TEMA 23a - Razón Del Ministerio Eclesial
TEMA 23a - Razón Del Ministerio Eclesial
TEMA 23a - Razón Del Ministerio Eclesial
875 "¿Cómo creerán en aquél a quien no han oído? ¿cómo oirán sin que
se les predique? y ¿cómo predicarán si no son enviados?" (Rm 10,
14-15). Nadie, ningún individuo ni ninguna comunidad, puede
anunciarse a sí mismo el Evangelio. "La fe viene de la predicación"
(Rm 10, 17). Nadie se puede dar a sí mismo el mandato ni la
misión de anunciar el Evangelio. El enviado del Señor habla y obra
no con autoridad propia, sino en virtud de la autoridad de Cristo;
no como miembro de la comunidad, sino hablando a ella en nombre
de Cristo. Nadie puede conferirse a sí mismo la gracia, ella debe
ser dada y ofrecida. Eso supone ministros de la gracia, autorizados
y habilitados por parte de Cristo. De El los obispos y los presbíteros
reciben la misión y la facultad (el "poder sagrado") de actuar in
persona Christi Capitis, los diáconos las fuerzas para servir al
pueblo de Dios en la "diaconía" de la liturgia, de la palabra y de la
caridad, en comunión con el Obispo y su presbiterio. Este
ministerio, en el cual los enviados de Cristo hacen y dan, por don
de Dios, lo que ellos, por sí mismos, no pueden hacer ni dar, la
tradición de la Iglesia lo llama "sacramento". El ministerio de la
Iglesia se confiere por medio de un sacramento específico. 166
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878 Por último, es propio también de la naturaleza sacramental del
ministerio eclesial tener carácter personal. Cuando los ministros de
Cristo actúan en comunión, actúan siempre también de manera
personal. Cada uno ha sido llamado personalmente ("Tú sígueme",
Jn 21, 22; Mt 4,19. 21; Jn 1,43) para ser, en la misión común,
testigo personal, que es personalmente portador de la
responsabilidad ante Aquél que da la misión, que actúa "in persona
Christi" y en favor de personas : "Yo te bautizo en el nombre del
Padre ..."; "Yo te perdono...". 1484
873 Las mismas diferencias que el Señor quiso poner entre los
miembros de su Cuerpo sirven a su unidad y a su misión. Porque
"hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad de misión.
A los Apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de
enseñar, santificar y gobernar en su propio nombre y autoridad.
Pero también los laicos, partícipes de la función sacerdotal,
profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la
parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios"
(AA 2). En fin, "en esos dos grupos [jerarquía y laicos], hay fieles
que por la profesión de los consejos evangélicos ... se consagran a
Dios y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia según la
manera peculiar que les es propia" (CIC can. 207, 2). 814 1937
911 En la Iglesia, "los fieles laicos pueden cooperar a tenor del derecho en el
ejercicio de la potestad de gobierno" (CIC, can. 129, 2). Así, con su presencia en
los Concilios particulares (can. 443, 4), los Sínodos diocesanos (can. 463, 1 y 2),
los Consejos pastorales (can. 511; 536); en el ejercicio de la tarea pastoral de
una parroquia (can. 517, 2); la colaboración en los Consejos de los asuntos
económicos (can. 492, 1; 536); la participación en los tribunales eclesiásticos
(can. 1421, 2), etc.
913 "Así, todo laico, por el simple hecho de haber recibido sus dones,
es a la vez testigo e instrumento vivo de la misión de la Iglesia
misma `según la medida del don de Cristo'" (LG 33).