6.2 Historia - Def.

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6.2 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ.

DE LA
SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES.

En septiembre de 1835, María Cristina ( regente de Isabel ) llamó al gobierno a Juan Álvarez de Mendizábal, quien propuso
una serie de reformas en forma de desamortizaciones. Las desamortizaciones consistían en la expropiación, por parte
del Estado, de las tierras eclesiásticas y municipales amortizadas o en manos muertas, para su venta a particulares
en subasta pública. En compensación a la Iglesia , el Estado se hacía cargo de los gastos del culto y del clero.

Además, como medida previa se disolvieron las órdenes religiosas, salvo las consagradas a la enseñanza o al cuidado
de enfermos y sus propiedades se declararon bienes nacionales.

La desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837) se inició en una etapa de gobierno progresista, y consistió en
la venta por subasta de las tierras expropiadas a la Iglesia. Sus objetivos fueron: sanear la Hacienda, financiar al Ejército
para acabar con la Primera Guerra Carlista y convertir a los nuevos propietarios en adeptos a la causa liberal frente al
carlismo.
Por otro lado, la segunda fase se desarrolló en la desamortización de Madoz de bienes municipales, del Estado y
eclesiásticos (1855). Se inició durante el Bienio Progresista. Como la situación política y fiscal no era tan grave como
durante la desamortización anterior, además de reducir la deuda pública, ahora se pretendía destinar los ingresos obtenidos
a financiar la construcción de las infraestructuras necesarias para modernizar la economía, en especial la red de
ferrocarriles. (Ley General de Ferrocarriles, 1855).

De forma genérica, el bienio progresista (1854-1856) comenzó con la revolución de 1854, a causa de un
pronunciamiento militar, el levantamiento del general O'donnell en Vicálvaro ( La Vicalvarada), cuya declaración de
intenciones aparece en el Manifiesto de Manzanares ( redactado por Cánovas) . Así Isabel se vio obligada a poner al frente
del nuevo gobierno progresista a Espartero y a O’Donnell como Ministro de Guerra.

Algunas de las medidas que se tomaron fueron: la elaboración de la Constitución de 1856, non-nata (que no fue
promulgada), la Desamortización de Madoz, la Ley de ferrocarriles y la Ley Bancaria. Además, al mismo tiempo tenía lugar
la “cuestión social”, caracterizada por una creciente conflictividad social.

Finalmente, la coalición entre Espartero y O’donnell entró en crisis, debido al enfrentamiento de este último con el
Ministro de Gobernación Patricio de la Escosura. La disputa acabó en 1856 con la dimisión de Espartero y el comienzo de
un nuevo pronunciamiento por parte de O’donnell en forma de represión para restaurar el moderantismo.

Así pues, se inició el Bienio Moderado (1826-1858), con la restauración de la Constitución de 1845 por parte de O’donnell ,
lo que no agradó a Isabel , quien lo sustituyó por Narváez.

Narváez se consolidó como presidente y llevó a cabo reformas como la Ley Moyano de 1857. La dimisión de Narváez en
1857 llevó al gobierno a pasar por una inestabilidad gubernamental pasando por diversas manos como Armero o Istúriz,
aunque finalmente llegó hasta O’donnell, quien en 1858, formaría nuevo Gobierno como líder de la Unión liberal.

Este partido,representaba una convergencia de ideales moderados y progresistas. Sus ideas centristas supusieron un
impulso del desarrollo económico, una descentralización administrativa, el mantenimiento de la Constitución de 1845 y la
paralización de la desamortización eclesiástica de 1856. Sin embargo, la Unión Liberal no significó una síntesis positiva de
las posiciones moderadas y progresistas, sino una reformulación del moderantismo en clave puritana.

Las actuaciones más llamativas del periodo se dieron en el ámbito de la política exterior. Se emprendieron expediciones
bélicas, iniciándose la guerra de Marruecos, campañas coloniales en la Conchinchina y en México y se reincorpoŕo la
antigua colonia de Santo Domingo.

En este marco, las facciones del liberalismo radical, como demócratas y progresistas, se opusieron fuertemente a este
régimen, en el Pacto de Ostende cuyos objetivos de este pacto eran acabar con el reinado de Isabel II, la formación de un
gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes.
En 1868, una revolución acabaría con el reinado de Isabel II, conocida como la revolución Gloriosa.
El reinado efectivo de Isabel II comenzó con la Década Moderada (1843-1853), en la que se dio una hegemonía por parte
de los liberales moderados, quienes plasmaron su ideología en la Constitución de 1845. El fin de esta etapa llegó con el
levantamiento del general O’Donell, lo que le permitió subir al poder junto con Espartero, dando lugar al Bienio Progresista
(1854-1856).Durante esta etapa se llevaron a cabo radicales medidas de desamortización, al mismo tiempo que tenía lugar
la “cuestión social”, caracterizada por una creciente conflictividad social, que terminó por desembocar en un
pronunciamiento que supuso la restauración del moderantismo.

Así pues, se inició el Bienio Moderado (1826-1858) que restauró la Constitución de 1845. Narváez se consolidó como
presidente y llevó a cabo reformas como la Ley Moyano de 1857. La dimisión de Narváez en 1857 llevó al gobierno a
O’Donnell, que puso en marcha su proyecto de Unión Liberal.

Este partido, surgido durante el Bienio Progresista, representaba una convergencia de ideales moderados y progresistas.
Sus ideas centristas supusieron un impulso del desarrollo económico, una descentralización administrativa, el
mantenimiento de la Constitución de 1845 y la paralización de la desamortización eclesiástica de 1856. Sin embargo, la
Unión Liberal no significó una síntesis positiva de las posiciones moderadas y progresistas, sino una reformulación del
moderantismo en clave puritana. Por ello, las facciones del liberalismo radical, como demócratas y progresistas, se
opusieron fuertemente a este régimen, en el Pacto de Ostende cuyos objetivos de este pacto eran acabar con el reinado de
Isabel II, la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes.

En 1868, una revolución acabaría con el reinado de Isabel II, conocida como la revolución Gloriosa.

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