Contratos Parte General

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CONTRATOS PARTE GENERAL

Apunte realizado en base al texto Los Contratos, Parte General del


profesor Jorge López Santa María, más textos complementarios.
Art. 1444 CC. “Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son
de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas
cosas sin las cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son
de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle,
sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni
esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales.”
LOS CONTRATOS. PARTE GENERAL
Jorge López Santa María

PRIMERA PARTE: NOCIÓN DEL CONTRATO

CAPÍTULO PRIMERO. EL CONCEPTO TRADICIONAL DEL CONTRATO.

1. GENERALIDADES.

Contrato: acto jurídico bilateral que crea obligaciones.


Rol de la autonomía privada: La voluntad de las partes es fuente y medida de
las obligaciones contractuales. La intención domina el nacimiento del contrato
y sus efectos.

La formación del contrato está dominada por dos subprincipios de la autonomía


de la voluntad:
- Consensualismo
- Libertad contractual
En cuanto relación jurídica ya creada, imperan las ideas fundamentales de:
- Fuerza obligatoria del contrato
- Efecto relativo de los contratos
En la interpretación, debe buscarse la intención de las partes.

2. EL CONCEPTO DEL CONTRATO EN EL CÓDIGO CIVIL.

Art. 1438 CC. “Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra
a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.”

Críticas:
1) Identifica los términos contrato y convención, en circunstancias que la
convención es el género y el contrato, la especie.
2) El objeto del contrato son las obligaciones que crea; el objeto de las
obligaciones es la prestación: una cosa que se trata de dar, hacer o no hacer.
La definición se salta una etapa, pues alude a la prestación como objeto del
contrato.

3. ELEMENTOS DE LOS CONTRATOS.


Elementos de los contratos:
1) Requisitos comunes a todos los contratos: requisitos del acto jurídico (Art.
1445 CC).
2) Requisitos propios de cada contrato: elementos esenciales, de la naturaleza
o accidentales.

4. FUNCIONES ECONÓMICA Y SOCIAL DE LOS CONTRATOS.

Función económica: es el principal vehículo de las relaciones económicas. La


circulación de la riqueza y el intercambio de bienes y servicios se realizan
primordialmente a través del contrato.

Función social: no sólo sirve para la satisfacción de necesidades individuales,


sino que es además medio de cooperación o colaboración entre los hombres.
Se relaciona con el principio de la buena fe.

5. SUBFUNCIONES DE LOS CONTRATOS.

1) Cambio: circulación de los bienes, mediante contratos traslaticios de


dominio. Para el perfeccionamiento de esta función es menester la tradición.

2) Crédito: generalmente onerosa, a través de contratos de mutuo, y en


general, contratos bancarios; excepcionalmente gratuita, como en el
comodato.

3) Garantía: contratos accesorios. Ej. Prenda, hipoteca y fianza.

4) Custodia: contratos destinados a la guarda y conservación de bienes ajenos.


Ej. Depósito.

5) Laboral: contrato de trabajo, arrendamiento de servicios y mandato.

6) Previsión: contratos destinados a precaver riesgos. Ej. Seguro.

7) Recreación: Ej. contrato de transporte con fines turísticos, hotelería, juego,


etc.

8) Cooperación: esencial en los actos intuito personae.


SEGUNDA PARTE: CLASIFICACIÓN Y CATEGORÍAS CONTRACTUALES

CAPÍTULO PRIMERO. CLASIFICACIONES DE LOS CONTRATOS


FORMULADAS POR EL CÓDIGO CIVIL CHILENO.

1. CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES (Criterio técnico


jurídico).

Art. 1439 CC. “El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que
no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan
recíprocamente.”

No hay que confundirla con la clasificación de los actos jurídicos en unilaterales


y bilaterales. Todo contrato es un acto jurídico bilateral.

1. Contrato unilateral: una sola de las partes resulta obligada, la que asume
el rol de deudora, y la otra, de acreedora.

2. Contrato bilateral o sinalagmático: ambas partes resultan obligadas;


cada parte es deudora y acreedora de la otra.

Importancia de la clasificación:

En los contratos bilaterales existe una interdependencia de las obligaciones: los


sucesos que afectan a la obligación de una parte repercuten sobre lo que
ocurre con la obligación de la contraparte.
El principal fundamento de los efectos propios de los contratos sinalagmáticos
se encuentra en la idea de causa final: la causa es el fin perseguido por las
partes, y no un motivo psicológico individual, sino que es siempre el mismo en
los contratos de una determinada categoría. En los contratos bilaterales, el
contratante se obliga a fin de obtener la prestación que en cambio le hay sido
prometida. Si por algún motivo no es posible la ejecución de esta prestación,
su obligación deja de tener causa.

1) Resolución por incumplimiento de las obligaciones del


contrato (Art. 1489 CC).

Si uno de los contratantes voluntariamente se ha abstenido de ejecutar


las prestaciones a que se encuentra obligado, si estuviera en mora, el
otro puede demandar el cumplimiento forzado de lo que se le adeuda o,
si lo prefiere, puede optar por desligarse del contrato, solicitando la
resolución judicial.
La resolución por inejecución se encuentra esencialmente relacionada
con la condición resolutoria, en particular con la condición resolutoria
tácita (Art. 1489 CC).
La resolución basada en el Art. 1489 CC es la que interesa como efecto
particular de los contratos bilaterales.
Es una resolución judicial, que supone un proceso declarativo. No opera
de pleno derecho. Es un beneficio que la ley otorga al acreedor cuyo
crédito no ha sido satisfecho.

Requisitos para que proceda la resolución por inejecución.

1) Debe haber incumplimiento del contrato. Basta que sea parcial.


2) El incumplimiento del deudor debe ser imputable a su culpa o dolo.
3) El actor debe haber cumplido sus obligaciones o estar llano a cumplir.
4) Se requiere, además, sentencia judicial.

Para parte de la doctrina, la resolución no es sólo facultativa para el


acreedor demandante, sino también para el deudor demandado, que
podría enervar la acción cumpliendo.

Efectos de la resolución por inejecución.

- Desaparece retroactivamente el contrato, conforme a las reglas de


la resolución (Art. 1487 y siguientes).
- Si una parte ya había pagado, procede la devolución.
- Si se trata de un contrato de tracto sucesivo, la terminación opera
sólo para el futuro.
- Además de la resolución, el demandante puede solicitar
indemnización de perjuicios.
- La resolución sólo da acción contra terceros poseedores de mala
fe (Arts. 1490 y 1491 CC).

2) Excepción de contrato no cumplido (Art. 1552 CC)1.

Mediante esta excepción, el deudor demandado se niega, en el proceso


judicial respectivo, a cumplir su obligación mientras la otra parte no
cumpla o no se allane a cumplir lo que le corresponde: La mora purga la
mora.

En Chile, se basa en el Art. 1552 CC.

Art. 1552 CC. “En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora
dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se
allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos.”

Por regla general la excepción de incumplimiento contractual no


pretende el término del contrato, sino impulsar al otro contratante a la

1
Pizarro Wilson, Carlos, La excepción por incumplimiento contractual en el derecho civil
chileno.
ejecución de su obligación, lo cual tendrá como resultado justificar el
cumplimiento íntegro de las obligaciones contractuales. No obstante,
también es posible que la abstención en el cumplimiento genere de facto
el término del contrato ante la desidia del otro contratante. En este caso
opera una resciliación tácita por la aquiescencia de ambas partes.

Es posible que el asunto no se limite al ámbito extrajudicial y que una de


las partes proceda a requerir la intervención de los tribunales de justicia.
En este caso corresponderá al juez calificar el fundamento de la
excepción de incumplimiento pudiendo acogerla desestimando el
cumplimiento forzado o, en caso de haberse demandado la resolución,
pudiendo negar la indemnización de los perjuicios reclamados.
Puede observarse, entonces, que la excepción de incumplimiento
contractual interviene en diversas fases del íter contractual. Su función
varía según la época y la forma en que se haga valer y, además, la
calificación de sus condiciones y efectos sólo tendrá lugar en la hipótesis
en que interviene un tribunal judicial o arbitral.

Las funciones de la excepción por incumplimiento contractual:

Las funciones que puede asignarse a la excepción por incumplimiento


contractual no son uniformes, debiendo distinguirse según la
oportunidad en que se haga valer. Entre ellas podemos señalar:
 La excepción por incumplimiento contractual puede significar un
impulso a la ejecución de las obligaciones contractuales.

 La excepción por incumplimiento contractual opera en un ámbito


considerable como una forma de justicia privada ajena a la
intervención de los tribunales de justicia. En efecto, la excepción
puede constituir un medio anticipado de término del contrato.
Frente a la exigencia a ejecutar sus obligaciones el contratante
requerido puede señalar como fundamento para su abstención el
incumplimiento de la parte requirente.

 Las relaciones entre la excepción de incumplimiento contractual y


la resolución son más complejas. Dos situaciones específicas
merecen un análisis. De una parte aquella en que el demandante
de resolución es el único que ha incumplido el contrato y, la otra,
cuando se verifica un incumplimiento recíproco de las
obligaciones.
Los tribunales tienden a exigir para el ejercicio de la acción
resolutoria que el acreedor demandante sea diligente, habiendo
cumplido con su obligación o estando llano a cumplirla.
Resulta bastante discutido cuando son ambas partes las que no
han dado cumplimiento a sus obligaciones ya que el Art. 1489 CC
contempla sólo la situación en que una de las partes incumple su
obligación reconociendo al acreedor diligente la opción para
ejercer resolución o cumplimiento forzado del contrato, el
precepto en cuestión no alude a la situación en que ambas partes
hayan incumplido sus obligaciones recíprocas. De manera tal que
el artículo 1489 CC no entrega solución a la posibilidad de resolver
el contrato en caso de incumplimiento recíproco de las
obligaciones contractuales. Para la Corte Suprema, según criterios
de justicia y equidad, a pesar del incumplimiento recíproco, no
existe óbice para decretar la resolución del contrato pero también
podemos encontrar fallos en el sentido inverso, señalando que no
procede la resolución por faltar un requisito para entablar la
acción resolutoria.

 Por último, según la jurisprudencia nacional, la excepción puede


situarse como un obstáculo a la indemnización de perjuicios
contractuales.

Requisitos para que se acoja la excepción de contrato no cumplido:

1) Que se trate de un contrato bilateral.


2) La parte demandante no debe haber cumplido la prestación que le
corresponde ni allanarse a cumplirla.
3) Que la obligación del demandante, que se afirma incumplida, sea
actualmente exigible.

La CS ha sostenido que el Art. 1552 CC sólo se refiere a las obligaciones


propias de la esencia y de la naturaleza del contrato, no las accidentales.
Esto puede relacionarse con la buena fe y el incumplimiento de poca
monta.

Efectos de la excepción de contrato no cumplido.

El efecto principal asociado a la excepción por incumplimiento


contractual es la suspensión de la ejecución de las obligaciones. El
deudor requerido para el cumplimiento de sus obligaciones se abstiene
alegando el incumplimiento del demandante. Este efecto suspensivo es
la primera manifestación extrajudicial de la excepción por cuenta y
riesgo del deudor requerido. Este efecto de carácter temporal queda
supeditado a la ejecución de las obligaciones de la contraparte. Pero, la
actitud del acreedor requirente definirá en gran parte la suerte de las
consecuencias de la excepción, pudiendo consolidarse el efecto
suspensivo o a través de la intervención judicial determinar la extinción
definitiva del contrato o su ejecución forzada.
3) Teoría de los riesgos (Arts. 1550 y 1820 CC).

Planteamiento de problema de los riesgos en materia contractual.

La pérdida fortuita de una cosa que es objeto de obligación, sólo podría


ser para su dueño.
La teoría de los riesgos dice relación con los contratos en curso, más
concretamente, los riesgos que hacen imposible el cumplimiento de una
de las prestaciones emanadas de un contrato bilateral por una
imposibilidad no imputable al deudor.

Al extinguirse la obligación de un contratante por imposibilidad de


ejecución, ¿se extingue también la obligación correlativa del otro?
- Si la respuesta es afirmativa, el riesgo es del deudor;
- Si es negativa, el riesgo es del acreedor.

Condiciones para que se presente la teoría de los riesgos.

1) Que exista un contrato bilateral en curso, cuyo cumplimiento esté


pendiente, al menos en parte.
2) Que se extinga la obligación de uno de los contratantes por
imposibilidad de ejecución, o sea, a consecuencia de un caso fortuito o
fuerza mayor.

Teoría de los riegos en caso de extinción de una obligación de dar.

Lo más equitativo y técnicamente correcto es admitir, cuando se


extingue la obligación de una de las partes por imposibilidad de
ejecución, que deba también extinguirse la obligación correlativa: el
riesgo sería del deudor.
Sin embargo, esta no es la solución del CC:

Art. 1550 CC. “El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se deba, es siempre a cargo del
acreedor; salvo que el deudor se constituya en mora de efectuarla, o que se haya
comprometido a entregar una misma cosa a dos o más personas por obligaciones
distintas; en cualquiera de estos casos, será a cargo del deudor el riesgo de la cosa,
hasta su entrega.”

Esto se confirma con la regla del Art. 1820 CC: el riesgo es para el
comprador.

Excepciones al Art. 1550 CC:

1) Deudor que se encuentra en mora de efectuar la entrega.


2) Deudor se ha comprometido a entregar una misma cosa a dos
o más personas por obligaciones distintas.
3) Deudor que ha tomado sobre sí la responsabilidad del caso
fortuito por un pacto expreso.
4) Riesgo de pérdida de la cosa debida bajo condición (Art. 1486
inc. 1º CC).
5) Obligaciones de género (teoría de los riesgos no opera en
obligaciones de género ilimitado).
6) Destrucción de la cosa arrendada pone fin al arrendamiento
(Art. 1950 N° 1 CC).

En derecho comparado, la solución moderna es la inversa que la chilena:


los riesgos son para el deudor.

Teoría de los riesgos en caso de extinción de una obligación de hacer o


no hacer.

El Art. 1550 CC no soluciona el problema que plantea la imposibilidad de


ejecución de una obligación de hacer o de no hacer, con el destino de la
obligación correlativa. La doctrina establece dos posibilidades:

a) Aplican por analogía los Art. 1550 y 1820 CC, determinando que
también el riesgo es para el acreedor.

b) A falta de disposición expresa debería optarse por establecer que el


riesgo es del deudor. Los fundamentos de los efectos particulares de los
contratos bilaterales permitirían postular que hoy en Chile, el riesgo lo
soportaría el deudor. Sirven de argumento: la interdependencia de las
obligaciones, la doctrina de la causa y la equidad o buena fe.

4) Teoría de la imprevisión. Revisión y resolución por excesiva


onerosidad sobrevenida.

Es la doctrina jurídica que sostiene que el juez puede intervenir en la


ejecución de la obligación con el objeto de atenuar sus efectos, cuando,
a consecuencia de acontecimientos imprevisibles para las partes al
momento de contratar, ajenos a su voluntad, la ejecución de la
obligación se hace más difícil o más onerosa.

Continuaremos el análisis de esta doctrina cuando estudiemos el


principio de fuerza obligatoria de los contratos.

5) Cesión del contrato2.

Denomina la doctrina “cesión de contrato” a la figura por la cual uno de


los contratantes conviene en que un tercero ocupe su posición jurídica
en el contrato. Son el conjunto de derechos, obligaciones, potestades y

2
CHAMORRO KEIM, Consuelo; Fragmentos de memoria de prueba para optar al grado
de Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad de
Chile, Diciembre 2006.
expectativas las que van involucradas en la cesión de contrato, todas las
que se transfieren al “cesionario” que se subroga en el contrato del
cedente.

La cesión de contrato es el paso siguiente necesario después de la


aceptación de la asunción de deudas, y mira como ésta a la fluidez y
circulación de las relaciones contractuales.

Como dice Manuel García-Amigo3 “la cesión de contratos es un negocio


jurídico concluido entre las partes contratantes y un tercero, cuya
finalidad es sustituir a una de ellas por dicho tercero en la titularidad de
la relación contractual, la cual permanece idéntica en su dimensión
objetiva”.

La cesión de contrato es un contrato en sí mismo, cuyo objeto es la


transferencia de la posición jurídica del contratante cedente, que deberá,
para su plena eficacia, contar siempre con la voluntad del contratante
que permanece en el contrato, a menos que la ley imponga la cesión.

La cesión de contrato presupone un lapso temporal entre el momento de


la perfección del contrato original y el de su consumación: lapso durante
el cual una de las partes del contrato puede convenir con un tercero que
pase a ser éste el titular de los créditos y de las deudas que configuran
la relación contractual previamente establecida.

Siendo la cesión de contrato un contrato entre cedente y cesionario,


rigen para él los mismos principios y reglas propias que para los
contratos y en especial, lo relativo a la autonomía privada. Dentro de los
limites que sean de aplicación, y hasta el máximo de eficacia que puede
producir el contrato entre cedente y cesionario, estos pueden regular
ésta según sus intereses y según la naturaleza y las circunstancia del
negocio cedido. El papel de la autonomía privada, aplicada al contrato de
cesión de contrato, explica y obliga a admitir la variedad de
manifestaciones del fenómeno, tanto en relación al propio mecanismo de
la cesión como acto y efecto, como en relación al resultado más o menos
perfecto de modificación subjetiva del contrato cedido que puede
desencadenar el negocio de cesión.

Según lo explicado, un sector de la doctrina ha sostenido que la


naturaleza jurídica de la cesión de contrato es la conjunción de una
cesión de derechos más una cesión de deuda.

Para otra parte de la doctrina, la cesión de contratos es un caso de


subrogación convencional, en virtud de la cual un nuevo contratante
pasa a ocupar el lugar del contratante subrogado, de forma única, en
3
GARCÍA-AMIGO, Manuel. op. cit., p.80.
donde este tercero se hace titular de la relación contractual cedida en
forma completa.

En el Derecho Privado Patrimonial chileno no hay ninguna disposición


que prohíba la cesión del contrato en términos generales. Sin embargo,
es posible encontrar diversos casos específicos frente a la figura de la
cesión de contrato:
- Casos en que la ley ordena la cesión de contrato: sucesión por causa
de muerte, contrato de arrendamiento (artículo 1962 del Código Civil),
contrato de seguro (artículo 530 del Código de Comercio),
- Casos en que no resulta posible la cesión de contrato sea por la
esencia misma, como lo son los contratos intuito personae o cuando se
trata de contratos unilaterales o por disposición de la ley, como sucede
en el contrato de mandato artículo 2135.
- Casos en que la ley autoriza la cesión de contrato: contrato de
arrendamiento (artículo 1946 del Código Civil, 7 y 15 del D.L. 993);
contrato de sociedad (artículo 2088 del Código Civil); contrato de seguro
(artículo 27 D.F.L. 251 de 1931 y artículo 1246 del Código de Comercio),
contrato de transporte (artículo 176 del Código de Comercio), algunos
contratos administrativos (reglamento para contrato de obras públicas,
reglamento para contratos de ejecución de obras de edificación y
urbanización para servicios e instituciones de la vivienda).

La doctrina distingue, además:

CONTRATO PROPIAMENTE BILATERAL O SINALAGMÁTICO PERFECTO:

Todas las obligaciones surgen en el mismo instante, que es el del


perfeccionamiento del contrato por la formación del consentimiento. Dichas
obligaciones son interdependientes.

La interdependencia de las obligaciones no se agota en la génesis del contrato,


sino que opera durante la fase de cumplimiento.

CONTRATO SINALAGMÁTICOS IMPERFECTO:

Son aquellos que nacen como contratos unilaterales, pero a propósito de los
cuales ulteriormente emerge obligación para la parte que originalmente estaba
dispensada. Ej. Depósito y comodato.
La terminología “sinalagmático o bilateral imperfecto” da la idea de que
estamos frente a un contrato bilateral, lo que es inexacto. Es en el momento
de su nacimiento o formación cuando un contrato pasa a revestir el carácter de
unilateral o bilateral.
El contrato unilateral no pierde tal calificativo por quedar después obligada la
parte que no lo estaba. Esa obligación deriva de la ley, no del contrato.
Al contrato sinalagmático imperfecto no se le aplican, en principio, los efectos
particulares de los contratos bilaterales.
Se ha pretendido que sí sería aplicable la excepción de contrato no cumplido,
pero no es convincente si se tiene en cuenta que para garantizar el
cumplimiento de las nuevas obligaciones, el acreedor tiene el derecho legal de
retención.
Sí sería factible aplicar la teoría de los riesgos o la cesión del contrato.

CONTRATOS PLURILATERALES O ASOCIATIVOS.

Son aquellos que provienen de la manifestación de voluntad de dos o más


partes, todas las cuales resultan obligadas en vistas de un objetivo común.
La multiplicidad subjetiva, es respecto al contrato de que se trate, un elemento
accidental, ya que el contrato se concibe sin problemas, vinculando
exclusivamente a dos partes, como contrato bilateral. Ej. Sociedad. El contrato
plurilateral sería una especie de contrato bilateral.

Diferencias doctrinarias entre contratos bilaterales y plurilaterales:

1) Derechos y obligaciones: En los bilaterales, surgen obligaciones


correlativas; en los plurilaterales, cada parte adquiere derechos y
obligaciones respecto a todos los demás.

2) Vicios del consentimiento: En los bilaterales, los vicios del


consentimiento acarrean la nulidad; en los plurilaterales, el vicio en uno
de los contratantes se traduce en la ineficacia de su concurso al
contrato, que es válido para las otras partes.

3) Ingreso de nuevas partes: Los bilaterales están limitados a las partes


originarias; los plurilaterales admiten el ingreso de nuevas partes o el
retiro de las iniciales.

4) Extinción inmediata del contrato/situación jurídica estable: Los


bilaterales pueden extinguirse tan pronto como nacen, por el
cumplimiento de las prestaciones, o ser de ejecución diferida; los
plurilaterales generan una situación económica y jurídica estable,
destinada a perdurar por mucho tiempo.

Para Messineo, esta figura no es un contrato, sino un acto colectivo.

2. CONTRATOS GRATUITOS Y ONEROSOS. (Criterio económico)

Art. 1440 CC. “El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la
utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por
objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.”

Lo general es que los unilaterales sean gratuitos, y los bilaterales, onerosos.


Pero no es la regla absoluta.
Contratos unilaterales onerosos:

- En el mutuo: Cuando se refiere a dinero, el mutuario debe devolver la


suma recibida (el capital), más los intereses devengados (Ley N° 18.010
sobre operaciones de crédito de dinero: la gratuidad no se presume en
estas operaciones. A falta de estipulación, el mutuario debe pagar los
intereses). El contrato entonces es provechoso para ambas partes, pero
sigue siendo unilateral, pues el único que resulta obligado es el
mutuario, a pagar las sumas adeudadas. En cambio, si se estipula que la
suma prestada no devengará intereses de ninguna clase, el contrato
será unilateral y gratuito, pues no le reportará beneficio alguno al
mutuante.

- En el depósito, cuando el depositario está facultado para usar la cosa en


su provecho (Arts. 2220 y 2222 número 2 CC).

- En el comodato en pro de ambas partes (Art. 2179 CC): por ejemplo, el


perro de caza que se presta con la obligación de amaestrarlo; o la
parcela que se presta gratuitamente, obligándose el comodatario a
efectuar innovaciones que incorporen nuevas tecnologías en el manejo
de los frutales.

- En las cauciones constituidas por terceros, ajenos a la obligación


principal que se garantiza, en virtud de una remuneración o prestación
en general realizada o prometida por el deudor principal. En tal
hipótesis, el contrato de hipoteca, prenda, fianza, etc., tendrá carácter
oneroso, pues tiene por objeto la utilidad del acreedor y del garante
(López Santa María). Sin embargo, algunos autores estiman que en el
caso anterior, el contrato es unilateral pero gratuito, pues para que
fuere oneroso, las partes contratantes deben gravarse recíprocamente, y
en los casos citados, es un tercero, ajeno el contrato, quien se grava a
favor de una de las partes contratantes (Somarriva).

Contratos bilaterales gratuitos:

- Mandato no remunerado: Si bien el mandato es por naturaleza


remunerado, en la práctica muchas veces tiene carácter gratuito,
especialmente considerando que se trata de un contrato de confianza.
Cuando no se remunera al mandatario, el contrato es gratuito y
exclusivamente en beneficio del mandante. Sin embargo, el contrato es
bilateral, ya que siempre impone al mandatario la obligación de hacerse
cargo de los negocios cuya gestión le encomienda el mandante y a éste
la obligación de proporcionar al mandatario lo necesario para ejecutar el
encargo.
- Donación con cargas: La donación irrevocable o entre vivos, en la que se
impone al donatario una carga o modo en beneficio de un tercero, es un
contrato bilateral, pues genera obligaciones para el donante y para el
donatario, y al mismo tiempo gratuito, ya que no origina utilidad
económica al donante sino que exclusivamente al donatario y al tercero
beneficiado con el modo

Importancia de la clasificación:

1) De qué culpa responde el deudor.

En el silencio de las partes y de la ley, el deudor responde según la regla


del Art. 1547 CC:
- Onerosos: Culpa leve.
- Gratuitos: Culpa levísima si sólo él reporta utilidad, o de culpa
grave si el provecho es de la contraparte.

2) Presencia de una obligación de garantía.

La obligación de garantía es característica de los onerosos, imponiendo


la necesidad de sanear la evicción. Es cosa de la naturaleza de los
onerosos en derecho comparado; en Chile, sólo respecto de algunos.

3) Celebración en consideración a las personas intervinientes.

- Lo contratos gratuitos normalmente se celebran en consideración


a las personas intervinientes; son intuito personae.
- Sólo excepcionalmente los onerosos son intuito personae.

4) Deberes de reconocimiento en quienes reciben los beneficios.

Los gratuitos imponen deberes de reconocimiento a quienes reciben los


beneficios. En el derecho chileno, esto se aprecia en alguna medida, por
ejemplo, en las donaciones entre vivos, que son revocables por
ingratitud del donatario; y el donante tiene beneficio de competencia.

5) Presupuestos de admisibilidad de la acción pauliana.

Los presupuestos de admisibilidad de la acción pauliana son en los


contratos:
- Gratuitos: menos estrictos, basta la mala fe del deudor.
- Onerosos: se requiere mala fe del deudor y del tercero.

6) Adquirente respeto al arrendamiento.

- El adquirente a título gratuito de una cosa arrendada debe


respetar el arrendamiento;
- El adquirente a título oneroso sólo debe respetarlo si se celebró
por escritura pública.
7) Pago de lo no debido (reivindicación contra un tercero).

En el pago de lo no debido de una especie, si la cosa pasa a un tercero,


el que pagó indebidamente puede reivindicarla si el tercero adquirió la
posesión en virtud de un título gratuito; no puede, si fue a título
oneroso.

8) Donaciones.

El legislador ha establecido diversas restricciones tratándose de ciertos


contratos gratuitos: así, exige la ley insinuación para donar, esto es,
autorización judicial para donar (artículo 1401 CC); respecto también a
las donaciones hechas a legitimarios o a terceros, podrán resultar
inoponibles a los legitimarios, conforme al sistema de los acervos
imaginarios, que incluyen la acción de inoficiosa donación (artículos
1185 a 1187 CC).

9) Para determinar cuando el acreedor prendario no puede


invocar la prenda tácita (artículo 2401 CC): cuando el deudor vende
la cosa dada en garantía o constituye a título oneroso un derecho para el
goce o tenencia de la cosa, y el comprador o el tercero en cuyo favor se
constituye el derecho, ofrece al acreedor pagar la obligación garantizada
(art. 2404 CC).

3. CONTRATOS ONEROSOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS.

Art. 1441 CC. “El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga
a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer
a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se
llama aleatorio.”

Críticas al Art. 1441 CC.

1. Adoptar como criterio la equivalencia de las prestaciones recíprocas es


una base doblemente falsa:

a) Supone que el contrato oneroso es siempre bilateral, en


circunstancias que también puede ser unilateral como ya
vimos.
b) Equivalencia significa igualdad de dos o más cosas, y en el
contrato oneroso las utilidades que recibe cada parte no
son iguales, pues siempre suponen algún grado de
incertidumbre que genera desigualdad. El legislador tolera
esta desigualdad; sólo en ciertos casos reacciona mediante
la institución de la lesión enorme. Nuestro Derecho tolera
tal desigualdad en las utilidades que obtienen las partes, y
sólo excepcionalmente, en ciertos contratos, establece
normas reguladoras, al existir una ruptura violenta del
equilibrio en las prestaciones: lesión enorme, que puede
conducir a la nulidad o a la reducción de la prestación
excesiva o el aumento de la prestación ínfima. En estos
casos, la regla general acerca de la subjetividad en la
equivalencia de las prestaciones se modifica, tornándose
dicha equivalencia objetiva.

2. Sugiere que sólo pueden tener carácter conmutativo los contratos


onerosos que engendran obligaciones de dar o hacer. No hay motivo
para excluir el no hacer.

3. Incurre en una ambigüedad al decir que en el contrato aleatorio, la


equivalencia consiste en una incertidumbre.

Elemento distintivo de los contratos conmutativos y aleatorios.

Lo que fundamentalmente distingue a estos contratos es que:

- En los conmutativos, las partes pueden, durante los tratos preliminares


y al momento de la conclusión del contrato, apreciar o valorar los
resultados económicos del mismo.
- En los aleatorios, ningún cálculo racional es factible respecto a las
consecuencias económicas de la operación.

Contratos aleatorios vs. Contratos condicionales.

No debemos confundir ambas clases de contrato.

En los contratos aleatorios, no queda subordinada a una contingencia la


existencia o inexistencia de las obligaciones, como ocurre en los contratos
condicionales. En los contratos aleatorios, lo que queda sujeto a una
contingencia es el resultado económico del contrato, es decir, la mayor o
menor utilidad que obtendrán las partes. Pero el contrato aleatorio es un
contrato puro y simple.

La condición es un elemento accidental, que las partes voluntariamente


incorporan al acto jurídico. En cambio, la contingencia de ganancia o pérdida,
que también implica proyección hacia el fututo e incertidumbre, es un
elemento de la esencia de los contratos aleatorios, que las partes no pueden
eliminar si acordaron celebrar un contrato de este tipo.

Con todo, hay casos en los que existe gran analogía entre contratos
condicionales y aleatorios, cuando de la contingencia incierta depende ya no la
extensión de lo que a una parte corresponde pagar, sino que si tiene o no que
pagar, es decir, si hay o no prestación. Así ocurre, por ejemplo, en los
contratos de seguro contra determinados siniestros.
La mayoría de los contratos onerosos son conmutativos. El Art. 2258 CC
menciona entre los aleatorios:

- el seguro,
- la renta vitalicia,
- el censo vitalicio,
- el juego y la apuesta.
- Respecto del seguro, ha dejado de ser para las aseguradoras un contrato
aleatorio, si se analiza el negocio en su conjunto, debido a los cálculos
actuariales y las estadísticas. Cada contrato de seguro en sí sigue siendo
aleatorio.

Algunos sostienen que los contratos aleatorios serían mal mirados por el
legislador, lo que en realidad sólo resulta cierto respecto del juego y la
apuesta.

Hay contratos que, según las circunstancias, pueden ser conmutativos u


onerosos. Es el caso de la compraventa de cosas que no existen, pero se
espera que existan, cuando las partes expresan que se compró la suerte, o
esto se deduce de las circunstancias de la especie. Si no es así, es conmutativo
y condicional.

Importancia de la clasificación:

Hay dos instituciones jurídicas que sólo se aplican a los contratos


conmutativos:

1) Lesión enorme en algunos contratos conmutativos en que la


ley expresamente lo estipula (Recordar lo visto en acto jurídico).

Recordemos que la regla general es que los contratos no sean


rescindibles por lesión enorme, puesto que la equivalencia es subjetiva,
las prestaciones “se miran” como equivalentes por las partes (aunque en
verdad bien puedan no serlo).
Excepcionalmente, esta equivalencia debe fijarse dentro de ciertos
límites, cuando la ley así lo establece, y la sanción en caso de
contravención será la nulidad relativa o la reducción de la prestación
excesiva o el aumento de la prestación ínfima. Tal acontece en la
compraventa y la permuta de bienes raíces, por ejemplo.
Tratándose de la lesión enorme, la equivalencia deja de ser subjetiva y
se torna objetiva, considerando la grave desproporción de las
prestaciones que las partes miraron como equivalentes.

2) Teoría de la imprevisión (se estudiará en profundidad a propósito


del principio de fuerza obligatoria de los contratos).
4. CONTRATOS PRINCIPALES Y ACCESORIOS.

Art. 1442 CC. “El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra
convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una
obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella.”

Contratos principales y accesorios.

Son contratos principales, por ejemplo, la promesa, la compraventa, el


mandato, la transacción, el arrendamiento, la sociedad, el mutuo, el comodato,
el depósito, etc.

Son contratos accesorios, por ejemplo, la hipoteca, la prenda, la fianza, la


anticresis. Se agregan a los anteriores otras figuras que en sí no son contratos,
pero que se incorporan en él, como la solidaridad pasiva y la cláusula penal
(especialmente de un tercero).
En general las cauciones (Art. 46 CC) son contratos accesorios. Estas pueden
ser reales o personales.

1. Reales: con una cosa determinada se asegura al acreedor que se le


pagará íntegra y oportunamente la obligación principal.

2. Personales: un nuevo sujeto se compromete a cumplir la obligación si


el deudor principal no lo hace.

Pese a que las expresiones “garantía” y “caución” suelen utilizarse como


sinónimos, hay entre ellas una relación de género a especie. En efecto, toda
caución es una garantía, pero no toda garantía es caución. Por ejemplo: el
derecho legal de retención es una garantía, pero no es caución, pues no se
trata de una obligación “contraída” (Art. 46 CC) para asegurar otra obligación.
No hay de por medio un contrato, sino que es la ley, en este caso, la fuente de
la garantía.

Contratos accesorios vs. Actos jurídicos dependientes.

No deben confundirse los contratos accesorios con los llamados contratos


dependientes. Estos últimos, si bien requieren para cobrar eficacia la existencia
de otro contrato, del que dependen, no están destinados a garantizar el
cumplimiento de este último.

Tal ocurre con las capitulaciones matrimoniales (Art. 1715 CC) Para que sean
eficaces, requieren la celebración del contrato de matrimonio, pero celebrado
éste, las capitulaciones, que no lo garantizan por cierto, cobran vida propia,
definiendo el régimen patrimonial entre los cónyuges.
Podrían ser también actos jurídicos dependientes los subcontratos, como el
subarrendamiento, la subfianza y el submandato (llamado delegación).
Aludiremos a ellos al tratar de las categorías contractuales.

Importancia de la clasificación: Lo accesorio sigue la suerte de lo principal.

El contrato accesorio tiene una vida refleja en relación al contrato principal


(Art. 2516 CC, prescripción de acciones; Art. 2381 Nº 3; y art. 2434).

Este principio, sin embargo, no es absoluto. En efecto, cabe formular dos


situaciones particulares:
 Hay casos en los cuales, no obstante extinguirse el contrato principal,
subsisten contratos accesorios, como ocurre, por ejemplo, en el caso de
la reserva de las cauciones, al operar una novación (artículos 1642 y
1643), o en el caso de la “cláusula de garantía general”, a la que
aludimos seguidamente.
 Por otra parte, excepcionalmente puede ocurrir que el contrato accesorio
influya en el contrato principal:
- Por ejemplo, si la cosa dada en prenda era ajena al constituyente
o si el derecho que sobre ésta tenía se resuelve, el acreedor que
no reciba otra garantía equivalente podrá exigir el cumplimiento
de la obligación (Arts. 2406 en relación con el 2391 CC).
- Si el inmueble hipotecado experimenta deterioros tales que deja
de ser suficiente para la seguridad de la deuda, podrá el acreedor
hipotecario exigir otra garantía y de no haberla, el pago inmediato
de la deuda, si ella fuere líquida (Art. 2427 CC).
- Podemos notar que en ambos casos, la extinción del contrato
accesorio, repercute en el contrato principal, operando la
caducidad de los plazos convenidos para el cumplimiento de la
obligación pactada en este último contrato (artículo 1496 CC)

Cláusula de garantía general.

El derecho, por razones prácticas, acepta que lo accesorio tenga nacimiento


antes que lo principal. Es el caso de la cláusula de garantía general: la fianza y
la hipoteca se pueden celebrar para caucionar obligaciones principales futuras.

5. CONTRATOS CONSENSUALES, SOLEMNES Y REALES.

Art. 1443 CC. “El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición de
la cosa a que se refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas
formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil; y es
consensual cuando se perfecciona por el solo consentimiento”.

La clasificación se relaciona con el momento del nacimiento del contrato. El


consentimiento de las partes es requisito de todo contrato.
1. Consensuales: contratos para cuya formación basta el
consentimiento.
2. Solemnes: el consentimiento debe expresarse cumpliendo con la formalidad
objetiva establecida por la ley en atención a la naturaleza del acto.
3. Reales: el consentimiento debe ir aparejado a la entrega de la cosa.

Crítica al Art. 1443 CC.

Si bien el Art. 1443 CC señala que en los contratos reales es necesaria la


tradición, ello es cierto sólo respecto del mutuo, que es título traslaticio de
dominio, y en el cual se debe restituir otro tanto del mismo género y calidad.
En los demás contratos reales (depósito, comodato, etc.), la entrega se efectúa
en mera tenencia.

La regla general, en nuestra legislación es que los contratos sean


consensuales.

En nuestro CC, el contrato consensual es la regla general, debido al dogma de


la autonomía de la voluntad. Pero el principio del consensualismo no sólo se ve
afectado en los contratos solemnes y reales, sino toda vez que se exige algún
tipo de formalidad (habilitante, de prueba, etc.), lo que ocurre con mucha
frecuencia.

Las formalidades objetivas de los contratos solemnes varían según el contrato


de que se trate:

1) Escritura del acto: ya sea en escritura pública (Ej. Compraventa de bienes


raíces) o privada (Ej. Promesa).
2) Autorización o aprobación judicial (Ej. Insinuación en la donación).
3) Presencia de testigos (Ej. Matrimonio).
4) Subinscripción en el Registro Civil (Ej. Capitulaciones matrimoniales).

La inscripción en el Conservador de Bienes Raíces, según algunos, es una


solemnidad objetiva suplementaria en ciertos casos. Sin embargo, en esos
casos, la inscripción no es requisito de formación de los contratos, sino que
sirve para operar el cumplimiento de ellos, lo que viene a ser la tradición.

Entrega que da origen al contrato real vs. Entrega que integra la fase
de cumplimiento.

No hay que confundir la entrega que da origen al contrato real con la entrega
que integra la fase de cumplimiento de muchos contratos.
En el contrato real, quien entrega la cosa se constituye en acreedor de una
típica obligación restitutoria.
CAPÍTULO SEGUNDO. OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS CONTRATOS.

1. CONTRATOS NOMINADOS O TÍPICOS Y CONTRATOS INNOMINADOS


O ATÍPICOS.

1. Contratos nominados o típicos: aquellos que han sido expresamente


reglamentados por el legislador en códigos o leyes especiales.

2. Contratos innominados o atípicos: no han sido reglamentados.

En virtud de la autonomía de la voluntad y su derivado, el principio de la


libertad contractual, las partes interesadas pueden celebrar contratos no
regulados por el legislador. Su único límite es el respeto de las exigencias
comunes a todos los actos jurídicos.

La doctrina extranjera clasifica los contratos atípicos en:

1) Atípicos propiamente tales o inéditos: contratos que en nada


corresponden a los regulados por el legislador. Ej. Tiempo compartido,
franchising.

2) Atípicos mixtos o complejos o híbridos: son una combinación de dos o


más contratos reglamentados en la ley. Ej. Hotelería, que es mezcla de
arrendamiento del goce de un recinto, arrendamiento de servicios y
depósito.

El contrato atípico, de acuerdo al Art. 1545 CC, también es una ley para las
partes; tiene plena fuerza obligatoria. El problema está en determinar la
legislación supletoria por la cual se rigen. El criterio ha sido la asimilación del
contrato atípico al contrato o contratos típicos más parecidos. En consecuencia,
las lagunas contractuales en los contratos atípicos se dirimen por analogía.

Sin embargo, la falta de ajuste entre el contrato singular que las partes
celebran y los tipos preestablecidos por la ley puede producirse de muy
diferente manera. Puede suceder que las partes creen un contrato,
ajustándose en principio a los moldes y a la función socioeconómica de un tipo
preestablecido, pero se separe de él en un punto concreto, mediante la adición
de pactos o de cláusulas que no corresponden a dicho tipo. Por ejemplo, se
conviene la cesión temporal de uso de una cosa a cambio de la realización de
un servicio. En estos casos, cabe mantener todavía al contrato dentro de la
tipicidad legislativa (arrendamiento), siempre que la desviación producida no
afecte a la esencia del contrato conforme a su naturaleza (En el ejemplo, no
podría ser comodato, ya que él es esencialmente gratuito).

Existe aún, otra clasificación doctrinaria de los contratos atípicos que distingue
los contratos mixtos, los contratos coligados y los contratos complejos.
Contratos mixtos son aquellos en que dentro de un único contrato
confluyen elementos que pertenecen a tipos de contratos diferentes. Por
ejemplo, un contrato en que se estipula el cambio de una cosa por otra
con pago de la diferencia de valor en dinero sería un contrato mixto de
permuta y compraventa. (El art. 1794 del C.C. se pone en este caso)

Contratos coligados son aquellos en que las partes yuxtaponen varios


contratos típicos en un negocio único, para tratar de alcanzar con la
unión de todos ellos la finalidad empírica que persiguen. Por ejemplo, se
concierta un arrendamiento y se estipula una opción de compra en favor
del arrendatario - leasing)

Contratos complejos son aquellos en que las prestaciones de cada una


de las partes, las obligaciones asumidas y los pactos establecidos,
aisladamente considerados, pertenecen a un tipo contractual
preexistente del cual parcialmente se aíslan para integrarse en el
negocio.

Importancia de la clasificación:

La importancia de esta clasificación radica en las cláusulas de la naturaleza, en


la aplicación o no a los contratos innominados de la legislación supletoria a la
voluntad de las partes.

En la disciplina de este tipo de contratos debe atenderse, ante todo, a las


reglas contractuales establecidas por las partes, siempre que sean lícitas y
admisibles. Además, están sometidos a la disciplina normativa general. Pueden
plantearse, no obstante, problemas de interpretación o de puntualización de
algunas lagunas del negocio.

La doctrina, para resolver el problema de la disciplina normativa del contrato


atípico ha formulado dos tesis.

 Una, la teoría de la absorción, según la cual debe buscarse dentro de la


totalidad de los contratos atípicos un elemento preponderante que se
corresponde con el elemento preponderante de algún contrato típico y
aplicar al conjunto la disciplina normativa del contrato típico al que
pertenezca dicho elemento preponderante. (supone poder identificar
cuales prestaciones son principales y cuales accesorias) Por ejemplo, en
el contrato de garaje el elemento preponderante es una obligación de
custodia que permitirá aplicar por absorción la normativa del depósito.

 La teoría de la combinación postula que cuando en los contratos atípicos


coexistan prestaciones y elementos correspondientes a diferentes
contratos típicos, la disciplina normativa aplicable a aquellos deberá
reconstruirse combinando las normas correspondientes a cada uno de
los contratos típicos. (esta teoría parece ser adecuada para los contratos
coligados, en que la yuxtaposición no hace perder a cada contrato
yuxtapuesto su peculiar naturaleza jurídica).
En todo caso, la calificación de un contrato desde este punto de vista es
un punto de derecho privativo de las cortes de casación.

2. CONTRATOS DE EJECUCIÓN INSTANTÁNEA, DE EJECUCIÓN


DIFERIDA Y DE TRACTO SUCESIVO.

1. Contratos de ejecución instantánea o de una sola ejecución: aquellos


en los cuales las obligaciones se cumplen apenas se celebra el contrato que las
generó. El contrato nace y se extingue simultáneamente. Ej. Compraventa de
mueble al contado.

2. Contratos de ejecución diferida: aquellos en los cuales alguna(s)


obligación(es) se cumple(n) dentro de un plazo. El plazo puede ser expreso o
tácito. De esta manera, podemos distinguir dos categorías de contratos de
ejecución diferida:
- La primera, es aquella en que las obligaciones se cumplen en el plazo
convenido, en un solo acto, quedando liberadas las partes (por ejemplo,
cuando celebrada que sea la compraventa, acuerdan los contratantes
que el precio se pagará y la cosa se entregará treinta días después);
- La segunda, es aquella en que las obligaciones se irán cumpliendo en
distintos plazos, hasta que al cumplirse la última de ellas, se extinga la
relación jurídica (por ejemplo, mutuo que se paga en cuotas).

3. Contratos de tracto sucesivo o de ejecución sucesiva: aquellos en que


el cumplimiento se va escalonando en el tiempo, durante un lapso prolongado.
La relación contractual tiene permanencia. Ej. Arrendamiento, contrato de
trabajo.
Estos contratos suelen llevar una cláusula en cuya virtud sus efectos se van
renovando por períodos similares, salvo voluntad contraria de las partes.
Cuando se verifica la renovación, se habla de “tácita reconducción”.
No es contrato de tracto sucesivo la ejecución de una obra material (lo
importante en este contrato es que se ejecute la obra y no que se repitan las
prestaciones periódicamente)

Importancia de la clasificación:

1) Nulidad y resolución operan con efecto retroactivo o no.

- La nulidad y resolución de los contratos de ejecución instantánea y


diferida se producen con efecto retroactivo (Arts. 1687 y 1689 CC).
- En los contratos de tracto sucesivo, por lo general no es posible
borrar los efectos ya producidos, por lo tanto se entiende que la
nulidad y resolución o terminación sólo operan para el futuro.
2) Cómo opera la teoría de los riesgos.
- En el ámbito de los riesgos, el CC pone el riesgo a cargo del acreedor
(si se extingue la obligación de una parte por caso fortuito, subsiste la
obligación correlativa según el Art. 1550 CC).
- En el contrato de tracto sucesivo, la extinción de una obligación
produce la extinción de la obligación de la contraparte. Así por
ejemplo de conformidad al Art. 1950 CC la destrucción de la cosa
arrendada pone término al contrato de arrendamiento.

3) Teoría de la imprevisión.
- La teoría de la imprevisión se concibe a propósito de los contratos de
tracto sucesivo.
- Los remedios contemplados son inoperantes respecto de los contratos
de ejecución instantánea; y queda la duda en los de ejecución
diferida.

4) Resciliación por voluntad unilateral.


- En cuanto a la resciliación, excepcionalmente puede tener lugar por
voluntad unilateral, en los contratos de tracto sucesivo: terminación
por desahucio.

5) La caducidad convencional del plazo (cláusula de aceleración).


- Es particularidad de los contratos de tracto sucesivo.

3. CONTRATOS INDIVIDUALES Y CONTRATOS COLECTIVOS.

1. Contrato individual: aquel para cuyo nacimiento o formación es


indispensable la manifestación de voluntad de todas las personas que resultan
jurídicamente vinculadas. El contrato crea derechos y obligaciones
exclusivamente para los que consintieron en él.

2. Contrato colectivo: aquel que crea obligaciones para personas que no


concurrieron a su celebración, que no consintieron, o que incluso disintieron,
oponiéndose a la celebración del contrato.

Ej. Contrato colectivo de trabajo, convenio judicial en la quiebra, acuerdos


adoptados por asambleas de copropietarios en la propiedad horizontal.

Importancia de la clasificación: Los contratos colectivos son una excepción


al efecto relativo de los contratos.

4. CONTRATOS LIBREMENTE DISCUTIDOS Y CONTRATOS POR


ADHESIÓN.

1. Contrato libremente discutido: aquel en que las partes han deliberado en


cuanto a su contenido, examinando y ventilando atentamente las cláusulas del
contrato.
- Es resultado de las negociaciones preliminares.
- Las partes discuten en un relativo plano de igualdad y libertad,
encontrándose su autonomía limitada exclusivamente por el necesario
respecto al orden público y a las buenas costumbres.

2. Contrato de adhesión o por adhesión: aquel cuyas cláusulas son


dictadas o redactadas por una sola de las partes. La otra se limita a aceptarlas
en bloque, adhiriendo a ellas.

Normalmente, la doctrina reconoce la existencia de un contrato de adhesión


cuando la oferta es:
i. General: destinada a una colectividad de eventuales
contratantes.
ii. Permanente: sigue en vigor mientras no es modificada por
su autor.
iii. Minuciosa: reglamenta detalladamente todos los aspectos
de la convención.

El profesor Iñigo de la Maza4, siguiendo las características acuñadas por Todd


Rackoff, señala que nos encontramos frente a un contrato por adhesión cuando
se satisfacen las siguientes condiciones:

(1) El documento cuya validez legal está en entredicho es una forma impresa
que contiene una pluralidad de términos y aspira a ser un contrato;
(2) dicha forma ha sido redactada por, o a nombre de, una de las partes de la
transacción;
(3) aquella parte que ha redactado los términos participa en numerosas
transacciones de aquellas representadas por la forma y realiza rutinariamente
este tipo de transacciones;
(4) la forma impresa es presentada al adherente con la prevención que, salvo
algunos pocos términos –y las más de las veces ni siquiera esto- podrán ser
modificados, manteniéndose el grueso de la estructura del contrato como la
diseñó la parte redactora;
(5) después de que las partes –en caso que los hayan- lleguen a un acuerdo
sobre aquellos términos abiertos a la negociación, la parte adherente debe
firmar la forma;
(6) comparada con la parte adherente, la parte redactora lleva a cabo un
número reducido de estas transacciones y;
(7) la principal obligación de la parte adherente en la transacción considerada
como un todo es el pago de una suma de dinero.

Sin embargo, otra parte de la doctrina señala que el fenómeno de la adhesión


también podría darse en una convención única entre dos personas, en la cual
la oferta no tendrá tales características.

4
De La Maza, Iñigo, Contratos por adhesión y cláusulas abusivas ¿Por qué el Estado y
no solamente el mercado?, pág. 2.
El rasgo decisivo de la adhesión se encuentra en el desequilibrio del poder
negociador de los contratantes: el contrato es obra exclusiva del oferente, que
dicta el texto de la convención.
- El destinatario, siendo el más débil, no puede discutir la oferta y debe
circunscribirse a aceptarla.
- Además, generalmente no es posible que el destinatario pueda rehusar a
la contratación.
La adhesión es conceptualmente independiente de la contratación masiva, lo
que no impide que a menudo vayan aparejadas.

Tratamiento en nuestra legislación.

Nuestro Código Civil no sistematiza los contratos de adhesión, pero cada día
han ido cobrando mayor fuerza. Por ejemplo: los contratos suscritos con
Isapres, Administradoras de Fondos de Pensiones, compañías de seguros, de
cuenta corriente bancaria, de líneas de crédito bancarias o abiertas en casas
comerciales, etc. También operan en el área del suministro de servicios
básicos, como los relativos a energía eléctrica, agua potable, gas, etc.

Justificación de los contratos de adhesión.

Estos contratos responden a la masificación de las relaciones jurídicas, a la


exigencia de una expedita conclusión y a la necesidad de unificar relaciones
análogas.

Constituyen una herramienta indispensable en un sistema de producción y de


distribución de masas.

Ventajas de los contratos de adhesión.

El contrato de adhesión presenta beneficios para la actividad económica, por


ejemplo, distingue la doctrina:

- Reduce los costos de transacción. Se tiene la ventaja que los costos de


asesoría, redacción, debate y relaciones precontractuales y el tiempo
que demoran los asume el ofertante y ofrece un producto final al
aceptante.
- Permite un mejoramiento de la gestión de la empresa. Facilita la división
de las tareas en la organización empresarial al concentrar el trabajo
jurídico.
- Reduce las necesidades de comunicación.
- Facilita la planificación.
Peligros involucrados en la adhesión5.

1) Cláusulas abusivas: son aquellas notablemente desfavorables para el


adherente, en términos que causan un desequilibrio importante entre los
derechos y obligaciones de las partes que derivan del contrato. La doctrina las
asocia a la ruptura del deber de buena fe y equidad que suele exigirse a los
contratantes.
Otros autores las denominan como cláusulas ineficientes en el sentido que el
daño que infligen a los compradores es mayor que los costos que ahorran a los
proveedores.

2) El monopolio del oferente: la doctrina suele afirmar que las cláusulas


abusivas obedecerían a la conexión entre la utilización de contratos de
adhesión y la posición monopólica de quien ofrece este tipo de negocios, pues
en un mercado competitivo únicamente sobrevivirían aquellas cláusulas cuyos
beneficios son positivos.
Esto, sin embargo, no es del todo exacto porque también podemos encontrar
cláusulas abusivas en mercados competitivos.

3) Problemas de información. Suele ser común que los consumidores no


inviertan los recursos necesarios para conocer toda la información relativa al
negocio que están contratando, e incluso, cuando lo intentan se pueden
presentar los siguientes problemas:
- Lenguaje difícil de entender para el consumidor promedio.
- Letra pequeña u otros obstáculos que dificultan la lectura.
- Tiempo limitado.
- El agente no posee la autoridad necesaria para negociar los términos del
contrato.
- El acuerdo asigna la distribución de riesgos de ocurrencia improbable.
- Los términos utilizados en estos contratos suelen ser bastante similares
en un mismo rubro.
- Los consumidores tienden a asumir que los tribunales no harán exigibles
los términos excesivamente abusivos al interior de un contrato por
adhesión.

Naturaleza jurídica de la adhesión.

Sobre la naturaleza jurídica de la adhesión, hay 2 doctrinas:

1. Tesis anticontractual: los contratos de adhesión no son realmente


contratos.
El consentimiento en un contrato supone un debate entre las partes, lo
que implica la igualdad de situación de ellas. En los contratos de

5
Texto base utilizado en esta sección: De La Maza, Iñigo, Contratos por adhesión y
cláusulas abusivas ¿Por qué el Estado y no solamente el mercado?

26
adhesión, no hay discusión ni igualdad entre las partes: la exclusiva
voluntad del oferente es la ley del acto jurídico.
En consecuencia, el contrato por adhesión es un acto unilateral, que
produce efectos en favor o en detrimento de los que adhieren a él.
La finalidad de esta teoría es dar al juez un poder de apreciación más
amplio que aquel que tiene respecto de los contratos libremente
discutidos: el contrato por adhesión no sería estrictamente obligatorio
para el juez.

2. Tesis contractual: el contrato por adhesión no tiene una naturaleza


jurídica diversa de la de los contratos libremente discutidos.
La voluntad del aceptante es indispensable para la conclusión del acto
jurídico. La adhesión es un modo especial de aceptación. En
consecuencia, la adhesión no es un acto unilateral. Ambos
consentimientos tienen jurídicamente el mismo valor, aunque no
participen en las mismas condiciones.
Sin embargo, si tienen un peso diferente, lo lógico es que jurídicamente
tengan distinto valor.

 Al parecer, la tesis anticontractual fracasó por la excesiva extensión o


vaguedad de la idea del contrato de adhesión. Además, la desigualdad
del poder negociador se encuentra, con mayor o menor amplitud, en
todos los contratos.
 La jurisprudencia chilena, sólo excepcionalmente ha admitido la
autonomía del contrato de adhesión, declarando consecuencias jurídicas
particulares para él.

Soluciones a los inconvenientes de la adhesión.

Problema: el contratante más poderoso a veces impone cláusulas abusivas al


adherente. Mecanismos de solución:

1) Intervención del legislador y el contrato dirigido.

En los casos marcados de abusos (Ej. Contrato individual de trabajo,


arrendamiento, contratos de edición, etc.), el legislador ha intervenido
reglamentando imperativamente las cláusulas más relevantes de estos
contratos, para cautelar los intereses de los más débiles, lo que ha dado
origen al contrato dirigido, cuando la intervención es a priori.

En estos casos la contratación deja de ser la imposición de la voluntad de


una de las partes. Tanto oferente como aceptante consienten en vincularse
por un marco legal preestablecido.

Los contratos de adhesión más característicos han sido sometidos a un


estatuto de orden público, que atribuye carácter obligatorio a ciertas
fórmulas, o prohíbe otras.
2) Homologación por el poder público de los modelos de contratos
estandarizados que se van a ofrecer después a los consumidores.

Todo contrato redactado debe previamente someterse al control y


autorización de una determinada entidad la que se preocupará de tutelar los
intereses de los futuros aceptantes.

Ejemplo: La Ley Nº 18.660 establece que la Superintendencia de Valores y


Seguros tiene la obligación de mantener un registro públicos de los modelos
de los textos de las pólizas de seguros y sus modificaciones, quedando
vedado a las compañías de seguros proponer a sus clientes modelos de
contratos que no hubieren sido aprobados por dicha entidad.

Otro ejemplo importante podemos encontrarlo en la Ley Nº 19.496 sobre


Protección a los Derechos del Consumidor, la que establece en su artículo 55
que el Sernac deberá otorgar un sello Sernac a los contratos de adhesión de
Bancos e instituciones financieras, establecimientos comerciales, compañías
de seguros, cajas de compensación, etc.

3) Generalización de los contratos-tipo bilaterales acordados por


grupos con intereses antagónicos.

El profesor Jorge López Santa María menciona esta tercera vía. Se trata de
un mecanismo a través del cual, actores con intereses contrapuestos
convienen un texto de común acuerdo, que luego será empleado en la
celebración de numerosos contratos individuales, calcados sobre el modelo
preestablecido.

El autor propone, como ejemplo, a fin de fijar las condiciones de la


contratación masiva de los seguros voluntarios contra riesgos inherentes a
la conducción de vehículos motorizados, que los automovilistas chilenos
podrían agruparse y negociar con las compañías aseguradoras una póliza
tipo, que más tarde sería utilizada en los miles de contratos de seguros
individuales, no siendo éstos, en tal caso, contratos de adhesión, atendida la
participación directa o indirecta del asegurado, durante la fase previa del
contrato tipo bilateral. Sería beneficioso entonces promover la celebración
de contratos colectivos entre grupos que en principio, tienen intereses
contrapuestos o complementarios.

4) En derecho comparado ha surgido una nueva concepción de la


lesión enorme.

A través del Art. 158 del Código Civil Alemán de 1900, se abrió paso a una
nueva concepción de la lesión enorme que permite morigerar los casos de
abusos notorios del oferente frente al adherente. Esto al establecer que será
nulo cualquier acto jurídico por el cual alguien, explotando la necesidad, la
ligereza o inexperiencia de otro, obtiene, a cambio de una prestación,
ventajas patrimoniales que se hallen en abierta desproporción con el valor
de dicha prestación.
Sin embargo, está concepción no se acepta en nuestra legislación que
concibe una postura restringida en relación a la procedencia de la lesión.

5) Inhibitoria.

Instrumento que combina el control administrativo con el control judicial.

6) Actividad de los organismos antimonopolio o defensores de la


transparencia, libertad y lealtad del mercado.

Limitaciones legales a los contratos de adhesión en el derecho chileno.

Como una forma de impedir o atenuar la posible inequidad que supone para
una de las partes el contrato de adhesión, se promulgó la Ley Nº 19.496, que
establece normas sobre Protección de los Derechos de los Consumidores.

En esta ley, se define el contrato de adhesión como aquél cuyas cláusulas han
sido propuestas unilateralmente por el proveedor sin que el consumidor, para
celebrarlo, pueda alterar su contenido.

Esta ley ha constituido un avance para frenar los abusos en que puede incurrir
quien redacta el contrato. Especialmente significativas son las normas de
equidad en las estipulaciones y en el cumplimiento de los contratos de
adhesión (Normas del Párrafo 4º).

El Art. 16 dispone que no producirán efecto alguno en los contratos de


adhesión las cláusulas o estipulaciones que:
a) Otorguen a una de las partes la facultad de dejar sin efecto o modificar a
su solo arbitrio el contrato o suspender unilateralmente la ejecución del
contrato;
b) Establezcan incrementos de precios por servicios, accesorios,
financiamientos o recargos, salvo que dichos incrementos correspondan
a prestaciones adicionales;
c) Pongan de cargo del consumidor los efectos de deficiencias, omisiones o
errores administrativos, cuando ellos no les sean imputables;
d) Inviertan la carga de la prueba en perjuicio del consumidor;
e) Contengan limitaciones absolutas de responsabilidad frente al
consumidor.
f) Incluyan espacios en blanco, que no hayan sido llenados o inutilizados
antes de que se suscriba el contrato.
g) En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos
efectos a parámetros objetivos, causen en perjuicio del consumidor, un
desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las
partes se deriven del contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del
contrato y a las disposiciones especiales o generales que lo rigen. Se
presumirá que dichas cláusulas se encuentran ajustadas a exigencias de
la buena fe, si los contratos a que pertenecen han sido revisados y
autorizados por un órgano administrativo en ejecución de sus facultades
legales.

Reglas especiales para interpretar el contrato de adhesión.

Existen reglas de interpretación contractual que son propias de los contratos


de adhesión:

1) Interpretación contra el redactor. Esta regla está establecida en el Art.


1566 inc. 2º CC, y es una buena herramienta para atenuar abusos de la
adhesión, aunque no soluciona todos los problemas.

2) Preferencia de la cláusula manuscrita sobre la cláusula impresa. Esta


regla no está directamente establecida en el CC, pero deriva del Art. 1560
CC, pues la cláusula manuscrita que contradice a una impresa es
considerada la genuina expresión de la voluntad común.

5. CONTRATOS PREPARATORIOS Y CONTRATOS DEFINITIVOS.

1. Contrato preparatorio o preliminar: aquel mediante el cual las partes


estipulan que en el futuro celebrarán otro contrato que por ahora ellas no
pueden concluir o que está sujeto a incertidumbre, siendo dudosa su
factibilidad.
Ejemplo:
- Contrato de promesa de celebrar un contrato (Art. 1554 CC).
- Otro ejemplo es el contrato de opción que consiste en la oferta unilateral
de contrato que formula una de las partes de manera temporal,
revocable y completa en favor de la otra que se limita a aceptar esta
declaración.
- Otro ejemplo es la cláusula compromisoria.

2. Contrato definitivo: es el que se celebra cumpliendo con la obligación (de


hacer) generada por el contrato preparatorio.

6. SEGÚN EL ROL O SERVICIO QUE CUMPLE CADA CONTRATO EN LA


VIDA PATRIMONIAL DE UNA EMPRESA6: CONTRATOS PREPARATORIOS,
DE INTERCAMBIO, DE COLABORACIÓN Y DE GARANTÍA.

Dentro de esta clasificación de contratos que permiten organizar la vida


patrimonial de una empresa, es posible distinguir entre aquellos que sirven
para: (i) preparar un contrato posterior; (ii) realizar el intercambio de bienes o

6
Clasificación de los profesores David Nuñez, Diego Pardow y Francesco Campora.
servicios; (iii) ordenar la colaboración de dos o más personas con un objetivo
común; y, (iv) garantizar el cumplimiento de una obligación.

1. Contratos preparatorios: Son aquellos que se utilizan para regular el


proceso de negociación de un contrato posterior. Así por ejemplo, mediante
acuerdos previos pueden incluirse reglas para evitar conductas oportunistas de
las partes (exclusividad, confidencialidad), valorar su costo de oportunidad
(cláusula penal, arras) o restringir los márgenes de la negociación (precios
máximos/mínimos).

Así también, mediante un contrato de promesa pueden superarse ciertos


obstáculos presentes durante la negociación (incertidumbre sobre la cosa,
indeterminación del precio), otorgando por anticipado el consentimiento para el
contrato posterior, pero sujeto a la condición de que se cumplan determinados
requisitos (estudio de títulos, due diligence, aprobación de financiamiento).
Algo similar ocurre con las opciones y ofertas irrevocables, donde una sola
parte otorga por anticipado su consentimiento, quedando al arbitrio de la otra
parte la celebración del contrato posterior.

2. Contratos de intercambio. Son aquellos que sirven para transferir bienes


y servicios. Así por ejemplo, mediante una compraventa una parte renuncia
perpetuamente a la cosa, a cambio de la renuncia también perpetua que
realiza la otra parte sobre el precio.

Algo similar ocurre con el arrendamiento: una parte renuncia temporalmente a


un bien o servicio, a cambio de la renuncia que realiza periódicamente la otra
parte sobre una suma de dinero. Así también, mediante el mutuo y las
operaciones de crédito de dinero una parte renuncia al control que tiene sobre
una suma de dinero, a cambio de la renuncia futura que realizará la otra parte
sobre una suma igual más intereses.

3. Contratos de colaboración. Son aquellos que sirven para compartir


bienes y servicios. Así por ejemplo, mediante un mandato una parte comparte
con la otra parte el control que tiene sobre un negocio, para que esta última lo
administre por cuenta y riesgo de la primera. Algo similar ocurre con las
sociedades de personas: dos o más partes comparten determinados bienes y
servicios, para administrarlos de común acuerdo y repartirse los beneficios.

En contraste, las sociedades de capital constituyen un terreno intermedio entre


los contratos de intercambio y los de colaboración, ya que dos o más partes
renuncian a perpetuidad a determinados bienes y servicios, a cambio de un
derecho representativo en la empresa que les permitirá compartir con sus
socios ciertas decisiones importantes, elegir a los administradores y repartirse
los beneficios.

4. Contratos de garantía. Son aquellos que permiten asegurar el


cumplimiento de una obligación. Así por ejemplo, las garantías de propiedad
condicionan la transferencia al cumplimiento de una obligación (reserva de
dominio, derecho legal de retención), las garantías abstractas facilitan el cobro
extrajudicial de los perjuicios derivados del incumplimiento (boleta bancaria,
cheque), las garantías reales permiten un cobro preferente sobre un bien
determinado (hipoteca, prenda), y las garantías personales agregan un nuevo
patrimonio para realizar el cobro de una obligación (fianza, aval).

Como se aprecia, mientras los contratos preparatorios permiten protege los


intereses de la empresa al comienzo de su relación de negocios con los
distintos factores productivos, los contratos de garantía hacen lo propio
respecto del final de esa relación contractual. Por esta razón, el nexo de
contratos que constituye una empresa suele configurarse recurriendo a
distintos contratos de intercambio y colaboración, que utilizan además
contratos preparatorios para regular la negociación y contratos de garantía
para asegurar su cumplimiento.

7. CONTRATOS “INTUITO PERSONA” Y CONTRATOS IMPERSONALES7.

1. Contratos celebrados en atención a la persona o “intuito persona”:


son aquellos en que una de las partes o ambas son relevantes para contratar
en el sentido que un interés ha inducido a uno de los contratantes a escoger a
una persona determinada porque está dotada de cualidades o aptitudes
personales, o de una especial pericia técnica.
Este contrato se vincula con la obligación de hacer no fungible, además, se
presenta especialmente en el caso en que es necesaria una colaboración entre
los contratantes, en la que el elemento de confianza adquiere una especial
importancia.
Ejemplos de estos contratos en sede patrimonial son el mandato, el comodato,
la fianza, la sociedad, la donación, el contrato de trabajo y el arrendamiento de
servicios.

Consecuencias del carácter intuito persona del contrato:

1) La esencialidad del error en la persona del otro contratante, que dará


derecho a solicitar la rescisión del contrato;
2) La pretensión del otro contratante a que el contrato sea ejecutado
personalmente por la contraparte y no por otros, con el consiguiente
derecho de rehusarse a recibir la prestación si ésta fuese obra de otra
persona;
3) La intransmisibilidad del contrato al heredero del sujeto a quien incumbe
la prestación;
4) La imposibilidad de ceder los derechos y las obligaciones que origina el
contrato.

7
Orrego Acuña, Juan Andrés, Teoría General del Contrato, Pág. 50.
2. Contratos impersonales: son aquellos en que la persona del contratante
es jurídicamente indiferente. En estos casos, el contrato no se celebra en
consideración a la persona del otro contratante. Cualquiera podría ser la
contraparte. Por ende, el error no será esencial ni dará derecho a pedir la
rescisión del contrato; será admisible la ejecución por un tercero extraño al
contrato (como ocurre cuando se debe, por ejemplo, una suma de dinero);
operará la transmisión del contrato al heredero del contratante fallecido; será
factible que cualquiera de las partes haga cesión del contrato y sea entonces
sustituido por un tercero en la relación jurídica, etc.

8. CONTRATOS DE FAMILIA Y CONTRATOS PATRIMONIALES.

1. Contratos de familia: Los contratos de familia se refieren a la situación de


una persona dentro de su familia y a sus relaciones con los restantes
integrantes de la misma.

Son contratos de este tipo:

- El contrato de matrimonio;
- El pacto a que alude el artículo 45 de la Ley 19.620, sobre Adopción de
Menores;
- El pacto mediante el cual los padres que viven separados, convienen que
el cuidado personal del hijo menor corresponde al padre (artículo 225,
inciso 2º del Código Civil);
- etc.

Algunos de los contratos de familia tienen también resultados patrimoniales,


como ocurre, por lo demás, con el propio contrato de matrimonio, pero
seguirán siendo contratos de familia, en cuanto a que junto a ellos contienen
elementos extrapatrimoniales, que generan deberes jurídicos no apreciables en
dinero, como ocurre con el respeto mutuo, el deber de fidelidad, convivencia,
cohabitación, etc.

2. Contratos patrimoniales: Son aquellos destinados a crear, modificar,


transferir o extinguir un derecho susceptible de avaluación en dinero. En este
caso, la totalidad del contrato regula aspectos patrimoniales. Tal es el caso de
todos los contratos regulados en el Código Civil, salvo el matrimonio. Algunos
de estos contratos pertenecen a la esfera del Derecho de Familia, pero en
cuanto tienen un contenido puramente patrimonial, no son contratos de
familia; tal es el caso de las capitulaciones matrimoniales convenidas antes del
matrimonio, cuando generan derechos y obligaciones para los esposos.
CAPÍTULO TERCERO. CATEGORÍAS CONTRACTUALES.

1. EL CONTRATO DIRIGIDO.

Es uno de los mecanismos para solucionar los abusos en la adhesión.


Las reglas legales en materia de contratos, casi siempre son supletorias de la
voluntad de las partes. En los contratos dirigidos, la reglamentación legal tiene
carácter imperativo, sin que las partes puedan alterar, en el contrato
particular, lo establecido de manera general y anticipada por el legislador, sea
en su contenido y efectos, o en la persona con la cual se debe contratar.
Ej. Contrato de trabajo, contrato de matrimonio y contrato de arrendamiento
de predios urbanos.

2. EL CONTRATO FORZOSO.

1. Concepto de contrato.

Contrato forzoso: aquel en que el legislador obliga a celebrar o dar por


celebrado.
No están en esta situación el contrato que hay que celebrar como consecuencia
de un contrato preparatorio libremente acordado, ni el contrato necesario por
circunstancias excepcionales de hecho (Ej. Depósito necesario).

2. Clasificación de los contratos forzosos.

 Contrato forzoso ortodoxo: Se forma en dos etapas.

- En primer lugar, interviene un mandato de autoridad que exige


contratar.
- Luego, quien recibe el mandato, procede a celebrar el contrato
respectivo, pudiendo generalmente elegir a la contraparte y discutir
con ella las cláusulas del negocio. En esta segunda etapa, el contrato
conserva la fisonomía de los contratos ordinarios.

Casos de contratos forzosos ortodoxos en la legislación chilena.


Ej.

1) El del artículo 775 del Código Civil, en el usufructo para el ejercicio del
derecho de usufructo: “El usufructuario no podrá tener la cosa fructuaria
sin haber prestado caución suficiente de conservación y restitución…”.

2) El del artículo 374, inciso 1°, del Código Civil, para el ejercicio del
cargo de guardador: “Para discernir la tutela o curaduría será necesario
que preceda el otorgamiento de la fianza o caución a que el tutor o
curador esté obligado.”
3) El del artículo 1 de la Ley número 18.490, que establece el seguro
obligatorio de accidentes personales causados por circulación de vehículos
motorizados. Se trata de un seguro contra riesgo tanto por accidentes
personales, como por los daños causados a vehículos con ocasión de un
accidente de tránsito. Además, la norma introduce aquí una prenda sin
desplazamiento legal: “Todo vehículo motorizado que para transitar por
las vías públicas del territorio nacional requiera de un permiso de
circulación, deberá estar asegurado contra el riesgo de accidentes
personales a que se refiere esta ley. Además, si el vehículo no contare
con un seguro por los daños personales y materiales causados con
ocasión de un accidente de tránsito, el vehículo conducido quedará
gravado con prenda sin desplazamiento y será puesto a disposición del
tribunal respectivo, de forma de responder por las indemnizaciones
contempladas en esta ley.

4) El del artículo 36, inciso 1°, de la Ley Nº 19.537, sobre Copropiedad


Inmobiliaria, que ordena al administrador de un condominio contratar un
seguro contra incendios: “Salvo que el reglamento de copropiedad
establezca lo contrario, todas las unidades de un condominio deberán ser
aseguradas contra riesgo de incendio, incluyéndose en el seguro de los
bienes de dominio común en la proporción que le corresponda a la
respectiva unidad.

5) Contratos forzosos implícitos: la ley impone una conducta y


obligación, que no puede cumplirse sin celebrar un contrato. Ej. El del
artículo 2151 del Código Civil, en el contrato de mandato: se ha señalado
que habría un contrato forzoso implícito en el caso de que el mandatario
actúe a nombre propio y no a nombre de su mandante. Si así ocurre, el
primero está obligado, mediante un contrato, a traspasarle al segundo
todos los derechos reales y personales y todas las obligaciones que
adquirió o contrajo, respectivamente, al contratar con los terceros en
ejecución de la gestión confiada.

 Contrato forzoso heterodoxo: Se caracteriza por la pérdida completa


de la libertad contractual. Un acto único del poder público determina:
- El vínculo jurídico.
- Las partes y el contenido negocial.

Casos de contratos forzosos heterodoxos en la legislación chilena.


Ej.

1) El de los artículos 2305 en relación al 2081 del Código Civil, que


establecerían, a juicio de algunos, una suerte de contrato de mandato
tácito y recíproco, entre los socios y entre los comuneros. La ley lo
entiende celebrado, sin que los que integran una sociedad, en un caso, o
los indivisarios, en otro caso, hayan manifestado su voluntad al efecto.
2) En los contratos leyes, normalmente el legislador tiene por celebrado
un contrato.

3) En la quiebra, el Art. 129 del Libro IV del Código de Comercio establece


que los bienes que integran la unidad económica enajenada se
entenderán constituidos en hipoteca o prenda sin desplazamiento según
sea la naturaleza de ellos, por el solo ministerio de la ley para caucionar
los saldos insolutos de precio y cualquiera otra obligación que el
adquirente haya asumido como consecuencia de la adquisición, salvo que
la junta de acreedores, al pronunciarse sobre las bases respectivas,
hubiese excluido expresamente determinados bienes de tales
gravámenes.

4) En la hipoteca legal del Art. 660 y 662 del Código de Procedimiento


Civil. Dispone el artículo 660: “Salvo acuerdo unánime de las partes, los
comuneros que durante el juicio divisorio reciban bienes en adjudicación,
por un valor que exceda del ochenta por ciento de los que les corresponda
percibir, pagarán de contado dicho exceso. La fijación provisional de éste
se hará prudencialmente por el partidor.”
A su vez, establece el artículo 662: “En las adjudicaciones de propiedades
raíces que se hagan a los comuneros durante el juicio divisorio o en la
sentencia final, se entenderá constituida hipoteca sobre las propiedades
adjudicadas, para asegurar el pago de los alcances que resulten en contra
de los adjudicatarios, siempre que no se pague de contado el exceso a
que se refiere el artículo 660. Al inscribir el conservador el título de
adjudicación, inscribirá a la vez la hipoteca por el valor de los alcances. /
Podrá reemplazarse esta hipoteca por otra caución suficiente calificada
por el partidor.”

5) El del artículo 2401 del Código Civil, referido a la prenda tácita: la


norma señala:
“Satisfecho el crédito en todas sus partes, deberá restituirse la prenda.
Pero podrá el acreedor retenerla si tuviere contra el mismo deudor otros
créditos, con tal que reúnan los requisitos siguientes:
1° Que sean ciertos y líquidos;
2° Que se hayan contraído después que la obligación para la cual se ha
constituido la prenda;
3° Que se hayan hecho exigibles antes del pago de la obligación anterior.”

3. Carácter propiamente contractual de los contratos forzosos.

El problema surge especialmente a propósito del contrato forzoso heterodoxo,


pues en él, la voluntad pierde toda autonomía.
La solución está en distinguir entre:
- el contrato como acto de constitución de la relación jurídica
- y el contrato como relación jurídica constituida.
El contrato es ambas cosas, pero hay que separarlas. Normalmente existe
relación causal entre ambas. Pero es un error pretender que el acto de
constitución sólo puede consistir en un acuerdo de voluntades. Un contrato
puede quedar configurado:
1) Por la voluntad con la cooperación de las normas legales: caso de los
contratos nominados e innominados en que existe real acuerdo de voluntad, de
los contratos de adhesión y de los contratos estandarizados.
2) Por la norma legal con la cooperación de la voluntad: caso de los contratos
dirigidos y de los contratos forzosos ortodoxos.
3) Por la norma legal sin la intervención de la voluntad: caso de los contratos
forzosos heterodoxos.

4. Supremacía de la obligación contractual sobre la obligación legal.

Muchas veces el legislador prefiere situar una relación jurídica en el marco


contractual, en lugar de situarla en el marco de las obligaciones puramente
legales.

 Razones aplicables sólo al contrato forzoso ortodoxo:

1. Ventajas prácticas que resultan de la flexibilidad que posee el contrato y no


la ley, y también por razones psicológicas: en la mayoría de los casos, los
deudores de obligaciones contractuales las cumplen oportunamente, lo que no
ocurre con las obligaciones legales.
2. A diferencia del contrato, que involucra un gran poder de precisión tanto
respecto de las partes como del objeto, la ley, disponiendo un mandato,
prohibición o permisión genérica y abstracta, encuentra dificultades para
conseguir determinar al acreedor o el objeto.

 Razón aplicable a ambos contratos forzosos:

Las reglas técnicas del contrato, en cuanto relación jurídica ya constituida, son
de las más afinadas que existen en todo el derecho. En ausencia de una
elaboración refinada en materia de obligaciones legales, es inteligente y útil
que el legislador someta determinadas relaciones jurídicas a la técnica
contractual.

3. EL CONTRATO TIPO.

1. Contrato tipo y condiciones generales de la contratación.

Contrato tipo: acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes predisponen las
cláusulas de futuros contratos, que se celebrarán masivamente. El contrato
tipo consiste en un acuerdo por el cual se prefijan las condiciones generales de
la contratación.
Los contratantes adoptan un formulario, por lo general impreso, destinado a
ser reproducido sin alteraciones en múltiples casos posteriores.

Utilidad: con la estandarización de las relaciones jurídicas, la fase de


negociaciones precontractuales se ha reducido, y de esto ha resultado una
economía de tiempo y una simplificación de las transacciones. Los contratos
tipo han redundado en la aparición de reglamentaciones más acabadas y
realistas.

Desventaja: implican un peligro, pues los contratos tipos unilaterales suelen


ser el instrumento que emplean las empresas para imponer cláusulas abusivas
a la contraparte.

2. Clasificación de los contratos tipo.

1) Contrato tipo unilateral o cartel:


- Quienes concluyen el contrato tipo destinado a fijar las condiciones
generales del tráfico comercial son grupos económicos o empresas
cuyos intereses son convergentes.
- Los futuros clientes no participan en el acto jurídico destinado a fijar
la fórmula tipo.
- Hay aquí un contacto estrecho con el contrato por adhesión. La
diferencia está en que las características del contrato tipo son la
redacción previa y la generalidad con que se aplica; en cambio, el
contrato de adhesión se distingue por la desproporción entre el poder
negociador del oferente y del aceptante.
- Ejemplo: Seguro, transporte aéreo y marítimo y acuerdos entre
comerciantes y distribuidores para uniformar los precios de venta al
público.

2) Contrato tipo bilateral:


- Las partes que participan en la conclusión del contrato tipo tienen
intereses divergentes.
- En este caso, no hay contacto con la adhesión.
- Ejemplo: Convenciones colectivas de trabajo acordadas por los
representantes de los trabajadores y de los empleadores.

Es importante tener presente que el contrato tipo tiene eficacia jurídica desde
que es celebrado, creando para quienes concurren a su conclusión
precisamente la obligación de respetar sus cláusulas (las condiciones
generales) en los contratos individuales que se celebren.

Las condiciones generales de la contratación no siempre tienen como fuente un


contrato tipo. La prerredacción de los contratos puede derivar de la voluntad
exclusiva de una persona (por lo que no hay contrato previo), y cada contrato
que se celebre en base a ese modelo es un contrato por adhesión.
Si las condiciones generales son fruto de un contrato tipo unilateral, los
contratos posteriores serán habitualmente por adhesión. En cambio, si son
fruto de uno bilateral, justamente se evita la adhesión.

Otro fenómeno de estandarización de los contratos se presenta a propósito del


alcance de determinadas palabras o términos de uso frecuente. Ej. Incoterms.

Diferencias entre Contrato tipo vs. Contrato colectivo vs. Contrato de


adhesión (Propuestas por la doctrina italiana).

 Formulación de las cláusulas:


- El contrato colectivo contiene cláusulas formuladas abstractamente,
que deben incluirse en los esquemas de los contratos individuales,
pero no proporciona estos esquemas.
- el contrato tipo es ya, él mismo, el esquema concreto del contrato,
de manera que las partes no tienen que agregar nada más que su
firma.

 Contenido de la contratación:
- Mientras el contrato colectivo concierne únicamente a la materia
del trabajo (esto, válido para el derecho italiano),
- el contrato tipo y el contrato de adhesión pueden operar en las
relaciones contractuales ordinarias entre individuos.

 Relación entre las partes:


- Por regla general, se recurre al contrato tipo, cuando los
contratantes futuros forman parte, ambos, de categorías
contrapuestas y organizadas de interesados.
- Se recurre en cambio al contrato de adhesión cuando, faltando la
organización de una de las categorías de interesados, la previa
disposición no puede ser sino obra de una de las partes,
componente de la única categoría organizada.

 Elaboración de su contenido:
- El esquema del contrato tipo puede ser el resultado de una
elaboración de su contenido desarrollada en paridad de
condiciones por los representantes de las dos categorías de los
futuros contratantes interesados;
- El esquema del contrato de adhesión es elaborado siempre por la
única parte que se ha denominado como económicamente más
fuerte y en el que, por lo tanto, existe disparidad de condiciones.
Por lo tanto, cuando también el contrato tipo es elaborado y su
contenido es establecido de antemano por una sola de las partes
(como sería el que algunos llaman contrato tipo unilateral o
cartel), coincide con el contrato de adhesión.
 Estipulación verbal o escrita:
- No debe excluirse, en principio, que el contrato de adhesión se
estipule verbalmente;
- El contrato tipo presupone orgánicamente el uso del documento,
es decir, del formulario.

4. EL CONTRATO LEY.

1. Fundamentación.

Para fomentar el desarrollo de determinadas actividades productivas, recaudar


fondos del sector privado, o en general alcanzar metas económicas o sociales,
el Estado otorga franquicias o regalías. Pero este estímulo no es eficiente si se
tiene el temor de que los gobernantes modifiquen la ley vigente y retiren las
franquicias. Para eso se crea el contrato ley.

2. Concepto.

Contrato ley: aquel por el cual el Estado garantiza que en el futuro no


modificará ni derogará las franquicias contractualmente establecidas.
La ley puede dictarse antes o después del contrato.

Ej. Art. 7 DL 600 sobre Estatuto de la Inversión Extranjera: el inversionista


puede optar por una garantía de invariabilidad del régimen tributario.

3. Jurisprudencia.

La jurisprudencia ha respaldado la eficacia de los contratos leyes, y ha


señalado que el Estado no puede unilateralmente desahuciarlos, porque se
trata de convenciones de carácter bilateral. Los beneficios que otorga son para
los terceros un derecho adquirido.

4. Crítica a los contratos leyes.

Hay quienes sostienen una opinión diversa a la de la Corte Suprema,


señalando que estos contratos son una inadmisible enajenación de la soberanía
nacional, pues no obstante que en Derecho Público sólo se puede hacer lo que
la ley expresamente permite, sin una autorización legal el Poder Legislativo se
cercenaría a sí mismo la facultad de modificar o derogar normas preexistentes.
Para esta postura, la Corte Suprema cometería un error, al concebir
únicamente desde una perspectiva individualista un problema de interés
general de la Nación (como es establecer tributos), aplicando criterios de
derecho privado donde habría correspondido resolver en conformidad al
derecho público.
5. Situación actual de los contratos leyes.

Hoy en día, es derecho vigente en virtud del Art. 19 Nº 24 de la CPR que los
créditos derivados de los contratos son intangibles. Existe propiedad sobre los
derechos personales engendrados por los contratos, y nadie puede ser privado
de su propiedad, sino en virtud de una ley expropiatoria. Si una ley que no es
expropiatoria, modifica o priva a un acreedor de sus derechos personales, esa
ley es inconstitucional.
A fortiori, si los efectos de los contratos ordinarios son intangibles, menos
podría el legislador alterar las franquicias obtenidas en virtud de un contrato
ley.

5. EL SUBCONTRATO.

1. Concepto.

Subcontrato: nuevo contrato derivado y dependiente de otro contrato previo


de la misma naturaleza.

2. Casos de subcontratos.

El CC reguló los subcontratos de:


- subarrendamiento,
- delegación del mandato y
- subfianza.
Además, va implícita la figura del subcontrato en:
- el contrato de construcción por suma alzada,
- y en el contrato de sociedad.

En el CCom, expresamente se admite a propósito de los contratos de


transporte terrestre y de mandato.

Al margen de estos casos, la subcontratación puede tener como antecedente


contratos base atípicos.

3. Requisitos del contrato base.

1. Debe ser de ejecución diferida o de tracto sucesivo.


2. Es necesario que no sea traslaticio de dominio, pues de lo contrario,
no hay subcontrato, sino un contrato nuevo.

4. Partes que intervienen en la subcontratación.

Desde el punto de vista subjetivo, se caracteriza por la presencia de 3 partes:


- el primer contratante, que sólo es parte del contrato base;
- el segundo contratante o intermediario, que es parte en ambos
contratos; y
- el tercer contratante, que sólo es parte del subcontrato.

5. Clases de subcontratos.

a) Subcontratación propia: aquella en que existe identidad esencial entre el


contrato base y el subcontrato, como ocurre con el arrendamiento y el
subarrendamiento.

Subcontratación impropia: aquella en que no existe identidad entre el contrato


base y el subcontrato, como acontece por ejemplo entre el arrendamiento y el
comodato. En este último caso, el arrendatario subcontrata, cediendo en
comodato el bien que a su vez le habían cedido en arriendo.

6. Relación entre el contrato base y el subcontrato.

 Desde el punto de vista objetivo, se caracteriza por la dependencia del


subcontrato al contrato base. Como el intermediario da origen al
subcontrato usando su posición de parte en el contrato base, debe
actuar exclusivamente con los derechos y obligaciones que éste le
otorga.
 Las prestaciones a las cuales obliga el subcontrato deben ser de igual
naturaleza que las prestaciones derivadas del contrato base.
 Finalmente, si se extingue el contrato base, se extingue el subcontrato.
 Terminado el contrato base, hay inoponibilidad de ejecución del
subcontrato (excepcionalmente, no ocurre lo anterior respecto de la
subfianza, Art. 2383 CC).
 No existe una regla uniforme en cuanto a la posibilidad de que el primer
contratante pueda accionar directamente en contra del tercer
contratante o que éste pueda accionar directamente en contra del
primero.

7. Subcontrato vs. Cesión de contrato.

Cesión de contrato: traspaso por uno de los contratantes a un tercero de su


íntegra posición jurídica en un contrato determinado, lo que debe hacerse con
la concurrencia de la voluntad del cocontratante primitivo, y desapareciendo
definitivamente el cedente del escenario del contrato.

En el subcontrato:
- Es innecesaria la voluntad del primer contratante.
- Además, el intermediario emplea sólo una parte de los derechos y
obligaciones derivados del contrato base.
- Ninguna de las partes del contrato base desaparece.
- Entre el contrato base y el subcontrato hay una relación de
simultaneidad; en la cesión de contrato, la relación es substitutiva, no
existen simultáneamente dos entidades jurídicas con existencia propia,
sino que una sola, que después es reemplazada por otra.
6. EL AUTOCONTRATO.

1. Concepto.

Autocontrato: acto jurídico que una persona celebra consigo misma, sin que
sea menester la concurrencia de otra, y en el cual ella actúa, a la vez:
i. ya sea como parte directa y como representante de la otra parte;
ii. ya sea como representante de ambas partes;
iii. ya sea como titular de dos patrimonios sometidos a regímenes jurídicos
diferentes.

2. Hipótesis de autocontratos.

Hay 3 series de casos:

1. El sujeto que interviene actúa tanto a nombre propio como a nombre ajeno.
Ej. Mandatario que compra para sí lo que el mandante le ha ordenado vender.

2. Situaciones de doble representación. Ej. Mandatario que lo es tanto del


vendedor como del comprador.

3. Casos independientes de la representación. Ej. Partición consigo mismo. Dos


hipótesis:
a) En la sociedad conyugal, mujer que aporta un terreno del cual es
copropietaria, y luego adquiere con dineros de su patrimonio
reservado la cuota del tercero.
b) Heredero a quien se ha concedido la posesión provisoria de los
bienes del desaparecido, que además era copropietario de dichos
bienes con él.

3. Naturaleza jurídica del autocontrato.

1) Es un acto jurídico unilateral (Postura de don Arturo Alessandri): es


imposible pretender encuadrar el autocontrato dentro de un concepto que,
como el del contrato, supone necesariamente un concurso de voluntades.
Es un acto híbrido, porque requiere una sola voluntad, como el acto unilateral,
pero pone dos patrimonios en relación, como el contrato.

2) Es un contrato (Postura de don Luis Claro Solar): si un acto jurídico produce


obligaciones contractuales, importa en realidad un contrato, aunque sea de
naturaleza especial. Esta tesis se basa en la idea de que en la representación,
el representante no manifiesta su propia voluntad, sino la del representado
(teoría de la representación ficción). Pero esto tiene dos inconvenientes:
i.No es aplicable a la tercera serie de casos.
ii.Se basa en la idea de representación ficción, que ha sido superada por la de
representación modalidad.
Para don Jorge López Santa María el autocontrato es siempre un contrato. Por
razones de orden práctico, es jurídicamente posible que la personalidad de un
individuo se desdoble, de modo tal que la voluntad del sujeto que autocontrata
simultáneamente se exterioriza a diversos títulos. Además, hay que recordar
que debemos analizar funcionalmente el contrato como relación jurídica ya
constituida, no siendo de la esencia el acuerdo de voluntades como generador
del contrato (como en los contratos forzosos heterodoxos).

4. Restricciones y prohibiciones al autocontrato.

La regla general es la validez del autocontrato. Pero por diversas razones,


como proteger a los incapaces o evitar que una misma persona represente
intereses incompatibles, las legislaciones prohíben algunos autocontratos, y
sujetan a otros al cumplimiento previo de formalidades habilitantes.

Ejemplos de casos en que la ley restringe el autocontrato:

- Art. 2144 CC: “No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona,
comprar las cosas que el mandante le ha ordenado vender, ni vender de
lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar, si no fuere con
aprobación expresa del mandante.”;
- Art. 2145 CC: “Encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él
mismo al interés designado por el mandante, o a falta de esta
designación, al interés corriente; pero facultado para colocar dinero a
interés, no podrá tomarlo prestado para sí sin aprobación del
mandante.”;
- Art. 412, inciso 1° CC, respecto de las guardas: “Por regla general,
ningún acto o contrato en que directa o indirectamente tenga interés el
tutor o curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o
descendientes, o de sus hermanos, o de sus consanguíneos o afines
hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio,
podrá ejecutarse o celebrarse sino con autorización de los otros tutores
o curadores generales, que no estén implicados de la misma manera, o
por el juez en subsidio.”

Ejemplos de casos en que la ley prohíbe el autocontrato:

- Art. 412, inciso 2° CC: “Pero ni aun de este modo (o sea, en la forma
señalada en el inciso 1º) podrá el tutor o curador comprar bienes raíces
del pupilo, o tomarlos en arriendo; y se extiende esta prohibición a su
cónyuge, y a sus ascendientes o descendientes.”;
- Art. 1796 CC: “Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no
separados judicialmente, y entre el padre o madre y el hijo sujeto a
patria potestad.”199
La doctrina entiende que el autocontrato es excepcional. Ello, ante la
posibilidad de que el representante sacrifique el interés del representado, esto
es, que ante el conflicto u oposición de intereses, el que actúa (que representa
al interés ajeno) lo resuelva en beneficio propio.

En general, se entiende que el autocontrato será válido:


1) Cuando el representado haya autorizado especialmente la conclusión del
contrato;
2) Si el representado ratifica el acto; y
3) Cuando, aun sin la autorización del representado, el contenido del
contrato está determinado por la ley, de manera que quede excluida la
posibilidad del conflicto de intereses entre representante y representado.

7. EL CONTRATO POR PERSONA A NOMBRAR Y EL CONTRATO POR


CUENTA DE QUIEN CORRESPONDA.

1. Contrato por persona a nombrar:

 Concepto: es aquel en que una de las partes se reserva la facultad de


designar, mediante una declaración posterior, a la persona que adquirirá
retroactivamente los derechos y asumirá las obligaciones inicialmente
radicados en su patrimonio.
Se caracteriza por la inmutabilidad de una de las partes y por el carácter
fungible o alternativo de la otra.

 Recepción en nuestra legislación: El CC desconoce esta figura. No así el


Código de Comercio, que la reconoce al tratar de la comisión (Art. 256
CCom). Puede el comisionista reservarse el derecho de declarar más
tarde por cuenta de qué persona celebra el contrato. Hecha la
declaración, el comisionista quedará desligado de todo compromiso, y la
persona nombrada lo sustituirá retroactivamente en todos los derechos
y obligaciones resultantes del contrato”.

 Ejemplo:
- El mandante desea que su nombre permanezca desconocido
porque quiere adquirir un inmueble colindante al suyo y si el
vecino lo sabe subirá el precio. Instruye entonces al mandatario
para que celebre una compraventa por persona a nombrar.
- Otra ejemplo, en este mismo caso, sería la del mandato sin
representación: el mandatario finge ante el vendedor que está
actuando a nombre propio, comprando para sí, lo que permite el
Art. 2151 CC.

 Improcedencia de esta figura en contratos intuito persona:


Tratándose de un contrato por persona a nombrar, el tercero que
contrata con el mandatario sabe que existe un mandato, pero ignora
la identidad del mandante. Lo anterior nos permite concluir que el
contrato por persona a nombrar es inconcebible tratándose de actos
jurídicos intuitu persona.

 Plazo para declarar por quien se contrata: La declaración del


contratante “fungible” (sustituible), designando a la persona que lo
subrogará y ocupará su mismo lugar jurídico, debe formularse dentro
de un plazo determinado.
- Si la declaración designando al nuevo contratante no se emite
dentro del plazo estipulado o el plazo legal, o si la declaración
no surtiere efectos, el contrato tendrá fuerza obligatoria entre
los contratantes originarios.
- Si la declaración se realiza dentro del plazo pertinente, la
persona nombrada adquiere la posición de contratante con
efecto retroactivo al día de la formación del contrato, como si
hubiese estipulado en propia persona. De esta manera, no hay
en ningún momento falta de certeza jurídica acerca de la
persona del contratante.

 Diferencias entre el contrato por persona a nombrar vs.


Representación y agencia oficiosa.

El contrato por persona a nombrar no debe confundirse con otras


figuras, que presentan ciertas semejanzas.
- No es un caso de representación, porque quien participa en el
contrato declara en nombre propio y no en nombre de otro, y
si no hace la declaración de nombramiento, habrá estipulado
en su propio interés.
- No es un caso de gestión de negocios ajenos, ya que el
nombre de la persona no se invoca en el momento de la
estipulación del contrato y, cuando se invoca, a través del
nombramiento, la declaración de aceptación de la persona
nombrada excluye, con efecto retroactivo, la representación.
- Tampoco es un caso de estipulación a favor de otro, porque
ésta implica que el contrato produce efectos a favor del
estipulante y del tercero y, además, el tercero no es parte del
contrato.
- Por último, no es un caso de promesa de hecho ajeno, porque
en ésta se obliga el promitente a una prestación del tercero,
mientras que en el contrato por persona a nombrar se obliga a
un hecho propio y eventualmente al hecho de un tercero, si se
efectúa el nombramiento en el plazo pactado.

2. Contrato por cuenta de quien corresponda:

 Concepto: aquel en el cual una de las partes queda inicialmente


indeterminada, en la seguridad de que posteriormente será
especificada.
Al celebrarse el contrato, uno de los participantes tiene formalmente
el carácter de parte, pero será necesaria y forzosamente
reemplazado más tarde por el verdadero o real contratante: por
quien corresponda.

 Se trata de un contrato a beneficio de un tercero (mientras tanto


indeterminado) mediante el cual es posible cautelar un interés suyo,
en espera de que se revele quién es el sujeto de tal interés.

 Al momento de celebrarse el contrato uno de los participantes tan


solo tiene formal o aparentemente el carácter de parte, puesto que
necesaria y forzosamente será reemplazado más tarde por el
verdadero contratante, “quien corresponda”.

Diferencias entre el contrato por persona a nombrar y el contrato por


cuenta de quien corresponda:

1) Partes.
- Contrato por persona a nombrar: las partes reales son el contratante
inmutable y el contratante fungible. Este último puede serlo en forma
definitiva si no nombra válida y oportunamente al reemplazante.
- Contrato por cuenta de quien corresponda: hay también un contratante
inmutable, pero el otro, el contratante formal, no es parte. Las partes
son siempre el contratante conocido desde el comienzo y el contratante
real.

2) Designación del contratante.


- Contrato por persona a nombrar: la designación del reemplazante (si se
produce) es obra de una de las partes, que se reservó el derecho a
designarlo.
- Contrato por cuenta de quien corresponda: la individualización del
contratante (que necesariamente tendrá lugar) puede ser obra de una
de las partes o el resultado de un hecho extrínseco.
TERCERA PARTE: PRINCIPIOS DE LA CONTRATACIÓN.

CAPÍTULO I. LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD.

1. LA DOCTRINA DE LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD.

1. Concepto.

Principio de la autonomía de la voluntad: doctrina de filosofía jurídica, según la


cual toda obligación reposa esencialmente sobre la voluntad de las partes. Esta
es, a la vez, la fuente y la medida de los derechos y de las obligaciones que el
contrato produce.

Esta doctrina sirve de telón de fondo a la mayoría de los principios


fundamentales de la contratación.

2. Subprincipios de la autonomía de la voluntad.

1) Consensualismo.
2) Libertad contractual.
3) Fuerza obligatoria.
4) Efecto relativo.

- Los dos primeros dicen relación con la formación del contrato;


- los dos últimos, con los efectos del contrato.

Hay un quinto principio, independiente de la autonomía de la voluntad: la


buena fe, que se proyecta sobre todo el íter contractual.

2. FUNDAMENTO DE LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD. BOSQUEJO DE


CRÍTICAS.

1. Fundamento filosófico.

Reposa en la afirmación de la libertad natural del hombre, resultado del


racionalismo que quedó plasmado en la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano: la sociedad debe reconocer al hombre las más amplias
garantías individuales, como expresión de la libertad que le pertenece
naturalmente.
El hombre no puede quedar vinculado por obligaciones en las cuales no ha
consentido y, recíprocamente, toda obligación querida por el hombre debe
producir efectos.
La misión del derecho positivo es asegurar a las voluntades el máximo de
independencia que resulte compatible con la libertad ajena.
El concepto superior de justicia y las consideraciones de solidaridad social son
irrelevantes.
Estas ideas, cúspide del individualismo, tienen un vicio esencial: el
desconocimiento de la naturaleza social del hombre. La voluntad del hombre
no es un absoluto. Tampoco es la única fuente de los derechos y obligaciones.

2. Fundamento económico.

La autonomía de la voluntad es el fruto del liberalismo económico.


El contrato garantiza la justicia y la utilidad social, pues el libre juego de las
iniciativas individuales asegura espontáneamente la prosperidad y el equilibrio
económico.
Sin embargo, la identidad de lo contractual con lo justo es una falacia:
únicamente en circunstancias de real igualdad entre los contratantes, podría
tal idea tener alguna verosimilitud. Pero la igualdad del hombre, válida en el
terreno de los principios, no corresponde a la práctica.
Es igualmente inexacto que la libertad contractual produzca siempre resultados
económicos socialmente útiles.

CAPÍTULO II. EL PRINCIPIO DEL CONSENSUALISMO CONTRACTUAL.

1. RECAPITULACIÓN Y SUBCLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS


CONSENSUALES.

El examen de este principio consiste en averiguar si los contratos surgen a la


vida jurídica como simples pactos desnudos, por la sola manifestación de la
voluntad de las partes (tesis consensualista), o si es necesario cumplir con
formalidades externas al celebrarlos (tesis del contrato como pacto vestido).

Para ser consecuente con el dogma de la voluntas, ha debido afirmarse la


vigencia del principio del consensualismo contractual: los contratos quedan
perfectos por la sola manifestación de las voluntades internas de las partes.
Esto es históricamente falso: casi siempre los contratos han sido formales. El
consensualismo sólo surge en los tiempos modernos.

Los contratos que en Chile se llaman consensuales (no solemnes ni reales)


muchas veces son formales, en cuanto precisan el cumplimiento de alguna
formalidad habilitante, de prueba, de publicidad o convencional.
En consecuencia, tenemos dos grupos de contratos consensuales:

1) Contratos propiamente consensuales: son aquellos que corresponden a


la concepción moderna del contrato como pacto desnudo. Por ejemplo:
contrato de compraventa de cosa mueble.

2) Contratos consensuales formales: son aquellos contratos que siendo


consensuales, en cuanto no son solemnes ni reales, están sin embargo
inmersos en el universo de los formalismos, pues requieren, para tener plena
eficacia, del cumplimiento de formalidades habilitantes, de prueba, de
publicidad o convencionales.
Por ejemplo:
- Art. 9 del Código del Trabajo, que establece que el contrato de trabajo
es consensual, pero que no obstante lo anterior, deberá constar por
escrito;
- Tratándose del arrendamiento de predios urbanos, cuando el contrato no
consta por escrito, “se presumirá que la renta será la que declare el
arrendatario” (artículo 20 de la Ley número 18.101).
- En el caso del contrato de depósito, a falta de pacto escrito, será creído
el depositario respecto de los aspectos esenciales del contrato (Art. 2217
CC).

2. EXCEPCIONES Y ATENUANTES AL PRINCIPIO DEL CONSENSUALISMO


CONTRACTUAL.

1. Excepciones: contratos solemnes y reales. En ellos, en lugar de regir el


principio de que lo que obliga es el mero consentimiento, el ordenamiento
jurídico exige que las partes se sometan a la ritualidad prescrita por el
legislador.

2. Atenuantes:

1) Formalidades habilitantes: tienen como finalidad brindar protección a


los incapaces. Casi siempre consisten en la necesidad de obtener una
autorización. Su omisión es sancionada con la nulidad relativa.

2) Formalidades de publicidad: su objetivo es obtener la divulgación o


noticia a los interesados de haberse celebrado un acto jurídico. Protegen a
los terceros.

Su omisión:
- A veces acarrea la completa ineficacia del acto (Ej. Art. 1723 CC
relativo al pacto de separación total de bienes),
- Lo más frecuente es que se sancione con la inoponibilidad.

Consisten en:
- Notificaciones (Ej. Cesión de créditos nominativos),
- Inscripciones (Ej. Embargo sobre bienes raíces),
- Subinscripciones (Ej. Contraescrituras públicas),
- Publicaciones (Ej. Disolución de la sociedad), etc.
Algunos autores las clasifican en:
 medidas de publicidad sustanciales (cuya omisión acarrea
inoponibilidad)
 y de simple noticia (cuya omisión sólo da derecho al afectado a
demandar indemnización).
Existen formalidades de carácter fiscal, cuyo incumplimiento impide que el
acto se haga valer en sedes judicial y administrativa.
3) Formalidades de prueba: son aquellas que sirven de principal medio
de prueba a los actos consensuales, de modo tal que no puede ser
acreditado en juicio contradictorio a través de otro medio de prueba, sea
porque lo prohíbe la ley (negando un medio de prueba), sea porque la ley
dispone que el único medio de probar el negocio es precisamente a través
de dicha formalidad (de forma positiva) o sea bien porque la ley altera la
carga de la prueba.

 Todas las solemnidades, al mismo tiempo que se exigen en atención a la


naturaleza de los actos, juegan ad probationem (Art. 1701 CC).
 Deben extenderse por escrito todos los contratos que contengan la
entrega o promesa de una cosa que valga más de 2 UT. La omisión se
sanciona con la inadmisibilidad judicial de la prueba de testigos (Arts.
1708 y 1709 CC).
 En el CC y leyes especiales hay otras formalidades de prueba, que
también consisten en la escrituración, pero bajo otras sanciones.

Clasificación de las formalidades por vía de prueba en atención a su


sanción:

a) Aquellas que prohíben la utilización de un medio de prueba


determinado (Negativas) Ejemplo: art. 1709 excluye la prueba de
testigos.

b) Aquellas en que el legislador impide la utilización de todos los medios


de pruebas, salvo la documental propia de que consta la formalidad
(Positivas). Ejemplo: Art. 14 ley 18010. La estipulación de intereses o la
exoneración de su pago debe constar por escrito.

c) Aquellas que provocan la alteración de la carga de la prueba.


Ejemplo: art. 20 Ley 18801. En los contratos de arrendamiento de
predios urbanos si la renta no consta por escrito se presumirá que es la
que diga el arrendatario.

4) Formalidades convencionales: son aquellas pactadas por las partes, y


cuyo posterior cumplimiento permite que recién el contrato se repute
definitivamente celebrado. El efecto característico es que cualquiera de las
partes puede retractarse del contrato mientras la forma pactada no se haya
cumplido.
En Chile sólo existen normas especiales sobre formalidades convencionales
(Ej. Art. 1802 CC relativo a la compraventa), pero se pueden pactar en
cualquier contrato.

3. VENTAJAS DEL FORMALISMO. REFLEXIONES DE IHERING.

El formalismo protege a las partes contra el apresuramiento contractual y


también contra las maniobras y trampas ajenas.
El contrato propiamente consensual tiene dificultades probatorias.

Según Ihering: “Enemiga jurada de la arbitrariedad, la forma es hermana


gemela de la libertad. Es, en efecto, el freno que detiene las tentativas de
aquellos que arrastran la libertad hacia la licencia; la que dirige la libertad, la
que la contiene y la protege.”

CAPÍTULO III. EL PRINCIPIO DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL Y SU


DETERIORO.

PLANTEAMIENTO GENERAL Y REMISIONES.

La libertad contractual comprende:

1. La libertad de conclusión: las partes son libres para contratar o


para no contratar, y en caso afirmativo, para escoger al cocontratante.

2. La libertad de configuración interna de los contratos: las partes


pueden fijar las cláusulas o contenido del contrato.

En Chile no está consagrada positivamente. Las legislaciones que la consagran


advierten que no es absoluta, sino que tiene como límites la ley, el orden
público y las buenas costumbres. En algunos casos se incluye expresamente la
posibilidad de celebrar contratos atípicos.

La mayor ruptura de la libertad contractual desde un punto de vista:

1) Cuantitativo, se pierde la libertad de configuración


interna. Está configurada por el contrato dirigido.

2) Cualitativo, se pierde la libertad de conclusión. Es el


contrato forzoso. En el contrato forzoso heterodoxo, se
produce un quiebre total de la libertad contractual.

Cada vez que el legislador, por razones de orden público, fija imperativamente
las cláusulas más relevantes de ciertos contratos u obliga a las partes a
celebrarlos, se produce una ruptura del principio de la libertad contractual.

La doctrina distingue los siguientes límites a la libertad contractual:

1) Casos en que el esquema del contrato está previamente diseñado, en todo o


en parte, por uno solo de los contratantes, de manera que el otro no sea
admitido a concurrir a su determinación (Contrato de adhesión).

2) Libertad de determinar el contrato está supeditada al respeto a las normas


legales imperativas.
3) Rechazo a la conclusión de contratos en que se pretende realizar intereses
no merecedores de tutela jurídica, según el ordenamiento jurídico, como son
los contratos ilícitos, imposibles o en fraude de la ley.

CAPÍTULO IV. EL PRINCIPIO DE LA FUERZA OBLIGATORIA DE LOS


CONTRATOS.

1. FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO. LEY Y CONTRATO.

El principio de la fuerza obligatoria de los contratos se expresa en el aforismo


pacta sunt servanda: los pactos deben observarse; las palabras deben
cumplirse; los contratos obligan.

Art. 1545 CC. “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no
puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.”

Si bien existen semejanzas entre la ley y el contrato, entre las cuales sobresale
la obligatoriedad de ambos, las diferencias son numerosas, en cuanto a:

1) El contrato reglamenta una situación jurídica particular y en principio


sólo produce efectos entre las partes. La ley en cambio contiene un
mandato, prohibición o permiso de carácter general y abstracto, que
alcanza a todos cuantos se encuentren en los supuestos de hecho
previstos en la norma.
2) El procedimiento de formación de las leyes en nada se parece a la
formación de los contratos.
3) El contrato a menudo tiene vida efímera, pues está destinado a
extinguirse apenas se cumplan las obligaciones por él generadas. La ley,
de ordinario, permanece en el tiempo.
4) Si una ley puede derogar expresa o tácitamente a otra ley, no siempre
un contrato se deja sin efecto mediante otra convención en sentido
inverso, ya que existen contratos, como el de matrimonio, en que es
improcedente el mutuo disenso o resciliación; o en otros en que basta
un acto unilateral para ponerle término, como el desahucio en el
contrato de arrendamiento, o la revocación o renuncia en el mandato.
5) La interpretación de las leyes no se efectúa de igual modo que la
interpretación de los contratos. A las primeras, se les aplican los arts. 19
a 24 CC; a los segundos, los arts. 1560 a 1566 CC.

2. FUNDAMENTOS DE LA FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS.

1. Concepción voluntarista tradicional.

La fuerza obligatoria del contrato tiene su fundamento en el querer de las


partes. Si las partes aceptan libremente el contenido del contrato, si lo han
querido en su conjunto y en cada una de sus cláusulas, él es obligatorio.
2. Concepción idealista de Gounot.

El contrato no tiene su fuerza obligatoria en la voluntad individual, sino en el


bien común del cual él es instrumento, y cuyas exigencias deberá, por
consiguiente, respetar.
Los contratos libres son sancionados por el derecho, no porque emanen de
voluntades individuales que tendrían por ellas mismas un valor jurídico
absoluto e incondicionado, sino porque son efectivamente justas o
legítimamente presumidas de tales.

3. Ideas de Giorgi.

El fundamento del vínculo contractual está en el orden de las verdades


necesarias. La fuerza obligatoria de las convenciones es una idea uniforme, de
todos los tiempos y de todos los pueblos, atestiguada por el sentido común de
todo el género humano.

4. Hans Kelsen.

La fuerza obligatoria del contrato es delegada por la ley. La norma o el orden


creado por convención es una regla o un orden de un grado inferior respecto al
orden que instituye la convención como procedimiento de creación de normas
jurídicas.

5. Sincretismo de Ghestin.

La fuerza obligatoria del contrato encuentra su fundamento en el derecho


objetivo y no en la voluntad de las partes. De la primacía del derecho objetivo
resulta que el contrato esencialmente es un instrumento al servicio de aquel.
Pero la voluntad conserva un rol importante, aunque permaneciendo las
iniciativas individuales subordinadas a lo crucial, que es la búsqueda de la
justicia.
La fuerza obligatoria del contrato es necesaria para la seguridad jurídica. Gorla
sitúa en la legítima confianza del acreedor el fundamento de la obligatoriedad.

6. Observación metodológica.

Conviene separar:
1) Contrato como acto de constitución de la relación jurídica: priman los
elementos subjetivos.
2) Contrato como relación ya constituida: priman los elementos objetivos.

Excepciones:
1. Hay contratos sin voluntad en su génesis.
2. La causa, elemento de formación de los contratos, tiene una dimensión
subjetiva (causa ocasional) y una objetiva (causa final).
3. A veces es indispensable emplear elementos subjetivos en el ámbito del
contrato como relación ya creada. Ej. Culpabilidad en el incumplimiento.
4. La voluntad predomina en la formación, e incluso en todo el íter contractual
si se desarrolla pacíficamente. Pero si las partes entran en pugna y solicitan
intervención del órgano jurisdiccional, la determinación de los efectos del
contrato se efectúa principalmente en base a normas y elementos objetivos.

3. LA FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS FRENTE AL


LEGISLADOR.

La obligatoriedad del contrato se traduce en su intangibilidad: el contrato


válidamente celebrado no puede ser modificado ni por el legislador ni por el
juez.

Sin embargo, la intangibilidad no es absoluta. El propio legislador algunas


veces vulnera la fuerza obligatoria del contrato:

1) Leyes de emergencia:

Se trata de leyes de carácter transitorio, dictadas en virtud del acaecimiento de


circunstancias excepcionales de hecho, que implican concesión de beneficios a
los deudores, no previstos ni queridos en los respectivos contratos.

Ejemplos:
- Las “leyes moratorias” (Ley Nº 17.663, de 1972, que suprimió la
reajustabilidad automática de las deudas provenientes de los contratos
de mutuo, otorgados para fines habitacionales, por Institutos de
Previsión y Servicios Públicos de la Vivienda).
- Leyes que han condonado parte de las deudas que mantenían con la
Corporación de Reforma Agraria o los organismos que le sucedieron, los
asignatarios favorecidos con la adjudicación de los inmuebles que fueron
expropiados.
- Ley N° 5.001, publicada en el Diario Oficial el 13 de noviembre de 1931,
que dispuso en su artículo 1º que la renta de arrendamiento de los
predios urbanos y rústicos debía ser pagada, durante su vigencia, con
una rebaja del 20% con relación a la que el mismo arrendatario pagaba
el 1º de enero de 1931.

2) Normas permanentes:

El legislador transgrede la fuerza obligatoria de un contrato al:

 Interpretar legalmente una cláusula. Ej. Art. 1789 CC, respecto del pacto
comisorio calificado: “Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo
convenido, se resuelva ipso facto el contrato de venta, el comprador podrá,
sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio, lo más tarde, en las
veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda.”
 Al pasar por sobre lo acordado por las partes en virtud del acaecimiento
de un suceso imprevisto. Ej. Art. 2180 CC: “El comodatario es obligado a
restituir la cosa prestada en el tiempo convenido; o a falta de convención,
después del uso para que ha sido prestada. / Pero podrá exigirse la
restitución aun antes del tiempo estipulado, en tres casos: (…) 2º Si
sobreviene al comodante una necesidad imprevista y urgente de la cosa.”

 Ordenar la mantención de una relación contractual que había expirado a


la luz del título convencional. Ej. Prórrogas automáticas de los contratos de
arrendamiento de inmuebles urbanos expirados, los que subsisten durante
los plazos de restitución indicados por la ley. Art. 4 inciso 1 de la Ley Nº
18.101: “En los contratos de plazo fijo que no excedan de un año, el
arrendador sólo podrá solicitar judicialmente la restitución del inmueble, y
en tal evento, el arrendatario tendrá derecho a un plazo de 2 meses,
contado desde la notificación de la demanda”.

3) Leyes especiales que modifican los contratos en curso:

Leyes que se dictan con efecto retroactivo y que vulneran no sólo la fuerza
obligatoria, sino también los derechos adquiridos.

El principio, en el derecho positivo chileno, es que el legislador carece de


atribuciones para modificar los derechos y obligaciones emanados de contratos
ya celebrados (Art. 19 N° 24 CPR), pues existe un derecho de dominio sobre
los derechos personales: el acreedor es propietario de los derechos personales
derivados del contrato. De acuerdo con la CPR, sólo se puede ser privado del
dominio mediante una ley de expropiación y previo pago de indemnización.

Además, de acuerdo al Art. 22 LERL, en todo contrato se entienden


incorporadas las leyes vigentes al tiempo de su celebración. Por tanto, las
normas legislativas sobre contratos sólo rigen a los contratos que se celebran
después de que entren en vigor. Y aunque esta disposición sea de carácter
legal, ello no implica que el legislador pueda dictar normas retroactivas sobre
contratos, pues se encuentra limitado por el derecho de propiedad, que es
constitucional. Así se ha fallado.

Los derechos contractuales son esencialmente derechos adquiridos, y su


adquisición se produce en el momento mismo de la conclusión del contrato.

Crítica de la situación privilegiada en que hoy se encuentran los


contratos en curso frente al legislador chileno (Postura del profesor
Jorge López Santa María).

1) Este autor no simpatiza con la idea de propiedad sobre derechos personales.


Tanto en el derecho romano clásico como en el postclásico, el dominio
exclusivamente se entiende respecto a las cosas corporales, con las cuales
llega a identificarse. Una hipotética vuelta al derecho de dominio cosificado no
sería inconveniente a la admisión excepcional de propiedades especiales, como
la intelectual y la industrial.

2) Para ser consecuentes con la idea del dominio sobre derechos personales,
deberíamos aceptar también su posesión. Esto es opuesto al sistema del CC,
pese a las dudas que levanta el Art. 715 CC, pues la principal consecuencia de
la posesión, la prescripción adquisitiva, no tiene aplicación respecto de los
derechos personales. Además, el Mensaje del CC descarta dicha posesión
(Recordar discusión estudiada en bienes).

3) No se concibe que el derecho de dominio pueda versar sobre una cosa


incorporal. El titular de un derecho personal ejercita las facultades que le
corresponden, no porque sea dueño de una cosa, sino porque es acreedor.

4) La tesis mayoritaria sostiene la intangibilidad de los contratos en base al Art.


22 LERL. Pero el Art. 12 LERL permite argumentar en sentido contrario.

5) Supuesta la propiedad sobre derechos personales, la nueva ley que


modifique contratos en curso no es inconstitucional si las limitaciones
impuestas a los acreedores derivan de la función social de la propiedad. Así lo
ha fallado la CS.

6) En un fallo, la CS admitió que un acto lícito de la Administración, que


impone limitaciones a la propiedad, no excluye la posibilidad de que el afectado
sea indemnizado. Así, podría dirimirse el problema admitiendo la procedencia
de la modificación de los contratos por el legislador, en los casos en que lo
exija el interés general de la nación, sin perjuicio del derecho de los
contratantes perjudicados a exigir la reparación judicial de los daños sufridos.

7) Se han dictado en Chile diversas leyes que modifican contratos, las que han
sido toleradas por los afectados, quienes no han luchado en defensa de sus
intereses, reclamando la inconstitucionalidad. Prácticamente, la ciudadanía ha
aceptado la posibilidad de modificación.

En resumen, la vulneración de la obligatoriedad de los contratos por el


legislador, aunque sea excepcional, es una realidad jurídica. Este fenómeno,
que en ciertos casos puede ser adecuado y en otros no, demuestra que el
principio de la fuerza obligatoria de los contratos es relativo, y no absoluto.

4. LA FUERZA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS FRENTE AL JUEZ.


DOCTRINA DE LA IMPREVISIÓN O DE LA VARIACIÓN DE LAS
CIRCUNSTANCIAS VIGENTES AL CONTRATAR.

En virtud de la fuerza obligatoria del contrato, las partes deben cumplirlo,


aunque les resulte perjudicial.
Si los contratos son intangibles para el legislador, lo son también para el juez,
que no puede modificarlos con el pretexto del cambio de las circunstancias
existentes al momento de contratar.

El que concluye un contrato asume un riesgo. De este riesgo normal no puede


dispensarse nadie sin afectar la seguridad contractual. No puede admitirse la
revisión judicial de los contratos como una institución permanente del derecho
positivo, pues la subsistencia jurídica de un contrato no puede depender de
que el obligado se encuentre económicamente en situación de cumplirlo. La
revisión judicial debe quedar limitada a los casos en que la ley lo ha admitido
expresamente.

La jurisprudencia chilena reiteradamente ha establecido la intangibilidad de


los contratos en curso, desconociendo a los jueces la posibilidad de
revisarlos o modificarlos. Infringe el Art. 1545 CC el tribunal que establece
decisiones que suponen el desconocimiento de la ley del contrato.

Sin embargo, la aplicación inflexible del axioma pacta sunt servanda puede
conducir a resultados injustos para una de las partes contratantes.

Para evitar esto, se ha desarrollado la teoría de la imprevisión: estudio de


los supuestos bajo los cuales los jueces estarían autorizados para prescindir de
la aplicación del contrato al pie de la letra, y estudio de las soluciones posibles
al desajuste producido, que son fundamentalmente dos:

- revisión judicial del contrato y

- resolución por excesiva onerosidad sobreviniente.

Nuestro Código Civil no ha establecido una norma general que acepte o


rechace la teoría de la imprevisión. En ciertos casos la acepta y ciertos casos la
rechaza.

Casos en que el CC la acepta:

1) Art. 2180 CC: el comodante puede exigir anticipadamente la restitución de


la cosa si le sobreviene una necesidad imprevista y urgente de ella.

2) Art. 2227 CC: el depositario puede obligar al depositante a recibir la cosa


antes de lo esperado.

3) Art. 2003 regla 2ª CC: el empresario puede exigir la revisión judicial del
contrato de construcción por suma alzada, si circunstancias desconocidas
ocasionan costos que no pudieron preverse.
Casos en que el CC la rechaza:

1) Art. 1983 CC: el arrendatario de un predio rústico no puede pedir rebaja


de la renta si sobreviene destrucción o deterioro de la cosecha.

2) Art. 2003 regla 1ª CC: el empresario no puede pedir aumento de precio si


con posterioridad aumenta el valor de los materiales o la mano de obra.

El genuino ámbito de la teoría de la imprevisión corresponde a las situaciones


no zanjadas por la ley.

Los requisitos de admisibilidad que se plantean para la acción de


revisión son:

1) Que se trate de un contrato bilateral, onerosos, conmutativo, de ejecución


diferida o de tracto sucesivo, cuyo cumplimiento se encuentre pendiente.

2) Que sobrevenga un suceso independiente de la voluntad de las partes,


imprevisible al instante de la formación del consentimiento,

3) Que ese suceso dificulte de manera considerable el cumplimiento de las


obligaciones de uno de los contratantes, no haciéndolo imposible, pero
volviéndolo excesivamente oneroso.

 LA REVISIÓN JUDICIAL DE LOS CONTRATOS EN CURSO Y LA RESOLUCIÓN POR


EXCESIVA ONEROSIDAD SOBREVINIENTE.

Tres posturas equivocadas a favor de la revisión judicial de los


contratos.

1. Cláusula rebus sic stantibus: las partes contratan en consideración a las


circunstancias existentes al momento de celebrar el acto, subentendiéndose la
cláusula tácita de los contratantes, en virtud de la cual la intangibilidad del
contrato quedaría subordinada a la persistencia del estado de cosas que
existían al momento de la contratación.
Crítica: la cláusula es artificial. Si las partes hubieran querido la posible
revisión del contrato, lo habría dicho. Lo que las partes no estipularon,
no puede darse por tácitamente convenido, salvo que ello sea la real
intención de las partes que sea descubierta en un proceso de
interpretación por el juez.

2. Enriquecimiento sin causa: para que proceda la acción, deben concurrir los
siguientes requisitos:
1) Que haya enriquecimiento del demandado y empobrecimiento
correlativo del demandante.
2) Que el enriquecimiento carezca de una causa que lo legitime o
justifique.
3) Que el actor no tenga otro medio de obtener satisfacción.
4) Que la acción no se interponga para burlar una norma legal
imperativa.
Crítica: en los casos de la teoría de la imprevisión, siempre un contrato
sirve de justificación al enriquecimiento de una de las partes.

3. Doctrina del abuso del derecho: para que exista abuso del derecho deben
darse tres condiciones:
1) Que el hechor cause un daño al ejercer un derecho subjetivo.
2) Que no se trate un aquellos derechos llamados absolutos.
3) Que el ejercicio del derecho sea abusivo. ¿Cuándo ocurre esto?
Todos están de acuerdo en que hay abuso cuando el derecho se
ejerce con intención de causar daño, con dolo.
Pero, ¿qué pasa si no hay dolo? 2 posibilidades:
- Hay abuso cuando el derecho se ejerce contrariando
la finalidad social o económica en vista de la cual fue
conferido.
Crítica: este criterio es vago e impreciso, pues no
siempre se puede apreciar exactamente la finalidad
de cada derecho. Además, abre espacio a la
arbitrariedad judicial.
- El abuso del derecho es una especie de acto ilícito,
al cual corresponde aplicar las reglas generales de la
responsabilidad civil extracontractual, de la cual el
abuso del derecho es una manifestación concreta.
Crítica: esta tesis quedaría, en consecuencia, fuera
de un tema contractual, como es la teoría de la
imprevisión.

Argumentos8 de texto para acoger la teoría de la imprevisión en


nuestro Código Civil.

Se basa en los Arts. 1546, 1547, 1558 y 1560 CC.


8
Jorge López Santa María también considera apropiado el método de la libre
investigación que establece que deben analizarse los dos elementos fundamentales del
derecho de las obligaciones: (1) ¿La solución es moralmente justa? Es difícil negar que
la revisión es justa frente a cambios bruscos e imprevisibles. El principio moral del
respeto a la palabra dada debe conciliarse con el principio de justicia conmutativa. (2)
Siendo justa, ¿es económicamente útil? Se sostiene que la revisión sería un factor de
inestabilidad e inseguridad. Pero a menudo sucede lo contrario: la intangibilidad del
contrato produce la ruina de una de las partes, lo que trae la inejecución del contrato.
Esto genera más inseguridad que una revisión razonable que permita la ejecución. El
problema es otro: la revisión llama a la revisión. Se genera un riesgo de provocar una
reacción en cadena, que produzca un desequilibrio generalizado. Toda revisión impacta
a la economía.
 Argumento de la buena fe objetiva: el acreedor vulneraría el Art. 1546
CC si le exige a su deudor un cumplimiento mucho más gravoso del
previsto al celebrar el contrato, susceptible incluso de arruinarlo. La
buena fe impone tener en cuenta el cambio de circunstancias.

 Art. 1547 CC. El deudor puede alegar que el cumplimiento le significa


una diligencia mayor a la exigida por la ley.

 Art. 1558 CC Como no hay dolo en el incumplimiento, no deben


repararse los perjuicios que genera este suceso sobreviniente, pues se
trata de daños imprevistos.

 Art. 1560 CC. En la interceptación de los contratos debe estarse a la


intención de los contratantes más que a lo literal de las palabras. La
intención de las partes será que se mantengan las circunstancias que se
tuvieron en vista al contratar para mantener los términos del contrato.

Resolución por excesiva onerosidad sobrevenida.

Opera de la siguiente manera: la parte afectada por la imprevisión recurre a


los tribunales, demandando la resolución del contrato por excesiva onerosidad
sobreviniente. El juez pondera las circunstancias y, en su caso, acoge la
resolución. Pero el acreedor demandado puede enervar la acción, ofreciendo
modificar equitativamente el contrato.
Este mecanismo no existe en el derecho positivo chileno.

 ADAPTACIÓN DEL CONTRATO A LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS, POR ACUERDO


DE LAS PROPIAS PARTES. LA CLÁUSULA “HARDSHIP” Y OTRAS TÉCNICAS DE
MODIFICACIÓN DE LO PACTADO.

Técnicas estrictamente convencionales de adaptación del contrato a


las nuevas circunstancias.

En el plano del comercio internacional, se advierte una nueva práctica:


incorporar en el texto del contrato inicial, cláusulas en virtud de las cuales las
partes se comprometen a modificarlo, si se producen alteraciones no previstas.

Ej. Government take clause, first refusal clause, cláusula del cliente más
favorecido, cláusula de alza y de baja, cláusula de fuerza mayor y cláusula
hardship.

Cláusula hardship: permite a cualquiera de las partes exigir una adaptación


del contrato si se produce un cambio en las circunstancias que las llevaron a
vincularse, de modo que este cambio le ocasione un rigor (hardship) injusto.
Estas técnicas de adaptación anulan el esquema contractual tradicional: la idea
de que el contrato es conciliación definitiva de intereses opuestos, dotado de
fuerza obligatoria y de intangibilidad.

Demuestran que en los contratos a largo plazo, las estipulaciones no siempre


son definitivas; que las partes son colaboradoras; que el ideal del contrato es
que todos ganen, o al menos que nadie se arruine.

Reprogramación voluntaria de los contratos facilitada por la autoridad.

Otras técnicas de modificación por las partes de contratos en curso no


dependen de cláusulas pactadas de antemano, sino que de la fijación por la
autoridad de ciertas bases que incentivan o permiten la reprogramación
voluntaria de lo inicialmente pactado.

Ej. En Chile: proceso de reprogramación de las deudas hipotecarias (década


80).

5. LA TERMINACIÓN DEL CONTRATO O DEL AGOTAMIENTO DE SU


FUERZA OBLIGATORIA.

Terminación normal:
 Las obligaciones generadas por el contrato se cumplen totalmente, a
través del pago o los modos de extinguir las obligaciones equivalentes al
pago.
 También por el vencimiento del plazo,
 También por el desahucio de una de las partes.

Terminación anormal o invalidación: por la voluntad de las partes o por


causas legales (Art. 1545 parte final CC).

a) Resciliación: convención en que las partes interesadas consienten en dar por


nula la obligación (Art. 1567 inc. 1º CC). Inexactitudes de la disposición:
1) No toda obligación puede extinguirse por resciliación.
2) En ciertas situaciones es posible la resciliación unilateral, por lo que no
es una convención.
3) La obligación no se da por “nula”.

b) Causas legales: las principales son:


1) Nulidad absoluta y relativa.
2) Resolución.
3) Resolución por excesiva onerosidad sobrevenida (derecho comparado).
4) Revocación (acción pauliana).
5) Caso fortuito, cuando produce la extinción de la obligación correlativa.
6) Muerte de uno de los contratantes (contratos intuito personae).
6. EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO POR INFRACCIÓN DE LA
LEY DEL CONTRATO.

Problema: ¿Puede la CS acoger un recurso de casación en el fondo por


infracción de la fuerza obligatoria del contrato? ¿La ley del contrato (Art.
1545 CC) está comprendida en la expresión “ley” del Art. 767 inc. 1º
CPC?

Se discute. Razones para responder afirmativamente:

1) A pesar de que la ley del contrato está lejos de ser una ley general, su
obligatoriedad para las partes, y en especial para el juez, es suficiente para
concluir que su violación autoriza la interposición del recurso.
Los tribunales deben aplicar las leyes generales no por otra razón que su
carácter obligatorio, debiendo en consecuencia, aplicarse los contratos por la
misma razón. Y donde existe la misma razón, debe existir la misma
disposición.

2) En base a la libertad contractual, los particulares pueden celebrar las


estipulaciones que quieran, bastando que no violen disposiciones de orden
público. El resto de la legislación es supletoria de la voluntad de las partes; es
esta voluntad la que configura la ley principal.
Si se sigue el criterio opuesto, los jueces podrían prescindir, en lo regulado por
las partes, de las cláusulas estipuladas y resolver conforme a lo que les
parezca más conveniente, pero en lo no estipulado, quedarían obligados por la
ley supletoria. Se haría una diferencia inaceptable entre los contratantes
prolijos que regulan todos los aspectos de su contrato, y aquellos que sólo
regulan lo esencial.

3) La historia fidedigna del establecimiento de la ley así lo confirma. Además,


así lo ha resuelto la jurisprudencia, pese a que en un principio no fue uniforme.

CAPÍTULO V. EL PRINCIPIO DEL EFECTO RELATIVO DE LOS


CONTRATOS. EFECTO RELATIVO Y EFECTO ABSOLUTO U
OPONIBILIDAD DE LOS CONTRATOS.

1. GENERALIDADES.

Principio del efecto relativo de los contratos: los contratos sólo generan
derechos y obligaciones para las partes contratantes que concurren a su
celebración, sin beneficiar ni perjudicar a los terceros.

El CC no lo consagra de manera expresa y general, pero la doctrina y


jurisprudencia lo admiten, desprendiéndose tácitamente del artículo 1545 CC
que señala que el contrato legalmente celebrado es ley para las partes.
Este principio es otra consecuencia lógica y necesaria del dogma de la
autonomía de la voluntad: si la voluntad es fuente y medida de los derechos y
obligaciones contractuales, sólo lo es a condición de que haya voluntad.

Sin embargo, la declinación de este principio, en el derecho contemporáneo,


surge desde dos vías:

 Excepciones al efecto relativo: casos en que un contrato crea


derechos u obligaciones para un tercero absoluto.

 Efecto expansivo o efecto absoluto de los contratos:


indirectamente, los contratos pueden beneficiar o perjudicar a
personas que no revisten el carácter de partes.

2. SUJETOS CONCERNIDOS POR EL PRINCIPIO DE EFECTO RELATIVO


DE LOS CONTRATOS.

1. Situación de las partes:

Son partes del contrato aquellos que concurren a la celebración del contrato,
personalmente o representados.

Como lo señala la ley, una parte puede estar conformada por una o más
personas, que articulan un solo centro de interés (artículo 1438 del Código
Civil).

Generalmente, se llama autor a la persona que genera, al manifestar su


voluntad, un acto jurídico unilateral, mientras que se reserva la expresión
“parte”, a los que concurren para que se perfeccione un acto jurídico bilateral.

También, por regla general, y desde el fallecimiento de los contratantes, los


herederos, pues representan a los contratantes para sucederles en sus
derechos y obligaciones transmisibles.

Excepcionalmente, las obligaciones contractuales son intransmisibles:


1) Contratos intuito personae.
2) Contratos en que se estipula expresamente su terminación por el
fallecimiento de los contratantes.
3) Herederos que aceptan con beneficio de inventario.
4) Obligaciones que por disposición de la ley, no pasan a los
herederos.

2. Situación de los terceros:

En general, se entiende por tercero toda persona, que no ha participado ni ha


sido válidamente representada en la formación del acto. Se trata de todos
aquellos que incluso habiendo participado físicamente en el acto jurídico, sus
voluntades no han sido determinantes para la generación del mismo.

Entre los terceros, debemos distinguir: entre los terceros absolutos y los
terceros relativos.

(1) Terceros absolutos: aquellos que fuera de no participar en el


contrato, ni personalmente, ni representados, no están ligados
jurídicamente con las partes por vínculo alguno. El contrato no les
empece.

(2) Terceros relativos: también llamados “interesados”, son aquéllos


que si bien no han formado con sus voluntades el acto jurídico, están o
estarán en relaciones jurídicas con las partes, sea por su propia voluntad
o por disposición de la ley. La idea de terceros relativos presupone, por
una parte, un acto al cual el tercero es extraño, y por otra parte, un
nuevo acto o hecho jurídico en general, en el que esta persona es parte
con relación a uno de los sujetos del primer acto y en virtud del cual,
llega, necesariamente, a encontrarse en relación con el otro sujeto que
intervino en el primer acto, a consecuencia del contenido de las dos
estipulaciones.

A su vez, entre los terceros relativos o interesados diferenciamos dos


categorías: los causahabientes a título singular y, en opinión de una
parte de la doctrina, los acreedores comunes del deudor

 Causahabientes a título singular: quienes suceden a una persona,


por acto entre vivos o mortis causa, en un bien específicamente
determinado, y no en la totalidad de su patrimonio o cuota de él.

Son causahabientes a título singular por acto entre vivos el


comprador, el donatario, el mutuario. Lo son mortis causa, los
legatarios.

¿Afectan a los causahabientes a título singular los contratos


celebrados por el causante o autor con otros sujetos?

- El problema, por cierto, se circunscribe exclusivamente a los


contratos celebrados por el causante sobre la cosa o derecho que
específicamente se transfiere o transmite al causahabiente
singular, antes que éste pase a ocupar el lugar jurídico de su
autor. Según la mayoría de la doctrina, especialmente extranjera,
la respuesta es afirmativa, debiendo tenerse a los causahabientes
singulares como partes en tales actos.

- Sin embargo, los ejemplos de la doctrina, casi siempre dicen


relación con la constitución de derechos reales limitativos del
dominio, por lo que la respuesta afirmativa es una consecuencia
del derecho de persecución o efecto erga omnes propio de los
derechos reales. Así ocurre cuando el causante, antes de
transferir un inmueble, lo había hipotecado o gravado con
servidumbres, censo o usufructo (artículos 2428 inc. 1, 825, 2033
y 792 del Código Civil).

- La cuestión en análisis se torna problemática, cuando el causante


había limitado sus poderes sobre la cosa en el ámbito
estrictamente de las obligaciones y derechos personales y no en el
de los derechos reales desmembrados del dominio. Por ejemplo, si
el causante se había obligado a no enajenar un bien ¿es oponible
tal cláusula al causahabiente singular o adquirente? A través de la
doctrina de las obligaciones ambulatorias o propter rem, se
responde afirmativamente: son obligaciones ambulatorias aquellas
cuyo sujeto pasivo es variable, de tal modo que el rol del deudor
lo asume quien se encuentre en la posición jurídica del dueño de
la cosa. Estas obligaciones se traspasan al causahabiente singular
junto con la transmisión del derecho de dominio sobre la cosa.
Ejemplo por acto entre vivos: obligación de pagar las expensas
comunes, en el ámbito de la Copropiedad Inmobiliaria. Esta
obligación, que comprende los gastos de conservación y
mantención del inmueble y los gastos de administración del
edificio, tiene carácter ambulatorio, pues va aparejada a la calidad
de actual dueño de cada unidad o departamento, extendiéndose
incluso a las expensas devengadas por los precedentes dueños.
En materia de obligaciones tributarias del causante, ellas pueden
exigirse al comprador, cesionario o adquirente de la industria,
negocio o bien determinado. Incluso puede ocurrir que el contrato
completo que había celebrado el antecesor, se traspasa por
mandato de la ley al causahabiente singular: en los tres casos del
Art. 1962, obligación de respetar el contrato de arrendamiento.

- ¿Qué ocurre en las hipótesis no previstas por el legislador?


Aunque el asunto es discutible, a falta de norma expresa pareciera
que las obligaciones contraídas por el causante no empecen al
causahabiente singular. Este, en virtud del efecto relativo de los
contratos, podría sostener que la obligación convenida en relación
con el bien en que sucede, le es inoponible. Por su parte, a quien
contrató con el causante, sólo le quedaría la posibilidad de
demandarlo por incumplimiento de la obligación, pero no podría
exigir el pago al causahabiente singular9.

9
Orrego Acuña, Juan Andrés, Teoría General del Contrato, Pág. 91 y 92.
 Acreedores de las partes: son terceros absolutos en los contratos
que su deudor celebre con otras personas. Pero, indirectamente, son
alcanzados por el efecto expansivo o absoluto de los contratos.
Pueden impugnar los contratos que el deudor celebre en perjuicio de
ellos con la acción de simulación y la acción pauliana, por ejemplo.

3. EXCEPCIONES AL EFECTO RELATIVO DE LOS CONTRATOS.

I. CONTRATOS COLECTIVOS.

II. ESTIPULACIÓN POR OTRO O CONTRATO EN FAVOR DE UN TERCERO.

Art. 1449 CC. “Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no
tenga derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona podrá demandar lo
estipulado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita, es revocable el
contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido ejecutarse en virtud del
contrato.”

En la estipulación por otro intervienen 3 personas:

- ESTIPULANTE

- PROMETIENTE
Quienes celebran el contrato

- TERCERO BENEFICIARIO  Está fuera de la relación

Teorías sobre la naturaleza jurídica de la estipulación en favor de


un tercero:

1) Teoría de la oferta:

La estipulación en favor de un tercero se descompone en dos convenciones:


(1) Primer contrato: el prometiente se obliga frente al estipulante, quien
se transforma en acreedor de la estipulación.
(2) Segundo contrato: el estipulante ofrece su crédito al tercero, por
cuya aceptación se forma este segundo contrato, que sirve de título
traslaticio a la cesión del crédito.

Críticas:
i.El crédito contra el prometiente inicialmente ingresa al patrimonio
del estipulante, por lo que podría ser embargado por sus
acreedores.
ii.La cesión a título gratuito podría ser invalidada, a posteriori, a
iniciativa de los herederos del estipulante, por la acción de inoficiosa
donación.
iii.La oferta caduca por muerte o incapacidad del oferente. Si el
estipulante muere antes de la aceptación del tercero, no es posible
consolidar la operación.

2) Teoría de la gestión de negocios ajenos:

El estipulante obra como gestor de los negocios del tercero, como agente
oficioso. Por la aceptación del tercero, se transforma retroactivamente la
operación cuasicontractual en un contrato de mandato. El beneficiario es
parte, no tercero.

Crítica: la teoría es ficticia porque:


1) El estipulante actúa a nombre propio, no como agente oficioso.
2) Faltan dos elementos de la agencia oficiosa:
- El interesado en la gestión debe cumplir las obligaciones
contraídas por el agente si éste ha administrado bien el negocio (Art.
2290 CC). El tercero en la estipulación puede rechazarla.
- El agente, después de iniciada la gestión, está obligado a
proseguirla (Art. 2289 CC). El estipulante puede revocar la
estipulación de común acuerdo con el prometiente, mientras no
acepte el tercero.

3) Teoría de la declaración unilateral de voluntad:

El prometiente adquiere el rol de deudor (del tercero) por su exclusiva


voluntad.

Críticas:
1) Es dudoso que el derecho chileno acoja la declaración unilateral
como fuente de las obligaciones.
2) Desconoce el contrato que media entre estipulante y
prometiente.
3) No explica por qué es necesaria también la voluntad del
estipulante para revocar la estipulación.

4) Teoría de la adquisición directa del derecho:

La figura es original, de carácter excepcional: hay una derogación del


principio del efecto relativo. El derecho se crea directamente en favor del
tercero, desde el instante mismo en que se celebra el contrato entre
estipulante y prometiente, aunque el tercero lo ignore. La aceptación es
sólo un requisito para que él pueda exigir la prestación, un presupuesto de
exigibilidad, pero no crea el derecho.
Efectos de la estipulación por otro:

(1) Entre estipulante y prometiente: son las partes en el contrato; se


producen entre ellos los efectos normales de los contratos (reglas de
resolución).
 Pero sólo el tercero beneficiario puede demandar lo estipulado.
 El estipulante puede exigirle al prometiente que le cumpla al
tercero.
 Además, estipulante y prometiente pueden revocar el contrato
mientras el beneficiario no haya aceptado. Tanto revocación
como aceptación pueden ser actos jurídicos tácitos.

(2) Entre prometiente y beneficiario: el prometiente se encuentra


directamente obligado frente al beneficiario.
 El beneficiario es acreedor desde el momento de la celebración
del contrato, y tiene acción, desde que acepta, para exigir el
cumplimiento forzado y/o la indemnización moratoria o
compensatoria, pero no tiene acción resolutoria.
 Si el beneficiario muere antes de aceptar, el derecho ya está
en su patrimonio, por lo que transmite la facultad de aceptar.

(3) Entre estipulante y beneficiario: jurídicamente son sujetos


extraños.

 LA PROMESA DE HECHO AJENO NO ES UNA EXCEPCIÓN AL EFECTO RELATIVO


DE LOS CONTRATOS.

Art. 1450 CC. “Siempre que uno de los contratantes se compromete a que por una tercera
persona, de quien no es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no hacerse alguna
cosa, esta tercera persona no contraerá obligación alguna, sino en virtud de su ratificación; y
si ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción de perjuicios contra el que hizo la
promesa.”

Esto no es una excepción al principio del efecto relativo, ya que el contrato no


crea ningún derecho, y menos una obligación a cargo del tercero absoluto.

El único que resulta obligado es el prometiente, que se compromete a obtener


que otra persona acepte efectuar la prestación en favor del acreedor. Lo que el
deudor promete es un hecho propio.

- Si el prometiente fracasa en cumplir su obligación de hacer, debe


indemnizar al acreedor por los perjuicios que se deriven del
incumplimiento.
- Si el tercero acepta y después no cumple, se aplican las reglas de los
efectos de las obligaciones entre acreedor y tercero, sin que el acreedor
pueda demandar al prometiente, a menos que éste se hubiera obligado
solidaria o subsidiariamente, o a través de otra caución.
- Si el tercero no acepta, el acreedor sólo puede demandar al prometiente
el cumplimiento forzado por equivalencia; no procede la ejecución
forzada en naturaleza.

Fuente de la obligación del tercero:

1) Cuasicontrato de agencia oficiosa: el prometiente, que no pude


representar al tercero, actúa como gestor de negocios del mismo.
Crítica: la agencia oficiosa crea obligación para el interesado si el negocio ha
sido bien administrado (criterio objetivo, Art. 2290 CC). En la promesa de
hecho ajeno, todo depende de la voluntad del tercero (criterio subjetivo).

2) Voluntad unilateral del deudor: la fuente de la obligación es la voluntad


del tercero que ratifica.
Crítica: el Art. 1536 inc. 2º CC, referido a la cláusula penal, señala que la
obligación puede no tener efecto por falta de “consentimiento”. En
consecuencia, la promesa de hecho ajeno implica, para su eficacia, un acuerdo
de voluntades, y no la voluntad aislada del deudor.

3) Es más simple admitir que la fuente de la obligación del tercero es la


ley.

4. EL EFECTO ABSOLUTO O EXPANSIVO DE LOS CONTRATOS.

I. Concepto. El efecto expansivo no es excepción al efecto relativo.

Al margen de la voluntad de las partes, a veces un contrato puede ser


invocado por un tercero a su favor o también oponerse a un tercero en su
detrimento.
En alguna medida, en cuanto el contrato es un hecho que como tal existe para
todos, en sus efectos reflejos puede alcanzar a terceros absolutos.
No hay propiamente en esta situación una excepción al principio del efecto
relativo de los contratos.
En el caso del efecto expansivo, no surge un derecho u obligación directamente
para el tercero, sino que éste puede invocar un contrato ajeno o puede
oponérsele. El contrato, como hecho, tiene vigencia erga omnes

II. Casuística del efecto expansivo o efecto absoluto de los contratos.

1. Quiebras. En la quiebras, cuando un acreedor verifica su crédito, los


demás no pueden desconocerlo o impugnarlo porque derive de un contrato que
no les empece.

2. Ventas sucesivas. En los efectos de las ventas sucesivas de una misma


cosa a dos o más personas, el comprador en desventaja resulta perjudicado
por el efecto expansivo de la compraventa (Art. 1817 CC).
3. Acción directa en contra del cocontratante. A veces el legislador
confiere al acreedor una acción directa que le habilita para actuar en nombre
propio, en sede contractual, contra el cocontratante del deudor. el demandante
puede oponer al demandado un contrato en el que sólo el segundo fue parte.
- En nuestra legislación, el caso más importante lo encontramos en la Ley
Nº 18.490, en materia de seguro obligatorio contra riesgos personales
derivados de la circulación de vehículos motorizados. La víctima de un
accidente del tránsito puede accionar directamente contra el asegurador,
a pesar de que la primera sea un tercero absoluto en el contrato de
seguro. No obstante ello, podrá esgrimir, a título personal, el contrato
ajeno.
- Igual ocurre en algunas hipótesis de subcontrato, como en el
submandato (Art. 2138), al permitirse al mandante accionar
directamente en contra del delegado o submandatario;
- También en el caso de los subcontratistas, que pueden exigir el pago de
sus remuneraciones u honorarios al propietario de la obra, y no sólo al
empresario o constructor que contrató al subcontratista (Art. 2003,
regla 5ª)
- O, en el caso del subarrendamiento, cuando se posibilita al arrendador
para expeler al subarrendatario de la casa o edificio, si hubiere tenido
notoria mala conducta (Art. 1973)

4. Convenciones en perjuicio de terceros: el contrato fraudulento


celebrado por el deudor con otra persona puede ser atacado por el acreedor
(tercero absoluto), mediante la acción pauliana.

5. Contratos del derecho de familia, que producen efectos erga omnes.


Ej. Adopción. Señala Somarriva, los actos de familia son de efectos absolutos
en el sentido de que el estado civil a que ellos dan origen puede oponerse a
cualquiera persona.

En todos estos casos, hay norma legal que sirve de fundamento al efecto
expansivo. No es así en el siguiente caso:

Oponibilidad de un contrato por terceros a las partes o viceversa, en


materia de responsabilidad civil extracontractual (derecho
comparado):

1) Oponibilidad de un contrato por terceros a las partes: se ha admitido que


el incumplimiento de un contrato por una de las partes, sea invocado contra
ella por un tercero como base fundamental de una demanda indemnizatoria
en sede extracontractual.

2) Oponibilidad de un contrato por las partes a terceros: se trata de la


responsabilidad civil extracontractual del tercero cómplice de la violación de
un contrato. En Chile, se ha aceptado la oponibilidad de un contrato por las
partes a terceros en el caso del precario.

5. LA INOPONIBILIDAD DE LOS CONTRATOS.

I. Concepto.

El CC no la trata sistemáticamente. Si bien ella se produce, nunca la nombra.

Inoponibilidad: sanción civil que impide que se haga valer ante terceros un
derecho. (Nacido de la celebración de un acto jurídico, de la nulidad o de otra
causal de terminación anormal de un acto jurídico).

II. Diferencias con la nulidad.

1. Presencia de vicios en el acto.


o La nulidad deriva de vicios producidos en el momento del nacimiento del
acto.
o La inoponibilidad es independiente de la generación del acto por las
partes; el acto es válido, pero otras circunstancias determinan su
ineficacia frente a terceros.

2. A quiénes alcanzan los efectos (Partes o terceros)


o La nulidad produce efectos entre las partes y respecto de terceros.
o La inoponibilidad, sólo respecto de terceros.

3. Posibilidad de renunciar a ella.


o La nulidad es una sanción de orden público, que no puede renunciarse
anticipadamente.
o La inoponibilidad está establecida exclusivamente en beneficio de los
terceros, y es de orden privado: puede renunciarse.

4. Declaración de oficio.
o La nulidad absoluta puede declararse de oficio.
o La inoponibilidad jamás.

Algunos autores sostienen que los terceros beneficiados con la inoponibilidad


son sólo los relativos. Pero esto no es efectivo: en algunos casos, beneficia a
absolutos.

III. Principales motivos de inoponibilidad.

1. Incumplimiento de las formalidades de publicidad. Ej. Art. 2513


CC, Art. 297 CPC.

a) Las contraescrituras: Según el art. 1707 inc. 2º para que las


contraescrituras públicas de escrituras públicas afecten a terceros, es
necesario que se tome razón de ellas al margen de la escritura original y de la
copia con la cual está obrando el tercero.

b) La prescripción adquisitiva o usucapión: Art. 2513. La sentencia judicial


que declara una prescripción hará las veces de escritura pública para la
propiedad de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos; pero no
valdrá contra terceros sin la competente inscripción. Esta inscripción en el
Registro del Conservador de BBRR no es tradición; sólo constituye una
formalidad de publicidad, destinada a mantener la historia del inmueble del
cual se trate.

c) Cesión de créditos: Se perfecciona entre las partes por la entrega del


título, y respecto del deudor cedido y terceros, por la notificación o aceptación
del deudor. Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que
se haga, no tendrá efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la
entrega del título. Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni
contra terceros, mientras no ha sido notificada por el cesionario al deudor o
aceptada por éste. Mientras la notificación no se efectúe o el deudor acepte la
cesión, ésta es válida entre cedente y cesionario, quien pasa a ocupar la
calidad del acreedor, pero no puede oponerla ni al deudor ni a terceros, y uno
de éstos, acreedor del cedente, podría válidamente embargar el crédito, ya
que la cesión no le empece.

d) Enajenación de cosas embargadas: Según el art. 1464 hay objeto ilícito,


y por ende, nulidad absoluta, a menos que el juez o el acreedor la autoricen,
pero según al art. 453 CPC, si el embargo recae en bienes raíces o derechos
reales constituidos en ellos, no producirá efecto legal alguno respecto de
terceros, sino desde la fecha en que se inscriba en el Registro de
Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar del Conservador de BBRR
respectivo; mientras ella no se efectúe, el embargo es inoponible a terceros, y
así no podría invocarse la nulidad contra el tercero adquirente si la inscripción
no se ha efectuado antes de la enajenación. Acorde a la Ley del Tránsito, son
inoponibles a terceros los gravámenes, prohibiciones, embargos y medidas
precautorias que afecten a los vehículos, mientras no se anoten en el Registro
de Vehículos Motorizados.

e) La medida precautoria de prohibición de celebrar actos o contratos


sobre bienes determinados: El tribunal puede decretar prohibición de celebrar
actos o contratos con relación a los bienes que son materia del juicio o
respecto de otros bienes determinados del demandado, cuando sus facultades
no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio (Art. 296
CPC). Si recae sobre inmuebles, la prohibición debe inscribirse en el Registro
de Prohibiciones e Interdicciones, sin lo cual no produce efectos respecto de
terceros. (Art. 297 inc. 1º CPC). Si versa sobre muebles, sólo produce efecto
respecto de terceros que tengan conocimiento de ella al tiempo del contrato;
pero el demandado será en todo caso responsable de fraude, si ha procedido a
sabiendas (Art. 297 inc. 2º CPC).
2. Falta de fecha cierta. los instrumentos privados pueden antedatarse o
postdatarse por los otorgantes, por lo cual carecen de fecha cierta; por tanto
son inoponibles respecto al día en el cual aparecen suscritos. Pero esto no es
absoluto, pues hay circunstancias que a partir de su acaecimiento acarrean
plena claridad de la fecha de los documentos privados. Hay seguridad de
que la fecha no es posterior. Ej. Muerte de un otorgante (Art. 1703 CC).

3. Falta de consentimiento.

En nuestra legislación, en general todos los actos sobre bienes ajenos no son
nulos. Art. 1815. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del
dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo.
Pero esta venta no es oponible al verdadero dueño, quien puede reivindicar el
inmueble mientras su acción no se extinga por la prescripción adquisitiva a
favor del comprador. También el arrendamiento de cosa ajena, la prenda y la
hipoteca de cosa ajena, etc.

4. Nulidades u otras causales de ineficacia de los actos jurídicos.

1) La nulidad de un acto confiere acción reivindicatoria contra


terceros, aunque estén de buena fe pero existen excepciones. Ej.
Tercero que adquiere la cosa por prescripción. (Excepciones al Art.
1689 CC)

2) El matrimonio nulo putativo o simplemente nulo es inoponible a


los hijos relativamente a su filiación determinada (Art. 51 LMC).

3) La resolución judicialmente declarada es inoponible a terceros de


buena fe. (Art. 1490 y 1491 CC)

4) En la donación, normalmente la resolución, rescisión y revocación


son inoponibles a terceros poseedores de los bienes donados (Art.
1432 CC).

5. Quiebras. Son inoponibles a los acreedores una serie de contratos


celebrador por el fallido (LQ).

6. Simulación. las partes no pueden oponer el acto oculto a terceros. Los


terceros pueden optar por prevalerse del acto ostensible o del oculto.

7. Fraude: acción pauliana o revocatoria. En cualquier relación jurídica,


el deudor mantiene la libertad de seguir actuando con su patrimonio en el
mundo de los negocios jurídicos. El acreedor debe soportar en consecuencia,
la posible disminución del patrimonio de su deudor, y de tal punto de vista,
los actos del último le son oponibles. Afectarán el derecho de prenda general
del acreedor. Pero éste no está obligado a tolerar actos que supongan una
disminución del patrimonio del deudor, en los cuales éste ha actuado
fraudulentamente. Recurrirá entonces el acreedor a uno de sus derechos
auxiliares: la acción pauliana o revocatoria.
Esta es una acción de inoponibilidad, ya que el contrato que se revoca no
tiene eficacia frente al acreedor perjudicado por el fraude.
También esta es una inoponibilidad de fondo.

IV. Cómo se invoca la inoponibilidad.

La inoponibilidad se puede hacer valer como acción o excepción.


Como acción, reclamando del acto inoponible, como por ejemplo en la venta de
cosa ajena si el verdadero dueño ejerce la acción reivindicatoria; en la
simulación, por la acción de simulación. La acción pauliana, si se acepta que es
inoponibilidad, también se ejerce por esta vía.

El tercero interpondrá la inoponibilidad como excepción cuando se invoque en


su contra el acto afecto a esta sanción; así ocurrirá normalmente en la
inobservancia de una medida de publicidad; por ejemplo, si se enajena un bien
raíz embargado, pero cuyo embargo no se ha inscrito en el Conservador de
Bienes Raíces y el ejecutante demanda la nulidad de la enajenación, el
adquirente le opondrá como excepción la inoponibilidad.

En cuanto a las partes legitimadas para invocar la inoponibilidad, ello depende


de los casos que se presenten porque a veces ella está establecida en beneficio
de todos los terceros, y entonces aquel en cuya contra se invoque el contrato
inoponible podrá negarle eficacia. Pero hay otras inoponibilidades que están
establecidas en beneficio exclusivo de ciertos terceros, como, por ejemplo, las
del mandatario excedido a favor del mandante, quien es el único que puede
invocarla.

Y en cuanto a las personas contra quienes se interpondrá, serán todos


aquellos, partes o terceros, que pretendan asilarse en el acto inoponible, como
el comprador en la venta de cosa ajena y sus sucesores en la posesión de la
cosa vendida; el que contrató con el mandatario excedido, etc.

V. Extinción de la inoponibilidad.

Tampoco es posible establecer reglas generales que abarquen todas las


situaciones en que la inoponibilidad se presenta, para determinar las causales
de extinción de ellas.

- Las inoponibilidades por falta de publicidad se sanean por el


cumplimiento de las formalidades omitidas.
- Toda inoponibilidad termina por la renuncia a ella, que afecta sólo a
quien la efectúa, y en consecuencia, otros terceros podrían siempre
invocarla.

- En la inoponibilidad por falta de concurrencia, como ella corresponde


exclusivamente a aquel cuyo consentimiento fue omitido, él es el único
que puede invocarla, y su renuncia, que toma el nombre de especial de
ratificación, sanea totalmente el acto.

- Finalmente, puede extinguirse la inoponibilidad por prescripción cuando


ella se haga valer como acción. Como la acción de simulación no tiene
plazo especial, prescribe en 5 años; la revocatoria tiene plazo especial, y
la reivindicatoria se extinguirá cuando el poseedor adquiera la cosa por
prescripción adquisitiva.

- Normalmente, el acto inoponible no dejará de serlo por prescripción para


los efectos de oponerla como excepción, salvo que ella hubiera podido
invocarse como acción.

6. LA SIMULACIÓN DE LOS CONTRATOS.

I. Frecuencia de la simulación. Simulación lícita e ilícita; absoluta,


relativa y mediante interposición de persona.

En la simulación existe conflicto entre la voluntad declarada y la voluntad real.


Hay simulación cuando los efectos de un acto aparente o simulado son
modificados o completamente suprimidos por otro acto destinado a
permanecer en secreto.

El CC no regula la simulación. La doctrina y jurisprudencia han construido el


estatuto jurídico en base al Art. 1707 inc. 1º CC.

La simulación no siempre es reprobada por el Derecho. Existen instituciones


que también descansan en la insinceridad, y que reciben tutela jurídica. Ej.
Mandato sin representación (permite al mandatario ocultar el carácter de tal),
asociación o cuentas en participación.

Simulación ilícita: únicamente la que tiene por preciso objeto burlar a los
terceros.
Simulación lícita: puede deberse a muchas razones. Ej. Sustraerse a disgustos,
vanidad, conservar apariencias sociales, etc.

La jurisprudencia ha establecido que la simulación, no mediando perjuicio de


tercero, es perfectamente lícita.
II. Grados o categorías de simulación:

a) Absoluta: el acto ostensible no oculta realidad alguna. Tras el acto


simulado existe la no contratación.

b) Relativa: se celebra un acto jurídico real, pero las partes lo disfrazan o


disimulan bajo una apariencia distinta, ya sea alterando la naturaleza jurídica
del acto, o modificando una o más cláusulas.

c) Por interposición de personas: a fin de burlar las incapacidades y


prohibiciones legales, se utiliza un intermediario, quien, con su intervención
consciente y deliberada, permite la burla o el fraude a la ley.

III. Efectos y prueba de la simulación.

1) Efectos entre las partes: prevalece el acto secreto y no el aparente, lo


que se deduce de una interpretación contrario sensu del Art. 1701 CC.

- Si se prueba la simulación, y desaparece el acto aparente, el acto real


debe analizarse según las reglas generales.
- La acción de simulación no es una acción de nulidad, sino una acción de
certeza, meramente declarativa.
- Demostrada la simulación absoluta, nuestros tribunales han resuelto que
existe nulidad absoluta por falta de consentimiento de las partes. La
genuina sanción civil debería ser la inexistencia.
- Demostrada la simulación relativa o la interposición de personas, el acto
oculto puede tener variados destinos, de acuerdo a las reglas generales:
ser revocado por la acción pauliana, ser anulado, etc. Pero si el acto
secreto no adolece de vicios ni se ha celebrado en perjuicio de terceros,
producirá plenos efectos.

2) Efectos respecto de terceros (relativos): el acto secreto, que se


descubre mediante la acción de simulación, es inoponible a los terceros (Art.
1707 CC).
- Si bien las partes no pueden oponerle a los terceros el acto secreto, en
cambio estos últimos sí están autorizados para invocarlo, a condición de
que puedan probarlo.
- Hay terceros que pueden querer:
a) Valerse del acto secreto (aquellos contra quienes se realizó el
engaño);
b) Otros pueden querer valerse del acto ostensible (aquellos que
actuaron en vista de la apariencia generada por el acto).
***En realidad, los terceros tienen un derecho de opción, para invocar
cualquiera de los dos, de acuerdo a su interés. Si se produce un conflicto
entre terceros, hay consenso en que debe preferirse al tercero que está
en posesión del bien de que se trate.
3) Prueba de la simulación:

 Entre las partes: la forma ordinaria es mediante la exhibición de la


contraescritura en la cual se dejó constancia de la verdadera intención
de las partes.
No se puede probar por testigos, de acuerdo a los Arts. 1708 y 1709 CC.
Podría teóricamente probarse mediante la confesión o absolución de
posiciones, y sobre todo mediante presunciones judiciales.

 Respecto a los terceros: puede acreditarse por todos los medios de


prueba, sin que se apliquen las limitaciones a la admisibilidad de la
testimonial. La más importante será la prueba de presunciones
judiciales.

CAPÍTULO VI. EL PRINCIPIO DE LA BUENA FE CONTRACTUAL.

1. GENERALIDADES CONCEPTUALES.

La buena fe evoca la idea de rectitud, de corrección. En sede no jurídica,


designa una persuasión subjetiva interna (carácter ético) de estar actuando o
haber actuado correctamente.
Proyectada al derecho civil, asume 2 direcciones: buena fe subjetiva y buena
fe objetiva. Esta última pierde aquella fisonomía psicológica.

La buena fe es un principio general del derecho.

 BUENA FE SUBJETIVA.

Es la convicción interna o psicológica de encontrarse el sujeto en una situación


jurídica regular, de actuar conforme a derecho, aunque objetivamente no sea
así; aunque haya error. Por tanto, la buena fe es una noción justificativa del
error.

Casos:
1) Posesión de buena fe (Art. 706 inc. 1º CC).
2) Matrimonio putativo (Art. 51 LMC).
3) Pago de lo no debido (Arts. 2300 y ss. CC).
4) En materia de contratos: pactos de irresponsabilidad por el saneamiento
(Arts. 1842 y 1859 CC), renuncia del socio (Art. 2110 CC) y acción
pauliana (Art. 2468 CC).

 BUENA FE OBJETIVA.

Es la que más interesa en el ámbito de los contratos.


Art. 1546 CC. “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no
sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.”

La regla de la buena fe objetiva impone a los contratantes el deber de


comportarse correcta y lealmente en sus relaciones mutuas, desde el inicio de
los tratos preliminares y hasta momentos incluso posteriores a la terminación
del contrato.

Es un estándar de conducta, un parámetro flexible cuyo manejo y concreción,


en cada caso, queda entregado al criterio del juez, pero que tiene una unidad
de significado básica e inamovible, que el juez debe acatar.

A diferencia de la buena fe subjetiva, que se aprecia en concreto, la buena fe


objetiva se aprecia en abstracto prescindiendo el juez de las creencias o
intenciones psicológicas de los contratantes, para puntualizar la conducta
socialmente exigible de las partes, exclusivamente en base a la equidad, a los
usos y en general, al modelo del hombre razonable, o sea, a los estándares
legales.

Como el estándar de la buena fe tiene valor normativo, no sólo por estar


consagrada legalmente en el ordenamiento, sino por autorizar al tribunal para
determinar los efectos jurídicos del contrato, resulta que su aplicación
configura una cuestión de derecho. La decisión es susceptible de ser revisada
por vía de casación en el fondo.

2. FUNCIONES DE LA BUENA FE CONTRACTUAL10.

Se ha dicho que tres formas parecen reflejar de manera más idónea las
funciones de la buena fe en las relaciones contractuales:

1. Como un canon o criterio para la interpretación de los contratos: La


interpretación ha de hacerse de tal manera que el sentido que se atribuya a los
contratos, sea el más apropiado para llegar a un desenvolvimiento leal de las
relaciones contractuales. La noción de lealtad se refiere al marco de
expectativas que se establece en torno a una relación contractual. Tal marco
traza los límites de lo que razonablemente pueda esperar un acreedor y de lo
que es tolerable para un deudor, según la finalidad del contrato. Se dice que
aun cuando en las normas de interpretación de los contratos no exista una
norma que se refiera directamente a la buena fe, la aplicación de este principio
en la interpretación de aquellos deriva del propio tenor del artículo 1546. Es
decir, la interpretación de un contrato contraria a la buena fe, afecta los
alcances de las obligaciones contractuales, y con ello, viola el artículo 1546.

10
Orrego Acuña, Juan Andrés, Teoría General del Contrato, Pág. 114.
Nuestros tribunales así lo han entendido, sosteniendo que “La buena fe es un
principio primario en la interpretación de los contratos.”

2. Como un canon o criterio para limitar el ejercicio de derechos


subjetivos: Fueyo expresaba al respecto que de los contratos “nacen
obligaciones que admiten adecuación razonable por intervención de factores
extraños al tenor literal y rígido del contrato. En tal virtud, se debe todo lo
explícitamente acordado que luego, sin embargo, pasará por el tamiz de la
buena fe y la lealtad que se deben los contratantes.” Así, se agrega a modo de
ejemplo, “el deudor no puede esperar que se considere que ha entregado la
mercadería a su debido tiempo si llega al establecimiento del acreedor el día
previsto, pero a las 12 de la noche. Tampoco actúa de buena fe el acreedor si
al determinar el medio de transporte a costo del deudor, envía las mercaderías
con un correo-express”.

3. Como un criterio de conducta, conforme al cual deben ser cumplidas


las obligaciones: En la buena fe puede basarse una ampliación del deber de
prestación, más allá de los términos resultantes del contexto del contrato o de
la ley. Así, se reconoce en la doctrina chilena que se deberá lo que no figura
explícitamente y que resulta de aplicar los módulos buena fe y lealtad. Esta
ampliación de deberes la realizará el juez, mediante una interpretación
supletoria o integradora, mediante la que el juez añade, a lo estipulado por las
partes, aquello que resulta necesario, para alcanzar los fines del convenio. Se
afirma que esta interpretación supletoria del contrato, se sitúa en una zona
gris, intermedia entre la interpretación propiamente tal y la determinación de
los términos implícitos del contrato. Así, interpretar el contrato para dirigirlo a
su ejecución leal, implica, muchas veces, dar lugar a obligaciones que no se
pactaron expresamente, pero que las partes, sin embargo, asumieron
implícitamente.

3. MANIFESTACIONES DE LA BUENA FE OBJETIVA.

Aunque el CC sólo señala que los contratos deben ejecutarse de buena fe, hay
una proyección normativa de la buena fe al completo íter contractual.

1. Tratos preliminares.

No es posible enumerar todas las manifestaciones concretas de la buena fe


durante todo el “íter contractual” porque éstas tienen una determinación
flexible. Sin embargo, pueden señalarse algunos ejemplos:

 En los tratos preliminares cada uno de los negociadores debe


presentar las cosas conforme a la realidad. Deben expresarse con
claridad, absteniéndose de afirmaciones falsas o inexactas o de un silencio
o reticencia que puede llevar a una errada representación de los elementos
subjetivos y objetivos del contrato que se pretende celebrar.
- Así, por ejemplo, respecto a los sujetos, no debe incurrirse en
inexactitudes sobre la solvencia de los negociadores, sobre su
salud mental, sobre sus aptitudes laborales, artísticas o técnicas,
etc.
- En relación al objeto, por ejemplo en el seguro contra incendio de
un inmueble, debe informarse fielmente sobre los materiales de
que se compone la cosa.

 En algunos casos, estas hipótesis pueden configurar dolo en la


conclusión del contrato, aplicándose entonces el Art. 1458 CC.

 Incluso sin dolo, toda vez que se violan negligentemente los deberes de
información, ha de remediarse lo hecho indemnizando por “culpa in
contrahendo”, configurándose responsabilidad civil precontractual.

 Otro ejemplo de buena fe objetiva durante los tratos preliminares, es el


deber de guardar los secretos conocidos durante las negociaciones.

 También podemos encontrar el deber de advertir que no se está en


situación de concluir un contrato válido, ya que se puede generar daño
para la parte por haber sido envuelto en negociaciones inútiles, a raíz del
retiro intempestivo y arbitrario del otro partícipe o por el ocultamiento de
situaciones que resulten ser, posteriormente, causas de nulidad del
contrato resultante.

2. Celebración del contrato.

Los deberes precontractuales subsisten en el instante de la conclusión


del contrato.

En nuestro Código, algunos ven un ejemplo en el Art. 1815 CC sobre la venta


de cosa ajena: las indemnizaciones a que tiene derecho el comprador en caso
de ser evicta la cosa, se vinculan con la buena fe objetiva.

Don Jorge López Santa María critica la limitada concepción actual de la


lesión enorme en Chile, que opera en muy pocos casos y que no permite
anular (a diferencia de lo que acontece en el derecho comparado) contratos a
través de los cuales una de las partes hubiese explotado el estado de
necesidad o la inexperiencia de la otra, obteniendo ventajas patrimoniales
desproporcionadas e ilegítimas. Destaca el autor citado que cuando menos,
estas situaciones de hecho podrían ser sancionadas por infringir el deber de
rectitud y lealtad contractuales que la buena fe impone, otorgando una
indemnización al afectado. La buena fe debiera imponer entonces un equilibrio
mínimo a las utilidades que caracterizan el contrato conmutativo.

La buena fe, asimismo, impone el deber de redactar la convención con la


claridad necesaria. Si se infringe este deber, podría tener aplicación la regla
subsidiaria del Art. 1566, en el ámbito de la interpretación de los contratos. De
esta forma, se castigaría indirectamente la mala fe de la parte que redactó la
cláusula oscura o ambigua.

Los artículos 1468 y 1683 del Código Civil, se vinculan con la mala fe al
momento de celebrar contrato.
- Art. 1468 CC. “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un
objeto o causa ilícitas a sabiendas”. De esta manera, quien contrató de
mala fe, y ésta consistía en haber conocido la ilicitud del objeto o de la
causa, no podrá obtener que se le restituya su prestación, tras la
declaración de nulidad del contrato.
- Art. 1683 CC. “La nulidad absoluta (…) puede alegarse por todo el que
tenga interés en ello, excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el
contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba”: así las
cosas, se castiga la mala fe, impidiendo que aquél que incurrió en ella,
demande la nulidad del contrato.

3. Cumplimiento del contrato.

La responsabilidad por incumplimiento es más amplia si hay dolo (Art.


1558 CC). Pero no esto no es novedoso.

Progresos explicativos: En las instituciones vigentes, la buena fe contractual


puede servir de argumento complementario, por ejemplo, a la excepción de
contrato no cumplido.

Novedades normativas posibles:


1) Desestimación de la demanda de resolución por incumplimiento de poca
monta.
2) Desestimar la demanda indemnizatoria por incumplimiento de un
contrato, cuando la aplicación de la buena fe representare una causal de
inexigibilidad (Por ejemplo, respecto del artista que no se presentó al
espectáculo público a que se había comprometido, por fallecimiento o
enfermedad grave de un familiar cercano).
3) Admitir por los tribunales, conforme a las últimas tendencias de la
doctrina, la posibilidad de revisar los contratos en casos de excesiva
onerosidad sobreviniente.
4) Morigeración del sistema subjetivista de interpretación de los contratos.

4. Terminación del contrato y relaciones postcontractuales.

Después de terminada la relación contractual, la regla de la buena fe objetiva


sobrevive, imponiendo deberes específicos que dependen de las
circunstancias.
La idea general es impedir conductas mediante las cuales una parte
pudiere disminuir las ventajas patrimoniales de la otra.

Entre las conductas que impone la buena fe después de la muerte del contrato,
destaca por ejemplo:

- Terminado el contrato de arrendamiento de oficinas o locales


comerciales, el propietario debe permitir al antiguo arrendatario
colocar un aviso anunciando el lugar al que se ha trasladado.

- También en lo que respecta al deber de secreto, reserva o


confidencialidad. Aquellas cuestiones que uno de los contratantes
hubiere conocido con motivo o con ocasión del contrato celebrado y
ejecutado, y cuya difusión o conocimiento por terceros pueda dañar a la
contraparte, deben permanecer en el secreto o reserva.

4. CONCLUSIÓN.

El principio de la buena fe es un instrumento morigerador de la autonomía de


la voluntad en materia contractual, ya que permite, cuando corresponda,
apartarse del tener literal del contrato, ya sea ampliándolo o restringiéndolo,
en virtud de las circunstancias propias del caso.
La buena fe objetiva permite equilibrar la fuerza obligatoria del contrato con
los requerimientos de la justicia.
CUARTA PARTE: INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.

GENERALIDADES.

La interpretación del contrato: mediante ella se reconocen o determinan los


efectos jurídicos o alcance del mismo.

CAPÍTULO I. INTERPRETACIÓN SUBJETIVA DE LOS CONTRATOS.

1. INTERPRETAR UN CONTRATO.

Interpretar un contrato: es determinar el sentido y alcance de sus


estipulaciones. En tres hipótesis fundamentales tiene lugar la interpretación del
contrato:

a) Cuando sus términos son oscuros o ambiguos.


b) Cuando siendo claros sus términos, no se concilian con la naturaleza
del contrato o con la verdadera intención de las partes, que aparece
manifiesta.
c) Cuando relacionando las cláusulas del contrato, surgen dudas acerca
del alcance particular de alguna o algunas de ellas.

De esta forma, cuando no estamos ante ninguna de las tres hipótesis


mencionadas, lo que debe hacer el juez no es interpretar, sino simplemente
aplicar el contrato. Así lo ha señalado la Corte Suprema, según consignaremos
más adelante.

2. CONDICIONES NECESARIAS PARA QUE HAYA LUGAR A LA


INTERPRETACIÓN.

La pregunta es si el intérprete puede ir más allá de la declaración contractual


incluso si ella es clara y precisa. Si no es así, la obscuridad del contrato es
condición necesaria para la interpretación.

 EL PROBLEMA DE LA OBSCURIDAD DEL CONTRATO ANTE LA DOCTRINA Y LA


JURISPRUDENCIA MÁS RECIENTES.

En Chile, las opiniones están divididas:

1) La interpretación sólo puede tener lugar cuando el sentido de una


cláusula o del contrato adolecen de oscuridad o imprecisión.

2) Todo contrato, claro u oscuro, puede ser interpretado. Esta tesis


predomina actualmente.
 CONCLUSIONES FRENTE AL PROBLEMA DE LA OBSCURIDAD DEL CONTRATO
COMO REQUISITO DE INTERPRETACIÓN.

La tesis según la cual el contrato claro no debe ser interpretado exige


distinguir perfectamente los contratos claros de los oscuros, lo que es
prácticamente imposible. No existe un criterio objetivo.

La distinción es equívoca. Todo contrato puede ser interpretado; la oscuridad


no es una condición para que haya lugar a la interpretación. Además, no hay
que confundir voluntad psicológica con expresiones formales: que los términos
sean claros no implica necesariamente que la voluntad lo sea.

La única condición para que haya lugar a la interpretación de un contrato es la


existencia de una contienda entre las partes.

 CAUSAS DE LA CONTIENDA QUE TODA INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL


PRESUPONE.

1) Ambigüedad en el contrato: admite dos o más sentidos totalmente


diferentes entre los cuales se puede dudar.

2) Oscuridad en el contrato: no presenta ningún sentido determinado.

3) Los términos del contrato pueden ser claros, pero insuficientes.

4) Los términos pueden ser claros, pero excesivos.

5) Los términos pueden ser claros en sí mismos, pero haber sido


empleados de manera dudosa.

3. NATURALEZA JURÍDICA DE LAS REGLAS DE INTERPRETACIÓN


¿NORMAS O CONSEJOS?

Importancia: determinando si son normas o simples consejos distinguiremos


si se trata de una cuestión de hecho o de derecho y, por lo tanto, procede o no
control de la interpretación de los contratos a través del recurso de casación en
el fondo que conoce la Corte Suprema.

Dos posturas:

1. Constituyen consejos dados por el legislador a los jueces. Son reglas


técnicas destinadas a actuar como criterios directivos del prudente arbitrio del
juez, que es soberano en su interpretación. Por tanto, su dictamen sólo puede
revisarse por vía de apelación, no de casación. Este criterio ya no tiene mucha
vigencia.
2. Se trata de verdaderas normas jurídicas de carácter imperativo, cuya
inobservancia por parte del juez puede ser impugnada en casación. (Opinión
de don Jorge López Santa María). Dos argumentos:
1) Hay que buscar una forma para que las mismas normas de
experiencia utilizadas por las partes lo sean también por el
intérprete. Para ello, nada mejor que imponer al juez la utilización de
ciertas reglas de interpretación. Así, se elimina la variabilidad de
soluciones frente a un punto concreto.
2) Estas reglas de experiencia constituyen derecho, pues constituyen
proposiciones que integran una norma jurídica.

 REGLAS NO LEGALES DE INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL.

Hay reglas de interpretación, que no están legalmente consagradas, pero que


pueden ayudar al intérprete en la fijación del sentido de la convención. Lo que
es lógico si se tiene en cuenta que la meta de la interpretación es la
determinación de la voluntad psicológica de las partes.
Estas reglas constituyen meras recomendaciones, pudiendo los jueces
prescindir de ellas.

4. LA INTERPRETACIÓN CONCEBIDA EXCLUSIVAMENTE COMO UNA


BÚSQUEDA DE VOLUNTAD.

 LOS ARTÍCULOS 1156 FRANCÉS Y 1560 CHILENO, EN CUANTO BASES DEL


SISTEMA SUBJETIVO DE INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL.

La doctrina clásica de la voluntad prescribe que, en la interpretación de los


contratos, el intérprete debe precisar el sentido de las convenciones de
acuerdo a las intenciones de quienes lo concluyeron.

Art. 1560 CC. “Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más
que a lo literal de las palabras.”

Al aludir a la “intención”, ordena al intérprete una investigación sicológica. La


meta del intérprete es la voluntad interna del sujeto. Esto no es tarea fácil.

¿Qué ocurre si el juez no puede encontrar la intención de las partes? De todos


modos debe resolver la cuestión: debe buscar la voluntad “virtual” de las
partes (cómo probablemente se habrían pronunciado las partes). Esto es aún
más difícil.

Sin embargo, el Art. 1560 CC prescribe que el intérprete no puede pasar por
encima de las palabras sino cuando llega a conocer claramente la intención de
los contratantes. Por tanto, no hay lugar a intenciones virtuales, a diferencia
del sistema francés. La intención debe tener un carácter de evidencia.
Pese a ello, en la práctica, cuando no se logra conocer con claridad la intención
de las partes, y la declaración es oscura, el proceso interpretativo se ve
forzado a recurrir a los mismos arbitrios que en Francia.

En consecuencia, en ambos sistemas, cuando el intérprete no logra reconocer


la voluntad sicológica real de los contratantes, se ve en la necesidad de inducir
de las circunstancias del caso, de los elementos intrínsecos y extrínsecos a la
declaración, su voluntad virtual o probable.

 COMO DESCUBRIR LA VOLUNTAD COMÚN “PROBABLE” DE LOS


CONTRATANTES, CIRCUNSTANCIAS DE LA ESPECIE.

La misión del intérprete es establecer presunciones de voluntad común.

Circunstancias de la especie: todos los hechos susceptibles de esclarecer el


sentido de la convención. Constituyen el ambiente general del contrato.
Pueden ser anteriores, posteriores o concomitantes a la conclusión de la
convención. Ej. Cláusulas de otro contrato celebrado entre las mismas partes
(Art. 1564 inc. 2º CC).

5. REGLAS DE INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.

 DEFINICIÓN Y GENERALIDADES.

Reglas de interpretación: principios y moldes que sirven de base a los


razonamientos del intérprete, y que le ayudan en la búsqueda de la intención
común de los contratantes.

El intérprete debe servirse, en la medida de lo posible, de estas reglas para


realizar su tarea, pero nada impide que tome también en consideración otros
principios que no tengan sanción legal directa.

El Art. 1560 CC, más que una regla de interpretación, sirve de principio rector
a las reglas que le siguen. Su papel es superior al de una regla de
interpretación, pues consagra en Chile, por sí solo, el sistema subjetivo
tradicional de interpretación de los contratos.

 Casos de interpretación legal.

En los casos de interpretación legal, el legislador no se limita a dar una


indicación al intérprete, sino que realiza, abstracta y anticipadamente, y en
todas sus partes la interpretación, dictando una solución que el juez deberá
aplicar a todos los casos que correspondan a la hipótesis prevista por la ley. En
todos estos casos, la solución dada por el legislador se reputa corresponder a
la voluntad virtual del o los emisores de la declaración.
1) Casos en que el legislador fija el sentido que debe darse a una
determinada cláusula dudosa si las partes la introducen sin explicar su
extensión. Ej.
- Arts. 567 a 575 (muebles e inmuebles),
- 1823 (venta a prueba) y
- 1874 CC (pacto comisorio calificado).

2) Casos en que las partes no se pronuncian sobre un aspecto


particular. La ley suple este silencio dando la solución que corresponde a la
voluntad que las partes habrían tenido. Ej. Regulación sobre compraventa,
arrendamiento, sociedad, etc.

3) Casos en que la voluntad de las partes es interpretada por el


legislador, frente a un silencio absoluto. Ej. Normas sobre sucesión
intestada.

 REGLAS DE INTERPRETACIÓN RELATIVAS A LOS ELEMENTOS INTRÍNSECOS DEL


CONTRATO.

Interpretar a partir de los elementos intrínsecos significa interpretar el texto


del contrato por sí mismo, considerando sólo los elementos que se encuentran,
de una u otra manera, en la misma declaración contractual. Regla de:

1) La utilidad de las cláusulas:

Art. 1562 CC. “El sentido en que una cláusula puede producir algún efecto, deberá preferirse
a aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno.”

Si una cláusula por su ambigüedad o por su oscuridad puede llevar a dos


conclusiones diferentes, pero una de estas no tiene significado alguno y
solamente alguna de ellas puede producir algún efecto, deberá preferirse esta
última interpretación, porque es lógico suponer que las partes estipularon esa
cláusula para que produjera algún efecto. La idea central de este precepto es
que es lógico suponer que las partes no han deseado introducir en el contrato
cláusulas inútiles o sin sentido.

Ejemplo: Si en un contrato de arrendamiento se determina que el arrendatario


deberá pagar las contribuciones, debe entenderse que son las que imponen al
dueño o al arrendador del local y no las que de todas formas afectan al
arrendatario. Interpretar en sentido contrario la cláusula, conllevaría a que
ésta no produjera efecto alguno, pues no se concibe que el arrendador quisiera
imponer obligaciones que en modo alguno pueden afectarle.
2) Del sentido natural:

Art. 1563 CC. “En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la
interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.”

Cuando en un contrato los términos son susceptibles de dos sentidos, deben


comprenderse en el sentido más conveniente a la naturaleza del contrato.

Por ejemplo: si se fija que la renta de arrendamiento de un inmueble urbano


será de $ 300.000, debe concluirse, aunque no se haya dicho expresamente,
que se trata de una renta mensual y no anual o por el período que dure el
contrato, pues es de la naturaleza de los arrendamientos de predios urbanos
destinados a la habitación, que la renta se pague mensualmente.

Alessandri y Meza Barros incluyen en esta regla el inciso 2º del art. 1563,
referido a las cláusulas de uso común. López Santa María, en cambio, las
concibe como una regla diferente, que denomina regla de las cláusulas
usuales.

3) La armonía de las cláusulas:

Art. 1564 inc. 1º CC. “Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose
a cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad.”

La interpretación de un contrato debe comenzar con la observación del


contrato en su totalidad. Lo común es que las cláusulas de un contrato estén
subordinadas unas a otras, de forma que haya entre ellas una correspondencia
y armonía. De aquí, que el juez no puede interpretar las cláusulas de un
contrato de manera aislada.
Sin embargo, podría ocurrir que las cláusulas observadas individualmente sean
coherentes pero se tornen confusas y contradictorias al verlas en conjunto.

Ejemplo: Si en una carta-poder se autoriza al mandatario para cobrar las


cantidades adeudadas hasta obtener el pago, y se agrega, en otra cláusula,
que aquél pedirá que los valores se giren a favor de otra persona, se concluye
que el mandatario no está facultado para percibir.

Otro ejemplo: Si en una cláusula de un contrato se dice que una de las partes
dona a la otra parte una porción de terreno, comprometiéndose, la segunda,
en otra cláusula del contrato, a construir una línea férrea, la enajenación del
terreno no puede estimarse hecha a título de donación gratuita, sino que debe
considerarse como el equivalente de la construcción.
 REGLAS DE INTERPRETACIÓN RELATIVAS A LOS ELEMENTOS EXTRÍNSECOS
DEL CONTRATO.

1) Regla de la aplicación restringida del texto contractual:

Art. 1561 CC. “Por generales que sean los términos de un contrato, sólo se aplicarán a la
materia sobre que se ha contratado.”

La regla del artículo 2.462 CC relativa a la transacción tiene el mismo sentido,


al señalar que:“Si la transacción recae sobre uno o más objetos específicos, la
renuncia general de todo derecho, acción o pretensión deberá sólo entenderse
de los derechos, acciones o pretensiones relativas al objeto u objetos sobre
que se transige.”

Por lo tanto, si se estipula una transacción que termina un litigio pendiente o


precave un litigio eventual por mutuas concesiones recíprocas, y si “X” se
obliga a pagar a “Y” $ 500.000.-, estableciéndose que las partes se declaran
libres de sus pretensiones respectivas, los términos generales del contrato no
perjudican los derechos de “X” contra "Y" que surjan después de la
transacción, ni tampoco aquellos que ya existían al momento de la celebración
de la transacción pero de los cuales las partes no tenían conocimiento.

2) Regla de la natural extensión de la declaración:

Art. 1565 CC. “Cuando en un contrato se ha expresado un caso para explicar la obligación, no
se entenderá por sólo eso haberse querido restringir la convención a ese caso, excluyendo los
otros a que naturalmente se extienda.”

Esta disposición establece una regla aparentemente opuesta a la anterior. Los


ejemplos puestos en un contrato, no implican que se aplique sólo al caso que
se esboza como ejemplo.
La oposición entre el Art. 1561 CC y el Art. 1565 CC es puramente aparente,
ya que son manifestaciones distintas de un mismo principio general, el que
ordena al intérprete considerar todas las circunstancias de la especie.

Por ejemplo (siguiendo el ejemplo de Pothier), si en una capitulación


matrimonial se dice que los esposos estarán en comunidad de bienes, en la
cual entrará el mobiliario de las sucesiones que pudieren tocarles, esta cláusula
no impide que también ingresen a la comunidad todas las otras cosas que a
ella entran según el derecho común, pues el caso colocado por las partes sólo
fue agregado para evitar dudas sobre el particular.
3) Regla de los otros contratos de las partes sobre igual materia:

Art. 1564 inc. 2º CC. “Podrán también interpretarse por las de otro contrato entre las mismas
partes y sobre la misma materia.”

Esta regla consiste en que se permite al juez recurrir a otros contratos


celebrados por las mismas partes sobre idéntica materia. La convención que
puede tenerse en cuenta durante la interpretación puede ser previa o ulterior
al contrato objeto del litigio. Esta regla tiene especial aplicación en aquellos
negocios que se realizan a través de una serie de contratos, todos ellos
referentes a la misma materia.

Ejemplo: Si un contrato en que el actual demandando se comprometió a pagar


una comisión por determinados servicios adolece de vaguedad, puede
recurrirse, para interpretarlo, a un contrato que sobre la misma materia
celebraron las partes con anterioridad y que dejaron subsistente para ciertos
efectos indicados en el contrato posterior.

4) Regla de la interpretación auténtica:

Art. 1564 inc. 3º CC. “O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o
una de las partes con aprobación de la otra.”

Según la jurisprudencia, está regla es de importancia en la interpretación de


los contratos que contienen obligaciones de dar o de hacer, ya que la
interpretación más acertada del contrato será aquella que tome en cuenta la
ejecución llevada a cabo por las partes con anterioridad.

Ejemplo: Si se discute si deben o no pagarse intereses y reajustes y durante


un período de tiempo las partes, en otros negocios, los han pagado, debe
entenderse en tal sentido la obligación.

También, se ha precisado respecto a esta regla que la aplicación práctica del


contrato es una norma prevista sólo para la interpretación de una o más
cláusulas de la convención, pero no para establecer la eficacia de aquellas. Por
ejemplo, si en virtud de una cláusula pactada por persona que no tenía
facultad para obligar al empleador se ha pagado, durante cierto tiempo, una
bonificación del empleador, no puede invocarse dicha aplicación práctica para
dar eficacia a la cláusula inoponible al empleador.
 REGLAS SUBSIDIARIAS DE INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL.

1) Regla de las cláusulas usuales:

Art. 1563 inc. 2º CC. “Las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen.”

Esta regla es consecuencia de la referencia del Art. 1546 CC a la costumbre.


Tiene poca aplicación práctica porque la costumbre en materia civil sólo tiene
valor según ley. El intérprete sólo los considera cuando las partes se han
referido formalmente a ellos o han sido recogidos por las normas legales
supletorias de la voluntad.

2) Regla de la última alternativa y regla de la interpretación del


contrato en contra del redactor:

Art. 1566 inc. 1º CC. “No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas precedentes de
interpretación, se interpretarán las cláusulas ambiguas a favor del deudor.
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea
acreedora o deudora, se interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de la
falta de una explicación que haya debido darse por ella.”

Esta regla es aplicación de la regla del onus probandi: incumbe probar las
obligaciones al acreedor (Art. 1698 CC).

La jurisprudencia nacional ha aplicado este precepto, respecto de contratos de


adhesión.

Refiriéndose Alessandri al Art. 1566, inciso 1 CC, señala que su fundamento


descansa en que aquél que ha querido obligarse, ha querido obligarse a lo
menos. En cuanto al inciso 2, afirma que busca impedir que la parte que
redactó el contrato o la cláusula en discusión, saque provecho de su
negligencia y aun de su malicia. Como anotó Bello al respecto, “En caso de
duda, se tiene menos consideración a aquel de los contratantes que pudo
explicarse con más claridad, y omitió hacerlo”.

Ejemplo: Suponiendo ambiguas o dudosas las cláusulas de un contrato de


seguro relativas a una doble indemnización por muerte por accidente, debe
interpretárselas contra el asegurador que redactó el formulario contenido en la
póliza, ya que la ambigüedad provendría de una falta de explicación que debió
dar el asegurador. Por tanto, debe acogerse la demanda en que se cobra la
doble indemnización.
4. CRÍTICA DEL PROFESOR LÓPEZ SANTA MARÍA AL SISTEMA
SUBJETIVO DE INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL.

 EL CARÁCTER FICTICIO DEL SISTEMA SUBJETIVO DE INTERPRETACIÓN.

El intérprete es concebido más como un psicólogo que como un jurista.


Las voluntades de los seres humanos son frágiles, contradictorias, caprichosas;
incluso arbitrarias. Además, la voluntad interna, la real voluntad psicológica es
incognoscible.
Es un engaño insistir en la búsqueda de las intenciones comunes, pues hay una
cantidad de aspectos que, habiendo sido considerados por las partes, lo fueron
de un modo diverso por cada una.
Debería eliminarse de la interpretación toda referencia a voluntades tácitas,
probables o virtuales de los contratantes. Estas nociones no tienen sentido. O
hay elementos de convicción suficientemente fuertes y entonces la voluntad es
real, o no los hay y entonces la voluntad es impenetrable.
Llegado el momento de la interpretación, el contrato no interesa como acto
genético de constitución de la relación jurídica, sino que como relación jurídica
ya formulada.

 EL CARÁCTER INDIVIDUALISTA DEL SISTEMA SUBJETIVO DE INTERPRETACIÓN


CONTRACTUAL.

El individualismo es una doctrina que, al afirmar que la sola voluntad del


individuo es la fuente de los derechos subjetivos, no puede ser aceptada. En lo
relativo a la interpretación de los contratos debería rechazarse el principio de
la voluntad soberana, corrigiéndolo mediante la consideración, por el
intérprete, de los elementos sociales susceptibles de proveer los modelos aptos
para determinar, sin ficciones, los derechos y obligaciones que el contrato
interpretado ha hecho nacer.

CAPÍTULO II. INTEPRETACIÓN OBJETIVA DE LOS CONTRATOS.

1. LAS NORMAS DEL CC ALEMÁN SOBRE INTERPRETACIÓN


CONTRACTUAL.

En cuanto a la interpretación de los contratos, la nueva doctrina alemana ha


significado la creación de un sistema objetivo, en el cual no interesa la
voluntad que tuvieron las partes al concluir el contrato, debiendo fijarse el
alcance a las cláusulas discutidas de acuerdo al sentido normal de la
declaración, de manera que los efectos jurídicos serán los que cualquier
hombre razonable atribuiría a la convención.
El juez, al interpretar objetivamente, no toma sólo en cuenta el texto de la
declaración, sino que también todos aquellos matices que rodean las relaciones
de las partes: las circunstancias de la especie.
2. LAS CIRCUNSTANCIAS OSTENSIBLES DE LA ESPECIE.
COMPARACIÓN CON EL SISTEMA SUBJETIVO.

En ambos sistemas hay una idea común: el rechazo a la interpretación


puramente literal de los contratos. Ambos consideran las circunstancias de la
especie. Sin embargo:
1) Los límites son mucho más amplios en el sistema subjetivo, pues en el
objetivo sólo interesan las circunstancias notorias, que fueron conocidas, o
debieron serlo, por las partes. En el subjetivo, interesan todas las
circunstancias susceptibles de esclarecer el contrato.
2) Las finalidades son diferentes. En el sistema subjetivo, las circunstancias
sirven al intérprete para establecer la común voluntad interna y para fijar el
sentido y alcance de la convención. En el sistema objetivo, sólo contribuyen a
precisar y completar la declaración, que se interpreta después.

Principales aspectos a que se refieren las circunstancias de la especie:


a) Objeto de la convención.
b) Lugar donde se celebra.
c) Finalidades generalmente económicas de las partes.
d) Relación de parentesco o amistad entre las partes.

3. EL HOMBRE RAZONABLE COMO CRITERIO DE LA INTERPRETACIÓN


OBJETIVA.

a) El intérprete debe preguntarse por el modo como el destinatario ha


comprendido la declaración. Pero esto no soluciona el problema.
b) El intérprete debe hacer resaltar una voluntad contractual puramente
jurídica, una voluntad ideal que no es ni la del oferente ni la del aceptante,
sino la del hombre medio razonable. Pero este estándar es algo indefinido; sólo
sirve como principio general orientador.

4. EL INTÉRPRETE DEBE CONSIDERAR LOS RESULTADOS ECONÓMICOS


PERSEGUIDOS POR LOS CONTRATANTES.

- REGLAS DE LA EXPERIENCIA,
- SÍNTESIS DEL SISTEMA OBJETIVO DE INTERPRETACIÓN.

Dentro de las circunstancias de la especie, los resultados económicos


perseguidos por las partes ocupan un lugar destacado.
Para precisar la finalidad económica, es necesario conocer el significado de los
signos utilizados por las partes, lo que sólo se puede lograr con las reglas de la
experiencia: el juez debe poner en práctica sus conocimientos extrajurídicos.

Síntesis del sistema objetivo:


- Las voluntades sicológicas, las intenciones no exteriorizadas, carecen de
importancia.
- La interpretación literal de la declaración, aisladamente, es tan condenable
como la interpretación subjetiva. El juez debe considerar las circunstancias
objetivas de la especie.
- Las finalidades económicas deben ser materia de especial atención.
- El intérprete debe atribuir a la declaración el sentido que le otorgaría
cualquier hombre medio.

5. LA BUENA FE EN LA INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL OBJETIVA.

La buena fe impide establecer como contenido de la declaración, salvo reserva


expresa de las partes, algo diverso a lo que es usual o normal. La
interpretación en correlación con la buena fe es aquella que se efectúa de
acuerdo a lo dispuesto por los usos.
 Pero si las partes, de común acuerdo, atribuyen a la declaración un
sentido diverso del usual, la buena fe exige respetar ese acuerdo, y
prescindir en la interpretación de los usos.
 Si no hay tal acuerdo, ni usos susceptibles de determinar el sentido de la
convención, la buena fe exige, en último término, la aplicación del
criterio del hombre correcto u hombre medio razonable. Esto no difiere
mayormente de la interpretación conforme a la equidad.

 Conclusiones del profesor López Santa María sobre sistemas de


interpretación contractual.

1) ¿Cuál es el mejor sistema? Desde un punto de vista estrictamente jurídico


no hay respuesta.

2) Si el sistema subjetivo es individualista y ficticio, el objetivo también tiene


sus inconvenientes: el criterio del hombre razonable es poco categórico, la
buena fe no es un elemento autónomo de interpretación, los usos sociales
tienen vocación limitada, y la equidad no elimina la subjetividad, pues la
percepción personal del juez sobre la utilidad y la justicia tiene un rol activo.

3) Corresponde preguntarse cuál sistema es socialmente el más conveniente:


para consagrar soluciones prácticas en armonía con el interés general de la
comunidad, para proteger mejor a las mayorías nacionales y, especialmente,
para eliminar del derecho las ficciones caprichosas alejadas de la realidad,
debe imponerse la interpretación objetiva.

4) En el sistema objetivo, la interpretación de los contratos es una cuestión de


derecho, controlable por el mecanismo de la casación. Esta es la más valiosa
garantía para los litigantes frente al riesgo de la arbitrariedad del juez.
CAPÍTULO III. INTERPRETACIÓN Y CALIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS
FRENTE AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO.

1. CONSIDERACIONES PREVIAS: CALIFICACIÓN DEL CONTRATO, ES


POSTERIOR A LA INTERPRETACIÓN. CUESTIONES DE HECHO Y DE
DERECHO.

Calificación de un contrato: (1) establecer su naturaleza jurídica, (2)


encuadrándolo en alguno de los tipos que regula la ley o en otro que, no
estando considerado por ella, sea expresión de la libertad contractual de las
partes, (3) operándose sobre la base de la esencia misma de los hechos que
configuran el acto y no sobre la denominación que los contratantes pudieran
haber empleado.

Hay casos en que sólo se interpreta, pero no se califica. En otros casos ocurre
lo inverso (poco probable). Pero lo frecuente es que el juez deba interpretar y
calificar el contrato. El problema está en determinar cuál proceso es previo.

Siempre la interpretación debe preceder a la calificación: una resolución


acertada comienza por investigar cuál fue la voluntad de las partes, para que,
una vez fijado el alcance del contrato, se proceda a la calificación. De lo
contrario, existe el riesgo de prejuzgar las apariencias que pueden conducir a
conclusiones erróneas.

Los hechos de la causa son objeto de prueba.

Dentro de los tres aspectos que se distinguen en los litigios, el primero, es


decir, la determinación de la existencia o inexistencia de los hechos implica
una cuestión de hecho. Todo lo que concierne a este primer aspecto es ajeno a
la fiscalización de la corte de casación, salvo si se hubiere incurrido en alguna
vulneración de las leyes reguladoras de la prueba. En cambio, los otros dos, la
calificación de los hechos y las consecuencias o efectos que de ellas se derivan
en vistas de la aplicación de la ley, importan cuestiones de derecho, que, como
tales, pueden examinarse en casación.

2. CASACIÓN EN EL FONDO POR ERRÓNEA CALIFICACIÓN DEL


CONTRATO.

Toda errónea calificación de los contratos autoriza a la parte agraviada para


deducir el recurso de casación en el fondo.
Una errónea calificación viola:
1) La ley del contrato.
2) La ley que define el contrato nominado.
3) La ley que define el contrato que la equivocada calificación suponga
celebrado.
4) Las disposiciones legales que se pueden aplicar al contrato
efectivamente celebrado, en el carácter de supletorias de la voluntad de
las partes, como asimismo las disposiciones propias del contrato que la
errónea calificación estima celebrado.

3. DISCUSIÓN SOBRE LA PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN


EN EL FONDO POR ERRÓNEA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO.

I. Improcedencia del recurso.

Las reglas de interpretación son meros consejos para el intérprete. La


interpretación de los contratos es una facultad exclusiva de los jueces de
instancia:
1) “Ley” en el Art. 767 CPC se refiere al Art. 1º CC, y no incluye la ley del
contrato a que alude el Art. 1545 CC.
2) Siempre la interpretación de un contrato envuelve una cuestión de hecho.
3) No puede sostenerse que la fijación del alcance del contrato infrinja la ley
del mismo, pues el contrato es precisamente el que los jueces dan por
celebrado.

II. Improcedencia del recurso, salvo desnaturalización del contrato.

La interpretación es una cuestión de hecho, y el contrato es ley después de


interpretado. Pero el Art. 1545 CC no es ajeno al Art. 767 CPC.
Se admite en ciertos casos la casación. Las reglas de interpretación son leyes
como cualquier otra.

Dentro de esta doctrina hay que distinguir:

a) Doctrina francesa de la desnaturalización: la casación procede cuando


una cláusula clara ha sido desnaturalizada por el juez. La interpretación de las
cláusulas oscuras es privativa de los jueces del fondo, pero las claras deben
ser respetadas, ya que no cabe interpretarlas. Si el juez pretende fijar el
sentido de una cláusula clara, desnaturaliza el contrato.

b) Doctrina de Luis Claro Solar: no comparte la distinción entre cláusulas


claras y oscuras: ambas deben ser interpretadas. La interpretación es una
cuestión de hecho. Pero acepta la idea de la desnaturalización. Se
desnaturaliza el contrato cuando el juez da a la voluntad una inteligencia
contraria a la realidad, desconociendo la voluntad de las partes.

Crítica: Pero esto es tan amplio que permite la casación frente a cualquier
interpretación errónea, aún considerando que es una cuestión de hecho. La
doctrina de la desnaturalización sólo se entiende en base a la distinción entre
cláusulas claras y oscuras.

La jurisprudencia ha aceptado la doctrina de la desnaturalización, pero la


mayoría de los fallos la han entendido en el sentido que la plantea Claro Solar.
III. Amplia procedencia de la casación en el fondo por errónea
interpretación contractual.

La distinción entre cláusulas claras y oscuras es inconsistente.


Toda equivocada interpretación infringe la ley del contrato. La interpretación es
una cuestión de derecho, pues no es objeto de prueba, y toca la esencia de los
hechos, es decir, su significado jurídico. Por ende, procede la casación.

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