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Foto: ShutterStock
La mayoría de pacientes llegan a consulta por defectos refractivos, que son diagnósticos en
los que, por mal funcionamiento óptico, el ojo no es capaz de proporcionar una buena
imagen. Está la miopía, una de las más frecuentes, que es cuando una persona ve mal de
lejos, aunque de cerca vea perfectamente. El hipermétrope tiene dificultades para ver tanto
de lejos como de cerca y cuando hay astigmatismo se presenta visión borrosa esencialmente
por modificaciones en la forma de la córnea. La presbicia, que es una alteración del
cristalino, es otro defecto refractivo que llega después de los 40 años.
Mirada adulta
Después de los 40 lo más común es la presbicia, por herencia o evolución natural de
nuestro cuerpo. Se trata con gafas, lentes o láser. Cumplidos los 60 años (incluso antes) es
importante empezar a tomar con frecuencia la presión del ojo para evitar casos de
glaucoma. Empiezan los primeros indicios de catarata y hay que estar evaluándolo. Cuando
sea oportuno, la catarata se opera, una intervención que consiste en cambiar el cristalino por
un lente intraocular dentro del ojo. Para los pacientes que tienen diabetes o hipertensión
arterial la revisión con el oftalmólogo es muy importante y debe ser anual.
- Una alimentación sana, rica en frutas y verduras es clave para cumplir con el
requerimiento diario de vitaminas, sobre todo la vitamina A, muy importante para la salud
visual.
- Uno de los errores más comunes es rascarse los ojos fuertemente, lo que puede generar
graves problemas de córnea.