Metricas

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Métricas occidentales[editar]

Retrato de Dante Alighieri, creador de la estrofa denominada tercetos encadenados, por Sandro


Botticelli.

En la métrica española, el verso está formado por un número fijo de sílabas y una


determinada distribución de acentos, con rima optativa. También se han ensayado otras
métricas en español, como la cuantitativa.2 Es el caso de la métrica grecolatina, que se
constituía a partir de la repetición de determinadas secuencias de sílabas largas y breves
(pies).
En el caso de la métrica germánica y escandinava el verso se formaba por medio de la
repetición del mismo fonema en tres palabras diferentes (aliteración): la consonante de la
tercera sílaba acentuada del verso debía coincidir casi siempre con la consonante de la
primera sílaba tónica, frecuentemente con la de la segunda sílaba acentuada y
excepcionalmente con la de la cuarta sílaba acentuada.
En la métrica hebraica, por el contrario, el verso se constituyó sobre el paralelismo (semántico
o sinonímico, antitético, emblemático, repetitivo y estructural), y así están escritos por ejemplo
los versos del Salterio (los llamados Salmos del Antiguo Testamento), el Cantar de los
cantares, casi todo el Libro de Job y la mayor parte de los proféticos, fuera de que es también
un recurso habitual en toda manifestación poética que tome forma de verso o versículo.3

El verso[editar]
Existen determinadas convenciones para realizar la escansión (medida del número de sílabas)
de un verso escrito en lengua española:

 Si el verso acaba en palabra aguda, se cuenta una sílaba más.4


 Si el verso acaba en palabra llana, no se añaden ni se restan sílabas métricas.
 Si el verso acaba en palabra esdrújula, se cuenta una sílaba menos.
 Cuando se forma un diptongo o bien un hiato entre el final de una palabra y el comienzo
de otra, puede contarse una sola sílaba mediante la licencia poética conocida
como sinalefa, que no debe confundirse con el metaplasmo de la elisión.
 Las sinalefas más fáciles para el oído son obligatorias, las más duras (entre vocales
tónicas o una vocal átona y una tónica) son optativas.
 Si se rompe una sinalefa, se denomina a esa licencia poética dialefa.
 Si, en cambio, el hiato existe en el interior de una palabra y la conveniencia del poeta dicta
que ha de reducirse a una sola sílaba para disminuir el número de sílabas del verso, se
crea una sola sílaba transformando el hiato en un diptongo mediante la licencia poética
denominada sinéresis, que rebaja el timbre de la más débil de las vocales del hiato para
hacer posible el diptongo: “le|ón > lion”, “hé|ro|e > he|rue”.
 Por el contrario, si la conveniencia del poeta dicta que ha de aumentarse el número de
sílabas de un verso, se puede romper un diptongo creando un hiato artificial y señalándolo
con dos puntos encima de la vocal más débil, que ve elevado su timbre para posibilitar la
creación del hiato y que por lo tanto se creen dos sílabas distintas en vez de una: “Rui|na
> Rü|i|na”. A esta licencia poética se le denomina diéresis.
 Cuando existe sinalefa entre la vocal final de un verso que termina en palabra llana y la
vocal inicial de la primera sílaba del verso siguiente, se le llama a tal licencia
poética sinafía. Esta licencia se emplea cuando al menos uno de los dos versos es corto,
por ejemplo entre octosílabos y tetrasílabos, y se explica por la falta de autonomía tonal
del verso corto. Por ejemplo, entre "alteza" y "en" en estos versos de Jorge Manrique:
"¡Por cuantos vías y modos / se pierde su gran alteza / 'n esta vida!". La sinafía no suele
utilizarse desde fines del siglo XV. En el siglo XX podemos citar estos dos endecasílabos
de Blas de Otero: "Madrid está buscándote en la noche / 'ncabritada de bélicas estrellas". 5
 Cuando un verso termina en sílaba aguda y al verso siguiente le sobra una sílaba, se le
añade al verso anterior. Esta licencia se utilizó cuando al menos uno de los dos versos es
corto y se denomina compensación. La causa es la misma que en el caso anterior, y no
suele utilizarse desde fines del siglo XV, al igual que la sinafía.
 El verso se puede adaptar a la medida requerida mediante los llamados metaplasmos,
una serie de supresiones o adiciones de sonidos en las palabras. Existen los siguientes:
o Elisión: supresión de una vocal final o grupo de vocales finales de una palabra situada
ante otra que empieza por vocal. Si la vocal que se pierde es la de la segunda
palabra, se denomina elisión inversa. Debe distinguirse claramente de la sinalefa,
pues en la sinalefa no se pierde el timbre de la vocal y en la elisión sí. La elisión es
común en italiano, y fue adoptada en algunos casos por poetas
del Renacimiento español muy influidos por los italianos, como Garcilaso de la
Vega y Fernando de Herrera. "A la vida y salud d'un tal amigo".
o Aféresis: supresión de sílaba a comienzo de palabra. V. gr.: ora (por agora o ahora).
o Síncopa: supresión de sílaba en centro de palabra. V.
gr.: espirtu por espíritu o vían por veían.
o Apócope: supresión de sílaba a final de palabra. V. gr.: val (valle).
o Prótesis: adición de sílaba a comienzo de palabra. V. gr.: la amuestre (por muestre).
o Epéntesis: adición de sílaba en centro de palabra. V.
gr.: Ingalaterra (por Inglaterra o coronista por cronista).
o Paragoge: adición de sílaba a final de palabra. V. gr.: ¿Quién os fizo tanto male?
(¿Quién os hizo tanto mal?), o infelice o pece por infeliz y pez respectivamente.
 Puede darse el caso de una rima asonante equivalente o simulada, también
denominada rima vocálica relajada, es decir, una rima asonante en cuya sílaba átona
final se encuentra una de las vocales i o bien u que entonces suenan como equivalentes
a e y o respectivamente, como en el caso de la palabra Venus, que puede usarse para
rimar en e - o.
 En el caso de la rima, se evita la mezcla en el mismo poema de rima consonante y
asonante. No debe utilizarse la misma palabra dos o más veces en la rima ni
utilizar homónimos. Tampoco debe rimar una palabra simple con su compuesta y deben
rehuirse las rimas en desinencias verbales, porque son demasiado frecuentes.
 A veces se da la llamada dislocación acentual por medio de la cual se pone acento en
una sílaba átona y se deja como átona la sílaba tónica a que debía corresponder. Eso se
da especialmente en los poemas destinados al canto, por la necesidad de seguir el ritmo
más marcado, o en los poemas burlescos, o por la necesidad del poeta de elaborar un
verso rítmicamente correcto. Una variante de esta dislocación acentual es la sístole, que
consiste en que el acento pasa de su lugar legítimo a la sílaba anterior, como en estos dos
versos de Garcilaso de la Vega, en que tal artificio es preciso para que el endecasílabo
sea regular rítmicamente:
ternia el presente por mejor partido
y agradeceria siempre a la ventura...

 En el Siglo de Oro de la lírica española, en especial entre poetas manchegos


como Garcilaso de la Vega y Bernardo de Balbuena o andaluces como Fernando de
Herrera, la hache inicial que proviene de la efe inicial etimológica latina ha de leerse
con aspiración y por tanto no puede existir sinalefa al no ser muda: "Y por tu gran
valor y hermosura" (Garcilaso).
 Los versos de más de once sílabas poseen siempre algún tipo de cesura o pausa
interna que impide la sinalefa entre las vocales que se encuentran separadas por la
misma.
Clases de versos[editar]
Los tipos de verso de la métrica española, pueden definirse según la acentuación de la
palabra final, según el número de sílabas o según el ritmo y compás de los acentos.
Según la acentuación de la palabra final
El verso español puede ser oxítono (terminado en palabra aguda); paroxítono (en
palabra llana o grave) o proparoxítono (en esdrújula o sobreesdrújula). En español,
habida cuenta de la mayor abundancia de palabras llanas, el verso más abundante es el
paroxítono.
Según el número de sílabas
Según este criterio hay cuatro tipos principales de versos: de menor a mayor extensión,
son los de arte menor, los de arte mayor, los compuestos y el versículo.
El arte menor está formado por los versos que tienen hasta ocho sílabas; el arte mayor,
por el contrario, está formado por los versos que tienen nueve o más sílabas.
Independientemente de estas dos clasificaciones, está el llamado versículo, que es un
verso irregular sin número fijo de sílabas y por lo general tan largo que desborda el arte
mayor.
En el arte menor los versos de dos sílabas se denominan bisílabos; de tres, trisílabos;
de cuatro, tetrasílabos; de cinco, pentasílabos; de seis, hexasílabos; de
siete, heptasílabos; y de ocho, octosílabos. Los versos más usados del arte menor en
castellano son, por este orden, el octosílabo (el verso más fácil y natural del castellano, ya
que coincide con el grupo fónico menor del idioma, por lo cual ha sido usado durante toda
la historia de la literatura en lengua castellana, en el Romancero, en nuestro teatro clásico
y en gran número de estrofas), el heptasílabo, el hexasílabo y el pentasílabo.
En el arte mayor, los versos de nueve sílabas se denominan eneasílabos; los de
diez, decasílabos; los de once, endecasílabos; los de doce, dodecasílabos; los de
trece, tridecasílabos; los de catorce, alejandrinos o tetradecasílabos, etc.
Los versos de más de once sílabas, denominados compuestos de arte mayor, poseen
una cesura interior constante o pausa fijada hacia su mitad, aunque puede haber de
hecho hasta tres cesuras. Así, por ejemplo, en el tipo más común de dodecasílabo hay
una cesura después de la sexta sílaba (después de la séptima en el caso del
dodecasílabo de seguidilla), y, en el alejandrino, después de la séptima sílaba. Las dos
mitades del verso dividido por la cesura, que pueden ser isométricas o no, se
denominan hemistiquios y se miden de igual forma que si fueran versos enteros,
aplicándoseles la regla que dice que si acaban en aguda se cuenta una sílaba más y si
acaban en esdrújula una menos:

Caligrama de Guillaume Apollinaire.

Mes-ter trai-go fer-mo-so, (cesura) non es de ju-gla-rí-a (7+7=14 sílabas, alejandrino)


El versículo o verso de extensión desmedida sin rima, se articula según su propio
ritmo interno mediante isotopías, acoplamientos, paralelos rítmicos, braquistiquios,
pausas, germinaciones, plurimembraciones, paralelismos sintácticos y
semánticos, leixaprén, microestructuras compositivas como la anular, la diseminación
y la recolección, el despliegue de sintagmas progresivos etc. y otros recursos de
notoria complejidad. Puede adoptar forma estrófica pero en forma de metáfora visual
con el significante visual de los signos escritos, y entonces se le denomina caligrama.
El versículo se inicia con la poesía del estadounidense Walt Whitman y, con algunos
antecedentes en el siglo XIX, se acomoda al español con la obra de León
Felipe, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Vicente Aleixandre, Federico García
Lorca y Rafael Alberti en el siglo XX.
En cuanto a la clasificación de los versos por su ritmo acentual
Algunos de estos versos deben poseer acentos fijos en determinadas sílabas para
poder ser métricamente correctos. Es el caso del endecasílabo, que debe llevar
acento fijo siempre en la sexta sílaba (endecasílabo propio) o bien en la cuarta y
octava (endecasílabo sáfico).
El endecasílabo propio puede tener también, y de hecho tiene, otros acentos
opcionales que sirven para clasificarlo en diferentes tipos. Por ejemplo, el
endecasílabo acentuado en primera y sexta sílaba se denomina enfático; el
acentuado en segunda y sexta, heroico; y el acentuado en tercera y sexta, melódico.
Cada cual posee una distinta expresividad, y gracias a estas variantes el
endecasílabo es un instrumento lírico sumamente variado y rítmicamente flexible, por
lo cual sustituyó como elemento preferido del arte mayor al dodecasílabo en el siglo
XVI, demasiado rígido por su ritmo solemne y monótono. También existen otras
modalidades de endecasílabo, pero no se consideran correctas o solamente se
emplean para efectos rítmicos especiales, como por ejemplo el endecasílabo de gaita
gallega o dactílico, que lleva acento en cuarta, séptima y décima sílaba, y a veces,
cuando no se considera en anacrusis, en la primera. Este tipo de acentuación tiene su
origen en la llamada métrica de cantidad empleada en la poesía clásica.
Endecasílabo propio: acentos en 6.ª y 10.ª
Endecasílabo propio enfático: acentos en 1.ª, 6.ª y 10.ª
Endecasílabo propio heroico: acentos en 2.ª, 6.ª y 10.ª
Endecasílabo propio melódico: acentos en 3.ª, 6.ª y 10.ª
Endecasílabo sáfico: acentos en 4.ª, 6ª/8.ª y 10.ª
Endecasílabo mixto o polirrítmico: el que mezcla dos o más de los patrones acentuales
anteriores.
Endecasílabo dactílico: acentos en 1.ª, 4.ª, 7.ª y 10.ª
Endecasílabo galaico: acentos en 5.ª y 10.ª
Un tipo especial de versos, creados en 1603 por el poeta satírico
y hampón Alonso Álvarez de Soria para imitar el habla chulesca
de los matones de Triana, son los versos de cabo roto, versos
terminados en palabra llana a los que se les suprime la última
sílaba y que riman, por tanto, en aguda. Se usan siempre con
intención burlesca o satírica y fueron empleados con frecuencia
por Cervantes, por ejemplo al hablar de La Celestina:
Libro a mi entender diví- (divino)
si encubriera más lo humá- (humano)
Ritmo acentual del verso[editar]
Artículo principal: Acento (métrica)

Existen fundamentalmente dos tipos de ritmos en el verso


español, si dividimos el verso en partes de dos sílabas: el
que procura acentuar las sílabas impares o ritmo
trocaico (_U) y el que procura acentuar las pares o ritmo
yámbico (U_), donde la raya representa a la sílaba
acentuada.
Por el contrario, si dividimos el verso en grupos de tres
sílabas tenemos tres tipos de ritmos: el ritmo
dactílico (_UU), el anfibráquico (U_U) y
el anapéstico (UU_), según los pies que imitan los de
la poesía grecolatina clásica (el dáctilo, el anfíbraco y
el anapesto).

Las estrofas[editar]
Se entiende por estrofa en métrica a un conjunto de versos
con una distribución fija de sílabas y rimas que se repite en
un mismo poema con regularidad. A veces también
constituye por sí mismo un pequeño poema. Casi siempre la
estrofa encierra un pensamiento completo, por lo que posee
una cierta autonomía semántica. Las estrofas de la métrica
castellana comprenden entre dos y trece versos.

Estrofas de dos versos[editar]


Se denomina pareado a las estrofas de dos versos que
riman, sin importar el número de sílabas; por lo general
poseen rima consonante (aunque pudiera ser también
asonante) y en las formas AA BB CC DD, etc. Pueden
presentarse en combinaciones de versos de arte menor y
arte mayor: aa, aA o Aa. Se usaron en los motes y divisas de
los escudos y en el Refranero y, por imitación de los
pareados de alejandrinos franceses, en el Modernismo con
versos de catorce sílabas. Ejemplos:
Me ha salido un pareado a8
sin habérmelo pensado a8 (Popular)
De este mundo sacarás a8 (7+1)
lo que metas, nada más a8 (7+1) (Refrán)
Yo he hecho lo que he podido a8
Fortuna, lo que ha querido a8 (Mote del siglo XV usado por el Conde de Salinas, XVII)
Hipogrifo violento, a7
que corriste parejas con el viento A11 (Pedro Calderón de la Barca, XVII)
Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente (Manuel Machado, Retrato, siglo XX)
Las hijas de las madres que amé tanto
me besan ya como se besa a un santo (Campoamor)
Cada hoja de cada árbol canta un propio cantar
y hay un alma en cada una de las gotas del mar (Rubén Darío)
La 
ale
gría 
es
un
par
ead
o
co
mp
ues
to
por
un
pen
tasíl
abo
inici
al y
un
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El
pri
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ver
so
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síla
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o
es
un
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síla
bo
con
ace
nto
en
la
cua
rta
y
en
la
sép
tim
a.
Llev
a
rim
a
aso
nan
te.
Vente conmigo
a las retamas de los caminos (Popular)
Sale de la alcoba
coloradita como una amapola (Popular)
Esta estrofa,
frecuente en
la lírica
tradicional
andaluza,
puede ir
seguida de
un estribillo
de tres
versos en
que riman
primero con
tercero y
queda
suelto el
segundo.
El aleluya e
s un
pareado de
versos
octosílabos
con rima
consonante:
La primavera ha venido
nadie sabe cómo ha sido (Antonio Machado, siglo XX)
Estrofas de
tres
versos[editar]
El terceto está
formado por tres
versos
generalmente
endecasílabos (11
sílabas), con
esquema de rima
consonante en las
formas ABA BCB
CDC, etc.
terminando en un
serventesio a fin de
que no queden
versos sueltos
(YZYZ) y, más
raramente, en un
serventesio más un
pareado final
(XYXYZZ). Esta
forma proviene de
la terza rima cread
por el poeta
florentino Dante
Alighieri para
su Divina comedia,
adoptada
posteriormente
por Francesco
Petrarca para
sus Triunfos, y fue
denominada en
español tercetos
encadenados. En
Castilla empezó a
cultivarse en la obr
de Juan
Boscán y Garcilaso
de la Vega durante
la primera mitad de
siglo XVI, con
el Renacimiento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida;
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida...

(Miguel Hernández
Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más astuto nacen canas.
El que no las limare o las rompiere,
ni el nombre de varón ha merecido
ni subir al honor que pretendiere.

(Andrés Fernández

Es interesante obs
encadenamiento d
estrofa el segundo
verso de la siguien
un serventesio, a fi
Sin embargo, exist
AXA BXB CXC DX
de arte menor (ver
versos de arte men
de 7), con esquem
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas,
es ojo porque te ve

(Antonio Machado)
'Musa soberbia y confusa,
'ángel, espectro, medusa,
'tal parece tu musa.

(Rubén Darío)
El haiku o haikai e
en versos blancos
que se asemeja a u
compuesta. Es un 
el Modernismo, en
habitualmente no u
Como de rosas
sedosos como pétalos.
fueron tus labios

(Llorenç Vidal)
En agua, lento,
hay un brillo de sol.
Se mece al viento

(Ángel Romera)
Flor del cerezo,
O-Sen se pinta el labio:
nace la fruta.

(Testigos del asom

Estrofas de c
La tirana, cuarteta
En los pinares del Júcar
vi bailar unas serranas
al son del agua en las piedras
y al son del viento en las ramas
Luis de Góngora
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido
por dos amantes que han muerto
sin haberse comprendido
Popular

La seguidilla es un
asonante:
Aunque soy de La Mancha
no mancho a nadie;
más de cuatro quisieran
tener mi sangre.
Popular
En el caso de la se
Sin farol se venía una dueña
guardando el semblante,
porque dice que es muy conocida
por las Navidades.
Sor Juana Inés de la

Seguidilla gitana,
Las que se publican
no son grandes penas.
Las que se callan y se llevan dentro
son las verdaderas.
Manuel Machado
Pensamiento mío
¿adónde te vas?
No vayas a casa de quien tú solías
que no pues entrar.
Manuel Machado

La redondilla y la 
Ven muerte tan escondida,
que no te sienta venir
porque el placer de morir
no me torne a dar la vida

El cuarteto es una
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche

El dueño fui de mi jardín de sueño,


lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos.
Mester traigo fermoso non es de juglaría
mester es sin pecado, ca es de clerecía
fablar curso rimado por la cuaderna vía
a sílabas cunctadas, ca es gran maestría

Y mientras con rigurosas nieves


tu edad marchita el tiempo y tus verdores
coge de tus amores,
coge las rosas breves.

pares, y se ensayaron otras variaciones. Tuvo tal fortuna que se usó en importantes poemas del siglo XVIII

A veces me florece un tiempo nuevo,


un ala matinal sobre la frente,
una esperanza candorosa y fértil
que me aclara y rehace

ptasílabo) adónico (esto es, con acento en primera y cuarta). Al principio no llevaba rima, pero luego se renovó

¡Salve, oh alcázar de Edetania firme,


ejemplo al mundo de constancia ibera,
en tus rüinas grandïosa siempre,
noble Sagunto!

Quedar las arcas vacías,


donde se encerraba el oro
que dicen que recogías,
nos muestra que tu tesoro
en el cielo lo escondías

Desierto está el jardín... De su tardanza


no adivino el motivo... El tiempo avanza...
Duda tenaz, no turbes mi reposo.
Comienza a vacilar mi confianza...
El miedo me hace ser supersticioso.

le dio nombre:
Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento...

primeros versos constituyen casi un haiku.


Alto en la cumbre
todo el jardín es luna,
luna de oro.
Más precioso es el roce
de tu boca en la sombra.

ser una cuarteta y un pareado o un pareado y una redondilla etc.


Cantando me he de morir
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del eterno padre:
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
nos.

itad que el más largo). Fue creada por Gómez Manrique y su sobrino Jorge Manrique la inmortalizó en sus
ás un tetrasílabo, rimando 1.º con 4.º, 2.º con 5.º, 3.º con 6.º (a8,b8,c4;a8,b8,c4;)
Ved de cuan poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos
que en este mundo traidor
aun primero que muramos
las perdemos.

va real sin los dos primeros versos, es decir, un grupo de endecasílabos que riman en consonante primero con

A un ciego le decía un linajudo:


"Todos mis ascendientes héroes fueron."
Y respondiole el ciego: "No lo dudo;
yo sin vista nací: mis padres vieron."
No se envanezca de su ilustre raza
quien pudo ser melón y es calabaza.

man en consonante ABAB, más tres versos monorrimos de extensión fluctuante y progresiva, normalmente entre
s ejemplares datan del siglo XVI.
¡Oh clara centella de fuego de amor,
soberana gracia, hermosura fuerte
que infundes tus rayos con tanto furor
que con sola tu vista condenas a muerte!
¡Triste, que vivo
con dolor esquivo
que por quereros, yo recibo!
se compone de octasílabos, rimados de muy diversas maneras:
"Vos sos un gaucho matrero"
dijo uno, haciéndose el güeno.
"Vos mataste un moreno
y otro en una pulpería,
y aquí está la polecía
que viene a justar tus cuentas;
te va alzar por la cuarenta
si te resistís hoy día.
z, Martín Fierro)

de un grabado de la edición de Zaragoza (Jorge Coci, 1509) del Laberinto de Fortuna.

es una estrofa en rima consonante cultivada durante el siglo XV y primera mitad del XVI por poetas
añol de la escuela alegórico-dantesca como Francisco Imperial, Juan de Mena o don Íñigo López de Mendoza,
u estructura es ABBAACCA y más raramente ABABBCCB en versos de extensión variable (versos de arte
hemistiquios de cinco a siete sílabas con de ritmo dactílico:
Al muy prepotente don Juan el segundo
a aquel con quien Júpiter tovo tal celo
que tanta de parte le fizo del mundo
cuanta a sí mesmo se fizo del cielo;
al gran rey de España, al César novelo
al que con Fortuna es bien fortunado;
a aquel en quien caben virtud y reinado
a él la rodilla fincada por suelo.
(Juan de Mena, Laberinto de Fortuna)

La octava real es una estrofa formada por endecasílabos de rima alterna consonante salvo los dos
últimos, que riman entre sí formando un pareado (ABABABCC). Es estrofa usada fundamentalmente en
poemas narrativos y de épica culta, aunque a principios del siglo XVI se usó en Castilla también con tema
amoroso por influjo italiano de los llamados capitoli de amor:
No las damas, amor, no gentilezas
de caballeros canto enamorados,
ni las muestras, regalos y ternezas
de amorosos afectos y cuidados,
mas el valor, los gestos, las proezas
de aquellos españoles esforzados
que a la cerviz de Arauco no domada
pusieron duro yugo por la espada.
(Alonso de Ercilla, La Araucana, XVI)

La octava de Pedro de Oña se compone de ocho endecasílabos que


riman en consonante ABBAABCC. Es una modificación de la octava real
producida por su cruce con la copla de arte mayor. El poeta que le da
nombre la introdujo.
Si pluma y vista de águila tuviera,
pluma con que romper el vacuo seno
y vista para ver el sol de lleno,
seguro de temor volara y viera,
o si tan remontada no estuviera
la soberana cumbre do me estreno,
prestárame el trabajo sus escalas
o me valiera entonces de mis alas.
(Pedro de Oña)

La octava italiana u octava aguda,


creada por Salvador Bermúdez de
Castro y por ello llamada a
veces bermudina, se compone de
ocho versos de arte mayor,
generalmente endecasílabos, y con
rima consonante, según el esquema
ABBC'DEEC'; el cuarto y el octavo
verso son agudos. A veces, la estrofa
la componen heptasílabos en lugar de
endecasílabos.
Cual la yerba arrojada en la roca,
que marchita allí crece, allí muere,
¿viviré y moriré, sin que espere
otra vida, otra dicha, otra luz?
aun en medio de altares y tumbas
mi terrible pensar me amenaza:
que si el mundo feroz me rechaza,
me rechaza también esa cruz.
(Sal
vad
or
Ber

dez
de
Cas
tro, 
Ens
ayo
s
poé
tico
s,
184
0)
Tu aliento es el aliento de las flores;
tu voz es de los cisnes la armonía;
es tu mirada el esplendor del día,
y el color de la rosa es tu color.
Tú prestas nueva vida y esperanza
a un corazón para el amor ya muerto;
tú creces de mi vida en el desierto
como crece en un páramo la flor.
(Gustavo Adolfo Béc
XIX)

La octavilla
italiana u octavilla
aguda es una
combinación de oc
versos de ocho síla
menos en que el cu
el octavo poseen ri
aguda, y segundo
tercero riman entre
como el sexto y sé
quedando sueltos p
y quinto (-8, a8, a8
agudo; -8, c8, c8, b
agudo). Fue estrofa
popular a finales de
XVIII y durante el s
XIX y se utilizó
frecuentemente pa
canto por su gran
musicalidad. Se us
teatro solamente p
partes cantadas.
Merced a tus traiciones
al fin respiro, Lice,
al fin de un infelice
el cielo hubo piedad;
ya rotas las prisiones
libre está el alma mía;
no sueño, no, este día,
mi dulce libertad.
(Juan Meléndez Vald

La octavilla real o
ocho versos rimado
Mal jugar faze quien juega
con quien siente, maguer calle:
de lo que faze en la calle,
¿quién es el que se desnega?
Ambición es cosa ciega
y recibe desoluto;
poder y mando absoluto
fin de padre es quien lo niega
(Íñigo López de Men

Estrofas de n
La estancia spens
endecasílabos y el
con cuarto, quinto
C11, B11, C11, C1
María Blanco-Whit
En una antigua selva enmarañada
donde el ardiente rayo del estío
no puede penetrar, y la manada
en el agosto, casi tiene frío,
un amante lloraba el cruel desvío
de su dama adorada, y los desdenes
que lo llevan a un loco desvarío.
"¡Malhaya, dice, amor, tus falsos bienes!
"¿Por qué con tus engaños así nos entretienes? (José María Blanco White, siglo XIX)
La novena es un g
está formada por d
una redondilla y un
Que los reyes justicieros
y verdaderos y francos,
facen llanos los barrancos,
y los castillos roqueros;
que a la justicia con franqueza
y con verdad esmaltada,
nunca fue tal fortaleza,
tal constancia, tal firmeza,
que no fuese sojuzgada. (Gómez Manrique, Regimiento de príncipes)
Estrofas de d
La copla real es la
comenzaron siendo
poetas del siglo XV
Vuestros lindos ojos,
¡quién me dexase gozallos
y tantas veces besallos
cuantas me pide la gana
con que vivo de mirallos!
Darles hía
cien mil besos cada día;
y, aunque fuese un millón,
mi penado corazón
nunca harto se vería. (Cristóbal de Castillejo, siglo XVI)
Genéricamente un
espinela o espine
abbaaccddc. Duran
son buenas para q
cerrada como el so
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son. (Pedro Calderón de la Barca, siglo XVII)
El ovillejo es una e
¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura. (Miguel de Cervantes)

Alto fue, y en virtudes


que tuvo excelsas,
su excelencia me admira
como su alteza.
Su estado
se me pasa por alto;
esperen
de su alteza mercedes,
que el santo
si no pródigo, es largo.

Virgen madre, casta esposa


sola tú la venturosa
la escogida sola fuiste,
que en tu seno recibiste
el tesoro celestial.
Sola tú con tierna planta
oprimiste la garganta
de la sierpre aborrecida,
que en la humana frágil vida
esparció dolor mortal.
que no pueden considerarse estrofas. Las agrupaciones más importantes de estrofas son la folía, la seguidilla
la escala métrica. Series métricas son la silva, el romance y la silva arromanzada.
o tiene sus versos pares agudos se consideran folías:
Andá noramalá,
marido mío,
andá noramalá,
que andáis dormido.

---
Riñen dos amantes;
hácese la paz;
si el enojo es grande,
es el gusto más.

-;5b. Es una estrofa propia de la lírica popular tradicional:


Azules son tus ojos,
marrón tu pelo,
cobriza, tu piel, tiene
brillos de fuego.
Dame tu abrazo
de frutos de dulzura
en tu regazo

ibillo o bordón, y por un grupo de cuatro versos de los cuales los tres primeros riman entre sí en consonante y se
e volverse a recitar el estribillo para encabezar el próximo zéjel de la serie:
Dicen que me case yo;
no quiero marido, no. (Estribillo)
Más quiero vivir segura
n´esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura (Primera mudanza)
si casaré bien o no. (Verso de vuelta)
Dicen que me case yo;
no quiero marido, no.

ntado creado por el poeta mallorquín Llorenç Vidal Vidal, que combina la estructura estrófica del zéjel con la rima

Los pareados se relacionan entre ellos por medio de elementos paralelísticos; tras cada pareado sigue un
areado repite parte del tema del anterior y añade algo nuevo en forma de leixa-pren. Proviene de la  lírica galaico-
nte cantaba los pareados y el coro, o público, le respondía con el estribillo.
A aquel árbol que vuelve la foja
algo se le antoja.
Aquel árbol de bel mirar
face de maña flores quiere dar.
Algo se le antoja.
Aquel árbol de bel veyer
face de maña quiere florecer.
Algo se le antoja.
Face de maña flores quiere dar,
ya se demuestra, salidlas mirar.
Algo se le antoja.
Face de maña quiere florecer,
ya se demuestra, salidlas a ver.
Algo se le antoja.
Ya se demuestra, salidlas mirar,
vengan las damas la fruta cortar.
Algo se le antoja.
Ya se demuestra, salidlas a ver,
vengan las damas la fruta coger.
Algo se le antoja.
)

omances (c. 1525), primera colección de romances conocida.

mpuesta por una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares que se originó de
e gesta en el siglo XIV, aunque algunos de ellos empezaron a imitarse y componerse a propósito entre el siglo
amado Romancero nuevo. Suele usarse para relaciones o narraciones, o con contenido narrativo-lírico. Si el
derse dividir con facilidad en grupos de cuatro versos como subestrofas; si es de origen tradicional, no.
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.
El llamado romance heroico rima como el romance, solamente los versos pares y
en asonante, pero está compuesto por versos endecasílabos. Lo creó Sor Juana
Inés de la Cruz y se utilizó ampliamente en el siglo XVIII y XIX:
Entran de dos en dos en la estacada,
con lento paso y grave compostura,
sobre negros caballos, ocho pajes,
negras la veste, la gualdrapa y plumas;
después cuatro escuderos enlutados,
y cuatro ancianos caballeros, cuyas
armas empavonadas y rodelas
con negras manchas que el blasón ocultan,
y cuyas picas que por tierra arrastran,
sin pendoncillo la acerada punta,
que son, van tristemente publicando,
de la casa de Lara y de su alcurnia.
(Ángel Saavedra, Duque
de Rivas, s. XIX)
La escala métrica es una estrofa
creada por el poeta romántico
Víctor Hugo y poco usada en
general. Se trata de una serie de
versos en la que el primero
empieza por ser de una o dos
sílabas, y cada verso siguiente
suma una al anterior hasta llegar
al dodecasílabo, y después va
disminuyendo una por una hasta
regresar al verso de una o dos
sílabas.
La sextina provenzal es una
compleja combinación de treinta y
nueve endecasílabos
estructurados en seis estrofas de
seis versos cada una y
una contera final de tres versos.
No tiene rima, sino una serie de
seis palabras finales que se van
repitiendo en distinto verso, pero
siempre al final de cada uno, en
cada estrofa, de forma que las
seis palabras finales de los seis
versos de las seis estrofas sean
las mismas, sólo que en diferente
disposición. La estructura de la
disposición de las palabras finales
de los versos es la siguiente:
1.ª Estrofa: A-B-C-D-E-F (Que corresponden a las palabras finales)
2ª Estrofa F-A-E-B-D-C
3ª Estrofa C-F-D-A-B-E
4ª Estrofa E-C-B-F-A-D
5ª Estrofa D-E-A-C-F-B
6ª Estrofa B-D-F-E-C-A
El remate o contera se
constituye con tres versos
donde se incluyen dos de
estas palabras finales en
cada uno de los tres versos,
una al principio y otra al final,
con una estructura que suele
ser:
1 verso: A-B
2 verso: D-E
3 verso: C-F
La disposición de las
últimas palabras de cada
verso sigue la norma de
que la última palabra del
último verso de una
estrofa sea la última
palabra del primer verso
de la siguiente, la última
palabra de segundo verso
sea la última del primer
verso de la anterior
estrofa y la última del
tercer verso sea la última
del penúltimo verso de la
estrofa precedente.
¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.
Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
debe y puede salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.
Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia,
son hombres quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
(Jaime Gil de Biedm
La canción proven
general una cuarte
las cuartetas con la
esquema sufrió lue
ejemplo, abb cdcd
rimas de primera e
al rondó franceses
No sé para qué nací,
pues en tal extremo estó
que el vevir no quiero yo
y el morir no quiere a mí.
Todo el tiempo que viviere
terné muy justa querella
de la Muerte, pues no quiere
a mí, queriendo yo a ella.
¿Qué fin espero de aquí,
pues la muerte me negó,
pues que claramente vio
que era vida para mí?
(Pedro de Cartage
La canción en est
once sílabas con la
de dos partes enga
DfF). El escritor ma
corriente literaria d
Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
y en la tercera rueda,
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
donde descanse y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?
(Garcilaso de la Ve

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