Trabajo Contratos Mercantiles Internacionales

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UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA

ESCUELA DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACIÓ N EN DERECHO COMERCIAL Y
FINANCIERO
ASIGNATURA: DERECHO MERCANTIL
INTERNACIONAL

Examen presentado por


Jorge Luis Ducuara Silva.
Daniel reyes
Sebastián

Docente
Dr. Carlos lozano Martínez

PUNTO 1.

¿CONFORME AL ORDENAMIENTO JURÍDICO COLOMBIANO, PUEDEN LAS PARTES TERMINAR O


RESOLVER UN CONTRATO EXTRAJUDICIALMENTE A PARTIR DE LA ESTIPULACIÓN DE UNA
CLÁUSULA RESOLUTORIA?

Para el caso en consulta es nuestro menester indicar que las partes Sociedad brasilera SA, y Sociedad
Colombiana SAS, por autonomía de su voluntad convinieron la celebración del contrato de suministro, el cual
tiene como objeto que la Sociedad Brasilera S.A, suministre en calidad de distribuidor, repuestos automotrices
de marca alemanda a la Sociedad Colombiana SAS, seguidamente las partes acuerdan y reconocen este tipo
de contrato comercial como de carácter internacional y a la luz del reconocimiento del mismo es totalmente
viable por la nacionalidad, domicilio y ejecución de objeto social de las partes.

Seguidamente, aunque mediante clausula excluyen la aplicación de la convención de las naciones unidas
sobre contratos de compraventa y mercaderías como principios o reglas de interpretación, si se define por la
misma autonomía de la voluntad que se seguirán los Principios Latinoamericanos de Derecho de los
Contratos (PLDC), y el contrato se regirá por el derecho privado colombiano.

Ahora bien ya definida la regulación y aplicación de las cláusulas del contrato internacional presente, las
partes mediante clausula resolutoria definen que en caso de incumplimiento de alguna de ellas facultara a la
parte cumplidora del objeto contractual a hacer valedera la cláusula resolutoria que en síntesis permite dar
terminación al contrato de suministro de carácter internacional entre las partes antes descritas
extrajudicialmente, es decir sin la intervención de un juez, pero es posible articular una clausula resolutoria de
esta naturaleza en este contrato en estudio? La respuesta es afirmativa pero antes de esto realizaremos un
barrido general del por qué este tipo de cláusulas resolutorias no son la regla general, sino más bien
parecerían la excepción a la regla:
Empecemos por la regulación del código civil en su artículo 1546 el cual define que en los contratos
bilaterales va envuelta la condición resolutoria en caso de no cumplirse por uno de los contratantes lo
pactado, pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio, o la resolución o el cumplimiento del
contrato con indemnización de perjuicios, aquí evidenciamos que la petición se entiende a juez quien definirá
la resolución del contrato, así como el artículo 871 del código de comercio por el principio de la buena fe en la
celebración de contratos y su eventual cumplimiento, aquí vemos entonces como la generalidad está dada a
que se debe generar la intervención del juez a priori de declarar la resolución del contrato, lo que en opinión
de los suscritos, esa intervención del juez debería ser a posteriori, es decir si el acreedor o deudor incumplido
no está de acuerdo con la ejecución de la cláusula resolutoria de quien presuntamente cumplió con las
obligaciones y objeto contractual.

Dicho esto, nos podríamos remitir como síntesis de nuestra argumentación al artículo 1602 de código civil el
cual profesa que todo contrato legalmente celebrado es ley para las partes, en consecuencia, si no adolece
de algún vicio de consentimiento (art. 1741 C.C y art. 900 C.Co.) por lo cual aquí no podríamos hablar de
alguna nulidad absoluta ni menos relativa, en consecuencia por autonomía de la voluntad la cláusula
resolutoria del contrato en estudio debería ser válida y alegada solo a posteri por medio de aparato judicial.

Ahora bien, si nos remitimos al artículo 973 del código de comercio se vislumbra como para el contrato de
suministro se puede dar la terminación de contrato unilateralmente por la parte afectada del incumplimiento
siempre que se generaran perjuicios graves mermando la confianza en la exactitud de la entrega de los
suministros sucesivos, para lo cual se logra evidenciar que la cláusula resolutoria para el contrato en estudio
goza de plena validez más aun cuando por esa misma autonomía de la voluntad el contrato se regirá bajo el
derecho privado colombiano, vale la pena aclarar que la terminación de contrato unilateral no es definitiva a
su decisión, ya que si la parte a quien le terminan el contrato tiene soportes o medios probatorios que
desestimen dicha terminación por incumplimiento podrá acudir ante la jurisdicción para que se resuelva
declarativamente el mismo, así como se podrá acudir a la jurisdicción para el reconocimiento de perjuicios e
indemnizaciones por incumplimiento, para lo cual las partes si pueden introducir por su autonomía de la
voluntad y siguiendo los lineamientos del derecho privado colombiano la cláusula de resolución de contrato de
la terminación extrajudicial del contrato por incumplimiento.

“(…) Deviene de lo precedente, que par a la viabilidad de la acción de resolución de contrato o, en general,
para su terminación anticipad a o unilateral, se requiere del incumplimiento de uno de los contratantes de las
prestaciones a su cargo, mientras el otro, por su parte, h a observad o lo que l e correspondía o, al menos, ha
procurado su cumplimiento en la forma y tiempo debidos.
Además, precisa que la inobservancia por parte del otro contratante se dé a aquellas que reduce no elimina la
utilidad de la convención, o se concentra n en el objeto principal del contrato, o se trata de un compromiso o
que actualmente no se puede satisfacer, puesto que, si n o hay incumplimiento o del objeto primario y esencia
del convenio, o no se da al traste con el fin práctico de la convención, no es viable s u resolución ni su
terminación. De este modo, con observancia a de las normas, bien del Código Civil o las pautas del Código
de Comercio prevista s par a e l suministro, el incumplimiento que permite la resolución contractual , que
autoriza la alegación de la excepción de contrato no cumplido , y , que viabiliza la terminación unilateral de la
convención, debe ser grave , es decir , un auténtico incumplimiento resolutorio que , de suyo , afecte la
utilidad del contrato o revista una importancia que merme la confianza del otro contratante , dicho e n otros
términos, en rigor jurídico, lo correcto e r a resolver esa parte del conflicto aquí planteado con apoyo en las
normas especiales del Código de Comercio ; pero , debe insistirse , unas y otras llevaban a idéntico resultado
; luego , el yerro denunciado es del todo intrascendente . De otro lado e s claro que apoya r la terminación de
un contrato de suministro o e n u n incumplimiento o leve, no resolutorio, constituiría u n abuso del derecho
(…)” (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL. Magistrado Ponente LUIS ALONSO
RICO PUERTA. Bogotá, D.C., trece (13) de noviembre de dos mil diecinueve (2019). Referencia: -SC4902-
2019).

Por lo anteriormente dicho a consideración del estudio del contrato de suministro antes mencionado si es
viable la inclusión de la cláusula resolutoria para el incumplimiento de forma unilateral por la parte a quien se
le incumple con su obligación, sin embargo, para que en un proceso judicial posterior no se cruce la
autonomía de la voluntad con el abuso del derecho en haber hecho efectiva la cláusula resolutoria la misma
debe cumplir además de las formalidades expuestas anteriormente tanto en tema legal normas de derecho
imperativo como hechos facticos como la demostración del perjuicio grave por incumplimiento aun cuando se
pacte cláusula de exclusividad o no para el suministro, o si el suministro fuera de algún servicio público
esencial, en donde sin autorización del gobierno no se podría parar la prestación, así se generara
incumplimiento articulo 979 y siguientes del Código de comercio, pero son temas que se tratara en otro
espacio académico por temas de tiempo.

PUNTO 2

¿EN EL PRESENTE CASO, ¿DE CONFORMIDAD CON LA CLÁUSULA DEL CONTRATO QUE INTEGRA
LOS PLDC, HAY ARGUMENTOS DE PESO PARA DEFENDER LA VALIDEZ DE LA CLÁUSULA DE
RESOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DEL CONTRATO?

SU COLEGA LE INDICA QUE OCUPA LA POSICIÓN DE ABOGADO IN HOUSE DE LA COMPAÑÍA HACE


POCOS MESES, PERO HA NOTADO QUE EN MUCHOS OTROS CONTRATOS SUSCRITOS CON
ANTERIORIDAD Y ACTUALMENTE VIGENTES DE LA EMPRESA, SE HA INCORPORADO ESA MISMA
CLÁUSULA RESOLUTORIA.

En el presente caso las partes pactaron cláusula de integración a los Principios Latinoamericanos de Derecho
de los Contratos (PLDC) bajo el entendido de que servirán como regla de interpretación principal de la
voluntad de las partes y de las cláusulas del contrato, de modo que para el efecto de interpretar el contrato o
cualquiera de sus cláusulas, acordaron recurrir a los principios antes que a las normas supletivas.

Además, determinaron que el incumplimiento esencial del contrato por cualquiera de las partes, salvo por las
causas que de acuerdo con la ley eximen de responsabilidad, le otorga a la parte cumplida la facultad de darlo
por terminado extrajudicialmente, bastando con comunicar por escrito la decisión a la parte incumplida a la
dirección de correo electrónico estipulada para notificaciones.

Sobre lo particular, se tiene que los Principios Latinoamericanos de los Derechos de los Contratos
corresponden a uno de los instrumentos de derecho uniforme de los derechos de los contratos que refieren a
la propuesta de reformular instituciones jurídico – contractuales tradicionales, con el propósito de
modernizarlas y adaptarlas a la tendencia de la Lex Mercatoria esto es, al conjunto de normas que regula las
actividades y contratos comerciales, sin vincularlas a las disposiciones o limitantes del derecho nacional
(Glitz, 2017).

De tal modo, emplea formas atípicas de creación normativa (soft law) las cuales dependen, para su aplicación
de la voluntad de las partes. De manera que como instrumento de “soft law” pueden ser aplicables, cuando
así lo disponen las partes contratantes en virtud de la autonomía de la voluntad.
De ello que los principios establecen reglas generales, que resultan aplicables a los contratos internos e
internacionales, salvo a los contratos de consumo (Art. 1, PLDC) cuando las partes a) se sometan total o
parcialmente a ellos o b) hayan acordado que su contrato se rija por los principios generales del Derecho, la
lex mercatoria o expresiones semejantes (Art. 1, PLDC), cuya función se atribuye a la de interpretar el
derecho que rige el contrato cuando así se dispone (Art.2, PLDC) en tanto no restrinjan normas imperativas
(Art. 3, PLDC).

En consecuencia, con base en ello y la normatividad que fuere aplicable según lo previsto en el contrato, es
decir, la normatividad colombiana, se puede establecer que la clausula resulta válida. A saber, porque en
virtud del artículo 1602 del Código Civil “el contrato debidamente celebrado es ley para las partes, y no puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.

Así, la anterior disposición del Código Civil, aplicable a los contratos comerciales al tenor del artículo 822 del
Código de Comercio, habilita entonces a las partes a acordar las causas, formas o tiempos que pondrán fin a
su vínculo contractual, salvo que se encuentre disposición contraria en norma imperativa.
Lo anterior, además, en concordancia con la normatividad atinente a las fuentes del derecho mercantil, que en
su orden señala como normatividad aplicable a los contratos mercantiles: las normas mercantiles imperativas,
el contrato propiamente dicho, las normas supletivas, la costumbre mercantil y en lo aplicable, las normas del
Código Civil (Arts. 1 y ss, Código de Comercio).

Sobre lo particular, resulta de relevancia considerar que la Corte Suprema de Justicia, se ha referido sobre la
importancia de la autonomía de la voluntad como expresión de derechos que le confieren a las partes a
engendrar un determinado negocio jurídico, a tal punto que, ha determinado de manera expresa que:

“(…) la autonomía privada en cuanto libertad contractual, comporta el razonable reconocimiento


legal a toda persona de un cúmulo de poderes o facultades proyectadas en la posibilidad de
disponer o abstenerse de la disposición (libertad de contratar o no contratar), seleccionar el
sujeto con quien dispone (libertad de elegir parte o contratante), escoger o crear el tipo
contractual (libertad de optar en el catálogo legis o en los usos y prácticas sociales por la
especie singular de contrato o crearlo), celebrarlo de inmediato o previo agotamiento de una
fase formativa (libertad de celebrar el contrato en forma inmediata o progresiva), hacerlo
directamente o por mandatario, representante o apoderado, expresar el acto dispositivo
(libertad de expresión o de forma), determinar el contenido (libertad de estipular el contenido),
asegurar el cumplimiento, prevenir la terminación o disponerla, y garantizar, atenuar o ampliar
la responsabilidad. (…)”(CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL.
Magistrado ponente WILLIAM NAMÉN VARGAS. Bogotá, D.C., treinta (30) de agosto de dos
mil once (2011). Referencia: 11001-3103-012-1999-01957-01).

Luego, respecto de ello la autonomía de la voluntad contractual comporta el reconocimiento legal que le
permite a las partes determinar su negocio jurídico, inclusive en cuanto a lo referente a asegurar el
cumplimiento, prevenir la terminación, o disponerla, como se deriva de la jurisprudencia en cita.

No obstante, del precepto del artículo 1602 del Código Civil previamente citado, se colige que el postulado de
la autonomía de la voluntad, en efecto, inviste a las partes del poder regulatorio de las relaciones jurídicas que
hubieren consensuado, sim embargo, dejando a salvo normas de orden imperativo.

Sobre ello, ha señalado la Corte Suprema de Justicia, lo siguiente:


““De conformidad con el artículo 1602 del Código Civil “todo contrato legalmente celebrado es
una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por
causas legales” (…) Contiene este precepto el denominado “postulado de la autonomía de la
voluntad privada” en virtud del cual la ley inviste a las partes, tomando en consideración su
voluntad consensuada y dejando a salvo normas de orden público, del poder regulatorio de las
relaciones jurídicas patrimoniales que ellos hubieren concertado. Esa connotación normativa y
asentada en la confluencia de las voluntades de las partes, dimanante de la libertad que la ley
les reconoce, supone que, en principio, ninguna de ellas pueda quedar vinculada a un acto
jurídico que no haya consentido. Asimismo, implica que la extensión de ese acto sobre el cual
manifiestan su consentimiento alcanza no solo la constitución sino la regulación y extinción de
la relación jurídica, lo que significa tanto la posibilidad de elegir entre los distintos tipos de
convenios el que más se aproxime a la satisfacción de sus respectivos intereses, como la de
enriquecer o apocar su extensión misma, con cláusulas que con frecuencia rebasan el
contenido usual del contrato típico que les sirve de molde, introduciendo reglas bien
correspondientes a otros contratos típicos o atípicos, nominados o no, o ya regulando facetas
concretas de su relación, como por ejemplo los mecanismos para dirimir, durante la ejecución
del contrato, diferencias entre ellas sobre la cabal interpretación de su acuerdo, la inclusión de
arras o cláusulas penales, o , en fin, la regulación sobre la forma en que el contrato podría ser
modificado estando ya en ejecución, entre muchas otras posibilidades que la autonomía de la
voluntad permite. (…)” CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN CIVIL.
Magistrado Ponente JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ. SC17214-2014. Bogotá, D.C., dieciséis
(16) de diciembre de dos mil catorce (2014). Radicación n.° 11001-31-03-007-2004-00457-01.

Así las cosas, se concluye que en virtud de la autonomía de la voluntad la clausula resulta válida, salvo
que contraríe norma imperativa. Siendo preciso advertir que la autonomía de la voluntad de las partes,
inclusive, prima sobre las normas supletivas del ordenamiento jurídico, en tanto el Código de Comercio
lo permite, y la jurisprudencia, en concordancia con las normas positivas, lo avala. Ello cuando las
partes puedan servirse de ellas para ofrecer soluciones efectivas a las normas sustantivas, dejando a
salvo, que resulta determinante que las cláusulas que se pacten dispongan de un procedimiento y de
formas precisas para ejecutarlas, para que sean ejecutables, ya que caso contrario, dirimirá ante la
controversia el juez competente.

De tal manera, en este concepto deja sentada la posición de la validez de pactar, de manera general,
una cláusula de resolución extrajudicial del contrato y la aplicación de los Principios Latinoamericanos
de los Contratos, en tanto, así lo determinaron las partes; los Principios lo permiten (art. 1 (PlCD), y la
normatividad colombiana no lo impide (arts. 1 y ss C.Co; 1602 , C. Civil, entre otros), al no controvertir
norma imperativa. Lo anterior sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 973 del Código de Comercio
que reglamenta la facultad de dar por terminado el contrato de suministro, cuando el incumplimiento le
haya ocasionado perjuicios graves o tenga cierta importancia, capaz por sí solo de mermar la
confianza de esa parte en la exactitud de la otra para hacer los suministros sucesivos.

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