La lingiiistica hoy
Exponer el estado actual de cualquier cien-
cla en el reducido espacio de una hora escasa
resulta muy dificil, porque o se corre el riesgo
—si se quiere ser completo— de ensartar una
copiosa y mareante némina de autores y pro-
plemas, o —en aras de la claridad— se limita
uno a lo mas caracteristico y fundamental.
Forzados a elegir, hemos preferido esta segun-
da actitud, con lo cual el panorama que vamos
a presentar ofreceraé sdélo los rasgos mas sa-
lientes del relieve. Por otra parte, como uno
es siempre subjetivo cuando trata de los asun-
tos propios, mi visién de la lingiistica de hoy
adoleceré inevitablemente de las deformacio-
nes inherentes a la perspectiva que permite la
colina en que estoy situado, Con estas salve-
dades, me excuso de antemano de mis omisio-
nes y de mis interpretaciones.
La lingiiistica es una ciencia joven. Quiero
decir que es una ciencia que sdélo en los Ulti-
mos cien afios ha conseguido —y todavia, me
parece, no con toda precision— puntualizar
su objeto de estudio, Es cierto que la obser-
vacién mds 0 menos metddica del lenguaje es
7tan antigua como las culturas orientales, hin-
dues y mediterraneas: chinos, indios y griegos
realizaron profundos avances en la lexicogra-
fia, en la fonética, en la gramatica, Pero los
fines que perseguian con tales estudios no
eran propiamente lingilisticos, sino en primer
lugar religiosos o retéricos para conservar en
su estado originario los textos sagrados o las
producciones clasicas. En consecuencia, toda
la lingilistica occidental, desde los tiempos ro-
manos, a través de la Edad Media y el Rena-
cimiento, hasta el siglo XVIII, fue esencial-
mente prescriptiva, pues proponia unos mode-
los a que el habla cultivada debia ajustarse.
En el siglo de la Aufklarung, el redescubri-
miento del sanscrito produjo una nueva ten-
dencia en la observacién de las lenguas. A
partir de entonces se traté de consignar las
semejanzas y parentescos entre ellas y, en
seguida, al tenerse en cuenta el factor tem~-
poral, surgid la lingiiistica historica, que se
preocupaba de examinar y explicar en parte
las transformaciones que conducian desde una
lengua antigua dada hasta las lenguas coeta-
neas,
Asi se llega a nuestro siglo con dos orien-
taciones divergentes: la intencién normativa,
alentada por las academias y cultivada por
démines mas o menos puristas y mas o menos
objetivos, y la metodologia histérica, positi-
vista y muy pagada de si misma, que conside-
Taba sus propios métodos e intereses como la
Unica lingiistica digna de tal nombre, AunqueJas aportaciones de unos y otros sean valiosas.
aunque implicitamente estos autores estudia-
ban la lengua, sus presupuestos légicos, psico-
logicos, normativos o histéricos ocultaban ios
limites y la esencia del objeto que pretendian
observar, Cierto que somos deudores, en nues-
tro siglo, de la labor de gramaticos y compa-
ratistas como el Brocense, o Bello, o Hum-
boldt, o Meyer-Liibke, que muchas de sus opi-
niones estan de acuerdo con las doctrinas que
profesamos hoy dia. Pero es evidente que el
deslinde preciso del objeto de la lingilistica,
esto es, la lengua, sdlo se llevé a cabo en el
transito del siglo pasado al nuestro, gracias
sobre todo a las especulaciones tedricas del
ginebrino F. de Saussure,
La lengua como objeto autdnomo de estu-
dio no consiste en una trasposicién de las
categorias ldgicas del pensamiento, ni en un
mero reflejo de las actitudes psicoldgicas del
usuario, ni en un cédigo preceptivo a que debe
obedecer el hablante, ni en el resultado im-
previsible pero obligado de las modificaciones
que impone el transcurso histérico. La lengua
es una institucién humana, como las leyes,
las costumbres, etc., y, como tal, producto de
un convenio de la sociedad que la utiliza. No
es objeto natural, sino un objeto histérico y
humano, En segundo lugar, es un instrumento
de comunicacién, Gracias a ella los humanos
nos intercambiamos nuestras vivencias y expe-
riencias, blen como pura exteriorizacién de lo
que pensamos, sentimos, imaginamos u obser-
9vamos, bien con la premeditada intencién de
actuar sobre nuestros semejantes, Tal instru-
mento, para que cumpla sus fines, debe estar
constituido de manera que todos los usuarios
conozcan como es y como funciona, de qué
partes consta y para qué sirve cada una. Es,
pues, la lengua un conjunto de elementos
relacionados entre si, lo que lNamamos una
“estructura”, un “sistema”, Este sistema orga-
nizado de elementos, conocido por todos los
componentes de una comunidad humana, es
como un fichero del que cada uno de los
hablantes extrae las piezas necesarias para
construir los decursos con que manifiesta sus
mensajes a los interlocutores.
He aqui lo que constituye el estricto objeto
de la lingijistica: el instrumento mediante el
cual nos comunicamos. No es lingiiistico lo
que comunicamos: (todo ello seria objeto de
muy variadas ciencias), sino el cémo y con
qué lo comunicamos. Ahora bien, como tal
instrumento no es material, lo podemos captar
exclusivamente por sus resultados, por sus
productos, es decir, los decursos fonicos reales,
las manifestaciones concretas en que habla-
mos unos y otros. El objetivo de la lingiistica,
pues, sera estudiar esas infinitas manifesta-
ciones concretas de habla, discernir en ellas
los elementos sucesivos que las componen, las
relaciones que se establecen entre ellos, clasi-
ficar esas unidades y conseguir asi establecer
su inventario, el sistema, la estructura del ins-
trumento de comunicacién que es la lengua.
10Esas unidades desgajadas en el andlisis son
de dos tipos, Unas se manifiestan como so-
nidos sucesivos en el decurso; combinados en
determinado orden y numero constituyen sig-
nificantes, los cuales poseen la particularidad
de estar asociados a una significacién, a un
significado. La asociacién de significante y
significado es lo que llamo Saussure signo.
Las primeras unidades son solo distintivas,
forman un inventario limitado y se caracteri-
zan porque cada una de por si no alude a
ningun significado, sino sdlo los distinguen y
se manifiestan —repetimos— como sonidos,
como combinaciones simultaneas de rasgos f6-
nicos. Los signos, en cambio, se manifiestan
como combinaciones de elementos fonicos su-
cesivos y, a la vez, hacen referencia a un
contenido, a un elemento de la realidad —vi-
vencia, experiencia, etc— que queremos co-
municar. Son unidades significativas, tienen
una significacién, Pero la significacion no
consiste en e] objeto de la realidad que se
quiere comunicar, sino simplemente en el] ha-
cer referencia a esa realidad. No hay que con-
fundir la significacién, el hacer referencia a
algo, con el algo a que se hace referencia.
El instrumento que es la lengua, pues, or-
ganiza o conforma unos objetos materiales,
los sonidos, de manera que signifiquen, que
hagan referencia a nuestra vivencia e inter-
pretacién de la realidad( o lo que creemos tal).
Lo propio de la lengua, lo lingiistico, no son
los sonidos en si, ni las referencias de] men-
11saje, sino la organizacion, la conformacidn que
se efectiia sobre los sonidos y sobre las viven-
cias humanas. De ahi que la lengua sea ua
instrumento formal, una forma de clasificar
la realidad.
Esta concepcién de la lengua, derivada de
Saussure, con matices mas o menos discrepan-
tes, ha servido de modelo para otras ciencias
humanas que hasta ahora tampoco habian de-
limitado estrictamente su objeto. No es ésta la
ocasién de examinar la influencia de la lin-
giiistica en otras disciplinas, como la antro-
pologia, la sociologia, la literatura o el arte.
Pero es evidente que ha proliferado el uso de
“estructura”, “sistema”, “signo” y demas tér-
minos lingiiisticos en los estudios de esos otros
campos, si bien resulta peligrosa la trasposi-
cién literal de tales conceptos. El contagio era
inevitable, puesto que la lingiiistica ha sido la
primera ciencia humana que ha conseguido
un cierto aire de rigor quasimatematico, y por-
que en este nuestro siglo parece creerse que
lo tnico serio y digno de encomio es la labor
cientifica de aspecto exacto y algebraico, a
base de axiomas, postulados y corolarios, Por
ello, al contemplar las tareas lingiiisticas en
Jo que va de siglo, podemos pensar con funda-
mento que nunca nuestros estudios habian
conseguido un numero tan elevado de culti-
vadores y acdlitos. La produccién lingiifstica es
abrumadora; de Norte a Sur y de Oriente a
Occidente se publican revistas dedicadas a la
12lingiiistica y nadie es ya capaz de estar al
tanto de todo lo que se escribe. |
Pero este auge y florecimiento se combi-
nan con el confusionismo mayor que ha po-
dido darse nunca, Aunque implicitamente
haya un cierto acuerdo de base en cuanto a lo
que sea la lengua, la realidad es muy distinta.
Casi cada lingiiista esgrime su propia teoria
e ignora a sabiendas las de los demas; cada
escuela se escinde en grupos y subgrupos, y
ello a una velocidad que impide la estabili-
zacion de cada una de las teorias. Todavia
mas; la aficioén a utilizar términos univocos
que eviten la ambigtiedad y la identificactén
con los términos més o menos andlogos de
otras teorias, ha llevado a un galimatias ter-
minoldégico de tal naturaleza que practicamen-
te la comunicacién entre lingiiistas de tenden-
cias encontradas es tan imposible como en la
torre de Babel o, en e] mejor de los casos, obli-
ga aun esfuerzo de interpretacion que no com-
pensa en absoluto. Esta situacién se explica, en
general, porque al lingilista, como a todo hom-
bre “honrado y principal”, le conviene “de-
fendella y no enmendalla”, y ademas porque
a diferencia de lo que ocurre con otras cien-
cias de aplicacién practica, como la medicina,
o la arquitectura, o la astrondutica, las equi-
vocaciones y los errores en lingiiistica no po-
nen nunca en peligro la vida del préjimo, La
lingiiistica es una ciencia de adorno, y por ello
sus cultivadores pueden permitirse el lujo de
13persistir en sus trece e inventar las regias
del juego que les plazca.
Otra consecuencia de haberse convertido
la lingilistica en la primera disciplina casi
exacta de las humanidades aparece en la cre-
ciente aficion a presentar los resultados de la
investigaci6n sobre la lengua “more algebrai-
co”. El temor a utilizar términos ambiguos
conduce a sustituirlos por simbolos y siglas
convenientemente definidos. Pero como inevi-
tablemente el lector los traduce a palabras de
la lengua corriente, no siempre se evitan las
confusiones, porque a la hora de interpretar
las secuencias de aspecto algébrico se han ol-
vidado las limitaciones indicadas por la defi-
nicién y se identifican los simbolos con los
contenidos de la palabra tradicional corres-
pondiente. Por otra parte, el lector poco avi-
sado puede creer que la visualizacién que
ofrece el grafico es un trasunto de la realidad
lingtiistica que se quiere ofrecer, y asi pensar
que el grafico o la formula son la pura reali-
dad, Con ello es cierto que se consigue una
economia espacial considerable, pero, inversa-
mente, es mucho mayor el costo temporal para
descifrar e interpretar tales presentaciones. Si
la lingiiistica es una ciencila humana, nos pa-
rece que a trueque de adquirir una presunta
aureola de mayor rigor cientifico, no debe re-
nunciar a seguir utilizando para expresar sus
verdades, que no son exactas, sino humanas,
el instrumento habitual para expresar lo hu-
mano, es decir, la lengua.
14Tras estas consideraciones generales, trate-
mos de esbozar el panorama de la lingiiistica
en estos momentos. Segin deciamos, no hay
unidad y siguen conviviendo las orientacio-
nes tradicionales con las nuevas y con las mas
recientes y aparatosas tendencias. Desconta-
mos, naturalmente, las gramaticas de tipo
normativo, que orientadas por fines pedagégi-
cos, deben recomendar con mayor o menor
dogmatismo, segin su destino, una norma mo-
délica.
En primer lugar es cuantiosa y excelente
y necesaria la labor de los herederos de la
lingiiistica historica del siglo pasado. Las mo-
dernas tendencias estructurales, en sus varie-
dades mas equilibradas y objetivas, no la han
desdefiado en absoluto; bien al contrario, in-
troduciendo los conceptos de diacronia, de di-
namismo, de economia y, claro es, el de sis-
tema, la han remozado y la han convertido en
parte esencial de los estudios lingiiisticos. Es
cierto que muchos trabajos lingilisticos dia-
cronicos se limitan sdlo a examinar a la ma-
nera positivista los aspectos evolutivos de las
lenguas. Pero siempre tales estudios son im-
prescindibles para que el diacronista moderno
opere con sus nuevas interpretaciones. Son im-
prescindibles, porque los actuales lingiiistas
suelen ser mas aficionados a la especulacion
tedrica que a la recogida de datos concretos.
Lo mismo puede decirse de los trabajos de
la dialectologia tradicional, rama derivada de
la lingiiistica positivista. Aunque én ocasiones,
15cada vez con menor frecuencia, el dialectdlo-
go se limite a la recogida de materiales, su
labor es verdaderamente cientifica y util. Son
el necesario correctivo que evita las brillantes
especulaciones tedricas sobre el papel. Me pa-
rece que en este campo de trabajo aparente-
mente tradicional es donde las nuevas tenden-
cias han encontrado soluciones mas sdlidas.
La combinacién de los viejos métodos y la
prudente dosis de estructuralismo ha llegado a
resultados convincentes. Compérense, por
ejemplo, las antiguas explicaciones en que se
hacian entrar las misteriosas influencias de
los llamados sustratos, superstratos y adstra-
tos con las nitidas aclaraciones que aporta la
consideracién del bilingiiismo y de las lenguas
en contacto. Aqui es donde se ha puesto de
manifiesto cémo las explicaciones estructura-
les y las histéricas no se contradicen, porque
todo hecho de lengua, por pertenecer a una
lengua, es estructural, pero, a la vez, como
inserto en el decurso historico de la comuni-
dad que la habla, es también un hecho histo-
rico. Cuando la explicacién falla es porque
desconocemos o las circunstancias histdéricas o
los datos estructurales,
La lingiiistica diacrénica, asi, es uno de los
dos campos en que se escinde el estructura-
lismo, y casi se puede afirmar que es de exclu-
sivo cultivo europeo o influido por europeos.
La diacronia, aparentemente descalificada co-
mo ciencia propiamente lingiiistica en el Cur-
so de Saussure, fue desde muy pronto reinser-
16tada como objeto idéneo por las corrientes
estructuralistas derivadas del Circulo de Pra-
ga, ya en los afios veinte por Jakobson yl lue-
go, magistralmente, por Martinet, al que han
‘seguido otros autores, Vale la pena recordar
como un viejo y glorioso maestro positivista
supo en sus postrimerias aprovechar este nue-
vo enfoque, Me refiero a don Ramén Menéndez
Pidal, cuya obra, en especial los Origenes del
espaol, fue apreciada y elogiada por el lin-
giiista francés, sorprendido de que un trabajo
a primera vista tan localista alcanzase una
dimension teorica de superior categoria. Ello
se debe a que las explicaciones histéricas de
don Ramon se basaban en datos concretos, en
datos estructurales de las lenguas o dialectos
que estudiaba. A pesar de estos logros, no es
la lingiifistica diacronica, hoy dia, la que apa-
rece en primer término del panorama de nues-
tros estudios. No sé si por motivos generacio-
nales, la lingitistica diacrénica no cuenta con
muchos adeptos entre los que no han legado
a los cincuenta afios. Los jévenes parecen mas
propensos a la elucubracién tedrica o aplica-
da a la sincronia,
La lingitistica diacronica se puede exponer
en breve esquema diciendo que considera las
lenguas como estructuras, si, pero no inmu-
tables, puesto que sdlo no cambian —como di-
ce Coseriu— las lenguas muertas, y cambian
porque son histéricas y sujetas a la mutacin
como toda institucién humana y el hombre
mismo, que es histérico. Entonces, a diferencia
17de la precedente lingiiistica histdérica, busca
explicaciones a los cambios estructurales del
sistema en su conjunto, y no persigue sdlo
transformaciones de elementos aislados a 10
largo del tiempo. Estas explicaciones se basan
en el desequilibrio, en la inevitable tensidn,
entre las imposiciones de la estructura y las
necesidades expresivas del hablante, condicio-
nadas por innumerables factores, todos for-
zosamente historicos,
El otro campo en que se aplica el estruc-
turalismo es el de la sincronia, como lo deno-
min6o Saussure, Una lengua es un sistema de
unidades de diverso tipo que funcionan en
una determinada comunidad para el inter-
cambio entre sus hablantes. Es en este campo
donde las tendencias tedricas presentan ma-
yores discrepancias. Dos caminos esenciales
podemos distinguir: uno, el europeo, todavia
vigoroso y que probablemente persistira, a pe-
sar de los injustificados ataques de los ultimos
tedricos; otro, el norteamericano, casi ahogado
hoy bajo las impetuosas avenidas de la nue-
va ola.
El estructuralismo europeo proviene direc-
tamente de las ensehanzas de Saussure, con
algunos influjos de los lingiiistas eslavos, Fue-
ron precisamente eslavistas los que primero
consiguieron crear un cuerpo de doctrina
coherente de orientacion estructural, Me refie-
ro al Circulo Lingilistico de Praga, que en los
afios veinte, sobre todo merced a la labor de
Trubetzkoy y Jakobson, consiguid establecer
18sodlidamente sobre los nuevos principios la doc-
trina referente a la manifestacién foénica de
la lengua. Era natural que fuese la fonologia
el primer logro de las nuevas tendencias y que
los postulados y enfoques de esta parte de la
lingiiistica sirviesen luego de modelo para el
estudio de los otros aspectos de la lengua.
Con las correcciones oportunas de las inves-
tigaciones ulteriores, la fonologia quedé firme-
mente como el estudio de las unidades distin-
tivas del sistema, Conceptos como los de fo-
nema, neutralizacion, oposicién, conmutacién,
etcétera, se han difundido definitivamente.
Mas dificultoso se presentaba el analisis de las
otras unidades de la lengua, las significativas,
los signos, puesto que en primer lugar no
constituian un inventario finito como el de los
fonemas, y ademas por su caracter complejo,
el de ser unidades expresadas fénicamente
con un significante y contener una significa-
cién. Todavia algunas de estas unidades, las
que hacen referencia a los llamados valores
gramaticales, se presentan en numero limita-
do y por ende organizables con relativa faci-
lidad. Pero las mas, las que en su significacion
aluden a los infinitos objetos de la realidad,
a las infinitas vivencias del hombre, resultan
un inacabable inventario de unidades de muy
complicada clasificacion.
Una posicién que desarrolla consecuente-
mente las ideas de Saussure es la que adopto
el danés Hjelmslev y le llevé, en un proceso de
abstraccién paulatino, a su concepcidn de una
19teoria lingtiistica a que Ilamd Glosematica.
En cierto modo era como un consciente empe-
fio de discrepar de la fonologia praguense.
huyendo de lo que unia a ésta con la fonética
precedente, y de establecer una especie de 4l-
gebra en que sdlo se atenderia a lo que se
consideraba estrictamente lingiiistico, lo for-
mal, A pesar de las dificultades de la empresa,
a pesar de que realmente no se puede pres-
cindir en el estudio lingtiistico de la mani-
festacién concreta fdnica de la lengua, es
evidente que de la rigurosa construccién ted-
rica de Hjelmslev no puede olvidarse hoy su
doble distincién de forma y sustancia y de
expresion y contenido, con cuya interseccidn
aparecen los cuatro planos esenciales de la
lengua: la sustancia de expresién foénica, con
que se manifiesta la lengua; la forma de ex-
presion, u organizacién sistematica que a la
sustancia fonica de cada lengua, estableciendo
un inventario de unidades distintivas; la for-
ma de contenido, u organizacién que los signos
imponen a la realidad comunicable, y final-
mente ésta, el continuum de la sustancia del
contenido. Es claro que lo propiamente lin-
gilistico son ambas formas, pero hay que te-
ner en cuenta que la forma de expresién se
manifiesta mediante sonidos y que la forma
de contenido (la significacioén) manifiesta la
sustancia semantica del contenido. Nos inte-
Tesan ambas sustancias en cuanto las dos son
sustancias conformadas por la lengua, Tam-
bién debemos mantener la otra distincién de
20Hjelmslev entre sistema (o esquema) y de-
curso, mucho mas clara que la relativamente
confusa entre lengua y habla, y su conse-
cuencia: el atender a las relaciones sintag-
maticas de las unidades en el decurso para
establecer los inventarios 0 paradigmas equi-
funcionales de ellas y considerar sus relaciones
opositivas o paradigmaticas.
En relacién con las actitudes derivadas de
la doctrina del Circulo de Praga se encuentra
la labor de Martinet, al que aludimos al tra-
tar de la diacronia. Posiblemente la posicion
metodolégica del lingilista francés sea la mas
equilibrada y realista de cuantas estan hoy
vigentes, y sobre todo la mas claramente ex-
puesta, por ejemplo en sus Elementos de lin-
giiistica general. La idea central consiste en
considerar la lengua como doblemente articu-
lada. Hay una primera articulacién, la de las
unidades significativas, los signos, que evita
que los enunciados lingiiisticos sean globales
como las interjecciones, y permite analizar las
experiencias en elementos menores recurren-
tes, y una segunda articulacién, en que por
los mismos motivos economicos, los significan-
tes o expresiones resultan de la combinacion
de elementos discretos menores que son distin-
tivos. En el andlisis de la lengua debemos
partir de las manifestaciones concretas ora-
les, la cadena hablada o decurso, y por el pro-
cedimiento de la con-mutacién se desgajan
las unidades distintivas o fonemas, que se opo-
nen gracias a sus rasgos pertinentes fonlcos,
21Andlogamente, se establecen las unidades sig-
nificativas minimas, 0 monemas, los signos
minimos, y se analizan en sus dobles compo-
nentes del significante (lo que haria la mor-
fologia o como quiera llamarsela) y del signi-
ficado. Me parece, sin embargo, que en e] ana-
lisis de Martinet se atiende mas al signo en
su conjunto (asociacién de significante y signi-
ficado) que a la cara significada del signo. Es
evidente que los signos se distinguen entre
si por las diferencias de sus significantes, pero,
una vez sabido que dos signos son distintos,
las diferencias fénicas entre sus significantes
no deben importarnos para determinar los
contenidos 0 significados que han quedado dis-
tinguidos, Martinet hace hincapié en la fun-
cién que unas y otras unidades desempefian
en el decurso, y de ahi su preferencia por la-
mar a su concepcién funcionalismo, antepo-
niendo este rasgo al estructural, que es su
consecuencia forzosa. De todas maneras, toda
concepcion de la lengua como es en realidad,
tiene que ser funcional y estructural. Segun lo
expuesto, el estudio lingtiistico abarcaria pri-
mero la fonética y la fonologia, relativas a 'a
sustancia y la forma de la expresién; para la
sustancia del contenido tendriamos la semaén-
tica, y para el andlisis de los rasgos pertinen-
tes del contenido (para la forma o valor del
contenido) propondria Martinet el término de
“axiologia”.
Algunos lingiiistas europeos, mas o menos
influidos por estas tendencias, se han ocupa-
22do particularmente del estudio del contenido,
no sdlo en el terreno lamado gramatical (re-
lativamente abordable), sino en el campo lé-
xico, mucho mas complicado y practicamente
infinito, Han de recordarse en este sentido las
investigaciones semaénticas de Coseriu, Pottier,
Greimas, Luis Prieto, Baldinger y otros.
El estructuralismo americano es en princi-
pio independiente y procede ante todo de Sa-
pir y de Bloomfield. Esté confinado casi a la
sincronia, como consecuencia de que la labor
lingiiistica americana se origina principalmen-
te en la descripcién de lenguas indigenas sin
tradicién escrita. En los continuadores de
Bloomfield la preocupacion esencial es el limi-
tarse a lo que se nos da: la secuencia fonica.
Su analisis en elementos menores no viene
dado por la conmutacién, puesto que toda
referencia al significado parecia adolecer de
“mentalismo”, Asi, para distinguir unas uni-
dades de otras se recurre al criterio distribu-
tivo. No obstante, en Bloomfield, el hecho de
que anteponga el analisis de la expresién no
indica que ignorase el contenido. Fueron sus
Seguidores los que adoptaron a rajatabla esta
actitud ignorante del significado y convirtie-
ron el estructuralismo americano en una pu-
ra sintagmatica que clasificaba las diferentes
unidades simplemente en grupos distributivos.
Acostumbrados a estudiar un corpus delimita-
do, adoptan el mismo criterio cuando analizan
lenguas de larga tradicion literaria y dejan
asi fuera de su atencidn lo que no se inclu-
23ye en tal corpus. La semantica, o analisis del
contenido, estaba, pues, ausente de este es-
tructuralismo,
La insercién cientifica de algunos europeos
en USA después de la guerra, corrigié parcial-
mente estos excesos metodoldgicos, Especial-
mente el influjo de Jakobson sobre los lin-
gilistas formados en Harvard extendid el fun-
cionalismo binarista e introdujo la atencion
hacia el aspecto semantico en el estudio de las
unidades significativas. No se debe olvidar
tampoco la labor de algunos lingiiistas ameri-
canos, relativamente al margen de los dogma-
tismos bloomfieldianos, y que por ello mismo
ofrecen mucho interés, por ejemplo Pike y
Hockett.
Pero lo que ha arrinconado el estructura-
lismo americano y amenaza con invadir las
posiciones de la lingitistica de tipo europeo son
las tendencias metodologicas iniciadas hace
casi veinte afios por Chomsky. El auge de su
doctrina generativo-transformativa esta jus-
tificado como reaccién violenta al largo pre-
dominio de los distribucionistas. Chomsky
reivindicaba la importancia esencial del con-
tenido e insistia en que la gramatica explique
y describa no solo los materiales de un corpus
limitado, sino toda la infinitud de las mani-
festaciones lingiiisticas posibles en una lengua.
La doctrina de Chomsky se ha ido precisando
y modificando poco a poco, y hoy, sin que
ninguno de sus partidarios haya llegado a una
formulacion definitiva de ella, se ha escindido
24en variedades que siguen fluctuando, de
acuerdo con el propio adjetivo que las carac-
teriza: se transforman continuamente sus pos-
tulados y se vuelven a “reescribir” (segin se
dice). Como es sabido, la base de esta doctrina
consiste en una reformulacién de la dicotomia
Sausureana de lengua y habla: lo importante
es la “competencia” de los hablantes y su “ac-
tualizacion” en los decursos posibles. Lo que
resulta mas dificil es determinar esa compe-
tencia de los hablantes, ¢Cémo saber, pues, el
saber de los hablantes? Parece que lo esencial
es eStablecer un modelo de reglas y transfor-
maciones, segin el cual se pueden construir, 0
actualizar, segmentos lingilisticos que sean
gramaticales en la lengua dada, Asi se entra
en largas discusiones bizantinas sobre la gra-
maticalidad o no de tal expresioOn, Por otra
parte, la terminologia utilizada es algo peli-
grosa. El generar o engendrar secuencias se
basa en una imagen que a muchos les hace
creer que se esta descubriendo el proceso me-
diante el cual el hablante convierte sus ideas
en comunicacién fdénica, cuando en realidad
lo que se expone no es ese proceso real, sino
el imaginado que tendria que cumplir una ma-
quina inconsciente que a partir de unos datos
semanticos, por sucesivas selecciones de fil-
tros, llegase a la secuencia fonica real, Sea de
esto lo que fuere, todas las variedades gene-
rativas se basan en los dos conceptos de es-
tructura profunda y estructura superficial, y
en la reduccién de los niveles lingitisticos .a
25solo tres: el componente sintactico, el seman-
tico y el fonolégico. Lo que se pretende es que,
conocido el primero, los otros dos elementos
sean forzosamente interpretables, Con ello la
gramatica transformativa vuelve, en cierto
modo, a la tradicion de los viejos gramati-
cos, cuya preocupacion era el pensamiento que
subyacia a las manifestaciones lingiiisticas.
De nuevo, la expresion queda reducida a to
meramente fonético, y el contenido a lo pura-
mente conceptual del pensamiento. Es decir,
lo propiamente lingiiistico, las dos formas
hjelmslevianas quedan diluidas en el compli-
cado proceso de reglas que conducen de !a
sustancia psiquica a la fonica, Por otra par-
te, se da por supuesto el analisis que conduce
al establecimiento del modelo de reglas y
transformaciones, y todos los chomskyanos
parten por decreto de que toda oracién consta
de un grupo nominal y otro verbal, los cuales,
sin que se explique nunca por qué, son el “su-
jeto” y el “predicado” tradicionales, Se regre-
sa, pues, a un tipo de metodologia que deja
de ser inmanente, como lo es en el estructu-
ralismo europeo. No digo que la labor gene-
rativista no sea cientifica, lo que pienso es
que no es lingitistica, puesto yue no atiende
a la esencia del instrumento lengua, sino a la
sustancia conformada por ese instrumento. Fi-
nalmente, las arborescencias en que se basa
la mayor parte de los chomskyanos no son
mas que representaciones graficas de lo que
26evidentemente quedaria mas claro con pa-
labras.
¢Cual es, pues, el balance de la ciencia
lingilistica de hoy? La situacioén, segin hemos
visto, es muy confusa a pesar de la brillante
y abundante plétora de estudios. No es posible
vaticinar, pero, como siempre, sdlo perdurara
aquello que verdaderamente esté en el punto
medio de los extremismos exacerbados.
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