CAPÍTULO I - Derecho Sucesorio
CAPÍTULO I - Derecho Sucesorio
CAPÍTULO I - Derecho Sucesorio
GENERALIDADES
1.- Concepto.
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B. La sucesión puede ser también a título universal y a título singular.
La sucesión es a título universal cuando comprende la totalidad de las
relaciones jurídicas valuables de una persona estimada conformando una
unidad. Gráficamente los autores dicen que las relaciones jurídicas pasan en
bloque del autor o causante al sucesor.
La sucesión es a título singular o particular cuando el sucesor reemplaza
al autor o causante en una determinada relación de derecho.
Relacionando las dos clasificaciones dadas, hay que hacer presente que
nunca la sucesión por acto entre vivos puede ser a título universal. Este
principio se encuentra enunciado en diferentes artículos del Código Civil, por
ejemplo, el artículo 1407, que exige inventario solemne en las donaciones a
título universal, la exigencia de inventario solemne, por una parte y la
situación que se plantea por la omisión de algunos bienes en él, por otra, le
quita el carácter de universal a esta donación. Además, el artículo 1408
establece que en este caso el donante deberá reservarse lo necesario para su
congrua subsistencia. Igual predicamento se encuentra en el artículo 1811, la
violación de esta disposición está sancionada con nulidad absoluta.
Por consiguiente, únicamente en la sucesión por causa de muerte es
propio hablar de sucesión a título singular y a título universal, y sólo en este
terreno se puede entrar a dar conceptos más precisos de los que debe
entenderse por una y otra.
La sucesión por causa de muerte es a título singular cuando se sucede en
una o más especies o cuerpos ciertos, o en una o más especies indeterminadas
de cierto género, artículo 951 inc. 3. Se refiere este caso a una determinada
relación jurídica, o a varias consideradas singularmente, de modo que el
sucesor reemplaza el difunto en ésas y no en otras.
La razón del legislador para no permitir la sucesión entre vivos a título
universal, y si hacerlo en la sucesión por causa de muerte, debe buscarse en la
doctrina que acepta nuestra legislación respecto al patrimonio.
La noción de patrimonio tal como la presentan Aubry y Rau se
encuentra ligada a la personalidad misma del hombre, considerada en sus
relaciones con los objetos exteriores, sobre los cuales pueden o podrá llegar a
tener derechos que ejercitar. Comprende no solamente los bienes ya
adquiridos por una persona, sino también los por adquirir. El patrimonio, por
tanto, es el "conjunto de los bienes de una persona, considerados como una
universalidad de derecho.
El patrimonio es como la personalidad misma, incorporal y uno, de
manera que no es divisible en partes materiales o de cantidad.
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Por estar ligado a la personalidad, por ser atributo de ella, toda persona
debe tener un patrimonio y, por ello, es inalienable durante la vida de su
titular.
Como lo señala Polacco "es sólo cuando el titular desaparece, que la
unidad patrimonial, que hasta entonces era una fuerza, potencial mente al
menos en continuo movimiento, en continua evolución, se detiene y se hace
posible que otra venga a ponerla de nuevo en movimiento haciendo que su
propia personalidad, la cual era ya centro directivo de un patrimonio propio,
llegue a serlo también de la masa patrimonial abandonada por la persona
desaparecida".
La naturaleza jurídica del patrimonio, reseñada brevemente, explica que
sólo a la muerte del titular se transmite como una universalidad jurídica el
patrimonio, de tal suerte que los sucesores toman el lugar de quien ha
fallecido, tanto en el activo como en el pasivo. No es posible que esto ocurra
por acto entre vivos, por lo cual la sucesión por causa de muerte resulta así la
única a título universal, si se recuerda que por tal se entiende aquella en que se
sucede en la totalidad del patrimonio o en una cuota del mismo.
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4.- Pactos sobre sucesión futura.
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CAPÍTULO II
LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE
5.- Concepto.
Algunos autores, tomando como base los artículos 588 y 951, la definen
como "un modo de adquirir el dominio del patrimonio de una persona difunta,
o sea el conjunto de sus derechos y obligaciones transmisibles, o de una cuota
de dicho patrimonio, como un tercio o un medio, o especies o cuerpos ciertos,
como tal casa, tal caballo o una o más cosas indeterminadas de un género
determinado, como cuarenta fanegas de trigo".
Otros, en cambio, la definen como "un modo de adquirir por el que se
transmiten los bienes valuables de una persona que ha fallecido o una cuota de
ellos, o especies o cuerpos ciertos o cosas indeterminadas de un género
determinado".
Como puede verse en esta segunda definición no se habla de "totalidad
del patrimonio" o "de una cuota de él", ya que se estima que ello no es exacto,
porque en el patrimonio existen derechos que lo constituyen, pero que no son
transmisibles. Por ello mismo usan la expresión "valuables", ya que traduce en
forma precisa la naturaleza de los derechos y obligaciones que se transmiten.
La sucesión por causa de muerte es un modo de adquirir, pero no
siempre importa para el sucesor un aumento de sus bienes. Por el contrario,
puede darse el caso que la sucesión implique un gravamen para el heredero,
esto puede ocurrir cuando ella se encuentra recargada de deudas y los bienes
heredados no son suficientes para cubrirlas.
Esta característica de este modo de adquirir se explica por su propia
naturaleza: del hecho de ser el patrimonio una emanación de la personalidad
de ella, se ha derivado también el principio de que él subsiste aun en ausencia
de créditos activos. Los romanos explicaban esta peculiaridad de la institución
en referencia diciendo que era un "nomen juris", es decir, una entidad jurídica
que tiene existencia propia, haciéndose abstracción de los derechos que lo
componen (arts. 1264 y 1265).
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7.- Características de la sucesión por causa de muerte como modo de
adquirir.
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8.- Asignaciones y asignatarios.
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1) Que pueden existir varios herederos universales;
2) No debe confundirse al heredero universal con el asignatario
universal. Es más amplio el término asignatario universal, es el género, la
especie es el heredero universal. No todo asignatario universal es heredero
universal, ya que puede ser un heredero de cuota;
3) Puede ser mayor el beneficio en la herencia del heredero de cuota que
del universal. Los herederos universales dividen entre sí por partes iguales la
herencia, de modo que lo que lleve cada uno, dependerá del número de
herederos universales que haya.
Todo lo anterior se debe a que la clasificación de los herederos en
universales y de cuota depende sólo de la forma en que son llamados, y no del
beneficio que llevan en la herencia.
Esta clasificación tiene importancia porque el derecho de acrecer existe
sólo entre los herederos universales y no en favor de los herederos de cuota.
El derecho de acrecimiento consiste en que la porción del heredero que
falta, y no lleva su parte en la herencia, aumenta la de los otros asignatarios.
El artículo 1104 se refiere a los asignatarios a título singular y dice:
"Los asignatarios a título singular, con cualesquiera palabras que se les llame,
y aunque en el testamento se les califique de herederos, son legatarios: no
representan al testador; no tienen más derechos ni cargas que los que
expresamente se les confieran o impongan. Lo cual sin embargo se entenderá
sin perjuicio de su responsabilidad en subsidio de los herederos, y de la que
pueda sobrevenirles en caso de la acción de reforma".
Luego, los legatarios no representan la persona del difunto y no tienen
otros derechos que los que expresamente se le confieran.
Los legados pueden ser de: especie o cuerpo cierto o de género, artículo
951 inc. 3°.
El legatario sucede en una especie o cuerpo cierto cuando el bien legado
se halla individualizado como especie; y sucede en un género cuando el bien
legado está individualizado genéricamente.
Esta distinción tiene importancia, porque el legatario de especie
adquiere el dominio de la cosa legada en el momento en que fallece el
causante, directamente de éste por el modo de adquirir sucesión por causa de
muerte; en cambio, en un legado de género no se adquiere el dominio del
objeto legado por este modo de adquirir; el legatario adquiere por sucesión por
causa de muerte sólo un derecho personal para exigir a los herederos o a
aquella persona a quien el testador impuso la obligación de pagar el legado, el
cumplimiento de éste.
Es decir, la especie en sí misma se adquiere por la tradición que de ella
hagan los herederos del legatario.
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9.- Apertura de la sucesión. Concepto.
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2) La validez de las disposiciones testamentarias se determina en
relación con la legislación vigente al momento del fallecimiento del testador,
artículos 18 y 19 L.E. R.
3) Los efectos de la aceptación o repudiación de las asignaciones se
retrotraen a la fecha de la muerte del causante, artículo 1239.
4) Desde el instante en que fallece el causante pasa a ser lícito celebrar
toda clase de actos y contratos relacionados con la sucesión, ya no se trata de
pacto de sucesión futura.
5) Si existe pluralidad de herederos nace la indivisión hereditaria.
En cuanto a la prueba de la muerte es menester analizar dos aspectos:
A. Peso de la prueba: corresponde probar la muerte y el momento en
que se produjo a las personas que reclaman los derechos, que provienen de la
apertura de la sucesión;
B. Medios de prueba: la muerte natural se prueba ordinariamente por
medio de la partida de defunción, la cual comprobará, además, la
individualidad de la persona fallecida y el momento de su muerte; artículo 305
inc. 38.
Si la muerte es presunta deberá probarse por medio de copia autorizada
del decreto judicial que la declaró, este decreto debe inscribirse en el libro de
defunciones del Registro Civil, artículo 5o N° 5 ley N° 4.808.
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C. Que cada una de ellas tenga herederos diferentes.
La legislación chilena ha solucionado el problema estableciendo que ninguna
de las personas en cuestión sucederá en los bienes de la o las otras, artículo
958; pues si no puede probarse el orden en que han muerto, debe suponerse
que ha sido en el mismo momento, artículo 79.
No era este el sistema que adoptaban el Derecho Romano y las
Partidas, ni el que sigue el Código Civil francés, en ellos se contemplaban
complejos mecanismos, que haciendo abstracción de los hechos, establecían
un orden cronológico de los fallecimientos.
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14.- Ley que rige la sucesión.
"La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre, salvas las
excepciones legales", artículo 955 inc. 2°.
Esta es una regla de carácter general en nuestra legislación y se aplica
sin atender a la nacionalidad ni a la naturaleza de los bienes del difunto. La
premisa es que la sucesión se rige por la ley imperante en el último domicilio
del difunto. Al hablar de domicilio en este caso, la ley se está refiriendo al
político, o sea, al relativo al territorio del Estado en general, artículo 60 inc. I o.
Consecuencia de este principio es que el orden de los llamados a
recoger la herencia, la capacidad o incapacidad, la dignidad o indignidad y los
derechos y la obligación queden sujetas a la ley local, esto es la del lugar en
que se abre la sucesión.
Se sostiene generalmente que el artículo 955 inc. 2o constituye una
excepción al artículo 16 en cuanto éste afirma que los bienes situados en Chile
se rigen por la ley chilena y el primero faculta para que se rijan por una ley
extranjera cuando la sucesión se ha abierto fuera de Chile.
Sin embargo, algunos afirman que el verdadero alcance del artículo 955
en relación con el artículo 16 no es el señalado. Indican que lo que se altera
con la vigencia de la ley extranjera es la transmisibilidad de los bienes, o sea,
los derechos a la sucesión, pero en cuanto a la manera cómo pasan los bienes
del difunto a los herederos se regla por la ley chilena. Así por ej.: conforme a
la ley de Impuestos a las Herencias la posesión efectiva de los bienes situados
en Chile debe pedirse en este país no obstante haberse abierto la sucesión en el
extranjero.
El mismo artículo 955 inc. T dice que "la sucesión se rige por la ley del
último domicilio salvas las excepciones legales". Dichas excepciones son:
A. Caso del chileno que fallece teniendo su último domicilio en el
extranjero.
Si un chileno fallece teniendo su último domicilio en el extranjero, los
parientes chilenos de éste tienen en esa sucesión, que se va a regir por una ley
extranjera, los derechos que les otorga la ley chilena conforme al artículo 15
N° 2. Debe tenerse en claro que el artículo 15 N° 2 no impide que la sucesión
en conformidad al artículo 955 se rija por la ley extranjera, pero hace
excepción a dicha norma en el sentido de que una parte de ella, la relativa a
los derechos del cónyuge y parientes chilenos, se va a regir por la legislación
nacional.
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B. Caso del extranjero que fallece dejando herederos chilenos.
Se refiere a esta materia el artículo 998, ubicado en las reglas de la sucesión
intestada.
En la sucesión de un extranjero pueden presentarse las siguientes situaciones:
a) Que fallezca teniendo su último domicilio en Chile, tiene plena
aplicación el artículo 955.
b) Que fallezca teniendo su último domicilio en el extranjero, en este
caso hay que distinguir:
1) Si no hay herederos chilenos, rige también íntegramente el principio
del artículo 955, o sea se aplica la ley extranjera exclusivamente.
2) Si el extranjero deja herederos chilenos éstos tienen en su sucesión
los derechos que les reconoce la ley chilena, y no la legislación por la cual se
está rigiendo la sucesión, artículo 998.
Pero para poder hacer efectivo estos derechos va a ser necesario que el
causante haya dejado bienes en Chile, si no ocurre así habrá que estarse a lo
dispuesto por la ley extranjera, pues no puede pretenderse aplicar el artículo
998 fuera de Chile. Si la ley extranjera reconoce derechos hereditarios a los
chilenos se aplicará el principio del artículo 998 y si no lo hace, éste quedará
sin aplicación práctica.
Es por ello que el inc. 2o del artículo 998 establece una verdadera
preferencia en beneficio de los herederos chilenos, para que hagan efectivos
los derechos que les reconocen las leyes chilenas en los bienes dejados por el
causante en Chile, pudiendo pagarse con ellos todo lo que les corresponda en
conformidad a nuestras leyes en la sucesión del extranjero.
Conforme al inc. final del artículo 998 este mismo derecho de
preferencia tienen los chilenos en la sucesión de un chileno, es decir que si un
chileno fallece en el extranjero y la legislación del país de su fallecimiento
desconoce el derecho de los herederos chilenos, éstos tienen preferencia para
pagarse en los bienes ubicados en nuestro territorio.
Se estima que el "Fisco" queda incluido en la expresión "chileno" del
artículo 998, pues es un heredero abintestato, artículo 995.
C. Caso de la muerte presunta: de acuerdo al artículo 81 la muerte
presunta debe ser declarada por el juez del último domicilio que el
desaparecido tuvo en Chile, de lo que se deduce que la declaración de muerte
presunta se hace en Chile no obstante que conste que el difunto presunto tuvo
su último domicilio fuera del país, como la muerte presunta se declara en
Chile, la sucesión se abre aquí y se rige por la ley chilena.
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D. En conformidad a la Ley de Impuestos a las Herencias, Donaciones y
Asignaciones, si una sucesión se abre en el extranjero, pero el difunto deja
bienes en Chile, debe pedirse la posesión efectiva de esa herencia respecto de
los bienes situados en nuestro país. Esta gestión tiene por objeto obtener el
pago del impuesto de herencia.
Es competente para la tramitación de esta posesión efectiva si la
sucesión es testada, el juez del último domicilio del causante en
Chile, y si no lo ha tenido, el del domicilio del que solicita la posesión
efectiva.
Si la sucesión es intestada la posesión efectiva puede pedirse ante
cualquier oficina del Servicio de Registro Civil e Identificación.
Se estima que aun cuando la sucesión se abra en el extranjero, deben
practicarse en Chile las inscripciones que prescribe el artículo 688, pues ellas
tienen por objeto mantener la historia de la propiedad raíz.
16.- La delación de las asignaciones.
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2) Si la asignación está sujeta a condición resolutoria, aunque el artículo
956 no distingue, atendiendo a que esta condición produce la extinción del
derecho, no afectando el nacimiento del mismo, debe concluirse que la
delación se produce al fallecer el causante. Si se estimara que la delación se
produce al cumplirse la condición nos enfrentaríamos al absurdo de que el
llamamiento al asignatario a pronunciarse sobre la aceptación o repudio se
produciría al extinguirse el derecho.
3) Si la asignación está sujeta a condición suspensiva, la delación se
produce al cumplirse la condición, pues el efecto de la condición suspensiva
es suspender la adquisición del derecho, mientras no se cumple la condición
no existe derecho alguno, sino una mera expectativa.
4) La asignación está sujeta a una condición suspensiva que consiste en
no ejecutar un hecho que depende de la voluntad del asignatario, por ej. si el
testador dice dejo mi casa a Pedro, siempre que no se vaya al extranjero.
Por ser ésta una condición suspensiva meramente potestativa (artículo
1478) que desprende la sola voluntad del asignatario, el artículo 956 inc. 3 o
establece que la asignación se defiere en el momento de la muerte del testador,
siempre que el asignatario caucione en forma suficiente la restitución de la
cosa asignada con sus accesorios y frutos, en caso de contravenirse la
condición.
Pero, si el testador ha dispuesto que mientras penda la condición,
pertenezca a otro asignatario la cosa asignada, no tiene aplicación lo señalado
precedentemente, artículo 956 inc. final. En este caso hay un fideicomiso no
pudiendo entregarse la asignación al asignatario condicional, pues ella
pertenecerá a otro mientras la condición se encuentra pendiente.
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Si una vez deferida la asignación, fallece el asignatario de ésta, puede
presentarse tres situaciones:
1) Que antes de fallecer el asignatario haya repudiado la asignación que
le ha sido deferida, en este caso conforme al artículo 1239 es como si nunca
hubiere sido asignatario y nada transmite a sus herederos de la asignación que
repudió;
2) Que el asignatario después de la delación y antes de su fallecimiento
haya aceptado la asignación deferida; en este caso transmite a sus herederos
los bienes comprendidos en dicha asignación y que adquirió por sucesión por
causa de muerte.
3) Que el asignatario fallezca sin haberse pronunciado respecto de la
herencia o legado que se le defirió. En este caso transmite a sus herederos la
facultad que él tenía de aceptar o repudiar la asignación. Esto es lo que se
llama derecho de transmisión y que define el artículo 957 inc. Io.
El derecho de transmisión no es otra cosa que una aplicación del
principio de que el heredero adquiere todos los derechos y obligaciones
transmisibles que pertenecían al causante. Si un heredero o legatario fallece
sin pronunciarse sobre una asignación determinada, dentro de su herencia va
comprendida la facultad que tuvo de aceptar o repudiar la asignación, y esa
facultad la adquieren sus herederos por sucesión por causa de muerte.
Se aplica tanto a:
A. La sucesión testamentaria como a la intestada; el artículo 957 está
ubicado en el Título I Libro III cuyo epígrafe es "Definiciones y Reglas
Generales", reglas que se aplican tanto a la sucesión testada como a la
intestada. Además el artículo 957 no distingue.
B. Herencias como a legados, artículo 957.
El adquirente siempre tiene que ser heredero, porque el fundamento del
derecho de transmisión es que se adquiere el derecho de aceptar o repudiar la
asignación por ir éste incluido en la herencia, la cual pasa a los herederos y no
a los legatarios. El mismo artículo 957 así lo dice "...transmite a sus
herederos".
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2°) El transmitente o transmisor, que es la persona a quien el causante
dejó la herencia o legado y que falleció sin haberse pronunciado respecto de la
asignación.
3°) El transmitido, es el heredero del transmitente o transmisor, a quien
pasa la facultad de aceptar o repudiar la asignación que perteneció a su
causante.
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22.- Sucesiones indirectas.
23.- Concepto.
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2) Constituye una universalidad jurídica: Es sabido que las
universalidades pueden ser de hecho y de derecho o jurídicas. La
universalidad de hecho no difiere de los bienes que la forman, hay
universalidad de hecho cuando existe un conjunto de bienes que se denominan
genéricamente, ej.:una biblioteca, la universalidad (biblioteca) no difiere de
los libros que la forman.
En cambio, la universalidad de derecho es un continente distinto del
contenido, difiere de los elementos que la forman. Durante la vida de una
persona su patrimonio constituye una universalidad jurídica, porque es distinto
que los bienes y obligaciones que lo forman, muerta la persona opera la
sucesión por causa de muerte cuyo objeto es el patrimonio del causante o una
parte de él, y ese patrimonio, que era una universalidad jurídica, pasa íntegro a
los herederos sin modificaciones. En otras palabras, el objeto de este derecho
es la universalidad del patrimonio en conjunto y no los bienes que lo forman.
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b) La herencia no significa necesariamente un enriquecimiento para el
heredero, pues si la sucesión está excesivamente gravada puede comprometer
la responsabilidad del asignatario, por ello se permite el heredero repudiar la
asignación.
La posesión de la herencia:
Al respecto hay que hacer una triple distinción: posesión legal, posesión
real y posesión efectiva de la herencia.
a) Posesión legal de la herencia: se encuentra establecida en el artículo
722. Esta posesión la otorga el legislador presumiendo la concurrencia de los
elementos de corpus y animus, artículo 700.
En el hecho pueden faltarle al heredero ambos elementos y siempre la
ley presumirá su existencia, queda ello demostrado por el hecho de que la
posesión legal existe aunque el heredero ignore su calidad de tal.
Por la misma razón la posesión legal es siempre regular, ya que es
otorgada por el legislador presumiendo sus elementos.
Se ha resuelto por los tribunales que la posesión legal corresponde al
heredero verdadero y no al putativo.
La posesión legal del heredero no es la misma del causante, sino que la
adquiere él al fallecimiento de éste, artículo 722 en relación al artículo 717.
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La posesión efectiva tiene importancia para:
I) Mantener la historia de la propiedad raíz;
II) Da origen a una prescripción más breve para adquirir la herencia, y
III) Efectos tributarios.
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Esta opinión se apoya en el Mensaje del Código Civil que dice en una
de sus partes "mientras la inscripción no se verifica el contrato puede ser
perfecto, puede producir derechos y obligaciones, pero no transfiere el
dominio, no transfiere ningún derecho real, ni tiene respecto de terceros
existencia alguna".
b) Don Leopoldo Urrutia, por su parte, sostiene que el derecho de
herencia no tiene por objeto bienes muebles o inmuebles determinados, sino
que la universalidad jurídica del patrimonio o parte alícuota del mismo, que es
lo que constituye la herencia.
De esto se sigue que a su tradición no se aplican las reglas dadas para
los bienes muebles o inmuebles, que son reglas especiales, sino la regla
general del inciso primero del artículo 684, vale decir, que lo esencial de la
tradición es la significación, por cualquier medio, de la intención compartida
entre las partes en orden a que el tradente transfiere el derecho y el adquirente
lo adquiere.
Señala don Leopoldo Urrutia que una de las formas de manifestar tal
intención podría ser que el cesionario o adquirente pidiera la posesión efectiva
de la herencia o la partición de la comunidad hereditaria, el artículo 1320 le
confiere este derecho.
Se critica esta teoría en este último aspecto ya que deja la fecha de la
tradición muy indeterminada y, por otra parte, porque separa la manifestación
de la intención del adquirente respecto de la del tradente, siendo que toda
tradición es una convención.
Por ello, reconociéndose que esta doctrina tiene la razón en cuanto
sostiene que la tradición se efectúa por cualquier acto que signifique la
intención compartida de traspasar y adquirir el derecho, se le completa
agregando que dicha intención puede encontrarse en el título mismo, con lo
cual se asegura la certidumbre de la fecha de la tradición y su carácter de
convención. Por lo demás, esto no es ninguna novedad pues se encuentra
establecido en igual forma respecto de las servidumbres, artículo 698.
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C. Ejercitar la acción de petición de herencia y de reforma del
testamento;
D. Tiene derecho de acrecimiento, artículo 1910;
E. No puede alegar la nulidad absoluta si el heredero no podía hacerlo,
artículo 1683.
Como el cesionario ocupa la misma situación jurídica que el cedente, debe
hacerse cargo del pasivo de la herencia, esto es, responde de las deudas
hereditarias y testamentarias. Pero como los acreedores hereditarios y
testamentarios no han sido partes en la convención en que se cedieron los
derechos, ésta no los obliga y, por consiguiente, no le afecta el cambio de
deudor, artículo 1635. Luego, el acreedor puede dirigir, a su arbitrio, su acción
en contra del cedente o del cesionario. No hay inconveniente para que el
acreedor acepte el cambio de deudor y se dirija en contra del cesionario.
Pero, si el acreedor se dirige en contra del cedente y éste paga, puede
repetir en contra del cesionario ya que cedió a éste el activo y el pasivo de la
herencia, artículo 1910.
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C. Adquisición del derecho de herencia por prescripción:
El heredero putativo o falso heredero no puede adquirir la herencia por
sucesión por causa de muerte, pero como ha estado en posesión real de ella
puede adquirirla por prescripción.
Por regla general, la herencia se adquiere por prescripción de 10 años,
artículo 2512 inc. 2o, pero si al heredero putativo se ha concedido la posesión
efectiva de la herencia el plazo es de 5 años, artículos 1269 y 704.
Los tribunales han resuelto que el plazo de 5 años se cuenta desde la
inscripción de la posesión efectiva y el de 10 años desde que el falso heredero
entró en posesión de la herencia.
La prescripción de 5 años es ordinaria porque:
a) El artículo 2512 designa como extraordinaria a la prescripción de 10
años, luego la otra es ordinaria;
b) El artículo 704 se refiere al justo título dando la idea de posesión
regular que es la que conduce a la prescripción ordinaria.
La jurisprudencia sobre la materia es contradictoria, pero en sentencia
publicada en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, se adopta esta posición y
se resuelve que esta prescripción se suspende en favor de los incapaces.
CAPÍTULO VI
LA SUCESIÓN INTESTADA
El artículo 981 dispone: "La ley no atiende al origen de los bienes para
reglar la sucesión intestada o gravarla con restituciones o reservas", y el
artículo 982, por su parte, lo señala: "En la sucesión intestada no se atiende al
sexo ni a la primogenitura".
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2) Sólo se toma en cuenta el parentesco por consanguinidad;
3) La prioridad del grado: consiste en que el pariente de grado más
próximo de una misma línea excluye a los de grado más lejano;
4) Los parientes son agrupados en órdenes, a los cuales nos referiremos
más adelante.
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Requisitos para que opere el Derecho de Representación:
Para que pueda operar el derecho de representación, deben concurrir los
siguientes requisitos:
A. Tiene que tratarse de una sucesión intestada;
B. Sólo opera en la línea descendiente, pero no en la ascendiente;
C. Sólo tiene lugar en los órdenes de sucesión que contempla el artículo
986, y
D. Es necesario que falte el representado.
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El legislador la establece sólo en favor de los descendientes del causante y de
la de sus hermanos. Confirma esto el inciso final del artículo 989, que dispone
que en el 2º orden de sucesión el ascendiente de grado más próximo excluye a
los de grado más remoto.
C. El derecho de representación no opera en todos los órdenes de
sucesión, sino sólo en los casos del artículo 986.
El derecho de representación se limita a los casos a que se refiere el
artículo 986, pero dentro de ellos no tiene límite, pudiendo ser tanto de primer,
como de segundo o tercer grado, etc. Queda ello de manifiesto por el inciso
final del artículo 984.
D. Debe faltar el representado: se entiende que falta el representado en
los casos que indica el Código Civil.
El más frecuente en que se entiende faltar el representado es aquél en
que éste ha fallecido con anterioridad al causante.
En Chile no tiene cabida la discusión, que se plantea en doctrina, de si
se puede representar a una persona viva, porque el artículo 987 dice
expresamente que se puede representar al ascendiente cuya herencia se ha
repudiado, al incapaz, al indigno, al desheredado y al que repudió la herencia
del difunto.
Por ello es que el inciso final del artículo 984 habla del padre o madre
que no hubiese querido o podido suceder. Una persona no quiere suceder
cuando repudia la herencia y no puede suceder cuando ha fallecido, cuando es
indigna o incapaz de suceder, o cuando ha sido desheredada.
Respecto de la incapacidad, indignidad o desheredamiento, hay que
relacionar el derecho de representación con el artículo 250 N° 3, en materia de
bienes del hijo sujeto a patria potestad. En dicho caso lo que sucede es que ha
operado el derecho de representación, y la herencia o legado que correspondía
al padre incapaz o indigno ha pasado a su hijo.
El derecho del representante emana directamente de la ley y no del
representado:
La representación es una ficción legal, por ello se dice que el derecho
del representante no emana del representado, sino que de la ley; la cual supone
al representante sucediendo directamente al causante en reemplazo del
representado.
Este principio produce las siguientes consecuencias:
1) La herencia del representado indigno no se transmite con el vicio de
indignidad porque el representante adquiere directamente del causante; el
representado no le transmite su derecho. Es decir, en materia de
representación no se aplica el artículo 977;
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2) El representante debe ser digno y capaz respecto del causante. El
representante debe reunir los requisitos para suceder respecto del causante, y
no importa que no los llene con el representado.
Hay que recordar que el representante hereda al causante;
3) Se puede representar a la persona cuya herencia se ha repudiado
artículo 987 inciso primero; ello porque el derecho emana de la ley y no del
representado.
Efectos de la representación:
De acuerdo al artículo 985, se puede suceder a una persona por estirpes
o por cabezas. Se sucede por cabezas cuando se hereda personalmente y en
este caso, los asignatarios toman entre todos y por partes iguales la porción a
que la ley los llame.
Cuando se sucede por derecho "de representación", se hereda por
estirpes y todos los representantes, cualquiera que sea su número, llevan
dividida por partes iguales, la porción del representado.
El artículo 985 dispone que "los que suceden por representación
heredan en todos los casos por estirpes".
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que respecto de dicho causante no se podrán aplicar los mismos órdenes de
sucesión que a aquel que es de filiación determinada, pues a su respecto sólo
existen el orden de los hijos, artículo 988, el del cónyuge sobreviviente,
artículo 989 y el del fisco, artículo 995, mas no los demás.
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Si hay un solo ascendiente en el grado más próximo, éste llevará la
totalidad de la porción asignada a tales parientes, respetándose en esta forma
el principio de la prioridad del grado, artículo 989 inciso final.
Tiene cabida también en este orden la aplicación de la norma del
artículo 994 inciso 1°, esto es, si el cónyuge sobreviviente dio lugar a la
separación judicial por su culpa no tendrá parte alguna en la herencia
intestada.
Tratándose de los padres, si la paternidad o la maternidad han sido
determinadas en un juicio de filiación con oposición del padre o madre,
aquéllos no podrán suceder, a menos que haya mediado restablecimiento en
los términos del artículo 203, según dispone el artículo 994 inciso final.
En relación con este punto hay que tener presente que no obstante el
tenor literal del artículo 994 inciso final, él es sólo aplicable al padre o madre
que se opuso al reconocimiento en el respectivo juicio de filiación, pero no
respecto de los otros posibles ascendientes, aunque lo sean del que hizo la
oposición. La norma legal indicada está mal redactada ya que habla de "los
padres” en forma genérica, pero hay que entender que sólo se refiere a aquel
que hizo la oposición y que no es aplicable al otro progenitor que puede no
haberse opuesto e incluso haber reconocido voluntariamente al causante.
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Cuarto orden de sucesión intestada, denominado "orden de los
colaterales":
Si no hay descendientes, ni ascendiente, ni cónyuge sobreviviente, ni
hermanos, suceden los demás colaterales de grado más próximo -se respeta el
principio de la prioridad del grado- hasta sexto grado inclusive. Los
colaterales de doble conjunción llevan el doble que los de simple conjunción,
artículo 992.
El o los colaterales de grado más próximo excluirán siempre a los otros.
En relación con este orden hay que tener presente que él no se aplica
mientras existan representantes de hermanos del causante, es decir, el derecho
de representación excluye la aplicación del cuarto orden.
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Este último artículo se va a aplicar cuando todos los herederos sean
legitimarios, pero concurriendo legitimarios con quienes no lo sean se aplicará
el artículo 996. El inciso final del 1191 fue agregado por la ley N° 10.271 no
siendo feliz la reforma, pues según veremos con ella puede violarse las
normas sobre cuarta de mejora.
El inciso final del artículo 996 dispone "En todo caso la regla del inciso
primero se aplicará una vez enteradas totalmente, a quienes tienen derecho a
ellas, las legítimas y mejoras". Respecto de esta norma el Profesor Ramón
Domínguez Águila señala "Nos parece que la regla viene a reforzar la idea que
las legítimas y mejoras existen en toda sucesión y tal vez ni siquiera era
necesaria, desde ya el inciso tercero señala que prevalece la voluntad del
testador "en lo que de derecho corresponda", lo que determina la necesidad de
enterar primero las legítimas y mejoras para luego poder aplicar las
disposiciones testamentarias."
Es fácil que el artículo 996 inc. 2o que regula esta situación se interprete
mal. Se pone, esta norma, en el caso de que los herederos designados en el
testamento, lo sean a la vez abintestato, es decir vayan a concurrir en la parte
intestada de la herencia, y establece que si la porción testamentaria es inferior
a la que le correspondería abintestato, los herederos testamentarios participan
en la sucesión intestada hasta completar la porción que les correspondiera
abintestato. Y si la porción testamentaria excede a lo que les correspondería
abintestato llevan siempre la primera.
Cabe tener presente el inciso final del artículo 996, que impide que el
causante pueda violar las asignaciones forzosas.
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