Trabajo Monografico Miv Ana Hernandez
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CONTRATOS ROMANOS
PARTICIPANTES:
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INTRODUCCIÓN
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SISTEMA CONTRACTUAL ROMANO
Elementos esenciales
La voluntad, es la manera en que se da el carácter en la obligación, es el
requisito al que deben sujetarse los sujetos para que exista el contrato.
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El objeto, se interpreta como toda realización de determinada conducta por
parte de uno de los sujetos, consistente en un dar, hacer o prestar. Para ser
válido debe reunir los siguientes elementos: posible, lícito, determinado y
apreciable en dinero. Posible. Respecto a que estuviera dentro del comercio,
tanto físico como jurídico. Lícito. La cosa debe de ser permitida en ley y si
estuviera fuera de ésta es ilícita. Determinado. Desde el momento que los
sujetos contraten, el objeto debe ser definido, o después de que se contrajera
la obligación se podía cambiar, siempre y cuando, sea ligado con la misma
obligación, como se verá en el próximo ejemplo. Apreciable en dinero. Como
su nombre lo dice, la obligación deberá ser pagada en dinero, por ejemplo,
cuando se obligaba a realizar una permuta de algunos animales, si uno o
varios, objeto de la permuta se perdían, era factible que se pagara en dinero.
Consentimiento
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indispensable para la existencia de un contrato. En este segundo elemento de los
contratos, pueden o no existir vicios, los cuales son el error, el dolo, la intimidación
y la lesión. Todo contrato debe tener expresión de consentimiento, no debe
contener vicios del consentimiento, pues si el contrato se encuentra viciado,
cualquiera de los sujetos que intervienen en él, pueden solicitar la nulidad. A
continuación, se describen los vicios del consentimiento:
Error de derecho (error iuris), el individuo que comete este vicio, no puede
alegarlo a su favor para pedir la invalidez del negocio jurídico, es decir, perjudica a
quien lo sufre, pues el desconocimiento de la ley, no exime el cumplimiento de
ésta, y no puede alegarse este tipo de error a favor.
Error de hecho (error facti), éste podía ser essentialis (esencial) si ejercía
una influencia decisiva sobre el consentimiento, la parte que lo sufre, puede anular
el contrato. Minus essentialis (menos esencial), si la influencia sobre el
consentimiento no es decisiva, la nulidad del contrato no se produce.
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4. Lesión. Se crea este vicio cuando una parte contratante se aprovecha de
la ignorancia o de la necesidad de la otra.
Elementos occidentales
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El Término, es la fecha cierta para cumplir con el negocio jurídico. El plazo
puede ser suspensivo o inicial, y resolutorio; el primero se interpreta que desde
que se crea el consentimiento de celebrar el acto jurídico, se inicial la fecha, ex
die, para cumplir con la obligación. El segundo es cuando el negocio termina,
in diem, o sea, la obligación estará vigente hasta que se cumpla el plazo.
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Per aes et libram (por el cobre y la balanza), este contrato se formalizaba ante
cinco testigos y se utilizaba una balanza (libram) y un pedazo de cobre (aes)
para formalizar la obligación. En el caso de que el objeto del contrato fuera la
transmisión de la propiedad, se le denominaba mancipatio. Cuando se trataba
de un préstamo en dinero, el deudor u otra persona quedaba como rehén en
poder del otro contratante hasta el cumplimiento total de la deuda, a esto se le
denominaba nexum.
Dictio dotis. Consiste en una determinada declaración verbal que hacia la
mujer que iba a casarse, si era sui iuris o bien por el ascendente varón o por el
deudor de aquélla, de constituir dote.
Promissio iura liberti. El ex esclavo (liberto) se obligaba frente a su antiguo
patrón, mediante un juramento a prestarle determinados servicios.
Stipulatio. En este contrato existían ciertas palabras, habiendo congruencia en
la pregunta realizada por uno de los sujetos, y la respuesta ofrecida por el otro,
quedando así perfeccionada la obligación, por ejemplo, decía “el
acreedor:¿Prometes dar cien?, y el deudor respondía, lo prometo,” la pregunta
y respuesta debían ser acordes, de lo contrario el negocio no existía.
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3. Contratos re o reales: mutuo, comodato, depósito y prenda Aquí se
perfecciona la obligación cuando se entregaba el objeto, pues cuando así era,
desde ese momento se formalizaba el negocio jurídico; entre los contratos más
destacados en el Derecho Romano, se encuentran los siguientes: mutuo,
comodato, depósito y prenda.
Depósito. Se pude definir como el contrato por virtud del cual una persona,
denominada depositante, entrega una cosa a otra, nombrada depositaria, para
obligarse a cuidarla, custodiarla, de modo gratuito, y a devolverla en cuanto la
solicite el depositante. Sólo se podía dar en depósito un bien mueble, se podía
pactar entre las partes que el bien se devolviera a una tercera persona. El
depositante podía reclamar daños y perjuicios que pudiera ocasionarle al
objeto el depositario, por su negligencia. Cuando se resguardaba un bien
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mueble, que requería ciertos cuidados especiales, el depositante estaba
obligado a entregarle gastos para su manutención.
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Locatio conductio. Este tipo de contrato tiene origen al momento en que
persona se compromete a proporcionar, a otra, el goce temporal de una cosa
no consumible, o bien, a ejecutar a favor de ella, un determinado trabajo por
medio de una retribución periódica y en dinero. clasificación de este tipo de
contrato es la siguiente:
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En este contrato ya se contemplaba el reparto de las utilidades, toda vez que
las ganancias de los socios eran repartidas en partes iguales y las pérdidas se
aportaban en la misma proporcionalidad.
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CONCLUSIÓN
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Reyes Mendoza Libia 2012, Derecho romano II, Segundo Curso, México,
Editorial, Red tercer milenio.
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