001-Catedra Nelson Mandela
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001-Catedra Nelson Mandela
001
de Derechos Humanos
en las Artes
Derechos humanos,
democracia y
gobernabilidad
después de la
pandemia
001 · Cuadernos Cátedras · CulturaUNAM
Cátedra Nelson Mandela
de Derechos Humanos en las Artes
Jacobo Dayán
Luis González Placencia
Jorge Javier Romero
Pamela San Martín
México 2020
La Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las
Artes explora y profundiza el vínculo entre los derechos
humanos, el pensamiento crítico y el quehacer de las artes
como un medio para la transformación social. El objetivo es
visibilizar, reflexionar y debatir en torno a las prácticas artísti-
cas y el conocimiento para cultivar una ciudadanía crítica y
sensible ante la violación de los derechos humanos en
México y el mundo.
Se trata de un espacio de reflexión y encuentro interdis-
ciplinario que parte de una premisa: hay imágenes, conoci-
miento, narrativas y acciones artísticas que permiten visibilizar
problemas, cultivar el pensamiento crítico y combatir la
discriminación, el abuso de poder, la desigualdad y diversas
formas de violencia y violación a los derechos humanos en
México y el mundo.
Jacobo Dayán
Coordinador de la Cátedra
Índice
7 8
Aunque este giro es reciente, las raíces hay que buscar-
las en el momento mismo en el que la idea de los derechos,
pensados por primera vez como derechos de las personas
—subjetivos, es decir— cobra sentido en medio de la
Los derechos humanos en la era postcovid tensión que se da entre los valores modernos de igualdad y
Luis González Placencia libertad; y que a la postre ha dibujado dos lógicas de organi-
zación de las relaciones entre los principios del Estado, el
mercado y la comunidad en el seno del pilar regulativo de la
modernidad: la lógica de lo privado que aparece como una
reacción al absolutismo, principalmente en el pensamiento
La pandemia ocasionada por el virus sars-cov-2 ha producido de Locke y la lógica de lo público, que toma forma con
importantes reflexiones sobre el futuro que nos espera una posterioridad, como resultado de la versión jacobina de
vez que la amenaza se haya disipado. Transcurrido un año de la Revolución francesa, con raíces en el pensamiento de
que el primer caso se presentó en Wuhan, provincia de Hubei, Rousseau. Aunque ambas tienen antecedentes en el bajo
en China, la única certeza que parece haber es la de que medioevo, es en el marco de la primera modernidad donde
todo es incierto. aparecen como resultado del nacimiento de las sociedades
El confinamiento al que el control de los contagios nos modernas y de la idea de que los seres humanos pueden, sin
ha obligado y las afectaciones sociales y económicas que ha ayuda de Dios, diseñar su propio destino. A grandes rasgos,
producido han dado lugar a expresiones de solidaridad que ambas lógicas se han presentado como escenarios de
han llevado a algunos a pensar que la era postcovid implicará igualación (cuando ha dominado la lógica de lo público) y
un renacer de la humanidad, el fin del capitalismo depredador desigualación (cuando lo ha hecho la lógica de lo privado),
y una época de paz y fraternidad donde los derechos huma- y guardan entre ellas una relación de mutua superación: a
nos hallen por fin un espacio de validez. Otros han visto un cada ola de igualación le sobreviene una de desigualación,
futuro de cambios orientado al control social, a la exacer- y así de modo sucesivo. En este proceso, el potencial eman-
bación de las desigualdades y a la desintegración de las cipador de los derechos humanos ha tenido un papel princi-
comunidades. Aunque la mirada feliz es desde luego atrac- pal. Ello es claro en las versiones contrastantes del Estado
tiva y deseable, la realidad de las tendencias que en los liberal clásico, entre los siglos xvii y xix, originadas en Ingla-
últimos treinta años hemos visto crecer y afianzarse en las terra, luego en la Revolución norteamericana y las originadas
sociedades occidentales y especialmente en países como el en Francia, en el seno y con posterioridad a la Revolución
nuestro, dibujan un panorama más bien preocupante, si no francesa donde predominó un discurso asociado a las liberta-
es que desolador. des fundamentales. En el siglo xx, este ciclo entre igualación
Paradójicamente, el renacer de la idea de los derechos y y desigualación se observa, primero, en la superación del
la dignidad humanas, luego de la segunda posguerra, se ha liberalismo decimonónico a manos de las distintas formas
visto acompañado, en más de un sentido contradicho, por el del Estado social con apego a los derechos sociales y luego,
ascenso y consolidación de un modelo de organización social hacia finales de siglo, en la reacción que el neoliberalismo ha
que, basado en la aplicación de los principios y los métodos planteado al Estado de bienestar y al ideal socialdemócrata
del mercado a la gestión del cada vez más reducido ámbito de un Estado constitucional de derechos.
público, ha hecho del Estado una suerte de gerente —de ∙
mánager o ceo— que ha orientado sus funciones en un Con antecedentes en las discusiones llevadas a cabo en el
sentido lamentablemente opuesto al que busca consolidar el seno del Coloquio Lippmann en la antesala de la Segunda
ideal contemporáneo de los derechos humanos. Guerra Mundial, el neoliberalismo se implantó, al lado del
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proceso de globalización a finales del siglo xx, más que
como un modelo económico, como una matriz de vida. Ello
ocurrió como una reacción gestada en el mundo de la banca
empresarial, que no por casualidad fue concomitante a los
más recientes movimientos de igualación vividos en el mundo
desde la segunda posguerra: la emancipación de las mujeres,
de las personas afrodescendientes, de los integrantes de las
comunidades lgbtti, de las personas con discapacidad y,
más recientemente, de los miembros de los pueblos origina-
rios. A juicio de Chomsky, sucedió como respuesta a lo que
tanto el poder económico como el político —a la postre
identificados uno con el otro— consideraron un claro
desafío a la autoridad, desde los conservadores, o un “ex-
ceso de democracia”, desde los liberales. En este contexto,
la caída del llamado socialismo real se presentó como
oportunidad para globalizar la adopción del libre mercado
y de una nueva racionalidad de acumulación de riqueza,
basada en un capitalismo especulativo, y en la extracción
que pronto derivó en una conciencia clara de que en pocos
años el resultado sería un incremento muy importante de la
desigualdad, planteando a las élites del nuevo mundo global
una fuerte disyuntiva que los llevó a imaginar el diseño de
sociedades donde sólo el 20% estaría incluido, dejando al
restante 80% en una situación de creciente exclusión. Más
allá de la distopía que esta visión representa, lo cierto es
Gran OM & Kloer, ezln, de la serie Propaganda & Conciencia, 2019.
que, en los últimos treinta años, ello ha ocurrido a partir de
un paulatino proceso de precarización, que es efecto de un
conjunto de desplazamientos ocurridos en los planos laboral,
educativo, sanitario, financiero y desde luego territorial y
que ha conformado a una nueva masa humana, sin con-
ciencia de clase, a la que bien se puede identificar —con
Standing aunque claramente más allá de su concepto origi-
nal— como precariato. Lo más representativo de este grupo
humano es la ausencia de conciencia de clase, de posiciona-
miento político frente a su realidad, así como la conformidad
con su propio desplazamiento hacia la exclusión y, aun más
allá, al precaricidio. Desde el principio del siglo xxi, ello fue
posible mediante el recurso a dispositivos institucionales,
materiales y psicológicos que han tenido como propósito,
justamente, la producción y justificación de la desigualdad;
esto ha dado forma a un nuevo orden social basado en una
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gubernamentalidad orientada a fomentar la competencia, el de confort donde los derechos son garantizados mediante
individualismo extremo, la mercantilización de la vida coti- la lógica de lo privado y donde las vidas de sus habitantes
diana y de los bienes sociales, la destrucción de las comu- son inoculadas contra la pobreza y caracterizadas, por
nidades, de la solidaridad y los vínculos sociales, que bien tanto, como nuevos campos de concentración, pero de
podría plantearse en, parafraseando a Foucault, cómo “hacer concentración de la riqueza.
vivir (al 20%) y dejar morir (al 80% restante)”. En dicho contexto, la situación de aislamiento por el
Así, dentro de los dispositivos institucionales, la racionali- covid-19, marcada como lo ha estado por la desigualdad y
dad neoliberal recurrió al derecho entendido como Rule of por la desventaja, no sólo no ha significado actitudes más
Law, al despliegue de una renovada Lex Mercatoria, a los solidarias entre las personas, sino que ha exacerbado la
modelos de gobernanza y organizaciones de la sociedad división socioeconómica entre los privilegiados y los
civil, así como a un conjunto de mecanismos de control prestadores de servicios. Asimismo, ha impulsado el desli-
sobre el propio Estado, articulados desde el mercado. Entre zamiento de la cotidianidad hacia el mundo virtual y ha
los dispositivos materiales, la racionalidad neoliberal se ha acrecentado las brechas laborales y educativas; opera
basado en dos tendencias concomitantes: la que señala la desincentivando el contacto comunitario y fomentando
paulatina privatización de lo público y la consecuente sociali- la consolidación de las comunidades privadas de nuevos
zación de las pérdidas, y la privatización de las ganancias, en ciberconsumidores para quienes los derechos humanos
cuya confluencia se puede ubicar el establecimiento de uno —los civiles, los políticos y los sociales— no son más que
de los mantras neoliberales que mandata a los individuos “lo commodities accesibles al alcance de un click; todo ello con
que se puede comprar, se debe vender”. Finalmente, los el respectivo desplazamiento de los precarios, los reempla-
dispositivos psicológicos dan forma a una eficiente psicopo- zables, a zonas de exclusión donde los derechos humanos
lítica cuyas consecuencias conducen, no sólo a la mercanti- son apenas parte de una aspiración de justicia que, muy
lización de las personas y de los derechos, sino a la probablemente, nunca llegue a realizarse. •
construcción de conformidad asentada en una suerte de
onírica aspiracional que, a caballo entre la industria del
entretenimiento y el marketing, da marco a dos importantes Bibliografía
fenómenos que pueden identificarse como la “ilusión de la
libertad” y como la “trampa de la calidad”. En síntesis, el BROWN, Wendy, El pueblo sin atributos. La secreta revolución
primero de ellos, nos lleva a creer que en este modelo de del neoliberalismo, Madrid, Malpaso, 2016.
racionalidad neoliberal somos, en efecto, más libres, más
dueños de nosotros mismos y de nuestro propio destino; CHOMSKY, Noam, Requiem por el sueño americano. Los
el segundo, que nos atrapa en la lógica de la competencia, diez principios de concentración de la riqueza y el poder,
mejora continua y certificación. México, Sexto Piso, 2017.
Dichos procesos enmarcan una tendencia a la aniquila-
ción masiva, progresiva y más o menos pasiva de la humani- ESCALANTE GONZALBO, Fernando, Así empezó todo.
dad considerada como “excedente” o “descartable” en la Orígenes del neoliberalismo. Las actas del Coloquio Lippman,
forma de precaricidios que, con distintas intensidades —alta México, Cal y Arena, 2018.
a manos de la criminalidad organizada y las acciones de
limpieza social, media a través del aprisionamiento o el FOUCAULT, Michel, El nacimiento de la biopolítica. Curso
efecto de los discursos de odio, y baja mediante los despla- en el Collège de France 1978-1979, Buenos Aires, fce, 2007.
zamientos sociales— plantea al mundo actual como un
conjunto de comunidades privadas. Éstas se sitúan en islas
13 14
HAN, Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas
técnicas del poder, Barcelona, Herder, 2014.
MOYN, Samuel, No bastan los derechos humanos en un Durante los últimos años del siglo xx fuimos testigos del
mundo desigual, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2019. optimismo que había alrededor del mundo ante el avance de
la democracia y las sociedades abiertas. En América Latina,
SANDEL, Michael, Lo que el dinero no puede comprar. con el final de las dictaduras militares y la eclosión de las
Los límites morales del mercado, México, Debate, 2012. democracias, pareció abrirse un nuevo horizonte después de
la década perdida de 1980. La caída del bloque soviético, en
Europa central y del este, creó también la sensación de lo
que John Gray llamó con clarividencia “un falso amanecer”.
Las dos primeras décadas de este siglo han sido una
etapa de retroceso en materia democrática. El mundo entero
ha sido afectado por el giro de la política de Estados Unidos
tras el ataque terrorista a las Torres gemelas de Nueva York el
11 de septiembre de 2001. Éste derivó en el incremento de la
vigilancia y restricción de las libertades individuales por los
nuevos focos de conflicto abiertos ante la respuesta nortea-
mericana contra el mundo islámico. En Europa lo que parecía
un gran proyecto transformador de unificación plurinacional
se ha enfrentado a grandes problemas, tanto por las dificulta-
des intrínsecas del proceso de unificación económica y
política, como por los devastadores efectos de la crisis econó-
mica de 2008, que han atizado las hogueras nacionalistas y
xenófobas. El proyecto de sociedades abiertas de la Unión
Europea (ue) para crear una ciudadanía compartida que
disolvería las fronteras y desigualdades entre las distintas
naciones europeas, y que incorporaba a una parte de lo que
habría sido el bloque oriental, se ha visto frenado y obstaculi-
zado. La crisis europea mostró las enormes debilidades del
proyecto, los errores en la construcción de la unión económica
y de la implementación del euro como moneda única, misma
que, al carecer de una fiscalidad común, provocó que los
países más débiles económicamente terminaran pagando un
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costo enorme. La crisis afectó la legitimidad de la ue, minó
la confianza de los políticos, quienes la acusaron de dilapi-
dar los recursos, y derivó en que muchos políticos del norte
europeo como Alemania, Holanda y Gran Bretaña se nega-
ran a un programa de rescate. A esta desesperanza se sumó
que tras la caída de la Unión Soviética en la última década
del siglo xx, en lugar de que se diera paso en Rusia a un
orden social abierto, comenzó el avance de una dictadura
unipersonal y autoritaria.
Posterior a las crisis económicas, inició el avance de
proyectos antiliberales en el mundo, como sucedió en
Hungría, con Viktor Orbán, quien usó su enorme popularidad
electoral para ir retrocediendo en la democratización y
concentró el poder en un proyecto conservador, xenófobo
y ultracatólico. Algo muy similar ha ocurrido en Polonia.
El referéndum en Gran Bretaña de 2016 para salir de la ue
y las elecciones de Estados Unidos que concluyeron con
Donald Trump en la presidencia, quien representa el caso
más exitoso de un político populista, xenófobo, aislacionista
que triunfa en el país más poderoso del mundo, son otros
dos productos ominosos de la crisis económica de la pri-
mera década del siglo xx. A ello hay que sumarle el proceso
de desmantelamiento estatal, en nombre del mercado, que
han vivido tanto los Estados más desarrollados, como los
que apenas se encontraban en proceso de transición hacia
un orden social abierto con base en una mirada ideológica.
En ésta, el Estado era el problema y no la solución —tal
como lo planteó Ronald Reagan en su campaña presidencial
en 1980—, lo que deterioró sustancialmente las capacidades
estatales para hacerse cargo de los problemas sociales.
Si las democracias consolidadas han sufrido los efectos
de la oleada antiestatal, en los países de América Latina,
el desmantelamiento de las capacidades estatales ha tenido
un efecto terrible, puesto que a partir de esa mirada neoli-
beral se han debilitado las estructuras estatales en lugar de
reformarlas y transformarlas para enfrentar de mejor manera
los retos. Se impuso una visión en la que todo lo estatal
Gran OM & Kloer, Ya es hora, de la serie Propaganda & Conciencia, 2019. aparecía como negativo o estaba ligada a la corrupción e
ineficiencia. Por lo tanto, se consideraba que habría que
reducir los Estados a su mínima expresión para convertirlos
simplemente en instancias reguladoras, con funciones
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policíacas y de aplicación de las leyes, pero sin una interven-
ción importante en los procesos sociales y económicos.
Si tras la Segunda Guerra Mundial se produjo una nueva
etapa de prosperidad con los estados de bienestar, aunque en
formas desiguales al brindar derechos de servicios básicos de
salud, vivienda y seguridad social, a partir de la década de
1980 esto empezó a revertirse.
Ahora la llegada del covid-19 estalla en medio de una
crisis política en el mundo, que la pandemia agudiza. Por un
lado, están las sociedades abiertas enfrentando la crisis con
sus propias estrategias de manera independiente; por otra
parte, están los Estados que han desarrollado mecanismos
más autoritarios, totalitarios y dictatoriales para enfrentar
la crisis.
Si ya habíamos visto con la crisis de 2008 una reacción
social terriblemente negativa respecto a la inmigración,
refugiados y derechos humanos, el temor que ha desatado la
pandemia a las infecciones y los tremendos efectos econó-
micos de la crisis frente al empleo es muy probable que
genere una mayor reactivación del nacionalismo, una exa-
cerbación de la xenofobia, el ensimismamiento de las socie-
dades y un reclamo al Estado de las sociedades para el
aislamiento, ante el desempleo y destrucción de la riqueza.
La crisis llega a Estados debilitados, fallidos alrededor del
mundo, tal como sucede con México y otros países de
América Latina. Por lo tanto, es probable que tras la crisis
estas características se exacerben.
Durante los últimos treinta años el Estado mexicano ha
vivido un proceso de democratización que acabó con el
régimen autoritario y con el monopolio político del Partido
Revolucionario Institucional; se avanzó en la pluralidad, la
construcción de instituciones y reglas del juego democráticas
muy importantes que derivaron en el debilitamiento estatal.
La democratización rompió los antiguos equilibrios corpora-
tivos y clientelistas que le daban estabilidad al Estado mexi-
cano, en vez de volverlo moderno, profesional y eficaz. Esto
ha dejado enormes espacios vacíos que han sido ocupados
por las organizaciones del crimen organizado, y que se Gran OM & Kloer, Tren Maya, de la serie Propaganda & Conciencia, 2019.
agudizaron con la guerra contra el narcotráfico declarada por
Felipe Calderón. El resto de Latinoamérica, como México,
tampoco ha vivido el proceso de reforma y modernización
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necesarios para ser eficaces y legitimarse frente a sus
sociedades. El panorama es desolador: la crisis económica
minará cada vez más a los Estados, a los más débiles, con
estructuras endebles e incapaces de enfrentar la enorme
crisis social que va a derivar de la crisis económica, el Retos de las democracias
repunte de la violencia y de organizaciones criminales. Pamela San Martín
En el ámbito internacional es muy probable que veamos
una gran dispersión de poder, un proceso de aparición de
agentes no estatales y organizaciones criminales, de corpo-
raciones con poder económico que van a exacerbar el
conflicto. Esto conllevará la imposibilidad de consensos Los problemas, los retos, los riesgos que las democracias
internacionales para dar respuestas a problemas urgentes enfrentan en el mundo no nacen con la pandemia. Éstos
que hasta ahora los Estados delegaron, sobre todo el del derivan de una institucionalidad previamente debilitada; de
cambio climático. El orden mundial está perdiendo su eje la falta de efectividad y de capacidad de las instituciones
tradicional. Ante el debilitamiento de la antigua hegemonía para ejercer los roles de frenos y contrapesos dentro del
estadounidense, no se vislumbra que China tenga intención Estado; y finalmente, de sus limitaciones para dar vigencia
de convertirse en un nuevo foco de hegemonía. o no a los derechos de las personas.
Todo parece conducir a un escenario mundial distópico Si bien la democracia implica necesariamente la celebra-
donde seguirán ganando elecciones los demagogos deliran- ción de elecciones libres, periódicas y auténticas, ésta no
tes, sobre todo quienes claman por cerrar fronteras y elevar termina ahí. Es una forma de gobierno en la que el poder es
el costo de la migración. La tensión internacional estará entre ejercido por y para el pueblo, a través de instituciones, en un
la posibilidad utópica de un nuevo orden multilateral que se Estado de derecho donde las reglas del juego son previa-
sustente en un número cada vez mayor de órdenes sociales mente conocidas y generan las condiciones para que los
abiertos, de regímenes plenamente democráticos que ciudadanos puedan ejercer sus derechos y cumplir con sus
respeten los derechos humanos y actúen de consuno obligaciones. Por ello, un análisis de los retos de las democra-
contra el cambio climático, o la distopía del ensimismamiento cias no puede reducirse a la necesidad de celebrar comicios
nacionalista, el aumento generalizado de la violencia y la —incluso con las complejidades implícitas en su realización
guerra, y el cambio climático brutal que destruya vidas, en medio de una pandemia—, sino debe realizarse a partir de
historia y riqueza. • un contexto determinado, como la actual emergencia sanita-
ria y la evolución histórica de cada país en específico.
Sin duda los gobiernos autoritarios o con tendencias
autoritarias buscarán afianzar estas dificultades en la pande-
mia, pero el mayor de los riesgos no está aquí, sino en que
gobiernos democráticos o con un funcionamiento democrá-
tico cedan a las tentaciones de gobernar a partir de la imposi-
ción, la fuerza y medidas de excepción que, pese a que se
pueden justificar en un contexto de emergencia, no deben
terminar convirtiéndose en una forma de gobierno aceptada.
Entremos en el contexto. Desde que la Organización
Mundial de la Salud (oms) declaró el covid-19 como una
pandemia, hemos visto cómo desde los gobiernos más
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democráticos hasta los más autoritarios han adoptado supuestos, alcances, límites y controles sobre el mismo
medidas de emergencia que en todos los casos restringen —ya sea de revisión constitucional jurisdiccional, de control
derechos y limitan libertades. Ante la seriedad de la situa- político o incluso la aprobación por parte del órgano de
ción, todos estaríamos de acuerdo en que algunas de éstas representación—, precisamente para poder hacer frente a la
pueden ser necesarias o incluso deseables para paliar la excepcionalidad, pero como un medio para retornar a la
crisis sanitaria e impedir el contagio y la proliferación del normalidad constitucional.
virus. No podemos perder de vista que estamos ante medi- La existencia y efectivo funcionamiento de los contrape-
das que, por su misma naturaleza, ponen límites a derechos sos en los Estados también se pone en tensión en el marco
y libertades, cuyo ejercicio y garantía son una de las más de una emergencia sanitaria. En los Estados de excepción,
importantes conquistas ciudadanas del siglo pasado. una tendencia natural es otorgar amplias atribuciones al
La emergencia sanitaria nos enfrenta hoy a la clásica poder ejecutivo, precisamente por la flexibilidad que re-
dicotomía entre seguridad y democracia. Seguridad que hoy quiere para afrontar la emergencia. Sin embargo, ello no
se traduce en la preservación de la vida y de la salud; demo- debe ser al margen de la supervisión y el control que los
cracia, que parte de la garantía del ejercicio pleno de esos otros poderes y la sociedad deben ejercer respecto de las
derechos y libertades.1 medidas específicas adoptadas. Es precisamente en el
Reconociendo que el contexto nos obliga a ponderar los ejercicio de las facultades de cada uno de los poderes,
alcances de distintos derechos y libertades, las medidas de incluso en los contextos de “anormalidad” propios de la
emergencia son y deben ser excepcionales, de forma tal que excepcionalidad, que se sitúan límites a la arbitrariedad y se
las restricciones adoptadas en este contexto y para su garantiza el retorno a la “normalidad” democrática, para
atención, no pueden formar parte de la normalidad demo- asegurar que las medidas adoptadas sean realmente transito-
crática y convertirse en una puerta abierta para transitar hacia rias y atiendan la emergencia sólo en lo estrictamente nece-
el autoritarismo. Por ello es importante establecer una distin- sario. Sin embargo, si observamos lo que ha ocurrido en los
ción entre los escenarios de “normalidad” y de “anormalidad” últimos meses en distintos países, la práctica en muchas
democrática en relación con el ejercicio de los derechos. ocasiones ha diferido de estos estándares y ha provocado
Esto en el entendido de que incluso los escenarios de anorma- riesgos muy concretos a las democracias. Empecemos con
lidad deben estar siempre sujetos al Estado de derecho, tanto una de las restricciones más generalizadas, relativa a la
desde el derecho internacional de los derechos humanos, movilidad y al derecho de reunión. Si bien las características
como desde las constituciones de cada uno de los Estados de la emergencia sanitaria podrían justificar las medidas,
democráticos y ofrecer una solución jurídica a los contex- éstas han sido impuestas, en un número importante de
tos de anormalidad extrema. Deberán preescribir, a su vez, casos, al margen de los mecanismos constitucionales de las
distintas naciones para decretar estados de excepción —que
en sí mismos están sujetos a controles más estrictos— a
1 En el entendido de que la dicotomía seguridad/libertad-seguri- través de la emisión de disposiciones gubernamentales
dad/derechos genera tensiones en democracia porque la
administrativas sin el debido control político de los congresos
garantía de los derechos es la base de esta forma de gobierno.
o de los órganos jurisdiccionales.2
Es por ello que en democracia podemos y debemos discutir la
razonabilidad, necesidad, proporcionalidad de las restricciones y
limitaciones a derechos como medidas excepcionales para 2 En el caso extremo tenemos a Hungría y Filipinas, donde fue el
atender una situación de emergencia. Es éste el punto donde la propio Congreso el que renunció a ejercer sus funciones, trasla-
democracia se contrapone a los regímenes autoritarios, ya que dando todos los poderes al ejecutivo para atender la emergencia
en éstos no hay dilema, pues ahí la garantía de los derechos se y sin la supervisión o control correspondiente. En un supuesto
sustituye por la imposición. diferente está Bolivia, en el que la presidenta interina eludió las
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El riesgo de dichas prácticas son las tentaciones que gene- la posibilidad de generar contextos de exigencia y de escruti-
ran, especialmente en regímenes con tendencias autorita- nio público, desde la propia sociedad y los medios de comuni-
rias, para aprovechar estas circunstancias para gobernar por cación, en cuanto a las medidas adoptadas desde el Estado
decreto, incluso con posterioridad al estado de excepción, al para enfrentar a la pandemia. Esta cuestión resulta aun más
margen de cualquier control o contrapeso estatal, y anu- relevante al considerar tanto los poderes extraordinarios
lando o reduciendo los márgenes de control y supervisión como la “anormalidad” democrática en la que tales hechos
del resto de los poderes. El peligro se agrava al reconocer se presentan.
que las prácticas observadas no sólo derivan de actuacio- Un riesgo adicional —que si bien no se deriva de la pande-
nes excesivas de los respectivos presidentes, sino del hecho mia, sí es consecuencia del hecho de que toda la atención
de que, en parte por su naturaleza colegiada que requiere de pública se haya centrado en ella y sus efectos— lo encontra-
espacios de discusión y negociación previa a la toma de mos en que la emergencia ha propiciado que pierdan visibili-
decisiones y que el ejecutivo no enfrenta por su carácter dad causas, luchas y actores que ya de por sí eran poco
unipersonal, los otros poderes no están realmente prepara- visibilizados antes de la pandemia. Esta situación ha dado un
dos para reaccionar o hacerlo oportunamente ante una amplio margen a la adopción de medidas que en un contexto
situación de emergencia.3 de normalidad habrían enfrentado una oposición pública
A la par de las restricciones a la movilidad y al derecho importante, así como a la desatención aun mayor de otras
de reunión, también hemos visto distintos países que han necesidades de grupos específicos o de la población en
coartado otros derechos y libertades cuya limitación no general.
parecería justificarse en la propia pandemia. Sólo por citar A modo de conclusión, las tensiones y los riesgos de las
algunos ejemplos, en este supuesto se encuentran las democracias en contexto de la pandemia están íntimamente
restricciones a la libertad de expresión o al derecho a la ligadas a las fortalezas o debilidades preexistentes de las
información, que generan contextos indebidos de censura instituciones que soportan los gobiernos democráticamente
e imposibilitan que la sociedad cuente con toda la informa- elegidos y la forma en que esa institucionalidad es capaz de
ción necesaria respecto de una emergencia sanitaria en la garantizar la realización de los derechos humanos; y que ésta
que su vida y su salud están en riesgo; de igual forma limitan se ejecute a partir de los diferentes roles de frenos y contra-
pesos que las distintas ramas del poder público deben cumplir
reglas constitucionales, limitando la supervisión de los órganos en cualquier contexto. Es decir, la pandemia se ha conver-
legislativos respecto de las medidas de emergencia. Por último, tido en la prueba ácida de la institucionalidad democrática
tenemos a El Salvador, donde si bien los demás poderes han de nuestros países.
intentado frenar las medidas impuestas por el presidente, éste Las mayores tensiones en la toma de decisiones frente
ha amagado a la asamblea legislativa y ha desatendido las a la pandemia se han presentado cuando se pretende abor-
sentencias de la corte suprema. dar las dicotomías seguridad/libertad y seguridad/derechos,
3 Por lo que hace al Poder Judicial, su funcionamiento general- no como dos partes complementarias sino separadas, como
mente se caracteriza por la lentitud —cuestión que sólo en raros si fueran excluyentes entre sí. Es por ello que si bien pode-
casos mejora en el contexto de la emergencia sanitaria— lo que mos estar de acuerdo en que los gobiernos se han visto en
afecta la efectividad de sus resoluciones. En el caso de los
la necesidad de adoptar medidas que restringen derechos y
congresos, si bien nos encontramos ante un contexto inédito,
libertades, resulta indispensable generar un contexto de
éstos también han sido lentos en ajustar sus procedimientos a la
exigencia para que éstos cumplan con el objetivo de la
velocidad que requiere la toma de decisiones por parte del
ejecutivo en el contexto de la pandemia. Basta señalar que en protección de salud pública, respetando los principios de
varios países aún se discute si aquéllos pueden o no cumplir con necesidad, proporcionalidad y no discriminación. No
sus tareas de manera virtual. podemos olvidar que el fin último de toda decisión que se
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tome en este contexto debe ser el retorno a la normalidad: el
Estado de derecho en vigencia completa de la Constitución,
en ejercicio pleno de los derechos de las personas.
Los problemas que de forma diferenciada vienen aca-
rreando las democracias desde antes de entrar en la pande-
mia, como inseguridad, falta de rendición de cuentas,
corrupción, impunidad y violaciones a los derechos huma-
nos, así como las fragilidades institucionales que les han
dado origen, no se resolverán por arte de magia por el
hecho de encontrarnos en una situación de emergencia.
Todo lo contrario, corren el riesgo de agravarse ante la
reducción de los márgenes de actuación de los controles y
los contrapesos estatales, y ante el uso —en muchos casos
excesivo— de la fuerza para imponer las medidas de excep-
ción. Es por ello que, en este contexto, resulta de particular
importancia preservar a plenitud los ámbitos de actuación
de los mecanismos informales de control que se ejercen a
través de los medios de comunicación o de la sociedad civil
organizada; así, la garantía del ejercicio pleno de los dere-
chos a la libertad de expresión y el derecho a la información
se tornarían fundamentales. •
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Sobre los autores
Jacobo Dayán
Es especialista en derecho penal internacional, justicia
transicional y derechos humanos. Coordinador académico
de la Cátedra Nelson Mandela, se desarrolla como docente,
investigador, conferencista, columnista y consultor indepen-
diente tanto en México como en el extranjero.
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1. Imprime sin escalar
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Diseño y formación:
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