120 Funcion Tutorial Pandemia Clase01

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La función tutorial y el acompañamiento a las trayectorias en

tiempos de pandemia

Clase 1: La continuidad del vínculo pedagógico en


tiempos de pandemia y distanciamiento social
W: Me pareció que observaba usted en ella muchas cosas que eran completamente invisibles para mí –le hice
notar.

SH: Invisibles, no, Watson, sino inobservadas.

Sherlok Holmes, en A case of Identity.

Bienvenidas y bienvenidos al curso “La función tutorial y el acompañamiento a las


trayectorias en tiempos de pandemia”.

A lo largo de cuatro clases, las y los invitaremos a reflexionar acerca de la necesidad de


sostener una mirada integral que tenga en cuenta las condiciones, objetivas y subjetivas,
en las cuales las/os estudiantes adolescentes y jóvenes transitan la escolaridad en la vuelta
a clases y con una modalidad que combina lo presencial y lo virtual durante la pandemia y
el distanciamiento social por COVID 19. Reflexionaremos acerca de la importancia de
acompañar a las y los estudiantes en sus trayectorias escolares y nos preguntaremos cómo
resignificar la función tutorial de modo tal de dar respuesta a la complejidad de los
tiempos que nos toca vivir.

Ya en presencialidad -previo a la Pandemia- las condiciones de escolaridad en el nivel


secundario y en el nivel superior hacían difícil la construcción de una mirada integral sobre
las trayectorias reales de las/os estudiantes adolescentes y jóvenes, dejando a las sombras
los procesos de exclusión que sufren en un significativo porcentaje. En tiempos de
pandemia y distanciamiento social preventivo y obligatorio, la dificultad se acentúa. Las
desigualdades -económicas, sociales, territoriales, culturales, educativas y digitales- salen
a la luz y se exacerban en este contexto complejo. Porque tal como sostuvo Nicolás Trotta,
Ministro de Educación de la Nación, “La casa es más desigual que la escuela”. Habiendo
transcurrido un año entero escolar en tiempos de Pandemia y aislamiento, y en la puerta
de entrada de un nuevo año que nos trae nuevos desafíos es interesante poder
preguntarnos: ¿de qué modo construimos una modalidad de encuentro que combine lo
presencial y lo virtual?, ¿cómo sostenemos la enseñanza cuando las/os estudiantes no
puedan asistir presencialmente?, ¿de qué modo se concibe el acompañamiento a las
trayectorias en este contexto teniendo en cuenta sus derechos? Antes de adentrarnos en
estas reflexiones algunas consideraciones sobre las condiciones de acceso a la Educación
de nuestras/os estudiantes en tiempos de aislamiento en abril del 2020.

La casa es más desigual que la escuela...

Según la Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población, realizada por UNICEF en el


mes de abril1, el 18% de las/os adolescentes no cuenta con internet en sus hogares (21%
en escuelas de gestión pública y 28% en destinatarios de la AUH) y un 37% no dispone de
computadora o tablet disponible para la realización de las actividades escolares (44% en
escuelas de gestión pública y 53% en población que recibe la AUH), cuando sabemos que
hoy la falta de conectividad o el escaso acceso a dispositivos tecnológicos ponen en jaque
el derecho a la educación a gran parte de las y los estudiantes.

Tres de cada cuatro adolescentes mantienen contacto con sus docentes (66% en escuelas
de gestión pública y 80% en gestión privada). Del total que manifiesta mantenerse en

1
Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia COVID-19 y las medidas
adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana” INFORME SECTORIAL: EDUCACIÓN. Esta encuesta,
realizada en el mes de abril, es representativa de la totalidad de los hogares con niños, niñas y adolescentes
del país.
www.unicef.org/argentina/media/8056/file/Covid19-EncuestaRapida-Informe.
contacto, el 53% lo hace todos los días o día por medio, mientras que el 47% una vez por
semana o menos. Y aun así podríamos preguntarnos ¿qué significa mantener contacto?
porque sabemos que no tiene la misma potencia en términos formativos la participación
en clases virtuales sincrónicas a responder algún mensaje desde un celular o algún
dispositivo, con pocos datos que comparten las familias para sus diversas actividades.

Según la encuesta a docentes de la escolaridad obligatoria, realizada por la Secretaría de


Evaluación e Información educativa del Ministerio de Educación de la Nación, en el marco
de la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica2, el medio más utilizado
es el teléfono celular, a través de whatsapp y de mensajes de correo electrónico. Sólo un
tercio de las y los docentes utiliza las plataformas para reuniones virtuales sincrónicas,
siendo más frecuente en escuelas de gestión privada.

Más allá del acceso a la conectividad y a los dispositivos tecnológicos, la situación es


injustamente dispar para todas y todos las/os estudiantes. La situación social y económica
-según la encuesta realizada por UNICEF en el mes de julio3 del 2020 el 45% de los hogares
manifiesta que redujo sus ingresos a partir de la pandemia, porcentaje significativamente
mayor en aquellos sectores vulnerables de la población-, la disponibilidad de un espacio
físico, la capacidad de las familias de acompañar las tareas escolares, las condiciones
laborales de las y los docentes son factores que inciden a las claras en la posibilidad de
continuar aprendiendo desde las casas, afectando también el acceso a derechos.

2
Puede acceder a la encuesta completa a través del siguiente link:
https://www.argentina.gob.ar/educacion/evaluacion-informacion-educativa/evaluacion-naci
onal-del-proceso-de-continuidad-pedagogica
3
Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas
adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes”. Esta encuesta, realizada en
el mes de julio, es comparativa con el relevamiento realizado en abril de 2020.
https://www.unicef.org/argentina/media/8966/file/Encuesta%20R%C3%A1pida%20COVID-19%20-%202da%2
0ola.pdf
A esta situación debemos sumar las condiciones subjetivas. Las investigaciones sobre
desastres naturales demuestran que niñas, niños y adolescentes son la población más
vulnerable al impacto emocional. Según la encuesta de UNICEF realizada en julio del 2020,
un tercio de los adolescentes manifiesta algún tipo de sentimiento negativo frente a la
pandemia (el 24,7% se siente asustado/a, el 26,8% angustiado/a y el 11,2% deprimido/a).
Aburrimiento, ansiedad, frustración, depresión, temor o angustia frente a la pérdida, falta
de sentido o falta de futuro son sentimientos frecuentes en los tiempos que nos toca vivir.

Es que la interrupción de lo que hasta hace poco era nuestra vida cotidiana, y en el caso de
adolescentes y jóvenes, la suspensión de ese mundo que se había estructurado por fuera
del hogar, no pueden ser sin efectos en la subjetividad. La actividad escolar desde la casa
puede ser una oportunidad de “salir al afuera”, aun sin afuera, de estar en contacto con
sus pares, puede acompañar el esfuerzo psíquico que significa acomodarse a nuevos
modos de vida, pero los efectos deshumanizantes, rutinarios de la virtualidad y la falta de
encuentro físico con la/el otra/o, son insoslayables. Los sentimientos de exigencia,
sobrecarga y frustración están al acecho.

Finalmente, la casa no siempre es el lugar más seguro para parte de niñas, niños,
adolescentes y jóvenes. La ONU advierte acerca de la experiencia de crisis sanitarias
anteriores en las que “niñas, niños y adolescentes se ven más expuestos a explotación,
violencia y abuso cuando cierran las escuelas, se interrumpen los servicios sociales y se
restringen los desplazamientos”4. En un contexto como el que vivimos el año pasado, de
confinamiento al interior de las casas, es fácil suponer un aumento del abuso sexual y el
maltrato en la infancia. Al tiempo que la ausencia de contacto cotidiano, en el ámbito
escolar, con adolescentes y jóvenes dificulta la identificación temprana de situaciones en
que sus derechos son vulnerados o corren el riesgo de serlo y la intervención oportuna de

4
op. cit.
forma articulada. Es que la escuela garantiza en primera instancia el derecho a la
educación y es, a la vez, la puerta de acceso a otros derechos.

Entonces, al mismo tiempo que aumenta la desigualdad, los procesos de escolaridad y


aprendizaje se producen cada vez más por fuera de la mirada de las y los docentes. La
posibilidad de construcción de una mirada integral -ya difícil en los tiempos presenciales-
parece alejarse cada vez más. La complejidad del contexto es tal que urge resignificar la
función tutorial y el modo en que acompañamos a adolescentes y jóvenes en sus
trayectorias escolares. Ahora nos toca pensar ¿cómo acompañarlas/os en un contexto
que combina lo presencial de la vuelta a clase y lo virtual de una Pandemia que requiere
que por momentos sea necesario enseñar y aprender desde los hogares?

¿Qué puede aportar la escuela en general, y la función tutorial en particular, para


que podamos atravesar los tiempos que nos toca vivir en mejores condiciones
subjetivas? ¿Cómo sostener el vínculo de las y los estudiantes con sus docentes y
fortalecer el vínculo entre ella/os? ¿Cómo mantener el vínculo y diálogo con las
familias? ¿Cómo organizar institucionalmente las propuestas de enseñanza desde
una mirada integral de las y los adolescentes y jóvenes y de los procesos de
aprendizaje? ¿Qué instrumentos vuelven posible el seguimiento y
acompañamiento de las trayectorias de las y los estudiantes? Son los interrogantes
que acompañarán nuestro recorrido a lo largo de este curso.

Para profundizar sobre la pandemia y el modo en que está afectando nuestra vida
cotidiana y la de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, las y los invitamos a ver la charla
virtual de Alicia Stolkiner, Licenciada en Psicología, especializada en Salud Pública con
orientación en salud mental, docente, investigadora. La misma fue convocada en el 2020
por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia para reflexionar en el marco
del Covid 19.

Disponible en el siguiente link: https://youtu.be/-kGeCCWV8Ew

La función tutorial y el acompañamiento a las trayectorias

Comencemos por preguntarnos a qué llamamos función tutorial. Cuando hablamos de


función tutorial nos referimos a la construcción de apoyos y andamiajes que hacen posible
que todas/os las/os adolescentes y jóvenes ingresen, permanezcan y egresen del nivel
habiendo adquirido una formación significativa. En este sentido, se trata de una función
inherente a la docencia, al rol docente, se localice o no en un rol específico.

En la escuela secundaria, y más recientemente en el nivel superior, esta función ha dado


lugar a un abanico de estrategias con diferentes configuraciones: la asignación de un/a
tutor/a responsable del seguimiento de un grupo-clase o de un año de la escolaridad
(tutor/a, responsable de curso, consejera/o, facilitador/a), la conformación de un equipo
central o un departamento de orientación o atención al estudiante, un espacio curricular
específico con un/a docente a su cargo. Más allá de las diferencias, todas estas
configuraciones responden a un común denominador: el acompañamiento y orientación
de adolescentes y jóvenes en sus trayectorias escolares de forma integral. Estas diversas
estrategias, a las que solemos referirnos con el nombre genérico de tutorías, constituyen
una intervención pedagógica clave para enriquecer la experiencia escolar de las y los
estudiantes y contemplar también que sus derechos estén garantizados.

Con frecuencia, el acompañamiento a las/os estudiantes en sus trayectorias se localiza en


un rol: el/la tutor/a. En las actuales condiciones de contratación docente propias de los
niveles secundario y terciario, la existencia de una figura específica puede ser un modo de
garantizar que este acompañamiento se lleve a cabo. Porque como bien dice el refrán:
“aquello que es responsabilidad de todas/os, termina siéndolo de nadie”. Pero es
importante que tengamos en cuenta que se trata de una responsabilidad de la institución
en su conjunto. Por eso hablamos de función tutorial.

Las y los tutores no son los únicos responsables de orientar y acompañar a las y los
estudiantes ni sobre ellos/as debieran recaer todas las problemáticas que enfrentan sino
que, en todo caso, son quienes organizan, articulan los esfuerzos de toda la escuela en
esta dirección. Cuando, por el contrario, terminan siendo depositarias/os de todos los
problemas y responsables exclusivos/as de darles respuesta, las tutorías encuentran
pronto su límite. Sobrevienen entonces representaciones tales como la/el “maga/o sin
magia”, “mujer u hombre orquesta”, el “bombero/a”, que explican las sensaciones de
impotencia, soledad, frustración, desgaste, sobreexigencia o sobrecarga que, con
frecuencia, obstaculizan el desarrollo del rol.

¿Qué son las trayectorias escolares?


Juan Manuel está cursando cuarto año y debe dos materias de primero y segundo.
En clase se presenta como desinteresado, desganado, apático. Este año la escuela
implementa un proyecto de acompañamiento para la aprobación de materias
pendientes. Siente que es la primera vez que a la escuela le importa que él se
reciba, creía que jamás iba a poder prepararse y aprobarlas.

Beatriz se encuentra cursando el Profesorado para la Enseñanza Primaria. Se


enferma y debe faltar dos semanas a clases. Cuando se mejora retoma pero le
cuesta seguir el ritmo de la clase. Piensa si no sería mejor dejar y anotarse el año
próximo.

Jorge cursa la secundaria en el turno noche. Trabaja hasta las 17 hs en un


restaurante de comida para llevar y le alcanza el tiempo justo para ir a su casa,
cambiarse e ir a la escuela. Sin embargo, en los últimos días su empleador le exige
que se quede una hora más tarde. Jorge no quiere dejar la escuela, pero considera
que no son momentos para descuidar un trabajo.

Laura está recursando cuarto año, que no promocionó porque reprobó tres
asignaturas. Ya es el segundo trimestre y tiene bajas calificaciones en cuatro
materias, dos de ellas ya las había aprobado en el año anterior.

Luisa se enferma y debe faltar por un tiempo prolongado a la escuela. La escuela


solicita la modalidad de escuela domiciliaria. Sin embargo, le exigen certificación
médica que prescriba reposo por un plazo no menor de 30 días y, si bien ya ha
debido faltar en varias ocasiones y la enfermedad continúa su curso, ningún
médico puede pronosticar y extenderle un certificado por ese plazo.

Estas situaciones de la vida escolar parecen arcaicas, ayer y hoy las postales son otras, van
mutando: adolescentes y jóvenes sin conectividad o sin acceso a los dispositivos
tecnológicos, que sólo pueden responder los fines de semana cuando su familia se
encuentra en casa y disponen de un celular; en otras ocasiones que no se conectan
cuando se proponen reuniones sincrónicas o que apagan la cámara y desconocemos si
están o no detrás de la pantalla; que viven en la nocturnidad en sus casas; otras y otros
agobiadas/os, frustradas/os, sobreexigidas/os por el control parental o sin una/un
adulta/o en la familia a la/al que puedan recurrir en busca de ayuda. Adolescentes y
jóvenes que en la vuelta a clase del 2021 no retornan, vuelven menos de los que estaban
anotados en el ciclo lectivo anterior; o adolescentes que vuelven pero que rápidamente
dejan de asistir por ser contacto estrecho o haber contraído COVID-19. Todas estas
situaciones novedosas para la dinámica escolar vale traerlas a la luz para que
reflexionemos acerca del sentido pedagógico y político del concepto de trayectorias.

¿Qué tienen en común? Todas ellas dan cuenta de las trayectorias reales. Muchas veces
quedan escondidas u ocultas tras trayectorias teóricas, en una escuela graduada que prevé
un único recorrido posible. Sin embargo, un alto porcentaje de estudiantes no cursan en
la edad teórica prevista, ni hacen recorridos completos ni continuos.

Advertirán en los ejemplos que las trayectorias no son obstaculizadas o interrumpidas por
circunstancias que atraviesan los sujetos, sino por el entrecruzamiento entre éstas y las
condiciones propuestas por el sistema educativo para su escolarización: un modo de
organización curricular e institucional de la escuela, pautas para la evaluación y
promoción, normativas nacionales y jurisdiccionales, prácticas docentes, que en ocasiones
ponen en riesgo el acceso al derecho a la educación y a otros derechos también.

Posiblemente en una escuela que prevé diferentes espacios de aprendizaje según los
diferentes ritmos y necesidades de las/os estudiantes, Beatriz pueda ausentarse por un
período prolongado sin que pierda la continuidad de su proceso de aprendizaje y Jorge
pueda entrar una vez iniciada la jornada. En una escuela en la que no se repite en bloque,
Laura no debería estar cursando asignaturas que ya tenía aprobadas, ni Juan Manuel se
hubiera sentido “desganado” –tal vez sería más exacto decir “desesperanzado”- si las
materias pendientes no fueran responsabilidad exclusiva de las/os estudiantes y sus
familias. Y Luisa habría recibido educación domiciliaria si los requisitos para ello fueran
más flexibles, garantizando así el acceso a derechos.

Queda claro entonces que las trayectorias escolares no son construcciones individuales
sino que resultan del interjuego entre las condiciones de cada sujeto y las variables
institucionales y sociales. Enfermarse, trabajar, no lograr los aprendizajes de un área del
conocimiento en un tiempo predeterminado, por poner sólo algunos ejemplos, no
necesariamente son un obstáculo o motivo de interrupción de la trayectoria escolar, sino
que se constituyen como tales en determinadas condiciones de escolaridad. En ese
sentido, pensar una vuelta a clase que tenga momentos presenciales y otros virtuales se
convierte en un desafío a la hora de pensar el acompañamiento de las trayectorias y de
diseñar un plan integral de enseñanza-aprendizaje.

El concepto de trayectorias y su valor para la inclusión:


adolescentes y jóvenes que se vuelven visibles

La gran cantidad de materias que las y los estudiantes deben abordar en forma
simultánea, la falta de un/a profesor/a referente para cada curso, docentes que sólo
cuentan con tiempo para dar sus clases, la estructura curricular como compartimentos
estancos, el horario escolar mosaico, los regímenes de evaluación y promoción, son entre
otros, rasgos de la organización institucional y académica que generan condiciones de
fragmentación de la experiencia en los niveles secundario y terciario.

Dichas condiciones obstaculizan la construcción de una mirada integral, condición sine qua
non para el seguimiento de los procesos de escolaridad y los aprendizajes de todos/as y
cada uno/a de las/os estudiantes. Decimos, entonces, que las condiciones de
fragmentación invisibilizan a las y los adolescentes y jóvenes y sus trayectorias,
fundamentalmente, los procesos de selección y exclusión que sufren y afectan sus
derechos. Dicho en otros términos, las problemáticas que atraviesan pueden pasar
inadvertidas para las y los docentes, “inobservadas”, si nos servimos del breve diálogo
entre Sherlok Holmes y su amigo y colaborador, con el que iniciamos esta clase.

Son condiciones funcionales a una escuela que en sus orígenes es concebida como
privilegio, no como derecho. El concepto de trayectorias, en su sentido político y
pedagógico más profundo, apunta a dar visibilidad a los recorridos reales, promueve la
responsabilidad institucional frente a los mismos y nos advierte acerca de la necesidad de
levantar las barreras que, sin ningún sentido pedagógico, producen trayectorias de
exclusión en un porcentaje significativo de adolescentes y jóvenes.

En otras palabras, el concepto de trayectorias vuelve visible lo invisible, en tanto saca a la


luz las problemáticas que atraviesan las y los estudiantes en su escolaridad y, en ese
mismo acto, nos advierte sobre la necesidad de producir respuestas sociales y pedagógicas
más integrales ante las mismas. Desde este enfoque, constituye el punto de partida para la
generación de políticas públicas que breguen por la inclusión y que garanticen derechos.

Felicitas Acosta y Daniel Pinkasz sostienen que pensar la escolaridad en términos de


trayectorias supone un cambio de mirada: “Si la forma escuela originalmente fue pensada
para los colectivos de alumnos, la noción de “trayectoria” supone singularizar la mirada.
(...) La preocupación por la trayectoria del alumno implica un desplazamiento de la mirada
pedagógica desde la estructura de la disciplina y su articulación con el curriculo hacia el
recorrido que cada alumno hace por ella”.5

5
Acosta, F. y Pinkasz, D. La tutoría en la escuela. Notas para una historia . Buenos Aires: Ministerio de
Educación de la Nación.
Por su parte, María Beatriz Greco y Sandra Nicastro nos llevan a pensar la complejidad que
el concepto de trayectoria introduce, en tanto supone sostener una mirada múltiple, “no
se trata de mirar solo a un sujeto ni de centrar la atención solo en la organización escolar”
(Nicastro y Greco, 2009)6

Velar por trayectorias continuas y completas es, antes que nada, una responsabilidad de
política educativa: repensar los regímenes de evaluación y promoción, los mecanismos de
inscripción, la organización curricular e institucional de la enseñanza, los requisitos para el
acceso a la modalidad de educación domiciliaria, sólo por poner algunos ejemplos, va más
allá de las potencialidades de transformación de cada escuela.

Pero es a la vez responsabilidad en cada escuela del equipo docente en su conjunto:

“Las instituciones tienen que ser capaces de seguir la trayectoria escolar de sus
estudiantes y de generar las estrategias de retención para un aprendizaje exitoso.
Este seguimiento debe iniciarse en la escuela primaria y acentuarse en el ingreso a
la escuela secundaria, con el trabajo para la construcción de grupos y comunidades
de aprendizaje; debe continuarse a través del trabajo en red para el control del
ausentismo escolar y definirse cotidianamente en las prácticas institucionales y del
aula” LEN, artículo 68.

6
Nicastro S., Greco M. B. Entre trayectorias. Escenas y pensamientos en espacios de formación. Rosario. Ed.
Homo Sapiens. 2009.
Resignificar la función tutorial en tiempos de pandemia

En este curso abordaremos el acompañamiento a adolescentes y jóvenes desde la función


tutorial, que requiere la generación de formas colectivas de trabajo articuladas en relación
al seguimiento, apoyo y sostén de sus trayectorias escolares de forma integral.

En tiempos de pandemia y distanciamiento social, urge que podamos diseñar y poner en


práctica dispositivos que nos permitan indagar en qué condiciones objetivas y subjetivas
nuestras y nuestros estudiantes están atravesando la situación, qué sentidos adquiere para
ellas y ellos el trabajo escolar, qué les aporta no sólo en relación con el aprendizaje de
contenidos sino también para sobrellevar de mejor modo los tiempos que nos toca vivir,
qué tipo de propuestas convocan o despiertan más su interés, con qué apoyos cuentan en
la familia, cómo se vinculan con sus docentes y con sus pares. Dispositivos que, a su vez,
nos permitan generar diálogos con quienes tienen dificultades para sostener las
propuestas, los vínculos para así conocer los obstáculos y motivos.
Se trata, por un lado, de construir una mirada sobre las trayectorias singulares, sobre el
modo en que transita la escolaridad cada una/o de las y los estudiantes, pero también,
sobre el modo en que adolescentes y jóvenes, en términos generales, vienen transitando
la propuesta de continuidad pedagógica en la vuelta a clase y desde sus hogares cuando
sea necesario.

Esta mirada focalizada en los procesos de escolaridad y de aprendizaje de todas/os y de


cada una/o de las/os estudiantes nos permitirá ir construyendo una propuesta de
enseñanza cada vez más acorde a la complejidad del contexto, a la vez que, generar
estrategias para acompañar aquellas situaciones que requieran una atención específica.

Se requiere, sin lugar a duda, el trabajo indisociable tanto en relación con cuestiones de
orden académico como con aquellas ligadas a la convivencia, los vínculos y la integración
a la vida institucional, la promoción de los derechos y la atención de problemáticas que
pueden vulnerar derechos de adolescentes y jóvenes.

La clasificación entre lo vincular y lo académico no es estricta ni excluyente, sino que son


aspectos fuertemente interrelacionados. Esta clasificación es potente sólo a los fines de
organizar la acción tutorial, teniendo en cuenta, o “vigilando” que ambas dimensiones
sean tenidas en cuenta a la hora de planificar la tarea.

Apoyar los aprendizajes, fortalecer la construcción del rol de estudiante promoviendo cada
vez mayores niveles de autonomía, sostener los vínculos con las y los docentes
mediatizados por los entornos virtuales, promover la conformación del grupo de pares,
construir prácticas colectivas de cuidado de una/o misma/o y de las y los otros/as,
promover los derechos de niñas, niños y adolescentes e intervenir cuando estos sean
vulnerados o se encuentren en riesgo de serlo, son objetivos de la función tutorial que
ameritan ser puestos en valor en los tiempos que corren. En las siguientes clases
profundizaremos sobre cada uno de estos aspectos.
Actividades

Bienvenidas/os una vez más a este primer espacio de encuentro virtual.

Les proponemos en primer lugar comenzar a conocernos, para eso las y los
invitamos a contar de dónde son, en qué institución educativa se desempeñan,
en qué área, cursos y todo lo que deseen compartir en torno a eso.

Luego, la idea es que podamos comenzar a debatir algunas cuestiones que se


abordarán en el presente curso. Con este fin, les solicitamos que realicen un
relato propio del acompañamiento a las trayectorias desde sus experiencias
como docentes en tiempos de Pandemia (puede ser durante el Ciclo lectivo
2020 o 2021) . En caso que no estén ejerciendo en este momento, pueden
compartir experiencias que transitan colegas, su familia o simplemente
compartir reflexiones e inquietudes.

Sugerimos que el relato sea breve a fin de que podamos ir leyendo lo


compartido por el resto de las/os colegas y retomar sus aportes.

A su vez, les pedimos que resalten y citen alguna frase de la clase 1 o de la


bibliografía obligatoria que les haya resultado significativa para pensar su
función y el acompañamiento de estas trayectorias, y que expliquen por qué.

Nos leemos. ¡Y una vez más bienvenidas/os!


Material de lectura
Lectura obligatoria

Campelo, A. Hollmann, J; Viel, P. “Aportes de las tutorías a la convivencia en la escuela”.


Marco conceptual para pensar los proyectos de tutorías en la escuela. Ministerio de
Educación de la Nación.

Disponible en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000759.pdf

Lectura ampliatoria

Nicastro S., Greco M. B. Entre trayectorias. Escenas y pensamientos en espacios de


formación. Rosario. Ed. Homo Sapiens. 2009. Capítulo 2.

Bibliografía de referencia
Acosta, F. y Pinkasz, D. La tutoría en la escuela. Notas para una historia . Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación.

Nicastro S., Greco M. B. Entre trayectorias. Escenas y pensamientos en espacios de


formación. Rosario. Ed. Homo Sapiens. 2009.

UNICEF. Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia


COVID-19 y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana” INFORME
SECTORIAL: EDUCACIÓN.
www.unicef.org/argentina/media/8056/file/Covid19-EncuestaRapida-Informe

UNICEF. Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la


pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños
y adolescentes”.
https://www.unicef.org/argentina/media/8966/file/Encuesta%20R%C3%A1pida%20COVID
-19%20-%202da%20ola.pdf

Ministerio de Educación de la Nación, Secretaría de Evaluación e Información educativa.


Encuesta a docentes de la escolaridad obligatoria, Evaluación Nacional del Proceso de
Continuidad Pedagógica.
https://www.argentina.gob.ar/educacion/evaluacion-informacion-educativa/evaluacion-naci
onal-del-proceso-de-continuidad-pedagogica

Créditos

Autor/es: Sofía Adinolfi Greco, María Pía Brugo y Ana Campelo

Cómo citar este texto:

Adinolfi Greco, S; Brugo, M.P; Campelo, A. (2021). Clase 1: La continuidad del vínculo
pedagógico en tiempos de pandemia y aislamiento social. La función tutorial y el
acompañamiento a las trayectorias en tiempos de pandemia. Buenos Aires: Ministerio de
Educación de la Nación.

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