PSIQUIATRIA Casos Vol5
PSIQUIATRIA Casos Vol5
PSIQUIATRIA Casos Vol5
CASOS CLÍNICOS
Selección de casos clínicos 5
CUADROS PSICÓTICOS, DESARROLLANDO SU
COMPLEJIDAD CLÍNICO-TERAPÉUTICA
Enríquez Estrada V. M.
García Cervantes C. E.
Vázquez Raposo A. S.
Rangel Lara A.
Moreno Moreno I.
Corona Hernández F.
PSIqUIATRÍA
CASOS CLÍNICOS
Selección de casos clínicos 5
CUADROS PSICÓTICOS, DESARROLLANDO SU
COMPLEJIDAD CLÍNICO-TERAPÉUTICA
Enríquez Estrada V. M.
García Cervantes C. E.
Vázquez Raposo A. S.
Rangel Lara A.
Moreno Moreno I.
Corona Hernández F.
Acerca de los autores:
Víctor Manuel Enríquez Estrada. Psiquiatra, psicólogo y maestro en ciencias médicas.
Actualmente trabaja en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Su experiencia en investigación
es en “Psicología y psiquiatría aplicada”, “Medicina Psicosomática”, “Género y personalidad”.
Carlos Eduardo García Cervantes. Psiquiatra egresado de CMN SXII IMSS, con alta
especialidad en Esquizofrenia en el Hospital psiquiatrico Fray Bernardino Alvarez.
Actualmente trabaja en la clínica de Esquizofrenia del mismo hospital. Su experiencia en
investigación es en “Trastornos psicóticos”, “Esquizofrenia resistente” y “Abuso y consumo
perjudicial de sustancias”.
Alan Suresh Vázquez Raposo. Licenciado en Psicología por la UNAM FES Iztacala.
Actualmente se dedica a la consulta clínica privada y es Tier 2 en The Mendoza Law Firm.
Colaborador con la Coordinación Auxiliar médica de Investigación en Salud Delegación
Estado de México Oriente. Los temas de investigación son sobre psicoanálisis, psicología
clínica, psicología social y de la salud.
Axel Rangel Lara. Médico Psiquiatra egresado del Hospital Regional de Especialidad No.
22 del Instituto Mexicano del Seguro Social, con Maestría en Salud Mental Comunitaria.
Actualmente ejerce en el ámbito privado en Ciudad Juárez, Chihuahua. Sus temas de
investigación son “Cuadros psicóticos”, “Consumo perjudicial de sustancias” y “Temas de
Salud Mental Comunitaria”.
Cuando el médico esta frente a una persona enferma, con un trastorno mental severo,
psicótico y le pregunta que le esta pasando, que esta pensando o que esta sintiendo, las
respuestas que nos da nos hacen reflexionar. Nos intriga el tratar de explicar porque nos
dice cosas que no se ajustan conceptualmente a lo que nosotros tenemos registrado en
nuestra memoria y en nuestras emociones. Tratamos de entender el porque no podemos
validar consensualmente lo que nos dice.
Hacemos preguntas para caracterizar lo que nos responde y mediante la semiología le da-
mos forma y sentido médico a sus palabras, organizamos los datos en signos y síntomas y
llegamos a una masa crítica de información, la cotejamos con lo que hemos registrado en
nuestra memoria para poder configurar un cuadro clínico, entonces le ponemos nombre y
hacemos una hipótesis, el diagnóstico presuntivo.
La segunda parte de la tarea del clínico se cumple cuando elaboramos ese diagnóstico ini-
cial, para hacerlo es muy importante el uso de los manuales internacionales o nacionales
para el diagnóstico y la clasificación de los trastornos mentales, ya que nos permite tener
criterios razonablemente uniformes para facilitar la comunicación entre los médicos.
Un buen clínico que aplica con criterio la información de los manuales descubre el trastorno.
Aquel que la usa inadecuadamente y sin criterio, lo inventa.
Saber que tiene una persona enferma es relevante para tomar decisiones, pero lo verdadera-
mente importante es mucho mas complejo. Saber quien es el paciente es mucho mas difícil.
S e trata de “A”, paciente femenino de 30 años de edad, quien se describe así misma como
una persona con funcionalidad adecuada, licenciada en letras hispanas, profesora uni-
versitaria, con único antecedente psiquiátrico relevante de varios años de consumo de sus-
tancias principalmente alcohol y tabaco en contexto social y solo cuando estaba en estado
de embriaguez, llegaba a consumir cocaína (1 gramo máximo por consumo); sin embargo,
estos patrones conductuales los minimizaba a un contexto social, agregando que no tenía
ninguna dificultad para mantener sus actividades laborales y siempre cualquier consumo
lo realizaba en contexto lúdica, limitándose a fines de semana y sin perjudicar sus esferas
psicosocioemocionales y laborales.
Es en la supresión alcohólica del lunes que inicia de manera abrupta con sintomatología
afectiva de tipo maniaca caracterizada por ánimo elevado, disminución en la necesidad del
sueño, aumento de la actividad intencionada, irritabilidad, logorrea, desinhibición social,
errores de juicio y conducta como regalar pertenencias de la familia, dromomania, heteroa-
gresividad verbal y física hacia sus familiares por lo que es traída a esta unidad psiquiátrica
y se decide su internamiento.
Posterior a una estancia de 30 días la paciente presenta buena respuesta a nivel de con-
trol de sintomatología de tipo maniatiforme con tratamiento a base de Haloperidol 10 mg/
día, Valproato de Mg 600 mg/día y Clonazepam 3 mg/día, egresado con diagnóstico de
trastorno bipolar.
Posterior a su egreso la paciente se mantiene con pobre apego a tratamiento siendo sus-
pendido por decisión propia, presentado un curso con tendencia al empeoramiento, en un
periodo de quince días posterior al egreso hospitalario, a referir de familiares, la pacien-
te no alcanza a recuperar funcionalidad llegando a presentar síntomas de características
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afectivas depresivas como: anhedonia, abulia, alogia, apatía e hiporexia, tendencia al aisla-
miento e ideas delirantes de daño, de desesperanza y futilidad.
PUNTOS CLAVE:
El presente caso es interesante porque ilustra lo considerado como una persona con fun-
cionalidad y adaptación social adecuada, aún con consumo de diversas sustancias legales
e ilegales, llegando a minimizar los patrones de consumo previamente hasta debutar con
un cuadro psiquiátrico de manera “formal”, una bipolaridad psicótica.
Esto no debe de interpretarse como un caso de difícil presentación, dentro del contexto de
la bipolaridad, se han asociado previamente factores predisponentes sutiles como es la
hiperactividad, personalidad hipertímica, elementos psicosociales como la minimización y
negación de síntomas larvados y principalmente factores comprobados como son la his-
toria familiar de bipolaridad y abuso de estimulantes como la cocaína, anfetamina, cristal.
Todos estos elementos que de manera conjunta trabajan de manera larvada pero incan-
sable para construir la psicopatología y que al mismo tiempo suelen enmascararse dentro
de la “funcionalidad y la normalidad” por sus propios efectos tanto sedantes en el caso del
alcoholismo social como euforizantes e hipertimizantes en el caso de la cocaína, permi-
tiendo que los cuadros afectivos de leves a moderados, que probablemente la paciente ya
había presentado, pasarán desapercibidos o por decirlo de la siguiente manera: “auto-me-
dicados”; sin que la paciente hubiera sido capaz de identificarlos en su narrativa.
Es un caso interesante que presenta a una debutante tardía, pero con un consumo de sus-
tancia de larga evolución, hace pensar en una psicopatología que se estaba gestando tiem-
po atrás, enmascarada por relativa funcionalidad psicosocial.
Además, cabe destacar que en el caso presentado de manera concordante con los casos
de exacerbación de sintomatología bipolar, los síntomas maniatiformes se presentan en la
supresión del consumo, en el “hang-over”, por lo que una vez ingresada en el hospital psi-
quiátrico se decide abordar a la paciente con un énfasis en el consumo severo de alcohol,
más que en el consumo de cocaína, que era el elemento puerta, sin consumir alcohol la
paciente no sentía craving por cocaína.
Por otra parte, no podemos dejar de mencionar que, en cualquier caso ante la comorbilidad
de trastorno bipolar y el consumo de alcohol, estos pacientes representan una población
que es significativamente peor que cualquiera de los dos diagnósticos por sí separado,
esto a todos los niveles clínicos: presentación más intensa, duración mayor, alta comorbili-
dad, riesgo en la suicidabilidad y en concreto, mala respuesta al tratamiento.
El pronóstico posterior al tratamiento puede verse influido por una serie de factores que
incluyen la abstinencia temprana, la baja ansiedad inicial, la participación en un programa
de atención posterior y el género femenino.
Con respecto al tratamiento farmacológico la mayoría de los estudios en este grupo re-
comiendan los estabilizadores del estado de ánimo y antipsicóticos atípicos. El valproato
es prometedor en este sentido debido a su eficacia antimaníaca establecida, la capacidad
para aliviar los síntomas de abstinencia del alcohol y la reducción del consumo de alcohol.
Las farmacoterapias antipsicóticas atípicas han demostrado eficacia porque ejercen me-
nos antagonismo de la dopamina que los antipsicóticos típicos de mayor potencia.
En el estudio piloto de Kampman, doble ciego controlado con placebo en participantes con
tratamiento a base de quetiapina, resultó en una cantidad significativamente menor de días
de consumo de alcohol, así como una reducción del craving (deseo) en comparación con
el placebo.
Son múltiples los estudios que han evaluado las combinaciones de antipsicóticos atípicos,
y estabilizadores (valproato y litio), con resultados relevantes, sin embargo, no concluyen-
tes, la postura actual es el tratamiento multimodal que combine el seguimiento a través de
farmacoterapia, terapia individualizada (psicoeducación, prevención de consumo) y gru-
pos de autoayuda (alcohólicos-anónimos, narcóticos anónimos) y sobre todo, tema que
será frecuente en este libro, evitar la puerta giratoria.
Bibliografía
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Caso 2.
Psicosis-like en traumatismo craneoencefálico
Refiere que desde los 39 años de manera paulatina ha presentado sintomatología afectiva
de tipo depresiva, con ánimo triste, anhedonia y delirios de persecución no estructurados,
lo que le ha dificultado su actividad laboral, siendo tratado por facultativo extramuros, con
sertralina 50 mg, sin respuesta durante un año, a la vez que ha reducido el consumo de sus-
tancias de manera completa, al acudir a narcóticos anónimos, sin embargo, refiere no pre-
senta mejoría de la sintomatología afectiva y psicótica por lo que acude a nuestra unidad.
Por lo que se inicia tratamiento a base de risperidona tabletas 2 mg, Fluoxetina tableta 20
mg y Levetiracetam 1 gr. Se realiza EEG con hallazgos interictales de predominio parasagi-
tal izquierdo F3 y actividad ictal proveniente de la región frontal izquierda que se relaciona
con la clínica descrita.
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Diagnóstico: Esquizofreniforme orgánico secundario a epilepsia del lóbulo frontal poste-
rior a traumatismo craneoencefálico. Antecedente de consumo perjudicial de múltiples
sustancias, actualmente en abstinencia.
PUNTOS CLAVE:
Las convulsiones en un paciente dado con epilepsia del lóbulo frontal son generalmente
similares, con electroencefalografía estable y reproducible y patrones semiológicos. Sin
embargo, existe una marcada variación entre los pacientes, lo que dificulta la categoriza-
ción y la clasificación.
La conectividad de las áreas asociativas supramodales del lóbulo frontal admite la propa-
gación a través de vías eferentes corticocorticales distantes, que pueden ser tanto mul-
tilobares como multidireccionales, lo que generalmente da como resultado una propaga-
ción rápida y generalizada de las descargas convulsivas que se originan en las regiones
frontales, lo que ayuda a explicar tanto la complejidad como las dificultades semiológicas
en el análisis de EEG, es por tanto importante buscar la integración clínico-semiológica y
electroclínica para lograr el diagnóstico final, en caso de tener la posibilidad hospitalaria
el estudio de imagenología permitiría finalizar el abordaje diagnóstico.
Bibliografía
1. Alexander GE, Crutcher MD. (1990) Functional architecture of basal ganglia circuits: neural
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4. Bagla R, Skidmore CT. (2011) Frontal lobe seizures. Neurologist 17: 125– 135.
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Por lo que se ingresa con síndrome catatónico sobreagregado y se inició durante estancia
intrahospitalaria tratamiento con lorazepam 10 mg y olanzapina 10 mg, con parcial res-
puesta.
PUNTOS CLAVE:
Se considera a grandes rasgos que la causa de estos síntomas es por una alteración de
neurotransmisores, aunque esto sigue siendo un tema de estudio, la dopamina sigue siendo
el principal. A nivel epidemiológico es una enfermedad juvenil que aparece a partir de los 16
años y en el adulto joven, puede presentarse en la edad media, pero con menor frecuencia.
La realidad para la mayoría de las personas con esquizofrenia es que tienen una mala cali-
dad de vida debido a la mala o escasa atención médica, la falta de vivienda, el desempleo,
las limitaciones financieras, la falta de educación y las habilidades sociales deficientes.
Siendo esta información obtenida de las guías de práctica clínica de NZ, consideradas como
ampliamente concientizadas de la necesidad de políticas públicas para esta población.
En el caso presentado, podemos agregar una situación prototípica del paciente mexicano,
quien además de las dificultades propias de la esquizofrenia, va a presentar dificultades
psicosociales, como son:
• La falta de red de apoyo, mala o nula adherencia terapéutica, encontrarse con una alta
facilidad de consumo de múltiples sustancias, dificultades para lograr integración so-
cial, estigmatización, silenciamiento social de la enfermedad, falta de unidades sanita-
rias, desabasto de medicamentos, entre otras.
Bibliografía
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Caso 4.
“Hebe/juventud” psicosis resistente y opciones de tratamiento
A los 18 años se realiza primer internamiento en esta unidad por presentar errores de juicio,
disruptividad, heteroagresividad y actitud alucinada, siendo diagnosticado como esquizo-
frenia paranoide e iniciando tratamiento con haloperidol 15 mg/día, clonazepam 2 mg/día
y levomepromazina 25 mg/día con seguimiento en hospital parcial durante dos meses.
Es a sus 30 años que se inicia esquema con clozapina 300 mg/día presentando tolerancia
y mejoría parcial del padecimiento de curso crónico.
Se mantiene con control de sintomatología con esquema a base de clozapina, siendo a sus
32 años, en invierno del año en curso, con un mes de evolución presenta exacerbación de
síntomas psicóticos caracterizados por actitud alucinada, soliloquios, ideas delirantes de
daño y referencia, negativismo, gatismo, descuido de higiene y aliño, tendencia a la hete-
roagresividad con familiares, por lo que se reinicia esquema con clozapina.
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desorganizado, ideas delirantes de daño y referencia de contenido extravagante, con regu-
lar respuesta a esquema inicial con clozapina 200 mg/día, siendo reajustado a 150 mg/día
por presencia de manierismos.
PUNTOS CLAVE:
En 1881, Hecker describió una entidad de inicio temprano, típicamente durante la adoles-
cencia, caracterizada por la aparición de síntomas del estado de ánimo antes de la apa-
rición de síntomas psicóticos y desorganizados, progresando rápidamente a un deterioro
funcional severo y deterioro cognitivo. Llamó a esta entidad “hebefrenia”.
Definir la ER ha sido un desafío para el campo y hasta hace poco no había ningún consen-
so, esto por diversas razones:
Además de lo comentado conforme a las características del ER, este caso lo consideramos
relevante por los siguientes motivos:
Como es observable, si son tratables e incluso, el 30% que es resistente al tratamiento tiene
opciones terapéuticas, como son la clozapina y la TEC, además de las opciones psicotera-
péuticas, estimulación magnética transcraneal y la estimulación cerebral profunda.
Por último, es un paciente en un contexto urbano con un alto nivel de estrés, si las condicio-
nes ambientales fueran diferentes, en un contexto rural, a manera de hipótesis el paciente
sería tan resistente, es una de las interrogantes, que el libro propone y proyecta, probable-
mente un tratamiento complementario podría tener un enfoque medio ambiental, en donde
el paciente tuviera más espacio, expresión y simplemente menos estigma, se entiende que
fenomenológicamente son mentalmente “jóvenes”.
Bibliografía
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future opportunities. Neuropsychopharmacology 2008;33:2061–2079.
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en el pensamiento y comportamiento.
PUNTOS CLAVE:
A primera vista, un diagnóstico de esquizofrenia parece claro, y Kraepelin y Bleuler han des-
crito los signos clínicos desde lo que podríamos decir la antigüedad, para un clínico experi-
mentado, se ha hablado del precox feeling, es decir se puede diagnosticar la esquizofrenia
al ver a la persona, en un instante, nuestra postura se adhiere a esta visión, sin embargo,
no está de más la historia clínica, los estudios de gabinete y por supuesto, los criterios del
CIE 10-11, los que están fundamentados en la fenomenología altamente especifica de los
síntomas de primer orden de K. Schneider.
Es entonces que la tendencia actual es la detección del periodo crítico inicial para el trata-
miento temprano, con un tratamiento farmacológico de leve a moderado y con un énfasis
en la psicoeducación, la neuroprotección, tendiente a la década siguiente del paciente para
lograr la estabilización y evitar el deterioro.
Esta es una psicoeducación útil para pacientes adultos jóvenes con el fin de infundir espe-
ranza, alentar la adherencia terapéutica, el anti-estigma, la integración educativa, familiar,
laboral y fundamentalmente el control sostenido.
El escenario en México podría parecer utópico, pero este caso ilustra un tratamiento tem-
prano una experiencia fuerte, sórdida, pero que pudo controlarse de manera temprana, los
psiquiatras bien preparados, con herramientas solidas y con el compromiso del juramento
hipocrático, pueden llevar este proyecto a una realidad.
Bibliografía
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I nició “F” masculino, a los 15 años con irritabilidad, agresividad verbal y física y aisla-
miento, condicionando disfunción global, iniciando con atención médica y manejo con
valproato de magnesio en dosis no especificada con pobre respuesta, agregándose solilo-
quios, risas sin motivante externo, con errores conductuales no especificados, acudiendo
al psiquiátrico infantil siendo hospitalizado, con mal apego y seguimiento, por lo que tendió
a la cronicidad y empeoramiento.
A los 18 años fue referido a nuestra unidad, siendo internado por primera vez por disrrupti-
vidad y agresividad, con diagnóstico de esquizofrenia paranoide y manejo con haloperidol
15 mg, clonazepam 2 mg, levomepromazina 25 mg y seguimiento en hospital parcial du-
rante dos meses.
Su último internamiento en cuatro años después por errores de juicio y conducta y agresi-
vidad, con 35 días de estancia y diagnóstico de esquizofrenia desorganizada, manejo con
clozapina 150 mg, valproato de magnesio 200 mg, clonazepam 1 mg.
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mente con tratamiento a base de clozapina se propone a familiares tratamiento a base de
TEC, se niegan, se agrega tratamiento antipsicótico complementario para su egreso, los fa-
miliares aceptan tratamiento, mencionando que de cualquier forma no podrán comprarlo,
se da de alta por máximo beneficio.
PUNTOS CLAVE:
El cumplimiento terapéutico se define como “el grado en que el comportamiento del pa-
ciente (en términos de tomar medicamentos, seguir dietas o realizar otros cambios en el
estilo de vida) coincide con las recomendaciones médicas”.
La adherencia terapéutica se define como “el grado en que el comportamiento del paciente
(en términos de tomar medicamentos, seguir dietas o ejecutar otros cambios en el estilo
de vida) coincide con las recomendaciones médicas acordadas conjuntamente entre el
paciente y el médico”.
Un problema importante que surge en la literatura relacionada publicada hasta los últimos
años implica el desacuerdo en la definición de la no adherencia y los criterios para consi-
derarla clínicamente relevante. Afortunadamente, recientemente se ha publicado un docu-
mento de consenso internacional sobre la adherencia al tratamiento de los pacientes con
trastornos mentales graves y persistentes.
• Tomar menos del 80% de la medicación prescrita o interrumpir la medicación por inter-
valos de 7 días.
Bibliografía
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Caso 7.
Hikikomori mexicano
P aciente “G” masculino de 30 años de edad, que inicia padecimiento en forma gradual
y progresiva desde los 22 años sin asociar con algún psicoestresor con irritabilidad,
tendencia al aislamiento, aplanamiento afectivo, anhedonia, abulia y alogia, este sintoma-
tología fue persistiendo en el ámbito volitivo llegando a presentar descuido de higiene y
aliño, menor interacción con familiares y menor interés en el trabajo dejando de realizar
actividades de la vida diaria; por consiguiente presentó disfunción laboral, social y familiar
consecuentemente.
El paciente destaca un aislamiento social extremo, sin llegar a salir del cuarto en el que
habita, durante meses, los familiares le llevan la comida afuera de la puerta y con dificulta-
des logran sacarlo a bañarse una vez cada mes, refieren que todo el tiempo se la pasa en
la computadora.
Por lo que acude al servicio de psiquiatría donde se realiza EEG encontrando grafoelemen-
tos patológicos de tipo punta onda en región frontal izquierda con cambios difusos, se
realiza el diagnóstico de trastorno psicótico no especificado y se inicia manejo con halope-
ridol 5 mg tableta diariamente vía oral, sin apego siendo suspendido por decisión propia y
con falta de supervisión por red de apoyo primaria.
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En esta ocasión presenta desde hace un mes refieren los familiares identificando como
estresor la falla de la computadora que utilizaba todo el tiempo, presentando un cuadro
caracterizado por ideas delirantes de daño, referencia y erotomaníacas, irritabilidad y he-
teroagresividad verbal y física con padres, incluso llegando a salir del cuarto a agredir a
familiares, por lo que es traído a esta unidad a valoración, presentando cuadro de agitación
psicomotriz por lo que se aplica 10 mg de haloperidol IM y se decide su ingreso a esta
unidad, donde permanece el fin de semana por presentar cuadros de agitación psicomotriz
y heteroagresividad con tratamiento a base de haloperidol 5 mg IM cada 12 hrs y clonaze-
pam 1 mg via oral.
En este momento se decide continuar con manejo con antipsicótico IM a base de halope-
ridol 10 mg/día y clonazepam 1.5 mg/día con adecuada respuesta y tolerancia al mismo.
Siendo egresado con familiares, con vigilancia estrecha, por riesgo de heteroagresividad y
agitación psicomotriz.
PUNTOS CLAVE:
La esquizofrenia simple fue descrita por primera vez, en 1902, por Paul Sériex, posterior-
mente destacada por Bleuler en el 1911, siendo considerada como una presentación de la
esquizofrenia tendiente hacia la abulia, apatía y al defecto clínico-sintomático, sin sínto-
mas psicopatológicos abirragados y llamativos, con una evolución progresiva hacia la falta
de intereses, iniciativa, aislamiento social y finalmente nula integración en la cotidianidad.
En la actualidad, los estudios clínicos demuestran una prevalencia para esquizofrenia sim-
ple del 1% de los casos de esquizofrenia, consideramos que esto es una subestimación, lo
que podría deberse por varias razones:
Con respecto al Hikikomori, se trata de una forma grave de aislamiento social, se ha obser-
vado durante mucho tiempo en Japón, principalmente entre jóvenes y adolescentes desde
alrededor de la década de 1970, y se ha destacado especialmente desde finales de la dé-
cada de 1990.
Bibliografía
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Caso 8.
Viviendo y consumiendo drogas al día
M asculino de 27 años, “H”, comerciante del centro de la ciudad de México, que cuenta
desde los 18 años con historial de consumo de múltiples sustancias (alcohol, taba-
co, cannabis, cocaína, anfetaminas, MDMA, LSD y cristal), con un patrón de consumo con-
tinúo repercutiendo en su funcionalidad, pero no en sus ventas.
A los 22 años asociado al aumento en el consumo exclusivo de cristal inicia con sintoma-
tología psicótica caracterizada por ideas delirantes megalomaníacas, soliloquios, irritabi-
lidad, descuido de higiene y aliño, con disruptividad, errores de juicio y conducta graves
como robar a otros negocios y cuadros heteroagresivos a otros comerciantes.
Este padecimiento fue persistiendo sin acudir a manejo especializado hasta que fue de-
tenido por personal de policía, por robo con violencia, llegando a estar internado en penal.
Durante su estancia estaba en estado catatónico, siendo valorado por psiquiatría, cum-
pliendo estado para estado psicótico, en donde se decidió su manejo durante 8 meses en
CEVAREPSI siendo tratado con olanzapina y valproato de magnesio.
A su egreso del CEVAREPSI el paciente presenta abstinencia sostenida durante seis me-
ses, en los cuales inicia una producción de “cristal” casero y su distribución de manera
local, posterior a un mes de esta actividad comercial ilícita reinicia consumo de sustancias,
pero esta vez de manera exclusiva consume “cristal” presentado posterior a un atracón de
quince días una recaída con sintomatología de tipo maniatiforme caracterizada por ánimo
expansivo, aumento de la actividad intencionada, verborrea, falta de necesidad de sueño,
aumento de energía, ideas delirantes de daño y referencia.
Paciente con cuadro de curso crónico con consumo de múltiples sustancias con facilidad
de adquisición de múltiples sustancias, con historia de múltiples recaídas e internamientos
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debido a pobre apego terapéutico y suspensión del tratamiento.
Destaca en las últimas recaídas del paciente el consumo particularizado de una sustan-
cia “cristal”, la cual le ha ameritado diversos ingresos reportados predominantemente con
cuadros de tipo maniatiformes, con características megalomaniacas y heteroagresivas, se
desconoce la evolución del caso posterior a último egreso.
PUNTOS CLAVE:
Los cuadros psicóticos por abuso de cristal no son un fenómeno desconocido, su uso
es altamente prevalente en trabajadores de jornadas extenuantes, podemos mencionar al
personal de edición de videos, traileros, militares, personal de seguridad, sexo-servidores,
entre otros, sin embargo, al igual que otros productos adictivos, su prevalencia de consumo
es una circunstancia altamente silenciada.
Los estudios sobre las tendencias del abuso de drogas en el oeste de los USA (por ausencia
total de estudios en México), indican que el uso de metanfetamina “cristal” es un problema
importante de salud pública. Según la encuesta de USA 2012 de uso de drogas, aproxima-
damente 1,2 millones de personas (0,4 por ciento de la población) informaron haber usado
cristal el año pasado, y 440 000 (0,2 por ciento) informaron haber usado el mes pasado.
Aunque las tasas de uso de cristal han disminuido con respecto a años anteriores (p. ej.,
0.3 por ciento informó el uso del último mes en el 2006 (USA), es relevante considerar a los
subgrupos vulnerables, que continúan en riesgo de desarrollar no solo trastornos por uso
de cristal, sino también complicaciones psiquiátricas graves y potencialmente debilitantes
asociadas con cristal.
Entre las características asociadas con un mayor riesgo de trastornos por uso de cristal se
encuentran: la residencia en áreas rurales, etnias hispanas y asiáticas y, entre los hombres,
orientación sexual homosexual o bisexual.
Varios estudios han examinado los factores de riesgo de las psicosis inducidas por cristal
recurrente, con desencadenantes identificados que incluyen el uso o la reanudación del
uso de cristal, incluso en cantidades relativamente pequeñas después de una abstinencia
prolongada, el uso de otras sustancias, incluido consumo de alcohol, incluso en ausencia
de consumo de cristal.
La propensión al uso de cristal para desencadenar psicosis entre personas que han expe-
rimentado previamente síntomas psicóticos puede persistir durante años y se ha descrito
como un efecto de “sensibilización” o “tolerancia inversa” (efectos altamente potentes con
una dosis más baja a la acostumbrada a consumir) de la sustancia.
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P aciente “I” femenina de 29 años, que cuenta desde los 14 años con historial de consu-
mo de múltiples sustancias (alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, anfetaminas y piedra),
con un patrón de consumo continuo hasta la actualidad repercutiendo en su funcionalidad,
actualmente con dos hijos, de dos diferentes uniones libres, se dedica al sexo-servicio.
A los 20 años asociado al consumo de sustancias inicia con sintomatología psicótica ca-
racterizada por ideas delirantes de daño y referencia, alucinaciones visuales simples y au-
ditivas complejas, soliloquios, risa sin condicionante externo, descuido de higiene y aliño,
sin acudir a recibir atención especializada. A los 21, con su primer pareja presenta emba-
razo y presenta exacerbación de la sintomatología psicótica descrita anteriormente, agre-
gándole ánimo triste, irritabilidad, aplanamiento afectivo, anhedonia y abulia, además de
presentar ideas de muerte y suicidas; realizando intento suicida mediante corte superficial
en el cuello, sin acudir a atención en servicio de urgencias siendo llevada posteriormente
a atención por parte de psiquiatría donde se inicia tratamiento con fluoxetina, con regular
apego y aparente mejoría de sintomatología, siendo diagnosticada de depresión pos-parto,
sin acudir a seguimiento, posterior a tres meses del parto, suspende medicamentos por
cuenta propia.
A los 25 años inicia relación con su segunda pareja, tiene un segundo embarazo por lo
que suspende psicofármacos, suspende consumo de sustancias y presenta parto sin com-
plicaciones, posteriormente a los seis meses post-parto presenta conflictos maritales y
realiza separación de pareja por lo que reinicia consumo de sustancias, en esta ocasión
de manera paulatina con cannabis, posteriormente cocaína y finalmente recae en el cristal,
retoma trabajo de sexo-servicio, menciona que paulatinamente a lo largo de un año, pre-
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senta nueva exacerbación de sintomatología psicótica caracterizada por ideas delirantes
de daño, místico religiosas y de referencia.
A referir de la paciente se mantiene con estos síntomas, con parcial remisión y exacer-
bación que asocia al consumo de cristal, conforme a la calidad y cantidad del mismo,
siendo en los últimos meses que aumenta el consumo a un gramo al día, es en los últimos
2 meses, que presenta un cuadro caracterizado por ideas delirantes de daño, referencia
y megalomaníacas, alucinaciones auditivas complejas, alteraciones primarias del pensa-
miento, errores de juicio y conducta que han condicionado heteroagresividad verbal y física
con clientes de sexoservicio, es cuando proxeneta al involucrarse en último episodio de
heteroagresividad, es quien la trae a esta unidad a valoración, se decide su ingreso a esta
unidad en el servicio de hospitalización continua.
PUNTOS CLAVE
Paciente con cuadro de curso crónico con consumo de múltiples sustancias, destacando
abuso de cristal y cuadro psicótico subsecuente, pobre apego terapéutico y pobre red de
apoyo, además de la facilitación por el medio laboral en el cual se encontraba, un cuadro
también prototípico de la situación mexicana en un nivel urbano.
Desde el punto de vista clínico, la forma más sencilla de distinguir la psicosis inducida por
sustancias de otro trastorno psicótico (es decir, independientemente del tipo de sustancia)
es mediante una evaluación cuidadosa de la relación temporal entre el consumo de sustan-
cias y el inicio de la psicosis.
De manera óptima, las fuentes informativas se pueden combinar para permitir que el mé-
dico comprenda el momento y el curso del uso de estimulantes y los síntomas psicóticos,
además de la importancia de los estigmas asociados al método de consumo, piquetes en
caso de inyección, dientes con placa en caso de uso de pipa y alteración del tabique nasal
si es un consumo sniffado, son datos clínicos que le permiten al médico poder observar
más allá del encubrimiento sintomático del paciente, sea por su negación o minimización
del consumo.
Sin embargo, dada la complejidad de la asociación entre el uso de cristal y la psicosis, exis-
ten limitaciones inherentes a la certeza diagnóstica incluso cuando se dispone de fuentes
colaterales. Por ejemplo, el resultado de un análisis de drogas en orina no confirma la etio-
logía de la psicosis.
Además, dado que un subconjunto de personas que usan cristal experimentará síntomas
psicóticos más duraderos incluso después de dejar de usar la sustancia, los datos cola-
terales sobre los patrones de uso y la remisión de consumo son útiles, pero no necesaria-
mente confirman el proceso de diagnóstico de la etiología psicótica.
Se puede obtener orientación para la práctica clínica a partir de estudios de casos, varios
de los cuales informan el uso de antipsicóticos, incluidos risperidona y olanzapina, para el
tratamiento de los síntomas psicóticos agudos inducidos por cristal.
Solo un ensayo clínico cumplió con los criterios para la inclusión en la revisión Cochrane de
2009 de tratamientos para la psicosis anfetamínica, este pequeño ensayo aleatorio (N= 58)
encontró que tanto la olanzapina como el haloperidol eran eficaces en el tratamiento de los
síntomas psicóticos, con una tolerabilidad y una eficacia significativas, con menor frecuencia
de síntomas extrapiramidales asociados con el uso de olanzapina.
Asimismo, en un ensayo clínico aleatorizado más reciente que comparó el haloperidol con
la quetiapina para la psicosis por cristal, ambos neurolépticos fueron tolerables y eficaces,
y se observó remisión de la psicosis en una mayoría significativa de los participantes, inde-
pendientemente del neuroléptico particular administrado.
Bibliografía
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Caso 10.
La duda patológica del ser, en sí mismo
P aciente “J” masculino de 25 años, actor de teatro, que inicia padecimiento hace 4 se-
manas aproximadamente secundario a estresor de familia (complicaciones médicas
de familiares por COVID) con aparente sintomatología afectiva caracterizada por ánimo
triste, labilidad emocional, sentimiento de culpa y minusvalía, llegando a presentar disfun-
cionalidad laboral, sin recibir manejo especializado y agregándole posteriormente insom-
nio de conciliación, abulia y anhedonia.
Un día previo a ser traído a nuestra unidad, presenta errores de juicio graves como inten-
tar manejar un vehículo ajeno en contexto psicótico, por lo que es agarrado por policías
y llevado al ministerio público. Sin embargo, debido a padecimiento actual e información
proporcionada por madre es liberado inmediatamente y es llevado a Instituto psiquiatrico
para valoración.
En el transcurso del día acude familiar responsable (madre) para informe y durante entre-
vista refiere que en las últimas 3 semanas el paciente cursó con predominio de sintoma-
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tología psicótica caracterizada por presencia de ideas de tipo extravagantes y contenido
místico religioso, llegando a realizar errores de juicio como rezar en metro, abrazar a des-
conocidos, regalar cosas, así como ideas delirantes de tipo paranoide, aislamiento, animo
triste, apatía e insomnio de conciliación.
La madre niega que haya presentado síntomas maniatiformes como logorrea, aumento
de actividad intencionada y de la planeación, presenta predominantemente alteración del
pensamiento y de la conciencia, tratamiento a base de haloperidol ámpula 7.5 mg y clo-
nazepam 2 mg vía oral, diariamente.
Este caso es interesante por los múltiples errores de juicio y de conducta graves:
Al ser valorado por otro hospital psiquiátrico, con el antecedente materno de bipolaridad y
los errores de juicio y conductuales tan graves, se integra bipolaridad, sin embargo, el pa-
ciente no contaba con ningún criterio, no tenía ánimo expansivo, taquilalia, fuga de ideas,
irritabilidad, etc.
“Ser el salvador y podía ayudar al mundo en tiempos de pandemia y que gracias a haber
hecho teatro él tenía este talento, donde podía leer las expresiones de la gente, sus gestos,
posturas, etc., para saber que necesitaban y en que podía ayudarlos”.
Dentro de esta interpretación claramente delirante, es cuando toma sentido los errores de
juicio y conductuales:
a. Abrazar a desconocidos (él decía que veía sus expresiones y sabía que necesitaban un
abrazo porque estaban solos, esto lo hacía en las calles e incluso lo llegaron a golpear
por esto)
b. Por eso compraba cosas o regalaba comida, por las expresiones que percibía de nece-
sidad de la gente que interpretaba delirantemente
c. El incidente del carro (él interpretó que necesitaban ayuda con un chofer y por eso se
subió, para ayudar porque él quería llevarlos seguros)
d. Cuando los policías llegan por él, para llevarlo al ministerio, incluso llegó a decirles que
él podía manejar hacia el MP
En sus propias palabras él había tenido una “metamorfosis” y mediante el talento de inter-
pretar el mundo como una obra de teatro, la desrealización, el pensamiento mágico, las al-
teraciones en la censo-percepción y las interpretaciones delirantes subsecuentes, con un
talante de “grandiosidad” (el personaje principal de un mundo teatral), le generaban cam-
bios afectivos pero no cumplían para episodio maníaco o depresivo (por ejemplo el saber
que tiene este talento le generaba alegría para ayudar a la gente, pero el saber que había
mucha gente necesitaba le generaba tristeza, pero nada significativo, incluso un afecto
congruente dentro de la ideación delirante).
El tema es el elemento inicial del inicio de la esquizofrenia, descrito por Conrad en 1958,
dentro de su análisis, menciona que el cuadro trematico es una entidad previa incluso a
los pródromos y lo describe como una “tensión”, como si hubiera algo en el aire o algo in-
minente fuera a suceder, la sensación de inminencia la describe como una experiencia tan
potente que estrecha el cambio psíquico del individuo y la tensión es progresiva, en lo cual
solamente el individuo puede sospechar que va a pasar, sin tener ninguna certeza.
La palabra “trema” la toma Conrad del argot teatral, es la fase de tensión que sienten los
actores justo antes de pasar a escena.
Con respecto al examen mental su juicio estaba desviado, pero durante el internamiento
al confrontar sobre sus actos si reducía a la realidad y comprendido que sus acciones se
pudieron malinterpretar, aunque fueran de buena intención, algo que es común del trema
donde se puede decir que un pie está dentro y otro fuera de la realidad, a diferencia de la
esquizofrenia propia donde no hay reducción a la realidad.
La clínica de este caso es relevante al ser una fase incipiente de la esquizofrenia, el trema,
el síntoma cardinal es la “grandiosidad” la que ante una semiología insuficiente puede aso-
ciarse como “manía”, lo que cambia todo el abordaje, la clave es que la grandiosidad no se
refleja exclusivamente en el afecto, siendo una alteración del contenido del pensamiento.
1. Medicación personalizada
2. Psicoeducación familiar
3. Terapia individual centrada en la resiliencia
4. Apoyo en la integración académica/laboral
Bibliografía
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PMID: 27161262.
P aciente “K” masculino de 35 años, vigilante de seguridad, que inicia desde hace dos
años posterior a estresor familiar (fallecimiento padre), con sintomatología psicótica
caracterizada por ideas delirantes de daño y referencia, alucinaciones visuales simples y
auditivas complejas de tipo comando, alteraciones formales del pensamiento en forma de
transmisión del pensamiento.
Por lo que es traído a esta unidad donde se realiza diagnóstico de trastorno de ideas deli-
rantes persistentes y se inicia manejo con risperidona 4 mg/día con adecuada respuesta y
apego a tratamiento durante 4 meses, siendo suspendido posteriormente por decisión de
paciente.
Posterior a tres años sin descompensación del cuadro psicótico, presenta sin psicoestre-
sor asociado, sintomatología psicótica caracterizada por irritabilidad, insomnio, soliloquios,
risa sin condicionante externo ideas delirantes de daño y referencia, alucinaciones auditi-
vas y alteraciones formales del pensamiento de tipo lectura del pensamiento, descuido de
higiene y aliño, mirada de búsqueda y errores de juicio y conducta como romper objetos
en la casa, autolesionándose en cara, tórax y mano derecha, ocasionándole lesión en pri-
mer ortejo con machete, a causa de interpretar delirantemente que era necesario sacrificar
alguna parte de su cuerpo; por lo que es traído a esta unidad para hospitalización, siendo
egresado 20 días después con manejo a base de risperidona 2 mg/día y clonazepam, con
mejoría sintomática en el seguimiento durante seis meses, suspende psicofármaco por
cuenta propia a los 9 meses después de egreso.
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cótica, similar a la descrita anteriormente, agregándole ideas delirantes místico religiosas,
errores de juicio y conducta, así como autolesiones nuevamente en ambas muñecas por lo
que es traído a esta unidad donde se decide hospitalización.
Es en este último ingreso, paciente refiere consumo continuo de cannabis posterior al an-
terior egreso hospitalario, al interrogatorio presenta características psicóticas poco plau-
sibles y parcialmente sistematizadas, además de la temporalidad se integra clínica para
esquizofrenia paranoide que, para trastorno de ideas delirantes, junto con consumo perju-
dicial de cannabis.
PUNTOS CLAVE:
Se estima que 192 millones de personas consumieron cannabis en 2016, lo que demuestra
su estatus como la droga más popular después del alcohol y el tabaco a nivel mundial.
Como con todas las drogas, existen riesgos asociados con su uso; parte del riesgo se debe
a la sustancia y parte dependerá del estado regulatorio de la droga en la jurisdicción local
en la que reside la persona.
Un riesgo de consumir cannabis que sigue atrayendo una atención médica significativa,
a saber, el riesgo de desarrollar psicosis. Distinguir entre causalidad y correlación en este
tema ha demostrado ser un desafío.
Sin embargo, es fundamental que entendamos cómo se desarrollan los riesgos, su inte-
racción con el desarrollo de psicosis y la esquizofrenia, para aquellos que están expuestos
al cannabis, por lo que este conocimiento podría usarse para reducir el daño y dirigir de
manera más efectiva los escasos recursos de salud pública a los grupos de alto riesgo.
3. La causa común sugiere que otros factores son responsables de la relación, como un
trauma infantil o la genética.
Aunque la primera de estas hipótesis parece simple, ha resultado ser difícil de investigar
con confianza. La investigación se basa principalmente en métodos de observación con to-
das las limitaciones que estos tienen, pero existen otros problemas al explorar esta teoría.
La segunda hipótesis sugiere que las personas que están predispuestas a la esquizofrenia
se sienten atraídas por el cannabis para mitigar los primeros signos de los síntomas nega-
tivos de la esquizofrenia. Aunque es plausible, se debe enfatizar que varios estudios mues-
tran cómo esta no es la razón principal que estas personas dan constantemente como
motivación para usar cannabis.
El placer y la recreación son los principales motivos aducidos por los pacientes. Aunque
estas razones son claramente subjetivas y se basan en la percepción individual, es impor-
tante comprenderlas, especialmente en el ámbito clínico, porque proporcionan una idea de
la motivación de los pacientes para consumir cannabis, incluso si este uso es perjudicial
para su salud mental.
La tercera hipótesis que propone una causa común, como una responsabilidad genética
compartida, es responsable del vínculo entre el cannabis y la esquizofrenia. Esto se ha
explorado más recientemente utilizando sofisticados métodos de análisis para intentar
desentrañar la relación entre el cannabis y la esquizofrenia. Un ejemplo usó la aleatoriza-
ción mendeliana para investigar la dirección de la relación en un estudio usando una base
de datos del genoma.
Esto informó que existe un riesgo ligeramente mayor de desarrollar esquizofrenia después
del inicio del cannabis con una evidencia más sólida de que la esquizofrenia predice el
inicio del cannabis.
Por último, con respecto a la tendencia de un supuesto uso médico de la cannabis inde-
pendientemente de sus resultados en otro tipo de patologías, nuestra recomendación ba-
sada en la evidencia más actual es desaconsejar determinante su uso en cualquier cuadro
psicótico (aumentando el consumo de cannabis dos veces más el riesgo de psicosis),
además, por su característica de sustancia puerta, recomendamos fervientemente evitar
su utilización en cualquier otro tipo de cuadro psiquiátrico.
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Caso 12.
Psicosis cannábica, negación y codependencia
P aciente femenino “L”, estudia artes, de 18 años, que cuenta desde los 13 años con
historial de consumo de cannabis, con un patrón de consumo continuo hasta la actua-
lidad, refiriendo le permitía el consumo de esta sustancia no solo integrarse al medio artís-
tico, sino que además le apoyaba en su creatividad, sin embargo, a referir de familiares el
consumo de cannabis había repercutido en su funcionalidad (no logró terminar la carrera
artística).
Iniciando sus 22 años, asociado al consumo continuo (tres o más churros al día) es que
debuta con un cuadro caracterizado por ideas delirantes de daño, referencia y megaloma-
niacas, alucinaciones auditivas complejas, alteraciones primarias del pensamiento, errores
de juicio y conducta que han condicionado heteroagresividad verbal y física con familiares.
En base a este curso del padecimiento y factores sociodemográicos como edad de pre-
sentación, género y consumo de cannabis, se integra una esquizofrenia paranoide por su
inicio de inicial de síntomas volitivos y posteriormente presentando una disfunción social,
disfunción del yo y en la sensación de mismidad, con perplejidad ocasionando una altera-
ción paradójica del yo, la cual es perpetuada por el consumo cannabico y en su posterior
aparición de síntomas psicóticos con errores de juicio y conducta graves.
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Por lo que es traída a esta unidad a valoración, se decide ingreso en servicio de observación
donde permanece durante 14 días, con tratamiento a base de risperidona 5 mg diariamente
vía oral, con adecuada respuesta y posteriormente es referido a hospitalización continua
donde se mantiene en seguimiento, se recomienda a los familiares acudir a Al-Anon (para
el tratamiento de la codependencia) y se maneja terapia triple con “P” (manejo psiquiátrico,
psicológico y grupo de ayuda), último seguimiento un año después se mantiene en absti-
nencia y sin recaida de los síntomas psicóticos.
PUNTOS CLAVE:
Esto claramente ha limitado nuestra comprensión de los vínculos entre el cannabis y la es-
quizofrenia en las mujeres. El estudio de Andréasson incluyó una muestra exclusivamente
masculina; desde entonces, la investigación ha sobre-muestreado a los hombres o no ha
informado de las diferencias por sexo.
Informar sobre el sexo en los estudios que exploran el cannabis y la esquizofrenia no solo
mejoraría nuestro conocimiento del impacto que esto tiene en las mujeres, sino que tam-
bién podría proporcionar información y conocimientos útiles para los hombres.
Si tuviéramos más información sobre las diferencias entre los sexos en el riesgo de desa-
rrollar psicosis por cannabis, esto podría resultar útil para aumentar el conocimiento sobre
los factores de riesgo y quién se beneficiaría de las intervenciones de salud pública espe-
cíficas para minimizar el riesgo.
La investigación sobre la psicosis cannábica se origina y sigue estando dominada por par-
ticipantes provenientes de países occidentales. El cannabis se usa en la mayoría de los
países del mundo, aunque nuevamente sabemos más sobre el uso de la droga entre las
poblaciones occidentales que cualquier otra. Una revisión reciente de la literatura india que
investiga problemas psiquiátricos, incluida la psicosis asociada con el consumo de can-
nabis, encontró un enfoque limitado en la etiología y que todos los estudios, excepto uno,
tenían muestras de hombres.
Esto claramente nos deja con una visión sesgada del impacto en la salud resultante del
consumo de cannabis, en diversos niveles que trascienden el elemento sanitario, com-
ponentes superestructurales, en el caso la normalización del consumo de sustancias en
ciertas áreas (artística), la negación y codependencia de la paciente y los familiares, la
utilización de “anexos” sin resultados, probablemente por la poca profesionalización de la
mayoría de estos centros.
Se sabe que el consumo de drogas y sus consecuencias son sensibles a las influencias cul-
turales; los estudios sobre la psicosis cannábica han estado dominados por muestras ex-
traídas de América, Australia y Europa. En algunas partes de Asia, parece haber un menor
consumo de cannabis por parte de la población, lo que podría explicar en parte la menor
incidencia de psicosis encontrada en estas poblaciones.
A medida que un número cada vez mayor de estados norteamericanos permiten el acceso
al cannabis con fines recreativos o medicinales, también México seguirá esta tendencia
como es lo normal, lo que esto representa un gran experimento naturalista del peor nivel
ético imaginable que involucra a todos los estratos poblaciones, pasarán algunos años
antes de que podamos juzgar el impacto de estos cambios regulatorios en la salud y la
incidencia y prevalencia de la psicosis e incluso otros padecimientos psiquiátricos.
Por lo tanto, nuestra posición es altamente excluyente y anti consumo de sustancias ilega-
les como son la cannabis, cocaína, cristal y solventes.
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Caso 13.
Manía por inhalantes (uso de activo)
Quince días después de la aparición de los síntomas mencionados, junto con el aumento
de consumo de solventes presenta exacerbación de sintomatología maníaca agregándole
heteroagresividad verbal y física hacia familiares, disminución en la necesidad de sueño,
errores de juicio y conducta graves como encerrar a padres en baño, estas alteraciones
conductuales fueron persistiendo hasta que una semana después amenazó con un cu-
chillo a su hermana, logrando ser controlado, antes de dañar a familiares y siendo traído a
nuestra unidad.
Se realiza ingreso estancia en observación continua con agitación psicomotriz por lo que
se administran 10 mg de Haloperidol IM y se indica protocolo de contención.
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me que en un principio auto-medicaba (alcohol y benzodiacepinas) pero posteriormente se
fueron alternando con un patrón de comportamiento caracterizado por impulsividad, irrita-
bilidad, hiper familiaridad y aumento de actividad intencionada, logrando cumplir relativa-
mente con funciones laborales, no requirió atención especializada, hasta la presentación
del cuadro descrito, claramente de manía.
Con buena respuesta, remisión total de sintomatología de mania con el tratamiento esta-
blecido, impresiona disfunción en funciones ejecutivas a región frontal manifestada por los
fallos en la estructura ideatoria, por lo que se decide egreso de esta unidad por mejoría, con
seguimiento en la consulta externa.
PUNTOS CLAVE:
Aunque son inofensivos cuando se usan para su propósito original, estos productos pue-
den inducir intoxicación y toxicidad cuando se inhalan intencionalmente, produciendo ade-
más alteraciones relevantes en el estado mental y tener un alto potencial adictivo.
Las encuestas norteamericanas indican que casi 22.3 millones de americanos han usado
inhalantes por lo menos una vez en su vida. El Estudio de Observación del Futuro del Insti-
tuto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés) indica que el 14.9
por ciento de los estudiantes de 8° grado han usado inhalantes.
En México los estudios estadísticos del consumo de inhalantes son amplios en número,
aunque recientemente no ha habido actualizaciones, los datos siguen siendo vigentes e
interesantes:
2. En población que acude a los servicios médicos se ha encontrado que los solventes
ocupan el segundo lugar como droga de preferencia, sin incluir el alcohol y el tabaco,
reportándose porcentajes superiores al 50%; esta tendencia se mantuvo hasta 1997,
año en que se observó un descenso en el consumo de solventes inhalables. En esta po-
blación las sustancias más consumidas fueron thiner, pegamento y “activo” (PVC). Los
consumidores de inhalables fueron más propensos a involucrarse en varias conductas
delictivas: robo, lesiones, heridas por arma blanca, riñas, violaciones y homicidio.
Por último es importante mencionar que los inhalantes no se pueden obtener en los perfi-
les toxicológicos, por lo que ante un cuadro de mania psicótica, tendiente a la agresividad,
es fundamental tener en mente el uso de inhalantes.
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Psychiatr. 28, 32–33. https://doi.org/10.1016/j.ajp.2017.03.009
Caso 14.
Candyflip (LSD+anfetaminas)
P aciente masculino “N” de 35 años que cuenta con antecedentes desde la infancia de
síntomas de inatención e hiperactividad como fácil distractibilidad, dificultad para per-
manecer tranquilo y descuidos en tareas escolares, sin recibir valoración especializada. Así
como antecedente de presentar a los 16 años sintomatología afectiva de tipo depresiva
caracterizada por anhedonia, ánimo triste, irritabilidad e ideación suicida sin plan estructu-
rado, sin recibir atención médica, con aparente remisión y desconociendo curso posterior
al encontrarse en Estados Unidos hasta los 21 años, en donde trabajaba en la construcción
y mantenía funcionalidad adecuada.
Es a los 21 años en Estados Unidos, en un evento de música electrónica inicia con el consu-
mo de LSD en combinación con anfetaminas, por lo que durante el evento inicia con sinto-
matología maniatiforme caracterizada por ánimo elevado, hiper-sexualidad, desinhibición
del comportamiento (se desnuda durante el evento), posterior a 42 horas de estos compor-
tamientos, el paciente regresa a su estado previo, continua laborando, sin embargo, presen-
ta fenómenos de flashback constantes, lo que le producen una combinación de ansiedad y
craving por consumir LSD y anfetaminas nuevamente, no acude a valoración médica.
A los 22 años, acude a México a visitar a familiares, asiste a un evento musical en com-
pañía de sus primos, realiza su segundo consumo de LSD y anfetaminas, presentando
sintomatología psicótica caracterizada por alucinaciones auditivas complejas, risa sin mo-
tivante externo, ideas delirantes de daño y referencia dirigidas con familiares y personas
del evento, provocando un conflicto en el evento, siendo detenido por seguridad y sacado
del evento, no recibe atención médica y se mantiene aparentemente con sintomatología
residual (persistían fenómenos de flashback y desrealizaciones), sin embargo, se mantiene
en abstinencia por seis meses.
Por lo que es traído al paciente a esta unidad, a la entrevista con sintomatología psicótica
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destaca presencia de ideas delirantes de grandeza, daño, referencia y místico religiosas de
contenido extravagante, sistematizadas entre ellas con distorsión en la imaginación, mag-
nificación con pérdidas en las fronteras del yo y de contenido nihilista, con alteración en la
mismidad, distorsiones en el recuerdo y dentro de los síntomas de primer orden destaca
control y lectura del pensamiento; lo cual impresiona de larga evolución y persistencia don-
de se realiza diagnóstico de Trastorno Afectivo Bipolar estableciendo manejo con Valproa-
to de Magnesio 600 mg/día y Olanzapina 10 mg/día con pobre apego, siendo suspendido
tratamiento casi de forma inmediata, persistiendo sintomatología con empeoramiento des-
de esta valoración.
Posterior a 25 días con el tratamiento establecido, se reducen los errores de juicio y con-
ducta, sin comportamiento violento, ni suspicacia, no impresiona con delirios residuales,
se egresa paciente recomendando terapia triple (esquema farmacológico establecido, se-
guimiento psicoterapéutico individual y grupos de apoyo), para mantener abstinencia y
evitar recaídas.
Diagnóstico: Esquizoafectivo de tipo maníaco y Consumo perjudicial de alucinógenos
(LSD) y estimulantes (anfetaminas)
PUNTOS CLAVE:
El abuso de sustancias entre los pacientes con ESEQ es considerado un importante proble-
ma clínico y de salud pública, las frecuencias de consumo de sustancias son las siguien-
tes: consumo de tabaco (más del 70%), alcohol (37%), el cannabis (23%) y estimulantes o
alucinógenos (13%).
Un reciente estudio demostró que los ESEQ con uso de sustancias eran más jóvenes, te-
nían más probabilidades de ser hombres, tenían una duración más corta
de la enfermedad y más contacto con la policía y de manera interesante los síntomas aún
con uso continuo presentaban un funcionamiento mínimamente afectado.
El cannabis, el alcohol y la cocaína fueron los medicamentos de uso más común en esa
cohorte. Los autores concluyeron que los pacientes con ESEQ que abusan de las drogas
pueden representar un subgrupo con un pronóstico diferente.
La cuestión del desconocimiento del abuso y consumo de sustancias por parte del perso-
nal médico ha sido tratado en varios estudios, por ejemplo, recientemente se ha señalado
que aunque el abuso de sustancias es altamente frecuente en pacientes psiquiátricos a la
mayoría de los pacientes no se les preguntó acerca de tales comportamientos por psiquia-
tras de admisión.
Conforme a los médicos generales se conoce que las historias clínicas e interrogatorios
son limitados conforme a la temática del uso de sustancias y antecedentes de abuso e
historial de alcohol.
Desde un aspecto clínico práctico, podemos sugerir que los pacientes ESEQ que consumen
sustancias están en un nivel más alto de riesgo y de comportamiento suicida y agresivo y
deben ser seguidos con más cautela.
Bibliografía
2. Sokolski KN, Cummings JL, Abrams BI, DeMet EM, Katz LS, Costa JF. Effects of substance
abuse on hallucination rates and treatment responses in chronic psychiatric patients. J Clin
Psychiatry. 1994 Sep;55(9):380-7. PMID: 7929017.
P aciente masculino de 33 años, “Ñ” con padecimiento de larga evolución que inició a los
13 años con sintomatología psicótica caracterizada por anhedonia, abulia, irritabilidad,
aislamiento social, descuido de higiene y aliño, condicionando pérdida de la funcionalidad
e inició de consumo de múltiples sustancias como alcohol, tabaco, cannabis, cocaína y
solventes.
A los 20 años se agregan ideas delirantes de daño y referencia, soliloquios, risa sin condi-
cionante externo, alucinaciones visuales complejas y alucinaciones auditivas complejas de
tipo comando, ameritando primer internamiento en esta unidad donde se realizó diagnósti-
co de esquizofrenia, permaneciendo un mes hospitalizado con tratamiento no especificado.
Desde su último egreso, dos meses posteriores a la suspensión del tratamiento el paciente
reinicia con sintomatología psicótica descrita previamente, lo cual ha condicionado errores
de juicio y conducta como dromomania, acumular y meter basura en casa, heteroagresivi-
dad verbal y física a familiares, llegando a presentar aproximadamente el 30 de diciembre
cuadro de heteroagresividad física contra padre, por lo que es traído a esta unidad donde se
decide internamiento. En relación con el consumo de sustancias, previo a internamiento el
paciente continuaba con consumo de cannabis, siendo reportado positivo en estudio para
drogas de abuso.
Durante estancia intrahospitalaria debido a las características del trastorno psicótico como
duración de psicosis no tratada, pobre red de apoyo, múltiples recaídas, historia de uso de
sustancias e historia de comportamiento violento se integran criterios para esquizofrenia
resistente y se decide iniciar esquema antipsicótico con Clozapina, porque recibió múlti-
ples manejos con antipsicóticos convencionales.
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Durante ajuste e incremento del manejo con Clozapina y Clonazepam, el paciente cursa
con mejoría del patrón del comportamiento y de los síntomas psicóticos en relación con
su extensión y extravagancia, sin ser reportado por disruptividad, comportamiento violento
u otras conductas que pongan en riesgo integridad de paciente o terceros.
PUNTOS CLAVE:
Por lo tanto, el término ER se refiere a los pacientes que no responden adecuadamente a los
enfoques de medicación antipsicóticos de primera línea. Los pacientes que no responden
a la clozapina o la terapia electroconvulsiva (TEC), representan distintos subgrupos de ES.
Este problema se complica aún más en pacientes con ER porque son una población de
pacientes heterogénea, lo que probablemente refleja la complejidad de las vías clínicas y
neurobiológicas que conducen a la ER.
Otro problema que puede complicar la determinación del nivel de respuesta al tratamiento
es el concepto de pseudorresistencia, que postula que ciertos factores pueden hacer que
parezca que un paciente no responde al tratamiento cuando, de hecho, la respuesta al
tratamiento puede modificarse, por ejemplo, mejorando la adherencia terapéutica, inter-
venciones psicosociales, complementación con hospitalización parcial o simplemente un
seguimiento cercano del paciente.
Los factores que deben evaluarse como causas subyacentes de la pseudorresistencia in-
cluyen la falta de adherencia a la medicación, problemas farmacocinéticos (p. ej., mala
absorción del fármaco o penetración cerebral, interacciones fármaco-fármaco, cambios en
el metabolismo o el volumen corporal) que conducen a niveles terapéuticos inadecuados
del fármaco en pacientes específicos, además las características comórbidas concomi-
tantes que puede presentar el paciente como son los trastornos por uso de sustancias y
otras condiciones médicas que pueden exacerbar los síntomas o modificar la respuesta al
tratamiento.
Kane y colaboradores informaron que el 77% (23/30) de las personas tratadas con al me-
nos 2 antipsicóticos diferentes (olanzapina, risperidona o quetiapina) no respondieron des-
pués de 25 a 28 semanas de tratamiento. Además, solo respondieron el 15,5 % (11/71) de
las personas tratadas con rangos de dosis más altas de terapia antipsicótica (olanzapina
22,5-30 mg o risperidona 6,5-10 mg) y el 16,7 % (10/60) de las personas que cambiaron a
una terapia antipsicótica diferente.
Es entonces que, a nivel de ES, los datos sugieren las siguientes consideraciones:
Deben de ser observados por los psiquiatras, porque estos tratamientos pueden retrasar
innecesariamente el inicio del tratamiento con clozapina o incluso futuras opciones terapéu-
ticas para la ER.
Además de que la realización de múltiples ensayos sin respuesta dificulta la adherencia te-
rapéutica en pacientes que no responden a la terapia antipsicótica, al no observar remisión
sintomática.
Al aumentar la conciencia y difundir los criterios para identificar la ER, los involucrados en el
cuidado de pacientes con esquizofrenia podrán identificar la ER antes en su curso y tomar
decisiones de tratamiento más informadas.
Teniendo en cuenta la evidencia disponible, se anticipa que una intervención más oportuna
y efectiva para los pacientes con ER dará como resultado mejores resultados a largo plazo,
una reducción de la carga de la enfermedad y menores costos generales de atención médica.
Bibliografía
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Caso 16.
Clozapina + Terapia electroconvulsiva (CLZ+TEC)
S e trata de “O”, femenina que inicia padecimiento actual aproximadamente a los 23 años
de edad, posterior a estresor familiar (divorcio de padres), viajando a Toluca desde la
Ciudad de México a pie, en donde es encontrada por policías con vagabundeo, lenguaje
desorganizado, desorientación de tiempo y espacio, irritabilidad, sintomatología psicótica
caracterizada por ideas delirantes de daño y referencia junto con alucinaciones auditivas
de tipo comando.
Por lo que es enviada a esta unidad en donde se valora y se hace diagnóstico de esquizo-
frenia paranoide. Tras su egreso la paciente abandona tratamiento y seguimiento médico,
lo que le condiciona exacerbación de sintomatología antes descrita, ameritando segundo
internamiento.
Además de contar con un total de 14 hospitalizaciones, durante los últimos 15 años, siendo
la última a sus 38 años, donde se inició esquema con clozapina, siendo egresada con 200
mg/día y con respuesta farmacológica a este manejo, sin alteraciones hematológicas.
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llevada a hospital general y posterior a diez días de estabilización es traída a esta unidad
donde presenta cuadro de agitación y heteroagresividad al internamiento, refiriendo idea-
ción suicida persistente.
Paciente de la cuarta década de la vida con trastorno psicótico de larga evolución, ya co-
nocido por nuestro servicio con historial de mal apego a tratamiento y múltiples hospitali-
zaciones, con antecedente de internamiento previo de buena respuesta, posterior descom-
pensación ante psicoestresor reciente, debido a este curso y a la necesidad de controlar el
cuadro de manera eficaz, se decide agregar a la clozapina una serie de TEC.
PUNTOS CLAVE:
Aquellos que no responden a la clozapina, son los más discapacitados de todos los pa-
cientes con esquizofrenia, con enfermedades caracterizadas por persistencia sintomática,
peor calidad de vida, mayor discapacidad y mayor costo económico que los pacientes que
responden al tratamiento.
Por otra parte, el uso de TEC en la esquizofrenia está respaldado por los hallazgos de una
revisión Cochrane que indica que el tratamiento con TEC tiene mayor probabilidad de pro-
ducir una mejoría clínica que el placebo o la TEC simulada/placebo (N= 9 ensayos; N= 400
pacientes) además de que la TEC produce menos recaídas y mayores tasas de alta hospi-
talaria que la TEC simulada/placebo.
A partir de esta revisión, queda claro que la eficacia y los efectos adversos de la estrategia
terapéutica CLZ+TEC en pacientes con esquizofrenia refractaria a la clozapina sigue sien-
do poco investigado, muy probablemente debido a los desafíos prácticos en el estableci-
miento de ensayos que consideren aumento de clozapina con TEC y a nivel metodológico,
la carencia de estudios doble ciego en ER.
Bibliografía
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Caso 17.
De la esquizofrenia a la catatonia
P aciente femenino “P”, labora como enfermera, padecimiento que inicia desde los 28
años con cuadro caracterizado por anhedonia, abulia, aislamiento, disminución de
atención y aplanamiento afectivo sin acudir a valoración médica. A los 30 años se agregan
soliloquios, errores de juicio y conducta, heteroagresividad verbal y física, ideas delirantes
de daño y referencia, sin acudir a valoración médica, en cambio buscando terapias místi-
co-religiosas (exorcismos, limpias, entre otras), sin resultados.
Este padecimiento ha sido de curso crónico y sin presentar tendencia a la mejoría, con una
cronología de aproximadamente hace 9 meses, sin estresor aparente, presenta exacer-
bación de sintomatología descrita anteriormente agregándole negativismo a vía oral aso-
ciado a síntomas psicóticos, insomnio de conciliación, alucinaciones auditivas y visuales,
ideas delirantes de daño y referencia, llegando a presentar heteroagresividad física con su
jefe inmediato superior del hospital, siendo traída a esta unidad donde se realiza diagnósti-
co de esquizofrenia paranoide y se decide primer internamiento intrahospitalario.
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PUNTOS CLAVE:
Bibliografía
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Caroff SN, Mann SC, Francis A, Fricchione GL, editors. Catatonia: From Psychopathology to
Neurobiology. Washington, DC: American Psychiatric Publishing Inc; 2004. pp. 105–120.
Conclusiones
La psicosis, al final es un atropello en la subjetividad de modo que para reparar dicho atro-
pello es necesario crear herramientas que permitan entender desde dónde se posiciona
el síntoma. Desde aquí podemos ver que los casos expuestos reflejan una demanda a la
atención de ese síntoma, de alguna manera expresan una demanda que busca e insiste en
que hay una ausencia.
Los casos no pueden relativizar la práctica clínica como un modelo a seguir al pie de la
letra, la expresión de delirio, el cuerpo, el decir del sujeto están en constante movimiento,
están vivos y se llenan de experiencias, por lo que con estos casos, al entender esta posibi-
lidad es muy notable que se intentó ser creativos para incidir en la precisión de la demanda
de los pacientes.
Es claro que el paciente psicótico necesita un soporte, podemos entender que los medica-
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mentos pueden hacer una función de suplencia momentánea, pero nunca van a sustituir la
función terapéutica en cualquier de sus formas para la mejora del paciente porque sólo en
el proceso terapéutico es donde el paciente psicótico desencadena toda su potencia para
enunciar su síntoma.
Pensando la clínica, pasa a ocupar un lugar en el qué el que “es llamado a tratar”, muestra la
función de hacer decir, hacer de las redes del discurso del psicótico un destino, el personal
de la salud destina un efecto en el síntoma psicótico, de manera que al articular en la expe-
riencia clínica el síntoma psicótico es posible construir el delirio psicótico, claro que tiene
sus susceptibilidades, mismas que están sujetas a lo que necesita cada paciente delirante
en su goce y su posición, esto tiende a habilitar que el psicótico tiene en sí mismo algo que
expresar para hacer del mal-estar en la cultura, una concepción más integrada en el trata-
miento exclusivo, si, en casos agresivo, pero esa agresión depende de qué tan potente sea
la necesidad del paciente.