Mes de La Biblia 2022
Mes de La Biblia 2022
Mes de La Biblia 2022
Presidente
Monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla
Obispo de Facatativá
Director
P. Francisco Mejía Montoya
Contenidos
P. Guillermo de Jesús Acero Alvarín, cmj
Licenciado en Sagrada Escritura
Pontificio Instituto Bíblico
Profesor de Sagrada Escritura
FEBIPE - Universidad Minuto de Dios
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CONTENIDO
Presentación
2. Orientaciones metodológicas 6
3. Entronización de la Biblia 9
5. Anexos 54
6. La Lectio Divina 55
7. San Jerónimo 57
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Presentación
La Sagrada Escritura está en el corazón del camino sinodal. Es por eso, por lo que el
Departamento de Catequesis y Animación Bíblica de la Conferencia Episcopal de Colombia
ha querido buscar las fuentes bíblicas para la sinodalidad y proponer un itinerario bíblico de
fraternidad y sinodalidad titulado “Caminando juntos como Pueblo de Dios” en dos etapas:
Mes de la Biblia 2022: Aprendiendo a ser pueblo de Dios en la comunión - Antiguo
Testamento - . Y para el mes de la Biblia de 2023: Aprendiendo a participar en una iglesia
discipular - Nuevo Testamento - .
Los seis encuentros preparados por el Señor Presbítero Guillermo de Jesús Acero
Alvarín cmj, ayudarán a muchos a encontrar las fuentes bíblicas de la sinodalidad. El formato
en el que se presentan tiene en cuenta al grupo que se reúne en asamblea familiar, en
comunidad de base o en otro tipo de pequeña comunidad, para que en la experiencia del
compartir fraterno se hagan cada vez más profundos los deseos de lanzarse a la tarea de
caminar juntos. Los párrocos sabrán cómo hacer que el próximo mes de la Biblia sea muy
fecundo y que continúe de la mejor manera posible los esfuerzos sinodales en los que
comprometemos definitivamente a todas nuestras parroquias.
Sea la Inmaculada Madre de Dios, humilde esclava del Señor, siempre atenta a su
Palabra, quien interceda por nosotros para que acojamos este MES DE LA BIBLIA de la
mejor manera posible y para que nos renovemos profundamente en la espiritualidad de
comunión que debe caracterizar nuestra vida eclesial.
Departamento de Catequesis
y Animación Bíblica
1
Papa Francisco. Discurso a los fieles de la diócesis de Roma. Aula Pablo VI. Sábado 18 de septiembre de
2021.
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1. Para tener en cuenta
➢ Anunciar con anticipación el mes bíblico, e invitar a realizar una oración (Padre
Nuestro o un Ave María) por el buen éxito, al finalizar cada eucaristía; o que se haga
oración por esta intención en los grupos, familias, o cada creyente de manera
individual.
➢ Preparar con anticipación los materiales que se necesitan; y crear un buen ambiente
de forma que todo concurra a un desarrollo dinámico y ameno del encuentro.
➢ Procurar que cada participante en los “encuentros bíblicos” tenga este material, pues
tiene elementos muy útiles que se deben desarrollar de manera personal.
➢ Instruir la forma de proclamar y escuchar la lectura del texto bíblico; que se haga
despacio, se propicie un ambiente de silencio y reverencia para acoger
adecuadamente lo que dice el Señor por medio de su Palabra.
➢ Escoger cantos conocidos, en los cuales la mayoría participe, de forma que ayuden a
ambientar el encuentro.
➢ Recordar que el mes bíblico es un estímulo para amar y conocer la Palabra de Dios.
Así, lo iniciado en este espacio podría ser un buen comienzo para formar una
comunidad que estudia, ora y vive la Palabra de Dios, encontrándose de manera
regular a lo largo del año.
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2. Orientaciones metodológicas
1. Ambientación
Disponer algunos signos: un “altar” central de la Palabra, unas flores, la luz, una frase,
una imagen u otros signos que se consideren importantes de acuerdo a la temática. Colocar
música para ambientar y motivar al silencio, la oración, y el encuentro. Crear un ambiente y
momento distinto de los demás de la jornada. En cada encuentro encontrará algunas
indicaciones de acuerdo a la temática del mismo ¡tenerlas en cuenta¡.
En este paso nos apropiamos del mensaje, nos permite conocer y amar la Palabra de
Dios. Por ello es necesario leer de manera pausada, reverente, atenta, crítica y hecha con
mucha atención, con actitud de escucha, entablando un diálogo con un amigo, saboreando
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cada palabra. Descubrir ¿Qué dice el texto? Y para ello es necesario hacerle muchas
preguntas al texto, como: ¿Quién habla? ¿A quién habla? ¿Qué dice? ¿Por qué lo dice? ¿En
qué lugar o ambiente están? Hacerle al texto todas las preguntas posibles, dejando que sea el
texto mismo quien responda.
Para la lectura es importante insistir que cada uno busque y siga en su propia Biblia
el texto que se va a proclamar, ello ayudará a que nuestros fieles se familiaricen con el texto
sagrado. Una vez hecha la proclamación, recuperar el valor del silencio para interiorizar, no
es tiempo perdido, al contrario es dejar que la semilla esparcida caiga en buena tierra por la
acción del Espíritu Santo, que cada uno recuerde, saboree e interiorice la Palabra.
Es el momento de rumiar, comprender y actualizar la Palabra; dejar que ella nos hable,
ya que posee una fuerza y conocimiento del todo particular, “pues, viva y eficaz es la Palabra
de Dios, y más cortante que espada de dos filos. Penetra hasta la división entre alma y
espíritu, articulaciones y médulas; discierne sentimientos y pensamientos del corazón” (Hb
4,12).
El diálogo trae unas preguntas, que el animador va proponiendo una a una, dando
espacio para responder y compartir, de manera que la meditación se enriquezca con la
experiencia de cada uno. Se puede responder por pequeños grupos, por parejas o de manera
comunitaria para todo el grupo. Es importante que no se salte este diálogo y que sea un
momento para crecimiento común.
El animador puede invitar a la oración y dejar unos momentos de silencio para que
cada uno de manera personal haga su propia oración de acuerdo a los sentimientos y
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experiencias vividas en el encuentro. Luego invita a la oración de manera comunitaria, es
muy importante dar espacio a las expresiones orantes de manera espontánea, siempre que
nazcan como respuesta al texto leído y meditado.
La Palabra debe producir un cambio en la medida que se vaya siendo creatura nueva.
Descubrir lo que debo hacer para que mi vida y el mundo sean más parecidos a aquello que
Dios quiere. Asumir compromisos a la luz de la palabra, compromisos muy concretos,
realizables y evaluables de manera que ayuden al crecimiento espiritual.
El animador invita a que cada uno asuma su compromiso y lo escriba de manera que
no se olvide y en el encuentro siguiente preguntar cómo les fue con el compromiso anterior.
8. Recordemos
En cada encuentro proponemos algunas cosas que habrá que recordar e invitar a los
participantes a realizar o tener presente antes del próximo encuentro, para una exitosa
realización.
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3. Entronización de la Biblia
1. Ambientación
Para este primer encuentro es necesario preparar un atril, adornado con flores. Las
sillas estarán organizadas en semicírculo, dejando un espacio para la procesión con la Biblia.
El atril será ubicado en el centro; frente a él se colocará una mesa, sobre la cual serán
depositados los símbolos. En la pared se fijará un letrero grande con el lema de este mes:
«Caminando juntos como Pueblo de Dios». En una mesa auxiliar se preparará: la Biblia y
dos cirios.
2. Introducción
Animador:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
Animador:
Bendito sea Dios que nos reúne como hermanos alrededor de su Palabra de vida.
Todos:
Bendito seas por siempre, Señor.
Animador:
Queridos hermanos:
Bienvenidos a esta celebración con la que iniciamos una serie de encuentros bíblicos, que
tienen como título: Caminando juntos como Pueblo de Dios, itinerario bíblico de fraternidad
y sinodalidad. I Parte Antiguo Testamento.
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Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que
nuestras acciones se guíen
por prejuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino
de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal
nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti,
que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo
por los siglos de los siglos. Amén.
➢ Una persona lleva en procesión la Biblia. Va acompañada de otras dos personas, cada
una de las cuales tiene en sus manos un cirio.
➢ La procesión se realiza por el centro del lugar de reunión. Quienes llevan la Biblia y
los cirios caminan lentamente.
➢ Mientras tanto se recita el Salmo 29(28), tal y como aparece a continuación. Las
estrofas pueden distribuirse entre los participantes.
R/. La voz del Señor resuena poderosa y majestuosa la voz del Señor (cantado).
Se coloca la Biblia en el lugar preparado. A los lados se dejan los cirios encendidos.
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Animador:
Hermanos: Ha sido entronizada la Sagrada Escritura. «Entronizar» quiere decir
«poner en el trono». Como Ustedes han visto, la Biblia ha sido colocada en un lugar de honor,
debidamente preparado y adornado, en medio de nosotros.
Preguntémonos: ¿Por qué damos a la Biblia este trato? Si bien es cierto que nosotros
no adoramos un libro, debemos reconocer que la Biblia merece nuestro respeto y veneración,
pues sus páginas, «inspiradas por Dios, nos comunican inmutablemente la Palabra del mismo
Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los
Apóstoles» (Dei Verbum 21). A través de la Biblia «Dios invisible habla a los hombres como
amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo
y recibirlos en su compañía» (cf. Dei Verbum 2).
5. Canto
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Autor Alberto Taulé
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El día en que veremos al Dios vivo,
viviendo siempre en El.
En este momento son traídos al altar de la Palabra los símbolos (frases), una por una.
El animador (o uno de los participantes) lee el significado de cada uno de ellos.
1) La palabra de Jesús: Notamos que Jesús habla, y lo que dice llega a ser. Hay
una semejanza con el relato de la creación donde Dios pronunció una palabra (hágase la luz)
y el elemento llegó a existir. La palabra de Jesús tiene un poder asombroso y maravilloso.
Este pasaje evangélico lo expresa dando testimonio a la numerosa gente que se reunía para
escucharlo hablar (2,2). Esto dará lugar a otro elemento importante en el desarrollo de la
interpretación de Marcos de este pasaje y tocará el desarrollo de la sinodalidad en el texto.
2) La manera de curar: Notamos que Jesús primero le dice al hombre que sus
pecados le son perdonados. Sólo más tarde, con la respuesta negativa de los maestros de la
ley, se produce la curación. Recordamos que la enfermedad a menudo se asociaba en tiempos
bíblicos con el castigo por actos pecaminosos. Podemos ver aquí una conexión de cómo el
perdón lleva a la sanación, a la plenitud.
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4) La Fe: Este pasaje toca varias expresiones de fe: las personas que vinieron a
escucharlo y verlo, los hombres que ayudaron al paralítico y el mismo paralítico. Las
expresiones de fe pueden tener diferentes tamaños: cuanto mayor es la necesidad, más fuerte
es la fe. Y la expresión de bendición que viene con la fe construye el nivel de confianza en
aquellos que la experimentan en sí mismos y/o en otros.
Animador
1) Unidad al servicio del otro. La acción de los cuatro hombres que se juntan para
asegurarse de que, a pesar de la multitud que impedía al paralítico tener contacto con Jesús,
harían todo lo posible por establecer una cercanía. Aquí la sinodalidad se encuentra al
servicio de un fin común para el bien del otro. Podría expresarse en un viejo adagio: "Donde
hay voluntad, hay un camino". Cuando hay una meta que necesita el apoyo y el aliento de los
demás, el camino a seguir es la sinodalidad. Conduce a esfuerzos comunes para el bien, y por
lo general produce muchos frutos ventajosos.
2) Rechazo de la división. Mientras Jesús vio a los que estaban dispuestos a aceptar
la palabra que tenía del Padre, hubo quienes la negaron, la rechazaron y la llamaron
blasfemia. Jesús vio lo que era justo y correcto, guiado por el Espíritu dentro de él. Dentro
del proceso de sinodalidad, la honestidad que surge puede dar sus frutos; y también puede
producir rechazo, hostilidad e ira. El proceso sinodal necesita mantener su visión enfocada
en lo que es honesto y verdadero en aquellos que comparten sus pensamientos e ideas.
Cuando parece haber una división profunda, debe haber un proceso de continuar escuchando
con un corazón abierto, permaneciendo honesto y luchando por un final positivo.
2) Uno de los pensamientos que me vino a la mente al reflexionar sobre este pasaje es:
“La verdad los hará libres”(Jn 8,32). ¿Soy capaz de ver cómo el proceso sinodal puede
cambiar mi propia perspectiva sobre un asunto y liberarme a mí y a los demás para
resolver un problema con honestidad y buena voluntad?
8. Preces
Animador
A Dios, nuestro Padre, que con amor rige los destinos de su Iglesia, presentemos
confiadamente nuestra oración
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1. Por la Iglesia, para que caminemos como hermanos, unos al lado de los otros en el mismo
camino. Oremos al Señor. R/.
2. Para que sepamos ser oídos que escuchan y nuestros corazones y mentes estén abiertos a
escuchar a los demás sin prejuicios. Oremos al Señor. R/.
3. Por el don de la palabra. Para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con
valentía y parresía, integrando la libertad, la verdad y el amor. Oremos al Señor. R/.
4. Por una Iglesia que celebra. Para que nuestro camino juntos se base en la escucha
conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la eucaristía en la comunión del
pueblo de Dios. Oremos al Señor. R/.
5. Por nuestra participación en la misión de Cristo. Para que a través de nuestro camino
sinodal, juntos crezcamos en nuestra responsabilidad compartida de la misión que se nos
ha confiado. Oremos al Señor. R/.
7. Por la unidad de los cristianos. Para que el diálogo entre cristianos de distintas
confesiones, unidos por un mismo bautismo, irradie con nuevo brillo en este camino
sinodal. Oremos al Señor. R/.
8. Por el ejercicio de la autoridad y la participación en el pueblo de Dios. Para que las raíces
sinodales de la Iglesia fructifiquen en nuevos modos de estar al servicio de los demás en
todos los niveles del cuerpo de Cristo. Oremos al Señor. R/.
9. Para que nuestro discernimiento sea guiado por el Espíritu Santo. Que todas las
decisiones tomadas en este camino sinodal sean alcanzadas por discernimiento a través
de un consenso que surja de nuestra obediencia común al Espíritu Santo. Oremos al
Señor. R/.
10. Por una espiritualidad de caminar juntos. Para que nos formemos como discípulos de
Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra
experiencia de este camino sinodal. Oremos al Señor. R/.
Animador
Concluyamos estas peticiones orando juntos como Jesús nos enseñó: Padre Nuestro.
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4. ITINERARIO BÍBLICO DE FRATERNIDAD Y SINODALIDAD
I Parte - Antiguo Testamento -
4.1. Encuentro 1
LA PERTENENCIA
“Te he llamado por tu nombre, tú me perteneces”
1. Ambientación
Es muy importante adecuar el lugar donde se va a realizar la Lectio Divina. Que el espacio
sea sobrio, ordenado y limpio. Las sillas dispuestas en semicírculo. Se sugiere colocar un
atril con la Biblia abierta, a cada lado un cirio y un arreglo floral.
Leemos el texto bíblico y nos detenemos en el por un buen tiempo para saborear la Palabra
de Dios.
1Y ahora esto dice el Señor, que te creó, Jacob,
que te ha formado, Israel:
«No temas, que te he redimido,
te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
2 Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo,
la corriente no te anegará;
cuando pases por el fuego, no te quemarás,
la llama no te abrasará.
3 Porque yo, el Señor, soy tu Dios;
15
Entregué Egipto como rescate,
Etiopía y Sabá a cambio de ti,
4 porque eres precioso ante mí,
Palabra de Dios.
4. Meditación
En esos tiempos difíciles de destierro y cuando todo parecía perdido resuena la voz
de Dios con una ternura extraordinaria. En ese tono les dice a los exiliados de Judá que las
promesas de la alianza permanecen. Aunque Israel haya sido dispersado y habite ahora como
un migrante extranjero sin dignidad ni reconocimiento, Dios les recuerda que tiene poder
sobre la tierra y sobre la historia. No hay ninguna nación, por poderosa que sea, que Él no
pueda someter. La nacionalidad de este pueblo viene de la alianza: ellos son su Pueblo y Él
es su Dios. En esa convicción se debe fundar su resistencia, no deben huir, deben afrontar los
signos de opresión. Ellos son el tesoro de Dios y su precio ha merecido el valor de su propia
carne y sangre en la cruz (Cf. Jn 3,16; 1Pe 1,18-21). Deben estar listos para un nuevo éxodo,
para volver desde todos los rincones de la tierra
Dios, además, habla como redentor (go’el), es decir, como la persona más cercana
que puede reclamar su derecho a liberar alguien de la esclavitud, pagando el precio que le
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pidan: te he redimido, te he devuelto tu identidad, me perteneces, entregué otras naciones a
cambio de tu vida, soy tu salvador.
Pero la relación de Dios con su pueblo va más allá: Él es su creador, Él los hizo y los
formó, Él es su padre, les dio su nombre: Israel, y le pertenecen. En sus palabras no hay
reclamos ni reprensiones, no hay acusaciones ni señalamientos, solo amor.
Este padre amoroso intenta despertar la esperanza de sus hijos e hijas dispersos,
desilusionados, aplastados por el dolor, la injusticia, el anonimato. Dios renueva su
compromiso con ellos. “¡No temas, yo estoy contigo!” es la frase más consoladora que
despeja la visión de un futuro incierto.
Las palabras del profeta trascienden la historia y llegan con profundo impacto al
mundo de hoy agobiado por sus propios conflictos y sombras. La voz de Dios resuena para
todo el género humano redimido por Cristo (Cf. 1Tim 2,6); para todos aquellos privados de
sus derechos, en condiciones sociales y económicas de marginalidad y pobreza. Dios habla
a todos los que siendo migrantes indocumentados ven vulnerada su dignidad y sus sueños, a
los que siguen rezando y luchando por un mundo más fraterno y justo.
San Juan Pablo II, al inicio del tercer milenio, nos invitaba a vivir una espiritualidad
de la comunión donde el otro ser humano es alguien que me pertenece, con el cual puedo
compartir alegrías y sufrimientos, intuir sus deseos y atender a sus necesidades, ofrecerle una
verdadera y profunda amistad (Cf. Novo Millennio Ineunte 43).
El proyecto sinodal supone, en primer lugar, crear un espacio de diálogo donde todos
se sientan acogidos, donde todos sientan que pertenecen. En una Iglesia en salida, tienda de
campaña, donde los pastores huelen a oveja, donde se construyen puentes en vez de muros,
donde se vive la cultura del encuentro y de la amistad social, donde se promueve la revolución
de la ternura, no es aceptable un lenguaje excluyente y desconfiado que divida los de
“adentro” y los de “afuera”.
Sea porque la Iglesia tiene una vocación universal, sea porque ella es signo de
salvación para todos, sea porque ella lleva a todos al encuentro personal con Jesucristo, no
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resulta en ningún modo coherente con su naturaleza que su proyecto de comunión y de
evangelización solo tenga en cuenta el reducido número de sus dirigentes.
Este llamado requiere de nosotros una gran humildad y escucha, claridad para
proponer la fe a quienes no la conocen, un sentido eclesial de profunda entraña fraterna, una
sensibilidad universal (católica) frente a la diversidad cultural y sus particularidades. En fin,
sentirnos más como agentes de una transformación de vasto alcance, que se deja guiar por el
Espíritu Santo, y no como una minoría que se siente incomprendida y atacada, con el temor
de avanzar y con la necesidad permanente de defenderse.
Diálogo
5. Oración
Demos GRACIAS a Dios nuestro Padre porque nos hace pasar del miedo a la
consolación, de la angustia a la alegría, de la desesperación a la esperanza y con su Palabra
nos anima en el caminar de la fe.
Lo BENDECIMOS porque siempre mira con amor a todos los hombres y nunca pasa
de largo ante aquello que vivimos. Él ve, oye y conoce “los gozos y las esperanzas, las
tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de
cuantos sufren” (GS 1)
Le pedimos PERDÓN porque muchas veces hemos confiado más en nuestras fuerzas
o nos hemos dejado intimidar o desanimar por nuestros errores del pasado o por nuestras
debilidades, antes que confiar en su presencia y en su amor.
Le SUPLICAMOS que nos libere de las esclavitudes a las que nos vemos sometidos
a diario y nos devuelva la identidad, la capacidad de mirar la vida con libertad.
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Finalmente, le ENTREGAMOS nuestra propia vida con sus cualidades, debilidades y
sueños, aspiraciones suplicándole que nos llene de su Espíritu para poder como el profeta,
con la fuerza y la ayuda de Dios, seguir defiendo nuestros derechos y luchando por los más
vulnerables y los empobrecidos.
6. Contemplación
Quien anima el encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede
acompañarse este momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio
prolongado.
7. Compromisos
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4.2. Encuentro 2
LA PRESENCIA
“No temas, que yo estoy contigo; no te angusties, que yo soy tu Dios”
1. Ambientación
Es muy importante que el lugar donde se desarrolla el encuentro sea adecuado. Debe
ser un recinto acogedor. Los participantes se ubican en semicírculo, para que puedan oírse y
verse sin dificultad. En el centro puede colocarse un atril con la Biblia, dos cirios, uno a cada
lado del atril, y unas flores. Se sugiere que en la pared central se fije o se proyecte (si se
cuenta con un video beam) una imagen que represente el texto bíblico de este encuentro.
Durante el encuentro pueden entonarse algunos cantos relacionados con el texto bíblico de
esta Lectio Divina.
Leemos el texto bíblico y nos detenemos en el por un buen tiempo para saborear la Palabra
de Dios.
8Y tú, Israel, siervo mío;
Jacob, mi escogido;
estirpe de Abrahán, mi amigo,
9 a quien escogí de los extremos de la tierra,
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Te fortalezco, te auxilio,
te sostengo con mi diestra victoriosa.
11 Se avergonzarán humillados
y no podrás encontrarlos:
serán aniquilados, como nada,
los que te combaten.
13 Porque yo, el Señor, tu Dios,
Palabra de Dios
4. Meditación
En este segundo encuentro reflexionaremos sobre la PRESENCIA como parte de
nuestro aprendizaje sinodal. Seguimos en el Segundo Isaías y el profeta nos recuerda que,
además de pertenecerle, el pueblo debe recordar que Dios sigue siempre presente en medio
de ellos. La forma como Dios se hace presente nos motiva a hacer lo mismo.
En el texto bíblico propuesto para nuestro encuentro Dios mantiene su tono de ternura
liberadora. Su amor fiel nos ha rescatado de momentos difíciles en el pasado, nos fortalece
ahora en un mundo lleno de desafíos y nos revela una visión de futuro que responde a su plan
creador para nuestra casa común. En definitiva, su presencia nos salva, nos da vida y
esperanza.
El discurso divino lo podemos dividir en tres estrofas (vv. 8-13; 14-16 y 17-20) y en
cada una se perciben algunos rasgos de la relación de Dios con su pueblo.
En la primera estrofa (vv.8-13) hay una fuerte alusión a la historia bíblica: Israel,
Jacob, Abrahán. Ese pasado revela dos aspectos muy importantes: por una parte, una relación
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de alianza (amistad) y elección, descrita con títulos y verbos de fuerte carga emocional:
siervo, elegido, amigo, te escogí, te llamé. Por otra parte, una experiencia intensa de
confrontación, de dificultad, de superación de un período de adversidad: no te he rechazado,
no te angusties, te fortalezco, te auxilio, te sostengo, tus enemigos han sido humillados,
aniquilados, han desaparecido. La motivación que deriva de esa acción divina es no temer,
seguir confiando en el Señor, Él es nuestro auxilio, Él ha preparado el terreno para su pueblo.
Así lo celebran tantos salmos (35,26; 40,15; 56,10, 63,10-11; 70,3-4).
La segunda estrofa (vv.14-16) usa imágenes que revelan la fragilidad y pequeñez del
pueblo en el tiempo presente: gusanito (Cf. Sal 22,7), oruga; no obstante, se percibe el amor
paterno y protector de Dios: no temas, yo mismo te auxilio, yo soy tu libertador. Dios hará
que la debilidad de su pueblo se convierta en fortaleza y ocasión de juicio para sus
adversarios: serás como un rastrillo que demolerá los obstáculos y los hará desaparecer. La
alegría, entonces, podrá brotar de su corazón y contemplará la gloria de su salvador.
La tercera (vv.17-20), concreta las figuras del pasado y la metáfora del presente en
un grupo concreto: los pobres, aquellos que sufren en primer lugar las consecuencias de una
sociedad desigual y afectada gravemente por los cambios climáticos. Dios interviene como
creador que devuelve a la naturaleza su equilibrio y restablece la vida, es imposible no pensar
a la descripción del jardín de los orígenes, punto de partida del plan divino (Cf. Gn 2,9-15).
Contemplamos ahora un nuevo comienzo (Cf. Is 65,17). La finalidad de toda la obra de Dios
es el reconocimiento, la aceptación, la comunión plena con su plan creador.
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Pablo, por su parte, nos demuestra la legitimidad de su vocación apostólica
precisamente por sus actitudes de presencia en la comunidad, él está siempre cercano: “Y
además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí la carga cotidiana, la preocupación por todas
las Iglesias. ¿Alguien enferma sin que yo enferme? ¿Alguien cae sin que a mí me dé fiebre?”
(2Cor 11,28-29). Esa cercanía del pastor con sus hermanos es una auténtica teofanía, porque
revela a Jesús que habita en Pablo (Cf. Gal 2,20).
El camino sinodal sigue esta misma trayectoria bíblica. En este camino que nos invita
a recorrer el Papa Francisco, además de renovar en todos los miembros de la Iglesia su sentido
de PERTENENCIA y de abrir las puertas al diálogo social en el que todos se puedan sentir
de algún modo parte de ella, resalta la PRESENCIA histórica de Dios y de todos aquellos
que nos precedieron. Sin embargo, el aspecto más relevante es que nos impulsa a todos a
sentir la urgencia de hacernos presentes ahora en la vida de la Iglesia y en su camino profético
de ser espacio de encuentro universal.
La presencia, como lo dice la encíclica Fratelli Tutti, debe comenzar por un acercarse
al que necesita ayuda, sin importar si es parte del propio círculo de pertenencia. El samaritano
para volverse cercano y presente, atravesó todas las barreras culturales e históricas (81). Los
creyentes de las distintas religiones sabemos que hacer presente a Dios es un bien para
nuestras sociedades (274). Ese es el camino de humanización de este mundo, hacerse
presente en nombre de todas las personas de buena voluntad que están en cada rincón de la
tierra (285).
Diálogo
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5. Oración
Damos GRACIAS al Señor porque nos muestra a cada uno, a nuestra comunidad
cómo podemos dar pasos de superación si nos dejamos agarrar y levantar por la mano
creadora de Dios.
Lo BENDECIMOS porque al leer esta profecía mesiánica de hoy, notamos que Dios
nos habla directa e insistentemente en primera persona y nos inculca la certeza de su cercanía.
Lo ALABAMOS porque nos saca de los miedos y nos conduce del “temor” a la
“alegría”. Su mano poderosa transmite la ternura que infunde confianza.
Le SUPLICAMOS para que nos dé la fe suficiente para hacer que esta palabra con la
fuerza de sus imágenes nos ayude a acrecentar la confianza y nos fortalezca en el camino
sinodal.
6. Contemplación
Este momento de nuestro encuentro es muy especial. En silencio nos sumergimos en
la narración. Tratemos de imaginar cuanto nos ha compartido el profeta y como sus palabras
nos han llenado de consuelo y esperanza. Dejemos que Dios hable a nuestros corazones.
Quien anima el encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede
acompañarse este momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio
prolongado
7. Compromisos
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4.3. Encuentro 3
EL RECONOCIMIENTO
“Ahora te han visto mis ojos”
1. Ambientación
Como siempre, esforcémonos por ambientar de la mejor manera el espacio de la
reunión, teniendo en cuenta que un lugar bello y arreglado con creatividad, permite un mejor
encuentro con la Palabra del Señor. Disponer el atril con la Biblia, velas, flores y música
instrumental. Sugerimos que, en un lugar visible, esté puesta o proyectada las frases más
significativas del texto bíblico de hoy. Durante el encuentro pueden entonarse algunos cantos
relacionados con el texto bíblico de esta Lectio Divina.
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4 “Escucha y déjame hablar;
voy a interrogarte y tú me instruirás”.
5 Te conocía solo de oídas,
Palabra de Dios
4. Meditación
El RECONOCIMIENTO es lo opuesto a la indiferencia o a la ignorancia. Cuando
alguien es reconocido, se abre la puerta de la humanización o de la revelación.
Job adora a Dios, le agradece, le teme, le ofrece sacrificios, pero parece no conocerlo.
Solo el sufrimiento, su dolorosa sensación de injusticia, los largos debates con sus amigos,
lo llevarán a una confrontación personal con el Dios creador, insondable y misterioso.
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reconocimiento del Otro por excelencia. Una relación personal con Dios y una honesta
confrontación son el camino del reconocimiento y el avance de la revelación divina. La
ambigüedad de la vida humana aparece como una amenaza para la verdad de Dios, pero es
el espacio amical que Él mismo ha escogido para dialogar y encarnarse. La sabiduría será el
instrumento asertivo de un proceso que devele, al menos en parte, el misterio insondable de
Dios.
Volvamos a los versículos propuestos para hoy: Job 42,1-6. Las palabras conclusivas
de Job recogen convicciones muy importantes. En efecto, se trata de su respuesta a la teofanía
de los capítulos 38-41. Las tres frases de Job (vv.2.3b.5-6) se relacionan con dos evocaciones
(vv.3a.4) que sintetizan las intervenciones de Dios.
Dijiste:
3 “¿Quién es ese que enturbia mis designios
sin saber siquiera de qué habla?”
Dijiste:
4 “Escucha y déjame hablar;
voy a interrogarte y tú me instruirás”.
5
Te conocía solo de oídas,
pero ahora te han visto mis ojos;
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Job se enfrenta a una visión clásica de Dios que no responde al sufrimiento del
inocente. Su protesta no es solo el lamento de un espíritu desesperado, sino de un ser humano
que quiere seguir creyendo en la bondad de Dios aún en las circunstancias más desafiantes:
después de que me arranquen la piel, ya sin carne veré a Dios; yo mismo lo veré, no como
extraño, mis propios ojos lo verán. ¡El corazón se me deshace en el pecho! (Job 19,26-27).
Aparentemente nada ha cambiado, sigue llagado sobre las cenizas, pero el cambio
viene de adentro y ha comenzado a crecer como una pequeña chispa que se vuelve hoguera.
Job ahora se revela no sólo como el hombre “justo y honrado, religioso y alejado del
mal” (Job 1,1), sino como el sabio que ha descubierto en el reconocimiento (temor) de Dios
el camino de la vida (Cf. Prov. 1,7; 9,10; Sal 111,10)
6 por eso, me retracto y me arrepiento,
echado en el polvo y la ceniza».
“Por eso” es una expresión que sintetiza la consecuencia del largo camino recorrido
en los 41 capítulos del libro. No hay nada nuevo en la condición de polvo y ceniza ya descrita
al inicio del relato (Cf. Job 2,8.12) que coloca la tragedia de Job en un horizonte de
penitencia. La novedad consiste en pasar de: “Job no pecó con sus labios” (2,10) a “me
retracto y me arrepiento” (42,6).
¿De qué se arrepiente Job? De que sólo ahora toma conciencia de estar ante un Dios
omnipotente que actúa a su tiempo. Su sufrimiento exasperó su orgullo, pero la visión de
Dios le hizo comprender el todo y no solo la parte de un plan salvífico que lo supera. La
injusticia puede despertar el ardor vindicativo de un corazón apasionado, sus críticas eran
flechas encendidas contra lo ignoto, contra lo que Job creía que expresaba su infelicidad: una
vida inútil, una realidad agobiante que amarga las entrañas.
Job habla como el profeta perseguido, como el pobre maltratado, como la víctima que
no recibe justicia, pero lo ha hecho pretendiendo hacer justicia por su propia mano,
rechazando la vida, invocando un proceso que atrae el caos original.
28
Este camino pedagógico de Job en el reconocimiento de Dios se aplica igualmente al
desafío que hoy nos propone la Iglesia Católica: vivir la sinodalidad.
Diálogo
➢ ¿Cómo dibuja el texto la fe de Job?
➢ ¿Cómo se puede interpretar el encuentro de Job con Dios?
➢ Es la práctica, no la teoría, la que nos indica que es preferible hablar con Dios a hablar
de Dios. En la experiencia de Job este hablar con Dios implicó tratarlo, sentirlo,
vivirlo, decir y comunicarse desde Él. ¿Qué opina de esta reflexión?
➢ ¿Cuál es la frase que más le llamó la atención de este relato?
29
5. Oración
Damos GRACIAS porque cada día nos invita a transformar la vida, experimentando
no la miseria absoluta sino la oportunidad de reconocer el paso de Dios y su misericordia por
la nuestra historia personal y comunitaria.
6. Contemplación
Este momento de nuestro encuentro es muy especial. En silencio nos sumergimos en
la narración. Tratemos de imaginar cuanto nos dice Job: “Reconozco que lo puedes todo, que
ningún proyecto te resulta imposible”. Dejemosque Dios hable a nuestros corazones.
Quien anima el encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede
acompañarse este momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio
prolongado.
7. Compromisos
30
4.4. Encuentro 4
LA JUSTICIA
“Aquel día se salvó una vida inocente”
1. Ambientación
No olvidemos que la ambientación del lugar es de gran ayuda para el buen desarrollo
del encuentro. La Biblia puesta en un atril, acompañada de cirios y flores; las sillas dispuestas
en semicírculo; la música de meditación para acompañar los momentos de interiorización de
la Palabra. Es importante crear un ambiente distinto de los demás de la jornada.
En esta ocasión se sugiere que sean fijadas en la pared o en una cartelera o proyectadas
con el video beam varias frases que muestren distintas frases de Daniel 13,45-50.
31
Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
–Pero ¿ están locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad
condenan a una hija de Israel? 49 Vuelvan al tribunal, porque esos han dado falso
testimonio contra ella.
50 La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
–Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad.
Palabra de Dios.
4. Meditación
Después de reflexionar sobre tres aspectos que construyen la base de una sana relación
fraterna: pertenencia, presencia y reconocimiento, en nuestro encuentro de hoy avanzamos
teniendo en cuenta uno de los aspectos determinantes de la solidez y durabilidad del tejido
comunitario.
El pasaje bíblico que presentamos hoy para la Lectura Santa nos acerca a la realidad
de los pequeños: una mujer sola contra la injusticia de dos hombres poderosos. ¿Cederá a la
presión de los dos jueces ancianos como tuvieron que hacer otras mujeres para poder
32
sobrevivir? ¿Se enfrentará a los que tienen la autoridad para torcer la ley en contra de ella?
¿Quién puede ayudarla o defenderla en medio de esta angustia?
El libro de Daniel es muy complejo, lleno de historias que se deben leer entendiendo
el contexto histórico en el que se escribieron para comprender el alcance profético de su
mensaje. Nuestro relato corresponde a un período de persecución en el siglo II antes de
Cristo. El rey seléucida quiere, a toda costa, imponer a todo su imperio la uniformidad legal
y religiosa; a los judíos no les queda sino seguir las nuevas normas o rebelarse. Los macabeos
tomaron la segunda opción.
Susana, como Ester (Est. 5) y como Judit (Jud. 9), clama la verdadera justicia: “Dios
eterno que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado
falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir siendo inocente de lo que su maldad ha
inventado contra mí”. El Señor la escuchó (vv. 42-44)
Los versículos 45-50 los podemos leer y meditar en 4 momentos:
33
1) La intervención sorpresiva de Daniel (vv.45-46)
2) La reacción de la gente – asamblea (vv.47)
3) Reclamo de un nuevo juicio – Daniel (vv.48-49)
4) Asentimiento de la gente- asamblea (v.50)
De hecho, Daniel los convoca a un nuevo juicio, anulando el valor del primero. Su
respuesta pertenece al campo judicial, pero refleja el incumplimiento incluso de los principios
básicos de una justicia humana: escuchar a las partes. Discernir y conocer con certeza son los
dos verbos que definen un buen juicio y ellos han estado ausentes en este procedimiento. La
asamblea tiene que “volver” a la justicia de Dios, tiene que escuchar a los débiles, a los
pequeños, a los que sufren e identificar las sombras que ocultan el rostro misericordioso de
Dios.
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El pueblo reconoce, finalmente, en Daniel un don particular que se confronta con la
naturaleza de los jueces inicuos, pero que refleja, al mismo tiempo, una sanación de la
condición que los llevó a ser considerados como candidatos a ser administradores de justicia
en medio del pueblo: la ancianidad.
La ancianidad en la Biblia, como en los pueblos antiguos del Medio Oriente y otras
latitudes, es sinónimo de sabiduría. Por eso, los ancianos son llamados a dirigir al pueblo, a
discernir sus problemas y actuar sensatamente. Sin embargo, aquella figura femenina de la
necedad nos advierte que “las aguas robadas”, “el pan a escondidas”, seguir los propios
intereses, el desenfreno de las pasiones y el abuso de los más débiles solo conduce a la muerte
(Cf. Prov 9,13-18).
Daniel, no es anciano por su edad, sino por la sabiduría que Dios le regala y le permite
discernir la verdad y la justicia. Su juicio es ecuánime, porque en él habla el espíritu de Dios.
El Papa Francisco, al poco tiempo del inicio de su ministerio petrino, convocó a toda
la Iglesia para celebrar un año jubilar de la misericordia. Con ello, invitó claramente y con
insistencia a un camino de renovación de la Iglesia desde la conversión (Cf. Misericordiae
Vultus, 3). La auténtica conversión llega por el reconocimiento de sentirse tratados con
misericordia (Cf. 1Tim 1,12-16; Papa Francisco, discurso en el Jubileo Continental de la
Misericordia, Bogotá, 27 de agosto de 2016) y portadores de misericordia para toda la
humanidad: “Ustedes deben pronunciarla [la palabra de reconciliación] con el frágil,
humilde, pero invencible recurso de la misericordia de Dios, la única capaz de derrotar la
cínica soberbia de los corazones autorreferenciales” (Papa Francisco, Discurso a los obispos
de Colombia, Bogotá, 7 de septiembre de 2017).
En ello reside la fuerza y credibilidad de la Iglesia que habla con la fuerza del Espíritu
Santo, pero desde la humildad de saberse siempre en camino de conversión y renovación (Cf.
Evangelii Gaudium, 14 y 25-33), en medio de los pobres y los que sufren, defendiendo sus
derechos, denunciando lo que va contra los valores del Reino de Dios, guardando distancia
de los poderes que generan injusticia y denunciándolos.
Cada discípulo misionero de Jesús está llamado a escuchar con paciencia y entrañas
de misericordia a todos, pero particularmente a los que son víctimas de tantas injusticias:
“Detenemos la mirada en los más débiles, en los que son explotados y maltratados, aquellos
que no tienen voz porque se les ha privado de ella o no se les ha dado, o no se les reconoce…
Por favor, les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense
interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes”
(Papa Francisco, discurso a las autoridades de Colombia, Bogotá, 7 de septiembre de 2017).
Para terminar, dejemos que el Papa Francisco recoja, en cierto modo, la historia de
Susana y la relea desde una perspectiva actual y desafiante: “No se trata de proponer un
perdón renunciando a los propios derechos ante un poderoso corrupto, ante un criminal o
ante alguien que degrada nuestra dignidad. Estamos llamados a amar a todos, sin excepción,
pero amar a un opresor no es consentir que siga siendo así; tampoco es hacerle pensar que
lo que él hace es aceptable. Al contrario, amarlo bien es buscar de distintas maneras que
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deje de oprimir, es quitarle ese poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser
humano. Perdonar no quiere decir permitir que sigan pisoteando la propia dignidad y la de
los demás, o dejar que un criminal continúe haciendo daño. Quien sufre la injusticia tiene
que defender con fuerza sus derechos y los de su familia precisamente porque debe preservar
la dignidad que se le ha dado, una dignidad que Dios ama. Si un delincuente me ha hecho
daño a mí o a un ser querido, nadie me prohíbe que exija justicia y que me preocupe para
que esa persona —o cualquier otra— no vuelva a dañarme ni haga el mismo daño a otros.
Corresponde que lo haga, y el perdón no sólo no anula esa necesidad sino que la reclama”
(Fratelli Tutti, 241).
Diálogo
5. Oración
Damos GRACIAS a Dios porque nos permite guardar distancia frente a los poderes
de este mundo que generan injustica, división e iniquidad.
Le SUPLICAMOS que nos regale el don de la sabiduría que nos permita discernir la
verdad y justicia. Que nuestros juicios sean ecuánimes, que en ellos hable realmente el
espíritu de Dios.
36
6. Contemplación
Este momento de nuestro encuentro es muy especial. En silencio nos sumergimos en
el texto bíblico. Imaginemos la escena que nos presenta el libro de Daniel. Hagamos propias
palabras del libro de Daniel. Dejemos que Dios hable hoy a nuestros corazones.
Quien anima el encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede
acompañarse este momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio
prolongado.
7. Compromisos
37
4.5. Encuentro 5
LA CELEBRACIÓN
“No estén tristes, este es el día del Señor”
1. Ambientación
Como siempre, no debemos ahorrar esfuerzos por ambientar de la mejor manera el
espacio de la reunión, teniendo en cuenta que un lugar bien dispuesto permite un mejor
encuentro con el Señor a través de su Palabra.
Al igual que en los encuentros anteriores, hay que disponer el atril con la Biblia,
velas, flores y música instrumental.
Sugerimos que, en un lugar visible, sean puestas algunas frases del texto que hoy
vamos a usar y la palabra – CELEBRACIÓN -
Espíritu Santo,
dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar. Amén.
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8 1 El pueblo entero se reunió como un solo hombre en la plaza que está delante de la
Puerta del Agua y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la Ley de Moisés que
el Señor había dado a Israel.
2 El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la
comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. 3 Leyó el libro en la plaza
que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los
hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención
la lectura del libro de la Ley. 4 El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de
madera levantada para la ocasión. Estaban a su derecha Matitías, Semá, Ananías, Urías,
Jelcías y Maasías; y a su izquierda, Pedayas, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana,
Zacarías y Mesulán. 5 Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que
toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. 6 Esdras bendijo al
Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas: «Amén,
amén». Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Palabra de Dios
4. Meditación
Los cuatro encuentros precedentes nos han ayudado a poner algunos fundamentos
sólidos para nuestra comunión fraterna. Especialmente, el último. Ser hermanos en la escuela
de Jesús significa que debemos afrontar nuestras injusticias, sanar las heridas y confrontar
aquellas circunstancias y personas que pueden estar causando daño. El camino de una
auténtica conversión pasa por el reconocimiento de las propias faltas, un sincero
arrepentimiento y procesos que lleven a un restablecimiento pleno de la comunión herida.
Hoy, la Palabra de Dios nos propone una experiencia que reconstruye una comunidad
después de las heridas que dejan las injusticias, en este caso un desplazamiento forzado, el
exilio. Nehemías nos invita a celebrar la vida que renace, a renovar la alianza, a contemplar
la presencia salvífica de Dios en medio de su pueblo, a emprender un nuevo comienzo en
esperanza.
39
destrucción del Templo a manos de los babilonios en el 587 a.C., pero los giros políticos le
dan ahora la oportunidad a este pueblo desterrado y disperso de volver a su tierra y reconstruir
una nueva realidad.
Esto es interpretado por los judíos del exilio como un verdadero signo salvífico.
También el profeta Isaías (capítulo 41; Cf. 45,1) percibió estos tiempos nuevos como el
perdón de Dios a su pueblo y el envío de Ciro como su mesías para rescatar a este pequeño
resto que debe volver a Jerusalén para reconstruir la comunidad, el templo y los muros de la
ciudad.
Los primeros cuatro versículos del libro de Esdras contienen el decreto del rey Ciro.
El texto refleja una relectura teológica que actualiza el éxodo, la pascua y la alianza. El
pequeño resto que sobrevivió al exilio vuelve a los orígenes de Israel y renueva la alianza
como clave que asegura su sobrevivencia futura.
La intensa comunión que reflejan estas palabras muestra el horizonte de toda esta gran
proeza: de muchos judíos dispersos surge un solo pueblo. Ese es el gran anhelo de los profetas
del exilio, la promesa de Dios, la esperanza de los desplazados: “Yo los sacaré a ustedes de
todas esas naciones y países; los reuniré y los haré volver a su tierra” (Ez 36,24).
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La dispersión y la división son consecuencias del pecado y de la infidelidad a la
alianza (Cf. Ez 36,17-19); la comunión, por el contrario, es signo de reconciliación y
comienzo de una nueva etapa de la historia de salvación sellada por la alianza (Cf. Jr 31,33).
Este lugar (Cf. Neh 3,26) está profundamente relacionado con las fiestas de Israel,
especialmente la de las Tiendas (Sukkot) y la del Perdón (Yom Kippur). Por esta puerta
entraban diariamente los asistentes de los levitas con el agua para el servicio del Templo. Por
esta puerta entraban solemnemente los sacerdotes con el agua para lavar el altar del Templo
en la fiesta de los Tabernáculos (Cf. Jn 7,37-38). En este lugar también había un baño ritual
(mikvah) para el Sumo Sacerdote el día del perdón.
Esta plaza les recuerda la promesa de Dios: “Los rociaré con un agua pura que los
purificará: de todas sus inmundicias e idolatrías los he de purificar” (Ez 36,25)
Esdras, el escriba,
y el libro de la Ley de Moisés que el Señor había dado a Israel.
La vida de Esdras está ligada al libro de la Ley: El primero de marzo Esdras decidió
salir de Babilonia y el uno de julio llegó a Jerusalén, con la ayuda de Dios, porque se había
dedicado a estudiar la ley del Señor para cumplirla y para enseñar a Israel sus mandatos y
preceptos. (Esd 7,9-10). Aunque le hayan asignado algunas funciones administrativas, él se
siente llamado a configurar la unidad del pueblo en torno a la Palabra de Dios.
Esta fecha corresponde al inicio de la fiesta de las Tiendas (Cf. Neh 7,14-18), que
recuerda el largo camino de Israel por el desierto. No hay nada de triunfalismo en ello, al
contrario, es el reconocimiento humilde de los orígenes y la condición pasajera y peregrinante
del pueblo de Dios. Él mismo quiso habitar en una tienda en medio de su pueblo (Cf. Ex
40,34-38).
41
Nosotros, cristianos, somos herederos de esta centralidad de la Palabra leída,
proclamada e interpretada para todos. La Eucaristía es también Palabra hecha carne y
entregada como sacrificio y alimento de vida eterna. Jesús y sus discípulos se comunicaron
así, anunciaron el Reinado de Dios y aseguraron la continuidad de su misión.
Al abrir el libro, el pueblo entero se puso de pie… respondió con las manos
levantadas: «Amén, amén». Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro
en tierra.
No hay duda de que estos hombres y mujeres, superando las muchas humillaciones
recibidas, siendo liberados de su pesada esclavitud y sanando sus heridas, pueden ahora
cantar un salmo gozoso que celebre a Jerusalén (Cf. Sal 136,1-6). La Ley les recuerda que
Dios los creó, los liberó y los hizo su propiedad. Las palabras del profeta Oseas resuenan con
emoción en sus corazones: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón... Me casaré
contigo para siempre, me casaré contigo en justicia y en derecho, en afecto y en cariño. Me
casaré contigo en fidelidad, y conocerás al Señor”. (Os 2,14-20)
“Desde el primer día he deseado que llegara este momento de nuestro encuentro.
Ustedes llevan en su corazón y en su carne las huellas de la historia viva y reciente de
su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de
gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza. Los hemos escuchado.
Vengo aquí con respeto y con una conciencia clara de estar, como Moisés, pisando un
terreno sagrado (cf. Ex 3,5). Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas
inocentes y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos.
Heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos, porque cada violencia
cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada
muerte violenta nos disminuye como personas.
Y estoy aquí no tanto para hablar yo sino para estar cerca de ustedes y mirarlos a los
ojos, para escucharlos y abrir mi corazón a su testimonio de vida y de fe. Y si me lo
permiten, desearía también abrazarlos y si Dios me da la gracia, porque es una gracia,
desearía llorar con ustedes, quisiera que recemos juntos y que nos perdonemos, yo
también tengo que pedir perdón, y que así, todos juntos, podamos mirar y caminar
hacia delante con fe y esperanza”.
42
Esa es la actitud de Esdras, que coincide con la misma que proclama el Segundo
Isaías, un profeta del exilio: “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios: hablen al
corazón de Jerusalén, anúncienle que se ha cumplido su condena y está pagado su crimen,
ya que de la mano del Señor ha recibido doble castigo por sus pecados”. (Is 40,1-2).
“Esta imagen (la del Crucificado de Bojayá) tiene un fuerte valor simbólico y
espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también
tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia
de los últimos decenios.
Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya
no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado,
para nosotros es «más Cristo» aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para
sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene
la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia.
Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a
Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.
El oráculo final del Salmo 85: «El amor y la verdad se encontrarán, la justicia y la paz
se abrazarán» (v.11), es posterior a la acción de gracias y a la súplica donde se le pide
a Dios: ¡Restáuranos!
Gracias Señor por el testimonio de los que han infligido dolor y piden perdón; los que
han sufrido injustamente y perdonan. Eso sólo es posible con tu ayuda, con tu
presencia. Eso ya es un signo enorme de que quieres restaurar la paz y la concordia
en esta tierra colombiana.”
Los invitamos a celebrar en este día una experiencia en torno a la Palabra que les haga
sentir a todos el consuelo de Dios, que les permita vivir la fiesta del perdón y la
reconciliación, que les impulse a todos a festejar un nuevo comienzo en gozo y esperanza.
Diálogo
- ¿Qué imágenes del texto leído y meditado han quedado grabadas en su corazón?
- ¿Cómo podría ponerlas en práctica en su comunidad?
- ¿Cómo ilumina este texto su vida cristiana?
- ¿Cuál frase le llamó la atención?
5. Oración
Damos GRACIAS a Dios por el testimonio de los que han infligido dolor y piden
perdón; los que han sufrido injustamente y perdonan. Eso sólo es posible con tu ayuda, con
tu presencia.
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Lo BENDECIMOS porque hoy nos invita a celebrar una experiencia en torno a la
Palabra haciéndonos sentir el consuelo de Dios, nos permite vivir la fiesta del perdón y la
reconciliación.
Le pedimos PERDÓN por tantas heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos,
porque cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la
humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas.
6. Contemplación
Este momento de nuestro encuentro es muy especial. En silencio escuchemos una vez
más el texto de Nehemías y dejemos que Dios hable a nuestros corazones. Quien anima el
encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede acompañarse este
momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio prolongado.
7. Compromisos
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4.6. Encuentro 6
LA ESPERANZA
“El Señor no abandonará a su pueblo”
1. Ambientación
También en esta ocasión el lugar del encuentro estará bien dispuesto. El orden, el
aseo, la organización del altar y de las sillas, la música instrumental, son elementos que
contribuyen a la creación de una atmósfera propicia para escuchar a Dios que nos habla por
medio de la Sagrada Escritura.
Sugerimos que, en un lugar visible, sea puesta o proyectada una imagen de San
Pablo. De ser posible, junto a la imagen el mapa de los viajes misioneros del apóstol de las
gentes.
Téngase en cuenta que para la actividad del versículo del día se requiere que el
animador prepare unas hojas con cada una de las palabras que conforman dicho versículo.
45
y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.
3. Lectura: Os 11,1-11
Leemos el texto bíblico y nos detenemos en él por un buen tiempo para saborear la Palabra
de Dios.
entregarte, Israel?
¿Podría entregarte, como a Admá,
tratarte como a Seboín?
Mi corazón está perturbado,
46
se conmueven mis entrañas.
9 No actuaré en el ardor de mi cólera,
Palabra de Dios
4. Meditación
Estamos a mitad de nuestro itinerario bíblico de fraternidad y sinodalidad. Algunos
elementos esenciales de la fraternidad han dado paso a otros aspectos complementarios: la
justicia nos recordó que las situaciones más difíciles nos ponen a prueba y nos hacen madurar,
así como la celebración que nos levanta y nos reconcilia de cara a nuevos comienzos. Ahora,
nuestra mirada divisa el horizonte, nuestro corazón comienza a palpitar con fuerza y agradece
la cercanía fiel de Dios a lo largo de nuestra historia, porque solo fundados en esa certeza
podemos dar el próximo paso: construir el futuro.
El futuro en muchos casos hace soñar a las personas porque alienta los deseos no
cumplidos o los proyectos por lograr. La Sagrada Escritura está impregnada de verbos en
futuro que, con frecuencia, auguran una acción divina salvífica, una promesa. Un futuro
vivido así se transforma en los labios del creyente en plegaria que clama: “¡Ven, Señor
Jesús!” (Ap 22,20).
La carta a los hebreos (11,1) nos recuerda, además, que la esperanza está
profundamente emparentada con la fe. De hecho, una persona creyente es, por ende, una
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persona llena de esperanza. Como lo afirma la carta “La fe es ‘garantía’ de lo que se espera
y prueba de lo que no se ve”.
El Papa Benedicto XVI explica este versículo: “ya están presentes en nosotros las
realidades que se esperan: el todo, la vida verdadera. Y precisamente porque la realidad
misma ya está presente, esta presencia de lo que vendrá genera también certeza: esta
‘realidad’ que ha de venir no es visible aún en el mundo externo (no ‘aparece’), pero debido
a que, como realidad inicial y dinámica, la llevamos dentro de nosotros, nace ya ahora una
cierta percepción de la misma”. (Encíclica Spes Salvi, 7)
El drama familiar del profeta es la imagen misma de la fragilidad sobre la que los
gobernantes de Israel han construido sus planes. Una relación de infidelidad que carcome las
nuevas generaciones y deja a la deriva el futuro de la nación, como lo reflejan los nombres
de los hijos del profeta: “no-compadecida”, “no-mi pueblo”.
En el capítulo 11, por otro lado, se perciben signos de esperanza. Dios ama sin medida
a su pueblo y se recuerda de los momentos de mayor ternura que un padre pueda guardar de
su hijo en el corazón. Ese recuerdo de la infancia de Israel y la posibilidad de que el hijo
pueda convertirse y volver a casa es la esperanza de Dios. El hijo, por su parte, funda su
esperanza en la misericordia divina, en el anhelo de que volviendo a casa el padre lo pueda
perdonar y abrazar de nuevo (Cf. Lc 10,17-24).
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Efectivamente, este capítulo refleja la complejidad de los sentimientos y emociones
que se entrecruzan en un litigio familiar. El padre, molesto por la actitud de su hijo le reclama
su mal comportamiento. Quien lea por primera vez este pasaje bíblico percibe la tensión, el
suspenso de no saber qué hará en definitiva este padre irritado con su hijo rebelde y
desagradecido: ¿lo castigará o lo perdonará?
Meditemos este camino de esperanza que nos propone Oseas. Lo haremos en cinco
momentos: recordar la historia (vv.1-4); la consecuencia de una pésima decisión (vv.5-7); las
preguntas que invitan a recapacitar (v. 8a); la esperanza de Dios (vv.8b-9); la esperanza del
pueblo (vv. 10-11).
Todos los pueblos forjan su identidad recordando los hechos y las personas que les
dieron origen. Su recuerdo se vuelve canto, poesía, música, danza, relato, rito. Pasa de
generación en generación. Israel no es la excepción. El verbo hebreo “zakar” (recordar) tiene
un significado muy profundo que, en algún modo, lo expresa el proverbio “recordar es vivir”.
Israel cuando recuerda va más allá de la nostalgia. Vive de modo misterioso el
acontecimiento remoto y lo actualiza de tal forma que los contemporáneos se sienten
partícipes de lo que vivieron sus ancestros. Las fiestas judías tienen esa fuerte carga
evocadora y performativa. Recordar ritualmente la Pascua es vivirla hoy. De ahí viene el
sentido de “zikkaron” (Cf. Ex 12,14;13,9), traducido al griego como “anamnesis”, es decir,
“memorial”. Jesús pedirá a sus discípulos que vuelvan a celebrar la Pascua como él lo hizo
con ellos: “Hagan esto en memoria mía” (Cf. Lc 22,19; 1Cor 11,24-25).
Recordar el pasado puede ser doloroso, pero también es sanador. Olvidar sin sanar es
desdibujar la propia identidad. Por eso, la Biblia advierte que olvidar es lo mismo que pecar.
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también el futuro del pueblo. Los intereses mezquinos de estos dirigentes, su arrogancia o
vanidad podían causar una tragedia de proporciones inimaginables. Recordemos al insensato
rey Herodes Antipas, quien en medio de su embriaguez ofrece la mitad de su reino a la hijastra
solo porque había bailado bien. Esa irresponsabilidad le costó la cabeza a Juan Bautista, pero
pudo haber costado también la vida de la gente que hubiera quedado bajo la autoridad de esa
joven sin sentido moral manipulada por su sanguinaria madre (Cf. Mc 6,17-29).
Israel se siente muy seguro de sí y no solo se alía equivocadamente con otros reinos,
sino olvida la principal de todas las alianzas, aquella que había hecho con Dios.
Efectivamente, una alianza con otro pueblo implicaba, en cierto modo, la introducción
de otros cultos y la adopción de nuevos estilos de vida que se oponen a aquel modelo de
sociedad que refleja la alianza con Dios en Sinaí (Cf. Ex 20,22-23,33; Dt 12,1-26,15; Lv 17-
26). La ética social y política estaba profundamente unida a la relación con Dios.
Las preguntas se presentan en medio del discurso como una clara oportunidad para
volver sobre sí mismos y evaluar el camino andado ¿lo que estamos viviendo responde al
plan de Dios o no?
Las personas que experimentan un amor intenso por alguien advierten que la
sensación de alegría o dolor que produce la relación se siente en las entrañas. Hay varias
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reacciones orgánicas, pero la más intensa ocurre en lo más profundo del ser humano: su
corazón. La Biblia advierte esta realidad en los seres humanos, pero lo hace también cuando
intenta describir los sentimientos de Dios.
Su absoluta libertad le permite ser justo sin ser previsible. Esta es la razón por la cual
el pecador puede ser perdonado, incluso antes de arrepentirse. Un hecho frecuente en los
oráculos de salvación de los profetas: cuando se espera una sentencia divina de castigo, Dios
afirma su infinita misericordia.
Algunos, movidos por su estricto sentido de justicia, esperan que la operación del
perdón sea una confiable ecuación: Pecado – Arrepentimiento = Perdón. Para disgusto de
ellos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios primero perdona y después,
movido por su amor, el pecador se arrepiente: “Dios nos demostró su amor en que, siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom 5,8)
El hijo que se alejó y abandonó a su padre, recordará con nostalgia y vergüenza esa
bondad entrañable y anhelará volver. Por otro lado, no todos tienen la fuerza interior para
levantarse y recorrer el camino de vuelta a casa.
Oseas nos presenta un futuro nuevo donde los que retornan lo hacen liberados y
guiados por el Señor. Él es fuerte y confiable, pero la procesión primereada por el león
rugiente contrasta con las aves temblorosas y agotadas. El león, habitante del desierto, ruge
y las aves liberadas comienzan su retorno a casa desde Egipto y Asiria. Israel está siendo
llamado a vivir un nuevo inicio, como el descrito en el v. 1: “Desde Egipto llamé a mi hijo”,
pero su regreso será como el que vuelve de una terrible prisión: hambriento y vestido de
harapos.
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Meditemos especialmente lo que dijo a nuestros pastores y apropiémonos de este mensaje:
La última etapa del Antiguo Testamente estuvo dedicada a la esperanza, porque ella nos
impulsa a dar el siguiente paso al encuentro de Jesús de Nazareth y sus discípulos. Ese es el
camino que les invitamos a recorrer a partir de nuestro próximo encuentro que se realizará en el
mes de la Biblia del próximo año.
Diálogo
➢ Las imágenes maternales de Dios que el profeta transmite ¿qué nos recuerdan?
➢ ¿Cómo se revela Dios en este texto?
➢ ¿Qué enseñanza le deja el camino de esperanza que propone el profeta Oseas?
➢ ¿Cómo ilumina su vida este texto bíblico?
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5. Oración
Damos GRACIAS porque nos abre al futuro con esperanza, seguridad de continuar
construyendo nuevos caminos y cruzando nuevas fronteras.
Lo BENDECIMOS porque como creyentes nos sigue llenando de esperanza y nos regala
la vida nueva.
Le pedimos PERDÓN por nuestro pasado que puede ser doloroso, tormentoso y hasta
difícil de traer nuevamente a la memoria, pero el cual debemos abrazar y aprender a sanar.
6. Contemplación
Este momento de nuestro encuentro es muy especial. En silencio escuchemos una vez
más la narración del profeta Oseas. Usemos nuestra imaginación para adentrarnos en esta
narración. Dejemos que Dios hable a nuestros corazones.
Quien anima el encuentro lee nuevamente el texto bíblico, muy lentamente. Puede
acompañarse este momento con música de meditación. Hay que favorecer un silencio
prolongado.
7. Compromisos
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5. ANEXOS
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6. LECTIO DIVINA
En la Sagrada Escritura Dios nos sale al encuentro para conversar con nosotros (cf
DV 21) y, por lo tanto, la mejor manera de hacer una lectura provechosa de los textos
sagrados es la lectura orante. Basta, entonces, una actitud de fe sincera y el deseo de entrar
en conversación con Dios, de acuerdo con lo que leemos y con lo que su gracia nos vaya
poniendo en el corazón en cada momento. Hay que hablarle a Dios de lo que Dios nos habla.
El sustantivo latino lectio puede traducirse por “leer” o también por “recoger”. Leer,
en este caso un texto bíblico, significa captar el pensamiento que el texto contiene, recoger
el mensaje que presenta. La Lectio Divina quiere llevar a “leer a Dios” más que “leer acerca
de Dios”; no pretende informarnos sobre Dios, sino transformarnos a imagen de Cristo.
En su forma clásica la Lectio Divina tiene cuatro pasos: lectura, meditación, oración
y contemplación.
“Un examen detenido de la Escritura realizado con espíritu atento” (Guigo II).
Consiste en una lectura pausada y repetida del texto bíblico hasta conseguir apropiárnoslo.
En este primer paso leer es sinónimo de escuchar. La lectura que aquí se pide es una forma
de escucha que se muestra disponible para entrar en diálogo amoroso y gratuito.
“Es una operación reflexiva de la mente que investiga, con ayuda de la razón, el
conocimiento de la verdad oculta” (Guigo II). Es decir, para el Cartujo prima el carácter
reflexivo sobre el repetitivo. En el primer paso, el de la lectura – escucha, el alimento de la
Palabra llega a nuestra inteligencia. Ahora, por la meditación, el alimento se desmenuza,
buscando desentrañar su contenido profundo: “La lectio - dice Guigo – lleva el alimento a
la boca, la meditación lo mastica.
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ORACIÓN ¿Qué le digo al Señor?
“La oración es una ferviente elevación del alma hacia Dios para alejar los males y
recibir los bienes” (Guigo II). Este es un momento dedicado para que emanen del corazón
todas las reacciones suscitadas por la Palabra leída y meditada.
¿De qué hay que estar convencidos cuando se hace la Lectio Divina?
Creemos que en el texto de la Escritura se deja oír la voz de Dios, que a través de ella
podemos ponernos a la escucha de la Palabra.
La Escritura es una unidad y no pueden aislar unos pasajes de otros y quedarnos con
ellos como verdades separadas y absolutas.
Leemos la Biblia convencidos de que vamos a encontrar pistas para nuestra vida, para
superar las dificultades y realizar las esperanzas.
La fe en Jesús resucitado es la llave que nos permite abrir la puerta del significado de
la Biblia en clave cristiana.
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7. SAN JERÓNIMO3
"¿No te parece que, ya aquí, en la tierra, estamos en el reino de los cielos cuando
vivimos entre estos textos, cuando meditamos en ellos, cuando no conocemos ni
buscamos nada más?" (Ep. 53, 10).
En realidad, dialogar con Dios, con su Palabra, es en cierto sentido presencia del cielo,
es decir, presencia de Dios. Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento,
es esencial para el creyente, pues "ignorar la Escritura es ignorar a Cristo". Es suya esta
famosa frase, citada por el concilio Vaticano II en la constitución Dei Verbum (n. 25).
Leer la Escritura es conversar con Dios: "Si oras —escribe a una joven noble de
Roma— hablas con el Esposo; si lees, es él quien te habla" (Ep. 22, 25). El estudio y la
meditación de la Escritura hacen sabio y sereno al hombre (cf. In Eph., prólogo). Ciertamente,
para penetrar de una manera cada vez más profunda en la palabra de Dios hace falta una
aplicación constante y progresiva. Por eso, san Jerónimo recomendaba al sacerdote
Nepociano: "Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; más aún, que el Libro santo
no se caiga nunca de tus manos. Aprende en él lo que tienes que enseñar" (Ep. 52, 7).
Así pues, san Jerónimo, durante toda su vida, se caracterizó por un amor apasionado
a las Escrituras, un amor que siempre trató de suscitar en los fieles. A una de sus hijas
3
Benedicto XVI. Audiencia general. Miércoles 14 de noviembre de 2007.
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espirituales le recomendaba: "Ama la sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala
tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias. Que sea para ti como tus collares
y tus pendientes" (Ep. 130, 20). Y añadía: "Ama la ciencia de la Escritura, y no amarás los
vicios de la carne" (Ep. 125, 11).
San Jerónimo, obviamente, no descuida el aspecto ético. Más aún, con frecuencia
reafirma el deber de hacer que la vida concuerde con la Palabra divina, y sólo viviéndola
encontramos también la capacidad de comprenderla. Esta coherencia es indispensable para
todo cristiano y particularmente para el predicador, a fin de que no lo pongan en aprieto sus
acciones, cuando contradicen el contenido de sus palabras.
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