los que mataron, de tramos numerosas menciones y regis-
que fui testigo de vista: porque pasa- tros en otras obras posteriores del siglo
do este tiempo y disponiéndolo Dios, XVIII, como la de Miguel del Barco
por medio de la santa obediencia, (1988), Historia natural y crónica de la
entré a doctrinar y bautizar esta na- Antigua California, escrita hacia 1757,
ción, cuando ella pidió (como adelan- donde se incluyen los interesantes testi-
te se dirá) la doctrina del Evangelio: y monios de los también jesuitas Sigis-
ví muchas veces las dichas figuras, mundo Taraval, Francisco Escalante y
que permanecían en los árboles, to- José Mariano Rotea2 a este respecto.
davía esculpidas (Ibid.:155). En ellas, se hacen descripciones más
detalladas de pinturas y petrograbados
Se echa de ver que la representación encontrados en el Desierto de Sonora y,
gráfica podía expresar diversos aspec- muy en particular, de las famosas pintu-
tos importantes de la comunidad, no ex- ras de la sierra de San Francisco en la
clusivamente los religiosos, y que los península de Baja California:
árboles constituían un soporte tan válido
como las superficies rocosas, si no tan
2 Tal vez el primero en realizar una excavación
permanente al menos de una duración arqueológica en el norte de México. Clavijero
describe así la excavación: «Entre otros el pa-
suficiente para la memoria colectiva ya dre José Rotea, misionero de Kadakaamang,
hombre curioso, exacto y sincero, habiendo
que Pérez de Ribas constata la vigencia sabido que en un lugar de su misión llamado

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Ortega León

A few of the eighteenth-century Jesu- El mismo Francisco Javier Clavijero, ha-


its went beyond merely recording ce mención con asombro de vestigios
oral traditions or drawing geograph- rupestres en la península de Baja Cali-
ical inferences to consider posible fornia en su obra Storia della California,
physical evidence relating to the pen- publicada póstumamente en 1789, en-
insula’s prehistory. They examined contradas por algunos cofrades suyos:
two main types of archaeological porque los jesuítas, en los últimos
traces-rock art and human skeletal años que estuvieron allí, descubrie-
remains. Both were linked in the Jes- ron en los montes situados entre los
uits’ minds to the possibility that a 27 y 28° de latitud, varias cuevas
race of human giants had lived on grandes cavadas en piedra viva, y
the peninsula at some period in the en ellas pintadas figuras de hom-
prehistoric past (Laylander, op. bres y mujeres decentemente vesti-
cit.:3). das, y de diferentes especies de
animales. Estas pinturas, aunque
groseras, representan distintamente
ahora San Joaquín, había un esqueleto gigan-
tesco, mandó cavar, y halló efectivamente todo los objetos, y los colores que para
el espinazo, aunque con las vértebras ya desuni-
das, una canilla, una costilla, varios dientes, y ellas sirvieron, se echa de ver clara-
señaladamente un gran fragmento del cráneo.
Pudo haberse hallado todo el esqueleto si un mente que fueron tomados de las
torrente vecino no hubiera corroído el suelo y
arrancado de allí algunos huesos. La costilla, tierras minerales que hay en los al-
aunque no estaba entera, tenia todavía como rededores del volcán de las Vírge-
dos piés de larga. La canilla no pudo medirse,
porque se rompió al sacarla. Considerada pues nes. Lo que mas admiró a los misio-
la magnitud del cráneo medido el lugar que ocu-
paba todo el esqueleto y comparadas sus vérte- neros fué que aquellos colores hu-
bras con las de un esqueleto común, se cree
que el hombre á quien pertenecieron aquellos biesen permanecido en la piedra por
huesos tenia casi once piés de altura» (Clavijero,
1852:21). Los once pies equivaldrían a poco tantos siglos sin recibir dañó alguno
más de tres metros.

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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ni del aire ni del agua (Clavijero, Los hombres tenian los brazos abier-
1852:21). tos y algo levantados, y una de las
mujeres estaba con el pelo suelto
El autor acepta la interpretación de sus sobre la espalda y un penacho en la
descubridores de que fueron hechas por cabeza. Habia también varias espe-
una raza de gigantes llegados desde el cies de animales, tanto de los nati-
norte, a los que se atribuyó una superio- vos del país como de los extranjeros
ridad cultural con respecto a los habitan- (Ídem).
tes de la península con los que ellos
mismos trataban. Refiere la descripción No queda claro a qué se refería Clavije-
que hiciera en su momento el padre Jo- ro con las especies de animales
sé Rotea de una de esas cuevas: «nativos» y «extranjeros», aunque cabe
El mismo misionero reconoció algu- suponer que fue una distinción hecha
nas de las cuevas mencionadas, de por el propio padre Rotea según lo que
las cuales describe una. Tenia de él mismo había visto en la región. La-
largo unos 50 piés, de ancho quince mentablemente, no sabemos a qué sitio
y otro tanto de alto y estaba formada se aludía exactamente como para poder
á manera de bóveda apoyada sobre hilar más fino.
el pavimento. Como por la parte de Este interés por la gráfica rupestre indí-
su entrada estaba toda abierta, reci- gena fue compartido por muchos otros
bía bastante luz para, poder obser- cronistas durante todo el periodo no-
varse las pinturas de su parte interna vohispano en diversas regiones del con-
y mas alta. En ella estaban represen- tinente, por lo que sería prolijo citarlos a
tados hombres y mujeres con vesti- todos. No obstante, podemos reconocer
dos semejantes á los de los mejica- que casi por regla general la mayoría
nos, pero absolutamente descalzos. condenaba dichas representaciones por

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considerarlas producto de prácticas reli- das e inscripciones de todo géne-


giosas contrarias a la doctrina católica, ro» (Ramírez et al, 1862:198). Si bien, la
procediendo en muchas ocasiones a definición es bastante amplia, ello no es
destruirlas con el fin de combatir la idola- óbice para que podamos reconocer
tría. aquí, claramente, al fenómeno rupestre.
En 1869, el ingeniero Edmond Guillemin
El nacimiento del enfoque académico -Tarayre, miembro de la Expédition
y científico
scientifique du Mexique del Segundo Im-
Ya en el siglo XIX, para la Sociedad Me-
perio Mexicano, publicó la obra Explora-
xicana de Geografía y Estadísti-
tion Minéralogique des Régions Mexicai-
ca (SMGE), primera sociedad científica
nes Suive de Notes Archeologiques et
del continente, fundada en 1833, la gráfi-
Ethnographiques, donde da cuenta, ade-
ca rupestre no pasó desapercibida pues
más de la información mineralógica, de
la incluye en su Proyecto de ley relativo
varios sitios arqueológicos que tuvo
a la conservación de monumentos ar-
oportunidad de visitar durante sus explo-
queológicos, de 1862. En el primer ar-
raciones. En Sahuaripa, Sonora, refiere
tículo de esta propuesta, se definen los
la existencia de cuevas mortuorias y
«monumentos antiguos» por medio de la
otras con pinturas:
enumeración de diversos elementos co-
D’autres cavernes sont revêtues, á
mo la arquitectura, los sepulcros, la es-
l’intérieur, de peintures sur lesquelles
tatuaria y la cultura material en general,
les Indies de nos jours ne possédent
e incluye: «Los relieves esculpidos en
aucune tradition. Elles se distinguent
las montañas ó en piedras, que repre- des peintures modernes en ce
senten figuras humanas, simbólicas, ó qu’elles sont faites en noir, tandis
arabescos en el estílo indígena, las lápi- que les derniéres sont tracées avec

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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l’ocre rouge, dont les tribus du nord recueilli cependant, il y a quel-


ont i’habitude de se couvrir le visage ques années, une tortue en ser-
(Guillemin-Tarayre, 1869:182). pentine et un Roseau sculpté en
Pierre dure, signe acatl du calen-
Por otro lado, cuando visita las ruinas de drier mexicain. Ce deux objets on
La Quemada, hace referencia a los pe- été égarés depuis. On trouve fort
trograbados de una roca ubicada en las peu de poteries, quelques rares
cercanías, sin mencionar su localización metates á broyer le maïs, et des
específica, de los cuales incluye la si- haches (Guillemin-Tarayre,
guiente descripción: 1869:215).
La figure ci-jointe en reproduit
l’aspect; on y voit représentées Es de tomar en cuenta su reserva para
conq couleuvres, cocohua, gra- aceptar las dos serpientes extra como
vées en creux et assez habile- parte del grabado original y la indicación
ment tracées au moyen d’une en- de que esta es la única inscripción epi-
taille de section demicirculaire. gráfica cercana a las ruinas principales
On distingue faiblement deux au- (Fig. 1).
tres serpents, que je n’ai point re- Poco después, el 4 de febrero de 1870,
produits, tant ils ressemblent á se descubrió el primer ejemplo de arte
une surcharge. C’est évidemment mobiliar en nuestro país. Se trata del
une imitation peu réussie et hueso sacro de un camélido con eviden-
postérieure aux cinq autres. tes huellas de trabajo humano, y fue ha-
Doit’on y voir une inscription ou llado en Tequixquiac (Fig. 2), Estado de
une date? C’est tout ce que l’on México, durante algunas obras para el
rencontré dans les ruins comme desagüe de la Ciudad de México. A la
indication épigraphique. On a pieza, se le atribuye una antigüedad de

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Fig. 1. Roca de las serpientes, cerca de La Quemada.


Tomado de Guillemin-Tarayre, 1869:215.

Fig. 2. sacro de un camélido con evidentes huellas de trabajo humano


Tomado de Aveleyra Arroyo de Anda, 1964.

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A inicios del Porfiriato, en el primer tomo Juzgamos que alcanzaron alguna


de la monumental obra México a través cultura porque nos han dejado ins-
de los siglos (1882), Alfredo Chavero cripciones en rocas. El jeroglífico pri-
considera a la gráfica rupestre como una mero no pudo ser ideográfico, tuvo
fuente histórica, al igual que las inscrip- que ser meramente figurativo; y en él
ciones en los edificios y los sistemas de no podemos encontrar signos con-
escritura prehispánica. Menciona, en es- vencionales, sino para expresar
te tomo inicial, «las grandes rocas natu- ideas muy vulgares y necesarias, que
rales grabadas con jeroglíficos ó figuras, no podían representarse material-
desde las peñas de Sinaloa hasta las de mente. Tal es el carácter de las ins-
Chapultepec» (Chavero, 1882: XVIII), cripciones en rocas. La humanidad,
aunque sin precisar exactamente a cuá- como el hombre, tiene tendencia ins-
les se refiere. Considera también, que la tintiva á querer perpetuar su memo-

presencia de «jeroglíficos»3 sobre las ria; primero quiere dominar en toda la

rocas evidencia el alcance de cierto tierra, después quiere conquistar to-

desarrollo cultural por parte de grupos do el tiempo. Para esto levanta mo-

primitivos: numentos que en su soberbia cree


imperecederos; pero cuando no ha
llegado á esa cultura aprovecha los
3 La palabra «jeroglífico» (del griego
ἱερογλυφικός hieroglyphikós de monumentos de la Naturaleza y gra-
ἱερός hierós «sagrado» y
γλύφειν glýphein «cincelar, grabar», aplicada ba en las montañas sus recuerdos
por Champollion a los caracteres egipcios, que
contribuyó a descifrar, conlleva la carga concep-
(Ibid..: 1882:67).
tual de la escritura, razón por la cual se aplicó,
por extensión, a otros sistemas escriturales co-
mo el maya o el hitita. La popularización del Además, el autor afirma que los grupos
término ha derivado en que este se aplique tam-
bién a la gráfica rupestre sin ser, en realidad, más «civilizados» nunca usaron este tipo
pertinente o justificable científicamente, al me-
nos hasta el momento. de expresión cultural, es decir, la gráfica

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rupestre, dejando en claro que la consi- «monosilábicas» de los otomíes y los


dera representativa de un estadio evolu- chichimecas. En su descargo, señale-
tivo intermedio entre los pueblos más mos que este tipo de ideas no eran in-
atrasados y los más adelantados. Llama frecuentes en los círculos académicos
la atención, que Chavero mencione lo de la época, incluso hasta ya entrado el
siguiente: siguiente siglo.
En nuestro territorio, en que dominó El último cuarto del siglo XIX, presenció
al fin la civilización nahoa, no podían también un número creciente de explo-
encontrarse inscripciones de ese ca- raciones de carácter antropológico am-
rácter; y sin embargo, hay como un plio, pero con un componente arqueoló-
recuerdo de ellas en diversas escul- gico importante, realizadas principal-
turas hechas en los cerros, y hacia la mente por extranjeros. Aunque no es su
parte Norte se encuentran semejan- tema central, en muchos de estos traba-
tes como la notable de Tequila jos, se incluyen a veces detallados re-
[Jalisco]. Tenemos además dibujos gistros sobre sitios con gráfica rupestre
de piedras colosales grabadas que de diversas regiones del territorio mexi-
existen en el Estado de Durango cano.
(Ibid..: 68). El antropólogo alemán Herman Frederik
Carel ten Kate, llegó a la región sur de la
Este autor propone que la «civilización península bajacaliforniana a inicios de la
nahoa» llegó al continente procedente década de 1880, atraído por algunas re-
de la Atlántida y ya plenamente desarro- ferencias sobre pinturas rupestres y
llada, razón por la cual no habría rastros otros vestigios arqueológicos descritos
de esa etapa intermedia en nuestro terri- por el viajero húngaro Xantus, entre
torio; y si la hubiera, sería atribuible úni- otros; pero sus principales actividades
camente a las razas «inferiores» y abarcarían trabajos antropológicos de

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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índole diversa, especialmente antropofí- Reproduce algunos ejemplos de las que


sicos (Cf. ten Kate, 1883, 1885 y 1887). encontró en sitios como Rincón de S.
Con respecto a las pinturas, dice: Antonio, El Sauce, Boca San Pedro y
También pude encontrar rocas pinta- Agua Tapada, pero no indica dónde se
das de rojo en varios lugares de la encuentran tales lugares (Fig.3).
sierra. Estas pinturas son bastante Recordemos que entonces apenas ini-
toscas y, en mi opinión, inferiores a ciaban en Europa las controversias deri-
muchas pictografías de los indios de vadas de los descubrimientos en Altami-
la América del Norte (ten Kate, ra donde se ponía en duda su autentici-
1883:322. Traducción propia). dad, cosa que en América nunca fue el

Fig. 3. Algunas de las pinturas rupestres mencionadas por ten Kate.


Tomado de ten Kate, 1883.

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caso pues las pinturas y grabados ru- estos datos se encuentran, por supues-
pestres siempre se asociaron con los to, muchos sitios con gráfica rupestre
grupos indígenas. (Fig. 4), siendo el primero de ellos «Cara
Esa misma década, en el otro extremo Pintada», en las cercanías de Granados,
del país, Teobert Maler, Henry Mercer y
en el Estado de Sonora. Otra mención
Edward H. Thompson, cada uno por su de interés, es la de petrograbados y pin-
cuenta, registraban varias cuevas yuca- turas en el Valle de las Cuevas (Cave
tecas con elementos rupestres, pero di- Valley), sobre el río Piedras Verdes, y
chos estudios quedarían sin continuidad en las cercanías de San Diego y Casas
durante casi un siglo debido al interés de Grandes, ambos al noroeste del Estado
estos investigadores y sus continuado- de Chihuahua. Algunas de estas pintu-
res en elementos culturales mayas más ras, estaban asociadas con contextos
ostentosos, como la arquitectura, los ce- funerarios en cuevas mortuorias (Cf.
notes y la epigrafía, entre otros (Cf. Ca- Lumholtz, 1904), lo que nos recuerda lo
sado López, López de la Rosa y Veláz- escrito por Pérez de Ribas sobre los te-
quez Morlet, 1990). pehuanes (vid supra). En 1891, reporta
Más significativo por su trascendencia, el grabado de una serpiente de 16 pies
es el caso del noruego Carl Sofus de largo en las cercanías de Urique, al
Lumholtz quien, desde finales de 1890, suroeste de Chihuahua.
entraría al territorio mexicano recorrien- Hablando específicamente de los ta-
do amplias regiones y consignando in- rahumaras, dice:
formación etnográfica, histórica y ar- Á veces, dibujan toscamente con
queológica sobre un sinnúmero de luga- ocre en las cuevas figuras de anima-
res a lo largo de toda la sierra Madre les y mujeres, y pueden verse en al-
Occidental y regiones aledañas. Entre gunas rocas contornos de pies escul-

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Fig. 4. Algunos de los registros rupestres de Lumholtz en Sonora y Chihuahua.


Tomado de Lumholtz, 1904.

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pidos con piedra «para dejar su huella Giedion, óp. cit.; Daniel, 1987). Algunos
en este mundo cuando mue- de estos descubrimientos fueron publi-
ran» (Lumholtz, 1904:166). cados en la revista L’Anthropologie, es-
pacio donde León Diguet presentó tam-
Con ello, alude a la continuidad histórica bién, en 1895, su artículo Note sur la
de la expresión rupestre en contextos pictographie de la Basse-Californie, tra-
etnográficos. dicionalmente considerado por algunos
En este periodo decimonónico terminal, como el primer artículo científico sobre
se manifiesta ya un enfoque más acadé- sitios rupestres en México dedicado ex-
mico y científico sobre este tipo de yaci- clusivamente al tema.
mientos arqueológicos en México y la En este artículo, Diguet describe e ilus-
necesidad de estudiarlos con el fin de tra varios sitios rupestres, como Cañada
aumentar el conocimiento sobre las so- del Muerto, Laguna de San Pedro, Ca-
ciedades que los produjeron. Cabe re- ñada de Panami, Los Pescaditos, San
cordar, que es también en las postrime- Juan y San Mitillita, entre otros, de los
rías del siglo XIX cuando se descubren y cuales dice:
dan a conocer algunos de los grandes A falta de otra clasificación más cien-
yacimientos del arte parietal y mobiliar tífica, la pictografía californiana pue-
europeo como Chabot, Brassempouy, de dividirse en dos categorías que
La Mouthe, Pair-non-Pair, Marsoulas, son: 1. Los simples petroglifos; 2.
Combarelles y Font-de-Gaume, mismos Las pinturas que consisten bien en
que contribuyeron a disipar el halo de simples manchas de tinta plana, bien
desconfianza que se había formado a su en trazos lineares, bien en asocia-
alrededor tras la controversia suscitada ción de los dos. La naturaleza de los
en torno a la autenticidad de los vesti- temas representados consiste en ca-
gios de Altamira (Cf. Clothes, óp. cit.; racteres ideográficos, en personajes,

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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en animales, estos dos últimos con gunos de gran formato (Fig. 5). El autor
frecuencia están asociados a mane- termina su artículo proporcionando una
ra de formar escenas de la vida, ta- lista de 30 lugares donde, en ese enton-
les como la caza, batallas, etcétera. ces, podían encontrarse este tipo de
Los colores empleados son el rojo, el vestigios.
amarillo, el negro, y el blanco, prove- Un año antes, en 1894, O. H, Howarth
nientes de rocas volcánicas finamen- había publicado On the rock inscriptions
te porfirizadas y diluidas en un bar- of Sinaloa (West Coast of Mexico), en
niz. Journal of the Royal Anthropological In-
Los lugares donde estas pinturas stitute of Great Britain and Ireland. En
han sido realizadas están, con algu- este trabajo, dio cuenta de los petrogra-
na excepción, situados en las cerca- bados del sitio Las Labradas, en Sina-
nías del agua de una fuente, de una loa, mismo que reporta como «Los Lab-
charca, de un torrente o al menos de rados». Propone una clasificación en
una de las numerosas excavaciones tres clases: 1.- Tipos iconográficos, en
que se encuentran frecuentemente los que la forma humana o animal es la
en esta árida región donde el agua base, con o sin apéndices de carácter
se estanca por algún tiempo des- simbólico. 2.- Figuras sueltas de orden
pués de las tormentas diluvianas que puramente ornamental, a menudo per-
constituyen el régimen pluvial de los fectamente simétricas, y también con o
países desérticos (Diguet, sin similares apéndices. 3.- Figuras posi-
1990:132). blemente simbólicas, pero tan conven-
cionalizadas que sugieren fuertemente
Sus registros incluyen, como vemos, la idea de letras o palabras escritas, y
tanto pinturas como petrograbados, al- en uno o dos casos, de una leyenda

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Fig. 5. Algunos de los registros hechos por Diguet en Sierra de las Cacachillas (izquierda) y Arroyo San
Pedro (derecha). Tomado de Diguet, 1895:163 y 168.

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continua (Howarth, 1894:228). En efec- southern interior very clearly. As to


to, también les llama «rock-writings», al- the remark made about the recur-
udiendo a su posible naturaleza escritu- rence of the same character or letter
ral, incluso se refiere a los artífices como in the inscriptions, it will be observed
«the original writers»: that even in the short continuous in-
The reason for drawing special atten- scription given amongst the Labrados
tion to the distinction between the series of sketches, there is one dis-
three classes of inscription at Los tinct instance of such recurrence. The
Labrados, is that they seem to afford three-pronged letter with a zigzag tail
evidence as to the original writers is repeated in combination with other
having gradually encountered and letters, but it is, nevertheless, an un-
adopted the ideas and iconographic mistakable repetition (Howarth,
forms used by the inhabitants of the 1894:232).
interior. This is especially suggested
by the variation in the types of inscrip- Así mismo, menciona otros sitios con
tion one meets with by tracing and fol- manifestaciones rupestres sobre el río
lowing the work of these people up Elota, en las localidades de El Cerrito,
the rivers, as they began to leave the Aguacaliente, la mina de Nuestra Seño-
coast and penetrate into the moun- ra, y Siqueros más al sur. Howarth pro-
tains. The figures based upon human pone que dichos petrograbados, espe-
or animal forms, as distinguished from cialmente «Los Labrados», fueron pro-
the purely ornamental, and also from ducto de pobladores que llegaron vía
those partaking clearly of the charac- marítima desde Japón hasta las costas
ter of letters, seem to reveal this grad- mexicanas, y que al ir avanzando tierra
ual introduction of the recognisable adentro a lo largo del río Elota recibieron
types from the Mexico valley and la influencia de las culturas del Valle de

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México (Cf. Howarth, 1894). Lamenta- pecto. Mallery proporciona algunos da-
blemente, el autor no incluye reproduc- tos de interés y menciona también algu-
ciones en su publicación. No queda cla- nos registros hechos por Adolphe Ban-
ro si estos sitios y los mencionados por delier, pero no publicados:
Chavero para Sinaloa (vid supra) son los The distinguished explorer, Mr. A.
mismos. Bandelier, in a conversation men-
Mención especial merece aquí la monu- tioned that he had sketched but not
mental obra Picture-writing of the Ameri- published two petroglyphs in Sonora.
can Indians: extract from the tenth annu- One, very large and interesting, was
al report of the Bureau of Ethnology, del at Cara Pintada, 3 miles southwest of
etnólogo estadounidense Garrick Mal- Huassavas, and a smaller one was at
lery, publicada igualmente en 1894. En Las Flechas, 1 mile west of Huassa-
este trabajo, producto de varios años de vas. He also sketched one in Chihua-
estudio, el autor realiza una tarea compi- hua on the trail from Casas Grandes
latoria de las expresiones rupestres en to the Cerro de Montezuma. From the
los Estados Unidos y muchas otras par- accounts of persons met in his Mexi-
tes del mundo desde un enfoque escritu- can travels he gave it as his opinion
ral, es decir, considerando este tipo de that a large number of petroglyphs
manifestaciones culturales como un es- still remained in the region of the Si-
tadio previo a la escritura. Destaca, para erra Madre (Mallery, 1894:131).
nuestro interés, el breve capítulo que
dedica a México y a la necesidad de em- En el capítulo XX, «Special compari-
prender un estudio similar en nuestro sons», incluye reproducciones de algu-
territorio del cual, dice, hay muy poca nos sitios (Fig. 6), como los de la sierra
información accesible y confiable al res- de «Santa Inez» al oeste de Santa Bár-

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Fig. 6. Petrograbados en la sierra de «Santa Inez» y El Sauce, Sonora (abajo).


Tomado de Mallery, 1894:683.

bara, en la Baja California, que, como rencias evidentes entre los «petroglifos»
vimos anteriormente, también fueron re- del sur y del noroeste mexicano, especí-
portados por ten Kate: ficamente entre los de la cultura mexica
Las reproducciones, empero, presentan y los de los estados de Sonora y Baja
sutiles diferencias, aunque Mallery afir- California (Cf. Ibid.:131-136), lo cual
ma que las tomó del antropólogo ale- contrasta con otros enfoques contempo-
mán. ráneos que consideraban evidencias si-
A despecho de la poca información de milares como producto de la peregrina-
que dispone, reconoce que existen dife- ción nahoa desde Aztlán hacia la Cuen-

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ca de México (Cf. Bonilla, 1942). tios arqueológicos, entre los cuales no


Por esos mismos años, entre 1894 y faltan las descripciones sobre gráfica
1895, el también etnólogo estadouniden- rupestre, especialmente la encontrada
se William John McGee, emprendió dos en el ahora conocido Cerro de Trinche-
expediciones a través del sur de Arizona ras, de la cual realiza dibujos y registro
y el noroeste de Sonora para el Bureau fotográfico (Fig. 7). No vacila en calificar
of American Ethnology, con el fin de rea- de «azteca» a algún motivo y propone,
lizar etnografías entre los grupos tohono incluso, cronología diferencial, aunque
O'odham (pápagos) y comca'ac (seris). meramente relativa, para algunos de los
En sus diarios, consigna numerosos si- diseños (Cf. McGee, 2000).

Fig. 7. Registro de Petrograbados en Cerro de Trincheras.


Tomado de McGee, 2000:61 y 63.

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Poco después, en 1905, Nicolás León norte y noroeste de México, se han atri-
hace también un señalamiento al res- buído á los otomíes y tribus análo-
pecto de la gráfica rupestre durante su gas» (Ídem), lo que nos remite al trabajo
participación en la undécima Reunión de Chavero del que hablamos arriba.
del Congreso Internacional de America- Más adelante, advierte con preocupa-
nistas, celebrada en Nueva York, donde ción lo siguiente:
presentó su memoria titulada Datos refe- Nadie, que yo sepa, se ha dedicado á
rentes a una especie nueva de escritura la descifración de los petroglifos mexi-
jeroglífica en México. Menciona el autor, canos; y sería de desearse que á la
que existe una importante disparidad en- vez que se hiciese de ellos una com-
tre los registros prehispánicos y aquellos pleta colección por medio de la foto-
otros derivados de la conquista españo- grafía y del moldeado, se procediera
la, razón por la cual conocemos muy po- a su estudio (León, 1905:402).
co la primera y, dada la abundancia de
registro, muy confusamente la segunda. El resto del trabajo, sin embargo, trata
«Mnemónicos» es el término bajo el cual solo de inscripciones edilicias y de esta-
engloba el autor tanto a los códices pic- tuaria, principalmente oaxaqueñas; no
tográficos y los relatos manuscritos de obstante, resulta notable este pronuncia-
los conquistadores como a las inscrip- miento temprano en dicho foro interna-
ciones que se encuentran «en suntuo- cional y la sugerencia de que tales ex-
sos edificios ó en grandes é inaccesibles presiones gráficas tuvieran un carácter
rocas [que] se encuentran diseminadas mnemotécnico.
en todo el territorio mexicano» (León, Tres años antes, 1902, en su obra Com-
1905:401). De estas últimas, añade: pendio de la historia general de México
«Los petroglifos, esparcidos en número desde los tiempos prehistóricos hasta la
considerable, sobre todo en las regiones época actual, el propio Nicolás León lla-

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maba también la atención sobre el tema, «Chicomóstoc», muestra el dibujo de un


aunque en esta ocasión consideraba petrograbado muy singular (Fig. 8), del
más seriamente la posibilidad de que los cual, dice: «Roca con siete culebras es-
autores de los «petroglifos» fueran, en culpidas en hueco. Único monumento
efecto, los otomíes: con inscripción (simbólica) que se ha
No sería improbable que ellos hubie- encontrado en las ruinas de La Quema-
sen sido los autores de las inscripcio- da» (Batres, 1903). Concluye este traba-
nes en rocas casi inaccesibles que se jo asegurando que las ruinas son de fi-
encuentran en el Norte, Centro y Sur liación tarasca.
de México, pues para juzgarlo así in- Como se puede apreciar, Batres, a dife-
duce su estilo primitivo y su ejecución rencia de Guillemin-Tarayre (vid supra),
rudimental (León, 1902:16). incluye las siete serpientes en su repro-
ducción de la roca y no anota ninguna
Recordemos que la relativa desemejanza entre ellas como lo hizo el
«inaccesibilidad» de algunas de dichas ingeniero francés, además de que son
rocas en el norte mexicano le había ser- evidentes las diferencias entre un regis-
vido a Pérez de Ribas para adjudicar los tro y otro en cuanto a la forma y posición
vestigios pictóricos al demonio (vid su- de los ofidios.
pra). Ese mismo año de 1903, Aleš Hrdlička
Un año más tarde, en 1903, Leopoldo publica The region of the ancient
Batres, entonces Inspector General y «chichimecs», with notes on the tepeca-
Conservador de Monumentos Arqueoló- nos and the ruin of La Quemada, Mexi-
gicos, publica Visita a los monumentos co, donde da cuenta, entre muchas
arqueológicos de «La Quemada», Zaca- otras cosas, de algunos sitios con gráfi-
tecas, donde, además de la descripción ca rupestre entre el norte de Jalisco y el
del sitio, al que también llama sur de Zacatecas (Cf. Hrdlicka, 1903).

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Fig. 8. Petrograbados de serpientes en La Quemada, Zacatecas.


Tomado de Batres, 1903, Lámina N°24.

En uno de los sitios arqueológicos des- en petroglyphs. These carvings are


critos, al que llama Totoate (Fig. 9), ubi- all executed in a similar manner, and
cado al norte de Bolaños, encuentra los are very different from those general-
siguiente: ly seen farther north. They consist of
The first noteworthy find in this ruin broad, deep grooves, principally
consisted of a considerable number curves, and of cup-shaped hollows in
of stone slabs and several portions of the cour lines. Many of the formas
the bed-rock (one of which measured represent a coil or a part of one, oth-
over six yards square), with peculiar, ers a human-like figure with a head-
unusually well made and deeply grav- dress or striae radiating from the

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Ortega León

Fig. 9. Petrograbados en el sitio Totoate.


Tomado de Hrdlička, 1903.

head, and there are still other de- ate» (Ibid.:396), y otros en Cerro del Co-
signs. These carvings, although lotlán, a los que considera similares,
deeply made in hard trachyte, are so aunque inferiores, a aquellos de Totoate
greatly weather-worn as in some in- (Íbid.:399-400). Por otro lado, al tratar de
stances to be barely traceable los «tlaxcaltecos» de la región, mencio-
(Hrdlička, 1903:393). na gráfica rupestre en Ruin Orcon.
Curiosamente, al tratar del sitio arqueo-
De igual forma, reporta otros petrograba- lógico La Quemada, enfatiza el hecho
dos en el sitio Banco de Las Casas, a de que ni en el sitio ni en sus alrededo-
los que se refiere únicamente como res pudo encontrar petrograbados, en
«several larger stones with petroglyphs, alusión a los reportes sobre los mismos
somewhat similar to those of Toto- efectuados previamente por Berghe, Ta-

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

rayre y Batres (vid supra): «Tarayre (and ciones culturales. Un buen ejemplo de
also Batres, plate 24) mentions and pic- ello, lo constituye la publicación de
tures the face of a rock in the neighbor- 1908, en el Periódico Oficial de Nuevo
hood with several upright serpent figu- León, sobre el Frontón de Piedras Pin-
res, and by other authors a slab with car- tas, sitio rupestre ubicado en el munici-
ved hand and foot is spoken» (Ibid.:439, pio de Parás, efectuada por la Junta Ar-
nota 2). Mencionamos arriba las diferen- queófila de Nuevo León (Cf. Encinas
cias de registro entre Guillemin-Tarayre Garza, 2018; Junta Arqueófila de Nuevo
y Batres con respecto a la roca de las León, 1908), institución fundada por
serpientes, a lo que hay que sumar este Amador Fernández en 1906. Sobre el
testimonio de Hrdlička que pondría en mismo sitio, Protasio Cadena publicaría
duda su permanencia en el lugar o, in- después, en 1944, un pequeño libro titu-
cluso, su misma existencia. lado El Frontón de Piedras Pintas (Cf.
El autor no ofrece interpretaciones ni Cadena, 1944). De igual forma, Arthur
abunda mucho sobre la gráfica rupestre, Walbridge North publicaba entre 1908 y
lo cual se entiende pues su principal in- 1910 un par de obras sobre la península
terés eran las características físicas de de Baja California en las cuales daba
los habitantes de la región, vivos y muer- cuenta de varios sitios con pinturas ru-
tos. Por lo demás, no deja de lamentar pestres que despertaron el interés de no
la situación de saqueo y vandalismo im- pocos lectores (Cf. Walbridge North,
perante en todo el territorio nacional, 1908 y 1910). La presencia constante y
principalmente llevada a cabo por los creciente de entusiastas de lo rupestre
buscadores de tesoros. no formados académicamente en las
A la sazón, existe también un interés pa- disciplinas antropológicas constituye,
ralelo y permanente por parte de aficio- hasta la fecha, una importante fuente de
nados en torno a este tipo de manifesta- información regional que es necesario

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Ortega León

saber aprovechar estableciendo relacio- Al menos, mencionan expresamente


nes horizontales y fomentando la cola- «rocas labradas», «petroglifos» y «arte»
boración constructiva. del Paleolítico (Galindo y Villa, 1911:32).
En la Carta Arqueológica de los Estados En 1912, Carl Lumholtz presentó una
Unidos Mexicanos, de 1910, formada nueva publicación intitulada New Trails
por Leopoldo Batres, el Frontón de Pie- in Mexico, producto de su estancia en el
dras Pintas aparece con la siguiente Desierto de Sonora entre 1909 y 1910.
descripción: «101- Piedras Pintas. Im- Además de consignar en ella muchos
portantes relieves descubiertos en los aspectos culturales de los grupos
cantiles de los cerros por la Junta Ar- tohono o'odham (pápago) que habitaban
queófila de Nuevo León. se halla cerca la región en ese momento, el autor inclu-
del río de Sabinas. civilización taras- ye la mención de algunos sitios con grá-
ca» (Batres, 1910). Es el único sitio con fica rupestre en los alrededores de Ca-
gráfica rupestre que está consignado borca y en el rancho La Nariz, ésta últi-
entre los 110 que incluye la Carta, y lla- ma en las cercanías de Sonoyta (Fig.
ma la atención la ausencia de los sitios 10). Pero a diferencia de su obra ante-
de la península bajacaliforniana tan co- rior, aquí no abunda en detalles. Se limi-
nocidos ya para entonces. ta a señalar la similitud de los diseños
Cabe destacar, no obstante, que la gráfi- en toda la región, aspecto que, décadas
ca rupestre se encontraba contemplada más tarde, será identificado por otros
en los cursos de Arqueología y de investigadores como «estilo Caborca».
Prehistoria del Museo Nacional de Ar- En el caso de la gráfica rupestre del Ce-
queología, Historia y Etnología, al me- rro de Trincheras, cuyas terrazas y es-
nos en 1911 y 1912, según lo refieren tructuras describe más pormenorizada-
Jesús Galindo y Villa y Nicolás León, ti- mente, únicamente menciona lo siguien-
tulares de los cursos, respectivamente. te:

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

Fig. 10. Petrograbados registrados por Lumholtz en La Nariz y en las cercanías de


Caborca. Tomado de Lumholtz, 1912:168-169.

Pictographs on the rocks are fre- on the earthen-ware of the región


quently seen through the region, of- (Lumholtz, 1912:143).
ten being found among the fortifica-
tions, and, with perhaps a few excep- Por lo demás, esta obra es principal-
tions, they owe their existence to the mente etnográfica, aunque no carece de
same prehistoric people; they are of a apuntes arqueológicos de interés para
similar character as the decorations algunas zonas.

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También en 1912, el geólogo francés poco á poco en un desierto extrema-


Jorge Engerrand, a la sazón profesor del damente seco y árido, salvo en al-
Departamento de Prehistoria del Museo gunos puntos privilegiados. Por esta
Nacional de Arqueología, Historia y Et- razón, sin negar que los petroglifos
nología, publica Nuevos petroglifos de la conmemoren hechos interesantes
Baja California, producto de un viaje que relativos á antiguas migraciones,
hizo a la península, entre septiembre y creo poder emitir la opinión de que
diciembre del mismo año, comisionado algunos de ellos son planos ó con-
por la Secretaría de Instrucción Pública tienen indicaciones relativas á los
y Bellas Artes. En esta obra, el autor es- puntos en los que se puede encon-
tudia algunos de los sitios referidos por trar agua (Engerrand, 1912a:198).
Walbridge North y se inspira, también,
en la obra de Garrick Mallery que men- Como vimos, esta asociación entre los
cionamos antes. Aparte del registro de sitios rupestres y la presencia de fuentes
los sitios, principalmente en sitios como de agua ya había sido señalada previa-
San Fernando, San Julio y La Sierrita mente por León Diguet (vid supra). Por
(Fig. 11), Engerrand llama la atención otro lado, el autor descarta cualquier re-
sobre lo siguiente: lación con otros signos similares de ori-
Es notable que haya dibujos anti- gen caldeo o fenicio, como alguien ha-
guos en casi todos los puntos ó lu- bía propuesto. Producto de esta misma
gares en donde hay agua. Es que el visita son también sus publicaciones No-
agua es de una importancia primor- ta complementaria acerca de los Petro-
dial en la Baja California que, des- glifos de la Baja California, e Informe so-
pués de haber tenido valles enor- bre una Excursión a la Baja California,
mes en los que debían correr ríos de 1912 y 1913, respectivamente (Cf.
muy anchos, se ha transformado Engerrand, 1912a y b y 1913).

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
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Fig. 11. Algunos de los petrograbados y pinturas registrados por Engerrand en la península de
Baja California. Tomado de Engerrand, 1912:200-201.

También en 1912, entre los meses de «Petroglifos de Pueblo Viejo» (Fig. 12),
mayo y junio, Paul Henning, realizó una pero no indica más detalles al respecto
inspección a un sitio llamado «Pueblo ni si estos se encontraban en la cueva o
Viejo», en el distrito de Tuxtepec, Oaxa- en las cercanías del edificio.
ca. Aquí localizó los restos de un basa- El resto del informe trata de las caracte-
mento piramidal y una cueva con ente- rísticas de la pirámide y de los restos
rramientos humanos, al parecer contem- humanos de la cueva.
poráneos, de los que dio cuenta en el La segunda década del siglo XX, será
Informe del Colector de documentos et- testigo del fin del Porfiriato y de una con-
nológicos, etc., sobre su excursión á vulsa guerra interna en nuestro país,
Tuxtepec, Oaxaca (Henning, 1912). In- misma que dificultará tanto el desarrollo
cluye la reproducción de unos de nuevos proyectos de investigación

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Ortega León

Fig. 11. Petroglifos de Pueblo Viejo.


Tomado de Henning, 1912:232-233.

como el de los ya existentes, como los otomíes, los chichimecas o con alguna
de la Escuela Internacional de Arqueolo- cultura de índole «primitiva»; no obstan-
gía y Etnología Americanas, por ejem- te, varios de los autores que revisamos
plo, con la que colaboraba el mismo En- en este artículo se inclinan por conside-
gerrand, entre otros. rar dichos registros como formas de pro-
Podemos ver que buena parte de los re- toescritura, no ocultando su admiración
gistros rupestres de la época tratada en por algunos diseños de acabado nota-
esta primera parte se encuentran en el ble. Como veremos en la segunda parte
norte mexicano, y son relacionados, casi de este trabajo, algunas de estas ideas
invariablemente, con las culturas de la continuarán teniendo partidarios, pero
Cuenca de México, con los tarascos, los nuevos enfoques y descubrimientos am-

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Breve panorama histórico de los estudios sobre gráfica rupestre en México
CESUA

pliarán el abanico de interpretaciones en


Casado López, María del Pilar; Edmundo López
torno a la gráfica epilítica. de la Rosa y Adriana Velázquez Morlet
1990 «Pictografías y petrograbados» en El
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serie Arqueología, María del Pilar Casa-
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Aveleyra Arroyo de Anda, Luis
1964 El Sacro De Tequixquiac, Museo Nacio- Chavero, Alfredo
nal de Antropología, Instituto Nacional 1882 México a través de los siglos. Historia
de Antropología e Historia, México. general y completa del desenvolvimiento
social, político, religioso, militar, artístico,
Barco, Miguel del científico y literario de México desde la
1988[1757] Historia natural y crónica de la Anti- antigüedad más remota hasta la época
gua California. Universidad Nacional actual, Tomo primero: Historia antigua y
Autónoma de México, México. de la conquista. Obra dirigida por Vicen-
te Riva Palacio. Ballescá y Compañía
Batres, Leopoldo Editores/Espasa y Compañía Editores,
1903 Visita a los monumentos arqueológicos México-Barcelona.
de «La Quemada», Zacatecas. La Vda.
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1852 Historia de la Antigua ó Baja California.
1910 Carta Arqueológica de los Estados Uni- Traducida del italiano por el presbítero
dos Mexicanos. Inspección General y don Nicolás García de San Vicente. Im-
Conservación de Monumentos Arqueoló- prenta de Juan R. Navarro, editor, Méxi-
gicos. Secretaría de Instrucción Pública co.
y Bellas Artes. México.
Clothes, Jean
Bonilla, Manuel 2010 Los chamanes de la prehistoria. Ed. Ariel,
1942 De Atlatlán a México. (Peregrinación de Barcelona.
los Nahoas). Estudio de los petroglifos
concernientes a ese problema histórico. Daniel, Glyn
Imprenta de Jorge B. León. Mazatlán, 1987 Un Siglo y Medio de Arqueología. Fondo
Sinaloa. de Cultura Económica, México.

Cadena, Protasio Diguet, León


1944 El Frontón de Piedras Pin- 1895 «Note sur la Pictographie de la Basse-
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fía y Estadística. Marzo. L'academie De Medecine 120, Boule-
vard Saint-Germain, Paris G., pp. 160-
175.

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Antilha CESUA
Ortega León

1990 «Nota sobre la pictografía de Baja Cali- Giedion, Sigfried


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Antologías: serie Arqueología; María del Alianza Editorial.
Pilar Casado (Comp.) y Lorena Miram-
bell (Coord.), 1990, Instituto Nacional de Guillemin-Tarayre, Edmond
Antropología e Historia, México. 1869 Exploration Minéralogique des Régions
Mexicaines Suivie de Notes Archéologi-
Encinas Garza, Lorenzo ques et Ethnographiques. Impr. Impéria-
2018 «El frontón de Piedras Pintas. De la geo- le, París.
metría de la naturaleza a la simetría de
la cultura» en CIENCIA UANL, Revista Henning, Paul
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de la Universidad Autónoma de Nuevo etnológicos, etc., sobre su excursión á
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sidad Autónoma de Nuevo León, Secre- seo Nacional de Arqueología, Historia y
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Engerrand, Jorge Howarth, O. H.


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Época, T. I, N°10, abril de 1912. México, Britain and Ireland, Vol. 23, Royal An-
pp. 197-201. thropological Institute of Great Britain
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1912b «Nota complementaria acerca de los
Petroglifos de la Baja California» en Bo- Hrdlička, Ales
letín del Museo Nacional de Arqueolo- 1903 «The region of the ancient "chichimecs,"
gía, Historia y Etnología, 3ª Época, T. II, with notes on the tepecanos and the ruin
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2014 «The Beginnings of Prehistoric Archaeolo- mesoamericano en las fuentes colonia-


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1902 Compendio de la historia general de Mé- by Hazel McFeely Fontana; annotated
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hasta la época actual. Herrero Herma- Fontana. The University of Arizona
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1905 «Datos referentes a una especie nueva Montané, Julio César


de escritura jeroglífica en México» en 2002 Francisco Vázquez de Coronado. Sueño
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Núm. 9 Tomo II (1905), Pp. 401-411. Fideicomiso Teixidor, México.
Segunda Época (1903-1908). Imprenta
del Museo Nacional, México. Ortega León, Víctor
2020 Líneas Imaginarias. Arqueología, Nacio-
Lorenzo, José Luis nalismo y el Norte de México. EAHNM/
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rambell Silva y José Antonio Pérez Go-
llán (Comps.), Lorena Mirambell Silva Pérez de Ribas, Andrés
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Lumholtz, Carl mero y José Urbano Fonseca
1904 El México desconocido. Charles Scribner’s 1862 “Proyecto de ley relativo a la conserva-
Sons; Nueva York. ción de monumentos arqueológicos”, en:
Boletín de la Sociedad Mexicana de
1912 New Trails in Mexico: An Account of One Geografía y Estadística, Tomo IX, Pp.
Year's Exploration in North-western So- 197-199. Imprenta de Vicente García
nora, Mexico, and South-western Arizo- Torres, México.
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Harvard University. Sanz de Sautuola y Pedrueca, Marcelino
1880 Breves apuntes sobre algunos objetos
Mallery, Garrick prehistóricos de la provincia de Santan-
1894 Picture-Writing of the American Indians. der. Imp. y Lit. de Telésforo Martínez,
Extract from the tenth anual report of the Blanca 40, Santander.
Bureau of Ethnology. Goverment Print-
ing Office, Washington. Ten Kate, Herman Frederik Carel
1883 «Quelques observations ethnographiques
Martínez González, Roberto recueillies dans la presqu’ile californienne
2020 «Las huellas de los hombres y los dio- et en Sonora» en Revue d'ethnographie. t.
ses: algunas notas sobre arte rupestre II, Libraire de la Société Asiatique de

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Antilha CESUA
Chanta Martínez

L’Ecole de Langues Orientales Vovantes, 1910 Camp and camino in Lower California. a
París, pp. 321-326. record of the adventures of the author
while exploring peninsular California,
1885 Reizen en onderzoekingen in Noord- Mexico. The Baker & Taylor Company,
Amerika. Ed. E. J. Brill, Leiden. New York.

1887 «Materiales para servir á la Antropología


de la Península de California» en Anales
del Museo Nacional de México, Tomo
IV, Imprenta del Museo Nacional, Méxi-
co, Pp. 5-16.

Torquemada, Juan de
1975 Monarquía Indiana, Volumen III, Libro
sexto, Capítulo XXIV. Universidad Na-
cional autónoma de México, México.

Valencia Cruz, Daniel


1992 El Arte Rupestre en México. Tesis de
Licenciatura en Arqueología, Escuela
Nacional de Antropología e Historia, Mé-
xico.

Walbridge North, Arthur


1907 «The Uncharted Sierra of San Pedro
Martir» en Bulletin of the American Geo-
graphical Society, Vol. 39, N°9 (1907),
Ed. American Geographical Society, pp.
544-554.

1908 The Mother of California: Being an His-


torical Sketch of the Little Known Land of
Baja California, from the Days of Cortez
to the Present Time, Depicting the An-
cient Missions Therein Established, the
Mines There Found, and the Physical,
Social and Political Aspects of the Coun-
try; Together with an Extensive Bibliog-
raphy Relative to the Same. Paul Elder
and Company. San Francisco and New
York.

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Antilha CESUA
DEMASIADO TARDE

Ricardo Alberto Díaz Quintana1

Artículo recibido 24/07/2022


Artículo aceptado 1/08/2022

—Dígame ¿En qué le puedo ayudar? — el médico tomaba asiento tras su escritorio.
—Me duele el pecho— dijo un señor de edad avanzada.
—¿Dónde exactamente?
—Justo aquí— señalaba su corazón.
—¿Cargó algo pesado?
—No.
—¿Está estresado?
—No.
—¿Se dio un golpe?
—No.
—¿Es hipertenso?
—No.
—¿Ha sufrido de infartos?
—No.
—Desabróchese la camisa, lo voy a revisar— el médico se levantó rascándose la ca-
beza.
El señor obedeció tomándose su tiempo; uno a uno fue separando los botones de los

1 A pesar de ser Ingeniero industrial, fui llamado por las letras desde temprana edad. Publiqué mi primer
cuento (Un camino que recorrer) con la editorial Porrúa, salió en agosto del 2017 y cuento con algunas
otras en revistas digitales. Actualmente soy escritor de tiempo completo y creo, firmemente, que el mejor
mundo, es el que creamos con cada historia que leemos y escribimos.
UNITEC, ricardo_diaz_pan188@live.com.mx
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Antilha CESUA
Díaz Quintana

ojales. El doctor colocó su estetoscopio —Algo extra, es decir, algo fuera de lo


en los oídos al acercarse al anciano, el normal.
otro extremo lo puso donde había pues- —Pues… cuando voy al parque, platico
to la mano el paciente. con María— soltó un suspiró.
—Respire hondo— centró la mirada en —¿Es su nieta, su hija, su esposa…?
la pared para concentrarse. —No, es una chica.
El pecho se inflamó y poco a poco fue —¿Cómo dijo que se llama?
regresando a la normalidad. —Ricardo.
—¿Cómo es el dolor? —No usted, ella.
—Como si tuviera algo clavado. —¡Ah!, perdón: María— volvió a suspi-
Preocupado, el doctor pasó sus dedos rar.
por la zona. —¿Es muy joven?
—¿Duele si hago esto? —No lo sé; sólo sé que le llevo varios
—No. años.
—Lo presionaré un poco y me dice si —¿Le gusta?
duele- sujetó su espalda y presionó el —Pues… no lo sé— se sonrojó.
pecho. —Sea sincero.
—No; el dolor es el mismo. —Sí, a decir verdad, sí me gusta.
Resignado, regresó a su asiento pensa- —Seguramente no se lo ha dicho.
tivo. —¿Cómo cree? Un viejo rabo verde co-
—Ya se puede abrochar su camisa. mo yo, con ese tipo de declaraciones…
Cuénteme ¿Cuál es su rutina diaria? ¿Qué pensará de mí?
—Me levanto, desayuno, salgo al par- —Ya sé lo que usted tiene.
que, regreso, como, tomo una siesta, —¿Se puede curar?
ceno, leo y duermo— con destreza, unía —Sí, sólo hay dos maneras de saberlo
la tela con los botones. —¿Cómo?

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Antilha
Demasiado tarde
CESUA

—Mañana, cuando vaya al parque, le señales del anciano.


dirá a esa mujer que le gusta. —Señorita— llamó a una enfermera. —
—No puedo, definitivamente no puedo. ¿Sabe algo de don Ricardo?
—Entonces ese dolor le va a durar toda —Es el viejito que vino con usted el lu-
la vida. nes ¿cierto?
—¿Por qué? —Sí, precisamente él.
—Lo que usted tiene, es el corazón roto. —Murió el mismo día que salió de su
—Pero…— agachó la mirada. —¿Y si consulta.
me rechaza? Enmudecido, y tal vez sin aliento, el doc-
—Esa es la segunda manera para averi- tor regresó cabizbajo a su escritorio.
guarlo.
—Está bien. Mañana, cuando vaya al
parque, le diré que estoy enamorado de
ella.
—Después de que lo haga, viene a ver-
me para que me cuente cómo le fue.
—Muy bien, así lo haré.
Se despidieron con un fuerte abrazo; el
anciano salió con una sonrisa en el ros-
tro que contagió al médico.
Al día siguiente, el señor de edad avan-
zada no apareció en el consultorio; el
doctor pensó que todo había resultado
bien y estaba en una especie de cita, tal
vez mañana iría a contarle todo lo suce-
dido. Sin embargo, pasaron dos días sin

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Antilha CESUA
LA REPRESENTACIÓN DE GUAXTEPEQUE EN LA
RELACIÓN GEOGRÁFICA DEL SIGLO XVI

América Malbrán Porto1

Artículo recibido 29/07/2022

Resumen Abstract
Como parte de la Colección Latinoamericana As part of the Nettie Lee Benson Latin Amer-
Nettie Lee Benson, de la Universidad de Te- ican Collection, from the University of Texas
xas en Austin, se encuentra un mapa del at Austin, there is a map of the Marquesado
Marquesado del Valle, fechado el 24 de sep- del Valle, dated September 24, 1580. This
tiembre de 1580. Esta pintura, que combina painting, which combines Mesoamerican and
elementos estilísticos mesoamericanos y European stylistic elements, corresponds to
europeos, corresponde a la actual región de the current Oaxaca region. The article pro-
Oaxtepec. Este artículo proporciona un bre- vides a brief overview of the collection and
ve panorama sobre la colección y presenta presents an iconographic breakdown of the
un desglose iconográfico del mapa. map.

Palabras clave: Colonia, tlacuilos, geogra- Keywords: Colonial Mexico, tlacuilos, geog-
fía, Nueva España raphy, New Spain

1 Arqueóloga investigadora del Centro INAH Chihuahua

Antilha 11 (31) 2022:83-110

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Antilha CESUA
Malbrán Porto

La Colección Latinoamericana Nettie departamento de historia (Castañeda,


Lee Benson 1940: 116). El Dr. Hackett, al enterarse
La Colección Latinoamericana Nettie de que la biblioteca del gran historiador
Lee Benson forma parte del sistema de y bibliófilo mexicano, Genaro García,
Bibliotecas de la Universidad de Texas. estaba a la venta, visitó a su viuda y se
Este es, sin duda, uno de los acervos puso en contacto con la Universidad de
más importantes en cuanto a documen- Texas para adquirir dicho acervo.
tos mexicanos y latinoamericanos a los Antes de que transcurriera un mes, des-
que puede acceder un estudioso de es- de este primer encuentro, el Sr. E. W.
tas culturas. El fondo documental está Winkler, bibliotecario de la Universidad,
compuesto por más de 970.000 libros, ya estaba en la Ciudad de México, ha-
19.000 mapas, 93.500 fotografías, 4.000 ciendo el inventario y la tasación de la
pies lineales de manuscritos, 11.500 fo- colección. Tras lo cual se acordó el pre-
lletos y 50.000 artículos en otros forma- cio y la familia de Genaro García se
tos multimedia, entre otros (University of comprometió a entregar la biblioteca en
Texas Libraries, 2020), abarcando Amé- Texas; a finales de junio de 1921, la Co-
rica Central, América del Sur, el Caribe y lección Genaro García estaba ya en la
la cultura hispana en Estados Unidos. Universidad (Ibid.: 117).
El acervo nació en diciembre de 1920 La adquisición de la Biblioteca Genaro
(Cf Castañeda, 1940), cuando Texas en- García se convirtió en el núcleo de la
vió una delegación especial a la toma de Colección Latinoamericana, que incluye,
posesión del presidente Álvaro Obregón. como ya se dijo, no sólo a México sino a
Entre las personalidades que viajaron a todos los países de Hispanoamérica e
México se encontraban Luther Stark y J. inclusive Filipinas (ídem).
A. Kemp, miembros de la Junta de Re- En su estudio sobre esta colección Car-
gentes, y el Dr. Charles W. Hackett, del los Castañeda menciona que en 1931

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La representación de Guaxtepeque en la Relación Geográfica del siglo XVI

un tal Michael M. Russel cía Icazbalceta, quien a lo largo de su


…envió un baúl lleno de papeles a la vida «acumuló la mejor y más extensa
Universidad de Texas con sus salu- colección de estampas mexicanas y do-
dos. Expresó que en su opinión ellos cumentos originales del siglo XVI. Algu-
deberían estar en la Biblioteca Gar- nas de estas últimas las publicó en sus
cía. Grande fue la sorpresa al abrir diversas series de Documentos para la
las cajas -cubiertas con sellos extran- Historia de México» (Ídem).
jeros– y encontrar que contenían cer- Por azares del destino la biblioteca de
ca de ocho mil páginas de documen- Icazbalceta, a la muerte de este, se re-
tos y notas, algunos originales, otros partió entre bibliófilos amigos y terminó
mecanografiados o copias manuscri- reuniéndose una gran cantidad de volú-
tas, relativas a la Guerra de México, menes en Los Ángeles, California, hasta
realizadas por el distinguido historia- que se decidió su venta. Igual que con la
dor Justin H. Smith. Aquí estaban las biblioteca de Genaro García, la Universi-
fuentes recopiladas diligentemente dad de Texas supo de la venta y fue así
en los archivos de España, Francia, que se obtuvo un listado de los volúme-
Inglaterra, Estados Unidos y México nes, mismo que «incluía casi todos los
durante toda una vida (Ibid.: 118). manuscritos enlistados por el propio
García Icazbalceta en su catálogo priva-
Como es de imaginar, los documentos do, impreso por Federico Gomes de
de Justin H. Smith tienen un particular Orosco en 1927» (Ibid.: 119).
interés para Texas debido a su estrecha Nuevamente se envió una comitiva para
relación con la Guerra Mexicana. hacer un examen de los libros y docu-
La Colección Latinoamericana también mentos, conformado por el Dr. K. H. Ay-
alberga la que fue la biblioteca del reco- nes Worth, el Dr. Charles W. Hackett, y
nocido bibliófilo mexicano Joaquín Gar- el Dr. Carlos Castañeda, quien relata:

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Malbrán Porto

Nada se puede comparar con la De manera similar llegaron otras biblio-


emoción experimentada al contem- tecas a la Colección Latinoamericana:
plar en el espacio de tres horas la en 1938 la colección W. B. Stephens
Dotrina de Zumarraga de 1544, la con 1.300 artículos impresos y 20.000
Doctrina de Gante de 1553, el Re- páginas de manuscritos sobre México y
cognitio Sumularum de Alonso de la el suroeste de España; en 1939, la bi-
Veracruz del mismo año, su Physica blioteca Manuel Gondra, ex presidente
Speculatio de 1557, las Provisiones, de Paraguay, conformada por 9.000 im-
cédulas e insrucciones de 1563, los presos, 20.000 páginas manuscritas y
Dialogii de Cervantes de Salazar de 270 mapas sobre el Paraguay en parti-
1554, las Constituciones del arzo- cular y sus vecinos en general; también
bispo de México de 1560, y más de en 1939, la biblioteca Diego Muñoz de
dos veintenas de tesoros bibliográfi- 1.010 títulos sobre la cultura de los paí-
cos similares […] al día siguiente ses de la costa pacífica de América del
vimos una carta original de Cortés, Sur, incluyendo un archivo casi comple-
un memorial escrito por Bartolomé to de la obra del gran bibliógrafo chileno
de las Casas de su puño y letra, el José Toribio Medina; en 1941, la biblio-
manuscrito original de la Historia teca Alejandro Prieto de archivos com-
eclesiástica indiana de Mendieta, pletos y parciales de treinta y un periódi-
una parte de la Residencia del Vi- cos mexicanos antiguos, más de 3,000
rrey Antonio de Mendoza, una carta páginas de manuscritos y una gran can-
de Gerónimo López, y cientos de tidad de libros sobre Tamaulipas; en
otros invaluables manuscritos origi- 1943, los papeles de la familia Sánchez
nales del siglo XVI (Ídem). Navarro con unas 75,000 páginas que
contenían mucha información socioeco-
nómica de los Estados del norte de Mé-

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La representación de Guaxtepeque en la Relación Geográfica del siglo XVI

xico; y también en 1943, los manuscritos de 1830 a 1960) de la compañía minera


de Hernández y Dávalos de unas St. John d'el Rey. La firma operaba mi-
110,000 páginas que cubren el período nas de oro y mineral de hierro en Brasil;
de la historia mexicana desde 1760 has- Los fondos de la biblioteca incluyen una
ta 1824 y más allá. En 1961 se sumó a colección completa de los informes
este fondo la biblioteca gaucha de Pedro anuales de la empresa desde 1830, re-
Martínez Reales de 1.500 libros, folletos gistros demográficos, fotografías, infor-
y artículos sobre la literatura gauchesca mes geológicos y mineros, correspon-
argentina y más de 300 ediciones del dencia, títulos de propiedad y registros
poema épico del siglo XIX, Martín Fierro, de empleados (Ídem).
de José Hernández; en 1963, se adqui- A las bibliotecas anteriores se suman
rió la biblioteca de Arturo Taracena Flo- otros documentos como los de George I.
res con 10,000 libros y folletos, así como Sánchez, Julián Samora, Carlos Casta-
numerosas publicaciones periódicas, re- ñeda, los diarios de Catarino E. Garza,
cortes de periódicos y mapas sobre los las grabaciones de Carlos Villalongín,
siglos XIX y XX de Guatemala y otros los documentos de José Ángel Gutiérrez
países centroamericanos. Al año si- y las grabaciones de la Asociación Na-
guiente, se recibió la biblioteca Simón cional de Estudios Chicanos. Así mismo
Lucuix de 26.000 volúmenes sobre Uru- la colección Benson también alberga los
guay y la zona del Río de la Plata registros de la League of United Latin
(Texas State Historical Association, American Citizens (Liga de Ciudadanos
1995). Latinoamericanos Unidos), la asociación
La colección siguió acrecentándose y en política latina más antigua y de mayor
1975, se agregaron más de un millón de actividad en Estados Unidos y la primera
páginas manuscritas cuando se recibie- organización nacional de derechos civi-
ron los registros comerciales (que datan les de los mexicano-americanos (Ídem).

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Actualmente la colección lleva el nombre Las Relaciones Geográficas


de la Dra. Nettie Lee Benson, para hon- La pintura que abordamos se incluyó en
rar la memoria de la que fuera su direc- las llamadas Relaciones Geográficas de
tora desde el año 1942 hasta 1975 en Indias2 y, probablemente, se encontraba
que se retiró, y está clasificada en tres agrupado en la que se ha denominado
grandes rubros: «Relación de las cuatro villas» (Cf. Acu-
1. Materiales actualizados sobre ña,1985: 179-223).
América Latina. Estas Relaciones surgieron por iniciativa
2. Programa Bibliográfico Mexicoa- de Felipe II, quien deseaba tener un
mericano (Mexican American Li- «conocimiento profundo de sus domi-
brary Program, MALP). nios, con el fin de administrarlos de la
3. Sección de Libros Raros y Manus- mejor manera y de sacar el mayor pro-
critos. vecho posible de ellos» (De la Garza,
1983: XI); es así que se conformaron a
Este último se compone de dos grupos partir de los cuestionarios realizados por
generales: los fondos latinoamericanos y Juan de Ovando y Godoy, visitador ge-
los fondos mexicoamericanos. neral del Consejo de Indias (Manso Por-
Es probable que el mapa que nos ocupa to, 2012:24).
provenga del fondo García Icazbalceta.
Se trata de un mapa del Marquesado del
valle, fechado en septiembre 24 de
1580, que formó parte de las Relaciones
Geográficas.
2 Para mayor información sobre el origen de
estas Relaciones se encuentran los trabajos de
Marcos Jiménez de la Espada (1881) y De la
Garza (Coord.) (1983), a los que remitimos al
lector.

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En 1569, Ovando redacta una primera manda se envie la descripción de to-


Memoria o interrogatorio que se envió a dos los lugares de indios que hay en
los oficiales reales en las Indias, esto el distrito; 16, de los indios que hay
con la intención, como ya se dijo, de te- tributarios y los que no tributan y por
ner un mayor conocimiento de los territo- qué razón; 17, que se dé relación de
rios que abarcaba la Corona española. todos los repartimientos de indios del
Dicho cuestionario «constaba de 37 pre- distrito, y en qué personas están en-
guntas sobre descubrimientos, navega- comendados, etc.; 20, del señorío
ción, descripción de provincias, localiza- que tienen los señores indios sobre
ción de pueblos, etc.» (Ídem). En rela- sus indios y haciendas, y el tributo
ción a este primer cuestionario Jiménez que pagan; 21, de todo lo realengo
de la Espada nos refiere que: que
constaba de 37 capítulos, entre los hay en la provincia, é puertos de mar,
cuales: el 6, sobre entradas y descu- é pesquerías, etc.; 22, de la descrip-
brimientos; 7, sobre navegación; 12, ción de los puertos de mar y ríos que
de la descripción de la tierra de toda caen en la provincia, y de dónde se
la provincia que cae en el distrito, y navega para ellos, etc.; 24, de las mi-
en qué provincias y regiones se divi- nas y mineros de oro, plata y piedras
de, y de su longitud y latitud, etc.; 13, y otros metales que haya en el terri-
de la relación de todos los pueblos torio, y de cómo se labran y pueden
de españoles que caen en la provin- labrar, etc.; 28, de la descripción de
cia, y quién los pobló, etc.; 14, de las todos los caminos frecuentados y
provincias de indios que caen en el que se pueden frecuentar, etc.; 29,
distrito, y caciques y señores princi- de todas las fuerzas, y fortalezas y
pales que en ellas hay; 15, en que se artillería, etc., que hay en el reino; 30,

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de las tierras de labor, pastos, de de Velasco quien, el 20 de octubre de


propios y realengos, etc. (Jiménez de 1571, había sido nombrado Cronista y
la Espada, 1881: LXIV-LXV). Cosmógrafo Mayor de Indias (Consejo
de Indias, 1571); en 1574, terminó su
Al parecer, el cuestionario no tuvo el obra Geografía y descripción universal
efecto deseado y en 1571 Ovando re- de las Indias (1894), relacionada con
dactó otro más completo conformado este cargo. Más tarde, en 1577, se le se
por 200 preguntas, mismo que estaba ofreció una buena suma por elaborar un
dirigido a las autoridades civiles y ecle- Libro de Geografía de las Islas y provin-
siásticas de las Indias. Sus respuestas cias de las Indias, para el cual redacta
sirvieron para formar las Relaciones en sus Instrucciones para la observación de
el Consejo de Indias; sin embargo, no los eclipses de luna (Consejo de Indias,
fue contestado de forma masiva (Manso 1577), y preparó un nuevo cuestionario
Porto, óp. cit.:24; Delgado López, apoyándose en los anteriores; este,
2010:99; De la Garza,1983). constaba de 50 preguntas aplicables a
Los intentos por registrar los dominios todas las posesiones españolas en el
del Imperio continuaron, y es así como mundo (Manso Porto, óp. cit.:24; De la
el Rey firma, el 3 de julio de 1573, el Garza, óp. cit.: XIV-XV).
nuevo cuestionario de las Ordenanzas El nuevo cuestionario fue el definitivo y
para la formación del Libro de las Des- se decidió que sería impreso en cada
cripciones de Indias, mismo que consta- una de las colonias y no en España co-
ba de 135 preguntas que se basaban en mo los primeros, esto con el fin de facili-
el cuestionario de Ovando (Manso Porto, tar su distribución; además, iba acompa-
óp. cit.:24). ñado de la denominada Instrucción y
Tras la muerte de Ovando, en 1575, su Memoria (Juan López de Velasco, 1577;
trabajo fue continuado por Juan López Acuña, 1984:19-25) (Fig.1), que no era

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otra cosa que las instrucciones que ex-


plicaban «cómo debían ser respondidas
las preguntas y estipulaba la elaboración
de pinturas o mapas de la región» (De la
Garza, óp. cit.: XV). El nuevo cuestiona-
rio fue enviado por Real Cédula «a los
Virreyes de México y de Perú, quienes lo
hicieron llegar, por medio de las diversas
instancias de gobierno, a todas las pro-
vincias y poblados para ser respondido
con un conocimiento sólido de la re-
gión» (Ídem).
El interrogatorio cumplió su cometido y
las Relaciones comenzaron a enviarse a
España de forma paulatina.
Las primeras en llegar al Consejo
parecen haber sido las de Santa
Marta y Venezuela, entre 1577 y
1578. En 1579 y 1580 se recibió la
mayoría de las de Nueva España; en
Fig. 1. Primera página de la Instrucción y
1582 las de Quito; en 1584 las del
Memoria. Tomado de Juan López de
Nuevo Reino de Granada y Tierra Velasco, 1577.
Firme, y en 1586 casi todas las de
Perú. Existe un inventario del 21 de
noviembre de 1583, firmado por
Juan López de Velasco, donde se

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constata la existencia en el Archivo que tengo para la descripción de las In-


3
de 103 Relaciones y mapas (Ídem). dias», es decir, se encontraba en su co-
lección particular, la cual registró con el
Con ellas llegó la «Relación de las cua- número «103. De Yautepeque.
tro villas», que comprende las villas del 1580» (Baudot, 1968:234).
Marquesado del Valle localizadas en lo El actual título de «Relación de las cua-
que hoy es el Estado de Morelos: Te- tro villas» es, en realidad, reciente, pues
puztlan (Tepoztlan), Huaxtepec, Aca- fue asignado por René Acuña quien las
pistla (Yecapixtla) y Yauhtepec. reunió en su compilación de las Relacio-
Desgraciadamente, la Relación Geográ- nes Geográficas del siglo XVI, y a este
fica «de las Cuatro Villas, ha llegado in- respecto menciona que:
completa hasta nuestros días, primero Se presentan, en esta obra, confor-
porque la pintura de Tepuztlan se ha ex- me al orden cronológico en que fue-
traviado y, segundo, porque la relación ron escritas. Como el lector podrá
de Yauhtepec ha corrido la misma suer- observar por sí mismo, las tres des-
te» (Acuña, 1985:179). criben una misma circunscripción
Se desconoce en qué momento dicha geográfico-política, y en las tres inter-
Relación se separó del grupo de las vienen, como ejecutores de las órde-
Cuatro Villas y cuándo se extravió. Sin nes reales, los mismos funcionarios:
embargo, hacia 1625, León Pinelo la in- Juan Gutiérrez de Liébana, alcalde
cluye en su «Memoria de los papeles mayor; Francisco de Perales, intér-
prete, y Hernán García Ruiz, escri-
bano (Acuña, 1985:179).

3 De acuerdo con de la Garza, este inventario


se encuentra en el Archivo General de Indias, Tras su separación cada uno de los ma-
Patronato Real, leg. 171, doc. 1, ramo 16, fols.
11-14 v.

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nuscritos de dichas relaciones se disper- cia JGI, XXIII-8, mapa N°11; y el que
só. Como hemos visto, el manuscrito de nos ocupa, de Huaxtepec, conformado
Yautepeque, que resguardaba León Pi- por catorce planas e identificado como
nelo, está extraviado; la Relación de Te- JGI,XXIV-3, mapa N°10 (Ibid.:179-180).
puztlan, que consta de once planas, se La Relación de Guaxtepeque indica en
encuentra en el Archivo General de In- la parte superior, al margen izquierdo,
dias, en Sevilla; mientras que los ma- en el folio 1r, «La villa de Guaxtepeque y
nuscritos que conforman las otras dos sus estancias, con la pintura» (Fig.2), y
relaciones se localizan en la Colección ha sido fechada para el 24 de septiem-
Latinoamericana Nettie Lee Benson de bre de 1580 por «Juan Gutiérrez de Lié-
la Universidad de Texas, ambos con sus bana, alcalde mayor de Las Cuatro Vi-
respectivas pinturas: el de Acapistla, de llas del dicho Marquesado, y corregidor
diez planas, identificado con la referen-

Fig. 2. Detalle del folio 1r de la villa de Guaxtepeque, tomado de


Gutiérrez de Liébana, 1580.

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del pueblo de Ocuituco y su jurisdic- alrededor del cual se dispuso otra serie
ción» (Ibid.:196). de edificios importantes del mismo pue-
blo, aunque se los trazó con dimensio-
El mapa de Oaxtepec nes menores (Fig.3).
La pintura que acompaña a la Relación También se aprecia la geografía propia
mide 85 X 62 cm, resaltando el uso de de la región, como los ríos y borbollones
colores entre los que destacan los rojos, u ojos de agua que tanta fama han dado
rosas y verdes. En ella, se combinan al lugar como balneario. Las corrientes
elementos estilísticos tanto mesoameri- de agua se realizaron a la manera indí-
canos como europeos, lo que nos habla gena con ondulaciones y remolinos,
del momento temprano de su elabora- dando la idea de movimiento.
ción. Se han representado gran cantidad de
Es notoria la ausencia de un horizonte y árboles (Fig.4) y las características pe-
perspectiva, por lo que el tlacuilo o dibu- ñas de las montañas que conforman el
jante jugó con las dimensiones y propor- paisaje de esta zona de Morelos.
ciones de los lugares señalados, para El borbollón de mayores dimensiones se
así poder jerarquizar la importancia de encuentra dentro de un espacio cerrado,
cada uno. Es así, que la Villa de Guaxte- iluminado en color rosa y almenado, del
pec, que abarca la parte central de la que surge el cauce del río. En la parte
pintura, se representa de mayor tamaño inferior se lee «ojo de agua del tianguez
que el resto de los pueblos que han sido grande». El ojo de agua está rodeado de
señalados con sus respectivas iglesias, árboles, algunos de los cuales surgen
todas ellas con una espadaña a manera del mismo borbollón; probablemente,
de campanario. éste pudiera corresponder al actual bal-
En el mapa sobresale el convento de neario El Bosque en Oaxtepec (Fig.5).
Oaxtepec, sin duda el de mayor tamaño,

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Fig.3. Mapa de la relación de la Villa de Guaxtepeque, 1580.


Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

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Fig. 4. Detalle del paisaje, árboles frutales y ríos en el mapa de la Relación de la


Villa de Guaxtepeque, 1580.
Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

Fig.5. En la parte superior se representa un borbollón de agua, que se encuentra dentro de


una espacio cerrado y almenado desde donde sale el cauce del río, se lee “ojo de agua del
tianguez grande”. La escena está rodeada de árboles, tomado de Biblioteca Digital Mexicana
A.C. Abajo, vegetación en el balneario El Bosque, foto. América Malbrán 2013.

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Llama la atención, en la parte central, la Domina la escena el monasterio de Oax-


presencia del glifo del altepetl de Guax- tepec, cuya advocación es la de Santo
tepec, representado por el característico Domingo de Guzmán, mismo que ha si-
cerro en el que se han dispuesto los ar- do ilustrado con espadaña y campana-
bustos de guajes. El glifo está rodeado rio, cada uno con su respectiva campa-
de un muro almenado que se representó na (Fig.7). El edificio se representa en
abatido hacia sus costados, y de él sa- altura y se ha dispuesto una escalinata,
len los caminos que conectan a la cabe- como efectivamente la tiene hasta la ac-
cera con sus pueblos sujetos. En la par- tualidad. La fachada es sumamente sen-
te superior, se colocó una glosa en la cilla, de un solo cuerpo, con la decora-
que se lee «La villa de Guaxte- ción característica de la época, a mane-
pec» (Fig.6). ra de sillares con líneas rojas (Fig.8),

Fig.6. Detalle del glifo toponímico de Oaxtepec, en el que destacan los guajes,
tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

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Fig.7. Monasterio de Oaxtepec en la parte central de la pintura. Detalle tomado de


Biblioteca Digital Mexicana A.C.

Fig. 8. Fachada del monasterio de Oaxtepec, se observan los escalones de acceso


y los sillares delineados en rojo. Detalle tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

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similar a otros monasterios de la región los rosetones europeos (Fig.10), en fo-


como los de Totolapan, Yecapixtla o Tla- tos más antiguas, podemos apreciar que
yacapan (Fig.9). solo tenía una ventana coral sin ningún
En la fachada se observa un rosetón o tipo de decoración, sobre la que se dis-
ventana coral sobre la estrecha puerta puso un rectángulo a manera de horna-
de acceso, elemento que llama la aten- cina o templete donde probablemente
ción ya que, si bien, al visitar en la ac- debía ir la representación del santo pa-
tualidad el edificio, el viajero puede ob- trono o de algún pasaje relacionado con
servar que efectivamente existe un vitral, la advocación del templo (Fig. 11). No
ubicado sobre la ventana coral, la cual se incorporó en la pintura, pero se con-
también tiene un vitral, ambos emulando serva hasta nuestros días, el caracterís-

Fig.9. Convento de Totolapan, en la fachada se observa la decoración a manera


de sillares, con líneas verticales y horizontales, en este caso en color blanco, in-
tercaladas por escudos de la orden. Foto: América Malbrán Porto, 2014.
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Fig. 10. Fachada del monasterio de Oaxte- Fig. 11. Fachada del monasterio de Oaxte-
pec. Se aprecian ambos vitrales, el de ma- pec, se observan las diferencias entre la
yor tamaño, a manera de rosetón, y el de la pintura y la fachada actual. Podemos ver la
ventana coral. ventana coral sin ningún tipo de decoración,
Foto: América Malbrán Porto, 2014. sobre la que se dispuso un rectángulo a
manera de hornacina o templete, donde
probablemente debía ir la representación
del santo o de algún pasaje relacionado con
la advocación del templo.
Foto tomada de Kubler, 1990:278.

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tico alfiz que enmarca la puerta principal plausible. De cualquier forma, las fa-
que, a diferencia de la del mapa, es de chadas de Oaxtepec tienen aparien-
doble hoja, tachonada de clavos. cia provisional, tanto las del muro es-
De acuerdo con Kubler, esta fachada te como las del norte… (Kubler,
bien pudo ser provisional; sin embargo, 1990: 288).
nunca fue sustituida. Sobre este punto
refiere: Resalta en el dibujo la presencia de un
Hay ejemplos en que la fachada origi- remate triangular almenado, similar al de
nal parece no haber sido nunca re- otros monasterios de la región de More-
emplazada por las pretendidas for- los, como el de Yecapixtla (Fig. 12). En
mas de composición más elaborada. la pintura de Oaxtepec, la imagen se
Este es el caso de Oaxtepec, cuyos asemeja más a un frontón ya que la for-
cimientos se trazaron en 1561. La ma triangular está bien demarcada; en
sencilla fachada de este templo, con el interior, se dibujó un querubín, que no
detalles de gran acabado en la planta podemos saber si realmente existía
y bóveda, puede tener dos interpreta- cuando fue realizado el mapa ya que no
ciones: a) El templo se concluyó, pe- queda ningún tipo de pintura mural en la
ro la fachada quedó pintada o en un fachada.
estado provisional en espera de una Otros de los elementos iconográficos
nueva etapa de construcción; b) La importantes ilustrados en el mapa, que
suspensión de las construcciones corresponden a Oaxtepec son el Tian-
suntuosas de los mendicantes (1560- guis de la Villa Nueva dispuesto en una
1580) hizo imposible que se levanta- plaza, al centro de la cual se encuentra
ran fachadas ricamente decoradas, la horca (Fig.13). En la parte inferior,
adecuadas a las exigencias del inte- destacan dos edificios que sobreviven
rior. Esta interpretación resulta más hasta nuestros días, sobre la carretera

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Fig. 12. Izquierda, detalle del mapa de Oaxtepec en el que se observa un querubín dentro
de un frontón. Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C. Derecha iglesia de Yecapixtla
con el remate triangular almenado. En ambas, se puede apreciar y comparar la ventana
coral que asemeja un rosetón. Foto: América Malbrán Porto, 2013.

Fig. 13. Plaza del «tianguis de la Villa, Nuevo» en la que se encuentra la horca.
Tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

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Oaxtepec-Xochimilco; el primero, es la La segunda construcción, que se en-


Casa de la Justicia que, como se apre- cuentra sobre el mismo camino, es el
cia, es de piedra y se ubicaba sobre el Hospital de Españoles o de la Santa
«camino de esta villa para la de Aca- Cruz de Cristo (Fig.15), fundado en
pixtla del Marquesado» (Fig.14); este 1569 por los Hermanos de la Caridad, o
edificio, a pesar de haber sufrido cam- Hipólitos, bajo la dirección de Fray Do-
bios a lo largo del tiempo, permite ver mingo de Ibarra (Muriel, 1990: 212). So-
todavía elementos de la fábrica original. bre la fundación y ubicación nos refiere:
A esta fundación de Oaxtepec vinie-
ren en nombre de Bernardino Alva-
rez, los Hermanos de su Hospital el
Padre Domingo mingo de Ibarra,
Presbytero, y Hernando López, y ac-
ceptaron una donacion, que los Prin-
cipales de la dicha Villa de Oaxtepec
hicieron de un buen pedazo de tierra
de sesenta brazas en largo, y treinta
en ancho, en la calle que va de la
plaza (y tiánguez, ó mercado) á La
Villa de Yauhtepec, cerca del Mo-
nasterio de Santo Domingo la calle
enmedio. Esta donacion hecha por
amor de Dios Nuestro Señor por el
Fig.14. Casa de la Justicia, sobre la carrete- Governador, Alcaldes, y Principales
ra Oaxtepec-Xochimilco. Superior tomado
del Pueblo, se aceptó por la parte de
de Biblioteca Digital Mexicana A.C. Inferior
foto: América Malbrán, 2015. Bernardino Alvarez, y le otorgó Es-

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Fig.15. Detalle en el que se observa el Hospital de la Santa Cruz, en la parte


superior, tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C. Mientras que, en la par-
te inferior, vemos el estado de conservación del Hospital de Españoles en la
actualidad, foto. América Malbrán, 2015.
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La representación de Guaxtepeque en la Relación Geográfica del siglo XVI

criptura á veinte días del mes de Ju- Álvarez, que asimismo fundó otro
lio de mil quinientos sesenta, y nue- hospital para convalecientes en la
ve años, ante Gaspar de Peralta, ciudad de México (Acuña, 1985:211-
Theniente de la dicha Villa, y de su 212).
Escribano Bartholome de Alaras.
Empezóse luego la Fabrica (que es Fue este uno de los primeros hospitales
una cosa grande) por los dichos Her- de la América española, y al que, por su
manos. La dicha donación hecha á fama, acudían enfermos desde lejanas
Bernardino Alvarez por el amor de tierras como Guatemala e, inclusive, el
Dios, y para el socorro, y cura de sus virreinato del Perú.
pobres la revalidó la dicha Villa su En el mapa, el Hospital está representa-
Governador, y Principales (Díaz de do como una iglesia más, con un gran
Arce, 1762: 248-249). acceso lateral y una espadaña con su
campana, sobre la que se observa la
Sobre el hospital, Gutiérrez de Liévana, cruz. En la parte inferior de lo que pare-
en su Relación de Oaxtepec, refiere: ce ser una plataforma o basamento, se
Dicen que en esta villa se ha funda- lee: «Hospital de españoles».
do un hospital de españoles, donde Junto al hospital y probablemente en el
está hecha una sala muy buena, y se mismo espacio en que se encontraba el
va acabando otra en diferentes pie- jardín botánico de Moctezuma II, se lo-
zas y atajos para sudores y otras en- calizaba el famoso jardín botánico don-
fermedades. Llámase Hospital de de se cultivaban las plantas para hacer
Convalecientes, y se intituló de la los medicamentos y ungüentos necesa-
Cruz. Halo fundado, con licencia del rios en el Hospital.
señor visorrey Don Martín Enríquez, Este jardín ha sido representado en la
un buen viejo que llaman Bernaldino parte inferior derecha del mapa con una

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barda perimetral, también de color rosa, Alrededor de la cabecera de Oaxtepec


y con una puerta de acceso; al interior, se han dispuesto las siete estancias su-
se observan cuatro arboles floridos y fru- jetas, cada una de ellas con su respecti-
tales. En él, desemboca un río o ace- va glosa, y se las ha identificado con
quia. En la glosa, se lee: «Una huerta de iglesias, con su espadaña y campana,
suchinacaxtles», que se refiere al xochi- resaltando la construcción en piedra de
nacaztli (Cymbopetalum penduliflorum), color rosa. Estas estancias son: Te-
utilizada en época prehispánica para teltzingo, en la parte superior izquierda y
perfumar el chocolate. Sobre este árbol, ubicada frente a una peña (Fig.16);
Francisco Javier Clavijero menciona: mientras que del lado derecho se han
El xochinacaztli es un árbol que tiene dispuesto tres estancias, de arriba hacia
las hojas largas y estrechas, y de un abajo se encuentran: Tetzuac, Tzacapal-
verde oscuro. La flor consta de seis co e Izcatepec; debajo de esta, aparece
pétalos, color de púrpura en su inte- Chinameca, famosa por ser donde ase-
rior, verdes por de fuera, y suave- sinaran a Emiliano Zapata; le siguen Co-
mente olorosos. De su figura, seme- coyoc, atravesada por un cauce de
jante á una oreja, proviene el nombre agua; y por último Ayaqualco. Una de
mexicano, y el de orejuela que le dan las glosas en el camino frente a estas
los españoles. El fruto es anguloso, dos estancias aclara «camino de esta
color de sangre, y viene dentro de villa para las amilpas y las demás estan-
una vaina de seis pulgadas de largo, cias subjetas a ella» (Fig.17).
y de un dedo de grueso. Es árbol Como hemos podido ver, este mapa del
propio de los países calientes. La flor siglo XVI permite observar la primitiva
era muy apreciada por los Mexica- disposición de la población de Oaxte-
nos, y nunca faltaba en sus merca- pec, que no guarda relación absoluta
dos (Clavigero, 1844:255). con el tan mencionado «damero» his-

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La representación de Guaxtepeque en la Relación Geográfica del siglo XVI

Fig. 16. Estancia de Tetelcingo, detalle


tomado de Biblioteca Digital Mexicana A.C.

Fig. 17. Estancias sujetas a la villa de Oaxte-


pec, rodeadas del característico paisaje de pe-
ñas, detalle tomado de Biblioteca Digital Mexi-
cana A.C.

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pano. Aquí, los edificios se fueron dispo- documento/tres-mapas-relaciones-


geograficas-morelos, consultado en Abril
niendo de acuerdo al terreno y geografía de 2017.
del área y a la accesibilidad al agua, tan Castañeda, Carlos E.
1940 «The Human Side of a Great Collection»
abundante en la región. No deja de sor- en Books Abroad, Vol. 14, N° 2, Spring,
prender la definición de color que con- Board of Regents of the University of
Oklahoma, Oklahoma, pp.116-12.
serva la pintura y la disposición del pai-
Clavigero, Francisco Javier
saje, que ha intentado acercarse a la 1844 Historia Antigua de México y su conquis-
ta, Sacada de los mejores historiadores
realidad geográfica del área. españoles, y de los manuscritos y pintu-
ras antiguas de los indios, Imprenta de la
calle de Palma, México.
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México. te,426, L.25, F.126R-127V

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México. Tomo Primero. Vol. 6. Etnohisto- Real Cédula a Martín Enríquez, virrey de
ria. Serie Antropológica N°63, Instituto Nueva España y presidente de la Au-
de Investigaciones Antropológicas, Uni- diencia de México, mandándole que ha-
versidad Autónoma de México, México. ga observar en dicha ciudad según las
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Baudot, Georges y cronista mayor de In-
1968 «La memoria de Antonio de León Pinelo: dias, Juan López de Velasco, que se le
unos títulos de historiografía mexicana» envían, los eclipses lunares que se pro-
en Historia Mexicana, Vol. 18, N°2, octu- ducirán las noches del jueves 26 de sep-
bre-diciembre, Centro de Estudios Histó- tiembre de 1577 y del lunes 15 de sep-
ricos, El Colegio de México, México, pp. tiembre de 1578, y ordene lo mismo a
227-243. los gobernadores, corregidores y alcal-
des mayores de su distrito, y que reúna
Biblioteca Digital Mexicana A. C. dichas observaciones y los remita al
1580 «Mapa de la relación de la Villa de Guax- Consejo de Indias… 25 de mayo de
tepeque», en Tres mapas de las Relacio- 1577, El Escorial, Archivo General de
nes geográficas del actual estado de Indias, Sevilla, Signatura: Indiferen-
Morelos, Benson Latin American Collec- te,427,L.30,F.278R-279R.
tion, disponible en: http://bdmx.mx/

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