Medida Aseguramiento Andres Felipe Arias Leiva-Revisada

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TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTÁ D. C.

SALA DE DECISIÓN PENAL

Magistrado: ORLANDO FIERRO PERDOMO


Radicación: 11001 6000 102 2009 00360 01
Procedencia: FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
Imputado: ANDRÉS FELIPE ARIAS LEIVA
Delitos: PECULADO POR APROPIACIÓN Y OTRO
Asunto: MEDIDA DE ASEGURAMIENTO
Decisión: IMPONE
Ciudad y fecha: BOGOTÁ D. C., VEINTISEIS (26) DE JULIO DE 2011

1. OBJETO

Conforme al parágrafo 1º del art. 39 del nuevo sistema procesal Penal, siendo que el
presente asunto es de competencia de la H. Corte Suprema de Justicia, por la calidad de
aforado del imputado ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA, corresponde al Tribunal de
Bogotá –Sala Penal- ejercer la función de Juez de Control de Garantías.

Así y concluida la intervención de los sujetos procesales y demás intervinientes, procede el


Despacho a resolver si se cumplen los requisitos formales y sustanciales para imponer la
medida de aseguramiento invocada por la Fiscalía General de la Nación contra el ex
ministro de Agricultura y Desarrollo Rural Arias Leiva.

ANTECEDENTES

Durante el período comprendido entre el 4 de febrero de 2005 hasta el 7 de febrero de 2009,


el señor ANDRÉS FELIPE ARIAS LEIVA se desempeñó como Ministro de Agricultura y
Desarrollo Rural del Gobierno Nacional, período dentro del cual el Congreso de la
República expidió la Ley 1133 del 9 de abril 2007, con la cual se implementó el programa
denominado AGRO INGRESO SEGURO con el fin de establecer las políticas
agropecuarias y beneficios con ayudas económicas a pequeños y medianos agricultores, ley
que contenía dos aspectos centrales para desarrollar el programa consistentes en apoyos
económicos directos y en apoyos para la competitividad, cuyo objetivo era preparar el
sector agropecuario ante la internacionalización de la economía, mejorar la productividad y
adelantar procesos de reconversión en todo el sector agropecuario.
2

El rubro de incentivo a la competitividad previó la posibilidad destinar recursos para


promover la transferencia de tecnología, cofinanciando proyectos de adecuación de tierra e
infraestructura de riego y drenaje de los productos agrícolas del país.

Con este fin el ministro ARIAS LEIVA celebró con el Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura (IICA) el convenio 003 del 2 de enero de 2007 por 47 mil
millones de pesos; el 055 del 10 de enero de 2008 por 140.428 millones de pesos y el 052
del 16 de enero 2009 por cien mil ochocientos treinta y siete millones, novecientos treinta y
cuatro mil pesos ($100.837.934.000), que totalizaron doscientos ochenta y ocho mil
millones, doscientos sesenta y cinco mil novecientos treinta y cuatro mil pesos
($288.265.934.000) y cuyo objeto era la cooperación científica y tecnológica mediante la
unión de esfuerzos, recursos, tecnología y capacidades; así como la implementación,
desarrollo y ejecución de la convocatoria pública de riego y drenaje que permitía la
asignación de recursos del programa y la del subsidio para la realización de obras de
adecuación de tierras, riego y drenaje.

Con base en estos hechos la Fiscalía General de la Nación le imputó en calidad de autor
presuntamente responsable los delitos de contrato sin el cumplimiento de requisitos legales
y peculado por apropiación a favor de terceros, demandando de este Despacho la
imposición de medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento
carcelario.

CONSIDERACIONES Y DECISION DEL DESPACHO

Resulta preciso recordar que la legislación procedimental que rige el sistema acusatorio,
cuando de imponer medidas restrictivas de la libertad se trata, para su imposición exige la
concurrencia tanto de los presupuestos formales y sustanciales contemplados en la ley
como su necesidad para evitar que el imputado obstruya el ejercicio de la justicia,
constituya peligro para la sociedad o la víctima o para conjurar el riesgo de que no
comparezca al proceso o no cumpla la sentencia, tal como lo preceptúa el artículo 308 de la
ley 906 de 2004.
3

Los presupuestos formales a que alude la norma en cita se concretan en la inferencia


razonable surgida de los elementos materiales probatorios, evidencia física e información
legalmente obtenida, que el imputado puede ser autor o partícipe de la conducta delictiva.

Para dilucidar este aspecto se debe establecer que por lo menos las conductas imputadas
cuenten con un mínimo de elementos o evidencias de las que se infiera la posible autoría o
participación del ex Ministro ARIAS LEIVA, en esos cargos.

Se le atribuye el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales contenido en el


artículo 410 de la Ley 599 de 2000 que en su tenor literal consagra:

“El servidor público que por razón del ejercicio de sus funciones tramite contrato sin
observancia de los requisitos legales esenciales o lo celebre o liquide sin verificar el
cumplimiento de los mismos…”

Conforme la anterior descripción típica, son supuestos para la realización del tipo
objetivo:

1.) Ostentar la calidad de servidor público y ser el titular de la competencia funcional para
intervenir en la tramitación, celebración o liquidación del contrato.

2.) Desarrollar la conducta prohibida, concretada en la intervención en una de las


mencionadas fases del contrato estatal sin acatar los requisitos legales esenciales para su
validez.

Por su parte el Art. 209 de la Constitución Política, en concordancia con el Art. 23 de la


Ley 80 de 1993, prevén que la contratación estatal debe ser desarrollada con acatamiento
de los principios de economía, transparencia, responsabilidad, igualdad, moralidad,
eficacia, celeridad, imparcialidad, publicidad y selección objetiva, en consonancia con los
fines del Estado.

Sobre este marco normativo, se desarrolla el delito de celebración de contratos sin el


cumplimiento de los requisitos legales esenciales. Por lo anterior, las actuaciones de
quienes intervienen en la contratación estatal deberán desarrollarse con arreglo a estos
postulados superiores y a los principios de transparencia, economía y responsabilidad
definidos en los Arts. 24, 25 y 26 de la Ley 80 de 1.993, e igualmente, con sujeción al deber
de selección objetiva previsto en el Art. 29 de esta normatividad.
4

En el sub examine, se encuentra fehacientemente probada la calidad de servidor público del


imputado para el momento de los hechos como se demuestra con el decreto de
nombramiento, el acta de posesión.

Ahora, en esa calidad y como titular de la Cartera de Agricultura y Desarrollo Rural, le


corresponde entre un cúmulo de funciones propias del cargo, suscribir a nombre de la
Nación los contratos relativos a asuntos propios del Ministerio, conforme a la ley, a los
actos de delegación del Presidente y a las demás normas pertinentes, con las que desarrolla
su actividad funcional. Es decir, que tenía la calidad de funcionario público, circunstancia
que lo investía de la competencia funcional para la suscripción de convenios y contratos.

Cuando de celebrar tales acuerdos, el mismo tipo penal proscribe las siguientes situaciones:
i) La “tramitación” del contrato sin la observancia de requisitos legales esenciales para su
formación, etapa dentro de la cual se incluyen las fases anteriores a la celebración del
compromiso contractual; ii) La celebración del contrato sin verificar el cumplimiento de los
requisitos legales esenciales; y iii) la liquidación en las mismas condiciones que la
celebración.

Sobre las diversas opciones mediante las cuales se tipifica el ilícito de celebración de
contrato sin cumplimiento de requisitos, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia ha señalado:

“esa distinción se ofrece consecuente con la forma en que en la práctica las entidades del Estado
llevan a cabo la función contractual. En efecto, es sabido que la celebración de un contrato y su
posterior ejecución, conlleva la realización de un sinnúmero de actos que se realizan,
normalmente, a través de diversos órganos de la administración, en una relación concatenada de
antecedente a consecuente, lo que perfila uno de los procesos administrativos más complejos.

Todo indica que el legislador tuvo en cuenta esa realidad al definir la conducta prohibida, y que
quiso cobijar a través de ella tanto a los servidores públicos de rango medio en la organización que
por razón de sus funciones interviene en la tramitación del contrato, como a aquéllos que con
ocasión de su cargo son titulares de la función contractual, últimos a quienes se reserva la facultad
de celebrar y liquidar el contrato, para lo cual se demanda una estricta labor de supervisión,
inexcusable, en cuanto garantes de la legalidad de la actuación, precisamente porque son los
únicos que pueden comprometer con su voluntad final los dineros del erario” 1.

Entonces, de acuerdo a estos concretos apartes jurisprudenciales, la suscripción de los


contratos, acuerdos o convenios que comprometan los recursos de la Nación, exige del
funcionario una especial vigilancia sobre su objeto y ejecución como garante de los
1
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal, sentencia de 9 de febrero de 2005, radicado No.21547.
5

intereses del mismo conglomerado porque su labor no culmina con la suscripción del
documento sino que simplemente este acto forma parte de las funciones integrales en el
proceso de contratación, valga decir, que debe estar atento a las vicisitudes o
irregularidades que impidan su desarrollo o que se ejecute de manera anormal, entre otras
circunstancias, para proteger los intereses del Estado, por lo que no representa excusa
alguna que durante tal proceso intervengan otros funcionarios subordinados encargados de
complementar el proceso y sin que el Despacho ahonde en el tema toda vez que este asunto
es propio del Juez Colegiado de Conocimiento, y no del Juez de Garantías.

Tampoco se le aplican los principios de confianza y buena fe, pues como lo ha precisado el
máximo Tribunal de Justicia:

“cuando la función de celebrar contratos normativamente radica en un específico servidor público y


no ha sido expresamente delegada en otro, sino que, como en este caso, sólo ha delegado en
funcionario de menor rango el deber de adelantar los trámites previos a la celebración del contrato,
se exige por el ordenamiento que despliegue la máxima diligencia y cuidado al momento de adoptar
la decisión final que le corresponde, pues en ese instante reasume la administración del riesgo y por
ende se hace responsable de realizar una conducta prohibida, ya que la normatividad exige que sus
actuaciones estén presididas por el cumplimiento de los principios y valores constitucionales, los
fines de la contratación, la protección de los derechos de la entidad que representa, las reglas sobre
administración de bienes ajenos y los postulados de la ética y la justicia” 2

De tal manera que su deber se extiende también en la observancia o verificación del


cumplimiento de los requisitos legales esenciales antes de proceder a la tramitación,
celebración o liquidación del contrato, y vigilar su ejecución.

Para el caso concreto se suscribieron seis convenios entre el Ministerio de Agricultura y el


IICA, de los cuales llama poderosamente la atención el primero de ellos celebrado el 11 de
agosto de 2006 por valor de $3.098.333.085 con vigencia 31 de diciembre de 2006, cuyo
objeto era el de constituir el soporte logístico técnico y jurídico de elaboración y
suscripción del primero de los tres convenios de cooperación científica y tecnológica,
cuando ni siquiera se había expedido la Ley 1133 mediante la cual se creó el programa
AGRO INGRESO SEGURO, la cual sólo se promulgó hasta el 9 de abril de 2007,
resultando apenas obvio que dicho acuerdo de soporte logístico, a esas alturas no
consultaba ningún criterio de necesidad sino de una mera expectativa, porque bien el
proyecto de ley podía dar al traste sin que fuera aprobada en el congreso y de esta forma el
convenio bien hubiera podido quedar sin un objetivo real, provocando esa sola situación un
desmedro anticipado, advirtiéndose de entrada la irregularidad en su concepción, sin
2
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal, auto de 20 de agosto de 2002, radicado No. 18029.
6

siquiera todavía observarse sus requisitos reales, situación que obvia el principio de
economía que envuelve la conveniencia o inconveniencia del objeto a contratar, reglado en
el artículo 25 de la Ley 80 de 1993.

Pero una vez promulgada la ley se suscribió el 2 de enero de 2007, entre las mismas partes,
el convenio 03 de 2007 por valor de 47 mil millones de pesos, cuyo objeto era la
cooperación técnica y científica entre el Ministerio y el IICA mediante la unión de
esfuerzos, recursos, tecnología y capacidades, para el desarrollo del programa AGRO
INGRESO SEGURO en lo relacionado con la convocatoria para el financiamiento del
sistema de riego, evaluación de impacto, auditoría y socialización entre otras actividades.

De acuerdo con los elementos exhibidos por el ente acusador, en este convenio se pudo
establecer que se incumplió la preceptiva contenida en el artículo 8 del decreto 2170 de
2002, vigente para ese momento y que regulaba los requisitos que deben contener los
estudios previos de conveniencia y oportunidad para realizar la contratación, lo cuales,
como su nombre lo indica, se deben realizar de manera anticipada a la apertura del proceso
de selección donde se consigne un acápite que sustente dicha necesidad, una definición
técnica de cómo se puede satisfacer la necesidad, amén de las condiciones del contrato a
celebrar, su objeto, el plazo y lugar. Por último se debe agregar un soporte técnico o
económico del valor estimado del contrato y análisis de riesgo de la contratación.

En esta ocasión el Ministerio sólo atinó a incorporar un documento titulado “estudio previo
para la celebración de contratación directa”, pero que de su contenido no se evidencia
estudio alguno sobre necesidad, conveniencia, factibilidad o prefactibilidad, pues no se
consigna cuál era el sector agropecuario que iba a beneficiarse con esos apoyos económicos
no reembolsables por resultar afectados con la internacionalización de la económica de
mercadeo, para determinar qué personas naturales o jurídicas podían administrar los
recursos de los beneficiarios para proteger sus ingresos y competitividad, de manera que
dicho presupuesto legal se incumplió.

El pliego de condiciones es otro requisito que se desprende del numeral 5 del artículo 24 de
la ley de contratación, que tiene relación directa con el principio de transparencia, pues
prevé el contenido de los pliegos de condiciones o términos de referencia.

El mismo numeral 12 del citado artículo 25 que consagra, como se dijo el principio de
economía, exige que con la debida antelación a la apertura del procedimiento de selección o
de la firma del contrato, según el caso, se deben adelantar estudios, diseños y proyectos
7

requeridos y pliegos de condiciones o términos de referencia, los cuales sirven para el


desarrollo de los procesos de selección porque deben contener una información relacionada
con el objeto del contrato, las características técnicas de lo requerido, el presupuesto oficial,
los factores de escogencia, criterios de desempate, requisitos o documentos necesarios para
la comparación de las diversas ofertas, fecha y hora límite de presentación de las ofertas,
término de evaluación y adjudicación del contrato, plazo y forma de pago de ese contrato.

El Ministerio al celebrar el convenio 03 incluyó un documento sin fecha y que denominó


términos de referencia, situación que impide verificar que el documento en efecto se emitió
con la debida antelación a la apertura del procedimiento de selección o firma del contrato.
En cuanto al contenido, se encontró que se trataba de un borrador del convenio que
obviamente no cumple con los requisitos legales y reglamentarios, con lo que se suma una
irregularidad más en este mismo convenio.

El tercer ítem lo constituye la selección del contratista que de conformidad con el principio
de transparencia contenido en el artículo 24 de la mencionada ley 80, tal mecanismo se
debe efectuar a través de licitación o concurso público, salvo para la prestación de servicios
profesionales o para la ejecución de trabajos artísticos que sólo pueden encomendarse a
determinadas personas naturales o jurídicas o para el desarrollo directo de actividades
científicas o tecnológicas, como lo consagra el literal d. de la norma en mención.

Precisamente el Ministerio echó mano de esta norma para celebrar los convenios a los
cuales les atribuyó tal finalidad, es decir, la de desarrollar actividades científicas o
tecnológicas, cuando en realidad se estaba contratando o mejor, celebrando un convenio
para la administración de recursos del presupuesto de la entidad, evadiendo de paso la
obligación legal de someter a concurso dicha contratación, con lo que se devela otra
irregularidad.

Por último, el artículo 41 de la ley 80 del 93, exige el perfeccionamiento del contrato, pues
para su ejecución se requiere la aprobación de la garantía y la existencia de disponibilidades
presupuestales correspondientes. En el convenio 03 de 2007, la garantía es del 3 de enero y
la aprobación de la garantía de esa misma fecha, pero el desarrollo del objeto del contrato
empieza el 23 de noviembre de 2006, es decir 2 meses antes de empezarse a ejecutar el
contrato. Entonces se observa cómo el objeto contractual se da previo a la suscripción del
convenio y, por ende, antes de que se otorgara la garantía.
8

La Fiscalía también señaló que nunca se suscribió acta de inicio de estos convenios razón
por la que indicó, y así también lo entiende el Despacho, que para dichos efectos se toma el
primer acto de desarrollo del objeto contractual que en el caso del convenio en estudio, se
pudo verificar que en la clausula 9 del mismo, se constituye como obligación del IICA
presentar al comité administrativo del convenio el plan operativo para su ejecución.

Al observarse su primera actividad, ésta se desarrolló el 2 de enero de 2007, es decir un día


antes de la constitución y aprobación de la garantía.

Por otra parte, el primer informe de avance del convenio que fue presentado el 28 de
febrero de 2007, se comunicó que en la fase de socialización del programa AIS, la
convocatoria de riego y drenaje se llevó a cabo varias actividades propias de la ejecución
del convenio desde el mes de noviembre del año 2006, entre los que se cuentan tres talleres
en noviembre de 2006 y tres más en el mes de diciembre siguiente. Este hecho se imputa
como acto de desarrollo del objeto contractual realizado no sólo previo a la garantía sino
previo a la suscripción del propio convenio, situación que resulta irregular.

Igual ocurre con los convenios el 055 del 10 de enero de 2008 por valor de $140.428
millones de pesos y el 052 del 16 de enero 2009 por cien mil ochocientos treinta y siete
millones novecientos treinta y cuatro mil pesos ($100.837.934.000), en los que al ser
sometidos al mismo ejercicio anterior, es decir, comparando las exigencias normativas con
lo hallado en cada uno de los acuerdos se develan las mismas falencias que no requieren de
mayor análisis para estimar que el proceso de contratación no respetó las forma propias de
tales procedimientos, de tal manera que se advierten preliminarmente los elementos
estructurales del delito de Contrato sin cumplimiento de requisitos legales.

En cuanto al delito de Peculado por apropiación a favor de terceros, señala el artículo 397
que “el servidor público que se apropie en provecho suyo o de un tercero de bienes del
Estado o de empresas o instituciones en que éste tenga parte o de bienes o fondos
parafiscales, o de bienes de particulares cuya administración, tenencia o custodia se le haya
confiado por razón o con ocasión de su funciones…”. De la descripción del tipo penal se
pueden colegir las siguientes situaciones:

1. Que el sujeto activo sea servidor público;


2. Que se apropie en provecho suyo o de un tercero de bienes del Estado o de empresas o
instituciones en que éste tenga parte o bienes o fondos parafiscales, o de bienes de
particulares, y
9

3. Que estos bienes se le haya confiado en administración, tenencia o custodia, por razón o
con ocasión de sus funciones.

Como ya se acreditó el doctor ANDRÉS FELIPE ARIAS LEIVA, ostentaba la calidad de


servidor público al desempeñarse como Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, que es
un organismo principal de la administración pública nacional y hace parte, junto con la
Presidencia de la República y los Departamentos Administrativos, del sector central de la
Rama Ejecutiva del Poder Público, de conformidad con la Constitución Política Nacional y
la Ley 489 de 1998 y demás normas vigentes, con autonomía y presupuesto propio, lo que
necesariamente lo ubica como una entidad en la que el Estado posee bienes, que
naturalmente son administrados por su representante legal, entre ellos, los recursos con los
que ejecuta su función, con lo cual se satisfacen, dos de los tres ingredientes del tipo.

Sobre el tercer presupuesto de este tipo penal en particular, la Jurisprudencia ha señalado

“la relación que debe existir entre el funcionario que es sujeto activo de la conducta de
peculado por apropiación y los bienes oficiales puede no ser material sino jurídica y que esa
disponibilidad no necesariamente deriva de una asignación de competencias, sino que basta
que esté vinculada al ejercicio de un deber funcional.”

También ha dicho que cuando la norma alude a la apropiación, lo que quiere significar es
que el servidor público siendo garante de los recursos del Estado, es la persona que puede
consumar el punible por la disposición directa que tiene sobre los bienes y que para la
apropiación no requiere que los recursos ingresen materialmente a sus arcas, sino que, con
clara lesión al bien jurídico de la administración pública, se destinen sin más a las de
terceros3.

Señala la Fiscalía que el segundo componente en la ley denominado apoyo a la


competitividad buscaba preparar el sector agropecuario ante la internacionalización de la
economía, mejorar la productividad, adelantar procesos de reconversión en todo el sector
agropecuario, hecho que tampoco sucedió, en la medida que lo único que aconteció fue el
acrecimiento del patrimonio de grandes productores agrícolas, en detrimento del erario
público, pues en el marco de este segundo componente, denominado apoyo a la
competitividad, previó la posibilidad de destinar recursos para, entre otras actividades,
promover las transferencia de tecnología, cofinanciando proyectos de adecuación de tierras
e infraestructura de riego y drenaje de los productores agrícolas del país, lo que ocurrió de
manera parcial.

3
Corte Suprema de Justicia 6 de abril de 2005. Rad. 20400
10

Por otra parte, también señaló la Fiscalía, que la delegación para el manejo de esos
multimillonarios recursos por parte del ministerio de agricultura en el IICA, como
organismo de cooperación técnica, que componían la financiación de los componentes de
divulgación y evaluación del programa AIS, los costos operativos del programa y los
correspondientes a la convocatoria del sistema predial de riego y drenaje, delegación que se
hizo mediante los convenios de administración 078, 018 y 037, figura claramente prohibida
por la CN en su artículo 355 y la ley 80 del 93, artículo 13 reglamentado por el dto. 2166 de
2004, artículo segundo, según el cual “no se entenderán como contratos o convenios de
cooperación de asistencia técnica internacional aquellos cuyo objeto sea la administración
de recursos”.

Es decir, que en estos tres convenios, que efectivamente eran de administración de recursos,
fueron asignados de manera directa al IICA, como los tres convenios que fueron
denominados de cooperación o asistencia técnica, y que en el fondo se trataba de convenios
de administración, el detrimento patrimonial ascendió a la suma de cuarenta y tres mil
seiscientos ocho millones ciento treinta y un mil doscientos noventa y nueve pesos
($43.608’131.299).

Frente a estas irregularidades puestas de presente por la Fiscalía, sustentado en los


elementos materiales de prueba, evidencia física e información legalmente obtenida, que
obran en la copiosa documentación aportada por la Fiscalía, la defensa presenta su hipótesis
según la cual no se aportó un solo elemento que permita inferir la concreción de las
conductas punibles imputadas, mucho menos la participación del señor ARIAS LEIVA en
ellas.

No obstante, en lugar de controvertir el cúmulo de elementos de prueba presentados por la


Fiscalía, se enfocó en la defensa de la legitimidad jurídica y política del programa AIS, y de
los instrumentos a través de los cuales se desarrolló.

Es así como sostiene insistentemente que la naturaleza jurídica de los cuestionados


contratos era la de convenios interadministrativos, específicamente enfocados al desarrollo
de actividades científicas y tecnológicas, respecto de las cuales la ley contractual permite
expresamente la contratación directa y no exige la licitación pública.

Asimismo, dedicó buena parte de su intervención a exponer acerca de la importancia de la


transferencia de tecnología y la necesidad de su implementación en el campo colombiano,
11

de cara a la competitividad internacional, además de las bondades del programa y los


resultados conseguidos, así como de la idoneidad del IICA, como organismo técnico que
tiene el respaldo, la capacidad, el prestigio y una experiencia exitosa en toda América
Latina en la ejecución de este tipo de proyectos.

A juicio del Despacho, en primer lugar, es muy importante dejar claro que la discusión
sobre las bondades o falencias del programa y de la política estatal que lo inspira es
completamente impertinente para los específicos fines procesales que aquí nos ocupan. Ello
por la sencilla razón de que este no es el escenario propicio para evaluar el éxito o fracaso
(satanización) de una política de Estado, de cara a los fines propuestos. El propósito que
motiva a la justicia penal a ocuparse de este asunto no es otro que el de las presuntas
conductas punibles que pudieron presentarse durante la concepción, planeación y ejecución
del programa AIS. No se trata de analizar los fines, asunto propio de expertos en Economía,
periodistas y analistas políticos, sino la legitimidad jurídica de los medios para
conseguirlos.

Frente a este aspecto al que se circunscribe el debate, la defensa sustenta la legalidad de la


actuación contractual del Ministerio de Agricultura, durante la gestión del señor ANDRÉS
FELIPE ARIAS LEIVA, en el hecho cierto de que la transferencia de tecnología en el
campo colombiano demanda la implementación de actividades científicas y tecnológicas,
que por su alto contenido técnico y especializado permiten la celebración de convenios de
cooperación con una entidad idónea y ampliamente reconocida, como el IICA. Por ende, la
ley no exige licitación pública, sino que permite la contratación directa a través de
convenios interadministrativos.

Al respecto, es preciso advertir que todos, incluso la Fiscalía, estamos completamente de


acuerdo en la necesidad de la transferencia de tecnología en el campo, y de la posibilidad
de contratar directamente cuando se trata de actividades de innegable contenido científico y
tecnológico. El aspecto fundamental que soslaya la defensa radica en el abismo que en este
caso se presentó entre fines y medios, entre deber ser y ser. En efecto, lo que plantea la
defensa en materia de diagnóstico, necesidad, propósitos y formas jurídicas (deber ser) no
tiene ninguna discusión ni pertinencia respecto del objeto de controversia. Lo importante es
el análisis de la ejecución concreta y material de los convenios celebrados por el MADR (el
ser), a fin de establecer si el proceso de contratación y el desembolso de cuantiosos recursos
se hizo con estricta sujeción a la ley.
12

Sobre el particular, al concentrar la mayor parte de su esfuerzo argumentativo en los


aspectos teleológico-formales que no son objeto de discusión, la defensa prácticamente
eludió lo relativo a la ejecución material y concreta de los convenios suscritos por su
prohijado. Fue así como no hizo ninguna referencia a que en la realidad los actos
contractuales versaron sobre administración de recursos públicos, a la ausencia de una
verdadera asistencia técnica y científica (trabajo de campo) de personal adscrito al IICA, al
indebido intercambio de funcionarios entre las dos entidades (MADR e IICA), a la
duplicidad de pagos o al hecho de que proyectos que habían sido técnicamente
descalificados terminaban siendo beneficiados ilegítimamente con el subsidio, por
mencionar solo algunas de las irregularidades a las que no se refirió concretamente el señor
defensor.

En estas circunstancias, sostener que no hay ningún elemento de juicio que permita inferir
razonablemente la autoría del procesado en las conductas punibles imputadas, cuando ni
siquiera se cuestionan varios hechos relevantes debidamente demostrados por la Fiscalía, es
una falla argumentativa, por decir lo menos, pues se trata de una conclusión que se extrae
de una premisa impertinente: las bondades y la validez de una política o de las formas
jurídicas a través de las cuales se implementa, no dice nada en relación con hechos
concretos y probados de desviación de unos fines política y jurídicamente legítimos.

De acuerdo con lo anterior, no obstante, hay dos aspectos concretos de la solicitud de la


Fiscalía que sí fueron objeto de un ataque puntual por parte de la defensa.

El primero se trata de un informe de evaluación, elaborado por la firma consultora


Econometría en junio de 2007, en el que según la Fiscalía se advierte claramente de la
posibilidad de fraude a través del fraccionamiento de predios, por medio del cual ciertos
particulares podrían acceder a mayores subsidios, riesgo respecto del cual el ex ministro
ARIAS LEIVA, en su calidad de ordenador del gasto y garante de los recursos públicos
comprometidos, no hizo nada para evitar.

La defensa por su parte alega que en dicho informe de Econometría nunca se advirtió
acerca del riesgo de la división artificiosa de predios, como aduce la Fiscalía, sino del
fraccionamiento de los distintos componentes que conforman un proyecto de riego
(recolección de agua en la fuente, transporte del fluido y aspersión en los campos de riego).

El despacho advierte que Fiscalía y defensa hacen referencia a aspectos completamente


distintos del informe de la empresa consultora. En efecto, mientras la Fiscalía alude al
13

acápite 4.2 (página 14) del informe, que trata sobre incentivos indebidos que pueden
estimular prácticas fraudulentas, la defensa habla del acápite 4.7 (página 17) del mismo
documento, que trata sobre la recomendación de “financiar el proyecto completo (integral)
de riego asegurando que siempre se disponga de la distribución intrapredial”, aspecto
puntual que fue posteriormente ratificado y aclarado por el gerente de la firma consultora,
como bien lo resaltó el apoderado del imputado.

Sin embargo, si bien es cierto el consultor no previó una posible defraudación a través de la
específica modalidad de fraccionamiento de predios, sí advirtió claramente del peligro de
que “los proponentes manipulen la información de tal manera que el monto efectivo del
subsidio termine siendo superior”, riesgo que fue precisamente el que se materializó en
este caso, y que pudo haber sido perfectamente evitado si se hubiese atendido el llamado de
alerta de la empresa consultora.

Por lo tanto, aunque el riesgo que el imputado no conjuró no fue previsto a través de la
modalidad de división fraudulenta de predios, sí estaba claramente advertido de antemano,
luego le asiste razón a la Fiscalía en este específico punto, aunque con los matices aquí
señalados. En consecuencia, ANDRÉS FELIPE ARIAS LEIVA probablemente falto a su
deber de evitar un riesgo claramente advertido y previsto.

En segundo lugar, la defensa trata de desvirtuar una de las principales conclusiones de la


Fiscalía, según la cual, pese a su denominación formal, los convenios suscritos por el ex
ministro ARIAS LEIVA con el IICA no tuvieron en la práctica ninguna relación con
actividades de cooperación técnica y científica, sino con administración de recursos
públicos. Para tal efecto, allega el informe final de evaluación de los resultados de la
ejecución del programa AIS, donde la firma consultora Econometría señala que AIS “se ha
convertido en un importante instrumento de la política agropecuaria del país”, y destaca
“los impactos sobre las innovaciones tecnológicas”, en lo que tiene que ver con “material
genético o insumos especiales o mejorados”.

Al respecto, observa el Despacho que si bien es cierto la consultoría especializada constató


algunos resultados concretos del programa AIS “sobre las innovaciones tecnológicas”, ello
no indica en manera alguna que tal resultado se dio gracias al apoyo técnico y científico del
IICA, como se esperaba que ocurriera en virtud de los convenios y del dinero que le
desembolsó el Estado para tales fines. La Fiscalía demostró, sin oposición alguna por parte
de la defensa, que el IICA no proporcionó capacitación técnica, conocimiento especializado
y/o tecnología, pues el personal contratado por el organismo internacional se limitó a
14

cumplir funciones meramente administrativas, relacionadas con la convocatoria pública de


riego y drenaje. Lo que la firma consultora constató como resultado de la ejecución del
programa AIS no es otra cosa que lo que los beneficiados hicieron motu proprio con el
dinero que les desembolsó el Estado, sin la asistencia técnico-científica de la entidad
contratada para tales fines, que se limitó a desarrollar actividades de gestión de una
convocatoria pública, completamente desprovistas de cualquier contenido tecnológico o
científico, como bien lo destacó en su intervención el representante del Ministerio Público.

En ese orden de ideas, resulta probable que lo que en la práctica ejecutó el IICA fue una
administración de recursos públicos, presentada como cooperación técnica y científica, a
efectos de eludir las exigencias legales en materia de contratación (licitación pública), tal
como lo señaló la Fiscalía y lo reiteró el Ministerio Público. Con dicha inferencia de
ilegalidad, resulta indiferente apelar a la amplia experiencia del IICA en este tipo de
proyectos o a ciertos resultados concretos que el programa produjo, pues lo que se
cuestiona no es la bondad de los fines y resultados, sino los medios ilegales empleados para
conseguirlos.

Es tan cierto esto, que la propia entidad contratista (IICA), en la propuesta de cooperación
que presentó al MADR, claramente señaló que el medio para cumplir los objetivos de la
cooperación consiste en administrar “los recursos destinados a la financiación de los
componentes de divulgación y evolución del Programa AIS, así como los correspondientes
a la Convocatoria 2007 de sistemas prediales de riego y drenaje”. Si bien es cierto también
se habló de “acompañamiento”, es claro que sólo se cumplió lo relativo a la administración
de recursos.

Y como complemento de lo anterior, acerca de la naturaleza jurídica real (no formal) de los
convenios celebrados entre el MADR y el IICA, la Fiscalía demostró cómo el propio
Ministerio de Agricultura, al registrar en el Departamento Nacional de Planeación (DNP) el
programa AIS, a través de la ficha Estadística Básica de Inversión (EBI), reconoció que “el
proyecto no realizará ninguna actividad de ciencia, tecnología o innovación”.

En resumen, la incidencia final que haya podido tener el programa en aspectos tales como
innovaciones tecnológicas, no desvirtúa el hecho, admitido en su momento por el propio
MADR, de que el objeto real de los convenios fue la administración de recursos públicos,
mas nunca se propuso desarrollar actividades de ciencia, tecnología o innovación.
15

Frente a la hipótesis defensiva de que el IICA y MADR fueron víctimas de particulares


inescrupulosos, será el Juez de conocimiento a quien le compete decir al respecto, no
siendo este el escenario propicio para ello.

En ese orden de ideas, de los elementos materiales probatorios, evidencia física e


información legalmente obtenida (convenios, contratos, informes, entrevistas, etc.), que la
fiscalía descubrió en audiencia, se logra inferir razonadamente que el imputado ANDRES
FELIPE ARIAS LEIVA puede ser autor de las conductas endilgadas, tal como lo exige el
citado artículo 308 del nuevo Sistema Procesal Penal.

De manera que al evidenciarse la presunta autoría o participación del ex Ministro de


Agricultura y Desarrollo Rural en los cargos endilgados, corresponde ahora al Despacho
establecer si hay lugar a la imposición de medida de aseguramiento de detención preventiva
en establecimiento carcelario solicitado por la Fiscalía. Veamos:

De conformidad con el artículo 307 de la Ley 906 de 2004, la detención preventiva es una
medida de aseguramiento privativa de la libertad. La Corte Constitucional ha definido las
medidas de aseguramiento como uno de los tipos de medidas cautelares así:

“es decir, de aquellas disposiciones que por petición de parte o de oficio, dispone la autoridad
judicial sobre bienes o personas, cuyo objeto consiste en asegurar el cumplimiento cabal de las
decisiones adoptadas en el proceso, garantizar la presencia de los sujetos procesales y afianzar
la tranquilidad jurídica y social en la comunidad, bajo la premisa por virtud de la cual, de no
proceder a su realización, su propósito puede resultar afectado por la demora en la decisión
judicial”4.

En concreto, la detención preventiva es una medida cautelar que busca asegurar a las
personas sindicadas de haber cometido un delito para evitar su fuga y garantizar la efectiva
investigación, juzgamiento e imposición de la pena en caso de llegar a desvirtuarse la
presunción de inocencia y determinarse la responsabilidad penal del sindicado5.

En el caso de la Ley 906, el artículo 308 de dicho estatuto señala las condiciones en que la
detención puede ser ordenada. La norma asigna al juez de control de garantías la función de
verificar el cumplimiento de los requisitos necesarios para imponerla, a partir del análisis
del material probatorio depositado en él.

4
Sentencia C-774 de 2001 M.P. Rodrigo Escobar Gil
5
Sentencia C - 425 de 1997.
16

A partir de la sentencia C-1198 de 2008, que declaró la exequibilidad condicionada del


artículo 310 de la ley 906 de 2004 modificado por el artículo 24 de la ley 1142 de 2007,
debe el operador jurídico ceñirse a la observación de los demás componentes, como son los
consagrados en los artículos 308 y 310 ibídem, como expuso:
 
“La preceptiva del artículo 24 de la Ley 1142 de 2007, según la cual para estimar si la libertad
del imputado resulta peligrosa para la seguridad de la comunidad, será suficiente la gravedad y
modalidad de la conducta punible, pero que, de acuerdo con el caso, el juez podrá valorar
adicionalmente las demás circunstancias allí contenidas, no atiende los criterios de necesidad y
proporcionalidad de la medida de aseguramiento y al establecer como suficientes la gravedad y
la modalidad de la conducta se desconocen esos criterios y con ello el principio de libertad que
cobija el proceso penal y el de legalidad de la medida preventiva para su privación, pues se
olvida que no es suficiente ese criterio para determinar la procedencia o no del decreto de la
misma, es imperativo que se consulte su necesidad. Empero, para evitar ambigüedad en su
lectura e interpretación serán declaradas exequibles, bajo el entendido que para el funcionario
judicial, al momento de determinar el peligro que el imputado representa para la comunidad,
no es suficiente la gravedad y la modalidad de la conducta punible, sino que siempre deberá
valorar, bajo las finalidades que la Constitución le ha otorgado a esa clase de medidas
preventivas, además de los requisitos contenidos en el artículo 308 de la Ley 906 de 2004, las
demás circunstancias contenidas en los numerales 1° a 4° del artículo 310 ibídem”.
 
El desarrollo constitucional, legal, jurisprudencial y doctrinal ha discurrido en hacer
efectiva la detención preventiva como mecanismo excepcional, frente a la presunción de
inocencia que supone el principio de responsabilidad penal únicamente para quienes han
sido condenados, por lo tanto es necesario que las causales de privación de libertad durante
el proceso estén expresamente previstas e interpretadas restrictivamente, por manera que
corresponde al legislador, dentro de la libertad de configuración, señalarlas en desarrollo de
los principios y valores constitucionales.
 
Desde la vigencia de la actual Constitución Política aparece, como mecanismo excepcional,
la detención preventiva como medida cautelar de carácter personal a pesar de la vigencia de
principios como la presunción de inocencia y las demás garantías procesales previstas en
los artículos 28 y 29 de la Carta.
 
Uno de los requisitos previstos en el artículo 308 de la ley 906 de 2004 y referido por la
Corte Constitucional en la sentencia a la que se ha hecho mención, es el relacionado con:

“1. Que la medida de aseguramiento se muestre como necesaria para evitar que el imputado
obstruya el debido ejercicio de la justicia”.
 
17

Este primer numeral del artículo 308 de la ley 906 de 2004, así no lo hubiere referido
concretamente la Sentencia C-1198 de 2008, debe leerse en forma sistemática con el
artículo 309, denominado obstrucción a la justicia, que permite entender cuándo la
imposición de la medida de aseguramiento es indispensable para evitar la afectación a la
administración de justicia, pues en éste se aclara que es procedente, cuando:
 
“…existan motivos graves y fundados que permitan inferir que el imputado podrá destruir,
modificar, dirigir, impedir, ocultar o falsificar elementos de prueba; o se considere que
inducirá a coimputados, testigos, peritos o terceros para que informen falsamente o se
comporten de manera desleal o reticente; o cuando impida o dificulte la realización de las
diligencias o la labor de los funcionarios y demás intervinientes en la actuación”.
 
La preservación de la prueba dentro del proceso penal fue la razón que motivó al legislador
para justificar la imposición de la detención preventiva por cuanto al existir motivos
razonablemente fundados en que el procesado o acusado, directa o indirectamente puede
llegar a tener injerencia en los elementos probatorios que formarán parte de la investigación
o en la fase de juzgamiento de las pruebas a practicar en la audiencia pública, indican la
tensión entre los dos derechos fundamentales, siendo necesario en ese momento procesal
que se le otorgue mayor valor al debido proceso por encima del derecho a la libertad, pues
solo de la aducción de la prueba, en forma legal y oportuna y de su posterior valoración, es
como el funcionario judicial puede llegar a tomar una decisión definitiva en torno a la
responsabilidad penal.

Y precisamente, una de las finalidades constitucionales por las que la Fiscalía General de la
Nación está peticionando contra el imputado y Ex Ministro de Agricultura y Desarrollo
Rural ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA, medida de aseguramiento, es la de riesgo de
obstrucción a la justicia, aunado a la del peligro que éste representa para la comunidad. De
manera que según ese organismo, son dos los fines o finalidades constitucionales, de los
tres de que trata la preceptiva 308 de la nueva codificación procesal penal, en sus numerales
uno y dos, lo que se dan en el caso concreto, que de tener cabida, por reunirse los requisitos
formales y sustanciales (factor objetivo y subjetivo), daría lugar a esa excepción restrictiva
al régimen de las libertades de que trata el artículo 395 de la norma en cita y a la que tanto
hizo alusión la defensa de ARIAS LEIVA, durante su intervención; dejando de una vez en
claro que basta el cumplimiento de uno cualquiera de esos fines para imponer medida de
aseguramiento.

Pues bien, en lo atinente al primer postulado de la Fiscalía, esto es, el riesgo que representa
el imputado doctor ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA para obstruir la buena marcha de la
18

administración de justicia, el ente impulsor del proceso penal, luego de acotar las
disposiciones legales que regulan el caso, de precisar algunas citas jurisprudenciales y
doctrinarias, de haber realizado inferencia razonable de la presunta autoría del ex Ministro
en las conductas punibles de CONTRATO SIN EL CUMPLIMIENTO DE LOS
REQUISITOS LEGALES (ART. 410 CP) y PECULADO POR APROPIACIÓN A
FAVOR DE TERCEROS, AGRAVADO (art 397 ibídem) en concurso homogéneo y
sucesivo para cada uno de los delitos, precisó que había lugar a la imposición de medida de
aseguramiento debido a la existencia de motivos graves y fundados que permitían inferir,
que el imputado ha inducido a otros coimputados a obrar reticentemente; solicitud que está
soportada en evidencias consistente en los registros de ingreso del ex Ministro de
Agricultura y Desarrollo Rural al establecimiento Penitenciario y Carcelario la Picota,
donde se reunió con otros coimputados.

En efecto, acorde a los elementos de conocimiento (informe No.611057 del 15 de junio de


2011) puesto de presente en la audiencia por la Fiscal General de la Nación, a los sujetos
procesales y demás intervinientes, consistente en la diligencia de Inspección que realizaron
investigadores de ese organismo al interior de ese centro de reclusión, se logró evidenciar
que el investigado Ministro realizó en menos de dos meses, 16 de abril de 2011 (primera
visita) al 3 de junio del mismo año (última visita), diez entradas al penal, tres de ellas a la
Dirección del establecimiento, con promedio de duración de cuatro horas cada una.

Dichas entradas tuvieron como objeto visitar a las otras personas que por los mismos
hechos punibles están siendo investigadas; esto es, al ex viceministro del mismo ramo
JUAN CAMILO SALAZAR, a OSKAR AUGUST SCHOROEDER MULLER y JUAN
DAVID ORTEGA ARROYAVE.

Para el Despacho, no resulta de recibo las apreciaciones de la defensa del imputado, al


considerar dentro de sus argumentos defensivos que de lo que aquí se trató fue de
manifestaciones de solidaridad o de sentido humanitario, y menos que lo haya sido con las
finalidades de que trata el artículo 267 de la ley 906 de 2004, en su condición de indiciado,
situación última que no fue expuesta por la defensa, y no obstante que como lo veremos
más adelante, existen otros medios de conocimiento que la Fiscalía trajo a colación, que
confirma que las vistitas de su prohijado a la Picota fue con propósitos reticentes, es decir,
para influir concluyentemente sobre los otros coimputados, tal como lo señaló la señora
Fiscal.
19

Ahora y si bien es cierto, la fiscalía no aportó elementos de prueba que permitan establecer
de manera fehaciente que las conversaciones de su defendido con los otros coimputados en
el Centro de reclusión, no estaban dirigidas a inducir o distorsionar la verdad de éstos
(coimputados); también lo es que al Ministro ya se le estaba acercando el día de su
vinculación formal al proceso penal, sin dejar pasar por alto que las audiencias preliminares
que hoy nos ocupan, las solicitó el ente acusador el 13 de junio de los corrientes y la última
visita a la prisión, la realizó el imputado 10 días antes, esto es, el 3 de esa misma fecha.

Es claro, además, que ello obedeció al escándalo mediático que dio origen a las
investigaciones fiscales, disciplinarias y penales, por las irregularidades gestadas en el
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural por el Programa Agro Ingreso Seguro, al
punto que por esos mismos hechos sus compañeros habían sido ya privados de su libertad
y fue precisamente los que el ex Ministro ARIAS LEIVA visitó no con fines humanitarios
o de solidaridad sino para que se comportaran reticentemente.

Asimismo, no es cierto que el señor defensor aportó a la actuación los medios de


convicción que desdicen o desvirtúan los traídos por la Fiscalía, conforme aquel lo sostiene
y para lo cual trajo a la audiencia las declaraciones que ante notario público rindieron los
doctores CLAUDIA MORA PINEDA y MANUEL FERNANDO MAIGUASHCA
OLANO, viceministra de aguas y de medio ambiente y del viceministro de minas,
respectivamente, quienes bajo los apremios del juramento dieron fe que lo que el ex
Ministro ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA habló con los otros coimputados en el penal,
que no tenía ninguna relación con la investigación de Agro Ingreso Seguro; cuando la
defensa técnica del investigado ni siquiera demostró que estos exponentes hubieran
ingresado al Centro Carcelario donde se encuentran los otros investigados de AIS; pero si
en gracia de discusión lo hubiera probado, ellos mismos aseguran que sólo ingresaron una
vez y allí coincidencialmente se encontraba el imputado, luego no les consta nada sobre las
restantes nueve visitas del señor ARIAS, como lo asegura la defensa.

Además, partiendo de las reglas de la experiencia, resulta apenas natural que las personas
que hagan causa común tengan como tema principal de conversación precisamente aquello
que los vincula, en la medida que resultaría impensable que otros temas distintos a éste
permita sostener múltiples conversaciones durante tantas y tan extensa visitas.

De otra parte, no resulta del todo desconocido que dada la calidad del imputado y en su
condición de ex ministro de la república, alto dignatario del Estado, pueda influir para
inducir a los otros coimputados para que se oculte o se calle la verdad; siendo que de las 10
20

visitas que realizó al Establecimiento Carcelario la Picota, dos de ellas (27 de mayo y 3 de
junio de 2011) las hizo en horario no permitido, un viernes, y si se tiene en cuenta que las
entradas al público son los días sábados y domingos; es una prisión de las llamadas de alta
seguridad y por lo mismo se restringe su ingreso, al punto que se hace difícil incluso para
quienes ejercen la función de litigantes y a los mismos Funcionarios Judiciales que velan
por la Ejecución de las condenas; sin embargo el doctor ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA
logró ingresar en días no autorizados, sin ninguna dificultad, precisamente por su posición;
aún sin ser funcionario del Ministerio.

Y es que además de la anterior evidencia, se suma la declaración de JAVIER ENRIQUE


ROMERO MERCADO, que la Fiscalía trajo a relucir en la audiencia de solicitud de
medida de aseguramiento y a la que la defensa no le dio mayor importancia, pues dijo que
en ella no hay ninguna inducción a distorsionar la verdad, que en esa reunión que menciona
el deponente, lo que hizo fue fijar posición frente a las investigaciones en curso.

Sin embargo, lo que se advierte en la declaración de ROMERO MERCADO, va mucho


más allá de unas reuniones meramente informativas que tienen por objeto la fijación de una
posición institucional frente a las investigaciones disciplinarias y penales que se estaban
adelantando. Sobre el particular así se expresó el deponente en interrogatorio a indiciado
efectuado el 18 de julio de 20011, por el investigador de Policía Judicial OCTAVIANO
CASAS:

“(…) Otra reunión se llevó a cabo en el Club San Andrés en la calle 73 con 9, el 16 de enero de
2010, la presidió JUAN CAMILO SALAZAR, estaba CAMILA REYES, HELIO DUARTE y
GISELA TORRES, nos comunicaron de las citaciones de la fiscalía y nos contaban de las
preguntas que estaban haciendo la fiscalía y proponiendo las respuestas, esto de una manera muy
sutil como si fuera un curso de repaso de los procedimientos que debía hacer el Ministerio en el
proceso. Hubo una cuarta reunión en la oficina de ARIAS LEIVA cerca del parque de la 93, en el
edificio donde hace unos años colocaron una bomba, eso fue más o menos con ocasión del pliego
de cargos de la procuraduría que salió el martes, la reunión la hicieron el sábado anterior, en ella
participó ANDRES FELIPE ARIAS, que estaba con los escoltas…, el señor ARIAS LEIVA
preguntó quién faltaba, el Ministro comunicó que iba a salir el pliego de cargos de la procuraduría,
que él conoció por una fuente de confianza de los cargos de él; pero que no tenía conocimiento
quien más podría estar en esos cargos…”.

De este encuentro, no todo paró ahí. Sobre los planes operativos de los pluricitados
convenios el declarante refirió:
21

“ (…) ARIAS daba a entender que el no los había conocido y que eso no hacía parte integral de
los convenios que el firmó, yo le replique y le dije que sí hacían parte, y cuando preguntó quién
los elaboró, le dije que para el 2008 y 2009, fue la Dirección de Agro Ingreso Seguro y JUAN
CAMILO SALAZAR me interrumpía, diciendo que aunque eso no era así, daba a entender que
no podía decirse de esa forma, porque se generaría una situación muy complicada, yo entendí de
esa reunión era que las Direcciones técnicas en este caso la mía tenía que asumir con ese
comentario que fuimos los solicitantes de la contratación, cosa que no fue así, porque el que
solicita es el interesado, o por lo menos el que se pone de frente al convenio. En esa reunión el
señor ARIAS LEIVA trataba de colocarle un responsable a los planes operativos…”

De esta versión surgen con meridiana claridad tres aspectos de suma relevancia: por un
lado, se logra evidenciar que los funcionarios del Ministerio sí estaban siendo aleccionados
sobre la forma en que debían responder ante un llamado de la fiscalía, haciendo uso de la
información privilegiada sobre las preguntas que los investigadores hacían; por el otro, que
el imputado ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA utilizó ciertas influencias (“fuente de
confianza”) para dar a conocer a sus ex subalternos el pliego de cargos que la procuraduría
posteriormente formuló en su contra, información que en ese momento era reservada; y por
último, lo que altos funcionarios del Ministerio, incluido el doctor ARIAS LEIVA, allí
buscaban era una especie de chivo expiatorio para que asumiera la responsabilidad de
algunas de las irregularidades que se habían generado al interior del Programa Agro Ingreso
Seguro, relativas a aspectos de los convenios inherente a la función de quien los suscribe.

Esta versión al ser analizada con el rigor de la sana critica, merece para el Despacho
credibilidad, toda vez que la persona que la rinde dadas sus particulares condiciones (ex
Director de Desarrollo Rural) conoce de primera mano la situación de la que está dando
cuenta; además de que como integrante del equipo de trabajo no tiene interés en señalar o
acusar sino de respaldar a sus compañeros.

Analizando en conjunto los anteriores elementos de conocimiento (visitas al Centro de


Reclusión vs testimonio de ROMERO MERCADO), el despacho advierte un patrón de
conducta del imputado que permite apuntalar lo anteriormente establecido con las múltiples
y prolongadas visitas del Ex Ministro al Centro Carcelario; con lo que queda claro, reitera
el Despacho, que estas entradas a la prisión no fueron actos humanitarios o de solidaridad,
tal como lo arguyó la defensa sino que las mismas tuvieron como propósito inducir a los
coimputados a obrar con reticencia; conclusión a la que se logra llegar dada la
manifestación del deponente JAVIER ENRIQUE ROMERO MERCADO.

En ese orden, el Despacho no puede dejar pasar desapercibido, como tampoco lo dejó pasar
la Fiscal General de la Nación, las posteriores reuniones y encuentros “casuales” que
22

tuvieron beneficiarios del programa Agro Ingreso Seguro con el ex Ministro ANDRES
FELIPE, es decir las llevadas a cabo en el Restaurante “Andrés Carne de Res” y el del Club
de Ingenieros de Bogotá, ambos en el mes de septiembre de 2009, pocos días después que
la revista Cambio destapara el escándalo (24 de septiembre de 2009) del AIS. Allí lo que se
trató no fue de limpiar la imagen de la ex reina de belleza y actriz VALERIE
DOMINGUEZ TARÚD para el caso del “spot” sino más bien de evitar que ese escándalo
trascendiera y llegara a conocimiento de los órganos de control, llámese contraloría,
procuraduría o Fiscalía. Ello deviene del interrogatorio que rindiera el señor JUAN
MANUEL DÁVILA JIMENO el 16 de mayo de 2011 ante un Fiscal de la Unidad Nacional
Especializada en Delitos Contra la Administración Pública, cuando señaló:

“El doctor me comentó que no nos preocupáramos que esas comunicaciones de la revista
Cambio no tenían, sic-, no eran reales y que él en su momento iba a aclarar la situación, que
por favor no fuéramos a contestarle a ningún periodista o revista absolutamente nada hasta que
él nos ayudara a hacer un comunicado entre todos haciendo la claridad de que era lo que había
pasado.”

De otra parte, la defensa aduce también que la cartilla titulada Lo que no quieren que usted
sepa sobre Agro Ingreso Seguro fue publicada por la corporación Colombia Cambió, sin
ningún fin proselitista. Sin embargo, en la carátula misma del folleto se observa claramente
que este documento buscaba divulgar información de interés de la campaña política de
ANDRÉS FELIPE ARIAS a la Presidencia de la República, lo cual revela cómo la imagen
pública del imputado estaba ligada a la suerte del programa AIS, tal como lo expuso la
fiscal en su intervención, de tal manera que sus maniobras políticas guardan relación con lo
que en la actualidad constituye la materia de su defensa judicial.

Ahora, el hecho de que el ente investigador haya activado el aparato judicial desde
comienzos del escándalo que surgió con el informe de la revista cambio o con
posterioridad, y que la Fiscalía durante ese lapso hasta ahora vinculó legalmente a la
actuación al ex ministro de Agricultura ANDRES FELIPE ARIAS LEIVA, haya recaudado
abundante elementos materiales de prueba, en manera alguna por ello se puede inferir que
no hay fines constitucionales para hacer cumplir, dado que el acervo probatorio no se
reduce a la prueba documental que ciertamente ha recaudado con eficacia la Fiscalía, sino
que la misma también comprende la testimonial sobre la que el imputado sí ha tenido cierta
interferencia y hay probabilidad que la siga teniendo.

En cuanto al peligro para la comunidad, que según la Fiscalía representa el imputado, al


tener en cuenta el número de delitos atribuidos y la naturaleza de los mismos, la defensa
23

considera que el mencionado peligro resulta incompatible con la presunción de inocencia,


pues aquella no tiene fines de carácter procesal, al perseguir la defensa la prevención
especial que corresponde a uno de los fines que se siguen a través de la pena privativa de la
libertad, por lo que dicho juicio de valor se contrae a la sentencia, luego de agotado el
respectivo juzgamiento y no a una etapa previa como en la que nos encontramos.

Sobre este punto resulta oportuno citar la sentencia C-154 de 2007 con ponencia del
magistrado Marco Gerardo Monroy Cabra donde expone que:

“La compatibilidad de la detención preventiva con los textos constitucionales ha sido objeto
de reiterados pronunciamientos de la Corte Constitucional, por lo que puede inferirse que las
disposiciones que tienden a reforzar dicha institución persiguen un fin legítimo. La
Corporación ha manifestado que tal herramienta es concordante con la Constitución y no
resulta contraria a la presunción de inocencia, en cuanto que, precisamente, tiene un carácter
preventivo, no sancionatorio”.

Pero si en verdad le asiste en ello razón o no al ilustre defensor, el escenario para tal debate
no es este, si se tiene en cuenta que el legislador en su sapiencia, determinó, como en efecto
lo hizo en la preceptiva 310 mencionada, que resulta de obligatorio cumplimiento
determinar la procedencia de la medida de aseguramiento a través del acto que se le imputa
a la persona investigada desde la óptica de la modalidad y gravedad, desde la cual
obviamente refulgen las consideraciones fiscales, pues no resultan de poca monta las
conductas imputadas al ex funcionario, cuando en especial ellas conforman parte integral
de las relacionadas en el parágrafo del artículo 314 ibídem, las cuales, por su naturaleza,
fueron vedadas para que el infractor accediera al beneficio excarcelatorio, situación que
obviamente deja sin fundamento la tesis que en nuestro país no existe política criminal que
establezca cuales delitos son graves y cuáles no.

Es decir, los delitos que por expresa prohibición del legislador no permiten el otorgamiento
de beneficios a sus autores o participes, necesariamente tienen una repercusión a la hora de
desarrollar el artículo 310.

Zanjado el tema, véase entonces que los delitos de peculado y contrato sin el cumplimiento
de requisitos legales, imputados en concurso homogéneo y sucesivo, por los menos fluyen
en tres de los citados convenios, con lo que igual número de conductas se endilgan, es decir
que al verificar el concurso heterogéneo mínimamente se estaría hablando de seis delitos y
al observar su gravedad, la modalidad y su naturaleza, necesariamente se arriba a la
conclusión que ellos se encuentran dentro de los que mayor reproche merecen, si se tiene en
24

cuenta que los mismos son cometidos por funcionarios públicos en ejercicio de su cargo o
con ocasión de ellos, afectando de manera seria la administración pública.

Dicho bien jurídico pretende, entre otros fines, la protección a la comunidad que debe
entender que la comisión de estos comportamientos, por su evidente gravedad, merecen
tratamiento drástico en procura del fortalecimiento de su confianza en la ley y el
ordenamiento jurídico, por cuanto un tratamiento benigno como el que se pretende por la
defensa crearía la sensación que no hay correspondencia entre el menoscabo producido y su
consecuencia procesal, esto es, la medida de aseguramiento.

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, es preciso aplicar un test de razonabilidad con el


fin de establecer la legitimidad constitucional de la medida de aseguramiento solicitada por
la Fiscalía. Dicho método de análisis se basa en la aplicación rigurosa de los siguientes
pasos:

1. Establecer si la medida está justificada por una finalidad constitucionalmente legítima.


2. Determinar si el medio escogido es adecuado o idóneo para conseguir el fin perseguido.
3. Verificar que la medida sea necesaria de cara al fin propuesto.
4. Que sea proporcional, es decir que no implique el sacrificio de otro bien constitucional
de mayor importancia.

De acuerdo con estos parámetros, la medida de detención preventiva se solicitó para


cumplir dos fines constitucionalmente legítimos: evitar la obstrucción de la justicia y
proteger a la comunidad del peligro que representa el imputado. Dichos fines, además de
estar avalados por la legislación procesal penal (artículos 308 a 310 del C. P. P.), fueron
debidamente justificados en este caso en la sustentación de la Fiscalía.

La medida resulta evidentemente adecuada para conseguir cualquiera de los dos fines, pues
es indiscutible que la restricción de la libertad de locomoción le impide a una persona
desviar o impedir la eficaz y recta impartición de justicia o afectar bienes jurídicos sociales
importantes, como en este caso los recursos estatales y la administración pública.

En punto de la necesidad de la medida, a juicio del despacho le asiste razón a la defensa en


cuanto a que no tiene ninguna incidencia frente al fin de proteger a la comunidad. En
efecto, teniendo en cuenta que el imputado ya no tiene disponibilidad material ni jurídica de
poder y/o recursos públicos, el riesgo que él representa para la comunidad ya ha sido
debidamente conjurado, máxime cuando la Procuraduría General de la Nación lo sancionó
25

con inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas, por el término de 16


años, como bien lo advirtió el señor defensor y es de público conocimiento.

Sin embargo, frente al fin de evitar la obstrucción de la justicia, la medida se juzga


necesaria, por cuanto aún persiste el riesgo de alterar la verdad y manipular a los
coimputados, en detrimento del propósito de las autoridades judiciales, y del país en
general, de conocer toda la verdad sobre tan graves hechos de corrupción administrativa. Es
cierto que el artículo 307 del C. P. P. establece una amplia gama de medidas de
aseguramiento, la mayoría de ellas no privativas de la libertad. Sin embargo, la conducta
preliminarmente demostrada por el imputado, tanto en la fase de ejecución de los delitos
investigados como en la etapa postdelictual durante la investigación, sugiere al despacho
que una medida no privativa de la libertad no es suficiente para cumplir el fin propuesto,
toda vez que implica depositar una alta dosis de confianza en el imputado, de la cual no ha
demostrado ser completamente merecedor.

De otra parte, es cierto que el cúmulo de elementos de prueba acopiado por la Fiscalía
demuestra que ésta ha podido adelantar su investigación sin una grave interferencia del
señor imputado. Sin embargo, como ya se advirtió, una parte muy importante del acervo
probatorio lo constituyen las declaraciones de ex funcionarios del MADR, en los cuales el
investigado sí ha intentado afanosamente interferir, tal como se demostró en precedencia.
Además, con el testimonio de un destacado funcionario de dicho ministerio (el director de
desarrollo rural) quedó demostrado que el imputado ha llegado al reprochable extremo de
buscar que un tercero asuma la responsabilidad de gestiones contractuales inherentes a su
función, que son indelegables. Es decir que la medida solicitada por la Fiscalía también
resulta necesaria para evitar el riesgo que supone para la verdad y la justicia el hecho de
que una persona inocente se arrogue una responsabilidad que no le compete, en aras de
proteger a la persona que ostenta una posición política y social privilegiada, que por tal
razón tiene mucho más que perder.

Y de acuerdo con ello la medida además deviene urgente, pues cuanto más tiempo pase
mayor es el riesgo para que se sigan ejecutando actos que atentan contra la eficaz y recta
impartición de justicia o se concreten los que ya se han reseñado, más aún, cuando ya ha
adquirido el status de imputado.

Finalmente, la medida de aseguramiento en establecimiento carcelario, si bien comporta


una restricción de la libertad personal del imputado, permite lograr el fin perseguido de
salvaguardar la verdad y la justicia y evitar una obstrucción de ésta, sin afectar otros bienes
26

constitucionalmente relevantes, razón por la cual el medio empleado, además, resulta


proporcional en relación con el referido propósito constitucional.

En consecuencia, fuerzan las anteriores razones concluir que la medida de aseguramiento


de detención preventiva en establecimiento de reclusión es jurídicamente procedente, por lo
que en este aspecto el despacho, en ejercicio de la función de control de garantías, accederá
a lo solicitado por la Fiscalía.

Por las razones anteriores este Despacho considera que es procedente la imposición de
medida de aseguramiento en contra del imputado.

Ahora bien, satisfecho uno, varios o todos los requisitos señalados en el artículo 308, o sea,
lo relacionado con la necesidad de imponer medida de aseguramiento, se procederá a
determinar si la medida peticionada por la Fiscalía corresponde a la privativa de la liberta o
no.

Para optar por las medidas de aseguramiento privativas de la libertad, la Ley 906 deja en
claro en el artículo 313 que frente a la detención preventiva en establecimiento de
reclusión, es necesario que se verifique que el delito por el que se procede se trate de
aquellos que son competencia de los jueces penales de circuito especializados; ó que sea
investigable de oficio y que tenga señalada una pena mínima de cuatro (4) años o más de
prisión.

Como vemos los cargos imputados al ex Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural fue
como autor de los delitos previstos en los artículos 410 y 397 del código represor cuyas
penas superan con creces el quantum punitivo de los cuatro años de que trata la aludida
preceptiva del Sistema Procesal Penal contenido en la ley 906 de 2004.

Así, realizado el análisis de requisitos formales y sustanciales exigidos, este despacho


determina que la clase de medida a imponer habrá de ser la privativa de la libertad de
detención preventiva en establecimiento carcelario, por lo cual se dispone su detención
inmediata, librando la correspondiente boleta ante las autoridades penitenciarias.

Por todo lo antes expuesto, el Despacho

R E S U E L V E:
27

PRIMERO: Imponer en contra del imputado y ex Ministro de Agricultura y Desarrollo


Rural ANDRÉS FELIPE ARIAS LEIVA, medida de aseguramiento consistente en
detención preventiva privativa de la libertad en establecimiento carcelario.

SEGUNDO: La presente medida se impone como probable autor de los delitos que atentan
contra el bien jurídico de la Administración Pública, por CONTRATO SIN
CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS LEGALES (art. 410 CP) Y PECULADO POR
APROPIACIÓN A FAVOR DE TERCEROS (art. 397 ibídem), en concurso homogéneo y
sucesivo para cada delito.

TERCERO: Corolario de lo anterior se dispone su inmediata reclusión en el


establecimiento Carcelario la Picota y para lo cual se dispone librar la correspondiente
boleta de Detención ante las autoridades penitenciarias.

CUARTO: De la medida impuesta dese cumplimiento a lo normado en el artículo 320 de la


Ley 906 de 2004.

Esta decisión queda notificada en ESTRADOS y contra la misma procede el recurso de


REPOSICIÓN.

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