Filosofía Clásica
Filosofía Clásica
Filosofía Clásica
-Sócrates
-Sofistas
Los sofistas
Sócrates
Pero, si fue admirable empresa de unos griegos iniciar el camino de explicar el mundo con la
razón sola rodeados como estaban de una cultura que explicaba todo con dioses, es también
empresa admirable que otros griegos iniciasen la búsqueda de la verdad ética y de la verdad
política en la Atenas de los sofistas. El primero en hacerlo fue Sócrates y le costó la vida.
Sócrates Nacido por el año 470 A. C., unos ocho años antes de que el filósofo Anaxágoras
llegase a Atenas. Su vida fue filosofar y enseñar. Pero no le interesaron las preguntas sobre
la physis que habían interesado primordialmente a Anaxágoras y a los filósofos anteriores
porque su preocupación era la conducta degradada de sus conciudadanos; en consecuencia,
enfocó su curiosidad intelectual en el ser humano y en su capacidad de conocer la verdad.
Contemporáneo de los sofistas, muchos creyeron que era un sofista más, pero era
exactamente lo contrario. Nunca intervino en la política. No pronunciaba discursos. No escribió
nada. Según él, nunca fue maestro de nadie. Simplemente se dedicaba a conversar con
quien quería conversar con él; creía que la sabiduría se adquiere en el intercambio vivo de la
conversación, haciéndose preguntas y buscando juntos respuestas. Así y sólo así enseñó a
pensar, a buscar la verdad y a saber que es posible alcanzarla. A diferencia de los sofistas, no
cobraba por sus enseñanzas. "Esta labor fue para la inteligencia humana de una importancia
tan considerable, que uno no se extraña al ver a Sócrates dedicarse a ella como cumpliendo
un mandato recibido del cielo. Se echaba de ver en él, no solamente un alto poder de
contemplación filosófica (Aulo Gelio y Platón cuentan de él que a veces pasaba días y noches
inmóvil absorto en la meditación), sino también, como él mismo lo decía, algo de ‘demoníaco’
o de inspirado, un fervor alado, un vigor libre y mesurado, y aun quizás a veces, un instinto
interior y superior que parecen revelar una cierta asistencia extraoardinaria…"(Jacques
Maritain, Introducción a la Filosofía, Buenos Aires: Club de Lectores, p. 51).
La areté es conocimiento
Como los sofistas, hablaba sobre la areté, pero mientras los sofistas decían que no podemos
conocer nada Sócrates enseñaba que la areté era conocimiento, e incluso tenía que ver un
tipo de conocimientos que todos/as poseemos ya siempre, aunque quizás lo hemos olvidado.
Si el zapatero quería ser buen zapatero (tener la areté del zapatero) debía conocer primero
qué es un zapato, para qué se usa, cuál es su fin, el propósito que tiene el hombre cuando lo
usa; conocido esto, hay que pensar qué forma debe tener el zapato y de qué materiales debe
estar hecho; conocido esto, hay que pensar cuál es el mejor método de fabricarlo, qué
habilidades hay que desarrollar para hacerlo bien. Cuando se tienen todos estos
conocimientos y se han conseguido las habilidades requeridas, se tiene la areté del zapatero.
Hoy decimos que tal persona "entiende de zapatería" o "entiende de electricidad" y lo que está
en nuestras mentes es lo que estaba en la de Sócrates cuando enseñaba que la areté era
conocimiento.
Con el ejemplo de los oficios útiles y cotidianos (en el diálogo Gorgias de Platón se dice que
Sócrates "siempre está hablando de zapateros, bataneros, cocineros y médicos") enseñaba
que la areté de cualquier actividad o posición comienza por conocer su fin, su propósito.
Ahora bien, si se trata de la areté de todo hombre –de la que pretendían ser maestros los
sofistas– Sócrates insistía que había que comenzar por el conocimiento del fin o propósito del
hombre –no como general o político o panadero– sino simplemente como hombre, e invitaba a
los que conversaban con él a pensar juntos cuál es el objeto del ser humano.
Sócrates no contestó él mismo a esa pregunta, pero su gran mérito estriba en haber hecho
que los hombres se la hicieran y en motivarlos a tratar de responderla en la creencia de que
era posible darle respuesta. Platón no sólo escribió las enseñanzas de su maestro sino las
hizo avanzar por cuenta propia.
Tan convencido estaba Sócrates de que la areté era conocimiento que le parecía evidente
que si los hombres llegaban a entender qué era el bien o lo justo escogerían el bien y lo
justo. Esto es lo que se conoce como intelectualismo moral. Nadie escogería
conscientemente el mal. Los que escogen el mal lo hacen por ignorancia. Si un panadero
hace mal pan es porque no sabe hacer pan y no porque quiere hacer mal pan.
A Sócrates le preocupaba la ligereza con que se usaban las palabras en la vida normal, en
especial las palabras que pretendían expresar nociones éticas, como justicia, templanza,
valor, etc. Cada quien parecía usarlas en un sentido diferente produciendo una grave
confusión intelectual y moral. ¿Cómo dar con el sentido verdadero de sabiduría, de justicia, de
bondad?
El primer paso era reconocer la propia ignorancia. Repetía en sus conversaciones que no
sabía nada, pero que era más sabio que los demás porque estaba consciente de su
ignorancia mientras los otros creían saber. Quien cree saber no se esfuerza en buscar la
verdad. El primer paso hacia la verdad es barrer de la mente los prejuicios, las ideas
incompletas, los errores que generalmente llenan las cabezas de la gente y no dan lugar a la
verdad. Hecha la limpieza, el camino queda abierto.
¿Cómo se avanza ahora? De lo particular a lo universal. Si se está hablando de justicia y se
quiere saber qué es justicia, la primera etapa de la averiguación consiste en recoger ejemplos
de casos particulares en los que los presentes concuerdan en afirmar que allí se obró con
justicia. La segunda etapa es examinar estos casos particulares, compararlos entre sí, ver sus
diferencias, ver sus cosas comunes, hasta ir dando con la cualidad –común a todos– que nos
hace afirmar que en cada uno de esos casos hubo justicia. Esa cualidad común es la esencia
de la justicia, su definición. Ha sido abstraída de los casos particulares por la mente humana y
gracias a un poder que sólo la mente humana posee.
En los Diálogos de Platón tenemos abundantes ejemplos de cómo Sócrates se valía de este
método para ir dando con la esencia de otras virtudes.
Aristóteles afirma en su Metafísica: "Dos cosas hay que atribuir con justicia a Sócrates:
el argumento inductivo y la definición general." La palabra griega "inducir" dice "guiar
hacia". El pensamiento inductivo guía a la mente de los casos particulares a la definición
común.
Así, buscando la verdad moral y siendo exigente con sus procedimientos, Sócrates inicia la
filosofía del conocimiento: el objeto del filosofar es también el saber mismo. Tratar de asegurar
que se está dando con la verdad.
Se denomina filosofía clásica al pensamiento de los filósofos griegos como Sócrates, Platón y
Aristóteles, que influyó notablemente en la cultura occidental.
Sócrates(-470 al -399 a. de C.) no escribió su doctrina, pero ésta llegó a conocerse gracias a
los escritos de Platón (-428 al -347 a. de C.), su discípulo.