ALARCOS LLORACH, Emilio (1987) - Enunciados Sin Verbo
ALARCOS LLORACH, Emilio (1987) - Enunciados Sin Verbo
ALARCOS LLORACH, Emilio (1987) - Enunciados Sin Verbo
FRANCISCO ABAD
se combinan la expresión sintomútica del hablante, la apelación 8. Cuando la frase es exclamativa, cuya entonación ya es suficiente
al oyente y la representación de un hecho concreto. significante de los contenidos sintomáticos del estado de ánimo del ha-
6. Consideradas interjecciones (y sus sustitutos transpuestos) blante, bordeamos el terreno propio de las unidades transpuestas a inter-
como unidades de enunciado carentes de primera articulación, es decir, jección. En frases rrnis o menos complejas como
inanalizables en segmentos menores significativos, quedan por ver otras
1Lo hien que lo pasamos! 1-La gente que hahía !
secuencias desprovistas también de sintagma verbal. Cuando el contexto
1-Lo quefáltaba.1 con mar11a!
del coloquio (o la situación de habla) permite al hablante reducir lo que
profiere a lo imprescindible (que solo tendrá sentido en relación con Jo nos encontramos con segmentos unitarios, que funcionan igual que las ··
dicho antes o después), el enunciado puede estar constituido exclusiva- inte1jecciones. Pero si se pretende analizar su estructura interna, nos sali-
mente por unidades nominales. En tales circunstancias, las frases son en mos del nivel propio del enunciado y entramos en el del grupo sintagmá-
realidad expresiones «truncadas», resultado de elipsis del sintagma ver- tico. Todas esas secuencias, eliminado el contorno melódico que las uni-
bal. Ocurre esto tanto en respuestas corno en preguntas aclaratorias. fica como enunciados sintomáticos, podrían cumplir una de las funcio-
Al responder a un interlocutor que interroga, aparecen sintagmas nes oracionales si estuviesen insertas en una oración. Por ejemplo:
nominales aislados, sobreentendiéndose el sintagma verbal formulado en
ia pregunta precedente. No son propiamente frases, sino oraciones trun- No te puedes.figurar lo bien que lo pasamos
cas: Eso es lo que
Me mvle,1taba ia gente que había
(¿Quién ha venido?) F! c,:mero En la abuela buena di/érencia con mamá.
(¿Cómo quiere el café')) Con leche
(¿De qué color son las cortinas?) Verdes 9. Con las frases de intención apelativa, aparte su entonación, sería
(¿Quién es'l) Yo la situación más bien que el contexto la que permitiría catalizar elemen-
(¿Dónde se reúnen?)
tos verbales eludidos. En frases como A rrabajar, A la cama, A la calle,
(¿A quiénes has visto'.') A íos de arriba
((I'ú lo crees?) De ningún modo Andando, Adelante, Atención, Qjo, Fuego, etc. no sería siempre conve-
(¿.Vas a salir?) Claro niente interpretar oraciones elípticas con eliminación de un primitivo
de acuerdo?) Sí. No. núc:!eo verbal imperativo, como si se dijese Id a trabajar, Vete a la calle,
Vamos andando, Pasad adelante, Prestad atención, etc. Es preferible
Igual sucede tras manifestaciones del otro actor del coloquio, aunque estimarlas como unidades transpuestas a la función de la interjección.
no sean preguntas: (No pudimos convencerle) Ni yo rampoco. i O. Dejando ahora esas frases de rasgos predominantemente expresi-
vos e impresivos, examinaremos otras cuya entonación es la propia de las
7. El hablante puede inquirir detalles o precisiones o pedir confirma- oraciones asertivas y que, incluso, alternan con estas en las manifestacio-
ción de lo expresado por el interlocutor mediante preguntas elípticas, qüe nes concretas del habla. Claro es que, como ocurre con cualquier enun-
presuponen en el contexto previo los elementos eliminados o consabidos, ciado, muchas veces siguen mezclándose con los rasgos representativos
entre ellos el sintagma verbal. Son demandas de aclaración de lo anterior: ciertas particularidades afectivas. Son construcciones que ocurren tanto
en la expresió1i oral como en la escritura. En lo hablado, la viveza y es-
(No ha venido Juan) ¿Qué? (en lugar de /Cfué dices?) pontaneidad del diálogo, la economía y la comodidad del hablante (que
(Se han acabado las discusiones) (en lugar de ¿Cómo recurre a clichés) permiten la reducción de los componentes del enuncia-
do. Pero también se encuentran las frases asertivas, entreveradas con ora-
reuniremos mañana) J)ónde.7 (cn lugar de ¿Dónde srrá eso.7 )
(Por fin ha comprado !a casa) J.a casa,' (en lugar de ¿Ha compra- ciones, en la expresión escrita, bien por buscada concisión del escritor,
do la bien porque la situación concreta lo facilita.
(Van a llegar ius tíos) ,Jfoy?(en lugar de ¿Llegan 11. Consignemos, en primer lugar, los rótulos o letreros adosados a
tCreo que estás enfermo) ¿Yo e11fénno?(cn lugar de que es- ciertos objetos. Por ejemplo, Entrada, Salida, Privado, Caballeros en al-
tov enfámo?) gunas puertas. Son evidentes comunicaciones lingüísticas completas,
ENUNCIADOS SIN VERBO 33
32 Emiíio A/arcos Llorach
pero su exigüidad lacónica y lo inconfundible de la designación que efec- apos1c10n. ¿Y qué catálisis sería razonable en este poemilla de Angel
túan colocan a esas frases en el límite con otros signos semióticos gráficos González?
no lingüísticos.
Vivir para Vl!r; Joven poeta de cuarenta años!
En segundo lugar, los pies de fotografias, grabados, cuadros, etc., aun- ¿[!!timo logro de la geriatría?
que sean estructuras lingüísticas, cumplen su comunicación merced a la re- No; retrasado rnental. sencillamente.
lación con las imágenes gráficas a que acompañan: Napoleón con los apes-
tados de Jaffá, Un momento de las tareas de rescare, El acusado en el ban- Claro es que esta estructura bimembre -aunque a veces sin pausa
quillo, etc. En estas frases sería inútil intentar el análisis en componentes entre sus componentes- ocurre también en manifestaciones más prosai-
funcionales que aplicamos a la oración, pues los términos empleados esta- cas y cotidianas: Prohibida la entrada. Sin embargo, nótese que en estas
blecen entre sí relaciones de otro tipo. Debemos descartarlas, ya que están frases (corno en los grupos sintagmáticos llamados construcciones absolu- ·
condicionadas, en su papel designativo, por la situación física en que se pre- tas que funcionan como aditamento dentro de las oraciones) persisten
sentan. Otro tanto podría decirse de los títulos de libros, capítulos, aiiícu!os, rasgos propios de las estructuras atributivas. En éstas, la concordancia de
etc., los cuales, aunque son frases utilizables también en contextos puramen- «género» y «número» se establece entre sujeto léxico y atributo (cuando
te lingüísticos, son en realidad significantes de unos signos cuyo significado es posible); en las frases, la misma concordancia aparece entre los dos
es el conjunto de signos lingüísticos del texto que anuncian o evocan. términos: si variamos los morfemas «femenino» y «singular» de Prohihi-
12. Nos fijaremos, pues, en las frases que aparecen en decursos da la entrada, obtendremos por ejemplo Prohibidos los pases de favor,
puramente lingüísticos, alternando a veces con los otros enunciados que con «masculino» y «plural».
llamamos oraciones, y que, por otra parte, como grupos sintagmáticos de ¡ 3. Refranes, clichés y demás fórmulas de lengua fosilizadas, ofre-
mayor o menor complejidad, pueden funcionar dentro de estructuras cen a menudo pareja bimembración entre un tema y una tesis, sin perjui-
oracionales más amplias. cio de que la relación semántica entre ambos términos resulte en la sus-
Casi nunca es necesario suponer que hay elipsis de un sintagma ver- tancia muy variable (según se apreciaría al transformar las frases en ora-
bal. En estos versos de J. Hierro: ciones):
15. Aunque aceptemos la opinión de Hjelmslev y creamos que en el Aquí paz y después gloria
contenido de las frases existen formemas de los llamados verbales (con A Dios rogando y con el mazo dando
significante cero), es evidente que en el nivel de los signos_ ~as frase~ ca:e- Ella tan contenta y nosotros fastidiados
cen de sintagma verbal y por ende no presentan la relacion predicativa Coche todo el mundo y tu mujer a patita.
constitutiva de las oraciones. Los sintagmas nominales insertos en las
oraciones cumplen determinadas funciones según su relación con el sin- En todos estos ejemplos, cada uno de los miembros en contraste es
tagma verbal. Si éste no existe en las frases, n? es posible ªI?licar en estas de por sí una frase. Se trata, pues, de grupos frásticos.
los mismos criterios. Las funciones que los smtagmas nommales desem- 18. En tercer lugar, la frase puede estar constituida por un sintagma
peñan en la frase tienen que ser otras que las que reconocemos en la ora- sustantivo (o un grupo sustantivado) al cual determina otro con preposi-
ción, independientemente de que las sustancias de contenido de una frase ción o un adverbio. Hemos citado ejemplos:
y una oración puedan ser idénticas. .
De lo que hemos dicho anteriormente se desprende que las frases um- Aquí paz. Tu mujer a patita.
membres se comportan globalmente como las interjecciones. No cabe en Genio y_figura hasta la sepultura.
ellas un análisis en segmentos frásticos menores, cuando están constituidas A mal tiempo buena cara.
La gaviota sobre el pinar.
por un solo sintagma: ¡Lástima!, Gracia_s, Adiós, ¡Vay~! son enu,n~~ados Vivir para ver.
frásticos unitarios (aunque, como todo smtagma, permitan su anahsis en El cine para divertirme.
monemas, nivel diferente). Ocurren también frases unimembres que pre- ¡Lástima de cuadro!
sentan un grupo sintagmático en lugar de un sintagma: Buenas noches,
¡Cuánta inconveniencia!, A estudiar mucho, ¡El dolor que sentía!, Gajes Como esta estructura en tema y tesis aparace también en frases
del oficio. Como tales frases, no admiten ser analizadas en el~mento~ ~e- con entonación exclamativa, no debe extrañar que como tema puedan
nores; pero, pasando a otro nivel estructural, como grupos smtagmaticos aparecer algunas interjecciones, según vimos: ¡Ah de la casa!, ¡Ay de
que son, presentan las relaciones internas propias de éstos: un núcleo sus- vosotros!...
tantivo determinado por unidades variables de función adjetiva. Por otra parte, puede ocurrir que la frase contenga como componen-
16. En las frases de estructura bimembre (con pausa optativa inter- te determinante (o subordinado) una estructura oracional degradada o
media) la relación entre los dos componentes es variable. Un primer transpuesta: Buena vida la del canónigo, aunque tenga que ir al coro;
tipo conecta por simple yuxtaposición dos magnitudes que manifiestan
¡Ay de vosotros si os pillo!; El cine para divertirme, cuando puedo, etc. Se
ecuación de sus referencias. Son las frases en que se piensa fácilmente
trata en estos casos de grupos frásticos como en los ejemplos de antes.
en catálisis de un núcleo verbal como el típico de las oraciones ecuacio-
19. Vamos a terminar este rápido repaso de las frases recordando un
nales. Entre los ejemplos aducidos: Año de nieves, año de bienes; Mal
de muchos, consuelo de tontos; Buena vida la del canónigo; Mentira lo tipo de secuencias que se encuentran en el límite entre frases y oraciones.
Por ejemplo:
que dices. En estos casos no hay inconveniente en seguí~ considera~do
que los dos componentes de la frase desempeñan las func10nes de suJeto Cierto que ellos no intervinieron.
léxico y de atributo propias de las oraciones copulativas, puesto que en Seguro que Juan vendrá mañana.
circunstancias propicias presentan uno de los rasgos que conectan esos Lamentable que no le avisaran.
términos funcionales en las oraciones, la concordancia, según se observa en Sí que tenemos ganas de empezar.
36 Emilio Alarcos Llorach
En todos estos casos hay dos segmentos enlazados por la unidad. con-
juntiva que. El primero está constituido por magnitudes que en las orac10~~s
funcionarían como atributo o como aditamento. El segundo es una oracio!1
originaria que por ir precedida de que ha quedado sustantivada. El. <;ont~m- SOBRE LAS VERSIONES BÍBLICAS
do de todas esas secuencias hubiera podido configurarse com? oracion, sim- MEDIEVALES Y SU REPERCUSIÓN
plemente eliminando el transpositor que y asign~ndo a los I?nmeros seg?1en-
tos la función (y la forma) de aditamentos o «atnbutos ora~10nales». Asi ten-
dríamos, prácticamente sin variación de sentido, estas oraciones:
La creación de una lengua culta debe enfrentarse con mil problemas
Ciertamente ellos no intervinieron. erizados de dificultades. Y muchos más si lo que se intenta es verter la
Seguramente Juan vendrá mañana. Biblia a un idioma moderno y verterla desde los textos originales y no
Lamentablemente no le avisaron.
Sí tenemos ganas de empezar.
desde intermediarios que ayuden al quehacer, aunque existan. Lenguas
Sin duda fue Juan el culpable. de carácter en nada semejantes, con un vocabulario de muy difícil corres-
Verdaderamente no sé cómo explicarlo. pondencia, sin existir la arqueología, con una filología más que rudimen-
Sorprendentemente han renunciado. taria, carentes de los conocimientos históricos que hoy poseemos, etc.,
etc. ¿Pensamos alguna vez en la gran aventura intelectual que esto signi-
Pero en realidad las estructuras que comentamos son elipsis de fica? ¿Y en los logros que se consiguieron hace, casi, ochocientos años?
otras, cu;o núcleo verbal de lexema tipo «ser» ha sido elidido. ~sto es: Porque lo que sorprende es el valor de aquellos sabios y la audacia con
que resolvieron los problemas. Fueron elaborando una lengua según las
Es cierto que ellos no intervinieron. exigencias que requería el texto y adaptaron el hebreo o revisaron su la-
Es seguro que Juan vendrá mañana. tín o reacomodaron el romance. Y entonces esa lengua culta resultó estar
Es lamentable que no le avisaran. transida de cultismos y, a la vez, de términos populares que sólo en ella
Sí es (cierto) que tenemos ganas de empezar. existieron y que, sin embargo, están modelados como otras muchas voces
Es indudable que Juan fue el culpable.
La verdad es que no sé cómo explicar/o. patrimoniales. Y no terminan aquí las zozobras que asaltaron a tales eru-
Es sorprendente que hayan renunciado. ditos, sino que, además, tuvieron que afrontar las dificultades inherentes
a la propia fe. Porque los cristianos podían desentenderse de lo que los
Así, pues, la relación que se establece e1?-tre el prim~ro y _el_ segundo judíos interpretaran, porque ellos poseían una verdad revelada, pero los
segmento es análoga a la que mantienen el atnbuto y el ~uJ_eto l~xico en las hebreos tenían que salvar su propia verdad, sin que la modificaran los ta-
estructuras copulativas, si bien aquí, dadas Jas c~ra<;ten_stica& mtemas del mices de la nueva religiosidad I y esto nos lleva a la creación de una len-
segmento sujeto (oración transpuesta), no cab~ nmgu? tip? de concordan- gua sacralizada 2 , que poco o nada tiene que ver con la lengua coloquial y
cia con el atributo. Tales enunci~dos son prop~os d~l, enfasis, cuancf~ el h~-
blante quiere dar relieve a la umdad que en situac10n normal funcionana
como atributo: lo configura como tesis, y el otro segmento con estructura
interna oracional (pero transpuesto) resulta el tema de la frase. 1. Vid. las explicaciones que, a propósito de un texto que citaremos mucho, apare•
cen en Margherita Morreale, El glosario de Rabí Mosé Arragel en la «Biblia de Alba»
EMILIO ALARCOS LLORACH («Bulletin Hispanic Studies», xxxvm, 1961, p. 149).
2. Vid. D. S. Blondheim, Les parlers judéo-romans et la «Vetus Latina». Paris,
Real Academia Española 1925. ·
Universidad de Oviedo