ORTOGRAFIA
ORTOGRAFIA
ORTOGRAFIA
Variaciones nomenclaturales
Ll y rr se designan indistintamente como elle y doble erre o como doble ele y erre
doble. Son de las pocas consonantes que se presentan duplicadas en la grafía
actual ―junto con la c y excepcionalmente la n―, y las únicas con
pronunciaciones distintivas.
Antiguamente se empleaba a veces zeda como nombre para z, una práctica hoy
en desuso y desechada por la RAE.
También se pueden añadir otras divergencias antifonográficas entre las que cabe
mencionar la heterografía (escritura diferente) de morfemas uniformes (nazco,
naces), la composición de fonogramas (ch para /ʧ / o bien ll para /ʎ /)14 o la
existencia de letras que no tienen correspondencia con fonema alguno (h muda).
Valores fonéticos
Artículo principal: A
Artículo principal: B
El grafema B tiene en todos los dialectos del español al menos dos realizaciones
alófonas (tres en algunos dialectos). En todos los dialectos representa el fonema
obstruyente sonoro /b/ que tiene diversas realaciciones fonéticas según su
posición dentro de una palabra. En posición inicial absoluta (después de pausa) o
tras nasal, corresponde siempre a la oclusiva bilabial sonora, [b]; en posición
medial, la explosión no se produce ―los labios no llegan a tocarse―, y la
articulación se corresponde en realidad una aproximante bilabial ].
Artículo principal: C
El grafema C se corresponde con dos fonemas diferentes, el llamado "duro" o
velar (/k/) y el "blando" o dento-alveolar (/θ/ o /s/). El primer valor corresponde a su
pronunciación frente a las vocales <a, o, u> y todas las consonantes; es idéntico al
representado por las grafías K y Q.
El segundo valor corresponde a una de las articulaciones más variables del idioma
español. En español medieval este fonema fue una africada /ʦ / que evolucionó de
manera diferente en diversas regiones. En todo el centro y norte de la Península
Ibérica <c> ante <e, i> evolucionó a fricativa interdental sorda, [θ]; sin embargo, en
la mayoría de los dialectos del español este fonema no existe, dando lugar al
fenómeno llamado seseo, la asimilación de esta a la consonante fricativa alveolar
sorda, [s], se ha perdido hace siglos y el sonido se ha asimilado al de la grafía S. A
su vez, la pronunciación de ésta presenta algunas diferencias entre regiones, con
realizaciones variadas: ápico-alveolar, lámino-alveolar, ápico-dental, etc
Artículo principal: Ch
Artículo principal: D
Artículo principal: F
Quinientos juntos
llevará el que se resierte;
lo haremos pitar del juerte;
más bien dése por dijunto
Artículo principal: H
Artículo principal: I
Artículo principal: J
Artículo principal: K
Artículo principal: L
Artículo principal: Ll
Artículo principal: M
El grafema M representa la consonante nasal bilabial, /m/; tiene un alófono
labiodental ([ɱ ]) frente a /f/. Independientemente de la forma estricta de su
realización, la grafía impone su uso frente a B, mientras que frente a la homófona
V se utiliza N; la distinción se remonta al período alfonsino, en que la oposición
entre bilabial y labiodental aún existía. También se usa la M siempre antes de P.
Artículo principal: N
Artículo principal: Ñ
Artículo principal: O
Artículo principal: Q
Artículo principal: R
Las reglas para determinar el valor exacto no son simples y combinan criterios
sistemáticos y etimológicos. La pronunciación /r/ corresponde sistemáticamente a
R en posición inicial (rama, Roque) o postnasal (Enrique, inri) o a RR en cualquier
posición (perro, guitarra); por razones etimológicas, se emplea la grafía R también
siguiendo a un prefijo de origen latino, como en alrededor o subrayar. En estos
casos, existe una pronunciación alternativa con /ɾ /, relativamente infrecuente.
Artículo principal: T
La doble T puede escribirse con un grafema por cada letra o uno solo para las dos
letras, ambas maneras son aceptables.
Artículo principal: U
Artículo principal: V
El grafema V tiene las mismas realizaciones alófonas que B que tiene
exactamente el mismo valor fonético que éste. En áreas de Sudamérica donde el
castellano convive con el guaraní, por influencia de éste (donde la pronunciación
labiodental es predominante) se observa la hipercorrección de pronunciar como
/v/. Se conserva generalmente la distinción puramente por razones etimológicas.
Se utiliza siempre V después de N.
Artículo principal: W
El grafema W no es prop
La mayor parte de los vocablos con W cuentan también con formas hispanizadas;
así, la Academia admite volframio y güisqui. Algunos nombres propios
procedentes del alemán como Wagner (/bágner/) o Volkswagen (/bolksbágen/)
―donde w representa en al
].
Artículo principal: X
Hasta mediados del siglo XIX se usó con el valor de [x] (sonido de la j del
castellano actual estándar), remedando la χ griega; la conveniencia de esta
práctica fue causa de arduos debates entre los gramáticos anteriores, y la
Academia la conservó hasta 1815. Desaconsejada a partir de esa fecha, se
conservó sin embargo en unos pocos términos ―box (/bój/), carcax (/karkáj/)―,
hasta su desaparición en 1844. Hoy se utiliza sólo en topónimos y antropónimos
de origen náhuatl, como México (/méjiko/) u Oaxaca (/oajáka/), alternando con una
grafía con J considerada equivalente. En español de México X puede representar
cuatro realizaciones [x] (en los nahuatlismos más antiguos e integrados), [ʃ ] (en
algunos topónimos nahuas), además de las realizaciones [ks] y [s] del español
estándar.
La realización del primero varía según los dialectos. En buena parte de América y
España se emplea la consonante fricativa palatal sonora ([ʝ ]), mientras que en
rioplatense se desplaza a posición postalveolar ([ʒ ]) y en ocasiones se ensordece
en [ʃ ]. Tiene alófonos: la africado palatal ], o la postalveolar, [ʤ ], tras
consonante nasal o en posición inicial. En ciertas zonas de Galicia, tanto la Y
como la LL adquieren una pronunciación oclusiva palatal sonora ([ɟ ]).
Artículo principal: Z
Otras reglas
Uso de mayúsculas
Acentuación
Es un error frecuente considerar que las letras mayúsculas no llevan tilde. Sobre
este y otros casos, la RAE publicó en 1999 lo siguiente:
Las mayúsculas llevan tilde si les corresponde según las reglas dadas. La
Academia nunca ha establecido una norma en sentido contrario.
Otras diacríticas
La diéresis o crema (¨) se emplea para indicar que la U escrita tras una G se
pronuncia. En poesía se emplea a veces para forzar un hiato en la escansión de
una sílaba que normalmente conforma un diptongo, en tal caso puede recaer tanto
sobre la I como sobre la U, verbigracia:
Despertaba el día, y a su albor primero, con sus mil ruïdos despertaba el pueblo.
Puntuación
Como ya se ha explicado (v. § 5.2), solo son propiamente letras los grafemas, esto
es, los signos gráficos simples. Por esta razón, no deben formar parte del
abecedario las secuencias de grafemas que se emplean para representar ciertos
fonemas.
En español, además de las veintisiete letras arriba indicadas, existen cinco
dígrafos o combinaciones de dos letras, que se emplean para representar
gráficamente los siguientes fonemas:
a) El dígrafo ch representa el fonema /ch/: chapa, abochornar.
b) El dígrafo ll representa el fonema /ll/ (o el fonema /y/ en
hablantes yeístas): lluvia, rollo.
c) El dígrafo gu representa el fonema /g/ ante e, i: pliegue, guiño.
d) El dígrafo qu representa el fonema /k/ ante e, i: queso, esquina.
e) El dígrafo rr representa el fonema /rr/ en posición intervocálica:
arroz, tierra.
Desde la segunda edición de la ortografía académica, publicada en 1754, venían
considerándose letras del abecedario español los dígrafos ch y ll (con los nombres
respectivos de che y elle), seguramente porque cada uno de ellos se usaba para
representar de forma exclusiva y unívoca un fonema del español (antes que la
extensión del yeísmo alcanzara los niveles actuales y diera lugar a que hoy el
dígrafo ll represente dos fonemas distintos, según que el hablante sea o no
yeísta). Es cierto que se diferenciaban en esto de los demás dígrafos, que nunca
han representado en exclusiva sus respectivos fonemas: el fonema /g/ lo
representa también la letra g ante a, o, u (gato, goma, gula); el fonema /k/ se
escribe además con c ante a, o, u y con k (cama, cola, cuento, kilo, Irak); y el
fonema /rr/ se representa con r en posición inicial de palabra o detrás de
consonante con la que no forma sílaba (rama, alrededor, enredo).
Sin embargo, este argumento no es válido desde la moderna consideración de las
letras o grafemas como las unidades mínimas distintivas del sistema gráfico, con
independencia de que representen o no por sí solas una unidad del sistema
fonológico. Por lo tanto, a partir de este momento, los dígrafos ch y ll dejan de ser
considerados letras del abecedario español, lo cual no significa, naturalmente, que
desaparezcan de su sistema gráfico; es decir, estas combinaciones seguirán
utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas. El
cambio consiste, simplemente, en reducir el alfabeto a sus componentes básicos,
ya que los dígrafos no son sino combinaciones de dos letras, ya incluidas de
manera individual en el inventario. Con ello, el español se asimila al resto de las
lenguas de escritura alfabética, en las que solo se consideran letras del
abecedario los signos simples, aunque en todas ellas existen combinaciones de
grafemas para representar algunos de sus fonemas.
En las ortografías académicas ha sido habitual hasta ahora consignar dos
nombres para esta letra, erre y ere, reservando este último para cuando se desea
precisar que representa el fonema vibrante simple de coro, en oposición al fonema
vibrante múltiple de ramo o enredo. En algunas ortografías del siglo XIX, estos
nombres se distribuyeron de forma distinta, pues se llamaba ere a la letra r con
independencia de su valor fonológico y erre al dígrafo rr, distribución quizá más
lógica, pero que añadió aún más confusión al uso de estos dos términos.
La doble denominación de la r en función de su valor fonológico constituye, en
realidad, una anomalía, ya que ninguna de las otras letras que representan
también varios fonemas recibe por ello más de un nombre. En consecuencia, y
para evitar confusiones a que puede dar lugar la doble denominación, se
recomienda desechar definitivamente el nombre ere para esta letra, que pasa a
partir de ahora a llamarse únicamente erre.
En perfecta coherencia con el nombre erre para la r, el dígrafo rr se denomina erre
doble o doble erre.
Ortografía de la RAE
La Ortografía de la lengua española corresponde a la recopilación normativa de la
ortografía de la lengua española. Está editada y elaborada por la Real Academia
Española (RAE) desde su primera edición en 1741, cuando se publicó como
Orthographia española, y a partir de 1999 realizada en conjunto con la Asociación
de Academias de la Lengua Española. La edición más reciente es la del año 2010.
Con respecto a los cambios introducidos por la RAE en diciembre de 2010, puede
consultarse el artículo Innovaciones en la ortografía española (2010).
Bibliografía