Exegesis de Apocalipsis 7 - Pr. Ruben Montero
Exegesis de Apocalipsis 7 - Pr. Ruben Montero
Exegesis de Apocalipsis 7 - Pr. Ruben Montero
APOCALIPSIS 7:2,3
Bosquejo de Exégesis
Presentado en cumplimiento parcial
de los requerimientos para el curso
Exégesis en Griego del Nuevo Testamento
Por
Rubén Montero Guerrero
Enero 2015
BOSQUEJO DE EXÉGESIS DE APOCALIPSIS 7: 2,3
Introducción
El propósito de la presente exégesis es precisar el significado de Apocalipsis 7: 2
y 3. Este capítulo está referido al sellamiento del pueblo de Dios y se ubica dentro de la
gran línea profética de los siete sellos, exactamente antes que el séptimo sello sea
abierto. Para el análisis de este pasaje seguiremos las pautas señaladas por Gordon Fee
en su libro “Exégesis del Nuevo Testamento”.
Desarrollo
El capítulo 7 de Apocalipsis empieza con una descripción de cuatro ángeles que
están ubicados en los cuatro puntos cardinales, y que detienen los cuatro vientos de la
tierra, con el propósito que estos vientos no soplasen sobre la tierra ni sobre el mar, ni
sobre ningún árbol. En ese contexto se presentan los versículos que serán sometidos a
nuestro estudio:
“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios
vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el
poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni
al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de
nuestro Dios. (Apocalipsis 7:2,3)
Esta nítida descripción nos muestra que los ángeles están aparentemente en una
posición protectora sobre la humanidad, pero el mismo texto nos aclara que se trata de
una protección especial para un sector específico de la humanidad: los siervos de Dios.
Incluso una lectura superficial de estos versículos nos puede advertir la importancia que
tiene la mención del sello de Dios, por lo que esta expresión tendrá un lugar relevante
en el presente estudio. Veamos a continuación un análisis completo de este pasaje
teniendo en cuenta aspectos históricos, lingüísticos, consideraciones sobre textos
apocalípticos, perspectivas bíblicas y teológicas, y la aplicación para nuestro tiempo.
En relación con los destinatarios, el autor declara al inicio de su libro que está
dirigido a los “siervos” de Dios (Apocalipsis 1:1). En el versículo 4, Juan declara que
escribe específicamente a las iglesias que están en Asia. Esas iglesias quedan
claramente identificadas como aquéllas que se encuentran en Éfeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Se trata de iglesias que se encontraban en el Asia
Menor. Hoy sabemos que esas ciudades estaban unidas por una red de comunicaciones,
de manera que fácilmente el mismo mensajero podría haber llevado el mensaje a las
siete iglesias.3
Es evidente que los destinatarios conocían quién era el autor. Siendo que Juan
había sido uno de los discípulos de Jesús, y el único apóstol que quedaba con vida, es
lógico suponer que la iglesia sabía quién era él. Esa es una razón por la que Juan no
entra en detalles para darse a conocer. No dice que es “apóstol de Jesucristo”, ni se
llama “hermano de Santiago”. Simplemente se presenta como “Juan”.
1
Estos escritores son Justino Mártir, en Roma (c. 100-c. 165 d. C., Diálogo con Trifón 81); Ireneo de
Lyon (c. 130-c. 202 d. C., Contra herejías iv. 20. 11); Tertuliano, en Cartago (c. 160-c. 240 c. d. C., Sobre
prescripciones contra los herejes 36); Hipólito, de Roma (m.c. 235 d. C., Tratado sobre Cristo y el
anticristo xxxvi), y Clemente de Alejandría (m. c. 220 d. C., ¿Quién es el rico que se salvará? xlii).
Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, 734.
2
Juan Carlos Cevallos, Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 24: 1, 2 y 3 Juan, Apocalipsis. (El
Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2009), 108.
3
Cevallos sostiene: “Es posible que el mensajero que llevó el escrito comenzara su viaje en Éfeso,
continuó en dirección hacia el norte pasando por Esmirna y Pérgamo, girando luego hacia el este para
pasar por Tiatira, Sardis, Filadelfia, y terminó su recorrido en Laodicea.” Ibid, 112
Tomando en cuenta el testimonio de Ireneo4 podemos concluir que el
Apocalipsis fue escrito hacia el año 96 de nuestra era, en la época del emperador
Domiciano, cuando Juan se encontraba desterrado en la isla de Patmos.
Durante el reinado de Domiciano, la cuestión de la adoración al emperador llegó
a tener ribetes más dramáticos para los cristianos, especialmente entre quienes se
encontraban en el Asia, que fueron los destinatarios originales del mensaje de
Apocalipsis. La adoración al emperador no reemplazaba la adoración a los dioses
locales. Se trataba de una estratagema política para consolidar la unidad del imperio
romano en torno a la figura de su emperador. Después de Gayo Calígula (37-41 Dc),
Domiciano (81-96 Dc) fue el siguiente emperador en promover su propia adoración.5
En el imperio romano no se acostumbraba a perseguir a las personas por razones
religiosas a menos que desobedeciesen la ley de la adoración al emperador. Esto era
precisamente lo que hacían los cristianos, por lo que fueron perseguidos bajo la
acusación de ateísmo. Esta persecución constituye la razón del destierro de Juan y de las
condiciones difíciles que enfrentaban los cristianos.
El cristianismo estaba entrando en la segunda generación. Los apóstoles y
quienes habían conocido personalmente a Jesús estaban muriendo. La nueva generación
no conocía a Jesús, a no ser por el testimonio de los primeros cristianos. Esta situación
colocaba al cristianismo frente a uno de los mayores desafíos de su breve historia. En
esas circunstancias es que aparece la revelación de Jesucristo a través de Juan. Se trata
de un mensaje directamente del cielo para un pueblo que sufre y que se enfrenta a su
propia destrucción. Es un mensaje que lleva a la iglesia a contemplar anticipadamente el
glorioso e inexorable triunfo de la iglesia de Jesucristo.
Análisis lingüístico
En esta sección veremos la traducción más probable teniendo en cuenta el texto
griego de la edición 28 de la Nestle Aland:
καὶ εἶδον ἄλλον ἄγγελον ἀναβαίνοντα ἀπὸ ἀνατολῆς ἡλίου, ἔχοντα σφραγῖδα
Θεοῦ ζῶντος, καὶ ἔκραξεν φωνῇ μεγάλῃ τοῖς τέσσαρσιν ἀγγέλοις οἷς ἐδόθη
αὐτοῖς ἀδικῆσαι τὴν γῆν καὶ τὴν θάλασσαν, λέγων Μὴ ἀδικήσητε τὴν γῆν μήτε
τὴν θάλασσαν μήτε τὰ δένδρα, ἄχρι σφραγίσωμεν τοὺς δούλους τοῦ Θεοῦ ἡμῶν
ἐπὶ τῶν μετώπων αὐτῶν.
4
Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, 739.
5
Ibid, 738.
El siguiente cuadro corresponde al análisis morfológico de cada palabra, este
análisis consiste en determinar la forma, clase o categoría gramatical de cada palabra de
una oración.
CLASE O CATEGORÍA
GRIEGO ESPAÑOL
GRAMATICAL
CONJUNCIÓN
καὶ Y, también, Entonces, incluso.
VERBO
vió, sabéis, vi, ser conscientes,
observar, considerar, percibir. Aoristo Indicativo Activo
οἶδα 1ra persona singular
ADJETIVO
ἄλλον otro, otros, otra. Acusativo Masculino Singular
SUSTANTIVO
ángel, ángeles, mensajero, un
ἄγγελον mensajero. Acusativo Masculino Singular
VERBO
subió, subieron, subiendo, Presente Participio Activo –
subir, Acusativo
ἀναβαίνοντα ascender. Masculino Singular
SUSTANTIVO
oriente, nacimiento, la
ἀνατολῆς creciente. Genitivo Femenino Singular
SUSTANTIVO
ἡλίου sol, el sol. Genitivo Femenino Singular
VERBO
tiene, tenía, teniendo, tener, Presente Participio Activo –
mantener. Acusativo
ἔχοντα Masculino Singular
SUSTANTIVO
σφραγῖδα sello, sellos, señal, un sello. Acusativo Femenino Singular
SUSTANTIVO
Θεοῦ Dios, un dios. Genitivo Masculino Singular
VERBO
vivo, vive, vivirá, vivir. Presente Participio Activo –
ζῶντος Genitivo Masculino Singular
CONJUNCIÓN
καὶ y, también, Entonces, incluso.
VERBO
voces, clamó, clamando, gritar. Aoristo Indicativo Activo
ἔκραξεν 1ra. Persona Singular
ADJETIVO
μεγάλῃ grande, gran, grandes. Dativo Femenino Singular
SUSTANTIVO
voz, voces, ruido, una voz,
φωνῇ sonido. Dativo Femenino Singular
ARTÍCULO
τοῖς el, la, los. Dativo Masculino Plural
ADJETIVO
Τέσσαρσιν cuatro, veinticuatro, ochenta. Dativo Masculino Plural
SUSTANTIVO
ángel, ángeles, mensajero, un
ἀγγέλοις mensajero. Dativo Masculino Plural
ARTÍCULO
τὴν el, la, los. Acusativo Femenino Singular
PRONOMBRE PERSONAL
RELATIVO
οἷς que, cual, cuales, este. Dativo Masculino Plural
VERBO
dado, dió, dada, para dar. Aoristo Indicativo Pasivo -
3ra.
ἐδόθη Persona Singular
VERBO
daño, injuria, agravio, para
hacer el mal,
ἀδικῆσαι actuar malvadamente. Aoristo Infinitivo Activo
ARTÍCULO
τὴν el, la, los. Acusativo Femenino Singular
SUSTANTIVO
γῆν tierra, Egipto, terrenas, la tierra. Acusativo Femenino Singular
El siguiente cuadro que nos ayudará a precisar una traducción del modo más
práctico posible. Ya no se trata de un estudio de las palabras por separado, sino que
usando elementos sintácticos, estableceremos la traducción más probable. El cuadro
tiene tres secciones, en la izquierda la versión griega, en el centro en español, y algunas
observaciones pertinentes en la columna de la derecha:
Consideraciones
Un estudio basado en un texto del libro de Apocalipsis presenta desafíos
particulares debido a la naturaleza de este libro. Una de las primeras cosas a dilucidar es
el género al que pertenece el libro en general, y en particular el texto de nuestro estudio.
Los grandiosos eventos en el mundo político y el mundo natural, sin duda deben
haber consolidado en el anciano profeta la certeza del cumplimiento de la promesa de
Cristo, su segunda venida. Se trata de una época en que la iglesia se encontraba
perseguida en todo el imperio romano. El emperador que gobernaba en ese tiempo el
imperio romano era Domiciano, a quien se recuerda por su crueldad con los cristianos.
Fue en medio de la atroz persecución promovida por Domiciano que el apóstol Juan
había sido desterrado a la isla de Patmos7 entre los años 81 y 96. Entre los numerosos
cristianos martirizados durante esta persecución estaban Simeón, obispo de Jerusalén,
que fue crucificado. Flavia, hija de un senador romano, fue asimismo desterrada al
Ponto; y se dictó una ley diciendo: "Que ningún cristiano, una vez traído ante un
tribunal, quede exento de castigo sin que renuncie a su religión".8 Sin embargo, esa
persecución no había logrado apagar el entusiasmo y el fervor de la iglesia cristiana. Sin
duda un mensaje del cuidado amoroso de Dios, en los momentos dramáticos que vivía
la iglesia de finales del primer siglo, significaba un poderoso estímulo para confiar en el
cuidado de Dios y en la seguridad de su oportuno libramiento.
En relación con el contexto en particular del pasaje, se debe tener en cuenta que
la mirada de Juan se extiende, con una base historicista, hacia el futuro, al epílogo de la
historia de este mundo, justo antes de abrir el séptimo sello. Por lo que los
6
Ricardo Foulkes, El Apocalipsis de San Juan (Buenos Aires: Nueva Creación, 1989), 72–73.
7
Justo Gonzales, Historia del cristianismo, tomo 1. (Miami: Editorial Unilit, 1994), 54.
8
Ibid.
acontecimientos mencionados podrían ser interpretados como señales que la venida de
Cristo era inminente.
El contexto literario
Para ubicar nuestro texto en el gran telón de fondo del contexto mediato e
inmediato del libro de Apocalipsis, presentamos un bosquejo integral del libro,9 en el
cual ubicamos el texto de nuestro estudio en la sección titulada “El trono de Dios y el
libro de los siete sellos”, con la particularidad que la visión de los cuatro ángeles está
situada entre el sexto y el séptimo sellos, y un preámbulo a los juicios de Dios descritos
en las siete trompetas.
I. Prólogo, 1: 1-3.
II. Las cartas a las siete iglesias, 1: 4 a 3: 22.
A. Saludo, 1:4-8.
B. Introducción: la visión de Cristo, 1:9-20.
C. A Efeso, 2:1-7.
D. A Esmirna, 2:8-11.
E. A Pérgamo, 2:12-17.
F. A Tiatira, 2:18-29.
G. A Sardis, 3:1-6.
H. A Filadelfia, 3:7-13.
I. A Laodicea, 3:14-22.
III. El trono de Dios y el libro de los siete sellos, 4: 1 a 8: 1.
A. El trono celestial, 4: 1 -11.
B. El triunfo del Cordero, 5:1-14.
C. Los primeros seis sellos, 6:1-17.
1. El primer sello: el caballo blanco, 6:1-2.
2. El segundo sello: el caballo bermejo, 6:3-4.
3. El tercer sello: el caballo negro, 6:5-6.
4. El cuarto sello: el caballo amarillo (pálido), 6:7-8.
5. El quinto sello: el clamor de los mártires, 6:9-11. 744
6. El sexto sello: el día de la ira de Dios, 6:12-17.
D. El sellamiento de los 144.000, 7: 1-8.
E. La gran multitud, 7:9-11.
F. El séptimo sello: finaliza el conflicto, 8:1
IV. Los juicios de Dios: Las siete trompetas, 8:2 a 11: 19.
A. Introducción, 8:2-6.
B. Las primeras seis trompetas, 8:7 a 9:21.
1. La primera trompeta: fuego, granizo y sangre, 8:7.
2. La segunda trompeta: la montaña que arde, 8:8-9.
9
Comentario Bíblico Adventista, ed. Francis D. Nichol, trad. Víctor Ampuero Matta (Boise:
Publicaciones Interamericanas, 1978), 7:744.
3. La tercera trompeta: la estrella que cae, 8:10-11.
4. La cuarta trompeta: son heridos el sol, la luna y las estrellas, 8: 12-
13.
5. La quinta trompeta: langosta, 9: 1-12.
6. La sexta trompeta: los ángeles del Eufrates, 9: 13-21.
C. El ángel con el librillo, 10: 1-11.
D. Medición del templo, 11: 1-2.
E. Los dos testigos, 11:3-14.
F. La séptima trompeta: el triunfo de Dios, 11: 15-19.
V. La fase final del gran conflicto, 12:1 a 20:15.
A. Satanás hace guerra contra el pueblo remanente, 12:1 a 13:14.
1. Desarrollo del conflicto, 12:1-16.
2. Satanás declara la guerra, 12:17.
3. El papel de la bestia semejante a un leopardo, 13: 1-10.
4. El papel de la bestia de dos cuernos, 13:11-14.
B. Principios en juego en el último conflicto, 13: 15 a 14:20.
1. El ultimátum de Satanás al pueblo de Dios: la imagen y la marca de
la bestia, 13:15-18
2. El triunfo de los 144.000 sobre la bestia, su imagen y su marca, 14:1-
5.
3. El ultimátum de Dios a los habitantes de la tierra: los mensajes de los
tres ángeles, 14:6-12.
4. Derrota de los que rechazan la exhortación final de Dios, 14:13-20.
C. Las siete últimas plagas: castigos divinos sobre los impíos, 15:1 a 17: 18.
1. Una afirmación de la justicia divina, 15: 1-4.
2. Preparación para la ira de Dios, 15:5 a 16: 1.
3. Las siete últimas plagas, 16:2-21.
4. Enjuiciamiento de Babilonia la grande, 17: 1-18.
D. Exterminación del mal, 18: 1 a 20:15. 19:11-21.
E. 5. El milenio: exterminación del pecado y los pecadores, 20:1-15.
VI. La tierra nueva y sus moradores, 21:1 a 22:5.
A. La nueva Jerusalén, 21:1-27.
B. El río y el árbol de vida, 22:1-2.
C. El reino eterno de los santos, 22:3-5.
VII. Epílogo: Admonición e invitación, 22:6-21.
A. Recepción del libro y su mensaje, 22:6-10.
B. Una exhortación a estar listos para la venida de Cristo, 22:11-21.
1. Afirmación de la misericordia divina: una exhortación final a salir de
Babilonia, 18: 1-4.
2. El fin de la oposición religiosa organizada: la desolación de Babilonia,
18:5-24.
3. La coronación de Cristo como Rey de reyes, 19: 1-10.
10
Ricardo Foulkes, El Apocalipsis de San Juan (Buenos Aires: Nueva Creación, 1989), 90–91.
Esta sección empieza con una de las declaraciones que más frecuentemente
encontramos en el Apocalipsis: “Y vi”. Se trata del testimonio vívido de Juan que asiste
como privilegiado espectador de los acontecimientos que Dios tiene a bien mostrarle.
Lo resaltante es que Juan no es un espectador pasivo, él mira (Ap. 7:1), oye (Ap 7:4)
conversa con los uno de los ancianos de la visión (Ap 7:14), se postra para adorar (Ap
19:10), llora (Ap 5:4), dice: “amén, sí ven Señor Jesús” (Ap 22:20), etc. Se trata de un
alguien que no pretende ser simplemente un cronista distante e imparcial, sino que
participa activamente, que no depone sus sentimientos y vive con gran intensidad la
visión que le está siendo mostrada por Dios.
Otro aspecto que podemos resaltar es la procedencia de este ángel: sube de
donde nace el sol, es decir del oriente. Varios autores coinciden en que esta referencia
es significativa, entre ellos Stefanovic quien declara:
Este ángel que viene desde el este está en el control último. El concepto del
"nacimiento del sol" que se encuentra en otras partes del Nuevo Testamento está
asociado con Cristo. El hecho de que este ángel ordena a los cuatro ángeles de
un rango superior, presumiblemente querubines, sugiere que él es el comandante
de los ejércitos celestiales; en el libro del Apocalipsis el comandante de los
ángeles celestiales es Miguel (12:7), y Miguel, evidentemente, es Cristo. No hay
dudas de que en la aparición de este ángel tenemos la presencia de Jesús
mismo.11
De manera que la evidencia bíblica apunta a Cristo como el poderoso ángel que
ordena que los vientos no sean soltados mientras no se haya completado la obra del
sellamiento a los siervos de Dios.
11
Ranko Stefanovic. La revelación de Jesucristo: Comentario del libro de Apocalipsis (Berrien Springs:
Andrews University Press, 2013), 265.
12
Ibid.
Los siervos de Dios ya están en posesión del sello espiritual del Espíritu Santo
recibido en su bautismo en Cristo. Por lo tanto, están “en Cristo”. Pero solo
después que los siervos de Dios del tiempo del fin hayan sido probados con
respecto a la marca de la bestia y se hayan encontrado leales hasta la muerte,
recibirán de sus ángeles el “sello” apocalíptico singular como la marca de la
aprobación divina y escudo contra las fuerzas de la muerte y la destrucción.13
“y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño
a la tierra y al mar”
Como fue mencionado anteriormente, la aparición de este ángel es con una
autoridad de tal naturaleza que podríamos señalar que se trata de un superior jerárquico
a los otros cuatro ángeles. En el Apocalipsis del comandante de las huestes angélicas es
llamado de Miguel, que no es otro que el propio Señor Jesucristo.18
Los ángeles mencionados en este versículo no tienen poder en sí mismos para
hacer daño a la tierra y al mar. Todo poder que detentan es recibido por parte de Dios, a
quien le pertenece el juicio y el destino de cada criatura sobre la tierra. La historia de
este mundo no está en las manos de algún ser creado, ni en las de los ángeles ni en las
de los seres humanos, por más poderosos que éstos parezcan. Tampoco son las fuerzas
ciegas de la naturaleza las que determinarán el destino de la humanidad. El principio
bíblico es claro: Dios tiene el control de los acontecimientos y él cumplirá sus
propósitos más allá de los deseos o la voluntad de los seres humanos.
17
Ibid.
18
Elena de White. Historia de la Redención (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
1981), 213.
En relación con no hacer daño a los árboles, cuya mención resulta al menos
curiosa, al lado de palabras tan abarcantes como tierra y mar, Doukhan realiza el
siguiente comentario:
“Hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios”
En contraste con otros sellos del Apocalipsis que eran portadores de la muerte,
este es el sello de la vida (Ap 7:2). Los otros sellos anunciaban juicio y destrucción.
Este denota salvación y creación. Los otros sellos garantizaban la confidencialidad de
un documento, pero este indica propiedad. Así es también para los que llevan el sello.
Ellos constituyen una entidad espiritual.
El hecho que este sello sea colocado en la frente representa que está asociado
con las convicciones más profundas y tiene que ver con el carácter, con lo que la
persona es en realidad.20 Siendo que una de las más importantes dimensiones de la
persona humana tiene que ver con su relación con Dios, la adoración ocupa un lugar
19
Doukhan, 69.
20
Comentario Bíblico Adventista, ed. Francis D. Nichol, trad. Víctor Ampuero Matta (Boise:
Publicaciones Interamericanas, 1978), 7:798.
fundamental en esa relación. El hombre se ve en la disyuntiva de adorar a Dios según su
propio parecer o los dictados de su propia conciencia, o de adorarlo conforme a las
exigencias de Dios, reveladas en su Palabra. Esto, por supuesto, incluye la observancia
del sábado como día del Señor. Goldstein lo enfatiza de la siguiente manera:
El remanente de hoy, por ejemplo, reposa el séptimo día, sábado. Pero ahora,
junto con reconocer que el sábado es un símbolo del Señor como Creador,
Redentor y Santificador, los adventistas saben que en la prueba fmal de lealtad a
Dios anterior a la segunda venida, el sábado constituirá, además, el sello de Dios
en contraposición a la marca de la bestia. El sábado sigue siendo todo lo que ha
significado para el remanente en épocas anteriores, sólo que ahora lo es en
mayor grado. Al aferrarse al sábado, la iglesia remanente -lejos de haber
inventado algo nuevo- está, como Israel, adhiriéndose a la luz que se originó en
el Edén.21
21
Clifford Goldstein. El remanente ¿Realidad bíblica o ilusión sin base? (Buenos Aires: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 1995), 91.
que su desenlace final es favorable para Dios y sus hijos, lo que debe
llevarnos a vivir con esa esperanza real en el corazón.
6. Este sellamiento de personas en el Nuevo Testamento denota identificación
de quienes son pueblo fiel a Dios. El sellamiento es algo que sucede cuando
una persona va a Cristo. Debemos orar cada día para ser sellados por el
Espíritu Santo prometido por Dios.
7. Estar sellado con el sello del Espíritu Santo es la señal de un cristiano
genuino que pertenece a Dios y la señal de certeza de la salvación.
Conclusión
El mensaje contenido en Apocalipsis 7:2,3 es de real importancia para la iglesia.
Nos muestra la realidad de un Dios que conduce los acontecimientos encaminándolos
hacia el momento glorioso de la venida de Cristo. También nos invita a reflexionar
acerca de los momentos solemnes en que estamos viviendo, en el cual Dios estará
identificando a quienes son realmente su pueblo, a través de un sello que será grabado
de modo indeleble en su carácter, y que significa una identificación total con la voluntad
de Dios, y el estar dispuestos a obedecerla, aun en las circunstancias más terribles que
uno pueda imaginar. Solo quienes reciban el sello de Dios en sus frentes, podrán estar
en pie cuando se desaten los acontecimientos descritos en el sexto sello.
Bibliografía
Carballosa, Evis L. Apocalipsis, la consumación del plan eterno de Dios. Michigan:
Editorial Portavoz, 1997.
Doukhan, Jacques B. Secretos del Apocalipsis, un vistazo judío al Apocalipsis. Bogotá:
Asociación Publicadora Interamericana GEMA Editores, 2008.
Goldstein, Clifford. El remanente ¿Realidad bíblica o ilusión sin base? Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.
LaRondelle, Hans K. Chariots of Salvation: The Biblical Drama of Armageddon
Washington DC: Review and Herald, 1987.
Maxwell, Mervyn C. Apocalipsis: sus revelaciones. Buenos Aires: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 1991.
Nichol, Francis D, ed. Comentario Bíblico Adventista, trad. Víctor Ampuero Matta
Boise: Publicaciones Interamericanas, 1978.
Stefanovic, Ranko. La revelación de Jesucristo, comentario del libro de Apocalipsis.
Michigan: Andrews University Press, 2013.
Tucker, Mike. Jesús, el héroe del Apocalipsis para los jóvenes. Bogotá: Asociación
Publicadora Interamericana GEMA Editores, 2008.
Veloso, Mario. Apocalipsis y el fin del mundo, fe para enfrentar la crisis final. Buenos
Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999.
Vicuña, Máximo. Interpretación histórica del libro de Apocalipsis, lo que todo
cristiano debe saber antes del fin. Lima: Ediciones y Producciones Unión, 2000.
White, Elena de. Historia de la Redención. Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 1981.