Adopcion de Menores de Edad Icbf
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CONSEJO DE ESTADO
ANTECEDENTES
“Mediante el fallo de la referencia se estudió el caso de una joven que, a la edad de los 9 años
fue declarada en situación de abandono bajo las normas del Código del Menor que rigió hasta
2007. Ante ese hecho fue dada en adopción pero su proceso de adaptación a la nueva familia
estuvo signado por una serie de obstáculos, en el que sobresale el hecho que la niña siempre
hacía referencia a su familia biológica y a su deseo de volver a su seno, lo que condujo a su
madre adoptiva la reintegrara al ICBF para que restableciera el vínculo con la misma.
Con posterioridad al reintegro, el ICBF inició un nuevo proceso de adopción y ubicó a la niña
en un hogar sustituto de donde salió varias veces para supuestamente buscar a su familia de
crianza. Al momento de la resolución del caso, la menor cuenta con 16 años de edad, convive
con una hermana por línea materna y es madre soltera. Es de resaltar que la menor no contó
nunca con una familia con posterioridad a su reintegro al ICBF.
Consideraba la accionante, quien fuera una tía materna de la menor, que dentro del proceso
administrativo y judicial que dio origen a la adopción de ésta, se presentó una grave falta de
información y participación de la familia de crianza que les impidió participar en el procedimiento que
llevó al ICBF a declarar a la niña en situación de adoptabilidad, pese a contar con personas que
podían hacerse responsables de ella.
Luego de estudiar tanto la actuación administrativa como judicial, concluyó la Sala que dentro
de los mismos se incurrió en defecto fáctico por las siguientes razones: (i) el Defensor de
Familia del centro Zonal de Aranjuez del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF-
omitió decretar pruebas relevantes dentro del proceso administrativo especial de declaración
de abandono y, (ii) la Defensoría de Familia valoró las pruebas de manera arbitraria y
caprichosa. Así mismo, estableció que el Juzgado de Familia incurrió en la causal específica
de procedibilidad denominada error inducido como consecuencia de la actuación
administrativa que desplegó el ICBF.
Por lo anterior, en la parte resolutiva de la providencia se dejó sin efecto toda la actuación que
dio origen al proceso de adopción, es decir, tanto la actuación administrativa –que declaró el
estado de abandono, la situación de adoptabilidad y la adopción- como la judicial, es decir, la
sentencia que aprobó la adopción.
Así mismo, se ordenó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- adoptar una serie
de medidas a fin de garantizar la protección integral de los derechos fundamentales de Sofía y
su hijo nacido, tales como la inclusión de ambos en los programas que actualmente existen o
los que se lleguen a crear para suplir sus necesidades emocionales, sicológicas y
económicas.
Finalmente, se exhortó al ICBF a diseñar un protocolo en el que se consagren las directrices que
deben seguir los funcionarios de la institución en casos como el estudiado . En igual sentido se
exhortó al Consejo Superior de la Judicatura para que adoptara las medidas necesarias con el
fin de que los jueces de familia cumplieran su rol de garante de derechos dentro del trámite de
los procesos de adopción” (Subrayado y negrilla del consultante).
).
(…)
(…)
Vincular y notificar a los integrantes de la familia extensa que sea procedente, las decisiones
tomadas en todo el proceso administrativo de restablecimiento de derechos, para garantizar la
vinculación de la familia extensa o vincular del niño, niña o adolescente como posible red de
apoyo al proceso administrativo de restablecimiento de derechos. Responsable: Defensor de
Familia o Autoridad competente.
(…)
Desarrollar procesos de atención psicológica a los integrantes de la familia extensa que se han
identificado como referentes positivos para la garantía de derechos de los niños, niñas o
adolescentes utilizando herramientas que le permitan determinar la estructura personal y
social”.
PREGUNTAS:
“1) ¿Constituye esta sentencia un precedente Erga Omnes o sólo aplica respecto del caso
concreto?
2) En caso de ser aplicable únicamente respecto del caso concreto, ¿Debe el ICBF ajustar su
protocolo de tal manera que la exigencia de buscar a la familia extensa de los niños – hasta
un sexto grado de consanguinidad – sólo sea necesaria en situaciones particulares que
demanden mayor rigidez en el proceso de adopción?”.
II. CONSIDERACIONES
A. Observación preliminar
Al respecto se señala que, de acuerdo con el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, “Por el
cual se reglamenta la acción de tutela consagrada en el artículo 86 de la Constitución
Política”, las sentencias de revisión de tutela de la Corte Constitucional, como es el caso de la
sentencia mencionada, únicamente tienen efectos inter partes. Dice así esta norma:
“Artículo 36. Efectos de la revisión. Las sentencias en que se revise una decisión de tutela solo
surtirán efectos en el caso concreto y deberán ser comunicadas inmediatamente al juez o
tribunal competente de primera instancia, el cual notificará la sentencia de la Corte a las
partes y adoptará las decisiones necesarias para adecuar su fallo a lo dispuesto por esta”
(Destaca la Sala).
“Igualmente, la Corte ha señalado que la acción de tutela tiene efectos inter partes tal como lo
dispone el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, lo que supone que las consecuencias y entre
ellas las peticiones que se puedan presentar a partir de la sentencia, deben estar precedidas y
sustentadas en la legitimidad de los sujetos que participaron del amparo. Sólo ellas estarán
legitimadas para pedir dentro de las condiciones señaladas en el Código de Procedimiento
Civil la aclaración, corrección o anulación de la sentencia”
“Artículo 48. Alcance de las sentencias en el ejercicio del control constitucional. Las sentencias
proferidas en cumplimiento del control constitucional tienen el siguiente efecto:
1) (…)
“Por lo demás, cabe puntualizar que las sentencias judiciales a través de las cuales se
deciden acciones de tutela, solo tienen efectos en relación con las partes que intervienen en el
proceso (Decreto 2591 de 1991, art. 36). Sin embargo, la doctrina constitucional que define el
contenido y alcance de los derechos constitucionales, sentada por la Corte Constitucional, con
ocasión de la revisión de los fallos de tutela, trasciende las situaciones concretas que le sirven
de base y se convierte en pauta que unifica y orienta la interpretación de la Constitución. El
principio de independencia judicial, tiene que armonizarse con el principio de igualdad en la
aplicación del derecho, pues, de lo contrario, se corre el riesgo de incurrir en arbitrariedad. La
jurisprudencia de los altos órganos jurisdiccionales, por medio de la unificación doctrinal,
persigue la realización del principio de igualdad. Por consiguiente, sin perjuicio de lo
observado respecto de la doctrina constitucional, la exequibilidad del segundo inciso del
artículo 48, materia de examen, se declarará bajo el entendido de que las sentencias de
revisión de la Corte Constitucional, en las que se precise el contenido y alcance de los
derechos constitucionales, sirven como criterio auxiliar de la actividad de los jueces, pero si
estos deciden apartarse de la línea jurisprudencial trazada en ellas, deberán justificar de
manera suficiente y adecuada el motivo que les lleva a hacerlo, so pena de infringir el principio
de igualda.
Sin embargo ha de tenerse en cuenta que, en aras del principio de igualdad en la aplicación
del derecho, la Corte ha sostenido que la doctrina constitucional sobre el contenido y alcance
de los derechos constitucionales, sentada con ocasión de la revisión de los fallos de
tutela,“trasciende las situaciones concretas que le sirven de base y se convierte en pauta que
unifica y orienta la interpretación de la Constitución.”
“OCTAVO.- EXHORTAR al ICBF para que diseñe un protocolo en el que se consagren las
directrices que deben seguir los funcionarios de esa institución en cuanto a la aplicación de
las distintas medidas de restablecimiento de derechos, en especial, la declaración de
adoptabilidad, para que no se cometan los errores que se evidenciaron en el caso de la
referencia”.
“5.7.2. En el asunto sub examine, la tía abuela que entregó la niña al ICBF manifestó que aunque sí
contaba con familia extensa, ninguno de sus miembros estaba en capacidad de asumir su cuidado y
manutención, entre otras: i) por carecer de los medios económicos para el efecto; ii) estar sometida a
un riesgo de abuso sexual, sin especificar si esta amenaza provenía de un miembro de la familia o de
un tercero y iii) por el maltrato físico al que era sometida por uno de sus familiares.
Frente a esta declaración, correspondía al ICBF investigar para corroborar la veracidad de esas
afirmaciones y determinar si, como lo señaló la denunciante, la niña efectivamente carecía de un
entorno familiar que la pudiera cuidar, proteger, brindarle amor; en otros términos, ser sujetos
protectores y garantizadores de sus derechos, pues se repite la declaración de adoptabilidad sólo es
posible cuando no existe ningún familiar que pueda y quiera responsabilizarse del niño, niña y
adolescente inmerso en un proceso de restablecimiento de derechos.
La ausencia de una investigación profunda sobre el entorno familiar de la niña por parte de los
funcionarios del ICBF quebrantó el derecho fundamental a la unidad familiar, el cual se concreta en
que los niños, niñas y adolescentes deben mantener relaciones personales y un contacto directo con
su familia biológica hasta donde ello sea posible como la mejor forma de garantizar sus derechos.
Con base en esta premisa, esta Sala advierte que en el caso objeto de estudio, cuando el ICBF declaró
en situación de abandono a la niña y optó por la medida de la adopción quebrantó no solo su derecho
fundamental a tener una familia y no ser separada de ella; sino otros derechos igualmente
fundamentales como el derecho al debido proceso y el ser escuchada en el proceso administrativo
que se inició con el objeto precisamente de proteger sus derechos y lograr su restablecimiento –
finalidad que impuso la nueva normativa de infancia-.
5.7.3. Por tanto, el ICBF estaba en la obligación de analizar la situación de la familia extensa de la niña
y determinar si para la protección de sus derechos se podía optar por otras medidas de protección
distintas a la adopción, tales como entregar la custodia a su familia extensa y brindarles el apoyo
necesario para preservar dicho vínculo, por ejemplo, apoyo psicológico, terapias familiares,
sensibilización a los familiares que cuidaban a la niña; como también brindarle a la menor de
dieciocho años todos los cuidados especiales que requería para atender sus necesidades y propender
por su desarrollo armónico e integral, sin que ello implicara la separación de su núcleo familiar, como
en efecto ocurrió, sin una motivación razonada y evidente para ello. El ICBF no demostró, como ya se
señaló en otro aparte de este fallo, que la medida que mejor se ajustaba al restablecimiento o
protección de los derechos de la niña era la adopción.
De haberse investigado de una manera profunda y juiciosa las circunstancias que rodeaban la
situación familiar de la niña, como lo exige un proceso de esta naturaleza, es posible que se hubiese
llegado a la decisión de tomar otro tipo de medidas, como por ejemplo, el acompañamiento a la familia
biológica de la niña para guiarlos en el cumplimiento de sus deberes constitucionales y legales y con
el propósito de que pudieran atender sus necesidades afectivas, emocionales y económicas. Ahora, si
se evidenciaba una situación económica precaria de sus cuidadores, el ICBF en aplicación del
principio constitucional del interés superior de la niña, ha debido buscar que la familia quedara
inscrita en un programa del Estado que les permitiera atender alguna de sus necesidades básicas, sin
embargo, se optó por empezar los trámites para la adopción. En la nueva legislación, artículo 58 inciso
segundo, se consagra expresamente la obligación del Sistema Nacional de Bienestar Familiar de
brindar a la familia los recursos adecuados que le permitan garantizar los derechos del niño, niña o
adolescente en proceso de restablecimiento de derechos.
La pregunta tiende a averiguar si se debe modificar el citado protocolo con miras a establecer
que la búsqueda de la familia extensa - hasta el sexto grado de consanguinidad - solo sea
necesaria en determinadas “situaciones particulares” que demanden “mayor rigidez” en el
proceso de adopción.
Sobre el particular la Sala encuentra que el exhorto que hizo la Corte Constitucional al ICBF
fue para exigir el cumplimiento de la Ley 1098 de 2006, Código de la Infancia y la
Adolescencia, respecto de las medidas de restablecimiento de derechos de los niños, niñas y
adolescente
Bajo esta perspectiva se debe plantear el protocolo como un instructivo dirigido a los
funcionarios del ICBF para corregir los errores que la sentencia identifica. De acuerdo con la
sentencia el protocolo tiene por objetivo concreto exigir a las Defensorías de Familia mayor
rigor en la aplicación del debido proceso y en la práctica de las pruebas, en la realización de
una completa investigación sobre el entorno familiar de los niños, las niñas o los adolescentes,
en el análisis de si para la mejor protección de sus derechos se puede optar por medidas
distintas a la adopción, o en la demostración, con pruebas idóneas, de que la medida que
mejor se ajusta al restablecimiento o protección de sus derechos es la adopción.
LA SALA RESPONDE
“1) ¿Constituye esta sentencia un precedente Erga Omnes o sólo aplica respecto del caso
concreto?”
“2) En caso de ser aplicable únicamente respecto del caso concreto, ¿Debe el ICBF ajustar su
protocolo de tal manera que la exigencia de buscar a la familia extensa de los niños – hasta
un sexto grado de consanguinidad – sólo sea necesaria en situaciones particulares que
demanden mayor rigidez en el proceso de adopción?”
Remítase al señor Director del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social – DPS
y a la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República.
Presidente de la Sala
Consejero de Estado
Secretaria de la Sala