3 - Tilkaré. Los Gigantes de Los Cerros

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Tílkare

Los gigantes de los cerros


Guillerma Rosa Soria de Caro,
Rita del Valle Cejas y Felipe Antonio Caro

COLECCIÓN
VOCES ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES
Libros ilustrados para colorear
COLECCIÓN
VOCES ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES
Libros ilustrados para colorear
Tercer libro

Tílkare
Los gigantes de los cerros

Rita del Valle Cejas, Wayra Puka, Bímma Ólka


Narradora y recordante de la lengua kakana

Lucrecia Díaz
Ilustraciones y edición digital de imágenes
Narradora: Líwa Rita del Valle Cejas, Wayra Puka, Bímma Ólka.
Asesoramiento lingüístico: Beatriz Bixio.
Asesoramiento pedagógico: Gabriela Eugenia Giordanengo.
Ilustraciones y color digital: Lucrecia Díaz. Instagram: @almacen.de.dibujos
Transcripciones: Sofía De Mauro.
Diseño gráfico y maquetación: Sofía De Mauro y Gabriela Eugenia
Giordanengo.
Colaboraron en esta recopilación: Sebastián Apesteguía y Sebastián Pastor.

Colección VOCES ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES


Libros ilustrados para colorear
Tercer libro: "Tílkare. Los gigantes de los cerros"
Compilado por: Guillerma Rosa Soria de Caro, Rita del Valle Cejas (Bímma) y
Felipe Antonio Caro (Oshúko). Comuneros de la base territorial Talapazo,
Comunidad India Quilmes. Tucumán.

Quienes compilaron estas leyendas, como guardianes de la memoria de su


tierra y del legado que les fue transmitido de manera oral, reconocen la
propiedad intelectual comunitaria de esta obra. Por ello, se permite que esta
colección sea compartida y replicada por todos los medios disponibles; que
sea narrada tantas veces como cada persona, familia, comunidad lo sienta;
que cobre vida en voces de niñas y niños, de jóvenes, madres, padres, tíos y
tías, abuelos y abuelas; que sea reinterpretada y se creen otras obras
respetando el sentido profundo de la cosmovisión a la cual pertenece.

"Tílkare. Los gigantes de los cerros" Libro tercero de la Colección VOCES


ANCESTRALES DE LOS VALLES CALCHAQUÍES por Soria, Cejas, Caro, Bixio,
Giordanengo, Díaz y De Mauro se distribuye bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Edición digital. Diciembre 2020. Córdoba. Argentina.


Dedicatorias

Guillerma Rosa Soria de Caro: a los hijos de mi vientre.

Rita del Valle Cejas: a mis nietas, Samira y Victoria, y a los que lleguen como
herederos del saber ancestral. Cuento estas historias que me contaron
porque mis nietas se merecen la verdad. A los shak(é)lo y néroi,
especialmente a natáts Jesús del Valle Costilla, mi abuela por las historias
que me contó de niña.

Felipe Antonio Caro: a mis hijas de sangre y a mis hijos espirituales. En


memoria de los abuelos que murieron con la esperanza de que en su
territorio se hable nuevamente el kakán.

A los niños y niñas de nuestra comunidad de éste y de todos los territorios,


porque ahí dentro, ahí en lo profundo, donde nada más hay, están las
leyendas, están las historias, está el idioma que es legado de las abuelas y
abuelos.

Agradecimientos

Fundación Azara
Fundación Esmeraldo Ledda
Fundación P.A.N.Ge.A.
A todas las Líwas y Túkmas y al círculo de Oráos
En memoria de la abuela Rosa

Agradecemos a la abuela Rosa sus enseñanzas, que perdurarán para siempre


en los libros que narren historias de nuestra comunidad, en todos los escritos
donde se hable la lengua kakana.

Ella era una ñatiták (abuela cacique con linaje), tenía el poder de palabra y de
mando. Era quien tenía la tarea de enseñar, la fuerza del matriarcado y, sobre
todo, la fuerza del gobierno. Ella hablaba primero y, cuando ella hablaba, los
hombres callaban.

Kateké, kateké (gracias, gracias), Guillerma Rosa Soria de Caro (1930-2020),


Líwa, partera, sanadora. Líder indígena, luchadora por los derechos de la
mujer, guardiana de su lengua originaria kakán, de su cultura y cosmovisión,
coplera y guía espiritual en su comunidad india Quilmes, base Talapazo.
PRÓLOGO
Lo que se dice, se crea

En la trama del tiempo se han tejido palabras en urdimbres laboriosas donde


todo es nada y en la nada se crea.

Las abuelas y abuelos sherká(i) hemos reconocido el inicio de un tiempo


nuevo para los seres vivos, la Era del Kénti efét, el espíritu colibrí, con todos
los colores del tésinak, arco iris, tiempo en el que es preciso volver a la tierra y
su sabiduría ancestral.

Por ello queremos compartir los relatos, con el permiso de nuestros mayores.
Los expresamos por primera vez de una manera no oral, de modo tal que
respeten los tiempos, la estructura y la belleza como han sido legados.

Estas historias poseen una raíz profunda, transmitidas oralmente durante


muchas generaciones en todo el territorio kakano. Nuestro pueblo ha
conservado la memoria en piedras (tála), resguardada por los oráos, los
guardianes de la tierra y las achíño, las comunidades.

Las palabras son sagradas para nosotros los sherká(i), por ello cada historia
que es puesta en palabras vuelve a vivir, a formarse, a latir.

Los sherká(i) fuimos llamados diaguitas por los incas y calchaquíes por los
españoles, resistimos y luchamos las tres llamadas “Guerras Calchaquíes”.
Nos despoblaron, pero seguimos aquí, resistiendo en nuestro territorio. Desde
entonces, mantuvimos nuestras historias y cultura guardadas, en nuestra
querida lengua kakana, prohibida junto a otras lenguas originarias mediante la
Real Cédula de Aranjuez del 10 de mayo de 1770, mucho antes de la
existencia formal de la República Argentina.
Tílkare
Los gigantes de los cerros
Dicen que al principio, cuando Ñamang(ú)
Télkara (Madre Tierra), despertó de su largo
sueño, los primeros que la habitaron fueron
todos gigantes. Todo, todos eran gigantes:
páki (plantas), jasíka (animales), eran
gigantes. Y los gigantes eran hombres muy
grandes con ólka kálcha (pelo rojo) y eran
tuére Kaiéj (hijos de Kaiéj, el dios de los
hombres). Tal es así que eran hombres de
siete metros, sabía decir mi abuelo.
Ellos caminaban, cazaban, vivían y cuando
nosotros fuimos presentados ante el padre
y la madre de la vida, ellos se enojaron,
porque eran los dueños de todo.
Comenzaron a entrar a los pueblos de los
hombres. Primero, destrozaban todo lo que
encontraban, mataban a todos los animales.
Y, de esta forma, nos combatían. Después,
comenzaron a ser caníbales, pero no se
comían entre ellos, sino que nos comían a
nosotros. Los gigantes realmente malos
eran los olárder (gigantes de fuego), ellos
fueron a la guerra contra nosotros. Los otros
tipos de gigantes, los teálder o kelárde
(gigantes de agua y de tierra), aunque eran
hermanos de los olárder, no eran malos, no
mataban, no eran cazadores.
Cansados los hombres de todo esto, se hizo
un tíno (gran reunión, parlamento) al que
vinieron todas las comunidades del norte,
del sur, del este y del oeste, y decidieron
hacerles una emboscada. Los emboscaron.
Durmieron a los olárder con ciertas páki
(plantas) que aquí conocemos y así fue
como los fueron matando, matando y
matando. Y hubo un grupo de los tilkaré que
simplemente decidió no pelear con el ser
humano. Son los teálder, los gigantes de
agua y aire que decidieron hacer un tíno,
sentarse y hablar con el ser humano y contar
sus historias, las historias de su gente, las
historias del ojo del padre en la tierra; contar
todas las historias que ellos guardaban.
Entonces, se hizo un acuerdo: ellos podían
estar con nosotros, pero debían vivir en las
montañas, serían el alma de las montañas.
Ellos se volvieron montaña y, desde allí,
todavía nos escuchan.
Hay wáho tilkaré (hombre gigante) y wári
tilkaré (mujer gigante), oqá:na tilkaré
(familias completas de gigantes). Por eso las
montañas son tan gigantes, tan fuertes. No
se rompen fácilmente. Y, si en algún
momento les pedimos ayuda, los tilkaré
salen de su lugar y conversan con nosotros.
Cada montaña tiene un poder. El poder del
gigante que la habita. Por eso, nosotros, los
sherká(i), no tenemos un nombre para las
montañas sino que, a cada una, se le dice
por su nombre. No hay una palabra para
montaña, sino que usamos am (alto).
Hasta ahora, nuestros nerói (abuelos) siguen
llamando por el nombre a cada gigante,
porque antes se sabía el nombre de cada
uno y se los llamaba y pedía en oración. Es
que son como hermanos de nosotros, que
se aliaron a nosotros; son ellos los que nos
protegen de los fuertes vientos, de las
nieves, de otras comunidades agresivas.
Nos ayudan.

Cuando pasan cosas que los lastiman, como


la minería o cambios en los cauces de las
aguas, los ríos, ellos se enojan muchísimo y
comienzan a temblar. Se enojan tan
terriblemente que crean terremotos.

Se enojan tan terriblemente que largan agua


por medio de los ríos y desarman los
campos de los hombres, diciendo:

‒¿Por qué?, si hay un trato entre tú y yo.


Por eso, antiguamente, sólo un mes al año
se podía cavar para la minería; ir a hacer lo
que tuvieras que hacer, pero no se las podía
molestar más, no había que lastimarlas.

Y cuando se enojan, se expresan. Algunas


veces, los tilkaré han llegado a reventar
montañas, porque se han enojado y hay
algunos que se dejan morir y esa es una
pena muy grande, porque ellos ya no están y
no hay quién haga su tarea.

Por eso es que siempre se les llevan


ofrendas; como ahora, allá en Cafayate hay
muchas viejitas que han llevado ofrendas
porque se reventó un lugar.

Sína sína. Sinálpi.


Achínio Lukarúm/ Achíño Lukárum: Gran Consejo de la vida de todos los seres
que viven en la naturaleza y los espíritus de los muertos. Está en las altas
kákas o montañas. Lugar a donde vamos todos cuando morimos y el Concejo
decide si estás preparado para la muerte o si aún tienes algo por hacer en la
vida, en cuyo caso debes volver a la tierra. Es el lugar de la energía, de la
realeza. “Vamos allí antes de que subamos más arriba. Por eso oramos a las
altas kákas, para llegar a Achíño Lukarúm. Hacemos las apachetas para
mostrar dónde está Achíño Lukarúm, donde Apachíta ejerce el toque de
energía vital a la tierra”. Allí están todas las madres, entre ellas, Surumána,
Télkara.
Ananái/ ananaí: serpiente, dragón.
Áng(a)/ ánga: viento suave, el aire que nos rodea.
Bímma ólka: Señora del viento rojo.
Bímma: viento.
Danáe/ Daná(i)s: duendes de agua, de tierra, de aire, de fuego.
Etiéj: dios superior a todos. Es un Todo. Gran Espíritu de la vida. Junto a
Télkara hacen todo lo que vive.
Járuma: ¡Siempre libres!
Jasíka: animales.
Kakán: nombre de nuestra lengua.
Kateké/ k(a)t(e)k(é): expresión de agradecimiento, gracias.
Kénti efét: Espíritu colibrí.
Lúra: lagarto.Natáts/ ñatáts: abuela.
Nerói/ neró(i): abuelas y abuelos.
Ñamangú Télkara: Madre Tierra.
Ñatiták: abuela cacique con linaje.
Olárder: gigantes de fuego.
Ólka kálcha: pelo amontonado, enredado, tipo rasta, de color rojo.
Ólka: rojo.
Oqá:na tilkaré: familia completa de gigantes.
Oqá:na/ ok(á)na: familia, familia extensa. Expresión de agradecimiento.
Oráos: seres guardianes de la naturaleza.
Oshúko: perdiz.
Páki: plantas. Familia de las plantas.
Shak(é)lo/ shak(é)loi/ shakélo: abuelas y abuelos de linaje ya muertos.
Sherká(i)/ sherkáin: nombre de nuestra nación, los hijos del rayo, los nacidos
del fuego. Desde tiempos antiguos nos reconocemos como Meriláo Sherká(i),
confederación kakana.
Sína sína: una parte ya te conté y otra te toca a ti. Mitad y mitad, este cuento
es de los dos.
Sinálpi: desde el corazón. Hasta que volvamos a encontrarnos.
Surumána/ Surumaná: Diosa, Madre de la Naturaleza. Esposa de Yastái.
Tála: piedra.
Teálder/ kelárde: gigantes de agua y de tierra.
Télkara/ t’élkara/ t’(é)lkara: Madre Tierra, diosa creadora.
Tésinak: arco iris.
Tilkaré/ tiltaré: raza de gigantes, los primeros seres de todas las especies que
existieron sobre la tierra, personas, animales, plantas, todos ellos gigantes.
Tíno: encuentro, reunión para comprender no para defender. Parlamento
donde hablamos y en todas las diferencias encontramos algo perfecto;
establecemos acuerdos.
Tonk/ shtonk/ shtónk(o)/ stónko: corazón.
Tsts: abuelo.
Tué: fuerza.
Tuére Kaiéj: hijo o hijos del dios Kaiéj, dios de los hombres e hijo de Apachita.
Wájo/ wáho: hombre.
Wári: mujer.
Yásta: árbol, especialmente el algarrobo.
Un profundo agradecimiento a Waira y Antonio por confiar e incluirnos en su
proyecto de desocultar un saber ancestral de historias y voces kakanas
resguardadas por siglos en la memoria de una comunidad guardiana. No
sabemos cuántos hablantes aún recuerdan y viven este maravilloso mundo de
sonidos y de imágenes que se va abriendo ante nosotros, muy despacio, con
paciencia, con cuidado; no sabemos cuántos hablantes están dispuestos a
colaborar en la difusión de una lengua secreta. Sin embargo, los fragmentos
de historia y de lengua a los que vamos accediendo no constituyen simples
actos de producción de archivos. Cambian nuestras experiencias.

Con seriedad, con rigor, con mucho respeto hacia la palabra de los que la
conocen, hemos intentado en esta publicación no producir sustantivas
modificaciones de estilo a los potentes relatos que nos narrara Waira, sino
apenas aquellos que vienen impuestos por el paso de la oralidad a la escritura.
Igualmente, hemos sido muy respetuosos de la variabilidad propia de una
lengua oral que no ha sido cristalizada por la escritura y que no ha sido
normativizada por alguna institución.

El contexto de emergencia sanitaria de la pandemia por COVID19 y sus


disposiciones de aislamiento social, preventivo y obligatorio en Argentina nos
ha distanciado y, a la vez, acercado de distintos modos. Estas diversas
posibilidades dieron lugar a que pudiéramos comunicarnos por otros medios y
que emprendiéramos una tarea colectiva a partir de recursos disponibles, con
lo que la obstruye y la habilita. En este sentido, entendemos que incluir la
participación de jóvenes ilustradoras e ilustradores, artistas plásticos y
diseñadores digitales que contribuyeron desde la sensibilidad del lenguaje
artístico con un relato visual que se aproxima al mundo iconográfico antiguo
de los Valles Calchaquíes, enriquece esta propuesta destinada a niñas y niños.

Compartimos el sentimiento de que se nos está legando un verdadero tesoro.


Vaya nuestro reconocimiento, nuevamente, a Waira y Antonio, en la
convicción de que estos materiales apoyarán procesos emancipatorios de las
comunidades kakanas.
En las primeras horas del día del solsticio de verano, cuando se terminaba un
ciclo y esta colección ya estaba prácticamente en imprenta, Wayra cerró
también su ciclo en este mundo, viajando hacia Achíño Lukarúm. Ella ha sido el
motor, la lucha y el alma de este proyecto. Este ha sido uno de sus sueños y a
ella le pertenece, como guardiana de la memoria de la comunidad. Con mucho
dolor y muy compungidos cerramos este proceso, confiando que sus
enseñanzas llegarán a los corazones, que contribuirán a situarnos amorosa y
respetuosamente en esta inmensa y diversa madre tierra y que las antiguas
palabras kakanas volverán a vibrar.

En tu memoria, Rita del Valle Cejas, Wayra Puka, Bímma Ólka, Líwa, mujer
medicina, antropóloga, recordante, narradora, coplera, generosa y valiente
guerrera Sherkáin.

Járuma, járuma! Sinálpi...


Beatriz Bixio,
Gabriela Giordanengo,
Sofía De Mauro,
Sebastián Apesteguía y
Sebastián Pastor.
23 de diciembre de 2020
Sabiduría Sherká(i) (kakana)
Una invitación a tejer juntos la trama de la vida

Al final de cada jornada de trabajo en el campo,


todos retornamos a la casa, acomodamos las
cosas y nos juntamos en familia. Es el tiempo en
que las voces de los nerói y shak(é)lo, los abuelos
y los ancestros, hacen oír las historias pasadas,
narradas desde tiempos inmemoriales para que
nunca se pierda el libro de la sabiduría calchaquí.
Hoy queremos que ustedes también escuchen.
Las y los compiladores, Doña Rosa, Bímma y
Oshúko, de la comunidad india Quilmes, abrimos
nuestro tonk, nuestro corazón, para regalar estas
historias a las niñas y niños de nuestro territorio y
de otros.
Los relatos se presentan en forma de colección y
con ilustraciones listas para ser pintadas.
¡Preparen sus mejores colores para dar vida a
nuestros paisajes calchaquíes!

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