Provechoso Asalto y Robo A Un Tren

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3.

Provechoso asalto y robo de un tren


Ya hemos tenido ocasión de conocer la guerra de patentes y la lucha por la
explotación del nuevo negocio que era el cine. El lugarteniente de Edison en dichas
tareas seria el escocés Edwin S. Porter. Este se dedicó al estudio de la producción
francesa, quedando impresionado por sus películas con historia, quedó impresionado
con su longitud y factura. Así que él decidió hacer lo mismo. Porter heredaría la puesta
en escena, el montaje y el montaje; con los que elaboraría sorprendentes
películas como Salvamento en un incendio (1902), con escenas de
rescates auténticos, los cuales montó e introdujo un tema de ficción, una
mujer y su hijo en peligro. Siguiendo este esquema, Porter desarrollo un
tipo de largometraje en el que tenían lugar dos acciones paraleles
(victima en las llamas y bomberos apagándolas). También es notable el
uso del primer plano, en este caso una mano accionando la manguera.
El tema del cine del oeste o far west será introducido por Porter.
El primer western se titularía Asalto y robo a un tren (1903). La
narración de esta obra se puede articular en catorce escenas que toman
lugar, como es natural, en diferentes emplazamientos como el interior de la oficina de
telégrafos, el depósito de agua de la estación, junto al tren que se para o en la típica sala
de baile western. El primer plano podía colocarse al inicio o al final de la obra según
Edison, pero se terminó siempre poniendo al final, para realizar una especie de conexión
entre el malhechor que solía protagonizarla y el público. He de destacar que, en algunas
de las tomas, los artistas no estaban de frente, como en el teatro, sino en posiciones más
libres. Su éxito fue tan enorme, que llegó una avalancha de películas similares como El
gran robo al banco (1905), también de Porter que intento repetir la idea. Fuera de este
asunto, llevaría a la pantalla el libro La cabaña del Tío Tom con una longitud
extraordinaria para la época de 400 metros. En esta, el aspecto teatral está todavía muy
marcado, aunque denota cierta influencia de Zecca. Sería en sus melodramas sociales
como El cleptómano o El ex convicto donde afloraría lo mejor de sí.
Para 1908, la Vitagraph era la productora más activa de América y la más
atractiva, pues puso en escena las llamadas escenas de la vida real que además de
suponer un acercamiento realista a temas cotidianos, suponía una frescura técnica. Esto
se debe a que suponía la quiebra de una serie de convencionalismos como que cada una
de las escenas debe comenzar con una entrada y acabar con una
salida o que los actores deben presentar sus rostros a la cámara,
moviéndose horizontalmente. Las acciones más alejadas, en
segundo término, deben ser más exageradas y lentas para que
puedan apreciarse. Los técnicos y directores de la Vitagraph
rompieron con estos presupuestos, que por otro lado Porter ya había comenzado,
intercalando primer plano en una escena general. El cine americano estaba alcanzando
una enorme madurez, presagiando la próxima aparición de Griffith.

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