3 - Tilkaré. Los Gigantes de Los Cerros
3 - Tilkaré. Los Gigantes de Los Cerros
3 - Tilkaré. Los Gigantes de Los Cerros
COLECCIÓN
VOCES ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES
Libros ilustrados para colorear
COLECCIÓN
VOCES ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES
Libros ilustrados para colorear
Tercer libro
Tílkare
Los gigantes de los cerros
Lucrecia Díaz
Ilustraciones y edición digital de imágenes
Narradora: Líwa Rita del Valle Cejas, Wayra Puka, Bímma Ólka.
Asesoramiento lingüístico: Beatriz Bixio.
Asesoramiento pedagógico: Gabriela Eugenia Giordanengo.
Ilustraciones y color digital: Lucrecia Díaz. Instagram: @almacen.de.dibujos
Transcripciones: Sofía De Mauro.
Diseño gráfico y maquetación: Sofía De Mauro y Gabriela Eugenia
Giordanengo.
Colaboraron en esta recopilación: Sebastián Apesteguía y Sebastián Pastor.
Rita del Valle Cejas: a mis nietas, Samira y Victoria, y a los que lleguen como
herederos del saber ancestral. Cuento estas historias que me contaron
porque mis nietas se merecen la verdad. A los shak(é)lo y néroi,
especialmente a natáts Jesús del Valle Costilla, mi abuela por las historias
que me contó de niña.
Agradecimientos
Fundación Azara
Fundación Esmeraldo Ledda
Fundación P.A.N.Ge.A.
A todas las Líwas y Túkmas y al círculo de Oráos
En memoria de la abuela Rosa
Ella era una ñatiták (abuela cacique con linaje), tenía el poder de palabra y de
mando. Era quien tenía la tarea de enseñar, la fuerza del matriarcado y, sobre
todo, la fuerza del gobierno. Ella hablaba primero y, cuando ella hablaba, los
hombres callaban.
Por ello queremos compartir los relatos, con el permiso de nuestros mayores.
Los expresamos por primera vez de una manera no oral, de modo tal que
respeten los tiempos, la estructura y la belleza como han sido legados.
Las palabras son sagradas para nosotros los sherká(i), por ello cada historia
que es puesta en palabras vuelve a vivir, a formarse, a latir.
Los sherká(i) fuimos llamados diaguitas por los incas y calchaquíes por los
españoles, resistimos y luchamos las tres llamadas “Guerras Calchaquíes”.
Nos despoblaron, pero seguimos aquí, resistiendo en nuestro territorio. Desde
entonces, mantuvimos nuestras historias y cultura guardadas, en nuestra
querida lengua kakana, prohibida junto a otras lenguas originarias mediante la
Real Cédula de Aranjuez del 10 de mayo de 1770, mucho antes de la
existencia formal de la República Argentina.
Tílkare
Los gigantes de los cerros
Dicen que al principio, cuando Ñamang(ú)
Télkara (Madre Tierra), despertó de su largo
sueño, los primeros que la habitaron fueron
todos gigantes. Todo, todos eran gigantes:
páki (plantas), jasíka (animales), eran
gigantes. Y los gigantes eran hombres muy
grandes con ólka kálcha (pelo rojo) y eran
tuére Kaiéj (hijos de Kaiéj, el dios de los
hombres). Tal es así que eran hombres de
siete metros, sabía decir mi abuelo.
Ellos caminaban, cazaban, vivían y cuando
nosotros fuimos presentados ante el padre
y la madre de la vida, ellos se enojaron,
porque eran los dueños de todo.
Comenzaron a entrar a los pueblos de los
hombres. Primero, destrozaban todo lo que
encontraban, mataban a todos los animales.
Y, de esta forma, nos combatían. Después,
comenzaron a ser caníbales, pero no se
comían entre ellos, sino que nos comían a
nosotros. Los gigantes realmente malos
eran los olárder (gigantes de fuego), ellos
fueron a la guerra contra nosotros. Los otros
tipos de gigantes, los teálder o kelárde
(gigantes de agua y de tierra), aunque eran
hermanos de los olárder, no eran malos, no
mataban, no eran cazadores.
Cansados los hombres de todo esto, se hizo
un tíno (gran reunión, parlamento) al que
vinieron todas las comunidades del norte,
del sur, del este y del oeste, y decidieron
hacerles una emboscada. Los emboscaron.
Durmieron a los olárder con ciertas páki
(plantas) que aquí conocemos y así fue
como los fueron matando, matando y
matando. Y hubo un grupo de los tilkaré que
simplemente decidió no pelear con el ser
humano. Son los teálder, los gigantes de
agua y aire que decidieron hacer un tíno,
sentarse y hablar con el ser humano y contar
sus historias, las historias de su gente, las
historias del ojo del padre en la tierra; contar
todas las historias que ellos guardaban.
Entonces, se hizo un acuerdo: ellos podían
estar con nosotros, pero debían vivir en las
montañas, serían el alma de las montañas.
Ellos se volvieron montaña y, desde allí,
todavía nos escuchan.
Hay wáho tilkaré (hombre gigante) y wári
tilkaré (mujer gigante), oqá:na tilkaré
(familias completas de gigantes). Por eso las
montañas son tan gigantes, tan fuertes. No
se rompen fácilmente. Y, si en algún
momento les pedimos ayuda, los tilkaré
salen de su lugar y conversan con nosotros.
Cada montaña tiene un poder. El poder del
gigante que la habita. Por eso, nosotros, los
sherká(i), no tenemos un nombre para las
montañas sino que, a cada una, se le dice
por su nombre. No hay una palabra para
montaña, sino que usamos am (alto).
Hasta ahora, nuestros nerói (abuelos) siguen
llamando por el nombre a cada gigante,
porque antes se sabía el nombre de cada
uno y se los llamaba y pedía en oración. Es
que son como hermanos de nosotros, que
se aliaron a nosotros; son ellos los que nos
protegen de los fuertes vientos, de las
nieves, de otras comunidades agresivas.
Nos ayudan.
Con seriedad, con rigor, con mucho respeto hacia la palabra de los que la
conocen, hemos intentado en esta publicación no producir sustantivas
modificaciones de estilo a los potentes relatos que nos narrara Waira, sino
apenas aquellos que vienen impuestos por el paso de la oralidad a la escritura.
Igualmente, hemos sido muy respetuosos de la variabilidad propia de una
lengua oral que no ha sido cristalizada por la escritura y que no ha sido
normativizada por alguna institución.
En tu memoria, Rita del Valle Cejas, Wayra Puka, Bímma Ólka, Líwa, mujer
medicina, antropóloga, recordante, narradora, coplera, generosa y valiente
guerrera Sherkáin.