Corporal y Lateralidad en Tu Hijo

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CORPORAL Y LATERALIDAD EN TU HIJO - 9 –

1. EL ESQUEMA CORPORAL, EL PROCESO DE LATERALIZACIÓN.

Lo que llamamos esquema corporal, no es más que un conjunto de retroacciones procedentes de


las interacciones del sujeto con su entorno físico que son interpretadas y memorizadas en forma
de conjuntos estructurados de información y programas por parte del sistema nervioso
(Fernández 2002).

La percepción del medio que rodea al alumno, ya desde muy pequeño, le ayuda a construir
esquemas mentales de su entorno más inmediato, su exploración será posible gracias al desarrollo
del movimiento y conllevará la adquisición de capacidades que darán lugar al desarrollo cognitivo
(Tamarit, 2016).

En la bibliografía especializada aparecen multitud de términos similares, por ejemplo, “percepción


corporal”, “imagen corporal”, “esquema postural”, “gnosia corporal” etc. (Gallego, 2010). Romero
Cerezo (2000), indica que “hoy día el término tradicional de Esquema Corporal va dejando paso al
de Corporalidad”.

1.1. CONCEPTO Y DEFINICIONES Las definiciones más conocidas, son:


• Picq y Vayer (1973), “la organización de las sensaciones corporales en relación con los datos
del mundo”. Se advierten dos vertientes: la orientada hacia sí mismo y la orientada hacia el
mundo exterior a través de la actividad cinética (Pastor, 2007).
• Ajuriaguerra (1981), “la toma de conciencia del cuerpo en su totalidad y en sus partes
íntimamente ligadas e interrelacionadas, como realidad vivida y conocida”.
• Le Boulch, (1987), “es la intuición global o conocimiento inmediato de nuestro cuerpo, bien
en estado de reposo o en movimiento, en función de la interrelación de sus partes y sobre
todo, de su relación con el espacio y los objetos que nos rodean”.
• Rigal (2006), “Representación que tenemos de nuestro cuerpo en estado estático o
dinámico y que nos permite adaptarnos al medio exterior”. En resumen podemos afirmar que
el esquema corporal es entendido como el conjunto de representaciones mentales que
tenemos de nuestro propio cuerpo. Un problema son las deficiencias en el esquema corporal.
Niñas y niños con carencias lo manifestarán a través de estos cuatro planos (Le Boulch, 1987):
• En el plano de la percepción. El propio cuerpo es la referencia de la percepción.
• En el plano motor. Graves deficiencias a la hora de coordinarse y equilibrarse, en suma,
torpeza motriz, falta de “disponibilidad motriz”.
• En el plano de las relaciones y el carácter. Tendrá falta de actividad lúdica con los demás por
ser más “torpón”.
• En el plano escolar. Trastornos en el aprendizaje de las técnicas instrumentales (lecto-
escritura), debido a una deficiente lateralidad, coordinación global y fina, desequilibrio y
percepción espacio-tiempo. Por ejemplo, confusión de letras, palabras, etc. (Rigal, 2006). Esto
es de capital importancia en la Etapa habida cuenta el valor que actualmente tiene la lectura

(J. de Andalucía, 2007. Acuerdo sobre el Plan de Lectura y Bibliotecas Escolares en C. P. de


Andalucía “-Plan LYB-“). También debemos citar al D. 328/2010, de 13 de julio, por el que se
aprueba el Reglamento Orgánico de los colegios de educación primaria, el cual indica que todas las
programaciones de todas las áreas incluirán actividades en las que el alumnado deberá leer,
escribir y expresarse de forma oral. En el dominio del propio cuerpo tienen un rol fundamental los
aspectos perceptivos: la percepción de uno mismo y de las propias posibilidades de movimiento,
así como la percepción del entorno (Sassano, 2015).

1.2. ETAPAS EN LA ELABORACIÓN DEL ESQUEMA CORPORAL. El esquema corporal no aparece


con el nacimiento, sino que se va construyendo por medio de múltiples experiencias motrices, a
través de las informaciones sensoriales propioceptivas (proceden de músculos, tendones y
articulaciones), interoceptivas (son las que provienen de las vísceras) y exteroceptivas (proceden
del exterior, como vista o tacto) (Rigal, 2006). El esquema corporal se enriquece con nuestras
experiencias, no es inmutable, sino maleable dentro de su relativa permanencia (Gil Madrona -
coord.-, 2013). Por lo tanto, su elaboración se lleva a cabo mediante la relación continuada del
individuo con el mundo que le rodea, aunque es también necesaria, además de esta experiencia
personal y social, la maduración neuronal y sensorial (Martin, 2008).

De estas etapas o estructuración hay descritos varios modelos. No obstante, todos indican que se
construye conforme a la tele encefalización: las leyes céfalo- caudal y próximo-distal, es decir, la
maduración neurológica se realiza desde la cabeza a los pies y desde el centro del cuerpo hacia la
periferia (Hernández Fernández, 2008). También tenemos en cuenta la ley de Flexo-Extensores, la
cual entiende que los primeros se desarrollan antes que los segundos, y la ley de lo General a lo
Específico, es decir, el desarrollo deriva de patrones generales de respuesta a patrones específicos
(Gil, 2003). Debemos destacar que no alcanza su pleno desarrollo hasta los 11-12 años (Rigal,
2006).

• Modelo de Vayer, (1977). Indica cuatro periodos:

Periodo Maternal. Desde el nacimiento hasta los 2 años. El niño pasa desde los primeros reflejos
(bucales) a la marcha y primeras coordinaciones motrices, a través de un diálogo madre-niño, muy
cerrado al principio, luego, cada vez más suelto.

Período Infantil o periodo global de aprendizaje y uso de sí. De 2 a 5 años. Hasta los 4 años va
asumiendo los elementos visuales y topográficos. La relación con el adulto es siempre un factor
esencial de esta evolución, que permite al niño desprenderse del mundo exterior y reconocerse
como individuo.

Período de Transición. De 5 a 7 años. Hay una progresiva integración del cuerpo, dirigida hacia su
representación y concienciación, con la posibilidad de una transposición de sí mismo a los demás,
y de los demás a sí mismo. Aparece el desarrollo de las posibilidades de control postural y
respiratorio; la afirmación definitiva de la lateralidad; el conocimiento de derecha e izquierda y la
independencia de los brazos con respecto al tronco. o

Periodo de Educación Primaria o de elaboración definitiva del esquema corporal. De 7 a 11-12


años. Gracias a la toma de conciencia de los diferentes elementos corporales, y al control de su
movilización con vistas a la acción, se desarrollan e instalan: la posibilidad de relajación global y
segmentario; la independencia de los brazos y piernas con respecto al tronco; la independencia
funcional de los diversos segmentos corporales y de derecha-izquierda; la transposición del
conocimiento de sí al conocimiento de los demás.
• Modelo de Ajuriaguerra (1981), citado por García y Berruezo (2000). Destaca tres niveles: o Nivel
del "cuerpo vivenciado" (hasta los 3 años). o Nivel de discriminación perceptiva (de 3 a 7 años). o
Nivel de la representación mental del propio cuerpo (de 7 a 12 años). Otros modelos a señalar son
los de Wallon, Le Boulch, Lleixá, etc.

1.3. COMPONENTES DEL ESQUEMA CORPORAL. Los elementos del esquema corporal, que son
tratados de forma interdependiente por la mayoría de autores, son (Gil Madrona, 2013):

a) Conocimiento y control corporal.

b) Actitud tónica.

c) Respiración/Control tónico-postural.

d) Relajación.

e) Equilibrio.

f) Lateralidad.

Por otro lado, en los últimos años, en la bibliografía especializada aparece el término “Actividad
tónico postural equilibradora” (A.T.P.E.), a modo de síntesis de un conjunto de conceptos que
hacen al niño y a la niña controlar y ajustar su cuerpo, adoptando una postura natural y
equilibrada (Conde, 2001).

a) Conocimiento y control corporal. A través del conocimiento se llega a la toma de conciencia de


cada una de las partes del cuerpo, de sus nombres y de sus posibilidades de acción, es la “idea”
que tenemos de nuestro cuerpo. Este dominio que se tiene de uno mismo no es exclusivamente
en saber sólo su existencia, sino en conocer las posibilidades y en obtener de ellas el máximo
rendimiento. El cuerpo es el primer medio de relación que tenemos con el mundo que nos rodea.
Es un recurso de expresión y comunicación y ya durante el 1º ciclo niñas y niños están en
disposición de desarrollar las estructuras más finas que dependen de los centros analizadores
(Fernández, -coord.- 2002). Niños y niñas de 1º curso ya deben conocer, nombrar y movilizar los
segmentos corporales por haberse tratado en la anterior etapa.

b) Actitud tónica. Actitud es interpretada como la postura individual, si bien tiene un concepto
psicobiológico. No es consciente ni voluntaria sino asumida por cada persona y variable en función
de múltiples factores personales y ambientales. Para el individuo la mejor postura es aquella en
que los segmentos del cuerpo están equilibrados en la posición de menor esfuerzo y máximo
sostén (Fernández, -coord.- 2002).

Se designa habitualmente con el nombre de “actitud tónica” a la actividad muscular que


acompaña al músculo, tanto en estado de reposo como de movimiento. Todo músculo se
encuentra sometido a un estado de tensión permanente, variable con el estado físico o anímico
del sujeto (Gil, 2003).

El dominio postural sigue un proceso de tele encefalización o desarrollo progresivo desde el centro
a la periferia: los principios de la maduración céfalo-caudal y próximo-distal, por lo que el control
corporal se produce desde la cabeza hasta los miembros inferiores y desde el centro del cuerpo
hasta las extremidades (Oña, 2005).
Podemos distinguir tres niveles:

• El tono de actitud (postural o de mantenimiento). Es el estado de tensión en que se encuentran


los músculos en espera de una acción o en la conservación de una posición.

• El tono de movimiento o de acción. Es el estado de tensión necesario para que el músculo sea
capaz de producir el desplazamiento de los segmentos corporales.

• El tono de reposo de sostén o de base. Es la ligera tensión que afecta a los músculos estriados
necesaria para mantener el mínimo estado de vitalidad.

c) Respiración. Es la más importante porque de ella dependen las demás. Muy ligada a la
Relajación (Delgado y Tercedor, 2002). El control de los movimientos respiratorios es continuo y
automático, desde el nacimiento a la muerte, sin interrupción (Piñeiro, 2006).

Respiración es “la entrada y salida de aire de los pulmones, que a su vez se realiza por la elevación
y depresión de la caja torácica y por el ascenso y descenso de la base del tórax” (Fernández, -
coord.- 2002).

La respiración varía constantemente ajustándose automática y perfectamente a nuestras


actividades para atender a la demanda de oxígeno provocada por la actividad física (Bernal -
coord.-, 2005).

La respiración tiene una serie de fases (Conde, 2001):

• Preinspiración. Es la fase breve y estática que antecede a la toma de aire.

• Inspiración. También llamada aspiración e inhalación, se caracteriza por la expansión del tórax.
Durante la inspiración entra en el interior de los pulmones una porción de aire.

• Preespiración. Es un breve y estático momento que tiene lugar después de la inspiración y


precede a la espiración.

• Espiración. También llamada exhalación o expulsión de aire, durante la cual el aire antes
inhalado es devuelto a la atmósfera. Esta fase se acompaña de la disminución del volumen
torácico.

Distinguimos tres tipos de respiración, según las partes del pulmón implicadas, además de su
combinación (Valín, 2010):

• Respiración inferior o diafragmática. Cuando se hincha la parte inferior de los pulmones.

• Respiración intermedia, pectoral o pectoral. Se produce cuando al inspirar se ensancha el tórax,


bien hacia adelante, bien hacia los lados.

• Respiración superior o clavicular. Consiste en llenar de aire la parte alta de los pulmones, que es
la más próxima a las clavículas.

• Respiración completa. Es una combinación de los tipos anteriores. Va muy unida a la relajación a
la hora de hacer actividad física. Su control debe activarse desde los primeros años con actividades
cercanas al yoga (Zagalaz, Cachón y Lara, 2014)
d) Relajación. Es un proceso destinado a reducir la tensión psico-física y a la que acompaña una
sensación de calma (Guerrero, 2005).

La práctica de la relajación en la Etapa Primaria es una ayuda considerable para la toma de


conciencia del propio cuerpo por parte del alumnado. Ésta y la posibilidad posterior de disociar los
grupos musculares y regular la pasividad de otros, facilita, en gran medida, el aprendizaje de la
habilidad motriz (Bueno, Del Valle y De la Vega, 2011).

Es esencial que el sujeto, desde pequeño, se acostumbre a percibir y reaccionar a las señales
indicadoras de esfuerzo físico y mental. Un exceso traerá consigo fatiga, falta de concentración,
etc. La relajación contribuye a normalizar estas situaciones (Prado y Charaf, 2000).

Existen varias técnicas-métodos de relajación. Entre ellos, destacamos a:

• Métodos Tradicionales (Delgado y Tercedor, 2002) y (Guerrero, 2005). o Relajación progresiva


diferencial de Jacobson. Destinada al plano fisiológico y se apoya en la relajación de la musculatura
periférica. Quizá sea el más aplicable en Primaria. o Otros. Podemos nombrar la Eutonía de Gerda
Alexander, el método Autógeno de Schultz, el método de Vayer, la relajación postural de Popen,
yoga, la relajación pasiva de Ervely & Rosenfeld, Reeducación Psicotónica, Método de Mitchell,
Relajación Dinámica, y muchos otros, aunque no son fáciles de aplicar al menos que el docente
esté especializado en ellos y le dedique bastante tiempo en clase.

• Métodos Escolares. Nos referimos a las prácticas relacionadas con la relajación que suele
hacerse en la “Vuelta a la Calma”, a veces dilatando el tiempo dedicado a ella. Siempre habrá que
sopesar los recursos ambientales (silencio, temperatura, aislamiento, etc.) y la idoneidad de los
componentes del grupo.

Ejercicios asistidos. Se trata de organizar al grupo en parejas. Uno se relaja en el suelo y el otro le
produce “vibraciones” musculares, mediante manipulaciones, en gemelos, cuádriceps, etc. o

Ejercicios de percusiones. Igual que el anterior, pero el compañero produce con las palmas de las
manos pequeñas percusiones sobre diversas zonas musculares del compañero que está tumbado,
preferiblemente en prono, y relajado.

Ejercicios de presión digital. Similar al anterior, pero ahora los dedos de las manos sirven para
presionar sobre las zonas musculares previstas. También nos podemos auxiliar de pelotas para
presionar y deslizarla sobre la zona. o Métodos auditivos. Nos referimos a las grabaciones de audio
que son escuchadas por todo el grupo que está tendido y en silencio. Es un tipo de práctica
“imaginada”.

e) Equilibrio. La función del equilibrio no es innata en el organismo humano, requiere de su


maduración progresiva y consiste en mantener la posición deseada en contra de la fuerza de
gravedad (Campo, 2000).

Es uno de los componentes perceptivos específicos de la motricidad. Está ubicado dentro de la


dimensión introyectiva de la persona, siendo una capacidad con mayor dominio instintivo, porque
viene prefijado genéticamente y se va desarrollando a medida que evolucionamos. Comprende las
funciones fundamentales de vigilancia, alerta y atención, haciendo frente a la fuerza gravitacional
que actúa continuamente sobre la persona (Bueno, Del Valle y De la Vega, 2011).
La equilibración, que está muy relacionada con el esquema corporal y la función tónica, podemos
considerarla como el telón de fondo del equilibrio, que, a su vez, nos dará las bases para construir
nuestras coordinaciones y domino del espacio (Shinca, 2011). En los humanos se manifiesta por la
actitud de la bipedestación y se caracteriza porque se lleva a cabo con el mínimo esfuerzo
voluntario (Aragunde, 2000).

Hay dos grandes tipos: estático y dinámico y está presente en todas las acciones corporales. (Ver
Tema 7).

f) Lateralidad. Lateralidad es la predominancia de cada una de las partes simétricas del cuerpo:
mano, pie, ojo, oído (Rigal, 2006). En concreto, Campo (2000), la define como “el predominio
funcional de uno de los lados del cuerpo que, a su vez, viene dado por la supremacía que un
hemisferio cerebral ejerce sobre el otro”.

La afirmación de la lateralidad consiste en conseguir un dominio de uno de los dos lados


corporales, teniendo como referencia el plano sagital que divide al cuerpo en dos mitades
(Fernández, -coord.- 2002).

Este aspecto tiene capital importancia para los niños de 5 a 7 años, por ser en ese momento
cuando los aprendizajes escolares son más intensos, sobre todo lectura y escritura (Zagalaz,
Cachón y Lara, 2014).

Los tipos de lateralidad que destacamos son:

TIPOS DE LATERALIDAD

Según el predominio oído-mano-pie- ojo: • Homogéneo • Ambidiestro • Invertido • Cruzado

Según los gestos que utiliza en los aprendizajes instrumentales: • Utilización • Inclinación

Según su intensidad: • Zurdo • Diestro • Ambidiestro

Según su naturaleza: • Normal • Patológica (lesión)

1.4. EL PROCESO DE LATERALIZACIÓN. La lateralización es el proceso de maduración a través del


cual niñas y niños logran alcanzar su preferencia lateral. Va muy ligado al desarrollo del esquema
corporal y la toma de conciencia del propio cuerpo, así como la progresiva diferenciación de
izquierda-derecha y la percepción del espacio (Marugán, 2006).

Tiene su preludio en los reflejos posturales, sobre todo en el tónico-cervical (Oña, 2005). Siguiendo
a Le Boulch (1987) y Gil Madrona -coord.- (2013), este proceso progresa por periodos estables e
inestables. Durante el primer año de vida hay fases de manipulación y aprehensión unilaterales y
bilaterales, sin dominancia clara. Hacia los dieciocho meses aparece la preferencia lateral. Sobre
los dos y tres años surge un periodo de alternancia de las dos manos en aquellos actos que
precisan de habilidad motriz, que incluso se prolonga hasta los cuatro años. Sobre esta edad se ha
observado que se establece de manera casi definitiva la dominancia lateral. Así, entre los cuatro y
siete años, niñas y niños van automatizando su lateralidad, pues entre los cinco y los seis años
obtiene el concepto de derecha e izquierda en su propio cuerpo. Si bien es verdad que continúa
automatizándose hasta los siete años, existe algún que otro periodo de fluctuación.
Maestras y maestros debemos ayudar a que el alumnado consolide su predominio innato; para
ello procuraremos darles oportunidades motrices para que descubran y afirmen la lateralidad
genética, al mismo tiempo que controlaremos el proceso con cuestionarios de preferencia manual,
como el de Harris, así como pruebas de eficiencia (Rigal, 2006). La trabajaremos con juegos
bilaterales, laterales y de predominio lateral, ayudándose de globos, pelotas, etc. (Sassano, 2015).

Habitualmente el proceso se divide en cuatro fases, que se corresponden, de alguna manera, con
los estadios evolutivos:

1ª Fase: Localización (3 años). El docente debe saber los segmentos dominantes del alumno e
intentar que el mismo escolar los conozca y sepa diferenciar la eficacia de uno respecto al otro.

2ª Fase: Fijación (4-5 años). El alumno tiene conciencia que las extremidades se encuentran a los
lados del cuerpo, pero no de su ubicación derecha-izquierda. Aquí se recomiendan tareas que
hagan intervenir el segmento lateralizado, para fijarlo.

3ª Fase: Desarrollo (6-8 años). Niños y niñas advierten que los órganos y miembros izquierdo y
derecho se encuentran en lados opuestos de su cuerpo.

4ª Fase: Maduración y Ambidextrismo (a partir de 8-10 años). Si todo el proceso anterior se ha


realizado correctamente, en esta edad se tiene todo el potencial de maduración dispuesto para el
logro de las más altas metas.

Primero practicaremos con el segmento dominante e, independientemente, con el otro, para que
al final de la fase el tiempo de práctica de cada segmento pueda igualarse y también realizarse
simultáneamente.

1.5. EVALUACIÓN. Algunas pruebas fáciles de aplicar para saber el nivel de conocimiento corporal,
son:

• Test de dominancia lateral de Harris.

• Localización e identificación de las partes del cuerpo, sobre sí, sobre el compañero o sobre una
lámina.

• Prueba de “contra espejo”.

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