Teoria Del Reenvio
Teoria Del Reenvio
Teoria Del Reenvio
Así surgió el affaire Forgo, este individuo era un súbdito alemán de nacionalidad bávara,
quien falleció en Francia, país donde estuvo domiciliado casi toda su vida, dejando una
herencia consistente en bienes muebles, era hijo natural y únicamente dejaba parientes
colaterales, los que según la ley bávara podían reclamar la sucesión, según la ley francesa
no tenían derecho alguno, correspondiendo la herencia al Fisco.
“Según el derecho bávaro, los muebles son regidos, en materia de sucesión, por la ley del
domicilio de hecho o de la residencia habitual del difunto, se sigue de aquí que la entrega
de la herencia de bienes muebles que Forgo poseía en Francia- país donde había fijado su
residencia, debe ser regida por la ley francesa”.
El mismo Tribunal, en el mismo asunto dicta una segunda sentencia limitándose a decir:
“Según la ley bávara, se debe aplicar, en materia de estatuto personal, la ley del domicilio;
luego, en este caso, la ley francesa es la única aplicable”.
1º.) Reenvío de primer grado. Llamado también devolución o retorno, tiene lugar cuando
la legislación del Estado reenvía o retorna la competencia a la legislación del Estado
enviante.
Como ejemplo: fallece un salvadoreño en Italia, que ha sido su último domicilio, según la
ley salvadoreña referente a sucesiones debe regirse la cuestión por la ley del último
domicilio del causante, sería en este caso la legislación italiana la que conocería de la
cuestión, pero según esta última, debe regirse por la ley nacional del difunto que sería la
salvadoreña.
2º) Reenvío de segundo grado. Cuando la legislación del Estado enviado reenvía la
competencia a la legislación de un tercer Estado.
CRITICA.- Combatiendo la teoría del retorno acuden los autores a los derechos del poder
soberano, en cuyo nombre administran justicia los tribunales insistiendo en que es aquel
el único competente para señalarles cuáles son las legislaciones aplicables y de ninguna
manera éstos pueden admitir que el legislador extranjero les indique la línea que deben
seguir.
A Despagnet le parece que esa solución no puede prestarse a dudas y al respecto dice:
“Cuando un legislador reenvía a la ley extranjera para resolver una cuestión de derecho,
es que estima conforme a los principios de orden público y a la naturaleza de esa relación,
que la aplicación de la ley del domicilio es ordenada por la naturaleza misma de la relación
jurídica de que se trata.
Se refiere, pues, el legislador a las disposiciones de la ley extranjera sobre la
reglamentación de esta relación, pero no entiende en manera alguna referirse a las ideas
del legislador extranjero sobre la determinación de la ley aplicable, ni aceptar de su parte
un reenvío a su propia legislación, que creyó deber descartar en el caso propuesto. Así
cuando la ley francesa hace depender el estado y capacidad de los extranjeros de su ley
nacional, quiere decir que la disposición de esa ley sobre la mayoría de edad, la aptitud de
las personas para realizar actos jurídicos, etc. deberán ser aplicados y no que será
necesario deberán ser aplicados y no que será necesario acudir a otra legislación
designada por la ley nacional del extranjero para regular estos diferentes puntos. Admitir
lo contrario, no sería razonable, porque habría que suponer al legislador completamente
desinteresado de la cuestión que pretende regular; en efecto, en lugar de pronunciarse
sobre la legislación aplicable, como parecía querer hacerlo, el legislador se refería a la ley
extranjera para dilucidar la dificultad”.
Lainé dice que la admisión del reenvío conduce a un círculo vicioso del que no es posible
escapar, pero Weiss, partidario de la teoría, argumenta que cuando la ley nacional de un
extranjero reenvía a la ley de su domicilio para resolver las cuestiones de estado y
capacidad, es para que esta ley diga la última palabra, como la más apropiada que otra
cualquiera para esta solución. En esta ley se detiene el círculo y así es pretendido círculo
vicioso de que se habla es puramente imaginario.
PILLET opina: “Cuando se dice que el estatuto lo regula su ley nacional, no significa que
será su ley nacional la que determiné qué estatuto ha de dársele, sino que las
disposiciones de esta ley nacional le servirán de estatuto personal.
“La única, inconfesable razón, creadora del reenvío, fue la disimulada atracción de todos
los casos de Derecho Internacional Privado a la ley del juez, bajo la apariencia de una
correcta aplicación de la ley extranjera, declarada competente para regirlos por la propia
lex fori.
Todo el sistema de Derecho Internacional Privado queda así destruido y sus reglas de
conflicto obligatorias para el juez escamoteadas e incumplidas por quien la debiera
aplicar. Para tal resultado, mucho más sencillo y sincero sería suprimir las reglas de
conflicto y declarar, en todo caso, aplicables las normas sustantivas de la ley del Juez”.
LAGISLACION NACIONAL.- Nuestra legislación civil nada dice acerca del reenvío, pero hay
una serie de disposiciones que llegado el caso práctico se puede aplicar la teoría del
reenvío; por ejemplo el Art. 956C. que trata de la apertura de la sucesión en los bienes de
una persona, reglándose por el principio de la ley de su último domicilio.
Supongamos que fallece un salvadoreño en Italia, país que ha sido su último domicilio;
según la ley salvadoreña, lo referente a sucesiones se rige por la ley del último domicilio
del causante, sería en este caso la legislación italiana la que conocería de la cuestión, pero
según esta última debe regirse por la ley nacional del difunto, que sería la salvadoreña.
El Código Bustamante en su Art. 7º. Dice: “Cada Estado contratante aplicará como leyes
personales las del domicilio, las de la nacionalidad, o las que haya adoptado o adopte en
lo de adelante su legislación interior”. Esta fórmula parece excluir la aplicación de la teoría
del reenvío, que, precisamente fue aceptada para casos particulares en las Convenciones
de la Haya.
En la Convención de la Haya en 1902, concluida por la mayor parte de los países europeos,
se acepta el reenvío en materia de matrimonio.
Los principales Tratados de Derecho Internacional Privado celebrados en América, o sea
los Tratados de Montevideo y la Convención sobre Derecho Internacional Privado (Código
Bustamante), no mencionan el reenvío.