Niños de La Calle Corren Toda Clase de Riesgos

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Niños de la calle corren toda clase de

riesgos

Uno de los problemas de más sensibilidad y de efectos sociales y visuales en la zona


urbana es la presencia de menores en las calles vendiendo artículos o simplemente
pidiendo limosnas.

Han pasado gobiernos de los principales partidos políticos y la situación no se corrige.


La pregunta obligada es: ¿Danilo Medina marcará la excepción gubernamental respecto
a lo que debe ser, por parte del Estado, una obligación, la de proteger a miles de niños
harapientos, huérfanos, que deambulan por calles y avenidas del país, convirtiéndose
en pedigüeños, alejados del más elemental sistema educativo nacional?

Esta es la realidad que se observa en el país, y aunque no tienen necesariamente que


ser amparados por el Estado, por lo menos es a las autoridades que les corresponde
buscar una solución.

Cada día se agudiza más ese gris panorama. Es un problema, según profesionales de
la conducta y de la ciencia sociológica, “fácil” de buscarle una solución. Desde sus
vehículos, los conductores palpan la desgracia que abate a los niños harapientos debajo
de los semáfores y en las esquinas de avenidas.

Niños que por no tener el respaldo del Estado, mucho menos de sus padres -muchas
veces irresponsables o que no existen-, son especies de “entes sin ningún futuro”. Y no
tienen reales posibilidades de ser ciudadanos profesionales y ejemplares padres de
familia.

En un parafraseo de la expresión “El coronel no tiene quien le escriba” -que sirve de


título a la conocida novela del laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez
(Premio Nobel de Literatura 1982)-, se puede afirmar que “los niños indigentes y
pedigüeños dominicanos no tienen quién los proteja”.

Las promesas de campaña


En el largo proceso de la campaña electoral nunca se escuchó a los candidatos a la
Presidencia de la República, que lidiaron en las pasadas elecciones del 20 de mayo,
tocar el tema de la niñez dominicana desprotegida. Pero tampoco se escucharon
preguntas a los aspirantes a la magistratura del Estado, por parte de periodistas,
concerniente a la realidad que abate a la niñez indigente y carente de escolaridad.

Sin embargo, se aspira a que el nuevo gobierno de Medina ponga en ejecución una
política de protección que saque de las calles a los infantes pedigüeños, limpiavidrios y
desprotegidos.

En Santo Domingo, en su casco metropolitano (avenidas 27 de Febrero, Winston


Churchill, Abraham Lincoln, Lope de Vega, Tiradentes) se ven los niños, en acecho a los
vehículos cuando tienen que detenerse por la luz roja del semáforo. Lo peor es que la
presencia de infantes es mayor en horas de la noche, cuando corren más peligro.

Cuando a los vehículos les llega el momento de detenerse, los niños limpiavidrios, y
otros que sólo solicitan el auxilio económico, logran su propósito, que es que los
conductores se conduelan... ¡y les den algunas monedas!

“Deme algo, aunque sea un peso, que todavía hoy no he conseguido nada y tengo
mucha hambre”, expresó Rafaelito, un niño de nueve años, tras limpiar el vidrio frontal
del auto de quien escribe este reportaje en una esquina concurrida de la capital.

No se tienen informes, que podrían salir del entorno del presidente electo, de si el nuevo
gobierno tendrá en carpeta programas que vayan a favor de la niñez dominicana
desprotegida y abandonada a su suerte por parte del Estado.

El Conani y La Ciudad del Niño

Durante el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982) la primera dama de la República,


doña Renée Klang, promovió la creación del Consejo Nacional para la Niñez y ahora de
la Adolescencia (Conani).

Esta organización nació, según sus creadores, con el propósito de ser el órgano con
miras a proteger los derechos de la niñez y la adolescencia.
Pero, ¿Conani ha cumplido con su rol? Aunque mantiene programas de protección y
acogida de niños abandonados, la la labor que realiza es muy limitada y no incluye una
política tendente a evitar la presencia de niños en las calles.

Igualmente, el empresario radial de televisión Rafael Corporación de los Santos (QPD),


tuvo la iniciativa de dar el primer paso para el nacimiento de La Ciudad del Niño.

Esta iniciativa era para una organización que también buscaba rescatar a los infantes
indigentes, harapientos y desprotegidos.

El proyecto de Corporán de los Santos quedó natimuerto, pues nunca recibió auxilio del
Estado. Ningún gobierno le hizo caso a La Ciudad del Niño. “Todo se quedó en la
demagogia política gubernamental”, dijo en una ocasión el empresario y conductor de
televisión.

El nuevo gobierno de Danilo Medina, según sectores sensibles del país, tendrá la
oportunidad de “casarse con la gloria” y dar la protección que ningún otro gobierno le
ha dado a la niñez harapienta e indigente de la nación dominicana.

Algunos profesionales consultados indican que el problema hay que analizarlo y


enfrentarlo por diferentes vías, pues hay niños de estos que son realmente pobres y no
tienen qué comer, por lo que salen a buscársela. Pero también están los casos de niños
que son “alquilados” por sus padres a personas desaprensivas que se dedican a
colocarlos en las esquinas para que pidan y luego les quitan el dinero, sin contar los
matratos que sufren.

Otro aspecto es la peligrosidad y el riesgos que corren esos infantes en las calles, pues
algunos conductores desaprensivos y mal intencionados les hacen propuestas
indecentes que incluyen, en ocasiones, acciones de pedofilia.

Por esa razón, será necesario diseñar una política efectiva de atención a la creciente
presencia de niños desnutridos pidiendo y ofreciéndose para otros servicios en las calles
del país.

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