Tesis Pucp
Tesis Pucp
Tesis Pucp
ESCUELA DE POSGRADO
AUTOR
ASESOR
LIMA - PERÚ
Enero, 2020
RESUMEN EJECUTIVO
Ante la situación actual que atraviesan las empresas a nivel nacional e internacional
frente a la comisión de actos de corrupción vinculados a la actuación de sus
trabajadores, adquiere relevancia el análisis acerca de la necesidad o no de implementar
programas de cumplimiento normativo (Compliance), en los términos establecidos en la
reciente Ley Nº 30424, Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas
jurídicas por el delito de cohecho activo transnacional, y sus modificatorias. A partir de
ello, se desprende que las empresas públicas deberán analizar, considerando los
beneficios o desventajas, si tal medida resulta eficiente. Asimismo, se analiza la
naturaleza y alcances del Compliance, a fin de determinar si existe un posible conflicto
de competencia con las funciones del Sistema Nacional de Control. Finalmente, se
proponen recomendaciones e incentivos a fin que las empresas públicas implementen
tal iniciativa, pese a que la normativa no lo regula como una obligación.
ABSTRACT
Given the current situation of companies at national and international level against the
commission of acts of corruption linked to the performance of their workers, the analysis
of the need or not to implement regulatory compliance programs becomes relevant, in
the terms established in the recent Law Nº 30424, Law that regulates the administrative
responsibility or legal persons for the crime of transnational active bribery. From this, it
follows that public companies must analyze, considering the benefits or disadvantages,
if such a measure is efficient. Besides that, the nature and scope of Compliance is
analyzed, in order to determine if there is a possible conflict of competence with functions
of the National Control System. Finally, recommendations and incentives are proposed
so that public companies implement such initiative, although the regulations do not
regulate it as an obligation.
1
INDICE
Resumen Ejecutivo 1
Índice 2
INTRODUCCIÓN 3
CONCLUSIONES 81
BIBLIOGRAFÍA 85
2
INTRODUCCIÓN
Las áreas de investigación del presente trabajo son las siguientes: (i)
Compliance; (ii) Derecho de la Empresa; (iii) Derecho Administrativo; y, (iii) Derecho
Penal Económico.
En esa línea, de acuerdo a las cifras del Fondo Monetario Internacional – FMI al
año 2017, en el Perú se estima un monto anual producto de la corrupción ascendente a
S/ 12,974 (doce millones novecientos setenta y cuatro mil soles) (FMI, 2017,
recuperado). Ello, torna aún más importante la decisión que debe de adoptar una
empresa pública, a fin de contar con mecanismos preventivos idóneos y eficientes que
eviten tal ocurrencia y, con ello, la posibilidad de incurrir en responsabilidad por la
actuación de sus trabajadores (funcionarios públicos).
A partir de ello, el contexto actual que se vive en el país muestra que los actos
de corrupción, como el soborno, se producen con cotidianeidad, apareciendo en
diversos medios de comunicación nacional e internacional, debiendo las empresas estar
preparadas frente a las consecuencias legales o extra legales que se puedan generar.
Por eso, entonces, se evidencia que los propios agentes económicos vienen
mostrando menos tolerancia a determinadas formas ilícitas de hacer los negocios, lo
cual conlleva a que se reduzca progresivamente la incidencia de asumir
responsabilidades por tales actuaciones, lo cual va en detrimento de su imagen y
reputación.
3
De esta forma, cabe señalar que la Ley Nº 24948, Ley de la Actividad
Empresarial del Estado, aprobada el 23 de noviembre de 1988 y actualmente derogada,
regulaba dicha actividad, entre otros, en lo relativo a su nivel de organización y
estructura económica, a través del funcionamiento de sus sistemas administrativos.
Así, en la referida norma, se establecía las formas en las que el Estado actuaba
en el ámbito empresarial, entre las cuales se encontraban: (i) empresas de derecho
público, (ii) empresas del Estado de derecho privado, (iii) empresas de economía mixta
y, (iv) accionariado del Estado. (Ley Nº 24948, 1988, art.5). De esta manera, el Estado
intervenía en el mercado, regulando sus actividades a través de este tipo de empresas.
En esa línea, cabe precisar que las disposiciones del Decreto Legislativo Nº 1031
y su respectivo reglamento, aprobado por el Decreto Supremo Nº 176-2010-EF, resultan
aplicables a las Empresas del Estado bajo el ámbito del FONAFE. (Decreto Legislativo
Nº 1031, 2008, art.2).
4
Así, el Decreto Legislativo Nº 1031 dispone que “son empresas del Estado con
accionariado privado, aquellas, organizadas bajo la forma de sociedades anónimas en
las que el Estado ostenta la propiedad mayoritaria de las acciones y, por las que ejerce
un control mayoritario de su Junta General de Accionistas”. (Decreto Legislativo Nº
1031, 2008, art.4.2).
5
En ese contexto, el presente trabajo de investigación tomará en consideración
las empresas públicas del sector financiero que forman parte del ámbito de regulación
del FONAFE, en tanto, conforme se ha indicado, se encuentran reguladas por el Decreto
Legislativo Nº 1031. Entre estas empresas cabe considerar al Banco Agropecuario -
Agrobanco, el Banco de la Nación, la Corporación Financiera de Desarrollo - COFIDE y
el Fondo Mivivienda, en la medida que actúan en el mercado como cualquier otro agente
económico en semejantes condiciones de igualdad.
Así, para realizar el análisis se utilizará como marco normativo, la Ley Nº 30424,
que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas por el delito de
cohecho activo trasnacional; el Decreto Legislativo Nº 1031, que promueve la eficiencia
de la actividad empresarial del Estado; doctrina que regula la problemática de la
corrupción en el aparato estatal; así como doctrina y dispositivos que aborden el tema
del Compliance.
De esta forma, en caso las empresas públicas del sector financiero decidan
adoptar e implementar programas de cumplimiento normativo para prevenir actos de
corrupción, estas podrán, de ser el caso, ver eximida su responsabilidad, si demuestran
haber contado con dicho programa de forma previa, el cual responda a las
características particulares de la propia entidad. (Ley Nº 30424, 2016, art.17).
En este punto, cabe precisar que, si bien la Ley Nº 30424 no establece una
obligación o un deber para que las empresas incorporen dicho tipo de programas de
prevención, tal situación podría ser beneficiosa si se considera que, dado el momento,
puede significar eximirse de responsabilidad frente a la comisión de algún acto ilícito.
6
respecto al hecho de implementar programas de cumplimiento normativo. (Montiel,
2014, p.3-4)
Al respecto, se debe señalar que, conforme lo dispone la Ley Nº 30737, Ley que
asegura el pago inmediato de la reparación civil a favor del Estado peruano en casos de
corrupción y delitos conexos, un programa de cumplimiento consiste en “(…) medidas
de vigilancia y control idóneas para prevenir la futura comisión de delitos o para reducir
significativamente el riesgo de su comisión”. (Ley Nº 30737, 2018, art. 13).
Así, como se puede observar, esta norma ha sido emitida recientemente lo que
demostraría que en diversos sectores de la sociedad resulta necesaria la expedición de
una normativa que sirva para coadyuvar en la prevención o desincentivo de conductas
ilícitas vinculadas a actos de corrupción, como el soborno, en especial, en el actuar de
funcionarios en empresas públicas. En esa línea, es el abuso del cargo público lo que
conlleva la comisión de actos de corrupción, el mismo que se configura partir del
involucramiento de un funcionario público. (Kaufmann, 2000, p. 368)
No obstante, hay que indicar que parte de la doctrina no sólo hace referencia a
la denominación de programa de cumplimiento sino también utiliza otra terminología,
tales como, protocolos de minimización de riesgos delictivos, códigos de conducta
empresariales, entre otros. (Magro, 2011, p.1).
7
mecanismos a partir de los cuales, se prevenga la comisión de actos de corrupción,
como son los actos de soborno por parte de los órganos o funcionarios de la empresa.
A partir de ello, es que resulta relevante determinar si, para las empresas
públicas resulta necesaria la adopción e implementación de programas de cumplimiento
normativo, en tanto, la propia Ley Nº 30424, no establece tal situación como una
obligación o un deber, sino al contrario, constituirá una decisión del propio agente
económico, en ejercicio de su autonomía.
8
En esa línea, la hipótesis del presente trabajo de investigación está referida a
determinar si resulta necesario que las empresas públicas del sector financiero bajo el
ámbito de competencia del FONAFE implementen programas de cumplimiento
normativo frente a actos de corrupción, en el marco de lo dispuesto en la Ley Nº 30424.
Sin perjuicio de ello, también se buscará dar una mirada respecto a determinar
si existen incentivos suficientes para la adopción e implementación de programas de
cumplimiento normativo, en la medida que la propia Ley Nº 30424, no la establece como
una obligación o un deber para las empresas públicas, además de tener que incurrir en
costos para llevar a cabo tal actividad.
En ese contexto, deberá considerarse que las empresas públicas poseen una
estructura como sociedad anónima y con propiedad de acciones del Estado; contando
con habilitación constitucional; y, que existe normativa y acuerdos internacionales que
incentivan las políticas de prevención de actos de corrupción.
9
CAPÍTULO I: ESTADO DEL ARTE
10
Con base en ello, en el artículo 58 del Capítulo III del Régimen Económico de la
Constitución de 1993, se establece que “La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una
economía de mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y
actúa principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación,
seguridad, servicios públicos e infraestructura”.
Asimismo, a fin de conocer que se entiende por actividad empresarial del Estado,
cabe señalar que esta se encuentra vinculada a lo que la Constitución de 1993 define
como pluralismo económico. Así, bajo esta concepción, la economía nacional del país
se fundamenta en la existencia simultánea de formas distintas de empresa y de
propiedad. (Const.93, art. 60).
11
De esta forma, el papel que asumía el Estado en la década de finales de los años
setenta estaba enmarcada en una participación más activa y social con respecto a sus
ciudadanos, además de evidenciar un mayor grado de intervención en relación a la
participación en el mercado de los agentes económicos.
12
De acuerdo a ello, para el Tribunal Constitucional, la subsidiaridad se plantea en
dos sentidos, uno vertical, relacionado a la existencia de dos ordenamientos de diferente
jerarquía (uno general sobre uno específico); y, uno horizontal, relacionado al vínculo
establecido entre la ciudadanía y el Estado, donde este último solo participe en las
actividades básicas o esenciales. (Exp. TC Nº 008008-2003-AI/TC, consid. 19).
Por ello, se concibe que la actividad empresarial del Estado presenta objetivos
vinculados, entre otros, con la redistribución equitativa de ingresos, eficiencia de los
competidores en el mercado, intervención estatal en sectores que no resultan de interés
para la inversión de la actividad privada; los mismos que no necesariamente poseen un
carácter subsidiario.
En ese marco de subsidiaridad por parte del Estado, es que a mediados del mes
de noviembre de 1988 se publicó la Ley Nº 24948, Ley de la Actividad Empresarial del
Estado, actualmente derogada y, cuya finalidad estuvo destinada a regular la actividad
empresarial del Estado, guiada por determinados principios, entre los que se encuentran
13
el de utilizar de manera eficiente y responsable los recursos explotados; y, neutralizar
las practicas inconvenientes de las empresas. Así, a través de la referida norma se creó
la Corporación Nacional Financiera – CONAFI, como ente rector de las empresas
financieras del Estado.
14
igualitario, en los términos del artículo 60 de la Constitución de 1993. Así, la regulación
que establece el Decreto Legislativo Nº 1031, está dirigida a simplificar o agilizar el
marco normativo aplicable para las empresas del Estado, a fin de que puedan competir
en calidad y eficiencia con el resto de agentes económicos del mercado.
15
consecución de un fin común, el mismo que consiste en la maximización de utilidad a
partir de la eficiencia en la producción de bienes y servicios.
Del mismo modo, para que una empresa pueda actuar en el mercado requiere
de un marco de libertad de actuación, que la habilite a desarrollarse en el mercado y sin
la cual no podría existir, contraponiéndose, por ende, a una organización estatal
caracterizada por un gran componente de burocracia. (Ariño, 1999, p. 212)
Por su parte, respecto a la noción de empresa del Estado, cabe indicar que el
carácter público de la misma, alude a quien ejerza su titularidad, constituyendo un
16
criterio tradicional cuando es creada por poderes públicos o cuando ostenten la
propiedad del capital. (Rodríguez, 1995, p.53).
De esta forma, entonces, se aprecia que las empresas públicas que participan
en el mercado atienden a la satisfacción del interés general, actuando en el mismo, en
condiciones similares a aquellos entes privados.
Por su parte, para García, una empresa pública tiene como origen a la misma
empresa, siendo por ello, el resultado de la existencia de factores de producción para la
prestación de bienes y servicios y, del carácter público que se le atribuye en tanto
atiende al interés general, con base a la dirección que ejerce la misma Administración
Pública. (De Miguel García, 1974, p. 297).
Por su parte, para Laguna de Paz, se puede concebir a la empresa pública como
una forma en la que se realiza una intervención de tipo público, orientada a llevar a cabo
17
una actividad económica, comúnmente para aplicación del derecho privado. (Laguna de
Paz, 1991, p.186)
18
conforme al principio de subsidiaridad y en sectores o áreas estratégicas, siendo su
participación excepcional. Así, las empresas del Estado creadas por poderes públicos
actúan en el mercado sin ninguna diferencia de trato, optando por alcanzar la eficiencia
y el bienestar de la sociedad.
Considerando lo anterior, se puede evidenciar que los nombres que recibe este
tipo de cumplimiento normativo en la doctrina son variados, empezando por ejemplo con
el risk management, compliance program, corporate governance, entre otros. (Sieber,
2013, p.64). Así, todas estas denominaciones son aplicadas a diferentes disciplinas,
incluyendo a aquellas situaciones que generen responsabilidad en materia
administrativa, tal como sucede con la regulación nacional contenida en la Ley Nº 30424.
19
como autorregulación, en tanto pueden generar resultados positivos, como la
exoneración de responsabilidad o una mejor imagen reputacional en el mercado.
Pero, si bien una empresa puede autorregularse, cabe preguntarse, bajo que
parámetros tendrá que hacerlo o, si resulta necesario que, tanto a través de la emisión
de normativa o de estándares internacionales se establezcan las reglas a fin que las
propias empresas implementen programas que eviten la comisión de ilícitos, tales como
los actos de corrupción.
20
Al respecto, estas normas de estandarización son concebidas como sistemas
que no se limitan a incorporar buenas prácticas, sino que se constituyen como sistemas
de gestión de riesgos, no dirigidos necesariamente a prevenir el incumplimiento
normativo sino también de tipo organizativo en su conjunto. (Norma ISO, Recuperado,
2019).
Así, respecto a la NTP ISO 37001, cabe indicar que esta ha sido elaborada por
el Comité Técnico de Normalización de Sistema de gestión de calidad, a fin de incentivar
la integridad, utilizando para ello como antecedente la norma ISO 37001:2016 Anti-
bribery management systems – Requirements with guidance for use. (NTP, 2017, p. 5-
6)
En esa línea, dicha norma técnica constituye una guía para las empresas
públicas o privadas a fin que puedan implementarla en sus respectivas estructuras
organizativas. (INACAL, recuperado 2019).
21
Así, uno de esos aspectos estaría referido al tratamiento frente al riesgo
producido por conductas ilícitas, como es el soborno, el mismo que puede ser evaluado
por un sistema de gestión especializado.
Así, respecto al primero de estos, cabe indicar que la empresa determina un tipo
de prevención en su interior, enfocado al cumplimiento de las normas internas, procesos
y códigos de ética; mientras que el segundo, se fundamenta en acciones de vigilancia
al interior de la empresa y para con sus dependientes.
En esa línea, con relación al riesgo, puede definírselo como una posibilidad de
perder o de sufrir una lesión a partir de la actuación de una persona o producto de una
actividad; las mismas que se buscan mitigar o minimizar por medio de la realización de
acciones de identificación, evaluación y mediación. (Tarantino, 2008, 51-52).
22
el mercado, destinan grandes esfuerzos en evaluar los riesgos y a partir de ellos,
constituir un mapa de los mismos.
En esa línea, para realizar un análisis de riesgos debe de llevarse a cabo una serie
de pasos (Nieto, 2015, p. 152-153). Entre estos se encuentran los siguientes:
(i) Fijación del objeto: Se debe definir el ámbito o sector de la actividad donde
se desarrolla la empresa a fin de analizar los riesgos potenciales a ocurrir.
Así, dicho análisis debe resultar conciso e incluir la forma en que la empresa
desarrolla una actividad.
(ii) Identificación de las posibles infracciones: Se debe determinar las
infracciones pasibles de incurrir por parte de la empresa, atendiendo a la
actividad que desarrolla o el sector donde se desenvuelve.
(iii) Probabilidad del riesgo: Se debe fijar el grado o probabilidad de que se
produzca un ilícito, pudiendo utilizarse diversas fuentes de información, tales
como, historial de infracciones, controles previos frente a la incidencia de
riesgos, entre otros.
(iv) Evaluación del riesgo: Se debe determinar el grado de relevancia que
presenta un riesgo frente a otro, a fin que la empresa priorice uno en lugar
de otro.
(v) Tratamiento del riesgo: Tras haber identificado y evaluado los riesgos, se
deben adoptar criterios para su reducción, lo que puede implicar la eventual
prohibición de la actividad o, la implantación de un control efectivo.
(vi) Revisión: La evaluación de riesgos implica una actividad constante a fin de
que resulte eficaz para los propósitos de la empresa de buscar prevenir la
ocurrencia de ilícitos.
23
de un ilícito y, de esta manera, se evite la posibilidad de incurrir en algún tipo de
responsabilidad.
Así, como parte de ello, se debe considerar que una forma de asegurar la eficacia
del programa, es a través de la información que proporcionen los mismos integrantes
de la empresa, a través de mecanismos idóneos y confiables, que eviten represalias en
su contra. (Ragués, 2013, p.468).
De esta forma, cabe indicar que conforme al numeral 17.1 del artículo 17 de la
referida norma “La persona jurídica está exenta de responsabilidad por la comisión de
delitos (…), si adopta e implementa en su organización, con anterioridad a la comisión
del delito, un modelo de prevención adecuado a su naturaleza, riesgos, necesidades y
características (…)”
24
En esa línea, es que resulta necesario analizar la naturaleza que posee un
programa de cumplimiento, es decir, más allá de que pueda resultar beneficioso para
una empresa que la decida implementar, corresponde determinar cuál es el tratamiento
que le otorga la normativa, así como la doctrina, considerando que el artículo 17 de la
Ley Nº 30424 no lo plantea como una obligación o un deber por parte de las empresas.
25
otro lado, el deber, que involucra una prohibición o mandato; y, finalmente, la
incumbencia. (Sánchez-Ostiz, 2015, p. 14)
26
Perú (UIF - Perú); precisando además que, aquel oficial tiene como única función
adicional a dedicación exclusiva, el desempeñarse como encargado de prevención.
27
Con base en ello, se observa que el compliance aplicado a las empresas públicas
tendría una estructura similar a la que se presenta en el resto de empresas, máxime si
la finalidad que persiguen es la misma, consistente en implementar programas de
cumplimiento normativo que permitan evitar la comisión de ilícitos, tal como es el caso
de soborno, tanto en su interior como en la interrelación de otros agentes económicos.
Tanto es así, que la propia Ley Nº 30424 ya regula tal supuesto en el numeral
17.3 del artículo 17 cuando señala que, “En el caso de las empresas del Estado o
sociedades de economía mixta, el modelo de prevención se ejerce sin perjuicio de las
competencias y potestades que corresponden a los órganos de control institucional
como de todos los órganos conformantes del Sistema Nacional de Control”.
De esta forma, entonces, se observa que las normas que regulan las acciones
de control incluyen aquellas actividades llevadas a cabo en el mercado por parte de las
empresas del Estado, incluyendo los actos realizados por sus órganos y trabajadores.
28
Así, podría evidenciarse una diferencia en el tratamiento legal que establece Ley
Nº 27785, Ley Orgánica del Sistema Nacional de Control y de la Contraloría General de
la República (en adelante, Ley Nº 27785) respecto a lo dispuesto en la Ley Nº 30424,
en tanto la primera tiene como objeto, el prevenir la correcta utilización de recursos y
bienes del Estado, así como el desarrollo honesto de sus trabajadores, producto de una
obligación de índole legal; mientras que la segunda, al ser de naturaleza voluntaria,
busca implementar programas de cumplimiento de forma preventiva para evitar la
ocurrencia de conductas ilícitas.
29
Al respecto, la Ley del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad
Empresarial del Estado, aprobada por la Ley Nº 27170 del 8 de setiembre de 1999, (en
adelante, Ley Nº 27170) señala que el FONAFE se constituye como una empresa de
derecho público adscrita al Sector Economía y Finanzas, encargada de dirigir la
actividad empresarial del Estado y de establecer la normativa correspondiente. Así, con
referencia a ello, la exposición de motivos del Decreto Legislativo Nº 1031, con relación
a la actuación del FONAFE, señala lo siguiente:
Por su parte, respecto a los principales objetivos del FONAFE, se señalan, entre
otros, administrar los recursos producto de la titularidad de las acciones que ejerce el
Estado, así como encargarse de la gestión de las empresas que se encuentran bajo su
ámbito, de acuerdo a la normativa que resulte aplicable. De acuerdo a ello, y como se
indicó previamente, con posterioridad a la emisión de la Ley Nº 27170 y, con la finalidad
de tornar más eficiente la actividad empresarial del Estado, se aprobó el Decreto
Legislativo Nº 1031.
30
De acuerdo a ello, cabe indicar que el FONAFE cuenta con diversas empresas
bajo su ámbito de competencia, encontrándose estas, divididas en diversos sectores del
mercado, tales como, electricidad, finanzas, hidrocarburos y remediación, saneamiento,
infraestructura y transporte, servicios y producción y, otros. (FONAFE, recuperado,
2019). En ese sentido, se evidencia que la actividad empresarial del Estado no se
encuentra circunscrita a un sector determinado, sino que abarca una serie de escenarios
en los que participa en el mercado en igualdad de condiciones, considerando que se
sujeta al marco normativo constitucional que garantiza una leal competencia con respeto
de sus competidores.
31
En esa línea, resulta una exigencia para las empresas del Estado contar con
Códigos de Ética y de Gobierno Corporativo aprobados por los órganos
correspondientes, las mismas que deben implementar a fin de que en su interior se
establezcan reglas claras que los trabajadores y directivos deben de cumplir. Al
respecto, cabe indicar que estos códigos se constituyen como herramientas que sirven
para generar valor a la entidad, tanto para modificar la cultura negativa que pueda existir,
como para mantenerla, de resultar positiva. (Nieto, 2015, p.138).
Con relación a ello, hay que indicar que en la actividad que desarrollan las
empresas existen diversas formas en las que pueden verse inmersas en actos ilícitos,
siendo la más recurrente actualmente aquellas vinculadas con actos de corrupción, tal
como sucede con el soborno. Sobre el particular, cabe traer a colación la definición que
plantea la Real Academia Española de la Lengua respecto a la definición de corrupción,
que la define, respecto a las organizaciones de índole público, como una práctica en la
que se utilizan las funciones y medios de estas, con la finalidad de que sus gestores
obtengan un beneficio económico. (DRAE, recuperado, 2019)
32
Aunado a ello, a decir de Villoría y Jiménez, la corrupción está definida como
“(…) el abuso de posición ejercitado por un servidor o funcionario público, con un
beneficio extraposicional directo o indirecto (para el corrupto o de los grupos del que
forma parte este), con incumplimiento de normas jurídicas que regulan el
comportamiento de los servidores públicos” (Villoría y Jiménez, 2012, p. 114).
33
(i) Proporcionalidad (proportionality): Frente al nivel de riesgo que corresponde
a la naturaleza del negocio de la empresa.
(ii) Compromiso de Alto Nivel (Top Level Commitment): Respecto a las personas
asociadas a la empresa.
(iii) Valoración de Riesgo (Risk Assessment): La organización debe de evaluar
el nivel de exposición al riesgo al que se encuentra expuesta.
(iv) Debida Diligencia (Due Diligence): La empresa deberá determinar el nivel de
riesgo considerando a las personas que actúan o desarrollan servicios en su
nombre.
(v) Comunicación (Communication): La empresa debe asegurar que las políticas
frente al soborno sean conocidas, tanto interna como externamente.
(vi) Monitoreo y Revisión (Monitoring and Review): Los procedimientos y los
riesgos que se buscan eliminar deben ser actualizados y medidos
periódicamente.
34
sobre la materia”, la misma que sirva como incentivo para que una persona cumpla o
incumpla con las obligaciones encomendadas.
Del mismo modo, el artículo 398, regula el cohecho activo específico, el mismo
que es llevado a cabo por parte de una autoridad en específico con la finalidad de influir
en una decisión de su competencia.
Del mismo modo, para Oliver, el cohecho es definido como “la conducta activa o
pasiva de un funcionario público destinada a recibir una retribución no debida en el
ejercicio de su cargo, así como la conducta activa o pasiva de un particular destinada a
dar a un funcionario público una retribución no debida en el ejercicio del cargo de éste”.
(Oliver, 2004, p.87)
35
Con relación a las distintas modalidades del cohecho que se regulan en el
Código Penal, cabe tener en consideración que la posibilidad de ver exonerada o
atenuada la responsabilidad frente a actos ilícitos por parte de una empresa, conforme
al numeral 17.1 del artículo 17 de la Ley Nº 30424, será únicamente respecto a aquellos
vinculados con el cohecho activo genérico, transnacional y específico.
36
1.5.2 El funcionario público y la comisión de actos de corrupción
Con relación a ello, a fin de entender qué sujetos podrían verse inmersos en
actos de corrupción al interior de empresas públicas, resulta relevante definir el término
de funcionario público, en la medida que, respecto a ellos, se podrán aplicar los
programas de prevención. Así, se define como funcionario público, a aquella persona
que ocupa una condición especial en la Administración y que tiene atribuida una función
específica para con la sociedad, salvaguardando el interés general. (Rojas, 2001, p.92).
37
empresa y el mercado frente a las transacciones comerciales y su repercusión
económica en el desarrollo del país.
38
CAPÍTULO II: PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
39
no solamente sería pasible de una sanción de índole administrativa, sino que inclusive
el funcionario que comete la misma podría ser responsable penalmente.
Así, con la Bribery Act del Reino Unido del año 2010 se realiza un tratamiento
para regular las transacciones económicas a fin de prevenir que los funcionarios de
organizaciones o empresas se encuentren inmersos en la comisión de actos de soborno
tanto al interior del Reino Unido, como para cualquier otro agente con los que realice
transacciones comerciales.
En esa línea, teniendo como marco la Bribery Act inglesa, se emitió la norma ISO
37001-2016 que regula el Sistema de Gestión Antisoborno, que tiene como finalidad el
hacer de conocimiento de las organizaciones y empresas las buenas prácticas
comerciales, así como identificar los principales riesgos que presentan las mismas frente
a la ocurrencia de actos de soborno.
40
En dicho caso, a través del Instituto Nacional de Calidad – INACAL, se ha
buscado identificar a la persona o personas de una organización que puedan
menoscabar los intereses de la propia organización e inclusive a los terceros ajenos a
la organización que, a través actos de soborno, pueden hacer incurrir en responsabilidad
a la empresa.
41
Respecto a ello, el artículo 17 de la Ley N° 30424 hace una remisión a los delitos
comprendidos en el artículo 1 de la misma norma legal, que incluyen aquellos vinculados
con los actos de corrupción que se están estudiando en el presente trabajo de
investigación, entre los que se encuentran: el cohecho activo genérico y el específico.
42
A partir de ello, en el caso de las empresas públicas, resultaría viable la
implementación de programas de cumplimiento normativo, en tanto no entre en conflicto
con las competencias y potestades que corresponden a los órganos de control
institucional. En ese sentido, en la medida que podría constituir un beneficio la
implementación de un programa de cumplimiento, aplicable también a una empresa
pública, resultaría de su “incumbencia” adoptar tal decisión en la medida que puede
verse exonerada de responsabilidad frente a la comisión de un acto de corrupción como
es el caso del soborno.
Así, una consecuencia frente a la adopción de tal decisión es que dicha actuación
pueda significar un conflicto respecto a las competencias que corresponden a los
órganos de control institucional, encargados de velar por el cumplimiento de las normas
del Sistema Nacional de Control.
43
En esa línea, un tema importante en toda Administración Pública está vinculada
con la administración, resguardo y gestión de los recursos públicos en la medida que
los mismos pertenecen a cada uno de los ciudadanos, quienes, a través del pago de
sus impuestos u otros conceptos, dotan al Estado de la posibilidad de prestar un servicio
público y con ello, atender las demandas y necesidades que requiere la ciudadanía.
En ese sentido, todas las actuaciones llevadas a cabo por parte de funcionarios
públicos deben realizarse en el marco de lo establecido en las normas correspondientes
al Sistema Nacional de Control, no sólo respecto a los recursos sino también a los bienes
que les resulten asignados, en tanto realicen sus actividades ejerciendo función pública.
De esta forma, la referida norma regula la actuación del Estado a través del
sistema nacional de control a fin de ejercer un control gubernamental respecto al uso de
los recursos y bienes por parte de las entidades a través del manejo por parte de
funcionarios públicos, con la finalidad de adoptar acciones de manera preventiva y
44
correctiva que permitan eficiencia en sus actividades. En ese sentido, debe tenerse en
consideración que las entidades se encuentran sometidas al marco jurídico del Estado,
situación que garantiza evitar actuaciones discrecionales al momento de adoptar
decisiones.
Así, el literal f) del artículo 3 de la Ley Nº 27785 incluye como entidades sujetas
a control a “las empresas del Estado, así como aquellas empresas en las que este
participe en el accionariado, cualquiera sea la forma societaria que adopten, por los
recursos y bienes materia de dicha participación”. A partir de ello, se aprecia que el
ámbito de aplicación de la norma resulta amplio, en la medida que involucra a diversas
entidades conformantes del gobierno central, gobiernos regionales y locales,
organismos constitucionalmente autónomos, organismos reguladores de los servicios
públicos, entre otros.
De esta forma, desde el punto de vista del Sistema Nacional de Control existe
una supervisión y la consecuente determinación de responsabilidades frente a la
comisión de actos ilícitos por parte de funcionarios públicos en el ejercicio del cargo que
desempeñan, tornándose relevante su actuación si es que se toma en consideración
que tal medida sirve para mejorar el servicio que prestan a la sociedad con el
consecuente efecto de propiciar un beneficio para ciudadanía y el bienestar general.
45
Así, el artículo 7 de la Ley Nº 27785 establece que “el control interno comprende
las acciones de cautela previa, simultánea y de verificación posterior que realiza la
entidad sujeta a control (…)”.
“(…) la herramienta esencial del Sistema, por la cual el personal técnico de sus
órganos conformantes, (…) efectúa la verificación y evaluación, objetiva y
sistemática, de los actos y resultados producidos por la entidad en la gestión y
ejecución de los recursos, bienes y operaciones institucionales”.
46
a ley, iniciarán ante el fuero respectivo aquellas acciones de orden legal que
correspondan a dichas responsabilidades.” (Subrayado añadido)
En ese sentido, el artículo 17 de la Ley Nº 27785 dispone que “(…) las empresas
en las que el Estado tenga una participación accionaria total o mayoritaria, tendrán
necesariamente un Órgano de Auditoría Interna ubicado en el mayor nivel jerárquico de
la estructura de la entidad (…)”.
De esta manera, se evidencia que las empresas del Estado deberán contar con
un órgano como el indicado a fin que ejerza funciones en aras de la salvaguardia de los
intereses del Estado y con ello, de toda la ciudadanía.
47
De esta forma, es que resulta necesario determinar si la implementación de un
programa de cumplimiento normativo por parte de una empresa pública puede ocasionar
un posible conflicto de competencias respecto a la actuación que realiza el Órgano de
Auditoría Interna, considerando que, entre sus prerrogativas también se encuentra el de
dictar acciones de prevención, tal como ocurre con la implementación de un programa
de cumplimiento.
Sin perjuicio de ello, se deberá tener en cuenta también que existen puntos de
coincidencia entre ambas figuras, tales como, un responsable a cargo, la naturaleza de
la medida a implementar, el bien jurídico protegido, el lugar que ocupa dentro de la
estructura de la entidad, entre otros.
48
En ese escenario, constituye una decisión de la entidad, el adoptar o no, un
sistema que permita supervisar las actuaciones que realizan los funcionarios públicos,
en aras de prevenir alguna supuesta comisión de una conducta vinculada con actos de
corrupción.
Así, por ejemplo, a partir de las situaciones que se vienen produciendo con
empresas alrededor del mundo y la subsecuente determinación de responsabilidad por
la comisión de actos ilícitos vinculados con actos de soborno, particularmente con la
obtención de beneficios para llevar a cabo obras públicas, es que se puede corroborar
la importancia de adoptar este tipo de sistemas de prevención a fin de pretender
eximirse de responsabilidad, en su oportunidad.
49
de ser el caso, ver eximida de responsabilidad a la empresa ante una presunta
responsabilidad de un determinado funcionario público.
En ese sentido, debe considerarse que las empresas en sentido lato, actúan en
el mercado y toman decisiones con base a un análisis de eficiencia, pues, su objetivo
es obtener utilidad y maximizar sus beneficios.
A ello, se debe considerar que la empresa pública puede ser vista por la
ciudadanía y por los competidores en general como una entidad responsable y seria
frente a la prevención de conductas ilícitas, lo cual conllevará a que obtenga diversos
beneficios que excedan a lo que se produciría producto de solo contar en apariencia con
un Encargado de Prevención o con órganos que hagan sus veces.
50
Así, se desprende que las empresas públicas del sector financiero que se
encuentran bajo el ámbito de competencia del FONAFE, tendrían un mayor interés en
implementar programas de cumplimiento normativo.
En esa línea, cabe indicar que, al constituirse como una empresa pública y,
pertenecer al aparato estatal, las entidades actúan dentro del marco normativo del
51
sector en el que actúen. Ello, significa que sus actuaciones no resultan discrecionales,
sino que se enmarcan en lo que la regulación sectorial ha establecido para poder brindar
el servicio.
Así, uno de los primeros puntos que se deben tomar en consideración a fin de
determinar si la adopción e implementación de programas de cumplimiento normativo
conlleva la existencia de desventajas, estaría relacionado con el uso de recursos
económicos y no económicos, vinculados con la eficiencia con la que las empresas
públicas deben de actuar en el mercado.
En el caso de las empresas en sentido lato, las decisiones que adoptan tienen
como correlato estudios y evaluaciones detalladas que redundan en garantizar la
obtención de utilidades, evitando con ello, incurrir en gastos y pérdidas para el negocio.
Ello, en la medida que, llevar a cabo tal decisión, implicaría el uso de recursos
económicos vinculados a diversas actividades, tales como: gastos de personal,
habilitación de espacios físicos, habilitación de mobiliario, entre otros aspectos
necesarios a fin de efectuar sus actividades. La misma situación se produciría en el caso
que se decida contar con personal externo para realizar actividades del Encargado de
Prevención.
52
En este punto, resulta importante tomar en cuenta la eficiencia que persigue toda
empresa, y quizá, en mayor grado, una empresa pública, pues, tendrá que analizarse si
resulta útil y eficiente contar con un Encargado de Prevención o con un órgano que haga
sus veces, pues finalmente, el objetivo de su existencia está relacionado con la previsión
futura de cometer un acto ilícito en el marco de sus actividades económicas en el
mercado.
Sin embargo, si bien podría ser considerada como una inversión y no como un
gasto, cabe tener en consideración que tal beneficio que conlleva contar con un
mecanismo de prevención quizá nunca logre materializarse, pues, puede que finalmente
nunca se llegue a producir un acto de corrupción, con lo cual, tampoco se lleguen a
obtener los beneficios de ver eximida algún tipo de responsabilidad.
53
Relacionado con lo anterior, existe un tema que también debería ser
tomado en consideración y, es el hecho que la incidencia de riesgo de
comisión de actos de corrupción no es la misma en todos los lugares del
país, lo cual implicaría que las empresas públicas destinen mayor o menor
cantidad de recursos y personal a fin de evitar algún tipo de
responsabilidad.
54
De acuerdo a ello, dependerá de cada caso en concreto, el determinar si
existe un mayor o menor grado de relevancia entre un riesgo frente a otro,
pues, como se ha indicado, la mayoría de estos, está relacionado con la
configuración de actos de soborno, en el que se encuentra involucrado un
funcionario público.
(v) Tratamiento del riesgo: Una vez determinado si existe o no, un grado de
relevancia de un riesgo frente a otro, la siguiente medida deberá estar
referida a que la propia empresa opte por dar una solución a la
problemática relacionada con el riesgo involucrado. Así, en el caso de las
empresas públicas del sector financiero, en la medida que brindan un
servicio público a la ciudadanía en general, la opción de prohibir la
actividad podría estar descartada, en tanto, el Estado resulta garante de
las funciones a su cargo, debiendo adoptar las medidas que resulten
pertinentes para su solución.
Así, en los términos del numeral 17.1 del artículo 17 de la Ley Nº 30424,
se podrá eximir de responsabilidad a una empresa pública si es que adopta
e implementa con anterioridad a la comisión de un ilícito, un programa de
cumplimiento normativo, desprendiéndose que este debe de ser sostenible
y pertinente a las necesidades que posee como agente económico en el
mercado.
55
Atendiendo a ello, es que resulta relevante determinar si, después de considerar
cada uno de los aspectos relacionados con la adopción e implementación de un
programa de cumplimiento normativo, las empresas públicas tendrán mayores o
menores incentivos para decidir contar con un sistema de prevención. Finalmente, como
se ha indicado, obedecerá a la decisión de una empresa pública, en el marco de su
autonomía, el optar invertir en un programa de prevención de conductas ilícitas como el
soborno, o dejar dicho de tipo de actividad, a las funciones que realice el órgano de
Auditoría Interna.
56
CAPÍTULO III: DISCUSIÓN
En esa línea, a partir de los documentos internos emitidos por una empresa se
podrán transmitir los valores y reglas de conducta a sus trabajadores a fin de prevenir
la ocurrencia de actos ilícitos, en un afán de generar una cultura de cumplimiento. Así,
por ejemplo, al interior de una empresa existen diversos tipos de documentos, tales
como, reglamentos internos, códigos de ética, manuales de comportamiento o de
deberes; los mismos que también resultan de aplicación a las empresas públicas, en la
57
medida que lo que buscan finalmente es generar un adecuado comportamiento y una
identificación del personal a fin que se evite la ocurrencia de actos ilícitos de corrupción.
Sin perjuicio de ello, a nivel normativo nacional se emitió la Ley N° 30424 como
una iniciativa que busca de dotar de elementos de autorregulación a las propias
empresas, a fin de poder eximir o atenuar su responsabilidad frente a la comisión futura
de actos en el mercado contrarios a la normativa vigente, de ser el caso.
Así, en la referida ley se otorga la posibilidad para que las propias empresas
implementen programas de prevención frente a la ocurrencia ilícitos. Sin embargo, del
texto de la referida norma se aprecia que no existe un nivel de coercibilidad frente a su
incumplimiento por parte de las empresas. Lo anterior, obedecería a que tal disposición
no busca imponer una carga a la propia empresa, en tanto la única beneficiada frente a
la adopción o no de un sistema sería ella misma.
58
A partir de ello, es que resultaría necesario que las empresas públicas también
lo puedan implementar, más allá de la habilitación legal establecida en el numeral 17.3
del artículo 17 de la Ley N° 30424, en la medida que la estructura y organización de
empresa pública posee matices distintos respecto al resto de empresas. Así, un punto
importante a tener en cuenta está referido a la competencia atribuida a los órganos de
control institucional en el marco del Sistema Nacional de Control.
Respecto a ello, una opción consistiría en que la empresa cuente tanto con
personal interno como externo, en la medida que el personal interno contará con
conocimiento del negocio de manera directa, mientras que el personal externo podrá
aportar conocimiento e imparcialidad respecto a las incidencias que se produzcan al
interior de la empresa, situación que dota de mayor eficiencia al programa de
cumplimiento.
59
Atendiendo a ello, es que se inferiría que las funciones de un Encargado de
Prevención o del órgano que haga sus veces, no entrarían en conflicto con aquellas que
desempeñan los órganos de control institucional, considerando, además, que la decisión
de llevar a cabo tales funciones nace de la liberalidad de la propia empresa, a diferencia
de la obligatoriedad nacida de una norma, como es la que regula al Sistema Nacional
de Control.
De esta manera, en el caso de una empresa pública, los pasos para identificar
los riesgos que le resultarían propios, estarían vinculados a lo siguiente: (i) identificación
o fijación del objeto, relacionada al sector en que se desempeña la empresa; (ii)
identificación de las posibles infracciones, las mismas que tienen incidencia, tanto a nivel
administrativo como penal; (iii) probabilidad del riesgo, relacionada con la actividad
desarrollada; (iv) evaluación del riesgo, vinculada a la prioridad que presenta la
confidencialidad de los usuarios del servicio; (v) tratamiento del riesgo, a partir de
60
supervisiones, selección de personal, entre otras; y, (vi) revisión, análisis del
funcionamiento y eficacia del control, que busca evitar nuevas ocurrencias a futuro.
61
3.1. Análisis del problema de investigación
“Los recursos de las Empresas del Estado -incluidos los de FONAFE- deben
utilizarse para el logro de sus objetivos en el marco de una gestión moderna,
transparente y eficiente, y en concordancia con la política corporativa definida
por FONAFE y con los planes estratégicos y operativos correspondientes. Las
Empresas son independientes entre sí, por lo que cada una hace frente a sus
62
obligaciones con sus propios recursos, en aplicación de los principios de
rentabilidad, pluralismo económico y responsabilidad limitada”.
En ese sentido, conforme al literal h) del artículo 1 del Reglamento del Decreto
Legislativo Nº 1031, recae en el FONAFE la función de regular la actividad para que el
Estado se desarrolle empresarialmente, situación que coadyuve a que cada empresa
pública bajo su ámbito opere en el mercado con parámetros que salvaguarde la
competencia y el respeto a los usuarios.
63
qué es lo que busca garantizar y prevenir frente a la ocurrencia de actos ilícitos en su
actuación en mercado. De esta forma, como se ha señalado, la Ley Nº 30424 no plantea
tal decisión como si fuera una obligación, ni mucho menos un deber, sino que deja a la
liberalidad del propio agente la posibilidad de hacerlo.
Por ello, entonces, no existe de por medio una coerción o una obligatoriedad o,
visto de otro lado, no se genera ante la decisión de no adoptarla algún tipo de sanción
o pena, pues finalmente, el único que podría verse beneficiado, eventualmente, sería la
propia empresa y sus correspondientes trabajadores.
64
mayor nivel de autonomía e independencia al órgano encargado de
prevención, en los términos establecidos en la Ley Nº 30424.
65
En ese sentido, entender que la supervisión se torne posterior en el caso de
los programas de cumplimiento normativo impediría lograr su finalidad
esencial, es decir, prevenir la comisión de actos ilícitos y con ello, ver la
posibilidad de ver eximida su responsabilidad, a partir de supervisión
sostenible y permanente en el tiempo que analice los riesgos propios de la
actividad y busque eliminarlos o controlarlos.
En esa línea, se desprende que una empresa contaría con elementos para
que decida adoptar e implementar programas de cumplimiento, siendo de
su incumbencia el contar con las mismas, máxime si tal decisión puede
conllevar no ser responsable por la actuación ilícita de sus funcionarios. Sin
embargo, una interrogante que se desprende frente a ello, es si tales
66
incentivos son suficientes para que se constituya una necesidad o por el
contrario puede resultar poco eficiente.
Al respecto, se debe indicar que las empresas públicas del sector financiero
deben contar con sistemas que les permitan asegurar el resguardo de los
recursos con los que trabajan y con ello, garantizar el dinero de los usuarios.
Así, la Ley Nº 30424 no establece una obligación o deber a las empresas
para que adopten e implementen programas de cumplimiento normativo,
constituyendo tal decisión una forma para que se determine el nivel de
prioridades respecto a la adopción de mecanismos de prevención.
67
al constituirse como empresas públicas del sector financiero, lo relevante
será que, entre otros, puedan brindar tasas de interés competitivas,
garantizar sostenibilidad y protección de los recursos a un nivel que les
permita competir con otros agentes económicos.
De ahí que pueda concluirse que el bien jurídico que busca proteger una
empresa pública con la adopción e implementación de un programa de
cumplimiento normativo, sea finalmente, la eficiencia en la prestación del
servicio, con la consecuente posibilidad de captar una mayor cantidad de
usuarios, entre otros.
68
En ese sentido, para una empresa pública resultará necesario adoptar e
implementar un programa de cumplimiento normativo considerando que
dicha decisión incrementará las posibilidades de no incurrir en actos ilícitos
y, de finalmente, encontrarse en esa situación, verse eventualmente eximido
de responsabilidad por la conducta de sus órganos; lo cual, se puede
complementar con las acciones propias de los órganos de auditoría,
producto de sus competencias atribuidas por ley.
69
Considerando lo anterior, el momento en que se materializará el beneficio que
conlleva la adopción de un programa de cumplimiento será aquel en el que la empresa
incurra a futuro en alguno de los ilícitos establecidos en el ámbito de competencia del
Código Penal, en lo que corresponda a las responsabilidades de las personas jurídicas
por actuación de sus órganos.
Así, el mejor escenario que podría suceder con una empresa pública sería que
el programa de prevención implementado no necesite ser utilizado, en el entendido que
haya sido lo suficientemente eficiente para evitar la comisión de cualquier acto de
corrupción por parte de sus funcionarios u órganos; sin embargo, de darse el caso, se
podrá utilizar dicho programa como una forma de ver eximida la responsabilidad si es
que se acredita su implementación de forma previa y sostenible en el tiempo.
70
Así, en caso se determine la responsabilidad por la comisión de ilícitos por parte
de funcionarios públicos es que indefectiblemente se tendrán que invertir recursos para
efectuar una defensa legal frente a los hechos que involucran a la empresa, máxime si
tal ocurrencia conlleva también un grado de notoriedad en los medios de comunicación
que redundan negativamente en la imagen y reputación para hacer negocios. Ello, no
solo conlleva el uso de recursos económicos sino también de personal de la empresa
que podrían coadyuvar a generar pérdidas en la actividad que desarrolla en el mercado.
De esta forma, entonces, el daño que podría originar una noticia respecto a actos
de corrupción en las empresas ya no constituye una posibilidad lejana sino al contrario
viene fortaleciéndose negativamente como una realidad que podría darse en cualquier
momento, siendo relevante en ese escenario contar con mecanismos de prevención que
puedan anticipadamente implementar medidas para evitarlos o reducirlos.
71
Sobre las desventajas de la implementación del Compliance
De acuerdo a ello, las empresas públicas deberán realizar una evaluación acerca
de si resulta eficiente o no, implementar medidas de prevención, considerando que, para
ello, se necesitará emplear recursos económicos. Es decir, el análisis responde
principalmente a que se pondere si tal actuación traerá beneficios a la empresa o si, por
el contrario, podría emplearse en otras actividades que considere de mayor relevancia.
72
del objeto; la identificación de las posibles infracciones; la probabilidad, evaluación y
tratamiento del riesgo; y, la revisión de la medida de prevención, es que se podría
determinar si tal decisión resultaría eficiente y, si, cuenta con los incentivos necesarios.
73
interior de la empresa por actos de corrupción. Por ese motivo, este podría a su vez, ser
pasible de incurrir en actos de soborno, y con ello, no detectar los riesgos propios de la
empresa, además de no identificar a los verdaderos responsables, de ser el caso.
En ese sentido, considero que tal situación constituye un aspecto que podría ser
mejorado en el marco de la adopción e implementación de programas de cumplimiento
normativo, en la medida que podría generar un desincentivo para que las empresas lo
implementen, con la consiguiente pérdida de los beneficios a los que se ha hecho
referencia.
Como se aprecia, si bien se hace una alusión a los recursos que se deberían
destinar para que el Encargado de Prevención realice sus funciones, la misma
74
constituye una alegación general, en la medida que, con esa referencia, no se
establecen parámetros para que la Administración de la empresa, brinde las facilidades
para que lleve a cabo una actuación idónea, acorde con el objetivo que se pretende
alcanzar.
En ese sentido, no solo basta con que exista un funcionario que realice las
funciones del Encargado de Prevención o un órgano dentro de la estructura de la
empresa que realice dichas funciones, sino que el mismo debe realizar todas las
actuaciones necesarias a fin que dicho sistema de prevención sea eficiente y logre
alcanzar la finalidad para el que ha sido adoptado.
75
artículo 31 del Reglamento de la Ley Nº 30424, establece algunos alcances, conforme
a lo siguiente:
Con base en ello, se observa que, serán las propias empresas, como una forma
de autorregulación, las que decidan implementar programas de cumplimiento normativo
que atiendan específicamente a sus características y particularidades, con la finalidad
de prevenir de manera exitosa los riesgos propios de su actividad, los mismos que están
involucrados indefectiblemente con actuaciones en el sector financiero.
Así, entre las medidas con las que mínimamente debe contar una empresa
pública a fin que un programa de cumplimiento resulte exitoso, se encuentran: (i)
sistema de identificación y evaluación de riesgos; (ii) procedimiento de presentación de
denuncias; (iii) comunicación permanente y periódica del funcionamiento del programa
de prevención; y, (iv) monitoreo y supervisión del programa de prevención.
Considerando lo anterior, es que resulta importante recalcar que una vez que la
empresa pública haya decidido implementar un programa de cumplimiento, el mismo
76
debe ser idóneo a las necesidades y riesgos propios que presenta, en tanto, la única
beneficiada será ella misma, ante la ocurrencia de actos de corrupción de sus
funcionarios.
Así, por ejemplo, que una empresa pública no cuente con un procedimiento para
establecer denuncias por parte de los propios funcionarios parecería poco viable y eficaz
en tanto resulta una medida necesaria para que el Encargado de Prevención o el órgano
que haga sus veces tome conocimiento y realice las investigaciones correspondientes
a fin de mitigar los riesgos.
Considerando ello, dicho procedimiento debe a su vez resultar confiable a fin que
los directivos de la empresa no tomen represalias contra aquellos trabajadores que
hayan decidido denunciar la posible ocurrencia de actos de corrupción, garantizando
con ello, la anonimidad de los datos, evitar represalias y posiblemente despidos
indebidos.
77
contratar con el Estado definitivamente; (iii) cancelación de autorizaciones; y, (iv)
clausura de establecimientos de forma temporal o definitiva.
En esa línea, corresponde indicar que los incentivos que se puedan atribuir a las
empresas en sentido lato en comparación con las empresas del Estado no son los
mismos, considerando la naturaleza y características que posee cada una, en el marco
de las actividades que desarrollan en el mercado.
Así, debe considerarse que, en el caso de las empresas en sentido lato, por
ejemplo, el patrimonio, las ganancias y los objetivos que persiguen, obedecen
indefectiblemente a los intereses y prioridades que poseen sus dueños, es decir, los
accionistas de las mismas, quienes adoptan las decisiones que correspondan a fin de
generar una utilidad y con ello, un crecimiento y fortalecimiento en el sector donde se
desarrollen.
En ese sentido, tomar decisiones en las empresas en sentido lato tiene una
repercusión directa en sus trabajadores, en tanto, a un mejor resultado que obtenga la
empresa, mejores serán los beneficios que estos puedan recibir, no solo de índole
económico sino también respecto a condiciones de trabajo, entre otros.
Así, por ejemplo, al formar parte del aparato estatal, el tomar algunas decisiones,
si bien puede generar mejoras en las actividades que desarrolla la empresa, tal situación
no conlleva necesariamente a una mejora en las condiciones de sus funcionarios, en la
medida que estos, indefectiblemente mantendrán los mismos beneficios, producto de la
78
relación laboral establecida con el Estado, en su condición de funcionarios públicos y
considerando el régimen laboral al que pertenezcan.
En ese escenario, entonces, los incentivos que podrían resultar aplicables a las
empresas en sentido lato, no necesariamente resultan equiparables a las empresas
públicas, debiendo ante ello, implementar otras, que resulten idóneas a fin de que los
programas de cumplimiento normativo resulten eficaces y con ello, se logre prevenir y
evitar la comisión de actos de corrupción.
Así, un primer incentivo para que las empresas públicas implementen programas
de cumplimiento normativo estaría referido a que, frente a tal decisión, pudieran obtener
alguna certificación que garantice que cumple con los estándares de calidad y seguridad
que evite la comisión de actos ilícitos, como los de corrupción; los mismos que genere
confiabilidad para los usuarios y público en general.
En esa línea, tal entidad encargada de brindar tal certificación podría ser otra
entidad del Estado o privada, las cuales, deberían de asegurarse de que la empresa
pública cuente con un programa de prevención que resulte sostenible y eficiente,
garantizando con ello, que puede prevenir y evitar la ocurrencia de riesgos, ligado a la
actividad comercial que realiza. Tal situación conllevaría a que la empresa mejore su
imagen y reputación frente a los propios usuarios y genere un mejor posicionamiento en
el mercado, con el consecuente beneficio y utilidad.
Por su parte, otro incentivo podría estar relacionado con el nivel de compromiso
que adopten los funcionarios públicos, respecto a los programas de cumplimiento
normativo que se adopten, en la medida que, serán ellos, los que, en la mayoría de los
casos, tengan conocimiento y comuniquen al Encargado de Prevención o del órgano
que haga sus veces sobre la ocurrencia de alguna situación que involucre actos de
corrupción.
79
Finalmente, en la medida que el personal constituye el capital más importante en
la estructura de una entidad, brindar beneficios o mejoras a los funcionarios públicos
respecto a la actuación que realicen dentro de una empresa pública, resulta un incentivo
importante a fin que se decida implementar programas de cumplimiento normativo.
80
CONCLUSIONES
81
realizar una supervisión posterior; situación que desnaturaliza la
finalidad de un Programa de Cumplimiento.
(a) Permitirá reducir o eliminar los costos que implicaría para la empresa
la defensa judicial por la responsabilidad que se impute a sus
funcionarios frente a la comisión de actos de corrupción, situación que
redunda en una eventual afectación a sus recursos económicos.
82
- En los términos analizados en el presente trabajo de investigación, no se
desprenden desventajas frente a la adopción e implementación voluntaria de
programas de cumplimiento normativo por parte de las empresas públicas;
sin embargo, si se plantean algunas recomendaciones que coadyuvarían a
que el sistema de prevención sea más eficiente:
83
(b) Contar con procedimientos de denuncias al interior de la empresa
pública que garantice la confidencialidad de la información y evite
represalias de índole laboral en contra de quienes realicen denuncias
por la comisión de actos de corrupción.
84
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Referencias normativas:
Referencia jurisprudencial:
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