La retinopatía hipertensiva presenta diversos signos oftalmológicos como cruces arteriovenosos, alteraciones del reflejo y calibre vascular, aneurismas, hemorragias y exudados, los cuales se clasifican según la escala de Keith-Wagener-Barker en 4 grados pronósticos. Esta clasificación evalúa la correlación entre los hallazgos clínicos y la supervivencia del paciente, aunque no distingue adecuadamente los cambios vasculares debidos a la hipertensión de otros factores como la
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La retinopatía hipertensiva presenta diversos signos oftalmológicos como cruces arteriovenosos, alteraciones del reflejo y calibre vascular, aneurismas, hemorragias y exudados, los cuales se clasifican según la escala de Keith-Wagener-Barker en 4 grados pronósticos. Esta clasificación evalúa la correlación entre los hallazgos clínicos y la supervivencia del paciente, aunque no distingue adecuadamente los cambios vasculares debidos a la hipertensión de otros factores como la
La retinopatía hipertensiva presenta diversos signos oftalmológicos como cruces arteriovenosos, alteraciones del reflejo y calibre vascular, aneurismas, hemorragias y exudados, los cuales se clasifican según la escala de Keith-Wagener-Barker en 4 grados pronósticos. Esta clasificación evalúa la correlación entre los hallazgos clínicos y la supervivencia del paciente, aunque no distingue adecuadamente los cambios vasculares debidos a la hipertensión de otros factores como la
La retinopatía hipertensiva presenta diversos signos oftalmológicos como cruces arteriovenosos, alteraciones del reflejo y calibre vascular, aneurismas, hemorragias y exudados, los cuales se clasifican según la escala de Keith-Wagener-Barker en 4 grados pronósticos. Esta clasificación evalúa la correlación entre los hallazgos clínicos y la supervivencia del paciente, aunque no distingue adecuadamente los cambios vasculares debidos a la hipertensión de otros factores como la
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OFTALMOLOGÍA
X Ciclo de Estúdios ‖ Semestre Académico 2021-II
“RETINOPATÍA HIPERTENSIVA”
AUTORES
Diaz Vasquez, Rocío
Gonzales Farfán, Mayra Herrera Campos, Carlos Jair Ipanaque Gil, Jeanpierre Marrufo Pérez, Anapaula Ñasco Samillán, María Silvia Elizabeth Paredes Medina, Lourdes Piedra Torres, Andrea Samamé Burgos, Mayra Solís Calderón, Kreysler Vásquez Chacón, Marco Vega Aguinaga, Shantal Vega Pérez, Juan Miguel Wilson Lalopu, Jessica
DOCENTE
Dr. Edgar Diógenes Fernández Estela
CHICLAYO
2021 PREGUNTAS
1. ¿Cuáles son los signos oftalmológicos de retinopatía hipertensiva?
En respuesta a la hipertensión arterial, las arterias retinianas presentan un
estrechamiento vascular ocasionando cambios en el fondo de ojo y dando origen a los signos oftalmológicos de la retinopatía hipertensiva, entre ellos:
Cruce arteriovenoso (AV): consecuencia de la esclerosis arteriolar
secundaria a la hipertensión arterial crónica (esclerosis reactiva) o a la edad avanzada (esclerosis involutiva). La HTA mantenida en el tiempo produce un adelgazamiento de la capa media de la arteriola y proliferación del tejido perivascular que da lugar a un aumento de grosor y endurecimiento de la adventicia común entre arteria y vena, que producirá una constricción simultánea de la arteriola y la vénula con la consiguiente deformidad de la pared venosa ya que ésta tiene menos consistencia. Sus signos clásicos son: o Signo de Gunn: valora el calibre de la vénula y mide su deformidad a nivel del cruce AV que conlleva estasis vascular venoso distal. Grado I: ocultamiento de la vena por la arteria. Grado II: compresión de la vena en el parénquima retiniano, con falta de la columna sanguínea antes y después del cruce. Grado III: compresión de la vena con dilatación del extremo distal venoso. Grado IV: exudados y hemorragias a nivel del cruce. o Signo de Salus: valora la variación del trayecto venoso a nivel del cruce que va cambiando de un ángulo agudo normal para hacerse más perpendicular e incluso invertir la dirección de cruce. Grado I: ligera desviación del segmento venoso. Grado II: el segmento venoso se hace perpendicular adoptando una forma en bayoneta. Grado III: hay una inversión de la dirección venosa adoptando una forma en z (1). Alteraciones del reflejo vascular: o Arteriola en hilo de cobre: aparece en las fases iniciales, se caracteriza por engrosamiento de la pared vascular por fibrosis, hialinización simultáneo a estrechamiento de la luz vascular, por lo cual el reflejo vascular es más ancho y de aspecto metálico- cobrizo. o Arteriola en hilo de plata: aparece en HTA de larga evolución en la que la fibrosis, la hialinización y la arterioesclerosis impiden la visualización de la columna sanguínea por lo que la pared del vaso refleja la mayor parte de la luz dando un reflejo amplio, brillante y blanquecino (1). Reducción del calibre de las arteriolas: o Generalizado: La relación normal entre arteriola y vénula es de 3/4 a 2/3. Estos cambios son reversibles en las fases iniciales, pero no en la HTA de larga evolución o la HTA maligna Grado I- Ligero: relación de 2/3-1/2. Grado II- Moderado: relación de 1/2-1/3. Grado III- Intenso: relación < 1/3. Grado IV- Muy grave: arterias filiformes o Focal: Se debe a vasoespasmo de la porción de la arteriola que todavía no ha sufrido esclerosis y cuya capa muscular permanece indemne. Alteraciones del trayecto vascular: Aumento de tortuosidad, adoptando forma de tirabuzón, o una configuración más rectilínea y alargada en vasos retinianos. Así los principales signos para tener en cuenta son: o Signo de Bonnet: bifurcaciones arteriales en forma de letra Omega o ángulo recto. o Signo de Guist: tortuosidad de las vénulas perimaculares. Aneurismas retinianos: Los microaneurismas se encuentran diseminados por toda la retina, pero más frecuentemente en las bifurcaciones arteriolares, en cambio; los macroaneurismas aparecen en las arteriolas en los tres primeros órdenes del árbol arterial, suelen ser unilaterales en un 90% de los casos y aparecen en pacientes de edad avanzada, sobre todo mujeres con hipertensión de larga evolución. Generalmente son asintomáticos, aunque en algunos casos pueden sangrar, trombosarse, producir exudación con edema retiniano o exudados duros (1). Hemorragias: Consecuencia de las lesiones de las paredes vasculares y el aumento de la presión intravascular e hidrostática. Se clasifican en: o Hemorragias retinianas o Hemorragias coroideas o Hemorragias prerretinianas o retrohialoideas o Hemorragia vítrea Exudados blandos o algodonosos: Manchas blanquecinas, difusas, de bordes mal definido y de un diámetro similar a la papila, a nivel de la capa de fibras nerviosas y secundarias a infartos de esta capa por vasoconstricción arteriolar con el resultado de isquemia aguda y severa. Exudados duros: Depósitos intrarretinianos de lípidos y proteínas blanquecinos, brillantes y bordes bien definidos. Aparecen como consecuencia de un aumento de permeabilidad vascular por isquemia prolongada o bien tras reabsorción de edemas o hemorragias retinianas. Edema de papila: Papila sobreelevada con bordes poco definidos y sin excavación fisiológica, con congestión venosa y en algunos casos hemorragias en astilla (1). 2. ¿Qué importancia tiene la clasificación de Keith Wagener Barker? ¿Cuál es su estadiaje pronóstico?
La hipertensión arterial sistémica (HTA) es una de las enfermedades más
frecuentes en los países industrializados, llegando su incidencia hasta un 30%, cifra que va en aumento por la mayor esperanza de vida de la población. Esta elevación de la presión arterial ocasiona o acelera los cambios en la pared vascular de los órganos diana como el riñón, cerebro, corazón y ojo. A nivel ocular, la HTA produce lesiones en la retina, la coroides y cabeza del nervio óptico, pudiendo abarcar un amplio rango de lesiones, desde un estrechamiento vascular leve hasta una pérdida visual severa por neuropatía óptica isquémica. La respuesta primaria de las arterias retinianas a la hipertensión arterial sistémica es un estrechamiento vascular y los signos que aparecen en el fondo de ojo en la retinopatía hipertensiva son la vasoconstricción difusa o focal, la extravasación por permeabilidad vascular aumentada y la arteriosclerosis con engrosamiento de la pared de los vasos. Estas tres entidades son las responsables de la aparición de diferentes lesiones que van a caracterizar los estadios de la enfermedad retiniana como son: los cruces arteriovenosos, exudados duros y algodonosos, trombosis, embolias, hemorragias en el parénquima retiniano, desprendimiento seroso de retina, edema de papila y neuropatía óptica isquémica en los casos más severos como el caso de la hipertensión arterial maligna (2). Establece 4 grupos de retinopatía basándose en la correlación entre los hallazgos clínicos y la supervivencia (Tabla I). Las limitaciones de esta clasificación analizadas por Hayreh son las siguientes: Los grados III y IV no son estadios progresivos de los grados I y II. Esta clasificación no distingue adecuadamente el componente hipertensivo y arterioesclerótico de los cambios vasculares y pueden incluirse dentro de estos grados cambios debidos a la arteriosclerosis arteriolar por la edad (2).
Referencias Bibliográficas
1. Romero-Aroca P., Álamo RS. La retinopatía diabética e hipertensiva
[internet]. Disponible en: http://www.comcordoba.com/wp- content/uploads/2018/08/La-retinopat%C3%ADa-diab%C3%A9tica-e- hipertensiva.-AMF-2018.pdf 2. Rodríguez NA. Manifestaciones oftalmológicas de la hipertensión arterial. [Internet].; 2008 [citado 2021 octubre 08. Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137- 66272008000600002.