Reinado de Isabel II

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Tema 5.

REINADO DE ISABEL II
MINORÍA DE EDAD. REGENCIAS (1833-1843)

Fernando VII muere el 29 de septiembre de 1839. Su hija Isabel, la heredera,


solo tiene 2 años, por lo que es su madre, María Cristina, la que asume la regencia
(1833-1840). Este periodo coincide con la I Guerra Carlista y los primeros gobiernos
(moderados y progresistas) comienzan la construcción del Estado Liberal.

En un primer momento, Isabel no acepta la Constitución de 1812. El primer


gobierno (de Cea Bermúdez) lleva a cabo reformas administrativas (entre ellas la
división provincial por Javier de Burgos). Para atraer a los liberales, Mª Cristina
aprueba el Estatuto Real de 1834 (redactado por Martínez de la Rosa, parte de la
soberanía real, a la que atribuye amplio poder legislativo: veto, iniciativa, convocatoria
y disolución de Cortes…). Esto provoca la oposición de los progresistas.

El progresista Mendizábal forma un nuevo gobierno y reforma el Estatuto Real y


la agricultura (abolición del régimen señorial, desvinculación de la Tierra y
desamortización de bienes eclesiásticos (1835)). Posteriormente, el gobierno de Istúriz
(con ministros moderados) reorganiza la Milicia Nacional y se encuentra con la
oposición de los privilegiados (Motín de la Granja) y del pueblo. Se forma entonces
otro gobierno (Calatrava) que sigue con la reforma agraria liberal, reformas liberales
económicas (industria, aduanas, comercio…), nuevas leyes (imprenta, electoral,
ayuntamientos…) y una nueva Constitución (1837): elaborada por consenso, con las
aspiraciones de los moderados, recogía el sufragio censitario, un parlamento
bicameral y el papel moderador de la Corona.

Posteriormente (1837-1840) se formarían gobiernos moderados a partir de las


elecciones de 1837, entre los que destaca el de Narváez. Estos llevarían a cabo la
nueva ley de Ayuntamientos y moderarán la Constitución. Los progresistas se oponen
y se pronuncian en 1840, provocando la dimisión de María Cristina y su exilio.
Espartero, general progresista, asume la regencia (1840-1843).

Este establece un sistema dictatorial y lleva a cabo una nueva ley de


ayuntamientos y una política librecambista (eliminando los aranceles proteccionistas
de la industria textil catalana). Esto provoca una revuelta en Barcelona, que es
sofocada con un bombardeo. Este hecho produce la oposición de moderados y
progresistas y, encabezados por Narváez, hacen caer la regencia en 1843.
MAYORÍA DE EDAD (1844-1868)

→ Década moderada (1844-1854)

Entre julio de 1833 y mayo del 34 se desmantela el influjo de Espartero. Narváez


es nombrado capitán general de Madrid y J.M. López presidente del gobierno. Se
convocan elecciones, se disuelve la Milicia Nacional y las Juntas y se nombran nuevos
ayuntamientos. López y el general Prim (progresista) acuerdan reducir la mayoría de
edad de Isabel a los 13 años, para evitar la vuelta de Mª Cristina. Así, Isabel II jura la
constitución el 10 de noviembre de 1843.

Las elecciones de 1844 dan la victoria a los moderados y Narváez forma


gobierno con los objetivos de clausurar la etapa revolucionaria y la agitación social, y
normalizar las nuevas instituciones liberales, asentadas en el orden y la autoridad.
Para ello, Narváez emprende una dura represión contra los progresistas (apoyado por
la Corona y el ejército). Es la burguesía terrateniente la que impulsa este nuevo
sistema liberal moderado doctrinario.

El gobierno aprueba la constitución de 1845, con las bases del moderantismo:


1.Soberanía conjunta Reina-Cortes; 2.Ampliación del poder real y del Ejecutivo;
3.Sometimiento de los ayuntamientos y diputaciones al poder central; 4.Disolución de
la Milicia Nacional; 5.Exlcusividad del catolicismo en el Estado; 6.Mantenimiento del
clero; 7.Mantenimiento de derechos de la Constitución de 1837, matizados por nuevas
leyes restrictivas (Ley de Imprenta, 1845: control gubernamental a la prensa; Ley
Electoral: participación del 1% en elecciones).

También se intentan mejorar las relaciones con la Iglesia: Concordato de 1851


con la Santa Sede; paralización de las desamortizaciones y devolución de los bienes no
vendidos; sostenimiento de la iglesia; vuelta de las órdenes religiosas; y concesiones
en el ámbito educativo.

El gobierno pretende también consolidar el Estado liberal bajo principios


centralistas, unificadores y jerárquicos, llevando a cabo las siguientes medidas: 1.Ley
de Mon-Santillán (1845: reforma fiscal basada en la contribución sobre la renta);
2.Creacion de códigos de comercio, civil y penal y Ley de Enjuiciamiento Civil;
3.Reforma de la administración pública (centralización e incremento de funcionarios);
4.Ley de administración local (alcaldes elegidos por la Corona o altas rentas); 5.Plan
Pidal (1845: educación pública); 6.Creación de la Guardia Civil (1844); y 7.Introducción
del Sistema Métrico Decimal.
Los gobiernos moderados de esta etapa son inestables, excluyentes y arbitrarios
(tratan de marginar a las cortes y gobiernan con una camarilla). Esto se acentúa con el
gobierno autoritario de Bravo-Murillo (1852), que propone una reforma constitucional
en la que se marginan las cortes y la Constitución. Esto produce la oposición de su
propio partido y Bravo-Murillo dimite (diciembre de 1852). De ahí hasta julio de 1854
se suceden 3 gobiernos moderados, incapaces de reducir el desprestigio del partido.
Este se acentúa con los casos de corrupción (relacionados con el ferrocarril y las
contratas del puerto de Barcelona), lo que provoca un levantamiento militar
progresista en el cuartel de Vicálvaro (Junio 1854), y los progresistas vuelven al poder.

→Bienio progresista (1854-1856)

La oposición del partido progresista y el demócrata al autoritarismo de Bravo-


Murillo desemboca en el pronunciamiento de Vicálvaro (28 de junio de 1854), liderado
por O’Donnel y Dulce. Tras la batalla, los sublevados se retiran a Manzanares, donde
Serrano propone dar un giro civil al pronunciamiento. Así, se encarga a Cánovas del
Castillo la elaboración del Manifiesto de Manzanares, en el que se pedía: 1.Respetar la
Constitución de 1845, 2.Disolver la camarilla real, 3.Reformar las leyes de Imprenta y
Electoral, 4.Reducir los impuestos, y 5.Restaurar la Milicia Nacional.

El nuevo gobierno progresista recae en Espartero, que vuelve del exilio;


O’Donnel (líder de la Unión Liberal) es nombrado ministro de guerra. Se convocan
elecciones en septiembre de 1854 y las ganan los progresistas. El objetivo del nuevo
gobierno es reestablecer las políticas progresistas: restauró la Milicia y la Ley
Municipal, elaboró una constitución progresista que no se promulgó (Constitución
Non-nata de 1856) y llevo a cabo reformas económicas para el desarrollo y la
industrialización del país.

Entre esas reformas destaca la Desamortización de Madoz en 1855 (que amplio


lo sujetos y bienes a desamortizar: iglesia, comunales, instituciones benéficas, bienes
del infante Don Carlos; y cuyos objetivos eran conseguir recursos para la Hacienda que
permitieran la modernización del país). Gran parte de esos recursos se destinaron a
construir el Ferrocarril (que se inició con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que
incentivaba a las empresas participantes). También se llevaron a cabo otras leyes para
incentivar la reforestación, poner en marcha el telégrafo, fomentar el crecimiento de
sociedades y la banca a través de acciones y desarrollar la minería.
A pesar de estas medidas, la crisis de subsistencias no se resolvió. Esto dio lugar
al aumento de la conflictividad social por las huelgas obreras (Cataluña, 1855;
Valencia, 1856) y campesinas (Motín del Pan, Valladolid 1856). El gobierno intentó
solucionarlo con una nueva ley de Trabajo (con mejoras y permiso de asociaciones
obreras), que fracasó, provocando la entrada del mundo obrero en la escena política.
Finalmente, los desencuentros entre O’Donnel y Espartero dieron lugar a la renuncia
de este último y el nombramiento del primero (por Isabel II) como presidente.

→Alternancia de gobiernos moderados y unionistas (1856-1868)

Entre 1856 y 1868 vuelve el moderantismo (alternancia de gobiernos


moderados y unionistas). Hasta 1863 hay una relativa estabilidad. El nuevo gobierno
(O’Donnel) desmantela la labor del Bienio: declara el Estado de Sitio, Disuelve la
Milicia, Clausura las Cortes (antes de que aprobaran la Constitución del 56),
reestablece la Constitución del 45. Sin embargo, mantiene las leyes de imprenta,
desamortizaciones y ayuntamientos, provocando la destitución de O’Donnel por la
reina, que nombra a Narváez. Este intenta reestablecer el moderantismo tradicional y
autoritario. En su política destacan: la Ley Moyano (educativa), obras públicas (Canal
del Ebro y Canal de Isabel II), primer censo de la población y desarrollo del ferrocarril y
el telégrafo.

Tras una crisis de subsistencias en 1857, los conflictos sociales y la represión tras
ellos, Narváez dimite y vuelve O’Donnel. Comienza la etapa de mayor estabilidad de
todo el reinado de Isabel (“Gobierno largo de O’Donnel, junio 1858-marzo 1863). En
este periodo se introducen transformaciones técnicas y económicas para la
modernización del país. También destaca la activa acticidad política externa, que
intetnó devolver el prestigio perdido. Los focos de intervención fueron Indochina
(1858-63, junto con Francia para castigar la muerte de unos misioneros), México
(1862, junto con Francia e Inglaterra, para exigir el cobro de una deuda con Francia) y
Marruecos (1859-60, por problemas fronterizos: con el tratado de Wad-Ras se une Ifni
a la Corona).

En 1863, O’Donnel tiene que dimitir por la descomposición de su gobierno y la


oposición real y de los moderados. Se inician entonces unos gobiernos moderados
(con la vuelta de Narváez), que intentan reestablecer el moderantismo. Son gobiernos
inestables, con escasos apoyos y amenazados continuamente por el pronunciamiento.
Impulsan un etilo autoritario, prescindiendo de las cortes. Los progresistas acusan al
gobierno de entorpecer la labor institucional y de promover formas dictatoriales. Así,
en 1866 se produce una insurrección en San Gil, con el apoyo de progresistas y
demócratas, que se salda con 66 fusilados y más de mil muertos.

La situación del gobierno empeora en 1866 con la crisis económica (sector textil,
siderúrgico, bancario; escasa rentabilidad del ferrocarril…). Esto provoca que amplios
sectores políticos y sociales quieran un pronunciamiento para acabar con ese sistema.
En 1866, progresistas, demócratas y algunos unionistas firman el Pacto de Ostende, en
el que acuerdan derrocar a Isabel II y convocar elecciones constituyentes para elegir el
destino del País. Así, con la muerte de O’Donnel y Narváez, se produce un
Levantamiento militar en Cádiz (general Topete) en 1868, que da lugar a la Revolución
de 1868 (“La gloriosa”), que acaba con Isabel II.

También podría gustarte