Constitución Apostólica Sobre El Ayuno Eucarístico PDF
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EUCARISTICO
ristico.
Desde edad antiquisima, en efecto, se introdujo la costumbre de dis-
tribuir la Eucaristia a los fieles en ayunas (cfr. Ben. XIV, "De Syn.
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En estos últimos tiempos las peticiones de los Obispos se han hecho más
frecuentes e instantes, y más amplias han sido las facultades concedidas,
especialmente con ocasión de la guerra. Esto muestra claramente que hay
causas nuevas, graves, continuas y bastante generales, las cuales, en múlti-
ples circunstancias, hacen por demás difícil a los sacerdotes el celebrar y
a los fieles el comulgar en ayunas.
Para solucionar, pues, estos graves inconvenientes y dificultades y para
eliminar la diversidad nacida en la práctica por la variedad de los indultos,
creemos necesario mitigar la disciplina del ayuno eucarístico y regularla de
manera que todos estén en condiciones de acomodarse a tal ley lo más am-
pliamente posible y en la medida adaptada a las particulares condiciones
de tiempos, de lugares y de personas.
Con estas disposiciones esperamos contribuir no poco al incremehto de
la piedad eucarística y de mover y animar eficazmente a todos a participar
en la mesa de los ángeles: todo lo cual, seguramente, aumentará la gloria
de Dios y la santidad del Cuerpo Místico de Jesucristo.
Por tanto, con nuestra autoridad apostólica, establecemos y decretamos
lo siguiente:
I. Quienes no se encuentren en las particulares condiciones que indi-
caremos a continuación deben continuar observando el ayuno eucarístico
desde la media noche. Damos, no obstante, como norma general, válida de
ahora en adelante para sacerdotes y fieles, que el agua natural no quebranta
el ayuno eucarístico.
II. Los enfermos, aunque no guarden cama, pueden tomar, con el
prudente consejo del confesor, alguna cosa a modo de bebida o de verda-
dera medicina, excluidas las bebidas allcohólicas. La misma facultad se con-
cede a los sacerdotes enfermos que celebren la santa misa.
III. Los sacerdotes que celebran en hora tardía o después de grave
trabajo del sagrado ministerio o después de largo camino, pueden tomar
alguna cosa a modo de beUida, excluidas las alcohólicas; no obstante, deben
abstenerse de hacerlo al menos por espacio de una hora antes de la cele-
bración de la misa.
IV. Los sacerdotes que binan o teman pueden tomar incluso en la
primera y segunda misa las abluciones, que, sin embargo, verificarán no
con vino, sino con sólo agua.
V. Igualmente, los fieles, aun los no enfermos, a los cuales sea im-
posible, por grave dificultad—esto es, por trabajo debilitador, por razón
de la hora tardía en la cual únicamente puedan acercarse a la comunión, o
porque hayan debido hacer un largo camino—, acercarse en completo ayuno
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las facultades concedidas y se impida todo abuso en tal materia, esta Su-
prema Sagrada Congregación del Santo Oficio, por orden y mandato del
Sumo Pontífice, establece las normas siguientes:
facultad; evítese, por tanto, toda interpretación que amplíe las facultades
concedidas.
6. Los sacerdotes que se encuentran en estas condiciones pueden to-
mar alguna cosa a modo de bebida, una o más veces, pero sólo hasta una
hora antes del comienzo de la santa misa.
7. Además, todos los sacerdotes que binan o teman pueden tomar
en las primeras misas las dos abluciones prescritas por las rúbricas del mi-
sal, empleando, sin embargo, sólo el agua, que según el nuevo principio
no quebranta el ayuno.
Sin embargo, el que celebre las misas una después de la otra, como en
el día de Navidad y en la Conmemoración de los Difuntos, debe observar
las rúbricas en cuanto a las abluciones.
8. Cuando el sacerdote que ha de binar o ternar inadvertidamente hu-
biese tomado las abluciones con vino, no le estará prohibido celebrar la
segunda o tercera misa.
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L. f S.
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I. INTRODUCCIÓN
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titución del Papa y la Instrucción del Santo Oficio acerca del ayuno eu-
carístico. Tanto el documento pontificio como el de la Congregación es-
taban firmados el 6 de enero de 1953.
Cuatro días más tarde, el 15 de enero, el mismo periódico anunciaba
que ya se estaba imprimiendo el fascículo de los "Acta Apostolicae Se-
dis" en el que se publicaban ambos documentos. Llevaría la fecha del 16
de enero; por lo tanto, concluía el diario, el 16 de enero entrará en vigor
la nueva ley del ayuno eucarístico (8).
(6) En la primera enumera Ks causas que han inducido al nuevo cambio de disciplina:
SI arduo trabajo que deben soportar los sacerdotes, sobre todo los misioneros; los rieles que
no pueden contar con sacerdotes sino a horas tarchas; los turnos de trabajo, comp consecuen-
cia de la Industria; el trabajo de las madres de familia, que les impide acercarse a comulgar
&ilea de haber trabajado varias horas; el deseo de los niflos de recibir la sagrada comunión
y la dificultad que encuentran para ello caso de observar Integramente el ayuno; las grandee
eoncentraciones efectuadas por la tarde, y, por fin, La mayor debilidad actual del organismo
Amman() (Id., pp. 1841)
(7) Haciendo oaso omiso del gran niimero de comentarlos populares hasta ahora apare-
ados sobre la nueva disciplina, los principales que hemos podido consultar son: A. BRIDE:
leans eucharistique. Discipline nouvelle, en "L'Ami du Clergé", 26 mars 1953, pp. 193-208;
I avril 19516, pp. 209-212; I. &IRIAN, S. I.: La nueva discipline del ayuno eucaristico, en
"Ratón y Fe", 147 (1953), 23r1-253; A. PEINADOR, C. M. F.: El ayuno eucarístico según la Cons-
litución "Christus Dominais" en "Ilustración del Clero", 46 (19 53 ), 843,100, 134; E. F. REGATI-
mo, S. I.: El ayuno eucaristíco. Comentario a la Constitución Pontificia, en "Sal Terrae", 4 1
(1953), 162-176; Ga. M. DE ÁNTOBANA, C. M. F.: Cuestiones sobre el ayuno eticartstico, en "Vida
Religlosa", 10 (1953), 65-91; E. JOMBART, S. 1.: Les nouvelles regles du Rene eucharistique,
en "Revue de Droit Canonique", 3 (1953), 70-77; A. MANCINI: Stale nuove norme per il digiuno
euearistico, en "Palestra del Clero", 32 (1953), 106-110; P. FANFANI, e. P.: Alcuni dubbi intorno
ilia Costituzione "Christus Dominus", en "Palestra del Clero", 3R (1953), 145-149; W. CONWAY:
The new law on the eucharistic fast, en "The Irish Ecclesiastical Record", 79 (1953), 224-229,
104408; A. BOSCH!, Digiuno Elicirtristico e Messe Vespertine, en "Palestra del Clero",
IS (1953), 241-253; 295-307; A. M. ORMAZÁBAL: La nueva discipline del ayuno eucaristico (1953).
Cuando citamos los mencionados autores sin hacer referenda a ningún libro o articulo
lndicamos los que acabarnos de enumerar.
(8) DecIa ;isf: "E' In corso dl stampa il fascicolo degll "Acta Apostolicae Sedis", nel quale
vengono pubblIcate la Gosthuzlone Apostollca Christus Dominus e la IstruzIone della Supre.
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2. Explicación,
No es extraño que el periódico oficioso de la Santa Sede edite antes
que aparezcan en los "Acta Apostolicae Sedis" documentos oficiales, ni
que un determinado fascículo se publique antes o después de la f echo que
se lee en primera página. Muchas veces así se hace. Y ello no es de extra-
ñar teniendo en cuenta el canon 9. Algo más raro es que no concuerden
exactamente las dos ediciones, la oficiosa y la oficial. Muy extraño pa-
rece ser que, sabiendo los redactores del diario romano que el 'fascículo
ma Sacra Congregaztone dell S. Offizio circa la discipline del digiuno eucaristico. Detto fas-
cicOlo porter& la data del 118 gennalo 1953. Sutra, per/4Mo, de tale giorno in vigore la nuova
legge del digduno euearistico" ("L'Osservatore Romano", 154-19 53).
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(10) "Quae quidem amnia, supra statuts, vim suam obtineant a promulgation's die per
"Acta Apostolicae Wks" (setae" (p. 24). La Instruccibn del Santo Olido, por el contrario,
edlo dice que el Romano Pontific,e ha determinado que se promulgue mediante la publicación
en los "Actas hpostolicae Bettis" (p . II). Nada airlift sobre la vacación; pero siendo la
Instrucción algo accidental a la Constitución, pues está compuesta para cumplirla mds fiel-
mente, sepia ella misma lo confiesa (p. 47), debe seguir respecto a la vacación la misma
norma flue aquelin, por la conocida regla de Derectio: "Accessorium naturam sequi congruit
principal's" (R. L 42 in VIO).
(Ii) De esta opinión es tambien BRIDE, p. 193, nota 2. "Contra", GORDON, p. 232. Los comen-
taristas, en general, no han reparado en las dificultades expuestas.
(12) Algunos autores les han dado tal vez demasiada.
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(20) Sobre las condiciones de la dispensa, cfr. MICHIELS: Normae Generates, vol. II, pp. 675-
679; VAN HOVE: De Privilegiis, nn. 3122-531, pp. 304-312; RODRIGO, S. Tractatus de Legi-
bus, nn. 444 s., pp. 336 ss.
(21) Dice asle "Race igitur onania, quae sequuntur, Apogtolica auctoritate Nostra decerni-
mus ac statuimus" (p. 22).
(22) "Quarnobren, ut gravibus hisee Incommodis ac difficultailbus occurramus, utque in-
dultorum diversitas in actionum discrepantlarn ne cedat, necessarium ductmus Eucharisticl
leiunli disciplinam lta mitigando statuere, ut, quarn largissime Tier( potest, in pecullarlm5
etlam temporum locorurn ac christlfklellum condiclonlbus, etusmodi leg Mimes oblernperare
factlius queant. Nos decernentes..." (p. 21).
(23) ConStitutio, n. I, p.. 22. As1 lo afirma tanabien la Instrucción, p. 47.
(24) Es un caso similar a lo ordenado hasta ahora para los enfermos, quienes por verda-
dera ley, no par dispensa, gozaban de las ventajas del canon 858, § 2.
(25) Asi lo admite también BRIDE, pp. 198,209. Para VE.RHEERSCH-CREUSEN, "BuIlae quae
leges continent vocantur ConstitutIones Apostolicae" (Epitome luris Canonici, vol. I, ed. 7
[MeolaUnlae-Romae, 1949], n. 84, p. 86).
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(26) RODRIGO: De Legibus, n. 616, pp. 448 s. Cfr. VAN HOVE; Prolegomena, ed. 2, n. 72,
p. 715; VERmEERSCH CREUSEN: Epitome lulls Canonici, vol. 1, ed. 7, n. 132, pp. 133 3.; Microns:
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Normae Generates, val. I, ed. 2, p. 915; Pm. Maatoto: institutiones furls Canonici, vol. 1, ed 3,
n. 3 1 3. ISO AR, pp. 413. 171 se; MATTHAEUS A CORONATA: Inslitutiones 11048 C0110111CI, VOI. 1, ed. 3,
n. 335, pp. 396 s.
(27) RODRIGO: De Legitnts, n. 616, pp. 448 s.; VERINEERSCH CREUSEN: EpitOME, vol. 1, eel 7,
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n. 132, p. 133. La finalidad de las Instrucciones la delimit) Benedict° XV en M "Motu proprio" del
15 de septiernbre de 1917, que aparece en todas las ediciones del Código: "Sacrae Romanae
Congregallones nova Decreta Generalia lam nunc ne tarant, nisi qua gravis Ecclesiae universas
necessitas Mud suadeat. Ordinarium igitur earum munus in hoc genere aril turn curare ut
Codicis praescripta religiose serventur, turn fnatructiones, si res feria, edere, quae ilsdean
Codlcis praeceptis matorem et lucem afferant et efficientiam partant. Edusrnodl varo document*
sic conficiantur, ut non modo shirt, sed appareant etiarn quasi quaedam explanationes et can.
plementa canonum, qui idcirco in docurnentormn contextu peropporttrne afferentur".
(28) RODRIGO: De Legibus, n. 814, p. 447.
(29) VAN Hovn: Prolegomena, ed. 2, n. 72, p. 75; RODRIGO: De Legibus, n. 616, p. 449;
VERMSERSCH CREUBRN: Epitome, vol. I, ed. 7, n. 1312, p. 134.
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(30) No por las palabras finales (p. 51), Milo per las que se leen antes de comenzar las
normas practicas: "Suprema haec Sacra Congregatio Sancti (Tell, 1USSU mandatuque Suzann
'pains Pontificis, statult quae sequuntur" (p. 47).
(31) Aunque no con palabras tan expresas como aparecen en otras Instituciones, v. gr.,
A. A. S., 1 (1909), 696; Id., 8 (1 9116), 313.
(39) Los comentaristas no se han preocupado, en general, del aspecto furldic0 del prO-
bleina.
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Rgk de interpretación
Es una cuestión preliminar que repercute en todo el estudio que va-
mos a hacer. Qué interpretación se ha de dar a los documentos que nos
ocupan: amplia o estricta?
Leyendo la Constitución pontificia y mucho más si atendemos a la
Instrucción que le acompaña, parece deducirse que la nueva ley debe in-
terpretarse estrictamente.
En efecto, en aquélla advierte el Romano Pontífice que los Ordinarios
de los lugares cuiden diligentemente que se evite toda (quaelibet) interpre-
tación que amplíe las facultades concedidas y que se precava todo ahuso
e irrevere'ncia en este punto (33). Y antes afirma que solamente pueden
gozar de las nuevas concesiones los que se hallen en la necesidad y según
los limites de la misma (34).
Este rigor que parece manifestar el Papa lo acentúa todavía más la
Instrucción. Ya desde el principio manda, repitiendo las palabras del Su-
premo Legislador, que se evite toda interpretación ampliadora de las fa-
cultades concedidas (35), y después, en diversas ocasiones, muestra el
mismo rigor: ya cuando repite casi idénticas palabras al hablar de las
tres causas por las que pueden los sacerdotes celebrar después de haber
tomado algo (36), lo cual vuelve a repetir equivalentemente enumerando
las de los fieles (37), ya cuando avisa a los Ordinarios de los lugares que
pueden permitir la celebración de misas vespertinas, con tal de que se
celebren después de las cuatro y sólo en los días taxativamente establecidos
(la bastardilla es del Santo Oficio) (38). Por si esto fuera poco, al final
advierte que la interpretación de la Constitución y de la Instrucción debe
adherirse fielmente al texto y que de ningún modo amplie las facultades
tan favorables que ellas otorgan (39).
Esto no obstante, la interpretación que exigen ambos documentos no
es la estricta, sino la amplia. Y esto por varias razones.
Los lugares citados y otros que quizás se pudieran aducir no se opo-
nen a ello; lo único que ordenan es no ampliar las facultades concedidas
y atenerse fielmente al texto. La interpretación, por lo que hace al,caso,
se divide en comprehensiva, restrictiva y extensiva, según se haga " juxta,
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infra vel ultra usitatum seu receptum verborum sen-sum", siempre teniendo
en cuenta el sentido que el legislador ha querido dar a la ley. La restrictiva
coarta el sentido obvio jurídico, propio, de las palabras; la. extensiva lo
amplía. Las dos últimas no explican el sentido verdadero de la norma im-
puesta.
Por el contrario, la interpretación comprehensiva ofrece el verdadero
sentido de los vocablos; pero como un mismo término puede tener dos o
más significados propios, esta interpretación se divide en estricta y am-
plia, según se entiendan las palabras en el sentido verdadero estricto que
permiten las reglas de interpretación o en el sentido pleno permitido por
las mismas, siempre teniendo muy presente gut las dos se mueven dentro
de la comprehensiva; es decir: ni coartan ni amplían el sentido verdadero
de la ley (40).
Por el examen de ambos documentos se cage, además, la interpreta-
ción amplia, pues claramente aparece en ellos el deseo de facilitar a todos
la sagrada comunión, y las pocas interpretaciones taxativas que la Instruc-
ción aduce muestran bien a las claras la norma a seguir en este punto.
Habla el Papa de grave incómodo para que los fieles sanos puedan hacer
uso de ciertas facultades, y auténticamente declara la Sagrada Congrega-
ción que lo constituye el caminar un hombre normal dos kilómetros por
carretera buena y con buen tiempo para ir a la iglesia (41). Claramente
esta interpretación es muy amplia, pues en muchísimos casos el recorrer-
los no constituirá más que una ligera molestia, trátese de jóvenes o de
hombres maduros.
Puede establecerse, pues, como principio que la regla de interpretación
adecuada es la amplia, teniendo siempre en cuenta que es una especie de la
comprehensiva y que excluye la extensiva (42).
(40) RoDRIGO: De Legibits, n. 373, p. 280; MTCHIELE: Norma* Generales, vol. I, ed. 2, pp. 476-
482; MATTHAEUS A CORONATA: Institntiones IllTiS Canonici, val. I, ed. 3, D. 22, p. 36; VER.
MEERSCH - CREUSEN: Epitome, vol. I, ed. 7, n. 120, pp. 118 8.
(41) Instrurtio, n. iø c, p. 49.
(42) De esta opinlém es también TIEGATILLO, p. 171B. "Contra", BRIDE, p. 210; BERGH y OL-
DANT (citados por DrooK). Según afirmábamos anteriormente, aun cuando clerias expresiones
de los documentos oficiales den ocasiOn a ello, no puede hablarse de dispensas, sino de ver-
dadera ley Ann admitiéndolo, todavla se deberian comentar ampliamente las nuevas normas
por el canon 85, completado por el canon 50, rectamente Interpretados. (Cfr. MICHIELS: Nor-
mne Generates, vol. II, ed. 2, pp. 760 s.; VAN BOVE: De Prlvflegils, nn. 485 s., pp. 445 ss.; RO-
DRIGO: De Legal's, nn. 498 s., pp. 372 s.). No creemos que tampoco se oponga a ello .1
canon 19. (Véase, sobre este canon, RODRIGO: O. C., n. 984, p. WC y n. 887, p. 624).
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lor? Caso de conservarlo, ¿puédese simultanear las nuevas normas con las
que otorgó la Sagrada Congregación de Ritos para ese día?
Juzgamos que los recientes documentos pontificios han abrogado aun
las normas de la vigilia pascual (49). No importa para el caso que esa
vigilia sea muy singular, pues las cláusulas derogatorias empleadas por el
Papa no parecen dejar lugar a dudas. Tampoco creemos ser razón sufi-
ciente el hecho de que para cuando dió las normas la Congregación de
Ritos se estaba redactando la nueva Constitución, pues también existen
otras concesiones otorgadas por la Santa Sede todavía mis recientemen-
te que se oponen a alguna de las nuevas prescripciones y, eso no obstan-
te, ya han perdido su valor; v. gr.: el indulto dirigido a Francia el IO de
noviembre de 1952 prohibe tomar bebidas alcohólicas desde las dace de
la noche a los que celebran o comulgan en las misas vespertinas (5 0). Más
bien debe considerarse todo este negocio como una lenta elaboración de
reglas que la Santa Sede ha ido proponiendo hasta llegar a otras más
definitivas. Dentro de este modo de pensar cabe perfectamente que tra-
bajando en 1952 en su redacción, diesen, siempre por vía de experimen-
to, otras.
Si a todo lo expuesto añadimos las incongruencias inherentes a la si-
multaneación de ambas facultades concedidas en 1952 y 1953, nuestra
posición se corrobora aún más. En efecto, podríase el Sábado Santo co-
mer varias veces, lo cual REGATILLO no adtnite en la nueva disciplina (5t);
se podría tomar en las mismas no sólo bebidas alcohólicas, sino también
licores, contra la expresa prohibición del Santo Oficio, etc. Estas y otras
incongruencias muestran bien a las claras que no pueden subsistir las dos
leyes a la vez.
Tampoco se puede admitir la permanencia de las normas especiales de
la vigilia pascual sin la simultaneación con las nuevas. Esto sería por dos
causas: porque el Sábado Santo se debe seguir su disciplina propia (de To
cual no hay rastro alguno en la Constitución), o porque en ese día se pue-
de seguir ya la disciplina general, ya la propia suya (sentencia ignorada
en la misma).
Parécenos, pues, que, de no mediar interpretación auténtica en con-
trario, las prescripciones que reglan el ayuno de la vigilia pascual han
sido superadas y, por lo tanto, ni se puede comer hasta las siete, caso de
celebrarse los Divinos Oficios por la tarde, ni se debe ayunar desde las
(49) ,REGATni.o, pp. 172, 174, y parece que Minn% BRIDE, p. 202, nota 8, son de la opiniOn
contraria.
(50) Texto en "EcclesLa", 20 de diciembre de 1452, p. 7.
(51) RECIATILLO, pp. tlit s.
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1941), p. 373.
'58) fineect.Lo: De Sacramenti.s., vol. I, e(I. 5, n. 117, pp.in,i
s.; NIATTlinEl's A CflitoNATA :
Pe Saeramentis, vol. I, 106, pp. 73 s.; LOIANO-GRIZZANA: Institultones Theologiac Moralts,
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que conciernen a los enfermos, a los sacerdotes sanos, a los fieles en ge-
neral, a los que celebran o comulgan en las misas vespertinas.
1. Explicación de términos.
La Constitución y la Instrucción hablan de enferanos que pueden to-
mar algo a modo de m,edicind o de bebida, exceptuadas las alcohólicas,
con el consejo del confesor.
a) Enfermos.—Por enfermos se entiende todos aquellos a quienes
aqueje alguna enfermedad o malestar grave o leve, permanente o tempo-
ral, les impida o no trabajar, pasear, etc. Esta interpretación creemos es
la justa considerando la terminología, el fi n de la ley, su fuente y la re-
dacción de la misma (6i).
Infirmitas, en latín, noposee la fuerza que en castellano y significa
no propiamente enfermedad, sino debilidad (62).
Mirando a la finalidad de la ley, el término "enfermo" debe tomarse
ampliamente, pues es un favor desacosturribrado hasta ahora el que se
(61) PEINADOR, pp. 80 S.; GORDON, pfp. 238 s.; BOSCH!, p. 298; ANTOÑANA, V. 87; REOATTLI"
p. tea. Orr. BRIDE, p. 200, y MANCINI, p. 107. ORMAZABAL, pp. 14 s., no explIca adecuadamente
el concepto de enfermo en La nueva ley.
(62) FORCELLINI traduce por deboiezza (Tonne Lattnilatis Lexicon, vol. 11 (Patav11, 177 1 ],
p. 545).
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1i
(68) La primera proposición la tilnilien lodos los moralistas y juristas. No asi la se-
gunda; pero es la suficientemente segura para seguirla en la practica. De esta inisnut opinión
son, care otros, BERATILLO, p. 164; CAPPELLO : De Saeramentis, vol. I, ed. 5, n. 474, p. 436.
(-tiros no to admiten, v. gr., MATTHAEUS A CORONATA : De Sacrament's, vol. I, n. 320, p. 3436;'
VERmEERSCH-CREUSEN : Epitome, vol. 11, ed. 6, n. 124, p. 87; PEINADOR, p. 98; BOSCH', p. 299.
(6 0) Instructio, n. 1, p. 48.
(70) Itonnmo: De Legibus, n. 57, p. 08. "Contra", VAN Hove: De Priellegiis, n. ¿II, p. 388;
VEILMEERSCH-CREUSEN: Epitome, vol. 1, ed. 7, n. 194, p. 180.
(71) Christus Dominus, n. 2, p. 212; Instructio, n. 2, p. 48.
(72) Admiten esta conclusión, con argumentos o sin ellos: GORDON, p. 248; PEINADOR, p. 90;
BEGATILLO, pp. 185 s.; FANFANI, p. 148; BRIDE, p. 203; ANTOIRANA, pp. BS s. "Contra", lioscati,
p. '300. ORMAZÁBAL, p.. 18, habla algo vagamente.
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cuando a primera vista parece que el Santo Oficio pide el grave incómodo
extrínseco a la enferme'dad, por lo menos en el caso en que se tome algo
per modum potus, juzgamos que el citado Dicasterio romano no lo exige
(73) Parece que la medicina que lleve alcohol en poca cantidad no esta prohibida. Asi
lo admite también Boson, p. 299. No nos place la sentencia de este autor, para quien no
esttl vedado el uso de medicinas a base de alcohol; sólo prohibe la nueva ley los liquidos
que principal y comúnmente se consideran como licores, aunque posean efectos curativoe.
(In., p. 299.)
(74) "Infirmi... aliquid surnere possunt... per modum pains, vol verse mediclnae" (Cons-
titutio, n. 2, p. 22).
(75) Instructio, n. 1, p. 47.
(76) PEINADOR, p. 89; BRIDE, pp. 203 s., 206; ORMAZÁBAL, pp: 13 ss.; CONWAY, p. 225; AN-
TONANA, p. 87; REGATILLO, p. 164; PUERTO, en "Ilustración del Glen", 46 (1953), 136 s.; 30M-
CART, p. 71.
(77) GORDON, p. 239; BOSCRI, p. 299. Las frases de la Congregación pueden dtvidirse
del siguiente modo:
a) allquld sumare possunt per modum potuti..., si, ...letunium, abs-
que gravi Incommodo, nequeunt servare 1ntegrum;
Pideles infirmi b) p055110 1 ellam altquid sumert per modum medieinne..., dummo-
do de vera medicina agatur a medico praerrIpm vet WI tale
vulg () recepta.
.
2A.1
siquiera para este caso, siendo suficiente, por lo tanto, que alguien esté
enfermo, para que sin más pueda hacer uso de las dos concesiones, aunque
no experimente ninguna molestia en observar el ayuno.
Nos apoyamos en los siguientes argumentos:
a) Está en concordancia con la interpretación que autores de peso
daban al canon 858, § 2, los cuales admitían que los enfermos, cumplidos
los demás requisitos en a ordenados, por el mero hecho de serlo, aunque
fácilmente pudieran observar el ayuno, podían tomar algo per modum po-
tus (78). Siendo la nueva ley mucho más benigna para los enfermos, no
es de presumir, de no constar lo contrario por razones convincentes, que
coarte lo que ya antes era sólidamente probable.
b) Está en armonía en muchas de las dispensas que la Santa Sede ha
concedido los últimos años a los enfermos (79).
c) De no constar con evidencia absoluta la no concordancia entre la
Constitución y la Instrucción, se debe preferir siempre, aquí y en toda
recta interpretación de leyes, aquella explicación que sin retorcer el sen-
tido de las palabras las case amigablemente. De este modo se evita la shin-
pre molesta y antijurídica incongruencia de dos prescripciones dadas al
mismo tiempo; mucho mAs cuando una es accidental a la otra y avisa que
sólo la da "ut normac ad huiusmodi concessiones pertinentes ubique c )n-
formi ratione scrventur" (80). La evidencia exigida falta en la nueva
ciplina.
d) La terminología del Santo Oficio lo confirma
NúmEno 1 NúmEtto
"Fides] es stunere "Fidelibus pariter, qui non infirnoi-
possunt... si, suae infirmitatis eau- tatis causa, sed oh aliud grave incom-
sa... ieiuniunt, absque gravi inconi- modum ieiunium euebaristiouin serva-
modo, nequeunt servare integriini" re nequeunt, aliquid sumere
(p. 47). (It. 49).
En el número 10, la Instrucción dice: que las causes de ese otro grave
incómodo, distinto de la enfermedad, son tres (8s); distingue, pues, entre
el grave incómodo y las causas que lo motivan, exactamente como cuando
(78) MATTHAEUS A CORONATA: De SderaMentiS, vol. I, ii. 39, it. 304; CAPPELLO: ry Sa ra -
mentis, vol.. I, ed. 5, n. 472, pp. 4a0 se.; REGATILLO: ins Sacramentorium, vol. 1, n. 313, ir. 185;
LOIANO - GRIZZANA: Instilutioncs Theologiae Moralis, vol. VII (Tattrint, 1 9 40), n. 150, p.
74',
Mtoutir..Ez, en el comentarlo al canon 858 (Código de Derecho Canónico, ed. 4 [Madrid, 107)1 ] ).
(79) Cfr. L. DE ECHEVETIRIA Dispensas acerca del anon° eucartstiro, en REVISTA ESPA:ol -A
DE DERECII0 CANÓNICO, 3 (1948), 140-150.
(80) Instructio, p. 47.
(Si) "Causae aulem gravis incommodo Ires enumerantur" (p. CO. MAR tarde veremo , en
que sentido hay que admitir la loisección entre las causas y cl grave incómodo.
— 212 —
— 213 —
(SO) ÀUoiiiau, entre otros, que no era absolutainente necesario el consejo del confes0r.
Oils. de lr..larse de personas prudentes y (inmates: CAPPEL.1,0 : Ile Sacramerais, vol. 1, ed. 5,
n. 473, r. 4,34; MATTHAEUS A CORONATA : De Sacramentis, vol. 1, n. 320, p. 305; HEGATILLA ; ¡US
Sacramentarium, vol. I, n. 335, p. 186.
(87) Instructio, n. 2, p. 48.,
(88) REGATILJA, p. 175; PEINADOR, p. 94, nota 5; BOSCH!, p. 300; L. OLDANI: La Costittizione
"Christus Dominus". Esposizione e comment°, en "La Rivista del Clero Italiano", 34
1103), 112.
(89) REGATILLO, p. 175; GORDON, pp. 243 s.; PEINADOR, p. 91.
(901 Asl lair:Wu PEINADOR, p. 90; BOSCH', p. 300.
(91) CALZADA, 0.. S. B.: La nueva disciplina sobre el ayuno euearislico, en "Liturgia", 8
(1953), 76 ss., 79 s.; GORDON, p. 243; PEINADOR, p. 90; CONWAY, p. 304; ORMAZABAL, p. 18;
REGATILLO, p. 173.
— 214 --
vel tarclioribus horis, a) vel tarclioribus horis (i. e., post ho-
ram nonam),
vol post graveni sacri ministerii labo- b) vel post gravem sacri ministerii
rem, laborem (v.gr., jam a summo
mane seu per longum tempus).
vel post longum iter c) vel post longum iter (i. e., saltem
2 km. circiter pedibus percur-
rrendum...),
celebraturi aunt... ceicbraturi sunt...
-- 215 —
216 -
didos en ella, por ejemplo, los que muy de mariana (summo mane) o du-
rante largo tiempo se ocupan en duros trabajos de ministerio (97).
Son dos casos distintos. El seu que los une en el texto oficial equivale
a aut, según se desprende de la frase. Semejantes imprecisiones de termi-
nología encontramos en el Código (v. gr., can. 2.197, n. I); no es, por
tanto, extraño que también demos con ellas en otros documentos.
La expresión summo mane no se debe tomar en sentido objetivo fijo,
v. gr.: las cuatro o cinco de la mañana, cuanto en sentido objetivo es mo-
vible, haciendo referencia a la salida del sol, diferente en los diversos me-
ses del ario.
Está ocupado durante largo tiempo, además y por descontado del que
constituiría pecado mortal, caso de hacerlo el domingo en trabajos pro-
hibidos, el que por espacio de una hora se ocupa en confesiones, predica-
ción, círculos de estudio, etc. Varias razones abogan por esta interpreta-
ción.
Si se tuviera que trabajar más de dos horas, entonces podría darse el
caso, contando desde las nueve de la mariana, de' que en pleno invierno
se exigiría hacerlo, poco más o menos, desde las seis o seis y media. Aho-
ra bien, levantarse en diciembre a las seis o seis y media puede conside-
rarse como sumtmo inane del caso anterior, y entonces nada nuevo aña-
diría el presente.
La expresión ion gum tern pus tiene que recibir la explicación parecida
del longum iter. El Santo Oficio comenta ampliamente ésta, teniendo por
tal el recorrer una persona sana unos dos kilómetros cuando el camino es
bueno. Mucho más dificultoso resulta a jóvenes y hombres maduros con-
fesar o predicar una hora que recorrer dos kilómetros, sobre todo si ad-
vertimos que el trabajo se hace más gravoso, por tenerlo que realizar tem-
prano, antes de las nueve.
Esta concesión tiene sus precedentes en varias otras hechas a diócesis
particulares o a las de una nación. Por ejemplo, en las facultades concedi-
das en 1947 a Francia se habla también del largo tiempo (mu/turn tent-
pons) en ocupaciones pesadas (98). Una comisión de canonistas interpretó
que era suficiente una hora. Y tal aserción fué publicada en distintas dió-
cesis por los Obispos respectivos (99). El número 4 de la Instrucción que'
comentamos, que ha tenido cuidado de declarar expres amente que el Ion-
.
(97) "Vel post gravent sacri ministerit laborem (v. gr. lam a SUMMO inane seu per Ion-
gum tempus)... celebraturi surit..." (Instructio, n. 4, p. 48).
(98) Texto de L. DE ECHEVERRÍA: Dispensas acerca del ayuno eucarfatico, en REVISTA Es-
PAÑOLA DE DERECHO CANÓNICO, 3 (1948), 171 s.
(99) Cfr. IBID., pp. 173 s.; A. DELCHARD, S. I.: Jenne eucharistique et inclulls récents
France, en "Nouvelle Revue Th6ologique", 70 (1948), 156 s.
— 217 —
gim iter se debe entender por unos dos kilómetros, en contra de la norma
que había establecido para Francia (kilómetro y medio), nada añade res-
pecto del longum tempus, a pesar de que al proponer la nueva regla estaba
bien enterado de la explicación dada en las diócesis francesas (too).
La enumeración no es exhaustiva, pues ha ofrecido dos circunstancias
a guisa de ejemplos. Siempre que se dé duro trabajo de sagrado ministe-
rio se puede emplear tal facultad, si bien con los dos ejemplos propuestos
se solucionarán la inmensa mayoría de los casos.
Nada dice la ley sobre el trabajo que no puede computarse como sa-
grado ministerio. Eso no obstante, creemos se debe interpretar con el
mismo criterio, recurriendo, por disposición del canon 20, a lo que en
circunstancias similares prescribe la nueva disciplina para los fieles, ya
que también allí habla del longus tempus (tot). Una hora invertida en
trabajos domésticos es suficiente para considerar a una persona favore-
cida por las actuales concesiones: de consiguiente, la misma norma puede
admitirse para el sacerdote.
c) Los que celebran "post longuni iter".—Igualmente que en el pri-
mero, en este apartado ha ofrecido la Instrucción el comentario auténtico.
La expresión longum iter equivale a recorrer a pie alrededor de dos kiló-
metros en buen camino, con buen tiempo y por sacerdotes de buena salud.
Si alguna de estas tres condiciones no se cumple debe disminuirse propor-
cionalmente la distancia, o aumentarla si se emplean medios de locomoción.
Aunque ninguna molestia suponga el andarlos, el ministro de Dios es
libre de usar el indulto. Tampoco se requiere que el camino se recorra pre-
cisamente para celebrar la misa y no por otro motivo. El texto no lo exige;
más bien, comparándolo con la frase paralela empleada para el caso de
los fieles, parece deducirse lo contrario Om ). 1
— 218 —
ifuera del agua natural, pues en el nuevo concepto del ayuno eucarístico
nunca lo quebranta.
Pueden hacer uso de esta tan amplia facultad no sólo los domingos y
fiestas de guardar, sino todos los días del ario.
conda Massa dopo la prima quando gla 6 stab o infranto 11 digluno. R. Negative" (Codicts
Canonici Fontes, vol. IV [Romae, 1026], n. 1034, p. 34 3).
,
(104) Lo admit:an REGATtLLO: lus Sacramentarium, vol. I (Santander, 1945), n. 127, p. 74;
J. VISSER: A facie iciunit eucharistici. excusai grave incommodum?, en "Euntes Docete",
3 (1950), 397-404.
— 219 —
(105) De esta opinión son PEINADOR, p. 95 y el auto e que be ha glosado (ID., p. 95, nota ())
(108) PEINADOR, p. 95.
(107) TIERATILIA), p. 189; GORDON, p. 245; OttmAzAnm., p. 24 (aunque la razón que da DO
es valedera); BRIDE, p. 207.
(108) Varias veces aducen los documentos las palabras grave incómodo (Coast., n. 5;
Inst., nn. 1, 9 ss.). No se deben engender estrictamente. Significan un serf() (notable) In-
cómodo, como se desprende de la traducción oficial italiana del texto de la Instrucción, ml-
mero 1, y del número I comparandolo con aquól. De la misma manera hay que interpretar
el "post rporem slut ministerii laborem" (Inst., n. 4, p. 48).
220 —
contrario, que los casos establecidos por el legislador pueden producir gra-
ve molestia, y sólo aquellos para los que en concreto la cause pueden
disfrutar de las ventajas que luego enumeraremos.
Varios argumentos favorecen esta segunda opinión.
En la primera parte de la Constitución (parte expositiva) el Romano
Pontífice afirma con enérgico lenguaje que quiere que usen sólo de las
nuevas concesiones aquellos a los que obligue la necesidad (109).
Además, la Constitución, que al hablar de los enfermos y sacerdotes
que se encuentran en circunstancias especiales (nn. 2 ss.) y de los fieles
y sacerdotes que comulgan o celebran en las misas vespertinas (n. 6) si-
lencia completamente el grave incómodo, no exigiéndolo para el uso de las
gracias concedidas, lo anota al tratar de los fieles (n. 5) que se hallan en
circunstancias particulares; más aún, lo exige : "Christifideles... qui ob
grave incommoduon... ad Eucharisticam mensam omnino ieiuni adire ne-
aueant... hac perdurante necessitate, aliquid sumere possunt..."
Eso no obstante, creemos que se trata aquí, como para los sacerdotes,
de criterios objetivos, y que, por lo tanto, el grave incómodo requerido
por el Papa y el Santo Oficio existen siempre que se den objetivamente
una de las tres especies de casos expresados en los dos documentos de la
Santa Sede.
El primer argumento en contrario carece de consistencia, porque la
parte expositiva de la ley no obliga. Además, el verbo admonere que em-
plea no es el más indicado para crear obligaciones. Bien claro y preciso
se expresa el Romano Pontífice cuando trata ya de dar las nuevas normas:
"Haec igitur omnia, quae sequuntur, Apostolica auctoritate Nostra decer-
nimus ac statui,mus" (i m).
Más visos de probabilidad posee el segundo. No puede negarse que el
Papa sólo en el número 5 se refiere al grave incómodo; pero creemos
que ello no autoriza a deducir la consecuencia mencionada, pues pensa-
mos que se ha escogido esa terminología como se hubiera podido elegir
la del número 3. De hecho, la construcción de la frase da a entender su-
ficientemente que el grave incómodo lo constituyen el trabajo debilitante,
la hora tardía, el largo camino (sis).
La verdadera dificultad se encuentra en que' parece exigir para hacer
cuantos pueden observar el ayuno lo observen, aun cuando se hallen en alguna de las cir-
cunstancias por las que podrlan tomar algo antes de comulgar.
(Ill) "Chrlstifideles... qui oh grave incommodum—itoc est, oh dehilitantem lahorem..."
(Constitutio, n. 5, p. 22). La frase corre eon idt titieo sentido suprimiendo las palabras ob
,
grave ineornmodum.
-- 221 -
uso de las concesiones que, a causa de ese grave incómodo, es decir, por
el trabajo debilitante, por la hora tardía, por el largo camino, no Medan
observar el ayuno. La concisión del documento pontificio da lugar a al-
gunas dudas, pero la frase se puede entender de este otro modo: los que
por un grave incómodo no pueden acercarse a comulgar en ayunas, están
autorizados para tomar algo. Cuándo se da ese incómodo que impide el
hacerlo? Cuando se va a comulgar tarde, cuando se debe andar un largo
camino, cuando se ocupa en trabajos debilitantes (11 2).
Si recurrimos a la interpretación auténtica que de este número 5, un
tanto obscuro, de la Constitución ha dado el Santo Oficio, se corrobora
más la opinión que propugnamos.
Es de advertir ante todo que se observa cierta discordancia de termi-
nología entre ambos documentos, pues mientras para el Romano Pontífi-
ce parece que la hora tardía, el camino largo, etc., constituyen grave in-
cómodo, para la Congregación (n. lo) son sólo causas del grave incó-
modo (113).
A pesar de que ésta parece dar más consistencia a la opinión que exi-
ge el subjetivo, de la lectura de todo el contexto se desprende lo contra-
rio; basta que se dé objetivamente una de las causas para que sin más
pueda hacerse uso de la ley y se dé el incómodo objetivo requerido por
la misma.
Las causas del grave incómodo son tres. Hablando de la tercera dice
textualmente: "Longum autem hac super re habendum iter, ut supra ex-
plicatum est (n. 4), si saltem 2 km. circiter pedibus percurrendum, vel
proportionate longius pro variis vehiculis adhibitis, difficultatis quoque
itineris vel personae habita ratione" (n. 1 0 c).
Caso de no admitirse esta norma de los dos kilómetros como norma
objetiva a la que absolutamente todos pueden atenerse, aun aquellos para
los que el recorrerlos, más que incómodo, puede resultar alguna vez di-
versión, no se encuentra explicación plausible de establecerla auténtica-
mente y mucho menos de abreviar el recorrido a cuantos, por una causa
especial personal, les supone sería molestia andar los dos kilómetros.
Cuanto acabamos de decir tiene aplicación en las otras dos causas de
grave incómodo, pues ni el Papa ni el Santo Oficio distinguen la tercera
(M) No hay que insistir en el tiempo "nequeant" del Papa, piles equivale a "nequeunl",
ftegoin interpretación auténtica del Dicaftterio romano (n. 9, p: 49).
113) MAS uniformidad existia en la redacción de "L'esservatore", donde se tela: "Casos
ftutem, in quibus grave incommodum habetur, tres enumerantur"; pero la divergencia es sólo
redaccional, piles la frase transcrita se debta entender como la actual, una vez que en el
nOmero It hablaba de "causae... gravis incommod1", 'causa... gravis incommodi", como el
text o ofctal. Sustancialmente, el eirmtenkle es ifientlen en ambas.
— 222 —
de las demás, antes, por el contrario, las normas trazadas abarcan con-
juntamente a las tres. No es lícito, pues, distinguir donde no lo hace el
legislador (114).
Por lo tanto, en las tres series o categorías de casos hay ante todo
una norma objetiva de la que todos, aun aquellos para quienes no sea
gravoso observar el ayuno, pueden bene fi ciarse, por incluir ya el grave
incómodo objetivo previsto por la actual legislación.
El Santo Oficio señala auténticamente, por via de ejemplo (115), al-
gunos casos en los que se da ese grave incómodo (es decir, trabajo debi-
litante, hora tardía, largo camino) y en los que todos pueden usar las
concesiones.
Además de los que el expone, pueden darse otros que, no siendo enu-
merados por la Sagrada Congregación, también son, sin embargo, objeti-
vamente trabajo del5ilitante, etc., para la generalidad, y todos son sujetos
de la ley favorable. Finalmente, pueden existir otros casos que objetiva-
mente constituyan trabajo debilitante, hora tardía, largo camino, para una
persona determinada; también en ellos, aunque no experimente seria mo-
lestia (lo cual ya no ocurrirá tan fácilmente) se podrán emplear las facul-
tades de la ley (i'6).
(114) Da mas fundament° a este modo de concebir las nuevas facultades como normas
objetivas el Mello de que tins ley, como lo es la presente, debe establecer primariamente algo
objetivo, seguro, normativo, que corresponda a las necesidades o conveniencias de la genera-
lidad. De lo contrario seria fuente de un sinnúmero de escrúpulos y Ansiedades.
(115) Lo comprueban el verbi gratia y los et cetera del número 10, sobre todo comparando
la redacción ar4ual con la primitiva.
(116) Admiten criterios objetivos REGATILIP, pp: 166 s. (los supone); Goi¡DON, pp. 249 s. (a
lo menos, en parte).
(117) Inetructfo, n. 10 a, p. 49.
— 223 —
(I 18) La congregación menciona casos de trabajos Inds o menos corporales; nada dice
de los Intelectuales. También estos están comprendidos, pues son trabajos debilitantes. (Ast
también el autor de la giosa a PEINADOR, p.. 92, nOrta c).
- 224 -
(119) "Con", GORDON, p. 241; BOSCH!, pp. 30 2 s.; BRIDE, p. 205. "Contra", BEGATILLO,
p. 167; ORMAZABAL, p. 29 (algo impreciso); PEINADOR, p. 93.
(120) BOSCHI, pp. 302 s.
(121) Cfr. Constitittio, n. 5, p. 22. El et cetera de la Instrucción da margen a ello. Ast
GORDON, p. 241; U. LOPEZ (citado por Well° autor); Boscru, p. 302.
(122) BOSCH', p. 303; ANTONANA, pp. 90 s.; GORDON, p. 241.
— 225 —
acerca del ayuno eucarístico, en REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO CANÓNICO, 3 (1948], 174 s.),
ampliado el 10 de noviembre de 1952 (texto en "Ecclesia", 20 de diciembre de ion, p. 7).
— 226 —
latina el instituto jurídico de las misas vespertinas, toda vez que el ca-
non 821, § 1, prohibía comenzar el santo sacrificio después de la una de
la tarde. Esta nueva concesión, que tantas y tan grandes ventajas ha de
reportar, sobre todo a la clase humilde y trabajadora, se desenvuelve por
normas muy especiales que trataremos de comentar. -
— 227 —
- 228 -
non 198, para que conste claramente que no les está permitido a los Su-
periores mayores de religiones clericales exentas (142).
c) Por qué causas.—E1 Romano Pontífice concede a dichos Ordina-
rios permitir la misa vespertina "si rerum adiuncta id necessario postu-
lant" (143), aun cuando en la parte introductoria del documento da a
entender que se trata de favorecer no la devoción individual, sino la co-
lectiva (i44). La Congregación habla del bien común (145).
Por todo el contexto, pues, de la Constitución y de la Instrucción, la
causa exigida para la celebración de las misas vespertinas debe ser pú-
blica; no, individual, v. gr., la comodidad o necesidad de un sacerdote.
El Dicasterio romano enumera algunos casos en que se da esa causa:
para que puedan oír misa los obreros de las 'fábricas en que se trabaja
también en turnos los días festivos; para los que, como los ocupados en
los puertos, tienen que trabajar durante la mariana de tales días; para
los que, con ocasión de festividad religiosa o social, se reúnen en gran
multitud, y en otras circunstancias semejantes (146).
d) Qué días.—En los lugares donde rige el Derecho común, los días
taxativamente señalados (147) para que los Ordinarios puedan conceder
esta facultad son los siguientes, reducidos a cinco clases:
I) Las fiestas de precepto vigentes en la actualidad (todos los do-
mingos y los diez días señalados en el canon 1.247, I);
2) Las fiestas de precepto suprimidas, según el catálogo ofrecido por
la Santa Sede en 1919 (148), y son: lunes y martes de Resurrección
y Pentecostés; Invención de la Santa Cruz; Purificación, Anunciación
y Natividad de María; Dedicación de San Miguel Arcángel; Nativi-
dad de San Juan Bautista; fiestas de los Apóstoles: San Andres, San-
tiago, San Juan, Santo Tomás, San Felipe y Santiago, San Bartolomé,
San Mateo, San Simón y San Judas, San Matías; San Esteban, Prato-
mártir; Santos Inocentes; San Lorenzo, mártir; San Silvestre, Papa;
Santa Ana; el Patrón del reino y el del lugar;
229 --
(149) Constitutio, n. 6, p. 23; Instructio, n. 12, p. 50. Donde rige el Derecho misional los
Ordinarios pueden conceder que se celebren diariamente misas vespertinas, cumplidos los de-
mils requisitos impuestos por la ley (Inst., n. 16, p. 50).
(150) GORDÓN, pp. 252 s.
— 230 —
•
tander, 1949), n. 547, pp. 415 s.; ALONSO, en el comentario a este canon (Código de Derecha
Canónico, ed. 4 [Madrid, 19.51]).
— 231 ---
CONSTITUCION INSTRUCCI 15 N
"... Ordinariis concedimus ut Mis- "Sacerdotes, qui pomeridianis horis
sae celebrationetn vespertinis... horis Missam celebrant itemque fldeles qui
permittere quead... servato a sacer- in eadem sacram communionem reel-
dote ieiunio trium herarum quoad piunt, possunt inter refectionem, per-
bum solidum et potus alcoholicos missam usque ad tres horas ante Mis-
unius autem horae quoad ceteros po-. sae vet communionis initium, sumen'
tus non alcoholicos." congrua moderatione alcoholicas quo-
que potiones inter mensam suetas
(v. gr., vinum, corevisiam, etc.), exclu-
sis quidem liquoribus. Quoad potus
autem, quos sumere possunt ante vel
post dictam refectionem, usque ad
unam horam ante Missam vet commu-
nionem, excluditur omne alcoholico-
rum genus."
— 232 —
— 233 —
(160) Véase lo que anteriormente esciLbrmos sobre el earecter Juridic° de las Instrucciones.
(161) Constitutio, p. 20.
(162) REGATILLO, pp. 171 s.
(163) PEINADOR, p. 134; ORMAZABAL, pp. 36 s.; JOMBART, 17. 76. Cfr. E. BERGH, en "Nouvelle
Revue Théologique", 75 (1953), 198, nota 5.
— 23 4 —
tar permitidas siempre que se tome algo (164), no faltando autores que
permiten tomarlas durante todo el día, dentro y fuera de las comidas,
hasta tres horas antes de celebrar (165).
La Constitución parece favorecer a estos últimos, pero la Instrucción
se opone a ello. Las otras dos sentencias pueden fundamentarse, más o
menos verosímilmente, en las palabras del Santo Oficio.
Todo bien pensado, creemos que la prohibición de tomar bebidas al-
cohólicas se extiende a todo el día, excepto durante la llamada comida (166).
Todos concuerdan en admitir que está vedado tomar licores desde las
doce de la noche (167) y bebidas no alcohólicas desde una hora antes de
celebrar.
b) Número de misas (Inst., n. 14, p. 5o).—La Sagrada Congrega-
ción recuerda a este respecto el canon 8o6, que prohibe decir en un mis-
mo día varias misas sin indulto apostólico o sin autorización del Obispo.
Aplicando el citado canon a las misas vespertinas manda a los que las
celebran no decir otra a la mariana, caso de no tener permiso expreso de
binar o triplicar.
3. Normas para los fieles (Const., n. 6, p. 23; Inst., n. 14, p. 5 0).
Todos los fieles pueden comulgar en las misas vespertinas si no han
recibido a la mañana el Cuerpo de Cristo, pues les está prohibido reci-
birlo dos veces el mismo día (can. 857). Lo pueden hacer dentro de ellas,
próximamente antes o inmediatamente después (cf r. can. 846, f).
Deben guardar el ayuno lo mismo que los sacerdotes, con la única dis-
tinción de que se computa desde la comunión y no desde el comienzo de
la misa.
No tienen obligación de consultar con ningún confesor.
V. CONCLUSIÓN
— 235 —
— 236 —