Monografia-Procedimiento-Administrativo-Sancionador 2

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UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

PROCEDIMIENTO ADMINISTRATVO

SANCIONADOR

Profesor:

Dr. Roger Infante Cisneros

Presentado por:

QUISPE JAULIS, Renato Renso

Grupo:

II “A”

AYACUCHO – PERÚ
2017

1
A mis padres por su paciencia,

comprensión y apoyo para el

cumplimiento de mis anhelos.

2
AGRADECIMIENTO

A Dios, por la vida, por vivir todas estas experiencias.

Al Docente de la asignatura, por el apoyo constante en mi formación

profesional y brindarme sus conocimientos, lo cual contribuye de manera

considerable al logro de mis objetivos.

3
INTRODUCCIÓN

El presente es elaborado con el objeto de poder conocer todo lo referente


al procedimiento administrativo sancionador, como sabemos el
procedimiento administrativo sancionador es aquel mecanismo
compuesto por un conjunto de actos destinados a determinar la comisión
o no de una infracción administrativa, con la finalidad de acreditar la
responsabilidad del administrado, quien estará sujeto a una sanción si
efectivamente ha realizado la conducta infractora.

Asimismo, constituye un mecanismo idóneo de la Administración Pública


para cumplir con su fin público: la satisfacción del interés general,
respetando los derechos fundamentales del imputado y ofreciéndole las
garantías adecuadas que le permitan la realización de los mismos.

La aplicación de una sanción administrativa constituye la manifestación


del ejercicio de la potestad sancionatoria de la Administración. Está
condicionada, en cuanto a su propia validez, al respeto de la Constitución,
los principios constitucionales y, en particular, de la observancia de los
derechos fundamentales.

En los procedimientos disciplinarios, la administración está vinculado «al


irrestricto respeto del derecho al debido proceso y, en consecuencia, de
los derechos fundamentales procesales y de los principios
constitucionales (legalidad, razonabilidad, proporcionalidad, interdicción
de la arbitrariedad) que lo conforman.

Pero el procedimiento administrativo también puede tener por finalidad,


fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones legales que regulan el
funcionamiento de los distintos sectores del Estado. Si como
consecuencia de estos procedimientos de fiscalización se determina que
un administrado ha cometido una infracción contra las normas legales que
le son aplicables, se procederá entonces a la imposición de una sanción.
Así es como se configura el procedimiento administrativo sancionador.

En tal sentido, consideró el tema desarrollado muy importante que servirá


en mi formación profesional.

INDICE
4
CARÁTULA
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
INDICE
INTRODUCCIÓN

PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONADOR

1. Definición…………………………………………………………….. 6
2. Características del procedimiento administrativo sancionador.. 6
3. Diferenciación entre el órgano instructor y el órgano decisorio… 8
4. Vinculación de los hechos probados por resol. Jud……………... 10
5. Notificación de cargos………………………………………………. 11
6. Plazo razonable para formular descargos……………………….. 13
7. Las etapas del procedimiento sancionador……………………… 13
8. Determinación de la responsabilidad administrativa…………… 18
9. Atenuantes y agravantes…………………………………………… 20
10. Prescripción del procedimiento administrativo sancionador….. 22
11. El plazo de prescripción…………………………………………… 25
12. Las sanciones……………………………………………………… 26
12.1. Las diferencias entre la sanción penal y la sanción adm….. 27
12.2. La sanción y las medidas correctivas………………………… 28
12.3. Recursos impugnativos…………………………………………. 29

CONCLUSIONES……………………………………………………… 31
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………… 32
ANEXOS………………………………………………………………… 33

PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONADOR

1. DEFINICIÓN.
5
El procedimiento administrativo sancionador ha sido definido como
el conjunto de trámites y formalidades que debe observar la
Administración para dirigir el ejercicio de su potestad sancionadora y
brindar garantías a los administrados a quienes se les impute la
comisión de una infracción administrativa.

2. CARACTERÍSTICAS DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO


SANCIONADOR.
Si bien el procedimiento administrativo sancionador es el instrumento
del que se sirve la Administración Pública para dilucidar la comisión de
una infracción administrativa, es importante enfatizar su relevancia
como el conjunto de pautas que, establecidas previamente, permiten al
administrado conocer de qué manera se lleva a cabo la determinación
de los hechos imputados, la aplicación de las consecuencias jurídicas
correspondientes, así como los derechos y garantías que le amparan
frente al ejercicio de la potestad sancionatoria del Estado. 1
En efecto, los derechos y garantías que deben salvaguardarse en el
marco del ejercicio de la potestad sancionadora de la Administración no
podrían materializarse sin la existencia de una debida estructuración de
actos que limite las acciones de la Administración Pública y garantice
que estos se lleven a cabo en el marco del procedimiento legalmente
establecido.
En sintonía con esta perspectiva, Santamaría Pastor estima que el
procedimiento sancionador impacta dos aspectos del ejercicio de la
potestad sancionadora: de una parte, su funcionalidad para la correcta
determinación de los hechos y de las circunstancias personales del
inculpado; y, de otra, la prestación a este de las garantías de defensa
doblemente necesarias al ejercicio de una actividad, como la
sancionadora, cuya capacidad de incidencia y lesión en una persona y
patrimonio de los ciudadanos es muy superior a la del resto de las
actividades que la Administración desarrolla.

1
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. (2013) “El proceso contencioso administrativo en el Perú”. En: Hechos de la
Justicia Nº 10. Revista electrónica.
6
De esta manera, es posible señalar que el procedimiento sancionador
constituye, de un lado, una herramienta de la que la Administración
Pública se sirve para efectuar los actos conducentes a la determinación
de responsabilidad administrativa; y, de otro lado, una garantía para el
administrado que le permite conocer previamente las situaciones que
se determinan como infracciones, así como los derechos y principios
que les son aplicables.
En línea con lo señalado, debe de tenerse en cuenta lo dispuesto en el
numeral 229.164 del Artículo 229° de la Ley Nº 27444 en el sentido de
que la actuación de la Administración debe ajustarse a disposiciones
aplicables al procedimiento administrativo sancionador para la
determinación de infracciones administrativas y consecuentes
sanciones. De esta forma, el ejercicio de la potestad sancionadora en
el marco de un procedimiento administrativo deberá respetar los
principios que han sido expuestos en el capítulo anterior y aquellos que
están incorporados en el artículo IV del Título Preliminar de referida ley,
los cuales constituyen garantías para el administrado por cuanto se
convierten en parámetros para el ejercicio de competencias de la
Administración.
En adición a lo anterior, se debe tomar en cuenta que en el marco de
un procedimiento administrativo el ejercicio de la potestad
sancionadora se encuentra vinculado al cumplimiento de una serie de
principios y garantías para el administrado. 2
Ahora bien, en atención a esta naturaleza, el procedimiento
administrativo sancionador presenta una serie de características
propias cuya observancia es imprescindible para el correcto ejercicio
de la potestad sancionadora de la Administración Pública. Estas
características propias se encuentran previstas en el artículo 234° de la
Ley N° 27444 y serán enumeradas y desarrolladas en los acápites
posteriores.

2
ALARCÓN SOTOMAYOR, Lucía. (2007) “El procedimiento administrativo sancionador y los derechos
fundamentales”. Navarra: Thomson-Civitas
7
3. DIFERENCIACIÓN ENTRE EL ÓRGANO INSTRUCTOR Y EL
ÓRGANO DECISORIO
Uno de los principios clásicos del Derecho Procesal Penal ha
consistido en la separación orgánica entre las autoridades judiciales
que realizan la instrucción y las que dictan sentencia, con lo cual se
pretende lograr el máximo nivel de imparcialidad del órgano decisorio
por cuanto la instrucción crea, inevitablemente, un conjunto de
prejuicios sobre el fondo que deben evitarse en la decisión final. 3
En esa línea, en el caso del procedimiento administrativo sancionador,
esta garantía estructural ha sido recogida en el numeral 1 del artículo
234° de la Ley Nº 27444, en tanto la potestad sancionadora requiere
obligatoriamente: Diferenciar en su estructura entre la autoridad que
conduce la fase instructora y la que decide la aplicación de la sanción,
cuando la organización de la entidad lo permita.
Del glosado artículo se desprende que debe existir una división entre el
órgano que instruye el procedimiento y el órgano que decide la
imposición de sanciones, lo cual tiene como finalidad que en el ámbito
del Derecho Administrativo Sancionador la decisión se tome con la
mayor imparcialidad posible, evitando que la autoridad decisoria emita
una sanción basada en juicios de valor previamente elaborados y, a su
vez, procurar que el órgano instructor se especialice en la indagación e
investigación de los hechos materia del procedimiento, similar a lo que
ocurre en el caso del Derecho Penal en tanto suponen la limitación o
restricción de derechos.
Sin perjuicio de lo acotado, conviene precisar que si bien, como regla
general, se dispone la separación de órganos, el artículo citado inserta
un matiz en la parte final al señalar que la separación de órganos será
efectiva cuando la organización de la entidad lo permita. Al respecto, tal
particularidad estaría desvirtuando el carácter estructural de la
separación entre el órgano instructor y el decisorio en tanto constituye
una garantía del administrado, por lo que debió realizarse una previsión
con respecto a la obligatoriedad de la adecuación de la estructura de la

3
MORÓN URBINA. Juan Carlos. (2003) “Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General”.
Lima: Gaceta Jurídica.
8
entidad administrativa cuando esta pueda ejercer potestades
sancionadoras en virtud de una habilitación legislativa.
De otro lado, en la práctica, la realidad de la separación entre órgano
instructor y decisorio en algunas oportunidades es cuestionable desde
el punto de vista de la garantía de la imparcialidad, toda vez que
frecuentemente se evidencia que la instrucción de los procedimientos
sancionadores se lleva a cabo, normalmente, por funcionarios insertos
en unidades administrativas que se encuentran en una relación de
dependencia jerárquica con las autoridades decisorias, lo que propicia
la intervención de estas últimas en las labores propias del órgano de
instrucción.
Asimismo, en los campos donde la potestad sancionadora se ejerce en
masa (por ejemplo, multas de tráfico), por lo general, es la misma
persona que dirige la instrucción quien finalmente también se
encargará de decidir, con lo cual podemos identificar una ausencia de
imparcialidad en la decisión final que podría incidir negativamente en la
situación jurídica del administrado.
En ese sentido, se han señalado que es más dudosa la eficacia real de
esta regla en la aplicación masiva de procedimientos sancionadores,
como pueden ser derivados de infracciones en los que la intervención
del órgano decisor es, en muchas ocasiones, puramente rutinaria, sin
que sea imaginable, en la práctica, que este órgano se separe en algo
de la propuesta de resolución que le llega del órgano instructor.
Ahora bien, como se ha indicado anteriormente, la separación entre el
órgano de instrucción y el decisorio representa una garantía de
imparcialidad en la decisión final, la cual tiene como fundamento el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el debido procedimiento,
reconocidos en el artículo 139° numeral 366 de la Constitución Política
del Perú y en el numeral 1.567 del artículo IV del Título Preliminar de la
Ley Nº 27444. En ese sentido, conviene mencionar lo señalado por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos: El derecho a ser juzgado
por un juez o tribunal imparcial es una garantía fundamental del debido
proceso. Es decir, se debe garantizar que el juez o tribunal en el

9
ejercicio de su función como juzgador cuente con la mayor objetividad
para enfrentar el juicio.
Finalmente, y con relación a lo explicado líneas atrás, debe precisarse
que la instrucción y decisión del eventual procedimiento administrativo
sancionador deberá llevarse a cabo por la autoridad a la que se le
atribuya tal competencia por disposición legal o reglamentaria, sin que
pueda asumirla o delegarse en otro órgano distinto, tal y como lo
establece el artículo 231°69 de la Ley Nº 27444, lo cual constituye en sí
mismo una garantía para el administrado incurso en un procedimiento
sancionador.

4. VINCULACIÓN DE LOS HECHOS PROBADOS POR


RESOLUCIONES JUDICIALES FIRMES.
Conforme al numeral 2 del artículo 234° de la Ley Nº 27444, los
pronunciamientos de las resoluciones judiciales con carácter de cosa
juzgada serán vinculantes para las decisiones de la Administración en
sus procedimientos sancionadores. Textualmente este numeral
estipula: Considerar que los hechos declarados probados por
resoluciones judiciales firmes vinculan a las entidades en sus
procedimientos sancionadores.
Sobre el particular, el legislador ha querido establecer que cuando con
anterioridad a la realización del procedimiento administrativo
sancionador se haya emitido una resolución vinculada directamente
con el asunto que es materia del procedimiento, la autoridad
administrativa está obligada a asumir el contenido de la resolución
judicial, lo cual indudablemente reconoce la preeminencia que tiene la
vía judicial respecto a la que ha sido habilitada a la Administración en el
campo sancionador.
De acuerdo con esto último, la Administración estará supeditada a las
decisiones del Poder Judicial, siempre que estas gocen de carácter de
cosa juzgada, por lo cual no cabe un pronunciamiento administrativo
contrario a lo expresado por la judicatura.

10
5. NOTIFICACIÓN DE CARGOS.
De otro lado, una característica esencial del procedimiento
administrativo sancionador está referida a la notificación preventiva de
cargos, de modo que los administrados puedan conocer
oportunamente los hechos que se le imputan, las infracciones
incurridas y la sanciones que se le impondrán, para lo cual podrán
ejercer su derecho de defensa. En esa línea, el numeral 3 del artículo
234º de la Ley Nº 27444 prescribe: Notificar a los administrados lo
hechos que se le imputen a título de cargo la calificación de las
infracciones que tales hechos pueden construir y la expresión de las
sanciones que, en su caso, se le pudiera imponer, así como la
autoridad competente para imponer la sanción y la norma que atribuya
tal competencia.4
Como se puede desprender del citado artículo, el trámite de
formulación de cargos es de suma importancia en el procedimiento
sancionador en tanto permite al administrado informarse cabalmente de
los hechos imputados y demás información indispensable para ejercer
las garantías propias del derecho al debido procedimiento.
Asimismo, sobre el referido artículo la doctrina ha señalado una serie
de requisitos que como mínimo la notificación preventiva de cargos
deberá contener para que sea lícita y permita al administrado el
ejercicio de su derecho de defensa:
 Precisión.- La notificación preventiva deberá consignar los
hechos materia de imputación, la calificación de las infracciones
incurridas, las posibles sanciones a imponerse, la autoridad
competente para imponerlas y la norma que otorga la potestad
sancionadora a dicho órgano administrativo. Los elementos
mencionados deberán constar de forma precisa en el acto de
notificación sin que sea necesario deducirlos o interpretarlos.
 Claridad.- El acto de notificación preventiva deberá evitar
ambigüedades e informar de forma sencilla los hechos
imputados y la calificación que la Administración efectúa a los
4
ZEGARRA VALDIVIA, Diego. (2010) “La figura de la prescripción en el ámbito administrativo sancionador y
su regulación en la Ley Nº 27444 - Ley del Procedimiento Administrativo General”. En: Revista de Derecho
Administrativo Nº 9, año 5, Lima
11
supuestos ilícitos, permitiendo así al administrado entender a
cabalidad los ilícitos denunciados.
 Inmutabilidad.- Los cargos determinados en la notificación no
podrán ser variados por la autoridad en virtud de la doctrina de
los actos propios72 que el principio de conducta procedimental
reconoce.
 Suficiencia.- La notificación preventiva deberá contener toda la
información necesaria que sustenta los cargos que se imputan al
administrado, tales como informes o demás documentos, de
manera que se le permita al administrado ejercer su derecho de
defensa contra dicha información.
Estando los requisitos expuestos, se configuraría una contravención a
la regla de la notificación preventiva cuando:
a) La Administración omite totalmente la previa formulación de los
cargos, ya sea de los hechos imputados o de la calificación legal
de los mismos.
b) La Administración formula cargos, pero con información
incompleta, imprecisa o poco clara.
c) La Administración formula cargos, pero otorga un plazo reducido
al administrado para ejercer adecuadamente su derecho de
defensa.
d) La Administración en primera instancia formula cargos
sustentados en determinadas razones, sin embargo, basa su
decisión definitiva en hechos distintos o en una nueva
calificación legal de los hechos.
Ahora bien, conviene precisar que la notificación deberá prever
necesariamente los requisitos expuestos anteriormente, ya que su
inobservancia genera la indefensión del administrado y, por ende, la
vulneración a un derecho fundamental en el ámbito de un
procedimiento administrativo. En ese sentido, la notificación se
constituye como un elemento trascendental de un procedimiento
regular, por lo cual la contravención del mismo conlleva la nulidad del
procedimiento sancionador.

12
6. PLAZO RAZONABLE PARA FORMULAR DESCARGOS
Por último, la Ley N° 27444 prevé como cuarta característica del
procedimiento administrativo sancionador un plazo razonable para que
el administrado pueda ejercer su derecho de defensa mediante la
formulación de alegatos y demás medios que el ordenamiento jurídico
faculta. Así, el numeral 4 del artículo 234° de la Ley Nº 27444 dispone:
Otorgar al administrado un plazo de cinco días para formular sus
alegaciones y utilizar los medios de defensa admitidos por el
ordenamiento jurídico conforme al numeral 162.2 del Artículo 162º, sin
que la abstención del ejercicio de este derecho pueda considerarse
elemento de juicio en contrario a su situación.5
La referida regla ha sido formulada con base en lo que se denomina la
prohibición de indefensión en el ámbito administrativo, la cual se
traduce en la exigencia de que la regulación del procedimiento
sancionador ofrezca a los administrados las vías suficientes para
exponer su versión de los hechos, su fundamento jurídico y de aportar
o pedir la realización de pruebas necesarias para su esclarecimiento,
para lo cual es fundamental que la Administración otorgue al
administrado un plazo razonable; en tanto, el plazo podrá variar
dependiendo de la complejidad del procedimiento administrativo
sancionador que se trate.
Asimismo, es importante destacar que en caso el administrado no
formule sus descargos en el plazo indicado por la norma, ello no
significa que de alguna manera acepte los hechos que le son
imputados o genere su indefensión; por el contrario, la Administración
deberá emitir su decisión mediante la adecuada indagación de los
hechos imputados, ya que existe la presunción de inocencia del
administrado hasta que no se demuestre lo contrario.

7. LAS ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO SANCIONADOR

5
BACA ONETO, Víctor y ZEGARRA VALDIVIA, Diego. (2011) “La Ley de Procedimiento Administrativo
General”. Diez años después. Palestra Editores, Lima: 2011
13
El trámite del procedimiento administrativo sancionador se encuentra
regulado en el artículo 235° de la Ley Nº 27444 que establece las
etapas de iniciación, instrucción y terminación que todo procedimiento
sancionador debe seguir. En los siguientes acápites se explicarán
detalladamente cada una de las etapas mencionadas.

 Actuaciones previas
Respecto a esta etapa, la Ley Nº 27444 en el numeral 2 del artículo
235°, hace alusión a las actuaciones previas, estipulando lo
siguiente: Con anterioridad a la iniciación formal del procedimiento
se podrán realizar actuaciones previas de investigación,
averiguación e inspección con el objeto de delimitar con carácter
preliminar si concurren circunstancias que justifiquen su iniciación.
De acuerdo al glosado artículo, las autoridades facultadas para
efectuar la investigación de aquellos actos que se presumen como
indebidos son competentes para aperturar una fase de actuación
previa al inicio formal del procedimiento, por cuanto la finalidad de
las «actuaciones previas» es determinar si existen circunstancias
suficientes que justifiquen el inicio del procedimiento administrativo
sancionador.
En tal sentido, la instrucción preventiva tiene como finalidad acopiar
la evidencia necesaria que permita motivar el inicio del
procedimiento, como los hechos imputados, la identificación de los
presuntos imputados, las circunstancias relevantes del caso y
demás evidencia relevante, es decir, el objetivo será determinar si
concurren circunstancias que justifiquen la iniciación del
procedimiento.
De otro lado, en caso de que no se logre determinar la materia
investigable, la autoridad competente deberá emitir un acto expreso
y motivado que disponga el archivo de la instrucción preliminar, el
cual deberá notificarse a aquel que promovió la apertura del
procedimiento (superior jerárquico, denunciante, etcétera).

14
Asimismo, conviene precisar que las actuaciones previas no
forman parte del procedimiento administrativo sancionador toda vez
que se trata de un trámite puramente facultativo que procura
determinar si concurren las circunstancias que ameriten el inicio del
procedimiento; por tanto, las actuaciones previas no interrumpen el
plazo de prescripción.

 Iniciación
El numeral 1 del artículo 235° de la Ley Nº 27444 define a la etapa
de inicio del procedimiento administrativo sancionador como: El
procedimiento sancionador se inicia siempre de oficio, bien por
propia iniciativa o como consecuencia de orden superior, petición
motivada de otros órganos o entidades por denuncia.
Sobre el particular, el procedimiento administrativo sancionador se
inicia siempre de oficio y puede ser promovido por iniciativa propia
(orden superior, petición motivada por otros órganos) o por
denuncia de un particular. En ese sentido, la autoridad competente
deberá emitir la resolución de imputación de cargos, la cual deberá
notificarse al administrado para que este, en el plazo establecido,
presente sus descargos.
De acuerdo a lo anterior, la iniciación del procedimiento se
materializa con la emisión del acto administrativo o resolución de
inicio del procedimiento administrativo sancionador, conforme a
lo estipulado en el numeral 235.380 de la Ley Nº 27444, la misma
que habilita al administrado a la presentación de descargos dentro
del plazo que establezca la ley.
Sobre el particular, conviene precisar que la notificación de la
resolución que da inicio al procedimiento sancionador es de vital
importancia toda vez que permitirá conocer al administrado la
fecha cierta de la supuesta comisión de la infracción o su cese, lo
cual le permitirá, a su vez, determinar si tales infracciones
imputadas han prescrito y no merecen el inicio del procedimiento
sancionador.

15
La resolución que apertura el procedimiento sancionador debe
contener la exposición clara de los hechos imputados, la
calificación de las infracciones, las posibles sanciones, la autoridad
competente y la norma que le otorga tal competencia, así como la
adopción de las medidas provisionales que la autoridad considere
pertinente. Asimismo, en dicha resolución se debe señalar la
posibilidad que tiene el administrado de presentar sus descargos
en un plazo que no puede ser inferior a cinco días hábiles contados
a partir de la fecha de notificación, conforme a lo estipulado en el
numeral 235.3 (anteriormente citado) de la Ley N° 27444.
Ahora bien, el carácter de oficio para el inicio del procedimiento
sancionador habilita a la Administración a dirigir el procedimiento y
ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad
(examen de hecho, recopilación de datos e información que
considere relevante), lo que le permitirá emitir una justa resolución
del caso en concreto. En tal sentido, la norma en mención recoge
el principio de oficialidad por el cual la Administración, incluso en
una denuncia, podrá promover las diligencias que convenga, toda
vez que satisface el interés público.

 Instrucción
Una vez decidido el inicio del procedimiento administrativo
sancionador mediante la respectiva emisión de la resolución que
así lo dictamine, la autoridad instructora procederá a la recolección
de pruebas y demás información relevante para determinar la
existencia o no de infracciones.6 En esa línea, la etapa instructora
del procedimiento administrativo sancionador se regula en los
numerales 3, 4 y 5 del artículo 235°81 de la Ley Nº 27444:
De conformidad con el artículo citado podemos concluir que la
autoridad instructora deberá realizar las siguientes actuaciones:
a) Una vez iniciado el procedimiento sancionador, podrá
formular la notificación de cargos al imputado, la cual

6
GALLARDO, María. (2008) “Los principios de la potestad sancionadora”. Teoría y práctica. Madrid: Iustel.
16
deberá contener los hechos imputados, la calificación de
infracciones, posibles sanciones a imponer, autoridad
competente y la norma que le otorga tal competencia. La
notificación deberá otorgar al imputado como mínimo cinco
días hábiles para que presente sus descargos, contados a
partir de la fecha de notificación.
b) Una vez vencida la fecha de presentación de descargos, el
órgano instructor realizará las diligencias de oficio que sean
necesarias para corroborar o no la configuración de la
infracción pasible de sanción (recopilación de datos, examen
de hecho, entre otros que considere relevantes).
En ese sentido, una vez recolectada toda aquella información o
medios probatorios por parte de la autoridad instructora se
presentan dos supuestos:
a) En caso que el procedimiento no contemple la diferenciación
de órganos de instrucción y de resolución, finalizada la
recolección de pruebas será el órgano instructor el que
resuelva la imposición de una sanción o la no existencia de
dicha sanción.
b) Si por el contrario, la estructura de la entidad contempla la
actuación diferenciada de órganos, una vez concluida la
etapa de recolección de pruebas, el órgano instructor
elaborará la propuesta de resolución motivada, la cual
deberá contener lo siguiente: i) identificación de las
conductas calificadas como infracciones y su motivación; ii)
identificación de la norma que prevé la imposición de
sanción para la conducta imputada; iii) la propuesta de
sanción. En caso de que no existan pruebas suficientes que
acrediten la comisión de infracciones, la Administración
deberá declarar la inexistencia de infracción.
Sin perjuicio de lo señalado, debe tenerse presente que una vez
que el órgano decisor ha revisado la propuesta de resolución tiene
la facultad de solicitar la realización de actuaciones

17
complementarias cuando estas sean necesarias para resolver el
procedimiento, lo cual refuerza la imparcialidad en la decisión de la
autoridad.

 Terminación
Una vez que se haya concluido la etapa instructora dedicada a la
recolección de pruebas, la autoridad competente resuelve la
imposición de una sanción o la inexistencia de infracción. La última
fase del procedimiento sancionador se produce mediante la
notificación al administrado y al órgano que formuló la solicitud (o al
denunciante, de ser el caso) de la decisión final de la autoridad
administrativa. Al respecto, el numeral 6 del artículo 235° de la Ley
Nº 27444 dispone: La resolución que aplique la sanción o la
decisión de archivar el procedimiento será notificada tanto al
administrado como al órgano u entidad que formuló la solicitud o a
quién denunció la infracción, de ser el caso.
Asimismo, en caso de que la resolución contemple la sanción del
administrado, esta deberá reunir los requisitos que el artículo
237°82 de la Ley Nº 27444 exige.

8. DETERMINACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA


Como punto de partida es necesario resaltar el hecho de que la Ley Nº
27444 no ha establecido ningún criterio respecto a la determinación de
la responsabilidad administrativa, es decir, no ha estipulado si la
responsabilidad administrativa es de carácter objetivo o subjetivo.
Sin embargo, como se ha expuesto anteriormente, la lógica en el
Derecho Penal y en el Administrativo en cuanto a la represión de
conductas antisociales opera de manera similar en tanto dicha facultad
proviene del ius puniendi del Estado. En ese sentido, en virtud a la
naturaleza integradora del Derecho Penal y el Derecho Administrativo
Sancionador, se puede aplicar el principio de culpabilidad en uno y otro
ámbito.

18
Sobre esto último, la doctrina mayoritaria, así como la jurisprudencia
comparada ha superado la corriente según la cual para sancionar una
infracción administrativa no era preciso llegar a la culpabilidad,
bastando la voluntariedad del sujeto. Así, hoy en día es asumido sin
mayores conflictos el elemento subjetivo de culpabilidad como principio
del Derecho Penal aplicable al Derecho Administrativo Sancionador.
Con respecto a la incorporación de la culpabilidad como elemento
determinante en la aplicación de una sanción administrativa, Nieto ha
realizado un recorrido por la evolución de la jurisprudencia española de
la cual nuestra judicatura se sirve permanentemente, el mismo que ha
resumido en los siguientes términos: El punto de partida de esta
evolución se encuentra en el rechazo absoluto de la culpabilidad, por
ser esta incompatible con la responsabilidad objetiva que preside
originariamente el campo de las infracciones administrativas. En una
segunda fase se abandona la dura responsabilidad objetiva y se
introduce un elemento subjetivo, que todavía no es el de la culpabilidad
sino el de la voluntariedad: el autor ha de querer el resultado. Lo que
significa que se elimina ya la responsabilidad en los supuestos fuerza
mayor, caso fortuito y “vis compulsiva” y se abren las puertas a la
aceptación de error y la ignorancia. Con lo cual se llega a la tercera
fase en la que hoy nos encontramos y que supone la exigencia de la
culpabilidad: no basta querer el resultado (que era lo que se llamaba la
voluntariedad psicológica) sino que es necesario querer el resultado
ilícito (intencionalidad, culpabilidad).
Por otro lado, desde una perspectiva constitucional existe una
indesligable vinculación entre la presunción de inocencia y la exigencia
de culpabilidad de la infracción, como es posible apreciar en el numeral
24 del artículo 2° de la Carta de 1993, que establece: «toda persona es
considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su
responsabilidad.
En esa misma línea, el numeral 2 del artículo 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos referente de nuestro texto
constitucional tiene previsto un dispositivo de contenido similar que

19
señala que toda persona inculpada de un delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad. Así, a partir del citado dispositivo es posible apreciar que
a nivel supranacional se considera la existencia de un elemento
subjetivo en la apreciación de la responsabilidad.
En ese sentido, si bien la Ley Nº 27444 no ha precisado cuál es el
carácter de la responsabilidad administrativa en materia sancionadora,
en atención a los fundamentos de orden constitucional, y en materia de
derechos humanos, resulta necesario considerar la exigencia de la
responsabilidad subjetiva en el ejercicio de la potestad sancionadora de
la Administración Pública.

9. ATENUANTES Y AGRAVANTES DE RESPONSABILIDAD POR


INFRACCIÓN ADMINISTRATIVA
Para imponer la sanción por la comisión de una infracción de carácter
administrativo, la Administración Pública deberá tener en cuenta una
serie de factores, situaciones y circunstancias que le permitirán
determinar el tipo de sanción que se le imputará al administrado
infractor. Es decir, de acuerdo a dichas valoraciones la cuantía de la
sanción variará; estos factores son los denominados agravantes y
atenuantes.7
Sobre el particular, el artículo 236º-A de la Ley Nº 27444 señala las
situaciones que son consideradas como atenuantes de la
responsabilidad del infractor; según el tenor del glosado artículo estas
serían las siguientes:
Artículo 236ºA. Atenuantes de Responsabilidad por infracciones.-
Constituyen condiciones atenuantes de la responsabilidad por la
comisión de la infracción administrativa, las siguientes:
1. La subsanación voluntaria por parte del posible sancionado del
acto u omisión imputado como constitutivo de infracción
administrativa, con anterioridad a la notificación de la imputación
de cargos a que se refiere el inciso 3) del artículo 235º.
7
IVANEGA, Miriam. (2008) “Consideraciones acerca de las potestades administrativas en general y de la
potestad sancionadora”. En: Revista de Derecho Administrativo N° 4. Lima: Círculo de Derecho
Administrativo de la PUCP.
20
2. Error inducido por la administración por un acto o disposición
administrativa, confusa o ilegal.
De esta manera, como un primer supuesto de atenuante encontramos
la subsanación del acto u omisión de forma espontánea antes del inicio
del procedimiento sancionador, lo cual denota la voluntad del supuesto
infractor de corregir su conducta ilegal. A modo de ejemplo podemos
citar el artículo 126° del Reglamento de la Ley de Protección de Datos
Personales.
Por su parte, el numeral 2 del artículo 236-A dispone que el error
inducido por la existencia de una disposición administrativa confusa o
ilegal constituye un atenuante toda vez que la ilegalidad de una norma
no exime al administrado de su cumplimiento, aunque de manera
posterior pueda obtener la inaplicación de la misma en sede
administrativa o judicial.
De otro lado, con relación a los supuestos de agravantes, si bien es
cierto que la Ley Nº 27444 no cuenta con un artículo que señale de
manera expresa los supuestos que se constituyen como agravantes de
la responsabilidad del infractor, sí nos presenta algunos dispositivos
que podrían calificar como tales. Sobre el particular, el numeral 7 del
artículo 230°88 de la Ley Nº 27444 puede considerarse como un
agravante, toda vez que dicha norma estipula como uno de los criterios
para la graduación de sanciones la continuación de infracciones. Esta,
desde el punto de vista penal, puede ser vista como reincidencia o
incumplimiento reiterado.
Al respecto, cabe destacar que la reincidencia es una figura propia del
Derecho Penal, pero que se puede aplicar con ciertos matices en el
ámbito sancionador; en ese orden de ideas, siguiendo a García de
Enterría, Los principios inspiradores del orden penal son de aplicación,
con ciertos matices, al Derecho sancionador, dado que ambos son
manifestaciones del ordenamiento punitivo del Estado hasta el punto
de que un mismo bien jurídico puede ser protegido por técnicas
administrativas o penales.

21
En consecuencia, es muy importante tomar en consideración la
presencia de atenuantes o agravantes al momento de imponer una
sanción, ya que estos son factores que permitirán a la Administración
aumentar o disminuir el monto de la multa, que es la concreción de la
sanción que se impone.
Sin perjuicio de lo señalado, la Administración deberá tener en cuenta
el principio de razonabilidad estipulado en el numeral 200.390 de la Ley
Nº 27444, al que hemos hecho referencia en el capítulo anterior, por el
cual se aplicarán los atenuantes o agravantes de acuerdo a la
gravedad del daño ocasionado, el perjuicio económico, la repetición o
continuidad en la comisión de la infracción, el beneficio ilegalmente
obtenido, las circunstancias en las cuales se cometió la infracción y la
existencia o no de intencionalidad en la conducta del infractor,
supuestos que la autoridad decisoria deberá tener en cuenta al
momento de imponer la sanción.

10. PRESCRIPCIÓN DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO


SANCIONADOR.
El transcurso del tiempo es parte del conjunto de problemas de interés
para el Derecho; esta idea ha motivado la necesidad de generar
instituciones jurídicas que sean determinantes para las relaciones
interpersonales y para las que se dan con el Estado, influyendo de
manera notoria en los procedimientos administrativos.
La prescripción representa uno de estos problemas de interés debido a
la relación directa que tiene con la noción de seguridad jurídica, en la
medida que el transcurrir del tiempo puede incidir notablemente en las
relaciones de los sujetos que interactúan dentro de un ordenamiento
jurídico. De la misma manera, la prescripción cumple una función
garantista desde la perspectiva del administrado, en tanto que el hecho
de no contemplar un plazo de prescripción supondría la infracción de
los principios sobre los que se estructuran las relaciones jurídicas93.
Ahora bien, la prescripción es una institución muy importante dentro del
procedimiento administrativo sancionador en la medida que se

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constituye como una de las garantías orientadas a la protección del
administrado frente a la actividad aflictiva que ejerce la Administración
Pública en virtud a su potestad sancionadora.
Sobre el particular, García Gómez de Mercado señala que: La potestad
sancionadora de la Administración puede perderse y no ser ya efectiva
por el transcurso del tiempo, dando lugar a la prescripción (extintiva) de
las infracciones o de las sanciones, según la Administración pierda el
derecho a sancionar una infracción o a ejecutar una sanción ya
impuesta.
De acuerdo con lo expuesto, la prescripción se relaciona directamente
con el retraso objetivo en el ejercicio de los derechos y potestades, en
concordancia con los cánones que la normativa establezca y al margen
de la posición subjetiva de sus protagonistas.
Desde el punto de vista de la jurisprudencia, el Tribunal Constitucional
define a la prescripción en los siguientes términos:
La prescripción, desde un punto de vista general, es la institución
jurídica mediante la cual, por el transcurso del tiempo, la persona
adquiere derechos o se libera de obligaciones. Y, desde la óptica
penal, es una causa de extinción de la responsabilidad criminal
fundada en la acción del tiempo sobre los acontecimientos humanos o
renuncia del Estado al ius puniendi, en razón de que el tiempo
transcurrido borra los efectos de la infracción, existiendo apenas
memoria social de la misma.
Es decir, que mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del
Estado, dado que se extingue la posibilidad de investigar un hecho
criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o autores del
mismo.
Desde la Carta Magna, inspirada en el principio pro homine, el Estado
autolimita su potestad punitiva en la medida en que, por el paso del
tiempo se elimina la incertidumbre jurídica en el caso de la extinción de
la acción penal.
La Administración en el ejercicio de su facultad sancionadora tiene el
irrestricto deber de respetar los derechos procesales constitucionales

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de los administrados entre los cuales se encuentra el instituto procesal
de la prescripción.
Entonces, de los fundamentos jurídicos citados de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional es posible sostener en la misma línea que la
jurisprudencia española que el fundamento de la prescripción no radica
en la subjetiva intención o voluntad del órgano administrativo de
abdicar o renunciar, siquiera implícitamente al ejercicio de su derecho
a sancionar, sino en la objetiva inactividad del mismo.

Características.
En términos generales es posible identificar en la figura de la
prescripción las siguientes características:
 La prescripción transforma una situación de hecho en una situación
de derecho.
 Supone la imposición al ente público del deber de abstenerse en el
ejercicio de potestades y acciones tendentes al ejercicio de su
derecho.
 Identificadas las principales características de la prescripción es
necesario referir que esta puede ser aplicable tanto a las
infracciones como a las sanciones.
 En el caso específico de la prescripción de las infracciones se
aprecia que la inmediación o contigüidad temporal entre las
conductas infractoras y su castigo va ser el elemento central que
determine el ejercicio de la potestad sancionadora.
 Entonces, en función al ejercicio de la actividad administrativa es
que se va determinar la responsabilidad del administrado. Esto
supone que la Administración es la que debe observar los plazos
establecidos por el legislador para que materialice eficazmente
dicha actuación, ya que de no producirse la misma se extinguirá la
posibilidad de que pueda determinarse la comisión de una
infracción.
Finalmente, respecto de la prescripción de las sanciones, esta se va
producir una vez que ha quedado firme la resolución que impone la

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sanción y cuando la misma no ha sido exigida por la Administración
dentro del plazo establecido por el legislador.

11. EL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN: CÓMPUTO, INTERRUPCIÓN Y


REANUDACIÓN.
Con relación al plazo de prescripción de la infracción, el glosado texto
modificado del numeral 233.1 del artículo 233º de la Ley Nº 27444
establece un plazo de 4 años, el mismo que resulta aplicable a falta
de su indicación en leyes especiales sancionadoras.

a. Cómputo: inicio
Respecto al inicio del cómputo, conforme se señaló anteriormente,
el plazo de la prescripción comienza con el momento de realización
de la acción típica y su interrupción no se produce si no es
mediante actuaciones administrativas con conocimiento del
presunto infractor. Una precisión de este tipo supone una elección
concreta, la más objetiva y que mejor sirve a la seguridad jurídica,
ya que tanto el infractor como la Administración saben con
exactitud a qué atenerse.
El día inicial del cómputo es cuando se realiza el hecho, acción u
omisión típica, ello con independencia de que la Administración
tenga o no conocimiento de su comisión.
Si se tiene en cuenta el tipo de infracción, existen en cada caso
reglas a tener en cuenta:
 En el caso de infracciones instantáneas la ilegalidad se
comete a través de una actividad momentánea, por la que
se consuma el ilícito sin que ello suponga la creación de una
situación duradera posterior (como la infracción de una regla
de tránsito).
 En el caso de las infracciones continuadas el plazo no
comienza a contarse hasta el momento en que deje de
realizarse la acción infractora. Como la infracción se
continúa cometiendo hasta que se abandona la situación

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antijurídica, el plazo de prescripción no se inicia hasta ese
momento.

b. Cómputo: final
La determinación del final del cómputo del plazo de prescripción se
rige por algunas reglas que es preciso tener en cuenta:
 El plazo ha de transcurrir de forma completa y seguida: si el
plazo se ha visto interrumpido por la iniciación de un
procedimiento sancionador pero que no ha concluido en
plazo con una resolución expresa, vuelve a computarse el
plazo de prescripción desde el primer día.
 El día final del cómputo viene determinado por la fecha en
que tiene lugar la notificación válida de la resolución
sancionadora, no por la fecha en que se expide esta última.

c. Interrupción.
La iniciación del procedimiento sancionador con conocimiento del
presunto infractor tiene el efecto de interrumpir el plazo de
prescripción, pero no de forma definitiva. Para que la interrupción
del plazo de la prescripción se produzca se requieren dos cosas:
 Que la Administración realice con eficacia las actuaciones
encaminadas a la persecución de la infracción.
 Que lo haga con conocimiento del interesado.

d. Reanudación de la prescripción.
La inactividad sucesiva de la Administración trae como
consecuencia reactivar la prescripción que se había visto
interrumpida por efectos de la actividad administrativa.

12. LAS SANCIONES.


A pesar de no haber sido contemplada en las disposiciones de la Ley
Nº 27444, las sanciones administrativas pueden ser definidas como
toda aquella imposición de una situación gravosa o perjudicial en el

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ámbito de las esfera del administrado, como consecuencia de una
contravención al ordenamiento jurídico, producida en el curso de un
procedimiento administrativo y con una finalidad principalmente de
carácter represor.

12.1. Las diferencias entre la sanción penal y la sanción


administrativa.
Doctrinariamente se han desarrollado esfuerzos para realizar la
diferenciación entre la sanción penal y la sanción administrativa,
pero la distinción solo se da en un plano formal, es decir, se
distinguen formalmente dos ámbitos de sanción por parte de la
autoridad: de un lado, la Administración Pública con la sanción
administrativa y del otro el Poder Judicial con la imposición de la
pena.
En este mismo sentido, el análisis de la cuestión desde las
formulaciones iusnaturalistas en el periodo del Estado de policía
hasta nuestros días nos lleva a sostener que no existe una
diferencia ontológica entre las sanciones penales y las
sanciones administrativas. Ambos son instrumentos con los
cuales cuenta el Estado en su función de conformación social en
el marco de protección y resguardo de determinados valores y
bienes constitucionales.
Otro punto importante es la manifestación de la sanción, dado
que en la sanción penal se impone una sanción privativa de la
libertad, mientras que en la sanción administrativa se impone
sanciones personales o reales, ninguna de ellas orientadas a
restringir la libertad de la persona.
No obstante lo expuesto, no existe un planteamiento unívoco
respecto a la diferencia entre el ilícito penal y el ilícito
administrativo que nos permita plantear una distinción clara entre
ambos tipos de sanciones; podemos acudir a criterios que van
desde la mayor onerosidad que la sanción penal, el fuerte
castigo social que supone el procesamiento, condena o, incluso,

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la mera intervención como acusado en un proceso penal para
ensayar una diferenciación entre ambas instituciones, pero esa
distinción no llega a ser del todo clara.

12.2. La sanción y las medidas correctivas.


En líneas anteriores se ha explicado que la sanción
administrativa tiene como función restituir la situación anterior a
la comisión de la infracción, lo cual representa una diferencia
importante con las demás ramas del Derecho. Sin embargo,
nuestro ordenamiento jurídico no solo otorga a la Administración
Pública la potestad de imponer sanciones, sino también la
habilita a establecer las medidas correctivas que convengan
para precisamente, restablecer la situación existente antes de la
comisión de la infracción.8
Sobre el particular, la habilitación legal a la Administración para
dictar medidas correctivas se estipula en el numeral 232.1 de la
Ley Nº 27444, cuyo tenor es el siguiente:
Las sanciones administrativas que se impongan al administrado
son compatibles con la exigencia de la reposición de la situación
alterada por el mismo a su estado anterior, así como con la
indemnización por los daños y perjuicios ocasionados, los que
serán determinados en el proceso judicial correspondiente.
Con relación al glosado artículo, si bien la Administración
establece sanciones como carácter punitivo ante una infracción,
también puede dictar medidas accesorias que permitan la
reposición al estado existente antes de la infracción, las cuales
se manifiestan en las medidas correctivas. Así, por ejemplo, el
Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA),
puede establecer como sanción el pago de cierto monto de
dinero por la contaminación ambiental de una empresa;
asimismo, como medida correctiva podrá imponer la adopción de
medidas de mitigación del riesgo ambiental o la asistencia a

8
SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso. (2000) “Principios del Derecho Administrativo Sancionador”. Madrid:
Centro de Estudio Ramón Areces. Colección Ceura.
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capacitaciones por parte del infractor, lo cual claramente tiene
por objeto corregir la conducta infractora del administrado.

13.3. Recursos impugnativos. La prohibición de reformatio in


peius
Los recursos administrativos que puede interponer el
administrado son los establecidos en el Capítulo II del Título III
de la Ley Nº 27444: el recurso de reconsideración116, el recurso
de apelación y el recurso de revisión.
Independientemente del recurso que interponga el administrado,
el numeral 3 del artículo 237º de la Ley de Procedimiento
Administrativo General indica lo siguiente: Cuando el infractor
sancionado recurra o impugne la resolución adoptada, la
resolución de los recursos que interponga no podrá determinar la
imposición de sanciones más graves para el sancionado».
Este numeral contiene lo que la doctrina ha denominado el
principio reformatio in peius, la misma que encuentra sustento
constitucional en el numeral 3 del artículo 139° de la
Constitución Política del Perú, el mismo que ha sido reconocido
en numerosas sentencias del Tribunal Constitucional.
En ese sentido, el principio reformatio in peius implica el
impedimento del órgano revisor de modificar la resolución
impugnada empeorando la situación del apelante, garantizando
lo que la doctrina ha denominado reformatio in melius. Roxin,
poniendo de relieve la finalidad contra disuasiva de la prohibición
de la reformatio in peius, señala que esta pretende lograr que
nadie se abstenga de interponer un recurso por el temor de ser
penado de un modo más severo en la instancia siguiente.

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CONCLUSIONES

Luego de haber realizado el presente, llegué a las siguientes


conclusiones:

1. Que, el concepto habitual que tenemos de un procedimiento


administrativo es el de ser el conjunto de actos que se desarrollan
entre una entidad pública y un administrado, que tiene como
resultado la emisión de un acto administrativo que otorga o
reconoce un derecho del administrado.

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2. Asimismo, el procedimiento administrativo también puede tener por
finalidad, fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones legales que
regulan el funcionamiento de los distintos sectores del Estado.
3. Que, si como consecuencia de estos procedimientos de
fiscalización se determina que un administrado ha cometido una
infracción contra las normas legales que le son aplicables, se
procederá entonces a la imposición de una sanción.

4. Además, las sanciones de tipo administrativo tienen por principal


objeto disuadir o desincentivar la realización de infracciones por
parte de los administrados. El fin de las sanciones es, en último
extremo, adecuar las conductas al cumplimiento de determinadas
normas.

5. Finalmente, el principio de legalidad abarca una doble exigencia: la


primera, de carácter formal que enmarca el ejercicio de la potestad
sancionadora por un órgano de la Administración dentro de una
norma cuyo rango sea el de una ley; sin embargo, en el ámbito del
Derecho Administrativo Sancionador es admisible la colaboración
de normas reglamentarias, siempre que sus disposiciones se
enmarquen en lo dispuesto en la ley.

BIBLIOGRAFÍA.

1. ALARCÓN SOTOMAYOR, Lucía. (2007) “El procedimiento


administrativo sancionador y los derechos fundamentales”.
Navarra: Thomson-Civitas.

2. BACA ONETO, Víctor y ZEGARRA VALDIVIA, Diego. (2011) “La


Ley de Procedimiento Administrativo General”. Diez años después.
Palestra Editores, Lima: 2011.

31
3. DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. (2013) “El proceso contencioso
administrativo en el Perú”. En: Hechos de la Justicia Nº 10. Revista
electrónica.

4. GALLARDO, María. (2008) “Los principios de la potestad


sancionadora”. Teoría y práctica. Madrid: Iustel.

5. IVANEGA, Miriam. (2008) “Consideraciones acerca de las


potestades administrativas en general y de la potestad
sancionadora”. En: Revista de Derecho Administrativo N° 4. Lima:
Círculo de Derecho Administrativo de la PUCP.

6. MORÓN URBINA. Juan Carlos. (2003) “Comentarios a la Ley del


Procedimiento Administrativo General”. Lima: Gaceta Jurídica.

7. SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso. (2000) “Principios del


Derecho Administrativo Sancionador”. Madrid: Centro de Estudio
Ramón Areces. Colección Ceura.

8. ZEGARRA VALDIVIA, Diego. (2010) “La figura de la prescripción


en el ámbito administrativo sancionador y su regulación en la Ley
Nº 27444 - Ley del Procedimiento Administrativo General”. En:
Revista de Derecho Administrativo Nº 9, año 5, Lima.

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ANEXOS

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