Philippe Meirieu APUNTES de Clase
Philippe Meirieu APUNTES de Clase
Philippe Meirieu APUNTES de Clase
no existe una democracia sin una educación democrática y sin una educación para la
democracia.
Exigencias de una educacion democratica
PRIMERA EXIGENCIA: TRANSMITIR SABERES EMANCIPADORES
No transmite solo los saberes según lo que Paulo Freire llamaba “sistema bancario” para
aprobar un examen y pasar al nivel superior
Hay que enseñar no solo los saberes, sino la historia de esos saberes; porque al entender
que esos saberes fueron cruciales en la historia, que constituyeron un gran desafío que
permitió liberarse de creencias arcaicas y que fueron la manera de liberarse del control de
los que eran tiranos y omnipotentes, se puede entender la interacción de todos los
elementos de nuestro complejo mundo. Entonces pienso que uno de los principales
objetivos de la educación democrática es transmitirles a nuestros hijos que los saberes
fueron y siguen siendo una herramienta de emancipación para los hombres y las mujeres. Y
los niños de hoy, cuando aprenden, viven demasiado los saberes como una forma de
sumisión frente al adulto.
Entonces pienso que esa capacidad emancipadora de los saberes es una manera de volver
a poner al saber en el centro de la escuela. Los niños y los adolescentes quieren
emanciparse, y suelen hacerlo mediante la droga, mediante la transgresión, pero también
pueden emanciparse mediante el conocimiento. Y para eso necesitan tener delante, adultos
que a su vez se emanciparon mediante el conocimiento y no mediante la violencia. Es de
esa manera como vamos a volver a abrir el camino del conocimiento, y como vamos a
hacer que los saberes escolares no sean solamente utilidades escolares sino herramientas
de formación de los ciudadanos.
Ahora bien, lo que hace que una educación sea realmente democrática es que se niega a
utilizar tanto la seducción como el hecho de forzar; así que esa educación se dirigirá a
interpelar la inteligencia del otro, a la capacidad del otro a entender; y lo que va a sumar
será la capacidad del docente para formular las cosas de manera cada vez más
convincente.
Así que podemos limitarnos a ir de un extremo al otro, de esa ideología del niño culpable y
el niño víctima, diciéndole: “Bueno, pobre, no es tu culpa” o “Bueno, lo lamento mucho, es tu
culpa, vas a tener un castigo”. Por supuesto que hay que sancionar en algunos casos, y
entender en otros casos, pero eso no es suficiente. Entender y sancionar no es suficiente;
hay que formar para la libertad, eso es lo importante. O sea: identificar cuáles son los
momentos en los que el niño tiene la posibilidad de elegir su destino.
Una escuela equilibrada es una escuela que no pone a los alumnos en una situación de
elección constante, pero tampoco es una escuela en la que los niños nunca pueden elegir
nada. Es una escuela que sabe identificar cuáles son las elecciones que van a permitir
formar al niño; y trabajar sobre esas elecciones con el niño.
El niño está habitado por un caos psicológico, interior, interno; y ocurren un montón de
cosas en la cabeza de ese niño: pulsiones, deseos, angustias, miedos, temores, y ese niño
necesita poner un orden en ese caos interior.
Dado que es esencial en una democracia luchar por la justicia social, por una distribución
más equitativa de los bienes materiales, también es necesario luchar por una igualdad de
acceso a las formas simbólicas; y por ende, a las formas de expresiones artísticas y
culturales. Es lo que nos permite nombrar, ponerles una palabra a las cosas, nombrar lo que
nos habita; nos permite entender el mundo y nos permite también decidir lo que queremos
hacer con ese mundo. Si no ayudamos a ese niño a ordenar el caos interno que tiene, él irá
a buscar sus límites y su propio caos en la transgresión, en el exterior. Si el niño no logra
adentrarse en su mente para entender lo que hay allí, para entender lo que vive, va a
empezar a ir por un camino de escalada de la violencia, porque buscará desesperadamente
los límites que no supo darse a sí mismo; ahí el acceso al pensamiento simbólico resulta
esencial.
Por eso pienso que es importante contar y contar y contar y contar cuentos a
niños, jóvenes y adultos; hay que contar la ciencia, los mitos fundadores y la
filosofía, hay que contarles todo aquello que los seres humanos elaboraron, lo
que da forma y sentido a este caos interno que tenemos.
TERCERO: COOPERAR
podemos decir que la computadora hoy puede ser simplemente una relación cara a cara
del individuo y la pantalla, pero también la computadora puede introducir nuevas formas de
cooperación y construcción colectiva; como lo que llamamos “economía contributiva”, o sea
una economía que no se basa en el intercambio mercantil de bienes materiales sino en el
hecho de poder compartir los saberes entre humanos. Entonces, esa economía de la
contribución puede nacer desde la escuela, aportando cada uno herramientas para elaborar
un trabajo colectivo en el que cada uno es un poco responsable.
La computadora permite construir entre varios un texto colectivo en el que cada persona va
a tener una cooperación importante. La computadora permitiría acceder a árboles de
conocimientos, a redes de conocimientos; y eso nos facilitaría adentrarnos en una
democracia, en un mundo que no estaría basado en el intercambio de bienes
estandarizados sino en el intercambio de valores compartidos y comunes.
Bernard Kippelen es una persona que investiga acerca del uso de las tecnologías digitales
para contribuir a la creación de un mundo basado en la cooperación. Él demuestra que la
economía de la contribución podría cambiar la naturaleza de los debates en nuestra
sociedad, y permitiría que esos debates se volvieran más democráticos. Pienso que la
escuela tiene que tomar ese tren también, no puede dejarlo pasar. La escuela debe ocupar
un lugar importante en el aprendizaje de la cooperación mediante esas nuevas
herramientas.