El Tema Del Estilo en El Arte Del Paleolítico
El Tema Del Estilo en El Arte Del Paleolítico
El Tema Del Estilo en El Arte Del Paleolítico
Resumen
Se reflexiona sobre la validez del estilo como medio metodológico para el estudio del arte Paleolítico. La
evolución y uso del concepto a lo largo del tiempo, y su utilidad en la investigación actual. La conclusión es que
sólo se podrá realmente emprender el estudio del arte prehistórico si se integra también lo que es su objeto, la
imagen. Y dicha imagen sólo encontrará su sentido cuando la investigación se vuelva a centrar en el estudio
del estilo.
Palabras Claves
Abstract
Reflects on the validity of style as a methodological means for the study of Paleolithic art. The evolution and use
of the concept over time, and its utility in current research. The conclusion is that only there can truly undertake
the study of prehistoric art if it is also integrated whit what is its object, the image. And that image will only find
its meaning when the research regain focus on the study of style.
Keywords
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 20
En cuanto a la cueva Chauvet, las dataciones muy altas obtenidas para los dibujos
hechos con carbón vegetal habían llevado a Jean Clottes a reasignar la decoración al
Auriñaciense5 en lugar de considerar los motivos como perteneciendo a la época Solutreo-
Magdaleniense, como lo había inicialmente pensado basándose en criterios estilísticos6.
Apenas hay que recordar las reacciones críticas lanzadas contra la antigüedad de Chauvet7.
1 H. Breuil, “L’évolution de l’art pariétal dans les cavernes et abris ornés de France”. Congrès
préhistorique de France (11e session, Périgueux) (1934): 102-118. Breuil H. Quatre cents siècles
d’art pariétal. (Montignac: Centre d’Études et de Documentation préhistoriques, 1952).
2 A. Leroi-Gourhan, Préhistoire de l’art occidental (Paris: Lucien Mazenod 1965) (1971).
3 J. Clottes, “Palaeolithic petroglyphs at Foz Côa, Portugal”. International Newsletter on Rock Art 10
(1995): 2. J. Zilhão, “The age of the Côa valley (Portugal) rock-art: validation of archaeological dating
to the Palaeolithic and refutation of ‘scientific’ dating historic or proto-historic times”. Antiquity 69
(1995), 883-901.
4 R. Bednarik, “The Côa petroglyphs: an obituary to the stylistic dating of Palaeolithic rock-art”.
Antiquity 69(266) (1995): 877–883. R. Bednarik, “The age of the Côa valley petroglyphs in Portugal”.
Rock Art Research 12 (1995), 86-103.
5 J. Clottes, J. M. Chauvet, E. Brunet-Deschamps, C. Hillaire, J. P. Daugas, M. Arnold, H. Cachier, J.
Evin, P. Fortin, C. Oberlin, N. Tisnerat et H. Valladas, “Les peintures de la grotte Chauvet Pont d’Arc,
à Vallon-Pont-d’Arc (Ardèche, France): datations directes et indirectes par la méthode du
radiocarbone”. Comptes rendus de l’Académie de Sciences 320 (1995), 1133-1140.
6 J. Clottes, “Postface”. En J. M. Chauvet, E. Brunel-Deschamps et C. Hillaire (eds.), La Grotte
Newsletter on Rock Art 13 (1996): 15-27. C. Züchner, “La cueva Chauvet, datada
arqueológicamente”. Edades, Revista de Historia (Cantabria) 6 (1999), 167-185. C. Züchner,
“Datations archéologiques de l’art rupestre, rien qu’une méthode subjective ?”. International
Newsletter on Rock Art 35 (2003): 18-24. C. Züchner, “La grotte Chauvet. Un sanctuaire
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 21
aurignacien ? Les conséquences pour l’art paléolithique”. En H. Floss & N. Rouquerol (eds.), Les
chemins de l’Art aurignacien en Europe. Actes du colloque international, Aurignac (2005) (Aurignac:
éd. Musée-forum Aurignac, 2012), 409-420. P. Pettitt & P. Bahn, “Current problems in dating
Palaeolithic cave art: Candamo and Chauvet”. Antiquity 75(295) (2003), 134-41. J. Combier & G.
Jouve, “Chauvet cave’s art is not Aurignacian: A new examination of the archaeological evidence and
dating procederes”. Quartär 59 (2012): 131-152. J. Combier & G. Jouve, “Nouvelles recherches sur
l’identité culturelle et stylistique de la grotte Chauvet et sur sa datation par la méthode du 14C”.
L’Anthropologie 118 (2014), 115-151.
8 M. Lorblanchet, “Etude des pigments de grottes ornées paléolithiques du Quercy”. Bulletin de la
Société des Etudes littéraires, scientifiques et artistiques du Lot 111 (1990): 93-113. M. Lorblanchet,
“La datation de l’art pariétal paléolithique”. Bulletin de la Société des Etudes littéraires, scientifiques
et artistiques du Lot 115 (1994), 161-182.
9 M. Lorblanchet & P. Bahn (dir.). Rock Art Studies: the Post-stylistic Era, or Where do we go from
here? 2nd AURA Congress, Cairns (1992). (Oxford: Oxbow Books, 1993) V-VIII (Oxbow Monograph
35).
10 “el ‘estilo’ es una construcción arqueológica imposible de sujetar científicamente”. R. Bednarik,
“The age of the Côa valley petroglyphs in Portugal”. Rock Art Research 12 (1995): 91.
11 C. González Sainz, “Sobre la organización cronológica de las manifestaciones gráficas del
Paleolítico superior. Perplejidades y algunos apuntes desde la región cantábrica”. En R. Cacho & N.
Gálvez (eds.), 32.000 B.P.: una odisea en el tiempo. Reflexiones sobre la definición cronológica del
arte parietal paleolítico. Edades, Revista de Historia 6 (1999), 123-144. C. González Sainz,
“Representaciones arcaicas de bisonte en la región cantábrica”. SPAL (Revista de Prehistoria y
Arqueología de la Universidad de Sevilla) 9 (2000), 257-277. G. Sauvet, F. J. Fortea Pérez, C. Fritz
y G. Toselló, “Crónica de los intercambios entre los grupos humanos paleolíticos. La contribución
del arte para el periodo 20.000-12.000 años BP”. Zephyrus 61 (2008), 33-59. M. Lorblanchet, Art
pariétal. Grottes ornées du Quercy. (Rodez: éd. du Rouergue, 2010). S. Petrognani, De Chauvet à
Lascaux. L’art des cavernes, reflet de sociétés préhistoriques en mutation. (Paris: Errance, 2013).
12 O. Moro Abadía & M. R. González Morales, “Thinking about “style” in the “post-stylistic era”:
reconstructing the stylistic context of Chauvet”. Oxford Jounal of Archaeology 26 (2007), 109-125.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 22
13 J. Clottes & J. M. Geneste, “Twelve Years of Research in Chauvet Cave : Methodology and Main
Results”. En A Companion to Rock Art editado por J. Mc Donald & P. Veth. Chichester: Wiley-
Blackwell, 2012: 595-599.
14 M. Martinez & S. Loizeau, “Datation des gravures”. En M. Lenoir (ed.), La grotte de Pair-non-Pair
à l’Aurignacien par la datation des remplissages géologiques”. Comptes Rendus Palevol 4 (2005):
275–284.
16 H. Floss, “L’art mobilier aurignacien du Jura souabe et sa place dans l’art paléolithique”. En H.
Floss & N. Rouquerol (eds.), Les chemins de l’Art aurignacien en Europe. Actes du colloque
international, Aurignac (2005) (Aurignac: éd. Musée-forum Aurignac, 2012), 295-316. N. J. Conard,
“De nouvelles sculptures en ivoire aurignaciennes du Jura souabe et la naissance de l’art figuratif”.
En H. Floss & N. Rouquerol (eds.), Les chemins de l’Art aurignacien en Europe. Actes du colloque
international, Aurignac (2005) (Aurignac: éd. Musée-forum Aurignac, 2012), 317-330.
17 O. Moro Abadía & M. R. González Morales, “Thinking about “style” …2007, 112.
18 M. Groenen, L’art des grottes ornées du Paléolithique supérieur. Voyages dans les espaces-limites.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 23
domaines artistiques, les styles formels s’expriment tout autant dans l’outillage, dans les
plans d’habitat ou dans toute autre manifestation sociale où l’emprise symbolique est
perceptible”24. El ejemplo más significativo de este enfoque globalizador lo encontramos
indudablemente en el simposio dedicado a “The uses of style in archaeology”25, en el que
los participantes trataron de recurrir a las consideraciones de filósofos, de historiadores, de
historiadores del arte, de sociólogos y de arqueólogos. Es obvio que cuando uno intenta
dar su pertinencia a una noción tan difícil de definir de forma integra, convocando al mismo
tiempo el estilo de la tecnología musteriense y el de las cartas de Jackson Pollock, eso sólo
puede conducir a conclusiones inquietantes (no reassuring conclusions)26.
Ampliada hasta tal punto, la definición toma sin duda alguna una perspectiva
exclusivamente conceptual, pero ya no puede aportar ningún instrumento de análisis para
abordar la imagen misma. En la medida en que se trata de producción estética, es
obviamente ella que debe estar al centro del análisis. Así pues, es sorprendente que los
historiadores del arte, que la han convertido en un elemento fundamental de su disciplina,
fueron tan poco solicitados por los prehistoriadores. Ese desinterés tuvo sin duda como
consecuencia que las respuestas fueron a menudo formuladas antes de que se hubiesen
planteado las preguntas. Sin embargo, es interesante recordar los trabajos de los pioneros,
porque sus respuestas contienen elementos que las investigaciones de hoy pueden
provechosamente volver a poner en el orden del día.
24 “que los estilos formales no se limitan exclusivamente a los ámbitos artísticos, sino se expresan
igualmente en las herramientas, en los planos de viviendas o en cualquier otra manifestación social
donde se percibe el dominio simbólico”. M. Otte & L. Remacle L. “Réhabilitation des styles
paléolithiques”. L’Anthropologie 104 (2000), 365.
25 “Los usos del estilo en arqueología”. M. Conkey & C. Hastorf, The uses of style in archaeology.
1907, 71.
29 “la existencia de una escuela propagando sus procedimientos y transmitiéndolos de generación
en generación demuestra que los hermosos grabados y las hermosas esculturas de los tiempos
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 24
habilidad de estos artistas debe haber necesitado un trabajo regular: “les graveurs
s’entretenaient la main en couvrant de gravures des pierres et des os pour se perfectionner
ou simplement pour le plaisir de dessiner”30, lo que explica estos documentos donde se
entremezclan de manera caótica unas representaciones más o menos perfectas. Para
Georges-Henri Luquet, “la haute valeur esthétique de ses chefs-d’œuvres [indique qu’] il
existait (…) des hommes qui s’appliquaient avec zèle à la création artistique et même des
artistes professionnels”31, un hipótesis compartida también por H. Breuil32.
En cuanto a los maestros, deberán disponer de modelos con los que podrán realizar
los grandes frescos parietales que se les están pidiendo. El bisonte grabado del sitio de La
para perfeccionarse o por la alegría de dibujar E E. Piette, L’art pendant l’âge… 1907, 102-103.
31 “el valor artístico elevado de estas obras maestras [indica que] existía (…) personas que se
aplicaban con celo a la creación artística e incluso artistas profesionales”. Luquet G.H. L’art et la
religion des hommes fossiles. (Paris: Masson, 1926), 35.
32 H. Breuil, Quatre cents siècles d’art pariétal… 1952, 23.
33 “el uno cincela con mano firme y al mismo tiempo flexible: la línea, aunque trazada con fuerza, no
es rígida, sino más bien, en el primer lanzamiento, se adapta perfectamente a la silueta sinuosa del
animal: es con toda evidencia la obra de un ‘maestro’. Otros emplean líneas rígidas, bruscas,
indicando una mano completamente distinta”. L. Capitan & J. Bouyssonie, Un atelier d’art
préhistorique. Limeuil. Son gisement à gravures sur pierres de l’âge du renne. (Paris: Émile Nourry,
1924), 33.
34 “imaginar como una tentativa de copia, al lado de la obra del maestro: es el cuaderno del alumno”.
permitirles reproducir, con los infinitos matices, los rasgos del modelo fijados y después elaborados
en la memoria”. L. Capitan, D. Peyrony & J. Bouyssonie J. “L’Art des Cavernes. Les dernières
découvertes faites en Dordogne”. Revue anthropologique 23 (1913), 164.
36 “ya no es un hecho individual sino un hecho social, colectivo (…) que supone la existencia de un
tipo de institución regulando el desarrollo gracias a una selección y a una enseñanza de los más
talentosos”. H. Breuil, Quatre cents siècles d’art pariétal… 1952, 22.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 25
Genière fue sin duda alguna considerado como el mejor testimonio de este tipo de modelo37.
El abrigo se encuentra en el Ain (Francia), a unos 300 kilómetros de la cueva de Font-de-
Gaume, en Dordoña, donde H. Breuil había dibujado el calco de un bisonte policromo
idéntico al esbozo grabado. La interpretación del cuaderno de bocetos ha sido un hito. Se
encontró en la pluma de autores como Herbert Kühn38 o Hans-Georg Bandi y Johannes
Maringer39, hasta el momento en que el trabajo inapelable hecho por Adolf Rieth40 demostró
que dicho grabado era una falsificación realizado, no según uno de los bisontes de Font-
de-Gaume, sino según el calco hecho por Breuil. El tema de los modelos,
considerablemente debilitado, desapareció entonces de la literatura científica.
En todo caso, por décadas se impuso la idea de que las obras muebles y parietales
habrían sido ejecutadas por artistas que recibieron ellos mismos una formación. Por lo
demás, los prehistoriadores en esa época sacaron la implicación lógica de su análisis. La
evidencia de una producción estética de calidad debía conducir a poner de manifiesto la
existencia de centros artísticos. Desde 1873, E. Piette había identificado dos escuelas
artísticas – una originaria de los Pirineos y la otra del Périgord, caracterizadas por unos
elementos estilísticos distintos41. Consideraba además que algunos artistas debían tener
una cierta notoriedad: “il y avait alors des graveurs en renom fiers de leurs œuvres. Les
personnes qui voulaient avoir des pièces d’apparat s’adressaient à eux pour avoir des objets
d’art remarquables”42. Un renombre sí, pero también un reconocimiento de parte del grupo:
“sans une société considérant leur œuvre comme d’un intérêt capital, l’artiste ne saurait
vivre et fonder une école”43.
Además, dichos centros están distribuidos desigualmente según las regiones, y por
ello es legítimo contemplar la existencia de verdaderos focos de producción regionales,
como es el caso de este “centro artístico extraordinario” de la región de Les Eyzies44. Una
vez más, es la idea de una “Escuela de arte” de valor regional que se impone naturalmente
a Louis Capitan y a Jean Bouyssonie45 para los grabados del yacimiento de Limeuil, cuando
observan el talento de la mano, la variedad y la naturalidad en la actitud de los animales
figurados. En su opinión, estas obras atestiguan “un art réaliste, dans lequel observation,
élaboration cérébrale et exécution mécanique ont atteint leur summum”46, lo que justifican
los estudios que muestran “les tâtonnements des artistes magdaléniens et les nombreux
pl. 53.
41 E. Piette, “Sur la grotte de Gourdan, sur la lacune que plusieurs auteurs placent entre l’âge du
renne et celui de la pierre polie, et sur l’art paléolithique dans ses rapports avec l’art gaulois”. Bulletin
de la Société d’Anthropologie de Paris 8, 2e série (1873), 417-420.
42 “en esa fecha había grabadores de renombre orgullosos de sus obras. Las personas que querían
obras de ceremonia se dirigían a ellos para obtener objetos de arte extraordinarios”. E. Piette, L’art
pendant l’âge…1907, 94-95.
43 “sin una sociedad que considera que su obra era de interés fundamental, el artista no podría vivir
y fundar una escuela”. H. Breuil, Quatre cents siècles d’art pariétal… 1952, 23.
44 L. Capitan, H. Breuil & D. Peyrony, “Les figures gravées à l’époque paléolithique sur les parois de
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 26
47 “los tanteos de los artistas magdalenienses y los numerosos bocetos”. L. Capitan & J. Bouyssonie,
Un atelier d’art préhistorique…1924, 32.
48 “que existieron collegios de artistas, sometidos a gran distancia, a las mismas convenciones y a
los mismos modos”. H. Breuil, Quatre cents siècles d’art pariétal… 1952, 23.
49 “no hay duda de que existía tradiciones artísticas establecidas desde siglos. El estilo adoptado y
curvas o derechas sin detalles. Todo eso cuadra bien con su edad más antigua”. L. Capitan, H. Breuil
& M. Ampoulange, “Une nouvelle grotte préhistorique à parois gravées. La grotte de la Grèze”. Revue
de l’École d’Anthropologie de Paris 14 (1904), 325.
51 “siluetas más estudiadas, más correctas, con trazados a menudo profundos”. L. Capitan, H. Breuil
& D. Peyrony, La caverne de Font-de-Gaume aux Eyzies (Dordogne). (Monaco: Vve A. Chêne, 1910),
113.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 27
La lectura diacrónica, puesta como norma en el estudio del arte paleolítico, encontró
su realización, ya lo sabemos, en el libro extraordinario de André Leroi-Gourhan, dedicado
a la Préhistoire de l’art occidental [Prehistoria del arte occidental]. Según el autor, el análisis
de las obras demuestra “traditions stables [qui] ont assuré le mûrissement d’une symbolique
dont le développement est absolument continu depuis la première manifestation artistique
jusqu’à la fin du magdalénien”55. A decir la verdad, esta posición era la sola que pudiese
dar cuenta de la permanencia temática y formal, pero también de la constancia de las
relaciones entre los motivos parietales durante un periodo tan largo como el Paleolítico
superior. Por supuesto, el autor debe constatar que existen variantes en las
representaciones. Tras evidenciar las características formales particulares sacadas de los
documentos encontrados en contexto arqueológico, puede ordenar los documentos en el
tiempo. Como lo podíamos esperar, este trabajo de planificación se hizo basándose en el
cañamazo del evolucionismo. Resulta que dos trayectorias evolutivas inversas fueron
puestas de manifiesto. La primera conduce gradualmente unas figuras animales
esquemáticas hacia el realismo fotográfico. La segunda lleva las representaciones de sexos
humanos realistas hacia el mundo desencarnado del signo. Por lo demás, A. Leroi-Gourhan
encuentra otra vez dos nociones importantes -la mimesis y la semiosis- que van
estructurando el discurso de algunos científicos de esa época.
52 “las representaciones parietales más hermosas de este animal”. L. Capitan, H. Breuil & D. Peyrony,
La caverne de Font-de-Gaume aux Eyzies…1910, 75.
53 L. Capitan, H. Breuil & D. Peyrony, La caverne de Font-de-Gaume aux Eyzies…1910, 115-132.
54 M. Groenen, “Alcalde del Río y la lectura de la imagen paleolítica”. En M. Pérez Avellaneda (ed.),
Hermilio Alcalde del Río (1866-1947). En el 150 aniversario de su nacimiento. (Santander: Ed. de
Librería Estudio, 2016), 119-135.
55 “unas tradiciones estables (que) garantizan la maduración de una simbólica desarrollándose de
manera continua desde la primera manifestación artística hasta finales del Magdaleniense”. A. Leroi-
Gourhan, Préhistoire de l’art occidental. (Paris: Lucien Mazenod, 1971), 28.
56 “la transmisión des las formas de representación resulta cierta y si la difusión de los estilos es
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 28
al “chasseur qui, de proche en proche, pouvait voir ce que son voisin savait faire”57. Pues
nos encontramos frente a unos cazadores cuyo objetivo es imitar las representaciones de
relatos – cuyo contenido hoy está perdido. La imagen paleolítica parece entonces haber
perdido el extraordinario potencial estético que había fascinado tanto a los pioneros. No
obstante, con el material iconográfico acumulado, A. Leroi-Gourhan habría podido
interrogar de nuevo el tema de la formación a través de producciones de imágenes
respondiendo a los mismos principios de construcción formal, por ejemplo. Asimismo,
habría podido trabajar a partir de recuentos cifrados menos globales, con el fin de enfocar
unos particularismos regionales. Pero su voluntad de ordenar los documentos en una serie
diacrónica continua le llevó a encerrarse en una tipología formal demasiado rígida, a
subestimar la existencia de unos estilos colectivos y, al mismo tiempo, a negar la posibilidad
de identificar unos estilos individuales. De hecho, según él, “il est matériellement impossible,
dans la même grotte, de dire si deux peintures voisines sont de la même main”58.
Sabemos cual fue el impulso infundido por Leroi-Gourhan al estudio del arte parietal
del Paleolítico superior. La estabilidad de los temas representados, la distribución coherente
de los motivos, la importancia de las relaciones significantes o la necesidad de integrar los
trazados no figurativos (los “signos”) – incluso los más modestos – son tantas aportaciones
fundamentales que han renovado la investigación después de él. Pero también hay que
reconocer que su lectura “desencarnada” de las cuevas decoradas ha dejado rastros. Pocas
personas se han atrevido a aventurarse después de él en el terreno de la interpretación, y
muchas de ellas prefirieron el asiento más seguro de los hechos establecidos teniendo
como base los análisis de laboratorio. De la misma forma, es sorprendente constatar hasta
que punto se procuró no tomar en cuenta la imagen misma. Entre las redes de relaciones
que deberían unir las figuras y la decoración puesta en ecuación, no cabe sitio para la
lectura del grafismo de las representaciones.
57 “cazador que, progresivamente, podía ver lo que sabía hacer su vecino”. A. Leroi-Gourhan,
Préhistoire de l’art occidental...1971, 29.
58 “es materialmente imposible, en una misma cueva, decir si dos pinturas vecinas pertenecen a la
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 29
practicar, pero lejos del taller famoso!”. L. R. Nougier, L’art de la préhistoire… 1993, 56.
64 L. R. Nougier, L’art préhistorique... 1966,122-146.
65 P. Graziosi, L’arte preistorica in Italia. (Firenze: Sansoni, 1973).
66 J. L. Sanchidrián Torti, “Arte paleolítico de la zona meridional de la Península ibérica”. Complutum
5 (1994), 163-195.
67 M. Otte & L. Remacle, “Réhabilitation des styles paléolithiques”. L’Anthropologie 104 (2000), 365-
371.
68 “una serie de experiencias estéticas autónomas”. M. Otte & L. Remacle, “Réhabilitation des styles
escuelas, tal como en las fases recientes de los tiempos históricos”. M. Otte & L. Remacle,
“Réhabilitation des styles paléolithiques…” 2000, 367.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 30
sorprendente del arte del Paleolítico superior, pero allana útilmente el camino para la
definición de singularidades, dejando atrás los límites de los conocimientos relacionados a
un material tan antiguo.
70 M. Groenen, L’art des grottes ornées du Paléolithique supérieur. Voyages dans les espaces-limites.
(Bruxelles: Académie royale de Belgique, 2016).
71 “hablando de ‘estilo’, entendemos la forma constante – y a veces los elementos, las calidades y la
época constituye el estilo clásico”. J. P. Néraudau, Dictionnaire d’histoire de l’art. (Paris: P.U.F.,
1996), 443.
73 E. Guy, “Le style des figurations paléolithiques piquetées de la vallée du Côa (Portugal) : premier
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 31
Sin embargo, esa lectura de la imagen necesita una condición previa. En historia del
arte, uno sólo se puede legítimamente ejercitar el enfoque estilístico cuando uno se
encuentra frente a unas producciones de profesionales o, por lo menos, frente a unas obras
realizadas por ejecutantes que hacen de sus realizaciones gráficas una practica regular y
mantenida. Como lo habemos visto, los pioneros de la prehistoria fueron impresionados por
la maestría gráfica y técnica de las representaciones: las siluetas animales están
reproducidas de tal manera que se puedan identificar fácilmente y los elementos esenciales
del animal han sido seleccionados con el fin de aportar unas precisiones adicionales al
diagnóstico (juvenil, macho, hembra…). Por eso, pensaron que era legítimo considerar que
estas obras habían sido realizadas por artistas. Como pone de manifiesto E. Guy para
producciones como las de Lascaux, “le niveau de maîtrise technique et de compétence (…)
ne peut être sérieusement envisagé sans le passage par une formation de très longue durée
et des exercices maintes et maintes fois répétés”77. Esa conclusión se puede aplicar a
numerosos otros sitios, desde el inicio del Paleolítico superior como lo muestra la
decoración de la cueva Chauvet. Hay que insistir en ello, las representaciones animales no
son “copias conformes” de la realidad. Al contrario, son verdaderas traducciones gráficas
de dicha realidad, y estas traducciones gráficas son personalizadas.
Además, las técnicas utilizadas para realizar las obras son frecuentemente
complejas. A veces, han exigido un material adaptado, tanto en el arte mueble como en el
arte parietal, con el fin de producir un efecto visual preciso. Como lo hemos mostrado, en
la mayoría de las veces un saber-hacer técnico complejo ha sido puesto al servicio del
proyecto estético, lo que por lo demás permite definir unos sistemas estéticos coherentes.
Numerosas figuras animales del arte parietal se construyen, por ejemplo, a partir de unos
elementos sugestivos de la pared. Están adaptadas y cuadradas en función de unas
particularidades arquitectónicas significantes, que permiten orientarlas en un espacio y
camparlas en un suelo. Todos estos elementos contribuyen, de manera coherente, a dar a
estas figuras una materialidad y además una presencia hierática78. En la medida en que
74 “la construcción gramatical de dichos lenguajes con el fin de captar sus motivaciones internas, la
lógica de representación, y aclarar de esta manera los conceptos específicos de los que proceden”.
E. Guy, “Sur les transformations de la vision artistique au Paléolithique supérieur”. Préhistoire
Ariégeoise 51 (1996), 107.
75 E. Guy, Préhistoire du sentiment artistique. L’invention du style il y a 20.000 ans. (Dijon: Les
por una formación muy larga y ejercicios repetidos muchas y muchas veces”. E. Guy, Préhistoire du
sentiment artistique..., 2010, 134.
78 M. Groenen, L’art des grottes ornées du Paléolithique supérieur…2016. M. Groenen, “Le statut de
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 32
79 “cada representación recurre a unas formas convencionales indispensables para que la imagen
sea inteligible para el medio ambiente en que fue concebida”. E. Guy, “Esthétique et préhistoire. Pour
une anthropologie du style”. L’Homme 165 (2003), 284.
80 G. Sauvet, R. Layton, T. Lenssen-Erz, P. S. C. Taçon et A. Wlodarczyk, “La structure
iconographique d’un art rupestre est-elle une clef pour son interprétation ?”. Zephyrus 59 (2006), 97-
110. S. Petrognani, De Chauvet à Lascaux. L’art des cavernes, reflet de sociétés préhistoriques en
mutation. (Paris: Errance, 2013). M. Lorblanchet, Art pariétal. Grottes ornées du Quercy. (Rodez: éd.
du Rouergue, 2010).
81 M. Groenen, “Thèmes iconographiques et mythes dans l’art du Paléolithique supérieur”. En M.
Groenen (ed.), Art du Paléolithique et du Mésolithique (Actes du 14e Congrès mondial de l’UISPP,
Liège, 2-8 septembre 2001) (Oxford: Archaeopress, 2004), 31-40.
82 P. Vandiver, O. Soffer, B. Klíma & J. Svoboda, “The origins of ceramic technology at Dolní
the Pavlovian (Central Europe, 29-24 kyr B.P.). (Leiden: University of Leiden, 2001), 96.
El tema del estilo en el estudio del arte del paleolítico superior pág. 33
tenemos que considerar que existían talleres produciendo obras excediendo las
necesidades del grupo, y que hay que pensar en la organización de intercambios entre
grupos. Esa noción, también grata a la historia del arte, fue propuesta a menudo en los
trabajos antiguos. Se justifica cuando la producción permite responder a una demanda que
sobrepasa las simples necesidades del grupo. Los profesionales trabajando en ello deben
haber integrado unas soluciones gráficas y técnicas suficientemente singulares para que
seamos capaces de caracterizarlas y situarlas relativamente a una época y a un lugar. La
práctica del modelado para la producción de terracota en Dolní Věstonice aporta una
ilustración preciosa al nivel técnico. Asimismo, la manera de trazar la oreja “en raqueta” en
el prolongamiento de la mandíbula y el naturalismo que raya en la caricatura de las figuras
humanas en los numerosos documentos de La Marche procuran un buen ejemplo al nivel
de las convenciones gráficas. Como es además el caso para las escuelas, los talleres
implican un reconocimiento social. Son entonces indisociables de una “cultura de la
imagen”, es decir de una producción estética ejecutada según unas normas precisas,
necesitando un aprendizaje.
Las conclusiones que los prehistoriadores de la primera mitad del siglo XX sacaron
del estudio del material iconográfico del Paleolítico superior conservan una actualidad
sorprendente. Todos admitieron que la calidad gráfica y plástica de las obras de esta época,
los sistemas de convenciones a los que responden y el saber-hacer desplegado para su
realización hablan a favor de unas prácticas mantenidas permanentemente. Además,
consideraron que esas producciones eran obra de unos artistas suficientemente
reconocidos para “hacer escuela”. La distribución amplia de algunos temas iconográficos,
la utilización de unas convenciones formales o técnicas particulares en algunos sitios o
dentro de unas zonas geográficas más o menos extendidas, argumentan, en todo caso, a
favor de sistemas estéticos cuidadosamente elaborados, que debían responder a unas
normas determinadas estrictamente. Es verdad que las repuestas proporcionadas por los
pioneros fueron entregadas sin que fuesen formuladas verdaderamente las cuestiones. A.
Leroi-Gourhan habría podido explotar el material considerable del que disponía para
producir este cuestionamiento. Eso no fue el camino privilegiado por el autor de la
Prehistoria del arte occidental. El análisis de la imagen para sí misma dejó el paso al estudio
de las relaciones entre los motivos.
Conocemos la importancia que han tenido sus conclusiones, pero también han
“desvitalizado” el contenido de las producciones estéticas del Paleolítico superior. Nos
parece a nosotros que sólo se podrá realmente emprender el estudio del arte prehistórico
si se integra también lo que es objeto de él -la imagen. Y dicha imagen, a su turno, sólo
encontrará su sentido cuando la investigación se vuelva a centrar en el estudio del estilo.
Porque el estudio del estilo es el medio metodológico privilegiado para identificar unas
singularidades en las producciones de imágenes. La mirada de los historiadores del arte
podría, sin duda alguna, aportar a los prehistoriadotes unos complementos de información
fructuosos.
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DR. MARC GROENEN
REVISTA CUADERNOS DE ARTE PREHISTÓRICO ISSN 0719-7012 – NÚMERO 3 – ENERO/JUNIO 2017
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