Tema 67 (1) - La Narrativa Hispanoamericana en El Siglo XX
Tema 67 (1) - La Narrativa Hispanoamericana en El Siglo XX
Tema 67 (1) - La Narrativa Hispanoamericana en El Siglo XX
ESQUEMA CONCEPTUAL
1.- INTRODUCCIÓN
2.- LA NOVELA HISPANOAMERICANA A COMIENZOS DEL SIGLO XX
2.1. Novela del gaucho (Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra, 1926)
2.2. Novela del indio (Alcides Arguedas, Raza de Bronce, 1919 )
2.3. Novela de la tierra (José Eustasio Rivera, La Vorágine, 1924)
2.4. La novela de la revolución mejicana (Mariano Azuela, Los de abajo, 1915)
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1.- INTRODUCCIÓN
De forma casi unánime, la crítica reconoce que en Hispanoamérica no se han
escrito novelas hasta la Independencia. De hecho, el Periquillo Sarniento, del mejicano
José Joaquín Fernández de Lizardi, está considerado como la primera novela americana,
fechada en 1816, de manera que podemos decir que la novela hispanoamericana descubre
sus cauces de expresión con el Romanticismo, movimiento asincrónico con respecto a lo
que sucedía tanto en Europa como en Estados Unidos.
Independientemente de lo anterior, nos encontramos ante un enigmático vacío cuya
solución no parece estar cerca. Se han barajado diferentes hipótesis que pretenden explicar
esta circunstancia. Según unos autores como Fernando Alegría, no existe novela de la
conquista o de la colonia; según otros como Cedomil Goic, es indiscutible la existencia de
una novela colonial. Y es que debemos tener presente la ambigüedad genérica de estos
textos, que ha llevado a considerarlos como “remedos de novela”, “prosa novelística” o
“crónica novelesca”.
Incluso admitiendo que muchas de las realizaciones prosísticas podrían ser
consideradas como novelas o protonovelas, lo cierto es que este género cuenta con una
escasísima representación durante todo el período virreinal. En este sentido, muchos
autores consideran que este extraño vacío ha sido suplido en buena parte por un
historiografía que recoge en su propia estructura un sesgo creativo necesario para traducir
la nueva realidad que se presenta ante los conquistadores. En definitiva, un teoría apunta a
que durante los dos primeros siglos de la colonia los conquistadores tuvieron que
conformarse con la descripción del sorprendente mundo que les rodeaba, puesto que la
realidad, con todos sus prodigios, era muy superior a las esforzadas aventuras de los
caballeros andantes.
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pasado, como en Don Quijote. En sus orígenes es poesía narrativa en la que el diálogo es
muy destacado. Además se presenta bajo la forma de falsa autobiografía.
Tiempo después, ya acercándonos al siglo XX, Enrique Larreta, Carlos Reyles o
Ricardo Güiraldes siguen recordando la figura del gaucho. En concreto, Güiraldes y su
Don Segundo Sombra (1926) recrea este mundo gauchesco con una especial melancolía,
cuando no era más que un recuerdo en la memoria colectiva argentina. Ello explicaría que
haya sido interpretada como un homenaje póstumo. El propio apellido del protagonista,
Sombra es una especie de símbolo de lo que ha quedado de este mundo. Su autor más que
detenerse en la psicología individual del personaje, le interesa recrear su hábitat, sus
costumbres, su lenguaje, su visión del mundo. La obra es una especie de poema épico en
prosa , donde Don Segundo está idealizado a través de la mirada del muchacho que decide
acompañarlo (Fabio Cáceres). Es una novela escrita en lenguaje dialectal, muy innovadora
en sus planteamientos, con un léxico amplio.
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Como representante de este tipo de novela, destacamos La Vorágine (1924), novela
emblemática de José Eustasio Rivera. Cuenta la historia de Arturo Cova que se adentra en
la selva entre Venezuela y Brasil tras los pasos de su novia Alicia. Esta búsqueda tiene
diferentes niveles de lectura: es la búsqueda de la identidad propia y de la identidad
americana, es el enfrentamiento del hombre con el medio, es también una especie de
descenso a los infiernos. Cova simboliza al héroe romántico que va identificándose con el
medio hasta que es tragado por la selva. Como afirma Carlos Fuentes, la selva no sólo se
tragó al protagonista, sino también toda una forma de hacer literatura de corte tradicional.
A partir de esta especie de rito iniciático comienza la nueva narrativa hispanoamericana.
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tampoco qué sucederá si vencen en la guerra. En resumen, Mariano Azuela fue sumamente
hábil al construir el texto, la estructuración es perfectamente orgánica. El estilo es conciso
y se emplean de forma prodigiosa los recursos del habla popular.
Con el paso de los años, a esta primera literatura se han ido sumando nombres tan
importantes como Agustín Yánez, Juan Rulfo, Carlos Fuentes o el propio Octavio Paz con
su ensayo El laberinto de la soledad (1950). El paso de una literatura regionalista, criollista
y costumbrista a otra más universal se produce en la década de los años cuarenta.
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resultante sea una representación multiforme o poliédrica. Las obras tienen conciencia de
su carácter ficticio y juegan con esa condición de la metaliteratura. Así ocurre con La
invención de Morel (1940) y Plan de evasión(1945) de Bioy Casares; con El jardín de los
senderos que se bifurcan (1941) y Ficciones (1944) de Borges; Al filo del agua (1947) de
Agustín Yañez o El túnel (1948) de Ernesto Sábato; Viaje a la semilla (1944) y El reino de
este mundo de Alejo Carpentier. Esta última novela, que consagra definitivamente a su
autor, presenta un prólogo-manifiesto donde se desarrolla la teoría de lo “real maravilloso
americano”, como uno de los rasgos esenciales de la nueva narrativa hispanoamericana.
En definitiva, todas estas obras tienen en común la búsqueda de nuevos derroteros
expresivos. De ahí que reciban el nombre de “novela de la creación”, “nueva novela” e
incluso “novela total”.
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unión y las amistades mantenidas entre los integrantes del Boom durante al menos una
década).
En cuanto a los obstáculos que tuvieron que salvar estos jóvenes novelistas, habría
que mencionar que no existía una verdadera tradición narrativa a seguir; la existente estaba
anquilosada y los maestros de la novelística española, como Azorín, Baroja o Pérez de
Ayala, resultaban demasiado conservadores y pobres desde el punto de vista técnico, sobre
todo si se les comparaba con sus coetáneos europeos y norteamericanos. Por otra parte,
aquellos que pretendían borrar las fronteras de la novela para hacerla internacional y
cosmopolita, se encontraron con la oposición de una serie de escritores regionalistas y
costumbristas que trataban de reforzar las fronteras entre las naciones. Finalmente, hemos
de tener presente el mercado editorial, puesto que se trataba de internacionalizar la novela,
era necesario crear nuevas redes editoriales, establecer un nuevo canon de publicaciones y
buscar un tipo de lector menos conformista.
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encarcelamiento del poeta Herberto Padilla en 1971, más comúnmente conocido como “el
caso Padilla”. Para Donoso, este fue el punto final del Boom. Sin embargo, hemos de tener
en cuenta que se trata de un fenómeno extraliterario, habría que tener presentes otros
factores, además del hecho de que muchos escritores en activo han seguido publicando
obras de extraordinaria calidad.
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En esta nueva novela hay además una creciente tendencia a unificar novela y
poesía, novela y música, novela y todo lo que pueda ampliar su campo artístico. Aparece
así una novela polifónica, heredera de las vanguardias, rica en relaciones de
intertextualidad.
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6.- LA ÚLTIMA NARRATIVA HISPANOAMERICANA
Nuevos temas, nuevos escritores y nuevas preocupaciones sociales han ampliado la
lista de novelas que se han publicado en los últimos veinte años. Es lo que se ha llamado la
“posmodernidad”, un periodo de reciclaje cultural, donde la parodia y el cuestionamiento
del canon literario tienen un lugar destacado. Por eso son frecuentes las novelas donde se
ridiculizan las propias teorías literarias y la labor de la crítica universitaria y periodística,
como ocurre con Respiración artificial de Ricardo Piglia.
También es importante la música como elemento estructurador de la última
novelística. Así ocurre en Que viva la música (1976) del colombiano Andrés Caicedo. Se
multiplican las novelas policiales o pseudopoliciales como la celebrada Crónica de una
muerte anunciada (1981) de García Márquez. Por último mencionamos la llamada “novela
de no ficción”, escrita mayoritariamente por mujeres y que pretende dar testimonio directo
de una experiencia social, histórica o familiar traumáticas. Los diferentes géneros se han
venido sucediendo y la narrativa hispanoamericana muestra una vitalidad extraordinaria
que recuerda a la de los años sesenta.
7.1. Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) está considerado por la crítica
como uno de los grandes renovadores de la prosa narrativa en Hispanoamérica. La
publicación de El jardín de los senderos que se bifurcan (1942), incorporado más tarde a
Ficciones (1944), marca un hito en el proceso que conduce a la nueva narrativa. En esta
colección de cuentos, Borges consolida algunos de los temas más importantes de su
literatura:
-Un interés creciente por la filosofía y la teología, a la que considera como una rama de la
literatura fantástica.
-Los laberintos a través de los que constituye el hombre su destino.
-El carácter ilusorio de la realidad.
-La certidumbre de que todo hombre y todo mundo existe en la medida en que alguien lo
sueña.
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-La teoría del palimpsesto: todo texto no es más que la reescritura de un texto anterior.
Así pues Borges recurre a los grandes filósofos de la tradición y los introduce junto
a personajes de ficción en un vano intento de descifrar los misterios del universo, pues el
mensaje final que recogen sus relatos es de una gran incertidumbre: el universo es desde
siempre y para siempre indescifrable.
7.2. Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980) viajó y conoció las literaturas europeas
del momento. Ello, unido al interés por las raíces espirituales de su isla y de la cultura
negra, le va a llevar a una continua búsqueda de lo que él ha llamado “lo real maravilloso”,
ese lado sorprendente que encierra la naturaleza y las costumbres americanas. Un claro
ejemplo de su teoría estética lo encontramos en El reino de este mundo (1949), una de sus
obras más celebradas. Situada en la isla de Haití, a finales del s. XVIII y principios del
XIX, narra la caída del monarca Henri Christiphe, primer rey negro del continente
americano, y el impacto de la colonización francesa a través de la mirada del esclavo negro
Ti Noel. La novela estudia la dimensión mágica del continente americano (el tema del
vudú es importante en el texto), analiza su condición mítica.
7.3. Juan Rulfo (México, 1918-1986) nació en Jalisco, un territorio marcado por la
desolación y especialmente castigado por la revolución mejicana. Su infancia está rodeada
de violencia, en un mundo arrasado por la injusticia y la pobreza extrema. Estas
circunstancias pueden quizás explicar su carácter tímido e introvertido, pero con una
enorme capacidad de penetración en el mundo exterior, tal y como se comprueba en sus
dos obras mayores. Lo sorprendente es que Rulfo es un pilar esencial de la literatura del s.
XX y todo ello con solo un libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y una novela Pedro
Páramo (1955).
Los cuentos recogidos en El llano en llamas son una radiografía descarnada de una
realidad dura e implacable. El título es más que un juego fónico, es todo un símbolo de
cómo quedó parte de Méjico tras la revolución fallida. Por eso sus personajes no hacen
nada por cambiar su situación. Son personajes abatidos y aplastados por el entorno, sin
capacidad de redención.
Pedro Páramo fue durante muchos años una novela incomprendida, mal leída y
peor interpretada. Cómo era posible que en una obra hablaran los muertos, se preguntaban
los críticos acostumbrados a la narrativa tradicional. Eran incapaces de reconocer que la
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nueva ficción no está sujeta a un orden lógico y racional, sino a una nueva organización
que busca reforzar los elementos simbólicos y provocar otro tipo de impresiones en el
lector. En Pedro Páramo se dan cita además un buen número de mitos y de estructuras
arquetípicas que refuerzan la dimensión universal de la obra.
El estilo de Rulfo es único. Reproduce con una gran fidelidad el habla del
campesino, su carácter lapidario y aforístico, el tono grave o sentencioso con que se
enfrentan a la miseria. En su narrativa resulta fundamental la tradición oral.
7.4. Mario Vargas Llosa (Perú, 1936) está considerado un maestro en el manejo
de las diferentes técnicas narrativas. Consecuencia de ello es que su literatura está siempre
sujeta a un continuo proceso de renovación. Gran conocedor de todos los mecanismos y
estrategias discursivas de la novela de este siglo, sus obras son siempre diferentes,
sorprendentes y experimentales. Su trayectoria literaria está marcada por los éxitos
editoriales: La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1965), Conversación en la
catedral (1970), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía julia y el escribidor (1977) o
La guerra del fin del mundo (1981), dan buena cuenta de su enorme proyección en la
nueva narrativa hispanoamericana.
En cuanto a su concepción de la literatura, destacamos que Vargas Llosa sostiene
que su literatura, como la de tantos autores, es un acto de rebeldía contra el mundo creado
por Dios. Toda obra es un intento de aniquilar la obra divina, por eso, todo escritor es
potencialmente un “deicida”, un suplantador de Dios. De ahí, su concepción y búsqueda de
la novela total.
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de la narrativa hispanoamericana. Es una obra que se ha gestado durante años en la
imaginación del escritor y en ella ha volcado su propia experiencia biográfica. Resumiendo
mucho, la novela cuenta la historia de la familia de los Buendía, y la creación del mundo
mítico de Macondo. Este mundo idílico se descompone de forma progresiva. Primero las
guerras civiles y más tarde el progreso dan paso a una de las grandes tragedias de la obra:
la llegada de la compañía bananera y la matanza de los tres mil trabajadores que participan
en la huelga y que precipitan a la propia familia hacia un desenlace fatídico. Cien años de
soledad ha sido interpretada como una síntesis cifrada y literaria de la historia del
continente americano.
7.6. Carlos Fuentes (Méjico, 1928) es uno de los escritores más prolíficos y con
mayor altura literaria del boom narrativo hispanoamericano. Su literatura es un continuo
ejercicio de compromiso con la historia mejicana y las miserables condiciones de vida de
sus pueblos. El éxito le vino con su novela La región más transparente (1958), en la que
ya encontramos las claves para interpretar su concepción de la literatura. Fuentes se ha
propuesto a lo largo de su obra analizar el fracaso que supuso la revolución mejicana de
1910.
En una línea muy parecida de revisión de la historia reciente de Mëjico se encuentra
La muerte de Artemio Cruz (1962). Su novela más ambiciosa es Terra nostra (1975). Obra
de carácter histórico que recrea la España imperial, unitaria y absolutista de Felipe II. Es
una obra muy densa, con una fuerte condición filosófica, llena de episodios y personajes
simbólicos que representan la libertad, la heterodoxia y la transgresión del orden católico.
7.7. Julio Cortázar (Argentina, 1916-1984) encabeza junto con Borges la llamada
literatura rioplatense, en la que encontramos autores como Bioy Casares, Manuel Puig,
Ernesto Sábato, Roberto Alt, Mario Benedetti, o Juan Carlos Onetti, entre otros. Ha sido
considerado como uno de los maestros indiscutibles del llamado cuento fantástico, en una
línea que arranca de Borges. En sus libros de cuentos Las armas secretas (1959), Todos los
fuegos, el fuego (1966), Bestiario (1951) o Historias de cronopios y de famas (1962) lo
fantástico surge de la propia vida cotidiana. Cortázar siempre presenta una situación
marcada por una aparente normalidad, pero enseguida el lector se convierte en espectador
privilegiado que puede ver el lado insólito de las cosas. Cortázar a lo largo de su
trayectoria como cuentista ha dibujado situaciones imposibles, mezclando lo posible y lo
imposible y difuminando la línea que separa la realidad de la fantasía.
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También ha destacado como novelista. Rayuela (1963) es su novela más famosa e
importante, que se convirtió durante décadas en una obra emblemática de la nueva
literatura hispanoamericana. Supuso una auténtica revolución técnica y formal, por su
propia pretensión de ser una “antinovela”, pues ofrece la posibilidad de ser leída como
quiera el lector, siguiendo un orden lineal, o bien saltando los capítulos libremente. Con
esta técnica revolucionaria, Cortázar consigue quebrar los hábitos mentales de los lectores
y plantear una interpretación metafísica de la literatura.
-Apuntes universitarios
-Donoso, José, Historia personal del boom, Barcelona, Seix Barral, 1982
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