Debate 1 Qué Es Desarrollo Óptimo
Debate 1 Qué Es Desarrollo Óptimo
Debate 1 Qué Es Desarrollo Óptimo
Vuyk (1981).
En Estados Unidos (origen de la mayor parte de los estudios psicológicos sobre esta
temática) la cultura prevaleciente es la de la clase media anglosajona (a menudo se
considera normal o sano lo que corresponde a los valores de esta cultura). Por lo que
optimizar el desarrollo implica ayudar a las personas para que asuman estos valores.
Hay autores que luchan contra este ideal porque no aceptan los valores o porque
prefieren una sociedad en la que se estima una variedad de valores, de personalidades,
de capacidades, etc. Esta última actitud tiene consecuencias importantes para el
concepto de efectividad.
Desde este punto de vista, la efectividad es algo relativo (no es algo absoluto).
o Todos nacemos con la misma efectividad en el sentido de White, todos
queremos hacer cambios en nuestro entorno y a pesar de las diferencias
interindividuales, todos podemos aprender ciertas competencias para realizar
cambios en nuestro medio.
o Todos tenemos las potencialidades necesarias para desarrollarnos hasta un
nivel de efectividad que pueda satisfacer a la persona misma. Evidentemente,
esto no quiere decir que todos nazcamos con las mismas potencialidades, ni
que desarrollemos las mismas conductas.
Esto no implica que todas las personas serán de hecho eficaces, pero sí que
podrían serlo, aunque resulta más fácil para algunas que para otras.
o Es esta efectividad personal y relativa la que tenemos que
optimizar.
Para optimizar el desarrollo de la efectividad necesitamos una teoría que pueda
hallarse en la base de la aplicación. La cual,
o tiene que aceptar la actividad como característica fundamental de la persona,
sin descuidar la influencia del ambiente, y además estudiar el desarrollo de todos
los tipos de conducta tal y como se presentan en la vida cotidiana con sus
diferencias individuales.
Según Vuyk (1981), el enfoque Transaccional ofrece la mejor base para entender
el desarrollo de la efectividad y para optimizarla. Pero también son importantes un grupo
de teorías útiles y no contradictorias que van desde el interaccionismo de Schneirla,
Thomas y Chess, el interaccionismo dinámico de Lerner, Spanier y otros a la
psicología ecológica de Bronfenbrenner, Belsky y otros.
Lo fundamental y común en todas estas teorías es que consideran el organismo como
una totalidad, como un sistema (un subsistema de un sistema + amplio).
Existe un encajamiento de sistemas y todos influyen en la persona.
En cada sistema hay relaciones entre los elementos o subsistemas y cuando
un elemento o una relación cambia, también cambian otros (nunca se da un
elemento o una relación aislada).
Además, las relaciones son recíprocas (ej., dentro del organismo, la cognición
y las emociones se afectan mutuamente).
La vivencia personal del mundo determina la influencia (nunca son las
personas o cosas materiales objetivas las que la ejercen),
La persona siempre da un significado al medio o ambiente y esta interpretación
es la que influye en la persona.
Todos hablan del coping pero se sabe muy poco de las estrategias y habilidades, ni
de su desarrollo. No sabemos bastante de los procesos que hay en la base de la
efectividad y sus cambios durante la vida.
Solemos olvidar que nuestra intervención puede un efecto positivo deseado, pero
también efectos nocivos.
En casos los psicólogos pretenden con sus intervenciones dar respuesta a problemas
que no son psicológicos (ya q son de origen económico, político, sociológico sobre
los que no tienen el menor control).
Una valoración científica de amplios programas de intervención como el Headstart o
el Barrio Sésamo requiere estudios longitudinales con grandes muestras y métodos
apropiados que a menudo NO son viables (falta de tiempo)
La persona es un elemento de un sistema mucho más amplio, y se suele olvidar
a la hora de intervenir.
El desarrollo de la persona está determinado por las interacciones con su
mundo material y social dentro de los sistemas. La probabilidad de un desarrollo
óptimo será mayor cuando haya consonancia entre ellos, lo q implica que para
optimizar ese desarrollo se debe optimizar la efectividad de todas las personas
importantes de su medio.
Utilización en exceso (x parte de algunos psicólogos) de la clasificación de las
desviaciones y el uso del concepto de alto riesgo, a pesar del efecto negativo
que tiene el uso de etiquetas que pueden estigmatizar al sujeto para el resto de
su vida.
Desde una CRÍTICA + OPTIMISTA se considera que a la hora de optimizar el
desarrollo es importante el contenido del asesoramiento, pero también la forma de
darlo.
Por ej., para Vuyk (1981) respecto al contenido en el caso de la infancia: es
importante que el niño pueda desarrollar su actividad satisfaciendo su
curiosidad y su deseo de realizar cambios, pero al mismo tiempo aprendiendo
que hay límites. (Es útil darle problemas de un nivel un poco más avanzado al suyo
y acostumbrarle a nuevas situaciones, siendo apropiado todo lo que pueda mejorar
sus competencias).
¿De dónde podemos ofrecer el asesoramiento?: existe un sinfín de libros y revistas
populares para padres y maestros, escuelas de padres.
Hay que insistir en dar la responsabilidad a los padres en el caso de los niños
normales.
En resumen, tanto Bühler como Frankl enfatizan la dimensión propositiva del ser
humano como necesidad existencial.
Si se deja de lado esta dimensión en una persona concreta, NO se puede decir que ha
logrado altos niveles de autorrealización y de felicidad.
Una existencia sana y «madura» sería aquella en donde al menos un sentimiento
de sentido (como dirección y como significado) predomine experiencialmente sobre
el de sin sentido (Zacarés y Serra, 1998).
Otra relevante noción relacionada con el funcionamiento óptimo del individuo es la salud
mental positiva, calificativo empleado para distinguirla de la salud mental entendida
únicamente como ausencia de síntomas psicopatológicos.
Durante años, la intervención se ha centrado en cambiar factores negativos del ambiente.
El problema de la definición de la salud mental positiva no se ha resuelto todavía, ya q NO
existe acuerdo entre los profesionales sobre cómo definirla, a pesar de que la mayor parte
de las teorías parecen estar de acuerdo en que los problemas mentales están relacionados
con la inmadurez y la salud mental con la madurez.
La principal diferencia sobre este tema es la que encontramos entre Freud y Adler,
o aunque ambos están de acuerdo en que ser saludable mentalmente es ser maduro.
Freud (1933):
formuló (en su lenguaje metapsicológico) el objetivo de sus esfuerzos terapéuticos
diciendo que «Donde está el yo, debe estar el ego» (p. 112).
Ya que el yo permanece en la inmadurez y el ego en la madurez, el objetivo es
establecer la madurez.
Para el autor, tener salud mental es haber alcanzado la etapa madura.
Adler (1959, p. 333) hizo una asociación explícita: «La cura de los problemas mentales es
posible a través de la corrección de la imagen falsa sobre el mundo y la aceptación
inequívoca de una imagen madura del mundo».
El National Institute of Mental Health de Estados Unidos (1969) también asocia la salud
mental con la madurez y extiende este pensamiento a la sociedad, considerando que la salud
mental de cada ciudadano está afectada por la madurez y la salud de nuestra sociedad.
Ansbacher (1978) propone que la salud mental positiva supone una orientación o esfuerzo
en ser útil socialmente en la vida, un sentido de utilidad hacia la humanidad más que una
conformidad a las normas existentes.
Esta definición práctica de la salud mental puede permitir que los programas de intervención
sean dirigidos a los individuos, guiándolos hacia la maduración como un movimiento
continuo.
M. Jahoda (1958), señaló en su revisión sobre los criterios la inconveniencia de los tres
criterios utilizados corrientemente para definir la salud mental:
Normalidad. Según este criterio, la definición de lo que sería «salud psíquica» vendría
dada por por la media o moda de una distribución de variables psicológicas.
Al fijar los límites de la población sobre la que se calcula el promedio, implícitamente se
selecciona una cierta concepción de la salud mental, por lo que con dificultad se puede
hablar de objetividad.
Haan (1977) señala que la principal objeción al criterio es que adolece de
circularidad porque iguala el normativo «es» como «lo que debería ser», de esta
forma pone empíricamente un techo sobre qué normas deseables podrían darse.
Ajuste o bienestar. Hay muchas circunstancias externas de opresión, deprivación o
miseria a las cuales la persona mentalmente saludable no podría ajustarse ni sentir
bienestar.
Según Jahoda (1958), esta definición revela una creencia ingenua en la justicia social
de todas las condiciones.
Ausencia de trastorno mental.
Para Jahoda (1958) este criterio es una condición necesaria pero no suficiente para
la salud mental positiva.
En gral, desde modelos humanistas y optimizadores del desarrollo humano, por un
lado, y desde la teoría antropológica, por otro, SE CRITICA EL MODELO DE DÉFICIT
O DE ENFERMEDAD xq actúa a través de mecanismos socioculturales de
etiquetaje, es un concepto legitimador del orden social dominante, reductor de lo
genuinamente humano, e impide los esfuerzos preventivos.
A partir de la crítica de los criterios de salud mental positiva, Jahoda (1958) ofrece una nueva
selección de criterios de salud mental positiva:
Actitudes positivas de la persona hacia sí misma. Incluye la accesibilidad del
yo a la conciencia, la corrección y precisión del autoconcepto y un sentido de
identidad.
Crecimiento, desarrollo y autorrealización. Incluye el concepto central de los
humanistas, y también abarca la implicación personal en el trabajo y en valores sociales
más allá de que conlleve unas inmediatas ganancias personales.
Integración. Se refiere a una función central sintetizadora que evoca la idea de balance
entre distintas tendencias psíquicas (como ello, yo y superyo) y de flexibilidad.
Autonomía. Este criterio engloba tanto la regulación de la conducta desde dentro del
organismo como una tendencia hacia la independencia de las demandas inmediatas del
ambiente.
Percepción de la realidad. Se relaciona con la empatía o sensibilidad social y con
una percepción de la realidad no distorsionada por las propias necesidades, deseos o
preocupaciones.
Dominio y manejo del ambiente. Criterio q abarca las dimensiones del
funcionamiento personal que implican un cierto grado de control sobre el ambiente.
Sin embargo, muchas investigaciones han demostrado que en la cognición normal humana
existe una sustancial cantidad de ilusiones, errores o sesgos y que estas ilusiones abarcan
aspectos centrales del yo y del ambiente, por lo que tienen importantes consecuencias
para el funcionamiento humano.
Taylor y Brown (1988) sugieren que ciertas ilusiones, como las visiones positivas del
yo no realistas, las ilusiones de control y el optimismo no realista, podrían resultar
adaptativas para la salud mental de los sujetos.
Taylor y Brown (1988) recogen resultados sobre la función adaptativa de estas ilusiones,
mediante el fomento de otros criterios de salud mental, el humor positivo, el bienestar subjetivo,
la habilidad para cuidar de otros, la habilidad en las relaciones sociales y la capacidad para el
trabajo productivo y creativo.
La evidencia entre estas vinculaciones entre ilusiones y criterios de salud mental es todavía
escasa y correlacional.
Hay que añadir problemas de validez, lo que no impide considerar una cierta integración
entre las perspectivas clínica y la psicología social: la comprensión de aquellas
circunstancias bajo las cuales las ilusiones positivas sobre el self y el mundo podrían ser
más obvias y útiles
Por tanto, Jahoda (1958) define una personalidad sana como aquella que domina
activamente su ambiente, manifiesta una cierta unidad de personalidad y es capaz de
percibir el mundo y a sí misma correctamente.
2 grandes dificultades del planteamiento global de esta autora:
1) La primera se refiere a la consistencia interna de los criterios múltiples, y
2) La segunda, según Loevinger (1976), es que el significado de salud mental positiva
no es lo contrario exactamente de enfermedad mental, sino que apunta hacia los
más altos niveles de maduración psicológica, no pudiéndose aplicar a la salud mental
infantil sin efectuar algunas modificaciones.
Su visión presta poca atención a los cambios evolutivos, presentando una visión de la
salud mental estática y sin referencia a las pautas de configuración de sus criterios a lo
largo del ciclo vital (Zacarés y Serra, 1998).
Miguel y Vives (1998), en el ámbito de la infancia:
Han elaborado un constructo hipotético de salud mental positiva infantil incorporando:
los criterios de salud mental positiva de Jahoda (1958) y
las etapas del desarrollo psicosocial de Erikson (1963), y
Han construido el Test de salud mental positiva infantil (TSMPI), que contempla cinco
indicadores de salud: confianza, autoconcepto, autonomía, iniciativa e industria.
Consideramos, de acuerdo con Fierro (1984, 2000), que se ha dedicado poca atención al
estudio de los estados psicológicos positivos y de plenitud, en los niveles más elevados
del desarrollo humano.
Zacarés y Serra (1998) sostienen que el concepto de salud mental positiva es demasiado
extenso y equívoco para utilizarlo en la investigación y en la práctica, pero puede ser útil en
la comunicación interprofesional e interdisciplinar para saber en general a qué nos
Muchos autores consideran los términos de Salud mental positiva y madurez sinónimos
y que a menudo se utilizan indistintamente.
El constructo madurez psicológica ha sido muy profusamente empleado, tanto en la
investigación como en la práctica psicológica de un modo excesivamente global y difuso.
Es un campo con unos límites poco claros y con gran escasez de trabajo sistemático; sin
embargo,
Durante los últimos años ha habido una apertura a la cuestión de la madurez, y han
proliferado modelos de estadios evolutivos, de naturaleza cualitativo-estructural,
que han surgido aplicados a diversos ámbitos del desarrollo (el cognitivo, el ético-
moral y el de las relaciones interpersonales) (Fowler, 1981; Kegan, 1979; Loevinger,
1976, y Selman, 1980).
Estos modelos, que se han inspirado en el trabajo de Erikson y de Piaget y Kohlberg,
proponen secuencias evolutivas que conducen a los sujetos hacia estructuras
cualitativamente superiores y más maduras.
La principal dificultad teórica del constructo «madurez psicológica», según Zacarés y Serra
(1998), es la integración de un concepto de base naturalmente epigenética u organísmica
en un contexto de desarrollo cambiante y complejo donde existe una enorme variabilidad
de los cursos evolutivos a través de los tiempos históricos y las circunstancias socioculturales.
2. Objetivos:
3. Preguntas: (A DEBATIR EN LA CARPETA DE DEBATE EN ESTA ACTIVIDAD)
A partir de la caracterización del desarrollo óptimo y de la definición que realiza Viguer (2004)
reflexiona y opina sobre:
La finalidad del desarrollo sano y óptimo: lee sobre las diferentes finalidades y escoge
aquella que te parezca la más adecuada. Justifica la respuesta.