Corporal y Lateralidad en Tu Hijo
Corporal y Lateralidad en Tu Hijo
Corporal y Lateralidad en Tu Hijo
La percepción del medio que rodea al alumno, ya desde muy pequeño, le ayuda a construir
esquemas mentales de su entorno más inmediato, su exploración será posible gracias al desarrollo
del movimiento y conllevará la adquisición de capacidades que darán lugar al desarrollo cognitivo
(Tamarit, 2016).
De estas etapas o estructuración hay descritos varios modelos. No obstante, todos indican que se
construye conforme a la tele encefalización: las leyes céfalo- caudal y próximo-distal, es decir, la
maduración neurológica se realiza desde la cabeza a los pies y desde el centro del cuerpo hacia la
periferia (Hernández Fernández, 2008). También tenemos en cuenta la ley de Flexo-Extensores, la
cual entiende que los primeros se desarrollan antes que los segundos, y la ley de lo General a lo
Específico, es decir, el desarrollo deriva de patrones generales de respuesta a patrones específicos
(Gil, 2003). Debemos destacar que no alcanza su pleno desarrollo hasta los 11-12 años (Rigal,
2006).
Periodo Maternal. Desde el nacimiento hasta los 2 años. El niño pasa desde los primeros reflejos
(bucales) a la marcha y primeras coordinaciones motrices, a través de un diálogo madre-niño, muy
cerrado al principio, luego, cada vez más suelto.
Período Infantil o periodo global de aprendizaje y uso de sí. De 2 a 5 años. Hasta los 4 años va
asumiendo los elementos visuales y topográficos. La relación con el adulto es siempre un factor
esencial de esta evolución, que permite al niño desprenderse del mundo exterior y reconocerse
como individuo.
Período de Transición. De 5 a 7 años. Hay una progresiva integración del cuerpo, dirigida hacia su
representación y concienciación, con la posibilidad de una transposición de sí mismo a los demás,
y de los demás a sí mismo. Aparece el desarrollo de las posibilidades de control postural y
respiratorio; la afirmación definitiva de la lateralidad; el conocimiento de derecha e izquierda y la
independencia de los brazos con respecto al tronco. o
1.3. COMPONENTES DEL ESQUEMA CORPORAL. Los elementos del esquema corporal, que son
tratados de forma interdependiente por la mayoría de autores, son (Gil Madrona, 2013):
b) Actitud tónica.
c) Respiración/Control tónico-postural.
d) Relajación.
e) Equilibrio.
f) Lateralidad.
Por otro lado, en los últimos años, en la bibliografía especializada aparece el término “Actividad
tónico postural equilibradora” (A.T.P.E.), a modo de síntesis de un conjunto de conceptos que
hacen al niño y a la niña controlar y ajustar su cuerpo, adoptando una postura natural y
equilibrada (Conde, 2001).
b) Actitud tónica. Actitud es interpretada como la postura individual, si bien tiene un concepto
psicobiológico. No es consciente ni voluntaria sino asumida por cada persona y variable en función
de múltiples factores personales y ambientales. Para el individuo la mejor postura es aquella en
que los segmentos del cuerpo están equilibrados en la posición de menor esfuerzo y máximo
sostén (Fernández, -coord.- 2002).
El dominio postural sigue un proceso de tele encefalización o desarrollo progresivo desde el centro
a la periferia: los principios de la maduración céfalo-caudal y próximo-distal, por lo que el control
corporal se produce desde la cabeza hasta los miembros inferiores y desde el centro del cuerpo
hasta las extremidades (Oña, 2005).
Podemos distinguir tres niveles:
• El tono de movimiento o de acción. Es el estado de tensión necesario para que el músculo sea
capaz de producir el desplazamiento de los segmentos corporales.
• El tono de reposo de sostén o de base. Es la ligera tensión que afecta a los músculos estriados
necesaria para mantener el mínimo estado de vitalidad.
c) Respiración. Es la más importante porque de ella dependen las demás. Muy ligada a la
Relajación (Delgado y Tercedor, 2002). El control de los movimientos respiratorios es continuo y
automático, desde el nacimiento a la muerte, sin interrupción (Piñeiro, 2006).
Respiración es “la entrada y salida de aire de los pulmones, que a su vez se realiza por la elevación
y depresión de la caja torácica y por el ascenso y descenso de la base del tórax” (Fernández, -
coord.- 2002).
• Inspiración. También llamada aspiración e inhalación, se caracteriza por la expansión del tórax.
Durante la inspiración entra en el interior de los pulmones una porción de aire.
• Espiración. También llamada exhalación o expulsión de aire, durante la cual el aire antes
inhalado es devuelto a la atmósfera. Esta fase se acompaña de la disminución del volumen
torácico.
Distinguimos tres tipos de respiración, según las partes del pulmón implicadas, además de su
combinación (Valín, 2010):
• Respiración superior o clavicular. Consiste en llenar de aire la parte alta de los pulmones, que es
la más próxima a las clavículas.
• Respiración completa. Es una combinación de los tipos anteriores. Va muy unida a la relajación a
la hora de hacer actividad física. Su control debe activarse desde los primeros años con actividades
cercanas al yoga (Zagalaz, Cachón y Lara, 2014)
d) Relajación. Es un proceso destinado a reducir la tensión psico-física y a la que acompaña una
sensación de calma (Guerrero, 2005).
Es esencial que el sujeto, desde pequeño, se acostumbre a percibir y reaccionar a las señales
indicadoras de esfuerzo físico y mental. Un exceso traerá consigo fatiga, falta de concentración,
etc. La relajación contribuye a normalizar estas situaciones (Prado y Charaf, 2000).
• Métodos Escolares. Nos referimos a las prácticas relacionadas con la relajación que suele
hacerse en la “Vuelta a la Calma”, a veces dilatando el tiempo dedicado a ella. Siempre habrá que
sopesar los recursos ambientales (silencio, temperatura, aislamiento, etc.) y la idoneidad de los
componentes del grupo.
Ejercicios asistidos. Se trata de organizar al grupo en parejas. Uno se relaja en el suelo y el otro le
produce “vibraciones” musculares, mediante manipulaciones, en gemelos, cuádriceps, etc. o
Ejercicios de percusiones. Igual que el anterior, pero el compañero produce con las palmas de las
manos pequeñas percusiones sobre diversas zonas musculares del compañero que está tumbado,
preferiblemente en prono, y relajado.
Ejercicios de presión digital. Similar al anterior, pero ahora los dedos de las manos sirven para
presionar sobre las zonas musculares previstas. También nos podemos auxiliar de pelotas para
presionar y deslizarla sobre la zona. o Métodos auditivos. Nos referimos a las grabaciones de audio
que son escuchadas por todo el grupo que está tendido y en silencio. Es un tipo de práctica
“imaginada”.
Hay dos grandes tipos: estático y dinámico y está presente en todas las acciones corporales. (Ver
Tema 7).
f) Lateralidad. Lateralidad es la predominancia de cada una de las partes simétricas del cuerpo:
mano, pie, ojo, oído (Rigal, 2006). En concreto, Campo (2000), la define como “el predominio
funcional de uno de los lados del cuerpo que, a su vez, viene dado por la supremacía que un
hemisferio cerebral ejerce sobre el otro”.
Este aspecto tiene capital importancia para los niños de 5 a 7 años, por ser en ese momento
cuando los aprendizajes escolares son más intensos, sobre todo lectura y escritura (Zagalaz,
Cachón y Lara, 2014).
TIPOS DE LATERALIDAD
Según los gestos que utiliza en los aprendizajes instrumentales: • Utilización • Inclinación
Tiene su preludio en los reflejos posturales, sobre todo en el tónico-cervical (Oña, 2005). Siguiendo
a Le Boulch (1987) y Gil Madrona -coord.- (2013), este proceso progresa por periodos estables e
inestables. Durante el primer año de vida hay fases de manipulación y aprehensión unilaterales y
bilaterales, sin dominancia clara. Hacia los dieciocho meses aparece la preferencia lateral. Sobre
los dos y tres años surge un periodo de alternancia de las dos manos en aquellos actos que
precisan de habilidad motriz, que incluso se prolonga hasta los cuatro años. Sobre esta edad se ha
observado que se establece de manera casi definitiva la dominancia lateral. Así, entre los cuatro y
siete años, niñas y niños van automatizando su lateralidad, pues entre los cinco y los seis años
obtiene el concepto de derecha e izquierda en su propio cuerpo. Si bien es verdad que continúa
automatizándose hasta los siete años, existe algún que otro periodo de fluctuación.
Maestras y maestros debemos ayudar a que el alumnado consolide su predominio innato; para
ello procuraremos darles oportunidades motrices para que descubran y afirmen la lateralidad
genética, al mismo tiempo que controlaremos el proceso con cuestionarios de preferencia manual,
como el de Harris, así como pruebas de eficiencia (Rigal, 2006). La trabajaremos con juegos
bilaterales, laterales y de predominio lateral, ayudándose de globos, pelotas, etc. (Sassano, 2015).
Habitualmente el proceso se divide en cuatro fases, que se corresponden, de alguna manera, con
los estadios evolutivos:
1ª Fase: Localización (3 años). El docente debe saber los segmentos dominantes del alumno e
intentar que el mismo escolar los conozca y sepa diferenciar la eficacia de uno respecto al otro.
2ª Fase: Fijación (4-5 años). El alumno tiene conciencia que las extremidades se encuentran a los
lados del cuerpo, pero no de su ubicación derecha-izquierda. Aquí se recomiendan tareas que
hagan intervenir el segmento lateralizado, para fijarlo.
3ª Fase: Desarrollo (6-8 años). Niños y niñas advierten que los órganos y miembros izquierdo y
derecho se encuentran en lados opuestos de su cuerpo.
Primero practicaremos con el segmento dominante e, independientemente, con el otro, para que
al final de la fase el tiempo de práctica de cada segmento pueda igualarse y también realizarse
simultáneamente.
1.5. EVALUACIÓN. Algunas pruebas fáciles de aplicar para saber el nivel de conocimiento corporal,
son:
• Localización e identificación de las partes del cuerpo, sobre sí, sobre el compañero o sobre una
lámina.