El Cine Americano Va Al Frente

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15.

El cine americano va al frente


La catástrofe que fue la Segunda Guerra Mundial, con unos 25 millones de vidas
humanas perdidas, significó un momento de cambio y de transformación de la
evolución económica y cultural de los pueblos. La economía de paz se transformó en
una de guerra, con la postergación en la fabricación de productos de consumos, por
otros de guerra.
Pero, poco antes que el chispazo hiciese estallar todo, un joven de Wisconsin
llamado Orson Welles, brillante actor y director había conseguido a sus veintitrés años
provocar el pánico nacional con su emisión radiofónica de la Guerra de los Mundos en
la CBS, en la noche del 30 de octubre de 1938. Este experimento le hizo ganar una
aureola por una publicidad a escala nacional que no había conseguido en sus años de
carrera teatral. La RKO puso sus ojos sobre este personaje, dándole un contrato sin
precedentes en la industria del cine, como director, actor, guionista y productor, con una
retribución del 25% de los beneficios y un anticipo de 150.000 dólares.
Sin ninguna experiencia cinematográfica previa, rodaría En el corazón de la
oscuridad de Conrad, que ideo rodar íntegramente en cámara subjetiva. Pero, el
proyecto no llegó a buen puerto, de modo que hasta 1940 no pudo rodar su primera
película Ciudadano Kane, que le llevaría a la cumbre de los mayores creadores de la
historia del cine.
Como ha ocurrido en tantas otras obras maestras, su rodaje fue muy accidentado.
Welles se inspiró en la figura del magnate de la prensa Hearst, que en la película se
transforma en Charles Foster Kane. Hearst se empeñó en que la película no llegara a
buen puerto, no pudo impedir que la película se estrenase, pero si boicoteo la crítica,
teniendo la película una fría acogida.
Por su complejidad técnica y narrativa, nos aparece hoy como la Intolerancia el
cine sonoro. En su magnífica residencia, el millonario Kane fallece. Antes de hacerlo,
menciona una misteriosa palabra: Rosebud. Al preparar los noticiarios en su recuerdo,
el periodista Thompson recibe el encargo de averiguar cuál es el significado de tal
palabra. Por ello comienza a ahondar en la vida privada del millonario, entre sus más
allegados amigos y servidores, sin encontrar la respuesta. Sin embargo, en la última
escena de la película, se ve a un empleando deshaciéndose de algunos trastos viejos,
donde aparece un pequeño trineo de Kane, de cuando era niño, donde aparece la
mencionada palabra. En suma, esta producción constituye un excelente análisis
histórico, pero también psicológico, de la formación de un poderoso plutócrata, con sus
frustraciones intimas y sus paradojas. Pero, Ciudadano Kane también es un excelente
testimonio sobra la evolución histórica del periodismo en los Estados Unidos y sobre el
problema del monopolio de la prensa.
Siguiendo con Orson Welles, después del fracaso comercial que significo la
producción de Ciudadano Kane, hizo suceder la adaptación de la novela El cuarto
mandamiento (1942), salto atrás para mostrar el orgullo de la clase aristocrática de
finales del siglo XIX que no acepta mezclar su sangre con la nueva burguesía industrial.
Es también, como Ciudadano Kane, un retrato de la América autentica, un documento
sobre la decadencia de las familias aristocráticas sudistas. Pero, se reveló también como
un fracaso comercial, que se unió a los roces y problemas con trabajos truncados de
algunas películas que ya no pudo acabar de rodar. No le quedó más remedio que
abandonar Hollywood como haría Chaplin o Stroheim. Inauguraría el ciclo
shakesperiano Otelo (1951) rodado en Marruecos y con Campanadas a medianoche
(1966) rodado en España. La revelación del volcánico Welles descubre la mediocridad
instalada en Hollywood por estas fechas. Los estudios se comportan ahora, que la guerra
está en auge, en tremendas fábricas de creación de munición bélica, pero de otra
materia, la publicidad contra el denostado enemigo. Howard Hawks protagonizará El
sargento York (1941), basada en un héroe de la Primera Guerra Mundial, teñido de la
siempre fácil patriotería, Guadalcanal (1943), Objetivo Birmania (1945) o Treinta
segundos sobre Tokio (1945) entre otras. En la guerra de espionaje y la Resistencia,
servirán de pretexto para películas de intriga y de aventuras sin fin, como es el caso de
la famosísima Casablanca (1943), de Michael Curtiz, Cinco tumbas a el Cairo (1943)
o Sangre sobre el sol (1945). El propio Alfred Hitchcock, instalado desde 1940 en
Hollywood no dejará pasar la oportunidad para rodar algunas películas de trasfondo
belicista como Enviado especial o El saboteador. Como puede verse, cualquier
pretexto es bueno para que el mago del suspense componga sus citados angustiosos
suspenses. El astuto Hitchcock comienza a aprovechar las enseñanzas técnicas de Orson
Welles en la Sombra de una duda (1943) que se ha considerado la mejor película
sobre un atractivo y en apariencia apuesto criminal. Con su siguiente obra Recuerda
(1945) ahonda en el psicoanálisis y el papel de los traumas infantiles en la vida.
Por esta época, se empiezan a retirar figuras como Wyler, Ford o Capra, que
darán paso a otros productores no menos brillantes: Preston Sturges, John Huston o
George Stevens. También la exacerbada codiciada de los hermanos Marx comienza a
extinguirse. Quedan los extranjeros Fritz Lang o Lubitsch que aportaran a la causa anti
nazi obras como Ser o no ser (1942) del segundo. Rene Claire pasara del hibridismo
franco-inglés, al franco americano con Me casé con una bruja (1942) que demostró la
persistencia de los temas mágicos y sobrenaturales en la gran pantalla en su comicidad.
En Sucedió Mañana nos narra la prodigiosa aventura de un periodista que es capaz de
leer su diario del día siguiente, hasta que descubre horrorizado su propia muerte.
Afortunadamente será solo un gazapo periodístico. Por lo tanto, el balance de este
periodo hsitorico se refleja pobre para la industria cinematográfica.

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