Accion Resolutoria....

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales
“Rómulo Gallegos”
Programa de Formación en Derecho
Área Ciencias Políticas y Jurídicas
Unidad curricular: Obligaciones II
4to año sección “1”

“LA ACCIÓN RESOLUTORIA”

Profesor: Integrante:
Norberto Castro Claudimar Sifontes
V.I 27.171.755

San Juan De Los Morros. Mayo 2021


Partiendo desde un punto de vista analítico, doy inicio a dicho
ensayo con el propósito de estudiar con detenimiento la “acción
resolutoria” y aquellos puntos relativos a ella. Primeramente debemos
conocer de qué trata esta acción, ya que al entender lo que es, nos va a
permitir esclarecer con más facilidad nuestro conocimiento.

En primer lugar comprendo que la acción resolutoria desde el punto


de vista del autor Maduro Luyando (1.997.pag. 513) “es una facultad que
tienen una de las partes en un contrato bilateral, de pedir la terminación del
mismo y en consecuencia ser liberada de su obligación, si la otra parte no
cumple a su vez con la suya; y pedir la reposición de las prestaciones que
hubiere cumplido”. Se desprende entonces, que la resolución no es más
que la terminación de un contrato bilateral motivada por el incumplimiento
culposo de una de las partes. Sin embargo, es importante mencionar,
desde el enfoque del autor Ossorio (2006, pág. 40), indica que esta
acción en estudio, “es la ejercida para que se proceda a la resolución
forzosa de un contrato u obligación al que no se accede
extrajudicialmente”.

Por otra parte, partiendo desde el ángulo legal, su basamento se


encuentra regulado en el artículo 1.167 del Código Civil venezolano de (26
de julio de 1.982), el cual reza: “En el contrato bilateral, si una de las partes
no ejecuta su obligación, la otra puede a su elección reclamar
judicialmente la ejecución del contrato o la resolución del mismo, con los
daños y perjuicios en ambos casos si hubiere lugar a ello”.

El articulado precedentemente transcrito establece opciones a los


contratantes en caso de que una de las partes no ejecute la obligación, la
otra, a su elección, podrá reclamar judicialmente la ejecución del contrato
o la resolución del mismo. Dicho de otro modo, la resolución constituye
uno de los remedios de que dispone el acreedor y su objeto consiste en
permitirle satisfacer su interés a pesar del incumplimiento. Es la
culminación por incumplimiento culposo de un contrato bilateral: por lo
tanto no aplica a las convenciones unilaterales ni tampoco a las
sinalagmáticas imperfectas. Concretamente la resolución se diferencia de
la nulidad porque a diferencia de esta, en la figura bajo análisis el vínculo
nace válidamente. Y de la rescisión que acontece cuando ocurre una
desproporción excesiva de las prestaciones. También se distingue de la
disolución en que las partes de mutuo acuerdo deciden extinguir el
contrato (mandato, sociedades por tiempo limitado). Y se diferencia de la
excepción de incumplimiento en que la resolución termina el contrato
mientras que la excepción lo suspende; la resolución es retroactiva y es
una “acción” y a diferencia de la “excepción” que es una defensa. Es por
ello que de acuerdo a su historia surge que en el derecho romano no
procedía la acción resolutoria, cada obligación una vez contraída debía
cumplirse, generando el riesgo de que una parte cumpliera su prestación
sin que pudiera obtener el incumplimiento de la prestación recíproca,
debido a esto se fueron creando ciertas disposiciones, hasta llegar a la
figura de LEX COMISORIA, que es lo más parecido a la acción
resolutoria, pero solo era aplicable a los contratos de venta y de ahí en el
derecho moderno nació la acción resolutoria. Otro punto relevante en este
ensayo se fundamenta en las diversas teorías que sustentan la acción
resolutoria, se suele manifestar primeramente la del criterio tradicional, lo
cual señala que la acción resolutoria se basa en la LEX COMISORIA del
derecho romano, no es más que el acuerdo por el vendedor, para
asegurar el cobro del precio, se reserva la facultad de tener el contrato
por no celebrado si el precio no se paga en el tiempo establecido.

Este criterio se sustenta por el Código de Napoleón, y los nuestros,


salvo el código actual, que considera la acción como provenientes de una
condición resolutoria implícita, y, a mayor abundamiento, se encuentra
incluida la sección relativa de las obligaciones condicionadas. En segundo
lugar la que fundamenta la acción resolutoria en la voluntad presunta de
las partes; sostenida por Gergi, De Page, Laurent y otros con base a que
cuando, las partes celebran un contrato bilateral, sus voluntades quieren
supeditar cada obligación al cumplimiento de la otra; y por último la teoría
de la causa, sostenía que la causa de las obligaciones provenientes de un
contrato bilateral, no es solo la otra obligación, sino el cumplimiento de la
obligación recíproca. En consecuencia, se pone de manifiesto los efectos
que cita la doctrina venezolana (art. 1.167. Código Civil) de la acción
resolutoria: incumplimiento de la obligación. El incumplimiento debe
provenir de la culpa del deudor. Es indispensable la intervención judicial; a
diferencia de la excepción de incumplimiento que bien puede ser
extrajudicial, se precisa contrato bilateral (hay excepciones contratos
bilaterales en los que no procede, (renta vitalicia). La legitimación activa
para proponer la resolución le corresponde al acreedor de la obligación
incumplida. Es necesario que el juez declare la resolución. No es una
acción una acción subsidiaria a la de cumplimiento. La pueden solicitar las
partes o sus causahabientes universales. Buena fe del demandante. Y por
último, se afirma que ha de tratarse de un incumpliendo sustancial o
esencial y no superfluo.

Efectivamente uno de los aspectos más elegidos de la acción


resolutoria radica sobre que debe tratarse de un incumplimiento grave de
una obligación principal y no meramente accesoria. Es decir que no todo
incumplimiento propicia la acción de resolución; ha de ser de cierta
entidad y no de poca monta, aspecto que le tocara dilucidar al juzgador.
De esta manera tenemos en cuenta, el efecto fundamental de la acción
resolutoria es que el contrato se extingue como si nunca hubiese existido
(no a partir de la resolución), como si jamás hubiera sido concluido, por lo
que se han aplicar las reglas restitutorias propias de la nulidad; la
resolución opera retroactivamente en todos los aspectos. Pero ese efecto
retroactivo solo aplica a los contratos de cumplimiento instantáneo y no
aplica a los contratos sinalagmáticos imperfectos y unilaterales. Por ende
deben devolverse las prestaciones recibidas, salvo que por su naturaleza
se constituyera una suerte de enriquecimiento sin causa (por ejemplo el
contrato de arrendamiento). Esto pues la doctrina es unánime en que el
efecto retroactivo de la resolución no se produce en los contratos de
tracto sucesivo. En este caso la resolución rige a las partes y respecto de
terceros. Quien dio origen a la resolución queda sujeto a daños y
prejuicios. Resumiendo, la doctrina elige a efectos liberatorios (se
extinguen las obligaciones con efectos retroactivos), restitutorios (las
obligaciones cumplidas se extinguen y dan lugar a la repetición) e
indemnizatorios (la parte cuyo incumplimiento culposo da motivo a la
resolución queda obligada a la indemnización de los años y perjuicios que
la resolución cause de la parte accionante). La acción prescribe a los diez
años o al tiempo del derecho de que se trate.

Dadas las nociones anteriores es importante explicar un poco


acerca de la resolución convencional y resolución de pleno derecho.
Básicamente la resolución convencional, es aquella pactada por las
partes por no ser materia de orden público, de tal suerte que procede no
solo por las causas legales. No procede en caso de materias de orden
público, como es el supuesto del arrendamiento. En este caso, el papel
del juez, cuya intervención es entonces necesaria, se limita a determinar
si efectivamente se produjo o no la causa de resolución; pero no podrá
calificar si el incumplimiento es o no es suficiente para declarar la
resolución del contrato. Ejemplo: El Decreto Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios, el cual limita las causas para exigir la resolución de un
contrato por tiempo indeterminado a las previstas en ella (art. 33) y
concede un plazo de gracia para el pago de canon de arrendamiento. Sin
embargo, la resolución de pleno derecho supone que el contrato queda
resuelto sin necesidad de declaratoria judicial. Puede ser convencional o
legal, siendo ejemplo de esta última es el artículo 1.531 del Código Civil
en materia de compraventa de cosas inmuebles. Refiere Maduro Luyando
que si bien se afirma que no es necesaria la intervención judicial para
calificar el incumplimiento, hay autores que sostienen que si en caso de
desacuerdo. Otros autores sostienen finalmente, que la resolución de
pleno derecho no procede como acción, por cuanto siempre será
necesario que sea declarada por la autoridad judicial, por lo que se lo
procedería como excepción, en el sentido de que la parte demandada por
el cumplimiento podría negarse válidamente a cumplirlo, alegando la
resolución de pleno derecho estipulada en el contrato o en la ley.

Dados los acontecimientos anteriores, se afirma entonces que la


cláusula resolutoria expresa se considera como la posibilidad de que las
partes estipulen expresamente una clausula resolutoria para el caso de
incumplimiento de una de ellas o de ambas. Conviene destacar que en
esos pactos resolutorios explícitos, por mucho en que en caso de
incumplimiento se haya pactado la resolución automática del contrato,
esta solo se producirá “en interés del perjudicado”, de forma que a él le
sigue correspondiente la opción entre exigir el cumplimiento o acogerse a
la resolución , sin que el incumplidor pueda imponer esta última.

Asimismo, vamos a dar como ejemplo la Sentencia AP11-V-2010-


00852 de fecha 1.12.2010 con ponencia del magistrado Diocelis Janet
Pérez Barreto. Lo cual radica en el procedimiento de la resolución de
contrato. Primeramente se inicia el procedimiento mediante libelo de
demanda presentado en fecha 24 de septiembre de 2010, por la
representación judicial de la sociedad mercantil. Inversiones y
Construcción, G.M. 200, C.A, contra la ciudadana K.G.S.D por acción
resolutoria de contrato.

Es por ello que esta sala decidió lo siguiente: Por las razones
expuestas, este Juzgado Octavo de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, administrando justicia, en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, en el juicio
que por acción Resolutoria de Contrato intentó la representación judicial
de la sociedad de comercio INVERSIONES Y CONSTRUCCIONES G.M.
200, C.A., contra la ciudadana K.G.S.D., ambos ya identificados en esta
sentencia decide así:

ÚNICO: Se declara PERIMIDA LA INSTANCIA y extinguido el


proceso que por acción Resolutoria de Contrato intentó la representación
judicial de la sociedad de comercio INVERSIONES Y
CONSTRUCCIONES G.M. 200, C.A., contra la ciudadana K.G.S.D.

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