CAPÍTULO I - Derecho Sucesorio

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CAPÍTULO I

GENERALIDADES

1.- Concepto.

Tomando como base la existencia de un derecho y de un titular, a la


muerte de éste puede suceder:
a) Que se extinga, como sucede con los derechos personalísimos, o
b) Que el derecho subsista no obstante el desaparecimiento de su titular,
pasando a radicarse en otras personas, en este caso se habla de sucesión en
sentido lato. Esta es la regla general.
Se puede afirmar, entonces, que se da la sucesión cada vez que una
persona reemplaza a otra en una determinada relación jurídica, sea de un
derecho personal o de un derecho real.
Betti dice al respecto: "la sucesión, como situación jurídica de carácter
general, consiste en el subentrar de una persona a otra en la posición de sujeto
activo o pasivo de relaciones jurídicas". Agregando,
"en sentido amplísimo, la sucesión comprende todo fenómeno de subingresos
en una posición jurídica".
En consecuencia, hay sucesión en un sentido lato o amplio, cada vez
que una determinada relación jurídica cambia de titular, trátese de derecho real
o personal.
En sentido restringido hay sucesión, cuando el sucesor se coloca en la
misma situación jurídica que su antecesor, tanto en su aspecto activo como
pasivo.

2.- Clases de sucesión.

A. En cualquiera de los dos sentidos señalados que se tome la sucesión, ella


puede ser por acto entre vivos o por causa de muerte.
Es por acto entre vivos cuando la sucesión está destinada a producir sus
efectos sin que la muerte de una persona sea su presupuesto necesario. Ej.:
compraventa.
La sucesión es por causa de muerte cuando la muerte del autor de la
relación jurídica es un hecho fundamental, una condición esencial.
Verdaderamente, nunca hay sucesión en el primer caso. Esta se presenta
sólo, técnicamente hablando, en la sucesión por causa de muerte, pues en este
caso la relación se mantiene de la misma manera que en el autor. Por eso se
explica que el artículo 951 diga "se sucede a una persona difunta...", no puede
haber sucesión en nuestra ley sin una persona difunta.

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B. La sucesión puede ser también a título universal y a título singular.
La sucesión es a título universal cuando comprende la totalidad de las
relaciones jurídicas valuables de una persona estimada conformando una
unidad. Gráficamente los autores dicen que las relaciones jurídicas pasan en
bloque del autor o causante al sucesor.
La sucesión es a título singular o particular cuando el sucesor reemplaza
al autor o causante en una determinada relación de derecho.
Relacionando las dos clasificaciones dadas, hay que hacer presente que
nunca la sucesión por acto entre vivos puede ser a título universal. Este
principio se encuentra enunciado en diferentes artículos del Código Civil, por
ejemplo, el artículo 1407, que exige inventario solemne en las donaciones a
título universal, la exigencia de inventario solemne, por una parte y la
situación que se plantea por la omisión de algunos bienes en él, por otra, le
quita el carácter de universal a esta donación. Además, el artículo 1408
establece que en este caso el donante deberá reservarse lo necesario para su
congrua subsistencia. Igual predicamento se encuentra en el artículo 1811, la
violación de esta disposición está sancionada con nulidad absoluta.
Por consiguiente, únicamente en la sucesión por causa de muerte es
propio hablar de sucesión a título singular y a título universal, y sólo en este
terreno se puede entrar a dar conceptos más precisos de los que debe
entenderse por una y otra.
La sucesión por causa de muerte es a título singular cuando se sucede en
una o más especies o cuerpos ciertos, o en una o más especies indeterminadas
de cierto género, artículo 951 inc. 3. Se refiere este caso a una determinada
relación jurídica, o a varias consideradas singularmente, de modo que el
sucesor reemplaza el difunto en ésas y no en otras.
La razón del legislador para no permitir la sucesión entre vivos a título
universal, y si hacerlo en la sucesión por causa de muerte, debe buscarse en la
doctrina que acepta nuestra legislación respecto al patrimonio.
La noción de patrimonio tal como la presentan Aubry y Rau se
encuentra ligada a la personalidad misma del hombre, considerada en sus
relaciones con los objetos exteriores, sobre los cuales pueden o podrá llegar a
tener derechos que ejercitar. Comprende no solamente los bienes ya
adquiridos por una persona, sino también los por adquirir. El patrimonio, por
tanto, es el "conjunto de los bienes de una persona, considerados como una
universalidad de derecho.
El patrimonio es como la personalidad misma, incorporal y uno, de
manera que no es divisible en partes materiales o de cantidad.

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Por estar ligado a la personalidad, por ser atributo de ella, toda persona
debe tener un patrimonio y, por ello, es inalienable durante la vida de su
titular.
Como lo señala Polacco "es sólo cuando el titular desaparece, que la
unidad patrimonial, que hasta entonces era una fuerza, potencial mente al
menos en continuo movimiento, en continua evolución, se detiene y se hace
posible que otra venga a ponerla de nuevo en movimiento haciendo que su
propia personalidad, la cual era ya centro directivo de un patrimonio propio,
llegue a serlo también de la masa patrimonial abandonada por la persona
desaparecida".
La naturaleza jurídica del patrimonio, reseñada brevemente, explica que
sólo a la muerte del titular se transmite como una universalidad jurídica el
patrimonio, de tal suerte que los sucesores toman el lugar de quien ha
fallecido, tanto en el activo como en el pasivo. No es posible que esto ocurra
por acto entre vivos, por lo cual la sucesión por causa de muerte resulta así la
única a título universal, si se recuerda que por tal se entiende aquella en que se
sucede en la totalidad del patrimonio o en una cuota del mismo.

3.- Formas de suceder por causa de muerte a una persona.

Se puede suceder, por causa de muerte, a una persona por testamento o


por ley, artículo 952 inciso primero.
En consecuencia, la sucesión por causa de muerte puede ser tanto
testamentaria como abintestato.
En la sucesión testamentaria es el causante el que, al otorgar testamento,
distribuye sus bienes y designa a sus herederos y legatarios, pero no con plena
libertad, pues está obligado a respetar las asignaciones forzosas, artículo 1167.
En la sucesión intestada o abintestato, es el legislador quien indica las
personas que van a suceder al causante. Por eso se llama también sucesión
legal. Al reglamentar la sucesión intestada el legislador trata de interpretar la
voluntad del causante, se pone en el caso de que éste hubiere hecho testamento
y atendiendo a ello fija los órdenes sucesorios.
De acuerdo al artículo 952 inciso final: "la sucesión puede ser parte
testada y parte intestada"; ello ocurrirá en caso de que el causante en el
testamento no haya dispuesto de todos sus bienes.

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4.- Pactos sobre sucesión futura.

Sabemos que se puede suceder por causa de muerte a una persona en


virtud de un testamento o de la ley.
Otra forma podría ser la sucesión contractual, esto es que se sucede a
una persona en virtud de una convención celebrada con ella o sus herederos
antes de su fallecimiento: estos son los llamados pactos sobre sucesión futura.
En Chile no se acepta la sucesión contractual, artículo 1463.
El artículo citado habla de donación o contrato, siendo que la donación
no es sino una especie de contrato; lo que se quiso decir, por el legislador, es
que la prohibición abarca tanto los actos onerosos como los gratuitos relativos
al derecho a suceder por causa de muerte a una persona viva.
Una vez fallecido el causante, pueden celebrarse respecto a su sucesión
toda clase de actos, ej.: cesión de derechos hereditarios.
No obstante lo anterior, el inciso 2o del artículo 1463 indica el único
caso de excepción en que se acepta un pacto sobre sucesión futura: es el
contemplado en el artículo 1204, llamado "pacto de no mejorar".
La prohibición de celebrar estos pactos tiene un doble fundamento:
a) ello sería inmoral, porque se especula con la muerte de una persona;
b) son peligrosos, pues pueden impulsar al interesado a atentar contra la
vida del causante.
Los argumentos señalados no son muy convincentes porque son muchos
los contratos e instituciones jurídicas en que está en juego la vida de una
persona y que son aceptados por el legislador, ej.: usufructo.
Por otra parte, en algunas legislaciones se aceptan estos pactos, por ej.:
el Código Civil alemán distingue tres clases de pactos sobre sucesión futura:
1) Pacto de institución en que una persona se compromete a dejar como
heredero a otra; el que puede ser recíproco;
2) Pacto de renuncia, en que una persona renuncia anticipadamente a
sus posibles de derechos hereditarios en la sucesión del causante, y
3) Pacto de disposición por el cual el futuro heredero, en vida del
causante, dispone de sus derechos en la sucesión, los enajena a un tercero.
El Código alemán prohíbe solamente esta última clase de pacto y acepta
las otras dos.

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CAPÍTULO II
LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE

5.- Concepto.

Algunos autores, tomando como base los artículos 588 y 951, la definen
como "un modo de adquirir el dominio del patrimonio de una persona difunta,
o sea el conjunto de sus derechos y obligaciones transmisibles, o de una cuota
de dicho patrimonio, como un tercio o un medio, o especies o cuerpos ciertos,
como tal casa, tal caballo o una o más cosas indeterminadas de un género
determinado, como cuarenta fanegas de trigo".
Otros, en cambio, la definen como "un modo de adquirir por el que se
transmiten los bienes valuables de una persona que ha fallecido o una cuota de
ellos, o especies o cuerpos ciertos o cosas indeterminadas de un género
determinado".
Como puede verse en esta segunda definición no se habla de "totalidad
del patrimonio" o "de una cuota de él", ya que se estima que ello no es exacto,
porque en el patrimonio existen derechos que lo constituyen, pero que no son
transmisibles. Por ello mismo usan la expresión "valuables", ya que traduce en
forma precisa la naturaleza de los derechos y obligaciones que se transmiten.
La sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir, pero no
siempre importa para el sucesor un aumento de sus bienes. Por el contrario,
puede darse el caso que la sucesión implique un gravamen para el heredero,
esto puede ocurrir cuando ella se encuentra recargada de deudas y los bienes
heredados no son suficientes para cubrirlas.
Esta característica de este modo de adquirir se explica por su propia
naturaleza: del hecho de ser el patrimonio una emanación de la personalidad
de ella, se ha derivado también el principio de que él subsiste aun en ausencia
de créditos activos. Los romanos explicaban esta peculiaridad de la institución
en referencia diciendo que era un "nomen juris", es decir, una entidad jurídica
que tiene existencia propia, haciéndose abstracción de los derechos que lo
componen (arts. 1264 y 1265).

6.- Acepciones de la expresión "sucesión por causa de muerte".

La expresión "sucesión por causa de muerte" tiene las siguientes acepciones:


1) Masa de bienes dejada por una persona al morir;
2) Herederos del causante;
3) Transmisión del patrimonio de una persona o bienes determinados,
en favor de otras personas también determinadas.

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7.- Características de la sucesión por causa de muerte como modo de
adquirir.

l) Es un modo de adquirir derivativo: Los modos de adquirir son


originarios o derivativos. Son de la primera especie aquellos en que la causa
de adquisición del derecho se encuentra en el mismo adquirente, ej.:
prescripción; y son derivativos aquellos en que la causa de la adquisición del
derecho se encuentra en una persona diversa del adquirente, como la tradición
y la sucesión por causa de muerte.
La importancia de que la sucesión por causa de muerte sea un modo de
adquirir derivativo se encuentra en que el sucesor obtiene su derecho del
causante de la sucesión, de tal suerte que el asignatario adquirirá el dominio de
las especies comprendidas en la asignación si el causante era dueño de las
mismas, por aplicación del principio de que nadie puede transmitir más
derechos de los que tiene. Si el causante no era dueño, el sucesor sólo quedará
colocado en situación de ganar el dominio de las especies que se les
transmiten por prescripción, siempre que concurran las demás exigencias
legales.
2) Es un modo de adquirir por causa de muerte: ya que es el
fallecimiento del causante lo que origina la transmisión de su patrimonio.
Se produce la adquisición del dominio por la muerte de una persona, y esa
muerte puede ser real o presunta.
3) Es un modo de adquirir a título gratuito: porque no significa un
sacrificio económico para el adquirente, nada da a cambio de lo que recibe.
Esto no significa que necesariamente toda asignación suponga un
enriquecimiento para el heredero, pues pueden existir herencias que no le
reporten una ventaja económica o pecuniaria, ello acontecerá por ej.: si el
patrimonio del causante está excesivamente gravado; como el heredero está
obligado a soportar el pago de estas deudas hereditarias, puede suceder que en
definitiva no obtenga ventaja económica alguna de la herencia que recibe.
4) Es un modo de adquirir que puede serlo a título universal o a título
singular: un modo de adquirir puede ser a título universal o a título singular,
según si mediante él se adquiere una universalidad jurídica o una cosa
determinada. La sucesión por causa de muerte puede ser según los casos de
una u otra especie, así se desprende del artículo 951 en relación con los
artículos 1097 y 1104.

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8.- Asignaciones y asignatarios.

El artículo 953 define las "asignaciones por causa de muerte" y los


asignatarios.
Por su parte, el artículo 954 establece que las asignaciones a título
universal se llaman herencia, y las a título singular legados; y que el
asignatario de herencia se llama heredero y el de legado, legatario.
El artículo 1097 dispone, en relación con los asignatarios a título
universal: "Los asignatarios a título universal, con cualesquiera palabras que
se les llame, y aunque en el testamento se les califique de legatarios, son
herederos: representan la persona del testador para sucederle en todos sus
derechos y obligaciones transmisibles. Los herederos son también obligados a
las cargas testamentarias, esto es, a las que se constituyen por el testamento
mismo, y que no se imponen a determinada persona".
En consecuencia, la característica fundamental de los herederos es que
suceden en todo el patrimonio del difunto, o sea en el conjunto de derecho y
obligaciones transmisibles que los forman, o en una cuota de él; el heredero no
recibe bienes determinados.
Además, los herederos representan la persona del causante en todos sus
derechos y obligaciones transmisibles, son los continuadores de la persona del
difunto: reciben el activo del patrimonio, pero se les transmite también el
pasivo.
Por ello, en materia de contratos, se dice que quien contrata para sí, lo
hace también para sus herederos. Los herederos de una de las partes de un
contrato no son terceros extraños a éste, sino que son parte de él, pues suceden
a quien lo celebró.
Nótese que lo que pasa a los herederos son los derechos y obligaciones
transmisibles del causante, artículo 1097, luego no pasan a ello los derechos
intransmisibles, como el usufructo; respecto de las obligaciones, son
intransmisibles las contraídas en consideración a la persona -intuito persona-,
por regla general tienen este carácter las obligaciones de hacer, porque miran a
la persona del deudor.
Entre los herederos hay varias clasificaciones, una de las más
importantes es la que distingue entre: herederos universales y herederos de
cuota.
Son herederos universales los llamados a la herencia sin designación de
cuota, y son herederos de cuota aquellos que son llamados a una cuota
determinada de la herencia, artículos 951 inc. 2 ° y 1098 incs. 1 y 3.
En relación con la categoría de heredero universal debe tenerse
presente:

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1) Que pueden existir varios herederos universales;
2) No debe confundirse al heredero universal con el asignatario
universal. Es más amplio el término asignatario universal, es el género, la
especie es el heredero universal. No todo asignatario universal es heredero
universal, ya que puede ser un heredero de cuota;
3) Puede ser mayor el beneficio en la herencia del heredero de cuota que
del universal. Los herederos universales dividen entre sí por partes iguales la
herencia, de modo que lo que lleve cada uno, dependerá del número de
herederos universales que haya.
Todo lo anterior se debe a que la clasificación de los herederos en
universales y de cuota depende sólo de la forma en que son llamados, y no del
beneficio que llevan en la herencia.
Esta clasificación tiene importancia porque el derecho de acrecer existe
sólo entre los herederos universales y no en favor de los herederos de cuota.
El derecho de acrecimiento consiste en que la porción del heredero que
falta, y no lleva su parte en la herencia, aumenta la de los otros asignatarios.
El artículo 1104 se refiere a los asignatarios a título singular y dice:
"Los asignatarios a título singular, con cualesquiera palabras que se les llame,
y aunque en el testamento se les califique de herederos, son legatarios: no
representan al testador; no tienen más derechos ni cargas que los que
expresamente se les confieran o impongan. Lo cual sin embargo se entenderá
sin perjuicio de su responsabilidad en subsidio de los herederos, y de la que
pueda sobrevenirles en caso de la acción de reforma".
Luego, los legatarios no representan la persona del difunto y no tienen
otros derechos que los que expresamente se le confieran.
Los legados pueden ser de: especie o cuerpo cierto o de género, artículo
951 inc. 3°.
El legatario sucede en una especie o cuerpo cierto cuando el bien legado
se halla individualizado como especie; y sucede en un género cuando el bien
legado está individualizado genéricamente.
Esta distinción tiene importancia, porque el legatario de especie
adquiere el dominio de la cosa legada en el momento en que fallece el
causante, directamente de éste por el modo de adquirir sucesión por causa de
muerte; en cambio, en un legado de género no se adquiere el dominio del
objeto legado por este modo de adquirir; el legatario adquiere por sucesión por
causa de muerte sólo un derecho personal para exigir a los herederos o a
aquella persona a quien el testador impuso la obligación de pagar el legado, el
cumplimiento de éste.
Es decir, la especie en sí misma se adquiere por la tradición que de ella
hagan los herederos del legatario.

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9.- Apertura de la sucesión. Concepto.

Producida la muerte de una persona, el efecto inmediato es la apertura


de la sucesión, a ello se refiere el artículo 955.
Se acostumbra a definir la apertura de la sucesión como "el hecho que
habilita a los herederos para tomar posesión de los bienes hereditarios y se los
transmite en propiedad".
Para una mejor comprensión del artículo 955 es necesario precisar su
alcance desde tres aspectos:
1) Hecho que produce la apertura de la sucesión y momento de ésta,
2) Lugar en que se abre la sucesión, y
3) Ley que rige la sucesión.

10.- Hecho que produce la apertura de la sucesión y momento de ésta.

El hecho que produce la apertura de la sucesión es la muerte de una


persona, no hay por tanto sucesión por causa de muerte de una persona viva, o
al menos mientras la ley la considera viva.
El Código no dice si es la muerte real o la presunta la que produce la
apertura de la sucesión, pero debe concluirse que tanto la una como la otra son
capaces de producirla.
¿En qué momento se produce la apertura? Tratándose de la muerte real
no hay problema alguno, el artículo 955 dispone "la sucesión de los bienes de
una persona se abre al momento de su muerte".
En cambio, si la muerte es presunta, la apertura de la sucesión se
produce al dictarse el decreto de posesión provisoria de los bienes del
desaparecido, artículo 84; pero si por cualquier motivo no hubiese habido
posesión provisional, la sucesión del desaparecido se abrirá en virtud del
decreto de posesión definitiva, según las reglas generales, artículo 90.

11.- Importancia de la determinación del momento preciso del


fallecimiento del causante y prueba de la muerte.

Establecer el momento preciso de la muerte de una persona puede tener


importancia en varios aspectos:
1) El asignatario debe ser capaz y digno de suceder al fallecer el
causante. Las incapacidades e indignidades para suceder deben ser entendidas
con relación al momento del fallecimiento del causante.

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2) La validez de las disposiciones testamentarias se determina en
relación con la legislación vigente al momento del fallecimiento del testador,
artículos 18 y 19 L.E. R.
3) Los efectos de la aceptación o repudiación de las asignaciones se
retrotraen a la fecha de la muerte del causante, artículo 1239.
4) Desde el instante en que fallece el causante pasa a ser lícito celebrar
toda clase de actos y contratos relacionados con la sucesión, ya no se trata de
pacto de sucesión futura.
5) Si existe pluralidad de herederos nace la indivisión hereditaria.
En cuanto a la prueba de la muerte es menester analizar dos aspectos:
A. Peso de la prueba: corresponde probar la muerte y el momento en
que se produjo a las personas que reclaman los derechos, que provienen de la
apertura de la sucesión;
B. Medios de prueba: la muerte natural se prueba ordinariamente por
medio de la partida de defunción, la cual comprobará, además, la
individualidad de la persona fallecida y el momento de su muerte; artículo 305
inc. 38.
Si la muerte es presunta deberá probarse por medio de copia autorizada
del decreto judicial que la declaró, este decreto debe inscribirse en el libro de
defunciones del Registro Civil, artículo 5o N° 5 ley N° 4.808.

12.- Situación de ios comurientes.

La cuestión de la apertura de la sucesión en cuanto a la determinación


del momento en que se ha producido, puede estar vinculada con la apertura de
otras sucesiones que han podido realizarse antes, en el mismo momento o con
posterioridad a la apertura de que se trata. Ello ocurre cuando esas personas
estaban llamadas por la ley o por el testamento a sucederse una a otras, por ej.:
en un accidente mueren dos o más personas que legal o testamentariamente
estaban llamados a sucederse.
Este problema, denominado por la doctrina de "los comurientes"
presupone 3 requisitos copulativos:
A. Que dos o más personas perezcan en un mismo acontecimiento sin
que se sepa el orden de los fallecimientos;
B. Que dichas personas estén llamadas recíprocamente a la sucesión de
sus bienes, y,

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C. Que cada una de ellas tenga herederos diferentes.
La legislación chilena ha solucionado el problema estableciendo que ninguna
de las personas en cuestión sucederá en los bienes de la o las otras, artículo
958; pues si no puede probarse el orden en que han muerto, debe suponerse
que ha sido en el mismo momento, artículo 79.
No era este el sistema que adoptaban el Derecho Romano y las
Partidas, ni el que sigue el Código Civil francés, en ellos se contemplaban
complejos mecanismos, que haciendo abstracción de los hechos, establecían
un orden cronológico de los fallecimientos.

13.- Lugar en que se abre la sucesión.

La sucesión se abre en el último domicilio que haya tenido el difunto,


artículo 955 inc. I°.
No se abre en el lugar en que ocurrió el fallecimiento, sino en el lugar en que
el causante tuvo su último domicilio. Al respecto la jurisprudencia ha
establecido: "La sucesión de una persona no se abre en el lugar donde por
motivo accidental muere, sino en su último domicilio, y ese domicilio
determina la competencia del juez que debe conocer lo relativo a la sucesión
de sus bienes" (G. 1.884, N° 2.834 p. 1.946).
La determinación del último domicilio tiene importancia para:
A. Determinar la ley que va a regir la sucesión;
B. Establecer la competencia del tribunal que conocerá de todo lo
relacionado con la sucesión por causa de muerte, de acuerdo al artículo 148
del Código Orgánico de Tribunales, es juez competente el del último
domicilio del causante, ante él se pide la posesión efectiva si la sucesión es
testada, él conoce del juicio de petición de herencia, del de desheredamiento,
de la validez o nulidad de las disposiciones testamentarias, etc.
El domicilio a que se refiere el artículo 148 del Código Orgánico de
Tribunales, en relación con el artículo 955 inc. Io, es el civil, esto es el relativo
a una parte determinada del territorio del Estado, artículo 61.
En esta materia tienen plena aplicación las normas que imponen a
ciertas personas un domicilio legal, artículos 71 y 72.
Pero la sucesión no siempre se abre en el último domicilio del causante,
hay casos expresamente exceptuados, artículo 955 inc. 2o, así tratándose de la
muerte presunta, la sucesión se abrirá en el último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile, sin importar el que real y efectivamente
tuvo, desde que se ignora cuál fue.

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14.- Ley que rige la sucesión.

"La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre, salvas las
excepciones legales", artículo 955 inc. 2°.
Esta es una regla de carácter general en nuestra legislación y se aplica
sin atender a la nacionalidad ni a la naturaleza de los bienes del difunto. La
premisa es que la sucesión se rige por la ley imperante en el último domicilio
del difunto. Al hablar de domicilio en este caso, la ley se está refiriendo al
político, o sea, al relativo al territorio del Estado en general, artículo 60 inc. I o.
Consecuencia de este principio es que el orden de los llamados a
recoger la herencia, la capacidad o incapacidad, la dignidad o indignidad y los
derechos y la obligación queden sujetas a la ley local, esto es la del lugar en
que se abre la sucesión.
Se sostiene generalmente que el artículo 955 inc. 2o constituye una
excepción al artículo 16 en cuanto éste afirma que los bienes situados en Chile
se rigen por la ley chilena y el primero faculta para que se rijan por una ley
extranjera cuando la sucesión se ha abierto fuera de Chile.
Sin embargo, algunos afirman que el verdadero alcance del artículo 955
en relación con el artículo 16 no es el señalado. Indican que lo que se altera
con la vigencia de la ley extranjera es la transmisibilidad de los bienes, o sea,
los derechos a la sucesión, pero en cuanto a la manera cómo pasan los bienes
del difunto a los herederos se regla por la ley chilena. Así por ej.: conforme a
la ley de Impuestos a las Herencias la posesión efectiva de los bienes situados
en Chile debe pedirse en este país no obstante haberse abierto la sucesión en el
extranjero.

15.- Excepciones al inciso segundo del artículo 955.

El mismo artículo 955 inc. T dice que "la sucesión se rige por la ley del
último domicilio salvas las excepciones legales". Dichas excepciones son:
A. Caso del chileno que fallece teniendo su último domicilio en el
extranjero.
Si un chileno fallece teniendo su último domicilio en el extranjero, los
parientes chilenos de éste tienen en esa sucesión, que se va a regir por una ley
extranjera, los derechos que les otorga la ley chilena conforme al artículo 15
N° 2. Debe tenerse en claro que el artículo 15 N° 2 no impide que la sucesión
en conformidad al artículo 955 se rija por la ley extranjera, pero hace
excepción a dicha norma en el sentido de que una parte de ella, la relativa a
los derechos del cónyuge y parientes chilenos, se va a regir por la legislación
nacional.

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B. Caso del extranjero que fallece dejando herederos chilenos.
Se refiere a esta materia el artículo 998, ubicado en las reglas de la sucesión
intestada.
En la sucesión de un extranjero pueden presentarse las siguientes situaciones:
a) Que fallezca teniendo su último domicilio en Chile, tiene plena
aplicación el artículo 955.
b) Que fallezca teniendo su último domicilio en el extranjero, en este
caso hay que distinguir:
1) Si no hay herederos chilenos, rige también íntegramente el principio
del artículo 955, o sea se aplica la ley extranjera exclusivamente.
2) Si el extranjero deja herederos chilenos éstos tienen en su sucesión
los derechos que les reconoce la ley chilena, y no la legislación por la cual se
está rigiendo la sucesión, artículo 998.
Pero para poder hacer efectivo estos derechos va a ser necesario que el
causante haya dejado bienes en Chile, si no ocurre así habrá que estarse a lo
dispuesto por la ley extranjera, pues no puede pretenderse aplicar el artículo
998 fuera de Chile. Si la ley extranjera reconoce derechos hereditarios a los
chilenos se aplicará el principio del artículo 998 y si no lo hace, éste quedará
sin aplicación práctica.
Es por ello que el inc. 2o del artículo 998 establece una verdadera
preferencia en beneficio de los herederos chilenos, para que hagan efectivos
los derechos que les reconocen las leyes chilenas en los bienes dejados por el
causante en Chile, pudiendo pagarse con ellos todo lo que les corresponda en
conformidad a nuestras leyes en la sucesión del extranjero.
Conforme al inc. final del artículo 998 este mismo derecho de
preferencia tienen los chilenos en la sucesión de un chileno, es decir que si un
chileno fallece en el extranjero y la legislación del país de su fallecimiento
desconoce el derecho de los herederos chilenos, éstos tienen preferencia para
pagarse en los bienes ubicados en nuestro territorio.
Se estima que el "Fisco" queda incluido en la expresión "chileno" del
artículo 998, pues es un heredero abintestato, artículo 995.
C. Caso de la muerte presunta: de acuerdo al artículo 81 la muerte
presunta debe ser declarada por el juez del último domicilio que el
desaparecido tuvo en Chile, de lo que se deduce que la declaración de muerte
presunta se hace en Chile no obstante que conste que el difunto presunto tuvo
su último domicilio fuera del país, como la muerte presunta se declara en
Chile, la sucesión se abre aquí y se rige por la ley chilena.

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D. En conformidad a la Ley de Impuestos a las Herencias, Donaciones y
Asignaciones, si una sucesión se abre en el extranjero, pero el difunto deja
bienes en Chile, debe pedirse la posesión efectiva de esa herencia respecto de
los bienes situados en nuestro país. Esta gestión tiene por objeto obtener el
pago del impuesto de herencia.
Es competente para la tramitación de esta posesión efectiva si la
sucesión es testada, el juez del último domicilio del causante en
Chile, y si no lo ha tenido, el del domicilio del que solicita la posesión
efectiva.
Si la sucesión es intestada la posesión efectiva puede pedirse ante
cualquier oficina del Servicio de Registro Civil e Identificación.
Se estima que aun cuando la sucesión se abra en el extranjero, deben
practicarse en Chile las inscripciones que prescribe el artículo 688, pues ellas
tienen por objeto mantener la historia de la propiedad raíz.
16.- La delación de las asignaciones.

Producida la apertura de la sucesión con la muerte del causante tiene


lugar también la delación de las asignaciones.
Se define ésta en el artículo 956 inc. Io como el actual llamamiento que
hace la ley a aceptar o repudiar una asignación.
De modo que fallecido el causante se producen tres etapas cronológicas en la
sucesión:
1) La apertura,
2) La delación, y
3) El pronunciamiento del asignatario en orden a aceptar o repudiar la
asignación.
Pero no pueden confundirse la apertura con la delación, pues la primera
se produce forzadamente con la muerte del causante, y la segunda no siempre
se produce con ella, como sucede, por ejemplo, cuando la asignación está
sujeta a condición suspensiva.

17.- Momento en que se defiere la asignación.

Hay que distinguir las siguientes situaciones:


1) Si la asignación es pura y simple, la herencia o legado se defiere al
heredero o legatario al fallecer la persona de cuya sucesión se trata, artículo
956 inc. I°.

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2) Si la asignación está sujeta a condición resolutoria, aunque el artículo
956 no distingue, atendiendo a que esta condición produce la extinción del
derecho, no afectando el nacimiento del mismo, debe concluirse que la
delación se produce al fallecer el causante. Si se estimara que la delación se
produce al cumplirse la condición nos enfrentaríamos al absurdo de que el
llamamiento al asignatario a pronunciarse sobre la aceptación o repudio se
produciría al extinguirse el derecho.
3) Si la asignación está sujeta a condición suspensiva, la delación se
produce al cumplirse la condición, pues el efecto de la condición suspensiva
es suspender la adquisición del derecho, mientras no se cumple la condición
no existe derecho alguno, sino una mera expectativa.
4) La asignación está sujeta a una condición suspensiva que consiste en
no ejecutar un hecho que depende de la voluntad del asignatario, por ej. si el
testador dice dejo mi casa a Pedro, siempre que no se vaya al extranjero.
Por ser ésta una condición suspensiva meramente potestativa (artículo
1478) que desprende la sola voluntad del asignatario, el artículo 956 inc. 3 o
establece que la asignación se defiere en el momento de la muerte del testador,
siempre que el asignatario caucione en forma suficiente la restitución de la
cosa asignada con sus accesorios y frutos, en caso de contravenirse la
condición.
Pero, si el testador ha dispuesto que mientras penda la condición,
pertenezca a otro asignatario la cosa asignada, no tiene aplicación lo señalado
precedentemente, artículo 956 inc. final. En este caso hay un fideicomiso no
pudiendo entregarse la asignación al asignatario condicional, pues ella
pertenecerá a otro mientras la condición se encuentra pendiente.

18.- El Derecho de Transmisión.

El derecho de transmisión se refiere a la transmisibilidad del derecho de


opción que adquieren los asignatarios con la delación de la asignación;
derecho de opción que según se sabe consiste en la posibilidad de aceptar o
repudiar la asignación que se les defiere.
Se transmite el derecho de opción a los herederos del asignatario en el
sentido que ingresará a su patrimonio la facultad de aceptar o repudiar la
asignación que correspondía al transmitente.
Esta transmisibilidad tiene lugar tanto en las herencias como en los
legados.

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Si una vez deferida la asignación, fallece el asignatario de ésta, puede
presentarse tres situaciones:
1) Que antes de fallecer el asignatario haya repudiado la asignación que
le ha sido deferida, en este caso conforme al artículo 1239 es como si nunca
hubiere sido asignatario y nada transmite a sus herederos de la asignación que
repudió;
2) Que el asignatario después de la delación y antes de su fallecimiento
haya aceptado la asignación deferida; en este caso transmite a sus herederos
los bienes comprendidos en dicha asignación y que adquirió por sucesión por
causa de muerte.
3) Que el asignatario fallezca sin haberse pronunciado respecto de la
herencia o legado que se le defirió. En este caso transmite a sus herederos la
facultad que él tenía de aceptar o repudiar la asignación. Esto es lo que se
llama derecho de transmisión y que define el artículo 957 inc. Io.
El derecho de transmisión no es otra cosa que una aplicación del
principio de que el heredero adquiere todos los derechos y obligaciones
transmisibles que pertenecían al causante. Si un heredero o legatario fallece
sin pronunciarse sobre una asignación determinada, dentro de su herencia va
comprendida la facultad que tuvo de aceptar o repudiar la asignación, y esa
facultad la adquieren sus herederos por sucesión por causa de muerte.

19.- Campo de aplicación del Derecho de Transmisión.

Se aplica tanto a:
A. La sucesión testamentaria como a la intestada; el artículo 957 está
ubicado en el Título I Libro III cuyo epígrafe es "Definiciones y Reglas
Generales", reglas que se aplican tanto a la sucesión testada como a la
intestada. Además el artículo 957 no distingue.
B. Herencias como a legados, artículo 957.
El adquirente siempre tiene que ser heredero, porque el fundamento del
derecho de transmisión es que se adquiere el derecho de aceptar o repudiar la
asignación por ir éste incluido en la herencia, la cual pasa a los herederos y no
a los legatarios. El mismo artículo 957 así lo dice "...transmite a sus
herederos".

20.- Personas que intervienen en el Derecho de transmisión.

En el derecho de transmisión intervienen tres categorías de personas, que son:


1°) El primer causante, que es el que instituyó un legado o dejó una
herencia;

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2°) El transmitente o transmisor, que es la persona a quien el causante
dejó la herencia o legado y que falleció sin haberse pronunciado respecto de la
asignación.
3°) El transmitido, es el heredero del transmitente o transmisor, a quien
pasa la facultad de aceptar o repudiar la asignación que perteneció a su
causante.

21.- Requisitos que deben concurrir en el transmitente y en el


transmitido.

A. En el transmitente deben concurrir los siguientes requisitos:


I) Debe haber fallecido sin aceptar o repudiar la asignación; porque si la
repudió es como si nunca hubiera tenido derecho a ella; y si la aceptó
transmite a los herederos la asignación misma; luego si se ha pronunciado no
opera el derecho de transmisión;
2) Debe ser heredero o legatario del primer causante;
3) Es necesario que su derecho no haya prescrito, porque si prescribió
nada puede transmitir a sus herederos, artículo 957.
4) Debe ser digno y capaz de suceder al primer causante.

B. En el transmitido deben concurrir los siguientes requisitos:


1) Tiene que ser heredero del transmitente o transmisor.
2) Tiene que haber aceptado la herencia del transmitente o transmisor,
artículo 957. Debe ser así porque el derecho de transmisión se funda en que la
facultad de pronunciarse va incluida en la herencia del transmitente, luego si
ésta no es aceptada no se adquiere este derecho.
Pero no hay inconveniente en que acepte la asignación propia y repudie
la que se defiere por transmisión. Si bien es cierto que la facultad de aceptar o
repudiar es indivisible, esto es, no se puede aceptar una parte o cuota y
repudiar el resto, artículo 1228, también lo es que el derecho de aceptar o
repudiar la asignación al transmitirse a los herederos se hace divisible;
3°) Debe ser capaz y digno de suceder al transmitente, porque si no lo es
no puede adquirir la herencia de éste en la cual va comprendido el derecho a
aceptar o repudiar la asignación.
Una de las incapacidades es no tener existencia lo menos natural al
tiempo de abrirse la sucesión del causante, por ello el artículo 962 dispone que
si se sucede por derecho de transmisión se requiere tener existencia al tiempo
del fallecimiento del causante, no importando que el asignatario no haya
existido al fallecer el primer causante.

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22.- Sucesiones indirectas.

Se puede suceder por causa de muerte a una persona en forma directa o


indirecta. Se sucede en forma directa cuando la persona hereda por sí misma,
sin intervención de otra; en tanto que son sucesiones indirectas aquellas que se
adquieren por intermedio de otra persona. Ejs.: derecho de transmisión y
derecho de representación.
CAPÍTULO III
EL DERECHO REAL DE HERENCIA

23.- Concepto.

A la expresión herencia se le dan normalmente dos significados:


A. Derecho real, que consiste en la facultad o aptitud de una persona
para suceder en el patrimonio del causante o en una cuota de él.
B. Masa hereditaria, se habla de "herencia" cuando se alude al conjunto
de bienes que forman la universalidad.

24.- Características del derecho de herencia.

El derecho real de herencia presenta las siguientes características:


1) Es un derecho real. Se llega a esta conclusión por las siguientes
razones:
a) El artículo 577 lo menciona expresamente;
b) El derecho de herencia queda perfectamente comprendido en la
definición que el artículo 577 da del derecho real, porque se tiene sobre
el patrimonio del difunto o sobre una cuota de él, sin respecto a otra
persona;
c) Del derecho de herencia nace una acción real: la de petición de
herencia, en cuya virtud el verdadero heredero puede reclamar su
derecho de herencia, invocando su calidad de tal, en contra de cualquier
persona que esté en posesión de la herencia.

Atendido lo expuesto no es posible confundir, en nuestro sistema legislativo,


el derecho de dominio de los bienes hereditarios con el derecho de herencia,
como sucede en otras legislaciones.
Recordemos que el objeto del derecho de herencia es la universalidad
del patrimonio o una cuota de él, y no los bienes determinados que forman la
universalidad jurídica.

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2) Constituye una universalidad jurídica: Es sabido que las
universalidades pueden ser de hecho y de derecho o jurídicas. La
universalidad de hecho no difiere de los bienes que la forman, hay
universalidad de hecho cuando existe un conjunto de bienes que se denominan
genéricamente, ej.:una biblioteca, la universalidad (biblioteca) no difiere de
los libros que la forman.
En cambio, la universalidad de derecho es un continente distinto del
contenido, difiere de los elementos que la forman. Durante la vida de una
persona su patrimonio constituye una universalidad jurídica, porque es distinto
que los bienes y obligaciones que lo forman, muerta la persona opera la
sucesión por causa de muerte cuyo objeto es el patrimonio del causante o una
parte de él, y ese patrimonio, que era una universalidad jurídica, pasa íntegro a
los herederos sin modificaciones. En otras palabras, el objeto de este derecho
es la universalidad del patrimonio en conjunto y no los bienes que lo forman.

3) Tiene una vida efímera: fallecido el causante nace el derecho real de


herencia, y si hay varios herederos, la indivisión hereditaria, la que termina
con la partición, esto es, con la liquidación de la comunidad y las respectivas
adjudicaciones, practicadas éstas el derecho de herencia pasa a confundirse
con el derecho de dominio.

25.- Modos de adquirir el derecho real de herencia.

El Derecho Real de Herencia se puede adquirir por:


A. Sucesión por causa de muerte;
B. Tradición, y
C. Prescripción.

A. Adquisición del derecho real de herencia por sucesión por causa de


muerte:
Este es el modo normal de adquirir el derecho real de herencia, que se
produce de pleno derecho por el solo hecho del fallecimiento del causante, sin
que sea necesario que el heredero cumpla formalidades de ninguna especie.
No obstante esta adquisición, el heredero puede, después, aceptar o rechazar el
derecho de herencia que adquirió, retrotrayéndose la aceptación o la
repudiación al instante del fallecimiento del causante, artículo 1239.
El legislador ha establecido la aceptación de la herencia, no obstante
que la adquisición se produce para el heredero de pleno derecho, porque:
a) Nadie puede adquirir derechos en contra de su voluntad;

19
b) La herencia no significa necesariamente un enriquecimiento para el
heredero, pues si la sucesión está excesivamente gravada puede comprometer
la responsabilidad del asignatario, por ello se permite el heredero repudiar la
asignación.

La posesión de la herencia:
Al respecto hay que hacer una triple distinción: posesión legal, posesión
real y posesión efectiva de la herencia.
a) Posesión legal de la herencia: se encuentra establecida en el artículo
722. Esta posesión la otorga el legislador presumiendo la concurrencia de los
elementos de corpus y animus, artículo 700.
En el hecho pueden faltarle al heredero ambos elementos y siempre la
ley presumirá su existencia, queda ello demostrado por el hecho de que la
posesión legal existe aunque el heredero ignore su calidad de tal.
Por la misma razón la posesión legal es siempre regular, ya que es
otorgada por el legislador presumiendo sus elementos.
Se ha resuelto por los tribunales que la posesión legal corresponde al
heredero verdadero y no al putativo.
La posesión legal del heredero no es la misma del causante, sino que la
adquiere él al fallecimiento de éste, artículo 722 en relación al artículo 717.

b) Posesión real o material: equivale a la posesión definida en el artículo


700. Lo normal es que el heredero tenga la posesión legal y la material; pero
puede suceder que el verdadero heredero tenga la posesión legal y un falso
heredero la posesión real.
Tiene importancia la posesión real porque habilita para adquirir la
herencia por prescripción.

c) Posesión efectiva: es un trámite procesal cuando la herencia es


testada, y administrativo cuando es intestada, artículo Io ley N° 19.903; y se
dice que es aquella que se otorga por sentencia judicial o resolución
administrativa a quien tiene la apariencia de heredero. La posesión efectiva no
confiere de modo incontrovertible la calidad de heredero, se desprende así:
1) Del artículo 877 Código de Procedimiento Civil que dice que en la
sucesión testamentaria se dará la posesión efectiva al heredero que presenta un
testamento "aparentemente" válido en que se le instituya heredero.
2) El falso heredero a quien se ha otorgado la posesión efectiva adquiere
la herencia por prescripción de 5 años, y si la adquiere por prescripción
significa que la posesión efectiva no le otorga la herencia.

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La posesión efectiva tiene importancia para:
I) Mantener la historia de la propiedad raíz;
II) Da origen a una prescripción más breve para adquirir la herencia, y
III) Efectos tributarios.

B. Adquisición del derecho real de herencia por tradición:


El Código se refiere a esta materia de los artículos 1909 y 1910, bajo el
título cesión del derecho de herencia, luego hablar de tradición del derecho de
herencia y de su cesión es lo mismo.
Hay tradición del derecho de herencia "en el caso de que el heredero,
una vez fallecido el causante, transfiera a un tercero ya sea la totalidad de la
herencia, ya sea una cuota de ella".
Para que haya cesión de derechos hereditarios deben concurrir las siguientes
circunstancias:
1) La tradición del derecho de herencia debe efectuarse una vez
fallecido el causante. El artículo 1463 dice que hay objeto ilícito en los pactos
sobre sucesión futura.
2) La tradición supone la existencia de un título traslaticio de dominio,
ej. compraventa, donación.
3) No deben cederse bienes determinados.
El objeto de la cesión o tradición del derecho de herencia es la
universalidad de la herencia o una cuota de ella y no bienes determinados.
El heredero que cede o vende su derecho hereditario no transfiere
propiedad particular alguna en los bienes de la herencia, artículo 1909.
Luego, si el heredero cede a un tercero un mueble determinado
comprendido en la masa hereditaria o la cuota que a él le corresponde en un
inmueble de la comunidad, no hay tradición del derecho de herencia sino
compraventa corriente.

Forma de efectuar la tradición de los derechos hereditarios:


Esta es una materia discutida, ya que presenta el problema que la
herencia puede comprender bienes muebles e inmuebles. Al respecto hay dos
opiniones en la doctrina:
a) Don José Ramón Gutiérrez estima que el derecho de herencia sigue la
misma clasificación que el artículo 580 da de los derechos reales, esto es, será
mueble o inmueble según el bien comprendido en la herencia sobre el cual se
ejerza o recaiga, luego su tradición se hará en conformidad al artículo 684 para
los bienes muebles hereditarios, y conforme al artículo 686 respecto de los
inmuebles hereditarios.

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Esta opinión se apoya en el Mensaje del Código Civil que dice en una
de sus partes "mientras la inscripción no se verifica el contrato puede ser
perfecto, puede producir derechos y obligaciones, pero no transfiere el
dominio, no transfiere ningún derecho real, ni tiene respecto de terceros
existencia alguna".
b) Don Leopoldo Urrutia, por su parte, sostiene que el derecho de
herencia no tiene por objeto bienes muebles o inmuebles determinados, sino
que la universalidad jurídica del patrimonio o parte alícuota del mismo, que es
lo que constituye la herencia.
De esto se sigue que a su tradición no se aplican las reglas dadas para
los bienes muebles o inmuebles, que son reglas especiales, sino la regla
general del inciso primero del artículo 684, vale decir, que lo esencial de la
tradición es la significación, por cualquier medio, de la intención compartida
entre las partes en orden a que el tradente transfiere el derecho y el adquirente
lo adquiere.
Señala don Leopoldo Urrutia que una de las formas de manifestar tal
intención podría ser que el cesionario o adquirente pidiera la posesión efectiva
de la herencia o la partición de la comunidad hereditaria, el artículo 1320 le
confiere este derecho.
Se critica esta teoría en este último aspecto ya que deja la fecha de la
tradición muy indeterminada y, por otra parte, porque separa la manifestación
de la intención del adquirente respecto de la del tradente, siendo que toda
tradición es una convención.
Por ello, reconociéndose que esta doctrina tiene la razón en cuanto
sostiene que la tradición se efectúa por cualquier acto que signifique la
intención compartida de traspasar y adquirir el derecho, se le completa
agregando que dicha intención puede encontrarse en el título mismo, con lo
cual se asegura la certidumbre de la fecha de la tradición y su carácter de
convención. Por lo demás, esto no es ninguna novedad pues se encuentra
establecido en igual forma respecto de las servidumbres, artículo 698.

Efectos de la cesión de derechos;


El cesionario pasa a ocupar la misma situación jurídica del cedente.
La doctrina niega que mediante la cesión de derechos hereditarios se traspase
la calidad de heredero, lo cual es más bien teórico que práctico, en el hecho el
cesionario pasa a ocupar la misma situación jurídica y es exactamente igual
que si fuera heredero. El cesionario tiene los mismos derechos y obligaciones
que el heredero, por consiguiente puede:
A. Solicitar la posesión efectiva de la herencia;
B. Solicitar la partición de bienes e intervenir en ella, artículo 1320;

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C. Ejercitar la acción de petición de herencia y de reforma del
testamento;
D. Tiene derecho de acrecimiento, artículo 1910;
E. No puede alegar la nulidad absoluta si el heredero no podía hacerlo,
artículo 1683.
Como el cesionario ocupa la misma situación jurídica que el cedente, debe
hacerse cargo del pasivo de la herencia, esto es, responde de las deudas
hereditarias y testamentarias. Pero como los acreedores hereditarios y
testamentarios no han sido partes en la convención en que se cedieron los
derechos, ésta no los obliga y, por consiguiente, no le afecta el cambio de
deudor, artículo 1635. Luego, el acreedor puede dirigir, a su arbitrio, su acción
en contra del cedente o del cesionario. No hay inconveniente para que el
acreedor acepte el cambio de deudor y se dirija en contra del cesionario.
Pero, si el acreedor se dirige en contra del cedente y éste paga, puede
repetir en contra del cesionario ya que cedió a éste el activo y el pasivo de la
herencia, artículo 1910.

Indemnizaciones que pueden deberse cedente y cesionario:


Se encuentran reglamentadas en el artículo 1910 incisos 1 y 2.

Responsabilidad del heredero, artículo 1909:


El cedente sólo responde de su calidad de heredero, luego la cesión de
derechos hereditarios es aleatoria, porque el heredero no responde de que en
definitiva resulte un buen o mal negocio, tampoco responde de que en la
herencia existan bienes determinados, salvo pacto en contrario.
No debe confundirse la cesión del derecho de herencia con la cesión de
la pretensión de una herencia determinada, esto es el caso de una persona que
creyéndose heredero de otra, cede sus pretendidos derechos a un tercero,
resultando que no era asignatario del causante. En este caso no se aplica el
artículo 1909 y el cedente no responde de su calidad de heredero, porque sólo
cedió su pretensión a la herencia.

Aplicación de estas reglas a los legados:


Si se cede el legado en forma indeterminada, esto es, el derecho al
legado, a dicha cesión son aplicables las reglas anteriores, artículos 1909 y
1910. Si se cede la cosa legada estamos frente a una cesión de bienes
determinados y no son aplicables las reglas anteriores.

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C. Adquisición del derecho de herencia por prescripción:
El heredero putativo o falso heredero no puede adquirir la herencia por
sucesión por causa de muerte, pero como ha estado en posesión real de ella
puede adquirirla por prescripción.
Por regla general, la herencia se adquiere por prescripción de 10 años,
artículo 2512 inc. 2o, pero si al heredero putativo se ha concedido la posesión
efectiva de la herencia el plazo es de 5 años, artículos 1269 y 704.
Los tribunales han resuelto que el plazo de 5 años se cuenta desde la
inscripción de la posesión efectiva y el de 10 años desde que el falso heredero
entró en posesión de la herencia.
La prescripción de 5 años es ordinaria porque:
a) El artículo 2512 designa como extraordinaria a la prescripción de 10
años, luego la otra es ordinaria;
b) El artículo 704 se refiere al justo título dando la idea de posesión
regular que es la que conduce a la prescripción ordinaria.
La jurisprudencia sobre la materia es contradictoria, pero en sentencia
publicada en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, se adopta esta posición y
se resuelve que esta prescripción se suspende en favor de los incapaces.

CAPÍTULO VI
LA SUCESIÓN INTESTADA

42.- Concepto y aplicación.

Se encuentra reglamentada en el Título II del Libro III del Código Civil,


artículos 980 y siguientes.
Se puede definir la sucesión intestada como "aquella que regla el
legislador". Es decir, se aplican las reglas de la sucesión intestada cuando es la
ley la que dispone la forma como se sucede en los bienes de una persona; pero
para que ellas tengan cabida no es necesario que la ley regule íntegramente
una sucesión, ya que según nuestra ley se puede suceder a una persona parte
testada y parte intestada.
El legislador regla la sucesión del causante en los tres casos que indica
el artículo 980. Esto es:
1) Cuando el difunto no dispuso de sus bienes; ello puede suceder,
porque el causante no hizo testamento, o cuando habiéndolo hecho en él no
dispone de sus bienes, o cuando en su testamento el causante se limita a
establecer legados;
2) Cuando el difunto dispuso de sus bienes pero no hizo conforme a
derecho, es el caso del testamento nulo por falta de requisitos de forma o
fondo;
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3) Cuando el difunto dispuso de sus bienes, pero sus disposiciones no
han tenido efecto, ello sucederá cuando el heredero testamentario ha
repudiado la herencia, o era incapaz o indigno y en general, siempre que falte
el asignatario testamentario y no lleve su asignación, en su reemplazo
concurrirán los herederos abintestato, salvo que opere el acrecimiento o la
sustitución.

43.- Fundamento de la sucesión intestada.

Desde un punto de vista práctico la sucesión intestada encuentra su


fundamento en la necesidad de regular la suerte del patrimonio de una persona
a su muerte, cuando ésta no ha dejado testamento.
Como fundamento filosófico se señala que la sucesión intestada se basa
en la presunta voluntad del difunto; ésta no es más que el posible testamento
del causante, la ley presume lo que habría querido el difunto.

44.- En la sucesión intestada no se atiende al origen de los bienes, sexo ni


primogenitura.

El artículo 981 dispone: "La ley no atiende al origen de los bienes para
reglar la sucesión intestada o gravarla con restituciones o reservas", y el
artículo 982, por su parte, lo señala: "En la sucesión intestada no se atiende al
sexo ni a la primogenitura".

45.- Personas llamadas a suceder en la sucesión intestada.

El artículo 983 dispone: "Son llamados a la sucesión intestada los


descendientes del difunto, sus ascendientes, el cónyuge sobreviviente, sus
colaterales, el adoptado en su caso, y el Fisco. Los derechos hereditarios del
adoptado se rigen por la ley respectiva".
El Fisco tiene la particularidad que entra a falta de otros sucesores y
lleva la totalidad de la masa hereditaria, pues no concurre con nadie.
Existen ciertas normas que determinan la forma en que se produce el
llamamiento de los diversos sucesores en la sucesión intestada, ellas son:
1) La calidad de línea;
La línea de los descendientes predomina sobre la de los ascendientes.
Puede darse el caso que el descendiente tenga un parentesco más lejano que el
ascendiente, pero de todas maneras predomina el descendiente. Esto se
relaciona con la ficción de la representación en la línea de los descendientes,
artículos 983 y 984;

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2) Sólo se toma en cuenta el parentesco por consanguinidad;
3) La prioridad del grado: consiste en que el pariente de grado más
próximo de una misma línea excluye a los de grado más lejano;
4) Los parientes son agrupados en órdenes, a los cuales nos referiremos
más adelante.

46.- El Derecho de Representación.

Se sucede abintestato, ya por derecho personal o propio, ya por derecho


de representación.
La sucesión es por derecho personal o propio cuando se recibe la
herencia por ser el pariente más próximo dentro del orden que recoge la
herencia, es decir, se sucede por uno mismo y sin intervención de otra
persona.
Suceder por derecho de representación es recibir la herencia por haber
pasado a ocupar el lugar de un ascendiente que falta y al cual la ley llama a
recoger la asignación. Por la representación se da el caso de que parientes del
difunto con grado más lejano concurran con otros de grado más próximo,
rompiéndose el principio de prioridad del grado.
El derecho de representación es un caso de sucesión indirecta al igual
que el Derecho de Transmisión. Debe tenerse presente que la sucesión
intestada es un llamamiento a recoger la masa hereditaria y nunca una especie
o cuerpo cierto determinado, pues la ley no instituye legatarios.

Concepto de derecho de representación:


Define el derecho de representación el artículo 984 inc. 2o, que dispone:
"La representación es una ficción legal en que se supone que una persona tiene
el lugar y por consiguiente el grado de parentesco y los derechos hereditarios
que tendría su padre o madre, si éste o ésta no quisiese o no pudiese suceder."
No debe confundirse este derecho de representación con la
representación en los negocios jurídicos, artículo 1448.

Personas que intervienen en el derecho de representación:


En el derecho de representación intervienen tres personas, que son:
1) El primer causante, que es la persona en cuya herencia se sucede;
2) El representado, que es la persona que no puede o no desea suceder,
y
3) El o los representantes, o sea el o los descendientes del representado
que ocupan el lugar de éste para suceder al causante.

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Requisitos para que opere el Derecho de Representación:
Para que pueda operar el derecho de representación, deben concurrir los
siguientes requisitos:
A. Tiene que tratarse de una sucesión intestada;
B. Sólo opera en la línea descendiente, pero no en la ascendiente;
C. Sólo tiene lugar en los órdenes de sucesión que contempla el artículo
986, y
D. Es necesario que falte el representado.

A. La representación sólo opera en la sucesión intestada:


Se llega a esta conclusión en base a dos argumentos de texto legal, que son:
a) El artículo 984 que define el derecho de representación, está ubicado
en el Título II del Libro III C.C.: que se refiere a la sucesión intestada, y
b) El artículo 984, que define el derecho de representación, comienza
diciendo: "se sucede abintestato...".
El principio de que el Derecho de Representación sólo opera en la
sucesión intestada, tiene dos excepciones, que son más aparentes que reales:
1) Asignación dejada indeterminadamente a los parientes: el artículo
1064 dispone: "Lo que se deje indeterminadamente a los parientes, se
entenderá dejado a los consanguíneos de grado más próximo, según el orden
de la sucesión abintestato, teniendo lugar el derecho de representación en
conformidad a las reglas generales; salvo que a la fecha del testamento haya
habido uno solo en ese grado, pues entonces se entenderán llamados al mismo
tiempo los del grado inmediato."
Si bien es cierto que en este caso hay testamento y tiene lugar la
representación, ello es como consecuencia de la aplicación que el legislador
hace de las reglas de la sucesión intestada para interpretar la voluntad del
testador manifestada en forma indeterminada.
2) En las legítimas el artículo 1183 establece: "Los legitimarios
concurren y son excluidos y representados según el orden y reglas de la
sucesión intestada".
En este caso no hay propiamente una excepción al principio en estudio,
porque en las legítimas opera el derecho de representación como consecuencia
de la aplicación de las reglas de la sucesión intestada.
B. La representación sólo opera respecto de la descendencia del
causante.
El artículo 986 enumera los órdenes en los cuales opera el derecho de
representación, no mencionando para nada a los ascendientes, de lo que se
desprende que en favor de éstos no opera el derecho de representación.

27
El legislador la establece sólo en favor de los descendientes del causante y de
la de sus hermanos. Confirma esto el inciso final del artículo 989, que dispone
que en el 2º orden de sucesión el ascendiente de grado más próximo excluye a
los de grado más remoto.
C. El derecho de representación no opera en todos los órdenes de
sucesión, sino sólo en los casos del artículo 986.
El derecho de representación se limita a los casos a que se refiere el
artículo 986, pero dentro de ellos no tiene límite, pudiendo ser tanto de primer,
como de segundo o tercer grado, etc. Queda ello de manifiesto por el inciso
final del artículo 984.
D. Debe faltar el representado: se entiende que falta el representado en
los casos que indica el Código Civil.
El más frecuente en que se entiende faltar el representado es aquél en
que éste ha fallecido con anterioridad al causante.
En Chile no tiene cabida la discusión, que se plantea en doctrina, de si
se puede representar a una persona viva, porque el artículo 987 dice
expresamente que se puede representar al ascendiente cuya herencia se ha
repudiado, al incapaz, al indigno, al desheredado y al que repudió la herencia
del difunto.
Por ello es que el inciso final del artículo 984 habla del padre o madre
que no hubiese querido o podido suceder. Una persona no quiere suceder
cuando repudia la herencia y no puede suceder cuando ha fallecido, cuando es
indigna o incapaz de suceder, o cuando ha sido desheredada.
Respecto de la incapacidad, indignidad o desheredamiento, hay que
relacionar el derecho de representación con el artículo 250 N° 3, en materia de
bienes del hijo sujeto a patria potestad. En dicho caso lo que sucede es que ha
operado el derecho de representación, y la herencia o legado que correspondía
al padre incapaz o indigno ha pasado a su hijo.
El derecho del representante emana directamente de la ley y no del
representado:
La representación es una ficción legal, por ello se dice que el derecho
del representante no emana del representado, sino que de la ley; la cual supone
al representante sucediendo directamente al causante en reemplazo del
representado.
Este principio produce las siguientes consecuencias:
1) La herencia del representado indigno no se transmite con el vicio de
indignidad porque el representante adquiere directamente del causante; el
representado no le transmite su derecho. Es decir, en materia de
representación no se aplica el artículo 977;

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2) El representante debe ser digno y capaz respecto del causante. El
representante debe reunir los requisitos para suceder respecto del causante, y
no importa que no los llene con el representado.
Hay que recordar que el representante hereda al causante;
3) Se puede representar a la persona cuya herencia se ha repudiado
artículo 987 inciso primero; ello porque el derecho emana de la ley y no del
representado.

Efectos de la representación:
De acuerdo al artículo 985, se puede suceder a una persona por estirpes
o por cabezas. Se sucede por cabezas cuando se hereda personalmente y en
este caso, los asignatarios toman entre todos y por partes iguales la porción a
que la ley los llame.
Cuando se sucede por derecho "de representación", se hereda por
estirpes y todos los representantes, cualquiera que sea su número, llevan
dividida por partes iguales, la porción del representado.
El artículo 985 dispone que "los que suceden por representación
heredan en todos los casos por estirpes".

47.- Los órdenes de sucesión.

La sucesión intestada se estructura sobre la base de los órdenes de


sucesión, que es la forma en que la ley reglamenta cómo concurren y son
excluidos los herederos en esta clase de sucesión.
Se definen los órdenes de sucesión como: "aquel grupo de parientes que
excluye a otro conjunto de parientes de la sucesión, pero que a su vez, puede
ser excluido por otro conjunto de parientes".
Hasta que entró en vigencia la ley N° 19.585 se distinguía entre órdenes
de sucesión regular y órdenes de sucesión irregular.
Los primeros tenían lugar cuando el causante era hijo legítimo y, los
segundos, cuando el causante era hijo natural o ilegítimo.
Con la vigencia de la mencionada ley esta distinción entre órdenes de
sucesión regular y órdenes de sucesión irregular desaparece, ya que se
establece la igualdad entre todos los hijos. Pero, al parecer, ello es más
aparente que real, ya que, en principio desde ese momento hay un sólo tipo de
ordenes de sucesión intestada sin importar si el causante es de filiación
determinada o de filiación indeterminada eso es lo que dice el legislador, no
obstante la realidad se impone a su voluntad, ya que si el causante es una
persona de filiación no determinada, no tiene, desde el punto de vista jurídico,
ascendientes, hermanos ni colaterales, produciéndose una situación especial ya

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que respecto de dicho causante no se podrán aplicar los mismos órdenes de
sucesión que a aquel que es de filiación determinada, pues a su respecto sólo
existen el orden de los hijos, artículo 988, el del cónyuge sobreviviente,
artículo 989 y el del fisco, artículo 995, mas no los demás.

Primer orden de sucesión intestada, denominado "orden de los hijos";


Este orden está formado por las personas designadas en el inc. 1° del
artículo 988, esto es, los hijos y el cónyuge sobreviviente. Al respecto es
menester tener presente que respecto de los hijos tiene aplicación el derecho
de representación, por lo cual este orden termina siendo, en realidad, de los
descendientes.
En lo que dice relación con el cónyuge sobreviviente, la ley N° 19.585
eliminó la porción conyugal a la que le daba derecho el Código Civil, y
confirió a éste el carácter de heredero.
En caso que el causante deje sólo hijos, la herencia debe dividirse entre
ellos por iguales partes. En tanto que si el cónyuge sobreviviente concurre con
los hijos, aquél llevará una porción igual al doble de lo que por legítima
rigorosa o efectiva corresponda a cada hijo, pero si sólo hay un hijo, la porción
del cónyuge sobreviviente será igual a la legítima rigorosa o efectiva del hijo.
Pero, además, el cónyuge sobreviviente nunca llevará una porción inferior a la
cuarta parte de la herencia o la mitad legitimaria en su caso, artículo 988
inciso 2°.
No obstante, el cónyuge sobreviviente que por su culpa hubiere dado
motivo al divorcio no tendrá parte alguna en la herencia intestada, artículo 994
inciso 1 sin importar si el divorcio es temporal o perpetuo.

Segundo orden de sucesión intestada denominado "orden del cónyuge y


los ascendientes":
Se aplica este orden cuando no hay hijos ni descendientes de éstos con
derecho a representarlos, si existe alguno de estos descendientes se aplica el
primer orden, en caso contrario, el segundo. El artículo 989 inciso primero
dispone " Si el difunto no ha dejado posteridad, le sucederán el cónyuge
sobreviviente y sus ascendientes de grado más próximo".
Luego, concurren en el segundo orden de sucesión los ascendientes de
grado más próximo y el cónyuge sobreviviente.
Si concurren ascendientes de grado más próximo y el cónyuge
sobreviviente, la herencia se divide en tres partes: dos para este último y una
para aquéllos.
A falta de ascendientes lleva toda la herencia el cónyuge sobreviviente,
y a falta de éste, la llevan los ascendientes.

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Si hay un solo ascendiente en el grado más próximo, éste llevará la
totalidad de la porción asignada a tales parientes, respetándose en esta forma
el principio de la prioridad del grado, artículo 989 inciso final.
Tiene cabida también en este orden la aplicación de la norma del
artículo 994 inciso 1°, esto es, si el cónyuge sobreviviente dio lugar a la
separación judicial por su culpa no tendrá parte alguna en la herencia
intestada.
Tratándose de los padres, si la paternidad o la maternidad han sido
determinadas en un juicio de filiación con oposición del padre o madre,
aquéllos no podrán suceder, a menos que haya mediado restablecimiento en
los términos del artículo 203, según dispone el artículo 994 inciso final.
En relación con este punto hay que tener presente que no obstante el
tenor literal del artículo 994 inciso final, él es sólo aplicable al padre o madre
que se opuso al reconocimiento en el respectivo juicio de filiación, pero no
respecto de los otros posibles ascendientes, aunque lo sean del que hizo la
oposición. La norma legal indicada está mal redactada ya que habla de "los
padres” en forma genérica, pero hay que entender que sólo se refiere a aquel
que hizo la oposición y que no es aplicable al otro progenitor que puede no
haberse opuesto e incluso haber reconocido voluntariamente al causante.

Tercer orden de sucesión intestada, denominado "orden de los


hermanos":
De acuerdo al artículo 990 si no hay descendientes, ni ascendientes, ni
cónyuge sobreviviente, suceden en toda la herencia los hermanos, sean de
doble o de simple conjunción, pero la porción de los hermanos de simple
conjunción (hermanos paternos o maternos) será la mitad de la de los de doble
conjunción.

Hermanos de doble y simple conjunción:


Son hermanos de doble conjunción aquellos que son hijos de un mismo
padre y madre, son los llamados hermanos carnales, artículo 41. Los de simple
conjunción son sólo hermanos por parte de padre (hermanos paternos) o por
parte de madre (hermanos maternos).
En la sucesión concurren tanto los hermanos de doble conjunción como
los de simple conjunción, pero si concurren hermanos carnales y de simple
conjunción, la porción de éstos será la mitad de la de aquéllos. No habiendo
hermanos carnales, los de simple conjunción llevan toda la herencia.
Hay que tener presente que el derecho de representación se aplica
respecto de los hermanos, de modo que los sobrinos quedan comprendidos en
este orden.

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Cuarto orden de sucesión intestada, denominado "orden de los
colaterales":
Si no hay descendientes, ni ascendiente, ni cónyuge sobreviviente, ni
hermanos, suceden los demás colaterales de grado más próximo -se respeta el
principio de la prioridad del grado- hasta sexto grado inclusive. Los
colaterales de doble conjunción llevan el doble que los de simple conjunción,
artículo 992.
El o los colaterales de grado más próximo excluirán siempre a los otros.
En relación con este orden hay que tener presente que él no se aplica
mientras existan representantes de hermanos del causante, es decir, el derecho
de representación excluye la aplicación del cuarto orden.

Quinto orden de sucesión intestada, denominado "orden del Fisco":


Cuando no existen otros herederos abintestato se habla de herencia
vacante, el Fisco concurre entonces en las herencias vacantes, artículo 995.

Situación del cónyuge separado judicialmente por su culpa:


El cónyuge que hubiere dado lugar a la separación judicial por su culpa
pierde los derechos que le habrían correspondido en la sucesión intestada de
su marido o mujer, artículo 994.
Esta situación se equipara a las causales de indignidad.
El legislador priva de derechos hereditarios abintestato al cónyuge que
ha dado lugar al divorcio por su culpa.
Si el divorcio ha cesado por cualquier causa antes del fallecimiento no
tiene aplicación el artículo 994.

48.- Sucesión parte testada y parte intestada.

De acuerdo al artículo 952 inc. 2o la sucesión de una persona puede ser


parte testada y parte intestada. El artículo 996 establece reglas sobre esta clase
de sucesión.
Cuando la sucesión es parte testada y parte intestada se aplica primero
el testamento y en lo que resta rigen las reglas sobre la forma de dividir las
herencias intestadas, artículo 996 inc. 1°.

En conformidad al inciso final del artículo 1191, si en una herencia


concurren como herederos legitimarios con quienes no lo sean, se aplicarán las
reglas de la sucesión intestada, prevaleciendo el artículo 996 sobre el artículo
1191 en caso de conflicto.

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Este último artículo se va a aplicar cuando todos los herederos sean
legitimarios, pero concurriendo legitimarios con quienes no lo sean se aplicará
el artículo 996. El inciso final del 1191 fue agregado por la ley N° 10.271 no
siendo feliz la reforma, pues según veremos con ella puede violarse las
normas sobre cuarta de mejora.
El inciso final del artículo 996 dispone "En todo caso la regla del inciso
primero se aplicará una vez enteradas totalmente, a quienes tienen derecho a
ellas, las legítimas y mejoras". Respecto de esta norma el Profesor Ramón
Domínguez Águila señala "Nos parece que la regla viene a reforzar la idea que
las legítimas y mejoras existen en toda sucesión y tal vez ni siquiera era
necesaria, desde ya el inciso tercero señala que prevalece la voluntad del
testador "en lo que de derecho corresponda", lo que determina la necesidad de
enterar primero las legítimas y mejoras para luego poder aplicar las
disposiciones testamentarias."

49.- Situación de los que suceden a la vez por testamento y abintestato.

Es fácil que el artículo 996 inc. 2o que regula esta situación se interprete
mal. Se pone, esta norma, en el caso de que los herederos designados en el
testamento, lo sean a la vez abintestato, es decir vayan a concurrir en la parte
intestada de la herencia, y establece que si la porción testamentaria es inferior
a la que le correspondería abintestato, los herederos testamentarios participan
en la sucesión intestada hasta completar la porción que les correspondiera
abintestato. Y si la porción testamentaria excede a lo que les correspondería
abintestato llevan siempre la primera.
Cabe tener presente el inciso final del artículo 996, que impide que el
causante pueda violar las asignaciones forzosas.

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