MANUAL DE DERECHO SUCESORIO Final 215 330
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1. Noción
1
Véase supra i.3.
2
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 285, «Aunque suele denominarse también suce-
sión legítima, esta denominación no resulta del todo acertada, ya que la disposición
testamentaria es también legítima por estar conforme a la ley».
3
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 87. Véase también: Roca Ferrer et al., ob. cit.,
p. 165, la sucesión testamentaria o voluntaria, también está reconocida y regida por
la ley, que representa su causa y título. Véase también criticando el término pero
con base en que se confunde con la figura de la sucesión forzosa: Aquino Gra-
nados, Mónica Leticia: La sucesión intestada o legal. Guatemala, Universidad Rafael
Landívar, 2011, p. 7, http://biblio3.url.edu.gt/tesis/2011/07/01/aquino-monica.pdf.
216 María Candelaria Domínguez Guillén
obstante la existencia de las dos clases de sucesión mortis causa –legal y testa-
mentaria– se reconoce que ambas tienen como fuente la propia ley. Pero,
según titulamos el presente capítulo, la doctrina admite distintos tér-
minos, a saber, sucesión: intestada, ab intestato4, legítima y legal5. Aunque
se acota que el término sucesión «legítima» pudiera provocar confusión
con la sucesión forzosa, necesaria o legitimaria6, a la que nos referiremos
posteriormente7. Se distingue, pues, entre sucesión legal necesaria y no
necesaria8, según el llamado de la ley imponga la legítima a los herederos
legales o no, respectivamente.
4
Véase: Prieto-Castro y Ferrándiz, Leonardo: Derecho Concursal. Procedimientos
sucesorios. Jurisdicción voluntaria. Medidas cautelares. Madrid, Tecnos, 2.ª edic.,
1986, p. 148, ab intestato es una denominación romana (latina) no del todo expre-
siva, porque solo denota el caso de la defunción del causante sin haber otorgado tes-
tamento, esto es, intestado, que hace necesaria la denominada sucesión «legítima».
Pero importa, no solamente la inexistencia de testamento sino también la falta,
ineficacia o insuficiencia del llamamiento.
5
Roca Ferrer et al., ob. cit., pp. 163 y 164. Véase también: de Oleaga y Echeve-
rría, Francisco Javier: «Sobre la sucesión intestada». En: Jado: Boletín de la Aca-
demia Vasca de Derecho, N.º extra 5, Bilbao, 2008, pp. 73-79, alude a sucesión
intestada o legal, también conocida como sucesión ab intestato.
6
Roca Ferrer et al., ob. cit., p. 164. Véase haciendo la distinción entre ambas expre-
siones: Esparza Bracho, Derecho…, pp. 101 y 102. Véase: Martínez Martínez,
ob. cit., p. 443, convendría eliminar el término «sucesión legítima» cuando se aluda
en el Código Civil a sucesión intestada para no confundir con la sucesión legiti-
maria o forzosa y las legítimas.
7
Véase infra ix.
8
Véase: Maia Nevares, Ana Luiza: «A solidariedade familiar e a sucessão legítima»,
en: http://www.arpensp.org.br.
9
Álvarez-Caperochipi, ob. cit., p. 121. Véase sobre el tema: Lafont Pianetta,
ob. cit., pp. 523 y ss.
10
Somarriva Undurraga, ob. cit., p. 99. Véase también: Sepúlveda Cerliani,
ob. cit., es aquella en que los asignatarios y la parte que estos llevan en la herencia las
determina el legislador.
Manual de Derecho Sucesorio 217
11
Messineo, ob. cit., p. 48.
12
Carrión Olmos et al., ob. cit., p. 468.
13
Véase: Zannoni, ob. cit., p. 421; Arrue, Marcelo Alejandro: «Derecho Sucesorio.
Parte ii», http://www.monografias.com.
14
Carrión Olmos et al., ob. cit., p. 398. Véase también: Suárez Franco,
ob. cit., pp. 124 y 125, porque no existe testamento, o porque este solo afecta una
parte de los bienes, porque afectó la legítima, o porque no tenga efecto; Rojina
Villegas, ob. cit., pp. 135 y 136; Claro Solar, ob. cit., t. xiii, pp. 192 y 193;
Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y de Trán-
sito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, sent. del 13-10-06, exp.
BP02-S-2006-004876, http://anzoategui.tsj.gov.ve/decisiones/2006/octubre/1066-
13-BP02-S-2006-004876-.html, «La sucesión intestada o legal tiene establecida su
base legal en el Capítulo i, Libro Tercero del Código Civil, desprendiéndose de los
artículos que rigen la materia, que dicha sucesión se produce cuando el de cujus no
deja testamento, por lo que la misma se defiere por ministerio de la ley, o en los casos
que ella misma expresamente lo disponga. En tal sentido, la sucesión intestada es su-
pletoria de la voluntad del causante, por lo que se produce la transmisión de los dere-
chos y obligaciones del mismo, según normas legales cuando esa voluntad no existe
o está viciada»; Esparza Bracho, Derecho…, pp. 103 y 104.
15
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 285; Piña Valles, ob. cit., p. 39, «la transferencia se
hace por imperio legal»; Serrano Alonso, Manual…, p. 236, la sucesión intestada
es un sucesión legal en cuanto que es la ley la que llama a ser sucesores a determi-
nados familiares del causante, es supletoria porque opera en defecto o insuficiencia
de la sucesión testamentaria; Gutiérrez Barrenengoa et al., ob. cit., p. 475, es la
que tiene lugar por ministerio de la ley, cuando falten en todo o en parte los here-
deros testamentarios; Rojas, ob. cit., p. 45, se produce por imperio de la ley.
16
Mazeaud et al., ob. cit., vol. ii, p. 67.
218 María Candelaria Domínguez Guillén
En tal sentido, el artículo 807 del Código Civil prevé: «Las sucesiones se
defieren por la ley o por testamento. No hay lugar a la sucesión intestada
sino cuando en todo o en parte falta la sucesión testamentaria».
17
Suárez Franco, ob. cit., p. 126.
18
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, sent. del 16-06-08, citada supra.
19
Superior Sexto de lo Contencioso Administrativo de la Región Capital, sent. del
20-09-07, exp. 05-1131, http://lara.tsj.gov.ve/decisiones/2007/septiembre/
2111-20-05-1131-.html.
20
Zannoni, ob. cit., p. 420.
21
Roca Ferrer et al., ob. cit., pp. 166 y 167.
Manual de Derecho Sucesorio 219
Así pues, según dicha norma, la sucesión puede tener lugar en virtud de la ley
o de testamento. La testamentaria tiene preeminencia sobre la sucesión legal
siempre que se mantenga dentro de los límites de la propia ley, pero la suce-
sión legítima o ab intestato entra en juego a falta de aquella o puede concu-
rrir con esta si fuera el caso, si las previsiones del causante son insuficientes
o exceden la autonomía de la voluntad. Así pues, podría tener lugar la concu-
rrencia entre la sucesión testada y ab intestato cuando la regulación de la pri-
mera es insuficiente22, esto es, la sucesión intestada puede coexistir con la
testamentaria, a diferencia de lo que ocurría en el Derecho romano donde
la última excluía la primera23, aunque ciertamente dicho Derecho constituye
antecedente de la figura24. En el Derecho moderno no constituye problema
la coexistencia de las dos formas de sucesión testada e intestada25. De allí que
se aluda entre las clases o especies de sucesión, a la «mixta» para referirse al
22
Véase: Bosch Capdevilla, ob. cit., pp. 64-67; Ferrandio Bundio, ob. cit., p. 12,
son perfectamente compatibles en una misma sucesión, la disposición voluntaria y
la legal, ocupando cada una la posición que le corresponda. Siendo posible porque el
ordenamiento admite la validez del testamento a pesar de no contener la institución
de heredero, lo que permite concurrencia de sucesión testada e intestada; Carrión
Olmos et al., ob. cit., p. 367.
23
Sojo Bianco, ob. cit., p. 287, agrega el autor que ello acontecía porque la cualidad
de heredero hecha por el testador era un título que investía al designado como ti-
tular de la universalidad del patrimonio y demás derechos del de cujus, y por tanto
cerraba la posibilidad de que cualquier otra persona pudiera participar, aunque
fuera parcialmente, de la soberanía del grupo doméstico y por ende del patrimonio.
Nuestro Derecho por el contrario, en el artículo 807 del Código Civil admite la su-
cesión legítima si falta en todo o en parte la testamentaria, o incluso contra la vo-
luntad del causante como cuando se afecta la legítima. Véase: Bernad Mainar,
ob. cit., pp. 143, existía la regla nadie puede morir en parte testado y en parte intes-
tado (nemo pro parte testatus pro parte intestates decedere potest), esto es, la incompati-
bilidad de los dos llamamientos.
24
Véase: Louzan de Solimano, Nelly Dora: «Sucesión intestada y “la legítima” en
Roma», http:/ www.salvador.edu.ar/romano1.html; Turiel de Castro, Gerardo:
«La sucesión intestada en el Derecho romano». En: iv Congreso Iberoamericano de
Derecho romano. Universidad de Vigo, 1999, vol. i, pp. 63-88; Bernad Mainar,
ob. cit., pp. 95-100.
25
Camus, ob. cit., p. 55.
220 María Candelaria Domínguez Guillén
26
Véase: ídem; Pérez Puerto, ob. cit.; Núñez Barroso, Plácido: «Sucesión uni-
versal o sucesiones». En: Revista de Derecho Notarial, N.º 105. México D. F., Asocia-
ción Nacional del Notariado Mexicano, 1994, p. 100, http:// www.juridicas.unam.
mx; Díez-Picazo y Gullón, ob. cit., pp. 324 y 325; Rojas, ob. cit., p. 28.
27
Vallet de Goytisolo, Estudios de Derecho Sucesorio…, vol. iv, p. 23.
28
Kipp et al., ob. cit., p. 21.
29
Roca Ferrer et al., ob. cit., pp. 207-209.
30
Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de
la circunscripción judicial del estado Carabobo, sent. del 05-11-04, exp. 48 166,
http://cojedes.tsj.gov.ve/decisiones/.../721-5-48.166-.html, «al haber el causante re-
vocado tácitamente su testamento, queda sin efecto alguno la llamada sucesión tes-
tamentaria para la sucesión (…) quedando en consecuencia sustituida por la prevista
en la Ley, o lo que es lo mismo, sucesión ab intestato…».
31
Véase infra vii.5; Tribunal Cuarto de Municipio Ordinario y Ejecutor de Me-
didas de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del
13-03-15, exp. AP31-S-2014-005685, http://caracas.tsj.gob.ve/decisiones/2015/
marzo/3047-13-ap31-s-2014-005685-pj0042015000042.html.
Manual de Derecho Sucesorio 221
32
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 286; Rojas, ob. cit., p. 45; Villaroel Rión,
ob. cit., p. 126. Véase también: Louzan de Solimano, ob. cit., La sucesión intes-
tada o legítima –como también decimos hoy– tiene lugar cuando el causante no
otorgó testamento, o el otorgado no es válido o ninguno de los instituidos llegan
a ser herederos. Es lo que expresan las instituciones de Justiniano.
33
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Aragua, sent. del 16-06-08, citada supra, «a. el
testamento es nulo o ineficaz; b. si el testador no ha dispuesto por testamento la to-
talidad de los bienes de que podía disponer, en cuyo caso la porción no dispuesta,
será objeto de sucesión intestada; c. cuando se haya afectado en el testamento parte
de la porción legítima; d. cuando el beneficiario de la disposición testamentaria deje de
cumplir la condición que le haya sido impuesta; e. cuando el beneficiario de la dis-
posición testamentaria muere antes que el testador, f. cuando el heredero testamen-
tario repudia la herencia y no existe sustituto ni tiene lugar el derecho de acrecer
a favor de los otros coherederos; g. finalmente, si el heredero es incapaz de suceder».
34
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra.
35
Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 415.
222 María Candelaria Domínguez Guillén
2. Fundamento36
Indica Rojas que la sucesión legal se inspira, para los llamamientos y atri-
buciones que hace, en las relaciones que ligan al causante con los miem-
bros de sus familia y con el Estado, de manera que el vínculo familiar y el
48
Polacco, ob. cit., t. i, p. 35.
49
Ibíd., p. 36, pues puede suceder que la regulación legal no se corresponda con la ver-
dadera voluntad del causante, pero la ley se apoya en lo que sería el hombre medio
en atención a sus afectos y sobre el regula los llamados a suceder.
50
Messineo, ob. cit., pp. 49 y 50.
51
Como tampoco a la sucesión necesaria como especie de ésta, esto es no es la esencia
o justificación de la figura que analizamos ni de la legítima. Véase infra ix.2.
Manual de Derecho Sucesorio 225
3. Caracteres
55
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 287.
56
Véase: Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circuns-
cripción Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra.
57
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Aragua, sent. del 16-06-08, citada supra. Entre las
características fundamentales se señalan cuatro, a saber: i. Es una situación a causa
de muerte o al menos de muerte, ii. siempre la sucesión es a título personal, pues
no habiendo testamento no existen herederos particulares o legatarios, iii. ocurre
siempre por imperio de la ley, iv. es supletoria de la voluntad del causante, puesto
que surge solo cuando esa voluntad no existe o está viciada total o parcialmente.
58
Pérez-Pujazón Millán, Encarnación y Rodríguez Ramos, F. Javier: «El ré-
gimen de sucesión intestada en España. Régimen general». En: Economist & Jurist,
vol. 21, N.º 168, Madrid, 2013; Aquino Granados, ob. cit., pp. 27 y 28.
59
Sostuvimos la trascendencia del concepto de «familia» a propósito de la sucesión ab
intestato en: Domínguez Guillén, María Candelaria: «La familia: su proyección
en la sucesión legal y en la sucesión forzosa». En: i Jornadas Franco-venezolanas de
Derecho Civil «Nuevas Tendencias en el Derecho Privado y Reforma del Código Civil
Francés». Caracas, Capítulo Venezolano de la Asociación Henri Capitant Des Amis
Manual de Derecho Sucesorio 227
los artículos 822 y ss. que precisaremos más adelante60. Indica al efecto
una decisión judicial: «De allí, que suceden al causante determinada ca-
tegoría de personas; y el orden de suceder lo establece la Ley en los ar
tículos 822 y siguientes del Código Civil; así encontramos ciertos órdenes
sucesivos: descendientes; cónyuge, ascendientes y hermanos y sus descen-
dientes y otros parientes comprendidos entre el tercero y sexto grado (ar
tículo 830 del Código Civil)»61. En efecto, los sujetos que pueden figurar
en la sucesión bajo análisis son: cónyuge –o concubino62–, descendientes,
ascendientes, colaterales y en defecto de los anteriores, es llamado en
último lugar el Estado. Veremos en qué orden y porción63.
64
Véase al respecto: Polacco, ob. cit., t. i, p. 39; López Herrera, Derecho…, t. i,
pp. 50-64; Esparza Bracho, Derecho…, p. 104.
65
Polacco, ob. cit., t. i, p. 39.
66
Véase: Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito del Primer
Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, sent. del 20-06-06,
citada supra, «… Esta forma de sucesión intestada tienen vocación hereditaria los
parientes consanguíneos del de cujus, las cuales son gobernadas por dos principios
básicos y fundamentales como lo son: el de calidad de línea y el de la proximidad de
grado. Hay tres tipos de líneas de parentesco consanguíneo que corresponden dis-
tintas categorías en cuanto a la vocación ab intestato, en primer lugar esta línea recta
descendente, en segundo lugar la línea recta ascendente y por último la línea cola-
teral. La Ley llama a suceder, es decir, el Código Civil venezolano primeramente
a los parientes consanguíneos del causante, en línea recta descendiente –hijos–,
cuando estos rechazan la herencia o no exista pariente del causante, la Ley llama
a los parientes consanguíneos del causante en línea recta ascendente y si no existen
estos o han rechazado o repudiado la herencia la Ley llama a los parientes consan-
guíneos del causante en línea colateral».
67
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 288.
68
Alcalá-Zamora y Torres, ob. cit., pp. 93 y 94, así como constituye un principio
el respeto a la voluntad en la sucesión testada –ambos principios básicos de las dos
formas sucesorias–.
69
Ripert y Boulanger, ob. cit., p. 88.
70
Rojina Villegas, ob. cit., pp. 75.
Manual de Derecho Sucesorio 229
71
Véase infra ix.1; TSJ/SCC, sent. N.º 698, del 10-08-07; Esparza Bracho,
Derecho…, p. 135, se les denomina «legítimos» en una terminología no exenta de
confusión. Los «legitimarios» son los llamados por la ley a suceder aun contra la
voluntad del causante.
72
O de ser el caso, el concubino o concubina –acreditado judicialmente o mediante la
respectiva acta de conformidad con la Ley Orgánica de Registro Civil–.
73
Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito del
Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, sent. del 12-
02-08, citada supra. Estas tres normas sustantivas (artículos 822, 823 y 824 del Có-
digo Civil) que son de orden público no pudiendo ser relajadas ni contravenidas
por los particulares, en el sentido, de que establece quienes son los sujetos llamados
a suceder al causante, como vemos en primer lugar, el padre y la madre y a todo
ascendiente lo heredan sus hijos o descendientes, y el matrimonio crea derechos
sucesorales y la viuda concurre a la herencia con todos los descendientes correspon-
diéndole una cuota parte de la herencia igual a la de un hijo.
74
Véase: Pino, Augusto: La esclusione testamentaria dalla successione legittima. Roma,
Tipografia del Senato del Dott. G. Bardi, 1955; Cámara Lapuente, Sergio: La exclu-
sión testamentaria de los herederos legales. Madrid, Civitas, 2000.
75
Véase: Cámara Lapuente, ob. cit., pp. 74-121. Véase también: Pino, La esclu-
sione…, p. 5.
230 María Candelaria Domínguez Guillén
76
Véase: Pino, La esclusione…, p. 11.
77
Véase «la capacidad en la sucesión» en: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 199-409;
y la capacidad para suceder de manera intestada en López Herrera, Derecho…,
t. i, pp. 67-85; Esparza Bracho, Derecho…, pp. 107-122.
78
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 27 y ss.; Varela Cáceres, Edison
Lucio: La capacidad de ejercicio en los niños y adolescentes (especial referencia al
Derecho español y venezolano). Editorial RVLJ. Caracas, 2018, pp. 26 y ss.
79
Véase: Serrano Alonso, Manual…, p. 240, si el llamado a suceder es una persona
física no hace falta capacidad de obrar.
80
Véase sobre la capacidad de goce: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 50-59;
Varela Cáceres, ob. cit., pp. 22 y ss.
81
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 201.
82
Véase: Messineo, ob. cit., p. 43, la capacidad de suceder es un caso particular no
de capacidad de obrar sino de capacidad jurídica; Toglio, ob. cit., «La capacidad
para suceder a título universal o mortis causa es la aptitud para ser titular de los
Manual de Derecho Sucesorio 231
que puedan suceder los incapaces de obrar83. Señala en tal sentido López
del Carril que la ley no trata la capacidad para suceder, ni la define ni da
el concepto de la misma en razón de su propia especificidad y destino. Si-
guiendo a Prayones, podría considerarse que «capacidad para suceder es
el conjunto de requisitos que la ley exige para que una persona pueda ser
sujeto pasivo de la transmisión hereditaria». Y tal capacidad es de derecho,
pues se refiere al goce o titularidad del derecho sucesorio, y comprende
la capacidad receptiva de adquirir o recibir. Esta capacidad para suceder
es distinta a la capacidad para aceptar o repudiar la herencia, que es
una capacidad dinámica, relativa a la «capacidad de obrar»; en tanto que
la capacidad para suceder es estática o «capacidad de derecho», y consiste
en la calidad misma de sucesor o heredero en virtud de un título válido84.
Tampoco debe confundirse la capacidad o aptitud para suceder con la
«vocación hereditaria»85.
Zannoni define la capacidad para suceder mortis causa como «la aptitud
para ser titular de los derechos activos y pasivos que contiene la herencia
a cuya adquisición se es llamado en el todo, en una parte alícuota o en un
objeto determinado, en carácter de heredero o legatario». Se trata así de
una capacidad de derecho o de goce86. Dicha capacidad –agrega el autor–,
no constituye un presupuesto de la vocación, sino una condición de
De tal suerte, que, combinando las nociones anteriores con los conceptos
asociados a la capacidad jurídica88, podemos afirmar que la capacidad
para suceder viene dada por la aptitud para recibir o aceptar los derechos
y deberes derivados del fenómeno sucesorio, bien sea a título universal
o particular. Se aprecia que es ajena a la capacidad de obrar o de ejercicio,
vinculada a la realización de actos jurídicos por propia voluntad, porque
esta puede ser subsanada por el mecanismo legal correspondiente.
Dispone el artículo 808 del Código Civil: «Toda persona es capaz de su-
ceder, salvo las excepciones determinadas por la ley». La doctrina clasifica
las incapacidades en absolutas o relativas, según que afecten en todo caso
o en relación con una sucesión determinada89. En la absoluta no se puede
recibir de persona alguna, en la relativas no se puede recibir de determi-
nada persona90. Para suceder ab intestato91, al igual que acontece en ma-
teria de sucesión testamentaria, rige la regla de que la capacidad es la regla
y la incapacidad es la excepción92, así como que en materia de incapaci-
dades no se admite la analogía, pues las causas de incapacidad –en virtud
de sus graves consecuencias– son taxativas93. El Código Civil regula lo re-
lativo a la capacidad para suceder en los artículos 808 al 813. Veamos cada
uno de los supuestos contenidos en tales normas.
87
Ibíd., p. 63.
88
Según la cual esta viene dada por la medida de la aptitud para ser titular de deberes
y derechos o la medida de la personalidad. La cual la tiene todo sujeto por el solo
hecho de ser persona.
89
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 288.
90
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 207.
91
Véase: Esparza Bracho, Derecho…, p. 108.
92
Véase ídem; infra vi.2.
93
Véase Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 46-49.
Manual de Derecho Sucesorio 233
Prevé el artículo 809 del Código Civil: «Son incapaces de suceder los que
en el momento de la apertura de la sucesión no estén todavía concebidos.
A los efectos sucesorios la época de la concepción se determinará por las
presunciones legales establecidas en los artículos 201 y siguientes para la
determinación de la filiación paterna».
Una antigua regla que se remonta al Derecho romano exige que las suce-
siones se abran a favor de seres que ya existen, pues los bienes del difunto
son recogidos por aquellos que viven al momento de su fallecimiento94. El
concebido o conceptus –si bien no es persona– a la fecha de la apertura de la
sucesión tiene capacidad de suceder siempre que se consolide su condición
de persona al producirse el nacimiento con vida. Explicamos en otra opor-
tunidad que el concebido o conceptus constituye un supuesto excepciona-
lísimo en que, sin tener personalidad jurídica –porque esta se adquiere con
el nacimiento vivo de conformidad con el artículo 17 del Código Civil–
puede temporalmente considerarse en algunas situaciones jurídicas que
se traten de su bien con la necesaria condición de que se nazca con vida95.
Se trata de una flexibilización del Derecho que reconoce derechos al no
nacido en materia sucesoria96. En tal caso no se precisa haber nacido para
94
Ripert y Boulanger, ob. cit., p. 55.
95
Véase: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 104-137.
96
Ferrandio Bundio, ob. cit., p. 68.
234 María Candelaria Domínguez Guillén
La concepción o fusión de las células sexuales que originan una nueva vida
es fundamental para la consideración de derechos sucesorales ab intestato; su
cálculo a partir del nacimiento con vida supone tener igualmente en cuenta
la presunción establecida en el artículo 213 del Código Civil99. Según tan
presunción iuris tantum, lo importante será, a los efectos de la capacidad
sucesoral del concebido, que la concepción haya operado al instante de la
apertura de la sucesión o muerte del causante, para lo cual se considerará los
primeros 121 días de los 300 que preceden al día del nacimiento.
Ahora bien, respecto del «no nacido vivo», vale observar que nuestro sis-
tema vigente adopta la teoría de la «vitalidad» consagrada en el citado ar-
tículo 17 del Código Civil, en virtud del cual se precisa para ser persona
natural nacer «con vida», por lo que carece de existencia jurídica el ser
que nació muerto o no vivió ni un instante siquiera fuera del claustro
materno100. Si bien algunos autores patrios incluyen el supuesto del no
nacido vivo entre los casos incapacidad por «inexistencia»101, siguiendo la
97
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 288, «Obsérvese que no hace falta haber nacido,
pues basta que el llamado a heredar esté concebido para el momento de la apertura
de la sucesión, para que se le tenga por nacido, en virtud de la regla ‘coneptus pro nato
habetur’ –el concebido se tiene por nacido–», esto último cuando se trate de su bien,
situación obvia en una sucesión de activo superior al pasivo.
98
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 214.
99
Que prevé: «Se presume, salvo prueba en contrario, que la concepción tuvo lugar
en los primeros 121 días de los 300 que preceden al día del nacimiento». Véase tam-
bién: Domínguez Guillén, María Candelaria: «El cálculo de la concepción».
En: Revista de Derecho, N.º 24. Caracas, TSJ, 2007, pp. 63-96 (también en: Manual
de Derecho de Familia…, pp. 483-509).
100
Véase sobre la teoría de la vitalidad: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…,
pp. 57-74.
101
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 68; Torres-Rivero, Teoría…, t. i,
pp. 215 y 216; Piña Valles, ob. cit., p. 41; Aguilar Gorrondona, José Luis:
Derecho Civil i Personas. Caracas, UCAB, 23.ª edic., 2010, pp. 205 y 206. Véase:
Manual de Derecho Sucesorio 235
Torres-Rivero, Arturo Luis: Mis comentarios y reparos a la reforma del Código Civil
en 1982. Caracas, UCV-Colegio de Abogados del Estado Lara, 1984, vol. i, pp. 64
y 65, quien indica al comentar el artículo 809 que, en efecto, exprésese o no en la
ley, determinadas situaciones, por biológicas, por naturales, producen siempre fa-
talmente sus consecuencias. «Los que no hayan nacido vivos» no son personas natu-
rales, y por ende, no son personas jurídicas, lo cual evidencia la incapacidad de ellos,
incapacidad general por inexistencia, que es un axioma.
102
Véase: Messineo, ob. cit., p. 45, la incapacidad jurídica es en sustancia el equiva-
lente a falta de personalidad aunque sea potencial; De Ruggiero, ob. cit., p. 405.
103
Véase en tal sentido: Polacco, ob. cit., t. i, pp. 61 y 62.
104
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, p. 56.
105
Véase infra vi.2.2.
236 María Candelaria Domínguez Guillén
legal, más que constituir una incapacidad por inexistencia106, que presu-
pone –a nuestro criterio– la personalidad, se presenta como la carencia de
un presupuesto natural de las situaciones jurídicas, a saber, la existencia
de subjetividad al momento que se configura la situación de derecho en
cuestión107. Ello llevaría a concluir que el supuesto de la fecundación arti-
ficial post mortem excluiría al concebido con posterioridad a la apertura de
la sucesión, aunque el máximo Tribunal refirió lo contrario108, y algunos lo
han considerado por vía analógica109.
Recapitulando, somos del criterio que los supuestos del «no nacido vivo»
y del «no concebido» no configuran propiamente una «incapacidad» para
suceder, pues, no obstante los términos de la Ley y la doctrina, es ele-
mental que quien no existe no tiene subjetividad o personalidad jurídica,
presupuesto previo y necesario a los fines de la capacidad jurídica110. En los
citados casos, simplemente no se tiene la condición de persona o sujeto de
derecho de conformidad con el artículo 17 del Código Civil111. De allí que
106
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 68; Torres-Rivero, Teoría…, t. i,
pp. 212 y 213; Piña Valles, ob. cit., p. 41; Aguilar Gorrondona, ob. cit., p. 205.
107
Véase en sentido semejante: Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 55, tanto las «criaturas
abortivas» como las asociaciones no constituidas, más que defecto de capacidad, pre-
sentan defecto de existencia pues «no es que sean incapaces: es que no son personas».
108
Véase: TSJ/SC, sent. N.º 1456, del 27-07-06, «Pero, cuando la persona ha autori-
zado en vida la reproducción asistida, para que pueda realizarse post mortem, con
persona señalada o señalable, hay una clara voluntad de que nazca alguien con la
condición de hijo, a quien la Constitución y las leyes le reconocen el derecho de
conocer a sus padres, lo que para esta Sala es un conocer integral y jurídico, y el
artículo 809 del Código Civil debe ceder ante esta situación, ya que el conocer a qué
tiene derecho este hijo, debe ser igual al de los otros hijos…».
109
Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 58.
110
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, p. 56.
111
Tales casos no se presentan como verdaderas incapacidades de goce, pues lo que
ocurre es que en los supuestos indicados no existe «persona» y la capacidad de
goce es simultánea a ésta. Véase en el mismo sentido: de Freitas de Gouveia,
Edilia: «La noción de capacidad en la doctrina jurídica venezolana». En: Estudios de
Derecho Civil. Libro homenaje a José Luis Aguilar Gorrondona. Vol. i, Caracas, TSJ,
Fernando Parra Aranguren, editor, 2002, p. 334.
Manual de Derecho Sucesorio 237
112
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 68; Torres-Rivero, Teoría…, t. i,
p. 217; Piña Valles, ob. cit., pp. 41 y 42.
113
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 217 y 218; Piña Valles, ob. cit., pp. 41 y 43.
114
Afirmar que el no nacido y el fallecido es incapaz para suceder se presenta como una
impropiedad, habría que citar tales casos en todo supuesto de incapacidad de goce,
lo cual sería absurdo. La carencia se personalidad no genera una «incapacidad» sino
que la personalidad es presupuesto del tema de la capacidad.
115
De lo contrario, tendríamos que llegar a la absurda conclusión que todos los no
concebidos, no nacidos vivos y los fallecidos son incapaces, lo que propiciaría un
examen o pronunciamiento ilógico e infinito sobre una pretendida incapacidad que
no es tal.
238 María Candelaria Domínguez Guillén
5.2. La indignidad116
El artículo 810 del Código Civil consagra las causas taxativas de in-
dignidad como causa de incapacidad relativa –con relación al causante
exclusivamente–: «Son incapaces de suceder como indignos: 1. El que vo-
luntariamente haya perpetrado o intentado perpetrar un delito, así como
sus cómplices, que merezca cuando menos pena de prisión que exceda de
seis meses, en la persona de cuya sucesión se trate, en la de su cónyuge,
descendiente, ascendiente o hermano. 2. El declarado en juicio adúltero
con el cónyuge de la persona de cuya sucesión se trate. 3. Los parientes
a quienes incumba la obligación de prestar alimentos a la persona de cuya
sucesión se trate y se hubieren negado a satisfacerla, no obstante haber
tenido medios para ello»117.
116
Véase: Salas, Acdeel E. Obligaciones, contratos y otros ensayos. Buenos Aires, Edi-
ciones Depalma, 1982, pp. 483-510; Córdoba et al., ob. cit., pp. 88-98; Lafont
Pianetta, ob. cit., pp. 266-288; Serrano García, Las sucesiones en general…,
pp. 13 y 15.
117
Véase: Dominici, ob. cit., pp. 26 y 27, el autor al comentar el Código Civil de 1896,
señalaba el artículo 706 que incluía 7 causas de indignidad: 1. matar o intentar
matar al de cujus, 2. acusar de un crimen que merezca prisión si la acusación fue
calumniosa, 3. forzar a hacer o reformar testamento, 4. impedir hacer o revocar
testamento, así como suprimir, ocultar o alterar un testamento, 5. adulterio, 6. no
cuidar o socorrer al pariente demente, y 7. padres que abandonen hijos menores de 15
años o que hayan tratado de corromperlos o prostituirlos a cualquier edad.
118
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 245.
119
Ibíd., p. 271.
120
Serrano Alonso, Manual…, p. 41.
121
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 246-266.
Manual de Derecho Sucesorio 239
122
Véase: Esparza Bracho, Derecho…, p. 112, se precisa sentencia definitivamente
firme. El autor excluye el delito culposo porque la indignidad implica una intensión
ofensiva.
123
Véase: Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Lara, Sala de Juicio N.º 3, sent. del 25-09-08, exp. KP02-
V-2005-4261, http://lara.tsj.gov.ve/decisiones/2008/septiembre/645-25-KP02-
V-2008-004261-.html, «… la parte actora presentó junto con el libelo de la
demanda, original de la querella interpuesta por el ciudadano (…) pero no así
la sentencia condenatoria emanada de un tribunal penal que condene a los ciuda-
danos (…) por la comisión de algún delito específico en contra de su padre (…) y
mal podría este Tribunal pronunciarse sobre la responsabilidad de los demandados
porque incurriría en extralimitación de competencia por lo que esta juzgadora al es-
tudiar y analizar los medios de prueba aportados por la parte actora, con los mismos
no se demostró por las vías legales establecidas que los demandados (…) hayan per-
petrado algún hecho punible en contra su padre por lo que no quedo configurado
así, estar incursos en la causal establecida en el ordinal 1° del artículo 810 del Có-
digo Civil, para ser declarados incapaz de suceder como indignos». Véase también:
López Herrera, Derecho…, t. i, p. 76, en el juicio civil bastara la copia certificada
de la decisión penal.
124
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 249-257.
125
Tribunal Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscrip-
ción Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 07-10-03, http://zulia.tsj.gov.ve/
decisiones/2003/octubre/282-7-20.183-.html, «Del espíritu de la Ley, establecida en
los artículos precedentemente transcritos, se desprende que el legislador sancionó
al declarado incapaz de suceder por indignidad, a la pérdida del derecho heredi-
tario. Y ha sido doctrina jurisprudencial, que: “La indignidad funciona en sucesión
tanto testada como intestada, la indignidad existe en mérito a la Ley, sin requerir
declaración del causante contra el indigno que pretende heredar, accionan los cohe-
rederos”. Así las cosas, tenemos que quedó demostrado en las actas procesales con
todas y cada una de las pruebas aportadas por la parte actora, que la ciudadana (…)
perpetró el delito de estafa agravada en contra de su padre (…) sumando con este
hecho a su patrimonio bienes del acervo universal de la herencia legítima de su men-
cionado padre (…) en perjuicio de sus hermanos (…) por lo cual fue condenada
(…) Configurándose así, estar incursa en la causal establecida en el ordinal 1° del
240 María Candelaria Domínguez Guillén
artículo 810 del Código Civil, para ser declarada incapaz de suceder como indigna
(…) razón por la cual la presente acción está ajustada a derecho y por consiguiente
debe prosperar».
126
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra, «Ahora bien, el
numeral 1 del artículo 810 del Código Civil establece esta causal –la perpetración
de un delito– como motivo suficiente para que se declare al sucesor incapaz para su-
ceder como indigno; aún más la referida norma exige que el delito merezca cuando
menos pena de prisión que exceda de seis meses y en el presente caso, la demandada
(…) fue condenada a un año cuatro meses de prisión por el delito de estafa agravada,
razón legal eficiente para que el tribunal de con lugar la acción intentada; esto es,
la declare incapaz para suceder al causante (…) por indignidad. Es decir, incurrió la
accionada en una de las causales previstas en la Ley para que se repute indigna y en
consecuencia incapaz para suceder al de cujus; perdiendo de esta manera la herencia
de su causante (…) por indignidad; causal de carácter moral que le priva heredar,
devolver los bienes que posea y que pertenezcan al patrimonio del causante y resti-
tuir los frutos que haya gozado desde la apertura de la sucesión». Véase declarando
perecido el respectivo recurso de casación: TSJ/SCC, sent. N.º 205, del 20-03-06.
127
Barrios, Plácido: «Acta de herederos a favor de condenado por asesinato de su es-
posa-causante». En: El Notario del siglo xxi, N.º 50. Madrid, Colegio Notarial de
Madrid, 2013, http://www.elnotario.es.
128
Véase sobre la causal: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 258-263.
129
Véase: ibíd., p. 258, si el legislador hubiese querido exigir sentencia penal conde
natoria firme hubiese referido ello en la redacción –condenado por el delito de adul-
terio–. Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, pp. 77 y 78, tal declaratoria podría
tener lugar en juicio civil de divorcio o de desconocimiento de la paternidad.
130
Véase: Esparza Bracho, Derecho…, p. 113, necesariamente tendrá que ser un
juicio penal del cual resulte su condenatoria por la comisión del delito; un juicio
Manual de Derecho Sucesorio 241
parte que no actúo en el anterior proceso, debe contar con la oportunidad de con-
trolar la prueba, dado el elemental principio de que una prueba no puede producir
efectos contra quien no fue parte en el proceso donde dicha prueba fue admitida
y evacuada»; Juzgado Superior Quinto del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del estado Zulia, sent. del 08-07-08, exp. VP01-R-2008-000399, http://jca.tsj.
gov.ve/decisiones/2008/julio/2251-8-VP01-R-2008-000399-PJ06420080000133.
html, para su validez se precisa vigencia del principio de bilateralidad; Juzgado Ter-
cero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Bancario de la Circuns-
cripción Judicial del estado Carabobo, sent. del 15-02-08, exp. 17078, http://cfr.
tsj.gov.ve/decisiones/2008/febrero/723-15-17.078-.html; Juzgado Tercero de los
Municipios San Cristóbal y Torbes de la Circunscripción Judicial del estado Tá-
chira, sent. del 13-08-09, exp. 5573, http://tachira.tsj.gov.ve/decisiones/2009/
agosto/1347-13-5573-.html; TSJ/SCS, sent. N.º 307, del 28-05-02, «Las copias cer-
tificadas consignadas por el demandado no pueden ser consideradas lo que la doc-
trina y la jurisprudencia patria denominan “prueba trasladada”, por cuanto en aquel
y en este juicio los demandantes no son los mismos y, por tanto, los hechos contro-
vertidos también son disímiles».
133
Esparza Bracho, Derecho…, p. 113, el Código no se refiere al cónyuge adúltero
del causante, sino al tercero que incurrió en una relación adúltera con el cónyuge del
de cujus, si este tercero es llamado a suceder con forme al orden legal, su relación de
adulterio con el cónyuge del causante lo incapacita para suceder; Torres-Rivero,
Teoría…, t. i, p. 261.
134
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 261, comenta el autor que ningún autor
venezolano toca el punto.
135
Ibíd., p. 262.
244 María Candelaria Domínguez Guillén
139
Esparza Bracho, Derecho…, p. 114.
140
Véase: TSJ/SC, sent. N.º 738, citada supra.
141
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 263-266. La obligación de alimentos
en el ámbito de los menores de edad, la denomina la Ley Orgánica para la Protec-
ción de Niños, Niñas y Adolescentes de 2007 «obligación de manutención» (véase
artículos 365 y ss.).
142
Esparza Bracho, Derecho…, p. 114.
143
López Herrera, Derecho…, t. i, p. 79.
144
Véase: Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de
la Circunscripción Judicial del estado Zulia, sent. del 03-10-12, exp. 13284, http://
zulia.tsj.gob.ve/decisiones/2012/octubre/515-3-13284-10.html, «se declara inadmi-
sible la reconvención o mutua petición presentada en el juicio especial de partición,
mucho más cuando el motivo de la reconvención de la parte demandada se basa
entre otros aspectos, en el supuesto contemplado en el numeral tercero del artículo
810 del Código Civil que trata la incapacidad relativa para suceder ab intestato por
indigno a “Los parientes a quienes incumba la obligación de prestar alimentos a la
persona de cuya sucesión se trate y se hubieren negado a satisfacerla, no obstante haber
tenido medios para ello”, la cual solo es posible previa existencia de una sentencia
definitivamente firme que así lo declare».
246 María Candelaria Domínguez Guillén
145
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 264.
146
Esparza Bracho, Derecho…, p. 114.
147
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 494-497, Señala Castán Tobeñas
que la idea de que las normas excepcionales no admiten la interpretación extensiva
es solo el resultado de la confusión entre esta y la analogía. La jurisprudencia espa-
ñola ha reconocido que no es siempre cierto que las normas de Derecho singular
o excepcional estén necesariamente sustraídas del juego de la interpretación exten-
siva, ni rechacen el empleo del procedimiento analógico, ya que la norma relativa-
mente excepcional puede consentir la aplicación de esta última dentro del ámbito
de su contenido estricto y en tanto la ratio del tratamiento excepcional corresponda
también al caso no regulado. Se ha indicado que fuera del Derecho Penal, las dispo-
siciones taxativas y las excepcionales rige la admisibilidad de la analogía, pues la ex-
cepción es la aplicación del argumento a contrario. Francisco Parra también indica
que «la norma de excepción no admite analogía». Obsérvese, pues, que la prohibición
respecto de las normas excepcionales se refiere a la analogía y no a la interpretación
extensiva. Refiere sabiamente Orgaz que el principio de que la capacidad es la regla
y la incapacidad es la excepción, significa que la incapacidad no puede extenderse
por analogía a otros supuestos no previstos por la norma. La analogía jamás procede
en leyes excepcionales. Esto no quiere decir que la incapacidad deba interpretarse
siempre restrictivamente –como suele afirmarse con ligereza– ni siquiera que sean
de interpretación estricta. Las leyes que sancionan la incapacidad deben ser interpre-
tadas con propiedad, esto es, penetrando en su inteligencia y en su voluntad real: el
resultado de esta interpretación puede conducir, también aquí, a restringir el alcance
de la ley cuando el texto aparezca excesivamente amplio –restrictiva– o ampliar
Manual de Derecho Sucesorio 247
ese alcance cuando se demuestre que el texto está redactado con demasiada limita-
ción –interpretación extensiva–. Estos resultados serán correctos siempre que la in-
terpretación lo sea. Lo único que está vedado es extender incapacidades a casos
de ningún modo comprendidos en la ley, ni expresa ni implícitamente, que es, por
definición, la hipótesis de la analogía. Siguiendo estas ideas, y entendiendo el cri-
terio que permite distinguir entre interpretación extensiva y analogía podemos sos-
tener que las limitaciones a la capacidad no pueden ser objeto de analogía, pero sí
de interpretación extensiva, porque esta última implica que el supuesto en concreto
se encuentra dentro del espíritu de la norma aunque no en su letra. La analogía por
el contrario, alude a un supuesto no previsto ni por el texto ni por el espíritu de la
ley. De manera que podemos concluir, no como una regla pero sí como un criterio
orientador, que en efecto, las normas que limitan la capacidad no pueden ser objeto
de analogía. Respecto a la interpretación extensiva, nos atrevemos a sostener que la
misma en ocasiones sería procedente, obviamente manteniendo los justos límites
que impone lo delicado del contexto en cuestión.
148
Véase Zannoni, ob. cit., p. 85, a propósito de la causal que establece en el De-
recho argentino «el pariente del difunto que, hallándose éste demente y abando-
nado, no cuido de recogerlo…», el término «pariente» empleado por la ley no solo
alude a quienes gozan de vocación legítima, sino también contra el heredero ins-
tituido que incurrió en abandono. Se produce la sinonimia accidental a la que
alude Rébora entre el término «pariente» y el término «heredero». Véase también:
Rolleri, Gabriel et al.: «Legitimación activa de la acción de indignidad». En: xxii
Jornadas Nacionales de Derecho Civil. v Congreso Nacional de Derecho Civil. Comisión
N.º 6 (Sucesiones). Córdoba, 23, 24 y 25 de setiembre de 2009, http://www.dere-
chocivilcba.com.ar/docs/legitimacion_activa_accion_indignidad_rolleri.doc, «coin-
cidimos con la mayor parte de la doctrina en extender el concepto “pariente” como
sinónimo de ‘heredero’, pero dejando en claro que la legitimación debe ser más amplia
aún, a otros interesados que pretendan excluir al indigno».
248 María Candelaria Domínguez Guillén
Se aprecia decisión judicial que declara con lugar la indignadad con base en
la causal referida de incumplimiento de obligación de alimentos, respecto
de una madre con ocasión de la sucesión de su fallecido hijo, toda vez que
quienes habían contribuido a su cuidado fueron otros familiares150.
149
Lo cierto es que sobre los esposos pesa el deber de alimentos con características más
especiales porque ni siquiera se precisa –al igual que en caso de menores– probar
el estado de necesidad; se trata de una obligación consustancial al estado conyugal
como parte del deber de socorro.
150
Véase: Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent.
del 15-01-16, exp. AP11-V-2012-000638, http://caracas.tsj.gob.ve/decisiones/2016/
enero/2122-15-ap11-v-2012-000638-pj0072016000004.html, «este Tribunal llega
a la conclusión de que la ciudadana demandada incumplió con su obligación de ali-
mentos establecida en el artículo 282 del Código Civil, de modo que incurrió en la
causal contenida en el ordinal 3º del artículo 810 del Código Civil, por lo que este
Tribunal se ve forzado a declarar con lugar la demanda y en consecuencia incapaz
para suceder por indignidad».
151
Véase: Zannoni, ob. cit., p. 85, Cámara de Apelaciones de Trelew, sent. N.º 034,
del 11-11-08, http://blog.juschubut.gov.ar/sijblog/2010/01/indignidad-sucesoria-
concepto.html, «Declarar formalmente que, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 3295, 3302, 3303 y ss. del Código Civil, la demandada de autos, sra. A. A.
F., es indigna de suceder a su madre, sra. G. C., por haber configurado su conducta
la causal de indignidad prevista y sancionada por el artículo 3295 del Código Civil
–abandono de su madre demente–».
152
Véase Zannoni, ob. cit., p. 86.
153
Véase infra xii.2.
Manual de Derecho Sucesorio 249
154
Moreda, Liliana Alicia y Lujan Millán, Liliana: «Inclusión nuevas causales de in-
dignidad». En: xxii Jornadas Nacionales de Derecho Civil. v Congreso Nacional de De-
recho Civil. Comisión N.º 6 (Sucesiones). Córdoba, 23, 24 y 25 de setiembre de 2009,
http://www.derechocivilcba.com.ar/docs/inclusion_nuevas_causales_indignidad_
moreda_millan.doc.
155
Véase: Martínez Martínez, ob. cit., p. 444, Las causas de indignidad deben
reformularse con independencia de los tipos delictivos del Código Penal. Deben
ser causas de indignidad todo tipo de malos tratos de obra y palabra entre cuales-
quiera llamados a sucederse entre sí, sea por derecho propio o por derecho de repre-
sentación, incluyendo no prestarse alimentos entre obligados; Pérez Gallardo,
Leonardo B.: «La negativa de atención o alimentos al causante como causal de in-
capacidad para suceder (rectius inhabilitación o exclusión sucesoria)». En: Revista
de Derecho de Familia y de las Personas. Año vi, N.° 5. Buenos Aires, La Ley, 2014,
pp. 162-167.
156
Véase: Krieg, Claude: L’ indignité en Droit Successoral suisse. Lausanne, Université
de Lausanne, (tesis), 1966, p. 35, solo las personas psíquicas pueden ser declaradas
indignas, el instituto no aplica a las personas morales.
157
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 56 y 57. Véase: Córdoba et al.,
ob. cit., p. 89, para algunos la indignidad no es una incapacidad, sino una causa que
contraría la vocación sucesoria.
250 María Candelaria Domínguez Guillén
Es, pues, una pena civil que impone la ley contra el heredero o legatario por
un agravio al de cujus158. La indignidad es una sanción establecida por la
ley, cuando el llamado a título universal o singular, ya sea por ley o testa-
mento, haya incurrido en conductas que «… representan agresiones o me-
noscabos a la integridad, a la libertad, el honor, la salud, las afecciones
o la memoria del causante». El fundamento es, pues, doble: está en la
presunta voluntad del causante y también en el sentimiento de moral so-
cial159. «La indignidad es una sanción legal que provoca la pérdida del de-
recho hereditario del sucesor que ha cometido en agravio del causante un
hecho grave previsto en la ley; es decir, pesan sobre aquel sucesor de la he-
rencia testada o intestada razones graves de carácter moral que le privan
heredar»160 Rojas indica que a la indignidad se le atribuyen distintos sen-
tidos: como una «pena», una desheredación legal, la pérdida de la capacidad
relativa de suceder, causa de exclusión o caducidad del derecho hereditario161.
La indignidad en sus orígenes aparece asociada a la desheredación, incluso
158
Romero Cifuentes, ob. cit., p. 30. Véase también: Lacruz Berdejo et al., ob. cit.,
p. 59, la indignidad constituye una sanción civil que tiene de común con la penal,
su falta de función satisfactoria del derecho violado, ya que no tiende a reintegrarlo;
Ripert y Boulanger, ob. cit., p. 63, la indignidad es la exclusión de la sucesión
pronunciada a título de pena contra quien ha sido culpable de faltas graves contra
el difunto y su memoria.
159
Ciarrocca de Cervetto, Laura: «Indignidad, desheredación y legítima». En: xxii
Jornadas Nacionales de Derecho Civil. v Congreso Nacional de Derecho Civil. Comi-
sión N.º 6 (Sucesiones). Córdoba, 23, 24 y 25 de setiembre de 2009, http://www.
derechocivilcba.com.ar/docs/indignidad_desheredacion_legitima_ciarrocca_
cervetto.doc.
160
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra. En el mismo
sentido: Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Lara, Sala de Juicio N.º 3, sent. del 25-09-08, citada supra.
161
Rojas, ob. cit., pp. 52 y 53.
Manual de Derecho Sucesorio 251
162
Zannoni, ob. cit., p. 80; Moreda y Lujan Millán, ob. cit., «La institución de
la indignidad, tiene su origen en el Derecho romano, En este, a la par de la ex-
heredatio, con la que se protegía el interés privado tutelando el resentimiento per-
sonal del ofendido contra el ofensor, quien podía o no ejercitar esa facultad, existía
la indignidad, que tutelaba más bien el interés público, en cuanto repugnaba a la
conciencia social que se pudiese suceder a quien se había hecho víctima de ultraje
de cierta gravedad». Véase sobre la indignidad en el Derecho romano: Reimundo,
Benito María: La sistematización de la indignidad para suceder según el Derecho romano
clásico. Oviedo, Universidad de Oviedo, 1983.
163
Véase: Ferrandio Bundio, ob. cit., p. 59; Albaladejo, ob. cit., p. 397; Ciarrocca
de Cervetto, ob. cit. Véase sobre la diferencia entre indignidad y desheredación:
Alonso Ttica, ob. cit., passim.
164
Polacco, ob. cit., t. i, p. 65.
165
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 56 y 57; Krieg, ob. cit., p, 106, la
indignidad entraña una incapacidad legal relativa de suceder.
166
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 238.
252 María Candelaria Domínguez Guillén
167
Véase: Ibíd., pp. 238-243.
168
López del Carril, ob. cit., p. 17. Véase también: Josserand, ob. cit., vol. ii, p. 19,
la teoría de la indignidad es completamente distinta de la incapacidad; Hernández
Ibáñez, Carmen: «La causa séptima de indignidad sucesoria: una medida de pro-
tección jurídica». En: Revista de Derecho, N.º 1, Uned 2006, p. 173, la relación entre
indignidad e incapacidad no suscita opiniones concordantes en la doctrina.
169
López del Carril, ob. cit., pp. 18 y 19.
170
Gutiérrez Barrenengoa et al., ob. cit., p. 60.
171
Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de
la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, sent. del 16-09-04, exp. BH01-
X-2004-000035, http://anzoategui.tsj.gov.ve/decisiones/2004/septiembre/1066-16-
BH01-X-2004-000035-.html, agrega: «pero tiene como finalidad ulterior el establecer
el derecho de acrecer de los restantes herederos de conformidad con lo previsto en el
artículo 942 y siguientes del Código Civil, es decir, de hacerse de la cuota hereditaria
que en condiciones normales le hubiese correspondido al heredero declarado indigno
Manual de Derecho Sucesorio 253
sea cual fuere el valor monetario de dicha cuota hereditaria, pero no es fin de esta
acción el reparar los daños y perjuicios que uno de los coherederos pudo ocasionarle
a los restantes, en cuyo caso es imperioso determinar la cuantía del daño, monto al cual
estará supeditada la indemnización que se pueda acordar judicialmente».
172
López del Carril, ob. cit., p. 18. Véase en igual sentido: Torres-Rivero,
Teoría…, t. i, p. 266, no es posible en vida ejercer la acción de indignidad, puesto
que mientras la persona esté viva lo que hay es vocación de suceder, expectativa en
sucesión futura.
173
Véase: López del Carril, ob. cit., p. 17; Piña Valles, ob. cit., p. 44; Abouhamad
Hobaica, ob. cit., p. 122, «es cierto que la indignidad ha de ser declarada judi-
cialmente, no opera ipso iure»; Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 15, esta in-
capacidad relativa debe ser declarada por un Tribunal; Rodríguez, ob. cit., p. 20,
«la indignidad para ser invocada debe haber sido declarada»; Zannoni, ob. cit.,
p. 80, la indignidad se hace efectiva cuando ha sido declarada judicialmente, el
estado potencial de indignidad no constituye ninguna anomalía de la vocación heredi-
taria, pues mientras no exista tal declaración no surte ningún efecto jurídico; Claro
Solar, ob. cit., t. xiii, p. 109; Álvarez-Caperochipi, ob. cit., p. 89, la postura más
probable apunta a que debe ser declarada por sentencia firme, y causa típica y probada.
174
Juzgado Superior Sexto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Área Metropoli-
tana de Caracas, sent. del 29-11-99, Jurisprudencia Ramírez & Garay, t. clx, p. 22,
agrega: No basta, por título, el simple alegato de indignidad, si los demandados
pretendían tal declaratoria debieron proponerla por vía de reconvención para per-
mitir a los demandantes ejercer su derecho a la defensa; la causal alegada de indig-
nidad supone incumplimiento de la obligación alimentaria y esta obligación a su vez
presupone que quien la exija se encuentre en la imposibilidad de proporcionarse ali-
mentos (artículo 289 del Código Civil), circunstancia que tampoco fue alegada por
los demandados.
175
Véase: Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscrip-
ción Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra; Tribunal de
254 María Candelaria Domínguez Guillén
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado Lara,
Sala de Juicio N.º 3, sent. del 25-09-08, citada supra. Véase también: Primero de Pri-
mera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial
del estado Táchira, sent. del 03-08-06, exp. 30813-2004, http://tachira.tsj.gov.ve/de-
cisiones/2006/agosto/1327-3-30813-.html, «… así como tampoco consta en autos la
declaratoria de indignidad del ciudadano (…) alegada por la abogada para impedir
este herede a la causante»; Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mer-
cantil, del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Nueva Esparta,
sent. del 17-11-05, exp. 8567-05, http://nueva-esparta.tsj.gov.ve/decisiones/2005/no-
viembre/283-17-8567-05-.html, «… la misma constituye una sanción que debe ser de-
clarada en sede judicial para que surta efectos los cuales se traducen en la pérdida de
la herencia aplicable en los casos de sucesiones testadas e intestadas cuando concurran
algunas de las causales expresamente señaladas en el artículo 810 del Código Civil…».
176
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 271.
177
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 80, la acción, a su criterio, solo precisa
ser ejercida cuando el indigno se encuentra de hecho en posesión del patrimonio
hereditario; Laurent, ob. cit., t. ix, p. 27.
178
Véase: Esparza Bracho, Derecho…, p. 116, comenta que cuando no se precise sen-
tencia penal será discutido en disputa judicial del sucesor calificado como indigno si
reclama su derecho a heredar o cuando se le exija la restitución de lo que ha tomado,
pero tal sentencia será solamente «constitutiva» de la situación de indignidad.
179
Véase citadas supra: Tribunal Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mer-
cantil de la Circunscripción Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 07-10-03;
Manual de Derecho Sucesorio 255
del patrimonio del causante y restituir los frutos de que haya gozado desde
la apertura de la sucesión como lo preceptúa el artículo 812 del Código
Civil182: «El excluido como indigno quedará en el deber de restituir todos
los frutos de que haya gozado desde la apertura de la sucesión». El indigno
no debe, pues, retener los bienes ni recibir beneficio derivado de una sucesión
que para él no surtió efecto alguno en razón de su conducta.
182
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra. En el mismo
sentido: Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Lara, Sala de Juicio N.º 3, sent. del 25-09-08, citada supra.
183
Polacco, ob. cit., t. i, p. 77; Ramírez, ob. cit., p. 200.
184
Farrera, ob. cit., p. 39.
185
Véase: Albaladejo, ob. cit., p. 86; Serrano Alonso, Manual…, pp. 43 y 44;
Messineo, ob. cit., p. 46.
Manual de Derecho Sucesorio 257
186
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 84, con inclusión de nota al pie N.º 23,
reseña que los códigos anteriores al de 1942 solo permitían la rehabilitación expresa;
Esparza Bracho, Derecho…, pp. 120 y 121, la moderna doctrina italiana acepta
tanto la rehabilitación expresa como la implícita, esta última procede del llama-
miento testamentario que se hace a quien había incurrido en indignidad siempre
que el testador lo hiciera a sabiendas de la misma; doctrina que es perfectamente
aplicable a nuestro régimen sucesorio.
187
Rojas, ob. cit., pp. 56 y 57.
188
Más exactamente, lo que se probaría es que el testador no tuvo posibilidad de co-
nocer los hechos que configuran la indignidad y por tal ignorancia dispuso a favor
del indigno.
189
Véase: Dominici, ob. cit., p. 32, «la indignidad del heredero solo atañe en realidad
a su causante: puede éste por tanto remitir el mal o la ofensa que se le hizo. No hay
en ese punto nada de orden público…».
190
Gutiérrez Barrenengoa, et al., ob. cit., pp. 60 y 61.
258 María Candelaria Domínguez Guillén
191
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 289; Vizcarrondo P., ob. cit., p. 14, agrega que
cuando se trata de disposición testamentaria el perdón debe ser posterior a los
hechos que causaron la indignidad; Rojas, ob. cit., p. 57.
192
Rodríguez, ob. cit., p. 21.
193
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 84; Esparza Bracho, Derecho…, p. 121.
194
Lacruz Berdejo et al, ob. cit., p. 62.
195
Roca Ferrer et al., ob. cit., p. 1040.
196
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Menores de la Circunscripción
Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 16-09-05, citada supra. En el mismo
sentido Véase: Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscrip-
ción Judicial del estado Lara, Sala de Juicio N.º 3, sent. del 25-09-08, citada supra.
197
Véase: Toglio, ob. cit., «Solo pueden demandar los parientes a quienes corresponda
suceder a falta del excluido de la herencia o en concurrencia con él».
198
Véase: Alonso Ttica, ob. cit., «Es una institución que funciona tanto en la sucesión
testada como en la sucesión intestada».
199
Véase referencia de: Zannoni, ob. cit., pp. 88 y 89, sosteniendo que la acción su-
pone la vocación para suceder en concurrencia o con exclusión del indigno lo que no
ocurre con el legatario.
Manual de Derecho Sucesorio 259
200
Véase: Ibíd., p. 90, señala la procedencia en el Derecho argentino respecto al legatario,
aunque ordenamientos como el francés la consideran exclusiva de la sucesión legítima
pues respecto de la sucesión testamentaria –legados y donaciones– aplica la revocación
por ingratitud. Véase sobre el Derecho francés: Planiol y Ripert, ob. cit., p. 77, el in-
digno pierde sus derechos hereditarios en la sucesión ab intestato, pero solo esos dere-
chos. Una liberalidad solo podría ser impugnada por los artículos correspondientes.
201
Dominici, ob. cit., p. 33, las donaciones anteriores tendrían que ser revocadas por
causa de ingratitud.
202
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 272; Rolleri, ob. cit., «consideramos que
se encuentra legitimado y puede demandar la indignidad, si por falta del indigno
tiene que recibir los bienes hereditarios (…) Autores como Machado, Rébora,
Medina, Pérez Lasala, Córdoba, Levy, Solari, Waigmaster y Zannoni,
admiten su legitimación. Este último sostiene que el Fisco siempre tiene un interés
legítimo para controvertir la vocación de sucesores cuando tal controversia lleva a la
vacancia de de la herencia».
203
Véase: Rolleri, ob. cit., «Si consideramos a la indignidad como un instituto que
vela por el buen orden y la moral social, podremos ver con gran claridad cuán con-
veniente sería que su legitimación activa sea ampliada. Ello se debe a que aumentaría
el número de personas capaces de controlar aquellas situaciones reprochables por
nuestro sistema, disminuyendo así en gran cantidad el número de situaciones que
han de quedar impunes».
204
Véase supra 4.
205
Véase: TSJ/SC, 1682, del 15-07-05; Juzgado de Tercero de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Aragua,
sent. del 14-01-09, exp. 10818, http://jca.tsj.gov.ve/decisiones/2009/enero/222-
19-10.818-10.818.html, «… se establece como un efecto lógico el derecho suce-
soral de la concubina sobreviviente, sobre los bienes del concubino fallecido al cual
260 María Candelaria Domínguez Guillén
Dicha acción pretende que por vía judicial sea revocada la delación a favor
del indigno o que sea revocada la cuota que haya recibido. Se indica que,
a falta de previsión expresa de plazo para su ejercicio, ha de aplicársele el
plazo de prescripción ordinario establecido en el artículo 1011 del Código
Civil, a saber, diez años contados a partir de la apertura de la sucesión206.
Otros consideran que, efectivamente, podrá intentarse la acción de indig-
nidad mientras no se extinga la posibilidad de aceptar, que, si bien está su-
jeta a la prescripción ordinaria, se trata de una acción real207. La acción,
a falta de procedimiento especial, se regiría por el juicio ordinario208; se
aprecia decisión judicial que reseña acción mero declarativa209.
accede esta en el mismo modo y forma establecida en el Código Civil para con el
marido o la mujer, siendo aplicables incluso las normas respecto a la declaración
como indigno, que limitan al heredero a participar de la herencia»; Juzgado Supe-
rior en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la Circunscripción Judicial del
estado Anzoátegui, sent. del 27-11-07, exp. BP12-R-2007-000213, http://anzoa-
tegui.tsj.gov.ve/decisiones/2007/noviembre/1071-27-BP12-R-2007-000213-BP12-
R-2007-000213.html.
206
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., pp. 289 y 290; Vizcarrondo P., ob. cit., p. 15; Rojas,
ob. cit., pp. 58 y 59.
207
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 266.
208
Ibíd., p. 274.
209
Véase: Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del estado Miranda, sent. del 06-11-06, exp. 13998,
http://miranda.tsj.gov.ve/decisiones/2006/noviembre/102-6-13.998-.html, «la soli-
citud de indigna efectuada por el ciudadano (…) parte actora en el presente proce-
dimiento se sustanció como una acción mero-declarativa consagrada en el artículo
16 del Código de Procedimiento Civil, es decir, con la finalidad de obtener la de-
claración de la existencia o inexistencia de un derecho o una relación jurídica, pero
es el caso, como se señaló anteriormente que si bien es cierto la parte actora en su
texto libelar invocó la norma ut supra, no es menos cierto que solicitó al Tribunal
fuese declarada indigna de suceder (…) Ahora bien por cuanto los asuntos de fa-
milia y patrimoniales son de eminente orden público, el cual representa una noción
que cristaliza todas aquellas normas de interés público que exigen observancia incon-
dicional, y que no son derogables por disposición privada y visto que en los casos rela-
tivos de solicitud de indignos de suceder, se encuentra involucrado el orden público,
el cual implica un procedimiento especial para su tramitación, con la intervención del
Ministerio Público tal como lo establece el artículo 132 del Código de Procedimiento
Manual de Derecho Sucesorio 261
5.3. La ausencia210
Civil, notificación ésta que será previa a toda otra actuación, razón por la cual este
Tribunal haciendo uso de las facultades que le confiere la ley y a los fines de dar cum-
plimiento a lo establecido en los artículos 206 del Código de Procedimiento Civil
y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, deberá decretar
la reposición de la causa al estado de admitir y sustanciar la misma por el procedi-
miento especial». No creemos que el juicio de indignidad precise de la notificación al
Ministerio Público, toda vez que no se encuentra en los referidos por los artículos 130
y 131 del Código de Procedimiento Civil.
210
Véase: Domínguez Guillén, María Candelaria: «El procedimiento de ausencia».
En: Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia, N.º 3, Caracas, 2014, pp.
13-271 (www.rvlj.com.ve); Gravina, Orlando: «La ausencia». En: Revista de la Fa-
cultad de Derecho de la Universidad de Carabobo, N.os 43-45, Caracas, Tipografía
Vargas, 1972, pp. 107-110; Domínguez Guillén, Manual de Derecho Civil i…,
pp. 463-492.
211
Véase artículos 418 a 437 del Código Civil.
212
Véase artículos 438 a 440 del Código Civil; Binstock, Hanna: La presunción
de muerte por accidente en la legislación venezolana. Caracas, Universidad Central de
Venezuela, 1974.
213
Esto es, prescindiendo de la primera fase del régimen ordinario, a saber, la presun-
ción de ausencia.
262 María Candelaria Domínguez Guillén
5.4. La conmoriencia221
Indicamos que algunos autores incluyen entre las causas de incapacidad para
suceder por «inexistencia» los supuestos de premoriencia –muerte previa
al causante222– y de conmoriencia –muerte simultánea, artículo 994 del
Código Civil223 –. Señalamos, sin embargo, que preferimos excluir la pre-
moriencia –premuerte al de cujus– de las causas de incapacidad para suceder
porque, según indicamos, no compartimos la idea de una incapacidad por
inexistencia toda vez que quien no existe para el momento de la apertura de
la sucesión simplemente no tiene personalidad, y mal se puede plantear un
219
Véase señalando la ausencia dentro de los supuestos de inexistencia: López
Herrera, Derecho…, t. i, p. 68.
220
Véase supra 5.1.
221
Véase sobre la conmoriencia: Pérez Gallardo: Leonardo B.: «La conmoriencia:
venturas y desventuras de una presunción legal». En: Boletín de la Academia
de Ciencias Políticas y Sociales, N.º 146, Caracas, 2008, pp. 427-496; del Valle
Hillermann, Luis Pedro: La conmoriencia y el derecho de representación en la su-
cesión intestada. Guatemala, Universidad Francisco Marroquin, 2005, pp. 11-19,
www.tesis.ufm.edu.gt/pdf/3999.pdf; Sols García, Pedro: «Un caso realmente de
conmoriencia». En: Estudios de Derecho Civil en honor del profesor Castán Tobeñas.
Vol. iv. Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 1969, pp. 627-634; Domín-
guez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 232-243; de Page, ob. cit., pp. 62-72.
222
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, p. 68; Torres-Rivero, Teoría…, t. i,
p. 217; Piña Valles, ob. cit., pp. 41 y 42.
223
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 217 y 218; Piña Valles, ob. cit., p. 43,
toda persona con vocación hereditaria en cualquiera de las respectivas sucesiones que
tenga interés jurídico en sostener la muerte anterior de uno o de otro, deberá probarla
–experticias médico-forenses–. En ausencia de tal prueba, la ley presume que ambos
murieron al mismo tiempo y no hay transmisión de derechos del uno al otro.
264 María Candelaria Domínguez Guillén
Tal supuesto, previsto en el artículo 994 del Código Civil: «Si hubiere
duda sobre cuál de dos o más individuos llamados recíprocamente a su-
cederse, haya muerto primero que el otro, el que sostenga la anterioridad
de la muerte del uno o del otro deberá probarla. A falta de prueba se pre-
sumen todos muertos al mismo tiempo y no hay transmisión de derechos
del uno al otro».
224
Véase supra 5.1.
225
Véase: artículos 953 –representación testamentaria–, 815 y 820 –representación
ab intestato según la cual son causas de la misma: la premoriencia, la ausencia y la
indignidad– del Código Civil.
226
Véase: Arce y Cervantes, ob. cit., p. 20.
227
La expresión denota reunión, comunidad y simultaneidad en la muerte. Véase: Del
Valle Hillermann, ob. cit., p. 11, la voz no existe en el lenguaje español, se trata de
una noción jurídica; Domínguez Guillén, Manual de Derecho Civil i…, pp. 114-118.
228
De Ruggiero, ob. cit., p. 405. Véase también: De Page, ob. cit., p. 63, para suceder
es necesario existir en el momento en que se abre la sucesión.
Manual de Derecho Sucesorio 265
229
Cicu, ob. cit., p. 19.
230
Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, sent. del 06-05-08, exp. 8288, http://
zulia.tsj.gov.ve/decisiones/2008/mayo/512-6-8288-371.html, «La mencionada
norma contiene lo que en el foro jurídico se conoce como presunción de conmo-
riencia, según la cual, ocurrida la muerte de dos o más sujetos llamados a sucederse
mutuamente, queda sin efecto entre ellos la respectivas transmisiones hereditarias;
ello es así por la manifiesta imposibilidad de determinar con precisión cuál de todos
murió primero y a cuál de ellos favoreció la transmisión de derechos, lo cual supon-
dría ventajas o perjuicios indebidos a cargo de los eventuales sucesores supérstite».
231
Véase: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 231 y 232.
232
Sols García, ob. cit., p. 630, porque la fortaleza, no se mide por la edad, ni por
el sexo, sino por la constitución individual. De allí que la teoría de la premoriencia
pueda considerarse hoy derrotada en el terreno científico y legislativo; Peñaranda
Quintero, Héctor Ramón: «Fin de la personalidad jurídica», http://www.mono-
grafias.com/trabajos17/fin-personalidad-juridica/fin-personalidad-juridica.shtml,
«Este sistema es criticado porque presenta una solución arbitraria porque en muchos
casos la sobrevivencia no tiene relación ni con el sexo ni con la edad, ni siquiera con
la fortaleza, y existen otras situaciones además del sexo y edad que podrían influir
en la capacidad de un individuo a la hora de hacer frente a los peligros de la muerte».
233
Como es el caso de seguro de vida, así como reversión o revocatoria de donación
(artículos 1453 y 1462 del Código Civil). Véase: Domínguez Guillén, Inicio y ex-
tinción…, pp. 236 y 237; Pérez Gallardo, La conmoriencia…, p. 436; del Valle
Hillermann, ob. cit., p. 19 (el autor sigue a De Ruggiero).
266 María Candelaria Domínguez Guillén
234
Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 237-239.
235
Baqueiro Rojas y Buenrostro Báez, ob. cit., p. 271.
236
Véase: http://upauderecho2.blogspot.com/2008/08/familia-y-sucesiones-apunte-
sobre.html.
237
Pérez Gallardo, La conmoriencia…, p. 447.
238
Véase: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 229-231; Sols García,
ob. cit., pp. 627-634.
239
Véase ejemplos en: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, p. 230, «Si tales es-
posos tuviesen únicamente descendientes comunes probablemente el orden de la de-
función no tendría mayor repercusión, pero de no existir descendientes, la herencia
Manual de Derecho Sucesorio 267
entonces se dividiría entre los ascendientes, y en tal caso, el orden de las muertes sería
determinante a los fines de acrecentar o disminuir la cuota de cada uno de los here-
deros en cuestión. Si el esposo falleció primero, a falta de descendientes le sucede su es-
posa y ascendientes; a su vez, a la esposa le suceden los ascendientes, a falta de cónyuge
y descendientes. Ciertamente los ascendientes de la esposa verán sustancialmente
incrementada su cuota en el caso de que ella falleciera con posterioridad. Todo ello
evidencia la importancia patrimonial del orden de las muertes en un caso concreto».
240
Véase: Martínez de Aguirre y Aldaz, ob. cit., p. 356, La sentencia dictada por el
STS español analizaba el caso de dos cónyuges que se habían instituido recíproca-
mente herederos y fueron fusilados el mismo día durante la Guerra Civil española;
de las respectivas inscripciones de defunción resultaba que había fallecido la mujer en
primer lugar, y cinco minutos después su marido. El TS afirma que quien sostenga la
muerte anterior es el que debe justificarla pero quien afirme la conmoriencia y consi-
guientemente la intransmisión de derechos entre las mismas, no tiene que probar otra
cosa sino el estado de duda que existe porque supuesta tal situación, la conmoriencia
es una presunción establecida en la ley y las presunciones establecida en la ley relevan
de toda prueba a los favorecidos por ellas. Se señala que la sentencia recurrida declara
que no pudo determinarse, dadas las circunstancias en que la muerte de ambos cón-
yuges se produjo, cuál de los dos murió primero, a cuya declaración llega la sentencia
como consecuencia de la apreciación de las pruebas al indicar que si bien es cierto que
las actas del Registro Civil constituyen la prueba de estado civil de las personas, tal
prueba tiene carácter provisional en cuanto no se suscita contienda ante los tribunales
que pongan en entredicho la verdad del contenido de tales actas, pues cuando tal con-
tienda se suscita, la eficacia de las mismas queda subordinada a que los tribunales las
confirmen, por responder su contenido a la realidad de los hechos, o las nieguen por
no reflejar tal realidad y esto último es lo que declara la sentencia recurrida. Agrega el
autor, citando a Diez-Picazo, que la sentencia es llamativa porque parece pasar por
alto la presunción de conmoriencia del artículo 33 del Código Civil español por de-
lante del valor probatorio de la inscripción de Registro Civil, pero no es tan incorrecta
su doctrina, pues considera como hechos probados, así establecidos en la sentencia
de instancia que no ha podido demostrarse cuál de los cónyuges falleció primero, es
decir, que se desvirtúa mediante una declaración judicial la verdad oficial que consta
registralmente, que genera el estado de duda que hace que entre en aplicación la con-
moriencia (véase también referencia en: del Valle Hillermann, ob. cit., p. 18).
268 María Candelaria Domínguez Guillén
241
Véase: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 235 y 236, somos del cri-
terio de que el artículo 994 del Código Civil establece una presunción iuris tantum,
porque a falta de prueba contraria permite partir del hecho conocido de la muerte,
a fin de establecer un hecho desconocido –su simultaneidad–. Algunos autores re-
fieren que la disposición solo consagra una simple aplicación de las reglas de pruebas.
242
Zannoni, ob. cit., p. 23.
243
Moreno Quesada, Bernardo et al.: Curso de Derecho Civil i. Parte general y
Derecho de la Persona. Valencia, Tirant Lo Blanch, 2.ª edic., 2004, p. 98.
244
Juzgado Superior Cuarto Agrario de la Circunscripción Judicial de Barinas, sent.
del 02-02-05, citada supra, «En relación con la muerte de ambas personas cónyuges
entre sí, si hubiese duda de quien murió primero que el otro deberá probarse y a falta
de prueba se presume que todos murieron al mismo tiempo, tal como lo dispone el
artículo 994 del Código Civil. En este sentido quien reclama su derecho en una su-
cesión tiene la obligación de probar su derecho y las circunstancias con motivo a ese
alegato, en este sentido compartimos criterio con el Tribunal a-quo cuando sostuvo
que no hay transmisión de derechos de uno al otro, por cuanto murieron al mismo
tiempo y que en todo caso estaríamos en presencia de dos sucesiones y es la razón
por la cual conforme a lo anteriormente expuesto no hay transmisión de derecho de
uno a otro».
245
Véase: Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Zulia, Juez Unipersonal N.º 1, sent. del 26-03-07, exp. 7804,
http://lara.tsj.gov.ve/decisiones/2007/marzo/521-26-7804-213.html, «De lo antes
Manual de Derecho Sucesorio 269
explicado, se puede observar que en el presente caso, de los sistemas de muerte antes
descritos, premoriencia y conmoriencia, solo se podría aplicar el sistema de conmo-
riencia, ya que el mismo es acogido por nuestra legislación, en virtud de que es el
más aceptado, y en el caso de autos, se evidencia que tanto el ciudadano (…) como
el adolescente (…) fallecieron en el mismo accidente automovilístico, por lo que se
debe determinar si los mismos murieron al mismo tiempo o no, para la aplicación de
este sistema», y se agrega: «No obstante, en virtud de que el ciudadano (…) falleció
en la autopista (…) y el adolescente falleció en el Hospital (…) se puede determinar
que el mencionado ciudadano falleció con anterioridad al adolescente (…) pasando
este entonces a ser heredero de su progenitor, y posteriormente con la muerte del
adolescente su progenitora, ciudadana (…) pasó a ser heredera del referido adoles-
cente, ya que el mismo no dejaba bienes ni fortuna, adquiriendo de esta manera la
cualidad necesaria para intentar la pretensión de desconocimiento de paternidad, en
nombre de su hijo fallecido (…) y le nació el interés para obrar, por ser ésta la única
y universal heredera del mismo en forma ascendente».
246
Véase: Sala de Apelaciones Accidental 5.ª, Tribunal de Protección de Niños Niñas
y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del estado Zulia Corte Superior, exp.
1018-07, (referencia incompleta en la web), http://jca.tsj.gov.ve/decisiones/2009/
septiembre/528-23-1018-07-01-09Acc..html, «… el juez de la causa realiza un
preámbulo sobre las teorías de extinción de la personalidad del ser humano –que
se produce con la muerte– y sobre la premoriencia y la conmoriencia como sis-
temas aplicables para determinar la muerte de los individuos, refiere que este último
es acogido en el artículo 994 del Código Civil, por lo que solo se podría aplicar el
sistema de conmoriencia. Luego señala que en el caso de autos se evidencia que tanto
el ciudadano (…) como el adolescente (…) fallecieron en el mismo accidente auto-
movilístico, por lo que se debe determinar si los mismos murieron al mismo tiempo
o no, para la aplicación de este sistema. Posteriormente, realiza un interesante y ló-
gico estudio sobre las actas de defunción que constan en autos (…) correspondientes
al ciudadano (…) y al adolescente (…) las cuales a juicio de esta Alzada poseen pleno
valor probatorio conforme a lo previsto en el artículo 457 del Código Civil, en con-
cordancia con los artículos 1359 y 1360 eiusdem, para concluir que el progenitor fa-
lleció primero en el sitio del accidente y el adolescente después en el hospital. Así se
determina que el adolescente (…) pasó a ser heredero de su progenitor y, a su muerte,
la ciudadana (…) pasó a ser heredera del referido adolescente, adquiriendo de esta
manera la cualidad necesaria para intentar la pretensión y le nació el interés para
obrar, por ser ésta la única y universal heredera de éste en forma ascendente».
270 María Candelaria Domínguez Guillén
De tal suerte que, abierta una sucesión en la cual no pueda probarse que el lla-
mado a la herencia sobrevivió al causante a pesar de morir inmediatamente,
es decir, que no pueda acreditarse la premuerte o muerte previa del causante,
operará la citada presunción de conmoriencia o presunción de muerte simul-
tánea. En razón de la cual, las personas llamadas a sucederse recíprocamente
se presumirán a falta de prueba contraria, fallecidas al mismo tiempo, sin que
247
Véase: artículo 130.3 de la Ley Orgánica de Registro Civil.
248
Esta última consiste en la precisión del tiempo de la muerte a través del estudio de
la fauna del cadáver. Véase referencias detalladas en: Domínguez Guillén, Inicio
y extinción…, pp. 241 y 242. Véase: Juzgado en función de Juicio N.º 2 del Circuito
Judicial Penal del estado Portuguesa, sent. del 08-04-08, exp. N.º 2M-206-07, http://
jca.tsj.gov.ve/decisiones/2008/abril/1121-8-2M-206-07-.html, se formuló preguntas
en cuanto al reconocimiento médico legal: «4. ¿Cómo se determina la conmoriencia
y premoriencia?», señaló: «Desde el punto de vista médico se hace necesario la au-
topsia para determinar con precisión la causa de la muerte y la diferencia de un trau-
matismo en relación con el resultado para uno poder saber si antes del accidente
existía algún precedente que condicionó al hecho y que haya acelerado la muerte,
por lo que hay que tener la historia clínica del paciente».
249
Pérez Gallardo, La conmoriencia…, p. 458.
250
Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 217 y 218. Véase también: ibíd., p. 53.
251
De Page, ob. cit., p. 69.
Manual de Derecho Sucesorio 271
252
La doctrina coloca la conmoriencia como causa de incapacidad absoluta a la par de la
«premoriencia» asimilándola a una incapacidad por inexistencia, pues quien no existe
no puede suceder a nadie (véase al efecto: Torres-Rivero, Teoría…, t. i, pp. 217
y 218; Piña Valles, ob. cit., p. 41). Sin embargo, dado que no compartimos tal
expresión porque es obvio que quien no existe, no es persona y mal se puede plantear
un problema de incapacidad, preferimos no calificar la conmoriencia como «incapa-
cidad absoluta», ya que es obvio que el sujeto falleció y por tal no podrá suceder, pero
su incapacidad por muerte simultánea se plantea únicamente respecto del o los demás
conmorientes. De allí que se acerque –dada su particularidad– a una «incapacidad
relativa», que aplica, respecto de la sucesión en torno a la cual no puede probarse la
premoriencia. Esto es, respecto de los conmorientes rige en el caso concreto una suerte
de incapacidad relativa recíproca a falta de pruebas del orden de los fallecimientos.
253
Del Valle Hillermann, ob. cit., p. 19.
254
Véase: Domínguez Guillén, Inicio y extinción…, pp. 43 y 44, «En efecto, el inicio
y el fin de la existencia jurídica de la persona natural lo determina únicamente y ex-
clusivamente la ley; se trata de una materia de extrema importancia que define los
272 María Candelaria Domínguez Guillén
258
Esparza Bracho, Derecho…, p. 121.
259
Domínguez Guillén, María Candelaria: «Breve referencia a la filiación post
mortem». En: Revista de la Facultad de Ciencias jurídicas y Políticas, N.º 134,
Caracas, UCV, 2009, pp. 202 y 203.
260
Véase: CSJ/SCC, sent. del 06-06-78, en: Jurisprudencia de la Corte Suprema de Jus-
ticia, N.º 6, Caracas, Oscar Pierre Tapia, 1978, p. 135, Si bien es verdad que el recono-
cimiento de un hijo muerto no favorece como heredero a quien lo reconoce, sino en el
caso de que el hijo hubiera gozado de la posesión de estado, no es menos cierto que la
indemnización a que tienen derecho los parientes del trabajador fallecido en accidente
de trabajo, según lo previsto en la normativa laboral, no ingresa al patrimonio de las
beneficiarios a título de herencia, sino como una compensación o resarcimiento que
tiene su fuente directa e inmediata en la propia ley y no en el Derecho Sucesorio. Por lo
que el mencionado artículo no es aplicable en la situación de especie.
261
Véase: Domínguez Guillén, Manual de Derecho Civil i…, p. 234; Boletín de la Co-
misión Codificadora Nacional, año v, N.º 35 extraordinario. Caracas, Imprenta Na-
cional, 1941, p. 28, El reconocimiento en todo caso puede hacerse; pero con el fin
de evitar abusos y litigios, para que el reconocimiento otorgue carácter de heredero a
quien lo hace se requiere que en la vida le hubiere dado la posesión de estado de hijo
que le correspondía. De este modo se evita que, muerta una persona, le aparezcan
274 María Candelaria Domínguez Guillén
6. Representación265
padres póstumos, es decir, salidos a luz después de la muerte del hijo, con todas las
dificultades que presenta la verificación o contradicción de tal hecho cuando no
existe la posesión de estado; Bastidas, Luis Ignacio: Comentarios y reparos al Pro-
yecto de Código Civil. Caracas, Editorial Bolívar, 1939, Tomo i, p. 194, como el re-
conocimiento póstumo puede ser desinteresado de parte del que lo hace, el artículo
lo permite siempre, pero le niega, a quien lo haga, derechos en la herencia del hijo, si
éste no gozaba de la posesión de estado, lo que es justo, porque por éstas habían sido
creadas, aunque solo de hecho, las relaciones de familia que son el fundamento del
derecho recíproco de herencia.
262
Esparza Bracho, Derecho…, p. 121.
263
Véase: ídem, «constituye una incapacidad relativa que se manifiesta en la carencia
de vocación hereditaria por parte de quien hace el reconocimiento para acudir a la
sucesión que se defiere a la muerte del hijo reconocido».
264
Véase: Ramírez, ob. cit., p. 236, «Es posible el reconocimiento de un hijo muerto,
porque además de permitirlo el artículo 215, ello puede redundar en beneficio de
quienes de él descienden»; Viso, Luis René: Derecho de Familia. Cabimas, Impresora
Petrolandia, 1985, p. 515, pero sí puede hacerse el reconocimiento en favor de los
descendientes del premuerto, pues ello iría en beneficio de estos, no del que reconoce.
265
Véase: Sanoja Clavo, José Rafael y Branger de Sanoja y Adriana: «El derecho
de representación en la sucesión intestada». En: Primera Jornadas Nacionales de
Derecho Civil, 2 al 5 de febrero de 1988. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1989,
pp. 63-91; Rizo Pérez, Nilda Haydée: «La representación sucesoria. Regulación
Manual de Derecho Sucesorio 275
Se coloca el ejemplo de A que muere con dos hijos vivos y dos nietos de
otro que murió, la ley llama a sucederle a cada hijo en un tercio, y a los
dos nietos juntamente en el tercio que habría correspondido a su padre, de
vivir. Y se dice que sus hijos heredan a A por derecho propio, y sus nietos
en representación de su difunto padre278.
278
Ídem.
279
Zannoni, ob. cit., p. 431, esta referencia a una vocación anterior, preexistente
aunque fallida, es esencial para instrumentar el principio general según el cual los
parientes más cercanos excluyen a los más remotos. Por tal, los derechos sucesorios
de estos se determinan en cuanto a tu existencia, cuantía y posición respecto del
causante, por referencia a los de aquellos ascendientes suyos que los excluirían de la
herencia en caso de haber heredado.
280
Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 41.
281
De Page, ob. cit., p. 119, la representación sucesoral deroga la regla de la proximidad
del grado.
278 María Candelaria Domínguez Guillén
282
Carrión Olmos et al., ob. cit., p. 481. Véase también: Esparza Bracho,
Derecho…, p. 124.
283
Dominici, ob. cit., p. 36.
284
Suárez Franco, ob. cit., p. 135.
285
López Herrera, Derecho…, t. i, p. 87.
286
Martínez Calcerrada, ob. cit., p. 139.
287
Ibíd., pp. 140-143. Véase también: de Page, ob. cit., p. 122, su fundamento reposa
en la presunta voluntad del difunto; Sojo Bianco, ob. cit., p. 291, la justificación que
le atribuye la doctrina es semejante a la de la sucesión legítima, a saber, que los afectos
del causante descienden a quienes de él derivan; es decir, a falta de descendiente di-
recto, sean a su vez sus descendientes quienes resulten beneficiados económicamente.
Por lo que la representación para algunos se apoya en la presunta voluntad del cau-
sante; Piña Valles, ob. cit., p. 72; Rojas, ob. cit., p. 64; Sanoja Clavo y Branger
de Sanoja, ob. cit., p. 75, para muchos autores la figura se fundamenta en la presunta
voluntad del causante, en razón de la naturaleza humana según la cual los nietos re-
emplazan en el corazón del abuelo al hijo que perdió. Véase sobre las distintas teorías
en torno al fundamento de la figura: Ibíd., pp. 75-78, amén de la presunta voluntad
del causante citan las teorías de: la comunidad familiar, de la tutela de la unidad, de
la continuidad, y de fundamento técnico sociológica.
288
Véase: Martínez Calcerrada, ob. cit., pp. 143-147, teoría del patrimonio fami-
liar, ética, de la tutela de la unidad familiar, de la continuidad biológico-económica
de la familia.
Manual de Derecho Sucesorio 279
289
Véase: Ibíd., pp. 150-152.
290
Ibíd., p. 152.
291
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 291.
292
Pues la «sustitución», según veremos infra X, supone que una persona entra en el
lugar de otra, pero por voluntad del testador.
293
Véase: Rojas, ob. cit., p. 94, la representación hace subentrar al representante en la
misma posición jurídica que tendría el representado si pudiese suceder, por tanto,
la medida del derecho hereditario del representante es exactamente la misma que
corresponde al representado, como lo dispone el artículo 814 del Código Civil.
294
A diferencia de la representación «tradicional».
280 María Candelaria Domínguez Guillén
295
Dominici, ob. cit., p. 38; Esparza Bracho, Derecho…, pp. 124 y 126; Piña
Valles, ob. cit., p. 76; Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Vargas, sent. del 26-03-08, citada supra, «Los
descendientes que entran en el primer orden han de ser legítimos. Este orden es ver-
daderamente privilegiado, pues con el no se mezcla ninguno de los otros órdenes,
y por tanto los excluye en absoluto: se extiende hasta lo infinito y en él se prefiere
el grado más próximo al más remoto, salvo el derecho de representación».
296
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 61.
297
Véase: Dominici, ob. cit., p. 38, disposición con carácter absoluto; Torres-
Rivero, Teoría…, t. ii, p. 60.
298
Roca Ferrer et al., ob. cit., p. 271.
299
Esparza Bracho, Derecho…, p. 128; Piña Valles, ob. cit., p. 76.
300
Dominici, ob. cit., p. 39.
301
Farrera, ob. cit., p. 48.
Manual de Derecho Sucesorio 281
302
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 60.
303
Sansó, Sucesión legítima…, p. 39.
304
Rodríguez, ob. cit., p. 30.
305
Véase: Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y Menores de la Circuns-
cripción Judicial del estado Lara, sent. del 10-06-04, citada supra; Juzgado de Pri-
mera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción
Judicial del estado Aragua, sent. del 16-06-08, citada supra, Heredan por represen-
tación en línea recta descendente, los hijos de los hijos fallecidos, por su parte los as-
cendientes no heredan por representación, pues el más próximo excluye a los demás;
en línea colateral se admite la representación a favor de los hijos de los hermanos
del de cujus, concurran o no con sus tíos. En cualquier caso, la división se hace por
estirpe y hace concluir a quien juzga que con base en las reglas que rigen el orden de
suceder, los demandantes no tienen la cualidad de herederos del causante.
306
Véase: Polacco, ob. cit., t. i, p. 55, procede por premoriencia, ausencia e indig-
nidad; Arrue, ob. cit. Véase: Juzgado del Municipio Lagunillas de la circunscrip-
ción judicial del estado Zulia, sent. del 20-04-09, exp. S/5314, http://lara.tsj.gov.ve/
decisiones/.../506-20-S-5314-.html, «… la representación precisa que el lugar del re-
presentado esté vacante por muerte, indignidad, o renuncia…»; López Herrera,
Derecho…, t. i, p. 88; Torres-Rivero, Teoría…, t. i, p. 236, son causas de repre-
sentación la ausencia y la premoriencia; Piña Valles, ob. cit., p. 75, premoriencia,
ausencia e indignidad; Villaroel Rión, ob. cit., p. 135; Sanoja Clavo y Branger
de Sanoja, ob. cit., p. 79, premoriencia, ausencia e incapacidad (ibíd., p. 80, esta
282 María Candelaria Domínguez Guillén
Prevé el artículo 1015 del Código Civil: «No se sucede por representación
de un heredero que haya renunciado. Si el renunciante fuere el único here-
dero en su grado, o si todos los coherederos renunciaren, los hijos de ellos
suceden por derecho propio y por cabeza». En función de ello se concluye
que no hay representación del heredero que repudia la herencia, en conso-
nancia con el respeto del vocatus a rechazar la herencia, que posiblemente
tendrá razones por lo que mal puede la ley suponer el perjuicio de sus he-
rederos309; en caso de repudio los otros coherederos acrecen en sus cuotas,
pero no opera la representación. Y de existir otros coherederos se sigue al
grado siguiente a tenor del artículo 1014 eiusdem310. Se agrega que lo ante-
rior –exclusión de la representación en caso de repudio– no debe confun-
dirse con el supuesto consagrado en el artículo 821 eiusdem311: «Se puede
Finalmente, prevé el artículo 819 del Código Civil: «En todos los casos en
que se admite la representación, la división se hará por estirpes. Si una es-
tirpe ha producido más de una rama, la sub-división se hace por estirpes
también en cada rama; y entre los miembros de la misma rama, la división
se hace por cabezas»316.
312
Ibíd., p. 134.
313
Sanojo, ob. cit., p. 203.
314
Rodríguez-Palmero Seuma, Pablo: «Un intento de superar las tesis opuestas sobre
la situación del heredero en el marco del artículo 1006 del Código Civil español».
En: Revista de Derecho, año 9, N.º 9, Temuco, UCT, 2008, pp. 9-28.
315
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, sent. del 16-06-08, citada supra.
316
Véase: Sanoja Clavo y Branger de Sanoja, ob. cit., pp. 88-91, Tradicionalmente,
se indica con base en dicha norma que la pluralidad de estirpes da lugar al derecho
de representación, pues en caso de unicidad se sucede por derecho propio; D’Jesús,
ob. cit., p. 50, el criterio de la pluralidad de estirpes es sustentado por nuestro
Código Civil en los artículos 815 y 817.
284 María Candelaria Domínguez Guillén
317
D’Jesús, ob. cit., p. 50.
318
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 292; Sansó, Sucesión legítima…, pp. 39 y 40.
319
Esparza Bracho, Derecho…, p. 124.
320
Véase: Diccionario LID de Empresa y Economía, LID Editorial Empresarial, Madrid,
http://www.diclib.com/cgi-bin/d1.cgi?l=en&base=alkonaeconomia&page=showi
d&id=704, «As hereditario: Neto haber universal de una sucesión testada o intestada».
Véase también: Domínguez Águila, ob. cit., p. 162, la sentencia comentada se refiere
a la herencia usando el sustantivo «haz», error bastante común en la literatura jurídica.
En verdad la tradición jurídica hace referencia a la herencia con un «as», pues esta era la
moneda romana que significaba la unidad o entero y no a la herencia como un «haz»,
es decir, una atadura de leña o mieses; González y Martínez, ob. cit., p. 436, alude
al «as» hereditario o masa relicta.
321
Véase: Albaladejo, ob. cit., p. 71, agrega el autor que si los representantes lo son
del único descendiente que tenía el causante, como también en ese caso suceden por
representación, dividen la herencia por partes iguales, ya que esta corresponde en-
tera a una sola estirpe, y dentro de ella se divide por cabezas; D’Jesús, ob. cit., p. 50,
la representación supone que concurran varias estirpes pues si solo es llamado un
único heredero éste sucede en todo caso por derecho propio y por cabeza.
322
Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 45.
Manual de Derecho Sucesorio 285
323
Véase: Polacco, ob. cit., t. i, pp. 57-59, la transmisión supone la falta de llama-
miento a suceder después que la herencia es deferida y antes de la aceptación (ibíd.,
p. 57); Suárez Franco, ob. cit., p. 88, transmisión es la facultad que tiene el heredero
de traspasar a sus herederos derechos herenciales sujetos a aceptación o repudiación,
sin haber ejercido dicha opción; Laurent, ob. cit., t. ix, pp. 80-82.
324
Véase: López Herrera, Derecho…, t. i, pp. 99 y 100; Rojas, ob. cit., pp. 95-99;
Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 27, Por efecto de la transmisión recibe la he-
rencia otra persona distinta a la que le correspondía, de allí que se tienda a confundir
con la representación; Farrera, ob. cit., pp. 43-45.
325
Véase supra ii.3.2.
326
Claro Solar, ob. cit., t. xiii, p. 55.
327
Véase: Serrano Alonso, Manual…, pp. 35 y 36, el titular del ius delationis tiene la
facultad de transmitirlo a sus herederos, denominada sucesión iure trasmisionis o de-
recho de transmisión, consagrada en el artículo 1006 del Código Civil español que
prevé que si muere el heredero sin aceptar o repudiar la herencia pasará a los suyos el
mismo derecho que se tenía.
328
Véase: Albaladejo, ob. cit., p. 45, cuando el llamado fallece sin haber usado el ius
delationis, es decir, sin haber optado por la facultad que le confiere, sus sucesores re-
ciben la opción que él no utilizó. Se trata de una verdadera transmisión, en que el ius
delationis pasa a sus herederos.
329
Lacruz Berdejo et al., ob. cit., p. 41; Carrión Olmos et al., ob. cit., p. 259, el
ius transmissionis es por tanto, el derecho a recibir por transmisión el ius delationis;
Gutiérrez Barrenengoa et al., ob. cit., pp. 490 y 491.
330
Véase: Sansó, Sucesión legítima…, p. 40, agrega el autor que las consecuencias son
muy importantes: si hay representación el representante puede suceder aunque se
286 María Candelaria Domínguez Guillén
338
Véase: Juzgado del Municipio Lagunillas de la circunscripción judicial del estado
Zulia, sent. del 20-04-09, citada supra, «La representación no funciona en la suce-
sión testamentaria, sino solo en la intestada». Véase también, consideraciones en:
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito de
la Circunscripción Judicial del estado Falcón, sent. del 13-o1-06, exp. 5043, http://
falcon.tsj.gov.ve/decisiones/.../165-13-5043-06.html; Suárez Franco, ob. cit.,
p. 139. No obstante, reseña el autor, respecto de Colombia, que el criterio ha cam-
biado por la Ley 29 de 1982 que dispone en su artículo 2 que hay siempre lugar a la
representación en la descendencia del difunto.
339
Abouhamad Hobaica, ob. cit., p. 135. Véase infra x.
340
Véase utilizando tal denominación: Messineo, ob. cit., p. 303, alude a «la sustitu-
ción legal del llamado –denominado derecho de representación–»; Martínez Cal-
cerrada, ob. cit., p. 10, es «la sustitución legal de un descendiente del causante por
sus descendientes de inferior grado»; Serrano García et al., ob. cit. Véase ibíd.,
p. 92, en la sucesión ab intestato, la sustitución legal es un mecanismo que completa
el orden legal de suceder.
341
Véase sobre la naturaleza jurídica de la representación: Sanoja Clavo y Branger
de Sanoja, ob. cit., pp. 72-74, al efecto citan cinco teorías fundamentales: ficción
legal, subrogación, sustitución, beneficio legal, derecho o imperativo legal. Véase
ibíd., p. 74, los autores concluyen que se trata de una creación imperativa de la ley
consagrada para proteger el verdadero alcance y esencia de la sucesión ab intes-
tato, compaginándose en sus efectos con la sustitución ordinaria. Véase citando la
doctrina francesa e italiana que indica que se trata de una ficción legal: Esparza
Bracho, Derecho…, p. 125.
342
Roca Ferrer et al., ob. cit., p. 263.
288 María Candelaria Domínguez Guillén
343
Madriñán Vázquez, Marta: El derecho de representación en la sucesión testada. Ma-
drid, Aranzadi-Thomson Reuters, 2009, acota que en el Derecho español, el de-
bate perdió virulencia con el artículo 814.3 del Código Civil de la reforma del 13 de
mayo de 1981, con un párrafo innovador que, pese a su ubicación, parece establecer
un verdadero derecho de representación en el caso de premoriencia de los hijos del
causante, en la sucesión testada.
344
López Herrera, Derecho…, t. i, pp. 100 y 385-388.
345
«Queda sin efecto toda disposición testamentaria, si el favorecido por ella no ha
sobrevivido al testador o es incapaz. Sin embargo, los descendientes del heredero
o legatario premuerto o incapaz participarán de la herencia o del legado en el caso de
que la representación se hubiere admitido en su provecho, si se tratase de sucesión ab
intestato; a menos que el testador haya dispuesto otra cosa, o que se trate de legados
de usufructo o de otro derecho personal por su naturaleza».
346
Ibíd., pp. 385-388. Véase infra vi.5. Véase en el mismo sentido: Villaroel Rión,
ob. cit., pp. 170 y 171, el artículo 953 establece una excepción a la regla de que
en caso de en caso de incapacidad o premoriencia las instituciones testamentarias
quedan sin efecto, pues se prevé la participación de los descendiente a través de la re-
presentación –que es una figura característica de la sucesión ab intestato–, y que en
tal caso se aplica a la sucesión testamentaria.
347
Véase infra xi.5.
348
Véase: Sansó, Benito: «Orden de suceder en el Derecho venezolano». En: Repertorio
Forense. Caracas, 2º trimestre, 1967, t. iii, pp. 28-32; Torres-Rivero, Teoría…,
Manual de Derecho Sucesorio 289
el afecto natural. Por eso, los llamados en primer término son los familiares
más cercanos al causante, quienes excluyen a los más lejanos, llegando inclu-
sive hasta el sexto grado respecto de los parientes colaterales. De no existir
familiares –parientes o cónyuge– la herencia se le atribuye al Estado349.
De allí que se concluya que los sujetos llamados a suceder son los parientes,
el cónyuge y el Estado350, sin que tal enumeración sea subsidiaria respecto
de los dos primeros, pues los parientes más allegados no excluyen al cón-
yuge sino que concurren con este; aunque el Estado sí queda excluido por
cualquiera de los anteriores. Dentro de los parientes, en atención al afecto
natural de quienes se reproducen, los descendientes excluyen a los ascen-
dientes351, y en cualquier caso el pariente más próximo excluye al más le-
jano. Así, dentro de los parientes, se afirma que el orden inspirado por la
jerarquía de los afectos, primero desciende, luego asciende y finalmente se
extiende hacia los colaterales352. El orden de suceder está regulado en los
t. ii, pp. 111 y ss.; López Herrera, Derecho…, t. i, pp. 101-127; Bastidas, Luis I.:
«Sobre el orden de suceder». En: Sucesiones. t. ii, Caracas, Italgráfica, 1977, pp. 211-
229; Polacco, ob. cit., t. i, pp. 83-164; Ramírez, ob. cit., pp. 204-213; Esparza
Bracho, Derecho…, pp. 137-149.
349
Véase en este sentido: Juzgado Primero de Municipio de la Circunscrip-
ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del 27-06-16, exp.
N.º AP31-S-2015-011675, http://aragua.tsj.gob.ve/decisiones/2016/junio/3044-23-
ap31-s-2015-011675-.html.
350
Véase supra 4.
351
Véase: Farrera, ob. cit., pp. 46 y 47, «el amor desciende, no asciende: grande para
los hijos, se acrecienta y acentúa para los nietos y descendientes. Por más fuerte que
sea el afecto para el padre, se debilita y disminuye al remontarse al abuelo, y va debi-
litándose y mermándose cada vez más a medida que se sube. Podrá parecer injusta y
chocante esa ley del afecto, pero no por eso es menos natural y humana, y a ella ha
tenido que ajustarse el legislador».
352
Véase: Pérez-Pujazón Millán y Rodríguez Ramos, ob. cit., «Frente a los sistemas
objetivos o reales que atienden a la raíz familiar de los bienes, en Derecho Civil común
la sucesión intestada se ordena siguiendo un criterio subjetivo o personal que atiende
al vínculo que existe entre ciertas personas y el causante. Dentro de este, se sigue el sis-
tema de las tres líneas, de origen romano y basado en el afecto: el cariño desciende,
290 María Candelaria Domínguez Guillén
artículos 822 al 832 del Código Civil. Este ítem es denominado por un
sector de la doctrina como «los órdenes hereditarios»353 o también «orden
de llamamientos»354.
asciende y por último se reparte a los lados, que supone que heredan primero los
descendientes, después los ascendientes y por último los colaterales».
353
Véase: Suárez Franco, ob. cit., pp. 142 y ss.
354
Véase: De Ruggiero, ob. cit., p. 418.
355
Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 20.
356
Juzgado, Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Agrario
de la Circunscripción Judicial del estado Vargas, sent. del 28-10-11, citada supra,
«El orden de suceder es un complejo sistema de concurrencia, ya que los familiares
del de cujus concurren en la búsqueda de lo que llamamos patrimonio, y al cual se
accede mediante la concurrencia para poder ser partícipes de lo que pueda corres-
ponderle a cada uno de la masa hereditaria. Además de ser un complejo sistema de
concurrencia, es un complejo sistema de exclusiones, esto quiere decir que no todos
los que concurren van a recibir una cuota parte de la masa hereditaria que estos van
a ser excluidos (…) Puede observarse que el llamado a suceder se da de manera ex-
cluyente en tres órdenes, el de los descendientes, el de los ascendientes y el de los co-
laterales. Evidentemente, los descendientes entran en el primer orden y estos deben
ser legítimos, lo cual es verdaderamente un orden privilegiado, pues con él no se
mezcla ninguno de los otros ordenes, y por tanto los excluye en absoluto, se en-
tiende hasta lo infinito y en él prefiere el grado más próximo al más remoto, salvo el
derecho de representación. Este orden de suceder contiene dos reglas, la primera es
que el hijo hereda siempre, es decir, nunca es excluido de la sucesión ab intestato, y la
segunda, es que el hijo excluye a todos los demás parientes, con excepción del cón-
yuge del causante». En el mismo sentido: Tribunal Primero de Primera Instancia
de Mediación, Sustanciación, Ejecución y para el Régimen Procesal Transitorio de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional, sent. del 14-01-
13, exp. AP51-J-2012-022548, http://caracas.tsj.gob.ve/decisiones/2013/.../2462-
14-ap51-j-2012-022548.
Manual de Derecho Sucesorio 291
357
Esparza Bracho, Derecho…, p. 135. Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, sent.
del 06-05-08, citada supra, «De acuerdo a la legislación venezolana, la transmisión de
los derechos se ordena en función de tres elementos: por orden, línea y grado».
358
Esparza Bracho, Derecho, p. 136.
359
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 28; Domínguez Guillén, Manual…, p. 33.
360
Esparza Bracho, Derecho…, p. 137.
292 María Candelaria Domínguez Guillén
361
Véase: Domínguez Guillén, María Candelaria: Manual de Derecho de Familia,
Caracas, Paredes, 2ª edic., 2014, pp. 32-35.
362
Ibíd., p. 35. Véase también: Suárez Franco, ob. cit., p. 142, «la afinidad no es
fuente de Derecho Herencial».
363
Véase: López del Carril, ob. cit., p. 119. Véase: Ripert y Boulanger, ob. cit.
p. 88, los afines no forman parte de la familia y por tanto no suceden.
364
Véase: López del Carril, ob. cit., p. 121, cita el artículo 138 del Proyecto de Có-
digo Civil italiano que establecía: «A quien muere sin dejar parientes en grado de su-
ceder ni cónyuge, suceden en cuotas iguales yernos y nueras, o en defecto de estos,
suegros y suegras». Disposición que no fue receptada en el Código Civil italiano de
1942. Cita en la doctrina a Josserand, quien considera que debería incorporarse
la sucesión entre afines sosteniendo que su ausencia en el Derecho francés es una
«inelegancia» de dicho sistema legislativo.
365
Inclusive simultánea dada la subsistencia del vínculo, no obstante la extinción del
matrimonio. Véase: Martínez Martínez, ob. cit., p. 382, evidentemente, no tiene
derecho a heredar ni por derecho de representación un afín, un cuñado (Auto de la
AP Zaragoza, sección 2.ª, del 07-03-07, JUR 2007, 1374).
366
Kipp et al., ob. cit., p. 30.
367
Ripert y Boulanger, ob. cit., p. 87.
Manual de Derecho Sucesorio 293
Así pues, los parientes consanguíneos que tienen derecho a heredar son
en ese orden de gradación; descendientes, ascendientes, hermanos –y so-
brinos por derecho de representación–, y colaterales hasta el sexto grado.
368
Véase: Rojas, ob. cit., p. 108, en homenaje al principio de que el afecto desciende
primero hacia los hijos, la ley llama a estos a la sucesión excluyendo a otros parientes.
369
Es de recordar, aunque se peque de obvio, que los hijos adoptivos se encuentran
exactamente en la misma situación que los biológicos, toda vez que la ley asimila
ambas filiaciones en cuanto a sus efectos. La Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes eliminó la adopción «simple» y actualmente solo sub-
siste la «plena» (artículo 411), no obstante la referencia del artículo 829 del Código
Civil que disponía: «Los hijos adoptivos en adopción simple tienen, en la herencia
del adoptante o adoptantes, los mismos derechos que los otros hijos». Así mismo, el
matrimonial y el extramatrimonial tienen la misma condición jurídica a partir de
la reforma del Código Civil de 1982 y así lo reconoce el artículo 826: «Una vez que
haya sido establecida su filiación, el hijo nacido y concebido fuera del matrimonio
tiene, en la sucesión del padre y de la madre, en la de los ascendientes, y demás
parientes de éstos, los mismos derechos que el hijo nacido o concebido durante
el matrimonio». En tal sentido dispone el artículo 827: «Salvo lo previsto en el ar-
tículo 219, el padre y la madre, sus ascendientes y demás parientes del hijo nacido y
concebido fuera del matrimonio, tienen en la sucesión de este último y en la de sus
descendientes, los mismos derechos que la ley atribuye al hijo nacido o concebido
durante el matrimonio». Véase Varela Cáceres, Edison Lucio: «El principio de
unidad de filiación». En: Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia, N.º 2.
Caracas, 2013, pp. 173 y ss.
370
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., pp. 295 y 296.
294 María Candelaria Domínguez Guillén
artículo 824: «El viudo o la viuda concurre con los descendientes cuya
filiación esté legalmente comprobada, tomando una parte igual a la de un
hijo». Conforme a dicha norma «… el cónyuge supérstite tiene derecho
a suceder en la herencia de su consorte tomando una parte igual a la de
un hijo»371. De tal suerte, que los hijos o descendientes concurren con el
cónyuge del de cujus, excluyendo a los demás familiares372, quien hereda
en cuota como si fuere un hijo más –a diferencia de concurrir con los as-
cendientes donde la cuota se divide por mitad–. De no existir cónyuge, la
herencia corresponde íntegramente a los descendientes. Los descendientes
excluyen a los ascendientes.
Prevé al respecto el artículo 825 del Código Civil: «La herencia de toda
persona que falleciere sin dejar hijos o descendientes cuya filiación esté le-
galmente comprobada, se defiere conforme a las siguientes reglas: Habiendo
ascendientes y cónyuge, corresponde la mitad de la herencia a aquéllos
y a éste la otra mitad. No habiendo cónyuge la herencia corresponde ínte-
gramente a los ascendientes. A falta de ascendientes, corresponde la mitad
de la herencia al cónyuge y la otra mitad a los hermanos y por derecho
371
Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Vargas, Juez N.º 1, sent. del 26-03-08, citada supra.
372
Véase: Abelik Manasevich, René: «Últimas modificaciones del Código Civil chi-
leno. Materia de Derecho de Familia y Sucesorio». En: Revista Jurídica, N.º 14,
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, 2001, https://www.revistajuridi-
caonline.com/edicion-14-2/, «se fortalece los derechos del cónyuge y de los hijos en
desmedro de ascendientes y de la familia colateral».
373
Piña Valles, ob. cit., p. 48.
Manual de Derecho Sucesorio 295
374
Martínez Martínez, ob. cit., p. 270.
375
Véase: Poviña, Horacio L.: Sucesión de los parientes colaterales. Tucumán, Univer-
sidad Nacional de Tucumán, 1967, p. 17, el concepto de hermanazgo o hermandad
que constituye la más propincua o cercana relación de parentesco en la línea co-
lateral es aplicable a los hermanos bilaterales o carnales –padres comunes– y a los
medio hermanos o hermanos unilaterales –correspondientes a la categoría de doble
y simple conjunción, respectivamente–.
376
Véase: Sansó, Apertura…, p. 31, en caso de concurrir hermanos y cónyuge, la he-
rencia se divide de por mitad entre el grupo de hermanos y la otra mitad se le asigna
al cónyuge.
377
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 134
378
Véase: Núñez y Núñez, María: La sucesión intestada de los parientes colaterales. Ma-
drid, Dykinson, 2007, p. 168, la postergación de los hermanos es correcta, acorde
con los tiempos y la realidad social del momento. Los deberes respecto de ellos,
son menos imperiosos que respecto del cónyuge y ascendientes quienes contribuyen
296 María Candelaria Domínguez Guillén
La situación del cónyuge supérstite varía según los parientes con los que
concurra; pues mientras concurre con los hijos, la cuota del viudo equivale
a la de un hijo, pero la cuota aumenta a la mitad si concurre con ascen-
dientes, así como con hermanos y sobrinos por representación. Mientras
que el cónyuge excluye a parientes colaterales ulteriores. Al afectó indicó
De Ruggiero –pero aplicable a nuestro ordenamiento– que el Código
llegó más lejos que otras legislaciones al considerar el vínculo conyugal y
la intimidad de vida y afectos entre cónyuges como un título no inferior
y a veces superior al de los parientes consanguíneos. Pues el cónyuge
tiene un derecho sucesorio en todo caso cualquier que sea el número
y la calidad de los herederos con quienes concurra379.
Los hermanos son excluidos por los descendientes del de cujus y falta
de estos por los ascendientes380. Tampoco es posible la concurrencia de
Por regla general, el cónyuge es la persona que más cerca ha estado del
causante, compartiendo su vida, y esto aboga por concederle un derecho
386
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 135. Véase contrariamente: Martínez Mar-
tínez, ob. cit., pp. 390 y 391, «El profesor Vattier Fuenzalida mantiene que es
muy dudosa la adaptación de esta diferenciación al marco constitucional por los im-
perativos del derecho a la igualdad (…) Es opinión razonable y que suscita fuerte
consenso 45 pero, a mi juicio, la regla no entraña exactamente discriminación por
razón de filiación ni es incompatible con la CE (…) En puridad, la regla del duplo
no es exactamente discriminatoria en razón de filiación. Sencillamente refleja en el
derecho a heredar la mayor vinculación familiar, mayores lazos y mayor proximidad
parentelar del doble vínculo respecto del hermano de vínculo sencillo».
387
Lo que resulta injusto o ilógico, dada la proximidad del grado del hermano respecto
del colateral.
388
Véase referencia en: Juzgado de Primera Instancia Agraria de la Región Agraria del
estado Lara, sent. del 10-05-06, exp. KH06-A-2001-000021, http://lara.tsj.gov.ve/
decisiones/2006/mayo/656-10-KH06-A-2001-000021-.html.
389
Véase: Domínguez Guillén, Manual de Derecho de Familia…, p. 30.
390
Véase: artículo 75.
391
Véase: artículo 5 «El principio de igualdad de derechos y obligaciones entre las y los
integrantes de las familias constituye la base del ejercicio del principio de la respon-
sabilidad compartida y la sociedad familiar, y su cumplimiento contará con el apoyo
del estado y sus órganos; y promoverán políticas, programas, proyectos y acciones
dirigidas a apoyar dicho principio».
Manual de Derecho Sucesorio 299
392
Kipp et al., ob. cit., p. 52.
393
García, Ibraim: Derecho sucesoral del cónyuge sobreviente. Análisis crítico de varias
disposiciones del Código Civil venezolano relativas a esta materia. Apuntaciones para
futuras reformas de la legislación. Caracas, Tesis para optar al título de Doctor en
Ciencias Políticas Universidad Central de Venezuela, Tip. Americana, 1926, p. 15.
394
Ibíd., p. 22. Véase sobre la situación del cónyuge en nuestros primeros Códigos sus-
tantivos (1862-1867-1873-1880-1896-1904 y 1916) ibíd., pp. 21-28. Véase sobre el
Código Civil de 1922, vigente para la fecha del análisis del autor: ibíd., pp. 31-67.
395
Véase reseña histórica de la sucesión del cónyuge en: López del Carril, ob. cit.,
pp. 59 y ss.; Parra Aranguren, Gonzalo: «Los derechos sucesorales del cónyuge
superviviente». En: Sucesiones. t. ii, Caracas, Italgráfica, 1977, pp. 307-320.
396
De no existir capitulaciones matrimoniales que establezcan separación de bienes,
rige entre cónyuges la comunidad supletoria de gananciales por la cual son comunes
de por mitad los bienes obtenidos en la misma de conformidad con las respectivas
normas del Código Civil (artículos 148 y ss.). Véase: Torres-Rivero, Teoría…,
t. ii, pp. 104 y 105, no debe confundirse el régimen legal supletorio de la comunidad
conyugal con el derecho del cónyuge en la sucesión ab intestato. Véase: Juzgado de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado
Vargas, sent. del 26-03-08, citada supra, «… poco importa la existencia previa o no
de una comunidad conyugal, ya que la norma anteriormente referida no excluye de
los bienes sucesorales los que hayan sido adquiridos con anterioridad al matrimonio.
Ellos no forman parte de la comunidad conyugal; pero sí del patrimonio heredi-
tario. Por lo tanto, al momento de efectuar la partición y a los efectos de la distribu-
ción de los lotes y de obtener la cuota que a cada heredero corresponde, el partidor
300 María Candelaria Domínguez Guillén
Así, afirma Sansó que el cónyuge excluye a los colaterales desde el tercer
grado y «el cónyuge nunca puede ser excluido por los otros herederos»398,
pues es la única persona que concurre con cualquier categoría de here-
deros399. El cónyuge no es excluido por nadie, excluye a los colaterales de
ulteriores grado, concurre con todos los otros sucesores y es legitimario400.
El cónyuge «no soporta en ningún caso, la concurrencia de los parientes
llamados “demás colaterales”»401. El artículo 823 prevé: «El matrimonio
crea derechos sucesorios para el cónyuge de la persona de cuya sucesión
se trate. Estos derechos cesan con la separación de cuerpos y de bienes
sea por mutuo consentimiento, sea contenciosa, salvo prueba, en ambos
casos, de reconciliación». Se evidencia de la citada norma que la vocación
hereditaria ab intestato precisa que no exista separación judicial de cuerpos
«y» de bienes. La citada conjunción denota que se requiere concurrencia
de las citadas separaciones402. Por lo que la sola separación de cuerpos sin
deberá tomar en cuenta la totalidad del patrimonio que pertenezca al de cujus, exclu-
yendo, si es el caso, la porción de los bienes que pertenezcan al cónyuge como liqui-
dación de la comunidad conyugal, caso en el cual forma parte del acervo hereditario
solo el 50 % de su valor».
397
Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito del
Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, sent. del 24-
10-06, exp. 15023, http://monagas.tsj.gov.ve/decisiones/.../1125-24-15.023-.html,
«Todo este bloque de normativas nos indica quienes son las personas llamadas a su-
ceder con la muerte del causante (…) siéndole aplicables los artículos 822, 823 y 824
del Código Civil, por la calidad de la línea o vocación hereditaria, ya que primera-
mente les suceden los parientes consanguíneos del causante en línea recta descen-
diente –hijos– y si se encuentra casado crea derechos sucesorales para el cónyuge…».
398
Sansó, Apertura…, p. 30; Rojas, ob. cit., p. 120.
399
Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 21.
400
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 101.
401
D’Jesús M., ob. cit., p. 40.
402
Véase: Esparza Bracho, Derecho…, p. 142, «solo cuando concurran la separación de
cuerpos y la separación de bienes queda excluida la vocación sucesoria privilegiada del
Manual de Derecho Sucesorio 301
409
Véase: Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del estado Vargas, Juez N.º 1, sent. del 26-03-08, citada supra.
410
Véase artículo 148 del Código Civil.
411
Véase entre otras además de la citada sentencia líder: TSJ/SC, sent. N.º 1682, citada
supra; Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito
y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Nueva Esparta, sent. del 22-
09-08, exp. 9355-06, http://zulia.tsj.gov.ve/decisiones/.../283-22-9355-06-.html,
«El juicio de partición no puede ser a la vez declarativo de la existencia de la co-
munidad concubinaria, pues requiriere de un proceso de conocimiento distinto y
por lo tanto previo…»; Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Agrario y Trán-
sito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, sent. del 27-11-07, citada
supra, «la condición de heredero del causante no es posible atribuírsele al concubino
sobreviviente de la persona fallecida, el concubinato es una situación de hecho, y
si bien es cierto que es reconocido constitucionalmente, y de acuerdo a jurispru-
dencia de casación, solo previa demostración de dicho estado mediante sentencia
mero declarativa que declare su existencia»; Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, sent. 30-05-08, exp. 079949, http://caracas.tsj.gov.ve/decisiones/.../2138-
30-07.9949-08.063-def-civ.html, «… considera quien juzga que la parte actora no
cumplió con su carga probatoria de acreditar mediante una declaración de certeza
judicial su alegada condición de concubina, y al no acreditarla su accionar debe
sucumbir»; Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Nueva Esparta, sent.
30-10-07, exp. 7287/03, http://sucre.tsj.gov.ve/decisiones/.../283-30-7287-03-.
Manual de Derecho Sucesorio 303
html; TSJ/SCC, sent. N.º 470, del 21-05-04, «si bien es cierto que la Constitución
(…) en su artículo 77 consagra como norma vigente que las uniones estables de
hecho (…) no es menos cierto que tal postulado solo puede ser hecho efectivo judi-
cialmente mediante la acción respectiva en un procedimiento contencioso y no en
uno de jurisdicción voluntaria»; Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, sent. del 17-04-09, citada supra; Juzgado Undécimo de Municipio de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del 07-10-09,
exp. AP31-S-2009-005768, http://aragua.tsj.gov.ve/decisiones/2009/octubre/2158-
7-AP31-S-2009-005768-.html; Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Agrario y de Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoá-
tegui, sent. del 13-10-06, citada supra. Véase, sin embargo, decidiendo la declara-
ción universal de único heredero a la concubina sin previa sentencia judicial, en
atención a las circunstancias, lo que entre otros afectaría el principio de igualdad:
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de
la Circunscripción Judicial del estado Vargas, sent. del 25-04-08, exp. 5932, http://
vargas.tsj.gov.ve/decisiones/2008/abril/130-25-5932-08-6300.html, «… la solici-
tante acredita haber vivido en concubinato con el causante durante 37 años, y en
la oportunidad de su comparecencia (…) alegó tener problemas económicos y de
salud que le impiden realizar otros trámites necesarios para obtener la declaratoria
judicial de concubina, resolución que se requiere para que se le declare como única
y universal heredera (…) Siempre procurando darle satisfacción a los principios que
informan nuestra Carta Magna, estima este juzgador que dadas las condiciones de
salud y los problemas económicos que afectan a la solicitante, se le ocasionaría un
perjuicio irreparable si se le negara la cualidad de concubina por la falta de declara-
toria judicial en virtud de que no se acreditó la sentencia judicial que así lo declara,
pues someterla a un proceso judicial cuya duración es indeterminada no garantiza
que al final pueda acceder al disfrute de lo que por derecho le corresponde, más aún
cuando en el caso de marras se trata de una solicitud de jurisdicción graciosa, donde
no hay contención y se dejan siempre a salvo derechos de terceros. Por todas las ra-
zones antes expuestas, jurado el estado de necesidad y cumplidas como han sido las
anteriores actuaciones, y no obstante que la parte necesita acudir a la vía ordinaria
para interponer la acción merodeclarativa de concubinato, dadas las particulares
circunstancias del caso, las pruebas consignadas resultan suficientes salvo mejor de-
recho de terceros, para tener a la ciudadana (…) como concubina del causante (…)
en consecuencia, con cualidad de única y universal heredera y por ende con derecho
304 María Candelaria Domínguez Guillén
417
Véase: TSJ/SC, sent. N.º 1682, citada supra. Véase, nuestros comentamos con ante-
rioridad a la citada sentencia: Domínguez Guillén, María C.: «Las uniones con-
cubinarias en la Constitución de 1999». En: Revista de Derecho. N.° 17. Caracas,
TSJ, 2005, p. 233, «La especialidad del vínculo y el estrecho afecto que la ley pre-
sume une al de cujus con el heredero es el fundamento que inspira la vocación here-
ditaria; es indudable que tales elementos llevan a sostener tal vocación respecto de
la concubina en la sucesión ab intestato o sin testamento», y especialmente nota 65,
«Las interrogantes en esta materia deberán tener por norte las normas correspon-
dientes en materia de sucesión hereditaria. Y así, por ejemplo, no podría el concu-
bino en vida desconocer por vía testamentaria la legítima que le correspondería a su
concubina en aplicación de los artículos del Código Civil» (también en: Manual de
Derecho de Familia…, pp. 433-436).
418
Véase referencias contenidas en: Domínguez Guillén, Manual de Derecho de Fa-
milia…, pp. 460 y ss. (también en: Domínguez Guillén, María Candelaria: «Más
sobre las uniones estables de hecho según la Sala Constitucional del Tribunal Su-
premo de Justicia». En: Revista de Derecho, N.º 27, Caracas, TSJ, 2008, pp. 133-167.
No compartimos con la sentencia la posibilidad de «concubinato putativo», la limita-
ción del tiempo de estabilidad a los fines del concubinato a un mínimo de dos años,
así como la imposibilidad de realizar una suerte de capitulaciones concubinarias.
Manual de Derecho Sucesorio 307
419
Véase: Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario
de la Circunscripción Judicial del estado Aragua, sent. del 25-01-08, exp. 05-
12738, http://jca.tsj.gov.ve/decisiones/.../223-25-05-12738-.html, Previamente el
concubino(a) ha de haber obtenido la declaración de tal, según sentencia defini-
tivamente firme, de lo contrario, no podrá acreditar el derecho sucesoral ante los
terceros que pretendan desconocer tal derecho.
420
Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario y de Protec-
ción del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado Táchira, sent.
del 12-06-08, exp. 5743, http://sucre.tsj.gov.ve/decisiones/.../1321-12-5743-12.html.
421
Véase: Aguilar Gutiérrez, Antonio: Síntesis de Derecho Civil. México D. F.,
Unam, 1966, p. 122; Núñez y Núñez, Eduardo Rafael: Unión extramatrimonial.
La Habana, Ediciones Montero Obispo, 1945, pp. 5 y 22, señala el autor que en la
Constitución cubana de 1940 tuvo lugar la institución de equiparación al matri-
monio de las uniones no matrimoniales. El autor señala que fue él quien en 1943
a cargo del Juzgado de Primera Instancia del Sur de la Habana dictó la primera sen-
tencia abordando el problema, criterio seguido por el Máximo Tribunal en sent.
N.º 45, del 09-04-45, entre la equiparación de efectos económicos ciertamente
se ubican los sucesorales; Rojina Villegas, ob. cit., p. 176, respecto del Derecho
mexicano indica que el Código vigente, reconoce el derecho de la concubina
a heredar –el autor alude en la p. 185 al Código vigente de 1928–.
308 María Candelaria Domínguez Guillén
426
Véase: TSJ/SC, sent. N.° 1187, del 15-12-16. Véase sin embargo el respectivo voto
salvado «… esta Sala Constitucional ha debido centrar sus análisis en el reconoci-
miento del derecho de toda persona, en especial de todo niño o niña, a conocer y
que sea legalmente reconocida su identidad como parte fundamental de su persona-
lidad, y, no, en interpretar el artículo 75 de la Constitución…»; Varela Cáceres,
«La última sentencia…», pp. 225-259.
427
Véase: Domínguez Guillén, La familia…, p. 79, la posibilidad de matrimonio
o unión concubinaria precisaría de una reforma o enmienda constitucional o una
reinterpretación del artículo 77 de la Constitución por parte de la Sala Constitu-
cional, por lo que la vía para incluir la pareja homosexual o cualquier tercero en
una sucesión tendría lugar mediante el acto testamentario como manifestación de la
autonomía de la voluntad.
428
Véase nuestro: Derecho Civil Constitucional…, pp. 186 y 187, si el ordenamiento
constitucional consagrase el matrimonio homosexual, no cabrá cuestionar su validez
jurídica, sino simplemente se podrán cuestionar sus efectos con base al propio texto
de la Carta Magna, por ejemplo, en cuanto también al derecho de orden constitu-
cional de todo niño de tener un padre y una madre, esto es, una figura materna y otra
paterna, amén del principio –también constitucional– del interés superior del niño.
429
Véase nuestro trabajo: «Breves consideraciones jurídicas sobre las uniones homo-
sexuales en el marco de la Constitución venezolana». En: Revista Cuestiones Jurí-
dicas. Vol. vii, N.º 1. Maracaibo, Universidad Rafael Urdaneta, 2013, pp. 11-40.
430
Véase: Ripert y Boulanger, ob. cit., pp. 120 y 121, en el Derecho antiguo no
había ningún límite por lejano que fuese el parentesco, mientras fuera reconocible
daba derecho a la sucesión; Maia Nevares, ob. cit., passim, indica que en tal legis-
lación se extiende hasta el décimo grado; véase: Ramírez, ob. cit., p. 213, el Código
anterior lo extendía al octavo grado.
431
Véase: Poviña, ob. cit., p. 37.
432
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 297.
310 María Candelaria Domínguez Guillén
433
De Ruggiero, ob. cit., p. 430.
434
Véase: D’Jesús M., ob. cit., p. 28.
435
Ibíd., p. 35, y no hay reciprocidad en el ejercicio de los derechos y obligaciones.
El autor señala que autores como Aramburo proponen una reforma más audaz que
no pase del segundo grado.
436
Véase: Domínguez Guillén, Ensayos…, pp. 360, 509 y 510. Véase artículos 303,
309 y 330 del Código Civil.
437
Véase: Ibíd., pp. 238 y 239, citamos a de Apalátequi y Ocejo a propósito del con-
sejo de tutela que indica que en la familia moderna fuera del vínculo estrecho del
hogar, no existen vínculos de solidaridad necesarios para acudir a parientes. Véase:
de Apalátequi y Ocejo, Pedro: La tutela de Autoridad. Madrid, Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación, discurso de recepción, 1954, p. 60.
438
D’Jesús M., ob. cit., p. 38.
439
Véase: Ibíd., p. 39. Véase en el mismo sentido en España: Martínez Martínez,
ob. cit., pp. 371 y 373, señala la conveniencia de limitar del cuarto al tercer grado
el llamamiento. En el Código Civil español la restricción del sexto al cuarto grado
del parentesco se produjo en 1928. Agrega: ibíd., 382, un llamamiento muy extenso
a la línea colateral no tiene buena acogida en nuestros días, y mucho menos la tron-
calidad que provoca atender al origen familiar de los bienes que deja el causante.
Manual de Derecho Sucesorio 311
esto es hasta los primos440, resulta drástico que una herencia se dirija al Es-
tado antes que a otros parientes colaterales –aunque lejanos– del de cujus.
Pues, si bien en los tiempos modernos el vínculo afectivo respecto de estos
últimos es ínfimo441, la intervención del Estado como último llamado es
excepcional y responde a una necesidad jurídica por lo que la justificación
de consagrar a los colaterales hasta un grado considerable como el actual
pareciera no apoyarse tanto en premiar el afecto entre parientes, sino en
agotar la incorporación de estos al llamado hereditario antes de acudir al
Estado en virtud de un último y necesario llamamiento442.
Debe recordarse que la sucesión legal rige a falta de voluntad del causante,
quien puede excluir por vía testamentaria inclusive a los hermanos. Por
lo que, salvo previsión del de cujus, resulta lógico que a falta de otros pa-
rientes, la herencia –antes de proyectarse hacia el Estado– se dirija a los co-
laterales de un grado medio, con quienes debió mediar alguno contacto
familiar o afectivo en algún momento de la vida.
440
Véase: Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, pp. 134 y 135. Véase sobre los colaterales
de ulteriores grados: ibíd., pp. 137-139; Iglesias Martínez, José Ignacio: «Grados de
parentesco en las relaciones laborales», http://www.adrformacion.com/articulos/
laboral/grados_de_parentesco_en_las_relaciones_laborales_/articulo85.html;
Martínez Martínez, ob. cit., p. 376, señala respecto a España que los primos (4°)
media más un contexto de amistad que familiar, por contraste a los sobrinos (3°)
y hermanos (2°).
441
Se presenta per se lejano inclusive respecto de los primos –cuarto grado–.
442
Véase en sentido contrario: Domínguez Benavente, ob. cit., p. 44, parientes en
sexto grado y aún más cercanos en la línea colateral no han contribuido a la for-
mación del contenido patrimonial, por lo que no resulta de justicia que en ciertas
condiciones reciban bienes por herencia cuando hay un interés superior de la colec-
tividad. El legislador no debería preocuparse por la suerte de esos parientes lejanos.
Señala el autor, sin embargo, que los bienes generales que el Estado reciba por esta
vía no debería ingresar a las rentas generales de la Nación, sino a aspectos especiales
como educación.
312 María Candelaria Domínguez Guillén
el artículo 830 del Código Civil: «Cuando los llamados a suceder son los
colaterales distintos a los hermanos y sobrinos, sucederán al de cujus según
las reglas siguientes: 1. El o los colaterales del grado más próximo excluyen
siempre a los demás. 2. Los derechos de sucesión de los colaterales no se
extienden más allá del sexto grado».
443
Sansó, Apertura…, p. 32. Véase también: Rodríguez, ob. cit., p. 56.
444
Polacco, ob. cit., t. i, p. 155, en el Derecho romano fue introducido por la
Lex Julia.
445
Véase: González y Martínez, ob. cit., p. 357.
Manual de Derecho Sucesorio 313
los alimentos y la capacidad económica de quien debe prestarlos (…) la obligación ali-
mentaria legal por la especial consideración de tratarse de niños y adolescentes prevista
en el artículo 368 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adoles-
centes, donde concurren parientes obligados subsidiariamente, en un orden distinto
a los familiares consanguíneos obligados subsidiariamente en el Código Civil».
450
Véase: Hidalgo García, Santiago: La sucesión por el Estado. El derecho de las insti-
tuciones de interés general y de algunas comunidades autónomas. Barcelona, José María
Bosch Editor S. A., 1995; Gutiérrez Barrenengoa, Ainhoa y Monje Balmaseda,
Oscar: «La administración y representación de la herencia yacente en el Derecho es-
pañol». En: Ética y Jurisprudencia. N.º 3. Valera, Universidad Valle del Momboy,
2004, pp. 9-55; Orrego Acuña, Juan Andrés: «Acerca de la herencia yacente y de la
herencia vacante, en el Código chileno y comparado». En: Revista Entheos, año 6, vol.
único, Santiago, Universidad de Las Américas, 2008, pp. 15 a 54; López Herrera,
Derecho…, t. ii, pp. 145-158; Lafont Pianetta, ob. cit., pp. 377-381.
451
Véase: Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos, ar
tículo 76: «Cuando falleciere una persona sin herederos aparentes o conocidos o cuando
hubieren renunciado los herederos testamentarios o ab intestato la herencia se reputará
yacente y el juez de primera instancia con jurisdicción en el lugar de apertura de la su-
cesión, de oficio o a petición de cualquier ciudadano, abrirá el correspondiente procedi-
miento y proveerá a la conservación y administración de los bienes hereditarios».
452
Juzgado Superior Quinto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del 16-01-09, exp. 8443, http://
cfr.tsj.gov.ve/decisiones/2009/enero/2142-16-8443-.html.
Manual de Derecho Sucesorio 315
453
Véase: Sojo Bianco, ob. cit., p. 292.
454
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 159.
455
Véase: Castro Sáenz, Alfonso: «Precisiones terminológicas sobre la herencia ya-
cente: res nullius in bonis y hereditas iacet», p. 25, http://local.droit.ulg.ac.be/sa/rida/
file/2001/castro%20saenz.pdf.
456
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 156.
457
Ibíd., p. 157.
458
Véase: Castro Sáenz, ob. cit.; Ramírez, ob. cit., p. 213, el patrimonio queda sin
dueño y se convierte en res nullius, lo cual ofrecería serios inconvenientes y riesgos
al legislador.
459
Véase: Albaladejo, ob. cit., p. 40.
460
Castro Sáenz, Alfonso: «Nueva aproximación a la herencia yacente desde la pers-
pectiva civil». En: Anuario da Facultade de Dereito. N.º 4, La Coruña, Universidade
da Coruña, 2000, http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/2183/2061/1/AD-4-39.pdf.
Véase sobre la herencia yacente en el Derecho romano: Bernad Mainar, ob. cit.,
pp. 91-93.
461
Véase: Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Barinas, sent. del 20-01-14, exp. 004-14, http://
barinas.tsj.gob.ve/decisiones/2014/enero/802-20-004-14-4392.html, en el Capítulo iii,
316 María Candelaria Domínguez Guillén
Dispone el artículo 1061 del Código Civil: «El juez de primera instancia con
jurisdicción en el lugar donde se haya abierto la sucesión462, nombrará el cu-
rador, a petición de persona interesada o de oficio»463. Se impone el deber de
notificar al juez por quien tenga conocimiento de una herencia yacente464
con la relación de sus bienes465, pues sin tal indicación mal puede proceder el
Título iv, Parte ii del Libro iv del Código de Procedimiento Civil, evidenciándose
que la parte segunda de la Ley adjetiva civil venezolana, se encuentra referida a los
procedimientos de «jurisdicción voluntaria».
462
Véase: Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos,
artículo 77: «El juez que haya abierto el procedimiento de yacencia será el único
competente para conocer de las reclamaciones que en contra o respecto de la he-
rencia puedan intentar presuntos acreedores o herederos del causante, cualesquiera
que fuese la naturaleza, causa y cuantía de esas acciones y el lugar donde hubieren de
ejercerse. El fuero establecido en este artículo es de orden público y su violación será
causal de invalidación del juicio que lo hubiere contravenido, siguiéndose el proce-
dimiento que a tal efecto establece el Código de Procedimiento Civil».
463
Véase: Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos, ar-
tículo 80: «La administración y conservación de los bienes de la herencia se hará por
medio de un curador que el juez nombrará de oficio o a petición de parte interesada.
Si la persona fallecida fuera extranjera, se preferirá al funcionario consular de la
nación a que pertenece esa persona para la designación del curador. En tal caso, el
juez citará al funcionario consular para que exprese si está dispuesto a encargarse de
la defensa y administración de la herencia, y en caso de aceptar en él recaerá el nom-
bramiento, a menos que el tratado público celebrado entre el país a que pertenece
el causante y la República de Venezuela hubiere dispuesto otra cosa».
464
Véase como ejemplo de tal conocimiento: Tribunal Superior de lo Contencioso Tri-
butario de la región Central, sent. del 19-11-07, exp. S-06-07, http://jca.tsj.gov.ve/
decisiones/2007/noviembre/735-19-S-06-07-1089.html, «existe la posibilidad cierta
de que dicho valor accionario se transfiera como bien perteneciente a la República,
en virtud que es un patrimonio hereditario cuyos titulares se desconoce (…) asi-
mismo es importante destacar que no existe en los archivos de la Administración
Tributaria declaración sucesoral presentada por los posibles causahabientes, razones
éstas suficientes para que la Administración recurra por ante los tribunales compe-
tentes para solicitar la vacancia de dicha herencia».
465
Véase: Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos, ar-
tículo 78: «Los funcionarios fiscales, todas las demás autoridades y los particulares
están en la obligación de denunciar en el término más breve posible las herencias
Manual de Derecho Sucesorio 317
470
Véase: Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 60, el curador actúa como un verda-
dero administrador, con las mismas facultades y deberes. Para realizar actos que ex-
ceden de la simple administración deberá solicitar la autorización del tribunal, que
decidirá con vista a la necesidad y perentoriedad de la operación; López Herrera,
Derecho…, t. ii, p. 154, indica que al curador también corresponde cumplir los
deberes formales relativos a los tributos a cargo de la sucesión.
471
Véase: Polacco, ob. cit., t. ii, pp. 483 y 484, corresponde al curador la representa-
ción de la herencia, en juicio como actor o como demandado y cumplirá respecto de
ella los actos de administración.
472
Véase: TSJ/SC, sent. N.º 2538, del 08-11-04, «… al poseer el accionante la condi-
ción de curador del proceso de herencia yacente contenido en la causa principal,
como tal tiene bajo su responsabilidad la administración y representación, en forma
provisional, del inmueble o acervo hereditario cuya yacencia se reputa, siendo una ac-
tividad que debe ser cumplida con la diligencia de un buen padre de familia, hecho
éste que habilita por sí solo para el ejercicio de las acciones y actuaciones que tiendan
al cumplimiento de tal fin, de conformidad con los artículos 1060 y siguientes del
Código Civil, resulta en este caso improcedente el argumento relacionado con la falta
de legitimación del accionante para interponer el amparo constitucional»; TSJ/SC,
sent. N.º 1234, del 13-07-01, «Consecuencia de los razonamientos antes anotados, y
para proteger los derechos del Fisco y el debido proceso al cual tiene derecho, se anula
todo lo actuado en ambas instancias al estado de nueva admisión de la demanda, te-
niendo en cuenta que conforme al artículo 1061 del Código Civil venezolano debe
abrirse el proceso de herencia yacente, lo que significa que se nombrará un curador
de dicha herencia, con quien se entenderá la citación en el proceso de prescripción
adquisitiva conjuntamente con las otras personas que deben ser llamados a dicho
juicio, previo cumplimiento de los requisitos de admisibilidad de dicha demanda
de prescripción adquisitiva»; Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado Falcón, sent. del 09-
02-04, exp. 97-926 http://falcon.tsj.gov.ve/decisiones/2004/febrero/333-9-97-926-
S-No..html, «Con relación a la presunción de la existencia de una herencia vacante,
alegada por el apoderado judicial del tercero interesado, el Tribunal observa que la
herencia vacante no puede ser una presunción, sino un acto declarado expresamente
por un órgano jurisdiccional. Lo que eventualmente pudiera estar presente (…) es
la existencia de alguna herencia yacente, situación regulada en los artículos 1060 y
siguientes del Código Civil. Ahora bien, no obstante que el apoderado judicial del
tercero interesado no ha denunciado ningún caso especifico de herencia yacente, el
Manual de Derecho Sucesorio 319
ción por la cantidad que fije el tribunal, sin lo cual no podrá entrar en el
ejercicio de sus funciones. Si la caución dada no hubiere sido suficiente
a cubrir las resultas de la curatela, el juez será responsable de los daños y
perjuicios sobrevenidos a los interesados»476. El curador ejerce pues un de-
licado cargo que genera costos477. Las disposiciones relativas al inventario,
a depositar las sumas de dinero y valores al portador que formen parte de ella en un ins-
tituto bancario, a hacer valer y ejercer sus derechos y representación, todo con la dili-
gencia de un buen padre de familia, y por último a rendir cuenta de su administración,
de acuerdo con el resultado del inventario el juez podrá exigir de oficio o a pedi-
mento de la representación fiscal que se aumente el monto de la caución del curador».
476
Véase: Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos,
artículo 81: «En todo caso el curador deberá, antes de entrar en el ejercicio de sus
funciones, prestar juramento de cumplirlas fielmente y ofrecer caución suficiente,
a satisfacción del juez, quien previamente a la aceptación deberá oír las opiniones del
Procurador General de la República y del fiscal acreditado en el juicio. Estos funcio-
narios deberán expresar su opinión dentro de las cinco audiencias siguientes a partir
de la fecha en que conste la garantía ofrecida, si se hubiere practicado su notificación
conforme al artículo 79. Su silencio equivaldría a conformidad por su parte»; ar-
tículo 82: «El juez será responsable de los daños y perjuicios sobrevenidos a los inte-
resados o al Fisco Nacional, si la caución aceptada por él no hubiere sido suficiente
para cubrir las resultas de la curatela».
477
Véase: Ley Arancel Judicial, artículo 56 «Los curadores de herencias yacentes co-
brarán: l. Por las diligencias necesarias para determinar y asegurar el monto de los
bienes, incluso la defensa en cualquier forma de la herencia, 10 % sobre el líquido de
la herencia, cuando ésta no exceda de 100 U.T. el 8 % por el exceso de 1000 U.T.;
el 5 % por el exceso de 5000 U.T. y 2 % por el exceso sobre esta última cantidad.
2. Por la administración, el 10 % de la renta producida por los bienes. Parágrafo
Único. Cuando para administrar los bienes se valiere el curador de terceros, la re-
muneración de éstos la pagará del porcentaje que se acuerda en el ordinal 2»; Tri-
bunal Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Bancario de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, sent. del 29-09-05, exp. 348, http://
carabobo.tsj.gov.ve/decisiones/2005/septiembre/721-29-348-.html, «… al enta-
blarse el procedimiento de herencia yacente, era obligatorio para el tribunal designar
un curador de la misma, y en tal sentido nacen para el designado (…) el derecho
de cobrar los gastos de administración y mantenimiento de los bienes objeto de la
herencia y sus emolumentos (…) lo anterior concuerda con lo establecido en la Ley de
Arancel Judicial en su artículo 56 y llevan a la convicción de esta juzgadora de que,
Manual de Derecho Sucesorio 321
se hará de acuerdo con el curador»483. Así pues, se considera que, una vez
transcurrido un tiempo suficientemente amplio como que los interesados
se apersonen, es procedente la declaratoria de vacancia484, la cual precisa
de un pronunciamiento judicial485.
483
Véase declarando sin lugar la herencia yacente: Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil, Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Táchira, sent.
del 26-01-06, exp. 5648, http://bolivar.tsj.gov.ve/decisiones/2006/enero/1331-26-
5648-.html. Véase también; CS1CDF, sent. del 03-02-67, Jurisprudencia Ramírez
& Garay, t. xvi, pp. 13 y ss., tales trámites de publicación tiene por objeto emplazar
a quienes se crean con derecho a la herencia, pero durante la situación de yacencia
como ocurrida la vacancia, siempre estarán debidamente administrados y prote-
gidos los bienes, en el beneficio de los definitivos herederos, si aparecen.
484
Véase: Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, sent. del 29-10-04, exp. 21 679, http://
caracas.tsj.gov.ve/decisiones/2004/octubre/722-29-21.679-363D-291004.html,
«Siendo la presente un procedimiento de yacencia denunciado por funcionarios del
Seniat, desde el 26 de noviembre de 1986, tiempo suficiente para que cualquier per-
sona interesada, hubiese hecho acto de presencia en defensa de sus derechos, sin que
hasta la fecha esto haya sucedido, como heredero o como comunero, este tribunal
presume que no existen derecohabientes interesados, y conforme con la solicitud
hecha se declara la vacancia de la herencia demandada en el presente procedimiento».
485
Véase: Juzgado Superior Quinto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del 14-01-09, exp. 8819,
http://lara.tsj.gov.ve/decisiones/2009/enero/2142-14-8819-.html, «… aun cuando
había transcurrido el lapso concedido para la reclamación de los presuntos here-
deros desconocidos, la herencia no había pasado a manos del Fisco Nacional (…)
Ante tal circunstancia, declarar la vacancia de la herencia, aun cuando se presen-
taron presuntos herederos en reclamo de dicha sucesión, sería desconocer una tu-
tela judicial efectiva y una resolución inoportuna (…) Dicho en otras palabras, el
lapso del año a que se refieren dichas normas, no podría aplicarse si ya se le había
dado el carácter y reconocimiento por el tribunal de la causa como herederas a las
reclamantes, lo cual resultaría contraria a las disposiciones elementales establecidas
en los artículos 115 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela, por ser éstas norma protectoras del derecho de propiedad y el acceso a la jus-
ticia como función jurisdiccional. En consecuencia, se desecha lo esgrimido por la
representación judicial de la solicitante y del curador, con relación a la preclusión del
año para la comparecencia de los interesados a la herencia».
324 María Candelaria Domínguez Guillén
486
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N.º 6155 extraordinario, del
19-11-14 (que deroga la ley previa Gaceta Oficial N.º 39945, del 15-06-12), artículo
50 «Para la incorporación al patrimonio de la República de los bienes muebles o in-
muebles que se encuentren en el territorio de la República y que no tengan dueño, el
Superintendente o la Superintendenta de Bienes Públicos, solicitará la posesión real
de ellos al juez de primera instancia en lo civil de la circunscripción judicial corres-
pondiente, quien la otorgará en forma ordinaria».
487
Su artículo 20 disponía: «Para la incorporación en el patrimonio nacional de los
bienes a que se refiere el inciso 2 del artículo anterior, el Procurador de la Nación
pedirá la posesión real de ellos al juez de primera instancia en lo civil de la jurisdic-
ción quien la mandará a dar en forma ordinaria. Esta posesión acordada al Fisco no
perjudica los derechos o acciones de quienes tengan un derecho preferente, derecho
o acciones que no se extinguen sino por la expiración del término fijado para la pres-
cripción. A los efectos de este artículo, los empleados nacionales y especialmente los
de Hacienda, están obligados a acusar ante el Procurador de la Nación los bienes
a que se refiere el citado inciso». Dicho texto no fue afectado por la Ley Derogatoria
Parcial de la Ley Orgánica de Hacienda Pública Nacional en su disposición tran-
sitoria única (Gaceta Oficial N.º 39238, del 10-08-09). Véase: López Herrera,
Derecho…, t. ii, p. 158, señalaba a propósito de dicha norma que la circunstancia de
que la herencia hubiese sido declarada vacante no perjudica a quienes tengan derechos
preferentes a los del Fisco mientras no haya operado la prescripción.
488
«Artículo 5.- Se consideran bienes públicos: (…) 3. Los bienes muebles e inmuebles,
títulos valores, acciones, cuotas o participaciones en sociedades y demás derechos
provenientes de herencias yacentes».
489
Véase sobre la herencia yacente: Cicu, ob. cit., pp. 131-139.
490
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 159.
491
Orrego Acuña, ob. cit.
Manual de Derecho Sucesorio 325
492
Aguilar Gutiérrez, ob. cit., pp. 127 y 128.
493
Suárez Franco, ob. cit., p. 96.
494
Véase sobre el mismo: Rojas, ob. cit., pp. 626-630.
495
Ibíd., p. 627; TSJ/SCC, sent. N.º 470, del 21-05-04, citada supra, «… la jurispru-
dencia ha considerado con fundamento en el Código de Procedimiento Civil, que el
procedimiento de herencia yacente no es de naturaleza contenciosa, sino de jurisdicción
voluntaria, y no está presente una contraposición de intereses o derechos».
496
Rojas, ob. cit., p. 627.
497
Véase: Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito
de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, sent. del 10-06-04, exp. BH03-
R-2002-000008, http://anzoategui.tsj.gov.ve/decisiones/2004/junio/1066-10-BH03-
R-2002-000008-.html, «… la herencia yacente tiene su procedimiento establecido en
el Código Civil, y que está sujeto a que previo sometimiento al régimen respectivo (…)
sea declarado yacente y propiedad de la Nación el inmueble en cuestión».
498
Rodríguez de Rodríguez, ob. cit., p. 60.
499
Véase: López Herrera, Derecho…, t. ii, p. 151,
500
Polacco, ob. cit., t. i, p. 159. Véase sobre la misma: Ibíd., pp. 159-164.
501
Véase: López Herrera, Derecho…, t. ii, p. 158; Rodríguez de Rodríguez,
ob. cit., pp. 19 y 20, diferimos de quienes califican al Estado como un verdadero
326 María Candelaria Domínguez Guillén
sucesor, pues solo viene a suplir una falta absoluta de sucesores y ante la serie de
problemas que pudieran surgir, la ley concede al Estado dentro de su potestad el de-
recho a tomar la herencia. Véase Ibíd., p. 59, el Estado asume la titularidad de tal
universalidad patrimonial no como un sucesor más, sino en ejercicio de su potestad.
La mayoría de los principios generales del Derecho Sucesoral no le son aplicables
a esta relación sui generis en la cual aparece: el Estado como «beneficiario» de la he-
rencia. Véase también: Ripert y Boulanger, ob. cit., p. 18, el derecho acordado al
Estado sobre las sucesiones vacantes no es un derecho de sucesión.
502
Sansó, La repudiación…, p. 147. Véase también: Zannoni, ob. cit., pp. 474 y 475,
los bienes de la herencia vacante se le atribuyen al Estado como titular de lo que se
ha dado en llamar el «dominio eminente» que le corresponde en virtud de su sobe-
ranía y del derecho eminente sobre los bienes mismos. Esta es la posición de la ju-
risprudencia dominante que niega al Estado el carácter de heredero o como sucesor
universal no heredero; López Herrera, Derecho…, t. ii, p. 158, el Estado no asume
la condición de heredero del de cujus sino que procede en ejercicio del dominio emi-
nente que tiene sobre los bienes carentes de propietario en el territorio nacional.
503
Véase: Dominici, ob. cit., p. 54, «en realidad la Nación no entra como heredera
sino por virtud de un derecho que algunos autores llaman de desherencia, es decir,
por falta de herederos». Esta observación es importante porque la Nación no ad-
quiere la herencia por prescripción, contra un heredero que se presentase a reclamar
la misma, aunque la hubiese renunciado.
504
Véase: Roca Ferrer et al., ob. cit., p. 325.
505
Véase en la doctrina nacional: D’Jesús M., ob. cit., p. 45, indica el autor: «Nuestro
Código encuentra al Estado como un verdadero heredero, es el último de los suce-
sores intestatos»; Esparza Bracho, Derecho…, p. 104, se discute si el Estado ad-
quiere por causa sucesoria o como adquisición ex lege del patrimonio relicto; el autor
señala que al referirse la Ley de Impuestos sobre Sucesiones, Donaciones y demás
Ramos Conexos a «De los bienes de la República provenientes de transmisiones gra-
tuitas explícitamente señala que reconoce esta adquisición como un acto de trans-
misión, que no puede tener en el contexto que regula otro significado que el de
transmisión hereditaria». Véase reseña de posturas que hace: Rojas, ob. cit., pp. 97 y
98; Valls Lloret, José Domingo: La sucesión intestada a favor del Estado. Barcelona,
Manual de Derecho Sucesorio 327
Universitat de Barcelona, 1996, passim, «El Estado es un heredero puro y duro (…)
El llamamiento sucesorio al Estado se hace a título particular, y no en virtud de su
posición preeminente de personalidad jurídica especial. El Estado es un heredero or-
dinario, como los demás, radicando su especialidad en la existencia de una legisla-
ción administrativa aplicable en los actos de gestión, distribución y adjudicación de
los bienes adquiridos. El Estado, por tanto, no adquirirá en virtud de un dominio
eminente o como sucesor irregular, como ocurre en otras legislaciones de Derecho
comparado, sino como un heredero ordinario»; Polacco, ob. cit., t. i, p. 162, com-
probado que el Estado es heredero, no por ello desaparecen los problemas y dudas;
De Ruggiero, ob. cit., p. 442, se trata de un verdadero y propio derecho de suce-
sión, es la doctrina más conforme al espíritu y letra de la ley, que incluye al Estado
entre los «sucesores».
506
Piña Valles, ob. cit., p. 57.
507
Véase: Messineo, ob. cit., p. 44, la persona jurídica strictu sensu a excepción del
Estado, no sucede sino por voluntad del de cujus.
508
Véase: Hidalgo García, ob. cit., pp. 83-143. Véase: ibíd., pp. 133-139, señala que
otros sistemas de naturaleza análoga al último son el de los Estados Unidos y el De-
recho belga. Véase también ibíd., pp. 139-141, un supuesto de difícil inclusión en
cualquiera de los sistemas es el Código Civil peruano de 1984, pues en un solo ar
tículo, el 830 bajo el título «Sucesión del Estado y de las beneficencias públicas» re-
gula el punto, pero la atribución de las últimas no opera a través del Estado, sino que
procede a un reparto de la herencia, por la que al Estado corresponden los predios
rústicos con los bienes que lo integran y el resto de la herencia a la beneficencia pública.
328 María Candelaria Domínguez Guillén
514
Rojas, ob. cit., p. 125.
515
Zannoni, ob. cit., p. 475, el Fisco en tal caso actúa como liquidador, con la dife-
rencia de que liquidada la herencia, se atribuye ministerio legis el saldo producido de
los bienes relictos.
516
Messineo, ob. cit., p. 67.
517
Véase: Juzgado Superior Quinto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, sent. del 16-1-09, citada supra,
«El fundamento normativo estriba en razones de interés social, el cual exige que los
bienes relictos no queden abandonados, ni expuestos a pérdidas, deterioros, usurpa-
ción y demás peligros consiguientes, y ese interés es tanto más concreto y evidente
cuanto que en definitiva, cuando faltan absolutamente herederos bien sea testamen-
tarios o ab intestato, la herencia debe referirse al patrimonio de la Nación tal como lo
dispone el artículo 832 del Código Civil».
518
Véase, sin embargo, sobre la discutida posilidad del Estado de repudiar una herecia:
Martínez Martínez, ob. cit., pp. 434-439, la autora no encuentra argumentos
para impedir que el Estado pueda repudiar la herencia ab intestato ni para impedirle
que pueda renunciar y transigir sobre derechos hereditarios (ibíd. p. 439).
330 María Candelaria Domínguez Guillén
519
Torres-Rivero, Teoría…, t. ii, p. 153.